LA FAMILIA EN EL AQUÍ Y AHORA

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LA FAMILIA EN EL AQUÍ Y AHORA. Los padres, deben ser los primeros y principales educadores de sus hijos; lo son precisamente por ser padres, pues por padres se entiende no sólo el proceso biológico de engendrar una nueva vida, sino también el de educarla, ya que se trata de una persona humana y la persona humana está compuesta de alma y cuerpo. Esta noble tarea no se limita, por supuesto, al ámbito de la sexualidad humana, sino que abarca la totalidad de la persona. Los padres deben conocer, aceptar y cumplir con esta tarea educativa; tienen la capacidad para hacerlo siempre que asuman su responsabilidad y no la deleguen a nadie: ni a la escuela, ni al estado, ni a ninguna institución; es más, los padres deben saber que con su vida de pareja ya están formando o deformando a sus hijos según el ejemplo que den en el hogar. Si el centro de su familia es el amor, todo lo demás pasara a segundo plano: si en un hogar lo que importa es el placer, si nace un hijo será considerado como un error; si lo consideran central en la familia el dinero, un hijo será una carga más; así como si el trabajo es lo que prima, entonces los hijos serán vistos como una oportunidad para producir más trabajo, pero sino no pueden trabajar serán considerados como un obstáculo para su trabajo. En consecuencia, considero que en cualquier familia en donde no este primero el amor, los hijos siempre serán tomados como algo secundario y buscaran la forma de evitarlos a toda costa; pero si los esposos se aman de verdad, siempre se preocuparan primero de hacerse felices mutuamente, y por eso mismo también harán felices a sus hijos. No se dejen desanimar por lo que digan otros, sea el gobierno o la sociedad, ni tampoco por sus propias debilidades o limitaciones. Papacitos, sabemos que pueden fallar, pero si nos enseñan amándose mutuamente, sabremos comprender sus errores. Quien mejor conoce a los hijos son los padres, y quien mejor conoce a los padres somos los hijos; entonces, por qué delegar a otros algo tan importante en la vida de cada persona. Cuanto más nos conocemos mejor nos ayudaremos y creceremos juntos en este mundo llamados a realizarnos como personas. Los padres conocen de una manera única a los propios hijos; por tanto, la familia es la primera escuela de valores que todas las sociedades necesitan, los padres como educadores, difícilmente puedan ser

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LA FAMILIA EN EL AQUÍ Y AHORA.

Los padres, deben ser los primeros y principales educadores de sus hijos; lo son precisamente por ser padres, pues por padres se entiende no sólo el proceso biológico de engendrar una nueva vida, sino también el de educarla, ya que se trata de una persona humana y la persona humana está compuesta de alma y cuerpo. Esta noble tarea no se limita, por supuesto, al ámbito de la sexualidad humana, sino que abarca la totalidad de la persona.

Los padres deben conocer, aceptar y cumplir con esta tarea educativa; tienen la capacidad para hacerlo siempre que asuman su responsabilidad y no la deleguen a nadie: ni a la escuela, ni al estado, ni a ninguna institución; es más, los padres deben saber que con su vida de pareja ya están formando o deformando a sus hijos según el ejemplo que den en el hogar. Si el centro de su familia es el amor, todo lo demás pasara a segundo plano: si en un hogar lo que importa es el placer, si nace un hijo será considerado como un error; si lo consideran central en la familia el dinero, un hijo será una carga más; así como si el trabajo es lo que prima, entonces los hijos serán vistos como una oportunidad para producir más trabajo, pero sino no pueden trabajar serán considerados como un obstáculo para su trabajo. En consecuencia, considero que en cualquier familia en donde no este primero el amor, los hijos siempre serán tomados como algo secundario y buscaran la forma de evitarlos a toda costa; pero si los esposos se aman de verdad, siempre se preocuparan primero de hacerse felices mutuamente, y por eso mismo también harán felices a sus hijos. No se dejen desanimar por lo que digan otros, sea el gobierno o la sociedad, ni tampoco por sus propias debilidades o limitaciones. Papacitos, sabemos que pueden fallar, pero si nos enseñan amándose mutuamente, sabremos comprender sus errores.

Quien mejor conoce a los hijos son los padres, y quien mejor conoce a los padres somos los hijos; entonces, por qué delegar a otros algo tan importante en la vida de cada persona. Cuanto más nos conocemos mejor nos ayudaremos y creceremos juntos en este mundo llamados a realizarnos como personas. Los padres conocen de una manera única a los propios hijos; por tanto, la familia es la primera escuela de valores que todas las sociedades necesitan, los padres como educadores, difícilmente puedan ser sustituidos, salvo por graves razones de incapacidad física o moral.

La escuela, el colegio y el estado están, no para sustituir a los padres, sino para ayudar a los padres en su tarea educativa. Lamentablemente, nuestra sociedad hoy en día no está respetando este deber y este derecho de los padres de ser los primeros y principales educadores de sus hijos. Los padres también se enfrentan a una sociedad hedonista y consumista, incluso, muchas veces hostil a ellos y a la familia. Vivimos en una sociedad que se basa en producir y disfrutar usando a las personas como si fueran cosas. La familia que nace solo por la atracción sexual no tendrá buen final, aun siendo importante la parte sexual, no es la única ya que después de experimentarlo, queda algo que va más allá del placer sexual. Ese algo es la felicidad personal, y en nombre de esa felicidad, se pelean, se divorcian y se destruyen mutuamente sin pensar en las consecuencias para la familia y para sí mismos.