La Comuna de Cronstadt

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La Comuna de Cronstadt Crepúsculo sangriento de los Soviets IDA METT EDICIONES ESPARTACO INTERNACIONAL

Transcript of La Comuna de Cronstadt

  • ColeccinEmancipacin ProletariaInternacional

    Guy Sabatier

    Claude Bitot

    Len Trotsky

    Claude Bitot

    Gilles Dauv y Franois Martn

    Varios Autores Alemanes

    K. Korsch, H. Gorter y A. Pannekoek

    Herman Gorter y Anton Pannekoek

    Ida Mett

    Ttulos publicados:

    Tratado de Brest-Litovsk de 1918:Frenazo a la Revolucin

    El comunismo no ha empezado todava

    Informe de la Delegacin Siberiana

    Investigacin sobre el capitalismollamado triunfante

    Declive y resurgimiento de laperspectiva comunista

    Ni parlamento ni sindicatos:Los consejos obreros!

    La izquierda comunistagermano-holandesa contra Lenin

    Contra el nacionalismo,contra el imperialismo y la guerra:Revolucin proletaria mundial!

    La Comuna de CronstadtCrepsculo sangriento de los Soviets

    presentado por D. Authier y G. Dauv

    La Comuna de CronstadtCrepsculo sangriento de los Soviets

    IDA METT

    EDICIONES ESPARTACO INTERNACIONAL

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    La defensa de Cronstadt Photo Harlingue-Viollet

  • La Comuna de Cronstadt

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    Ttulo original: La Commune de Cronstadt Traductor y editor: Emilio Madrid Expsito Primera edicin en espaol: Abril de 2006 Ediciones Espartaco Internacional I.S.B.N.: 84-611-0199-5 Depsito legal: Impresin: Publidisa La publicacin de este texto en espaol se hace con autori-zacin de la asociacin

    Les Amis de Spartacus 8, impasse Crozatier

    75012 PARIS

    El presente ttulo y los dems de esta coleccin se encuen-tran en http: personal.auna.com/emaex Correspondencia: [email protected]

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    ndice

    Notas bibliogrficas..........................................................6 Prlogo ..............................................................................7 Segundo prlogo.............................................................11 Por qu esta reedicin?................................................13 Prefacio de 1970 .............................................................15 I.- La flota en el movimiento revolucionario ruso............... 21 1904-1906 ................................................................................ 21 1917 ....................................................................................... 27 II.- Preludio de la insurreccin............................................. 39 Fortalecimiento de los mandos y miseria del pueblo............... 39 Petrogrado en la vspera de Cronstadt ..................................... 44 La resolucin de los marinos de Cronstadt .............................. 49 Anlisis de la resolucin .......................................................... 51 III.- La insurreccin de Cronstadt ....................................... 57 El comienzo de la revuelta (1 y 2 de marzo) ........................... 57 El apogeo de la revuelta (del 2 al 7 de marzo)......................... 63 Primeros combates................................................................... 75 Desmoralizacin en el ejrcito rojo ......................................... 79 Reorganizacin y represin en el ejrcito rojo. Los ltimos combates ........................................................................ 83 Represalias y masacres ............................................................ 89 IV.- Las corrientes polticas y la comuna de Cronstadt ..... 93 Los anarquistas.................................................................93 Los mencheviques............................................................98 Los socialistas-revolucionarios de derecha....................101 Los socialistas-revolucionarios de izquierda .................105 El Juicio de Lenin .......................................................106 El testimonio de Petrichenko .........................................110

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    V.- Cronstadt, ltimo sobresalto de los Soviets......... 117 Las acusaciones de Trotsky ........................................... 117 Las interpretaciones bolcheviques ................................. 124 A la luz de Rosa Luxemburgo ....................................... 128 Una tercera revolucin sovitica.................................... 130

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    NOTAS BIBLIOGRFICAS

    Voronitsyn: Las tinieblas de los presidios. Pukov: La rebelin de Cronstadt en 1921, Ediciones estatales Joven Guardia, 1931. Serie: estadio de la guerra civil. M. Kubanin: La Maknovchina, ed. Priboi, Leningrado. B. Suvarin: Stalin, bosquejo histrico del bolchevismo, ed. Champ Libre. Berkman: La insurreccin de Cronstadt. F. Dan: Dos aos errando (1919-1921). Yartchuk: La revuelta de Cronstadt. Rosa Luxemburgo: La revolucin rusa, ed. Cahier de Spartacus. Trotsky: La revolucin rusa, ed. Rieder (agotado) Trotsky: La revolucin traicionada, Grasset edit. Trotsky: Stalin, Grasset edit. Lenin: Folleto sobre el impuesto en especie. Coleccin completa de los Izvestias de Cronstadt del perodo de la revuelta. Las revistas: La lutte ouvrire,1937. Bulletin de lOpposition,1937. La Rvolution proltarienne. Sotsialistitcheski Vestnik, 1921. Rvolutsionaia Rossia. Znamia Borby, 1926. Proltarskaia Rvolutsia n 5/17. NOTA: Todos los ttulos mencionados en esta pgina es-tn en francs.

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    PRLOGO

    Nos parece que ha llegado el momento de com-prender mejor Cronstadt, aunque apenas haya habido nue-vos aportes de datos o hechos desde 1921. Los archivos del Gobierno ruso y del Ejrcito rojo siguen estando ce-rrados a un anlisis objetivo. Sin embargo, en algunas pu-blicaciones oficiales han sido reflejados ciertos hechos, aunque bajo una luz falsa. Pero lo que se conoca en la poca era ya suficiente para extraer el sentido poltico de este acontecimiento sintomtico y crucial de la revolucin rusa.

    Los militantes obreros de Occidente tenan una confianza absoluta en el gobierno bolchevique que acaba-ba de dirigir un esfuerzo inmenso de los trabajadores en la lucha contra la reaccin feudal-burguesa y que, a sus ojos, personificaba la revolucin misma.

    Los espritus se resistan a creer que este mismo gobierno fuese capaz de reprimir con crueldad una insu-rreccin revolucionaria. Por esta razn, los bolcheviques pudieron sin ningn esfuerzo tachar este movimiento de reaccionario y denunciarlo como organizado y apoyado por las burguesas rusa y europea.

    Una insurreccin de los generales blancos con el ex-general Kozlovsky a la cabeza, gritaban los peridicos rusos de la poca, mientras que los marinos de Cronstadt difundan por radio el siguiente llamamiento dirigido a to-do el mundo:

    Camaradas obreros, soldados rojos y marinos. Nosotros estamos a favor del poder de los Soviets y no del de los partidos, estamos a favor de la representacin libre

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    de los trabajadores. Camaradas, se os engaa! En Cronstadt, todo el poder est exclusivamente en manos de los marinos revolucionarios, de los soldados rojos y de los obreros, y no en las de los guardias blancos con un gene-ral Kozlovsky cualquiera a la cabeza, como os asegura la radio de Mosc.

    Esas eran las interpretaciones opuestas de los ma-rinos de Cronstadt y del gobierno del Kremlin. Nosotros, con la intencin de servir, por medio de un anlisis objeti-vo de los acontecimientos histricos, los intereses vitales del movimiento obrero, nos proponemos examinar estas tesis opuestas a la luz de los hechos y de los acontecimien-tos, as como bajo el ngulo de los acontecimientos que siguieron casi inmediatamente al aplastamiento de Crons-tadt.

    Los trabajadores de todo el mundo nos juzga-rn, decan por radio los cronstadianos, y la sangre de los inocentes caer sobre las cabezas de los que se han embriagado de poder. Era esto una profeca?

    *

    Aadimos a este prefacio una lista de los militantes comunistas que tomaron parte activa en la represin de la insurreccin. Los lectores vern cul fue su destino.

    Zinoviev, dictador omnipotente de Petrogrado que inspir la lucha implacable contra los huelguistas y los marinos. Fusilado.

    Trotsky, Comisario del pueblo para la guerra y la Marina, asesinado por un agente de Stalin en Mjico.

    Lachevich, miembro del Consejo de guerra revolu-cionario, miembro del Comit de Defensa organizado para la lucha contra los huelguistas de Petrogrado. Suicidado.

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    Dybenko, antiguo marino, fue, antes de Octubre, uno de los organizadores de la Central de la flota Bltica; jug un papel especialmente activo en el aplastamiento militar de Cronstadt. Hacia 1938 era todava comandante de la guarnicin de la regin de Petrogrado. Fusilado.

    Kuzmin, comisario de la flota Bltica. Destino des-conocido, jams se ha vuelto a hablar de l.

    Kalinin sigui en el poder nominalmente como presidente fantoche. Muerto de muerte natural.

    Tujachevsky, jefe del 7 ejrcito, que elabor el plan y dirigi la toma de Cronstadt. Fusilado.

    Putna, condecorado por su participacin en el aplastamiento militar de Cronstadt, ms tarde agregado militar en Londres. Fusilado.

    Delegados en el X Congreso del Partido comunis-ta que fueron a batirse contra los cronstadianos:

    Piatakov, fusilado. Rujimovich, fusilado. Bubnov, destituido y desaparecido. Zatonsky, destituido y desaparecido. Vorochilov, jug todava cierto papel durante la

    guerra de 1941-45.

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    SEGUNDO PRLOGO

    Han transcurrido ms de veinticinco aos desde el aplastamiento de la insurreccin de Cronstadt y se ha ver-tido tanta sangre en el mundo, han ocupado los espritus tantos acontecimientos de gran envergadura, que se asom-bra uno del inters que sigue despertando el drama que se jug en los hielos del Bltico. Pues hoy, despus de la se-gunda guerra mundial, ante una Rusia que se ha converti-do en una fuerza imperialista desprovista de todo conteni-do socialista, diversas capas de la opinin pblica se apa-sionan de nuevo por Cronstadt.

    Se plantea la cuestin turbadora: Desde cundo tiene Rusia este apetito de dominacin? Exista ya bajo Lenin? O es una caracterstica de la fase estalinista de la dictadura bolchevique? Y cada vez que se intenta precisar el punto de partida de esta orientacin nueva de Rusia, se acuerda uno con razn de Cronstadt. La insurreccin de los marinos en 1921 se encuentra, en efecto, en el lmite de dos pocas: Por un lado, pone fin a la fase espontnea, popular, la fase de esperanza de la revolucin; por otro la-do, da comienzo a todo lo que se ha hecho despus, todo lo que ha sido impuesto.

    El genio popular se ha expresado con fuerza en las resoluciones de los insurgentes que han planteado, entre otras reivindicaciones polticas, dos cuestiones primordia-les, piedras de toque de una apreciacin objetiva de la Ru-sia actual y de todo intento futuro tendente a evitar un r-gimen totalitario. Estas dos cuestiones: Se puede cons-truir un socialismo sin libertad? y El fin justifica los me-

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    dios? han tenido una respuesta negativa a travs de heroi-cos combates. Por esta razn, la causa de los insurgentes sigue siendo inolvidable.

