Junio 2011

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N°5/Junio 2011 EL ESQUIZOIDE Editores: Pablo Oyarzo, Joaquín Grez Mansilla. Colaboradores: Colombo, Javiera König, m. Elaimk,lf.p., Daniela Navarro, Daniel Maturana, Pancho Martínez, Prudencio, Felipe González, Libertaria El esquizoide no se hace responsable por posibles violaciones a los derechos de CopyRight ©. . Si usted encuentra alguna similitud entre nuestras imágenes y las encontradas en la web, considérelo un tributo, no un plagio (y evite denunciarnos, por favor). (mentira! Estamos faltos de artículos) sección en construcción… Hazte famoso y envíanos el tuyo a [email protected] ¡AVÍSPATE! El Esquizoide no miente.

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Edición junio 2011 de "El esquizoide" , revista de la Escuela de Psicología de la Pontificia Universidad Católica de Chile, elaborada por el Departamento de Difusión. Envía tu aporte a [email protected]

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N°5/Junio 2011

EL

ESQUIZOIDE

Editores: Pablo Oyarzo, Joaquín Grez Mansilla. Colaboradores: Colombo, Javiera König, m. Elaimk,lf.p., Daniela Navarro, Daniel Maturana, Pancho Martínez, Prudencio, Felipe González, Libertaria

El esquizoide no se hace responsable por posibles violaciones a los derechos de CopyRight©.. Si usted encuentra alguna similitud entre nuestras imágenes y las encontradas en la web, considérelo un tributo, no un plagio (y evite denunciarnos, por favor).

(mentira! Estamos faltos de artículos)

sección en construcción…

Hazte famoso y envíanos el tuyo a [email protected]

¡AVÍSPATE! El Esquizoide no

miente.

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editorial Spanish Revolution

Con este nombre se internacionaliza un fenómeno que ya se extiende a nivel

mundial, un alzamiento pacífico de la voz del pueblo, desde muy distintos colectivos

e individualidades, intergeneracional. Un movimiento que ha okupado literalmente

las plazas principales de todas las ciudades de España y capitales de otros países.

Muy bien organizados, con turnos alternos 24h, equipos voluntarios de

limpieza y comidas, puntos de información sobre ecologismo, acción feminista,

antimilitarista, guarderías, colectivización de materiales (cazuelas, carpas,

medicinas, frazadas), todo ello, re-actualizándose cada día en las asambleas

públicas de miles de personas.

Más de un nostálgico, superviviente de la experiencia anarquista pre-

franquismo, así como los que la recrean desde hace tiempo en sus comunidades,

centros sociales y espacios liberados, participan emocionados en este resurgimiento

adaptado, que abarca ahora a gran parte de la población, manteniendo los

principios de horizontalidad, solidaridad y colectivización.

Bajo slogans como “Nos sobran razones, para ser irracionales” hay quien

asemeja el ímpetu del movimiento al esplendor de Mayo del ´68 en París (Mayo del

´11 en España) o a la reciente Primavera Egipcia.

Y es cierto que razones no faltan: en plena crisis, 1 de cada 5 trabajadores

está en cesantía, recortes dramáticos de las ayudas sociales (con un gobierno

“socialista”?), alta corrupción política, intentos de subsanar la economía inyectando

capital público a los bancos, que dejan cada día a cientos de personas en la calle

por no poder pagar su hipoteca, privatización progresiva de la sanidad, con

prohibición de terapias alternativas y venta de plantas medicinales, aumento de los

transgénicos… y una lista interminable.

Quién hay detrás de todo esto? Se perfila evidente

Así, se que se está denominando “el Movimiento de los Indignados” o

“Democracia Real, Ya”. Hartos de bipartidismo, de manipulación de los medios, de

la democracia tal como nos la vendieron; con inmediata necesidad de frenar el

imperio de las empresas multinacionales, que mantiene este sistema anti-personas,

anti-natura; con deseos de participación directa en la construcción de un mundo

mejor para todos, regido por otros valores…

tomemos las calles y nuestro derecho a una vida

digna… salgamos a mirarnos a los ojos, a luchar por

lo que queremos y a escucharnos unos a otros!!!

