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La escultura escurialense en el análisis del ilustrado Antonio Ponz y su "Viaje de Esparia"

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La escultura escurialense en el análisisdel ilustrado Antonio Ponz

y su "Viaje de Esparia"

Entre los tratadistas de arte ilustrados del siglo XVIII español hayque contar con la figura de Antonio Ponz Piquer (Bejís, Castellón,1725-Madrid, 1792), un entusiasta de la cultura, viajero infatigablepor tierras de Esparia y aún del extranjero, y autor entre 1760 y 1764de una serie de débiles retratos I de españoles insignes, que tenían quedecorar las estancias de la Biblioteca del Monasterio de San Lorenzoel Real de El Escorial, por encargo del monarca Carlos

1 . A través de Juan Agustín Ceán Berm ŭdez y otros autores con-temporáneos, sabemos de la actividad de Antonio Ponz como pintor, un pintorbastante nefasto.

Nos informa Ceán que Ponz, tras aprender los primeros rudimentos de lapintura con Antonio Richarte en Valencia y proseguir estudios en la Junta Pre-paratoria de la Academia de San Fernando, partió para Roma, ciudad donde re-sidió nueve años engolfado en el estudio de las obras del antiguo. A su regreso aMadrid fue comisionado por el Ministerio al Escorial "a pintar los retratos delos sabios españoles, cuyos escritos están en aquella biblioteca. Permaneció cin-co años en aquel Monasterio, examinando códices y manuscritos, observando yanalizando cuanto contiene de las nobles artes. Copió entonces las famosas ta-blas de Urbino, que representan las dos vírgenes o madonas, conocidas con lostítulos del Pez y la Perla: la nuestra Señora y las cabezas de S. Pedro y S. Pablode Guido Reni; y la presentación de la Virgen en el Templo, y la fe del Centu-rión de Pablo Veronés" CEÁN BERM ŬDEZ, J. A., Diccionario histórico de losmás ilustres profesores de las Bellas Artes en España. Madrid, Imprenta de laViuda de Ibarra, 1800, t. IV, pp. 107-112.

También Garín recuerda que Ponz "de regreso a Madrid, permaneció todoun lustro en El Escorial, pintando por encargo de Carlos III, con más entusias-mo que acierto sin duda alguna, retratos de antiguos sabios españoles, ilustresautores de los mejores libros allí guardados, para adornar aquella biblioteca, do-cumentándose de paso más y mejor en los tesoros artísticos que encierra la"octava maravilla", acreditándose como erudito y hombre de gusto depurado. Lalarga estancia en El Escorial, que a él pareció asaz breve, fue la más oportunaocasión para formarse en materia histórico-artística y conocer de visu una ma-ravillosa selección de obras clel arte español" (GARN ORTIZ DE TARANCO, F.M.a., "Historiadores valencianos del arte español". Primer Congreso de Histo-ria del País Valenciano. Universidad de Valencia, 1976, t. III, p. 843.

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Ponz (Don Antonio) concibió de 1771 a 1791 la ingente empre-sa del inventario, estudio y divulgación del tesoro artístico de lanación 2 a través de su Viage de Esparia o Cartas en que se da no-ticia de las cosas más apreciables y dignas de saberse que hay enella. Obra publicada en 18 tomos por Joachim Ibarra, impresor deCámara de S.M., y posteriormente por la viuda de Ibarra, Hijos yCompañía, entre 1772 y 1794, a través de sucesivas ediciones; ycompendio de género epistolar en el que en su recorrido numerosasson las noticias que proporciona acerca de arquitectos, escultores yartífices de diversos períodos artísticos, entre ellos, del 1600. Yépoca esta, la del Renacimiento, en la que, en atinada observaciónde Gaya Nuño, el cronista "se encuentra en terreno propio y califi-ca, comenta y alaba con petfecto conocimiento de causa, sin preci-sar de ningŭn esfuerzo dialéctico y sin luchar con anteriores com-promisos" 3

Especial significación adquiere en su Viaje de Esparia la descrip-ción minuciosa que hace del Monasterio de San Lorenzo el Real deEl Escorial, escrita en 1766 y publicada en sucesivas ediciones (1.aed.: 1773; 2.a ed.: 1777; 3.a ed.: 1788), a la que consagra el Tomo II(dedicado al Principe Nuestro Señor —lo era Carlos IV—), con elogiospuntualísimos a la arquitectura (conoce con exactitud la obra de JuanBautista de Toledo y Juan de Herrera) y escultura renacentistas, y te-rreno cómodo para Ponz segŭn así dice en el tomo 11, Carta Primera:

"Cuando acabé de subir la cuesta desde la Villa del Escorial alMonasterio, y me iba acercando al edificio, crecía el gusto, y lasganas de reconocerlo; y autnentándose extraordinariamente lo uno,y lo otro quando llegué a la fachada, y puerta principal, que mira aponiente, en donde claramente conocí, por su magestad, y artificiolo mucho que prometía al gusto, y a la consideración lo que ya es-taba viendo, y lo que pensaba encontrar dentro.

