La Aventura De Un Fotografo En - Adolfo Casares Bioy.pdf

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  • Orestes: En la versin original, la numeracin de loscaptulos tiene dos fallas, as que no la tomes comomodelo. (Esta nueva versin da un captulo de menos).

    Por otra parte, cada captulo empieza en pginaaparte, par e impar. No puse los saltos porque mi mquinatiene problema para reconocer los saltos de pgina queagreg el escaneado. Tratar de solucionarlo para elprximo libro.m. ADOLFO BIOY CASARES LA AVENTURA DE UN FOTGRAFO EN LA PLATA I

    Alrededor de las cinco, despus de un viaje enmnibus, tan largo como la noche, Nicolasito Almanzalleg a La Plata. Se haba internado una cuadra en laciudad, desconocida para l, cuando lo saludaron. Nocontest, por tener la mano derecha ocupada con la bolsade la cmara, los lentes y dems accesorios, y laizquierda, con la valija de la ropa. Record entonces unasituacin parecida. Se dijo: Todo se repite, pero la otravez tena las manos libres y contest un saludo que erapara alguien que estaba a sus espaldas. Mir hacia atrs:no haba nadie. Quienes lo saludaron repetan el saludo ysonrean, lo que llam su atencin, porque no haba vistonunca esas caras. Por la forma de estar agrupados, pensque a lo mejor descubrieron que era fotgrafo y queranque los retratara. Un grupo de familia, pens. Lo

  • compona un seor de edad, alto, derecho, aplomado,respetable, de pelo y bigote blancos, de piel rosada, deojos azules, que lo miraba bondadosamente y quiz con unpoco de picarda; dos mujeres jvenes, de buenapresencia, una rubia, alta, con un bebe en brazos, y otra depelo negro; una niita, de tres o cuatro aos. Junto a ellosse amontonaban valijas, bolsas, envoltorios. Cruz lacalle, pregunt en qu podra servirles. La rubia dijo:Pensamos que usted tambin es forastero.

    Pero no tan forastero como nosotros agreg riendola morena y queramos preguntarle... Porque hay que desconfiar de la gente pueblera, ms quenada si uno deja ver su traza de pajuerano explic elseor con gravedad, a ltimo momento atenuada por unasonrisa. Almanza crey entender que por alguna razn misteriosatodo diverta al viejo, sin exceptuar el fotgrafo de tierraadentro, que no haba dicho ms de tres o cuatro palabras.No se ofendi. La morena concluy su pregunta: Si no habr un caf abierto por ac. Un lugar de toda confianza, donde le sirvan un verdaderodesayuno dijo el seor, para agregar sonriendo, con unaalegra que invitaba a compartir. Sin que por eso lodesplumen. Lamento no poder ayudarlos. No conozco la zona. Trasun silencio, anunci. Bueno, ahora los dejo.

  • Yo pens que el seor nos acompaara asegur lamorena. Yo quisiera saber por qu trajimos tantos bultos protest la rubia. Entre las dos no atinaban a cargarlos. Permtame dijo Almanza. Le voy a encarecer que nos acompae dijo el seor,mientras le pasaba los bultos, uno tras otro. El pueblero,y peor cuando se dedica al comercio, es muy tramposo.Hay que presentar un frente unido. A propsito: JuanLombardo, para lo que ordene. Nicols Almanza. Una auspiciosa coincidencia. Tocayos! Mi nombrecompleto es Juan Nicols Lombardo, para lo que ordene. Almanza vio semblantes de asombro en la rubia, deregocijo en la morena, de amistosa esperanza en don Juan.ste le tenda una mano abierta. Para estrecharla, sedispona a dejar en el suelo los bultos recin cargados,cuando la muchacha de pelo negro le dijo: Pobre Pap Noel! Miren en qu situacin lo ponen. Yava a tener tiempo de darle la mano a mi padre. El grupo se adentr en la ciudad. Don Juan, con pasoenrgico, marchaba al frente. Se rezagaba un pocoAlmanza, estorbado por la carga, pero alentado por lasmuchachas. La niita, durante las primeras cuadras pidialgo que no consigui, por lo que finalmente agreg sullanto al del hermano. Como quien despierta, Almanza oy

  • la animosa voz de don Juan, que anunciaba: Aqu tenemos un local aparente, salvo mejor opinin denuestro joven amigo. Se apur en asentir. Estaban frente a un caf o bar cuyopersonal, en ropa de fajina, baldeaba y cepillaba el piso,entre mesas apiladas. A regaadientes les hicieron unlugar y por ltimo les trajeron cinco cafs con leche, conpan y manteca y medias lunas. Comieron y conversaron.Se enter entonces Almanza de que don Juan era, o habasido, mayordomo de una estancia de Etchebarne, en elpartido de la Magdalena, y que tena un campito enCoronel Brandsen. Supo tambin que la rubia, madre delas dos criaturas, se llamaba Griselda. La morena, que sellamaba Julia, le anunci que a ellos los esperaban en unacasa de pensin, que ofreca todas las comodidades aprecios razonables, muy recomendada por pasajerosacostumbrados a lo mejor. Por su parte opin don Juan: Le hago ver, hijo mo, que si se viene con nosotros, laganancia es de todos. Pondr mi empeo, como si ustedfuera de la familia, para que los patrones le ofrezcan unacomodidad para salir de apuro. Estas palabras recibieron el apoyo de las dos mujeres. De veras agradezco, pero ahora es imposible afirm.Tengo reservada una pieza en la pensin donde para unamigo. El descanso, la comida, la conversacin trajeron unbienestar general, perturbado al rato por el llanto del

  • bebe, tan tesonero que bordeaba lo insoportable. Asdebi de pensar Griselda, porque de repente dijo: Con el perdn de todos. Descubri un pecho notablemente redondo y rosado y sepuso a alimentar al hijo.II

    Acompa a sus nuevos amigos hasta la pensin, quesegn se enter despus quedaba en 2 y 54, y les llev elnumeroso equipaje a la pieza, en el piso alto, para lo quedebi subir y bajar varias veces la escalera. En ese ir yvenir no se cans de admirar unos vitrales, con figuras decolores vivos. Presinti que la otra pensin, donde lehaba reservado una pieza el amigo Mascardi, no le iba agustar tanto. Lo que en sta menos le gustaba era un olor,tal vez a cocina o a despensa, no saba a qu, ni fuerte nimuy repulsivo, que pareca estar en toda la casa.

    Aunque los Lombardo porfiaban en retenerlo, sedespidi porque se le haca tarde. Mientras loacompaaban hasta la puerta, las mujeres le dijeron queno fuera ingrato, que las visitara pronto. Retumbentonces un grito desgarrador. Despus de un cortosilencio oyeron la voz de don Juan, que entre quejidosllamaba a sus hijas. Griselda corri escaleras arriba.Antes de seguirla, Julia dijo:Todava no se vaya. No nos deje en este momento.

    Almanza convers con la patrona y con algnpensionista. Se preguntaban qu pasaba. Al rato volvi

  • Griselda, muy nerviosa. Hay que llamar a un mdico dijo. Mi padre est mal. La patrona pregunt: Mdico? Yo me manejo con el Centro Mdico. Siquiere, llamo. Vienen en seguida. Llame, llame. La conversacin telefnica de la patrona fuecontinuamente interrumpida por Griselda, que indicaba: Repita que est mal. Que tuvo un vmito de sangre. Quehay que hacerle una transfusin. Se fue Griselda, lleg Julia y pregunt: Queda lejos el Centro Mdico? La patrona dijo: A la vuelta, a unas cuadras de aqu. Vienen en seguida. Voy all. Voy yo dijo Almanza. No se perder? No, si me dan las seas. Es fcil asegur la patrona. Seis cuadras a la derecha,una a la izquierda, otra a la derecha. No puede perderse. Sin pensar ms, Almanza corri a la calle. Contaba en vozalta las cuadras. Al cabo de la octava se encontr con unaambulancia que sala de un casern. Levant una mano,para detenerla y pregunt si iban a 54 y 2. Le dijeron ques. Vena a buscarlos dijo. Me llevan? En la ambulancia haba dos hombres. El que manejaba,

  • vestido de enfermero, y el acompaante, de ropa casiigual, que deba de ser el mdico. Cuando estaban porllegar, el mdico le pregunt: Hepatitis? Alguna enfermedad infecciosa, querecuerde? Secretas? El enfermo es otro. Un seor mayor, don Juan Lombardo.Un amigo. Lo que pregunto es si usted tuvo hepatitis. Infecciosas?Secretas? Yo? Ni por casualidad. Ya en la escalera de la pensin, el mdico le dijo: Usted no se me vaya. Almanza le seal la habitacin de los Lombardo.Diciendo Permiso, permiso para apartar a lospensionistas, el mdico entr y cerr. Como la espera sealargaba, Almanza empez a desear que la puerta seabriera, que Julia se asomara y dijera que su padre estabaperfectamente. Tanta voluntad haba puesto en el deseo,que al abrirse la puerta pens que era por obra suya.Quien apareci no fue Julia, sino el mdico, que salidiciendo como para l mismo:Perfecto, perfecto. De pronto fij los ojos en Almanza yle dijo: Estaba pensando en usted. Con satisfaccin not que le daban importancia. Pregunt:Puedo ayudar? Puede. Qu debo hacer?

  • Se arremanga un bracito. Obedeci. Y ahora? Le doy un pinchacito. El mdico puso en una placa de vidrio un poco de sangreque haba sacado. Ya est? pregunt Almanza. Hoy es mi da de suerte. El mismo grupo! Se dacuenta? La verdad que no, doctor. Los dos tienen el mismo grupo: A, positivo. La sangrems comn y silvestre que se puede pedir. Por favor,venga para ac, en seguidita. Dnde? No poda creer que lo llevaran a la pieza del enfermo. Elmdico le deca por lo bajo: Est del todo seguro que nunca se pesc unas lindaspurgaciones? Entindame bien: no es el momento de andarcon tapujos. Por amor propio o por simple vergenza nole haga al pobre viejo semejante regalito. A esa altura de la conversacin haba comprendido de quse trataba. Nunca haba dado sangre, pero tena conocidosque lo hicieron, sin que se les notara despus el menorperjuicio; de modo que no se preocup. La parte ms feade aquella transfusin fue el hedor de la pieza, bastanteraro, y el aspecto del viejo, con ojeras francamentemarrones, plido como difunto. El viejo se las arregl

  • para sonrer y comentar: Yo saba que Almanza no iba a fallarnos.III

    Pareci entonces que la culminacin del sucesohubiera sido la reaccin favorable de don Juan y lasuculenta merienda que le sirvieron a Almanza en el cafcontiguo. Las hermanas Lombardo insistieron enacompaarlo, porque no queran que pasase por alto estesegundo desayuno. Explicaron:Tiene que reponer fuerzas.

