La Enfermedad Que El Hombre No Puede Curar

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Muertos en delitos y pecados

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    La Enfermedad Que el HOMBRE

    NO PUEDE CURAR

    Martyn Lloyd-Jones

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    Naamn, general del ejrcito del rey de Siria, era varn grande delante de su seor,

    y lo tena en alta estima, porque por medio de l haba dado Jehov salvacin a Siria.

    Era este hombre valeroso en extremo, pero leproso. 2 Reyes 5:1

    Este es el primer versculo de un captulo que nos relata la extraordinaria historia de

    Naamn, capitn del ejrcito del rey de Siria. Llamo tu atencin sobre esto porque nos

    proporciona una asombrosa ilustracin de un principio que se ensea por toda la

    Escritura y que es vital en relacin con la totalidad de la salvacin cristiana. El mensaje

    de este Libro es uno solo: dos Testamentos, un Libro, un mensaje. Y realmente el

    propsito de la Biblia es tratar una sola cosa y esta nica cosa es el hombre en su

    relacin con Dios. La Biblia es el libro ms prctico del mundo. Hay personas necias

    que afirman ser tan prcticas que no tienen tiempo para leer la Biblia o escuchar

    sermones de la Biblia. Queremos progresar en la vida, dicen. Bien, la Biblia

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    ciertamente nos capacita para progresar en la vida. No es un libro terico en absoluto,

    es un libro que viene exactamente adonde nos encontramos para decirnos la causa

    de nuestros problemas y para hablarnos acerca de la nica forma en que podemos ser

    liberados de esos problemas. Lo hace en el Antiguo Testamento tal como lo hace en

    el Nuevo. Solo hay una diferencia verdadera entre ambos Testamentos, y es la forma

    en que se presenta el mensaje. En el Antiguo Testamento tenemos los tipos, las

    profecas que miran al futuro, las sombras indicativas de la materia. En el Nuevo

    Testamento la vemos en su plenitud, pero el mismo principio opera tanto en el

    Antiguo como en el Nuevo. El apstol Pablo nos est diciendo siempre en sus epstolas

    que solo hay un camino para la salvacin, y es por la sola fe. Abraham se salv por la

    fe tanto como el apstol Pablo. Tomemos el gran captulo 11 de la Epstola a los

    Hebreos: nos cuenta cmo todos estos hombres se salvaron por la fe. Solo hay una

    forma de conocer a Dios, de ser salvado y liberado de este mundo maligno y del

    diablo, y es la fe. Lo tenemos, pues, por todo el Antiguo Testamento, en grandes

    personajes como Abel, Abraham, Isaac, Jacob, Moiss, David y los profetas. La misma

    salvacin en el Antiguo Testamento que en el Nuevo. Algo sumamente interesante es

    que encontramos que las personas tropiezan con este mensaje exactamente de la

    misma forma en el Antiguo que en el Nuevo, y Naamn ilustra muy bien este hecho.

    Al considerar, pues, a este hombre estaremos viendo de la forma pictrica y dramtica

    habitual en el Antiguo Testamento los mismsimos principios que se ensean ms

    claramente en el Nuevo Testamento. Lo estoy haciendo deliberadamente porque a

    todos nos sirve de ayuda un ejemplo. Nos hemos concentrado durante varios

    domingos en la doctrina, en la enseanza, en los principios. Quiz a algunos de

    nosotros nos sea de ayuda ver todo esto en un caso y ejemplo concreto. La bondad

    de Dios y su preocupacin por ayudarnos son tales que no se limita nicamente a

    darnos la enseanza, nos da estas ilustraciones e historias. Es bueno, pues, que

    consideremos esta importante cuestin en los trminos de la imagen y el retrato de

    este hombre: Naamn, el sirio.

    Lo primero que deducimos de este pasaje es que el pecado estropea la vida.

    Escuchmoslo: Naamn, general del ejrcito del rey de Siria, era varn grande

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    delante de su seor, y lo tena en alta estima, porque por medio de l haba dado

    Jehov salvacin a Siria. Era este hombre valeroso en extremo. Esa es la cita: un

    hombre al que el rey ha honrado, al que ha honrado porque es un hombre destacable,

    un hombre con capacidades y habilidades naturales, responsable de grandes proezas

    y con gran xito en sus campaas. De modo que era varn grande delante de su

    seor. Tal como leemos de l, parece estar ascendiendo paso a paso y bordeando la

    perfeccin. Luego llega la pequea palabra pero: Pero leproso. Solo en esa frase

    tenemos en realidad todo lo que nos dice la Biblia acerca del pecado, porque se

    transmite a la perfeccin con esta imagen de la lepra. La lepra en el Antiguo

    Testamento, y en el Nuevo, siempre tipifica el pecado, es un ejemplo del pecado.

    Ahora bien, todos somos conscientes de esto, de que hay algo que estropea la vida.

