La Ciudad Sagrada de Caral Supe Los Origenes de La Civilizacion Andina y La Formacion Del Estado...

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El estudio más completo del proyecto Caral-Supe

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  • Proyecto Especial Arqueolgico Caral-Supe/INCJr. de La Unin N 1040, Lima 1, PerTelfonos: 332-5380, 423-9484Correo electrnico: [email protected]

    Diseo de cartula: Marco Chacn

    Derechos reservados, prohibida la reproduccin de este libro por cualquier medio, total o parcialmente, sin permisoexpreso de la direccin del Proyecto Especial Arqueolgico Caral-Supe/INC.

    ISBN: 9972-9738-0-8Hecho el depsito legal: 1501212003-2870

    Impreso en el Per.

    Junio 2003.

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  • INTRODUCCIN

    I. LA FORMACIN DEL ESTADO Y EL SURGIMIENTO DE LA CIVILIZACIN

    Del Arcaico al Formativo en los Andes CentralesRuth Shady

    La neolitizacin de los Andes Centrales y los orgenes del sedentarismo,la domesticacin y la distincin socialRuth Shady

    Los orgenes de la civilizacin en el Per: el rea norcentral y el vallede Supe durante el Arcaico TardoRuth Shady, Camilo Dolorier, Fanny Montesinos y Lyda Casas

    Los orgenes de la civilizacin y la formacin del Estado en el Per: lasevidencias arqueolgicas de Caral-SupeRuth Shady

    El sustento econmico del surgimiento de la civilizacin en el PerRuth Shady

    Sustento socioeconmico del Estado prstino de Supe-Per: lasevidencias de Caral-SupeRuth Shady

    Anlisis arqueo-ictiolgico del sector residencial del sitio arqueolgicode Caral-Supe, Costa Central del PerPhilippe Barez y Luis Miranda

    La religin como una forma de cohesin social y manejo poltico en losalbores de la civilizacin en el PerRuth Shady

    II. LA CIUDAD SAGRADA DE CARAL-SUPE

    Caral-Supe y la costa norcental del Per: la cuna de la civilizacin y laformacin del Estado prstinoRuth Shady

    La Plaza Circular del Templo Mayor de Caral: su presencia en Supe yen el rea norcentral del PerRuth Shady, Marco Machacuay y Roco Arambur

    El Altar del Fuego Sagrado del Templo Mayor de la Ciudad Sagrada deCaral-SupeRuth Shady

    Ritual de enterramiento de un recinto en el Sector Residencial A enCaral-SupeRuth Shady y Sonia Lpez

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    Evidencias de un enterramiento ritual en un sector residencial de laparte alta de Caral, valle de SupeArturo Noel

    Una tumba circular profanada de la Ciudad Sagrada de Caral-SupeRuth Shady y Miriam Gonzlez

    Recuperando la historia del Altar de Fuego SagradoRuth Shady, Marco Machacuay y Sonia Lpez

    Enterramiento ritual de estructuras arquitectnicas en un sectorresidencial perifrico de Caral (Arcaico Tardo)Rodolfo Peralta

    III. MANIFESTACIONES CULTURALES DE LA SOCIEDAD DE CARAL-SUPE

    Prctica mortuoria de la sociedad de Caral-Supe durante el ArcaicoTardoRuth Shady

    Artefactos simblicos de Caral-Supe y su importancia en la tradicincultural andinaRuth Shady, Pedro Novoa y Dolores Buitrn

    Flautas de Caral: el conjunto musical ms antiguo de AmricaRuth Shady

    Las Flautas de Caral-Supe: aproximaciones al estudioacstico-arqueolgico del conjunto de flautas ms antiguo de AmricaRuth Shady, Carlos Leyva, Martha Prado, Jorge Moreno, Carlos Jimnez y Celso Llimpe

    IV. OTRAS EXPRESIONES RELACIONADAS A LA POBLACIN DE SUPE

    Un geoglifo de estilo Sechn en el valle de SupeRuth Shady, Marco Machacuay y Roco Arambur

    Evidencias quechuas en el lxico de cultivo de Caral-SupeIsabel Glvez Astorayme

    Ideologa y prcticas acerca de la muerte como culminacindel ciclo vital del hombre en el valle de SupeIsabel Glvez Astorayme y Antonio Glvez Ronceros

    V. APROXIMACIONES GENERALES A LA SOCIEDAD DE SUPE

    Caral-Supe: la civilizacin ms antigua de AmricaRuth Shady

    Caral-Supe: la civilizacin ms antigua del Per y AmricaRuth Shady

    CONCLUSIONES

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    IIIIINTRNTRNTRNTRNTRODUCCINODUCCINODUCCINODUCCINODUCCIN

    CUANDO INICIAMOS LAS investigaciones arqueolgi-cas en el valle de Supe en 1994, en condicionesfamiliares muy difciles para mi persona, no ima-gin que el emprender un cambio en mi objeto deinvestigacin, que hasta entonces haba estado cen-trado en el rea nororiental del pas, iba a darmetantas satisfacciones pero tambin que stas ven-dran acompaadas con las afrentas de algunas per-sonas, llevadas por el nimo de expropiar, deslu-cir u obstaculizar nuestro trabajo.

    Han transcurrido nueve aos desde entonces, Caraly la importancia de la sociedad de Supe ya sonconocidas en el Per y el mundo. Desde nuestrasprimeras publicaciones en 1997, optamos por dara conocer peridicamente los resultados que seiban obteniendo, tanto en publicaciones de circu-lacin en el pas como fuera de l.

    Con el apoyo del Museo de Arqueologa y Antro-pologa de la Universidad Nacional Mayor de SanMarcos, que estuvo bajo mi conduccin desde 1999hasta junio de 2002, en que el nuevo rector dispusomi cese como reconocimiento a la labor que sevena realizando, publicamos una serie de artculosen la revista Arqueologa y Sociedad y en el Boletn dedicho museo. Nuestro objetivo fue poner al alcan-ce de los interesados los datos que se recuperabande las excavaciones y las inferencias que se hacan

    sobre ellos, a la par que se procesaba la informa-cin para evitar acumulaciones perjudiciales.

    Lamentablemente, despus de nuestra salida delmuseo este material bibliogrfico fue retenido, ascomo tambin el material arqueolgico tradodesde Caral para su anlisis, lo que dificult y tra-b nuestro trabajo de difusin, contextualizacine interpretacin. Recin, gracias a la intervencindel gobierno, se nos ha devuelto la coleccin deCaral y hemos podido retomar la investigacin ypronto sta dar nuevos frutos. Por tal circunstan-cia y para facilitar el acceso a la informacin sobrelos diferentes aspectos que implica la investigacincientfica en torno a la Ciudad Sagrada de Caral-Supe, hemos reunido en el presente volumen lasdiversas contribuciones del colectivo de profesio-nales que integra el Proyecto Arqueolgico Caral.

    Significado de Caral

    Caral, una de las ms importantes civilizacionesdel planeta, fue creada por el trabajo organizadode sus pobladores en un territorio de configura-ciones geogrficas singulares.

    Muchos conocen Cusco como la capital del impe-rio Inca y Machu Picchu como el predio de uno de

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    los ltimos incas; pero pocos todava saben que laCiudad Sagrada de Caral fue edificada por el pri-mer Estado que se form en el Per cuatro milaos antes que gobernaran los incas, y que sent lasbases de la estructura organizativa sociopoltica detodas las sociedades andinas prehispnicas.

    Caral representa a la civilizacin ms antigua deAmrica, desarrollada casi simultneamente con lasde Mesopotamia, Egipto, India y China. Los ha-bitantes del Per se adelantaron en, por lo menos,1500 aos a los de Mesoamrica, el otro fococivilizatorio de los seis reconocidos mundialmen-te, y en ms de 2500 aos a la sociedad que edifi-c las reconocidas ciudades mayas.

    El precoz desarrollo de la sociedad de Caral-Supela convirti en la civilizacin ms antigua del Nue-vo Mundo pero a diferencia de otros focoscivilizatorios, como Mesopotamia, Egipto e In-dia, que intercambiaron conocimientos y experien-cias, logr un avance sin precedentes en completoaislamiento de sus coetneas de Amrica y del ViejoMundo.

    En el Per las formas de organizacin social ypoltica de las poblaciones de Caral-Supe causa-ron fuerte impacto en la historia del rea; trascen-dieron el espacio y el tiempo, y sentaron las basesde las estructuras que tendran los estados polti-cos en los Andes Centrales.

    En el rea norcentral la estructura social, tejida porel Estado de Supe, condujo por varios siglos elaccionar de los individuos en los diferentes cam-pos: econmico, social y religioso.

    La sociedad de Supe en los albores de la civi-lizacin

    Caral es el asentamiento ms destacado de los 18identificados a lo largo de 40 km del valle bajo ymedio de Supe, cada uno de los cuales rene edi-ficios pblicos con la caracterstica plaza circularhundida, adems de un conjunto de unidades do-msticas. No es Caral el ms extenso pero s elque muestra un diseo arquitectnico planifica-do y una fuerte inversin de fuerza de trabajo enla construccin de los volmenes piramidales. Porla extensin y cantidad de trabajo invertida se

    puede ordenar estos asentamientos en una serie,lo que ha permitido inferir una organizacin so-cial unificada en el valle y contar con un indica-dor de jerarquizacin.

    Este patrn de distribucin ha sido identificadotambin en los valles de Pativilca y Fortaleza, loscuales, al lado de Supe, debieron constituir el terri-torio base de formacin del Estado prstino.

    La ciudad de Caral se encuentra al inicio del sectormedio del valle de Supe, provincia de Barranca, a182 km al norte de Lima, en el rea norcentral delPer. Es el asentamiento urbano ms destacadopor su extensin y complejidad arquitectnica detodos los identificados en el Nuevo Continenteentre los 3000 y 2000 aos a.C.

    Caral ocupa 66 ha, en las cuales se distingue unazona nuclear y una perifrica. La primera muestra32 estructuras arquitectnicas monumentales, dosclases de conjuntos residenciales distintivos, ade-ms de unidades domsticas y de almacenamien-to de los funcionarios, dos plazas circulares hun-didas y espacios de congregacin pblica masiva.La zona en la periferia tiene numerosas viviendasdistribuidas a modo de archipilago con islotesde viviendas agrupadas a lo largo de la terraza quelinda con el valle.

    Millones de piedras fueron cortadas y trasladadasa la ciudad para la construccin de los 32 edificiospblicos o para enterrarlos peridicamente yremodelar los diseos arquitectnicos.

