La Cultura Locera de Pilen

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La Cultura Locera de Pilén

INTRODUCCIÓN

La tierra ha constituido un significado especial para las más

diversas culturas, desde las antiguas hasta las de nuestros

días, sirviendo de fundamento económico y social al

proporcionar los frutos que permiten la pervivencia de la

especie humana. También se ha vinculado a la tierra con la

responsabilidad de estratificaciones sociales dependiendo

de la posesión de ésta para alcanzar cierto estatus. La tierra

es y ha sido valorada en una dimensión que trasciende el

carácter objetivo, donde adquiere significados que se

vinculan con las distintas formas de concebir el mundo,

plasmada en mitos y rituales, especialmente en aquellos

grupos humanos que viven de actividades agrícolas de

subsistencia. La tierra en Pilén, además, es la materia

elemental para la producción de loza, que crean sus

mujeres.

La loza de Pilén1 es la manifestación de un modo

particular de vida que expresa a través de su lenguaje el

principal rasgo cultural de esta localidad rural con un fuerte

arraigo a la tierra y sentido de pertenencia. A través de las

creaciones de cerámica las mujeres representan la vida

material y subjetiva de su entorno.

Este documento es producto de las notas de campo y

entrevistas realizadas en el marco del proyecto: “Fomento

de la Cultura Alfarera de Pilén” financiado por el Fondo

Nacional de las Artes. Durante el desarrollo del proyecto se

capacitaron niñas de la escuela “La Capilla de Pilén Alto”.

Las loceras Rosa Hernández y Elcira Pérez aceptaron

transmitir sus conocimientos y técnicas a las niñas y a

cuatro mujeres adultas que no sabían el “arte de locear”. En

las sesiones de trabajo la señora Elcira anima a sus

discípulas comentando: “haciéndole empeño se aprende".

Ella ha querido enseñar a las mujeres jóvenes

argumentando: “que aprendan para que se ganen el pan

como me lo gano yo, eso es lo bonito”.

LA VIDA EN PILÉN

Pilén se encuentra ubicado a 15 Km. al poniente de la

ciudad de Cauquenes. Es una comunidad rural que hasta

ahora se ha resistido a ser absorbida por los procesos de

1 Así es denominada la cerámica de Pilén por sus creadoras (las

loceras).

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modernización y desintegración social como ha ocurrido

con otras localidades rurales. En Pilén el tiempo parece

haberse detenido, todavía es posible observar al campesino

arando la tierra con caballos o con una yunta de bueyes, allí

la producción de alimentos para el autoconsumo y la venta

de los exiguos excedentes agrícolas son actividades

complementarias a la creación y venta de piezas de loza2.

La creación de loza es el elemento articulador de esta

forma de vida donde se combinan la actividad locera, el

cultivo de hortalizas y la recolección de productos

silvestres junto con la producción de carbón, actividades

que corresponden a la tradicional economía familiar cam-

pesina en la que participan niños(as), mujeres y hombres3.

A pesar de la enorme importancia de la actividad alfarera,

no todas las mujeres aprenden el “arte de elaborar loza”.

Cuando existen dos o más mujeres en un hogar, una de

ellas debe dedicarse a los quehaceres domésticos y a la

producción de hortalizas. Los hombres ocupan su tiempo

mayoritariamente en pequeños predios o en fundos

cercanos donde realizan trabajos temporales y de medie-

rías. Escasos son los “añeros” —trabajadores de fundos

permanentes—.

2 Este es el nombre que le dan sus creadoras (las loceras) a la

cerámica producida en Pilén. 3 Ximena, Valdés. 1990. Loceras de Pílén.. Ediciones CEDEM,

Santiago. p.8.

Pilén en lengua mapuche significa lugar de neblina o

garúa4. Sus mujeres y sus hombres ven en la loza la

principal actividad económica, oficio esencialmente

desempeñado por artesanas que crean una gran variedad de

objetos utilitarios y de adornos, elaborados sin más

herramientas que las que provee el medio natural —

improvisadas paletas y cuchillos de madera, piedras para

pulir las piezas— y las hábiles manos de las mujeres

loceras.

La comunidad de Pilén es asociada por los cauqueninos y

los visitantes de la temporada estival con ollas, cántaros,

platos, pailas y un sinnúmero de figuras antropomorfas y

zoomorfas de greda, de color rojo y negro, también con la

feria de los días miércoles y sábados, con olores a tierra y

con el sabor dulce de las frutas secas que ofrecen las

loceras junto a sus creaciones de barro cocido.