    Tan agradecidas se mostraban que para agasajarlodebidamente dejaron solo al enfermo. Se despedancuando entr la patrona de la pensin. El seor es el seor Almanza? pregunt. El seorLombardo le pide que antes de irse tenga a bien subir unminuto a su pieza. Almanza acudi. El feo olor prcticamente habadesaparecido; lo reemplazaba, eso s, el vago aromapropio de la casa. A lo que pudo ver, el seor Lombardoestaba ms animoso. En cuanto a l sinti una momentneasensacin de malestar, como si faltara el aire. Atribuy elhecho a su disgusto porque era tarde y por seguirdemorndose. Pens: Es una vergenza... Por lo menos sipudiera abrir la ventana, para que entren la luz y el aire deafuera. Don Juan lo llam: Atrquese a mi cama. Usted me salv la vida, as que yole debo una explicacin. Cuando se le dijo que lo

  • saludamos por tomarlo por forastero, faltamos a laverdad. No se me enoje ahora, que va a or la explicacinprometida. Maliciamos que era forastero, pero a qunegarlo, yo lo encontr enteramente parecido a mi hijo.Las chicas no me desmintieron. Vive ese hijo suyo? Ventura? Nos han llegado noticias de que no. Dnde se encuentra? Para el corazn de este enfermo, aqu, junto a la cama.No lo tome a mal, ni piense que soy un viejo trascordado.Si me confundo es adrede y usted permitir que en mitribulacin lo trate de hijo. El otro no s por dnde anda.Har cosa de siete aos, de la noche a la maana, se fuede la casa de sus padres. Sin motivo valedero? Con motivo, pobre muchacho. Es lo que ms duele. Yoser un viejo lleno de maas, pero siento el dolor comocualquiera. Hubo una desavenencia, le levant la mano,todo por una futesa que no mereca tanto disgusto. Quierodecir que entonces yo no vea por qu al muchacho lecay tan mal. Qu le cay mal? Si no me explico debidamente, usted no me va aentender. Dijo don Juan que l siempre haba sido franco y abiertopara la gente que lo quera, pero malo como el aj para losque le llevaban la contra. Confes que por aquella poca

  • amigaba con una viuda. El hijo de la viuda se meti avendedor de seguros y ella le encareci que le compraraal muchacho un seguro de vida, para apuntalarlo en elconchabo. Sobre mi propia vida, ni hablar, porque soysupersticioso continu. Mi pobre seora ya andaba muydecada, as que vena a quedar eliminada, porque lasprimas o como las llamen iban a estar por las nubes.Pens: Quin ms aparente que Ventura? Un muchachoen la flor de la edad. Al principio la operacin me salibastante acomodada. En dinero noms, porque enaflicciones ni me hable! Vaya uno a saber qu dio enfigurarse Ventura, sobre aquel seguro. Que yo tenanoticias de alguna misteriosa enfermedad suya, mortal acorto plazo. O todava peor: me prestaba tal vez unaintencin aviesa, que no quiero pensar. Hasta las msaltas horas dur la controversia con mi pobre hijo. Al dasiguiente no estaba por ninguna parte. Nunca volv averlo. Almanza temi que don Juan tuviera una recada, porquepareca cansado, a punto de sofocarse. El recuerdo de ladiscusin de esa noche terrible tal vez fue demasiadodoloroso para ese viejo que sala de una descompostura.Don Juan continu: Ya no quiero hablar de aquel hijo. Me atribuy designiospor dems infames. Por suerte ahora tengo otro, que mesalv la vida.

  • La mano que apret el brazo de Almanza no pareca la deun hombre enfermo y dbil. Era una garra. Como pensando en voz alta don Juan dijo: Ni siquiera s que est vivo o est muerto. Lo msprobable es que est muerto, pero eso no basta paracobrar el seguro.IV

    Cuando pas frente al hotel La Prgola, pens: Antesde irme voy a fotografiarlo. Me gustara parar ah. Aldoblar por 43 divis a su amigo Lucio Mascardi, a mitadde cuadra, recostado contra el marco de una puerta. Hastaque Almanza lleg a su lado, Mascardi no dio seales deverlo. Entonces dijo:

    Pens que no venas. Te voy a explicar. No expliques. Me puse a conversar con una familia, gente de Brandsen.Tomamos el

    desayuno y cuando los acompa a la pensin queranconseguirme una pieza, para que me quedara con ellos. Estara bueno, despus de volcar mi influencia parameterte ac. No sabs todo lo que me pas. No te vas a excusar conmigo... Encontrar hospedaje enLa Plata no es nada fcil. Las pensiones estn, lo que sedice, al tope. El nico arreglo posible fue poner unasegunda cama en mi pieza, que es bastante grande.

  • No quiero estorbar. Cmo se te ocurre? No somos amigos de toda la vida? Por el zagun entraron en un patio al que haban techadocon una claraboya, para convertirlo en sala. A ese patio, osala, daban media docena de puertas de dos hojas, altas yangostas, con un numerito arriba, en una chapa ovalada,blanca, con persianas de madera pintadas de gris. El pisoera de baldosas coloradas. Haba dos o tres alfombritasviejas, por aqu y por all, y una mesa de mimbre, sillonesdesvencijados, plantas en macetas, un reloj de pndulo.En comparacin, la pensin de la familia Lombardopareca imponente y rumbosa, con aquellos vistososvidrios de colores. Se felicit de que no lo convencieranlos Lombardo, porque en una pensin de tanto lujo quinsabe con qu extras iban a salir. Eso s, cuando le llegarala ltima paga, se mudara all por unos das, parapasarlos a cuerpo de rey. El crujido de un gozne los detuvo. De la primera puerta, acontar por la izquierda, sali una mujer robusta, ni viejani joven, de pelo negro, de piel blanca, de labios rojos,mojados, que pareca una monja de civil y que, segndijo Mascardi, antes de apersonarse los haba espiadopor la ventana que hay en la pared. Mascardi habl conaplomo: Doa Carmen, le presento a su nuevo pensionista, elseor Almanza. Tras examinar en silencio al nombrado, la patrona dijo:

  • Perfectamente. Voy a hablar claro con el seor. Primerpunto: a esta casa no me trae mujeres. Si un da llega suseora madre, vaya y pase; pero no se me venga con lahermanita, ni con la prima ni con la ta, bajo ningnconcepto. Sepa bien que desde la ventanita de mi pieza loestoy espiando. Queda bien sentado, entonces, que staes una casa decente? Desde luego, seora. Taconeando en las baldosas doa Carmen se dirigi a lanica puerta entreabierta (tena el numerito 4, en la chapade arriba) y, con un amplio movimiento de brazos, laabri de par en par. Se volvi, anunci: La pieza! Despus de un silencio agreg en voz msbaja: Con nuestra mataca adentro. Aymar, seora protest la muchacha. Da lo mismo. Contrada, como corresponde, a suobligacin: limpiar, barrer. En mi casa todo brilla. Comoen los grandes hoteles internacionales, no bien elpensionista sale, la mataca entra, para limpiar y ponerorden. Ya termin, seora dijo la muchacha. gilmente recogi el balde y dems menesteres detrabajo, mostr una amplia sonrisa que no alegraba susojos, salud y se meti en otra habitacin. La tengo en la mira explic Mascardi, en un susurro. La patrona reclam la atencin de Almanza: En materia de electricidad, no me cambia una bombita

  • por otra de ms fuerza, ni me enchufa nada. Se molesta albao conmigo? Como ordene, seora. Entre y mire con sus propios ojos. Toma debida nota dela limpieza? Quiero que los pensionistas me la cuiden.As que nada de ensuciar afuera. Entendido? Entendido. Le voy a encargar al cerrajero su llave de la puerta decalle. igame bien: el pensionista que vuelve despus delas once de la noche me cierra la puerta con llave. Pierda cuidado, seora. Doa Carmen respondi: Una patrona nunca pierde cuidado.V

    Ya en el cuarto, arrim los bultos a su cama y se dejcaer. Mascardi, sentado en la otra cama, dijo: Si yo fuera vos, ordenara ahora mismo las cosas ypondra tus valijas con las mas, detrs del biombo. El biombo, que pareca de papel, era blancuzco ogrisceo, con pescadores en botes, en un lago, rodeado deserranas, por las que volaban cigeas. Brava, la seora. Mascardi contest: Conmigo, mansita, mansita. Claro que soy de la polica yquin te dice que la vieja no me tenga su respeto. No tepreocupes: a vos tambin te va a respetar. Cre que estudiabas para abogado.

  • Me cans. Quin te dice que un da no me anote denuevo. Hoy por hoy revisto en el cuerpo de custodias. Untrabajo que no es para m, pero le encontr la vuelta. Nome paso las guardias durmiendo, ni pegado a la radio,como los compaeros. Yo estudio, ome bien, yo estudiopara pesquisa, tira o detective, como ms rabia te d. A lomejor abrigo el sueo de ser un personaje legendario, un Sherlock Holmes, un Viancarlos, unMeneses, vaya uno a saber. Estudio interrogatorios,seguimientos, un poco de todo. Porque todo tiene sutcnica. No te olvides que en esta profesin la terquedad,la curiosidad, el amor propio, que a m nunca me faltaron,pagan jugosos dividendos. Tal vez por la transfusin, por las agitaciones de esamaana y por el viaje, Almanza entenda a medias ydejaba entrever algn cansancio. Mascardi le pregunt: Qu pasa? Te noto, no s cmo explicarme, apagado,triste. No me digas que la perorata de la patrona teamarg. Por qu iba a amargarme? Por la entrada prohibida a las mujeres. Te digo lo quepienso? Para gente como vos y yo es una ventaja. La mujercargosa, que nunca falta, no te molesta. Uno entra en lapensin y est a salvo. Afuera disponemos de laOrganizacin Mascardi. No qued otro remedio que preguntar qu era eso.Mascardi explic que l conoca a unos estudiantes, que

  • tenan un departamento. En La Plata, en los departamentosde estudiantes, vivan hasta cinco o seis. Como reglageneral, una vez por semana los visitaba una mujer. Hay otra regla importante que debes grabar en lamemoria. En todo departamento, el que presta la cama sereserva el primer turno. Mascardi agreg que tampoco faltan mujeres que por lanoche se ofrecen desde la vereda, a grito pelado. comodicen los estudiantes chilenos. Mirndolo inexpresivamente Almanza coment: La verdad que te has vuelto mujeriego. Basta de hablar! dijo Mascardi. Si hablo mucho,como hoy, a esta hora me viene un hambre! Te propongoque festejemos tu llegada con el famoso puchero de unrestorancito de ac a la vuelta. Cuando salan, se cruzaron con la muchacha, que les dijo: Si van a comer, buen provecho. Agradecido, seorita respondi Almanza. Mascardi lo mir con expresin vaga, como si estuvierapensando en otra cosa, y pregunt: Me dijiste mujeriego por sta? Sin ms te aclaro que enla materia no soy orgulloso. Recostada en la puerta de calle, del lado de afuera, vierona una seora de pelo castao, de cara juvenil, blanca yrosada, de cuerpo casi robusto. Almanza murmur: Con su permiso. La mujer se hizo a un lado. Pasaron y saludaron.

  • la seora Elvira, la esposa del inspector de estacionesde servicio de Y.P.F. explic Mascardi. Ya se cansdoa Carmen de hacerle ver que una seora, parada en lapuerta, da a la pensin una apariencia de conventillo.Semana tras semana el marido est ausente en sus viajes.La pobre lo quiere con locura y se pasa las horas en lapuerta, en la esperanza de verlo llegar. Para m que piensaque si por un minuto ella se descuida, el marido novuelve.VI

    Pasadas las doce almorzaron en un restaurante quevena a quedar en 44 y 117, donde cocinaba la patrona yatenda el patrn. La entrada era algo oscura; el salnestaba en desnivel; haba que bajar uno o dos escalones.Comieron puchero de falda.

    No cargan los precios y te dan comida casera. Casitoda la concurrencia es de estudiantes asegurMascardi. Si alguien viene a conversar con nosotros, nite acuerdes que soy de la polica. Este elemento mira conmalos ojos al chafe.