En proceso, Libertaria

Hemos recibido diferentes apreciaciones sobre el presente pasquín: 1) que es una basura en el más peyorativo de los sentidos; 2) que es un penoso intento de humor que, sin embargo, alegra en virtud de su miseria; 3) que representa al mundo posmoderno que ya nada se toma en serio (a modo de vituperio); 4) que representa al mundo posmoderno que ya nada se toma en serio (como alabanza); 5) que permite desapegarse de la asfixiante rutina académica para volver a ahogarse después de leerlo; 6) que está de repente demasiado serio; 7) que está de repente demasiado hueco, etc. En fin, hemos sido apabullados y ensalzados por medio de comentarios directos e indirectos, como esos crueles murmullos que se escuchan en los pasillos, pero siempre hemos mantenido la frente en alto. Pocas veces se tiene en cuenta el conflicto que está tras bambalinas de este humilde papelucho, y que en realidad impregna todo lo humano. Es una pugna que tiene que ver, por un lado, con el vino (tinto) y el hueveo, y por otro, con el recato y el orden racional. Los griegos, como sabemos, están en todas, y para variar dieron en el clavo al concebir a las deidades de Dionisio y Apolo, dos polos sustanciales de la naturaleza humana (aunque quizá esta distinción sólo sea fruto de un burdo revisionismo histórico). Jamás intentaron establecer una especie de dios integrador, cuestión que sí pretenden disciplinas más actuales pensadoras de lo humano, entablando hipótesis “imbricacionistas” (heresianas), en el peor de los casos “dialécticas” o “demócrata-cristianas” , y según un enfoque más cientificista, “psiconeuroinmunoendocrinológicas” (entiéndase, la última chupada del mate). Lo cierto es que lo pasional y lo racional no conviven pacíficamente en el orden de las cosas, y lo que hace cada publicación es reflejar esa constante combate que nosotros vivimos en carne y hueso, entre esas dos fuerzas que luchan por imperar y gobernar nuestra vida cotidiana. Otro tema que queríamos simplemente esbozar –en el espíritu esquizofrénico más característico de este pasquín- para no latearlos tanto, tiene que ver con la pasividad que vemos y de la cual a veces nosotros participamos, en la escuela en particular y en el mundo en general (uno de los editores desea resaltar que no se siente fuera de esta caracterización, por favor no se le malinterprete). Sabemos que muchos de nosotros pensamos constantemente sobre diferentes temáticas, incluida la cuestión de la educación en nuestro país, y lo que nos llama la atención es el desgano o la falta de iniciativa con respecto a poner en práctica tales pensamientos. “Sólo el pensamiento vivido tiene valor” dijo una vez Hesse; no basta con las buenas intenciones o con intentar no estorbar, es necesario que empecemos a hacernos cargo de nuestra realidad, de nuestra escuela y de nuestro país. Pero si a pesar de todo, luego de toda reflexión posible, les parece innecesario o latero cumplir con sus deberes ciudadanos, intenten, de todas formas y a modo de consuelo, enviar su artículo o escrito a El Esquizoide. Hasta el próximo semestre Ramón y Cajal.

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Las tazas de café van perdiendo su sabor y me canso de describir el mundo sucede que me canso tal como diría un caballero de boina de ser siempre yo Cómo sería bello ver la luz una vez más pero he quedado ciego he empeñado mis ojos Los cambie por un par de ideas que no pude expresar No eran mias ni suyas no eran de nadie eran del viento pero éste no me escuchó se alejó dando brincos se alejó susurrando mis dolores Le grité un mensaje de tonos pasteles uno que se fue apenas lo dije y se que como el tiempo jamás volverá Sucede que me canso de inventarme cuentos donde alguien me espera al volver a amanecer

