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La creación de empleo, mejora de su calidad, y evitación del crecimiento del desempleo, en el centro del debate político, económico y social. Eduardo Rojo Torrecilla. Catedrático de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la Universidad Autónoma de Barcelona. 25 de septiembre de 2011. Texto publicado en el blog del autor. http://eduardorojoblog.blogspot.com/ 1. La próxima semana se celebra la reunión de los Ministros de Trabajo y Empleo del G20, concretamente los días 26 y 27 en el marco de la presidencia francesa. La reunión precede a la de los Jefes de Estado y de Gobierno que tendrá lugar los días 3 y 4 de noviembre en Cannes. La semana que hoy acaba ha visto la celebración de las reuniones anuales del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional en Washington. A ambas reuniones el sindicalismo internacional ha presentado documentos de trabajo con propuestas para la creación de empleo y la prevención de un nuevo incremento del desempleo, recordando a los dirigentes políticos que en su reunión de noviembre de 2010 en Seúl se comprometieron a “situar el empleo en el epicentro de la recuperación, proveer protección social y un trabajo digno, y asegurar un crecimiento acelerado en los países de baja renta”. La situación del empleo en España y las propuestas para salir de la difícil situación actual también serán objeto de especial atención en la Conferencia Política del PSOE que se celebrará el próximo fin de semana, ya que en el documento marco se dedica especial atención al empleo, y lo ha sido muy recientemente en el documento de propuestas que Caritas Español a ha dirigido a todos los grupos políticos ante las próximas elecciones generales. En la reunión socialista sin duda también será objeto de atención el último informe anual de la OCDE sobre el empleo, hecho público a mediados de septiembre, en el que se afirma, como consideración de carácter general, que la moderada recuperación económica observada desde la recesión de 2008- 1

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La creación de empleo, mejora de su calidad, y evitación del crecimiento del desempleo, en el centro del debate político, económico y social.

Eduardo Rojo Torrecilla.

Catedrático de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la Universidad Autónoma de Barcelona.

25 de septiembre de 2011.

Texto publicado en el blog del autor. http://eduardorojoblog.blogspot.com/

1. La próxima semana se celebra la reunión de los Ministros de Trabajo y Empleo del G20, concretamente los días 26 y 27 en el marco de la presidencia francesa. La reunión precede a la de los Jefes de Estado y de Gobierno que tendrá lugar los días 3 y 4 de noviembre en Cannes. La semana que hoy acaba ha visto la celebración de las reuniones anuales del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional en Washington. A ambas reuniones el sindicalismo internacional ha presentado documentos de trabajo con propuestas para la creación de empleo y la prevención de un nuevo incremento del desempleo, recordando a los dirigentes políticos que en su reunión de noviembre de 2010 en Seúl se comprometieron a “situar el empleo en el epicentro de la recuperación, proveer protección social y un trabajo digno, y asegurar un crecimiento acelerado en los países de baja renta”.

La situación del empleo en España y las propuestas para salir de la difícil situación actual también serán objeto de especial atención en la Conferencia Política del PSOE que se celebrará el próximo fin de semana, ya que en el documento marco se dedica especial atención al empleo, y lo ha sido muy recientemente en el documento de propuestas que Caritas Española ha dirigido a todos los grupos políticos ante las próximas elecciones generales. En la reunión socialista sin duda también será objeto de atención el último informe anual de la OCDE sobre el empleo, hecho público a mediados de septiembre, en el que se afirma, como consideración de carácter general, que la moderada recuperación económica observada desde la recesión de 2008-2009 “aún no ha logrado aliviar la presión existente sobre el mercado laboral, aumentando las preocupaciones sobre la posible persistencia de altas tasas de desempleo durante gran parte del próximo año”, y que para España en particular sería necesario crear 2,2 millones de nuevos puestos de trabajo “para devolver la tasa de empleo a su nivel anterior a la crisis”, valorando las reformas emprendidas desde junio de 2010 y sugiriendo que es necesario “seguir avanzando en fortalecer el cumplimiento de las condiciones de elegibilidad de beneficiarios a prestaciones de desempleo tanto como en la promoción del retorno más eficaz de desempleados al mercado de trabajo”.

