La disputa por la participación y las prácticas organizativas en el marco de implementación de...
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LA DISPUTA POR LA PARTICIPACIN Y LAS
PRCTICAS ORGANIZATIVAS EN EL MARCO
DE LA IMPLEMENTACIN DE LAS POLTICAS
DE DESARROLLO RURAL EN LA PROVINCIA
DEL CHACO, ARGENTINA
MATAS BERGER
JIMENA RAMOS
R E S U M E N Este artculo analiza las perspectivas de funcionarios, tcnicos y
representantes de organizaciones sociales agrarias sobre las polticas de desarrollo
rural. Para ello, reseamos las ms recientes discusiones tericas sobre las
relaciones entre el campesinado y las agencias estatales realizando un anlisis de
caso cualitativo acerca de la provincia de Chaco. El trabajo analiza las disputas
existentes entre funcionarios, tcnicos e integrantes de organizaciones por la
formulacin, las formas de implementacin, los procesos de articulacin y las
prcticas organizativas impulsadas por las polticas de desarrollo rural.
P A L A B R A S C L A V E Chaco, polticas de desarrollo rural, prcticas
organizativas, participacin.
A B S T R A C T This article analyzes the perspectives of offi cials, technicians
and agrarian leaders on rural development policies. To that end, we review the
most recent theoretical discussions about peasant state relations, conducting a
qualitative case analysis in the province of Chaco. The paper shows the disputes
between offi cials, technicians and members of organizations related to the design,
implementation, joint processes and organizational practices promoted by rural
development policies.
K E Y W O R D S Chaco, rural development policies, organizational practices,
participation
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INTRODUCCIN
A partir del inicio del gobierno de Nstor Kirchner, en el
ao 2003, se han modifi cado tanto las polticas pblicas para
el desarrollo rural como los vnculos entre agencias estatales y
organizaciones sociales. Ello se ha plasmado en la transformacin
y creacin de una nueva institucionalidad estatal en los distintos
niveles de gobierno, en la conformacin de nuevas organizaciones
de representacin de los intereses del sector y en disputas por
el reconocimiento de las diferentes organizaciones y de sus
posiciones en relacin a las polticas de desarrollo rural1.
Un ejemplo de ello es que, en 2004, diversas organizaciones
de agricultura familiar del pas propusieron crear una Comisin
de Agricultura Familiar2 (en el mbito de la Cancillera) con el
fi n de participar en las Reuniones Especializadas de Agricultura
Familiar (REAF) del Mercosur3. En un mismo sentido, en 2006
se constituye el Foro Nacional de Agricultura Familiar (FONAF),
pensado como un espacio de intercambio entre las organizaciones
sociales agrarias y el conjunto de agencias estatales vinculadas a
la implementacin de polticas de desarrollo rural. Asimismo, en
2009 se crea la Subsecretara de Agricultura Familiar, como un
paso en la conformacin de instituciones especfi cas para este
sector.
Por un lado, la creacin de instituciones dedicadas a la
agricultura familiar representa un avance para la discusin de los
persistentes problemas de acceso al agua y tenencia de la tierra,
descapitalizacin y comercializacin. Por otro, la apertura a la
participacin de organizaciones implica un proceso donde se
observan tensiones y disputas por las caractersticas de las polticas
y las formas de implementacin y participacin de las prcticas
organizativas (BERGER, 2012) y los procesos de reconocimiento
(NEIMAN y BERGER, 2010; BERGER, 2013).
El objetivo de este artculo es comprender las diferentes
perspectivas de los agentes de promocin del desarrollo durante
1 Prez y Natalucci (2010) hablan de cmo la asun-cin de Kirchner gener una redefi nicin en la estrategia organizacional y de confrontacin con el gobierno de las orga-nizaciones sociales en Argentina, generando un reposicionamiento de los dirigentes y sus organi-zaciones en el escenario poltico.
2 En Argentina, la catego-ra Agricultura Familiar no ha sido una categora empleada hasta tiempos recientes ni por la acade-mia ni por los movimien-tos polticos hacindose ms extendido su uso a partir de la constituci-n del MERCOSUR. El uso de la categora es de hecho parte de la misma discusin sobre las ca-ractersticas y problemas de un sector que distin-tas expresiones polticas y acadmicas prefi eren denominar como cam-pesinos, pequeos pro-ductores, chacareros o colonos. Por ello en este artculo hablaremos de las polticas pblicas de promocin del desarrollo rural que comprenden de este modo a todas las ini-ciativas nominadas bajo la categora Agricultura Familiar.
3 La REAF es un mbito regional donde las or-ganizaciones discuten diversas propuestas y brindan ejemplos de lec-ciones aprendidas sobre polticas exitosas para la agricultura familiar en los pases del Mercosur. Las organizaciones de agricultura familiar en Brasil son las que se han encargado de promocio-nar estos temas a nivel regional.
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los procesos de implementacin de polticas pblicas para el
desarrollo rural tomando como caso la provincia del Chaco.
Para ello, se analizan las diferentes percepciones y posiciones
que tienen los funcionarios y tcnicos de la Subsecretara de
Desarrollo Rural de la provincia del Chaco y de la Delegacin de
la Subsecretara de Agricultura Familiar en relacin a los desafos
que enfrentan las nuevas polticas, la visin que tienen sobre
las organizaciones de pequeos productores y el rol del Estado
en su fortalecimiento. Los datos han sido producidos a travs
de entrevistas realizadas a funcionarios de las agencias estatales
mencionadas, tcnicos de terreno y dirigentes de organizaciones
a la vez que se han empleado documentos pblicos ofi ciales y
artculos periodsticos.
La provincia del Chaco4 se localiza en la regin del nordeste
argentino (NEA) y su estructura agraria da cuenta de la importancia
de la cantidad y proporcin de productores agropecuarios de
pequea escala, unos 13.500 pequeos productores de diversos
rubros como el ganadero, el porcino y el hortcola (Funcionario
de la Subsecretara de Desarrollo Rural entrevistado). Por otra
parte, se ha caracterizado por ser uno de las provincias donde se
observ mayor actividad de las Ligas Agrarias, movimiento social
y poltico que emergi en los 70 y en el Chaco se expres en las
Ligas Agrarias Chaqueas (LACH).
El artculo se divide en tres partes. En la primera se presenta
la discusin que distintos intelectuales han desarrollado sobre
las relaciones entre el gobierno y las organizaciones campesinas.
Posteriormente, se presenta un resumen de la actualidad de los
movimientos agrarios en Argentina y, por ltimo, analizamos las
perspectivas de los agentes de desarrollo rural sobre las nociones
de fortalecimiento y participacin de las organizaciones en los
programas de desarrollo rural.
4 Cuenta con una pobla-cin total de 1.055.259 personas. Es una de las provincias con mayor porcentaje de poblacin indgena (INDEC, 2010) y una de las ms pobres; 23.1% de la poblacin del Chaco cuenta con Necesidades Bsicas Insa-tisfechas (NBI) (INDEC, 2010). Su economa se apoya en el sector prima-rio, donde se destacan los cultivos de algodn, soja, la produccin de ganado vacuno y la extraccin de madera.
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ELEMENTOS PARA EL DEBATE SOBRE LA RELACINENTRE LAS
ORGANIZACIONES SOCIALES AGRARIAS Y LAS INSTITUCIONES
ESTATALES
Si bien los estudios agrarios en Amrica Latina han insistido
en la necesidad de analizar y exponer el impacto de las polticas
neoliberales en el agro latinoamericano (KAY, 2007), algunos
autores mencionan crticamente la falta de trabajos que estudien
los vnculos entre las instituciones estatales, las organizaciones
sociales agrarias y la poblacin (SNCHEZ ALBARRAN, 2011;
BORRAS, 2009; KAY, 2007; KAY, 2005; BENGOA, 2003; BRASS,
2003) incorporando adems en dichos vnculos la incidencia
de otras instituciones (Iglesia y ONG), as como perspectivas
ms amplia de anlisis acerca de los procesos de articulacin
y mediacin (BERGER Y NEIMAN, 2010; COWAN ROS Y
NUSSBAUMER, 2011).