Efectivamente correspondió todo a mis pensamientos; pues alatravesar el gran patio, que llaman de los Reyes (Fig.1), puesto en-tre el prospecto exterior de la fábrica, y el de la Iglesia, y notando,

2. Antonio Ponz, Académico en 1773, desde 1776 fue Secretario de la RealAcademia de Bellas Artes de San Femando (y desde 1788 Consiliario), cargo sus-tanciosamente económico que le permitió con desahogo acometer la empresa delViaje de España (cuando vio la luz el tomo I fue recompensado por el rey Carlos IIIcon la prestamera de Cuerva, en el Arzobispado de Toledo) para lo que contabacon la ayuda y beneplácito del Marqués de Grimaldi y de la propia Academia.

3. GAYA NuÑo, J. A., Historia de la crítica del arte en España, Ibérico Eu-ropea de Ediciones, S.A., Madrid 1975, p. 146.

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aunque de paso, la buena harmonía que causaron en mi vista, y enel ánimo sus principales partes, y adornos, me sentí gozoso fuera delo regular, bien que lo miré tan superficialmente, como voy refi-riendo a V. Continué mi camino por los claustros, y escalera princi-pal, en donde todo correspondía a lo que acababa de ver; y habien-do llegado a la habitación del Prelado, fui después a mi alojamientoy la primera ocupación ha sido escribir a V. mi llegada" 4

Ponz, segŭn el ideal ilustrado de la época, fue un acérrimo defen-sor de las formas y cánones clasicistas. De ahí que le causara hondasatisfacción el Monasterio de El Escorial y gozara de su descripcióncuando escribía entre 1765 y 1766. No así sucedería para con lasformas del Barroco, estética que aborrecía y para la que tuvo las másenconadas afrentas.

La obra de Ponz viene a ser corredentora de la de otros viajeros desu siglo 5 , como es el caso del italiano padre Norberto Caimo y suLettere d'un vago italiano ad un suo amico, obra escrita en cuatrovolŭmenes y editada en IvIilán de 1759 a 1767. El "Vago Italiano" se-rá copiado por Ponz en su Viaje de España en numerosas ocasiones,y a él hará referencia, en particular, en la descripción del Monasterio

4. PONZ PIQUER, A., Viage de España, en que se da noticia de las cosas in ŭsapreciables y dignas de sabe •se, que hay en ella. Madrid, Joachin Ibarra, Impresorde Cámara de S.M., MDCCLXXVII. t. II, 2. a edición, pp. 3-4.

5 . Entre los cronistas viajeros por España a los que interesó la descripción delReal Monasterio de San Lorenzo de El Escorial en el transcurso del siglo XVIII,con el fin de su inclusión en sus Ilámense "Cartas, diarios de correspondencia, iti-nerarios, descripciones, rutas o viajes por España", y que serían publicadas, no to-das, en varias lenguas (francés, inglés, alemán), merece destacarse los siguientesautores: En 1698, Pére Francois de Tours (manuscrito conservado en la Biblio-thlque de Rouen); en 1705, Willem van den Burge; en 1726, Guillaume Manier(impreso en 1890); en 1729, Etienne de Silhouette (editado en 1770); en 1755,Norberto Caimo (publicado entre 1759 y 1767); en 1760 y 1761, Edward Clarke;de 1758 a 1765, Carl Christoph Pl ŭ'er; en 1765 y 1766, Ahmed-ibn al-Mandi al-Ghazzál (manuscrito albergado en la Biblioteca Nacional de París); en 1771 y1772, Maurice Margarot (publicado en 1780); en 1772 y 1773, Richard Twiss; en1774, William Dalrymple; en 1775, M. de Voglie; en 1775 y 1776, Henry Swin-burne; en 1777 y 1778, Jean-Frangois Peyron; en 1782, Charles de Bourbon(publicado en París, 1838); en 1784, Jean Marie-Jérome Fleuriot, le marquis de Lan-gle; de 1777 a 1785, Jean-Francois de Borgoing; en 1786 y 1787, Joseph Townsend;hacia 1790 y 1792, Antonio Conca; de 1787 a 1796, William Beckford; de 1797 a1801, Nicolás de la Cruz y Bahamonde, conde de Maule (Viage de España, Im-prenta de D. Manuel Bosch, (2ádiz 1806-1813, t. XII); y de 1800 a 1805, Alexan-dre-Louis-Joseph de Laborde (Voyage pittoresque et historique de l'Espagne, París1820, t. II). [Los años que anteceden a cada autor corresponden al período de suestancia y recorrido por España.]

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de El Escorial, rebatiendo y apostillando tesis mantenidas por el pri-mero. Así, al menos, lo expresa en el Tomo II, Carta Segunda, cuan-do al iniciar la descripción del edificio, afirma:

"Amigo: voy empezando a contarle a V. algunas particula-ridades de aquí, pero antes he de hablar algo de otras cosas, acer-ca de las cuales me admiro, como se han pasado tantos arios, sindarnos por entendidos de lo que varios autores estranjeros han es-crito sobre puntos muy esenciales, y contrarios a la fama denuestros artífices. Seguiremos un poco los pasos a nuestro VagoItaliano P. Norberto Caimo, al entrar por estos umbrales" 6 .

