La Ciudad de las Sombras - Rafael Estrada (1er Cap)

8/7/2019 La Ciudad de las Sombras - Rafael Estrada (1er Cap)

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Eran las diez de la noche y las sombras haban cado

ya sobre la ciudad. Desde la ventana de mi

habitacin observaba el parque, donde una indecisa

farola parpadeaba. De un momento a otro llegara

Noelia, porque a la salida del instituto le dije que

tena algo importante que contarle.

Noelia. Mi mejor amiga. Aunque siempre hemosestado juntas y se supone que no debamos tener

secretos, hay una cosa que nunca le he contado,

algo que sucedi cuando tan slo tenamos doce

aos. Ese ao que dejamos atrs el colegio y nos

hicimos mayores, ilusionadas porque ya estbamos

en la E.S.O., tuve una experiencia que todava hoy

no s muy bien cmo interpretar, porque me inici

en un misterio y me enfrent con algo que por

entonces desconoca, que hizo que mi forma de ver

la vida cambiara radicalmente. Lo que descubr, eso

que cinco aos despus estaba a punto contarle a

Noelia, es algo que se encuentra a nuestro

alrededor pero que pasa desapercibido para la

mayora de la gente. Yo la esperaba con ansiedad,

sin saber todava cmo deba encarar el asunto.

Cuando Noelia termin los ejercicios de

rehabilitacin subi a mi casa. Salud a mam, que

le dijo que estaba muy guapa desde que haba

dejado de ser Robocop, nos remos, y al pasar junto


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a la puerta entreabierta del despacho de pap, dio

dos golpecitos:

Hola, genio.

Pap murmur algo que no alcanc a or. Noelia le

sac la lengua.

Ha empezado l

se justific, mientras

entrbamos en mi habitacin.

Tir la mochila sobre la cama y mir la pantalla del

ordenador. Se haba activado el protector, el de las

estrellitas que vienen hacia ti; movi el ratn para

que se normalizara la pantalla y empez a

curiosear.

Qu estabas haciendo?

Pasando los apuntes de Qumicarepuse.

Has terminado?

S.

Me haces una copia?

Conect la impresora para que sacara dos copias y

le dije que se sentara:

Te acuerdas de mi abuela?


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Recuerdo que estuvo viviendo en tu casa durante

unos das

se llev la mano a la barbilla y empez

a rascarse. Fue hace unos aos, cuando tus

padres discutieron y tu madre se march de casa,

no?

Eso es. Recuerdas su nombre?

Pues...

se encogi de hombros

. Ahora no me

acuerdo.

Se llamaba Ana dije sonriendo. Me creeras

si te digo que era la primera vez que la vea en mi

vida?

Noelia me mir como si estuviera loca.

Me ests vacilando?exclam.

Que no, mujer. S que ahora te parecer extrao,

pero es cierto que nunca la haba visto antes de ese

da

me levant y cerr la puerta

. Quiero quehagas memoria y vuelvas cinco aos hacia atrs,

cuando mi padre public LA CIUDAD DE LAS SOMBRAS.

Est bien repuso. Pero deja de intrigarme y

ve directamente al grano.

Qu te pareci la novela?


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Y qu tiene eso que ver con tu abuela?

T contstame.

Me sorprendi, porque todos sus libros anteriores

eran infantiles.

Abr el cajn del escritorio donde guardaba mis

trabajos y saqu un montn de folios con lasesquinas estropeadas, encuadernados en canutillo.

Se lo tend. Mir la cubierta, pas la primera pgina

y ley:

LA CIUDAD DE LAS SOMBRASme mir Esto es el

manuscrito original?

S.

Como vio que no deca nada pas a la siguiente

hoja, despus una ms, otra y otra...

Vuelve al principiole dije.

L A CIUDAD DE LAS SOMBRASvolvi a leer. Julia

Requena... Un momento...! seal. Aqu hay

un error: est escrito tu nombre en lugar del de tu

padre.