    Condiciones econmicas que sustentaron lavida y obra de la sociedad de Supe

    Los avances tecnolgicos alcanzados en los cam-pos agrcola y pesquero en los valles interandinosy en el litoral, respectivamente, incidieron en el de-sarrollo de las fuerzas productivas de las socieda-des que habitaban los valles costeos del reanorcentral, en particular en las de Supe. La pro-duccin de algodn y la manufactura de fibra des-tinada a la elaboracin de ropa y sobre todo deredes para la extraccin masiva de pescado, fo-mentaron la especializacin laboral y favorecieronla complementariedad econmica mediante el in-tercambio permanente de productos entre los

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    asentamientos de agricultores y pescadores. Se hizoposible as la acumulacin de la produccin, la di-visin social del trabajo y el intercambio a corta ylarga distancia.

    La importancia del conocimiento en el desa-rrollo civilizatorio

    En estas condiciones econmicas se desarrolla-ron las ciencias, tecnologas y artes. Conocimien-tos en astronoma, geometra, aritmtica, biolo-ga, medicina, etc., fueron aplicados en la elabo-racin del calendario y la prediccin del clima,en las obras arquitectnicas, en el manejo de lossuelos por medio de la excavacin de canales deriego o de drenaje y la habilitacin de chacras, enel mejoramiento gentico de las plantas, en el tra-tamiento de algunas dolencias o enfermedades,en la administracin pblica y en la manufacturade artefactos con fines ceremoniales, comercia-les y suntuarios. Estos avances en el conocimento,realizados por especialistas, les dio tambin po-der a stos y configuraron los modos de vida delas poblaciones del rea norcentral en los alboresde la civilizacin.

    La trama social y la formacin del Estado

    Los excedentes derivados de la produccin so-cial, tanto en el campo agrcola como en elpesquero, fueron distribuidos de modo desigual,en beneficio de los representantes de linajes y delos especialistas a cargo de las actividades necesa-rias para garantizar la reproduccin del sistema; seformaron as en el rea norcentral comunidadesde agricultores y pescadores, pachacas, dirigidas porsus autoridades y principales, con sus respecti-vos edificios pblicos para fines administrativos yceremoniales, sus conjuntos residenciales y su te-rritorio de produccin econmica.

    La produccin excedentaria favoreci a las po-blaciones del valle medio de Supe, mejor ubica-das para el intercambio de productos. Los valoresagregados en la manufactura con la fibra de algo-dn y en el procesamiento de la anchoveta y sar-dina, con fines de intercambio, enriquecieron yacrecentaron el prestigio a los principales a car-go del comercio intertnico.

    Entre los principales se distingui al hunu o seorde los seores de los asentamientos del valle y dellitoral, y sobre todos los hunus se encontraba elcuraca principal o seor del territorio comprendi-do entre los valles de Santa y Chancay.

    Este Estado prstino logr movilizar grandes can-tidades de fuerzas de trabajo, y mediante comple-jas redes de relaciones consigui atraer en su be-neficio el excedente producido en un extenso te-rritorio, que inclua, adems del costeo, el Calle-jn de Huaylas, el Huallaga y el Maran.

    El rol de la religin

    Un sistema elaborado de creencias, ceremonias yrituales impregn a las sociedades de los valles en-tre Santa y Chancay y las sierras colindantes, articu-ladas por el primigenio Estado poltico de Supe oatradas por su prestigio. Se formaron complejosuniversos mitolgicos y simblicos. En ausencia deun grupo militar, la religin fue la fuerza de controly de cohesin social. La vida y el quehacer de laspoblaciones transcurrieron dedicados a producirpara su subsistencia y para la mantencin de los tem-plos, sus autoridades, funcionarios y servidores, ascomo a servir en los trabajos de construccin, ente-rramiento y remodelacin de los templos, para loque eran convocados peridicamente.

    Caral y la autoestima social

    La primera contribucin de Caral a la sociedadactual es en el campo histrico porque, conocien-do las respuestas dadas por sociedades que habi-taron este territorio antes que nosotros, podemosaprovechar las experiencias positivas y desecharaquellas fallidas. Jos Mart deca: debemos co-nocer nuestra historia antes que la de los griegosporque la nuestra nos es necesaria.

    Desde la perspectiva cultural, Caral est llamado aconvertirse en uno de los ms importantes instru-mentos para mejorar la autoestima de los perua-nos y a constituirse en el smbolo ms destacadode la identidad nacional, por ser la primera civili-zacin y el modelo de organizacin sociopolticaque desarrollaran otras sociedades en perodosposteriores en el territorio del Per.

  • En el aspecto econmico, la puesta en valor deCaral, a travs de acciones de investigacin, con-solidacin y restauracin de sus imponentes cons-trucciones monumentales, lo convertir en undestino turstico de primer orden a nivel nacionale internacional, y en una fuente de ingresos im-portantes para mejorar las condiciones de vidade las poblaciones de la localidad y del pas engeneral. Por lo cultural y lo econmico, el invertiren Caral no es un gasto; es contribuir al desarro-llo del pas.

    El patrimonio cultural como eje que fomenteel desarrollo socioeconmico

    Pero no solo se trata del patrimonio cultural. ElProyecto Caral considera que la riqueza arqueol-gica del valle debe fomentar el desarrollo

    socioeconmico en sus diversos aspectos y expo-nerse as en un contexto social en concordanciacon su importancia. Creemos que de este modola poblacin actual podr identificarse con la fuentede la que derive una mejor calidad de vida y no seconvertir en mero espectador del bienestar delos visitantes. Con esta perspectiva venimos traba-jando, pero se requiere tambin del apoyo de losgobiernos Central, Regional y Local para que au-nando esfuerzos se pueda hacer realidad esta aten-cin integradora en beneficio del patrimonio ar-queolgico y de la poblacin actual que vive allado de l.

    Confiamos en el cambio de actitudes, en el reco-nocimiento que todo peruano debe tener hacia laimportancia de su historia porque ella nos dar lavisin de las acciones que se deben emprender parael desarrollo en beneficio de todos los peruanos.

    RUTH SHADY

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    (*) Publicado en Revista Andina, ao 11, N 1, 1993, Cusco,pp. 103-132.

    Las sociedades del ArcaicoLas sociedades del ArcaicoLas sociedades del ArcaicoLas sociedades del ArcaicoLas sociedades del Arcaico

    EL PROCESO DE neolitizacin comienza en los An-des Centrales en el Arcaico Temprano, en socie-dades que practican el cultivo de plantas, aun cuan-do fueran predominantes otras actividades eco-nmicas: la extraccin de moluscos, la pesca y re-colecta de plantas silvestres en la costa, as como lacaza y recolecta en los valles de la sierra (figura 1).

    El Arcaico se inicia aproximadamente hacia los6000 aos a. C. y se prolonga hasta los 1800 aosa. C., cuando la mayora de sociedades ingresa a laetapa siguiente, el Formativo, ya plenamente pre-sente en el Neoltico (vase figura 2). Implica unproceso largo, unos cuatro mil aos de experien-cias en la relacin con el medio ambiente de partede cada grupo humano, que va seleccionando losrecursos y aprendiendo a utilizarlos.

    Es principalmente el cultivo lo que fija al pobla-dor a un sitio, pues espera la cosecha y porquepronto aprende que necesita del conocimiento delas condiciones geogrficas y climticas especficaspara el adecuado crecimiento de las plantas. Perotambin medios muy ricos en recursos naturaleshacen posible el asentamiento estable, como fueen el caso de la puna de Junn o el litoral marino.En condiciones de aislamiento y con fuerte espe-

    cializacin, los grupos de esta clase de hbitat pue-den permanecer sin mayores cambios en su es-tructura socioeconmica durante un tiempo pro-longado.

    La gran diversidad geogrfica del territorio andinocentral, fuertemente contrastado en altitud, latitudy geomorfologa, requiri de procesos adaptativospeculiares a cada zona, los que fueron experimen-tndose a lo largo de estos milenios.

    La inestabilidad de las condiciones geogrficas, conperidicos calentamientos de las aguas marinas,cambios en el nivel del mar, tsunamis, movimien-tos tectnicos, sequas o inundaciones en las tierrascultivables, heladas y enfriamientos en la puna, etc.,fue asumida en esta adaptacin mediante el usode distintos ambientes y el desenvolvimiento deactividades econmicas mixtas.

    La necesidad de integrar estrategias de subsisten-cia variadas y la diversidad de adaptaciones lle-van a niveles de organizacin social que van ha-cindose ms complejos en relacin con el des-envolvimiento tecnolgico y la productividad al-canzada.

    Los asentamientos costeos as como los identifi-cados en las otras regiones revelan sociedades que,si bien presentan rasgos en comn, tienen otros,derivados de los distintos procesos adaptativos.El ritmo de crecimiento y de cambio es tambinnotoriamente diferente.

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    Los pobladores de la costa

    En el Arcaico Temprano, los habitantes del sitiode La Paloma, en la costa central del Per, vivende modo permanente, entre 6000 y 3000 aos a.C.1, en una zona de lomas, cercana al litoral, a 4km de la playa y a unos 8 km del ro Chilca. Ellosse desplazan y aprovechan recursos de varios am-bientes: del mar, de las lomas y de las riberas delro. En ocasiones, al parecer, tambin subieron alas laderas occidentales de la cordillera, a 12 y 30km de la costa.

    Sus actividades para proveerse de alimentos sonvariadas; incluyen la extraccin de especies mari-nas: pescados, mamferos, invertebrados y aves,que constituyen su principal fuente de carne (Reitz,1988: 32-33). Asimismo, recolectan plantas silves-tres terrestres: semillas, frutos y tuberosas. Se haidentificado: mito (Carica candicans Gray), algarro-bo (Prosopis spp.), fruto de cactus (Loxanthocereus

    sp.), una tuberosa, begonia (Begonia geraniifolia). Am-bas clases de recursos, de mar y tierra, son com-ponentes importantes en la dieta alimenticia, a laque se suman algunas plantas cultivadas comocucrbita (Cucurbita ficifolia), frijol (Phaseolus sp.), yquiz guayaba (Psidium sp.) y oca (Oxalis sp.) (Weiret al., 1988: 63-64; Quilter, 1989: 23-24).

    Su cultura material es sencilla: entre los artefactosrecuperados hay batanes y manos de moler, algu-nos anzuelos de concha y hueso, unas puntas deproyectil de piedra, posibles pesos de redes, agu-jas y esptulas de hueso, palos. Con ellos utilizanvarios ambientes de su hbitat.