Y muy ŭtil para el erudito, cuando realice los comentarios obiografías acerca de artistas escurialenses a través de notas insertasa pie de página, será recurrir con harta frecuencia a las fuenteshistóricas de los tratadistas italianos como el socorrido Giorgio Va-sari y su Le vite de piu eccelenti architetti, pittori et escultori ita-liani (Firenze, 1568, y ampliadas reimpresiones), sobre todo en loque concierne a escultores y orfebres, como son los casos de Leóny Pompeyo Leoni, y Jacobo Trezzo (vide las notas correspondientesa los epígrafes 17 y 19 de la Carta Tercera del Tomo II del Viaje deEspaiia). Y más fundamental para la descripción de la edificación ylos pertrechos que la misma acoge será la utilización de una fuentecoetánea a la de su construcción: la del historiador jerónimo fray Joséde Sigŭenza y su obra Libro Tercero y cuarto de la Historia de laOrden de San Geránimo. La fundacián del Monasterio de San Lo-renzo el Real: fábrica del rey Don Felipe en "Tercera parte de laHistoria de la Orden de San Gerónimo, Doctor de la Iglesia"(Madrid, en la Imprenta Real, Año MDCV); importante compendiode orden, rigor y prosa perfecta en aseveración de Gaya Nuño.

Sin embargo, otros autores emularían la obra de Ponz. Tal es elcaso del padre Antonio Conca Alcaraz (1746-1820), quien en su di-gesto titulado Descrizione odeporica (es decir, viajera) della Spagnain cui spezialmente si dá notizia delle cose spettanti alle belle artidegne dell'attenzione del curioso viaggiatóre (Parma, Stamperiareale, 1793-1797, 4 vol.), dedica un extenso capítulo al Monasteriodel Escorial en el Volumen 11, publicado en 1793 7 .

6. PONZ, A., Viaje, o. c., p. 9.7. Para un estudio más detallado sobre Antonio Conca cons ŭ ltese FOULCHE-

DELBOSC, Raymond: Bibliographie des voyages en Espagne et en Portugal. Julio011ero editor, Madrid 1991 (reimpresión facsimilar de la primera edición publicadaen el atio 1896 en el volumen 111 de la Revue Hispanic), p. 151. También GARfN

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Sintesis de la "Divina Proporción", corolario de la Contrarreforma,interpretación mágica y acendrado manierismo son las constantes queevidencia el Monasterio de El Escorial, un edificio hermético y para-digmático, lleno de un rnisterio profundo y dotado de una clave o idea,segŭn ha demostrado en sus investigaciones René Taylor. Autor este deroconocido prestigio, ha subrayado que la división del Real Sitio enconvento, palacio e iglesia, recuerda la triple división del Templo deSalomón en domus sacerdotum, domus regia y domus domini 8 . Y eséste un discurso que ya advirtió el P. Sigilenza, y que retoma ahora ypone de manifiesto Santiago Sebastián, al expresar que "la idea se re-fuerza al tratar de la fachada de la iglesia que da al patio de los Re-yes: seis representantes de la familia de David y de la tribu de Judá —alos que hará mención Ponz--; con David y Salomón al centro "comoprincipales en el Reino y en la fábrica", más las figuras de Ezequías,Josafat, Hosías Manasés, cuya invención se atribuye al doctisimoArias Montano" .

Abundando ahora en la escultura escurialense y atendiendo a lorastreado por Ponz, éste en la Carta III del Tomo II, al tratar de lafábrica (de la que llamó su atención su esteretomía cuando comenta"el admirable artificio de los cortes de la piedra berroqueña") ypormenorizar la portada central o principal de la fachada que versadel costado de poniente y sobre el cuerpo bajo, advierte que "en losintercolumnios hay cuatro nichos", que —cuando él escribía— ya seencontraban y siguen exentos de figura. Y en el cuerpo alto, en elmedio segŭn dice, "está en su nicho una bella figura de San Loren-zo, vestido de diácono, con parrillas de bronce dorado en la manoderecha, y un libro en la izquierda: es de escogida piedra berro-queña a excepción de la cabeza, pies y manos, que son de mármol,y la executó Juan Bautista Monegro. Debaxo el nicho están lasarmas reales" '° .

Continuando en la misma carta menciona que "por tres grandesarcos se entra en el patio de los Reyes", lugar también conocido por

ORTIZ DE TARANCO, F. M.", "Historiadores valencianos del arte español", en elPrimer Congreso de Historia del País Valenciano. Universidad de Valencia, 1976,t. III, pp. 849-850.

8. TAYLOR, R., "Architecture and Magic: Considerations on the Idea of theEscorial", en Essays in the Ilistoty of Architecture Presented to Rudolf Wittkower,Nueva York 1967, pp. 81-109.

9. SEBASTIÁN LOPEZ, S., Arte y Humanismo, Ediciones Cátedra, S.A., Madrid1978, pp. 118-120.

10. PONZ, A., Viaje, o. c., pp. 33-34.

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la antesala de la eternidad, en cuyo segundo pórtico y fachada de laiglesia provista de cinco arcos, "sobre el vivo de las columnas sien-tan en el segundo cuerpo seis pedestales, con otras tantas estatuasencima de ellas, la altura de las quales es de diez y siete pies, y sedice que todas seis se sacaron de una sola piedra, juntamente con elS. Lorenzo, de que se habló en la portada de la lonja; quedando to-davía materia para otras tantas .figuras. Hay quien asegura, existedicha piedra en estos contornos de la qual dicen vulgarmente: seisReyes, y un Santo salieron de este canto, y quedó para otro tanto.Las cabezas, pies y manos son de mármol; lo demás de la mejor pie-dra berroqueria que se encontró. Representan seys Reyes de Judá,cuyas coronas, y las demás insignias son de bronce dorado a fuego.El harpa de David dicen que pesa quince arrobas, y de ahí puede V.inferir lo demás. Las executó con excelencia el célebre Juan BautistaMonegro. En los pedestales tiene cada una la inscripción que le co-rresponde, y expresan lo siguiente en buenas letras romanas: David.Operis exemplar á Domino recepit.— Salomón. Templum Dominoaedificatum dedicavit.— Ezequías. Mundata domo Phase celebravit.—Josías. Volumen legis Domini invenit.— Josaphat. Lucis ablatis legempropagavit.— Manasés. Contritus altare D(omini) instauravit" ' 1 .

