Julen Marta López - AEC-3

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Historia económica española y mundial Julen Marta López AEC-3 VIDEO 1: 1929. El gran crack (1 de 6) Fuente: http://www.youtube.com/watch?v=F_LGYBeaFtk&feature=related "¿Cómo describirías la "cultura del crédito" que muestra el vídeo y por qué se puso en marcha?" Los videos nos sitúan en Estados Unidos, a comienzos del siglo XX, entre 1919 y 1929. Tras la Primera Guerra Mundial (1914-1918), los países europeos estaban hundidos económicamente, Estados Unidos había salido mejor parado de la guerra, era abastecedor de Europa sin competidores, potencia hegemónica en el comercio mundial. Era una economía en auge, que experimentó un crecimiento prácticamente ininterrumpido (ciclo económico expansivo), consecuencia de los avances de la segunda revolución tecnológica, lo que permitió la electrificación, el aumento de su productividad y el perfeccionamiento de la producción (cadena de montaje). Se convirtió en el principal país productor y exportador de materia prima, productos industriales y alimenticios, pero también se convirtió en el principal acreedor del resto. Todo ello se tradujo en excedentes de capital que aumentaron la renta disponible de las familias, la población estaba en situación de adquirir productos más elaborados y complejos. Los nuevos inventos como el automóvil o los electrodomésticos se incorporaron rápidamente al mercado, impulsando la construcción y el sector servicios. Era una época de prosperidad y optimismo, la confianza aumentó el consumo de las familias. En este contexto, nace entre la población una cultura de inversión. La buena acogida de los bonos libertad, que sirvieron para financiar la guerra, anima a la población a invertir en el mercado de valores, eran negocios rápidos y con beneficios, pero de elevado riesgo. El sector financiero vio su oportunidad y se lanzó a captar capital de los pequeños ahorradores, ofreciendo valores, acciones y bonos del sector privado. El ánimo especulativo iba creciendo día a día. Los agentes de bolsa prestaban a sus clientes y tomaban como garantía los propios títulos, y a su vez pedían prestado a la banca para comprar esos títulos, con las ganancias del mercado se podía pagar los créditos y los intereses. La alta rentabilidad, así como la confianza de los ahorradores y un falso sentimiento de seguridad, derivó en una fiebre bursátil que produjo un boom especulativo en el mercado (burbuja), sin relación real con la producción económica y los beneficios; el mercado se hizo omnipresente en la vida social. Gran parte de los excedentes de renta no se destinaron a la inversión productiva o a la creación de nuevas empresas, sino que fueron derivados al sector bancario y de bolsa con fines meramente especulativos. La facilidad de crédito y el dinero barato, debido a la elevada inflación, favoreció la compra/venta a plazos y los créditos al consumo, lo que aumentó los niveles de endeudamiento, tanto de las familias, como del sector bancario (burbuja crediticia). Este clima de euforia económica y social, alimentado por el optimismo en un crecimiento permanente, empujó a la población en la búsqueda de la gratificación inmediata. El optimismo social, la euforia, la confianza en el mercado y la economía, favorecido por la alta inflación; la burbuja bursátil y la falta de regulación del sector bancario y financiero, impulsó el consumo y la inversión vía crédito. Se puede decir que la cultura del crédito viene auspiciada por una confluencia de factores psico- sociológicos y económicos, eran los felices años 20, había nacido una nueva era económica y con ella, la sociedad de consumo, gasta hoy como si no hubiera mañana.

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Historia económica española y mundial Julen Marta López AEC-3

VIDEO 1: 1929. El gran crack (1 de 6)

Fuente: http://www.youtube.com/watch?v=F_LGYBeaFtk&feature=related

"¿Cómo describirías la "cultura del crédito" que muestra el vídeo y por qué se puso en marcha?"

Los videos nos sitúan en Estados Unidos, a comienzos del siglo XX, entre 1919 y 1929. Tras la Primera Guerra

Mundial (1914-1918), los países europeos estaban hundidos económicamente, Estados Unidos había salido

mejor parado de la guerra, era abastecedor de Europa sin competidores, potencia hegemónica en el

comercio mundial.

Era una economía en auge, que experimentó un crecimiento prácticamente ininterrumpido (ciclo económico

expansivo), consecuencia de los avances de la segunda revolución tecnológica, lo que permitió la

electrificación, el aumento de su productividad y el perfeccionamiento de la producción (cadena de

montaje). Se convirtió en el principal país productor y exportador de materia prima, productos industriales y

alimenticios, pero también se convirtió en el principal acreedor del resto. Todo ello se tradujo en excedentes

de capital que aumentaron la renta disponible de las familias, la población estaba en situación de adquirir

productos más elaborados y complejos.

Los nuevos inventos como el automóvil o los electrodomésticos se incorporaron rápidamente al mercado,

impulsando la construcción y el sector servicios. Era una época de prosperidad y optimismo, la confianza

aumentó el consumo de las familias. En este contexto, nace entre la población una cultura de inversión. La

buena acogida de los bonos libertad, que sirvieron para financiar la guerra, anima a la población a invertir en

el mercado de valores, eran negocios rápidos y con beneficios, pero de elevado riesgo. El sector financiero

vio su oportunidad y se lanzó a captar capital de los pequeños ahorradores, ofreciendo valores, acciones y

bonos del sector privado.

El ánimo especulativo iba creciendo día a día. Los agentes de bolsa prestaban a sus clientes y tomaban como

garantía los propios títulos, y a su vez pedían prestado a la banca para comprar esos títulos, con las

ganancias del mercado se podía pagar los créditos y los intereses.