Borras (2009) argumenta que el neoliberalismo y la
globalizacin han llevado a que la poltica y el anlisis poltico
se desdibujen de las polticas e intervenciones del desarrollo. En
su opinin, la poltica ha sido reinterpretada desde la perspectiva
administrativa (conocida como good governance) atribuyndole
un signifi cado negativo que asocia la poltica a la corrupcin y la
inefi ciencia estatal. Esto produce un desplazamiento de lo poltico
(desde un concepto en el cual el Estado promueve el desarrollo)
hacia enfoques normativos de polticas y micro-fi nanzas.
En sentido similar, Bengoa (2003) plantea que no ha habido
una refl exin histrica sobre los fracasos de las polticas de
desarrollo rural en Amrica Latina y sostiene que hay un fuerte
desplazamiento en la mirada que el gobierno y los organismos
internacionales tienen de los campesinos; ya no se los ve desde
una perspectiva de desarrollo autnomo sino que se los considera
como pobres rurales, lo que se manifi esta en el sesgo asistencialista
de las polticas en detrimento del objetivo de revitalizar el
potencial productivo del campesino.
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Precisamente, en el presente artculo abordaremos la
dimensin de la relacin entre Estado y organizaciones campesinas
en el marco de las polticas pblicas de agricultura familiar en
Argentina. Para ello, se pasa revista a diversas investigaciones
que estudian las relaciones entre el gobierno y las organizaciones
campesinas en Amrica Latina. Dichas investigaciones se
cuestionan cmo se estructuran las relaciones de poder entre el
gobierno y los campesinos (GRAMMONT Y MACKINLAY, 2006;
FOX, 2007), y la incidencia de las organizaciones campesinas en
las polticas de desarrollo rural (SERVOLO DE MEDEIROS,
2010).
Las investigaciones concuerdan en que algunos factores que
inciden en la relacin entre los campesinos y el gobierno tienen
que ver con la alternancia poltica (cambios de partido poltico
en el gobierno) y las polticas de desarrollo rural implementadas
desde el Estado (GRAMMONT Y MACKINLAY, 2006; FOX, 2007;
HRABANSKI, 2011). Por ejemplo, en el caso de Mxico se pas
de polticas de apoyo a la produccin en los aos 70 a polticas
de combate a la pobreza en los 90, privilegiando a los grandes
exportadores y a las empresas agroindustriales, lo cual redefi ni
la alianza entre el gobierno y las organizaciones campesinas,
afectando a estas ltimas (GRAMMONT Y MACKINLAY,
2006). Por otro lado, Fox (2007) documenta la manera en que
los cambios de partido poltico a nivel nacional y subnacional
inciden en la cantidad de apoyos (tcnicos y fi nancieros) que
reciben las organizaciones campesinas regionales en Mxico. De
igual manera, HRAVANSKI (2011) estudia como la alternancia
poltica en Senegal modifi ca la relacin entre el Estado y las
organizaciones campesinas, pues algunos gobiernos establecen
alianzas con la agroindustria y otros apoyan las demandas de las
organizaciones.
Es importante destacar que en el centro de discusin de
estos estudios surge la pregunta sobre la autonoma de las
organizaciones; esto es, de qu manera afecta la alianza con el
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gobierno a la autonoma de las organizaciones campesinas y
en qu medida el Estado y los gobiernos pueden fortalecer a
las organizaciones sin intervenir o afectar sus reivindicaciones.
Esta pregunta adquiere una gran relevancia en el contexto
latinoamericano, ya que es posible observar experiencias donde
las organizaciones campesinas han tenido una fuerte incidencia
en las polticas de desarrollo rural y otras en las cuales han tenido
una participacin mnima.
En el caso de Brasil, las organizaciones campesinas han
logrado tener incidencia en las polticas de desarrollo rural
a travs de la Confederacin Nacional de Trabajadores de
Agricultura (CONTAG) y el Movimiento de Trabajadores
Rurales Sin Tierra (MST). As, la creacin de nuevas instituciones
de agricultura familiar fueron el resultado de confl ictos y luchas
sociales (SERVOLO DE MEDEIROS, 2010). A diferencia de
Brasil, las organizaciones de pequeos productores en Argentina
no fueron tomadas en cuenta en el diseo e implementacin de
los programas de combate a la pobreza en los 90 (MANZANAL
y SCHNEIDER, 2010). Por otro lado, la heterogeneidad entre las
diferentes regiones argentinas y la diversidad de problemticas
territoriales ha difi cultado la consolidacin de organizaciones
representativas a nivel nacional (NEIMAN y otros, 2006).
Adems de tomar en cuenta la fortaleza y la experiencia
que tienen las organizaciones para incidir en las polticas de
desarrollo rural, tambin es importante valorar qu tipo de
polticas de desarrollo rural se implementan desde el gobierno.
As, un aspecto controvertido es que las instituciones estatales
frecuentemente incluyen en sus objetivos el fortalecimiento
de las organizaciones por medio de la creacin de espacios de
participacin con el propsito de garantizar la interaccin entre
los funcionarios de gobierno y las organizaciones campesinas,
buscando promover la incidencia de stas en las polticas de
desarrollo rural. En efecto, hay una extensa literatura que critica
las nociones de participacin y empoderamiento promovidas por
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los organismos internacionales (ver COOKE Y KHOTARI, 2001;
LONG, 2007; PETERS, 1996). Estos autores destacan que los
espacios participativos estn permeados por relaciones de poder
y que tienen como objetivo trasladar las responsabilidades y el
costo de los programas a los benefi ciarios. Tambin afi rman que
los espacios participativos corren el riesgo de incluir solamente
a los lderes o ciertas facciones de la comunidad, excluyendo los
intereses y necesidades de otros grupos.
En relacin a los mbitos de participacin, Fox (2007)
se pregunta si en estos espacios se comparte el poder o si slo
estn guiados por el objetivo de legitimar las decisiones de
gobierno, planteando de ese modo la medida en que contribuyen
a transformar las asimetras previas. Entendemos que dicha
pregunta no debe obstruir un anlisis crtico de las posiciones
de los agentes y de los procesos de constitucin recprocamente
confl ictiva de sus vnculos. Efectivamente, el propio Fox (2007)
plantea el juego de motivaciones y expectativas que orienta la
participacin de los agentes gubernamentales y los representantes
de las organizaciones, as como el delicado balance entre riesgos
y benefi cios que expresan las posibilidades de participacin y
acceso a recursos.
En un estudio sobre varios consejos participativos en Mxico,
Fox (2007) concluye que, la gran mayora, carecen de inclusin,
as como de autonoma y de la capacidad requerida para ser
agentes efectivos de las polticas de desarrollo rural (FOX, 2007).
En contraposicin, aquellas instancias participativas donde sus
miembros lograron tener poder de decisin y compartir el poder
con las instancias estatales tenan las siguientes caractersticas: i)
apoyo econmico y poltico por parte de las autoridades federales
y estatales; y ii) fuertes estructuras de representacin en los
pueblos y las municipalidades, as como importantes contrapesos
polticos5 (FOX, 2007, p. 223 249).
El estudio de Fox nos recuerda que el problema no slo est
en la posible vulnerabilidad o debilidad de las organizaciones,
5 Fox habla de la impor-tancia del capital social y de las relaciones de las organizaciones campe-sinas con otros actores como la iglesia, las ONG y otras organizaciones campesinas; as como de la incidencia de los tcni-cos para que las organiza-ciones puedan gestionar programas y recursos que les ayuden con sus activi-dades productivas.
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sino tambin en los riesgos y la incertidumbre que conlleva que
los policy makers y funcionarios pblicos decidan aliarse con
las organizaciones, as como transformar las instituciones en
funcin de sus reivindicaciones (FOX, 2007, p.219).