Ya en el interior de la iglesia basilical cautivará su atención lacapilla mayor y el retablo de pinturas y esculturas, particularmentelas segundas —quince de bronce dorado— cuando dice:

"El primer cuerpo del retablo es de orden dórico de seis columnas,cuyas basas sientan sobre altos zócalos: en el claro del medio estácolocada la custodia: en los intercolumnios de los extremos hay cua-tro nichos, y en ellos quatro estatuas de bronce dorado a fuego, comoson todas las del retablo, y lo mismo las basas, capiteles y otros ador-nos, así de las columnas, como de las pilastras que están detrás. Lasestatuas son del tamaño del natural y representan los quatro Doctoresde la Iglesia (San Jerónimo, Sa.n Agustín, San Ambrosio y San Grego-rio). En el segundo cuerpo hay seis columnas de orden jónico sobrepedestales, e istriadas, como son todas las del retablo. En los nichosque corresponden a los Doctores, están los Evangelistas, que son figu-ras algo mayores... En el tercer cuerpo no hay más de quatro colum-nas corintias sobre sus pedestales. En los lados exteriores se ven dosagujas de mármol verde, y entre éstas y las columnas las imágenes deSantiago, y San Andrés, de Ibronce dorado, como los Doctores, yEvangelistas; pero van siendo mayores seg ŭn la altura... El ŭltimocuerpo es de dos columnas compuestas: sobre ellas carga el frontis-

IDEM, Ibid, pp. 35-37

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picio triangular que llega hasta la bóveda. En medio hay un crucifijo:a los lados San Juan Evangelista y nuestra Señora; y más afuera de lascolumnas San Pedro y San Pablo" 12 .

Y Ponz, acerca de la concepción estética de las esculturas bronci-neas por él descritas y sobre el numen de los autores, manifiesta "adliteram":

"En todas estas figuras se ven grandes partidos, bellas expresio-nes, y actitudes, y se han tenido siempre por de León de Leoni, y dePompeyo Leoni, su hijo; bien que en la basa de S. Pablo, que estáen el remate del altar, se halla solamente esta inscripción: PompeiusLeonius f(ecit) 1588; y de León de Leoni no se ha podido encontrarninguna: puede se • que estas ŭ ltimas estatuas las hiciese solo Pom-peyo, como se tienen por de él solo, las de los sepulcros reales, alos dos lados del presbiterio" 13 .

Seguidamente, el ilustrado dieciochesco, apoyándose en Vasari yen nota engastada a pie de página, traza una semblanza histórica delos Leoni italianos, más celebrada y extensa la del padre, León, ybreve la de su hijo Pompeyo.

A continuación, fijándose en el tabemáculo del altar mayor, defi-nido a ojos del siglo XX como "una de las más ricas joyas del mun-do y tal vez la obra más perfecta en su género" 14, una auténtica es-cultura arquitectónica seg ŭn trazas de Juan de Herrera y que acogeuna magnifica custodia, interesante pieza de orfebrería trabajada enoro y debida al milanés Jácome Trezzo, lo estudia seg ŭn sigue:

"La custodia, o tabernáculo, cuyo alto es de diez y seis pies, y eldiámetro de siete pies y medio, está colocada en un nicho, que for-ma arco en medio el primer cuerpo del altar. Es de figura circularde orden corintio, y toda ella de materias exquisitas. Lo que siem-pre se ha tenido en mayor estimación, son sus ocho columnas de di-sapro sanguíneo —o jaspe rojo— de España, raras y singulares, cuyadureza es tal, que seg ŭn lo que se dice, se labraron con puntas dediamantes. Tienen algunas venas blancas, y fueron sacadas de unamina, o cantera, hallada junto a Aracena (Huelva), en el Arzobispa-do de Sevilla, en territorio de Pedro Barragán, que cedió la mina alRey en 1581, y lo remuneró S.M. con ochocientos ducados por una

12 . IDEm, Ibíd, pp. 46-48.13 . IDEm, Ibíd, pp. 48-49.14. ZARCO CUEVAS, J., El Monasterio de San Lorenzo el Real de El Escorial

y la Casita del Prt'ncipe, El Escorial 1935, p. 35.

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vez, los capiteles, basas, modillones, estatuas, y otros adornos de lacustodia son de bronce dorado: en sus intercolumnios cerrados hayquatro Apóstoles dentro de nichos, y en los de los dos lados dosgraciosas portaditas: en un zócalo, que corre sobre la cornisa, resal-tan ocho pedestales con los demás Apóstoles. La c ŭpula, dividida enquarterones, es de la misma piedra que las columnas. Encima hay unalinterna con su cupulilla, y sobre ella una figura del Salvador...

Dentro de este tabernáculo, o custodia referida, hay otra de unavara en alto: es quadrada, y está puesta sobre una peana de piedrasescogidas, y metales dorados. Tiene un pórtico de quatro columnas,y quatro pilastras en cada frente, que adornan sus ángulos. Los capi-teles, basas, triglifos, lotas, etc., son de oro esmaltado, y las meto-pas de esmeraldas..." .