    Los que te conocen por qu van a desconfiar? Es gente muy quemada. Te digo ms: el sector estudiantilest infiltrado por espas de toda laya. Repentinamentepregunt: A vos qu te trae a La Plata? No me digasque has venido a estudiar? Vengo a sacar fotografas de la ciudad. Soy fotgrafo. Mascardi volvi a lo que estaba diciendo:

  • El sector est infiltrado de espas y, por si fuera poco, deactivistas fanticos. Para mi trabajo conviene que nosepan que soy de la reparticin. Debemos tener presenteque el da menos pensado me llega la orden de vigilarlos. Te elegiste un trabajo bastante bravo. No es para cobardes. Hasta peligroso me parece. Bruscamente hosco, Mascardi replic: No slo para m. Si alguna vez me liquidan, a lo mejor teliquiden a vos tambin, nada ms que porque nos venahora, en esta mesa. No te hagas mala sangre: primerotienen que averiguar cul es mi verdadero trabajo. Retomando el tono amistoso dijo: No saba que le hacasla competencia al viejo Gentile. Cmo se te ocurre. Trabajo con l. Justamente, el mespasado apareci por el negocio don Luciano Gabarret,para que le sacramos un retrato. Gentile, ya se sabe, siest entretenido en el laboratorio, no se apura. El otrojuntaba rabia. Para m que no est acostumbrado aesperar. Qu va a estar. Es un potentado. Casi le aclaro que el patrn pone el trabajo por arriba detodo, pero de golpe don Luciano me pregunt si me tenande adorno o si me haban enseado a sacar fotografas. Lesaqu doce al hilo. En colores. Es bastante colorado, si recuerdo bien. Muy colorado y tiene cara de loco. Los ojos pasan

  • rpidamente, no s cmo decirte, de expresar astucia aexpresar furia, como si echaran chispas. Es bajito. Y redondo. Parece un trompo. La nica persona que hevisto con briches y polainas de cuero, en todo el partidode Las Flores. Cont Almanza que a la maana siguiente volvi Gabarrety, cuando vio el trabajo, cambi de manera notable. Hastase le endulz la cara. Almanza coment: No vas a creer. A infinidad de seoritas les pasa lomismo que a este hombre. Ven sus fotos y se ponencontentas. Sigui describiendo la entrevista. Gabarret le pregunt sinicamente sacaba retratos. l mostr sus fotografas deestancias y volvi a preguntar Gabarret: Quin las hasacado? Usted o el patrn?. Entonces apareci el viejoGentile, que contest: El seor Almanza. Yo no estoy ennimo para largarme al campo. A lo que dijo Gabarret:En ese caso le propongo al seor Almanza que se vaya aLa Plata, se tome una semana, con todo pago y mefotografe la ciudad. l contest que no tena pensadocambiar de patrn. Nadie se lo pidi, afirm Gabarret.Mi intencin es ordenar al Estudio Gentile una serie defotografas de los principales edificios y monumentos deLa Plata, para el primer libro de la coleccin Ciudades dela Provincia de Buenos Aires. Previa conformidad delpatrn, encargara al seor Almanza el trabajo. Terci

  • Gentile: Con su venia, don Luciano, voy a decirle mediapalabra a este muchacho que titubea. Lo llev aparte y leasegur: Es la ocasin de tu vida. Si la ciudad no tedestruye, vas a crecer como hombre y, lo que es msimportante, como fotgrafo. Dej el asunto en mis manos.Al entrar de nuevo en el saln, Gentile anunci: Elmuchacho no quiere. Har lo que pueda por convencerlo,siempre y cuando la paga sea acorde con las aptitudes deun profesional de su categora. Dijo las condiciones donLuciano: el boleto y chirolas al principio, con lapromesa de girar a La Plata, a su debido tiempo, unacantidad a convenir. De plano rechaz Gentile.Nuevamente hubo un aparte y en voz bastante alta, a lomejor para que lo oyeran, Gentile coment: El coraje dealgunos. Contstele que no y ya est, dijo l, pero lehizo ver Gentile que una semana en una ciudad grande ypopulosa vala la pena y que, sobre las condiciones, noestaba todo dicho. Los viejos discutieron todava un buenrato, sin ponerse de acuerdo. Esta noche consultamos conla almohada y maana retomamos la conversacin,declar Gentile. Como quiera, contest don Luciano,pero en principio quedamos en que Almanza viaja a LaPlata. Siempre que no me lo mande a una huelga dehambre, replic Gentile. No ser para tanto, dijo elotro. Qu le hace a un muchacho apretarse el cinturn porunos das, y en puntas de pie, como si quisiera parecerms alto, apoyando las manos en la mesa y marcando las

  • palabras con un vaivn de su cuerpo redondo y de su caracolorada, afirm: Mi criterio es muy claro: pagar lomenos posible hasta que me traigan el trabajo. Cuando lovea, si me llena los ojos, pueden estar seguros que no vana quejarse de don Luciano Gabarret. Mascardi pregunt: Y ese viejo tacao no poda ayudarte? Qu viejo? Gentile, quin va a ser. Cmo se te ocurre. La situacin es mala y, cuando lagente est desplatada, en lo que menos gasta es en fotos. En todos estos aos tu nico trabajo fue atender elmostrador y fotografiar? Una vida tranquila, demasiadotranquila para mi gusto. Sal al campo. Antes de conchabarme con Gentile trabajen una estancia, vacun hacienda. Eso s, me gustsiempre la fotografa. Un da le mostr a Gentile unasfotos que tom con una mquina de cajn (rodeos dehacienda, carreras cuadreras, hasta una esquila) y mepropuso que entrara de auxiliar. Tu trabajo, ac en La Plata, cundo empieza? Esta misma tarde. Tengo guardia, pero maana por la maana estoy libre.Si te parece, nos damos una vueltita para que te muestrelugares de inters. Comparado con ms de uno, soy unplatense viejo.VII

  • Cuando entraban en la pensin oyeron la campanilladel telfono. Atendi doa Carmen, la patrona, y con unfruncimiento de la boca anunci: Para el joven. Almanza record algo que le haba dicho Gentile en elmomento de la despedida: En la ciudad te esperansorpresas, lo que es bueno, porque el hombre despierta yvive. Es verdad que agreg la prevencin: No dejes quenada te aparte de la huella. Tom el telfono y pregunt: Quin habla? Realmente se llev una sorpresa. La conversacin durpoco, pero despus, en el cuarto, debi esforzarse paraescuchar lo que le deca Mascardi. ste lo recibi con uncomentario burln. Qu tipo importante! Llega a La Plata y ya lo andanbuscando por telfono. Se puede saber quin te llam? Una chica. La conoc esta maana. Hoy me acompaa afotografiar. Una seorita seria, pero bien dispuesta. Una chica de familia. Estaba con su padre y con lapropia hermana, que tiene un bebe y una nenita. Mascardi lo oa con preocupacin evidente. Habl luegosin apuro, pronunciando cada palabra por separado. El que viene de afuera, ande con ojo. El malandra huelede lejos al que no es de la ciudad. Ome bien. De untiempo a esta parte apareci lo que en la reparticinllamamos una nueva figura delictiva. Una familia, que en

  • realidad no es ms que una junta de sujetos de frondosoprontuario. Entablan relacin con el candidato, en estecaso mi condiscpulo y amigo Nicolasito Almanza, y todoconcluye en una estafa o algo peor. No s si soy claro. Qu me van a sacar? El equipo? Te parece poco? No lo suelto a dos tirones. Te aseguro que es una familiaen serio. Gente de afuera. Como vos y yo. Con unadiferencia: vienen de Coronel Brandsen.VIII

    Aunque lleg a la hora fijada, encontr a Julia en lapuerta, esperndolo. La cosa empieza bien, se dijo. DonJuan le mereca respeto y tena la mejor opinin deGriselda, pero esa tarde no se hallaba en nimo deconversaciones. Estaba ansioso por fotografiar.

    Caminaron hasta la estacin, que fotografi de lejos yde cerca, en conjunto y por partes. Julia se mostr comouna seorita diligente, de notable paciencia. Le sirvi deauxiliar y al rato empez a sugerirle fotografas, siemprecon fundamento y mucho tino. Cuando concluy con laestacin, Almanza fotografi el Roca, un cinematgrafoque haba por ah y, yendo hacia el lago y el bosque,fotografi el edificio de la Facultad de Ciencias Exactas,que le gust mucho, y el monumento al Almirante Brown,de altura imponente, segn le coment a Julia. Msadelante vieron el lago, con patos y cisnes, y gente queremaba en botes. Una insinuante voz italiana pregunt:

  • Quieren una bella fotografa? Hay que guardar elrecuerdo de un momento feliz. El que habl era uno de esos viejos fotgrafos de plaza,con su guardapolvo y su gran cmara de trpode, provistade trapo negro. Julia dijo: Por m no se ponga en gasto. Almanza contest con un frase dirigida al fotgrafo: Pierda cuidado, Julia. A un colega el seor le haceprecio. Maldito oficio contest el fotgrafo (dijo maledetto).En estos das todo el mundo es colega, pero uno tiene quevivir. Prximo al lago, prximo al lago: ser una bellafotografa. Hay que aprovechar ahora, que de nuevo estcon agua. Estuvo seco? Cmo? El seor no sabe? Hubo un crimen, pero noencontraban el arma. Si no hay arma, no hay condena. Sele meti en la cabeza a la polica que el arma estaba en elfondo del lago. Lo secaron. Este lago, orgullo de La Plata,se convirti en un barrial infame, con burbujas de aguapodrida y charcos donde boqueaban mojarras, una carpaque era un verdadero monstruo y bagres bigotudos, msfeos que yo. No se imagina la cantidad de objetosinservibles que ocultaba este bello lago. Francamente,seor, haba de todo, menos el cuchillo del crimen. Mientras hablaba los fotografi. Entreg despus unacopia a cada uno.

  • No est mal coment Julia, aunque yo parezco denoticias de polica. Es un buen trabajo dijo Almanza. Julia pregunt si poda quedarse con la foto y agradeci elobsequio. Almanza pag. Yo le voy a sacar una mejor susurr cuando se alejabanpor un sendero en el bosque, entre el jardn Zoolgico y elMuseo de Ciencias Naturales. Almanza fotografi el edificio del Museo y despus aJulia sentada en la escalinata, rindose mucho, porquedeca: sta es la escalinata de los enamorados. Me contaron enla pensin que a la noche la usan las parejas. Ahora la voy a tomar de cerca. La cara noms. Al mirarla a travs del objetivo se dijo: Qu linda cara.Es la primera vez que la veo. Como si yo no viera sino atravs del lente de la cmara. Unos ojos extraordinarios yuna nariz perfecta: algo que no se encuentra todos losdas. En voz alta coment: Creo que le va a gustar la foto. Si me saca linda, Griselda se muere de celos. Todava estuvieron un rato en el bosque. Fotografiaron elplanetario, para finalmente alejarse por una calle de tilos.Julia pregunt: No sents el aroma? Almanza not que lo haba tuteado. Por un momento sedistrajo y perdi algunas palabras de lo que Julia le deca.

  • Con Griselda nos queremos, pero nos peleamos, porquees muy celosa. En cambio yo era inseparable de mihermano Ventura. Don Juan me cont que se fue de la casa. Te habr dicho que muri. No dijo eso. Por lo menos, convencido no est. De un tiempo a esta parte lo da por muerto. Mi padre noes malo, pero a veces parece que no tiene alma. No digoque sea desalmado, sino que no tiene alma, fijate bien. Mecontaron que los artistas son as. No saba. Hoy representan un papel, maana otro. A m, don Juan me dio a entender que siente mucho lafalta de su hijo. No por el hijo, se me ocurre, sino por las consecuencias.Sin Ventura para aconsejarlo, se enred en negociosraros. Nos metieron pleito y tal vez nos embarguenBrandsen. Por la manera en que habl Julia de ese campo, Almanzacomprendi que era un lugar muy querido por ella,vinculado a sus mejores recuerdos. Ya se las arreglar tu padre para salvarlo dijo. Tal vez. No se desanima fcilmente. Es muy buscavida,aunque no trabajador. Me cont que la desavenencia con tu hermano fue poruna pliza de seguro. Fijate qu raras son las cosas. Tom esa pliza para

  • favorecer a una seora amiga, mejor dicho al hijo de laseora, un muchacho que era agente de seguros. Pocodespus el muchacho dej el trabajo y abandon la casade su madre. Ms o menos como Ventura? Con la diferencia que se meti de fraile, en un convento,a la salida del Azul. Dicen que es el llamado de lavocacin. Vos dejaras todo para meterte en unconvento? Yo no, pero a lo mejor a l le da por la religin como am por la fotografa.IX

    Se despedan, frente a la pensin de los Lombardo,cuando apareci en la puerta Griselda y lo invit a pasar.Se excus, pero estuvo conversando con las doshermanas, como si no tuviera el menor apuro. No tard,sin embargo, en irse, porque entenda que el laboratorioquedaba lejos y quera llegar antes que cerraran.

    Debi caminar un buen rato y mirar de vez en cuandoel papelito en que Gentile anot la direccin. Comoalgunas calles no tenan chapa en las esquinas, temihaberse pasado... A un seor que distribua a su familia enlos asientos de un automvil, le pregunt si iba bien.

