La conducta suicida

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Tratamiento del suicidio al T. E 1 EL SUICIDIO 1. INTRODUCCIÓN: El suicidio.El hecho del morir se puede vivenciar como un transito a una vida mejor y como garantía de inmortalidad. Es vivido también como la vuelta a un lugar paradisíaco donde no habrá sufrimiento ni dolor. Significado de la muerte para el suicida. Para el suicida, la muerte cobra sentido, tiene un significado de: Liberación, cambio o regresión. El suicidio se puede programar y realizar como forma liberadora de los conflictos que invaden al ser humano en ese momento “no puedo mas”, “estoy harto de sufrir”, etc. es una puerta de salida ante una situación personal, familiar o social insoportable. Lo importante es librarse del “callejón sin salida” en el que el presuicida se encuentra inmerso. Se busca sobre todo superar la angustia presente, sin fijarse en lo que puede encontrar detrás del acto voluntario de morir. Puede tener un objetivo último: producir un cambio, tanto en sí mismo como en el entorno. Se desea adquirir: tranquilidad, paz y felicidad. Según Janov “es la manera de matar la desesperanza, la depresión y la culpa”. Es también una forma de desaparecer, pero permaneciendo en la conciencia culposa de los familiares y amigos. Elige, por un acto voluntario, el momento y las circunstancias de convertirse en nada, de autodestruirse. Es como si con esta fantasía omnipotente de elegir la fecha de la propia muerte estuviera venciendo a la vivencia angustiosa de todo hombre: su propia finitud. La conducta suicida: diferentes lecturas Autoagresividad: Es un acto con intencionalidad de autodestrucción. Es una manera de aniquilar todo lo “malo” que existe en uno mismo.

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EL SUICIDIO

1. INTRODUCCIÓN:

El suicidio.­El hecho del morir se puede vivenciar como un transito a una vida mejor y como garantía de inmortalidad. Es vivido también como la vuelta a un lugar

paradisíaco donde no habrá sufrimiento ni dolor.

Significado de la muerte para el suicida.­ Para el suicida, la muerte cobra sentido, tiene un significado de: Liberación, cambio o

regresión.

El suicidio se puede programar y realizar como forma liberadora de los conflictos que

invaden al ser humano en ese momento “no puedo mas”, “estoy harto de sufrir”, etc. es

una puerta de salida ante una situación personal, familiar o social insoportable.

Lo importante es librarse del “callejón sin salida” en el que el pre­suicida se encuentra

inmerso. Se busca sobre todo superar la angustia presente, sin fijarse en lo que puede

encontrar detrás del acto voluntario de morir.

Puede tener un objetivo último: producir un cambio, tanto en sí mismo como en el

entorno. Se desea adquirir: tranquilidad, paz y felicidad.

Según Janov “es la manera de matar la desesperanza, la depresión y la culpa”. Es

también una forma de desaparecer, pero permaneciendo en la conciencia culposa de los

familiares y amigos.

Elige, por un acto voluntario, el momento y las circunstancias de convertirse en nada, de

autodestruirse. Es como si con esta fantasía omnipotente de elegir la fecha de la propia

muerte estuviera venciendo a la vivencia angustiosa de todo hombre: su propia finitud.

La conducta suicida: diferentes lecturas

Autoagresividad: Es un acto con intencionalidad de autodestrucción. Es una

manera de aniquilar todo lo “malo” que existe en uno mismo.

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Heteroagresividad: Generalmente intenta culpabilizar a los demás de la decisión de autodestrucción. Es una forma de agredir a los familiares y amigos por su falta de

cariño, valoración y aprecio.

Llamada de socorro: es una petición de auxilio, aunque realizada de forma extremosa y con peligro de la propia vida.

El suicidio como chantaje: es una forma de conquistar el amor y preocupación de los

demás. “No me mato si me quieres”, dicen algunas personas.

Ejemplo: intentos de suicidio provocados con pequeñas dosis de fármacos, pero

haciendo creer a los demás haber ingerido grandes cantidades. En estas circunstancias

siempre se busca el beneficio secundario, consciente o no.

Suicidio como huida : Ante una vivencia insoportable el suicida solo contempla “la puerta falsa” por donde se intenta salir de una situación dolorosa y humillante.

Reunión mágica : algunas personas lo que intentan con el suicidio no es escapar de este mundo adverso, sino reunirse con su ser querido en el otro mundo. No aguantan la

separación y pretenden la fusión con la persona perdida.