    En la actualidad hay muchas cosas buenas en la vida y, sin embargo, es muy cierto

    decir que ninguno de nosotros se encontrara en este edificio en este momento de no

    ser por el hecho de que sabemos que hay algo que est estropeando la vida. Lo

    sabemos en cuanto a la vida en general y lo sabemos por nuestras vidas y experiencias

    individuales. Qu fcil me resultara enumerar las excelencias de este siglo XX: todos

    los progresos del conocimiento, particularmente el conocimiento cientfico, los

    fenomenales avances en el terreno de la medicina y la curacin de enfermedades, los

    avances que se han producido en vivienda, educacin y cultura. Todo el mundo est

    en mejor posicin hoy en da y nunca haba estado tan bien. Pero nadie dice que

    todo va bien. Este pero fatal parece abrirse paso, siempre as ha sido y ha estado

    ah en todo el siglo XX. Si nos remontamos a los aos treinta, aquellos de nosotros lo

    suficientemente mayores para hacerlo, recordaremos la tendencia que haba

    entonces a decir que todo ira bien si no fuera por Hitler. Siempre es as. Todo sera

    perfecto pero. El pero est siempre ah. En la actualidad, pues, el mundo es

    como Naamn de Siria. Podemos decir que esto y lo otro es cierto de l; el mundo

    nunca ha sido tan maravilloso; nunca hemos tenido tanto entretenimiento; todo el

    mundo est mejorando: las circunstancias, las condiciones, todo es mejor. Es

    perfecto entonces? No, no lo es; hay un pero. Hay algo errneo, algo que, como

    esta lepra, parece estropearlo todo: la inseguridad con respecto al futuro: Durar

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    toda esta prosperidad? Qu va a hacer el mundo? Nos estamos preparando para

    otra guerra o no? Justo cuando pensamos que todo parece casi perfecto aparece este

    pero y no podemos librarnos de l.

    Ah est si lo consideramos en general. En un sentido particular hallaremos

    exactamente lo mismo. Desde que entr el pecado, la vida del hombre segn la

    Biblia nunca ha sido completa, jams ha sido plena. El hombre, tal como Dios lo cre

    al principio, estaba entero, su vida era plena. En el huerto de Edn no faltaba nada, el

    hombre fue creado perfecto en correspondencia con Dios, con una vida para disfrutar

    de todas las cosas, no faltaba nada en absoluto: no haba decepcin, no haba

    infelicidad, no haba nada mal. Dios lo mir todo y vio que era bueno. Lo caracterstico,

    pues, de la vida era su plenitud, su perfeccin, era sin mcula, sin nada que objetar. Y

    luego entr esa cosa fatal llamada pecado. El pecado le arrebat a la vida su plenitud,

    su integridad y perfeccin. Se puede describir, pues, la vida de cada uno de nosotros

    de esta forma: somos esto, aquello y lo de ms all, pero. El pecado ha estropeado

    y destrozado la vida.

    No importa lo exitoso que sea un hombre en este mundo, no existe tal cosa como una

    felicidad completa y absoluta, no existe tal cosa como una paz completa y total. No

    hay nada que me resulte ms instructivo al leer las biografas y autobiografas de los

    grandes hombres del mundo que encontrar lo que se define aqu con la palabra

    pero. Vemos a un hombre capaz y ambicioso; se dice a s mismo y su familia: Si

    consigo llegar all todo ir bien. Llega all, pero no todo va bien, siempre hay algo que

    lo desvirta. No estoy siendo pesimista, estoy siendo realista, simplemente te estoy

    diciendo lo que se puede encontrar descrito en estas biografas. Lo veremos en las

    novelas, si el autor es un verdadero novelista y no busca simplemente ser popular. En

    otras palabras, es lo que un filsofo denomin en una ocasin como el sentido

    trgico de la vida: siempre hay una mosca en la sopa, siempre hay algo que desvirta

    la perfeccin de lo que pensamos tener. Hemos alcanzado una gran posicin, s, pero

    somos conscientes de que las personas tienen celos y envidia de nosotros? Sabemos

    que nos estn observando a la espera de que cometamos un error, quiz de que

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    caigamos por completo a fin de que ellos lleguen ah? No se sentiran decepcionados

    o infelices si enfermramos y tuviramos que retirarnos. Sabemos todo eso y lo

    estropea todo. El poeta lo ha expresado por nosotros: Incmoda descansa la cabeza

    que porta la corona. Descansa con incomodidad porque sabe que hay otro hombre

    que deseara tener esa corona y que lleva una daga en algn lugar. Ha llegado ah,

    tiene la corona, ha llegado a la cima; sin embargo, est este pero que entra en

    juego. Siempre hay algo malo.