    Tres cuadras contest el seor y agreg que ellaboratorio deba de quedar donde 24 hace esquina con ladiagonal 75. El seor dijo el diagonal. Por fin lleg. Abri la puerta el propio seor Gruter, un

  • viejo de pelambre revuelta y de expresin ansiosa. Te estaba esperando dijo. Ya cre que no venas. Es tarde? Mucho me temo. Hora de cerrar? Me voy. Cerramos para los clientes, no para los amigos. Pas,pas. Te presento a Gladys, mi ayudante. Gladys era una muchacha rubia, con aire de inglesa o talvez de alemanita, alta, huesuda, probablemente maternal yde buena ndole. Entraron en una sala poco iluminada poruna lmpara con pantalla de seda verde, en forma decpula, con hileras de cuentas de colores, a modo defleco. En una mesa haba infinidad de fotografas y, en lapared, una estampa de Cristo, con ropn morado. En unarepisa, algunos libros se alineaban entre las estatuitas deun chino o japons con los ojos vacos y de una mujerdesnuda con muchos brazos. Quiere un mate? pregunt Gladys. Gracias, no se moleste. Cmo qued Gentile? Bien. Podra pasar al laboratorio? As me gusta. Digno ayudante de mi viejo amigo Gentile.Me sigue? Lo llev al laboratorio. Almanza contempl conadmiracin y un dejo de envidia la ampliadora, tanto msmoderna que la de ellos. Estuvo trabajando un rato. Lasfotografas salieron bien, por lo que pens que la niebla

  • de La Plata no era desfavorable. Cuando se iba pidi disculpas por haberlos entretenidohasta esas horas. Al contrario asegur Gruter me gustara que uno deestos das te quedaras a conversar. Maana me tendr de vuelta. No conocs a nadie en La Plata? A un compaero de colegio. Vino a estudiar y ahoratrabaja. De nombre, Mascardi. Eso est bien coment Gruter. Conozco, adems, a una muchacha, que me acompa afotografiar. La que sacaste en la escalinata del museo? La misma. Cmo la conociste? Por casualidad. Cont cmo fue su encuentro con la familia Lombardo.Gruter coment: Una verdadera casualidad. Es claro que si uno llega deafuera debe cuidarse. Mascardi le estuvo hablando? El amigo tuyo? No tengo el gusto de conocerlo.X

    A la otra maana haba la misma luz apenas atenuadapor la niebla. Le dijeron que era tpica de La Plata. Menosmal que esa luz favoreca el trabajo, porque lasdificultades no faltaban. Para empezar, el tamao de los

  • edificios. Ya le previno Gentile que se encontrara conedificios tan grandes, que se vera en apuros parameterlos en una foto sin deformarlos. En Las Flores seejercit, aunque no bastante, con la Municipalidad, laIglesia y la fbrica de pantalones y camisas. Menos malque la avenida 7 de La Plata era ancha. Se entretuvo allhasta la una pasada: fotografi el Banco de la Provincia,la Universidad, el cine Gran Rocha, que est a la vuelta,en 49. Desde el correo despach a Gentile el material delda anterior. Ojal que lo d pronto a Gabarret y queguste, pens. Trabaj un rato en la plaza San Martn.Cuando lleg al restaurante, Mascardi le dijo:

    Cre que no venas. Es tarde? Bastante. Desde que llegu no oigo ms que esa queja. No es poralardear, pero me

    tengo por puntual. Aunque llegues tarde, como todo el mundo. Esta maanano te acompa porque me llamaron del Departamento. Yo trabajo enserio y cumplo horarios. Puedo acompaarte despus del almuerzo. Despus del almuerzo me acompaa la seorita de ayer. No me vas a creer: a esa gente le estoy tomando unaidea... Te digo ms: no s qu buscan.

  • Son dos hermanas. La otra tambin es muy linda. Te lapresentara, pero es casada. Fue a sentarse con ellos un muchacho de poca estatura,menudo, de frente ancha, que deba de ser joven, casi un chico. Un chicoavejentado, con anteojos de cristales gruesos. Mascardi habl en un tonode burlona solemnidad: El amigo Almanza, un compaero de escuela, que vino afotografiar La Plata, y el amigo Lemonier, alias el Viejito, estudiante deingeniera, futuro medalla de oro. Vino especialmente a fotografiar mi ciudad? preguntel Viejito. Por encargo, quiero creer. Para una coleccin de libros. Empieza por La Plata, como corresponde? Una ciudadnueva, de gran pasado. Su pasado es de cuando el pas tena futuro. No entiendo dijo Almanza. Molesto? pregunt un muchacho de campera, que sehaba acercado a la mesa. Mascardi present:

  • Pedro, alias Pedrito. Lemonier, alias el Viejito yAlmanza, que es de mipago. El recin llegado arrim una silla. Tena la piel rojiza, lanariz curva, los ojos chicos, los brazos cortos. Lemonier retom eldilogo interrumpido: Le va a gustar cuando seaquerencie. Es increble, pero aqu la gente se aquerencia. Pedrito mir sucesiva, atentamente a Lemonier y aAlmanza. No pestaeaba. Lo que se nota es la falta de tradicin afirmapesadumbrado Mascardi. Almanza lo escuch conasombro. No saba que su amigo fuera capaz de una reflexin como sa. La Plata dijo Lemonier tiene la mejor de todas lastradiciones: la del pas grande y prspero que fuimos. Yo dira que la ciudades un vivo monumento a esa esperanza. Adems tenemos tradicioneschicas, de barrios y de amigos. Ms autnticas, en muchos casos, que las dezapateadores y grupos folklricos. Es claro que entre nuestras ms autnticastradiciones hay una que te regalo: la de malos gobiernos.

  • Todos te parecen malos? pregunt Mascardi. Nosers medio anarquista? Por qu no? Como dijo alguien en un sueltito de El Da:Soy un soldado desconocido de la guerra del individuo contra lasociedad. No slo contra el Estado, tambin contra el consorcio de propietarios ycontra el club, aunque sea Estudiantes de La Plata y le duela a Mascardi. El tal Pedrito escudriaba a Lemonier con atencin ydesconfianza. Tras un bostezo, Mascardi habl apresuradamente: Te cuento, Almanza, lo que de verdad tu amigoMascardi est pensando mientras debaten ustedes los tpicos ms profundos? Estpensando que no tiene el menor inconveniente en que le presentes a lahermana de tu amiga. Que est casada es un detalle que no interesa. Menos compromiso observ Lemonier. Mascardi coment: El Viejito es lo que se llama un cerebro y un amigo.Como quien no quiere la cosa, dice la verdad. Ya es tiempo que aprendas.XI

    Julia lo acompa desde las tres de la tarde hasta la

  • puesta del sol. Con diligencia lo ayud y parecicompartir su afn de fotografiar. Despus, en el laboratorio, Gruter examin lasampliaciones y lo felicit por la calidad del trabajo.Ampliando y conversando pas un rato agradable. Cuandoya estaba por irse, Gruter le pregunt si vio de nuevo a lafamilia sa. A la hija soltera, nicamente. Me acompa afotografiar. Cuidate. Crame, seor Gruter, es una seorita de lo ms formal ycomedida que se puede pedir. Cuando yo vena para acpor la diagonal 75, miento, por la 76, me pregunt sialguna vez habr hecho mritos para que tengan conmigotantas atenciones. Crees que no las mereces? Por qu las iba a merecer? Y no desconfas? Con su perdn, seor, sera bastante feo de mi parte. Muy justo. Sin duda el auxiliar de mi amigo Gentile esuna buena persona. Se call, lo mir con ojos ansiosos,por ltimo declar: El que no es buena persona es eldiablo. Seduce para conseguir. Pero, seor Gruter, detrs de la chica hay una familia,con criaturas y todo lo que quiera. Yo no quiero nada y, por favor, explicame de qumanera esas criaturas estorban al diablo.

  • Comprendi que no iba a convencer a Gruter. Sedespidi. En el trayecto, recordando la conversacin quetuvieron, se pregunt si la vida en la ciudad no sera mscomplicada y misteriosa de lo que haba pensado. En lapensin la patrona lo recibi con el anuncio: Lo llamaron las Lombardo. No lo dejan tranquilo. Consanta paciencia contesto que no est y al rato insisten. Am se me caera la cara. Dejaron algo dicho? Que esperan al seor Almanza a las ocho y media. XII

    Acompa a Mascardi al restaurante. En la puerta seencontraron con el Viejito Lemonier que pregunt: Tomamos esa mesa? Est libre. A su vez el patrn pregunt: Tres cubiertos? Dos contest Almanza. Yo me voy en seguida. Creste por un instante que iba a quedarse con nosotros?dijo Mascardi a Lemonier. Cmo se ve que no estsfamiliarizado con el sujeto. En la propia maana de sullegada se arm de nuevos amigos y esta noche loinvitaron a cenar con ellos. Mejor dicho, con ellas. Feliz de l. Mascardi explic: Lo malo es que los supuestos amigos forman una familia.Una familia de araas, y Almanza ya est en la tela. Hasta maana dijo Almanza.

  • No te enojes dijo Mascardi. No me enojo. Quiero llegar a la hora. Aunque no mecreas, soy puntual. Cuando se trata de esa familia. Pens que Mascardi, Gruter y la misma doa Carmenqueran protegerlo. A lo mejor saban por qu y lo hacanpor su bien. Todos estaban contra la familia Lombardo. Alo mejor un da lograba amigar unos con otros y vivan enpaz. En la pensin de los Lombardo lo recibi Griselda, conmuestras de afecto y resplandeciente de belleza. Almanzapens que nunca haba visto a una persona tan limpia. Legust, adems, la vestimenta: una especie de tnica negra,muy apretada y corta, con infinidad de redondeles devidrio o espejitos, que producan reflejos cuando semova. Ya pens que me haba plantado. No me haga caso, soyuna mala. El apuro es porque vamos al teatro. Empieza alas nueve. Iba a decir gracias, pero pudo ms la curiosidad ypregunt: A qu teatro? Una pera, El Demonio, del famoso msico Rubinstein.Lo conoce? No asegur Almanza. La patrona, aqu, dice que es famoso. Pap y Julia ya sefueron, porque son unos impacientes y dicen que si uno

  • pierde el principio no entiende nada. Yo me qued paraesperarlo. Gracias. No tiene que darme las gracias, porque voy a pedirle ungran favor. Lo hago porque usted es un gran amigo. Claro que soy dijo con orgullo. Me acompaa hasta la pieza? En un primer momento no entendi; quin sabe por qupens que le hablaba del teatro. Todo fue tan inesperadoque se sinti un poco aturdido. De buen nimo sigui aGriselda escaleras arriba. Evidentemente la patronatrataba a las hermanas Lombardo con respeto. No pudomenos que advertir la diferencia entre una pensin y otra. La pieza no pareca la misma de la tarde anterior. Todoestaba en perfecto orden, con las tres grandes camas, lacamita donde dorma Rosala y la cuna con el bebe. LosLombardo le abran de par en par la entrada a su vidafamiliar. Los que pensaban lo que no es, se equivocaban.All no haba ms que limpieza y decencia. Griselda le dijo: Le iba a pedir que se quedara con los chicos hasta quevolvamos de la funcin. Un rato noms. No le van a dartrabajo, as que le dejo la revista que estoy leyendo, paraque no se aburra. Tambin le dej instrucciones precisas. No mecer la cuna por ms que llore el bebe. Si no, ustedse va a pasar la noche mecindola. Los chicos, una mala

  • comparacin, se parecen a los animales. En cuanto unoafloja, se vuelven maeros. Eso s, le da la mamadera alas once en punto. Le previno que en un primer momento, el tipo (as llamabacariosamente al bebe) presentara resistencia. Oiga bien un consejo: impngase. El tipo estacostumbrado a mi pecho y, es claro, si le meten otracosa, berrea. Usted no hara lo mismo? Aqu, en el termo,est la leche, bien calentita. La pasa a la mamadera y se lada. Aqu hay un paal limpio, por si acaso. Usted meentiende. Pregunt alarmado: Sabr poner el paal? Haga de cuenta que es un chirip. Nunca puse un chirip. Si tiene alguna duda, despierte a la nena. Es unamujercita hecha y derecha y sabe todo mejor que yo.Puedo besarlo? Le dio un beso en la frente. XIII

