La carrera por los Polos

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96 90º S... O LA BATALLA POR EL POLO SUR «Nunca he conocido a nadie que se haya visto tan diametralmente contradicho por sus deseos como yo. Desde niño siempre he soñado con llegar al Polo Norte y, heme aquí, en el Polo Sur» Roald Amundsen, 14 de diciembre de 1911 a 90º 0’ 0’’ Amundsen y tres de sus compañeros de expedición frente a la tienda que plantaron al alcanzar punto más austral del planeta. TEXTO: ÁNGEL SANZ ILUSTRACIONES: CÉSAR LLAGUNO NOVALES 96 OXIGENO Diciembre 2010 OX 096_105 Rutas Polares.indd Sec1:96 OX 096_105 Rutas Polares.indd Sec1:96 16/11/2010 17:26:23 16/11/2010 17:26:23

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Reportaje de Ángel Sanz para la revista Oxígeno nº 27 en el que se recogen las historias de aquellos hombres que pugnaron por alcanzar los límites del planeta.

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90º S... O LA BATALLA POR EL POLO SUR«Nunca he conocido a nadie que se haya visto tan diametralmente contradicho por sus deseos como yo.Desde niño siempre he soñado con llegaral Polo Norte y, heme aquí, en el Polo Sur»Roald Amundsen, 14 de diciembre de 1911 a 90º 0’ 0’’

Amundsen y tres de sus compañeros de expedición frente a la tienda que plantaron al alcanzar punto más austral del planeta.

TEXTO: ÁNGEL SANZ ILUSTRACIONES: CÉSAR LLAGUNO NOVALES

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o todo el mundo sabe que a Amundsen nunca se le pasó por la cabeza alcanzar el Polo Sur. De hecho, cuando en septiembre de 1909 llegó la noticia de que el Polo Norte había sido conquistado, el explorador noruego se encontraba enfrascado en la búsqueda de financiación para una expedición por el océano Ártico, labor que tenía muy avanzada.Fue precisamente a causa del avanzado estado de sus gestiones recaudatorias que hizo algo extraordinariamente arriesgado: sin decírselo a nadie, cambió la misión de su expedición, en lugar de dirigirse hacia

el Norte, se dirigiría hacia el Sur. Decidió, a espaldas de patrocinadores, gobierno, real marina noruega, prensa y tripulación, dirigir todo su potencial hacia la Antártida, pese a que los ingleses, tácitamente, habían considerado que era de su exclusiva propiedad y en cuyo polo geográfico pretendían plantar su bandera. «Sé que me han reprochado no haber hecho público mi nuevo plan desde un principio, no por los que siempre me apoyaron moralmente, sino por los exploradores que se estaban preparando para visitar la misma región».

Esta arriesgada decisión de Amundsen fue la primera de una larga serie de acertadas decisiones que le llevaron a robarle al capitán Scott lo que deseaba más que su propia vida: la gloria de llegar el primero al Polo Sur.«No sentía ningún tipo de temor en lo que se refiere a otras expediciones que se estaban planeando al mismo tiempo. Sabía que tendría que informar al capitán Scott de mi cambio de planes antes de que abandonara la civilización y sabía que hacerlo unos meses antes o después no sería de gran importancia, pues el plan y el equipamiento de Scott eran muy diferentes a los míos».

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En la mal llamada Carrera del Polo Sur (decimos mal llamada porque Amundsen llegó, vio y venció) estaban implicadas cuatro expediciones nacionales: una alemana, otra japonesa, la inglesa y la noruega. Han pasado 100 años desde entonces y la historia ha borrado de la memoria colectiva las expediciones alemana y japonesa. Y a causa de un enfermizo sensacionalismo que encumbró el trágico fracaso del capitán Scott, la historia dejó en un segundo plano la «cómoda victoria» de Amundsen.