Es un buen momento, por consiguiente, para prestar atención a qué están haciendo las organizaciones internacionales. Nunca será suficiente el tiempo dedicado al estudio del empleo y a las propuestas para su creación y la evitación de su destrucción, ya que afecta a la gran mayoría de las personas del planeta. Realizo mi estudio a partir de los documentos oficiales y de las declaraciones públicas efectuadas con ocasión de la presentación de los mismos.

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2. Recuerdo en primer lugar, como antecedente histórico, que el empleo mereció especial atención en la Cumbre del G-20 en Pittsburgh, celebrada los días 24 y 25 de septiembre de 2009, en especial a partir de aportación realizada por la OIT con su documento “Proteger a las personas y promover el empleo: de las respuestas ante la crisis a la recuperación y el crecimiento sostenible”, que era la síntesis de un estudio realizado por la OIT, en cumplimiento del acuerdo adoptado en la cumbre del año anterior en Londres para conocer las medidas de empleo y protección social adoptadas por numerosos países, en concreto 54, de todas las regiones y grupos de ingresos del mundo, informe que llevaba por título “Proteger a las personas y promover el empleo. Un estudio de las respuestas de los países ante la crisis económica mundial en la esfera de las políticas de empleo y de protección social”.

El Director General recordaba además que los líderes de este selecto grupo reconocieron en Londres la “urgente necesidad de centrarse en el empleo y la protección social como medio esencial para contener los efectos negativos de la crisis sobre las personas más vulnerables del mundo”. En síntesis, la OIT, en sintonía con documentos anteriores de la organización y en especial con el Pacto Mundial para el Empleo, creía que era el momento de poner en marcha nuevos modelos de desarrollo sostenible, y que esta propuesta exigía “establecer un vínculo estrecho entre la inversión, el crecimiento y la productividad, por un lado, y el empleo, el mercado de trabajo y las políticas sociales, por otro”.

Como idea central de la aportación de la OIT, recogida en el documento que presentó el Director General, me quedo con una que tiene un contenido fuertemente social (obviamente influenciada por la situación económica de aquel momento), que sigue siendo plenamente válida hoy, y que todos los países deberían tomar en consideración para evitar fuertes estallidos de conflictividad social: hay que tener en cuenta la dimensión humana de la crisis, porque esta ha generado un fuerte sentimiento de injusticia entre millones de personas, que consideran que “están pagando el precio de decisiones y acciones sobre las que no tenía ningún control y de las que se beneficiaron otras personas”. De ahí que la OIT pusiera el acento en la distribución justa de los costos de la recuperación y del esfuerzo necesario para superar la crisis, considerando que ambos “son ingredientes esenciales de una respuesta socialmente sostenible”, dado que las políticas practicas en años anteriores al inicio de la crisis habían aumentado las disparidades en materia de ingresos “hasta límites inaceptables”, habían excluido a muchas personas de la protección social básica, y negado a muchas más el acceso a un trabajo productivo y decente. En suma, la OIT apostaba por un nuevo modelo de crecimiento sostenible que corrigiera los crecientes desequilibrios existentes en el ámbito mundial, y que guardaban relación “con los desequilibrios internos entre los mercados financieros y la economía real, entre las inversiones financieras y productivas, entre la productividad y los salarios, y entre la iniciativas y la regulación pública”.

Hay una reflexión importante del Informe que conviene destacar, cual es que las estadísticas sobre el empleo y el desempleo no reflejan plenamente la magnitud del problema del empleo, ya que además del importante número de personas desempleadas nos encontramos “con un aumento importante del número de trabajadores desalentados”, y de ahí que si se tomara en consideración el importante número de personas en edad de trabajar, disponibles para hacerlo pero que no buscan trabajo por estar desalentadas por la situación económica y social, “la tasa de desempleo aumentaría de forma significativa”. Igualmente, el informe alertaba de los costes sociales y

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personales de la situación actual de crisis y que cada vez deberían merecer mayor atención en los estudios de la situación social de cada país, no cuantificable únicamente por el hipotético crecimiento económico, citando “la pérdida de competencias profesionales y de confianza, el aumento de los costos de atención médica y el aumento de la delincuencia”.

