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LA ANTIGUA GEOGRAFÍA "DE CABOS Y GOLFOS " Y LA GEOGRAFÍA MODERNA 73 docena de veces, sin conocer sus dificultades ni la falta de experiencia que existe en España en torno a su alcance científico. Pues bien: tras un esfuerzo por objetivarlo al máximo y elaborar un cuadro lo más detallado posible de las condiciones y formas de puntuación, lo explicamos durante varios días en cla- se. Los alumnos del tercer curso de las Escuelas del Magisterio, a quienes iban dirigidas esas clases, ha- bían aplicado y corregido con anterioridad otros tests. Y, sin embargo, cuando quisimos comprobar cuanti- tativamente la uniformidad de las calificaciones que habían dado los mejores de ellos, sólo alcanzamos correlaciones del orden de 0,875, mientras que las que realizaban psicólogos preparados se quedaban en torno a 0,960. Los datos numéricos nos indican ya la dificultad de cuantificación de los resultados de muchos tests llamados objetivos y las fuentes de error que aporta el personal calificador; en nuestro caso, el de los maestros, es ya demasiado grave. ¿Qué pa- sará cuando los rrtanejen personas que jamás han practicado con ellos y que sólo se guían por una mera indicación gráfica? SUGESTIONES PARA LA PUESTA EN MARCHA DEL SERVICIO DE PSICÓLOGOS ESCOLARES Partimos de dos postulados: a) La psicología escolar puede ser muy útil para la organización de la vida escolar. b) Una legislación cerrada jamás puede crear vida. Los procesos innovadores deben partir desde abajo, lenta y sencillamente. Es la única manera de evitar el intrusismo. Toda ley que pretenda ordenar racio- nalmente estos servicios y asignar puestos corta el aire. Y ello debe hacerse extensible a los Centros oficiales y a los que no lo son. Aun entre los catedráticos de Filosofía, a los que nunca se podrá discutir su cono- cimiento teórico de la materia, se contarían con los dedos de la mano los que están en condiciones de manejar media docena de los tests que he citado en el gráfico; a muchos ni siquiera les interesa esta di- rección aplicada y probabilística del saber. La distan- cia que hay entre la problemática metafísica y la psi- cología aplicada es quizá superior a la que existe entre ésta y las ciencias físicas. A los organismos superiores les corresponde esti- mular la preparación de un futuro personal especia- lizado y convertir no más de media docena de sus principales Centros modelo en núcleos de prueba de la vida y utilidad que los psicólogos escolares ya exis- tentes puedan aportar a ellos. Si la educación nacional se quiere aprovechar más rápida y económicamente de las técnicas pedagógicas, quizá será conveniente recurrir a equipos volantes de psicólogos escolares, que, como se hace en otros países, se desplazarían en determinados momentos para re- solver problemas concretos. Esto sin que tuvieran que mediar obligatoriamente escalafones ni compromisos a perennidad: un mero contrato para el caso concreto y basta. ¡Qué bien vendrían los datos psicológicos para unirlos al resto de los exámenes e interpretar a la luz de todos estos elementos el ingreso en los Centros de Enseñanza Media o en los Institutos Laborales! para distribuir becas o premios? ¿No es siempre útil conocer como un dato más, nada más que como un dato, las aptitudes y la potencia intelectual de un peticionario? Yo estoy seguro de que con ello nos ahorraríamos unos cuantos bachilleres que salen con el título completo, pero que ello no impide el que se encuentren casi dentro de la oligofrenia. Y que esto, junto al ampuloso título que poseen, les lleve al resentimiento y a la ineficacia dentro de una so- ciedad que muy pocas cosas les puede ofrecer para sus aptitudes, aunque los haya consagrado con di- plomas. JUAN GARCÍA YAGÜE La antigua Geografía «de ca- bos y golfos» y la Geografía moderna frente a frente en nuestra enserianza media Cualquiera que haya viajado por España posee una imagen más o menos clara del contraste tan duro que existe entre las tierras del Norte, cubiertas de prados y bosques, y las dilatadas planicies del centro, caracterizadas por una misérrima vegetación esteparia. A poco que analicemos las causas que motivan este contraste paisajístico, que tan vivamente impresiona los sentidos del viajero, vemos que estos dos tipos de paisajes hispanos tan distintos resultan, como todos los de la Tierra, de una serie de fenómenos físicos, biológicos, e incluso humanos, íntimamente combi- nados. El norte y el occidente de la Península están ex- puestos de lleno a los vientos que soplan del Atlántico en dirección Noroeste. Estas masas de aire, al atra- vesar el Océano, se cargan de humedad, y al chocar con las montañas cantábricas se ven obligadas a as- cender. Con ello encuentran capas de atmósfera a menor temperatura, se enfrían y, al mismo tiempo, pierden presión y se dilatan. Por estas dos razones, el vapor de agua que contienen se condensa y origina nubes que dan lugar a lluvias. Así se explican esa bruma y humedad tan características de las regiones septentrionales de la Península. En el cabo Finisterre, por ejemplo, se recogen 2.400 milímetros cúbicos de media anual de precipitaciones. En Santiago de Com- postela, 1.450, y en San Sebastián, 1.330. Esta pluviosidad abundante y bien repartida du- rante el año mantiene esos prados y landas que visten el suelo de nuestras comarcas norteñas de un manto de verdor perenne. Estas regiones de la España adán- tica son las zonas de predominio del ganado vacuno —que exige hierbas largas y tiernas—y también de los extensos maizales y de los caseríos dispersos en los campos. Sin embargo, esos mismos vientos del Atlántico que