    La Biblia est llena de esto. En el libro de Ester est Amn, que era el gran favorito del

    rey Asuero. Amn estaba en una posicin elevada, lo tena todo y pensaba que era

    tan grande que nadie poda perjudicarle, por lo que hizo saber que, cuando quiera

    que pasara por las calles, todo el mundo deba inclinarse ante l. Todo el mundo se

    inclinaba a excepcin de un hombre, Mardoqueo, y la negativa de este lo estropeaba

    todo para Amn. Regres y se quej a su mujer; se senta triste e infeliz: este hombre

    que haba sido honrado por el rey, puesto en una posicin elevada, que poda

    promulgar un edicto y hacer que se cumpliera prcticamente con el poder de un rey,

    con todo el mundo inclinndose ante l. S, pero haba un hombre que no estaba

    dispuesto y lo estropeaba todo. Cuando su mujer le dice: Qu tienes?, l contesta:

    Es este hombre, Mardoqueo, que no quiere inclinarse ante m. Qu parbola! Qu

    ilustracin de la vida!

    Naamn era varn grande ante su seor y honorable; porque, por medio de l, el

    Seor haba liberado Siria; tambin era un hombre de gran valor, pero era leproso y

    eso lo estropeaba todo. En ocasiones, el problema son los dems, otras veces es el

    propio hombre, su propio carcter, su constitucin. Leamos la historia de personas

    que destacan en sus profesiones, no importa cules sean, investiguemos luego su vida

    puertas adentro y descubriremos que son vctimas de su propio carcter. Vemos a

    grandes actores y decimos: Qu maravilloso. Si supiramos por lo que pasaron

    antes de salir adelante o aun cuando lo estn haciendo y lo que sucede despus,

    casi no daramos crdito: problemas polticos, nervios, estrs, etc. Su xito parece

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    interminable y casi perfecto, pero si llegamos a conocer verdaderamente a la persona,

    descubriremos su lepra, su herida abierta!

    O en ocasiones puede tratarse de algn problema en la familia. Cun a menudo omos

    en esa esfera: Si tan solo, si tan solo. Siempre hay algo: algo que lo estropea

    todo. Este es el gran problema de la vida, esta es la verdadera explicacin de tantos

    divorcios. Un hombre dice: He hecho esto y lo otro, pero soy desgraciado, he

    cometido un error, mi mujer no parece entenderlo, no puede seguir conmigo, sin tan

    solo. Este pero, esta lepra fatal que aparece siempre y estropea la vida. No hay

    paz, dijo mi Dios, para los impos (Isaas 57:21). No importa lo maravilloso que sea,

    lo lejos que pueda llegar, el pecado aparece como la lepra y destruye todo el cuadro.

    Pero el pecado no desvirta meramente la felicidad, nos hace verdaderamente

    infelices. Si sigues la vida del pecado, el camino del mundo, conocers la infelicidad y

    la afliccin. No podemos evitarlo, los remordimientos aparecen forzosamente. Te

    daars a ti mismo y a los dems. El pecado ocasiona verdadera infelicidad. El

    problema de Naamn no era solo que su estado desvirtuara todo lo que tena, le haca

    desgraciado. Dondequiera que hay pecado, hay dolor y amargura. La callada y triste

    msica de la humanidad, el patetismo de la vida, el sentido trgico de la vida, a qu

    se debe? La Biblia dice que se debe al pecado, que la vida nunca tuvo el propsito de

    ser as, pero el pecado siempre causa problemas.

    Entonces considermoslo luego de la siguiente forma: veamos la fealdad y el carcter

    ofensivo del pecado. La lepra! Algo terrible, repulsivo, horrendo. Y eso es lo que

    padeca aquel hombre. El pecado es feo, el pecado es repugnante: vemoslo tal como

    es. No leamos los peridicos simplemente, consideremos las cosas que se describen,

    la falta de honradez, la ostentacin, la impostura, las argucias, el sigilo, todas las cosas

    a las que nos rebaja el pecado. Pensemos en todas las cosas que pisotea el pecado.

    Hay algo que sea tan feo, ofensivo y repugnante como el pecado? Hablamos y nos

    lamentamos de nuestros problemas modernos, pero la pregunta es: A qu se deben?

    Y esta es la respuesta: A esta lepra del pecado.

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    Ms an, el pecado como la lepra no respeta a las personas. Naamn era varn

    grande ante su seor, un hombre de gran valor, un hombre de gran xito, pero era

    leproso. No importa quines seamos ni qu seamos: el pecado es el problema

    universal. Leamos las biografas de reyes y reinas, de capitanes y primeros ministros;

    leamos los testimonios de hombres en la mejor situacin posible en todos los aspectos

    de la vida; lo encontraremos siempre. Todos estamos sujetos a l y todos lo sufrimos.

    Esto nos reduce a un denominador comn. No hay xito o fracaso cuando se trata del

    pecado: todos somos fracasados, todos tenemos esta terrible lepra del alma.