    Como Rosala y el bebe dorman, coloc la silla bajola lmpara, se repantig, cruz una pierna, pens que enun momento as deba de ser agradable fumar un cigarrode hoja y con toda tranquilidad se puso a mirar la revistade Griselda. Las chicas que l haba conocido leanrevistas que se ocupaban de modas o de la vida degalanes y estrellitas de la televisin y de la radio. En

  • cambio Griselda se interesaba en asuntos que no estabanal alcance de cualquiera. Lleg a esa conclusin tras unarpida ojeada y casi dese que su amiga no volvierademasiado pronto, as le daba tiempo de leer un artculotitulado Entretelones de la lucha por la dominacin delmundo. Explicaban all cmo las grandes potencias ytambin nuestro pas no eran ms que una simple pantallay cmo todo lo que sucede en esta tierra de Dios hasta loque nos pasa a usted y a m depende de la decisin de unpuado de seores, de traje negro, sentados alrededor deuna mesa redonda. La parte escrita era bastante clara y losdibujos de las tiras, perfectos. Pens que le gustara entraren la sala donde se encontraban los seores, levantar lamesa en vilo y con todas sus fuerzas tirarla sobre elpresidente de esa banda de desalmados. Sin darse cuentapas de la imaginacin a un sueo, donde el presidente, unseor furioso, de grandes bigotes renegridos, con laspuntas para arriba, se desplom bajo el peso de la mesa yech a llorar. En ese momento Almanza comprendi quese haba dormido y que no era el seor el que lloraba,sino el bebe. Tuvo tiempo de pensar que por suerte elllanto lo despert, porque si no se hubiera expuesto a quela familia Lombardo, al volver del teatro, lo sorprendieradurmiendo. Se repeta: Menos mal, despertaba del todoy comprenda la situacin. De pie junto a la cuna, Rosalapasaba la mamadera por la cara de su hermano y tal vezcon la mejor intencin lo rociaba de leche y lo enfureca.

  • Dame que se la doy yo dijo Almanza.Creo que la mamadera pierde coment Rosala.

    Vas a tener que preparar otra y cambiar los paales. Ahora mismo vos gans la cama y segus durmiendo orden con enojo. La chica obedeci. Poco dur la satisfaccin por esavictoria, porque el llanto del bebe se volva apremiante yl se pregunt si sera capaz de enfrentar la situacin. Latarea que le esperaba consista probablemente en cumplira un tiempo, a toda velocidad, sin errores, tres o cuatrooperaciones complicadas. No perdamos la cabeza,murmur y tuvo, sin poder evitarlo, un pensamiento queera un amargo reproche a Griselda, pero tambin unansioso llamado. En ese momento se abri la puerta yGriselda apareci, hermossima entre los relumbrones delos espejuelos de su vestido, sonriendo de un modoirresistible. Con la mayor calma aplic la mamadera albebe. El cuarto, que un rato antes pudo convertirse enpandemonio, recuper el silencio. Todo haba entrado enel orden. Los chicos dorman pacficamente. Pap y Julia se quedaron en un restaurante. Yo me vineporque me dije no sea que de pronto la situacin se pongafea para mi delegado. Porque esta noche usted es midelegado. Llegu en el momento justo, s o no? Ms justo imposible. Puede creerme: pap y Julia no vuelven en seguida.Cuando entran a comer, va para largo. igame bien: para

  • largo. Movi afirmativamente la cabeza. Griselda explic: Los nenes duermen como dos benditos, de modo que, siusted quiere, lo premio. Porque estas palabras, dichas con una sonrisa y en unmurmullo, lo confundieron, sigui callado. Arrimndolo contra ella, Griselda pregunt: No quiere que lo premie? Cundo? Ahora. Mientras lo estrechaban, atin a agitar un brazo endireccin de los chicos, sin interrumpir por ello la suavepero vertiginosa cada conjunta. Ya en la cama, unaexplicacin, poco menos que soplada, lo alent: Duermen con un sueo pesadsimo, pesadsimo. Sinti esas palabras como caricias.XIV

    Griselda qued tirada en la cama, con la cabezaapenas ladeada, con el rubio pelo revuelto, que descubrala intimidad de una nuca de extrema blancura, con los ojoscerrados. La miraba.

    Por favor, abra los ojos. No te gustan? Porque me gustan, quiero verlos. Pens que deba fotografiarla. Pens tambin: Ayer a lamaana, cuando vi

    este pecho, no pens que tan pronto lo vera de

  • nuevo. Despus de la despedida, le previno Griselda: Ac estn siempre mi hermana y mi padre, as que laprxima vez tieneque ser en tu casa.

    Aunque la proposicin lo alarmaba, not ms quenada el agrado que le produca la voz. No perdi el tino ycontest: En la pensin no dejan que uno lleve mujeres. Griselda ri como si la divirtiera lo que haba odo. Y vos te imagins que a nosotros nos dejan traerhombres? Por hacerte pasar yo me arriesgo a que metraten como una arrastrada. No me digas que sos mscobarde que yo. O no valgo la pena? Cmo se te ocurre? Pero el plan tiene suscomplicaciones. Empezando porque un amigo duerme enel cuarto. Vos te avergonzaras de m? Yo, de vos, no. As que nome importa que le digas que te voy a visitar. Le peds quesalga a dar una vuelta o que mire para otro lado y chau. No es necesario. En el cuarto hay un biombo. Debi ella notar que estaba todava indeciso, porque lepregunt: O ests proponiendo que vayamos a un hotel? El tono de esta pregunta no dejaba lugar a dudas. Contesten el acto: Ni se me ocurre. Claro que la entrada no va a ser fcil,

  • con la patrona en su aguantadero, junto a la puerta. Tieneodo de tsica. Entonces no volvemos a vernos? Por qu? No s. No te habr gustado. Claro que me gust. Le pareca increble que ella no lo supiera. A m tambin asegur Griselda, ya sin enojo. A lasdoce en punto de la noche de maana me presento. Mejordicho de hoy, porque ya es ms de la una. Vers que todosale bien. Dame la llave de tu casa. No pens ms y obedeci.XV

    Se dijo que nunca, nada le gust tanto. Si le prometanotro momento as, no iba a preocuparse por lasconsecuencias y los disgustos que trajera. A quin se lehubiera ocurrido que el da de llegar se paseara por todaLa Plata con una chica lindsima y a la noche tendraamores con otra, no menos linda, casada y, por si fuerapoco, madre de dos hijos, instruida y joven? No secambiaba por nadie.

    En el mejor estado de nimo se encamin a su casa.De algn modo se las arreglara para entrar, as que nodeba preocuparse. En cuanto a la anunciada visita deGriselda, por ms que hubiera complicaciones, tena elsanto da por delante para encontrar cmo sortearlas y, entodo caso, lo principal era que Griselda quera visitarlo.

  • Un regalo de la suerte.Confiado en su buena estrella, pens que al mismo

    tiempo que l llegara algn otro pensionista. Como estono sucedi, golpe suavemente la puerta. Muy prontoapareci la patrona, en camisn, con un chal coloradosobre los hombros, blanqusimos y desnudos.

    Qu horas de llegar! Ya perdi la llave? Por favor, seora, ni se le ocurra. La dej en la pieza,cuando sal. Qu horas de llegar! Si me perdona el atrevimiento, seora, qu horas deestar despierta! Sin duda esa noche le sobraba el aplomo.La patrona vacil y dijo: Se lo perdono, claro, se loperdono. Estaba con cuidado.

    Al pronunciar esta ltima palabra la boca se le fruncien un mohn. El muchacho se pregunt si estabaconmovida y por qu. En ese momento el reloj dio lasdos.

    La verdad que es tarde. Hasta maana, seora. Hasta maana, hijo mo. Ya es hora que estemos los dosen cama. Nunca haba pensado que la gente de la ciudadfuera as. Todos parecanquererlo y protegerlo. Como deca el viejo Gentile, el quevive aprende.

    Para no despertar a Mascardi, abri la puerta con lamayor suavidad, pero la precaucin fue intil, porque losgoznes crujieron. Tomando las cosas en broma, pens quepara la noche convendra comprar una lata de aceite y

  • echar unas cuantas gotas en varias puertas de la casa.Qu horas de llegar! rezong Mascardi.

    Creme que no me arrepiento contest. Ni me reconozco, se dijo. Estoy pisando fuerte. No squ tengo. Por de

    pronto, no todo lo que haba pasado esa nochefacilitaba las cosas para la siguiente. Que la patrona semostrara tan buena, cuando l planeaba algo que la iba adisgustar, era ms bien molesto. No lo era menos que a lasdos de la maana hubiera odo en seguida sus golpecitosen la puerta. Dijo:Maana voy a precisar tu ayuda. Mascardi respir o resopl. Almanza tambin se durmipronto. XVI

    A las ocho de la maana, en un caf de 43 y 7, frente auna casa donde alquilaban disfraces y trajes de etiqueta,los dos amigos beban caf con leche y coman felipes ymedias lunas. Muy divertido, Almanza refiri sudesilusin de no ir al teatro, la noche anterior, y lasorpresa, hasta el enojo, cuando supo que lo habanconvocado para tenerlo de cuidador de las criaturas. Depronto dijo:

    Esta noche voy a precisar que me des una mano. Si es para que sigas de niero, desde ya te digo que no. Lo que te voy a pedir es que te des una vueltita, porqueviene a verme una

  • de las chicas Lombardo. Tan sorprendido estaba Mascardi, que pregunt: Ahora? A la noche. Qu me conts. El viejo te ech el ojo para yerno. Mepongo en su lugar:

    que se case con cualquiera, con tal que no quedesolterona. Haba recuperado el aplomo. Almanza le explic: La que viene es la casada. Qu me conts. Primero dejan los chicos a tu cuidado.Despus te meten

    en los con el esposo. Est en Coronel Brandsen. Y qu pasa con la patrona, nuestra patrona? Lacloroformamos? Eso corre por cuenta de la chica. Est bien. Yo pongo el biombo, de modo que no se veami cama, y listo. Est bien, aunque yo estara mstranquilo si te fueras a dar una vuelta. Para que no meentere de tu papeln, si la seora no viene. Pero te hagover: qu te ensea el clculo de probabilidades? Cuantomenos pasemos frente a la pieza de la patrona, menospeligro de despertarla.

    De acuerdo. S, de acuerdo, pero en lo del biombo y basta. Sobre lafamilia mantengo mi opinin. Qu buscan, vamos a ver?Primero te chupan la sangre para el viejo cachafaz.

  • Un seor a la antigua, muy llano, bastante simptico.No hay estafador que no sea simptico: requisito

    indispensable para estafar. Ests hablando sin conocerlo. Despus te dejan de cuidador de nenes y, por ltimo,como si te hubieran hecho un gran favor, viene la seoramadre, a cobrar la cuenta. Mir, sospecho que vas por malcamino. Ests cargando las tintas, Mascardi. No cargo nada. Eso s, la noche con las criaturas meparece lo ms triste. Francamente, el que mucho anda conmujeres, no te dir que se amaricona, pero al primerdescuido se convierte en lo que vulgarmente llamamos untremendo pollerudo. Yo te hablo por tu bien, aunque teduela. Como deca el finado mi padre, todo bicho quecamina debe tener una profesin que lo proteja. Que lo proteja de qu? De qu va a ser? De las mujeres. Te pregunto con elcorazn en la mano: a un fotgrafo quin lo toma enserio? Eso no es profesin, ni nada por el estilo. Ahora, site parece, podras acompaarme en algunas custodias,para ver si el trabajo te gusta. El que no prueba, no sabe. Cambiemos de tema. Te ofend? Viene el Viejito. Me est pareciendo que te voy a sacar buen polica. Creo que no.