    Y nosotros, que hemos visto la trgica aplicacin del principio corruptor: el fin justifica los medios, en la Alemania hitleriana y en la Rusia estalinista, no podemos ignorar ya este acontecimiento, como tampoco podemos dejar sin respuesta las dos grandes cuestiones planteadas por los marinos revolucionarios de Cronstadt.

    Este estudio sobre Cronstadt ha sido escrito antes de la guerra, viviendo an Trotsky. Considerndolo como el nico representante autorizado del bolchevismo, tena-mos empeo en plantearle diversas cuestiones concernien-tes a la tragedia de Cronstadt, con el fin de un esclareci-miento histrico. A pesar de su muerte trgica, no quere-mos modificar este texto, al estar persuadidos de que las cuestiones planteadas siguen siendo vlidas. Si por casua-lidad este texto cayese un da en manos de algunos viejos bolcheviques an vivos en Rusia, les rogamos que consi-deren que es en ellos en quienes pensbamos al volver a plantear estos problemas.

    I. M. Octubre de 1948

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    POR QU ESTA REEDICIN? He aqu que hace ya ms de medio siglo que un

    puado de marinos supo levantarse frente al nuevo impe-rio ruso que forjaba ya la argolla del Archipilago de Gu-lag; fueron aplastados en tres semanas. Ahora bien, este sobresalto, verdadera reanudacin de la tercera revolucin rusa, a pesar de los esfuerzos conjugados de los escritor-zuelos al servicio del capitalismo apoyados por la inmensa maquinaria de los mass-media estalinistas y, oh vergen-za suprema!, de las hbiles maniobras de revolucionarios que llevan la etiqueta de minoritarios, esta llama pudo mantenerse en la memoria de los aplastados gracias, sobre todo, a la aparicin en Francia en 1948 de un libro escrito por una mujer, Ida Mett, con el ttulo de La Comuna de Cronstadt. Este libro va a reaparecer. Por qu?

    Porque la afirmacin, recogida por Gramsci, entre tantos otros, de que la verdad es revolucionaria, se ve-rifica a travs de los acontecimientos de Cronstadt.

    Ida Mett, que ha descrito el papel del marino Petri-chenko animando a sus hermanos de Cronstadt, sin duda habra quedado anonadada si hubiese tenido conocimiento, antes de morir, del descubrimiento del historiador Paul Avrich en los archivos de Stanford de que este Petrichen-ko, mucho despus de la masacre de los cronstadianos, en-contrndose aislado de la lucha de la flota destruida para siempre, haba llegado a ofrecer sus servicios al general Wrangel, el nico militar profesional que pareca (muy equivocadamente), disponer an de algunos recursos en materia de lucha armada. Pero Ida Mett haba librado el combate en otro terreno, en el cual era inatacable; era el de la verdad en Historia. Los hombres pueden capitular, la

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    verdad no capitula. Han transcurrido cincuenta aos y el poder estalinista no ha podido encontrar nada, en materia de vnculos con los antiguos dueos de Rusia, en los in-mensos archivos cerrados casi hermticamente a los inves-tigadores de todo el mundo. La conciencia de un hombre, queriendo aspirar al papel de jefe, ha podido doblegarse tras la derrota, en la persona de Petrichenko, pero ni la ms pequea tacha, ni la mnima sospecha de tacha, ha podido ser extrada de los archivos estalinistas que revela-se alguna apariencia de gestin a favor de los adoradores del zarismo pasado y futuro, nada ensucia la memoria de los marinos de Cronstadt.

    L. N.

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    PREFACIO DE 1970

    La presente obra, concerniente a la insurreccin de

    Cronstadt en 1921, fue escrita en Pars en la poca de los famosos procesos de Mosc que nos trasladan al comienzo de los aos 1930-1940, en la vspera de la segunda guerra mundial. Tena que ser publicada por un grupo de sindica-listas franceses que editaban una revista mensual que apa-rece an hoy con el ttulo de La Rvolution Proltarien-ne. En aquella poca, uno de los miembros ms antiguos y respetados de este grupo era Pierre Monatte, que en su tiempo fue uno de los militantes ms conocidos de la anti-gua Confederacin General del Trabajo, creada en 1898. Ahora bien, he aqu que Pierre Monatte, que haba conoci-do a Len Trotsky en la poca de la primera guerra mun-dial y que haba mantenido con l relaciones de amistad, consider que el autor de la obra concerniente a la insu-rreccin de Cronstadt desarrollaba una polmica demasia-do spera contra Trotsky.

    ste, entonces, haba sido obligado a emigrar ms all de las fronteras de la URSS y era perseguido no slo por Stalin sino tambin por la burguesa de numerosos pases. Por otro lado, fue en este momento cuando Trotsky dijo que viva en un planeta sin visa. Realmente, mu-chos pases sufran la presin de la diplomacia estalinista y negaban, uno tras otro, el derecho de asilo a Trotsky. Pero el autor de la obra en cuestin no haba considerado, y contina sin considerar, que Len Trotsky fuese la persona principalmente responsable del aniquilamiento de Crons-tadt. Como muestra el texto que sigue, esta responsabili-dad incumbe principalmente a Lenin, sin cuya voluntad e insistencia no se adoptaba ninguna decisin responsable.

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    Pero en el momento en que se escribi el texto del folleto ya no viva Lenin. En cuanto a Trotsky, se encon-traba en el extranjero; las publicaciones que diriga e in-fluenciaba se encargaron de una tarea ingrata y carente de grandeza, consistente en justificar el aplastamiento san-griento de la sublevacin.

    He ah por qu pareca que la polmica no se diri-ga ms que contra Trotsky y los trotskistas. Pero sea co-mo fuere, el grupo La Rvolution Proltarienne no quiso editar el manuscrito que haba sido preparado para l y que fue preservado milagrosamente durante la guerra; se pu-blic en lengua francesa por primera vez en 1948 por los Cahiers Spartacus, con el ttulo de La Comunne de Cronstadt.

    Entre la edicin francesa e italiana de la presente obra han transcurrido unos quince aos. Estos han estado marcados por la desaparicin de la persona de Stalin y la divulgacin, ante todo el mundo, de sus actos tirnicos y sangrientos. La generacin de los jvenes soviticos que ha aparecido en la arena de la historia despus de esta des-aparicin ha sacado la conclusin de que sus padres, al someterse voluntaria o involuntariamente al rgimen de la dictadura totalitaria, en lugar de edificar el socialismo han construido una sociedad extremadamente diversificada y jerarquizada y que carece de espritu igualitario en grado extremo. Pero es menos seguro que esta misma joven ge-neracin haya logrado comprender convenientemente que la sociedad post-estalinista pueda, aunque slo sea par-cialmente, enmendarse por el impulso de la base. En efec-to, por un lado, en lo concerniente al proletariado y la esta-tizacin completa de los sindicatos obreros realizada a ins-tancias y bajo la direccin de Lenin y de Trotsky, el con-trol por la base se ha vuelto imposible; por otro lado, los koljoses fueron concebidos desde el comienzo mismo de

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    su existencia sobre la base de una explotacin implacable de los campesinos. Su subordinacin incondicional al Es-tado y al partido dominante hacen imposible toda resisten-cia coherente en el plano poltico y econmico del campe-sinado trabajador.

    En cuanto a la intelectualidad, para que pueda ejer-cer un papel de catalizador como fue el caso de los intelec-tuales antes de la revolucin, necesita ante todo rechazar la idea misma de la subordinacin del pensamiento a las r-denes terminantes del partido y del Estado. Esta concep-cin se ha insertado en los fundamentos mismos de la so-ciedad moldeada por cincuenta aos de dictadura totalita-ria. Los intelectuales que declaran desde lo alto de sus tri-bunas, y hasta en la poesa, que 1937 no volver a repetir-se (fue el ao del apogeo del terror estalinista), deberan tambin actuar de modo que en el dominio de la reflexin no pueda haber retorno a ese terrible pasado. Sin esto, to-das sus declamaciones se mostrarn vanas y estriles.

    La muerte del dictador ha permitido la proclama-cin de sus crmenes ante todo el mundo. Esta denuncia no es suficiente para satisfacer nuestros sentimientos de justi-cia histrica real. No dar a la sociedad post-estalinista la posibilidad de renovarse. Los medios que haran posible un proceso de saneamiento no existen en el momento pre-sente. Modificar el estado de cosas necesita nuevos es-fuerzos para crear los rganos de reconstitucin y de lu-cha. Sin duda, esto es lo que consideraban necesario, hace cincuenta aos, los marinos de Cronstadt cuando queran devolver a los Consejos de base sus fuerzas de creatividad. Pero, quin podra, en el momento presente, levantar la bandera de esta lucha indispensable?

    Algunos sntomas permiten considerar que este pa-pel podra ser el destino de los jvenes ambientes del pro-letariado; entre ellos hay, por la fuerza de las cosas,

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    numerosos proletarios intelectuales; pero desde ahora se puede afirmar que esta lucha ser larga, ruda y mucho ms difcil que lo que habra podido representar al final de la guerra civil. Es probable que Rusia y el mundo tengan que pagar caro el haber seguido el camino equivocado por el que Lenin lanz en otro tiempo la revolucin rusa.

    Por eso, cuando ahora vemos los obstculos que hay que sortear para dar a conocer nuestros intentos entre la juventud de la URSS, nos damos cuenta de la dificultad de la tarea. Sabemos que, hasta el presente, slo obras in-fames y mentirosas han sido autorizadas a describir la in-surreccin de Cronstadt; pensamos en la novela de Nicols Chukovsky titulada La prisin martima, en los procesos en curso de instruccin o en la obra de teatro de Alexandre Stein titulada Entre dos chaparrones; sin embargo, han transcurrido 50 aos desde la poca del levantamiento. No es hora de detener la propagacin de las mentiras re-pugnantes destinadas a desprestigiar a los marinos revolu-cionarios y a excusar a sus asesinos? No es hora de que la juventud de la URSS conozca de una vez lo que los mari-nos intentaban conseguir para todo el pas y no slo para ellos? Es necesario que medio siglo despus se pueda comprender quin tena razn, los marinos o el partido comunista ruso, con Lenin a la cabeza, en su eleccin del itinerario de la revolucin.

    Qu queran, pues, los marinos de Cronstadt? Sus reivindicaciones, no tienen un aspecto de actualidad, in-cluso hoy, no slo para la URSS sino tambin para todos los pases en los que se ha consolidado la dictadura de un partido nico? Veamos un poco lo que intentaban conse-guir los trabajadores checoslovacos en 1968. Han luchado contra la dictadura del partido nico que, inexorablemente, abre la va al burocratismo y a la ausencia de control por parte de las masas populares. Esto lo vean ya claramente

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    los de Cronstadt en 1921. Esto era cierto ya en el cuarto aniversario de la dictadura del partido nico; ellos se es-forzaban en aportar rectificaciones a esta anomala. Tras 20 aos de dictadura de un partido nico, los trabajadores de Checoslovaquia han comprendido que la libertad de pensamiento y de palabra es indispensable para poder aplicar la democracia en el dominio prctico; esta reivin-dicacin la defienden con sus medios propios. Los mari-nos de Cronstadt haban comprendido ya esto cincuenta aos antes. Hicieron uso de esta nocin con una gran pru-dencia; exigan la libertad de palabra y de pensamiento s-lo para los trabajadores, temiendo que estas reivindicacio-nes fuesen utilizadas por ciertos elementos de la sociedad no trabajadores que haban sido vencidos poco tiempo an-tes. Merecan ver cmo se les lanzaba el anatema a causa de esta reivindicacin no slo legtima, sino indispensa-ble? Sin embargo, ste fue el motivo invocado para califi-carlos de rebeldes y para dirigir contra ellos las fuerzas del ejrcito rojo.