    Tiempo despus, en el Arcaico Tardo (3000-1800aos a. C.), en el sitio de Huaca Prieta, costa norteperuana, otro grupo se asienta en la zona del lito-ral. El lugar se encuentra a 4 6 m del nivel delmar, a 3,5 km de la boca del ro Chicama y a unos20 km de las estribaciones andinas. Si bien est en

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    la playa, tiene en sus inmediaciones tierraspantanosas. All se establece la poblacin por msde milenio y medio, a partir de 2450 aos a. C.2Los depsitos arqueolgicos correspondientes aeste perodo muestran una fuerte dependenciaalimentaria del recurso de mar. Las aves marinasson un componente abundante (33%), especial-mente cormorn, al lado de moluscos, pescados,mamferos, cangrejos, algunos erizos, tortugas demar y aves de pantanos (Matthiesen, 1988: 18-28).Cabe sealar que hay, asimismo, numerosos restosde vegetales, algunos de ellos cultivados: pallar(Phaseolus lunatus y Canavalia plagiosperma Piper),cucrbita (Cucurbita ficifolia y moschata), aj (Capsicumbaccatum L.), mate (Lagenaria siceraria), algodn(Gossypium barbadense L.); otros, quiz todava sil-vestres: Achira (Canna edulis), lcuma (Lucuma bifera),guayaba (Psidium guajava), ciruela del fraile ocansaboca (Bunchosia armeniaca), zapote (Capparisangulata) (Bird, 1988: 5-9).

    A diferencia de La Paloma, la gente de HuacaPrieta explota con mayor nfasis el potencialalimentario del rico mar peruano y en particularla ingente cantidad de aves marinas, que solapoblar el litoral (stas representan en La Palomaslo el 1%) (Matthiesen, op. cit.). Tambin es no-toria la presencia de un ms variado repertoriode plantas cultivadas.

    Integraban sus artefactos de trabajo numerosasredes, flotadores de mate, pocos anzuelos, pesosde piedra para redes, cantos rodados destinados ausos variados, lascas, palos de cavar, canastas, ade-

    ms de esteras y textiles (Bird, 1948). Sus casas sonpequeas, subterrneas, excavadas en un medio detierra y ceniza, con paredes recubiertas de piedra,techos de palos y huesos de ballena.

    spero es otro sitio, mencionado en la literaturaarqueolgica por sus edificaciones y en relacincon el debate sobre el desarrollo de las sociedadescomplejas; se halla cerca del litoral, de una zonapantanosa y del valle de Supe. Es ocupado entre2410 y 2000 aos a. C.3, por una poblacin quetiene acceso a recursos marinos y ribereos y dellitoral, que se dedica a la pesca -especialmente depeces pequeos, anchoveta y sardina-, a la caza demamferos y aves marinas, a la extraccin de ma-riscos, a la recoleccin de plantas silvestres y al cul-tivo. Han sido recuperados restos de mate(Lagenaria sp.), cucrbita (Cucurbita sp.), algodn(Gossypium barbadense), frijol (Phaseolus sp. e Inga), aj(Capsicum), guayaba (Psidium guajava); maz (Zea mays)y achira (Canna edulis) (Feldman, 1980: 186).

    Como instrumentos de trabajo destacan las redes,confeccionadas de varios tamaos y tcnicas paraextraer peces pequeos, medianos y grandes; pa-los o maderos, que podran haber servido paragolpear mariscos, terrones o excavar la tierra;manos y piedras de moler. Tambin hay bolsas,canastas, unas hachas para trabajar madera y unapunta de proyectil pequea.

    Como las mencionadas, otras culturas costeas delArcaico Tardo, asentadas en el rea entre Chicamay Mala, muestran un cambio importante en la eco-

    Figura 2. Ubicacin temporal aproximada de sitios del perodo Arcaico.Figura 2. Ubicacin temporal aproximada de sitios del perodo Arcaico.Figura 2. Ubicacin temporal aproximada de sitios del perodo Arcaico.Figura 2. Ubicacin temporal aproximada de sitios del perodo Arcaico.Figura 2. Ubicacin temporal aproximada de sitios del perodo Arcaico.

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    noma de subsistencia en relacin con La Paloma,pues se basa en actividades ms especializadas. Estose aprecia en la ubicacin de los asentamientos, enlas especies consumidas y en los instrumentos detrabajo utilizados. Se aprovechan con mayor nfasislos recursos del mar y se desarrolla una tecnologade pesca con redes; pero tambin se pone muchaatencin en los cultivos. Es posible que este interspor la pesca y el cultivo llevara a la ubicacin de losestablecimientos no slo cerca del litoral, donde sonidentificados mayormente, sino adems prximosa las tierras cultivables de los valles. Algunos investi-gadores han sugerido la existencia de asentamientoshacia el interior, destruidos por la actividad agrcolaposterior (Bonava, 1982: 401-410). No descarta-mos esta posibilidad, pero de los datos disponiblesinterpretamos que estas sociedades se desplazabandesde los establecimientos del litoral para realizarsus actividades de pesca y cultivo.

    La preocupacin e importancia del cultivo de plan-tas quizs pueda inferirse del hallazgo de algunasofrendas en spero, depositadas en relacin conuna nueva fase de construccin de los edificiosrituales (Feldman, 1985: 78). Una de las ms ela-boradas, encontrada entre los pisos 1 y 2 de lahabitacin 2 de la Huaca de Los dolos, contenanumerosas plantas, hojas, canastas y ms de unadocena de figuras humanas quebradas de arcillano cocida. Otra ofrenda, en la Huaca de Los Sa-crificios, tena semillas de algodn, hojas, textiles,135 palos pequeos de madera tallados y un frag-mento de bol de madera decorado con represen-taciones de ranas. La asociacin de plantas, figurasquebradas y ranas o sapos sugiere ritos vinculadoscon la lluvia, que son practicados por pueblosandinos actuales, como tambin de perodos ar-queolgicos posteriores (Shady, 1989).

    Cuando se comparan las especies consumidas porgrupos del Arcaico Tardo, como los de HuacaPrieta, Alto Salaverry (a 20 km al sur de HuacaPrieta, en el valle de Moche), Huaynun (Casma),Los Gavilanes (Huarmey), spero, de los que te-nemos ms informacin, entre otros coetneosen la costa, se hace evidente primero que todasestas poblaciones cultivaron plantas en mayor omenor cantidad; que las especies vegetales y ani-males consumidas varan localmente, en relacincon la ubicacin elegida para los asentamientos ylas preferencias culturales por unos recursos res-

    pecto de otros. As, asentamientos como ChilcaI estn en un lugar ribereo, prximo a la playa;otros como Asia se hallan en zona de playa conacceso a recursos ribereos o en zonas de lomaso pantanos.

    Aunque hay plantas en comn, particularmente lasusadas para la fabricacin de recipientes y textiles,lagenaria y algodn, aj y frutos, hay plantas culti-vadas particulares. En spero y Los Gavilanes seencuentra maz, pero no en Huaynun, AltoSalaverry o Huaca Prieta; en Huaynun hay, entreotros, papa (Solanum tuberosum) y camote (Ipomoeabatatas) (Pozorski y Pozorski, 1987a: 16); en LosGavilanes adems de maz se recogi man (Arachishypogaea), yuca (Manihot esculenta), palta (Persea ame-ricana), etc. (Bonava, 1982). Esto lleva a pensarque cada grupo estaba efectuando su particularexperiencia de adaptacin de cultivos.

    Se puede notar que en el proceso de neolitizacinlas poblaciones costeras se sustentan durante el Ar-caico Temprano de una variedad de recursos demar y de tierra mediante la extraccin de animalesmarinos, la recolecta de plantas silvestres, la caza deanimales terrestres y el cultivo de algunas plantas.Estas actividades son realizadas por comunidadessedentarias. No se ha informado de construccionesespeciales diferentes a los hogares, que pudieran in-dicar una organizacin distinta a la del parentesco ovecindad para actividades de subsistencia o culto.Esto debi ser practicado en los hogares o en algu-no no muy distinto de los dems.

    En un segundo momento, en el Arcaico Tardo,en relacin con el avance tecnolgico de los ins-trumentos de pesca y en el cultivo de plantas, lasociedad se dedica con mayor intensidad a la ex-plotacin de los recursos de mar y a la horticul-tura. Son notables las redes de pesca y se hasupuesto el uso de alguna forma de embarca-cin, dada la extraccin de peces propios de maradentro. La intensificacin de la pesca y el cultivopermite ms disponibilidad de alimentos perotambin crea algunas necesidades relacionadascon la adquisicin de ciertos materiales -comoalgodn para el trabajo de redes- o con la con-servacin de los productos. Se deben mencionarlos pozos de almacenamiento de maz, identifi-cados en Los Gavilanes y quizs en spero(Bonava, 1982: 260-263).

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    La realizacin de estas actividades complementa-rias pero sustantivas es compartida por el grupo yrequiere de ste cierto nivel de organizacin. Lasconstrucciones de Alto Salaverry, Los Gavilanes,spero, Bandurria (Huaura), Ro Seco y otras, parafines no domsticos, reflejan un cambio en las re-laciones entre los integrantes de estas sociedades.

    Las poblaciones de economas dependientes derecursos naturales, aun siendo muy ricas, no re-quieren de organizaciones ms complejas. En esenivel pueden permanecer por mucho tiempo. Al-gunas sociedades costeas podran haber mante-nido esa forma de vida, mas no ocurri as en lacosta central y norte del Per, primero debido aluso de estrategias de subsistencia mixtas adapta-das al medio, y posteriormente, por la especiali-zacin alcanzada con mejoras tecnolgicas en lapesca y el cultivo de plantas domesticadas. Lascondiciones del medio costeo demandaron al-gunos cambios en las relaciones de produccin yen la organizacin de la comunidad en su con-junto.

    Ms adelante, la construccin de acequias o cana-les de riego inaugura una nueva etapa, el Formati-vo, caracterizada por el cultivo de la tierra comoactividad primordial, el traslado de la mayora deasentamientos hacia el interior de los valles, unamayor complejidad en las relaciones de produc-cin, la construccin de centros ceremoniales comoejes de la organizacin social y un fuerte nfasisideolgico.

    Los pobladores del interior andino

    En los valles de la sierra, los datos disponibles se-alan una situacin similar a la del litoral, de gru-pos con procesos adaptativos peculiares, que du-rante el Arcaico Temprano se ubican en una loca-lidad y realizan distintas actividades para obtenersu sustento. Si bien el cultivo ocupa un lugar toda-va secundario, los va fijando a un territorio.

    En las vertientes occidentales de la cordillera, enla parte alta del valle de Zaa, a unos 80 km dellitoral, se encuentran evidencias de unos 49 asen-tamientos que datan del perodo entre 6000 y3000 aos a. C.4 Consisten mayormente en uni-dades domsticas dispersas, ubicadas a lo largode pequeos cursos de agua en los conos aluviales.

