La formación de los profesores de Ciencias Naturales … Los profesores... · Josué y Noemí...
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INSTITUTO ISABEL LA CATÓLICA
____________________________________________________________________________
La formación de los profesores
de Ciencias Naturales
en el Instituto-Escuela contextos y biografías
Trabajo realizado por alumnos de 4º de E.S.O.
del Instituto Isabel la Católica
MADRID
Curso 2010-2011
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ÍNDICE
Una aplicación didáctica del patrimonio histórico ................................................................. 3
España en el primer tercio del siglo XX ................................................................................ 5
Encarnación Martínez Alfaro (coordinadora del proyecto)
La naturaleza en la Literatura y en el Arte de la época ........................................................ 7
Josué y Noemí Gonzales Salvador y Laura Martín Díaz
El contexto científico ...........................................................................................................13
César Martínez Álvarez e Inés Peña Mayor.
Las Ciencias Naturales en el Instituto-Escuela .................................................................. 15
Miguel Gascón Cochero, María Riquelme Orozco y Nevenka Tsvetanova
Los profesores de Ciencias Naturales ................................................................................17
Gráficos, alumnos de 4º F
Comentarios de los gráficos, Milagros Orozco Cango
Biografías ........................................................................................................................... 20
Vicente Sos Baynat, Jorge Picado Marín
Fernando Galán Gutiérrez, Andrea Martínez Prados
José González Albo Campillo, Randolph García Méndez y Mario Rodríguez
Emilio Guinea López, Luis Herrero, Nieves Torres y Mario Rodríguez
Elena Paunero Ruiz, Marina García Paredes
Carlos Vidal Box, Enrique Martín Guijarro e Isabel Vargas Blanco
Juan Cuesta Urcelay, Elisa Medd Cañete
Juan Gil Collado, Noelia Serranos Blázquez
Juan Gómez Menor Ortega, Raquel Velilla Buenestado
Juan Bote García, Vielka Mera Rivera
Rafael Candel Vila, Sebastián Colón Ruiz y Cristhian Zamborino
Guillermo Fernández López-Zúñiga, Guillermo Ramírez Cuéllar
Encarnación Fuyola Miret, Nevenka Tsvetanova Tsvetanova
Bibliografía ........................................................................................................................ 32
Profesores Asesores de los alumnos
Manuel Contreras Porta (Informática))
Alfonso Marín Guallar, Encarnación Martínez Alfaro y Rosa Quintanilla García (Geografía e Historia)
Carmen Masip Hidalgo (Biología y Geología)
La edición de este cuaderno ha sido subvencionada por el Programa de I + D CEIMES "Ciencia
y educación en los Institutos históricos madrileños de Enseñanza Secundaria a través de su
patrimonio cultural" (Comunidad de Madrid, S2007/HUM0512) www.ceimes.es
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Una aplicación didáctica del patrimonio histórico
Desde el momento de su creación en 1918 y hasta el cese de su actividad en 1936, el
Instituto-Escuela se fijó dos objetivos: modernizar la enseñanza secundaria española,
de acuerdo con las corrientes pedagógicas más avanzadas, y formar a los profesores
que debían llevar a cabo esa labor de modernización. A estos profesores se les
llamaba "aspirantes al magisterio secundario".
Los profesores aspirantes, dirigidos por los catedráticos, permanecían dos cursos en
el Instituto-Escuela haciendo prácticas para conocer su sistema de enseñanza. De su
formación específicamente docente se encargó durante muchos años Luis de Zulueta,
uno de los pedagogos españoles más actualizado en su campo, puesto que,
pensionado por la Junta, había viajado por Europa para conocer todos los centros
educativos donde se ensayaba la pedagogía más innovadora. Al mismo tiempo, los
profesores aspirantes completaban la formación propia de su especialidad en los
centros de investigación de la Junta para Ampliación de Estudios (Laboratorios
científicos, Museo Nacional de Ciencias Naturales, Real Jardín Botánico y Centro de
Estudios Históricos). El Instituto-Escuela también les facilitaba clases de idiomas para
que pudieran solicitar becas a la Junta con el fin de ampliar su formación en el
extranjero, principalmente en países europeos y en los Estados Unidos.