    S, hace cincuenta aos de esto; los marinos de Cronstadt, salidos en su mayora de la clase campesina trabajadora, reivindicaban para los campesinos el derecho a cultivar sus tierras sin recurrir al trabajo asalariado. La colectivizacin de las aldeas, realizada a la manera estali-nista bajo la coercin, abatiendo a millones de vctimas, destruyendo las tradiciones sociales campesinas seculares, instalando un rgimen que niega todo derecho al campesi-nado, prueba que el instinto social de los cronstadianos les haca presentir las desgracias futuras. Con una fe ingenua soaban con defender a su clase protegindola con sus pe-chos, y se lanzaron a la lucha. Sus exigencias son de ac-tualidad an en la hora presente. Llegar un tiempo en que la dictadura de la burocracia del partido se hundir. Todas las reivindicaciones de los marinos de Cronstadt volvern

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    a estar a la orden del da. He ah por qu es importante que la juventud de la URSS conozca por qu lucharon y pere-cieron heroicamente los marinos revolucionarios de Cronstadt.

    I. M.

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    I

    LA FLOTA EN EL MOVIMIENTO REVOLUCIONARIO RUSO

    1904-1906

    La flota ha jugado un papel enorme en la historia

    del movimiento revolucionario en Rusia. En la revolucin de 1905 los marinos fueron los primeros en comenzar la lucha armada, y los ltimos en abandonarla.

    El primer motn de los marinos, sin carcter polti-co bien determinado pero de un potencial revolucionario cierto, tuvo lugar los das 3 y 4 de noviembre de 1904 en Sebastopol. La revuelta tuvo como causa inmediata la prohibicin hecha a los marinos de salir del patio de los cuarteles sin autorizacin especial, y consisti en el ataque a los cuarteles de la flota, al edificio del tribunal martimo militar y a las viviendas de los oficiales. Los amotinados fueron reprimidos con algunos caonazos del acorazado Pamiat Merkuria. 36 de ellos comparecieron ante el tribu-nal martimo militar del puerto de Sebastopol el 5 de enero de 1905 y fueron condenados a penas muy graves de tra-bajos forzados y de batalln disciplinario.

    Esta revuelta inauguraba, por as decir, el captulo revolucionario de la historia de la flota del Mar Negro.

    El ao 1905 (e incluso 1906, cuando la oleada re-volucionaria comenzaba ya a decrecer) es fecundo en re-vueltas en la Marina. 1905 vio la flota del Mar Negro ms

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    agitada, mientras que en 1906 la flota Bltica dio pruebas de una actividad mayor.

    En el Mar Negro, la poca de la insurreccin pro-piamente dicha comienza con la revuelta del acorazado Potemkin Tavrichesky el 27 de junio de 1905; el 30 de ju-nio de 1905 es apoyado por la tripulacin del acorazado Gueorgui Pobiedonossiets, el 2 de julio es el buque escue-la Prout el que se subleva. El Potemkin Tavrichesky se rinde once das despus en un puerto rumano, en Constan-za; el Gueorgui Pobiedonossiets no permanece ms que un da en estado de insurreccin y el Prout, tres das.

    En el transcurso del perodo que va desde julio a octubre de 1905 el gobierno lleva a cabo arrestos en masa; nada ms que en Sebastopol fueron arrestados 1.000 mari-nos en el mes de julio.

    Los marinos no parecen dejarse abatir por estas medidas. En octubre de 1905 se produjo la revuelta de las tripulaciones de Cronstadt; el 25 de noviembre estalla la inmensa sublevacin de Sebastopol, en la cual participan once buques de guerra; estos acontecimientos suben rpi-damente la moral de la flota. Este movimiento es reprimi-do con una ferocidad inaudita. Y, sin embargo, la flota no se somete; la iniciativa de la insurreccin pasa a la flota Bltica: nada ms que en el mes de julio de 1906 se cuen-tan tres levantamientos, en Sveaborg, en donde la revuelta se extiende a todas las islas includa aquella donde est situada la fortaleza , al campo de artillera y a la compa-a de la flota; en Helsingfors, en Cronstadt (segundo mo-vimiento) y en Reval, en el acorazado Pamiat Azova.

    Cules son las causas de estos disturbios prolon-gados? Parece que, adems de las condiciones de orden poltico y econmico propias de La Rusia de la poca, hubo condiciones especiales en la Marina rusa. Ante todo es necesario observar la disciplina severa, al mismo tiem-

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    po que caprichosa e irracional: los oficiales no considera-ban en absoluto al marinero como un ser humano. El ma-rino no conoca sus derechos exactos ni lo que le estaba prohibido. Todo dependa del humor de los oficiales. Aho-ra bien, el nivel moral de los oficiales de la Marina, reclu-tados exclusivamente entre la nobleza no intelectualizada1, era muy bajo. As, se citaba en la prensa de la poca el hecho siguiente: Un oficial encuentra en Cronstadt a un joven recluta y le pregunta: Me conoces?, Si, Su Ex-celencia, responde el marino. Cul es mi nombre?, contina el oficial. No conoces mi nombre? No, Su Excelencia, responde el marino. En ese caso me voy a presentar, y le da un puetazo en la cara. El hecho citado era, por as decir, normal; la vida del marino dependa de la voluntad de los oficiales. Estos, a pesar del reglamento que ordenaba respetar la dignidad humana de los subor-dinados, continuaban aplicando los castigos corporales ms atroces. Marinos del acorazado Potemkin contaban en Rumana a Christian Rakovsky que algunos de ellos tenan el tmpano roto a causa de los golpes recibidos.

    Sin embargo, por las necesidades tcnicas de la flota se reclutaba a obreros cualificados ya muy tocados por la propaganda revolucionaria. Este hecho, as como el espritu general del pas, jug un papel preponderante en las revueltas de la Marina, y se tradujo, entre el joven pro-letariado, en la toma de conciencia de su dignidad y de su valor social. La grosera, la ferocidad y la estupidez de los mandos no hacan ms que echar lea al fuego. La hostili-dad hacia los oficiales iba en aumento, encontrando ali-mento en su conducta arrogante.

    1 La clase intelectual se form igualmente, en gran parte, de la nobleza ms pobre, con frecuencia incluso totalmente desposeda, pero a partir de finales del siglo XIX se enriqueci con el aporte de los hijos del pueblo.

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    Un ejemplo de ello es la orden 184 del 29 de abril de 1905 del almirante Chukin, comandante en jefe de la flota del Mar Negro; se prohibi a los marineros, bajo pe-na de crcel, que paseasen por dos bulevares, avenidas y una calle de Sebastopol. Das despus de la promulgacin de esta orden un grupo de marineros mutilados, de regreso de Port-Arthur, se paseaba por el bulevar Istorichesky, en el que se encontraba el monumento a los muertos en el si-tio de Sebastopol (1855). Encontraron a un oficial que les hizo observar, de modo grosero, que ese bulevar estaba prohibido a los nijnie tchiny (militares sin graduacin), es decir, a los marineros y soldados. Un marinero le repli-c: No tenemos derecho, Su Excelencia, a andar por la tierra por la que hemos vertido nuestra sangre? A esta pregunta el oficial respondi con unas bofetadas... Hechos semejantes eran frecuentes y cada da hacan ms grande el abismo que separaba a los marineros de los oficiales.

    A medida que los oficiales, excitados por el espri-tu de desobediencia cada vez ms acusado, se hacan ms feroces, los marineros, por el contrario, cada vez ms ins-truidos por la propaganda revolucionaria, ganaban en fir-meza. El marinero Reznichenko, del acorazado Potemkin, cuenta en sus memorias que un da, en el transcurso de una reunin de marineros, una massovka (as se llamaban, en la Rusia de la poca, los mtines ilegales), vino a arres-tarlos una patrulla dirigida por un oficial. Uno de los ma-rineros pregunt entonces al oficial: Qu desea Su Exce-lencia?. Os ordeno que os dispersis, respondi el ofi-cial. Pero, Excelencia, aqu no cometemos ningn cri-men, replic el marinero. El oficial insisti: Dispersaos u ordeno disparar. El mismo marinero le dijo entonces: Ordene, pero nadie le obedecer; si yo estoy aqu hoy, quiz maana estar en una patrulla bajo sus rdenes y si, como hoy hace, me ordena disparar a mis camaradas, an-

  • 25

    tes disparar sobre usted. El oficial se fue con la patrulla sin decir palabra.

    Por lo dems, hay que resaltar que, entre estos dos grupos opuestos, la primaca moral y cultural perteneca a los marineros. Mientras que los oficiales llevaban una vida mundana y libertina, los marineros cada vez ms curiosos se interesaban por las cuestiones polticas, morales y cul-turales. As se formaban verdaderos hroes que saban mo-rir por su clase. Para darse cuenta de ello basta citar la l-tima carta escrita por el marino Matiuchenko, que haba dirigido la revuelta del Potemkin: Hoy ser ejecutada la sentencia; muero con orgullo por la verdad, como corres-ponde a un revolucionario. Adis! Matiuchenko no era una excepcin; el pueblo ruso produjo muchos proletarios de este temple. As, el marinero Petrov, del buque-escuela Prout, a quien el mando prometa perdn y su eleccin como diputado a la Duma si denunciaba a sus camaradas, rechaz esta gracia con indignacin. Fue fusilado con tres de sus camaradas el 24 de agosto de 1905 en Sebastopol.

    El oficial Dachkievich Gorbatsky era consciente del peligro cuando escriba al mando de la flota del Mar Negro el 2 de marzo de 1906: Su Excelencia, expulse de la flota a todos los nijni tchiny (marineros) y mecnicos de los buques Otchakov, Panteleimone y otros que el 15 de noviembre han levantado la bandera roja, as como los marineros que han tomado parte indirecta en la revuelta.

    Su Excelencia, los marineros arriba citados son una infeccin, un nido de chinches para la flota; es mejor que estos marinos, que se han estigmatizado ellos mismos con sus actos el 15 de noviembre, se vayan de la flota y sean devueltos a sus regiones natales; no hay lugar para ellos en la flota, son canallas conscientes y vengativos, s-lo la tumba los corregir; por su culpa pueden volver a producirse desrdenes y movimientos.