Un aspecto que complejiza las relaciones entre el Estado y
las organizaciones campesinas es que ninguno de estos actores es
homogneo. En su interior podemos encontrar grupos que estn
a favor y en contra de fortalecer a las organizaciones campesinas
y/o que tienen diferentes ideas y motivaciones sobre cmo debe
ser este proceso, lo cual hace que haya importantes variaciones
dentro de las estructuras burocrticas y administrativas (FOX,
2007, p.34). Por ejemplo, Sabourin (2007) relata cmo a pesar
de que Lula Da Silva tuvo la voluntad poltica para entregar las
tierras a los campesinos, tuvo que enfrentar diversos obstculos
por parte de las agencias estatales como el Instituto Nacional
de Colonizacin y Reforma Agraria (INCRA), as como de los
grandes terratenientes y la agroindustria. De la misma forma,
Fox (2007) muestra como en Mxico existe discordancia entre
el gobierno nacional y los gobiernos estatales con respecto de las
polticas de desarrollo rural. As, el gobernador de Chiapas se
neg a usar los fondos provenientes del gobierno federal para
fortalecer la decisin de los consejos de dirigentes indgenas
(FOX, 2007, p. 83). Aqu, se destaca que muchas veces ni el
gobierno subnacional, ni el nacional cuentan con el capital
poltico necesario para enfrentarse a aquellos actores que buscan
bloquear la participacin de las organizaciones campesinas.
Existe tambin desconfi anza por parte de las organizaciones
en la efi cacia de participar en dichos procesos sin ser cooptadas
o llevadas a prestar acuerdo a polticas que pueden resultar
contrarias a los intereses de la poblacin que representan. En
este sentido, Fox (2007, p. 80) destaca que el acceso que tienen las
organizaciones a los fondos federales no est basado en derechos
institucionalizados sino en las conexiones formales e informales
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que tienen los lderes de las organizaciones con dirigentes
polticos.
En este artculo nos proponemos pensar los espacios
de vinculacin entre agentes estatales y representantes de las
organizaciones como espacios de negociacin y confl icto del que
participan agentes en condiciones asimtricas y donde se disputa
por el sentido de las polticas pblicas y su implementacin.
Entendemos que dichos escenarios de disputa se constituyen
tanto en las etapas de discusin y formulacin como durante la
implementacin de las polticas en el territorio, lo cual articula
de manera permanente los mbitos locales y nacionales. Por otro
lado, quienes personifi can las distintas fi guras en cada uno de
estos mbitos no siempre desempean un rol unvoco por lo cual
el anlisis debe considerar la complejidad de sus posiciones en un
entramado de relaciones6.
En el siguiente apartado presentaremos una breve resea
de las organizaciones sociales agrarias nacionales y de los
espacios de articulacin entre agencias estatales y representantes
de organizaciones, pues constituyen datos relevantes para
comprender los vnculos en los mbitos locales y entre estos
mbitos y los nacionales.
ACTUALIDAD DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES AGRARIOS EN
ARGENTINA
En Argentina, la participacin y movilizacin en el sector
tiene antecedentes en numerosas organizaciones de tipo gremial
y cooperativo desarrolladas a lo largo del siglo XX. Los ms
reconocidos de estos procesos son los que se plasmaron en la
creacin de Federacin Agraria Argentina (FAA) (ANSALDI,
1991; LATTUADA, 1986; LATTUADA y NEIMAN, 2005) y en
Las Ligas Agrarias7 (FERRARA, 1973; ROZ, 1992; ARCHETTI,
1988; BARTOLOM, 1982), reprimidas violentamente por la
6 Autores como Feldman (1991) plantean que la agencia poltica es varia-da y est formada por un mosaico de posiciones del sujeto que pueden ser discontinuas y contradic-torias. No hay garanta de un sujeto unifi cado, los actores cambian de un espacio transaccional a otro, y del discurso a la prctica.
7 Fue el movimiento gre-mial ms importante del NEA. Se origin a partir de la crisis del sector al-godonero en Chaco (66 68). Entre las principales reivindicaciones de sus miembros se encontra-ban la suba de precios de los cultivos industriales, el derecho a la tierra y la lucha contra los ter-ratenientes que usaban la tierra con fi nes espe-culativos; y contra los monopolios acopiadores que les daban muy bajos precios por sus produc-tos (Soria, s/f).
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dictadura militar que tom el poder en 1976. Sin embargo, incluso
aunque FAA se constituy en una organizacin representativa a
nivel nacional, nunca logr articular sus demandas y posiciones
de una manera que incluyera a los sectores agropecuarios ms
desfavorecidos de las regiones extra-pampeanas. En el caso de Las
Ligas Agrarias, lograron aglutinar amplios sectores de la regin
Nordeste (NEA) y de algunas zonas pampeanas como el norte de
Santa Fe y parte de las provincias de Entre Ros y Buenos Aires.
Durante las dos ltimas dcadas del siglo XX, sobre todo la
del 90, se observa el agravamiento de la situacin crtica de estos
sectores y, en ese marco, se reconstruyeron y/o emergieron nuevos
procesos de organizacin y movilizacin de organizaciones de
base provinciales como el Movimiento Campesino de Santiago
del Estero (MOCASE), el Movimiento Campesino de Formosa
(MOCAFOR), el Movimiento Agrario Misionero (MAM),
la Asociacin de Productores Agropecuarios de Misiones
(APAM), la Federacin de Cooperativas Agropecuarias de San
Juan (FECOAGRO), la Federacin de Cooperativas del Sur
(FECORSUR), la Asociacin de Productores del Noroeste de
Crdoba (APENOC), la RED PUNA de Jujuy, el Movimiento
Campesino de Jujuy (MOCAJU), la Asociacin de Productores
de Florencio Varela (APFV) y la Organizacin Nacional de
Pueblos Indgenas de Argentina (ONPIA) entre otras (NEIMAN
et al, 2006).
Dichos procesos de organizacin se fueron articulando
entre s lentamente en una trama en la que participaban agentes
de organismos estatales, instituciones religiosas, organizaciones
polticas y sindicales urbanas, ONG y universidades. En ese
contexto, en 1995 se produjo una experiencia de coordinacin
de diversas organizaciones de base que pugnaba por representar
a los pequeos productores conocida como Mesa Nacional de
Organizaciones de Productores Familiares, entre cuyas principales
acciones se cuentan la organizacin de una jornada de lucha
el 8 de septiembre de 1998, da del Agricultor; presentaciones
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pblicas en el Congreso de la nacin y legislaturas provinciales y
la participacin en espacios del MERCOSUR. Tena vnculos con
FAA, la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), el Movimiento
de Mujeres en Lucha, el Frente Agrario Nacional (FAN), la Iglesia
Catlica y diferentes agencias de promocin social. A su vez,
desde el ao 2000 particip de la Coordinadora Latinoamericana
de Organizaciones del Campo (CLOC).
A partir del ao 2003, el proceso de vinculacin con
el Estado nacional se torn ms dinmico y contradictorio,
generando una mutua interpelacin con las organizaciones.
Por un lado, el Estado buscaba impulsar un proceso en el que
confl uyeran todas las organizaciones (provinciales y de base)
en una misma organizacin nacional con un programa de
demandas y propuestas. Por otro, las organizaciones buscaban
reconocimiento, la apertura de espacios de articulacin con el
Estado y la atencin de sus demandas.
En ese marco, en 2004, la Federacin Agraria Argentina
(FAA) impuls el Congreso Nacional y Latinoamericano
sobre el uso y tenencia de la Tierra, el cual reuna delegados de
todas las regiones de produccin agropecuaria del pas para
debatir sobre el proceso de concentracin de la propiedad y de
extranjerizacin de la tierra (FoNAF, 2008; FAA, 2005). En forma
paralela a la realizacin de los foros vinculados a FAA, en mayo de
2005, en el mbito de la III Reunin Especializada de Agricultura
Familiar del Mercosur (REAF),8 se promovi la ampliacin de
la convocatoria a una mayor cantidad de organizaciones para
participar de la Comisin de Agricultura Familiar de Cancillera
y debatir la posicin del sector junto con las autoridades de la
entonces Secretara de Agricultura, Ganadera, Pesca y Alimentos
(SAGPyA)9, que participaban formalmente de la REAF. En esas
reuniones junto a la Seccin Nacional de la REAF surge la
propuesta de crear un espacio para debatir las polticas pblicas
nacionales para la Agricultura Familiar, independientemente
8 La REAF es un mbito regional donde las or-ganizaciones discuten diversas propuestas y brindan ejemplos de lec-ciones aprendidas sobre polticas exitosas para la agricultura familiar en los pases del Mercosur. Las organizaciones de agricultura familiar en Brasil son las que se han encargado de promocio-nar estos temas a nivel regional. Para mayor informacin consultar:
9 La SAGPyA dependa del Ministerio de Eco-noma. En 2009, por medio del Decreto 1365 pas a ser Ministerio de Agricultura Ganadera y Pesca.