Dado que la recuperación del empleo se produce con bastante retraso sobre la recuperación económica (una media de cuatro a cinco años), la OIT alertaba sobre la necesidad de adoptar y mantener medidas que permitieran estimular un crecimiento más intensivo del empleo, y también “metodologías más perfeccionadas para evaluar el contenido de empleo en las distintas opciones en materia de inversión”. De ahí que se propusiera el mantenimiento de las medidas fiscales expansionistas para generar empleo e impulsar la demanda agregada, e incluso podrían mejorarse “hasta que la demanda del sector privado sea lo suficientemente importante como para sostener el crecimiento y el empleo”. No menos importante era la constatación de la necesidad de un esfuerzo para mejorar (y en algunos países simplemente crear) los mecanismos de cobertura social ante situaciones de desempleo, la valoración positiva de aquello que habían hecho los países en los últimos meses, y la llamada a seguir trabajando para alcanzar “un acuerdo global sobre la necesidad de que todos los países desarrollen una protección social básica universal sobre una base fiscal sólida”, acuerdo que debería ser “un objetivo central de las políticas de desarrollo, tal como se propone en el Pacto Mundial para el Empleo”. Es importante destacar la constatación del Informe de que la extensión del seguro de desempleo durante los períodos de recesión “constituye un estabilizador automático que ha demostrado su eficacia en la crisis actual”.

3. Me detengo ahora en las reuniones del BM y del FMI.

A) Con ocasión de la apertura de las reuniones anuales del BM y del FMI, el presidente del primero, Robert B. Zoellick, dirigió el 22 de septiembre unas palabras a los medios de comunicación en las que destacó que los dos temas clave de la reunión son el género y el empleo, manifestando que “aunque las oscilaciones de los mercados financieros ocuparán los titulares de los medios que ustedes representan, son esos temas estructurales los que pueden sentar las bases de un crecimiento sostenible”. Destacó que se puede lograr un cambio enorme en la vida económica y social si se da a las mujeres acceso al crédito y a la propiedad, se eliminan los obstáculos al trabajo y al empleo, se invierte en salud, agua, educación, y se potencia la voz de las mujeres.

Respecto al futuro informe sobre el empleo resaltó que el anterior informe del BM sobre esta cuestión se llevó a cabo hace ya 16 años, en un momento en que el tema principal era el de los efectos de la globalización en el empleo, mientras que hoy “vivimos en una economía multipolar muy diferente”, y alertó sobre los problemas con que se encuentran los países en desarrollo, afirmando que “una crisis gestada en el mundo desarrollado puede tornarse en una crisis para los países en desarrollo. Europa, Japón y Estados Unidos deben hacer frente a sus grandes problemas económicos antes de que se conviertan en problemas más graves para el resto del mundo. No hacerlo sería un proceder irresponsable”.

Justamente sobre la realidad actual de la globalización y cómo conseguir que sea socialmente sostenible, la OIT y la Organización Mundial del Comercio han presentado recientemente una publicación en la que ponen de manifiesto que la protección social, la

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inversión en bienes públicos y el buen funcionamiento de los mercados son fundamentales para el carácter socialmente sostenible de aquella. Según se explica en la nota oficial de síntesis de la publicación, “se reafirma el papel positivo que puede desempeñar la liberalización del comercio mejorando la eficacia y en consecuencia el crecimiento. Recalca la importante función que cumplen los gobiernos invirtiendo en bienes públicos y fortaleciendo el funcionamiento de los mercados, aspectos clave para que la globalización estimule el crecimiento. Se pone de relieve la importancia fundamental de la protección social, así como la necesidad de ajustar los sistemas de protección social a las condiciones locales”.