  • 26

    Pero los marineros sufran tambin materialmente. Estaban mal alimentados, mal vestidos y sus salarios eran miserables, sobre todo para los que tenan una familia que sostener. En sus octavillas subrayaban que el marinero ru-so estaba peor alimentado que el marinero japons (era du-rante la guerra ruso-japonesa); mientras el Estado japons gastaba 56 rublos por persona, el Estado ruso slo gastaba 24. Por el contrario, el almirante Togo, comandante de la Marina japonesa, cobraba 5.600 rublos por ao, mientras que el gran duque Alexei, primer almirante de la flota ru-sa, se embolsaba 108.000 rublos de paga anual. Finalmen-te, los marineros hacan a los oficiales encargados de ali-mentarlos y vestirlos el grave reproche de robarles y de suministrarles slo alimentos de mala calidad. No es, pues, una casualidad que la causa inmediata de la insurreccin del acorazado Potemkin fuese la carne podrida servida aquel da a los marineros.

    En una de las octavillas clandestinas escrita y fir-mada por marinos del acorazado Ekaterina II, hecha en colaboracin con el partido socialdemcrata ruso, se en-cuentran las reivindicaciones siguientes: 1, reduccin de la duracin del servicio militar a tres aos (en aquella po-ca era de 7); 2, determinacin exacta de la jornada de tra-bajo (comprendidos los ejercicios y los estudios especia-les); 3, sueldo suficiente para el mantenimiento de la fa-milia; 4, seguros de enfermedad y accidentes de trabajo; 5, control directo del dinero destinado a la alimentacin de los marineros; 6, eleccin de los cocineros por sus ca-maradas. Entre las reivindicaciones de orden moral figu-ran: 1, la supresin de los ttulos de los oficiales y la su-presin del saludo; 2, el juicio de los delitos de los mari-nos por tribunales ordinarios; 3, la composicin de los tribunales militares por la mitad de oficiales y la mitad de marinos elegidos por sus camaradas. Los jueces-marineros

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    deben tener los mismos derechos que los jueces-oficiales; 4, el derecho de toda la tripulacin, considerada como una colectividad, para llevar a sus oficiales ante el tribunal.

    La propaganda entre los marineros fue llevada a cabo por partidos polticos diferentes: los socialdemcra-tas, los socialistas-revolucionarios, los anarquistas; sin embargo, el trabajo ms sistemtico fue realizado por la seccin de Crimea del partido socialdemcrata, que haba organizado incluso una Central de la Marina. Era al parti-do socialdemcrata al que perteneca un grupo bien orga-nizado de insurrectos del acorazado Potemkin y, entre otros, Matiuchenko. No obstante, hay que subrayar que el marinero ruso de aquella poca era sobre todo antizarista, antifeudal, anticapitalista, que distingua poco las sutilezas de los diversos partidos polticos... Despus de la revuelta del Potemkin comenz una polmica entre la Iskra, rgano socialdemcrata, y la Revoliutionaia Rossia, peridico so-cialista-revolucionario, en relacin con el predominio de influencia de uno u otro partido en la flota. A este propsi-to, Matiuchenko escriba en la emigracin que l no perte-neca a ningn partido (antes haba sido adherente del par-tido socialdemcrata), pues todava no haba podido orien-tarse bien entre los diferentes programas, pero que l se aliaba a todos aquellos que luchaban eficazmente contra los gobernantes. Emigrado en Pars, se hizo miembro de un grupo anarcosindicalista y fue en calidad de tal como regres ilegalmente a Rusia, donde fue detenido y colga-do.

    1917

    La lucha armada de la Marina rusa contra el zaris-

    mo y el rgimen feudal-burgus se termin con la derrota material de los marinos. Pero el espritu de la flota perma-

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    neci inquebrantable, y confiando los marinos en el futuro, esperaban poder vengar pronto a sus muertos. As el mari-nero Chastnik, fusilado al mismo tiempo que el lugarte-niente Schmidt y otros dos marineros, Gladkov y Anto-nenko, despus de la revuelta de noviembre de 1905, deca frente a sus adversarios: Ahora sois vosotros quienes nos matis, pero esperad, dentro de unos das, un ao como mucho, y correris la misma suerte, si no peor. Si no soy yo, se encontrarn otros entonces que nos vengarn (Ex-tracto del acta de acusacin)2.

    Esas eran las tradiciones de la Marina rusa; subsis-tieron durante el perodo de reaccin que sigui a los aos 1905-1906. La guerra no hizo ms que reforzar el espritu revolucionario de la flota; segn los datos oficiales3: des-de el mes de julio de 1915 todos los marineros de la pri-mera tripulacin de la flota Bltica sometidos a vigilancia de la polica por su inconformismo poltico fueron envia-dos al frente para suplir las prdidas de los batallones martimos. Estos marinos llegados al frente de Riga juga-rn un papel considerable en la descomposicin del ejrci-to.

    Durante la guerra, sobre todo a partir de 1915, la flota fue agitada con xito por las organizaciones militares de los socialdemcratas (derrotistas), de los socialistas-revolucionarios (ala izquierda internacionalista), por el grupo del Norte de los anarquistas-comunistas, los tols-toianos y las diferentes sectas religiosas4. La guerra con sus horrores, las derrotas en los frentes, la situacin crtica

    2 Segn Voronitzyn: Las tinieblas de los presidios. 3 Svodka agentournyk Svedeny: informe de los agentes secretos sobre el estado de espritu en los buques de la flota bltica para el mes de junio de 1915. 4 Segn el informe del capelln Valentin, del buque de lnea Sebasto-pol.

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    en el pas y sobre todo en las campias (situacin que los marineros conocan por las cartas de sus parientes), evi-dentemente hicieron ms que la propaganda revolucionaria propiamente dicha para acelerar su evolucin poltica.

    Sin embargo, la disciplina en la Marina segua siendo tan severa e inhumana como antes de la guerra. Todo esto explica el estado de nimo con el que la flota entr en la revolucin.

    En Cronstadt la primera rfaga revolucionaria fue especialmente violenta. La tempestad aqu ha pasado con ms aspereza, pero tambin ha desarraigado todo el pasa-do, deca uno de los marineros cronstadianos en una se-sin del Soviet, al explicar la situacin a una delegacin venida del frente.

    El almirante Virren, comandante de la fortaleza, organizador del rgimen de presidio que reinaba en Crons-tadt para los marineros, fue matado. Fue la primera vcti-ma de la revuelta espontnea de los marinos que comenz con la noticia de la revolucin en Petrogrado. Despus le lleg el turno a su colaborador principal, el almirante Bu-takov, as como a una cuarentena de oficiales de la flota; 236 suboficiales fueron detenidos y encerrados en las pri-siones cronstadianas.

    Para borrar hasta la sombra del pasado, la flota y la guarnicin de Cronstadt aplicaron entonces el principio de elegibilidad del mando. Nosotros, marineros y soldados, por voluntad del antiguo rgimen no sabamos trabajar ms que con nuestros brazos y pies, no se nos enseaba a trabajar con nuestro cerebro, sus amenazas (dirigindose a Guchkov, ministro de la guerra y de la Marina del pri-mer Gobierno provisional) se equivocan de direccin... En Cronstadt, hemos reflexionado con nuestros espritus mo-destos y hemos elegido a nuestros superiores, comenzando por los cabos y acabando por el comandante de la fortale-

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    za. Si quiere usted darse cuenta de nuestras capacidades, venga a visitarnos y mire. Os aseguro que la capacidad militar de la fortaleza es superior a la que haba antes del 1 de marzo. Es lo que os dice un marinero raso, represen-tante del pueblo libre. Es lo que os dir el comandante de la fortaleza, el general Guerassimov. Esta defensa del principio de elegibilidad fue publicada en los Izvestia de Cronstadt el 25 de abril de 1917.

    Queriendo simbolizar exteriormente la democrati-zacin de la flota, Cronstadt fue una de las primeras en abolir el uso de charreteras, tanto para la flota como para la guarnicin de la fortaleza; pues esa insignia simbolizaba la autoridad de los oficiales. El ministro de la guerra fue obligado a confirmar esta supresin y el almirante Maxi-mov, el nuevo comandante de la flota Bltica que reem-plazaba al almirante Neplin, matado por los marineros de la flota activa, public la orden siguiente: Dado que el uniforme militar recuerda exteriormente al antiguo rgi-men, ordeno que en todas las formaciones se quiten las charreteras y se las sustituya por galones, la muestra de los cuales ser enviada a continuacin. Dos das des-pus, el 30 de abril de 1917, el ministro de la guerra pro-mulg una orden en la que ratificaba la supresin de las charreteras en la flota, pero amenazaba con una sancin severa a todos los que atacasen estas mismas charreteras en el ejrcito.

    Cronstadt se convirti pronto en la Meca revolu-cionaria adonde se dirigan las diferentes delegaciones del frente y de la retaguardia. En parte, era la prensa burguesa la que haba creado esta reputacin revolucionaria de Cronstadt. Era ella tambin la que la llamaba irnicamente la Repblica cronstadiana, acusndola de separatismo an-tiestatal y de actos anarquistas. Citemos como ejemplo la

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    decisin tomada en la sesin del Soviet de Cronstadt el 26 de mayo de 1917, que deba hacer aullar a la burguesa.

    Esta decisin atribua en adelante todo el poder al Soviet de Cronstadt. Preludio de la lucha por el poder de los soviets en todo el pas, fue redactada de la manera si-guiente: El poder en la ciudad de Cronstadt se encuentra en adelante nicamente en manos de los soviets de dipu-tados de los obreros y de los soldados, el cual, para los asuntos concernientes a todo el pas, se pone en contacto con el Gobierno provisional.

    Todos los puestos administrativos en la ciudad de Cronstadt sern ocupados por miembros del Comit Eje-cutivo, en virtud de lo cual este ltimo ser aumentado proporcionalmente con nuevos miembros cogidos entre los diputados del soviet.

    Los puestos administrativos sern distribuidos proporcionalmente entre las diferentes fracciones polti-cas; estas ltimas son responsables de la actividad de sus representantes.

    El presidente del Comit Ejecutivo del soviet de los diputados de los obreros y soldados: el diputado Lama-nov. El secretario: Prisselkov.

    La resolucin fue adoptada 211 miembros contra 41 y 1 abstencin5.

    Esta decisin del soviet cronstadiano tuvo el efecto de un trueno. El gobierno provisional y la gran prensa co-menzaron a calumniar la Repblica cronstadiana, acusn-dola de excesos de toda clase y, sobre todo, de indisciplina criminal que amenazaba con romper el frente del Norte, lo que habra podido poner al Petrogrado revolucionario en una situacin estratgica crtica. Estos rumores llegaron a 5 En ese momento el soviet de Cronstadt comprenda alrededor de un tercio de sin-partido, un tercio de socialistas-revolucionarios, un tercio de bolcheviques.

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    todos los rincones del frente y a las provincias ms aleja-das. Pero la calumnia tuvo una accin contraria a la que sus autores esperaban... Las delegaciones que llegaban a Cronstadt eran conquistadas por su espritu, su entusiasmo y su fidelidad a la democracia obrera.