    Uno de los sitios, denominado Cementerio deNanchoc, es exclusivamente no residencial y pre-senta dos pequeos montculos de tierra. En lasinmediaciones del lugar existen bosques de ar-bustos espinosos, pero tambin, a ms altura, unazona de foresta tropical hmeda y hacia abajo, lazona del valle. Los restos recuperados indicanque los habitantes tenan acceso a varios ambien-tes y realizaban actividades econmicas variadas:Extensa recolecta de vegetales y caracoles terres-tres, cacera de venado, pequeos mamferos,roedores, aves, y cultivo de plantas comocucrbita (Cucurbita sp.), man (Arachis hypogaea),quinua (Chenopodium quinua), ciruela del fraile(Bunchosia armeniaca), adems de frutos y tuberosastodava no identificados (Dillehay et al., 1989:749-753).

    Los instrumentos manufacturados consisten bsi-camente en artefactos de piedra de una tecnologade ncleo-lasca unifacial, para manipulacin deplantas y otros usos. Hay adems batanes y pie-dras de moler.

    Las evidencias orgnicas y los artefactos no muysofisticados sugieren la ausencia de actividades es-pecializadas, aunque es notable una cierta orienta-cin de la sociedad hacia los recursos vegetales.

    Es interesante el dato acerca del abandono del si-tio Cementerio de Nanchoc entre los 4000 y 3000aos a. C., que coincidira con la ocupacin delvalle por asentamientos como Macauco I. Estacorrelacin podra reflejar, como sugieren los in-vestigadores, una mayor atencin hacia los recur-sos de esta zona en particular y a la horticultura.Cambios que quizs estn vinculados con ajustesde la estrategia adaptativa frente a una mayor se-quedad ambiental, que hara ms difcil la obten-cin de alimentos en el anterior hbitat. Sin em-bargo, se requiere de ms investigacin de campo.

    En el Callejn de Huaylas, los estudios realizadosen la cueva del Guitarrero han permitido identifi-car sociedades, al parecer estacionalmente mvi-les, que desde los 8600 aos a. C.5 explotaron va-rias zonas ecolgicas a diferentes alturas dentro deun determinado territorio. El sitio se encuentra a2580 msnm, a unos 150 m del ro Santa, en laCordillera Negra, cerca del pueblo de Mancos, yes uno de los 32 que han sido ubicados.

  • 2222222222 LLLLLAAAAA FORMAFORMAFORMAFORMAFORMACINCINCINCINCIN DELDELDELDELDEL E E E E ESTSTSTSTSTADOADOADOADOADO YYYYY ELELELELEL SURSURSURSURSURGIMIENTGIMIENTGIMIENTGIMIENTGIMIENTOOOOO DEDEDEDEDE LLLLLAAAAA CIVILIZCIVILIZCIVILIZCIVILIZCIVILIZAAAAACINCINCINCINCIN

    El contenido cultural de la cueva muestra que sushabitantes desde que la ocuparon y por algunosmiles de aos, llevaron una estrategia de subsisten-cia mixta y se desplazaron por varios ambientes.

    En el perodo entre 8600 y 5600 aos a. C. caza-ron mamferos, crvidos, algunos camlidos, aves,roedores, entre otros. Colectaron vegetales, enparticular varias clases de plantas para fibras y fru-tos, y cultivaron oca (Oxalis sp.), pallar (Phaseoluslunatus), frijol (Phaseolus vulgaris) y aj (Capsicumchinense). Tambin se ha identificado cucrbita(Cucurbita), lcuma (Pouteria lucuma), pacae (Inga spp.),ullucu (Ullucus tuberosus), lulo (Solanum hispidum) yachuma (Trichocereus peruvianus), que podran habersido recogidos o haber estado ya bajo su cuidado(Lynch, 1980: 90-111). Entre 5600 y 500 aos a.C. aadieron el maz.

    Los artefactos, en concordancia con las varias acti-vidades, son de materiales y tcnicas diversos. Losde piedra, hechos en lascas y ncleos, muestran pun-tas de proyectil, cuchillos, raspadores y muchas he-rramientas destinadas a variados usos y a la manu-factura de otros implementos de piedra, madera yhueso que, asimismo, son numerosos. Hay tambinchancadores, piedras de moler y posibles boleado-ras (Lynch, 1980: 175-252). Especial mencin debedarse a la confeccin de cuerdas, canastas y bolsasde fibra (Lynch, op. cit.: 253-289).

    Todos estos materiales orgnicos e inorgnicosevidencian la diversidad de actividades econmi-cas y de tecnologas que desenvolva el grupo paraadaptarse y vivir en un valle interandino con ca-ractersticas ecolgicas peculiares.

    En el Arcaico Tardo, esta experiencia de mileniosen el cultivo se acentu, y encontramos pequeascomunidades asentadas en los campos de cultivocomo Huaricoto o unas ms grandes y dinmicas,en contacto con sociedades de otras regiones,como La Galgada.

    Huaricoto se encuentra en el sector central delCallejn de Huaylas, a 2750 msnm, en las vertien-tes bajas de la Cordillera Blanca, en una zona tem-plada, de Quichua, propicia para el cultivo. Hacialos 2200 aos a. C.6, sus habitantes complementa-ban el consumo de productos vegetales con lacarne proveniente de la caza de venados y algunos

    camlidos silvestres (Burger y Salazar-Burger, 1980,1985). Los camlidos domesticados slo fueronintroducidos alrededor de los 500 aos a. C.

    La Galgada se encuentra al noreste, en la cuencadel ro Tablachaca o Chuquicara, y a 25 km al nor-te de la unin de ste con el ro Santa. El canprofundo y seco no ofrece condiciones para eldesenvolvimiento de una poblacin como la queconstruy los edificios all encontrados, a no serque aprovechara la gradiente escalonada del terri-torio para la implementacin de pequeas acequiasde riego, como sugieren sus investigadores, laproximidad a zonas ms adecuadas para el culti-vo y la cacera en la sierra de Tauca, Bolognesi yCabana, y, sobre todo, la ubicacin estratgica parael contacto con la costa y la selva (Grieder et al.,1988).

    El asentamiento, a 1100 msnm, ocupado por unapoblacin sedentaria desde cerca de 2540 aos a.C. y hasta el Formativo Temprano7, presenta comoen ningn otro sitio una cantidad muy significati-va de plantas alimenticias. Hay abundante algo-dn (Gossypium), cuyas semillas habran sido con-sumidas, cucrbita (Cucurbita maxima y moschata),pallar (Phaseolus lunatus), achira (Canna), frijol(Phaseolus vulgaris y Erythrina), aj (Capsicum sp.), ci-ruela del fraile (Bunchosia), lcuma (Pouteria sp.) ymate (Lagenaria siceraria). Dadas las condicionessecas del lugar, muchas de estas plantas slo po-dran haber sido cultivadas mediante riego o tra-das de otras partes. En este segundo caso estnalgunas semillas de palmeras (Acrocomia o Guilielma)y tallos de Ephedra, plantas de climas ms hme-dos (Grieder et al., op. cit.: 125-151).

    Si bien la informacin publicada se refiere ms alas excavaciones de los montculos rituales, se hanrecuperado algunas herramientas de madera usa-das en el cultivo, morteros y piedras de moler,implementos de tejer, agujas, otros de hueso ymadera, canastas, bolsas y redes.

    Los numerosos vegetales cultivados, las construc-ciones, los elaborados textiles con representacio-nes iconogrficas y los tems de adorno u ofren-da, algunos procedentes de otros lugares, ponenen evidencia las actividades variadas de sus pobla-dores para proveerse de alimentos, efectuar susceremonias y ritos y obtener objetos especiales.

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    En otro valle andino, Ayacucho, grupos de caza-dores adoptaron, cerca de los 7000 aos a. C.,durante la fase denominada Jaywa, un patrn deaprovechamiento de los recursos de varios am-bientes, las ecozonas de bosques y estepas espino-sas (2300-3400 msnm) bosques hmedos (3400-3900 msnm), y puna (3900-4200 msnm) a los quese trasladaban estacionalmente para cazar y colec-tar plantas.

    Estos desplazamientos continuaron en las fases si-guientes, con tendencia a una mayor habitabilidadde las zonas bajas y al uso especializado de estazona y de la puna.

    En la fase Piki, de 5800 a 4400 aos a. C., ademsde los productos de caza tradicionales se encuen-tra abundante cuy, todava silvestre, y vegetalesdomesticados como quinua, mate y quiz cucrbita(Cucurbita andina). Este repertorio se ampla en lafase Chihua, de 4400-3100 aos a. C., con frijol,achiote, coca, lcuma y posiblemente papa. Se in-corpora el cuy domesticado, mientras que la cazase hace ms selectiva.

    En la fase Cachi, de 3100 a 1750 aos a. C., seagrega maz, se acenta la ocupacin de las zonasde bosque y estepa espinosos dedicadas al cultivo,crianza de cuy, colecta de plantas y caza de mam-feros. Algunos de los asentamientos son de mayortamao y tres sitios tienen, al parecer, terrazas decultivo. La puna habra sido utilizada para el culti-vo de papa y la crianza de camlidos, medianteestablecimientos vinculados a los de abajo por re-laciones de intercambio de productos. A travsdel rea circulan maz, papa, puntas de obsidiana yazadas, entre otros.

    Los cambios en los patrones de asentamiento ysubsistencia en el Arcaico se reflejan en los mate-riales trabajados, que muestran a partir de la faseChihua mayor heterogeneidad en los tipos de ar-tefactos, una sensible modificacin en las puntasde proyectil, cuchillos, raspadores, y la incorpora-cin de nuevas herramientas, azadas, choppers y otras,ms relacionadas con el trabajo de la madera o lalimpieza de los campos (Mc Neish et al., 1980; McNeish et al., 1981).

    En la puna de Junn se han descrito dos clases deadaptaciones muy diferentes. Una, alrededor del

    lago de Junn, a 4300 msnm, muy distante de tie-rras de valle, y otra al sureste, a 4420 msnm, conacceso a la quebrada de Parpa y al sistema del roShaka-Palcamayo.

    Los habitantes de Pachamachay, cueva cercana allago de Junn, se especializaron en la caza decamlidos, establecieron su asiento base en la cuevade donde salan para cazar, recolectar plantas en lasorillas del lago, de los arroyos, o por las peolerasy la pampa, para obtener materiales para sus arte-factos, pero retornaban al campamento base. Unpatrn de vida sedentario contina por variosmilenios, de 7000 a 1500 aos a. C.8, aprovechan-do de las condiciones estables de la zona, con arro-yos, pastos, otros vegetales y fundamentalmente ricaen camlidos. Estos animales constituyen el 97% dela fauna consumida, unos pocos crvidos (2%), roe-dores y aves. Entre las plantas utilizadas predomi-nan Opunthia, Chenopodium y Amaranthus.