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LA ANTIGUA GEOGRAFÍA "DE CABOS Y GOLFOS " Y LA GEOGRAFÍA MODERNA

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docena de veces, sin conocer sus dificultades ni lafalta de experiencia que existe en España en tornoa su alcance científico. Pues bien: tras un esfuerzopor objetivarlo al máximo y elaborar un cuadro lomás detallado posible de las condiciones y formas depuntuación, lo explicamos durante varios días en cla-se. Los alumnos del tercer curso de las Escuelas delMagisterio, a quienes iban dirigidas esas clases, ha-bían aplicado y corregido con anterioridad otros tests.Y, sin embargo, cuando quisimos comprobar cuanti-tativamente la uniformidad de las calificaciones quehabían dado los mejores de ellos, sólo alcanzamoscorrelaciones del orden de 0,875, mientras que lasque realizaban psicólogos preparados se quedaban entorno a 0,960. Los datos numéricos nos indican yala dificultad de cuantificación de los resultados demuchos tests llamados objetivos y las fuentes de errorque aporta el personal calificador; en nuestro caso,el de los maestros, es ya demasiado grave. ¿Qué pa-sará cuando los rrtanejen personas que jamás hanpracticado con ellos y que sólo se guían por unamera indicación gráfica?

SUGESTIONES PARA LA PUESTA

EN MARCHA DEL SERVICIO DE

PSICÓLOGOS ESCOLARES

Partimos de dos postulados:a) La psicología escolar puede ser muy útil para

la organización de la vida escolar.b) Una legislación cerrada jamás puede crear vida.

Los procesos innovadores deben partir desde abajo,lenta y sencillamente. Es la única manera de evitarel intrusismo. Toda ley que pretenda ordenar racio-nalmente estos servicios y asignar puestos corta el aire.Y ello debe hacerse extensible a los Centros oficialesy a los que no lo son. Aun entre los catedráticos deFilosofía, a los que nunca se podrá discutir su cono-

cimiento teórico de la materia, se contarían con losdedos de la mano los que están en condiciones demanejar media docena de los tests que he citado enel gráfico; a muchos ni siquiera les interesa esta di-rección aplicada y probabilística del saber. La distan-cia que hay entre la problemática metafísica y la psi-cología aplicada es quizá superior a la que existe entreésta y las ciencias físicas.

A los organismos superiores les corresponde esti-mular la preparación de un futuro personal especia-lizado y convertir no más de media docena de susprincipales Centros modelo en núcleos de prueba dela vida y utilidad que los psicólogos escolares ya exis-tentes puedan aportar a ellos.

Si la educación nacional se quiere aprovechar másrápida y económicamente de las técnicas pedagógicas,quizá será conveniente recurrir a equipos volantes depsicólogos escolares, que, como se hace en otros países,se desplazarían en determinados momentos para re-solver problemas concretos. Esto sin que tuvieran quemediar obligatoriamente escalafones ni compromisosa perennidad: un mero contrato para el caso concretoy basta. ¡Qué bien vendrían los datos psicológicos paraunirlos al resto de los exámenes e interpretar a laluz de todos estos elementos el ingreso en los Centrosde Enseñanza Media o en los Institutos Laborales!

para distribuir becas o premios? ¿No es siempreútil conocer como un dato más, nada más que comoun dato, las aptitudes y la potencia intelectual deun peticionario? Yo estoy seguro de que con ello nosahorraríamos unos cuantos bachilleres que salen conel título completo, pero que ello no impide el quese encuentren casi dentro de la oligofrenia. Y queesto, junto al ampuloso título que poseen, les lleveal resentimiento y a la ineficacia dentro de una so-ciedad que muy pocas cosas les puede ofrecer parasus aptitudes, aunque los haya consagrado con di-plomas.

JUAN GARCÍA YAGÜE

La antigua Geografía «de ca-bos y golfos» y la Geografíamoderna frente a frente en

nuestra enserianza media

Cualquiera que haya viajado por España poseeuna imagen más o menos clara del contraste tan duroque existe entre las tierras del Norte, cubiertas deprados y bosques, y las dilatadas planicies del centro,caracterizadas por una misérrima vegetación esteparia.A poco que analicemos las causas que motivan estecontraste paisajístico, que tan vivamente impresionalos sentidos del viajero, vemos que estos dos tipos depaisajes hispanos tan distintos resultan, como todoslos de la Tierra, de una serie de fenómenos físicos,biológicos, e incluso humanos, íntimamente combi-nados.

El norte y el occidente de la Península están ex-

puestos de lleno a los vientos que soplan del Atlánticoen dirección Noroeste. Estas masas de aire, al atra-vesar el Océano, se cargan de humedad, y al chocarcon las montañas cantábricas se ven obligadas a as-cender. Con ello encuentran capas de atmósfera amenor temperatura, se enfrían y, al mismo tiempo,pierden presión y se dilatan. Por estas dos razones,el vapor de agua que contienen se condensa y originanubes que dan lugar a lluvias. Así se explican esabruma y humedad tan características de las regionesseptentrionales de la Península. En el cabo Finisterre,por ejemplo, se recogen 2.400 milímetros cúbicos demedia anual de precipitaciones. En Santiago de Com-postela, 1.450, y en San Sebastián, 1.330.