B) En el comunicado final (24 de septiembre) de la Vigésima Cuarta Reunión del Comité Monetario y Financiero Internacional, y con el título “Acción colectiva para la recuperación mundial”, se constata la necesidad de actuar rápidamente para hacer frente a peligros que hoy acechan a la economía mundial, entre los que se citan “los riesgos en torno a la deuda soberana, la fragilidad del sistema financiero, el debilitamiento del crecimiento económico y el alto nivel de desempleo”. Se expone que las circunstancias de cada país son diferentes, pero que las economías y sistemas financieros están estrechamente interrelacionados y por tanto “actuaremos de manera colectiva para restablecer la confianza y la estabilidad financiera, y para revitalizar el crecimiento mundial”. Se pide, entre otras medidas, a las economías avanzadas que emprendan reformas estructurales “para estimular la creación de empleo y fortalecer el potencial de crecimiento de sus economías a medio plazo”, y para todos los países, incluyendo las economías de mercado emergentes y en desarrollo, que las prioridades de las políticas macroeconómicas sean “promover un crecimiento inclusivo y crear puestos de trabajo”.

Para el sindicalismo internacional, tal como expuso la presidenta de la Confederación Sindical Internacional, Sara Burrow, con ocasión de un debate organizado por la BBC el pasado día 23, el verdadero problema de la economía mundial es la escasez de empleos, ya que “necesitamos que exista demanda, y para eso se necesita gente”. La directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, manifestó, con ocasión de este comentario, que para generar empleo las empresas deben tener confianza en invertir, y para ello necesitan financiamiento, y por tal motivo “es tan importante sanear los balances de los bancos”.

C) En el Comunicado del Comité Ministerial Conjunto de las Juntas de Gobernadores del BM y del FMI para la Transferencia de Recursos Reales a los Países en Desarrollo, hecho público ayer se afirma que “El empleo es fundamental para que el crecimiento se transforme en una reducción duradera de la pobreza y en oportunidades económicas de amplia base”, y de ahí que se reitere el empeño en la creación de empleo, “especialmente al respaldar la expansión de un sector privado pujante”. El Comité valora positivamente “la colaboración del Grupo del Banco Mundial (GBM) con los Gobiernos de los países miembros y otros asociados, como el G-20, la Organización Internacional del Trabajo y el Fondo Monetario Internacional (FMI), para llevar adelante un planteamiento integral respecto de la creación de empleo para mujeres y hombres”.

3. El sindicalismo internacional ha elaborado dos importantes documentos, el primero dirigido a las reuniones del BM y del FMI, y el segundo a la de los Ministros de Trabajo y Empleo del G20.

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En el primero, la agrupación Global Unions se manifiesta muy crítica con las políticas puestas en marcha a escala mundial para enfrentarse a la crisis en los dos últimos años, y en especial con las políticas de austeridad aplicadas con la intención de reducir los déficits, argumentando que “han contribuido a una nueva recesión económica y podrían ocasionar varios millones de parados más, haciendo que resulte todavía menos probable alcanzar los objetivos de reducir los déficits”. Se pide a las Instituciones Financieras Internacionales y al G20 que sitúen la creación de empleo como elemento prioritario en sus programas, procediendo de inmediato a “implementar programas destinados a estimular el empleo mediante inversión en infraestructuras y cuestiones relacionadas con el clima, así como en servicios públicos”.

El documento critica con dureza las propuestas del FMI sobre políticas laborales, “que con frecuencia se basan en análisis plagados de errores”, y le pide que trabaje de forma conjunta con la OIT para el desarrollo de la iniciativa lanzada en septiembre de 2010 en Oslo por ambas organizaciones sobre un crecimiento basado en el empleo.

Se pide a todos los países que presten especial atención a los desequilibrios internos cada vez más importantes, tales como una desigualdad importante y la disminución de la participación del trabajo en los ingresos, “que contribuyeron a la crisis mundial”. Nuevamente se insiste en la importancia del fortalecimiento del derecho a la negociación colectiva ante los persistentes ataques que está sufriendo en muchos países, y se pide al FMI que demuestre su apoyo a políticas de reducción del desempleo y de apoyo a los colectivos más vulnerables “ayudando a los países a situarse en la vía de un crecimiento centrado en la creación de empleo y a poner en marcha un mecanismo de financiación sostenible para el establecimiento de un piso de protección social.