m. Elaimk

Hoy es de esos días en que no sé cómo seguir Como psicólogos, tenemos una relativa facilidad para ver a la gente como víctimas de

sucesos o historias de vida que llevan a desarrollar tal o cual habilidad o, en casos

desafortunados, des-adaptación. Nos rodeamos de ese tipo de lógica tanto a nivel

académico como personal, explicando actitudes, hábitos y acciones que muchas veces

son improcedentes. Si llevamos este pensamiento a la sociedad a la que pertenecemos,

muchos comportamientos pueden ser explicados en términos de la historia que

tenemos como nación, y las realidades que vivimos.

Hoy vemos que cuando salimos a la calle, a reunirnos cívicamente frente al resto de la

ciudadanía por una misma causa, por cambios que nos parecen necesarios y

apremiantes, surgen actos violentos tanto en términos vandálicos como en represivos.

¿Por qué en estos casos, ninguno de los “bandos” que apoya una u otra posición, mira

al otro con la misma óptica que antes menciono, comprensiva o explicativa? Creo que

no es demasiado exagerado decir que quienes apoyan la legitimación de la voz

ciudadana ven a los carabineros como sádicos trabajadores del mal, y los que no

aprueban las movilizaciones ven a los violentistas (que nada tienen que ver con las

causas) como satánicos perturbadores de la democracia. ¡Pero si somos todos parte de

un país reprimido! Chile es una sociedad que vive en el resentimiento, en el incesante

contraste de riqueza y pobreza, en la declarada ostentación de desigualdad, en la tácita

represión del afán de justicia. Y ¿quién puede tirar la primera piedra para decir que,

estando oprimido, no se ha desquitado con otros? En nuestra disciplina continuamente

se razona y se explica teóricamente que en casos de abuso, un eventual

comportamiento violento de la víctima es esperable, explicable, puede “tratarse” y es

manejable por otras vías que no son la respuesta violenta. Entonces ¿Por qué la

frustración de vivir en el lado desafortunado de la sociedad no es una potencial causa

para demostrar violencia? Y esto se aplica para todo “bando”, pues las víctimas de la

desigualdad se ubican tanto a un lado como al otro de los escudos policiales.

Es acuciante buscar una solución a estas demostraciones de violencia, pero es al mismo

tiempo negligente obviar que esta agresividad tiene su causa. El anonimato es

deshonesto y contraproducente, pero no impide que haya historias de vida tras estos

violentistas, como tampoco impide aventurar que la frustración está impulsando la

rabia que se deja ver en cada piedrazo, en cada bomba lacrimógena.

Violencia en Marchas Por Javiera König

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El vuelo de tus sueños

La vida es palabras, y las palabras… palabras son. Nadie es capaz de

afirmar que algo es imposible, ya que lo hará sólo porque él mismo se ha

limitado, sintiendo envidia de quien se ha atrevido, de quien ha

despertado. Es porque de la boca del hombre sale su manifiesto, de la

pluma de este fluye el compromiso consigo mismo y en sus acciones se

avista su cumplimiento. ¡A por él!

Entonces, sólo el tiempo dirá si valió la pena dejar todo para buscar la

inspiración en un latido que marcara la diferencia e hiciera de ésta una

vida con sentido; sólo el tiempo dirá si valió la pena abocarse a la

reinvención constante, como el águila, presta a condenarse al autoexilio

rumbo a su verdad cada vez que sea necesario, a sabiendas de que en

algún momento renacerá encumbrada hacia el sol, pero sólo si es capaz de

negarse a sí misma arrancándose su pico y soportando la hambruna, para

no morir obsoleta en el tiempo.