Definición del suicidio: “Es un amplio espectro que va desde la simple fantasía puntual e idealización sobre la autodestrucción, hasta la decisión firme de morir, el

intento frustrado de muerte, o el mismo suicidio consumado”

En este sentido, entendemos por “conducta suicida” toda vivencia que de forma directa

o indirecta expresa alguna de las siguientes situaciones:

o Ideas suicidas: Se contempla el suicidio como “solución” real a su problemática

o Crisis suicida: la idea suicida ya ha tomado cuerpo y se contempla la muerte como “una salida feliz” a la situación conflictiva.

o Tentativa de suicidio: cuando la muerte no se ha producido por haber empleado medios insuficientes.

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o Suicidio frustrado: no se ha llegado a la muerte porque “casualmente” ha aparecido una nueva circunstancia o persona que lo ha impedido.

o Suicidio consumado: la autoagresión ha llegado hasta la muerte del sujeto.

2. FASES DE LA VIVENCIA AUTODESTRUCTIVA.

En la primera fase el suicidio es considerado como una posibilidad; se contempla con

agrado esa alternativa, como salida de la situación dolorosa. Aquí tiene gran

importancia el aislamiento social en el que puede vivir el pre­suicida, al que puede

influir mucho las noticias de prensa, radio y T.V. sobre suicidios, o el suicidio de un

familiar, amigo o vecino.

La fase ambivalencia refleja la lucha interna. Se duda sobre los “beneficios” del

suicidio, pero tampoco se rechaza frontalmente.

En la etapa decisión hay que estar muy atentos a los avisos indirectos del pre­suicida:

§ Mejora espectacular de la depresión.

§ Gran preocupación por el testamento, etc.

A veces, incluso ya tiene un plan muy elaborado para la puesta en práctica del acto

suicida.

La personalidad premórbida El perfil de la personalidad suicida: son sujetos con conductas impulsivas, con

deficiencia de dominio propio, tendencia a ser callados y poco comunicativos, o

perfeccionistas y autocríticos.

Respecto a los cuadros clínicos psiquiátricos mas relacionados con el suicidio son la

depresión mayor y el alcoholismo.

Contexto actual El pre­suicida, generalmente, se siente inmerso en un medio que no le “contiene”, o al

menos él no se siente apoyado o sostenido. Son comentarios frecuentes “me siento solo”

o “nadie me comprende”.

Aquí podemos señalar un amplio espectro de carencias: Falta de: Ø Valores religiosos o humanos.

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Ø Vínculos afectivos.

Ø Posibilidades para relacionarse en el medio laboral y social.

Ø Y sobre todo, falta de un interlocutor válido con el que poder compartir las

alegrías, penas y proyectos.

Por esto, se ha señalado como contexto favorecedor de la vivencia suicida., el

aislamiento social y soledad.

¶ Personas viudas o que viven solas

¶ La emigración y el desempleo.

¶ Problemática de pareja, familiar y económica.

Sucesos de la vida En el origen de muchas crisis suicidas existe un problema de dependencia inconsciente,

en relación a un objeto, que le ha llegado a faltar. Se puede tratar de:

¶ La pérdida de un ser real.

¶ Una amenaza contra la integridad corporal o psíquica.

¶ Un peligro social.

Falta de proyectos. El pre­suicida carece de proyectos que le lancen hacia la vida. Ese proyecto que

envuelva a toda la persona que supone un llegar a ser. En algunas ocasiones proyectos

parciales pueden tomar categoría de absolutos y son capaces de evitar las ideas

autodestructivas. Aunque normalmente los proyectos parciales, puntuales, inmediatos

(como hacer un viaje o aprobar un examen) no tienen esa fuerza motivadora.

El hombre necesita que el “arco de la vida esté siempre tenso”, sin proyecto es

imposible la vida. Lo que neutraliza la angustiosa afirmación del pre­suicida es:”dame

un solo motivo y seguiré viviendo”.

3. CLASIFICACIÓN Y PREVENCIÓN DE LA CONDUCTA

SUICIDA

Algunos investigadores señalan que la ideación suicida, el intento de suicidio y el

suicidio consumado es un continuum. Y que la ideación suicida es un indicador

temprano del suicidio.

En todo caso podemos distinguir el suicidio síntoma y el suicidio carácter.

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El 1º es la señal evidente ante una descompensación neurótica o psicótica aguda. Por

ejemplo, es la reacción ante una pérdida, en la que el sujeto no soporta la situación de

abandono y busca la autodestrucción.

En el otro extremo debemos situar el suicidio carácter de una estructura de personalidad donde la muerte se plantea como una salida a la dificultad de vinculación.

El suicidio síntoma puede ser debido a una respuesta a una situación de crisis; el

suicidio­carácter puede ser consecuencia de un estado psicopatológico.

En el primer caso, la conducta suicida se produce como respuesta a una crisis puntual y

transitoria (familiar, económica, emocional­sentimental, enfermedad orgánica grave,

etc.). Una vez superado el momento conflictivo se recupera el deseo de vivir.