  • XVII Mascardi habl por lo bajo:

    Est acompaado. Flor de hembra. No por nadapintan la suerte con una venda en los ojos. Seguida de Lemonier, entr una chica morena, flaquita,con grandes ojos, un poco ansiosos y graves. Laura. Los amigos Mascardi y Almanza presentLemonier y pregunt: Podemos sentarnos con ustedes? Claro dijo Almanza y ofreci una silla a Laura. sta dijo al patrn: Dos cafs con leche completos. No. Para m un mate cocido dijo Lemonier. Qu manera de alimentarse. O de no alimentarse protest Laura. Conteniendo una risita coment Mascardi: Hay que reponer fuerzas. El caf con leche me cae como una piedra, pero si te doyun gusto, que venga noms. Laura corri hacia donde estaba el patrn, para cambiar elpedido. Lemonier pregunt: Nuestro fotgrafo no se cans todava de La Plata? Al contrario contest Almanza. Cuando les trajeron el caf, Laura sirvi y dijo: Tomalo ahora, antes que se enfre. Es muy raro dijo Lemonier, la gente quiere a estaciudad. Vaya uno a saber por qu. Una ciudad deestudiantes, de empleados pblicos, de funcionarios del

  • gobierno. Todo el mundo quiere a los estudiantes dijo Laura. De la boca para afuera replic Lemonier. En cuanto alos empleados pblicos y a los funcionarios delgobierno... Para qu te ped un completo si vas a tomar el cafbebido? pregunt Laura. No come porque slo piensa en caerle al gobierno observ Mascardi. A este gobierno en particular, no. A todos aclarapresuradamente Laura. A ste tambin dijo Lemonier. Es un anarquista hecho y derecho, un crata, un rebelde dijo Mascardi. Justo al revs de Almanza. Nuestro fotgrafo es oficialista? pregunt Lemonier. Como lo oyen, pero nada ms que de una seora, de unaseorita y de la parentela que las acompaa. Eso s, conesa gente, est para lo que manden. Eso no me parece tan mal coment Lemonier. Porque no ests informado. Lo usan, te juro que lo usan. Yo te dira que si me usa una mujer que me gusta, mesiento orgulloso coment Lemonier. Cada uno es como le da la gana, pero que a un amigo lotomen por sonso, no me divierte. Oste, Laura? El Viejitose declar tu esclavo. Laura contest: No s quin es esclavo de quin.

  • Les digo lo que estoy pensando? pregunt Mascardi.Que las reuniones entre nuestro fotgrafo y una famosafamilia ya no van a ser lo mismo. Cuando la soltera lovea, le saca los ojos. Apuesto que por amor propio no loha llamado todava para pedirle explicaciones.Desinteresadamente le doy mi parecer: si quiere zafarse,que me presente a la seorita en cuestin. La seora de la caja se acerc y pregunt: El seor es el seor Almanza? Lo llaman de su casa. Almanza fue al telfono, habl menos de un minuto, volvia la mesa, carg la valija de la cmara y los lentes yanunci: Me voy. Dnde? pregunt Mascardi. A la pensin de losLombardo? Adivinaste. Soy brujo. El seor Lombardo quiere verme. No ser mejor que te acompae? Bueno fuera que me presentara con escolta. Mascardi pareci molesto. El Viejito coment: Un hombre valiente. Se va al foso de los leones y noquiere que lo acompaen. No fue al foso de los leones, al menos directamente. Amitad de camino record que no haba despachado lasegunda remesa de fotografas. Pas por el correo ymand el sobre por expreso (era grande y pesado). Pens:

  • Por suerte me alcanza todava la plata, para el correo.XVIII Don Juan no se levant de la silla para

    recibirlo. De piyama, con un poncho sobre las piernas,realmente pareca enfermo a quien no le miraba la cara.Tena buen color.

    Aqu me ve, en el banco de la paciencia. Hastamaana o pasado, reposo obligatorio. Crame, ya meestoy cansando. Le creo. Eso no es todo. Un enfermo depende de la buenavoluntad del prjimo. Es muy violento para m tener quejorobar su paciencia. En un primer momento no entendi. Contest despus: Usted dir. Una persona de mi relacin, fuerte comerciante de estaplaza, reuni informaciones para un proyecto queacaricio. Las espero y no llegan. No puedo llamarlo,porque el telfono de ese amigo est descompuesto. Ustedme dir que si tengo dos hijas, mande una. No es tan fcil.Por de pronto mi Griselda se fue a Brandsen, a reclamardel marido los alimentos. Cundo vuelve? Nadie lo sabe. Probablemente esta noche. Aprovechandola oportunidad, la Julia le sac a pasear a los chicos.Cundo vuelve? Nadie lo sabe. Probablemente yo mepase el santo da aqu postrado, comindome las uas conla ansiedad. Por eso mismo me atrevo a jorobarlo y

  • pedirle que se d una corridita hasta 19 y 64. La casa del comerciante? Su domicilio y su empresa. Golpearon a la puerta. Con voz apagada orden don Juan: Entre. No debieron de or. Con mal reprimida impaciencia, elenfermo se levant, corri hasta la puerta y la entreabri.Almanza oy la voz de la patrona, que deca: Llam de Brandsen la seora Griselda, para avisar quevuelve a tiempo para la cena. Poca gente, en los tiempos que corren, ha de tener hijascomo las mas. Tan consideradas con el padre. Como laGriselda no hay otra. Le doy, Almanza, las seas porescrito? El seor se llama Lo Pietro y la empresa est en19 y 64, frente a una mercera.XIX

    Cuando lleg al lugar indicado se pregunt por qu noacept que don Juan le anotara la direccin. Ah no podaser, aunque haba enfrente una mercera, como le dijo.Cruz la calle, entr en la mercera y pregunt:

    Conocen a un seor Lo Pietro? Sin mirarlo contest un hombre: Qu vamos a conocerlo. Una mujer suspir y dijo: El de la Moderna. Ah noms. No estaba molesto, pero tena que hacerse a la idea. DonJuan debi

  • prevenir. A lo mejor el pobre viejo pens que si ledeca, lo asustaba. Record que su padrino apuraba elpaso frente a la cochera. En broma, seguramente, porquea la noche, en el Club Social, jugaba a la baraja con elpatrn, a quien llamaba, como todo el mundo en el pueblo,don Pomponio.

    Cuando empuj la puerta de la cochera, son unamusiquita. Detrs de un escritorio haba un hombremoreno, peinado para atrs, con gomina, de frente angosta,de pmulos salidos, de gruesos labios y dientesprominentes, con un traje de etiqueta que pareca chicopara l, y corbata de moo negra. El hombre se levant(era altsimo, de brazos muy largos) y sin decir palabraqued mirndolo. Pregunt Almanza:

    El seor Lo Pietro? Quin pregunta por l? Yo tras un silencio agreg: De parte de JuanLombardo. El gigante lo hizo entrar en un saln donde seamontonaban, por todos

    lados, atades. Le dijo: Espere. En la pared de la izquierda haba una puerta; a la mismaaltura, en la pared

    de la derecha, un enorme biombo de espejos, quereflejaba y multiplicaba los atades. En el fondo haba unescritorio bastante imponente. Despus de un rato, un

  • hombrecito movedizo y gordo apareci por la puerta de laizquierda.

    Soy Lo Pietro dijo. Disimule el desorden. Su gratavisita me sorprende en la mitad de un cambio de moblaje.Vanidad aparte, voy a tener, est seguro, un salnatractivo donde mi clientela se hallar cmoda. El seor,que es artista, me entiende, lo doy por cierto. Adems dela mercadera, que por fuerza hay que tener en exposicin,habr objetos como este biombo antiguo, de espejosazogados, que realza el ambiente y de paso oculta lapuerta que va a nuestro tallercito y laboratorio. Aqu dijosealando un lugar libre en el centro del local voy aponer una columna de porcelana azul, de un metro veintede alto, con una planta, un agave. En las paredes irnfotografas. El saln va a quedar ms alegre, mucho msalegre. A lo mejor el seor se molesta y me visita denuevo. Perdone si le hablo demasiado. Usted me trae unrecado del seor Lombardo. O me equivoco?

    No, seor contest Almanza. Le traigo solamenteuna carta de don Juan Lombardo. Don Juan me dijo que... Lo Pietro, que lo escuchaba con vivo inters, lointerrumpi para preguntarle: Por qu no toma asiento? Le indic un cajn, que haba cerca del escritorio. Iba a decir Estoy bien as pero obedeci, para evitaruna interpretacin indebida. Lo Pietro dijo: Lo envidio. Un fotgrafo, un artista.

  • Un fotgrafo, noms. Si no es un artista qu es un fotgrafo? Tras alguna reflexin, Almanza confes: Llevo aos en el oficio, por lo menos uno o dos, y nuncase me ocurri la pregunta. Con su permiso voy a presentarle a una joven colega LoPietro abri una puerta que daba al interior de la casa ygrit: Carlota! Carlota! Me oyes, querida? Podrasvenir al saln de ventas, con tu mquina fotogrfica? Sevolvi y explic: Es joven. Da todava sus primerospasos en este arte difcil, pero con tal entusiasmo, que nodudo: hay en ella una acendrada vocacin. Apareci una chica de unos diez aos, baja, ancha,morena, con un vestido de terciopelo rojizo, con unaancha cinta del mismo tono en la cintura, medias blancas,zapatitos negros, con presilla y botn. Tena en las manosuna de esas cmaras que venden en las farmacias. El seor es un fotgrafo. Podr aconsejarte. La chica miraba inexpresivamente. Es muy dijo Lo Pietro cuando fue interrumpido por elprimer fogonazo. Despus explic sonriendo: Le iba adecir que era tmida. Sobreponindose a los repetidos fogonazos dijo Almanza:Pero la aficin puede ms. As me gusta. Bueno, bueno exclam Lo Pietro. Ya lo fotografiastebastante al seor. Y sin pedirle permiso. Qu vergenza,mi Carlota, qu vergenza. Mientras ustedes dos hablan

  • de fotografa, voy de una corridita hasta mi pieza, a buscarel informe que me pide el seor Lombardo. Almanza busc una frase para salir del incmodo silencio.Como nada se le ocurra, levant los ojos hacia Carlota.Parpade en seguida, ante otro fogonazo.Innecesariamente pregunt: Te gusta fotografiar? Lo Pietro volvi con un gran sobre blanco, en la mano.Casi no lo advirti Almanza, porque estaba ocupado en unproceso que ocurra en su mente. Para expresarlo retomuna conversacin anterior: Estoy pensando dijo con alguna exaltacin que unfotgrafo es un hombre que mira las cosas parafotografiarlas. O a lo mejor un hombre que mirando lascosas ve adonde hay buena fotografa. Es lo que llamo el ojo profesional exclam Lo Pietro.Uno se lo hace. Yo veo por primera vez a una persona ycalculo el tamao de su cajn. Algo, no saba qu, lo indujo a mirar hacia el biombo deespejos. Entrevi entonces la cabeza, con el peloengominado peinado para atrs, del gigante que pareca unmono. En cuanto se cruzaron las miradas la cabezaprecipitadamente desapareci detrs del biombo.XX

    Al salir vio en la vereda de enfrente a Gladys, laauxiliar del viejo Gruter. La muchacha corri a suencuentro y le pregunt qu haca en ese lugar. Agreg:

  • Quiero creer que nada malo te trae. Tard en comprender. Por ltimo dijo con apuro: Vine por encargo de otros. Otros? Los de siempre, ms bien, apostara. La santafamilia o estoy

    equivocada? Cmo adivinaste? Pasemos. Alguien muri? No, claro, sos no mueren. Loprimero ahora es

    la purificacin. Podramos ir a un templo, pero yoprefiero otro recurso. El verdadero. El infalible. Trabajarun rato. La mir con perplejidad. Ella dijo a modo de explicacin:El trabajo purifica todo. Puede ser. Te acompao a sacar algunas fotografas para tu libro. Don Juan Lombardo me espera. Tengo que darle estesobre. La santa familia, de nuevo. Por el seor se dejaste paradespus las fotografas que ibas a sacar esta maana.Parece justo que ahora te espere un rato. Nada hay msimportante que tu trabajo. Muy justo. Primero fueron hasta la casa de Almafuerte, en la calle 66.Pidi a Gladys que le tuviera el sobre, porque lemolestaba, y se volc en el trabajo, de muy buen nimo.Cuando concluy se encaminaron a la plaza Moreno,

  • desde donde fotografi la Catedral. Cuando entraron averla, se admir de la altura. Nunca pens que hubiera unlocal tan alto, coment. Le gustaron mucho los vitrales.Tan embelesado los contemplaba que apenas oy elmurmullo de una vocecita, que le recordaba el zumbido deun moscardn. Distradamente vio por ah cerca una mujeren un reclinatorio y, sin pensar ms, dedujo: Es ella. Estrezando. Seguido de Gladys camin hasta la baranda querodea el altar. Despus de un instante descubri algo raro.Donde l fuera, la vocecita apareca. Cuando oy lapregunta: Quin es el diablo que est adentro?, sehallaban detrs del coro, en un corredor en forma deherradura: por ah no haba reclinatorios ni mujeresrezando. Salieron de nuevo al cuerpo principal de laiglesia y se detuvieron debajo de una ventana con vitrales.No bien levant la mirada para contemplarlos, oy lavocecita. Pareca de alguien que hablaba con furia, perosin abrir la boca. Aunque la pronunciacin no era clara,oy perfectamente unas palabras que lo sorprendieron: ASatans yo le ordeno que ahora mismo salga del cuerpo deNicolasito Almanza. Reflexion que ms vala salircuanto antes a la plaza, porque tal vez Gladys habacontrado una enfermedad y le iba a caer bien el airelibre. Al pasar junto a la pila del agua bendita Gladysmoj los dedos, le traz en la frente una cruz y retomandosu propia voz le dijo: Te ofrezco mi cuerpo. Quiero salvarte de esa mujer.