La alta rentabilidad, así como la confianza de los ahorradores y un falso sentimiento de seguridad, derivó en

una fiebre bursátil que produjo un boom especulativo en el mercado (burbuja), sin relación real con la

producción económica y los beneficios; el mercado se hizo omnipresente en la vida social.

Gran parte de los excedentes de renta no se destinaron a la inversión productiva o a la creación de nuevas

empresas, sino que fueron derivados al sector bancario y de bolsa con fines meramente especulativos.

La facilidad de crédito y el dinero barato, debido a la elevada inflación, favoreció la compra/venta a plazos y

los créditos al consumo, lo que aumentó los niveles de endeudamiento, tanto de las familias, como del

sector bancario (burbuja crediticia). Este clima de euforia económica y social, alimentado por el optimismo

en un crecimiento permanente, empujó a la población en la búsqueda de la gratificación inmediata.

El optimismo social, la euforia, la confianza en el mercado y la economía, favorecido por la alta inflación; la

burbuja bursátil y la falta de regulación del sector bancario y financiero, impulsó el consumo y la inversión

vía crédito. Se puede decir que la cultura del crédito viene auspiciada por una confluencia de factores psico-

sociológicos y económicos, eran los felices años 20, había nacido una nueva era económica y con ella, la

sociedad de consumo, “gasta hoy como si no hubiera mañana”.

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VIDEO 2: 1929. El gran crack (5 de 6)

Fuente: http://www.youtube.com/watch?v=e9uR26AS2-o

"¿Cómo se convirtió la depresión financiera de 1929 en la "Gran Depresión" que marcó la memoria

colectiva americana?"

El Crack del 29 marcó el inicio de la “Gran Depresión”, aquello que en principio sólo estaba llamado a ser una

crisis bursátil o depresión financiera, un ajuste del mercado de valores que había experimentado un

crecimiento especulativo permanente, se convirtió en la mayor crisis del capitalismo, afectando a diferentes

sectores económicos del país.

Durante el mes de Octubre de 1929 la bolsa había venido sufriendo una alta volatilidad, con caídas y

recuperaciones, no fue hasta el Jueves Negro (24/10/1929) cuando se acumuló un gran número de órdenes

de venta que no encontraron comprador. Durante el fin de semana, los periódicos del país se hicieron eco de

la noticia, de tal manera que durante el Lunes y Martes Negro (28-29/10/1929) se desató el pánico entre los

inversores al no encontrar compradores de sus títulos, “el mayor pánico de la historia”. Todos querían

vender sus valores para recuperar el capital invertido, esto hizo que el mercado se inundara de órdenes de

compra lo que desplomó la cotización de las acciones. Este pánico se extendió a otros sectores.

El siguiente sector en sentir sus efectos fue el sector bancario, se produjo una quiebra en la confianza de los

ahorradores. Muchos, ante el miedo de no poder disponer de su dinero, acudieron a los bancos y realizaron

retiradas masivas de fondos, lo que produjo una reacción en cadena de la economía, falta liquidez, muchos

bancos se vieron abocados a la bancarrota; la base monetaria del país se contrajo un tercio durante esos

años.

Pese a su gran crecimiento, la economía americana adolecía de defectos estructurales. La redistribución de

la riqueza era muy desigual, lo que favoreció la concentración de riqueza en determinados sectores. Los

precios agrícolas se mantuvieron bajos y la renta agraria disminuyó, la demanda en relación con la

producción resultaba insuficiente. Además de esto, el país tenía una estructura financiera muy débil, con un

sector bancario muy fragmentado y de reducido tamaño. El sector financiero estaba poco regulado y no

existía una autoridad central que corrigiera los desequilibrios existentes.

A su vez, el comercio mundial daba síntomas de agotamiento, no era posible absorber toda la oferta; esto,

unido a la alta productividad (crisis de sobreproducción), el exceso de oferta y la competencia internacional,

produjo una caída de los precios que afectó a la producción industrial y agrícola norteamericana; lo que

redujo la oferta y la demanda, sus importaciones y exportaciones, que por su peso en el comercio mundial

arrastró a otros países con él.

Comenzó así una época de políticas proteccionistas y autárquicas, guerras comerciales, en las que el estado

intervencionista adquirió un papel principal en las políticas económicas. Se redujeron los flujos

internacionales de capital y comenzó una política de desinversiones y de repatriación de capitales. La

retirada de crédito fue desastrosa para todos los países, sobre todo para los países europeos que no

pudieron hacer frente a sus deudas, siendo Estados Unidos su principal acreedor. Todos los países se vieron

obligados a realizar políticas deflacionistas, a reducir sus gastos y a realizar devaluaciones competitivas, todo

esto contrajo más el consumo y la producción.

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Se da una crisis múltiple, crisis de deuda internacional, crisis del sector bancario norteamericano, debido a la

su fragilidad e inestabilidad, y por último una crisis del comercio internacional. (Crisis del capitalismo /

liberalismo económico)

La desconfianza de los ahorradores y la sociedad en general, unido a unas políticas económicas inadecuadas,

la falta de crédito y de liquidez, de cooperación y la ausencia de comercio internacional, terminó por

estrangular el consumo y la producción. Esto, aumentó la destrucción de empleo, entonces llegaron las

quiebras, los despidos masivos, el desempleo, los desahucios y los embargos, la pobreza y la miseria crecían

entra la población. Lo que debió haber sido una depresión financiera, se convirtió en la Gran Depresión, y sus

efectos se dejaron sentir en todo el mundo.

En este contexto de pobreza y miseria, nace un sentimiento de revancha, rencor de los países derrotados en

la Primera Guerra Mundial. Surge un orgullo nacional, que será caldo de cultivo para aupar los movimientos

fascistas en Europa, lo que abocará al mundo a una nueva guerra, la Segunda Guerra Mundial.