4. Me detengo ahora brevemente, volviendo hacia atrás en el tiempo, en la reunión celebrada en Oslo el 13 de septiembre de 2010 sobre los desafíos del empleo el crecimiento y la cohesión social, a la que me he referido en el párrafo anterior. El documento conjunto del FMI y la OIT destacaba que dos años después del inicio de la crisis el desempleo se mantenía en niveles muy elevados en muchas economías avanzadas y que había pocas esperanzas de una rápida reducción, y que al mismo tiempo la crisis había provocado un crecimiento del empleo informal en los países en desarrollo y un incremento de las personas y familias que estaban por debajo de los niveles de pobreza. Se ponía de manifiesto que la crisis económica y financiera actual era la más importante vivida desde la de los años 30 del siglo XX y que amenazaba con dejar tras de sí un legado de un incremento importante del desempleo y del subempleo, así como también de la inseguridad en el trabajo. Sobre este último punto, la OIT insistía en la importancia de poner de manifiesto que es necesario un trabajo decente y con participación de las personas trabajadoras y su organizaciones en las decisiones que les afecten, ya que las presiones de la globalización han incrementado la vulnerabilidad de los trabajadores “a través de una mayor intensidad del trabajo, la introducción de contratos más flexibles, la disminución de la protección social y la reducción del poder de negociación y la voz de los trabajadores”.

¿Cuál es uno de los principales mensajes, a mi parecer, que lanzaba el FMI en el documento de trabajo? Que la recuperación de la demanda agregada era la mejor cura contra el desempleo y que como estrategia general “las economías más avanzadas no deberían adoptar políticas fiscales más restrictivas antes de 2011, porque hacerlo antes

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podría comprometer la recuperación. Los planes de consolidación que tienen estos países para 2011 implican, en promedio, un cambio del saldo estructural de 1¼ puntos porcentuales del PIB. No obstante, sin duda la situación fiscal varía de un país a otro, lo cual hace necesario adaptar esta estrategia general en función del espacio fiscal disponible”.

La OIT presentaba un panorama sombrío de la situación del empleo a escala mundial. En la nota oficial de síntesis del documento se recogían algunos datos que era del todo punto necesario tener presente para conocer la gravedad de la crisis: “a pesar de los notables avances logrados en los últimos años, aproximadamente 1.200 millones de mujeres y hombres, es decir, un 40% de la fuerza de trabajo mundial, aún no ganaban un salario suficiente para poder superar junto con sus familias el umbral de pobreza de US$2 diarios en 2008”. Al analizar los desafíos de política creados por el desempleo a más largo plazo, la OIT estimaba que “en los próximos 10 años se necesitarán más de 440 millones de nuevos empleos para absorber a quienes se incorporen al mercado de trabajo, y aún más para revertir el desempleo causado por la crisis”.

Desde estas constataciones, ambas organizaciones internacionales pretendían generar un amplio debate sobre cómo podían ponerse en marcha medidas a escala internacional que permitieran generar suficientes empleos decentes para satisfacer las necesidades de la población, con un documento claramente dividido en dos partes y cada una de ellas asignada a una organización. En efecto, el FMI redactó la parte dedicada a cómo reducir el coste humano de las recesiones, mientras que la OIT, en línea con sus documentos sobre el Pacto Mundial Para el Empleo, se encargó de proponer modelos dirigidos a un crecimiento sostenido y sostenible, así como al crecimiento del empleo. Estas son las 10 preguntas y cuestiones para debate que se recogieron en el documento:

A) ¿Cuál ha sido el impacto de la gran recesión de 2007-09 sobre los mercados de trabajo? ¿Cuáles son las perspectivas para el empleo en 2011? ¿Cómo se diferencian las perspectivas entre los países avanzados y los restantes? B) ¿Qué políticas han demostrado ser más eficaces para reducir el coste humano del impacto de la recesión en los mercados de trabajo? ¿Estímulos fiscales y monetarios, programas de reducción del tiempo de trabajo, regulación de prestaciones de protección por desempleo, subvenciones a la creación de empleo, otros? C) ¿Puede la política monetaria y fiscal seguir apoyando la demanda agregada, y así también el empleo, a corto plazo, por ejemplo durante el período 2010-12? ¿Es necesaria la coordinación de políticas monetarias y fiscales para reforzar su eficacia? D) ¿Pueden continuar a corto plazo las políticas adoptadas para reducir el coste la crisis sobre los mercados de trabajo, por ejemplo programas de trabajo de reducción de jornada o la regulación de la protección por desempleo, o tienen que ser modificadas o retiradas progresivamente? E) ¿Qué políticas, como por ejemplo las subvenciones para la creación de empleo, pueden acelerar la recuperación de los empleos a corto plazo? F) ¿Qué combinación de políticas es necesaria en la transición de la recuperación a un crecimiento global fuerte, sostenible y equilibrado? ¿Qué instrumentos podrían ayudar a asegurar el desarrollo equilibrado de salarios y productividad para apoyar el crecimiento sostenible? G) ¿Qué políticas de formación y desarrollo de las pequeñas empresas son las mejores para aumentar el crecimiento de la productividad y los resultados económicos globales? H) ¿Qué políticas de protección social y mercados de trabajo inclusivos son necesarias para un desarrollo global más equilibrado? I) ¿Cómo puede ser reforzada la importancia de la negociación colectiva, la consulta tripartita y el diálogo social? J) ¿Cómo puede ser

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mejorada la coherencia política para avanzar en una globalización más justa, incluyendo las políticas macroeconómicas y las políticas de economía social y de empleo?

Como puede comprobarse, son preguntas de las que buena parte de su contenido no ha sido aún respondido satisfactoriamente un año después de celebrada la reunión.

5. La presidencia francesa del G20 para 2011 ha fijado cuatro prioridades de contenido social durante su mandato, que deberían ser objeto de debate, y concreción, en la reunión ministerial de la próxima semana, en el bien entendido que desde el mes de febrero se han celebrado numerosas reuniones en las que se han abordado tales prioridades.

A) En síntesis, se trata de favorecer el empleo de los jóvenes y de los colectivos vulnerables (hemos tenido una muy interesante discusión sobre este concepto en el X Congreso Europeo de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social celebrado esta semana en Sevilla); mantener o instrumentar mecanismos de protección social que garantice el acceso de todos los ciudadanos a los servicios sociales esenciales (educación y formación profesional, salud y servicios de empleo), y transferencias sociales a personas que no dispongan de medios de subsistencia (es muy interesante el debate sobre la renta de solidaridad activa en Francia); lograr el respeto de los derecho sociales y laborales, promoviendo el trabajo decente y velando para que se respete su cumplimiento en todo los países y que, al mismo tiempo, no se invoque el cumplimiento de las normas internacionales de trabajo con fines comerciales proteccionistas; favorecer una mejor coordinación entre las diferentes organizaciones internacionales, de tal manera que la dimensión social sea tomada en consideración por todas ellas en sus respectivas políticas.

El cumplimiento, y el logro, de tales objetivos, fue objeto de un interesante debate con ocasión del seminario de expertos a cargo de las políticas de empleo que tuvo lugar en París el 7 de abril, casi un año después de la reunión de los Ministros de Trabajo y Empleo celebrada en Washington el 21 de abril y en la que se adoptaron estas recomendaciones:

a) “Intensificar la generación de empleo para garantizar una recuperación sostenible y crecimiento en el futuro. Ahora que algunos países entran en una fase de recuperación económica, recomendamos que se preste una atención sostenida a la generación de empleos y la preservación de éstos, mediante una aplicación dinámica de las políticas vigentes y el planteamiento de medidas adicionales en aras del empleo. Para los países con altas cotas de desempleo, sectores informales y altas tasas de pobreza, recomendamos insistir sobre todo en la generación de empleo para los hogares pobres y los grupos vulnerables, aprovechando las enseñanzas derivadas de las recientes innovaciones programáticas.