    Ese es el primer aspecto que sealo: la Biblia nos dice que lo que verdaderamente

    convierte la vida en lo que es, destruyndola, arruinndola y afendola, es esta cosa

    terrible que denomina pecado.

    Consideremos el segundo aspecto que se nos muestra claramente aqu. El hombre en

    la mejor situacin posible y en su mxima expresin no puede afrontar este problema.

    Esa es la esencia de la historia de Naamn. Todo se estropea porque sufre esta lepra.

    Obviamente haba ido a su mdico y a todos los mdicos, y todos haban hecho todo

    lo posible; pero Naamn sigue padeciendo y la enfermedad empeora

    progresivamente. No se puede hacer nada.

    Se nos dice muy explcitamente que aun los reyes estaban confundidos. Aqu tenemos

    a su propio seor, el rey de Siria. Habra hecho cualquier cosa por sanar a su favorito,

    Naamn! Pero no haba podido hacer nada. Entonces oye hablar de alguien en Israel

    que puede sanar y dice: Muy bien, escribir una carta a mi hermano, el rey de Israel,

    y le enviar a Naamn. As, pues, Naamn parte y de pronto se encuentra ante el rey

    con una carta del rey de Siria pidindole que le cure. Escuchemos la respuesta: Luego

    que el rey de Israel ley las cartas, rasg sus vestidos, y dijo: Soy yo Dios, que mate

    y d vida, para que ste enve a m a que sane a un hombre de su lepra? Considerad

    ahora, y ved cmo busca ocasin contra m. No poda sanarle, como el rey de Siria.

    Ambos eran absolutamente impotentes; todos sus magos, todos sus mdicos, todos

    sus grandes hombres y ellos mismos nada pueden hacer al respecto. Podemos verlo?

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    Es el paradigma de toda la historia de la civilizacin, esa es la situacin de la raza

    humana durante todos los siglos y en toda la historia conocida.

    Qu quieres decir?, pregunta alguno. Lo que quiero decir es lo siguiente: que

    desde los albores de la historia, el hombre ha sido consciente de este problema en su

    vida en particular y en general, y ha estado intentando tratarlo. Esa es la historia de

    todo el pensamiento, de la investigacin y la profundizacin en los misterios: el

    hombre intentando encontrar una cura, intentando desembarazarse de esto. Es la

    historia de la civilizacin, pero nunca ha sido tan cierto como en la actualidad. Veo al

    mundo hoy en la situacin exacta que aqu se retrata. Aqu est Naamn, el leproso

    es decir, todos nosotros, la sociedad, cada uno de nosotros por naturaleza; y el

    mundo intenta librarse de la lepra, pero es completamente incapaz de hacerlo. Cmo

    ha tratado de librarse de ella el mundo? Remontmonos a las sociedades ms

    primitivas que podamos encontrar en la historia y veremos que tenan leyes tribales.

    Qu sentido tiene una ley tribal? Bien, es su torpe intento de afrontar el problema,

    su esfuerzo por introducir alguna clase de orden en el caos y la confusin. Leyes

    tribales para curar la lepra. Ascendamos luego un poco en la escala y llegaremos a los

    reyes, emperadores, gobiernos (elegidos democrticamente o no, eso es lo de

    menos). Toda la idea del gobierno sigue siendo la misma: es un intento de afrontar

    este problema, de resolverlo, de quitrselo de encima y liberar al hombre de su fatal

    lepra. Considermoslo en trminos de leyes parlamentarias, que intentan introducir

    orden en la vida, intentan librarse de una forma u otra de este caos, de aliviar y liberar

    al hombre, de mejorar su suerte. Hasta el final de esta ltima guerra se nos deca

    que la verdadera causa, la causa ms drstica de los males de la humanidad, era la

    pobreza, y que podamos librarnos de la pobreza por medio de nuevos acuerdos y

    promulgaciones, si tan solo, entonces el hombre podra ser liberado del pecado.

    Pero nos hemos librado de la pobreza y, sin embargo, cul es nuestro principal

    problema hoy en da? Los socilogos comienzan a decirnos ahora que el principal

    problema en la actualidad es que las personas tienen demasiado dinero y que por ello

    se est produciendo este incremento del pecado, el vicio y el crimen. El problema en

    la actualidad, dicen, es el problema de nuestra sociedad de la abundancia.

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    Exactamente lo contrario de lo que enseaban antes! Anteriormente solan decir

    tambin que el problema era que los hombres tenan que trabajar tanto que

    quedaban exhaustos y no tenan tiempo para pensar o leer. Si tan solo pudiramos

    darles ms ocio, ms tiempo para pensar y leer, entonces podran elevar su nivel y ya

    no seran vctimas del mal. Pero ahora se nos dice que el gran problema al que nos

    enfrentamos es el problema del ocio: las personas tienen demasiado tiempo en sus

    manos y, debido a que no saben qu hacer, hacen cosas que no debieran. El

    problema del ocio! La causa de nuestras dificultades es siempre esto o aquello.