Bello animal, fuerte es tu vuelo hacia la luz, sin temor a freírte porque tus

alas son de amor y no de cera; sirves de ejemplo a los hombres que, so

pena de perder nuestros esfuerzos y decisiones en la vorágine del azar, de

lo que no depende de nuestra voluntad, invertimos todo nuestro ser en

aquel punto ínfimo, denso de deseo, en el lugar y tiempo preciso en que

brillará y, todo lo vivido, tendrá un sentido, para uno, para alguien más…

Es ahí donde el hombre, guerrero águila, élite de la fuerza de un

imperio, adquiere toda su dimensión haciéndose una estrella en el

cénit, portando la revolución de la vida que es inflexión en la materia:

se hace un punto de partida del universo. Entonces todos queremos

brillar aunque sea por una vez y por un segundo, en combustión

quemándonos hasta arder y bullir la sangre en un torrente de pasión y

esperanza.

Oh viajero del tiempo y del espacio, tu nave consiste en el duelo,

retoño de tus pérdidas y renuncias, el tránsito entre tu pena y tu dicha,

cuyo combustible es el incombustible deseo humano que arde por una

vida plena; tu corazón marca el ritmo de tus sueños que esperan toda

una vida por brillar en el cosmos y dejar un legado junto a tus

compañeros que yacen en la estrellada bóveda nocturna. Así, cada luz

que nos llega desde el infinito, fue un deseo, un antepasado, alguien

que en su tiempo se consumió en el momento de su felicidad, de su

convicción, de su lucha… ¿Esperarás este fugaz fulgor? ¿Harás de tu

vida un destello en el reino de los hombres?

A quien, inspiración de estas palabras, nunca ha encorvado la

envergadura de sus alas, nunca

ha recogido la medida de sus sueños.

Por Colombo.

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Algunas palabras agrupadas Tuve un sueño la otra noche. Y yo no sé… fue sólo un sueño- me dije, ante mi despertar pasmado, sólo un sueño. Me levanté, apagué el chirrido lacerante del despertador, dispuse un par de cosas, y me fui a bañar. Tenía sabor a porquería en la boca, y la mañana anticipaba un día normal, demasiado normal. Luego el desayuno apurado, la carrera tras la micro, una prueba espinosa en la universidad, un diálogo con los amigos, un almuerzo, y así…Al recordar este sueño ya no quedaba nada, sólo algunas imágenes dispersas, unas palabras agregadas luego, al pie de un sonsonete teórico podrido. Sólo un sueño, sólo un sueño. Me fui en la tarde, caminando por algún lugar, y al estar próximo a mi casa no pude entrar: es que había sólo un sueño que me apretaba los nervios. Fue así que caminé hasta la noche, por ahí, hasta alguna parte. Pasaban autos, de eso me acuerdo, también de un saxofón inspirado que intentaba escapar volando por entre las paredes de un restaurant, buscando quizás qué límpida altura donde poder reposar. De alguna forma estuve luego en casa, cenando con mis padres mientras el cubo de las noticias abría la ventana a un mundo caótico o irreal: el derrumbe de la Santa Madre de encubridores y lobos, ríos de sangre en medio oriente, el asesinato de un líder terrorista, un Japón exportando radioactividad por doquier, las manos oscuras de Norteamérica drenando la vida de países pequeños, el matrimonio de plástico de un príncipe anglosajón. Esa noche se pasó como el vuelo de un ave por un bosque deshabitado, y a la mañana normal que le siguió no tenía nada en mi memoria. Yo no sé, desde hace un tiempo que voy a la deriva por las calles de Santiago, a paso salvaje, y sé que la belleza existe en alguna parte ante mí, sé que la veo a veces, y luego la olvido para siempre. Hay un sueño que me persigue tras el cristal de mi vigilia: los rostros, los autos rugientes, la risa de una mujer hermosa, el escrito llorón y repetido de un platónico empedernido, un profesor sabio que ilumina el día, mis queridos padres y su vida tranquila, el crudo destino de mi tío loco que lo ha perdido todo. Un sueño, sólo un sueño se levanta como una ola por los rincones de mi espíritu, y antes de llegar ya no queda nada. f.p.