    Estas delegaciones visitaban no slo los buques y los cuarteles, sino tambin las fbricas y los talleres, y pu-blicaban sus impresiones. He aqu lo que deca a este res-pecto la delegacin del frente del Norte: Camaradas, en los frentes corre el rumor de que en Cronstadt reina una anarqua completa, que las vas de Petrogrado estn abiertas al enemigo, la fortaleza destruida, y por este pro-cedimiento se intenta quebrar nuestra confianza en Crons-tadt. Nosotros fuimos delegados por nuestros camaradas para observar lo que pasa en este centro de la revolucin. Para nuestra gran alegra, hemos encontrado all un or-den ejemplar del cual hacemos partcipes a nuestros her-manos que se encuentran en las trincheras. (Los Izvestia de Cronstadt, 5 de mayo de 1917).

    En Cronstadt se instal el poder total del soviet, por el cual los marinos y los soldados tuvieron un respeto sin lmites. El soviet era su nico patrn; zanjaba tanto las cuestiones de orden poltico como moral. Fue as como decidi, en su sesin del 17/18/19, la prohibicin absoluta de consumir bebidas alcohlicas. Segn los testigos direc-tos de la poca, esta decisin fue aplicada puntualmente por la masa de los marinos, lo cual, vista la situacin, tuvo una importancia considerable.

    El soviet de Cronstadt se mantuvo en contacto permanente con la plaza Yakornaia, a la que se llamaba el Vetch6 cronstadiano. Cada tarde tenan lugar all grandes

    6 Vetch, asamblea popular de las ciudades libres hanseticas rusas, Pskov y Novgorod.

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    mtines y se discutan con toda libertad las cuestiones ms actuales.

    Segn los testimonios provenientes de fuentes dife-rentes, la asamblea, compuesta por marinos y obreros cronstadianos, era ms radical que los oradores, y muy frecuentemente estos deban someterse al tono general pa-ra no perder popularidad. El mayor xito era obtenido, en general, por los oradores bolcheviques, anarquistas y al-gunos socialistas-revolucionarios de izquierda. El Vetch cronstadiano, la plaza Yakornaia, con su sensibilidad ex-trema serva, por as decir, de barmetro poltico. Con fre-cuencia, segn sus oscilaciones, los partidos determinaban su tctica.

    Cronstadt observaba con un ojo vigilante la situa-cin en el pas y en los frentes, mantenindose en contacto permanente con Petrogrado. Cada vez que la situacin exiga una decisin pronta, Cronstadt enviaba delegados para informarse. En contrapartida, Petrogrado, en cada una de sus empresas, enviaba una delegacin a Cronstadt para asegurarse del apoyo activo de los marinos. Estos jams se hicieron rogar, especialmente en las jornadas de Julio y de Octubre.

    El 3 de julio un desembarco de ms de 2.000 mari-nos armados desfil por las calles de Petrogrado, sem-brando el terror en la burguesa de la capital. En octubre Cronstadt, as como otros centros de la flota bltica, como Helsinfors, enviaron a la desembocadura del Neva buques de guerra, elemento decisivo en la marcha de la insurrec-cin. En la elaboracin de los planes insurreccionales, Smolny7depositaba grandes esperanzas en los marineros del Bltico, viendo en ellos destacamentos de combate que combinaban la resolucin proletaria con una slida ins- 7 Smolny, centro del partido bolchevique antes de Octubre, instalado en el antiguo Instituto Smolny.

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    truccin militar, dice Trotsky en su Historia de la Revolu-cin Rusa (Tomo IV, pgina 304). Fueron tambin los ma-rineros quienes ocuparon, en el transcurso de las jornadas de Octubre, la agencia telegrfica gubernamental, los loca-les del Banco del Estado y otros puntos estratgicos de la mayor importancia para el xito de la insurreccin.

    Ms tarde los marineros tuvieron una participacin de las ms activas en la consolidacin del nuevo rgimen y sus destacamentos militares se batieron en todos los fren-tes de la guerra civil.

    Despus de la derrota del levantamiento de Julio, el gobierno provisional, que crea haber triunfado del ala izquierda de la revolucin, dirigi sus primeras represalias contra Cronstadt y Kerensky enviaba al soviet de Crons-tadt, el 7 de julio de 1917, el despacho siguiente:

    Desde el comienzo de la revolucin, en Cronstadt y en algunos buques de la flota Bltica han aparecido, ba-jo la influencia de Alemania, gentes que incitan a actos peligrosos para la revolucin y la seguridad de la patria. Mientras que nuestro valiente ejrcito, al precio de gran-des sacrificios, entra heroicamente en lucha con el enemi-go y la flota que ha permanecido fiel a la democracia rea-liza sin interrupcin y valientemente su pesada tarea, Cronstadt y algunos buques la Respublika y el Petropav-lovsk en cabeza atacan por la espalda a sus camaradas votando resoluciones contra la ofensiva en los frentes, llamando a la desobediencia al poder revolucionario per-sonificado en el Gobierno provisional democrtico e in-tentando ejercer presin sobre la voluntad de los elegidos de la nacin, encarnada en los soviets de los diputados de los obreros, soldados y campesinos. Durante la ofensiva misma de nuestro ejrcito, comenzaron los desrdenes en Petrogrado, amenazando la revolucin y entregando nuestros ejrcitos a los golpes del enemigo. Cuando, por

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    exigencia del Gobierno provisional y de acuerdo con el comit ejecutivo de los soviets de los diputados de los obreros, de los soldados y de los campesinos, se dio la or-den de actuar rpidamente y con decisin contra los cronstadianos que haban participado en estos desrdenes antinacionales y de llevar los buques a Petrogrado, los enemigos del pueblo y de la revolucin, actuando a travs del comit central de la flota bltica, han provocado la disensin en las filas de las tripulaciones de los buques con explicaciones falsas de estas medidas; estos traidores se han opuesto al envo a Petrogrado de los buques fieles a la revolucin as como a las medidas tendentes a poner fin a los desrdenes organizados por el enemigo; estos mismos traidores han empujado a las tripulaciones a ac-tos supuestamente espontneos: destitucin del comisario general Onipko, orden de arresto del adjunto del ministro de la Marina, el capitn de 1 clase Dudorov, presenta-cin de toda una serie de reivindicaciones al Comit eje-cutivo del Congreso panruso de los soviets.

    La traicin de una serie de individuos ha puesto al Gobierno provisional en la obligacin de ordenar la de-tencin de los agitadores y arrestar la delegacin de la flota Bltica llegada a Petrogrado.

    Teniendo en cuenta los hechos arriba expuestos, ordeno:

    1, disolver inmediatamente y reelegir el comit central de la flota Bltica.

    2, comunicar a todos los buques y tripulaciones de la flota Bltica que ordeno arrestar inmediatamente a los sospechosos que han llamado a la desobediencia con-tra el gobierno provisional y que han hecho propaganda contra la ofensiva en el frente; estos individuos deben ser conducidos a Petrogrado para la instruccin y el juicio.

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    3, ordeno a las tripulaciones de los buques de l-nea Petropavlovsk, Respublika y Slava, sospechosos de actividad contrarrevolucionaria y del voto de las resolu-ciones, que arresten en el plazo de 24 horas a los agitado-res y los lleven a Petrogrado para instruccin y juicio, as como dar la seguridad de su sumisin al Gobierno provi-sional.

    Comunico a las tripulaciones de Cronstadt y de los buques antes citados que, en el supuesto de que no lleven a cabo mi orden, sern declarados traidores a la patria y a la revolucin; contra ellos sern tomadas las medidas ms severas. Camaradas, la traicin pone la patria al borde del abismo, su libertad y las conquistas de la revo-lucin se encuentran expuestas a amenazas mortales. El ejrcito alemn ha comenzado ya la ofensiva sobre nues-tro frente, se puede esperar en cualquier momento una ac-tividad decisiva de la flota enemiga que podra sacar pro-vecho de este desconcierto. Para evitarlo son necesarias medidas decisivas y severas. El ejrcito ha aceptado estas medidas, la flota debe aceptarlas igualmente.

    En nombre de la patria, de la revolucin, de la li-bertad, por el bien de las masas trabajadoras, os exhorto a que os unis en torno al Gobierno provisional y los r-ganos panrusos de la democracia para evitar los ataques del enemigo exterior, preservando la retaguardia de los golpes de los traidores.

    El ministro de la guerra y de la Marina, KERENSKY

    Cae de su peso que Cronstadt respondi con un re-

    chazo a todas las exigencias de Kerensky. En la discusin

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    de este despacho en el Soviet de Cronstadt, el bolchevique Raskolnikov7 bis deca:

    Desde que en Rusia hay un movimiento obrero, en respuesta a semejantes exigencias de denuncia de los agi-tadores, los obreros huelguistas han respondido siempre valerosamente: Entre nosotros no hay instigadores; to-dos somos instigadores de las huelgas. Siguiendo el ejemplo de nuestros predecesores en el movimiento revo-lucionario, nosotros estamos obligados a dar la misma respuesta8.

    Tres aos y medio despus, el gobierno bolchevi-que puso a los marinos de Cronstadt la misma condicin: Denunciar a los agitadores! Los marineros cronstadianos, siguiendo el ejemplo de sus antepasados en el movimiento revolucionario, respondieron con un rechazo categrico al gobierno bolchevique. No hacan ms que seguir las viejas tradiciones revolucionarias de la flota y del proletariado.

    *

    Entre el Cronstadt de 1917 y el de 1921 no haba ruptura de tradicin, como quieren hacer creer los que par-ticiparon en la matanza de los marinos en 1921. La teora de Trotsky segn la cual Cronstadt se haba quedado sin sus mejores elementos no se sostiene.

    Cronstadt se haba quedado sin su flor y nata en la misma medida que toda Rusia, que apenas sala de la gue-rra civil. Si los marinos haban perdido elementos de vala, el partido bolchevique los haba perdido igualmente; esto no le impeda exigir la hegemona absoluta sobre el pas y

    7 bis Raskolnikov, oficial de Marina bajo el zarismo; despus de Octu-bre, comisario de la flota del Bltico, ms tarde embajador en Afga-nistn y en Bulgaria. Se suicid en Francia en la vspera de la guerra. 8 (Proletarskaia Revoluzia N 5 (17), Memorias de Raskolnikov, p. 90)

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    el proletariado. Trotsky habla de los elementos kulaks de la flota. Si estos existan quizs en cierta medida en 1921, ya estaban all en 1917 (por lo dems, de qu modo esta-blece Trotsky cules eran los kulaks?), y esto no impidi a la flota jugar un papel enorme en la revolucin social.

    Todos los testigos son unnimes en decir que el odio de los marinos cronstadianos contra el Gobierno pro-visional se explicaba en gran parte por su poltica agraria. Fue sin duda a causa de su poltica de sabotaje por lo que los marineros cronstadianos arrestaron en la calle de Pe-trogrado, en la manifestacin del 3 de Julio, al ministro de Agricultura, el socialista-revolucionario de derechas, Vc-tor Chernov. Se senta el mayor odio por este ministro de estadstica por parte de los marineros y soldados de ori-gen campesino, cuenta Raskolnikov en sus memorias. Esto no impidi a Trotsky, que libr a Chernov de ser linchado por los marineros, calificar el mismo da a estos de belleza y orgullo de la revolucin rusa.