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de la REAF (FAA, 2005). De ese modo, en 2006, la SAGPyA
institucionaliz ofi cialmente el Foro Nacional de Agricultura
Familiar (FoNAF) como mbito de debate y concertacin de
polticas pblicas para la agricultura familiar. En esta ocasin
participaron cerca de 100 organizaciones de agricultura familiar
as como el entonces Secretario y Subsecretario de la SAGPyA
(FoNAF, 2006).
La Resolucin 132/06 (que ms tarde ser derogada por
la Resolucin 8/201110) establece que el FoNAF funciona
dentro del mbito del Ministerio de Agricultura Ganadera y
Pesca (MAGPyA), siendo el Ministro su presidente. El Foro11
est integrado por titulares de las secretaras y subsecretaras
dependientes del Ministerio de Agricultura, otras dependencias
pblicas estatales y dos representantes de cada una de las
organizaciones de agricultura familiar inscritas en el Registro
Nacional de la Agricultura Familiar (RENAF).12 Cabe mencionar
que todos los integrantes del Foro desempean sus funciones
ad honorem y los gastos que demande la participacin de los
representantes en las reuniones del Foro son solventados con
recursos provenientes de los distintos Programas destinados al
sector de la agricultura familiar (art. 6 y 7 Resolucin 8/2011).
A partir de ese momento, se buscaba que el FoNAF
promoviera en cada provincia la creacin de un mbito similar
de dilogo poltico entre las organizaciones de la Agricultura
Familiar, el gobierno local y las distintas dependencias del
Ministerio de Agricultura Ganadera y Pesca (Art. 8 Resolucin
8, 2011). Fue as como a partir de 2006 se impuls la organizacin
de Foros Regionales con productores y agricultores familiares en
Centro, Cuyo, NEA, NOA y Patagonia, teniendo como resultado
un documento base donde se recopilaron los principales temas
sobre los cuales deba trabajar el gobierno en conjunto con las
organizaciones: i) hacer una caracterizacin de la agricultura
familiar segn los diferentes tipos de productores; ii) delinear
una reforma agraria integral que contemple, entre otros aspectos,
10 El motivo fundamental para hacer una nueva Re-solucin fue la sustituci-n de la SAGPYA en 2009 por el nuevo Ministerio de Agricultura Ganadera y Pesca.
11 A fi n de facilitar la lec-tura de este texto se uti-lizan las palabras Foro o FoNAF como sinnimos.
12 Este padrn, creado por el Ministerio de Agricultura busca tener informacin y estadsti-cas sobre los agricultores familiares, as como faci-litarles a acceder a las po-lticas que se implemen-ten. Actualmente en el FONAF participan cerca de 900 organizaciones.
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el freno de desalojos, la regulacin de la venta de tierras a
extranjeros y la regularizacin de los ttulos de campesinos; iii)
disear polticas diferenciales para la agricultura familiar; y iv)
brindar fortalecimiento institucional a las organizaciones. En este
sentido, en contraposicin con las polticas de desarrollo rural de
los 90, las organizaciones plantearon que no quieren ms polticas
asistenciales, y que slo hace falta voluntad poltica para poner en
marcha las acciones que conduzcan a cambiar el actual modelo
de desarrollo agrario (FoNAF, 2008:8 y 16). Las organizaciones
participantes del FoNAF planteaban la importancia de
integrar los diferentes programas y proyectos que ofrece el
Ministerio de Agricultura Ganadera y Pesca (MAGyp) para la
agricultura familiar, y as lograr impulsar una nueva estructura
operativa que responda con mayor efi cacia a la problemtica
del pequeo productor. De igual manera, enfatizaban la
importancia de garantizar la participacin organizada y plena
de las organizaciones de agricultura familiar en las polticas de
desarrollo rural. Por ende, una de sus principales demandas era
ser dotadas de capacidad para interactuar con el estado y otras
organizaciones en condicin de equidad (FoNAF, 2008, p.19).
Poco despus de haberse institucionalizado, el FoNAF fue
criticado por organizaciones campesinas como el Movimiento
Campesino de Santiago del Estero (MOCASE) y el Movimiento
Nacional Campesino Indgena (MNCI). Su disconformidad
radicaba en que la mayora de los integrantes del FoNAF eran
actores estatales y su presidencia era ejercida por el Ministro de
Agricultura. Aunado a lo anterior, el que se eligiera como primer
coordinador del FoNAF al entonces dirigente del Departamento
de Desarrollo Rural de la Federacin Agraria Argentina (FAA)
desat confl ictos entre aquellas organizaciones que no se
vean representadas por la FAA, y que la acusaban de servir a
los intereses estatales y del modelo de agronegocios (MNCI y
MOCASE, 2009).
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El 11 de marzo de 2008, se iniciaba un confl icto ocasionado
por la publicacin de la resolucin 125, que estableca el aumento
y movilidad de los aranceles de exportacin para la soja. Esto
gener descontento entre los representantes de las organizaciones
reivindicativas agrarias tradicionales (FAA, Confederaciones
Rurales Argentinas, Sociedad Rural Argentina y la Confederacin
Intercooperativa Agropecuaria), agrupadas en lo que se llam
Mesa de Enlace, quienes reaccionaron con manifestaciones y
cortes de ruta, provocando desabastecimiento en los principales
centros urbanos.
Este confl icto constituy una ventana de oportunidad para
que los pequeos productores y las organizaciones de agricultura
familiar posicionaran sus demandas en la agenda pblica. As,
el desarrollo del confl icto generara diferentes interpelaciones
entre funcionarios del gobierno, polticos con diferentes
adscripciones partidarias y dirigentes de los sectores campesinos
y de la agricultura familiar que se iran plasmando en una serie
de iniciativas, posicionamientos y vnculos (BERGER, 2009 y
2013; MANZANAL y GONZALEZ, 2010). Hasta ese momento
haba constituidas dos organizaciones de representacin de
campesinos y agricultores familiares de nivel nacional: el FoNAF
y el Movimiento Nacional Campesino Indgena (MNCI).
A su vez, en pleno confl icto por la resolucin 125 se
constituye el Frente Nacional Campesino (FNC) con la intencin
de diferenciarse de la Mesa de Enlace. La participacin era
heterognea, no slo por la multiplicidad de organizaciones sino
por las diferentes fracciones y fragmentaciones en su interior,
las cuales dependan de su pertenencia a distintas entidades
que las nucleaban. As, haba un sector an vinculado a FAA,
fundamentalmente las organizaciones ms vinculadas al FoNAF
y un conjunto de organizaciones que a su vez se integraban en
organizaciones de nivel nacional (sea en el FoNAF, en el MNCI o
en la ONPIA).
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El FNC busc aprovechar el confl icto para visibilizar sectores
y problemas cuyo tratamiento pblico y estatal era escaso y
ubicado en un segundo plano. Sus objetivos eran: i) conformar
un Frente Nacional Campesino que represente al arco de
sectores y organizaciones vinculados a las demandas de pequeos
productores, agricultores familiares y campesinos; y ii) presentar
al estado nacional una demanda de intervencin en la produccin
y comercializacin que garantizara rentabilidad, precios justos y
el apoyo a la diversifi cacin productiva (FNC, 2011).
Los dirigentes del FNC vean con buenos ojos el anuncio
de la creacin de una Subsecretara de Agricultura Familiar para
avanzar en la implementacin de una poltica agraria integral para
el sector en tanto reclamaban que no les llegaban los recursos de
los programas y necesitaban mayor asesoramiento e informacin
sobre la implementacin y canalizacin de las diferentes medidas
y programas. Los impulsores del Frente consideran fundamental
formar parte de la toma de decisiones en los proyectos de la
futura subsecretara para garantizar que los fondos lleguen a sus
representados (Dirigente del FNC entrevistado).
El confl icto por la resolucin 125 reabri y actualiz
los debates que venan sosteniendo las organizaciones de
agricultores familiares y campesinos y gener un intenso proceso
de participacin y movilizacin. Como resultado se cre una
nueva organizacin, el FNC, en paralelo se autonomiz el
FoNAF de la FAA y se reestructur el rea estatal encargada de
la implementacin de polticas para los pequeos productores,
cambiando su estatus de Programa Social Agropecuario (PSA)
a Subsecretara de Desarrollo Rural y Agricultura Familiar e
impulsando la consolidacin del FoNAF como un espacio de
intercambio entre el Estado y las organizaciones.