Y tras detallar otros pormenores en cuanto a materiales nobles(plata, oro) de que está compuesta la pieza, comenta sobre sus artí-fices:

"No hay duda, que sobre la grandiosa riqueza del tabernáculointerior y, exterior, es admirable el artificio, e invención del granJuan de Herrera, y asírnismo la execución del célebre Jacobo Trezo,pero no sé como no se expresaron en las inscripciones el nombredel primero, como en ambas se puso el del segundo" 16 .

Al efecto, se hace subrayar que en el zócalo inferior del Taber-náculo, entre dos columnas, se halla una inscripción latina, manda-da hacer por Arias Montano y que, reproducida por Ponz, menta:

"IESVCHRISTO SACERDOTI AC VICTIMAE PHILIPPVSII. REX. D. OPUS, IACOBI TRECI MEDIOLANENSIS. TOTUMHISPANO LAPIDE" (A Jesucristo, sacerdote y víctima, Felipe II,rey, dedicó esta obra, toda de mármoles españoles, ejecutada porJacomo Trezzo, milanés).

Tambien en el pedestal de la puerta que mira al sagrario se leeotra inscripción:

"HUMANAE SALVTIS EFFICACI PIGNORI ASSERVANDOPHILIPPUS II REX D. EX 'VARIA IASPIDIS HISPANIC. TRICIIOPUS".

15. PONZ, A., Viaje, o.c., pp. 50-52.16. IDEm, Ibid, pp. 52-53.

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Tras la descripción hecha por Ponz del tabernáculo a través de losepígrafes 18 y 19 de la Carta 111, en nota a pie de página discurre unprolijo discurso sobre el escultor italiano Jacobo Trezzo, recordando—tomado de Vasari— que fue célebre escultor y fundidor en metal yque, entre otras cosas,

"dexó su nombre a una de las principales calles de Madrid, quecon poca alteración se Ilama hoy —escribía en 1766 (y se sigue lla-mando)— de Jacome—Trezzo" 17 .

De acuerdo con el padre Sighenza, también Ponz critica que tantoel retablo mayor como el tabernáculo incluido en el mismo y vistosdesde el coro:

"parece como pegado a la pared, y de ning ŭ n relieve, atribuyén-dolo a mala luz. Tantos cuerpos de arquitectura, como hay en el re-tablo, pueden contribuir a lo mismo, no fixándose la vista en objetodeterminado; pero éste era el uso, y práctica de entonces, y al artífi-ce le faltaría la libertad de pensar de otro modo, como también esnatural que le faltase en la entrada por debajo del coro, y en haberhecho tantos escalones para subir al presbyterio, precisándole a ellola circunstancia de que desde el coro se hubiese de ver el altar" 18 .

A continuación, Antonio Ponz describe los enterramientos o se-pulcros reales de Carlos V y Felipe 11, de cuyo marco arquitectónicogoza, ambos obra de Pompeyo Leoni; dos grupos escultóricos bron-cíneos, de mayor tamatio que el natural, del 1600 (los primitivos, deyeso dorados y pintados), con sus correspondientes inscripciones lati-nas en dorado y situados a uno y otro lado del presbiterio o CapillaMayor:

"Sobre cada uno de estos oratorios se levanta un bellísimo pe-dazo de arquitectura, incluido también dentro del arco, y sirven pa-ra los entierros reales de Carlos V, y Felipe II. Cada entierro tienedelante dos columnas en el medio, y dos pilastras en los extremos,que distan igualmente, formando tres espacios iguales: son de ordendórico, y en todo parecidas a las del altar. Desde las columnas a lapared, en donde corresponden pilastras, hay bastante hueco. En elde la puerta del Evangelio se ven cinco figuras de rodillas, situadasen el espacio del medio, algo mayores que el natural; y son CarlosV con manto imperial, y águilas en él, de piedra negra de pulimen-

17 . IDEM, Ibid, p. 53.18 . IDEM, Ibid, pp. 53-54.

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to, que imita el color verdadero de tal ave: está armado, y descu-bierta la cabeza: tiene a su lado a la Emperatriz Doña Isabel su mu-ger, e inmediatas la Emperatriz Doña María su hija, también conmanto y águilas, y sus hermanas las Reynas de Francia, y de Ungría,todas de bronce dorado. Delante del Emperador hay un sitial, conun paño también de bronce..."

"El sepulcro, o entierro del lado de la Epístola es como el antece-dente. Está de rodillas Felipe II, con armadura, y manto real, sobre elqual se ven las armas de España hechas de varias piedras. Tiene a loslados a la Reyna Doña Ana, su ŭ ltima muger, madre de Felipe III; a laReyna Doña María, Princesa de Portugal, madre del Principe DonCarlos, cuya estatua está detrás; y a la Reyna Doña Isabel, madre dela Infanta Doña Isabel; todas excelentes figuras de Pompeyo Leoni,como se ha referido" I°.