b) Fortalecer los sistemas de protección social y promover unas políticas de mercado de trabajo inclusivas y activas. Recomendamos que, donde sea necesario, se fortalezcan los sistemas de protección social y las políticas de mercado de trabajo activas porque muchas personas, entre ellas las más desfavorecidas, seguirán desempleadas incluso antes de que cuaje la recuperación y porque otras necesitarán ayuda para adaptarse a los cambios estructurales que experimenten nuestras economías. Recomendamos que todos

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los países instauren unos sistemas de protección social adecuados de forma que los hogares gocen de una seguridad suficiente para aprovechar las oportunidades económicas.

c) Velar por que el empleo y el alivio de la pobreza sean elementos medulares de las estrategias económicas en los ámbitos nacional y global. Recomendamos que nuestros Líderes privilegien el empleo y el alivio de la pobreza cuando sienten los cimientos de un crecimiento robusto, sostenido y equilibrado que resulte beneficioso para todos. Mejorar la calidad de los empleos para nuestra gente. Recomendamos una atención renovada a las políticas y a las instituciones atinentes al mercado de trabajo para que mejore la calidad de los empleos y se respeten más los derechos fundamentales en el trabajo. Recalcamos la importancia del diálogo social.

d) Preparar a nuestra fuerza de trabajo para los desafíos y las oportunidades que nos depare el futuro. La educación, el aprendizaje a lo largo de la vida, la formación en el empleo y las estrategias para el desarrollo de las calificaciones deberían ser una prioridad y estar vinculados a las estrategias de crecimiento. Con una anticipación más oportuna y mediante el ajuste de las calificaciones a los empleos se podría ayudar a la fuerza de trabajo a beneficiarse de la reestructuración posterior a la crisis y de las nuevas oportunidades que entonces se presenten”.

En esta línea hay que situar más recientemente la propuesta de la Comisión Europea contenida en una Comunicación de 20 de septiembre sobre la modernización de los sistemas de enseñanza superior en Europa como vía para fomentar el crecimiento y los empleos, un ámbito en el que queda mucho por hacer ya que en el horizonte de 2020 marcado por la Estrategia Europa un 35 % de los empleos de la UE requerirán de cualificaciones de alto nivel, “mientras que en la actualidad sólo un 26 % de la mano de obra posee un título de enseñanza superior”. Entre las medidas propuestas por la Comisión cabe destacar la puesta en marcha de un marco de calidad para las prácticas (“stages”) en el ámbito europeo, con el objeto de “ayudar a los estudiantes y a los diplomados a adquirir los conocimientos prácticos necesarios para el mundo del trabajo y para disponer de una oferta de actividades prácticas más amplia y de mayor calidad”.

B) En la reunión de París fueron objeto de un interesante debate las dificultades de los jóvenes en el mercado de trabajo, la sub-utilización del capital humano como consecuencia del desempleo de larga duración y la marginación de los grupos vulnerables ( se hace referencia a jóvenes, mujeres, trabajadores poco cualificados, de edad avanzada, los asalariados con contrato precario o en empleo informal, y a todos estos colectivos se les pueden añadir situaciones especificas por razón de la zona geográfica de residencia, la situación familiar o discriminación), y la coherencia entre las políticas del mercado de trabajo y las restantes (con incidencia sobre el empleo).

De la síntesis de los debates efectuada por la presidencia me quedo con la idea de que la calidad del empleo constituye un déficit estructural de primera importancia en la actualidad, ante el crecimiento de la economía informal por la crisis, afirmándose con rotundidad que “un apoyo estructural reforzado a las empresas formales es más necesario aún que antes de la crisis”, y que una protección social reforzada es una necesidad de primer orden ante la necesaria flexibilidad del mercado de trabajo. También es digna de mención la constatación de que la realidad no separa las cuestiones económicas y financieras de las cuestiones sociales, y que “el marco en el que se

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insertan las políticas públicas llama por naturaleza a la coherencia”, ya que la crisis “ha recordado esta evidencia al subrayar los riesgos y la fragilidad de un proceso de crecimiento desequilibrado”.