As es

confirm

. Pero es que eso que tienesentre tus manos no lo ha escrito mi padre.


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Quieres decir que la novela la escribiste t?

La novela no, pero eso s.

Tu padre la copi de aqu?

No exactamente me apoy en la ventana

mirando a la calle; la farola ya no parpadeaba y la

bombilla fundida haba dejado que las sombrasganaran terreno.

Me volv hacia Noelia. Se haba cortado el pelo y le

sentaba bien. Estaba radiante, tan derecha y

estilizada como una modelo; los ejercicios de

rehabilitacin que haba tenido que hacer

diariamente, durante cinco aos, haban modelado

su cuerpo.

Empieza a leer... dije sealando el

manuscrito, y despus hablamos.


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1. La abu

TODO EMPEZ con la llegada de la abuela.

Antes de que decidiera pasar unos das con

nosotros, mi vida era algo desordenada e incierta,

como supongo que les sucede a la mayora de los

nios. El mundo de los adultos es tan gigantesco y

pavoroso, que casi siempre se encuentra fuera de

nuestro control. Por eso los imitamosconstantemente anhelando su consentimiento, y

por eso, quizs, esperamos con ansia crecer, para

tomar decisiones de adulto y escapar de la

incertidumbre.

Mientras tanto jugamos, haciendo y diciendo lascosas que se supone deben hacer los nios; cosas

sin importancia a los ojos de los adultos, que nos

observan condescendientes. Como unas veces nos

aprueban y otras nos reprenden, debemos sacar

nuestra propia leccin. As, poco a poco, nos vamos

volviendo similares a ellos.


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Sin embargo la abu, es decir la abuela, me ense a

ver las cosas de otra manera. Ella afirmaba que loque hacen los nios tiene gran importancia; tiene,

segn sus propias palabras, consistencia propia.

El mundo de los nios me dijo la abu un da,

no es tan slo la antesala hacia el mundo de losadultos: es un mundo real por s mismo. As lo viven

ellos y as debera reconocerse.

Quieres decir, abuela, que el mundo de los

adultos es falso?pregunt sorprendida.

Yo no he dicho eso

la abuela sonri, con sus

ojillos negros brillando burlones. Lo que quiero

decir es que los adultos suelen ver el mundo de los

nios como algo que cambia; importante, tan slo,

porque de alguna manera refleja lo que el nio ser

cuando deje de serlo.

Seguidamente comenz a hurgar en su bolso,

haciendo mucho ruido y chascando la lengua

repetidas veces; despus, cuando ya pareca que

haba encontrado lo que buscaba, sac las manos

vacas y ech el bolso a un lado, fingiendo no darle

importancia.


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La confusin casi nunca viene del mundo de los

nios. Fjate bien: ellos saben muy bien lo divertidoy autntico que resulta saltar la comba y cambiarse

cromos, contarse historias disparatadas o echar

carreras de lo que sea. El problema se les presenta

cuando se acercan a la frontera adulta, cuando el

mundo de los mayores les roza o est a punto de

devorarlos.

De devorarlos, abuela?

Como lo oyes la abu se acerc, hasta que

nuestras narices casi se tocaron. Cuando un nio

deja de jugar y se reconoce como adulto, es que ha

sido literalmente devorado.

Estuvimos unos instantes en silencio, con las

narices muy juntas.

Entonces, cul es el mundo real: el de los

adultos o el de los nios?

La cosa no es tan simple, porque hay tantos

mundos infantiles falsos como mundos adultos

hizo una pausa, me mir para ver como encajaba

sus explicaciones y continu. Lo que realmente

importa es aquello que sentimos como autntico.


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Lo cierto es que en esos momentos no entend bien

lo que quera decirme, porque ella misma era unapersona adulta. Pens que poda tratarse de una de

sus extravagancias; cosas de abuelos pasados de

rosca, que entretienen a sus nietos con historias

inventadas.