Esta pluviosidad abundante y bien repartida du-rante el año mantiene esos prados y landas que vistenel suelo de nuestras comarcas norteñas de un mantode verdor perenne. Estas regiones de la España adán-tica son las zonas de predominio del ganado vacuno—que exige hierbas largas y tiernas—y también de losextensos maizales y de los caseríos dispersos en loscampos.

Sin embargo, esos mismos vientos del Atlántico que

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traen la humedad del Océano a la fachada norte yoeste de la Península son vientos desecantes cuandodescienden hacia la meseta del Duero o hacia el valledel Ebro, ya que perdieron el vapor acuoso que con-tenían al atravesar los bordes montañosos peninsula-res. Así se origina ese cielo claro y luminoso, esospaisajes radiantes de luz, pero al mismo tiempo áridosy sedientos, de las planicies del Duero. En Vallado-lid, por ejemplo, caen unos 407 milímetros anuales.Teniendo en cuenta que se consideran regiones áridaso desérticas las que reciben un promedio anual deprecipitaciones inferior a los 250 milímetros, se veque la sequedad de estas regiones es casi desértica.Efectivamente, el clima de gran parte de la mesetacastellana es semiárido.

Como las plantas necesitan para poder vivir uncierto grado de humedad en la tierra, se comprendeque en estas regiones semiáridas no lleguen a cubrirla totalidad de la superficie del suelo, y se disponganen manojos separados unos de otros, dejando entresí p'acas de tierra desnuda; es la llamada estepa porlos geógrafos. Esta es también la España del sobrioganado ovino, adaptado a las hierbas secas y cortas,y del cabrío, que puede alimentarse con míseras ma-tas y matorrales; de los dilatados trigales y de lasfértiles vegas, allí donde el agua de los ríos, por obradel hombre, va a dar vida al terruño a través decanales y acequias de regadío.

LA GEOGRAFÍA ES LA CIENCIA

DE LOS PAISAJES TERRESTRES

Etimológicamente, la palabra "Geografía" significa"descripción de la Tierra"; pero como son varias lasciencias que, con criterios dispares, estudian nuestroplaneta—Geología, Geofísica, Geodesia, etc.—, es me-nester dar una definición mucho más precisa. El ob-jeto formal y específico de la Geografía son los pai-sajes terrestres; con igual razón que los seres vivoslo son de la Biología y los minerales de la Minera-logía. Sin embargo, la Geografía estudia el paisajeen un sentido dinámico y funcional. La tarea del geó-grafo es, pues, analizar y descubrir su génesis, es-tructura y función.

Ahora bien: un paisaje cualquiera resulta siempre—lo acabamos de ver a grandes rasgos sobre un ejem-plo elemental de la Península Ibérica—de convergen-cias de fenómenos, de combinaciones de factores muydiversos; dependientes unos de la Naturaleza (relieve,vientos, lluvias, vegetación, etc.) y otros relacionadoscon la actividad de los hombres (cultivos, regadíos, et-cétera). Estos factores constituyen por separado el ob-jeto de otras tantas ciencias plenamente independien-tes. Así, mientras estas disciplinas afines a la Geogra-fía (Meteorología, Geología, Botánica, Etnología, His-toria, etc.) consideran aisladamente fenómenos en co-nexión mayor o menor con la superficie terrestre, laGeografía estudia las combinaciones de esos mismosfenómenos—naturales y humanos—originando tiposdiversos de paisajes. Así, lo fundamental desde el pun-to de vista geográfico es explicar los paisajes en fun-ción de las relaciones recíprocas entre estos factores,de las modificaciones que les impone su acción com-binada en la superficie terrestre. Queda claro, por tan-

to, que el estudio de los paisajes no lo puede recla-mar para sí ninguna de las ciencias consagradas alanálisis independiente de cada uno de los factores quelos originan.

Puede decirse que la Geografía como disciplinacientífica es vieja, pero, al mismo tiempo, es muynueva. Se da en ella la curiosa circunstancia de habersido considerada como rama independiente del sabermucho antes que fueran fijados definitivamente suconcepto y contenido.

En efecto, tras un complicado proceso evolutivoa través del siglo xix y principios del presente, lafijación de su concepto y objeto es un hecho casiactual. Esto fué debido a que su desarrollo venía con-dicionado por el de esas disciplinas cuyas aportacio-nes debe utilizar el geógrafo de acuerdo con sus fines,las cuales no alcanzaron su mayoría de edad hastabien entrado el siglo actual.

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EXISTE UNA SOLA GEOGRAFÍA

Estamos tal vez demasiado acostumbrados a hablarde varias geografías: Geografía general, Geografía re-gional, Geografía física, Geografía humana, Geografíapolítica, etc., y aun de Geografía postal, Geografía co-mercial, Geografía militar... Sin embargo, la Geo-grafía es una, y esta unidad de la ciencia geográficaes consecuencia directa de la unidad orgánica de lasuperficie del Globo.