Tras apuntar las pinturas de las bóvedas considera pieza importan-te la sillería del coro, que dice "hermosamente adornada", situada alos pies de la iglesia y sobre el volado de los tramos de la nave cen-tral, trabajada en madera de cedro, boj y ébano, y debida a los enta-lladores Gamboa, Quesada, Serrano y Aguirre, cuyos nombres des-conoce u omite:

"El coro es una gran pieza, y hermosamente adornada... En lasillería alta hay un cuerpo de columnas istriadas, con sus pilastrasdetrás, y son de •orden corintio: sus capiteles, modillones, florones,etc., se ven trabajados con la mayor diligencia, y el buen gusto. Lassillas bajas tienen pilastras, y los respaldos de ambos órdenes estánadornados de embutidos... El n ŭmero de sillas altas, y baxas es deciento veinte y ocho: todas son de exquisitas maderas de España, eIndias, de la mejor execución, como lo es el facistol, cuya mayorparte es de bronce..." 2°.

También merecieron su parte los órganos del coro, con sus cajasde pino de Cuenca, doradas y bruñidas, confeccionadas por maeseGil Brevost y sus hijos, por encargo de Felipe II; y el magníficoCristo Crucificado de Benvenuto Cellini, situado a espaldas de lasilla prioral y en cuya "descriptio" se embelesa:

"En medio de los lados de este coro hay dos órganos, cuya ar-quitectura es de orden corintio, con quatro columnas, entre las

19. IDEm, Ibid, pp. 55-57.20. IDEm, Ibid, pp. 61-62.

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quales están los cañones colocados en tres ventanas. Su.materia esde pino de Cuenca, y están dorados: debaxo tienen un espaciosobalcón, con su antepecho de bronce, para los mŭsicos. Otros doshay del mismo orden de arquitectura; pero de mayor tamaño, ymagnificencia, en los testeros de la nave mayor, que cruza demediodía a norte. Tiene cada uno seis columnas sobre pedestales,y en cinco claros, o ventanas están puestos los cañones: son tam-bién de pino de C:uenca, y dorados, con sus balcones de bronce.Hay otros tres más pequeños, repartidos por varios parages deltemplo, y todos los hizo un flamenco llamado Masegil, acaso seráMaese Gil. También ha/ otro órgano de plata, que se lleva en laprocesión del Corpus" 2 .

Sobre el Cristo Crucificado de Cellini, obra en mármol blancode 1652, de un "artífice de mucho nombre", Ponz expresa clara-mente sus sabios conoc:imientos por las artes del XVI, segŭn sigueen su epistolario:

"En un tránsito que hay detrás de la silla del Prior, y la porta-da del templo, se ve un altar, en donde está colocado un Crucifixode mármol, excelente figura del natural, executada por BenvenutoZelini, que le regaló a Felipe II el Duque de Toscana. ACerca deesta imagen hay algunas particularidades dignas de saberse. Laprimera, ser el primer Crucifixo que se hizo en mármol por nin-gŭn artífice, que se sepa (acaso será después de la restauración delas artes), como se colige de lo que el mismo Zelini dexó escritoen un libro impreso en Florencia en 1568, dedicado al Cardenalde Médicis, en el qual trata de la escultura, del modo de trabajaren mármol, fundir en bronce, etc."

Y seguidamente el ilustrado, tras la cita de un amplio párrafo dellibro de Cellini, prosigue su andadura diciendo:

"La otra particularidad es hallarse la firma del autor en la cruz, ydice: Benvenutus Zelinus, civis Florentinus, faciebat 1562 (Benve-nuto Cellini, ciudadano de Florencia, lo hacía el año 1562) Y notael P. Sigŭenza, que cabalmente en este año se acordeló el sitio, secomenzó la fábrica. del Escorial, y que casi en el mismo mes co-menzó Zelini su obra. Añade, que gran parte del camino, desdedonde lo desembarcaron, fue traída esta imagen a hombros hasta elEscorial" 22.

21 . IDEm, /bid, pp. 65 - 66.22. InEm, ibid, p. 67.

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Prosiguiendo en la descripción escultórica del templo escu-rialense, Ponz destaca en el antecoro, sobre hornacina y a cuyos piesexiste una pila de agua bendita, una importante estatua que se dice deSan Lorenzo, de época romana, y que detalla así:

"Sobre la pila del agua bendita, entrando por el claustro delconvento del antecoro inmediato, hay colocada dentro de un nichouna estatua de San Lorenzo tan grande como el natural, que se hatenido por antigua, y encontrada en las ruinas de Roma, con la cir-cunstancia de haberla remitido un Embajador de España en aquellacorte. Dudan varios inteligentes de la antigdedad que se le da, encuya materia se sabe, que por aquel tiempo sucedieron varios enga-ños despachando por antiguas muchas obras de escultura, que traba-jaron los buenos escultores que entonces florecían. Sin embargo, esbuena figura, y bien executada, habiendo imitado su autor la sim-plicidad de los antiguos. Está el Santo vestido de diácono, con pa-rrillas, y palma en las manos: la figura es de mármol" 23 .

En su deambular, y en el tránsito entre la sacrisfía y la antesa-cristía, el erudito se fija en una pequeña capilla que acoge la ima-gen de Nuestra Señora del Patrocinio, muy recargada de joyas se-gŭn el gusto barroco y en la que, seg ŭn Ponz, "se ve ya decadenciade las artes":

"De la iglesia se pasa a la antesacristía, y luego a la sacristía,que caen a su parte meridional. En el espacio que hay entre la igle-sia, y la antesacristía, enfrente de la escalera por donde se sube apalacio, y a lo alto del convento, hay una pequeña capilla, en cuyoaltar se ve colocada, una iinagen de nuestra Señora, llamada delPatrocinio, que es particulannente venerada, y la mandó colocar allíel Señor Felipe IV. Tiene el Niño en los brazos, y para su adorno seguardan ricas telas, y alhajas muy preciosas. Está puesta la imagensobre un trono de plata, y dentro la capilla hay una lámpara, y ara-ñas del mismo metal, con varias piedras, que también la adornan. Elgusto que en todas estas cosas se observa, no es de mucho tan refi-nado como el que reynaba quando de fundó el Escorial, y en él seve ya la decadencia de las artes" 24 .