Más duradera y grave, si cabe, es la vivencia suicida como respuesta a un estado: es una

situación más prolongada y en ocasiones, largamente elaborada (cansancio de la vida,

soledad, falta de aceptación de uno mismo, inadecuación al entorno, etc.).

En otras ocasiones puede surgir bajo la estructura de estados psicopatológicos graves;

entre ellos citaremos a los cuadros depresivos y el alcoholismo.

Prevención suicida Se puede entender desde la promoción de la salud y la rehabilitación psíquica tras un

intento de suicidio. Va a depender de dos factores: la rapidez con que se identifique a

las personas con alto riesgo y elegir el tratamiento adecuado.

Cuanta mayor calidad de vida se logre (individual y comunitariamente), menor será el

riesgo suicida.

Prevención primaria Comprende todas las actuaciones llevadas a cabo antes de producirse el acto suicida.

Podemos destacar varios datos significativos de diversas investigaciones:

¶ La mitad de los ancianos que se suicidan han consultado a su médico general

durante la semana anterior a su muerte.

¶ Un 16% de los pacientes de la muestra de Roy (1982) que se suicidaron,

acudieron a los servicios de urgencia uno o dos días antes del suicidio; en

ningún caso se consideró oportuno su ingreso en el hospital.

¶ Barraclough (1.974) .Consideran que más o menos durante el último mes de su

vida, casi dos terceras partes de los que proceden a suicidarse buscan ayuda en

los médicos o en las instituciones.

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La prevención terciaria Se refiere a la acción terapéutica que se desarrolla después de un intento frustrado de

suicidio y, en los suicidios consumados,”la autopsia psicológica” a los familiares.

4. LAS SECUELAS DEL SUICIDIO EN LOS SUPERVIVIENTES

En nuestra sociedad hay un estigma asociado al suicidio. No debemos olvidar que casi

750.000 personas al año elaboran el suicidio de un miembro de su familia, y se quedan

no solo con la sensación de la pérdida, sino también con el legado de la vergüenza, el

miedo , el rechazo ,el enfado y la culpa.

EDWIN SHNEIDMAN padre del movimiento de prevención de suicidios en E.E.U.U

dijo: b“La persona que se suicida deposita todos sus secretos en el corazón del superviviente, le sentencia a afrontar sentimientos negativos y, a obsesionarse con pensamientos relacionados con su papel, real, o posible, a la hora de haber precipitado

el acto suicida o de haber fracasado en evitarlo” .

El suicidio es la crisis de duelo más difícil que ha de afrontar y resolver cualquier

familia.Unos de los sentimientos predominantes entre los supervivientes de un suicidio

son los sentimientos de:

Vergüenza...­Esta presión emocional añadida no sólo afecta a las interacciones del superviviente con la sociedad sino que puede, además, alterar de manera espectacular

las relaciones en la unidad familiar.

La culpa.­Es otro sentimiento normal entre los supervivientes de las víctimas del suicidio. Asumen la responsabilidad de la acción del fallecido y tienen el sentimiento

corrosivo de que había algo que ellos debían o podían haber hecho para evitar la muerte.

Este sentimiento de culpa es especialmente difícil cuando el suicidio ha ocurrido en el

contexto de algún conflicto interpersonal entre el fallecido y el superviviente.

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Debido a la intensidad de la culpa, las personas pueden sentir que necesitan ser

castigadas y pueden interactuar con la sociedad de manera que, a su vez, dicha sociedad

les castiga a ellos. Los muchachos que empiezan a ser delincuentes o que se involucran

en el abuso de drogas o alcohol pueden ser ejemplos de esta conducta de autocastigo.

Ya tengan éxito o no los supervivientes en su necesidad de ser castigados, los cambios

en los patrones de conducta son significativos y observables.

El enfado es otro de los sentimientos que experimentan las personas que sobreviven a una muerte por suicidio. La intensidad de su rabia les hace sentirse culpables. Perciben

la muerte como un rechazo; cuando preguntan enfadados: ¿por qué? por qué, porqué?

(¿Por qué me hizo esto?). La intensidad de su rabia les hace sentirse culpables.

Los supervivientes especulan que el fallecido no pensó lo suficiente en ellos o no habría

cometido el suicidio.

El miedo: es una respuesta normal después de un suicidio. Es un sentimiento primario y normal entre los supervivientes de un suicidio, es el de sus propios impulsos

autodestructivos.

El pensamiento distorsionado.­ es otra característica que se encuentra entre los supervivientes de suicidios. Muchas veces los supervivientes, especialmente niños,

necesitan ver la conducta de la víctima no como un suicidio sino como algo accidental.

Este tipo de pensamiento puede resultar útil a corto plazo, pero a la larga no es nada

productivo.

Es importante recordar que las víctimas del suicidio muchas veces provienen de familias

con problemas sociales difíciles, como el alcoholismo o el abuso infantil.