4 Aravena, Gerardo. s/f Hístoría de Cauquenes.

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La mayoría de las mujeres jóvenes del lugar van a probar

suerte a la ciudad donde se emplean en el servicio

doméstico, pero muchas vuelven "porque se sienten

encerradas allá"5. Los hombres jóvenes se quedan hasta

más tarde en el sector porque tienen trabajo en las

ocasionales faenas forestales o agrícolas. A pesar de tener

luz eléctrica y de ser considerado Pueblo por algunos de

sus habitantes, estos se sienten subestimados al señalar:

Pilén no aparece en el mapa; solo está Cauquenes y Talca.

Los pueblos chicos se merecen aparece en los mapas

"...Las minorías también son parte de un país6.

En el imaginario colectivo de Pilén están presentes

elementos simbólicos que reflejan las constantes pugnas

entre el bien y el mal. Las hechicerías hacen que la gente se

cambie de religión por la angustia, ya que los médicos

terrenales no le entienden a esas cosas"7. Las brujas

frecuentan la cueva del Cerro Retupel donde van a

descansar en el día para emprender su vuelo nocturno8. El

mal de ojo hace que las piezas de loza se salten cuando se

están cociendo9.

5 Sra. Rosa Hernández, locera.

6 Carlos Salazar, joven de Pilén Alto, nota recogida por el autor. 7 En entrevista con la Sra. María Jara, del sector "La Culebra",

realiza por el autor. 8 En entrevista con la Sra. Rosa Pérez del sector "Pilén Alto",

realizada por el autor. 9 Sra. Rosa Hernández, locera.

EL PROCESO DE ELABORACIÓN DE LA LOZA

Selección y recolección de la greda

La identificación de la greda que sirve para locear se basa

en el conocimiento empírico, es un proceso que debe pasar

necesariamente por la experimentación, son las loceras

quienes reconocen las propiedades de la materia prima que

les permite obtener los resultados esperados en sus

trabajos. "La greda buena se reconoce porque uno sabe cual

es la que sirve porque ha trabajado con ella"... "Hay una

greda negra y una amarilla. Es mejor la negra porque la

amarilla tiene más oropel"10

. Para probar cual es la greda

buena se debe pasar la mano por un terrón y escupir, si al

pasar el dedo ésta se liga es señal que sirve"11

. La labor de

extracción a veces es acompañada por un familiar varón

quien pica la tierra con un azadón o picota para ser

transportada en canastos de mimbre que los mismos

lugareños confeccionan.

La preparación de la greda

Una vez que la greda es acopiada en un lugar de la casa se

procede a limpiarla de hojas u otros trozos de vegetales o

de pequeñas piedras; posteriormente se deposita en el lugar

habilitado por la locera para luego ser molida con un mazo

de madera o fierro hasta lograr convertirla en finas

10 Idem. 11

Se les denomina "verde" cuando las piezas de loza están húmedas.

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partículas, posteriormente se cierne en un harnero para

evitar el paso de cuerpos extraños. Después se deja remojar

hasta lograr una consistencia parecida a la masa de hacer

pan. Cabe destacar que no todas las loceras usan las

mismas técnicas, existiendo algunas que mezclan gredas de

distintas consistencias o agregan arenilla; otras, en cambio,

usan la materia prima tal cual la extraen del cerro.

El modelado

Locear es como denominan a esta etapa del proceso. Toda

la pieza es trabajada a mano, sin utilizar tornos ni

maquinarias. Las artesanas ponen sobre sus piernas un

pedazo de tabla y sobre éste una base, generalmente una

tapa de tarro donde van dando forma con sus manos y

simples utensilios a la porción de greda de la cual resultará

la pieza que se esté creando. Nacen de esta manera

múltiples objetos de utilidad doméstica y de adorno tales

como: pailas, fuentes, ollas, maceteros, tazas, teteras,

ceniceros, canastos gallinas, culebras, chanchitos y brujas

entre otras.

El secado

Cuando el modelado está listo las piezas verdes12

se dejan

orear al sol, “a loza recién moldeada no se puede secar al

fuego o sino explotan al tiro1”13

. El tiempo de secado

depende de la intensidad del sol y del criterio que emplee la

artesana. La condición necesaria para dar por terminada

esta etapa es la comprobación completa del secado de cada

pieza. Posteriormente se pasa a una primera etapa de

bruñido.