    Cul es el problema? Por qu se comportan as las personas? Por qu pasamos por

    estas guerras? A qu se debe esta infelicidad? Por qu tenemos esta criminalidad

    en aumento y todo lo dems? Estas son preguntas que los hombres han estado

    intentando responder en todos los siglos. El verdadero propsito de la filosofa es

    entender al hombre, intentar entender la vida, y hemos tenido grandes filsofos

    durante muchos siglos pero el problema sigue ah. Los filsofos no pueden

    descubrirlo, ellos mismos sufren la lepra. Nos dicen lo que se debe hacer, pero ellos

    mismos son incapaces de hacerlo. Aun si hacemos lo que nos dicen, el problema sigue

    estando ah. Actualmente, el mundo est lleno de organizaciones concebidas y

    creadas para resolver el problema. Jams hemos tenido tantas, el mundo nunca ha

    estado tan ocupado en tratarse a s mismo como en estos momentos. Sabemos de

    distintas organizaciones: consejos de ayuda matrimonial, psicologa en las escuelas,

    en el hogar, en las crceles, etc. Pero el problema no solo esta ah, cada vez se va

    haciendo ms patente.

    Esto no es sino la vieja imagen de Naamn, el leproso, a quien nadie poda curar. El

    mundo en que t y yo vivimos se encuentra desesperadamente enfermo en estos

    momentos, la lepra est ah, nos mira a los ojos. Consideremos las leyes del

    Parlamento durante el ltimo siglo. El hombre no ha promulgado jams una

    legislacin tan buena como en los ltimos cien aos y no estoy aqu para criticarla.

    Eso no forma parte del propsito de la predicacin. Estoy aqu para decir que toda

    esta legislacin noble y beneficiosa deja el problema esencial, la lepra permanece, el

    hombre sigue estando enfermo, sigue sintindose desgraciado e infeliz, sigue

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    fracasando. El hombre no lo entiende, est perplejo, se siente vctima de fuerzas que

    le rodean y de las que no puede escapar. El problema est en su propia constitucin

    y todo lo que se hace no parece estar llegando al problema. Los reyes de Siria e Israel

    fracasaron por completo, el problema era evidentemente demasiado profundo para

    ellos, demasiado misterioso para ellos, la enfermedad era demasiado terrible y sus

    medicamentos inadecuados. Esa es la segunda cuestin que se afirma claramente

    aqu.

    La tercera cuestin es que el hombre desconoce la nica forma de tratar el problema.

    Advirtamos la forma en que se presenta. Aqu tenemos a este gran hombre que

    padece la lepra, lo ha intentado todo, todo ha fracasado y empieza a sentirse

    completamente impotente; pero ahora iba a conseguir un remedio, estaba ah, haba

    un remedio a su disposicin. Pero estas grandes personas no saban nada de l, lo

    desconocan por completo. La solucin est ah, en el profeta Eliseo; y aquellos

    grandes reyes que buscaban una solucin no haban sido conscientes de su presencia

    junto a ellos todo el tiempo. Nuevamente, aqu tenemos la imagen del mundo, no es

    as? No estaramos en este edificio ahora, y yo no me encontrara en este plpito, si

    no hubiera una solucin. Eso es lo que estoy haciendo aqu, por eso estoy aqu: estoy

    aqu para anunciar una solucin, una solucin absoluta, un remedio seguro. Pero el

    mundo no presta atencin alguna a esto, no parece ser consciente de ello. No hay

    un mdico en alguna otra parte? No hay un astrlogo en algn sitio? No hay otro

    rey? Eso es lo que el mundo est pensando.

    El mundo no es consciente del hecho de que la respuesta est a su alcance todo el

    tiempo. Lo pasa por alto porque est preocupado por lo que denomina grandes

    cuestiones. El mundo no est interesado en nada pequeo. Para el mundo todo debe

    ser a gran escala, no importa de qu se trate. Todo debe ser a lo grande porque el

    hombre es tan grande, est tan orgulloso de s mismo, que no hay nada adecuado

    salvo una gran solucin, y siempre la est buscando. Como podemos ver, estos dos

    reyes estn preocupados por grandes asuntos de Estado, piensan en trminos de

    grandes ejrcitos y grandes victorias. Sucede que una sierva ha sido capturada en una

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    refriega con Israel, pero a un rey no le importa una insignificante sierva. Cmo iba a

    importarle? La idea misma era ridcula. Qu sucedera si un hombre fuera al rey y le

    dijera: Su majestad, en la ltima batalla capturamos a una insignificante sierva?