En Geografía se entiende por región una porciónde superficie terrestre individualizada por un ciertonúmero de caracteres simples o, con más frecuencia,combinados. La Geografía regional será, pues, el co-nocimiento de la estructura, extensión y dinamismode las diferentes regiones de la Tierra. Los geógrafoshablan, además, de Geografía general cuando se re-fieren al conocimiento de las leyes generales que rigenesas combinaciones de fenómenos a las que se debela diferenciación de la superficie terrestre en paisajes,en regiones. Así, por ejemplo, el estudio del macizodel Hoggar, en el Sáhara central, será Geografía re-gional, mientras que el conocimiento de las causasgenerales que originan los desiertos es asunto de Geo-grafía general.

Geografía general y Geografía regional, más quedos ramas o divisiones de la ciencia geográfica, son,pues, dos formas de ver una misma realidad, doscriterios que el geógrafo emplea indistintamente ensus trabajos, ya que ambas se necesitan y se comple-mentan mutuamente. Sin embargo, a fin de cuentas,como única Geografía queda sólo la regional, puestoque ella entraña el objeto propio de esta ciencia:los paisajes o—lo que es lo mismo—las regiones, mien-tras que la Geografía general resulta de considerarcon un criterio universal los resultados de las inves-tigaciones regionales.

Pero es el carácter de esas regiones que losgeógrafos definen en la superficie de la Tierra?

La tendencia actual en Geografía regional es lade diferenciar regiones físicas, regiones naturales pro-piamente dichas y regiones humanas.

Una región física será aquella que tenga como prin-cipio de unidad un hecho climático: o referente a lanaturaleza y a las propiedades de las rocas, o a la

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disposición de las capas de terreno o estratos, a lasformas de relieve, etc. La meseta central española yel valle del Ebro son regiones de este tipo.

Una región natural resulta de un conjunto máscomplejo de caracteres; por ejemplo, una combinaciónde elementos físicos y biológicos. Así, el bosque ecua-torial de Africa es una región natural caracterizadapor el gran bosque húmedo y denso compuesto porárboles de las más diversas especies, constituyendovarios pisos de follaje (elementos biológicos); por unclima constantemente cálido y húmedo (elementos físi-cos), etc. La sabana africana es otra región naturalcaracterizada por una vegetación herbácea salpicadade árboles o bosquecillos más o menos densos (ele-mentos biológicos); por un clima cálido con dos esta-ciones, una seca y otra lluviosa (elementos físicos), etc.Los Alpes son otra región natural, y también la re-gión subtropical mediterránea, etc.

Las regiones humanas resultan ya de combinacionesde hechos físicos, biológicos y humanos. En ellas laactividad de los hombres encaminada a utilizar lasposibilidades que les brinda la Naturaleza constituyeel factor de coordinación y síntesis del paisaje. Estetipo de regiones está plenamente justificado si se pien-sa que cualquier fenómeno industrial o de explota-ción del suelo—la misma concentración urbana—su-pone profundas modificaciones en el paisaje y creaun tipo de paisaje nuevo, distinto del que caracterizala región natural en que se hallan enclavadas. Unaregión humana es, por ejemplo, la huerta de Gandía,en Valencia, o la vega de Granada.

Es evidente que esta nueva forma de concebir lavariedad regional de la superficie de la Tierra res-ponde mucho mejor a la realidad que el conceptoclásico de aquellas regiones "naturales" que resulta-ban de la artificiosa coincidencia de relieve, clima,hidrografía, vegetación, agricultura, vida humana, etc.,sobre las que durante tanto tiempo trabajaron los geó-grafos. La región natural propiamente dicha no coin-cide necesariamente con una región física, y menosaún la región humana con la natural, ya que la acti-vidad humana unas veces agrupa paisajes diferentesdesde el punto de vista natural, mientras que otrastiende a disgregar lo que posee caracteres físicos obiológicos comunes. Por tanto, siempre habrá super-posición de unas regiones con otras—físicas, natura-les, humanas—, pero nunca coincidencias exactas.

Por otro lado, la Geografía general, al dar cuentade los principios generales a que obedece la diferen-ciación de la superficie terrestre en paisajes y regiones,se podrá subdividir para fines didácticos y metodoló-gicos en Geografía física, Geografía biológica y Geo-grafía humana.

La Geografía física estudia el clima (Climatología),el relieve (Geomorfología) y las aguas de la superficiede los continentes: ríos y lagos (Hidrografía).

A la Geografía biológica o Biogeografía interesanlas formaciones vegetales—bosques, praderas, estepas,etcétera—como elementos del paisaje, en conexión conel clima, la naturaleza y propiedades del suelo, el re-lieve, los animales y el hombre, con los que originacomplejas combinaciones.

La Geografía humana es el aspecto menos elabo-rado de la Geografía general. Debe ocuparse, en pri-mer lugar, del hombre, no aislado, sino formando

agrupaciones cuya estructura y dinamismo tanta in-fluencia tienen con el paisaje; en segundo término,estudiará los modos de vida, las formas de actividadque los grupos humanos despliegan para satisfacersus necesidades vitales, así como las huellas materialesde las actividades humanas y la organización del es-pacio por el hombre: habitat rural y paisajes agrarios,habitat urbano, vías de comunicación y mercados, y,en último término, la organización política de la su-perficie terrestre.