    Manufacturaron numerosas puntas de proyectil,cuchillos y raspadores de piedra para la caza y pro-cesamiento de los animales. Son pocos los instru-mentos de hueso y raras las piedras de moler (Rick,1980: 234, 268-297; 1988: 17-40).

    En hbitats aislados y con abundancia de ciertosrecursos, los grupos tienden a la especializacin ypueden permanecer en un mismo estadio durantemilenios si no son incorporados a la esfera de de-sarrollo de otras sociedades. ste parece haber sidoel caso de los habitantes del contorno del lago deJunn, y quizs tambin de los uros del altiplanodel Collao.

    Otros pobladores de la puna de Junn, con msfcil acceso a otros ambientes, como los deTelarmachay o Ushcumachay (4050 msnm), queson coetneos, muestran un patrn de subsisten-cia parecido entre s, pero diferente al dePachamachay.

    En la fase 4 de Ushcumachay, la caza de venadosrepresenta el 41,7% frente al 97% de camlidosde sus contemporneos de Pachamachay, mien-tras que en el perodo 5 crece la cantidad decamlidos a 82,3%, en relacin con el 17,3% devenados. La gente de Pachamachay, en cambio,no modifica sus preferencias por otros animalesen ninguno de los perodos.

  • 2424242424 LLLLLAAAAA FORMAFORMAFORMAFORMAFORMACINCINCINCINCIN DELDELDELDELDEL E E E E ESTSTSTSTSTADOADOADOADOADO YYYYY ELELELELEL SURSURSURSURSURGIMIENTGIMIENTGIMIENTGIMIENTGIMIENTOOOOO DEDEDEDEDE LLLLLAAAAA CIVILIZCIVILIZCIVILIZCIVILIZCIVILIZAAAAACINCINCINCINCIN

    En Telarmachay, si bien habitan la cueva desde los7000 aos a. C., no lo hacen sino estacionalmentey las actividades y modos de subsistencia son mo-dificados a travs del tiempo. De una caza genera-lizada de camlidos y crvidos (98,7%) en el pe-rodo VII (unos 7000-5200 aos a. C.), a la do-mesticacin de la alpaca en el perodo V (4000-3500 aos a. C.) y al pastoreo de alpacas y llamasa partir de 3500 aos a. C.9, el cambio no es abrup-to sino gradual, y por tanto es un reflejo del pro-ceso de adaptacin del hombre al medio ambien-te altoandino (Lavalle et al., 1985: 87).

    En comparacin con Pachamachay, los implemen-tos lticos son diversos y muestran cambios en laproporcin de las clases de artefactos, con una ten-dencia en los perodos ms tardos hacia el aumen-to de los unifaciales, disminucin de los bifaciales yreduccin en las dimensiones de las herramientas(Lavalle et al., 1985: 59-79, 383). Es interesante lainferencia acerca del uso mltiple de algunos raspa-dores y puntas bifaciales: para raspar pieles de ani-

    males, cortar plantas como Graminaceae o alisarmadera (Lavalle, op. cit.: 128-133).

    Los datos de Junn sugieren el manejo de los re-cursos de puna bajo estrategias distintas, una decazadores casi exclusivamente de camlidos yrecolectores de plantas, con un patrn de vida se-dentario que contina sin modificaciones por va-rios milenios; y otra ms dinmica, de cazadoresde camlidos y venados, as como de recolectores,con acceso estacional a varios ambientes, que vanmodificando sus actividades, de la caza preferen-cial de camlidos primero, al pastoreo de alpacasy llamas, posteriormente, una vez alcanzada ladomesticacin, alrededor de los 4000 aos a. C.En ambos sitios, sin embargo, es notable la ausen-cia de plantas cultivadas.

    La economa en sociedades del Arcaico en los Andes

    De la comparacin de datos disponibles para si-tios del Arcaico se infiere:

    TTTTTabla 1. Dabla 1. Dabla 1. Dabla 1. Dabla 1. Distribucin de plantas identificadas.istribucin de plantas identificadas.istribucin de plantas identificadas.istribucin de plantas identificadas.istribucin de plantas identificadas.

    Plantas

    Cucrbita x x x x x x ? xFrijol x x x x x x x xOca x xPallar x x x x xAj x x x x x x xMate x x x x x x xAlgodn x x x x x xAchira x x x x xLcuma x x x x x x xGuayaba x x x x x xCiruela del fraile x x x xMaz x x x ? ?Palta x x x x xPacae x x x xCamote x xMan x xQunua x x xChirimoya xYuca xPapa x ?Sapote xOlluco xLulo xAchiote xCoca xAchuma x

    Sitios arqueolgicos

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    1. La particularidad del proceso adaptativo. Fren-te a la diversidad geogrfica y el aislamiento delterritorio, quebrado y desrtico, aun dentro de lacosta, de los valles interandinos o de una zonacomo la puna, las sociedades generaron estrate-gias de subsistencia igualmente diversas que se ex-presan en la eleccin de los recursos y en la varie-dad de plantas cultivadas adaptadas a las caracte-rsticas peculiares de cada zona y a la seleccin desus habitantes.

    2. El uso de recursos de varios ambientes, aundentro de la costa o de la sierra, como otra formade estrategia para la supervivencia en el territorioandino.

    3. El desenvolvimiento de actividades econmi-cas mixtas en el Arcaico Tardo como un aspectode la estrategia adaptativa: extractivo-hortcola enla costa; predatorio-pecuaria en la puna.

    4. La tendencia a la especializacin en los ambien-tes ms ricos en determinado recurso, como lacosta central y norcentral del Pacfico y la puna,donde se desarrollaron tecnologas apropiadas. Aesto debe aadirse la prctica de una economams indiferenciada en otras zonas del territorioandino durante el Arcaico Tardo.

    5. La posicin todava secundaria de la horticultu-ra en la costa, no obstante que aumenta progresi-vamente el uso de plantas cultivadas, en particularde algodn y mate para la fabricacin de redes yotros utensilios.

    6. El mayor nfasis en el manejo de plantas culti-vadas en las zonas menos favorecidas en determi-nados recursos naturales, como Guitarrero prime-ro y La Galgada despus, donde se habra realiza-do el cultivo por riego (tabla 1).

    7. La cuasi contemporaneidad de los procesos yla similaridad del nivel de desarrollo que presen-tan hacia el final de la etapa las sociedades del reacentral en sus distintas regiones.

    8. El menor inters por la domesticacin de ani-males, con excepcin del cuy en el valle deAyacucho, ya domesticado en la fase Chihua (4400-3100 aos a. C.), y los camlidos en la puna, pe-rodo V de Telarmachay (4000-3500 aos a. C.);

    la mayor atencin fue puesta en el cultivo de plan-tas, tendencia que va a predominar y a definir elcarcter agrario de la mayora de sociedadesandinas.

    Organizacin del trabajo y construcciones ceremo-niales

    Los grupos asentados de modo permanente, dis-tribuidos en diferentes partes del territorio y conprocesos adaptativos peculiares, a la par que culti-van plantas, cran animales y logran mejoras tec-nolgicas en el manejo de su hbitat; desenvuel-ven relaciones sociales comunitarias que, de un ni-vel primero simple, van hacindose ms comple-jas, conforme a los resultados de la produccineconmica del grupo.

    Restos de alimentos, viviendas, artefactos, textiles,entierros y de algunas expresiones rituales son tes-timonios de las actividades, mayormente vincula-das con la subsistencia, a las que se dedican socie-dades como La Paloma.

    Durante el Arcaico Temprano, la mayora de losestablecimientos no muestran una marcada dife-rencia interna, aunque hay evidencias en unos sitiosde construcciones modestas, erigidas para un usodistinto al domstico: reuniones, trabajos tempo-rales comunales, rituales, etc.

    Un caso interesante sobre este aspecto presenta elsitio Cementerio de Nanchoc, en el valle de Zaa,con datacin entre 6000 y 4700 aos a. C., que sediferencia del medio centenar de asentamientos devivienda registrados por tener entre sus compo-nentes dos montculos bajos y un rea de trabajoal aire libre. Los montculos miden 0,75 a 1,3 mde altura y 32 a 35 m de longitud. Estn levanta-dos mediante capas de uso y rellenos artificiales, ytienen demarcado el permetro por un alineamientode piedras. El rea de trabajo evidencia restos decalcita travertino, trozos de cal, lascas, manchas ylentes de ceniza, fogones, restos de lo que podrahaber sido un taller de produccin.

    Los asentamientos coetneos tienen menores di-mensiones, un tamao promedio de 30 por 40 m,casas de forma elptica, de 2 por 2,3 m con ci-mientos de piedra y paredes de quincha. Contie-nen fogones, residuos de ocupacin, huesos y ma-

  • 2626262626 LLLLLAAAAA FORMAFORMAFORMAFORMAFORMACINCINCINCINCIN DELDELDELDELDEL E E E E ESTSTSTSTSTADOADOADOADOADO YYYYY ELELELELEL SURSURSURSURSURGIMIENTGIMIENTGIMIENTGIMIENTGIMIENTOOOOO DEDEDEDEDE LLLLLAAAAA CIVILIZCIVILIZCIVILIZCIVILIZCIVILIZAAAAACINCINCINCINCIN

    teriales lticos. En uno de estos sitios se excav unapequea plataforma de 1,5 por 1 m. Sobre y cer-ca de ella se recuperaron restos de caracoles y frag-mentos de cuarzo cristalino transparente y de cris-tales de cuarzo.

    Se ha sugerido que el Cementerio de Nanchoc po-dra haber estado asociado con la manufactura ydistribucin de cal, con alguna otra actividad p-blica relacionada con aqulla, e integrado con losotros sitios. stos, adems de los restos de ali-mentos, contienen bienes utilitarios que compar-ten la misma tecnologa e tems exticos, concha,cristales de cuarzo, cuentas de piedra, como ex-presin de acceso a similares condiciones de vida,bajo un patrn integrado.

    En el Arcaico Tardo (3000-1800 aos a. C.), losedificios de carcter no domstico aparecen me-jor definidos, y aun cuando estn relacionados conactividades de subsistencia de inters comn, re-flejan la organizacin del grupo para trabajo deconstruccin ms grande y por ms tiempo, ascomo la realizacin de actividades directamenteno productivas.