    En realidad, ni el proletariado ruso en general, ni los marineros cronstadianos en particular, haban roto sus lazos con el campo. Pero es falso decir que durante el pe-rodo que va desde 1917 a 1921 aument el nmero de ku-laks en la flota.

    La teora de Trotsky se muestra, pues, impotente para explicar la gran tragedia cronstadiana. Intentemos comprenderla siguiendo fielmente los hechos y los docu-mentos, aunque Trotsky nos ensea que los verdaderos mtodos de investigacin histrica no consisten en creer bajo palabra los documentos. Esa es una vieja mxima conocida antes de Trotsky; por nuestra parte, no la olvida-remos!

  • 39

    II

    PRELUDIO DE LA INSURRECIN

    FORTALECIMIENTO DE LOS MANDOS Y MISERIA DEL PUEBLO

    La insurreccin de Cronstadt tuvo lugar tres meses

    despus de la liquidacin del ltimo frente de guerra civil en la Rusia europea.

    A la salida victoriosa de esta guerra, la poblacin laboriosa del pas, en un estado de hambre permanente, es-taba a merced del rgimen dictatorial de un estado totalita-rio, dirigido por un solo partido. Sin embargo, la genera-cin de Octubre tena todava presente en la memoria las consignas de la revolucin social que les impulsaban a la edificacin de un mundo nuevo. Esta generacin de Octu-bre, que contaba con proletarios relevantes, haba consen-tido, con el corazn en un puo, en abandonar moment-neamente sus consignas de igualdad y de libertad creyn-dolas, si no incompatibles, al menos difcilmente aplica-bles en tiempos de guerra. Pero una vez acabada victorio-samente la guerra, los proletarios de las ciudades, los ma-rineros, los soldados rojos y los campesinos laboriosos, todos los que derramaron su sangre durante la guerra civil, no vean ya razn para que continuase el hambre ni la ne-cesidad de una sumisin ciega a una disciplina tan feroz. sta, si haba tenido excusas en tiempos de guerra, las perda ahora.

  • 40

    Y mientras que los unos se batan en los frentes, los otros, los organizadores del Estado, reforzaban sus po-siciones, desligndose cada vez ms de los trabajadores. La burocracia tomaba formas temibles. El Estado estaba dirigido por un solo partido que incorporaba cada vez ms elementos arribistas. Como consecuencia, un proletario que no fuese miembro del partido dirigente vala, en la ba-lanza de la vida cotidiana, infinitamente menos que un an-tiguo noble o burgus, miembro del partido. La crtica li-bre ya no exista y cualquier comunista poda declarar contrarrevolucionario a un proletario que defendiese sus derechos y su dignidad de clase.

    La produccin industrial y agrcola disminua a una velocidad vertiginosa. En las fbricas casi no haba materias primas y las mquinas estaban deterioradas y sin cuidar; el proletariado pasaba el tiempo intentado engaar el hambre. Los robos en las fbricas, que se haban con-vertido en una especie de compensacin por un trabajo pagado miserablemente, eran cosa corriente a pesar de los registros diarios que los funcionarios de la Checa hacan a la salida.

    Los proletarios que todava tenan vnculos con el campo, iban all a intercambiar vveres por ropas viejas, cerillas o sal. Los trenes estaban llenos de estas gentes (mechochniki) que, atravesando mil dificultades, llevaban vveres a las ciudades hambrientas. Y la clera de los pro-letarios era grande cuando las controles de milicia les qui-taban la harina o las patatas que llevaban a la espalda para no dejar a sus nios morir de hambre.

    Sometidos a las requisas, los campesinos sembra-ban menos, a pesar de las amenazas de hambre que segua a las malas cosechas. Ahora bien, las malas cosechas no eran raras, slo en tiempos normales era mucho mayor la

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    superficie sembrada y los campesinos podan hacer algu-nas reservas para los aos negros.

    Por tanto, podemos resumir la situacin anterior a la insurreccin de Cronstadt como un desfase formidable entre las cosas prometidas y la situacin de hecho. Este desfase sufrido por una generacin que todava no haba perdido el sentido de los derechos adquiridos por la revo-lucin constituy el fondo psicolgico esencial de la re-vuelta.

    Pero un conflicto secundario sublev igualmente a la flota. Despus de la paz de Brest-Litovsk, el gobierno haba comenzado una reorganizacin total del ejrcito so-bre la base de una disciplina rigurosa, incompatible con el principio de elegibilidad de los oficiales por los soldados; se introdujo toda una escala jerrquica que suprima el es-pritu de democratizacin en vigor al comienzo de la revo-lucin. Pero en la flota, por razones puramente tcnicas, semejante reorganizacin era imposible dado que los ele-mentos de cierta cualifacin tcnica no podan ser reem-plazados por nuevos reclutas. Por ello las antiguas cos-tumbres revolucionarias persistan all y los marinos goza-ban todava del resto de libertades adquiridas en 1917.

    Este estado de cosas, en contradiccin flagrante con el espritu reinante en el resto del ejrcito, no poda durar; las divergencias entre la base de la flota y el mando superior del ejrcito se acentuaron, llegando a ser brusca-mente agudas con la liquidacin de los frentes de guerra civil en la Rusia europea.

    El descontento exista no slo en la masa de los marinos sin partido, sino igualmente entre los marineros comunistas. Los intentos para disciplinar a la flota in-troduciendo en ella las costumbres del ejrcito encontra-ron, desde 1920, una resistencia activa por su parte. Uno de los autores de estas medidas disciplinarias, Zof, miem-

  • 42

    bro del Consejo revolucionario de guerra de la flota Blti-ca, fue acusado oficialmente por los marinos comunistas de espritu dictatorial. El burocratismo, el desfase muy pronunciado entre la la base y la cspide, fue constatado en varias ocasiones en la segunda Conferencia de la orga-nizacin de los marinos comunistas en 1921. Este estado de espritu se manifest igualmente con vigor en las elec-ciones para el 8 Congreso de los Soviets en diciembre de 1920 cuando, en la base naval de Petrogrado, una gran parte de los marinos abandon ostentosamente la reunin electoral, protestando abiertamente contra el envo, como delegados, de gentes de la cspide del Politotdiel y del Comflotte (es decir, de dos organizaciones que detentaban en sus manos el control poltico de la flota).

    El 15 de febrero de 1921, la segunda Conferencia comunista de la flota Bltica, que haba congregado a 300 delegados, vot la resolucin siguiente:

    La segunda Conferencia de los marinos comunis-tas constata que el trabajo del Poubalt (Seccin poltica de la flota bltica) se hace tan mal que es la causa de los hechos siguientes:

    1 El Poubalt no slo se ha desligado de las masas sino tambin de los funcionarios activos y se ha transfor-mado en rgano burocrtico que no goza de ninguna au-toridad entre los marinos.

    2 En el trabajo del Poubalt se puede constatar una ausencia total de plan y sistema, as como una falta de concordancia con el centro y con las resoluciones del 9 Congreso del Partido comunista.

    3 Al haberse desligado el Poubalt totalmente de las masas del Partido, ha aniquilado toda iniciativa local y ha transformado todo trabajo poltico en papeleo que ha repercutido de modo negativo en la organizacin de las masas de la flota; durante el perodo de junio a no-

  • 43

    viembre, el 20% de los comunistas ha abandonado el Par-tido. El hecho se explica por los mtodos y los procedi-mientos de trabajo errneos del Poubalt.

    4 La Conferencia supone que las causas que han determinado estos hechos se encuentran en el principio mismo de la organizacin del Poubalt, y que este principio debe ser cambiado en el sentido de una mayor democra-cia.

    Una serie de delegados exigi en sus discursos la supresin total de las secciones polticas de la flota, con-signa que volveremos a encontrar ms tarde en las reso-luciones de los marineros de Cronstadt sublevado. Ese fue el estado de nimo que inspir la famosa discusin que deba preceder al X Congreso panruso del Partido comu-nista.

    En la documentacin de la poca se hace transpa-rente la voluntad de ciertos jefes bolcheviques, entre ellos Trotsky, no slo de cerrarse a las razones del gran descon-tento que reinaba entre los trabajadores y los combatientes de la vspera, sino tambin y sobre todo, de aplicar sus mtodos militares a la vida cotidiana, especialmente a la industria y en las organizaciones sindicales.

    En esta discusin, los marinos de la flota bltica adoptaron un punto de vista netamente opuesto al de Trotsky. Cuando llegaron las elecciones al X Congreso del partido, la flota bltica vot contra sus jefes directos: Trotsky, comisario del pueblo para la guerra y la Marina y Raskolnikov, jefe de la flota bltica, ambos de acuerdo en la cuestin sindical.

    Al mismo tiempo, los marinos protestaron contra la situacin general abandonando en masa el Partido comu-nista. As, segn los informes de Sorin, Comisario de Pe-trogrado, 5.000 marinos abandonaron el partido en el transcurso del mes de enero de 1921.

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    Est fuera de duda que la discusin en el interior del Partido jug un gran papel psicolgico: vista la impor-tancia de la cuestin, la discusin desbord los lmites es-trictos del Partido y se extendi a las masas obreras, al ejrcito y a la flota. La crtica apasionada haba jugado un papel de catalizador; el proletariado haba razonado lgi-camente: si la discusin y las crticas estaban permitidas a los miembros del Partido, por qu no estaran permitidas a las grandes masas que acababan de soportar todas las pruebas de la guerra civil?

    En su discurso al X Congreso del Partido, Lenin expres su pesar por haber autorizado esta discusin: Al haber autorizado esta discusin, sin duda hemos cometido un error, dijo. Un debate as fue nocivo en la vspera de una primavera llena de dificultades.

    PETROGRADO EN LA VSPERA DE CRONSTADT El invierno de 1920-1921 fue especialmente duro

    en Petrogrado, a pesar de que la poblacin hubiese dismi-nuido en esa poca en unos dos tercios. Los vveres co-menzaron a faltar poco antes de la revolucin de Febrero y de mes en mes ms. La situacin se agravaba por el hecho de que el departamento de Petrogrado haba sido avitua-llado en todo momento mayormente por las importaciones que provenan de otras regiones del pas. Durante la revo-lucin la economa rural, quebrantada en esta regin, no poda avituallar a la capital ms que en una medida muy escasa. El estado catastrfico de los medios de transporte haca imposibles las importaciones. Finalmente, los anta-gonismos cada vez ms agudos entre la ciudad y el campo creaban obstculos al avituallamiento ciudadano en el res-to del pas.

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    A estas circunstancias se aadan la degeneracin burocrtica y la rapacidad de los rganos de avituallamien-to estatales. Por lo dems, el papel del Estado en el abaste-cimiento de la poblacin era casi negativo. Si la poblacin de Petrogrado no se muri del todo de hambre en esta poca fue gracias a su gran capacidad de adaptacin. Se procuraba los vveres cogindolos all donde se encontra-ban.