  • Cuando enfrentaban la luz de afuera, que les oblig acerrar los ojos, Gladys continu, con marcadaanimacin. Qu da lindo. Vas a sacar las mejoresfotografas. Almanza pens: No andaba errado. Salir dela iglesia le hizo bien. Prefiero la niebla de ayer contest. Es un poco tarde yel sol est demasiado alto. Sin embargo, no suspendi la tarea. Cruzaron la plaza,blanqusima, y sac el Palacio Municipal, el Palacio deGobierno y, desandando camino, en 50, la casa de DardoRocha y despus la plazoleta Benito Lynch, donde habaun rbol en una maceta de azulejos, con nombres como LaFlorida, que lo dejaron pensando. Gladys explic: Benito Lynch es una figura que amo, no s por qu. Se hace tarde. No has perdido tiempo. Muy cierto, pero debo entregar el sobre a don Juan. Era notable cmo Gladys lo haba arrugado y hastaensuciado. Almanza dej ver, tal vez, su desconcierto,porque la muchacha dijo: No te preocupes. Me lo llevo a casa, le paso una gomade borrar, lo plancho un poco y queda como nuevo. No hay tiempo dijo, preocupado. Lo llevo como est. No me guardes rencor ni te hagas demasiada malasangre. Te cuento lo que dice el seor Gruter de toda esafamilia? Ya s, que no es una familia. Que son malandras.

  • No, eso no lo dice el seor Gruter. Lo deca o lopensaba... Mascardi. No saba que lo dijera el seor Mascardi. Lo pensabaesta humilde personita, hasta que el seor Gruter ladesenga. Qu suerte. No, qu mala suerte. Segn el seor Gruter, la familia encuestin es el propio diablo: Satans.XXI

    En camino a la pensin de los Lombardo pens muchoy rpidamente, con ideas no manejadas por su voluntad.Primero se dijo que fotografiara desde adentro losvitrales de la Catedral, tratando de evitar, en lo posible,la deformacin, y que pondra 30 de velocidad yensayara fotografas con aberturas que iran de 2,8 a 8.Despus se pregunt (lo que era raro en l, porque nosola buscar en las palabras de nadie, ms interpretacinque la evidente) qu habra querido decir Gruter al mentaral diablo. Que los Lombardo eran de mala entraa? Talvez, pero no solamente eso, en vista de las preguntas y delas rdenes que le oy a la vocecita, cuando visitaban laCatedral. A rengln seguido se pregunt qu hara cuandodon Juan le echara en cara el estado del sobre. Aguantar,porque en realidad el sobre estaba a la miseria y porquel no se iba a rebajar a descargar la culpa del manoseo enGladys, aunque fuera una perfecta desconocida a quien

  • don Juan no iba a tener en su perra vida ocasin dereprochar. Se admir a continuacin de cmo sus amigosde La Plata lo prevenan contra los Lombardo, sinconocerlos en absoluto. Si al fin de cuenta los Lombardosalan siendo unos malandrines y le traan algn perjuicio(qu perjuicio, hganme el favor?) ya oira un reguero dereproches de ser terco y no hacer caso a quienes, porquelo queran bien, lo precavieron. Pero si dejaba de verlos,por la injerencia de gente que no los conoca, se portaraenteramente mal con una familia respetable, de la querecibi repetidas pruebas de afecto.

    Entr en la pensin de 2 y 54 todava atareado en talescavilaciones. Por un movimiento de su brazo repar en elmanoseado sobre y se acord del momento amargo que loesperaba. En ese instante oy un clamoreo y un golpe,como si algo pesado hubiera cado, en el piso superior,por el lado de la habitacin de los Lombardo. Corriescaleras arriba. Se encontr con la puerta entreabierta ycon un cuadro inesperado y desagradable: don Juan,arrebatado por la furia, con una mano en alto y Juliagimiendo en el suelo. Segundos despus (segundos que leparecieron largusimos) don Juan se dej caer en su silla.Pens entonces que lo peor haba pasado y que ms valaretirarse. Con un poco de suerte, quiz ni el padre ni lahija se enterasen nunca de que un extrao los haba vistoen tal mal momento.XXII

  • Almanza era un muchacho tranquilo, aguantador si loexigan, incapaz de perturbarse por el simple hecho deasistir a una discusin violenta o a una pelea. Sin embargono se acord de buscar a la patrona, para dejarle el sobre.

    Tal vez lo que vio le pareci penoso, por envolver aun padre y a su hija. Peor todava: a un padre anciano y auna hija que no era una criatura, sino una mujer. Una mujerjoven, que ese mismo da l record, en ms de unaocasin, como si la extraara. Probablemente locontrariase tambin el hecho de que la situacin entrevistacorrespondiera, en apariencia al menos, a la idea que sehacan los otros sobre la familia Lombardo.

    Mascardi lo esperaba en la puerta de la otra pensin.Como era de prever, dijo: Qu horas. No sabs la maana que tuve. Ya me contars. Vamos a llegar tarde a nuestrorestorancito. Me parece mejor que hoy almuerce cadacual por su lado. Qu pasa? Tengo que poner cuidado en el gasto. Ac todo escarsimo y quin sabe

    cundo llega el giro de Gabarret. Nadie tiene mujeres de arriba. No me cuestan plata. Al seor no le cuestan plata las mujeres. Te habrsvuelto medio

  • agarrado? Hay que elegir: agarrado o embustero. Como quieras, pero almuerzo en el caf. Te acompao. Esperame. Voy a dejar en el cuarto la cmara y estesobre. Te acompao dijo Mascardi cuando salan, yagreg: bajo protesta. Se metieron en el primer caf queencontraron, en la misma calle 43, frente

    al Sindicato de Obreros de la Carne. Tengo que fotografiar el sindicato. Es una tapera. Basta mirarlo un poco para saber que te da una buenafotografa dijo

    Almanza. Pidieron dos cafs con leche completos. Agregue un especial de lomo orden Mascardi, paraluego bajar la voz ypuntualizar: Acordate: de ac hoy salgo con hambre. Despus de lamentar el puchero que se perdi (plato delda del restorancito) le pregunt qu lo haba tenidoocupado hasta esas horas.

    Fue una maana cargada. Don Juan, que est atrasadode salud, me pidi que le hiciera una diligencia. Se puede saber qu diligencia? No estaba en su nimo dar pormenores y lo molestaba quele hicieran muchas preguntas. Por su parte, Mascardi no seconformaba as noms. Haba tomado en serio susestudios de cmo llegar a la verdad en un interrogatorio.

  • Almanza adopt la firme resolucin de no decir unapalabra de lo que vio en la pensin y, como quien transa,refiri su visita a la cochera Lo Pietro. No vas a creer, pero ah me encontr con una colega deunos diez aos, que me sac una punta de fotografas. Lahijita de Lo Pietro. Si te cuento lo que me dijo este seormuy formal y tan amable, te mors de risa. Me dijo que nobien conoce a una persona, ya calcula las medidas delatad. Al salir del caf, dijo Almanza: Voy a pasar por la pensin. Te acompao. Me sobra el tiempo. Voy a buscar la bolsa con la cmara y la carta que medio Lo Pietro para don Juan Lombardo. Apuremos el tranco dijo Mascardi, mientras sujetaba delos brazos a su amigo, para explicar con burlescoempaque: No hay que tener esperando a tan expectablecaballero. Te parece gracioso, pero el pobre espera desde lamaana y ahora va a recibir un sobre manoseado y sucio. En tu lugar, me mora de vergenza. Es claro que me da vergenza. No viste el sobre. Voy apasarle una goma y plancharlo un poco. A mi juego me llamaron. Yo me encargo. Te lo dejocomo nuevo. Estudi la bolilla. Qu bolilla? No se lo digas a nadie. El curso completo abarca ms de

  • veinte bolillas. Eso qu tiene que ver? Tiene. Precisamente la bolilla catorce puntualiz tratade lo que el vulgo llama violacin de correspondencia. Ni se te ocurra abrir el sobre. No se nota. No es por eso. Entonces por qu? Una viaraza? Bajo miresponsabilidad, el hombre no se entera. En cambio, sinosotros nos enteramos de algo sospechoso, me das larazn. En el caso (uno en mil, te juro) en que noencontremos nada sospechoso, no digo otra palabra contraesa gente. Mientras viva. Sera una ventaja, pero no. Bajo ningn concepto te avens? Te dije que no. Ya vers que nos arrepentimos. Bueno, te dejo, parasiquiera una vez llegar puntualmente al trabajo.XXIII Sala con el sobre para don Juan. La mujer del inspectorde estaciones de servicio, que estaba en la puerta, lepregunt con una sonrisa:

    Dnde va tan apurado? Me gustara que alguna vezcharlramos un momento.Cuando mande. Ahora? Si gusta.

  • Tomamos un cafecito? No lo tomaron en el bar que est frente al sindicato, porquedar demasiado cerca de la pensin. Pueden vernos dijo la seora. La gente es malpensada. Entraron en el de 7 y 43. Ya en la mesa, explic la seora,riendo y mirndolo a los ojos: Las mujeres somos como los chicos, de lo ms curiosas.Cuando vemos a un hombre que tiene suerte con lasmujeres nos preguntamos por qu ser. Se alegr Almanza de que fuera animosa y habladora,porque haba notado que en las conversaciones conmujeres l tenda a callar, por no saber qu decir. Laseora aclar: Yo digo lo que se me pasa por la cabeza, porque s queusted no va a pensar mal. Los hombres que gustan a lasmujeres nunca piensan mal. Adems, yo podra ser sumadre. Usted es joven todava. La seora pas a explicar que, precisamente, el hecho dequerer tanto a su marido le daba una libertad que no tienenotras mujeres, menos seguras de lo que sienten. Continu: Yo s que no pasa nada si mi marido, a lo largo de susmuchos viajes, encuentra alguna mujer que le gusta. Deacuerdo? Es claro, s, pero no estoy seguro de entender. Todo lo que puede pasar es un revolcn, pero despus

  • vuelve a m, como siempre. Y si por una casualidad yohiciera otro tanto, el resultado no vara. Es claro que paral las cosas son fciles, porque las mujeres son msnaturales. Y ms vivas. No se dejan engaar por lo quedicen, no s si me entiende. Quiere una prueba de queson ms vivas? Gobiernan el mundo. Los hombres selimitan a repetir lo que ellas les inculcaron. Fjese, loshombres siempre fueron andariegos y mujeriegos,enemigos de las ataduras. Desde que se tiene memoria, lasmujeres buscaban el casamiento y los hombres comopodan lo evitaban. Ahora todo eso cambi. Ni les hable alos hombres de una aventura pasajera. Quieren formarpareja y construir algo, no saben qu. Repiten lo que lasmujeres les dijeron. El resultado est a la vista. Hoy enda la mujer que pretende una aventura pasajera es unasobreviviente de otra poca. No quedan hombres paraella. Entre los que quieren construir algo y los maricas, noquedan hombres. Usted qu piensa? Francamente, no s. Lo que sabemos es que estaba apurado. No quiero quepor m llegue tarde. Almanza agradeci, pag y se fue. Porque nunca una mujer le haba hablado as, lamentabaque esta conversacin quedara trunca.XXIV Cuando lleg a la pensin de los Lombardo, la patrona ledijo:

  • Ave Mara pursima. Menos mal que vino. El seordon Juan estaba inquieto. Enojado? Para nada. Le dira: todo lo contrario. Inquieto de que lepasara algo. Pobre

    seor: al verlo cmo se va a alegrar! Subo a su cuarto. No estar durmiendo la siesta? Vaya, vaya cuanto antes. Le aseguro que es notable elafecto que le ha

    tomado el seor en tan poco tiempo. Voy ahora mismo. Que no me oigan las hijas. O me equivoco de medio amedio, o lo quierems que a ellas. Ave Mara pursima. Para m que ve ensu traza algn parecido con el hijo que perdi.