Tras incidir Ponz en ciertos adomos "a la grutesca" de la antesa-cristía, e incidir en importantes obras de orfebrería existentes en la sa-cristía, tales como cálices y cruces de plata, concluye su Carta 1111 con la

23. IDEm, Ibid, pp. 68-69.24. IDEm, Ibid, pp. 70-71.

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descripción de un espacio barroco, el Panteón de los Reyes 25 o Sepul-tura Real (otro Panteón, el de Infantes, de moderna traza, sería conclui-do en 1886):

"Voy a concluir esta carta diciendo algo del panteón, que no sécon qué motivo llamaron así al lugar en donde están enterrados losReyes, y Reynas" 26 .

Y seguidamente da detalle de su arquitectura en la que destacaalgunos elementos escultóricos ornamentales, como la puerta deacceso protegida con reja de bronce dorado y otros adornos "execu-tados con prolixidad, e inteligencia"; frontispicios con escudos dearmas en relieve, a los que acompañan figuras de bronce proceden-tes de Italia y que representan la Naturaleza Humana y la Esperan-za; frisos; urnas sepulcrales de mármol seg ŭn diseño de AlonsoCarbonell; bronces dorados, tarjas; un Crucifijo broncíneo que secreía de un sobrino de Julián Fineli, pero que Ponz dilucida puedaser de Pedro Taca —será de Doménico Guidi—; etc. 27 Y Ponz, queabominaba del barroco, nada dice sobre la recargada decoración dellugar que fue concluiclo en 1654, acaso por respeto a los allí ente-rrados o por ir destinadas (mejor dedicadas) sus cartas al Rey Car-los y nada dice tarnpoco sobre los escultores (Francesco Gene-rino, Pietro Gatto) y broncistas y fundidores (Giuliano Spagna,Giovanni Battista Berinci, Francuccio Francucci), todos ellos artí-fices que aquí trabajaron.

En la Carta IV Antonio Ponz se entrega con acentuada pasión a laglosa puntual del anejo edificio conventual y dependencias (claustroprincipal —lo más interesante para el cronista historiador— salas decapítulos, vieja iglesia, celda prioral, oratorio, etc.), segŭ n se des-prende de la lectura del "introito", que así reza:

"Voy a continuar, refiriendo a V. como hasta ahora, lo que meparece mejor, y más digno de saberse en este edificio. y volviendoal pórtico de la iglesia, entramos en la portería principal, para pasarluego al claustro grande, o de los Evangelistas..." 28 .

25 Para un estudio sobre el Panteón de Reyes cons ŭ ltense MARTíN GONZÁLEZ, J.J., "El Panteón de San Lorenzo de El Escorial", en Archivo Español de Arte (Madrid),32 (1959) 199-213; NAVARRO FRANCO, F., "El Real Panteón de San Lorenzo de El Es-corial", en El Escorial, 1563-1963, IV Centenario, Madrid 1963, t. II, pp. 713-737.

26. PONZ, A., Viaje, o. c., p. 92.27. IDEm, Ibid, p. 97.28. IDEm, /bid, p. 100.

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Y tras ofrecer cumplida reseria del sobrio gran claustro o Patiode los Evangelistas, "de proporción justa" y "de los mejores peda-zos del Escorial" en su docta opinión, pasa a destacar el templete ylas estatuas allí colocadas de San Mateo, San Marcos, San Lucas ySan Juan, obras muy bellas y del tamario del natural del célebreJuan Bautista Monegro, escultor con visos de cantero:

"En medio el patio de este claustro hay un cenador, o temple-te, cubierto con su c ŭpula, excelente cosa en el orden dórico. Sufigura es ochavada, y se trabajó en escogida piedra berroqueriapor fuera; y por dentro de varios mármoles jaspeados: forma qua-tro portadas, que salen más afuera, con adorno de columnas ente-ras. Sobre la cornisa hay antepechos con balaustres, etc., y la c ŭ-pula tiene su linterna adornada de nichos con una cruz de remate.Toda la parte interior está cubierta de dichos mármoles, adornadade faxas, nichos y asientos, que también los tiene en el exterior.En los lados, u ochavos, que corresponde a las quatro esquinaspor defuera, se ven dentro de nichos los quatro Evangelistas, algomayores que el natural, con sus insignias de angel, águila, león, ybuey, y un término de mármol sale a cada lado una fuente, cuyaagua la reciben igual n ŭmero de estanquillos, que tienen gradas, yantepechos de mármol.

Las estatuas son excelentes, trabajadas en mármol de Génova,como también las insignias, por Juan Bautista Monegro; y todoestá grandemente entendido. Cada uno de los Evangelistas tieneun libro en la mano y en ellos hay escrito en lenguas syriaca, he-brea, griega, y latina, textos evangélicos, pertenecientes al bau-tismo. Lo demás de este patio lo ocupan jardines, dividido en di-ferentes cuadros" 29 .