Afortunadamente para nosotros, desde los años 70 se han alzado voces, incluso en el Reino Unido, que han desmitificado la hazaña de Scott. Algunos estudios han llegado incluso a poner en duda el juicio del capitán Scott. Gracias a estas voces no seremos los primeros en mostrar la incompetencia y los errores de la expedición británica, lo cual aumenta su dramatismo y reduce su heroicidad.Durante cerca de un año Amundsen continuó los preparativos para su expedición al Polo Norte (que se dirigía al sur), reparó el Fram, el barco diseñado por Nansen para soportar el hielo, y reclutó la tripulación mínima necesaria para navegar. Coordinó la compra de 98 perros en Groenlandia, vigiló personalmente la confección

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Roald Admudsen

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de los equipos, el almacenamiento de provisiones, e inventó una nueva fórmula de pemmican, el alimento por excelencia de los exploradores polares, una especie de masa compuesta originalmente por carne seca y manteca de cerdo. Amundsen integró al pemmican, verdura deshidratada, harina de avena y bayas secas. De este modo añadió carbohidratos y vitaminas a la mezcla. Además de hacerlo más digestivo y apetitoso, prevenía el escorbuto y era hipercalórico.También construyó, en el jardín de su casa, la primera cabaña prefabricada de la historia, que sería desmontada por módulos y vuelta a montar como estación polar al borde de la barrera del mar de Ross, que bautizaría con el nombre de Framheim (literalmente, la casa del Fram).Mientras tanto, Scott había equipado el Terra Nova, se había hecho con una especie de trineos motorizados y con una manada de ponis de Manchuria. Los trineos a motor (una especie de pequeños tractores) no consiguieron ponerse en marcha una vez desembarcados en la Antártida. Y los ponis de Manchuria se hundían en la nieve y se veían muy afectados por el clima polar, pues transpiran por todo el cuerpo. Varios de ellos murieron apenas pisaron el campo base. Más

adelante, Scott comprobaría también que era imposible sacar a un poni de una grieta en el hielo, sin embargo, cuando un perro cae en una grieta, un solo hombre puede recuperarlo tirando del arnés. Por otra parte, al ser más pequeño y menos pesado, resulta difícil que rompa los frágiles puentes del hielo sobre los glaciares.En Polo Sur, relato de la expedición noruega a la Antártida, Amundsen escribe diplomáticamente:«No entiendo por qué los ingleses dicen que los perros no sirven para las expediciones polares. Para los que conocemos a los perros esquimales la afirmación de que los ponis

de Manchuria son la mejor elección nos resultaba bastante sorprendente».Veámoslo de una forma menos educada: las personas y los caballos no pueden comer lo mismo, es necesario acarrear alimentación extra para ellos, es decir, heno u otro forraje (además de construir un establo). Sin embargo, los perros esquimales prefieren estar fuera y pueden comer lo mismo que las personas (pemmican, foca y muchas cosas más). En caso de necesidad, los perros pueden comer perro (pero los caballos no comen caballo)... en caso de extrema necesidad, las personas pueden comer perro y en caso de extrema urgencia... bueno,

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mejor lo dejamos aquí. Afortunadamente no fueron necesarias tantas combinaciones como en la expedición de Franklin...La capacidad de previsión de Amundsen llegó a extremos disparatados. Por poner un ejemplo de lo más sorprendente, inventó un juego en Framheim por si durante el viaje al Sur se inutilizaban los termómetros. El juego consistía en salir al exterior cada mañana y decir, a ojo de buen cubero, la temperatura que hacía fuera. Los datos de cada hombre se anotaban junto con la temperatura real medida por un termómetro y se hacía una media. El margen de error entre la media de las temperaturas estimadas y la real ¡siempre

fue menor de 0,3º C!El diario de Amundsen del plan inicial escrito en Oslo en septiembre de 1909 dice: «Por tanto, estaremos de vuelta del viaje al Polo Sur el 25 de enero». ¡Cómo puede preverse eso con tres años de antelación! Efectivamente fue el 25 de enero de 1912 cuando llegaron a Framheim después de alcanzar con éxito el Polo Sur. Sacaron medias de 30 km diarios y, un día excepcional, volviendo con los trineos de vacío del depósito de 80º S, recorrieron 100 km.Pero volvamos al Fram y a los preparativos. Cuando se comenzó a cargar la bodega del barco empezó el mosqueo de la tripulación (excepto del capitán Nilsen, que conocía

el verdadero rumbo). Comenzaron a desfilar cajas y más cajas de provisiones, mantas, equipos diversos, un piano, juegos de entretenimiento, una biblioteca de tres mil tomos y... ¡hasta una casa entera desmontada! Eso no parecía material para una expedición al lado de casa, precisamente. Sin embargo nadie dijo nada. Ni siquiera cuando entraron los 98 perros nadie dijo nada. Zarparon y se tomó rumbo sur suroeste, y allí nadie decía nada. Atracaron en el puerto de Funchal, en Madeira... ¡y allí seguían todos sin decir nada! Entonces, un día, Amundsen reunió a toda la tripulación en cubierta y Nilsen extendió un mapa:

«... y brevemente les detallé el extenso plan, así como las razones para mantenerlo en secreto hasta ese momento. Contemplé sus caras. Al principio, como era de esperar, mostraron evidentes signos de sorpresa, pero esa expresión cambió en unos segundos y sus rostros se iluminaron. Aunque había imaginado ese resultado con antelación, es difícil expresar la alegría que sentí.»Acto seguido envió este telegrama a Scott:«Me dirijo al Sur. Madeira. Fdo.- Roald Amundsen»Cuando llegaron a la Antártida y montaron la casa sobre la barrera del mar de Ross en lugar de sobre tierra, sabían ya que partirían desde un grado más próximo al Polo que Scott. Personalmente, creo que los ingleses

se encontraban inseguros sobre la banquisa y tenían miedo de montar un campamento sobre el hielo. Para los noruegos, curtidos en el hielo flotante del Ártico, la gran barrera no les producía la más mínima desazón. Estando fondeados aquí, se cruzaron con el Terra Nova y tanto el teniente Campbell como el comandante Pennell, subieron a bordo del Fram y visitaron la estación polar Framheim, estudiando la impecable logística de los noruegos. Se cuenta que cuando se reunieron con Scott le aconsejaron que no fuera al Polo Sur con el equipo que tenía.En este momento, Scott, que nunca había reconocido como objetivo primordial de la expedición alcanzar los primeros el Polo Sur... cambió de opinión: costara lo que costara, él conseguiría esa gloria para Inglaterra. Scott siempre pensó que las expediciones anteriores le otorgaban el derecho de llegar el primero al Polo y que Amundsen se metía donde no le llamaban.El debate real, que aún no se ha cerrado después de cien años, culpa, más que justifica, la incontable sucesión de decisiones u actitudes erróneas que acabaron con la vida de Scott y con la de sus cuatro acompañantes (uno de ellos fue reclutado en el último momento a pesar de no contar con provisiones suficientes). Vamos a enumerar algún detalle concreto que nos libre de utilizar la palabra incontable de manera injusta e imprecisa:En primer lugar las provisiones eran escasas y poco nutritivas (hipocalóricas, sin vitaminas y sin grasa suficiente para combatir el frío). Muchos de los depósitos que Scott fue montando en su camino al Sur no fueron encontrados a la vuelta a causa de su deficiente señalización; de hecho el grupo murió a escasos 18 km de un depósito de provisiones. Generalmente el cierre de los recipientes de combustible cristalizaba y se evaporaba su contenido.

Robert Falcon Scott

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Amundsen marcó sus depósitos con nueve banderas cada cien metros hacia este y oeste, lo cual les permitía casi un km de desviación. Los noruegos no perdieron ni un solo depósito pues, en el peor de los casos, Amundsen previó que se cruzarían con una bandera.En segundo lugar, Scott no llegó nunca a consultar a los verdaderos expertos en sobrevivir en climas extremos: los inuits. Amundsen, sin embargo, había vivido con ellos larguísimas temporadas antes de descubrir el Paso del Noroeste. Quizá gracias a esto ningún miembro de la expedición noruega sufrió congelaciones (incluso con temperaturas de –60º C). Y en tercer lugar, la ambición... una actitud arrogante, o una equivocación sin importancia aparente en la civilización, puede ser la causa de la muerte en tierras polares, tanto más una sucesión de ellas.Así que el primer gran héroe británico del siglo XX, convertido en leyenda, resulta ser, a ojos de los revisionistas de la historia, un incompetente perdedor cuya ambición y obsesión por la misión le condujo a poner en peligro su vida y la de sus hombres. Llevó a todos a un sacrificio inútil y trágico que, para más inri, se mostró como heroísmo por la prensa y la política de la época. La historia es dura e impía; el regreso sin la gloria debió afectar también a la moral y se unió a las causas del fracaso. Quién admira a Shackleton como líder, lo admira porque él siempre supo anteponer la vida de los hombres a la misión (esta fue, seguramente, la razón de su enemistad con Scott). La famosa frase de Shackleton tras el hundimiento del Endurance, en mitad de ninguna parte, hará historia durante toda la eternidad:

«Tengo dos noticas. La primera es que se ha hundido el barco, la segunda, es que volvemos a casa.»Sin embargo, el liderazgo de Amundsen alcanzó tales cotas de perfección que, teniendo la máxima autoridad, nunca tuvo que ejercerla. Creo que me comprenderán si digo que supera cualquier ejemplo de moda en cuanto a lecciones de liderazgo.Para terminar, les recomiendo leer los relatos de ambas partes: cualquiera diría que Amundsen y Scott pisaron dos planetas diferentes:«Ha ocurrido lo peor que podía pasar. Este es un lugar horroroso y mucho más para nosotros que nos esforzamos tanto por ser los primeros en conquistarlo. Las causas del desastre obedecen a la mala suerte que hemos tenido al afrontar cada riesgo», Scott en 90º 0’ 0’’

«Fue un momento solemne cuando descubrimos nuestras cabezas y nos despedimos de nuestro hogar y nuestra bandera. Un viento no muy frío, casi de verano, con una temperatura de –30º C, fue el último saludo del Polo mientras nos alejábamos a buen ritmo y con el mejor ánimo», Amundsen en 90º 0’ 0’’El debate entre los estudiosos de uno u otro explorador se renueva cada poco tiempo. Hablar de los polos de la tierra es hablar también de los polos opuestos de dos grandes personalidades. Pero no nos dejemos engañar: morir así, no es de héroes.Lo más triste de toda esta historia es que si Scott no hubiera muerto, nadie sabría quien

es. ¿O acaso algún lector sabe quien fue la segunda persona que subió

el Everest?

Hassel con alguno de los protagonistas de la expedición noruega.

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e decía a principios del siglo pasado que quien se adentraba en las zonas polares perdía la noción del tiempo, de las distancias y del espacio; que una montaña a quinientos kilómetros parecía estar al alcance de la mano o, por el contrario, podías toparte de narices contra ella sin verla. También se decía que en días nublados, cuando nada proyecta ninguna sombra, desaparecía la línea del horizonte y, cielo y tierra, se difuminaban en un blanco intenso y uniforme; en estas condiciones el cerebro humano produce un extraño fenómeno: imagina un falso horizonte unos grados por encima del verdadero, de manera que siempre se tiene la sensación de caminar cuesta arriba...

... Tratando de avanzar por el hielo, podía perderse incluso el propio juicio. Lo que nadie podía sospechar que se perdiera en el

Polo Norte, eran la educación y los modales. Pues bien, esto es lo que perdieron Cook y Peary, probablemente los dos mayores estafadores de la historia de la exploración. Primero Cook, en abril de 1908 y luego Peary, justo un año después, afirmaron haber llegado al polo Norte. Así dieron la noticia por telegrama, una vez llegados al primer lugar civilizado:«Alcancé polo Norte 21 abril 1908. Descubierta tierra más al norte. Regreso Copenhague vapor Hans Egede. Fdo.- Frederick Cook»No se habían calmado las celebraciones que generó esta noticia cuando se recibió el lacónico mensaje de Peary desde Terranova:«Plantada bandera norteamericana Polo Norte. Nuestro barco, el Roosevelt, a salvo. Fdo.- Robert Peary»Cuando Peary se enteró que Cook había anunciado antes que él la conquista del Polo Norte comenzó una de las batallas mediáticas más sanguinarias que se conocen.El New York Times era el aliado de Peary y el Herald Tribune apoyaba a Cook.«Cook no ha alcanzado el Polo el 21 de abril, ni nunca; ha intentado simplemente engañar al público. Tengo importantes razones para hacer esta declaración y daré las pruebas cuando él explique los pormenores de su viaje ante alguna sociedad científica. Si en aquella

narración el doctor Cook pretende haber alcanzado el Polo, entonces yo presentaré documentos que probarán convincentemente

lo contrario.»La sombra de la duda siempre oscurecerá cualquier afirmación pese a que mundialmente se ha aceptado que ni Cook ni Peary pisaron jamás el Polo Norte. Algunos dicen que Cook siempre creyó sinceramente que lo había alcanzado, algo difícil de creer teniendo en cuenta su currículum de fraudes, entre ellos la falsa ascensión

al Monte McKinley en 1906. Este engaño lo dejó fuera de juego en la controversia sobre si había alcanzado el Polo o no.Otros dicen que Peary nunca se acercó siquiera y que, a sabiendas de ello, afirmó