As, el confl icto por la resolucin 125 gener una
reorganizacin de las dependencias estatales, de las
organizaciones y de los vnculos entre la institucionalidad estatal
con las organizaciones y la poblacin. En ese marco surgieron
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debates y disputas sobre el carcter de la relacin entre Estado
y organizaciones, las caractersticas de las organizaciones y la
implementacin de acciones especfi cas por parte de dependencias
estatales (BERGER, 2013).
La creacin de una dependencia a nivel nacional que estuviera
dedicada a promover y apoyar la agricultura familiar satisfaca
una de las principales demandas de las organizaciones agrarias
con mayor trayectoria histrica. Fue as como a partir de 2008 la
Secretara de Agricultura aprob la creacin de una Subsecretara
de Agricultura Familiar cuya principal responsabilidad sera
coordinar, programar y ejecutar acciones para consolidar el espacio institucional pblico privado, promoviendo la participacin activa y organizada de las organizaciones del sector de agricultura familiar en las polticas de desarrollo rural de la Subsecretara (DA 175/2010).
La Subsecretara de Agricultura Familiar operara de manera
descentralizada, contando con delegaciones (conformadas por
personal tcnico y administrativo) en cada una de las provincias
del pas13. En el siguiente apartado se presenta un anlisis de las
polticas que implementa la Subsecretara en Chaco, y de los
espacios de articulacin entre agencias estatales y representantes
de organizaciones.
LA IMPLEMENTACIN DE LAS POLTICAS DE DESARROLLO
RURAL DESDE LA PERSPECTIVA DE LOS FUNCIONARIOS Y
AGENTES DE TERRENO
La creacin de la Subsecretara de Agricultura Familiar
representaba la posibilidad de disponer de un rea especfi ca
para el tratamiento de los productores agrcolas de baja escala. Al
ascender la Secretara al rango de Ministerio y crearse a su vez la
Secretara de Desarrollo Rural y Agricultura Familiar (de la que
13 La estructura descen-tralizada de la Subsecre-tara fue montada en lo que antes eran las delega-ciones del Programa So-cial Agropecuario (PSA), creado en los 90 para apoyar a los pequeos productores a travs de crditos y asistencia tc-nica.
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entonces pas a depender la Subsecretara) se incrementaban las
agencias estatales de asistencia a este sector.
Como hemos reseado arriba, estos acontecimientos
profundizaron dilemas y tensiones preexistentes y abrieron
algunos nuevos. Entre los problemas que se arrastraban desde
tiempos anteriores se destaca la discusin sobre el tipo de
intervenciones; es decir, el diseo e implementacin de las
polticas pblicas, y la discusin sobre las formas de vinculacin
entre agencias estatales y organizaciones sociales agrarias
(teniendo en cuenta su diversidad). En este sentido, este apartado
busca comprender estas prcticas de intervencin y vinculacin
en relacin a los ciclos de interaccin entre agencias estatales y
organizaciones, observando las lgicas y razones de las prcticas
de los agentes involucrados (FOX, 2007). Nuestro objetivo es
comprender las distintas perspectivas de los agentes en relacin
a la constitucin de vnculos, las formas de participacin y las
prcticas organizativas as como comprender los procesos de
articulacin, reconocimiento y legitimacin de los espacios de
participacin y las organizaciones.
Por otro lado, la creacin de instituciones yuxtapuestas con
acciones previamente ejecutadas y con espacios constituidos
con anterioridad abri un nuevo escenario de disputas por las
atribuciones, las prcticas de intervencin y las agendas de trabajo
entre otras cuestiones.
Se superponen de ese modo dos cuestiones generales como
son: i) la constitucin de espacios de dilogo entre agentes
estatales y representantes de organizaciones (con las disputas por
la defi nicin del sentido de las polticas y la participacin); y ii) los
procesos de reconocimiento, entre las distintas agencias estatales.
As, en muchos casos, los funcionarios buscan generar procesos
de acumulacin poltica que les permitan generar adhesin a sus
posiciones y lineamientos entre las organizaciones, lo que hace que
disputen por los espacios de participacin, por la organizacin de
esos espacios y por las prcticas de intervencin y los procesos de
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organizacin en los territorios. Este ha sido un eje de las disputas
entre distintas reas y funcionarios en el cual las organizaciones
tanto provinciales como nacionales tienen intereses pues es
nada ms y nada menos que la discusin sobre las polticas, los
recursos y la incidencia que las organizaciones pueden tener en la
determinacin de ambos. En la actualidad esto se plasma en dos
posiciones antagnicas. Una de ellas propone la constitucin de
un programa o agencia especfi ca con presupuesto propio y una
gestin compartida entre los directivos y los representantes de las
organizaciones. La otra posicin entiende que se deben unifi car
las herramientas de intervencin ya existentes fortaleciendo la
articulacin territorial.14
La discusin anterior se complica debido a la heterogeneidad
territorial y productiva presente en la Argentina as como al
interior de las provincias. Aunado a lo anterior, es posible
observar que en los territorios conviven polticas antagnicas y
poco articuladas.
Adems, este proceso no es unvoco y lineal y suele darse el
caso en que los agentes que trabajan en el territorio no coinciden
con las formas de trabajo y las propuestas de participacin de
los funcionarios, lo que fundamenta an ms la necesidad de de-
construir la supuesta homogeneidad de las instituciones (FOX,
2007) y de sus actividades.
Si bien en Argentina las polticas destinadas a pequeos
productores agropecuarios se han implementado en todo el
territorio nacional, ninguna de ellas es homognea a lo largo del
pas. Adems, cabe agregar que la autonoma y la capacidad de
las diferentes organizaciones varan segn la provincia donde se
implementen. En este caso, la provincia del Chaco cobra especial
relevancia por ser un enclave de confl ictos tnicos y territoriales,
adems de ser un sitio del que han surgido lderes de movimientos
sociales y organizaciones (campesinos, de derechos humanos,
etc). As, uno de los funcionarios entrevistados mencionaba que
la provincia tiene una experiencia organizativa importante.
14 Esta informacin se ha obtenido principalmente de conversaciones con diferentes dirigentes y funcionarios pblicos de la Subsecretara a nivel nacional. De igual ma-nera, se ha recopilado informacin en las dife-rentes reuniones que se han presenciado entre dirigentes de las organi-zaciones y funcionarios de la Subsecretara de Agricultura Familiar.
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El Delegado de la Subsecretara de Agricultura Familiar
en el Chaco explicaba en una entrevista que el sentido de la
reestructuracin de las delegaciones es unifi car los diferentes
sectores que estn dispersos en el territorio provincial, y que
estn trabajando en plantear y sentar las bases de un nuevo
modelo para el sector de la agricultura familiar en Argentina. As,
el Delegado mencionaba que la idea es unifi car conceptos, ideas
y los recursos nacionales y provinciales en un mismo sentido
(); es decir, en funcin de una poltica nica (Diario Norte,
06/03/13).
Es por ello que el Delegado piensa que ha sido importante
reestructurar las diferentes delegaciones a lo largo del pas con el
fi n de que haya nuevo personal que se encargue de institucionalizar
las polticas de agricultura familiar que se iniciaron en 2003
(Diario Norte, 6/03/13). No obstante, a esta visin se contrapone
la de aquellos que creen que esta nueva forma de trabajo ha
provocado rupturas entre la gestin anterior de la Subsecretara
de Agricultura Familiar en Chaco y la gestin actual, ya que se
hizo a un lado a aquellos que no pertenecen a la lnea poltica
que hoy conduce la Subsecretara (Funcionario de la Delegacin
de la Subsecretara en Chaco entrevistado).
Es decir, ms que un cambio en la estrategia de desarrollo,
entenda que haba un cambio de las personas (a cargo de la
gestin) asociado a la pertenencia a un mismo espacio poltico.
Adems, un funcionario de la Subsecretara en Chaco afi rmaba
que en la administracin pblica existen luchas partidarias muy
grandes que hacen que se trabaje en forma fragmentada. As,
cada uno de los funcionarios busca capitalizar sus acciones en los
programas de desarrollo rural o agricultura familiar en bsqueda
de lograr una acumulacin poltica propia.