He comenzado a escribir este artículo más de cinco veces. Parece un recurso retórico bien chanta para llamar la atención de los lectores, es verdad. Sin embargo, creo que refleja en parte la naturaleza de lo que me propongo comunicar. El asunto del que pretendo hablar es de una naturaleza ciertamente borrosa. Me considero en lo cierto cuando afirmo que, más que una instancia definida, es un conglomerado de intenciones comunes, un colectivo de hechos que se van cristalizando muy lentamente. En concreto, hablo de un grupo de personas que, inspiradas por las ganas de cambiar algunas cosas en nuestra escuela, decidimos juntarnos a dialogar. Creo que ése es un buen término para definir, en cierta medida, la naturaleza y el objetivo de esta instancia. Diálogo… pero antes de hablar de cómo va la cosa, veamos cómo partió. El germen de las conversaciones iniciales lo plantó E., un compañero de nuestra escuela que, me atrevo a decir, se vio conmovido por –digámoslo de una buena vez- cierta apatía flotante en los pasillos de nuestra EPUC. A tono personal –aunque tengo la impresión de que varios de nosotros compartimos el mismo sentimiento-, creo que esta idea nació de la inspiración, de la noción fresca, de la contingencia viva de que “algo estaba pasando”, suscitada sobretodo por la participación en el proceso de Reforma que vive la Educación Superior. Movidos más que nada por la intención de entender, de conversar, de problematizar nuestras posturas y de tomar un poco de conciencia en torno a los hechos a los que nos hemos visto más cercanos; en la órbita de cierta tendencia notoria al movimiento, al cambio, a la conversación de viejos temas que llevaban mucho tiempo bajo la pátina de la indolencia; impulsados por querer conversar, entre nosotros y con quienquiera, decidimos hacer, crear. Ahora bien, queridxs lectorxs, me pregunto –nos preguntamos- en qué consiste ese hacer. Sólo contamos con la vaga noción, que nos asalta desde todos lados, de que algo pasa. Y creo que en la conversación y en el tomarnos en serio –tomarse en serio a ustedes mismos, a veces es más difícil que tomar en serio al otro- podremos sacar a la luz, juntos, algo que pensar/hacer. Creo que, en fin, apunto sobre todo a que quienquiera se integre a estas conversaciones; y, si esto resulta confuso –a mí sí-, acercarse a cualquiera de nosotros –dígase yo mismo, o los editores de El Esquizoide- para integrarse a un diálogo necesario. Como dijo alguien por ahí, alguien tiene que hacerse cargo del silencio de esta escuela..

por Daniel Maturana

Nuevos Espacios

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Soy tu vecino, el que se sube a la micro contigo,

el que compra en tu almacén, tu hermano, soy con el que compartiste la fogata para el

terremoto,

fui tu compañero de colegio, soy tu hijo,

el que se sentó al lado tuyo en el bar,

en el metro, en el cine, en el concierto,

soy el que te contestó el teléfono,

el que te sencilló el billete de cinco lucas,

con el que bailaste, el que te regaló un cigarro, al que le preguntaste una dirección,

con el que te chocaste de hombros en el paradero,

soy el de la bicicleta, el del auto, el de la patineta,

soy el que subió a Internet la información que bajaste,

con el que te abrazaste para año nuevo,

el que gritó gol en tu oído,

al que le preguntaste la hora. Soy todo eso y muchas situaciones cotidianas más

Pero –definitivamente- no soy el que te tiene jodido y con el ceño fruncido.

Por eso compartimos mucho más de lo que crees y te lo puedo probar.

Ni tú ni yo saqueamos al Estado.

Yo no te subí el costo del pasaje de la micro ni tú me lo triplicaste cuando quise viajar en

Semana Santa.

Yo no hice más cárceles para gente pobre ni tú construiste un resort para aquellos que

mataron chilenos en dictadura.

Ni tú le robaste al Estado cuando trabajaste en él ni yo me aseguré el futuro gracias a eso.