    Podemos imaginar lo que le sucedera. Sera expulsado de la corte y probablemente

    despedido de su trabajo: qu es una sirvienta para un rey? La solucin est ah, pero

    los reyes estn preocupados por las grandes cuestiones, y todo el mundo es as. El

    mundo se pasa el tiempo creando comisiones reales, leyes parlamentarias, con las

    profundidades de algn gran filsofo, con algn maravilloso descubrimiento

    cientfico. Busca, sondeando los cielos, algo grande, maravilloso, extraordinario, algo

    completamente nuevo, algo inaudito; eso es lo que interesa siempre al mundo, no

    es as? Y, debido a ello, no es consciente de la solucin que est a su alcance. O,

    expresado de otra forma, el mundo es inconsciente y desconocedor de la nica

    solucin verdadera porque esta solucin es completamente distinta de todo lo que

    ha imaginado. Eso es lo que se deduce de esta historia.

    Hay un sentido en el que todo el mensaje bblico, toda la salvacin cristiana y todo lo

    que tiene que decirnos se encuentra en esta insignificante sierva. Me gusta la forma

    en que lo expresa la Biblia: Y de Siria haban salido bandas armadas, y haban llevado

    cautiva de la tierra de Israel a una muchacha, la cual serva a la mujer de Naamn (2

    Reyes 5:2). Nadie saba de ella, era demasiado insignificante, alguien que no

    importaba nada ni a nadie. Pero aqu est la gloria de este evangelio. El mensaje de

    este Libro tiene su irona y su extraordinaria paradoja. Los grandes buscan a los

    grandes reyes, puede que los reyes proporcionen una cura, enven al leproso al rey de

    Israel pidindole que le cure. Pero la solucin y la respuesta estn aqu, en la joven

    sierva, en la criada desconocida que sirve a la mujer de Naamn. La respuesta al

    problema no est en el palacio, ni en la corte, ni en los cortesanos y aduladores; est

    en la cocina, en el lugar ms bajo y humilde de todo el orden establecido. Habamos

    sido conscientes alguna vez de que esto es lo que se nos dice en la Biblia de principio

    a fin? Aqu estn estas grandes dinastas, estos grandes imperios (Egipto, Babilonia,

    Asiria y los caldeos) y estos grandes pueblos, aquellos y los de ms all. Aqu estn los

    grandes capitanes, astrlogos y sabios. Estas cosas y personas son las que despiertan

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    el inters de la historia secular. Pero la verdadera clave de la historia del mundo se

    encuentra en un pequeo pas llamado Palestina, un reducido pedazo de tierra,

    minsculo e insignificante en comparacin con estos grandes imperios en expansin.

    Este pequeo pas aparece por todos los lugares en la Biblia, ofreciendo siempre la

    solucin, ponindolo todo al revs y dando la respuesta que buscan los grandes y

    poderosos. Ese es el camino de Dios. Eligi a la nacin ms pequea de todas, pero

    esta insignificante raza de este pequeo pas es la que tiene la respuesta. Son los que

    creen en el nico Dios vivo y verdadero, mientras que los otros pueblos crean en su

    animismo, en su politesmo y sus muchos dioses. Ah estaba el testimonio que los

    dems desconocan; se rean de l, pero tendran que aceptarlo.

    En la Escritura encontramos muchas historias maravillosas que ilustran exactamente

    el mismo aspecto. Siempre es alguna persona inesperada, humilde y sencilla que no

    parece contar en absoluto la que tiene la solucin. Permtaseme dar un ejemplo.

    Recuerdas la historia de Jos? Aqu tenemos a un gran hombre en Egipto, el Faran,

    de riqueza y poder ilimitados; su autoridad y xito parecen no tener fin. Puede

    ordenar cualquier cosa. Pero de pronto se ve amenazado por un problema terrible y

    devastador, una hambruna que se avecina, y qu pueden hacer al respecto? Tiene

    un sueo y no lo entiende. Ordena llamar a sus sabios y astrlogos, que estn

    asombrados, completamente confundidos: no lo entienden. Todo el poder y la

    sabidura de Egipto se ponen a trabajar en el problema, se crean una comisin tras

    otra; toda la agudeza de la ciencia y del arte y de todo lo posible se aplica al problema.

    Nadie tiene la respuesta. De dnde proviene la respuesta? Viene de un hombre

    encarcelado. Quin es? Oh, es un individuo que vendieron unos mercaderes

    ambulantes a los tratantes de esclavos! Nunca haba estado en la corte, el Faran no

    lo conoca; pero llaman a Jos de la crcel para que d al Faran la verdadera

    interpretacin de su sueo y, por medio de este desconocido, Egipto se libra de la

    hambruna (Gnesis 41).

    Lo mismo se deja claro en la historia de David y Goliat. He ah un coloso que asola la

    tierra, y todo el mundo tiembla ante l; quin es el hombre que puede derrotar a

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    Goliat? No un gran capitn del Ejrcito, sino un muchacho pastor llamado David. Ni

    tan siquiera puede andar con la armadura que le han facilitado, ni manejar una

    espada; pero puede utilizar una onda y una piedra, y eso basta. Ese es el mensaje de

    la Biblia. El mundo no es consciente de la respuesta, pero est ah todo el tiempo. El

    hombre busca grandes cosas; Dios lo hace de esta forma.