En relacin a esta cuestin, un tcnico de territorio
comentaba que no existe una continuidad entre el trabajo que
realizaron antes de los cambios del personal directivo en la
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Subsecretara y el trabajo que estn realizando ahora: No veo el
puente entre lo que hicimos y lo que proponemos ahora. Ahora
es borrn y cuenta nueva. Yo siento que habra que construir un
puente.
Aunado a lo anterior, los diferentes programas de agricultura
familiar en Chaco han quedado a cargo de lderes que pertenecen
a diferentes corrientes polticas, lo cual difi culta la articulacin
entre los mismos. Cuando se le pregunt a un tcnico de la
Delegacin de Agricultura Familiar sobre las causas por las
cuales no se articulan con los programas que se hacen desde la
Subsecretara de Desarrollo Rural, respondi: Hay miedo de
quedar en un segundo plano, de perder poder. Nosotros no los
convocamos y ellos tampoco nos convocan (en referencia al
personal que trabaja en la Subsecretara de Desarrollo rural).
Todava no tenemos claro cmo vamos a trabajar, es una situacin
incmoda.
Las citas anteriores cuestionan la supuesta continuidad
de las acciones que el Delegado de la Subsecretara mencion
cuando inici como delegado en marzo de 2013. De igual manera,
ponen en duda la articulacin y unifi cacin de los diferentes
programas y proyectos en Chaco. As lo perciba un funcionario
de la Delegacin de Agricultura Familiar: Yo no veo que haya
voluntad para integrar, todo lo contrario. Creo que hoy est
ms exacerbado todo el tema de que cada cual tiene su kiosko.
Creo que esto atenta contra la efi ciencia de la administracin del
Estado en el sector, es as.
LA PARTICIPACIN Y EL ACCESO A RECURSOS EN LAS
DISTINTAS FORMAS DE TRABAJO TERRITORIAL
A nivel nacional y subnacional (Chaco) los funcionarios del
Ministerio de Agricultura y de la Subsecretara de Agricultura
Familiar afi rmaban que hay un cambio con respecto a las polticas
anteriores de desarrollo rural. En su opinin, el acento est
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puesto en las reivindicaciones de la agricultura familiar y en dar
voz a las diferentes demandas de las organizaciones de pequeos
productores. En este tenor, Emilio Prsico, Subsecretario de
Agricultura Familiar y tambin dirigente del Movimiento
Evita15expres:
Hay que construir un espacio reivindicativo del campesinado social. No algo poltico en trminos de dependencia del Estado, que sea sin banderas. Necesitamos un campesinado fuerte que exija cosas en la sociedad, para que avance la poltica de Estado. Nosotros creemos en el control presupuestario y vamos a abrir el control del presupuesto a las organizaciones campesinas as se fortifi can y empiezan a discutir ac adentro cunto va para los pequeos productores (REBAGLIATI, 2012).
La construccin de un espacio reivindicativo implica
una importante continuidad con el objetivo que se plante
el gobierno desde 2003: constituir una organizacin fuerte
de agricultores familiares, tanto a nivel nacional como en los
espacios provinciales. As, en el caso del Chaco, un funcionario de
la Subsecretara de Desarrollo Rural de esa provincia y miembro
del Movimiento Evita, coment:
es tiempo de que el productor deje de ser un cliente poltico para pasar a ser protagonista de la agricultura familiar () Que el pequeo productor familiar deje de ser considerado como un pobre rural que necesita tratamiento especial, asistencialista, para inaugurar una nueva etapa que tenga que ver, fundamentalmente, con el desarrollo productivo, que ellos puedan ser sujetos protagnicos en un proceso, fundamentalmente, de produccin agroalimentaria.
El trabajo territorial realizado en Chaco a travs de la
Delegacin de la Subsecretara de Agricultura Familiar y la
Subsecretara de Desarrollo Rural16 ha tenido como objetivo
dos acciones importantes: la conformacin de una federacin
15 Este movimiento surge en 2005 de la confl uencia de diversas organizacio-nes (trabajadores deso-cupados, estudiantes) que vieron en la llegada de Kirchner el cierre del neoliberalismo y la apertura hacia nuevos horizontes polticos y econmicos. El movi-miento se estructura en diversos frentes, uno de ellos est dedicado a los temas agrarios, contando con representaciones en cada una de las provin-cias (SCHUTENBERG, 2009, p.73 - 81). Emilio Prsico, adems de ser Subsecretario y dirigen-te del Movimiento Evita ocupa el cargo de relacio-nes con las organizacio-nes sociales del Partido Justicialista.
16 Estas dependencias tienen a su cargo la im-plementacin de po-lticas productivas y de desarrollo rural. La primera depende de la Subsecretara de Agri-cultura Familiar a nivel nacional y la segunda forma parte del Ministe-rio de Produccin en la provincia del Chaco. Sin embargo, aunque ambas dependencias dependan de diferentes estructu-ras las nuevas polticas estipulan que deben co-ordinarse para articular los diferentes proyectos y programas relaciona-dos con la agricultura familiar.
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gremial que represente a los pequeos productores y el armado
de consorcios rurales de servicios agropecuarios que sirvan para
dar asistencia tcnica al pequeo productor.
Como ya se ha mencionado previamente, el primer
espacio de dilogo por medio del cual el gobierno convoc a las
organizaciones al dilogo fue el Foro Nacional de Agricultura
Familiar (FoNAF); por su parte, en Chaco se form la Federacin
de Organizaciones de Agricultura Familiar. Esta es una
organizacin gremial que se constituy en 2006 y nuclea cerca
de 31 organizaciones de pequeos productores17 con el objetivo
de facilitar el dilogo e intercambio con las autoridades de la
Subsecretara. Las reuniones se hacen cada mes y los tcnicos se
encargan del transporte de los productores.
Funcionarios como el Subsecretario de Desarrollo Rural
mostraron una visin optimista sobre los alcances que puede
lograr esta nueva federacin gremial:
con el fortalecimiento de la Federacin de Organizaciones de Agricultura Familiar logramos que todas las pequeas organizaciones se funden desde la Federacin () Inclusive que la Federacin tenga una relacin fuerte con sus respectivos territorios. Eso les va a permitir a ellos tener [ms fuerza]() y una representacin nacional genuina.
Adems, otra de las funciones importantes de la Federacin
es que las organizaciones afi liadas reciben fondos directos que se
canalizan desde la Subsecretara a nivel nacional. Esto permite
que las organizaciones puedan manejar y administrar su propio
presupuesto. As lo comentaba un tcnico:
Hoy muchos ven a la Subsecretaria sin fondos y presupuesto, pero yo lo veo diferente, el dinero est ahora en las organizaciones. Hemos avanzado en lo institucional para que las organizaciones se puedan sentar frente a nosotros de igual a igual en relaciones de poder. Polticamente han avanzado porque tienen la plata para tomar decisiones.
17 De estas organizacio-nes, solo 6 cuentan con personera jurdica. Las organizaciones deben pagar $ 100 anuales y $50 pesos de inscripcin para registrarse en la Fe-deracin. La Federacin se rene mensualmente en las ofi cinas de la Sub-secretaria en Resistencia. Los tcnicos estn encar-gados del traslado de los lderes de las organiza-ciones de diferentes par-tes de la provincia (entre-vista realizada en 2011).
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Por otro lado, el gobernador Capitanich impuls la Ley
6547/10 de Consorcios productivos de servicios rurales con el
objetivo de brindar asistencia al pequeo productor por medio
de la conformacin de consorcios (integrados por no menos
de 15 productores). Estos tienen como objetivo realizar tareas
tendientes a mejorar la produccin, la comercializacin y la
construccin de represas y pozos, entre otras. La Ley fi ja un
monto de 20 millones de pesos anuales para distribuir entre
los consorcios, los cuales tendrn la facultad de administrar los
recursos otorgados (artculos 3, 5 y 9 de la Ley 6.547). Hasta el
momento se han creado 87 consorcios con personera jurdica
en los que estn empadronados alrededor de 14,500 productores.
