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9 786071 304957

ISBN 978-607-13-0495-7

www.edicionesnorma.com

¡Yupiyupiyá!

Este singular relato está cargado de magia y diversión. Un zapatero sin un solo pelo, calvo, sí, calvo muy calvo y aficionado a comer huevos, es el protagonista de la historia. Todos los días tiene que arreglar diferentes tipos de calzado en diversas situaciones, hasta que un día, como pago por su trabajo, recibe un particular don que tendrá que aprender a utilizar de la mejor manera.

Karen Chacek

Nació en ciudad de México en 1972. Sus estudios versan sobre comunicación y cine, pero se ha dedicado a escribir con una singular prosa, dedicada especialmente al guion y a la literatura. Algunas de las obras publicadas por esta escritora se dirigen al público infantil, como Una mascota inesperada (Castillo, 2007), Nina Complot (Almadía, 2009), La cosa horrible (Colofón, 2011), Uno de esos días (SM, 2012) y su primera novela para adultos es La caída de los pájaros (Alfaguara 2014). Además ha participado en numerosas antologías.

Andrezzinho

Aunque ha dedicado gran parte de su carrera a ilustrar toda clase de textos escolares, en los últimos años se ha decantado por los libros infantiles. Su otra gran pasión es el cómic, que ha publicado en varias revistas de Latinoamérica. También es el autor de Bastonazos de ciego (Ed. Burlesque y Loco rabia, 2010).

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Karen Chacek¡Yupiyupiyá!

¡Yupiyupiyá!

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Bogotá, Buenos Aires, Caracas, Guatemala, Lima, México, Panamá, Quito, San José, San Juan, Santiago de Chile.

¡Yupiyupiyá!

Karen Chacek

Ilustraciones de Andrezzinho

Chacek, Karen ¡Yupiyupiyá! / Karen Chacek ; ilustraciones Andrés Prieto - Andrezzinho. --Edición Jael Stella Gómez. -- Bogotá : Carvajal Soluciones Educativas, 2015. 40 páginas : ilustraciones ; 14 x 18,7 cm. -- (Colección torre de papel. Torre naranja) ISBN978-607-13-0495-7 1. Cuentos infantiles mexicanos 2. Fantasía - Cuentos infantiles3. Magia - Cuentos infantiles I. Prieto, Andrés, ilustrador II. Gómez, Jael Stella III. Tít. IV. Serie. 863.6 cd 21 ed.A1499922

CEP-Banco de la República-Biblioteca Luis Ángel Arango

¡Yupiyupiyá!D.R. del texto © Karen Chacek, 2015c/o Indent Literary Agencywww.indentagency.comD.R. © Carvajal Soluciones Educativas S. A. S., 2015.Avenida El Dorado No. 90-10, Bogotá, Colombia

D.R. © 2017, Educa Inventia, S.A. de C.V.Av. Río Mixcoac 274, piso 4°, colonia Acacias,Delegación Benito Juárez, México, Ciudad de México, C. P. 03240.

Reservados todos los derechos.Prohibida la reproducción total o parcial de esta obrasin permiso escrito de la editorial.

* El sello editorial “Norma”, está licenciado por Carvajal, S.A. de C.V., a favor de Educa Inventia, S.A. de C.V.

Primera edición, octubre de 2015Primera reimpresión México, junio 2017

Edición: Jael Stella GómezD.R. de las ilustraciones © Andrés Prieto - Andrezzinho, 2015Diagramación: Blanca Villalba P.Jefe centro de diseño: Gloria Esperanza Vásquez A.

ISBN 978-607-13-0495-7

Para Eitan, Maia y todos aquellos en el mundo

que aman los huevos fritos

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Este zapatero no tenía en la cabeza un solo pelo parado. No tenía un pelo y punto. Era el hombre más calvo de la ciudad y el mejor reparando zapatos. Arreglaba tacones rotos, suelas agujereadas, puntas raspadas, pantuflas mordidas.

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“¡Yupiyupiyá!” era la expresión con la que vitoreaba cada vez que terminaba de reparar un zapato.

Su taller de trabajo era una casa rodante que llevaba montada en la parte trasera de su coche amarillo. El zapatero calvo tenía clientes en casi todos los vecindarios de la ciudad.

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Los ancianos jubilados apreciaban mucho su visita. Guardaban en sus armarios docenas de pares de zapatos viejos que les traían buenos recuerdos. Lo bueno era que gracias al zapatero calvo los podían volver a usar. Lo malo, que casi nunca tenían dinero para pagar por la reparación.

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Y ¿qué hacía el zapatero? Les cobraba por cada reparación de zapato un huevo. Sí, un huevo. Al zapatero calvo nada le gustaba más en el mundo que comer huevos estrellados.

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Un día llegó a buscarlo una mujer estrafalaria, que en plena primavera vestía un abrigo de muselina y una sombrilla morada. En la suela de su bota roja tenía un agujero del tamaño de un chicle de bola.

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La mujer era una vieja bruja que no recordaba las palabras mágicas para reparar los calzados. Después de convertir su sombrero en una maceta con geranios, su refrigerador en bicicleta y a su gato en almohada, tuvo que acudir al prestigiado zapatero.

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El zapatero se hizo cargo del problema.—¡Yupiyupiyá! —gritó.La bruja quedó encantada, pero como

tampoco recordaba las palabras mágicas para aparecer billetes en su monedero, el zapatero sugirió que le pagara con un huevo.

—¿Lo prefieres crudo o frito, querido? —preguntó la bruja.

—Frito sería magnífico. Ya casi es mediodía y tengo hambre.

Tan pronto la bruja se calzó la bota roja, sacó del interior de su calcetín tejido con estambre de lombrices una varita mágica.