    Una vez ms, al subir las escaleras, admir el vitralde las figuras. Golpe a la puerta. Debi repetir losgolpes. Por ltimo, con voz de sueo, Lombardo preguntacremente:

    Quin es? Qu hay? Soy Almanza. Ya? No puedo creer. Adelante, adelante. Almanza entr y dijo: Le traje el sobre. En tono tranquilo, como el que se aviene a relatar algoque no le interesa

    mayormente, prosigui don Juan:

  • Te has tomado tu tiempo, hijo mo. A sabiendas, no nosllamemos a engao, de que yo esperaba la carta con la mayoransiedad. Es claro que al mocito mi ansiedad lo tiene sin cuidado. Que el viejomajadero se las arregle. Siento mucho, seor. Es un poco tarde para sentir mucho. Se puede o no sepuede saber en qu ocupaste el tiempo? Sonseando con alguna arrastrada?Una arrastrada que yo conozco perfectamente? No s de qu me habla, seor. No te abuses, muchacho. Tengo correa, soy bonachn ytengo correa, ms que nada para lonjear al que se pasa de vivo. Yo nuncaperdono al que metoma por estpido. Aqu le traigo esto, seor. Recibi don Juan el sobre. Lo mir por un lado y por otro,sin ocultar la extraeza. Yo dira que has tardado bastante y que has trado unacosa impresentable. Ya s: para todo hay explicacin. Primero, te tiene sincuidado lo que yo piense. Despus... despus, una pregunta: no te ensearona dominar la

  • curiosidad? No entiendo. No? Sabrs por qu. Es ms claro que el agua. Abrir loque est pegado, es muy fcil, pero despus, pegarlo sin que se note,requiere una larga paciencia. Lo ms triste es que de nada vale el esmero queuno ponga. Quedan marcas. No estoy seguro de entender. Me dan rabia los que faltan a la verdad. Usted no me conoce. Por eso habla as. Para que te respete, no te hagas el quisquilloso dijo donJuan, con una sonrisa benvola. Conoc gente quisquillosa, con el amorpropio a flor de piel, que se allanaba, como cualquier bribn, a engatusary desplumar al prjimo. Pareca muy divertido con sus explicaciones y tal veztambin con las de Almanza. ste replic: No me gusta que me digan lo que no es. Que te demoraste ms de la cuenta no se discute. Que elsobre est manoseado, tampoco. Manoseado, seor, de acuerdo. Soy el primero en

  • reconocerlo. Pero que lo abr, seor, eso nunca. Mientras deca estas palabras, abri la bolsa, escarb ensu interior, extrajo la cmara. No puedo creer lo que veo exclam don Juan. Esmanera sa de manifestar respeto? Mientras levantas, o finges levantar,cargos bien fundados, te pones a jugar con tus maquinitas. Seor, pensaba tomarle unas fotos. Almanza haba sentido el impulso de fotografiar: loconoca perfectamente. Por su parte don Juan dej ver en el semblante elrecorrido de sus emociones, desde el furor inicial, a travs de una inesperadareconsideracin, hasta la conformidad y la complacencia. Pregunt: De veras vas a fotografiarme? Si usted lo permite. Cmo no. Quiz tuvo aqu don Juan una duda, porquepregunt rpidamente: Cunto me va a costar? Nada, seor. Me vas a fotografiar ahora mismo? Cmo me pongo? Sin esperar contestacin irgui la cabeza, adopt unaexpresin tensa, grave

  • y enrgica, sac pecho. Pareca desafiar al fotgrafo y almundo. Almanza lo fotografi no menos de veinte veces.Despus don Juan retomla conversacin. Para evitar mala sangre, la tuya y la ma, acepto tusexplicaciones. Debes recordar que la gente, a mi edad, es un poco pesada yhasta cargosa. Adems, como sabes, no estoy muy bien. Ya se va a reponer. Cuando se mejore dijo don Juan, sealando la ventanacon un dedo que pareca una garra y guiando un ojo. Cuando mejore quin, seor? Quin va a ser. El tiempo. Est raro.XXV

    Volvi a la pensin, para dejar la cmara y, ya queestaba, averiguar si haba llegado la carta de Gabarret.Por increble que parezca, doa Carmen no debi deorlo. Almanza tuvo que golpear repetidamente en lapuerta y en la ventanilla. Por fin apareci la seora, con elpelo revuelto, el batn ladeado y refregndose los ojoscon una mano carnosa. Almanza dijo:Perdn, seora, si molesto.

    Mir la boca pintada. Tal vez por el aspecto de laseora, ms vale desaliado, la pintura de la bocaresaltaba tanto.

  • No, en absoluto. Es muy raro. Me habr dormido, yo queduermo tan mal. Una picarda, despertarla se lament Almanza. Nunca duermo la siesta asegur doa Carmen. Perdone, seora, quera saber si lleg algo para m. Los labios rojos se fruncieron en un mohn decontrariedad. Cuando llega correspondencia, la entrego. Espero una carta del hombre que me contrat. Los labios rojos volvieron a fruncirse. No me gusta que me tomen por sonsa. Con su arrebato doa Carmen impidi el comentario queestaba por hacerle sobre la demora del giro. Mejor param, recapacit Almanza. Quiz no convenga alertar a unaposible vctima.XXVI

    Del cuarto nmero 5 sali un matrimonio con el que sehaba cruzado varias veces. No lo saludaban. Lo mirabanentrecerrando un poco los ojos, con mal disimuladaextraeza o desconfianza. Eran gente mayor. El seor, decrneo en forma de huevo, cara plida, verdosa, opaca,lampia y traje negro; la seora, parecida en cuanto acabeza ovoide y ropa oscura, tena la cara tan plidacomo su marido, pero sombreada por la vellosidad. DoaCarmen les dijo algunas palabras cordiales y, cuando sealejaron, coment:

    El matrimonio Kramer, qu gente encantadora!, un

  • verdadero pilar de esta pensin. Viven con nosotros desdeel da en que la inauguramos y espero que nos acompaenpor largos aos.

    Al final de la tarde trabaj en el laboratorio. Lasrevelaciones y las ampliaciones le probaron que a pesarde la luz vertical del medioda haba fotografiado bien.Conversaron como siempre y Gruter le dijo:

    Ao tras ao me gusta ms mi trabajo, aunque mepaso la vida ampliando fotografas comunes. Explic el viejo que solamente en el laboratorio podauno hacer justicia a la incomparable luz de La Plata, a esaniebla sutil que algunas tardes envuelve los edificios y lesda un encanto particular, como el nimbo a los santos.Concluy: A veces me pregunto si el verdadero oficio del fotgrafono empieza en el cuarto obscuro, en las piletas y en laampliadora. Hasta ah no lo acompao. S que no soy nadie paradiscutir con usted, pero estoy convencido de que toda lafotografa depende del momento en que apretamos eldisparador. Y la mquina hace clic? Y la mquina hace clic. El disparo siempre es igual, aunque sostenga la cmaraun fotgrafo de plaza, o el seor que la compr en lafarmacia para sacar a su familia o un profesional comoGentile, como vos o como yo.

  • Igual, s, pero con la diferencia, como se dice en eltruco. Vean cmo se agranda cuando habla de su oficio coment con aprobacin Gruter. Est bien observ Gladys. El verdadero artista no seequivoca sobre su capacidad, ni para arriba ni para abajo.Ms alentado, Almanza declar: Yo creo que es fotgrafo el que sabe cundo debeapretar el disparador. Est bien concedi Gruter. Es fotgrafo el que sabequ parte del mundo que nos rodea permite una buenafotografa. A veces me pregunto si no me hice fotgrafo porque megustaba apretar el disparador. Las cmaras no te atraen? Yo siento por las cmarasuna atraccin casi ertica dijo Gladys. Reflexivamente coment el viejo: En boca de una nia ciertas libertades lo toman a uno desorpresa. Yo creo en el poder de la mente dijo Gladys yconcentro el que tengo en salvarlo de esa familia. Como si l ya no estuviera ah, coment Gruter: Va a darnos trabajo. Cree en ellos, los quiere. Es unhombre que no prev la mentira.XXVII

    Fue hasta la pensin, por si hubiera llegado el giro.No haba llegado. Qu sucede? pregunt Mascardi,

  • que sala de la pieza. Nada. Casi nada. Se me acaba el dinero. Hoy comemos en el restorancito. Una buena alimentacinreanima. Es un

    remedio que no falla. No estoy para derrochar. Haceme caso. Yo pago. Conversando, salieron a la calle. No puedo comer en restaurante, aunque pague otro, si notengo lo que

    debo. Haceme caso. El giro va a llegar. Y si no llega? O si llega y no alcanza para nada? Entra a funcionar el plan Mascardi. En la mitad de lanoche, cuando todo

    el mundo est en el sptimo sueo, dos amigos,cargados con sus pertenencias, abandonan en puntas depie la pensin y con la mayor tranquilidad se dirigen aotra, en otro barrio.

    Todo el mundo estar en el sptimo sueo, menos lapatrona, que no cierra el ojo. Nicols Almanza crey eso? Un cuento que ella mismapone en circulacin, para que los pensionistas no se leescapen en la mitad de la noche. En tono grave dijo Almanza: No est bien que te juegues por m. Para peor, siendo dela polica.

  • Peor siendo de la polica? En ese punto estscompletamente equivocado. Te aseguro que la seora va apensar dos veces antes de presentar una denuncia quepuede envolver a un miembro de la reparticin. En el restaurante les dieron la mesa de siempre. El Viejitoy Laura, que llegaron al rato, se sentaron con ellos. Lauracoment: Hoy al almuerzo no apareci ninguno de ustedes. Almorzamos en un caf dijo Almanza. Qu le vamos a hacer dijo Mascardi. El seor quiereahorrar. No le mandan la paga. El Viejito coment: Yo crea que solamente el empleado pblico pasaba porese trance. La verdad es que nadie se apura en pagar y quenadie te da respiro a la hora del cobro. Me perdonan si tard dijo el patrn. Qu les puedoservir? Para nosotros, un puchero dijo Laura. Como ven, no pierde la mana de alimentarme dijo elViejito. Para el seor, un churrasco a la pimienta, bien picante dijo Mascardi, sealando a Almanza. Esta noche tieneque estar al pelo. Por qu? pregunt Almanza. No esperabas una visita? pregunt Mascardi. No estoy seguro. Por si acaso es mejor que te sirvan comida picante. No

  • queremos que hagas un papeln. Qu papeln? pregunt Almanza. Los otros se rieron. No les hagas caso dijo Laura. Son unos groseros yunos envidiosos.XXVIII

    Se haba hecho a la idea de que tal vez no viese aGriselda esa noche, pero despus de las bromas deMascardi, que daban por segura la visita, en dos o tresocasiones pregunt la hora, como si estuviera impaciente.Cuando llegaron a la habitacin, Mascardi le record:

    Dijiste que ibas a poner el biombo entre las camas. Para qu? No va a venir. Sin duda no quera llevarse una desilusin. Te dijo que vena. Yo que vos est