    La Rusia de la poca practicaba el trueque. El campo, a pesar de la disminucin de la extensin de los cultivos, tena todava algunos vveres, pero no los daba ms que a cambio de productos que le faltaban: sal, ceri-llas, botas, petrleo, etc. La poblacin de las ciudades se procuraba por todos los medios estos productos (en canti-dades mnimas, hay que aadir, pero que a consecuencia de la escasez general representaban un valor efectivo) y los transportaba al campo. A cambio se traa a cuestas unos kilos de patatas y un poco de harina. De este modo se iba tirando mientras se escapaba a la contaminacin de los enfermos contagiosos que bordeaban sobre todo los trenes. En esta poca no circulaban ms que trenes de mercancas sin calefaccin, atestados de hombres con el saco al hom-bro. Durante el trayecto, estos trenes se paraban con fre-cuencia por falta de combustible y los viajeros bajaban en-tonces para cargar lea.

    Oficialmente ya no existan los mercados, pero en casi todas las ciudades haba mercados ilegales, semitole-rados, semiclandestinos, en los que se efectuaba el true-que. Un mercado as haba tambin en Petrogrado cuando bruscamente, durante el verano de 1920, por rdenes de Zinoviev debi ser liquidado todo rastro de comercio.

    Ahora bien, el Estado no estaba preparado de nin-gn modo para abastecer la ciudad. Sin embargo, las pocas tiendecillas todava existentes fueron cerradas y precinta-

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    das. A partir de este momento, al no estar ya atenuada el hambre por las capacidades de compensacin de la pobla-cin, alcanz los lmites extremos. En el mes de enero de 1921, segn los datos de la Petrokomuna1, los obreros que trabajaban en las industrias a turno continuo tenan dere-cho a una racin de 800 gramos de pan negro, los obreros de grupos de choque a 600 gramos, los que tenan cartillas A. V. a 400 gramos y las cartillas B a 200 gramos. Aa-damos que el pan negro era en esas fechas el alimento esencial del obrero ruso.

    Pero estas raciones oficiales no eran distribuidas realmente sino de modo muy irregular y en cantidades mucho ms pequeas. As los trabajadores de transportes, por ejemplo, slo reciban de 700 a 1.000 caloras por da y de modo muy irregular. Adems las viviendas no tenan calefaccin y no se tenan ni ropas ni calzado.

    Segn datos oficiales, los salarios de los obreros de Petrogrado en 1920 equivalan al 89 % de los salarios de 1913 (o 308 rublos mensuales en rublos mercancas).

    La poblacin hua de la capital; pero era la parte autntica del proletariado la que se quedaba la ltima, al tener pocos vnculos con el campo.

    Todos los que tenan an parientes en los pueblos se iban con ellos. Este hecho debe ser tenido en cuenta pa-ra desmentir la versin oficial que pretende explicar la oleada de huelgas en Petrogrado en esta poca por la pre-sencia de elementos campesinos poco templados por la ideologa proletaria. Muy al contrario, eran los proletarios de las ciudades los que huan al campo y no los campesi-nos los que venan a la ciudad. Los pocos miles de tru-darmeitzys2 que se encontraban en Petrogrado no podan 1 Petrokomuna, servicio estatizado de abastecimiento de la ciudad de Petrogrado 2 Trudarmeitzys: soldados de los ejrcitos del trabajo.

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    modificar en nada este cuadro. Fueron los proletarios de Petrogrado (que haban participado antes activamente en las dos revoluciones) los que aplicaron el arma clsica de la lucha de clase: las huelgas.

    La primera huelga estalla en la fbrica Trubochny el 23 de febrero. El 24, los huelguistas de esta fbrica or-ganizan una manifestacin callejera. Inmediatamente Zi-noviev enva contra ellos destacamentos de kursanty (ca-detes). Los huelguistas intentan entrar en contacto con los cuarteles llamados Finlandeses. Al mismo tiempo las huelgas se extienden y se abandona el trabajo en la fbrica Baltisky, en la fbrica Laferme y en una serie de otras f-bricas; a continuacin para el trabajo la fbrica de calzado Skorojod, despus las fbricas Admiralteiski, Georges Bormann, Metalischeski y el 28 de febrero la huelga co-mienza igualmente en la fbrica y en los astilleros Putilov.

    Los huelguistas presentan consignas econmicas tendentes a organizar el avituallamiento; as es como algu-nas fbricas exigan el restablecimiento del mercado, la li-bre circulacin en la zona de 50 kilmetros, la supresin de los controles de milicia que despojaban a los obreros de los pocos kilos de patatas que lograban procurarse.

    Pero junto con estas consignas econmicas, varias fbricas formularon reivindicaciones puramente polticas, como la libertad de palabra y de prensa y la liberacin de los presos polticos. En algunas de estas fbricas los huel-guistas negaron la palabra a los comunistas.

    Ante la miseria del obrero ruso que intentaba leg-timamente una salida al atolladero insostenible en que se encontraba, Zinoviev (que, segn numerosos testimonios, se comportaba en Petrogrado como un verdadero strapa), as como el servil comit local del Partido comunista, no encontraron otro medio de persuasin que las medidas mi-litares.

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    Haba que tomar medidas decisivas de clase, escri-be Pujov3, el historiador oficial de la revuelta de Crons-tadt, para dar cuenta de los enemigos de la revolucin que intentaban, sirvindose de una parte poco consciente del proletariado, arrancar el poder a la clase obrera y a su vanguardia, el Partido comunista.

    Es as como el 24 de febrero constituyeron un es-tado mayor especial llamado Comit de Defensa, com-puesto por tres personas: Lachevich, Anzelovich y Avrov; este comit tena junto a l funcionarios tcnicos. En cada barrio fue organizado igualmente un comit de tres (troika), compuesto por el organizador del Partido en el barrio, el comandante del batalln comunista de la brigada territorial y el comisario de los cursos de oficiales. Seme-jantes comits fueron organizados asimismo en los distri-tos y estaban compuestos por el organizador del distrito del Partido, por el presidente del Comit ejecutivo del so-viet local y por el comisario militar del distrito.

    El mismo da el Comit de Defensa proclama el es-tado de sitio y hace pegar carteles con la siguiente orden:

    Orden del Comit de Defensa del departamento fortificado de Petrogrado:

    Por decreto del Comit ejecutivo del Petrosoviet del 24 de febrero, el Comit de defensa del departamento fortificado de Petrogrado es encargado de proclamar el estado de sitio de la ciudad de Petrogrado.

    En ejecucin de este decreto ponemos en conoci-miento de la poblacin de Petrogrado que:

    1 queda categricamente prohibida la circulacin en las calles de la ciudad despus de las 23 horas.

    2 quedan prohibidos todos los mtines, agrupa-mientos y reuniones, tanto al aire libre como en los loca- 3 Pujov: La rebelin de Cronstadt en 1921. Edicin estatal Joven Guardia, 1931. Serie: Estadio de la guerra civil.

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    les cerrados, sin autorizacin especial del Comit de De-fensa.

    Las personas que incumplan esta orden sern juz-gadas con toda la severidad de las leyes del tiempo de guerra.

    El comandante de la Regin militar de Petrogra-do: Avrov.

    Un miembro del Consejo de Guerra: Lachevich. El comandante del departamento fortificado de Pe-

    trogrado: Bulin. Al mismo tiempo se proclam la movilizacin de

    los miembros del Partido, se arrest a los huelguistas ms activos, se puso en estado de combate a los destacamentos de destino especial y, simultneamente, el 28 de febrero se suprimieron los destacamentos que formaban barreras de control y que operaban en el departamento de Petrogrado.

    LA RESOLUCIN DE LOS MARINOS

    DE CRONSTADT Los marinos de Cronstadt, naturalmente interesa-

    dos en todo lo que suceda en Petrogrado, enviaron all de-legados el 26 de febrero a fin de informarse acerca del ca-rcter de las huelgas. El mismo da, al conocer la situacin de Petrogrado, la tripulacin del buque de guerra Petro-pavlovsk vot la siguiente resolucin:

    Habiendo escuchado a los representantes de las tripulaciones delegados por la Asamblea general de los buques para informarse de la situacin en Petrogrado, los marineros deciden:

    1 Dado que los soviets actuales no expresan la vo-luntad de los obreros y de los campesinos, organizar in-mediatamente nuevas elecciones a los soviets por voto se-

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    creto, cuidando de organizar una propaganda electoral libre.

    2 Exigir la libertad de palabra y de prensa para los obreros y los campesinos, los anarquistas y los parti-dos socialistas de izquierda.

    3 Exigir la libertad de reunin y la libertad de las organizaciones sindicales y de las organizaciones campe-sinas.

    4 Organizar lo ms tarde para el 10 de marzo de 1921 una conferencia de los obreros sin partido, soldados y marineros de Petrogrado, de Cronstadt y del departa-mento de Petrogrado.

    5 Liberar a todos los presos polticos de los parti-dos socialistas as como a todos los obreros y campesinos, soldados rojos y marinos presos de los diferentes movi-mientos obreros y campesinos.

    6 Elegir una comisin para revisar los expedien-tes de los detenidos de las prisiones y campos de concen-tracin.

    7 Suprimir todos los Politotdiel (Secciones polti-cas) pues ningn partido debe tener privilegios para la propaganda de sus ideas ni recibir del Estado recursos para este fin. En su lugar, deben ser creados crculos cul-turales elegidos con recursos provenientes del estado.

    8 Suprimir inmediatamente todos los destacamen-tos que forman las barreras de control.

    9 Igualar la racin para todos los trabajadores excepto en los gremios insalubres y peligrosos.

    10 Suprimir los destacamentos de combate comu-nistas en las unidades militares y hacer desaparecer el servicio de guardia comunista en las fbricas y talleres. En caso de necesidad de estos servicios de guardia, desig-narlos por compaa en cada unidad militar teniendo en cuanta la opinin de los obreros.

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    11 Dar a los campesinos total libertad de accin en sus tierras as como el derecho a tener ganado que ellos mismos debern cuidar y sin utilizar el trabajo de los asalariados.

    12 Pedir a todas las unidades militares as como a los camaradas kursantys (cadetes) que se unan a nuestra resolucin.

    13 Exigir que se d en la prensa una amplia pu-blicidad a todas las resoluciones.

    14 Designar una oficina de control mvil. 15 Autorizar la produccin artesanal libre sin

    emplear trabajo asalariado. Esta resolucin, que fue votada enseguida por la

    Asamblea general de los marinos de Cronstadt as como por los cuerpos de soldados rojos y aceptada por la pobla-cin obrera de esta ciudad, sirvi de programa poltico pa-ra la insurreccin; merece, pues, un anlisis especial.

