La Conversión

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La Conversión Esquema Introducción Concepto conversión La conversión viene de la necesidad de un cambio, al darse cuenta que “algo” no se encuentra bien nuestra vida, buscando lo esencial que nos motiva a cambiar para mejor. La conversión según San Agustín “Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne.” Rm 13: 13-14. La conversión es el problema por excelencia del ser humano. El que nunca se pregunta por la verdad de sí mismo y hace depender toda su seguridad de las cosas, aunque tenga mucho, será un pobre hombre; aunque sea libre, es un idólatra. “Sólo una cosa se; que me va mal lejos de ti, y no solo fuera de mi, sino en mi mismo; y que toda riqueza mía que no es de mi Dios, es pobreza”. San Agustín. En síntesis: La clave de la conversión de San Agustín (y de la nuestra), está en “dejar de querer lo que yo quería (la carne y sus concupiscencias) y en comenzar a querer lo que querías Tú”, es decir, la Voluntad del Señor. Ahí está el secreto para ser santo. Experiencia personal sobre el valor de la conversión

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La Conversión

Esquema

Introducción

Concepto conversión

La conversión viene de la necesidad de un cambio, al darse cuenta que “algo” no se encuentra bien nuestra vida, buscando lo esencial que nos motiva a cambiar para mejor.

La conversión según San Agustín

“Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne.” Rm 13: 13-14.

La conversión es el problema por excelencia del ser humano. El que nunca se pregunta por la verdad de sí mismo y hace depender toda su seguridad de las cosas, aunque tenga mucho, será un pobre hombre; aunque sea libre, es un idólatra.

“Sólo una cosa se; que me va mal lejos de ti, y no solo fuera de mi, sino en mi mismo; y que toda riqueza mía que no es de mi Dios, es pobreza”. San Agustín.

En síntesis: La clave de la conversión de San Agustín (y de la nuestra), está en “dejar de querer lo que yo quería (la carne y sus concupiscencias) y en comenzar a querer lo que querías Tú”, es decir, la Voluntad del Señor. Ahí está el secreto para ser santo.

Experiencia personal sobre el valor de la conversión

La interioridad

La confesión

Conclusión

La conversión implica una larga transición en ver lo que está mal en tu vida e irlo cambiando poco a poco, siempre con ayuda de Dios, ya que sin Él no lograríamos nuestro objetivo de ser mejores personas cada día.

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Esperamos ser mejores cuando cambien las circunstancias, pero soy yo el que está llamado a cambiar de vida, no cambiamos porque nos los diga alguien más, sino porque nos damos cuenta que existe un vacío. No podemos pretender que toda la responsabilidad de nuestra conversión recaiga en Dios, si ni siquiera hacemos el intento de cambiar.

“¿Qué es eso de ir lejos de ti y desaparecer de tu vista? ¿Te ignoras a ti mismo y vas en busca de quien te creó?...Vuelve al corazón.” Jn 18:10.