En el lenguaje corriente se habla con frecuenciade Geografía económica, social, política, etc.; peroestos calificativos son válidos mientras no tengan másque una finalidad pedagógica. Pretender erigir enciencia independiente estos aspectos de la Geografíahumana es atacar la esencia misma y la unidad de laGeografía.

El estudio de la génesis y evolución de las formasdel relieve terrestre o Geomorfología ha sido durantelargo tiempo objeto de discordia entre geógrafos ygeólogos. Para uno de sus iniciadores, el norteameri-cano William Morris Davis (1850-1934), la Geomor-fología es parte integrante de la Geografía.

En realidad, la Geomorfología ha adquirido, conla madurez, verdadera carta de naturaleza geográficaal considerar el relieve como el resultado de la accióndestructora sobre las rocas de la corteza terrestre deunos sistemas de erosión, es decir, de unas combina-ciones de factores físicos ligados al clima.

Los geomorfólogos distinguen hoy día diferentessistemas de erosión, agrupando cada uno factores di-versos: sistema de erosión fluvial, si:tema de erosiónde las regiones áridas, sistema de erosión glaciar, etc.Así, desde este punto de vista, se considera que enla génesis de las formas del terreno—montañas, me-setas, llanuras, etc.—la estructura geológica (natura-leza de las cosas y orden y disposición de los estratos)no interviene más que para modificar las condicionesde la actuación de estos sistemas de erosión y diver-sificar sus efectos.

Profundizando en estos aspectos de Geomorfologíaclimática, han llegado a definirse verdaderos domi-nios morfológicos que llevan la huella de un climadeterminado. Así cabe distinguir un dominio morfo-lógico de clima templado oceánico, otro de clima tro-pical húmedo, otro de clima tropical árido, etc. Ade-más, como los climas no han sido siempre los mismospara cada lugar de la Tierra, sino que han variadoen el transcurso de las eras geológicas, el geógrafose encuentra a veces con morfologías complejas, quellevan la impronta de tantos sistemas de erosión comocambios climáticos se han sucedido en el dominioconsiderado.

Con razón, pues, se ha podido afirmar que la Geo-morfología es, en el momento actual, la parte de laGeografía general en la que se afirma mejor la ori-ginalidad del punto de vista geográfico.

LA GEOGRAFÍA ES CIENCIA PUENTE EN-

TRE LAS DISCIPLINAS DE LA NATURALEZA

Y LAS CIENCIAS DE LA CULTURA

Acabamos de ver cómo en los paisajes se combinane interfieren factores naturales y humanos. Se com-prende, pues, la posición original de la Geografía en

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el conjunto de las ciencias. El geógrafo, al analizarla estructura de los paisajes terrestres, al investigarde qué combinaciones de factores derivan, al fijarsu extensión., al hacer, en una palabra, trabajo deGeografía regional, se ve obligado, como ya dijimos,a utilizar las aportaciones de todo un conjunto dedisciplinas analíticas, tanto de la naturaleza como dela cultura: Meteorología, Geología, Botánica, Etnolo-gía, Historia, Economía, etc. Sin embargo, la Geo-grafía no es ni una ciencia exclusivamente naturalni tampoco una disciplina humana, histórica. Más bienaparece como un puente que une las ciencias de laNaturaleza y las de la cultura.

Por eso no es raro que en la organización univer-sitaria de los diferentes países unas veces se incluyaa la Geografía en las Facultades de Letras y otras enlas de Ciencias, y cuando no, forme un núcleo deestudios independiente.

En Francia, por ejemplo, comenzó a enseñarse laGeografía como materia auxiliar de la Historia, enlas Facultades de Letras. Sin embargo, en los últimosaños los estudios geográficos han recibido un impor-tante impulso en este país, y se ha creado una "agre-gación" (equivalente a nuestras oposiciones a cátedrasde Instituto) y una licenciatura independiente de lasde Historia dentro de la misma Facultad de Letras.

En España también se inició la Geografía univer-sitaria con este carácter de disciplina auxiliar de losestudios de la sección de Historia en las Facultadesde Filosofía y Letras. Se crearon luego cátedras deGeografía física en las Facultades de Ciencias (seccio-nes de Naturales de Madrid y Barcelona). Actual-mente se han aumentado las cátedras de Geografíade las Facultades de Letras, y al desdoblarse la secciónde Ciencias Naturales en las de Biológicas y Geoló-gicas, se han incrementado las enseñanzas de caráctergeográfico en esta Facultad, con cursos especiales deGeomorfología. Es natural, pues, que existan en nues-tra patria geógrafos procedentes de ambas ramas:Ciencias y Letras.

En Inglaterra, la Geografía constituyó en un prin-cipio una asignatura complementaria de los estudiosde Letras, pero hoy día apenas hay Universidad queno posea estudios especializados de Geografía equi-parables, en líneas generales, a lo que en España lla-mamos Facultad. En la U.R.S.S. existen Facultadesde Geografía en las Universidades de Moscú y Le-ningrado. La Academia de Ciencias soviética poseeuna sección de Geografía y Geología.