    Entre los sitios hasta ahora investigados se nota ciertadiferencia. Son ms extensos y numerosos los de lacosta central y norcentral, en comparacin con losubicados en los valles del interior andino, por lasventajas de una economa sustentada bsicamenteen una mayor especializacin para aprovechar de lariqueza del recurso marino, en combinacin con elcultivo de las tierras aluviales en los valles, y por laexistencia de actividades econmicas interdependien-tes que requieren organizacin. Es de notar, porotro lado, que los lugares con estructuras de ciertamagnitud identificados en el interior de los Andes-La Galgada, Kotosh, Piruro, pertenecientes a la de-nominada Tradicin Kotosh- se encuentren igual-mente en el mbito de esta rea central, por lo cualparece evidente que en esta rea se gener una esfe-ra de relaciones que enlazan sociedades del litoral,los valles interandinos, las cuencas del alto Marany el alto Huallaga.

    Establecimientos en la costa como Asia, Ro Seco,Bandurria, spero, Los Gavilanes y otros, presen-tan dos o ms montculos que sirven de basamentoa una serie de recintos y se encuentran asociadoscon otros componentes, no bien estudiados.

    El establecimiento ya mencionado de spero, unode los mayores de la costa, ocupa unas 12 ha conms de 11 montculos, de los cuales 6 parecen pi-rmides truncadas, pero fueron erigidas sobrecolinas naturales mediante un sistema de rellenode cuartos; hay adems terrazas, pozos demarca-dos con piedras y estructuras domsticas. Los dosmontculos excavados, Huaca de los dolos yHuaca de los Sacrificios, muestran un conjunto derecintos interconectados, paredes pintadas, nichosy frisos. stos revelan un patrn de sucesivas re-construcciones, de uso restringido y de carcterceremonial (Feldman, 1980).

    El contenido cultural de esta clase de sitios y elcarcter de las estructuras indican asentamientospertenecientes a pescadores-horticultores que guar-dan parte de sus alimentos en pozos excavados enla arena en sectores especiales, ya no en relacincon los hogares como en La Paloma. Estos habi-tantes realizan peridicamente en forma manco-munada y dirigida actividades de subsistencia com-plementarias y otras no relacionadas directamentecon la obtencin de alimentos.

    La mayor extensin y elaboracin de unos sitiosrespecto de otros, aun dentro de la costa, puedeestar en relacin con el xito alcanzado por unaeconoma a la vez diversificada e interdependiente,por la interaccin con grupos de otros territoriosy por la existencia de una autoridad conductorade las actividades econmicas y rituales de la co-munidad.

    En los valles del interior, los sitios de la TradicinKotosh son, comparativamente con los costeos,de menores dimensiones y ms sencillos.

    La Galgada, uno de los ms elaborados del gru-po, tiene dos montculos con recintos en la cima,un espacio o plaza circular a un lado y viviendasalrededor. Los recintos, unos cinco, en el Mon-tculo Norte, son unidades pequeas (3 m), sin apa-rente conexin entre s. Son construccionesenlucidas de barro, con un fogn central, conduc-to de ventilacin, banqueta y nichos. Un patrn deenterramiento y relleno de los recintos inicia la si-guiente fase y crecimiento del montculo.

    Sobre la base de los productos vegetales recupe-rados y al hallazgo de posibles acequias se ha pro-

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    puesto que desde la fase ms antigua de La Galgadahabra cultivos con riego. Asimismo, se mencionala ubicacin en el mismo valle y a poca distancia,de unos once sitios de la misma poca, algunos detamao similar. Se requiere, sin embargo, deexcavaciones adicionales para conocer la coetanei-dad y funcionamiento de los varios asentamien-tos, as como su asociacin con las acequias deriego. Un patrn de distribucin muy parecido seobserva en el Formativo, y quizs una ms intensaactividad agrcola con aplicacin de riego ya ca-racteriza a las sociedades de los valles del interiordurante el Arcaico Tardo. Por otro lado, se hadescrito que el sitio muestra gradual transforma-cin, del Arcaico Tardo al Formativo Temprano;de un diseo de ambientes cerrados a uno abierto,de disposicin axial, con escalinatas y plazas.

    Cada uno de los establecimientos de la TradicinKotosh, Piruro (Tantamayo), Kotosh (Hunuco),Huaricoto, La Galgada, tiene rasgos particulares,pero tambin algunos en comn, como recintosrituales para ser usados por una cantidad reducidade personas, que contienen fogones ceremonialesen la parte central y debajo del nivel del piso. EnHuaricoto se recuperaron de los fogones ofren-das de carne, concha de mar y cuarzo cristalino.Estos sitios, adems, poseen algunos artefactos se-mejantes -cuentas, textiles, canastas, conchas, etc.-,los que indican que ya se daba una cierta vincula-cin entre ellos, a pesar de estar ubicados en zonasdistantes entre s (Burger y Salazar-Burger, 1980,1985; Bonnier, 1983; Grieder y Bueno, 1981,1985).

    Algunos investigadores han planteado el uso res-tringido de las construcciones basndose en el ta-mao de los recintos, de las ofrendas y la escalacasi personal de los ritos. Han sealado tambinque la ausencia de un patrn definido en la dispo-sicin de los recintos sera indicativa de que lasrelaciones sociales, si bien organizadas, no estnmuy formalizadas (Quilter, 1991).

    Los entierros excavados en ambas clases de sitios,como La Galgada y spero, denotan distincionesa algunos individuos, pero sin que stas los apar-ten de los tratamientos dados al resto del grupo.No obstante, tanto las construcciones cuanto loshallazgos permiten inferir que ya en este tiempo sedaba una cierta organizacin jerrquica de las acti-vidades en la sociedad, a travs de personas que

    gozaban de prestigio, pero sin que hubiera mayordiferenciacin social interna.

    En conclusin, las edificaciones ceremoniales sur-gen en sociedades que desarrollan actividades eco-nmicas interdependientes (pesca y horticultura enla costa y horticultura y caza en los varios ambientesaltitudinales de los valles en la sierra), y que requie-ren de organizarse para regularlas y articularlas.

    La interaccin entre sociedades del Arcaico

    La individualidad de los procesos adaptativos ylos logros diversos alcanzados por las sociedadesasentadas en las diferentes regiones y zonas esti-mularon el establecimiento de redes de interaccinintra e interregional, que se fueron extendiendo enrelacin con el avance de la complejidad econ-mica y social.

    Ya hemos tratado acerca del inters temprano quemostraron los grupos por tener acceso a los re-cursos esparcidos en varios ambientes, en particu-lar los pobladores de zonas menos favorecidas.

    De asentamientos del Arcaico Temprano se men-ciona la presencia aislada de recursos naturales ex-ticos, como ocurre en La Paloma, donde se hanencontrado restos de Opuntia, planta propia de zo-nas elevadas, por encima de los 2000 m, y de dosespecies animales, el mono araa (Ateles spp.) y elpuma (Felis concolor) que -en particular la primera-podran haber sido obtenidas de la costa norte, deldesierto de Sechura o de la regin amaznica (Reitz1988: 33-34). En Zaa se recuperaron fragmentosde once especies de conchas de mar, pero tambinel pedazo de una punta de proyectil, tipo Paijn,hecha de un slex rojo de la costa; una punta de tipoAyampitn, manufacturada en un chert marrn queno es de la zona, y otros tipos de piedras exticas.Todos estos bienes podran haber sido trados pordesplazamientos a larga distancia que efectuaba di-rectamente este u otro grupo.

    Los distintos bienes producidos y la disponibili-dad de productos intercambiables llevan a un in-ters temprano por la comunicacin y la relacinentre sociedades.

    La comunicacin y circulacin de bienes culturalesparecen ms obvias en el Arcaico Tardo. Hay avan-

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    ce tecnolgico en la pesca y el cultivo de plantas,se organizan trabajos corporativamente, construc-ciones especiales, ritos y se adquieren determina-dos objetos exticos.

    Se ha sugerido la constitucin de incipientes redesde contacto, una de carcter intrarregional entre si-tios costeros y otra entre sitios ubicados en los va-lles de las distintas vertientes andinas, sobre la basedel hallazgo de un conjunto de rasgos que son com-partidos por varios sitios: tcnicas y diseos textiles,patrones de enterramiento, elementos arquitectni-cos como los descritos para la Tradicin Kotosh.Pero tambin debe considerarse relaciones msheterogneas entre las sociedades. Adems de losrasgos mencionados se encuentran en los sitios Ban-durria, spero, Huaricoto, cuentas de piedra roja,diatomita, de doble orificio y seccin biconvexa.Tambin en sitios del litoral y del interior se encuen-tran algunas cuentas de concha marina, piezas deSpondylus y plumas de aves tropicales.

    Los tems distribuidos a travs de estos espaciosconectados son ms bien objetos elaborados querecursos naturales, en comparacin con el Arcai-co Temprano. Ellos pueden ser indicadores delinters que tuvieron ciertas poblaciones por la ma-nufactura de algunos artculos, as como por sudistribucin, pero tambin de la necesidad que sehaba generado para su obtencin. Ellos circula-ron en el rea central donde se construyeron edi-ficaciones rituales.

    Ms all de los rasgos enunciados, se debe sealarque algunos de estos sitios se hallan en lugares pro-picios para el contacto entre poblaciones de dife-rentes regiones. La Galgada se ubica en una rutade conexin hacia el oriente con el Maran y elHuallaga; es clave para el acceso a recursos de sel-va y, adems, est equidistante de la selva y la cos-ta. Los hallazgos de plumas en este sitio y en s-pero o el collar de ishpingo encontrado en Ban-durria testimonian el uso de bienes provenientesde la selva y el rol que tal vez cumplieron algunosde estos lugares en su distribucin.

    Derivado de esta interaccin es el fuerte parecidoen tcnicas y diseos que muestran algunos de lostextiles de junco o algodn y las canastas de LaGalgada con los de Huaca Prieta y Asia I de Omas(vase tabla 2).

    Simultneamente a la distribucin de bienes, pro-bablemente se transmitieron en esta poca diver-sos conocimientos.

    Del Arcaico al Formativo

    No obstante el avance que muestran las socieda-des del Arcaico Tardo en cuanto al desarrollo tec-nolgico al nivel de las relaciones intra eintersocietales, su economa se basa en actividadescomplementarias y con fuerte dosis en las de apro-piacin (pesca-cultivo en la costa; cultivo-caza o

    TTTTTabla 2. Dabla 2. Dabla 2. Dabla 2. Dabla 2. Distribucin tentativistribucin tentativistribucin tentativistribucin tentativistribucin tentativa de algunos rasgos culturales.a de algunos rasgos culturales.a de algunos rasgos culturales.a de algunos rasgos culturales.a de algunos rasgos culturales.