«Cook es un caballero y un mentiroso, Peary, ninguna de las dos cosas»Aparecido en la prensa de la época

90º N... O LA BATALLA POR EL POLO NORTE

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Frederick Cook

Robert Peary

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hasta su muerte que él fue el primer hombre que llegó al Polo Norte.Peary empezó perdiendo los modales y el estilo. Y acabó, muchos años después de su muerte, considerado igual que su competidor: un estafador. Aquella batalla que juró y perjuró haber ganado en el hielo, la perdió tan pronto llegó a la civilización. Peary sobornó a los acompañantes de Cook para que declararan en su contra, insultó a sus partidarios y se acusaron de robarse los documentos que probaban sus versiones de lo sucedido. Cook se llevó la peor parte en su propia época... pero, afortunadamente, la Historia ha puesto a Peary en su sitio.Veamos como se planea crear una mentira, contando lo que sabemos de la verdad.Hacia 1897 podía considerarse que el Ártico pertenecía a los escandinavos. Estados Unidos e Inglaterra habían abandonado sus intereses en un territorio poblado por suecos, daneses y noruegos y volvieron la vista hacia la Antártida. Sin embargo, había un norteamericano que no estaba dispuesto a renunciar al Polo Norte, este hombre era Robert Edwin Peary.Hemos leído todas las declaraciones de Peary que han caído en nuestras manos y sólo podemos decir una cosa, el tipo cae realmente mal:«Debo ser superior a los que me rodean para sentirme a gusto»Esto lo escribió en su diario de 1885 y añadió lo siguiente para engordar su fama de racista, a pesar de hacerse acompañar en sus viajes por Matt Henson, más conocido como el negro Matt:

«Si queremos colonizar con éxito las regiones polares, los hombres blancos deben procrear con mujeres nativas, de esa unión nacerá una raza con la resistencia de las madres y la inteligencia del hombre blanco. Esta raza podría llegar al Polo Norte, en caso de que sus padres no lo consiguieran antes»Este método lo puso en práctica él mismo, pues se conocen al menos dos hijos de Peary cuyas madres fueron nativas inuit. Así mismo algunos exploradores modernos afirman haberse encontrado con inuits mulatos, lo que hace suponer que el negro Matt echó una mano, y alguna otra cosa, a este común objetivo expresado por su jefe.Peary no consideraba a los inuits como seres humanos, los consideraba una subespecie cuya razón de existir era servirle a él para alcanzar el Polo.Por esta misma razón, cualquier hombre blanco cerca de las tierras polares era un competidor contra el que había que enfrentarse a muerte. Muchos de ellos apenas se enteraron de esta competitividad que provocaban en Peary. Sverdrup, capitán del Fram, que surcaba el Ártico en una expedición científica sin ninguna intención de llegar al Polo, fue la causa, sin saberlo, de que Peary perdiera varios dedos. Pese a que los noruegos no representaban ninguna amenaza para sus ambiciones, Peary apareció una noche en el Fram por sorpresa para decirle a Sverdrup que se marcharan de allí. Este encuentro no aparece en el diario de Peary, pero si en el de Sverdrup y en el de Matt Henson. Según este último Peary gritaba cuando abandonó el barco:«Puede que en este mismo minuto Sverdrup esté planeando llegar antes que yo [...] No puedo permitírselo... llegaré antes que Sverdrup aunque me cueste la vida»Viendo la obsesión de Peary por la expedición noruega, cuyo objetivo no era el Polo, será fácil imaginar como se le revolverían las tripas cuando Cook dirigió su mirada hacia tan codiciado lugar.En su absurda competición, ajena completamente a los noruegos, perdió todos los dedos de los pies, excepto los meñiques:

«Cuando le corté las botas, sus piernas tenían un horrible aspecto hasta la rodilla. Y al quitarle los calcetines de piel de conejo, varios dedos de cada pie se quedaron pegados al tejido y se desprendieron de ellos las primeras falanges cuando tiré de la prenda», escribió Matt Henson.En lugar de reposar y recuperarse siguió trazando sus planes y se fue hacia el norte

con Matt. Tras varios intentos de cruzar la caprichosa banquisa, que se helaba y deshelaba siempre en su contra, se dio cuenta que la deriva lo había alejado del Polo Norte doce grados hacia el oeste. Era mucho peor que caminar sobre una cinta de gimnasio.«Ahora soy un viejo mutilado y fracasado, lejos de mi esposa y de mi hija... mi madre muerta y mi hijo recién nacido también muerto»Cuando Peary salió de este periodo de desdichas que duró cuatro años pensó que le quedaba el consuelo de ser el hombre que más se había acercado al Polo. Cuando llegó a la civilización se enteró de que ni siquiera le cabía ese honor, pues la expedición del duque de los Abruzos se había acercado al grado 90º 220 kms más que él. Y para mayor escarnio, en los diarios del mundo, los hombres del duque exclamaban: «¡Hemos superado al explorador más grande del mundo! ¡Hemos llegado más al norte que Nansen!». Peary no sólo había fracasado, sino que para muchos ni siquiera estaba en la batalla.Entonces, en vez de liberarse, se obsesionó aún más. Comenzó a criticar y a condenar los éxitos de todos los exploradores polares a la vez que recorría el país dando conferencias y recaudando fondos

Miembros de la expedición de Peary.

El Negro Matt

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para su próxima expedición polar. Para encumbrarse, tenía que hundir al resto. Contra todo pronóstico, y gracias a la confianza que aún tenían en él el senador Morris Ketcham y el presidente Roosevelt, en septiembre de 1905 recibió una carta del ministro de la Marina en estos términos:«La conquista del Polo Norte debe ser su principal objetivo. Los polos son lo único que falta en el mapa del mundo. Nuestro orgullo nacional está en juego».

Con estos amigos no es de extrañar que el dinero comenzara a llover. En la construcción del Roosevelt, un barco hecho a imagen y semejanza del Fram, se gastaron cien mil dólares. ¿El plan?, inspirado en la expedición de Nansen de 1893: dejarse atrapar en el hielo y, con trineos y a pie, junto con Matt Henson y algunos inuits, alcanzar el Polo. El barco zarpó y... envuelto en tormentas de nieve y atacado por el hielo perdió el ancla principal, el timón y la mayoría de los cabos. Cuando llegaron a aguas seguras el barco más poderoso de cuantos se habían dirigido al norte era tan ingobernable que incrustó su proa en una

marisma, saltó una valla e hizo salir huyendo a una chiquilla que ordeñaba allí una vaca. «El Roosevelt y todos nosotros estábamos listos para el desguace, o para el manicomio» dijo Bartlett, el capitán.El senador Morris Ketcham, que hablaba por todo el país desde las páginas del Washington Post, lo recibió con estas palabras: «Sería inútil negar que nos ha decepcionado que la expedición no haya llegado al Polo».Peary había fracasado de nuevo estrepitosamente. Pero no era la primera vez, ni la segunda, ni la tercera, ni la cuarta. ¡Era la quinta vez que había fracasado! Para el que suscribe, esta es la primera razón (pero no la más importante) por la que Peary debió plantearse montar una mentira si fracasaba también su sexto intento por alcanzar el Polo Norte. Además del antecedente de todos sus reveses se daba la circunstancia de que ya superaba los cincuenta años, por lo que era más que probable que nunca pudiera intentarlo de nuevo; además, la gente ya estaba cansada de él y encontrar financiación le costaba más esfuerzo cada vez.Así que, sin entrar en más detalles, diremos que, en su último viaje al Polo Norte, Peary envió de vuelta, antes de «llegar», a todos los hombres blancos que lo acompañaban capaces de corroborar sus mediciones (concretamente en el 87º). Pisó el Polo con un grupo de inuits analfabetos y con el negro Matt a quienes no dijo, en ningún momento, cuándo estuvieron en el mismo. Sus acompañantes se enteraron cuando, una vez en Terranova, envió un telegrama