    ANLISIS DE LA RESOLUCIN Los marinos de Cronstadt, as como los huelguistas

    de Petrogrado, se daban perfectamente cuenta de que el es-tado econmico de Rusia estaba en conexin directa con la situacin poltica. Por lo dems, su descontento estaba provocado tanto por el hambre como por la situacin pol-tica. Los proletarios rusos estaban decepcionados de su gran esperanza, los soviets, a los que vean cada da ms substituidos por el poder de un solo partido, ya degenerado por el ejercicio del poder absoluto y por los arribistas que haba absorbido. Contra el monopolio de este partido diri-gente, nico, intentan reaccionar en su resolucin.

    El punto 1 expresa la idea comn a los mejores elementos de los trabajadores rusos: los soviets bolchevi-

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    zados en extremo ya no expresaban la voluntad de los obreros y de los campesinos. De ah la reivindicacin de nuevas elecciones que se atuviesen al principio de igual-dad para las tendencias polticas.

    Pero para que semejante regeneracin de los so-viets fuese posible, era necesario que las diferentes ten-dencias que influan en la vida poltica y social de los tra-bajadores tuviesen la posibilidad de expresarse sin temor a ser calumniados y exterminados. De ah viene naturalmen-te la idea imperativa de libertad de palabra y de prensa, de reunin y de organizacin.

    Recordemos que por estas fechas la poblacin del campo estaba prcticamente nivelada, al haber sido despo-sedos los kulaks; sera un error afirmar que, al autorizar en este momento la libertad de expresin entre todos los campesinos, se daban derechos polticos a los kulaks. En realidad slo aos ms tarde se propuso desde arriba a los campesinos que se enriquecieran y esto fue hecho por Bujarin, entonces idelogo oficial.

    La resolucin de los cronstadianos tena el mrito de ser clara, pero no innovaba nada; sus ideas directoras se propagaban por todas partes, flotaban, por as decir, en el aire mismo de Rusia. Por haberlas expresado de una mane-ra u otra, los proletarios y los campesinos llenaban ya las crceles y los campos de concentracin que se acababan de inaugurar. Los cronstadianos no abandonaron a sus ca-maradas de lucha. Les consagraron dos puntos de su reso-lucin: el punto 6 muestra que tenan la intencin de con-trolar la justicia sovitica, que no daba garantas suficien-tes de objetividad. Por tanto, dan testimonio de un espritu de solidaridad conforme a las mejores tradiciones proleta-rias. Cuando en 1917, tras las jornadas de Julio, Kerensky arrest a la delegacin bltica venida a Petrogrado, Crons-tadt envi enseguida una delegacin especial para exigir

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    su liberacin. En 1921 esta tradicin se renovaba espont-neamente.

    Los puntos 7 y 10 constituyen un ataque contra el monopolio del partido dirigente, que chupaba del tesoro del Estado, y utilizaba el ejrcito y los cuerpos de polica con un fin exclusivo no controlable.

    El punto 9, que peda la racin igual para todos los trabajadores, reduce a la nada la acusacin formulada en 1938 por Trotsky (en su respuesta a Wendeline Thomas) y que deca que mientras que el pas tena hambre, los cronstadianos exigan privilegios.

    El prrafo 14 plantea de nuevo la cuestin del con-trol obrero, que antes de Octubre fue una de las consignas ms populares del proletariado. Los cronstadianos com-prendan que el verdadero control se haba escapado de la base y se proponan volver a ponerlo realmente en vigor, mientras que el Estado bolchevique tenda a realizarlo a travs de un comisariado especial, creado bajo el nombre de Inspeccin obrera y campesina.

    A quin ha dado la razn la historia? Poco antes de la segunda recada de la enfermedad,

    Lenin deba escribir en la Pravda (del 28 de enero de 1923): Hablemos claro, la inspeccin no tiene actual-mente ninguna autoridad. Todo el mundo sabe que no hay peor institucin que nuestra inspeccin. Esto era dicho un ao y medio despus del aplastamiento de Cronstadt, siendo Stalin Comisario del Pueblo para la inspeccin.

    Finalmente, el prrafo 11 reflejaba las reivindica-ciones de los campesinos con los que los marinos de Cronstadt seguan vinculados como, por lo dems, todo el proletariado ruso. Esta ligazn se explica por la historia especfica de la industria rusa que, a causa del feudalismo rezagado, no tena sus orgenes en el artesanado. En su gran mayora, los obreros rusos procedan directamente

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    del campesinado. Repitmoslo una vez ms, los marinos blticos no estaban ni ms ni menos ligados con el campesinado en 1921 que en 1917.

    En su resolucin recogan una de las grandes con-signas de Octubre de 1917 y limitaban su apoyo a las rei-vindicaciones campesinas que concernan especialmente al derecho a la tierra y al ganado slo para los campesinos que no utilizasen el trabajo asalariado.

    Adems, en 1921 eso era un intento de resolver la cuestin del avituallamiento de la poblacin que, bajo el rgimen de las requisas forzosas, acababa por morirse de hambre.

    Qu haba de contrarrevolucionario en esta con-signa de los cronstadianos? Poda justificar la cruzada panrusa puesta en marcha contra ellos? Un rgimen que se declaraba obrero y campesino y que no desease recurrir exclusivamente a la mentira y al terror, debera contar ne-cesariamente con el campesinado, sin por ello perder su carcter revolucionario. Por lo dems, los cronstadianos no eran los nicos que formulaban tales reivindicaciones. El movimiento maknovista exista an en aquel momento en Ucrania; este movimiento campesino de origen revolu-cionario formulaba tambin sus reivindicaciones propias basndose en el hecho incontestable de que el campesina-do ucraniano haba contribuido ampliamente a expulsar las hordas feudales y, por tanto, haba conquistado el derecho a determinar por s mismo las formas de su vida social.

    Ahora bien, a pesar de las afirmaciones muy cate-gricas de Trotsky, faltas de todo rastro de prueba, el mo-vimiento maknovista no era de ningn modo de origen ku-lak. El historiador bolchevique del movimiento, Kubanin, confirma en su libro editado por el Instituto de historia del Partido, con el apoyo de estadsticas, que este movimiento

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    haba nacido y se haba desarrollado en los distritos en los que el campesinado era ms pobre.

    La maknovchina fue vencida y aplastada antes de poder dar pruebas concretas de su capacidad creadora. El hecho de que supiese crear sus propias formas de guerra civil deja suponer que en ella haba recursos desconocidos.

    En todo caso, lo que podemos afirmar sin error es que la sinuosa poltica agraria de los bolcheviques fue ne-fasta puesto que en 1931 (10 aos despus de Cronstadt) desemboc en la famosa deskulakizacin de los campos, lo que cost un hambre atroz y millones de vidas huma-nas. Suvarin concluye, tras un estudio minucioso, que al menos cinco millones de aldeanos, sin distincin de edad ni sexo, han sido expulsados de sus hogares, condenados a una miseria inicua y, con frecuencia, a la muerte.4 Por lo dems, todo esto no ha solucionado la cuestin campesina pues los koljoses parecen mantenerse slo por la coercin y la fuerza omnipotente de la G.P.U. Se puede suponer que no quedar gran cosa de este socialismo con forma de ltigo ruso.

    Finalmente, el ltimo prrafo 15, exigiendo la li-bertad para la produccin artesanal, no tena a todas luces un carcter de principio. La produccin artesanal deba, en el espritu de los cronstadianos, compensar la falta de una produccin industrial cada casi a cero. Con esta reivindi-cacin los cronstadianos buscaban visiblemente un paliati-vo a su miseria.

    4 Suvarin: STALIN, bosquejo histrico del bolchevismo, p. 980.

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    III

    LA INSURRECCIN DE CRONSTADT

    EL COMIENZO DE LA REVUELTA (1 y 2 de marzo)

    El soviet de Cronstadt deba ser renovado de modo

    regular el 2 de marzo. Para el 1 de marzo estaba anuncia-do un mitin de las brigadas 1 y 2 de los buques de lnea y el aviso que lo convocaba haba aparecido en el peridico oficial de la ciudad de Cronstadt.

    Entre otros, deban tomar la palabra en l el presi-dente del Comit ejecutivo panruso de los soviets, Kalinin, y el comisario poltico de la Flota Bltica, Kuzmin. Kali-nin fue recibido a su llegada con msica y banderas y le fueron rendidos honores militares.

    16,000 personas asistan al mitin presidido por el comunista Vassiliev, presidente del soviet local. Se expuso el informe de los delegados que haban visitado Petrogra-do la vspera; igualmente se dio a conocer la resolucin adoptada el 28 de febrero por el buque de guerra Pe-tropavlovsk. Cronstadt no representa a toda Rusia, dijo Kalinin que, junto con Kuzmin, combati esta re-solucin.

    Sin embargo, la asamblea adopt la resolucin del Petropavlovsk por unanimidad menos dos votos, los de Kalinin y Kuzmin.

    Se decidi tambin enviar a Petrogrado una dele-gacin de 30 personas a fin de estudiar la situacin sobre

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    el lugar e invitar a los delegados de Petrogrado a que vi-viesen a Cronstadt a conocer el estado de nimo de la Ma-rina. De igual modo se decidi celebrar al da siguiente una reunin de los delegados de las tripulaciones, de los cuerpos del ejrcito rojo, de las instituciones del Estado, de los talleres y fbricas y de los sindicatos obreros para estudiar la cuestin de las nuevas elecciones al soviet lo-cal.

    En cuanto a Kalinin, pudo regresar libremente a Petrogrado.

    Al da siguiente, 2 de marzo, tuvo lugar la reunin de los delegados. Estos, segn los Izvestia oficiales de Cronstadt, fueron designados de modo regular. Los dele-gados insistieron en la necesidad de celebrar elecciones regulares y leales. Kuzmin y Vassiliev hablaron los prime-ros. Kuzmin dijo, entre otras cosas, que los comunistas no abandonaran el poder sin batalla. Sus discursos fueron tan agresivos y provocadores que la asamblea los oblig a abandonar la reunin y los arrest. Los otros comunistas pudieron intervenir largamente en los debates.

    La reunin de los delegados adopt por gran mayo-ra la resolucin del Petropavlovsk, despus de lo cual la asamblea quiso examinar detalladamente la cuestin de las elecciones al nuevo soviet. Pero este trabajo fue interrum-pido por rumores propagados en la asamblea asegurando que los comunistas preparaban un ataque a mano armada contra la reunin1.

    La situacin era alarmante, la asamblea decidi crear un Comit revolucionario provisional. El presidium de la asamblea de los delegados del 2 de marzo al comple-to entr en este Comit que comenz a celebrar sesin en 1 Esta noticia era inexacta; en realidad, en ese momento, los kursantys de la escuela poltica superior abandonaban Cronstadt en direccin al fuerte Krasnaia Gorka.

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    el navo Petropavlovsk, en donde estaban encarcelados Kuzmin y Vassiliev.

    Eran miembros del Comit revolucionario provi-sional: PETRICHENKO, furriel-jefe del buque de lnea Petropav-lovsk. YAKOVENKO, telegrafista del departamento de Cronstadt (servicio de enlace). OSSOSSOV, maquinista del buque de lnea Sebastopol. ARJIPO