En general, la Geografía ha tenido que luchar conincomprensiones y rutinas hasta abrirse ancho caminoen las Universidades y ocupar en ellas el lugar quele corresponde. No debe extrañar que todavía no lohaya conseguido en países cuyo régimen universitarioestá inspirado en criterios excesivamente rígidos, yaque la Geografía como rama joven de los conocimien-tos humanos no puede ser encasillada en los sistemastradicionales de clasificación de las ciencias y, portanto, tiende a romper con moldes arcaicos y estérilesprejuicios burocráticos.

LA GEOGRAFÍA PROPORCIONA A LAS CIENCIAS

NATURALES UNA VISIÓN DE SÍNTESIS

Modernamente, la tendencia general en la mayorparte de las ciencias de la Naturaleza ha sido aislar

progresivamente los hechos objeto de investigación afin de no tener que estudiar más que fenómenos oelementos cada vez más simples.

Así, la Física, la Química y la Cristalografía, va-liéndose de métodos matemáticos y experimentales,han profundizado en el estudio de las estructurasmás íntimas de la materia: moléculas, átomos, par-tículas elementales. A su vez, la aplicación a la Bio-logía de los resultados obtenidos por estas cienciasha llegado al estudio de la vida por caminos nuevos.Estos métodos físicoquímicos han informado tambiéna la Mineralogía y a la Petrología, que se han con-vertido en ciencias autónomas, desgajadas de la Geo-logía.

Sin embargo, hay dos ciencias que por abordarcon una visión de conjunto el estudio de la super-ficie del planeta que habitamos introducen un crite-rio de unidad en las ciencias naturales: son la Eda-fología y la Geografía. Ambas realizan, en camposdistintos, dos tipos de síntesis diferentes: suelo y pai-saje.

La Edafología concibe el suelo como capa super-ficial de la Tierra, formada por la interpenetraciónde dos componentes: uno, inorgánico, los mineralesmás o menos sueltos que resultan de la alteraciónsuperficial de las rocas bajo la acción de los agentesatmosféricos (agua, anhídrido carbónico, etc.), y otro,orgánico, el humus, formado por los productos dela descomposición de restos de seres vivos, hojas,raíces, cadáveres de animales, etc., más los hongosy bacterias que en cantidad extraordinaria viven asus expensas.

La Edafología nació informada del espíritu y delos métodos de las ciencias físicoquímicas y micro-biológicas y del dinamismo de la Geología. Su ob-jeto es investigar las condiciones de formación y evo-lución de esa película superficial de la corteza terres-tre a la que llamamos suelo y en la que se interfierenlo sólido, líquido y gaseoso; lo inorgánico y lo orgá-nico. La Geografía investiga también las condicionesdel contacto de los tres elementos: sólido, líquido ygaseoso; de lo orgánico y de lo mineral; pero lo haceen cuanto estos contactos dan lugar a combinacionesde fenómenos que contribuyen a diversificar los pai-sajes y a definir regiones. Suelo y paisaje resultan,pues, de interferencias mutuas de fenómenos que, con-siderados aisladamente, pertenecen a otras tantas cien-cias particulares.

Pero Edafología y Geografía constituyen dos cien-cias de síntesis en cuanto elaboran sus conclusionessobre material de un conjunto de ciencias particula-res. No se trata, pues, de síntesis en sentido enciclo-pédico, de simple yuxtaposición de conocimientos di-versos, ya que suelo y paisaje poseen una individua-lidad real y plantean una problemática propia.

Sin embargo, el rasgo más original de la Geogra-fía no es este de proporcionar una visión de conjuntoa las ciencias naturales. Su gran peculiaridad estribaen introducir al hombre como factor en el campode las ciencias de la Tierra. Hemos visto ya cómoéste, actuando en colectividad, es capaz de modificarla fisonomía de los paisajes, y esto lo hace precisa-mente en relación directa con el grado de evoluciónde las técnicas de que dispone.

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LA GEOGRAFÍA ES HOY DÍA UNA DISCIPLINA

DE EXTRAORDINARIO VALOR FORMATIVO

Acabamos de ver que la Geografía es algo muy dis-tinto a una árida nomenclatura y a un ejercicio pura-mente mecánico de memoria. No obstante, el espíritude la Geografía moderna aún no ha penetrado delleno en nuestra Enseñanza Media. Más aún: en nopocos casos se sigue enseñando la Geografía comosi se tratase de una disciplina puramente literaria,como la Historia o la Literatura. Por eso no debeextrañar que en esas ocasiones la Geografía se con-vierta en un cúmulo de rudimentos instrumentalesque no explican ni coordinan nada.

Es evidente que hay que atajar el mal de algunamanera, pero—creemos—la solución del problema nose reduce solamente a elaborar cuestionarios, progra-mas y procedimientos de exámenes más o menos bienorientados, sino a que exista un cierto número deejecutores en disposición de hacer realidad en su en-señanza el espíritu y la metodología de la Geografíaactual.