El colorido

Las piezas de loza terminadas son de color rojo o negro. El

color rojo lo proporciona el colo, un tipo de tierra especial

que se encuentra en pequeñas cantidades adentrándose en

la montaña en lugares de difícil acceso. Los terrones de

colo se echan a remojar en un tiesto hasta que quede una

consistencia espesa y homogénea para ser aplicado antes

del bruñido con un pedazo de tela o brocha.

El color negro se logra en el momento del cocido. Después

de sacarlas del fuego se decide si quedarán rojas o se

teñirán de negro, se obtiene este color cuando la cerámica

12 Se les denomina "verde" cuando las piezas de loza están húmedas. 13 Sra. Eicira Pérez, locera.

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aún está ardiendo, cubriéndolas con champas de pino las

que al quemarse impregnan el humo que despiden en las

piezas de loza.

El bruñido

Es la etapa del pulido y donde se les saca brillo a las

piezas; esto se realiza con una piedra generalmente de color

blanco. Esta tarea requiere mucha dedicación y paciencia.

Las mujeres que tienen “la mano pesada" no pueden

realizar dicha labor por el inminente riesgo de trizaduras o

partiduras. La piedra se debe pasar reiteradamente frotando

la pieza por toda su superficie. En las creaciones más

pequeñas se utiliza como bruñidor un trozo de palo

pequeño y delgado. Esta etapa es la más demorosa para

lograr un buen acabado.

El cocido

Se utilizan dos tipos de combustible, estiércol de vacuno

seco o leña de culén preferentemente. En una primera etapa

se realiza un precocido, "chuchocar" una vez que está

encendido el estiércol o la leña se esparcen las brasas,

luego se van poniendo cada una de las piezas sobre el

rescoldo, allí permanecen hasta que toman un color marrón

oscuro. Seguidamente se cubren las piezas por completo

con el estiércol o con leños delgados de culén seco, luego

se anima el fuego con hojas de pino que se distribuyen por

el contorno de la pila, la que arde entre unos veinte o

treinta minutos. Los ojos atentos de las loceras vigilan

constantemente el preciado tesoro que cubren las brasas,

quienes premunidas con una pala u horqueta van sacando

de la hoguera las piezas que han tomado un color rojo

intenso. Durante el período de cocción hay piezas que se

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"saltan" —resquebrajan— porque alguna ampolla de aire

quedó en el interior o alguien la “ojió”14

.

Las herramientas

La mayoría de ellas son elaboradas o preparadas por las

loceras.

Paletas, son trozos de madera que acompañan el modelado

de los ceramios; con ellas se les va dando forma a las

piezas.

Cuchillos de madera, se usan para cortar la greda húmeda

de la parte superior de los ceramios.

14 El mal de ojo se hace presente cuando una persona encuentra bonita

alguna pieza en especial, externalizándolo sin mencionar la frase

"Dios la bendiga".

Bruñidor de madera, son palos muy delgados que se usan

para pulir los ñongos15

aquellas partes que es imposible

bruñir con un bruñidor de piedra.

Bruñidor de piedra, son de color blanco porque son más

resistentes, sirven de pulidores o lijas.

Cordobán, es un trozo de cuero que se utiliza para pulir

los contornos de las bocas de ollas, olletas, jarrones, pailas.

Cuchara mocha, es una cuchara de metal a la que se le

corta el mango; se usa para dejar más lisa la cubierta de las

piezas.

LA TRANSMISIÓN DEL OFICIO

La adquisición del oficio de locera es un aprendizaje

producto de la socialización de las niñas; éste se produce

en contacto con las madres y a la vez maestras. Ocurre

silenciosamente y hasta parece ser imperceptible para las

jóvenes, pues es parte de la vida cotidiana y en numerosos

15 Así se les denomina a las piezas de loza más pequeñas,

generalmente son piezas de adornos.

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casos es atribuido a la gracia de Dios16

. El reconocimiento

social de locera se produce en el momento de dejar la casa

paterna para contraer matrimonio o cuando la madre

fallece. Antes de estos hechos son sólo ayudantes de las

loceras mayores.

Son pocas las loceras que se proponen enseñar su arte a

hijas u otras familiares, generalmente los secretos de las

técnicas del modelado, del bruñido y de la cocción son

guardados celosamente debiendo experimentar cada

aprendiz sus propios "detalles" de los métodos y técnicas17

.

La señora Elcira dice que aprendió sola el oficio, mirando

los trabajos de otras, los que comenzó a observar

detenidamente. "Preguntando, preguntando"... "Ahora si

quiero hacer algún diseño lo imagino y lo hago".