Cada uno de estos consorcios tiene un perfi l productivo distinto
segn la regin de la provincia donde estn ubicados: en el centro
se especializan en la produccin hortcola, en el norte en la
produccin ganadera y forestal, y en el noroeste en la ganadera
caprina. La composicin social de estos consorcios tambin vara:
algunos estn conformados por criollos, aborgenes, gringos o
poblacin mixta (funcionario de la Subsecretaria de Desarrollo
Rural entrevistado).
La experiencia de los consorcios es innovadora y busca ser
replicada a nivel nacional (Diario Norte, 6/03/13). Adems, el
Delegado de la Subsecretara en Chaco mencionaba que: Los
consorcios productivos de servicios rurales existen porque existe
la base social que lo requera y necesitaba. Los productores
tomaron para s mismos la propuesta que hicimos en ese
momento y pelearon por ella (Diario Norte, 6/03/13).
EL RECONOCIMIENTO Y LAS DISPUTAS POR LOS ESPACIOS
PARTICIPATIVOS
El caso de la Subsecretara de Agricultura Familiar en Chaco
muestra que no es tan sencillo identifi car quines estn a favor o en
contra de fortalecer a las organizaciones, tal y como lo sugiere Fox,
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18 Estas organizaciones se formaron a mediados de los 80 con la fi nalidad de resolver las condiciones precarias de la tierra y diversifi car la produccin agrcola.
sino que la cuestin radica en entender cul es la visin que tienen
los tcnicos y funcionarios sobre las organizaciones y su lgica
y motivaciones con respecto del fortalecimiento de las mismas.
En este caso, no encontramos personas que quieran bloquear o
incentivar el fortalecimiento de las organizaciones, sino actores
que tienen diferentes visiones sobre cmo fortalecerlas. De igual
manera, podemos ver convergencias entre los dirigentes, tcnicos
y funcionarios en algunos temas y divergencias con respecto
de otros. Cada uno de ellos reivindica diferentes estrategias de
vinculacin con las organizaciones.
La discusin de los actores se centra en las polticas de
agricultura familiar que se han creado con la fi nalidad de que
las organizaciones puedan participar e incidir en las polticas
de desarrollo rural (federacin, consorcios). En este sentido,
se preguntan qu caractersticas deben tener los espacios
participativos creados y qu canales son ms efectivos para
mantener un dilogo con las organizaciones.
Emilio Prsico, subsecretario de Agricultura Familiar,
considera que las organizaciones del sector necesitan conseguir
mayor peso econmico, poltico y social (Bencivengo, 2012).
Esto coincide con la opinin de las autoridades provinciales, para
quienes los desafos de fortalecer a los pequeos productores
tienen que ver con las barreras culturales, la escasa capacidad
organizativa de las organizaciones, la inexperiencia en la
realizacin de proyectos productivos, y la falta de recursos
econmicos que tienen las organizaciones. As, el Subsecretario de
Desarrollo Rural en Chaco comentaba que: emergieron una gran
cantidad de pequeas organizaciones que no tienen capacidad
ninguna para llevar adelante nada, ni siquiera emprendimientos
productivos. Esta atomizacin, digamos, no le permite a ellos ser
verdaderos protagonistas.
En contraposicin, los tcnicos entrevistados subrayaron
que en Chaco existen organizaciones fuertes (como la Unin de
Pequeos Productores de Chaco y la Cooperativa Poriajh18) que,
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a diferencia de otras provincias del NEA, cuentan con dirigentes
que tienen mucho conocimiento tcnico y poltico, son muy
crticos y discuten. Ellos han discutido e incidido en legislaciones.
No obstante, los tcnicos reconocan que tambin tienen
compaeros que piensan que las organizaciones estn muy
quedadas, que no participan y que los dirigentes no llegan a las
bases.
Si bien los funcionarios de la Delegacin de la Subsecretara en
Chaco coincidieron en la situacin de pobreza y las problemticas
estructurales de los pequeos productores (tenencia precaria de
la tierra, falta de agua y acceso a servicios bsicos) se encuentran
diferencias en cuanto al reconocimiento y el rol que otorgan a las
organizaciones de pequeos productores en la provincia. Estas
diferencias tienen que ver con la historia de vida y las trayectorias
laborales de los entrevistados.
Si bien hay funcionarios que son de origen de familias de
productores y ex dirigentes de las Ligas Agrarias Chaqueas
(LACH), a ellos les toc vivir en un contexto productivo y
econmico muy distinto al actual. Es decir, formaron parte
de cooperativas agrarias fuertemente consolidadas formadas
por medianos productores que se diferencian ampliamente
del pequeo productor de hoy, que vive en condiciones de
pobreza. As, las perspectivas de los funcionarios refl ejan un
distanciamiento cultural con respecto de las organizaciones
actuales. Para ellos, el productor debe cambiar de mentalidad y
debe empezar a producir otras cosas sin esperar que el Estado
le de todo. Es decir, se atribuye a los pequeos productores cierta
responsabilidad con respecto de sus condiciones de pobreza y
vulnerabilidad.
A la visin anterior se contrapone la de aquellos tcnicos y
funcionarios que desde mediados de los aos 80 trabajaron desde
el gobierno y diferentes ONG para reconstruir las organizaciones
de pequeos productores en Chaco, contando con una experiencia
promedio de 20 aos de trabajo territorial con organizaciones de
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base. Esta experiencia coincide con el reconocimiento que estos
actores hacen de las organizaciones, as como de sus logros y
trayectorias.
Las visiones anteriores nos ayudan a comprender el trabajo
territorial y las estrategias de relacionamiento que tienen los
tcnicos y funcionarios con las organizaciones. As, cuando se le
pregunt a un funcionario pblico cules eran las organizaciones
ms fuertes en la provincia contest inmediatamente: los
consorcios productivos rurales. Se observa aqu una estrategia de
no reconocimiento de las organizaciones, la cual es identifi cada y
criticada por algunos funcionarios y tcnicos que trabajan a nivel
local:
El consorcio productivo rural es una herramienta fundamental, pero es una herramienta de la organizacin, no es la organizacin en s misma. El consorcio es una herramienta de la organizacin. Esto quiere decir que quien le va a dar vida al consorcio va a ser la organizacin. Si uno pretende que el consorcio reemplace a la organizacin hay todo un problema porque el consorcio es una organizacin de servicios, y la organizacin reivindica otra cosa ms all de los servicios, puede pelear por el agua, por la salud, por la luz, que el consorcio no lo va a hacer.
El reemplazo del consorcio por la organizacin implica no
reconocer las organizaciones de pequeos productores existentes.
Los tcnicos de la Delegacin de la Subsecretara afi rmaron
que la forma de laburo de los funcionarios no convoca a las
organizaciones para trabajar y que ellos apuestan fuertemente
al apoyo de las organizaciones a travs de la Federacin y los
consorcios. Esta estrategia de vinculacin con las organizaciones
busca que exista mayor facilidad para negociar con el sector y
para implementar diferentes polticas; no obstante, ha afectado
los vnculos entre la Delegacin de la Subsecretara y las
organizaciones de pequeos productores, adems de generar
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confl ictos entre los actores que participan de las polticas de
agricultura familiar.
En el caso de la Federacin, los tcnicos entrevistados
comentaban que los dirigentes de algunas organizaciones se
quejan porque la Subsecretara decide por ellos y el Delegado
de la Subsecretara decide por otros19 y que no les estn
dando los recursos necesarios para defenderse. Adems, los
tcnicos explicaban que las organizaciones desconfan de las
autoridades de la Subsecretara.
Un funcionario de la Delegacin comentaba que, en su
opinin, las organizaciones no cuentan con la estructura adecuada
para recibir las nuevas responsabilidades que se les asignan desde
el Estado. Estas responsabilidades tienen que ver con el manejo
de presupuesto que se les otorga desde la Subsecretara. As, el
funcionario explicaba que al asignar nuevas responsabilidades a
las organizaciones sin brindarles el acompaamiento adecuado
tiene como consecuencia que: se est generando mucho ruido,
est generando muchos confl ictos, dudas. Que se yo, cuadros que
generan una desconfi anza por parte de sus asociados, cosas que
es un proceso re complicado.
Estos confl ictos se generan por un lado entre el Estado
y las organizaciones, pues en opinin del funcionario no hay
transparencia en cuanto a la distribucin de los fondos. Por otro,
se generan fricciones entre las organizaciones y al interior de las
mismas, ya que estas son responsables de brindarles los recursos
a sus asociados.