Con respecto a los jóvenes, estoy de acuerdo con la tesis de la diversidad entre el colectivo juvenil (por razón de edad, cualificación profesional, situación familiar, etc.) y que las medidas que se adopten deben tratar de dar repuestas tanto a situaciones de jóvenes activos sin cualificación como de aquellos que tengan una buena titulación, y también de los que están al margen del trabajo y de los sistemas de formación.

6. El sindicalismo internacional ha presentado un trabajado documento a la reunión de esta semana, en el que pide a los Ministros que hagan llegar un claro mensaje a los Jefes de Estado y de Gobierno, cual es el de que las economías se enfrentan a lo que es calificado de “crisis humana”, que vendría generada por una débil recuperación, por un crecimiento sin empleo y un aumento del desempleo, por una disminución de la participación de los salarios y una creciente desigualdad social, y en conjunto “por unas políticas económicas que están agravando esta crisis”. En la misma línea que el documento presentado a la reunión del BM y del FMI, pero ahora con mayor énfasis si cabe al tratarse de los responsables políticos laborales, se pide a los Ministros que se aseguren de que las políticas estructurales sean reformadas “para mejorar la calidad del empleo y revertir las desigualdades entre ingresos”, que se refuercen las instituciones del mercado de trabajo y que se reconozcan los efectos positivos del fortalecimiento de la negociación colectiva “en lo que se refiere a lograr una mayor demanda y un mayor crecimiento”.

El documento va en la misma línea que algunas prioridades de la presidencia francesa en los ámbitos de protección de los jóvenes, de garantías de unos niveles mínimos de protección social para toda la ciudadanía, el fortalecimiento de las capacitaciones y cualificaciones profesionales de los trabajadores, una garantía de respeto y observación de los derechos laborales por parte de las organizaciones internacionales en sus políticas, y la búsqueda de fuentes alternativas (tasa sobre transacciones financieras, eurobonos) que permitan disponer de fondos “para el empleo, servicios públicos de calidad y otras prioridades sociales”. Los sindicatos piden que se establezcan objetivos de empleo e indicadores para ser utilizados en el proceso de evaluación mutua del G20 (aquí la OIT ha de jugar un papel de primera importancia), “y reforzar la coherencia entre los Ministros de Trabajo y los Ministros de Finanzas del G20”.

Más concretamente, en el ámbito del empleo de jóvenes merece destacarse la propuesta de un pacto por el empleo juvenil inspirado en el pacto para el empleo aprobado por la OIT en 2009, y que en los ámbitos nacionales debería instrumentarse mediante el diálogo social (aún cuando el documento sindical no lo diga, parece conveniente destacar la importancia de la intervención marco del legislador) debiendo incluir garantías de combinación de empleo y educación, programas de prácticas, medidas de políticas activas de empleo y una red de seguridad social. En cuanto a la coordinación de las políticas públicas ello permitiría revertir una visión frecuente de las políticas de mercado de trabajo como costosas y limitadoras del crecimiento, poniéndolas, tal como pide el documento francés antes referenciado, al mismo nivel que otros instrumentos de política económica como la investigación e innovación, fiscalidad y competencia, y de esta manera “destacar su contribución al crecimiento potencial”.

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7. Como conclusión, que no es nada nueva y que defiendo desde hace bastante tiempo, y que ahora reafirmo, cada vez es más clara la necesidad de establecer una estrecha relación entre crecimiento económico y mejora del empleo, y caso de que ello no se produzca los costes “colaterales” (mayor gasto en protección social, mayor conflictividad social, incremento del número de personas en situación o riesgo de exclusión social) pueden llegar a ser muy importantes en algunos países. Solo por evitar esos costes, y más allá de las propuestas de cada organización política o Estado, es más que conveniente llegar a acuerdos en el ámbito internacional para reordenar la actividad económica y sentar las bases para un nuevo ciclo de creación de empleo de calidad, y mientras ello se produce cubrir las necesidades de la población necesitada mediante una política adecuada de protección social.

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