confirmando su conquista del gran Norte. Imagino la cara que se les quedó a sus compañeros de fatigas en la oficina de telégrafos. Peary aseguró también haber recorrido distancias medias de más de 48 km diarios por el hielo y una etapa récord de 95 km. Esto era absolutamente inconcebible en hielo llano, cuanto más entre las crestas que suelen elevarse en el Ártico por el movimiento del hielo. La conocida anotación en su diario del 6 de abril de 1909, «¡El Polo por fin! [ ] mi sueño y mi ambición durante veintitrés años. Mío por fin...» está escrita en un papel suelto pegado después y no hay anotaciones en los dos días siguientes. Las mediciones presentadas por Peary se ceñían a la latitud obviando la longitud, pues supuso, sin fundamento, que se hallaba en el meridiano del cabo Columbia. Tampoco presentó mediciones de la deriva, que por fuerza debió desviar a los exploradores hacía el este o el oeste.Peary sabía que contaba con la ignorancia de la época sobre estos temas. Sin embargo, siendo grave una acusación de estafa, lo que más ofende al autor de este modesto artículo es que haya quedado en el acervo cultural de la humanidad que el Polo Norte fue hollado a principios del siglo XX por algún explorador norteamericano, cuando en realidad fue en 1948, por mandato de Stalin y por intereses estratégicos y políticos, que un grupo de soviéticos al mando de Aleksandr Kuznetsov plantaron la bandera de la URSS en la cima del mundo.

1.En los Polos geográficos dejan de existir todos los puntos cardinales excepto uno. Con un pie en el Polo Norte la única dirección posible que puede tomarse es la dirección sur. Y con un pie en el Polo Sur la única dirección posible que puede tomarse es la dirección norte.2. Algo más complicado es determinar la hora:Supongamos que hubieran llegado al Polo veinticuatro personas en lugar de las que llegaron... y supongamos también que hubieran querido celebrar el acontecimiento sentados alrededor de una mesa circular colocada en el mismo centro del Polo geográfico. Consideremos también que las horas del día son veinticuatro (ciertamente así es) y que el Sol no podría iluminar más que una cara o una espalda a la vez.Ahora bien, fácil es comprender que los dos exploradores que estén sentados frente a frente tendrían que contar doce horas de diferencia

el uno del otro. Cuando brinden en su banquete de celebración, por más que brinden al mismo tiempo, uno brindaría a las doce y el otro a las cero horas. Y si brindaran con el compañero de al lado, habría una hora de diferencia.

3. La temperatura más baja registrada en tierras polares no es precisamente en los polos geográficos.En la Antártica se registraron –89,2º C en julio de 1983 (a 70º S) En torno al círculo polar Ártico se registraron –71,2º C en enero de 1926. Estas temperaturas, siendo extremas, están bastante alejadas de la mínima temperatura posible alcanzable sobre nuestro planeta conseguida en un laboratorio en 1995 por un equipo de la Universidad de Colorado y el Instituto Tecnológico de Massachusetts. Se quedaron a tan sólo 0,5 nanokelvin sobre el cero absoluto (unos –273º C).

EXTRAÑEZAS POLARES de ayer y hoy

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1845 EXPEDICIÓN DE SIR JOHN FRANKLIN. Con toda seguridad la expedición polar más morbosa de la historia. El Erebus y el Terror, con sus 128 tripulantes a bordo, desaparecieron en la banquisa polar. Los supervivientes cayeron en la demencia y, en su locura, recurrieron al canibalismo. La esposa de Franklin costeó varias expediciones de rescate. La más conocida fue la de... 1854 ...JOHN RAE, quien encontró un grupo de inuits que le narraron el hallazgo de unos treinta o cuarenta hombres blancos que habían muerto de hipotermia y hambre en la desembocadura del río Back, pese a que las mutilaciones delataban prácticas caníbales.

1893 FRIDTJ OF NANSEN lidera una de las expediciones más célebres de la exploración polar. El plan de Nansen consistía en meterse deliberadamente en la peor pesadilla de los exploradores polares, esto es: dejarse atrapar en el hielo e invernar a la

deriva. Para ello construyó el Fram, un barco capaz de sobrevivir a la presión del hielo. Con ello quería demostrar la existencia de las corrientes árticas e intentar llegar al Polo Norte arrastrado por ellas. Cuando Nansen sospechó que la deriva no los conduciría al Polo, abandonó el barco en compañía de Johansen y juntos sobrepasaron el grado 86º. Tres años después de su salida, ambos fueron milagrosamente rescatados por la expedición de Frederick George Jackson. 1896 EXPEDICIÓN DE FREDERICK GEORGE JACKSON, patrocinada por Alfred Harmsworth, editor de prensa que comenzaba a levantar su imperio mediático. Se da la circunstancia de que Jackson se presentó a las entrevistas que Nansen convocó en Oslo para formar la expedición del Fram y fue cortesmente rechazado por su condición de británico; Nansen siempre quiso una expedición 100% noruega. En una rocambolesca e inimaginable posibilidad entre un billón, fue Jackson quien, tras encontrar financiación para su propia expedición, encontró a Nansen en mitad de la nada.