    El clmax podemos verlo en el Seor Jesucristo, el Hijo de Dios. Dnde lo vemos

    ah?, pregunta alguno. Permtaseme decirlo. Todo el mundo buscaba un Mesas, en

    un sentido estaban sondeando los cielos; pero haba un lugar donde nunca pensaron

    mirar. Naci en Beln, una de las ciudades ms despreciadas de Jud. El Salvador del

    mundo no naci en Jerusaln, naci en Beln. En el captulo 2 de Lucas leemos acerca

    de cmo el pueblo iba a censarse y pagar sus impuestos. Todos hablaban de poltica

    e impuestos, y de cmo poda corregirse esto y aquello. No lo saban, pero el Salvador

    del mundo estaba a punto de aparecer en medio de ellos. No estaban dispuestos a

    abandonar la posada para dejar sitio a una mujer a punto de dar a luz: No, no, no

    vamos a salir, de manera que tuvo que pernoctar en el establo. Y fue all donde naci

    el Hijo de Dios. Un pequeo beb desamparado en un pesebre, junto al ganado entre

    la paja, es la respuesta. Los reyes no saban nada de l, el pueblo lo desconoca, los

    filsofos no estaban al tanto, seguan buscando algo extrao, nuevo y maravilloso;

    pero fue all donde vino. Siempre el mismo principio, la insignificante sierva, lo

    desconocido, lo inesperado, ah est la respuesta! Y dnde pas el tiempo esta

    Persona una vez que fue adulta? La encontramos en Galilea y leemos que los hombres

    estaban ofendidos y no lo entendan. Decan que este hombre afirmaba ser un

    maestro nico. Si lo era, por qu se pasaba el tiempo en Galilea predicando a un

    puado de personas pobres y vulgares? Si es el Hijo de Dios, por qu no va a

    Jerusaln? Por qu no se erige en rey? Por qu no rene un gran ejrcito y nos libera

    del poder de Roma? Por qu no? Este individuo, este carpintero, siempre ah en

    Galilea con su grupo de personas vulgares. No puede ser un filsofo o un gran

    Hombre; imposible. Y finalmente le vieron crucificado en el madero y en apariencia

    expirando en la ms completa debilidad. Vieron el descendimiento de su cuerpo y

    cmo fue llevado a un sepulcro, y dijeron: Es este vuestro Salvador? Es esa vuestra

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    salvacin? No, no dicen, la salvacin no se obtiene en cocinas y establos;

    queremos algo grande, algo grandioso.

    El mundo, como vemos, nunca ha sido consciente de la solucin para su problema, la

    nica forma de satisfacer su necesidad. Y esto no solo era cierto cuando el propio Hijo

    de Dios estuvo en la tierra, ha sido cierto para la Iglesia desde aquel entonces.

    Consideremos la Iglesia tal como era al comienzo, un puado de hombres normales,

    trabajadores, pescadores; les deja su Reino y el mundo no es consciente de ello. Pero

    pronto el mundo empez a prestarles atencin porque lo revolucionaron, y en esos

    siglos en que el gran imperio romano se tambaleaba ante los ataques de los brbaros,

    godos y vndalos y todo se estaba perdiendo, fue la Iglesia cristiana la que preserv

    lo que se conserv de la civilizacin y la verdad. Nuevamente los sirvientes, no las

    personas del palacio imperial sino las personas de las catacumbas, tuvieron la solucin

    que los emperadores desconocan y no podan ver. Y as ha seguido ocurriendo en

    todos los siglos. La solucin ha estado ah, y en ocasiones los hombres en su

    desesperacin han tenido que dirigirse a ella como hizo Naamn con la humilde sierva.

    Estoy pensando en Martn Lutero, un solo hombre, un vulgar monje, no un cardenal,

    y en un desconocido rincn de Alemania; pero ah estaba Dios con el hombre y lleg

    la respuesta. Es la gran historia de los avivamientos, y la situacin sigue siendo la

    misma esta noche. Solo hay una respuesta para los problemas de la sociedad y es la

    respuesta que posee la Iglesia. Pero el noventa por ciento de las personas de este pas

    no estn interesadas en la Iglesia cristiana. Se nos dice que solo el diez por ciento

    muestra alguna clase de inters, y solo la mitad de estos lo materializan realmente.

    Por supuesto que no! Estn interesados en grandes cosas! Qu puede decirnos

    Bertrand Russell? Qu puede decirnos este gran pensador? Qu leyes

    parlamentarias podemos promulgar? Qu nuevas comisiones podemos formar?

    Cmo podemos hacer que nuestro conocimiento cientfico encuentre la solucin?