Pero ¿qué tiene la Geografía de especialmente inte-resante para la formación del niño y del adolescente?Parece lógico que intentemos precisar el lugar queocupa nuestra disciplina en esa acción armónica delas disciplinas de un plan de estudios, acción que debeir encaminada por encima de todo a proporcionaral alumno una formación completa. La Geografíacontribuye a la formación del espíritu, ante todo porese ejercicio peculiar que impone a la inteligencia—ejercicio de observación, de coordinación de unosdatos con otros, de búsqueda del caso concreto y re-presentativo, de deducción de un principio general,natural o humano, a partir de datos reales—, y, porotra parte, por el carácter especial de los conocimien-tos con los que ella enriquece la persona'idad de losalumnos, conocimientos que amplían los horizontesde su espíritu, lo liberan de localismos y lo proyectanhacia el mundo exterior.• Además, si el desenvolvimiento moderno de la Geo-grafía científica ha encontrado en el estudio de lospaisajes o regiones su objeto formal, al mismo tiem-po, y bajo el influjo de las ideas pedagógicas contem-poráneas, se concede hoy día en todos los países unaimportancia cada vez mayor al estudio de eso quelos franceses conocen con el nombre de milieu, es de-cir, el ambiente local más o menos reducido en elque nos movemos habitualmente. Es indudable quesi 'el conocimiento geográfico de la localidad comoinstrumento de desarrollo intelectual de los alumnosy de formación de su personalidad ha conquistadoun lugar en los planes de enseñanza, ha sido preci-samente por el ejercicio constante que supone parala totalidad de sus facultades. Esta coincidencia entrela evolución de la Geografía como discip'ina cien-tífica y las tendencias de la pedagogía ha hecho quela Geografía haya dejado de ser una simple disciplinaauxiliar de la instrucción para convertirse en una delas enseñanzas formativas esenciales.

Por otra parte, como la Geografía es universal enel espacio, proporciona al niño y al ado'escente, comoninguna otra disciplina, la satisfacción íntima de louniversal.

El espíritu geográfico es de por sí un espíritu uni-

versalista y amplio. La cultura y el conocimiento geo-gráficos abren al niño hacia otros hombres y otrospaíses muy alejados de las fronteras del suyo propio.El adolescente que estudia Geografía adquiere así unaconciencia viva de la unidad del mundo precisamentea través del conocimiento de esos países que ha apren-dido a amar aun cuando jamás los haya visitado.

EN ESPAgA SE ABRE A LA GEOGRAFÍA

UN PORVENIR DE AMPLIOS HORIZONTES

Pocas ciencias han sido entre nosotros tan incom-prendidas como la Geografía. Por eso no es de ex-trañar que, fuera del restringido círculo de especia-listas, en el momento actual de la vida española seaaún relativamente poco conocida.

Esta situación no es más que el resultado naturalde una enseñanza geográfica mal orientada en losaños del Bachillerato y del uso de manuales en losque la Geografía se reduce a retahilas de nombreso a unas brevísimas explicaciones, muchas veces anti-cuadas e imprecisas, y que, por lo mismo, habría quedesterrar de una vez de nuestras aulas.

Efectivamente, la Geografía es para muchos espa-ñoles poco más que un simple saber nombrar y situaren el mapa cabos, golfos, montañas, ríos, ciudades,etcétera. Así, en la conversación corriente, cuando sedice que fulano de tal "sabe mucha Geografía", sepiensa en seguida en un tipo de persona, de memoriafeliz, que ha tenido el capricho de meterse en lacabeza un gran número de nombres de lugares, cifrasde habitantes y superficies de países.

No obstante, descartados los que aún creen de bue-na fe en esa Geografía "de cabos y golfos", inclusopara personas algo iniciadas en esta materia, la Geo-grafía vendría a ser poco más que una forma deconsiderar cosas pertenecientes a otras ciencias, y queconsistiría en estudiarlas desde el punto de vista desu localización en el espacio. De esta forma, la Geo-grafía no sería un cuerpo de doctrina coherente yautónomo como cualquier disciplina de la naturalezao del espíritu, sino un auténtico cajón de sastre delas más variadas materias, ya que todo lo que estásobre la Tierra puede ser localizado y situado enun mapa.

En el terreno docente, es preciso que esta Geografíade espíritu moderno arraigue en nuestras EnseñanzasPrimaria y Media. Precisamente la experiencia demuchos geógrafos dedicados a la educación en elxriundo entero nos dice que, para adaptar nuestraciencia a la capacidad de escolares de estas edades,no es necesario vaciarla de su contenido esencial—lospaisajes, las regiones—y sustituirlo por un farragosocatálogo de nombres o un inventario de curiosidadesque en nada se parece a la Geografía actual. En estesentido se impone como una necesidad vital el abrir-nos del todo a los sistemas modernos de enseñanzaactiva y a la confección de textos y atlas con buenaorientación geográfica, adaptados plenamente a la ca-pacidad mental de los alumnos que deban usarlos.

Por otra parte, tras el estudio científico, puramentegeográfico de las combinaciones que caracterizan nues-tras regiones—tan varias y complejas—y definen suspaisajes, cabe emprender en España, como en cual-

Page 6: La antigua Geografía «de ca- bos y golfos» y la Geografía ...befe3dbf-16… · cología aplicada es quizá superior a la que existe entre ésta y las ciencias físicas. ... Geografía

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REVISTA DE EDUCACIÓN

quier otro país, estudios de Geografía aplicada, queconsidera y propone lo que estima paisaje mejoradoo región óptimamente organizada dentro de las po-sibilidades del momento. Hoy día, en todos los paísesoccidentales estos trabajos han cobrado grandes vuelosy los geógrafos cooperan en las tareas de planificaciónregional.