Aunque algunas de las loceras reconocen haber adquirido

el conocimiento de las técnicas por transmisión de sus

madres, tías o abuelas, otras lo atribuyen a la inteligencia

16

Testimonio de la Sra. Ida Salazar "Es un don, porque le ayudaba a la mamá, después que murió mi mamá fue como un relámpago porque

seguí trabajando". "Le doy gracias a Dios que nos dio este don".

Entrevista realizada por el autor.

17

Mi cuñada sabía locear; a mi me pedía que le ayudara, pero sólo a cuidar a los niños. Nunca me enseñaba. Cuando yo tomaba un poco

de greda para hacer algo me decía: ya me echaste a perder la

greda". Testimonio de la Sra. Marisol Aravena, (alumna del curso

de adultas).

individual. No aprendí sola, por mi propia inteligencia"18

.

"A mi nadie me enseñó, aprendí solita"19

.

Pilén y su historia

La influencia de los Incas está presente en los pueblos

indígenas M territorio norte chileno; éstos llegaron hasta el

río Maule con su imperio, dejando como herencia en las

culturas atacameña y diaguita técnicas agrícolas y en la

elaboración de cerámica. Los picunches, habitantes de las

tierras entre los ríos Aconcagua e Itata, aprendieron de los

diaguitas la confección de la cerámica20

. Curios,

Cauquenes y Perquilauquenes integraban el grupo de indios

llamados Promaucaes21

. Un grupo de los Cauquenes fueron

los antiguos habitantes de Pilén quienes continuaron su

particular modo de vida en las faldas de los cerros

precordilleranos de la costa.

El 7 de octubre de 1859 se decreta que Pilén es la tercera

de las trece subdelegaciones del Departamento de

Cauquenes de la Provincia del Maule, teniendo como

límites al sur, los ríos Coronel y Cauquenes; al norte, el

estero de las Corrientes; al oriente, el río del Rosal y al

poniente el cordón de la montaña22

.

18 Sra. Rosa Hernández, locera. 19 20 Yáñez, Rosemarie. 1985. "Forma y vida de la cerámica de Pilén",

Memoria para optar al título de Profesor de Artes Plásticas,

Santiago. p.4. 21 Ibíd. p.5. 22 Ibíd. p.7.

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Junto con el mestizaje de la población se produce el

hibridismo cultural que permea ambas culturas, la indígena

y la hispánica. En el siglo XVIII y XIX los españoles

avecindados, conscientes de las virtudes de la greda del

lugar —cuya comprobación encuentran en la cerámica

elaborada por las mujeres nativas— convierten a Pilén en

centro productor de tinajas, las que son utilizadas para

transportar los granos de las abundantes cosechas y los

vinos de la zona.

En la memoria de los mayores aún se conservan imágenes

de los sacrificados viajes entre Pilén y el desaparecido

muelle de Curanipe. “Fui a Curanipe con mi papá a vender

uva, vino, porotos y ciruelas que llevábamos en tinajas de

distintos portes. El camino era muy malo, se quebraban los

ejes de las carretas, nos demorábamos como 15 días en

llegar, íbamos haciendo ruedas de carretas, por el camino...

En Curanipe los bueyes se metían al mar como 20 metros

hasta que los botes tomaban la carga y la llevaban al buque,

porque habían atraques en Curanipe tiempo atrás, ahora no

hay"23

.

“Los Leones comenzaron a hacer las tinajas, las llevaban a

España, las llevaban en carretas con ruedas de palo. Los

hornos para hacer las tinajas eran hechos de arcos, eran

23 Relato de don Miguel Pérez (1928-2000). Campesino de Pilén, en

entrevista realizada por el autor.

grandes. De los tinajeros no quedan ni los hijos ni los

nietos”24

.

Con el surgimiento de nuevos materiales y formas de

envasar los productos agrícolas fueron desapareciendo de

Pilén los hornos tinajeros, quedando como vestigios de este

importante centro alfarero sólo la actual actividad locera.

Como reliquias se conservan en los fundos y viviendas del

sector tinajas de diversos tamaños que aún sirven de envase

para los vinos producidos artesanalmente.

La loza de Pilén no siempre ha sido exclusiva de ese sector,

este oficio fue desempeñado por mujeres de otras

localidades rurales hasta las primeras tres décadas del siglo

XX cuando no se producía la masificación de los productos

de metal y plástico. Localidades como Pocillas e Ilochegua

también contaban con artesanas que oficiaban en la loza,

24 Idem.

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sin embargo, el fenómeno mencionado anteriormente acabó

con esta tradición25

.

Antes de la comercialización masiva las piezas se hacían

para el uso familiar o por encargo de las familias conocidas

o amigas, la compensación se hacía a cambio de otro bien.