    Jams la encontraremos! Solo hay una solucin para el problema del pecado, y es

    este mensaje cristiano de salvacin y solo la olvidada, despreciada y ridiculizada

    Iglesia cristiana tiene la respuesta. Estamos en la cocina de la vida, los peridicos no

    saben nada de nosotros, el mundo no ha odo nunca de nosotros. Qu importa eso?

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    Somos la sierva de Dios, la minora desconocida y despreciada, el pequeo remanente

    que permanece. Pero tenemos una respuesta para el problema, tenemos un remedio

    para la enfermedad, solamente nuestro testimonio se interpone entre el mundo y la

    destruccin.

    Ese testimonio es el mismo que dio la pequea sierva a su duea. No decimos que

    podamos curar al mundo, pero sabemos que el poder de Dios es capaz. Eso es lo nico

    que saba esta muchacha: no poda curar la lepra, pero saba que haba un remedio.

    Provena de una tierra donde se haba manifestado el poder de Dios y dijo: Si tan

    solo mi seor pudiera someterse a este poder, su lepra se curara. Y eso es lo que

    estoy haciendo desde este plpito, solo estamos dando testimonio de esto, que

    cuando el mundo llega a entender que por medio del hombre es imposible, nosotros

    decimos: Mas para Dios, no; porque todas las cosas son posibles para Dios (Marcos

    10:27). Hay un poder omnmodo, hay un poder milagroso.

    Hay poder, poder, sin igual poder,

    En la sangre de Jess.

    Hay una fuerza motriz en este mensaje cristiano esta noche que es capaz de erradicar

    el pecado, limpiar a los hombres, purificarles y restaurar su piel a su estado original.

    No me avergenzo del evangelio, dice Pablo. Por qu? Porque es poder de Dios

    para salvacin a todo aquel que cree; al judo primeramente, y tambin al griego

    (Romanos 1:16). Estoy aqu para decirte que, cualquiera que sea tu problema,

    cualquiera que sea la herida que tengas en el alma, independientemente de lo que te

    entristezca, de lo que destroce tu vida, hay un remedio, es un remedio absoluto, es el

    remedio de Dios. Hay un poder, y la humilde muchacha pudo testificar de aquel por

    medio de quien ejerci su poder. Lo dijo de esta forma: Si rogase mi seor al profeta

    que est en Samaria. Hay poder en Samaria, y se ejerce a travs de un profeta; ella

    seal a una persona. Y, gracias a Dios, ese es mi privilegio desde este plpito en este

    momento. No estoy aqu meramente para predicar un poder vago e indefinido, estoy

    aqu para sealar a una Persona, Aquel en quien habita la plenitud de la Deidad, Aquel

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    en quien Dios ha atesorado todas las riquezas y recursos de su gracia, sabidura y

    poder: Cristo Jess. Predicamos a Cristo crucificado [] poder de Dios, y sabidura de

    Dios (1 Corintios 1:23). Y lo que te estoy diciendo esta noche es que solo tienes que

    hacer una cosa en lo profundo de tu enfermedad y en el sufrimiento por tu necesidad:

    ve a Jess de Nazaret, el Hijo de Dios; y sers sanado. Puede eliminar tu culpa porque

    ya la ha quitado; puede darte nueva vida, nueva fuerza; te sanar, te restaurar, te

    renovar, te guiar. Ve a l, eso es lo nico que tienes que hacer, l es el Salvador

    suficiente para todo, l es poder de Dios para salvacin a todo aquel que cree

    (Romanos 1:16).

    l puede hacer lo que es imposible para el mundo. Tu nica necesidad es ir a l. Lo

    sabe todo acerca de ti, puede sanarte, sanar tu alma, sanar tu espritu, liberarte de las

    cosas que destrozan tu vida, y ciertamente darte vida, vida ms que abundante. El

    mundo no conoci a Dios por la sabidura, sino que le ha complacido a Dios salvar a

    travs de la necedad de la predicacin a los que creen. Sigue siendo igual esta noche:

    No sois muchos sabios segn la carne, ni muchos poderosos, todos ellos se estn

    mofando del cristianismo, deprecindolo por completo. S, pero estn enfermos, son

    leprosos. Lo necio del mundo escogi Dios, para avergonzar a los sabios (1 Corintios

    1:27); una sierva sabe lo que los reyes desconocen, lo dbil del mundo escogi Dios,

    para avergonzar a lo fuerte, s, lo que no es, para deshacer lo que es, personas

    como nosotros, de forma que nuestro testimonio sea la continuacin del testimonio

    de la humilde sierva que tena la respuestas que los grandes y reyes desconocan.

    Querido amigo, en medio de todas tus lecturas y pensamientos, detente por un

    momento, escucha esta antigua historia, escucha el despreciado mensaje de Jess y

    su amor, de Jess y su sangre, de Jess de Nazaret, Hijo de Dios, muriendo para que

    t pudieras ser sanado, resucitando para darte vida y presentarte ante Dios. Ve a l y

    sers sanado.