Recientemente, la sección de Zaragoza del Institutode Geografía "Juan Sebastián Elcano", del Consejo

Superior de Investigaciones Científicas, se ha conver-tido en departamento de Geografía Aplicada, y en

ella se ha comenzado ya a laborar en tal sentido.Este moderno aspecto de la Geografía—el aplica-

do—, en beneficio de una orientación más racionaldel mundo y de un mejoramiento del nivel de vidade sus habitantes, se impone como una exigenciade nuestro tiempo.

PEDRO PLANS

Una Casa de la Cultura, enmarcha

Soria, la más pequeña capital española, ocupa pues-tos de vanguardia en algunos aspectos relativos a laeducación.

Desde hace un año cuenta Soria con una de lasprimeras Casas de Cultura, creadas a iniciativa y bajola dependencia de la Dirección General de Archivosy Bibliotecas.

La Casa de la Cultura soriana es—como la ciudaddel alto Duero—reducida, sobria, modesta. Modestosy reducidos también, sus recursos materiales. Peroesto no disminuye, sino que espolea y anima, el des-arrollo de una ilusionada y necesaria labor de eleva-ción del nivel espiritual de la pequeña ciudad caste-llana.

* * *

Uno de los términos más manoseados y peor en-tendidos es, sin duda, la palabra cultura. Y una delas cosas más difíciles es, asimismo, la exacta inter-pretación de la cultura. Ha dicho un ilustre pensadorque "la cultura está entre los cuernos de este dilema:si debe ser profunda y exquisita, ha de quedar redu-cida a pocos hombres; si debe hacerse popular, tendráque ser mezquina". La frase, ciertamente, es tan agu-da como expresiva. Pero, acaso, un poco exagerada.Porque si la cultura es cultivo de la inteligencia, estecultivo—como cl de la tierra—no ha dc exigir, enviolenta disyuntiva, o una labor profunda o una mez-quina y superficial labor. Como las distintas clasesde tierras, así los hombres, las ciudades y las circuns-tancias exigirán o no, dentro de un amplio margende flexibilidad, diversos tipos de laboreo del espíritu,porque son muy varios los estratos de la sociedad.

La cultura, por otra parte, se entiende como elconjunto o sistema de ideas vivas que posee nuestrotiempo. Hoy hemos de enfocar la cultura en un sen-tido eminentemente social: como preparación de lamasa para, en su acercamiento hacia las minorías,ir creando un nuevo clima de superación y de con-vivencia.

Vivimos una época en que las minorías educadoras,

plenamente conscientes de su responsabilidad, no hande crear cultura para unos pocos hombres, sino divul-gar y extender los eternos valores de la cultura—mo-ral, arte, historia, ciencia, técnica—al hombre medio,al hombre de la calle, del suburbio y del campo, quie-nes, una vez transpuestos los muros de la escuela pri-maria, sue'en carecer de medios y de ambiente dondecontinuar el cultivo de su inteligencia y de su espíritu.

No ha sido, pues, una circunstancia fortuita la deque las llamadas Casas de la Cultura que han em-pezado a crearse en España lo hayan sido a iniciativay bajo la dependencia de la Dirección General deArchivos y Bibliotecas.

En un mismo edificio, bajo el mismo techo quesuele albergar un archivo, a veces un museo y casisiempre una biblioteca pública, nacen las Casas dela Cu'tura, que suelen agrupar también Centros deestudios locales u otras entidades culturales.

Excesivo acaso el nombre de Casa de la Cultura?Las denominaciones precisas son siempre difíciles. Yahace tres mil años, empleando una bella y larga perí-frasis, el faraón Ossymandias tituló Tesoro de losremedios del alma a la más antigua biblioteca egip-cia de que se tiene noticia.

Pensemos, en fin, que un edificio que alberga do-cumentos históricos, a veces objetos de arte y siemprelibros—antiguos y modernos—, bien puede afirmarseque contiene tesoros de cultura. Pero si además deconservarlos pretende darlos a conocer con un sentidoágil y dinámico, a la vez de divulgar en torno suyootras diversas manifestaciones artísticas y educativas,bien puede merecer entonces el nombre—quizá untanto pretencioso a primera vista—de Casa de la Cul-tura. En definitiva, más importante que el nombrees el contenido y la exacta valoración de la labor que,tras de ese nombre, convenga realizar. Misión difícil,en verdad, pues en cada caso habrá de acoplarse odosificarse, con inteligente flexibilidad, según las di-versas necesidades y circunstancias.

* * *

Además de albergar un archivo de protocolos y deservir como domicilio social al Centro de estudioslocales y a una recién creada Asociación musical, elorganismo que ocupa la mayor parte de la Casa dela Cultura soriana y que le imprime vida es, lógi-camente, la biblioteca pública, que reúne—entre susfondos antiguos y modernos—unos 18.000 volúmenesy posee, con adecuada independencia, una sala gene-ral de lectura, otra de revistas y de préstamo, una sim-pática y alegre sección. infantil—bellamente decora-