Algunos actores comentaban que la ausencia de transparencia
en estos procesos conlleva el riesgo de que se politice la ayuda a
las organizaciones; es decir, que se otorguen fondos en funcin
de su subordinacin poltica o partidista20. As, es importante
mencionar que no todas las organizaciones de Chaco participan
en la Federacin y los consorcios. Al preguntarle a un dirigente
por qu su organizacin no participa de la Federacin contest
lo siguiente: Nos discriminaron y ahora dicen que no tienen plata,
19 Diversas organizacio-nes de productores del Chaco se quejaron de que Prsico no hubiera respe-tado lo acordado en un Plenario Nacional, don-de se dijo que cualquier cambio que se hiciera en las delegaciones provin-ciales (de la Subsecretaria de Agricultura Familiar) sera consultado con las organizaciones. As, varios manifestaron su disconformidad frente a la decisin que Prsico tom de reemplazar al anterior Delegado de la Subsecretara de Agricul-tura Familiar en el Chaco por uno de sus allegados en el Movimiento Evita (Diario Norte, 28/1/13).
20 En la provincia de San-tiago del Estero diversos tcnicos y funcionarios de la Delegacin de la Subsecretara de Agricul-tura Familiar pidieron la renuncia del delegado por solamente apoyar a las organizaciones afi nes al gobierno (tcnicos de Santiago del Estero en-trevistados).
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21 Cuando se habla de in-dependencia del Estado los entrevistados se refi e-ren a diferentes cuestio-nes, para algunos radica en que los campesinos dejen de ser clientes po-lticos mientras que para otros esta independencia se refi ere a que las orga-nizaciones no dependan del fi nanciamiento que les da el Estado para po-der hacer sus activida-des. Esto es una cuestin compleja sobre la cual hay que seguir indagan-do y profundizando en el trabajo de campo.
aunque sabemos que la plata que hay est dirigida para algunas
organizaciones.
En el caso de los consorcios productivos rurales, los tcnicos
de la Delegacin de la Subsecretara mencionaron que esta
propuesta ha sido muy deslegitimada por los tcnicos que
trabajan en terreno, ya que han observado que las organizaciones
tienen un rol marginal en su conduccin. As, un tcnico
entrevistado comenta que los que dirigen los consorcios son
punteros polticos del Movimiento Evita. Ellos rompen con las
estructuras y la forma en que trabajan las organizaciones.
Esta opinin es compartida por el dirigente de una
organizacin de pequeos productores, para quien los consorcios
no son consorcios productivos ni estn formados por productores.
As, en su opinin, si no cuentas con cierta fi liacin poltica no
puedes formar parte de los mismos.
En las diferentes opiniones que tienen los funcionarios
sobre las organizaciones y las polticas de agricultura familiar,
que se estn implementando, se plasma el debate sobre qu
responsabilidades se atribuyen al Estado y a las organizaciones.
En este sentido, los funcionarios pregonan el fortalecimiento
poltico y productivo de las organizaciones. No obstante, cuando
comienzan a ejemplifi car qu acciones deben llevarse a cabo
para lograr este fortalecimiento se quedan solamente en la esfera
econmica productiva. As, funcionarios y tcnicos plantean la
independencia21 y la autonoma de las organizaciones en funcin
de su capacidad de generar su propios recursos; manejar su
propia produccin y administrar el presupuesto que se les
otorga desde la Subsecretara.
Estas estrategias de fortalecimiento centradas en el
aspecto econmico y productivo tienen el riesgo de olvidar las
principales reivindicaciones de las organizaciones, as como sus
problemticas estructurales. As, se puede cuestionar en qu
medida los nuevos espacios creados buscan superponer funciones
del Estado con las actividades de las organizaciones y despolitizar
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a las organizaciones a cambio del acceso a recursos fi nancieros e
infraestructura productiva.
CONCLUSIONES
Este trabajo tiene por objetivo comprender las diferentes
perspectivas que tienen los agentes de promocin del desarrollo
sobre las polticas de desarrollo rural en la provincia del Chaco as
como las nociones de participacin y fortalecimiento en torno a
las organizaciones de pequeos productores.
En primer lugar, a partir de los datos de campo es posible
observar que funcionarios y tcnicos tienen perspectivas diferentes
acerca del trabajo territorial, basadas en cmo cada uno defi ne su
propia tarea y su trabajo. As, cada gestin reivindica diferentes
estrategias de vinculacin con las organizaciones, as como
diferentes acciones para potenciar sus capacidades organizativas.
Estas diferencias son constituidas y constituyen recprocamente
sus posiciones polticas a partir de las nociones sobre cmo
realizar el trabajo territorial y cules son sus objetivos.
Aquellos funcionarios que trabajan actualmente en la
Subsecretara y que anteriormente trabajaron en el Programa
Social Agropecuario (PSA) hacen nfasis en el uso de instrumentos
de planifi cacin y evaluacin, califi cando su gestin en relacin
a criterios de efi cacia y efi ciencia tcnica. En contraposicin,
los que reivindican la gestin actual afi rman que es importante
que en el Chaco haya personal directivo y tcnico que sea cercano
a los lineamientos polticos nacionales con el fi n de articular
acciones que estn ligadas a fortalecer poltica y econmicamente
a las organizaciones de pequeos productores.
Las diferentes perspectivas discutidas previamente
muestran las diferencias entre tcnicos y funcionarios que
trabajaron en diferentes gestiones. Por su parte, en nuestras
entrevistas realizadas a funcionarios y tcnicos de la Delegacin
de la Subsecretara de Agricultura Familiar y la Subsecretara
de Desarrollo Rural en el Chaco tambin pudimos corroborar
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que los grupos no son homogneos en su interior (tcnicos,
funcionarios, dependencias del gobierno). As, encontramos
actores que tienen visiones distintas sobre la capacidad y la
incidencia que tienen las organizaciones en el escenario poltico
y sobre el alcance que estn teniendo las nuevas polticas de
desarrollo rural en el fortalecimiento de las organizaciones. Estas
visiones tienen que ver con las historias de vida y las trayectorias
laborales de los entrevistados, as como son su pertenencia o
afi liacin a movimientos sociales y partidos polticos.
El proceso de conformacin de la Federacin y los
Consorcios Productivos Rurales refl ejan la disputa de cmo se
conforma un espacio organizativo y qu organizaciones son
legitimadas y reconocidas al interior de dichos espacios. Esto
se complejiza en la medida que los actores que participan en
las polticas de agricultura familiar juegan mltiples roles y
posiciones de poder: son funcionarios y a la vez dirigentes de
movimientos sociales (como lo es el caso de Prsico y otros
funcionarios de la Delegacin de la Subsecretara en Chaco), en
los tcnicos tambin se observa su adscripcin y participacin
en partidos polticos y movimientos sociales. Lo mismo puede
observarse con los dirigentes campesinos, quienes adems de ser
productores tambin tienen cargos polticos o religiosos.
Un aspecto que resulta llamativo cuando los entrevistados
se refi eren a la Federacin y los Consorcios de Servicios es que se
concentran en una mirada tcnica agrarista; es decir, cuando
se habla de la independencia de las organizaciones frente al
Estado se acaba reduciendo la cuestin al fi nanciamiento de las
organizaciones y a su habilidad para manejar y administrar los
fondos que les otorga el gobierno. As, los actores yuxtaponen la
cuestin poltica con la econmica sin distinguir que una cosa
es que las organizaciones no siempre dispongan de recursos
econmicos propios o cuantiosos y algo diferente es que por
ello necesariamente sean dbiles como expresin poltica. Esta
mirada opera reduciendo lo poltico a los aspectos productivos
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y econmicos, contradiciendo el propio discurso acerca del
fortalecimiento poltico que pregonan algunos tcnicos y
funcionarios.
Por ltimo, es importante refl exionar que as como las
organizaciones de pequeos productores tienen sus debilidades,
la Subsecretara y su Delegacin en Chaco tambin presentan
limitaciones en cuanto a sus capacidades tcnicas y organizativas;
as como la falta del capital poltico necesario que se requiere para
impulsar las reivindicaciones del pequeo productor.
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_______Matas Berger - Investigador en el CEIL-CONICET (Argentina).
Jimena Ramos - Estudiante de doctorado en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO - Sede Argentina