Yo no fui un cura abusador de niños ni tú un obispo protector de ellos.

Ni tú estás arrasando con la fauna marina ni yo con los bosques.

Ni yo estoy libre de impuestos como empresario minero ni tú se los cargas a los chilenos.

Ninguno de los dos se puso de acuerdo para subir los costos de los medicamentos.

Ni tú sacaste a Bielsa de la Selección ni yo lucro con algún equipo de fútbol.

Yo no congelé la vida de casi cincuenta conscriptos ni tú quemaste la de tantos y más reos.

Yo no te prohíbo tomar la píldora del día después y tú no ocultas los abortos que se hacen

en el barrio alto.

No importa cómo me llamo; simplemente soy una persona.

Sí importa desde donde escribo -desde el cansancio, el hastío, la rabia-,

y para quien lo hago: para otras personas.

Si las pudiera describir, diría que les hablo a aquellas con las que me topo a diario en la

calle:

las que tienen el ceño fruncido y la sonrisa extraviada.

Soy la imagen distorsionada que crearon esos que se enquistaron en el poder hace más de

veinte años.

Soy aquello que los medios de comunicación que trabajan en función de ese mismo poder

construyeron maliciosamente:

el que alega por todo, el que anda puro webeando en las marchas,

el que se aprovecha de éstas para perder clases, el extremista, el desalmado,

el pendejo culiao que mejor que se vaya para la casa, el infiltrado, el desadaptado,

el antisistema, el encapuchado, el delincuente, el terrorista.

Pero en realidad soy aquello que no pueden ni quieren legitimar.

La cosecha natural e inevitable de un sistema social y

económico que ha demostrado su incompatibilidad y

brutalidad frente al bienestar de las personas y el

medio ambiente en el que éstas viven.

Como tú, también estudio, también trabajo.

Y como tú tengo también el ceño fruncido y la sonrisa extraviada.

Eso sí, te puedo asegurar que tú no tienes la culpa de ello, como tampoco yo por lo

vuestro.

¿Cómo hicieron para hacernos creer lo contrario?

¿Cuándo fue que me convertiste en tu enemigo?

¿En qué momento se te cayeron los brazos?

¿Cuándo fue que giraste la mirada hacia mí para atacarme e insultarme

cuando pasé corriendo al lado tuyo buscando un lugar donde esconderme?

¿Qué sentiste cuándo te dejaste vencer por los que secuestraron tu alegría?…

CARTA ABIERTA A LAS PERSONAS (EN DÍAS DE PROTESTA SOCIAL)

Extraído de radioplaceres.cl

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Nosotros no compramos acciones con información privilegiada. Ni tú le vendiste las riquezas naturales de tu país a empresarios extranjeros ni yo las compré para ganar dinero con su destrucción. Yo no te prohíbo caminar por donde tú quieras ni tú usas gases químicos para impedírmelo. Ni yo te cobro intereses usureros ni tú me persigues por no poder pagarlos. Yo no te encarcelé por ser árabe ni tú lo hiciste conmigo por ser anarquista. Ni yo te pido tu vuelto para después donarlo a mi nombre y disminuir mis impuestos ni tú me obligas a pagar un seguro cuando necesito crédito para comprar. Ni tú ni yo tenemos un medio de comunicación que le miente a la gente. Ni tú ni yo tenemos canales de televisión que estigmatizan a los más pobres, pero encubren a los criminales de cuello y corbata. Ni yo te pago una miseria ni tú lucras con mi educación. Ni yo te prometo tiempos mejores en las elecciones ni tú ocupas tu cargo para favorecer a tus amigos. Yo no me enriquezco estando en el poder y tú no distribuyes injustamente los ingresos de todos. Yo no asesino por la espalda a mapuches y tú no acribillas a los trabajadores que protestan por mejores sueldos. Ni tu ambición ni la mía es tanta como para querer destruir la Patagonia. Ellos, los que están en el gobierno, los que legislan para sus propios intereses, los dueños de los medios de comunicación. Los grupos económicos que instalan represas, talan árboles y extinguen peces. Los que dictan las reglas morales. Los que lucran con la educación. Los Piñera, los Lagos, los Luksic, los Hinzpeter, los Angelini, los Matte y tantos otros, están dispuestos a sacarte los ojos por el poder. Ellos nos quieren divididos, y tienen el privilegio de contar con la complicidad de muchas personas comunes y corrientes con las que –increíblemente- abusan a diario. Ellos son como el escorpión que cruza el río en el lomo de la rana, pero una vez en tierra no puede evitar picarla mortalmente. Es su naturaleza. Sacúdete y libérate de ellos. Nosotros tenemos algo en común, nos reconocemos en la calle. ¡Veámonos ahí!… Atentamente, otra persona.