Por otro lado, debo reconocer que estaba un tantoa la defensiva, ya que ese curso haba empezado el

primer ciclo de la E.S.O., y el hecho de haber

terminado Primaria, supona para m un cambio

importante. Adems, haba cumplido doce aos y

me gustaba la idea de considerarme algo ms que

una nia.

Pero t eres adulta, abuela dije ponindome

derecha, y yo no soy ya tan nia.

La abu se levant. Se mova con sigilo, por eso me

sobresalt cuando se lanz sobre m como un rayo

y me coloc su arrugada mano sobre la boca.

No debes repetir esas palabras...! examin

detenidamente la habitacin, mirando hacia los

rincones; estir el cuello, buscando no se qu cosa

tras el armario y me clav la mirada, con tanta

fuerza, que me ech hacia atrs asustada.


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Qu palabras, abuela? pregunt confundida,

intentando descubrir alguna cosa extraa en lahabitacin.

Que ya no eres una nia.

Por qu?

De momento no puedo decirte ms; slo que

debes hacer un esfuerzo por sentirte nia durante

algn tiempo. Coge tus antiguas muecas y juega

con ellas: pinalas, maqullalas, preprales

comiditas... Pero, sobre todo, duerme por las

noches con algn peluche.

Aquello era demasiado. Haca siglos que no le

prestaba atencin a esas cosas, as que pens que

se estaba burlando de m.

Pero abuela...!

No vas a hacer eso por m?

pregunt muy

seria.

En ese momento entr pap en la habitacin, sin

llamar, como siempre, y me tir de una oreja.

Hola sonri, revolvindome el pelo. Cmo

anda todo?


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Yo estoy muy bien. Y t...? la abuela le mir

duramente

. Cmo te encuentras t?

Le habl en un tono severo, casi reprendindole.

Por un momento me pareci que pap dudaba,

como si no supiera qu decir; despus, se llev la

mano a la cara, haciendo ese gesto que hacen los

hombres cuando se estudian la barba.

Tengo que afeitarme dijo desviando hacia un

lado la mirada. Maana salgo temprano.

Ests intentando publicar un nuevo libro?

Pap contest apresuradamente:

Se trata de un artculo para una revista gir

hacia la puerta, nervioso, y se fue hacia el cuarto de

bao.

La abuela cerr los ojos y los mantuvo as durante

unos instantes, meditando. Pareca mucho msvieja que antes, cuando me hablaba sobre los

nios.

Te ocurre algo, abuela?

No es nada. Me encuentro cansada, eso es todo.

Ests enfadada con pap?


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Guard silencio, y antes de contestarme cerr

nuevamente los ojos, como si buscara algo dentrode s misma.

Hablaremos maana, cuando vuelvas del

instituto arque la espalda y le crujieron algunas

vrtebras. Necesito dormir; nos esperan unos

das agotadores.

Por qu dices eso?

Ya lo vers.

Y aunque me qued observndola durante un buen

rato, no fui capaz de sacarle ni una palabra ms.

CUANDO ME ENCONTR a solas en mi habitacin,

contempl los psteres y las fotos en las paredes.

La decoracin infantil haba sido desterrada

definitivamente a la parte ms alta del armario; lospeluches dorman el olvido, amontonados sobre la

cocinita, los puzles y los patines.

Al quitarme la blusa me mir en el espejo y pens

que era extrao que la abuela todava me hablara

de juguetes, porque ya se notaba que haba

empezado a desarrollar; acerqu la cara al espejo y

descubr, debajo de la nariz, un pequeo grano. Lo


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que no poda hacer era volver atrs en el tiempo y

considerarme de nuevo una nia, cosa que mepareci en aquellos momentos una tontera.

Despus de cepillarme el pelo y embadurnarme la

cara de crema, me met en la cama, con el tigre de

peluche que haba rescatado del armario, porque

no me import complacer a la abuela.


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