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    Tradicin Arcaico, Costa Central, Per x x x xTradicin Arcaico, Kotosh x x x x

    Valdivia x x x x xFormativo Andes Centrales x x x x x x

    Ucayali x x ? x

    Litoral Atlntico x ? ? x

    Andes Meridionales x x ? x

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    caza-pastoreo en zonas altitudinales de la sierra,segn los casos), lo que puede haber limitado laproductividad y la acumulacin de excedentes y elcontacto entre grupos, pero sobre todo una ex-periencia de trabajo organizado y disciplinado re-currente, que slo la dara ms adelante, en el For-mativo, una ms intensa actividad agrcola pro-ductiva y su necesidad de riego a escala mayor(Shady, 1992).

    Como manifestacin de los diferentes procesos yritmos de cambio que se daban entre sociedadesdel litoral y del interior de los valles, en la siguienteetapa los establecimientos de prestigio ubicadosen el litoral son abandonados o cambian de fun-cin, mientras que, en el valle, donde el cultivo erapracticado con mayor intensidad, muchos de elloscontinan con sucesivas reconstrucciones.

    Aun en la costa, no todas las poblaciones cambiansimultneamente. Los complejos Salinas de Chaoy El Paraso, de la costa norte y central, respectiva-mente, continan acermicos y conservan una tra-dicin cultural de marcada factura Arcaica. Son,sin embargo, coetneos con otros centros cere-moniales alfareros (Quilter, 1991), no slo por losfechados, de 1800 a 1600 aos a. C. y 1200 a 1070aos a. C., sino, fundamentalmente, por su partici-pacin en una esfera de fuerte interaccin litoral-valle. Otros exponentes de esta clase de enlace eco-nmico durante el Formativo son los sitios conalfarera contemporneos de Gramalote en la costade Huanchaco y Huaca de Los Reyes en el valle deMoche (Pozorski y Pozorski, 1990, 1991).

    La relacin entre estas dos clases de sitios refleja lainterdependencia de comunidades pescadoras, pro-veedoras de recursos marinos y sociedades de losvalles, dependientes de la agricultura de irrigacin.

    Si bien es cierto que no se han investigado sufi-cientemente los roles que estas diferentes clases decentros tuvieron, del cotejo de los datos parecededucirse que los centros acermicos interactuabancon los cermicos, y estaban participando, enton-ces, de un espacio econmico ms amplio y deuna estructura social mayor.

    A pesar del mayor tiempo (varios miles de aos)que requiri hacer productivos hbitats diferentesy contrastados, una vez logrado esto, el intercam-

    bio de experiencias adaptativas diversas enrique-ci el proceso y estimul su desarrollo. El contac-to iniciado en el Arcaico fue seguido por una cre-ciente interaccin a travs del Formativo.

    Las sociedades del Formativo

    El Formativo es la etapa que designa al Neolticocon excedentes, derivados stos de un mayor n-fasis en el cultivo de plantas.

    En los Andes Centrales se inicia hacia 1800 aos a.C., cuando las viejas sociedades sedentarias, que sehaban sustentado de economas mixtas interdepen-dientes, con fuerte atencin en recursos naturales ouna actividad horticultora limitada, pasan a dedi-carse con predominancia a la agricultura de riego(figura 3). Continan, como es de esperar, teniendovariada importancia otros medios de obtencin derecursos alimentarios -caza, recolecta, pesca, crian-za de animales- en distintas combinaciones, de acuer-do con el ambiente geogrfico y la eleccin cultural.As, la economa agrcola fue complementada en lacosta por la recolecta de moluscos y la pesca; y en lasierra, por el pastoreo y la caza.

    Como en la etapa anterior, sta representa un pro-ceso con diferentes ritmos de cambio, y con ca-ractersticas comunes y tambin otras peculiares acada sociedad.

    En relacin con una mayor atencin al cultivo, elpatrn de asentamiento cambia cuando se requierede terrenos ms adecuados para esta labor. En lacosta, los centros ceremoniales se ubican mayor-mente en los valles para tener acceso a tierrasirrigables, ya sea por inundacin o por excavacinde canales. En el valle de Zaa se trasladan losestablecimientos domsticos y los administrativos,ubicndose en las partes bajas de las quebradas, cercade las tierras frtiles del valle (Dillehay et al. 1989:754-755). En los valles interandinos, los nuevos cen-tros de Huaricoto, Kotosh y La Galgada son cons-truidos sobre el enterramiento de los antiguos.

    La actividad agrcola ms intensa en las condicionesdel territorio andino plantea una nueva situacin: lanecesidad de regular el trabajo mancomunado enlas obras de riego, de conocer la periodicidad delciclo de cultivo, de dar el tratamiento particular que

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    requiere cada planta, de afrontar problemas de con-servacin y almacenamiento, etc. Esto es, exige or-ganizacin y disciplina en el trabajo y acostumbra algrupo a ella. La poblacin dispone, en compensa-cin, de mayor nmero de productos provenientesdel cultivo de una extensin de tierras ms grande,que poda seguir creciendo en proporcin con lainversin de trabajo e irrigacin.

    Esta clase de economa, basada en la agriculturade riego es, ms que ninguna otra, dependiente dela eficacia en la organizacin de la sociedad, quedebe ponerse a un nivel muy por encima de lacomunidad de parentesco.

    Los centros pblicos monumentales que se cons-truyen, de carcter ceremonial-administrativo, sonsostenidos bsicamente por la productividad agr-cola excedentaria. All debieron realizarse las ac-tividades organizativas requeridas por el trabajoagrcola, los ritos compensatorios del manejo tec-

    nolgico todava insuficiente y grandes ceremo-nias religiosas, de afianzamiento de la cohesindel grupo y de sustento ideolgico de la socie-dad. Las imgenes iconogrficas que ornan estosmonumentos son notables por su ubicacin, ta-mao y colorido.

    La existencia del excedente sostiene, adems, unintercambio creciente de bienes que circulan intrae interregionalmente, llevando consigo mltiplesexperiencias civilizatorias. La alfarera es incorpo-rada en la mayora de los casos, entre otras tecno-logas y objetos culturales.

    Las relaciones sociales al interior de la sociedad sevuelven ms complejas. No slo en cuanto a la or-ganizacin de los que habitan y cultivan las tierras,sino a la incorporacin de los sectores dedicados aotras actividades econmicas. En la costa, losasentamientos de pescadores continan con el apro-vechamiento de la fauna marina, pero en evidente

    Figura 3. Sitios del perodo Formativo.Figura 3. Sitios del perodo Formativo.Figura 3. Sitios del perodo Formativo.Figura 3. Sitios del perodo Formativo.Figura 3. Sitios del perodo Formativo.

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    vinculacin con los nuevos y ms importantes cen-tros de los valles (Pozorski, 1979). En la sierra, enAyacucho y Junn, estancias de pastores se dedicana la crianza de camlidos, pero nada conocemossobre su articulacin con sociedades agrarias ni delnivel de desarrollo alcanzado por ellas.

    Por otra parte, si consideramos como evidencias lamonumentalidad de los complejos arquitectnicos,su ordenada disposicin en el espacio, su carcterpblico y ceremonial, con amplias plazas abiertas,notorias escalinatas centrales, imponentes conos ela-borados en grandes dimensiones, en relieve y pinta-dos en varios colores para ornar las paredes y serapreciados desde el exterior y a cierta distancia, y labuena calidad de los artefactos, se puede inferir laimportante funcin de estos centros y de la ideolo-ga, la existencia de especialistas y de una lite res-ponsable de la organizacin del trabajo constructi-vo, de las otras actividades y del sustento ideolgi-co. Del culto privado o comunitario, practicado demodo muy restringido en el Arcaico, se pasa a cele-braciones pblicas en extensas plazas (Burger ySalazar-Burger, 1985: 234), al pie del poder que re-presentan los impresionantes seres sobrenaturales.Los moradores de los templos piramidales se en-cuentran a cargo del cuidado y atencin de estosambientes (Burger, 1991: 291). Sus habitantes se en-cuentran al servicio de la sociedad divina y terrenal.De ms est mencionar la intervencin de esta liteen la conduccin del intercambio de bienes rituales,en las obras de regado y en el ordenamiento gene-ral de las acciones del grupo social. Las clases y elEstado estaban en formacin.

    La etapa Formativa en los Andes Centrales supo-ne la existencia de sociedades asentadas de modopermanente con economas agrcolas creciente-mente excedentarias, organizadas por el centroceremonial, regulador del trabajo agrcola, de lasobras pblicas, del intercambio y de todas las ac-tividades del colectivo. La produccin de exce-dentes y la necesidad organizativa del trabajo a-grcola generan el centro ceremonial tnico, cuyasfunciones llevan a la aparicin de especialistas, sa-cerdotes-astrnomos, constructores y artesanos.

    Periodificacin del Formativo

    Como toda etapa, sta implica un proceso, quepuede identificarse como sigue:

    1. El Formativo Temprano, entre 1800 y 900 aosa. C. aproximadamente, de moderados exceden-tes, con centros ceremoniales que ya son de alcan-ce tnico por las relaciones generadas en funcinde la produccin agrcola.

    Los centros estn ubicados cerca de tierras de cul-tivo y cada sector agrcola o localidad tiene uno;as, en la seccin baja de un mismo valle puedehaber cinco o seis, dependientes de la productivi-dad de los grupos. Ellos organizan las actividadesde la sociedad y son su sustento ideolgico.

    Las poblaciones costeas muestran un mayor cre-cimiento socioeconmico en relacin con las delinterior, y sus edificaciones son notoriamente msgrandes y elaboradas. Cabe mencionar los varioscentros identificados: Cardal, Mina Perdida,Manchay Bajo, a corta distancia uno del otro, en elsector bajo de un valle pequeo como Lurn (Burger,1987: 294) o, igualmente, aparte de Las Haldas, losde Pampa de las Llamas-Moxeke, Sechn Alto, Ce-rro Sechn, Taukachi-Konkn, entre otros, en el va-lle bajo de Casma (vase Pozorski y Pozorski, 1987b).

    2. El Formativo Medio, que se inicia alrededor delos 900 u 800 aos a. C., representa el desarrollopleno de las sociedades neolticas. En la sierra, losexcedentes crecieron debido a la construccin man-comunada de obras de riego y por su expansin.

    El xito econmico alcanzado se expresa en losmonumentales e impresionantes centros ceremo-niales, de carcter supralocal, que se construyen enla sierra norte y norcentral. Ellos se imponen so-bre los centros locales, llegando en unos casos ainsumir sus funciones, con el consecuente aban-dono de stos. El prestigio de algunos centros lo-gra extenderse a ms de un valle cuyas poblacio-nes incorpora bajo su organizacin y de las quedepende su magnificencia.

    Los centros representan la identidad de una na-cionalidad, que se manifiesta en diferentes estilosde vida.

    Las personas encargadas de su funcionamiento or-ganizan las actividades del resto de la sociedad, eltrabajo de los campesinos, de los varios especialis-tas requeridos para el servicio de las obras pblicasy establecen redes de intensa interaccin regional.