Juan Bautista Monegro, autor también de las esculturas de losProfetas de la portada de la iglesia, fue célebre escultor que Ponzaplaude, mas su genio, su empuje, no llegó a traspasar allende nues-tras fronteras; sí, caso de haber sido de origen italiano (era natural deMadrid). Ya el P. Signenza había serialado, en virtud de las estatuasque viera en el Patio de los Reyes, que Monegro "fue un excelenteartifice, de quien hiciera más caso la antigiiedad, y aún España sifuese italiano o venido de Grecia" Artífice dado a obras de granemperio, fue nombrado maestro mayor de la santa iglesia de Toledo,

29. thEm, Ibid, pp• 122-123.30. SIGOENZA, J. de, Libro Tercero y cuarto de la Historia de la Orden de

San Gerónimo. La fundación del Monasterio de San Lorenzo el Real: fábrica delrey Don Felipe IL Imprenta Real, Madrid 1605.

LA ESCULTURA ESCURIALENSE EN EL ANÁLIS1S DEL... 425

habiéndose ocupado de él Carducho, Pacheco, Palomino y CeánBermŭdez 31 .

Nada observado en cuanto al bello arte de la escultura en las di-versas estancias conventuales descritas por Ponz, éste en la Carta Vda noticia exhaustiva de la Biblioteca, situada sobre el zaguán delpórtico principal y harto conocida por él mismo al estar facultado allíde 1761 a 1765. Ya lo aseveró su sobrino y biógrafo José Ponz Ne-pos en la "Vida de Ponz", inserta en el Tomo XVIR del vademécumponziano: "Ninguna residencia tnás propia ni rnás análoga a las in-clinaciones de nuestro Don Antonio se le poclía proporcionar en Es-paña" 32 .

De igual modo y en la misma Carta V acomete el estudio o narra-ción del colegio y del palacio, considerado éste como un lugar de re-tiro. Al tratar acerca clel primero hace observación en la capilla uoratorio de un Crucifijo de bronce, obra de Lorenzo Bernini 33 y queprocede de la capilla del Panteón Real:

"El Colegio, y monasterio, se comunican por el coro de la igle-sia; y entre éste, y el claustro principal alto del colegio se halla si-tuada la capilla de éste, en cuyo altar hay un excelente Crucifijo deBronce algo menor que el natural, y éste ha sido el que Felipe Bal-dinuci, en el catálogo de las obras del gran profesor Lorenzo Ber-nini, dice que hizo para la real capilla del Señor Felipe IV, en don-de expresa el tamaño, y la materia de la figura, y se colige tambiénpor su artificio, y por la circunstancia de haber estado antes en lacapilla del lanteón, que naturalmente será la que quiere expresar elBaldinuci" 4 .

Y del segundo, el palacio, todo sólo pintura describe, con-cluyendo así las noticias; sobre El Escorial.

Para Antonio Ponz el Monasterio de San Lorenzo el Real de ElEscorial significaba el esplendor de un siglo, el XVI, del que goza-

31 . PALOMINO, A., Vidas, Alianza Editorial, Madrid 1986, pp. 63-64; CEÁNBERMŭDEZ, J. A., Diccionario histórico de los más ilustres profesores de las Be-llas Artes en España, Impr. de la Vda. de lbarra, Madrid 1800, t. III, pp. 167-171.

32 Véase también PONZ NEPOS, J., "Vida de Don Antonio Ponz", en el Viajede España, M. Aguilar editor, Madrid 1947, p. 10.

33 . TORMO Y MONZO, E., "Los cuatro grandes Crucifijos de bronce doradodel Escorial", en Archivo Español de Arte y Arqueología, (Madrid) nŭm. 2, mayo-agosto de 1925) 1-29 (proporciona noticias de Pompeyo Leoni, Pietro Tacca, Lo-renzo Bernini y Doménico Guidi).

34. PONZ, A., Viaje, p. 220.

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ba y en el que se complacía; y ello puede cotejarse a través de sus"Cartas", en el tratamiento que hace de todas aquellas obras de es-cultores, y más aŭ n de los italianos, para los que tiene palabras deponderación y lisonja (véase lo referido con los Leoni, Trezo, Ce-

Monegro y otros), desarrolladas en lo extenso del Tomo II delViaje de España.

Ponz, un neoclásico hasta la médula, fue fiel testigo y registro desu época y del pasado "clásico" de El Escorial, que, transcurridos dossiglos de su erección cuando escribía, mantenía incólume —entoncesy también ahora— su discurso, que sigue vigente.

La escultura escurialense que formará parte de ese discurso ycontexto con las demás artes, hallará en Ponz su más sefiero valedor,en cuanto a las noticias siempre fiables que proporciona acerca de or-febres, entalladores de la piedra, plateros, etc.; y su más amplia difu-sión, a través de las sucesivas reediciones de su obra en el sigloXVBI, un siglo erudito y "Iuminista" a la vez que intransigente en lasartes, ahora condicionadas por la creación de las Reales Academiasde Bellas Artes tanto en la capital como en provincias y cuyos postu-lados se seguirán en las centurias venideras.

Y no olvidemos que para este ilustrado e inquieto caminante,como para otros ilustrados, ellos, los neoclásicos, el arte comen-zaba con Rafael y Vignola, y culminaba con el plateresco, Herreray los Carraci.

Francisco Javier DELICADO MARTÉKEZUniversidad de Valencia