Aunque sea una mentira Ya lo he intentado varias veces esta última semana. Y aquí el término ”última” tiene dos sentidos temporales: 1) la presente semana, última acaecida en la secuencia del tiempo; 2) el comienzo de un final que aún no puedo determinar o el final de algo que no hace mucho se inició (esta distinción en realidad no tiene relevancia, son lo mismo). Es que mis agónicas tentativas no contemplaron las posibilidades efectivas de su realización. Pobre incrédulo, se me olvida a veces que sólo a muy pocas personas les es dado alcanzar aquel estado sublime en que el cuerpo, en su plenitud, actúa y padece, sin las abrumadoras consideraciones de un pasado y futuro. Tal vez la incapacidad de despojarme de los recurrentes pensamientos, aquellos devoradores paulatinos del espíritu, siempre iguales, tenga que ver con el mismo motivo de mis intentos: el miedo. Porque (aunque me recuerde mi desvalimiento, no me cuesta reconocerlo), si aspiro a la abstracción total de la inmunda intelectualización de las cuestiones del cuerpo, pasionales, no es por intrínsecas y loables razones; más bien, me mueve el horror a un instante que presiento desgarrador. Aquella ocasión en la que tendré que enfrentarme a mí mismo y donde, gane quien gane, irrevocablemente perderé y una parte de mí morirá. Estoy consciente de mi cobardía, la repudio y me lamento, pero no quiero superarla, simplemente quiero no sentirla como tal y vivir en la mentira. Prudencio

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Música de fondo… ¿¡QUÉ!? por Pancho Martínez

Estimados y estimadas: Hoy seré breve, tanto por la estética del mensaje que quiero comunicar, como por el hecho de que estoy hasta las pelotas de atrasado en entregarlo (el fin de semestre nos llega a todos). Esta vez, mi intención es instarlos a que agudicen un poquito el oído en su vida diaria. Si lo hacen, se darán cuenta de que en el metro, en los malls, en cafés, en restoranes, inclusive en los autos de los habitantes de esta ciudad; todos ustedes son BOMBARDEADOS con música de distinta calaña, según el lugar en el que se encuentren. Los utilitaristas le llaman a esto “música de fondo” o “música ambiental”. Ahora bien, querida amiga lectora y amigo lector, yo los llamo… no, yo os llamo, a tenerle un poco más de respeto a su orejita; póngale atención a la música que hay en su vida (esto NO es una metáfora mamona, es LITERAL). La música generalmente tiene algo que decir y si nosotros no nos dejamos interpelar -si nos pasamos la vida tomando café y comprando en el mall sin ponerle atención a esa música- nos estamos perdiendo un mundo y, más encima, estamos abandonando el arte de la música a ser utilizado como una vil herramienta comercial que no significa nada, pero que es muy útil al momento de venderte una coca-cola. La música de fondo no existe.

-Asamblea de profesores y estudiantes de psicología Tema: Educación Superior Jueves 23 de junio de 13:20 - 15:30.

Ojo, ¡Importante!

-Votación Mociones Documento UC sobre la Reforma E.S. Hasta el jueves a las 15:30