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    Corresponde este perodo a lo que podra deno-minarse el Formativo Regional, identificado porsus manifestaciones culturales distintivas en variaspartes del territorio andino.

    A diferencia del Formativo Temprano, las pobla-ciones, tanto costeas como del interior, han al-canzado un nivel socioeconmico similar que lespermite establecer estrechas vinculaciones e inter-cambios, y desplazarse hasta largas distancias a tra-vs de las diferentes regiones andinas. Debe sea-larse, sin embargo, que por primera vez las pobla-ciones de los valles del interior alcanzan una fuertepresencia interregional. Se construyen fastuososcentros ceremoniales como Chavn de Huntar yPacopampa, ubicados en rutas de conexin con laselva. En contraste, la mayora de centros coste-os, como los de la costa central y norte, son aban-donados.

    3. El Formativo Tardo, a partir de los 400 aos a.C.; anteriormente fue denominado HorizonteTemprano basndose en la amplia distribucin deun nmero de rasgos, supuestamente identifica-dos como procedentes del sitio Chavn de Huntar.

    Para el rea de los Andes Centrales significa uncambio en las relaciones interregionales, que du-rante el Formativo Medio se haban caracterizadopor la participacin simultnea de los centros re-gionales, en esferas de contacto en mltiples di-recciones.

    En el nuevo perodo se distribuye un nico con-junto de rasgos culturales, entre los que destacanconos, representados en la fase Janabarriu deChavn de Huntar.

    Los centros ceremoniales de las otras regiones, enmayor o menor grado, incorporan estos rasgosreinterpretndolos, pero un tiempo despus su-cumben junto con ellos; y sus otrora esplndidosedificios son abandonados cuando la etapaFormativa es superada e intervienen nuevas fuer-zas sociales que se expresarn plenamente en laetapa siguiente, de los Desarrollos Regionales.

    Implicaciones del Formativo en los Andes

    El Formativo se da tardamente en los Andes Cen-trales, un milenio despus que en reas como la

    Andina Septentrional; pero, a pesar de su rezago,una vez alcanzado el cambio cualitativo, los AndesCentrales se convirtieron en el rea nuclear deldesarrollo civilizatorio. Al final de esta etapa, esta-ban formados las clases sociales y el Estado.

    En reas como la costa de Ecuador, donde hayun Formativo bien instalado desde por lo menos3000 aos a. C., el proceso adaptativo tuvo dife-rente connotacin. Durante el Arcaico, los pobla-dores de la pennsula de Santa Elena, de la culturaLas Vegas Tardo, entre 6000 y 4600 aos a. C.,aproximadamente, desarrollan una estrategia desubsistencia mixta y aprovechan una amplia gamade recursos naturales, dispersos en varios ambien-tes de la costa: playa, esteros, manglares, colinas,quebradas y ros; cazan venado y otros animalesde tierra, pescan y colectan moluscos, recolectanplantas y cultivan mate (Lagenaria), cucrbita(Cucurbita) y, al parecer, tambin maz (Stothert,1990: 211).

    Sus artefactos, como los de Sichis, en Talara, costadel extremo norte del Per, no son especializadosy deben haber servido para diversos usos: ncleos,numerosas lascas con retoque, guijarros y cantosde distintos tamaos, hachas, caracolas cortadas,etc. (Stothert, op. cit.: 237-260).

    Hacia los 3000 aos a. C. se encuentran poblacio-nes costeas asentadas en dos clases de hbitats: ellitoral marino, con asentamientos como el deValdivia, especializados en la pesca y extraccin demoluscos, con anzuelos y pesos para redes, entreotros implementos (Meggers et al., 1965); y zonasfluviales, en comunidades como Real Alto, LomaAlta, dedicadas a la agricultura y a la caza (Marcos,1988; Damp, 1988). Sin embargo, es interesantenotar tambin la presencia de restos alimenticiosmarinos en los sitios del interior.

    A diferencia de la costa central y norte del Per, lastierras aluviales son ms anchas, la precipitacinpluvial aunque estacional es mayor, y los ros se for-man en la misma regin siendo algunos de ellos,como los de la cuenca del Guayas, navegables. Sibien, como en los Andes Centrales, los valdivianosposeen una experiencia de milenios en el uso devarios ambientes, en las condiciones del medio seespecializan en tcnicas de pesca en el litoral y decultivo en las tierras aluviales. Se asientan en el litoral

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    o en los valles, en comunidades autosuficientes, aun-que establecen algunas redes de interaccin entreellas. Hacia los 2300 aos a. C., sus recursos crecie-ron a un ritmo ms acentuado, lo que les permitiacumular excedentes, establecer relaciones entre s ycon sus vecinos del sur, asentados en Huaca Prieta,sitio ubicado en el litoral.

    Por entonces, en el Per las actividades econmi-cas se diversifican al interior de la misma comuni-dad, pero se mantienen articuladas y coordinadasde forma centralizada. En un medio geogrficoinestable, de tierras aluviales estrechas o de secano,el apoyo del grupo en su conjunto es un medioms de subsistencia. Los centros como spero yLa Galgada representan esa relacin.

    Por otro lado, los pobladores formativos deValdivia no desarrollan, al parecer, una agriculturade riego que llevara consigo una experiencia detrabajo organizado recurrente, a escala amplia, loque s requieren grupos asentados en los valles delos Andes Centrales con cultivos irrigados por rosque descienden de la sierra. Aqu, nicamente en elFormativo Temprano se diversifican las activida-des econmicas en comunidades distintas de pes-cadores y cultivadores, pero las relacionesintercomunales eran coordinadas por el estableci-miento ceremonial.

    El asentamiento del Real Alto, en Ecuador, pre-senta las caractersticas de una aldea con las vivien-das dispuestas alrededor de dos recintos sobre pla-taformas modestas, construidos con sucesivasremodelaciones, uno frente a otro, teniendo comocentro un espacio abierto. spero o La Galgadapresentan montculos con varios recintos que, conlas diferencias respectivas ya indicadas, correspon-den a una organizacin de relaciones sociales dife-rente a la de Valdivia.

    La sociedad Valdivia en su conjunto no tena cercade su territorio a otras poblaciones con procesosculturales diferentes y de similar nivel de desarrollo,como s ocurri en los Andes Centrales, donde lainteraccin a travs de los centros ceremoniales fueestablecindose progresivamente, abarcando dife-rentes sociedades regionales, desde el Arcaico Tar-do hasta su fortalecimiento durante el FormativoMedio. El contacto hizo posible el intercambio deexperiencias y conocimientos diversos.

    En los valles interandinos del sur ecuatoriano y enla Amazonia el Formativo es posterior al deValdivia y casi coetneo con el Centroandino.

    En el rea septentrional, el Formativo Tempranono fue seguido, como en los Andes Centrales, porla mltiple presencia de los centros ceremonialesmonumentales con grandes pirmides y muy ela-borados conos, que caracterizan al FormativoMedio o Regional, poca de intensa relacin entresociedades a lo largo y ancho del norte, centro ysur de los Andes Centrales (Shady, 1987, 1989).

    Resumen y conclusiones

    Frente a la diversidad de las condiciones geogrfi-cas y al aislamiento del territorio, en los Andes Cen-trales se dan procesos adaptativos particulares ydiversos.

    Si algunos rasgos en comn pueden inferirse, sonjustamente esta particularizacin, las estrategiasmltiples de subsistencia articuladas, que se desen-vuelven como un medio ms de adaptacin a con-diciones geogrficas inestables, y la constante in-terdependencia de los actores de la produccin,que se acenta con la diversificacin de la econo-ma y la mayor dependencia de la agricultura.

    En el Arcaico Temprano (6000-3000 aos a. C.)las actividades son de apropiacin de recursosindiferenciados, aunque el cultivo se inicia en asen-tamientos ya sedentarios o semisedentarios.

    En el Arcaico Tardo (3000-1800 aos a. C.) se in-tensifica el aprovechamiento de recursos locales es-pecficos. La pesca, el cultivo y el pastoreo son prac-ticados en diversas combinaciones por poblacio-nes sedentarias que practican una estrategia de sub-sistencia diferenciada pero interdependiente. Se cons-truyen edificios ceremoniales modestos y se esta-blecen redes de intercambio con otros grupos.

    No son el ambiente natural, la vida sedentaria o laprctica del cultivo los que permiten explicar pors solos el cambio cualitativo a sociedades mscomplejas. Hemos visto que en zonas ecolgicasparecidas se adoptan cultivos o estrategias de sub-sistencia diferentes y que los cazadores de punapueden vivir en forma sedentaria por milenios sin

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    incorporar mayores cambios en su economa yrelaciones sociales. Igualmente, poblaciones de ca-zadores o pescadores y recolectores incorporanen sus actividades el cultivo y lo realizan por va-rios miles de aos sin modificaciones sustantivasen otros aspectos de su cultura. La adaptacin esacumulativa, y bajo condiciones especiales se pro-ducen cambios cualitativos. El desarrollo de unaestrategia de subsistencia con acceso a recursos devarios ambientes incentiva un uso intenso de zo-nas tambin diversas, mediante actividades com-binadas de pesca, cultivo de plantas o pastoreo.

    La complementacin y articulacin econmica enlas condiciones de los Andes Centrales, conduce auna temprana organizacin centralizada de la so-ciedad en sus diversas manifestaciones, como ve-mos en poblaciones de pescadores-horticultores-Asia, spero, Bandurria- o de cultivadores-caza-dores -La Galgada, Kotosh-, centralizacin quelimita el avance cultural del grupo, que contina encomunidades de nivel Arcaico. En cambio, la di-versificacin de actividades en un medio ms fa-vorable permite que se establezcan relaciones so-ciales ms flexibles, en comunidades autosuficientescon excedentes, como Valdivia, distribuidas en unamplio territorio durante el Formativo.

    La necesidad de trabajo organizado y recurrente lle-va a una mayor centralizacin de las relaciones so-ciales. Este requerimiento slo se da en sociedadescon actividades interdependientes. En los Andes Cen-trales, la complementariedad de actividades prime-ro, y luego la exigencia de trabajo mancomunadopara la utilizacin de los ros que bajan por el terri-torio andino, llevan a una centralizacin creciente.

    La interaccin y el intercambio de experienciasadaptativas diversas dinamizan el proceso.

    No se identifica en los Andes Centrales la distribu-cin de un patrn neoltico en particular, sino lainteraccin entre sociedades sobre la base de losresultados previamente obtenidos. No hay un reanuclear desde donde se extienda la agricultura juntocon otros rasgos culturales, como fue el caso de ladomesticacin de la cebada y de variedades de tri-go, as co