“Mi mamá cambiaba una olla o cántaro por legumbres —

porotos, chuchoca o trigo—. Se cambiaba por la misma

cantidad que contenía la olla o el cántaro. Por ejemplo, si la

olla era de tres litros, la paga era de tres litros de

legumbres”26

.

“Las más antiguas murieron y hacían puras ollas y cántaros

solamente, porque antes sólo se usaban esas cosas para

hacer café y comida, fuentes de esas grandes, eso hace

unos 50 años". "Yo comencé a hacer platos no más,

después me gustó y comencé a vender"27

.

Al concluir este trabajo se debe reiterar el propósito central

de esta iniciativa que ha sido contribuir a la difusión y

fomento de la "Cultura Locera de Pilén", cuya capacidad

autorreproductora se encuentra un tanto agotada, pues el

promedio de edad de las mujeres loceras bordea los 60

años, y en general las jóvenes emigran o no se interesan lo

suficiente en adquirir el oficio. Se agrega a lo anterior el

25

Hija de locera de la localidad de Ilochegua—. Testimonio recogido por el autor.

26 Sra. Rosa Pérez, hermana de locera. 27 Sra. Mercedes Rojas, locera, entrevistada por el autor.

influjo de la modernización en los estilos de vida urbano y

rural y las razones que las propias loceras reconocen: La

gente nueva no quiere seguir con esta pega, porque es muy

sacrificada; la greda hay que sacarla, acarrearla, a veces

hay que comprarla, a veces se vuelve puro pago"18. Las

mayores dificultades que enfrentan actualmente son la

caída de las ventas directas y los bajos precios, factores que

requieren de una pronta enmienda para continuar

nutriéndonos de esta herencia cultural que mantiene vivos

importantes rasgos de nuestra identidad, sustentada en las

mujeres y hombres de la tierra.

OPINIONES DE LAS PARTICIPANTES

Al finalizar el curso de elaboración de loza, dirigido a niñas

de la escuela La Capilla de Pilón Alto, se les pidió que

dieran sus opiniones al preguntarles: ¿Qué les pareció el

curso?. Las respuestas se presentan a continuación.

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"La hace pensar a uno y puede hacer cualquier cosa".

(Meri)

"Bonito, muy bueno, porque sirve para hacer loza". (Hilda)

"Me gustó porque aprendimos todas". (Leticia)

"Porque las que no siguen estudiando pueden dedicarse a

esto; pude dibujar y entretenerme". (María Paulina).

"Uno así puede aprender a hacer pailas y chanchitos y

vender". (Nataly)

"Así uno aprende a hacer loza, pailas, ceniceros y muchas

cosas más". (Marcia)

"Ahora puedo ayudar a mi abuela a hacer pailas,

chanchos". (Carmen)

"Aprendí mucho a hacer pailas, mates". (Yasna)

"Me gustó porque aprendimos a hacer pailas". (Erika)

BIBLIOGRAFÍA

Ampuero, Gonzalo. 1994. Cultura Díaguíta, Ministerio

de Educación, Santiago.

Aravena, Gerardo. 1993. Historia de Cauquenes.

CEDEM, Memoria y Cultura, Santiago.

González J. y González M. 1992. La tierra. Mitos, ritos y

realidades, Anthropos, Granada. España 1992.

Lago, Tomás. 1997. Arte Popular Chileno, Ed.

Universitaria, Santiago.

Valdés, Ximena. 1990 Loceras de Pilén, Ediciones

CEDEM, Santiago.

Yañez, Rosemarie. 1985. Forma y vida de la cerámica de

Pilén, Universidad de Chile.

Agradecimientos a:

Las loceras (artesanas-monitoras): Elcira Pérez y Rosa

Hernández, quienes tuvieron la paciencia y el

desprendimiento de enseñar los conocimientos del oficio de

la loza a las niñas y mujeres adultas que participaron en los

talleres.

Las loceras: Ida Salazar, Mercedes Rojas, Rosa Pérez y

María Jara por haber aceptado ser entrevistadas y por la

información que entregaron. A los Sres. Juan Francisco

Pérez y Miguel Pérez por haber compartido sus

experiencias de vida.

Director de la Escuela La Capilla de Pilén Alto Sr. Arnaldo

Quiñones por su buena disposición y permanente

colaboración.

Cauquenes, Enero 2001

MANUEL AVILA FRIZ

Magister en Desarrollo Rural (UAM México)

Autor de la investigación, fotografía y responsable del proyecto

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