Esta es, sin duda, la casualidad más fortuíta e increíble que conozco. Frederick George Jackson no era, sólamente, la única persona que se encontraba en el océano Ártico... sino también la única persona que, además, bien podía no encontrarse allí, sino en el Fram... 1897 SALOMÓN AUGUSTE ANDRÉE trata de llegar en globo al Polo Norte protagonizando la primera tragedia aérea de la historia. 1901 EL BRITÁNICO ROBERT FALCON SCOTT, al que se le reserva un destino fatal, zarpa con el Discovery hasta la bahía de McMurdo, donde explora las costas y parte del cuadrante australiano durante dos años. Ernest Shackleton formaba parte de la tripulación. La enemistad entre estos dos exploradores nacería en este viaje en el que Shackleton debió observar que para Scott era más importante la gloria y la misión, que la vida de los hombres. 1904 Se funda el destacamento naval “Orcadas”, en la isla de Laurie, la ocupación más antigua y permanente en la Antártida. 1908 EL FRANCÉS JEAN-BAPTISTE CHARCOT descubre la isla Adelaida y la Tierra de Alejandro. 1909 EXPEDICIÓN DE SHACKLETON AL POLO SUR. Esta expedición superó el grado 88º, lugar más al sur pisado por el hombre. A causa de una mala planificación en las provisiones, Shackleton decidió regresar antes de llegar al Polo (apenas le faltaban 170 km). De esta manera protagonizó su primer ejemplo de buen liderazgo. 1911 EL EXPLORADOR NORUEGO ROALD AMUNDSEN logra finalmente alcanzar el Polo Sur geográfico por primera vez. Robert Scott llega al Polo Sur treinta y tres días después. Fallece trágicamente junto a los cuatro miembros de su expedición durante el regreso a la base. 1914 SHACKLETON FRACASA en su intento de unir el mar de Wedell con el estrecho McMurdo por vía terrestre al dejar que el Endurance fuera destruido por el hielo. Tras dos años de penurias atrapados en el congelado Mar de Ross, Shackleton logra sobrevivir junto con toda su tripulación en una de las muestras de fidelidad a sus hombres más sobresalientes de la exploración geográfica.

1925 AMUNDSEN intenta sobrevolar con dos aviones Dornier Wall el Polo Norte. Ambos se estrellan y tras cuatro semanas de hábil supervivencia en el hielo, consiguen reparar unos de los aviones y volver a tierra firme. 1926 AMUNDSEN logra atravesar el Ártico en el dirigible Norge sobrevolando el Polo Norte. Se trata de la primera expedición polar aérea de la historia culminada con éxito. 1929 En noviembre, el estadounidense Richard Byrd sobrevuela el Polo Sur con un avión Ford trimotor. 1968 WALLY HERBERT atravesó la banquisa polar pasando por el polo Norte. Recorrió los 6.000 km que separan Alaska de las islas Svalbard, en Noruega, durante una travesía que duró año y medio. Sus experiencias hundieron definitivamente la versión de Peary sobre la conquista del Polo.

–Polo Sur, relato de la expedición noruega a la Antártida, de Roald Amundsen, Interfolio Libros, 2010–Hacia el Polo, relato de la expedición del Fram de 1893 a 1896, de Fridtjof Nansen, Interfolio Libros, 2010–La batalla por el polo Norte, de Cook y Peary, Interfolio Libros, 2009–Al Polo Norte en avión, de Roald Amundsen, Interfolio Libros, 2009–Sobre el polo Norte en dirigible, de Roald Amundsen, Interfolio Libros, 2009–El peor viaje del mundo, de Apsley Cherry-Garrard, Zeta, 2009–El Terror, de Dan Simmons, Roca Editorial, 2008–Atrapados en el hielo, de Caroline Alexander, Planeta, 2004–El último lugar de la Tierra, de Roland Huntford, Península, 2002

CRONOLOGÍA DE LAS EXPLORACIONES POLARES

Shackleton (segundo por la izquierda) junto con sus compañeros de la expedición de 1909 poco después de ser rescatados. Por muy sorprendente que parezca, Shackleton tenía 35 años.

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