La formación tan esmerada que habían recibido los profesores aspirantes del Instituto-
Escuela ya había despertado nuestro interés por conocer cómo podría haberse
reflejado después en su trayectoria profesional. Lo que nos decidió a indagar sobre
este tema con nuestros alumnos fue la visita que en 2010 hicieron a nuestro centro, el
instituto Isabel la Católica, unos profesores de los institutos Albarrega, de Mérida, y
Sos Baynat, de Castellón. Estos profesores se pusieron en contacto con las
responsables de la conservación del patrimonio histórico de nuestro instituto para
proponernos que alumnos de 4º de ESO de los tres centros estudiaran conjuntamente
la figura del geólogo y profesor de Ciencias Naturales Vicente Sos Baynat. Los tres
institutos teníamos en común el estar relacionados con su formación y trayectoria,
puesto que se formó en el Instituto-Escuela de Madrid y después gran parte de su
actividad profesional la llevó a cabo en Castellón y en Mérida. Así pues, en el Instituto
Isabel la Católica, nos comprometimos con esa propuesta y la extendimos a los
cuarenta y cinco profesores de Ciencias Naturales que se formaron en el Instituto-
Escuela.
De acuerdo con este compromiso, en el presente curso 2010-2011, nos hemos
planteado el estudio de los profesores de Ciencias Naturales que se formaron en el
Instituto-Escuela, como un proyecto de aplicación didáctica del patrimonio histórico
que de él conservamos en el instituto Isabel la Católica. El proyecto lo hemos llevado a
cabo con nuestros alumnos de 4º de ESO (grupos E y F), de la modalidad de Ciencias,
marcándonos dos objetivos:
1) Conocer el Instituto-Escuela, centrándonos en el estudio específico de los
profesores de Ciencias Naturales que se formaron en él.
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2) Relacionar el tratamiento de la Naturaleza en la literatura y el arte con el
contexto histórico y científico del primer tercio del siglo XX.
En el mes de octubre de 2010, nos reunimos los profesores de Biología y Geología,
Geografía e Historia, Lengua y Literatura españolas y Tecnología de los citados cursos
de 4º de ESO, para ver cómo podíamos abordar el proyecto desde las diferentes
materias, con una perspectiva interdisciplinar.
El modo de actuación para realizar el proyecto comprendió diferentes fases. En primer
lugar, los alumnos conocieron el Instituto-Escuela a través de su patrimonio. Las
profesoras encargadas del fondo histórico se lo mostraron y explicaron en la biblioteca
y en los laboratorios históricos, con los libros, documentos e instrumentos científicos
que constituyen el patrimonio del Instituto-Escuela. Después, a los alumnos de 4º E se
le asignaron diversos objetos del patrimonio con el fin de que fueran ellos quienes se
los presentaran a sus compañeros de los institutos de Mérida y Castellón en la visita
que estos habrían de realizar en el mes de febrero. De esta forma nuestros alumnos
comprendieron el funcionamiento y el sistema de enseñanza de las Ciencias Naturales
del Instituto-Escuela, valiéndose de los instrumentos científicos y de los materiales
didácticos que se han conservado. Instrumentos y materiales que emplearían los
profesores aspirantes de Ciencias Naturales -entre ellos, Sos Baynat- durante su
experiencia formativa en el Instituto-Escuela. El desarrollo de esta actividad corrió a
cargo de la profesora de Ciencias Naturales y de los profesores de Geografía e
Historia del citado grupo. El trabajo conjunto con estos institutos aún no está cerrado.
Para conocer la formación científica, la trayectoria profesional y otros aspectos
relevantes de la vida de los cuarenta y cinco profesores de Ciencias Naturales del
Instituto-Escuela que son objeto de estudio en este trabajo, los alumnos de 4º F,
dirigidos por el profesor de Tecnología, buscaron a través de internet cuanta
información estuviera disponible acerca de ellos. Los resultados de las búsquedas
informáticas se representan en los gráficos que forman parte del trabajo y en las
biografías de algunos de los profesores que también se adjuntan. Con el fin de que los
alumnos comprendieran mejor el contexto científico español del primer tercio del siglo
XX, el profesor de la Universidad Autónoma de Madrid e integrante del programa
CEIMES Santos Casado de Otaola les dio una conferencia sobre el panorama de las
Ciencias Naturales durante ese periodo. La conferencia sirvió para ilustrar el afán
investigador, los avances de las ciencias y los nombres de los científicos más
importantes de aquel tiempo.
Al estudio del panorama científico del primer tercio del siglo XX, se sumó el histórico-
cultural. En este aspecto, los profesores de Lengua y Literatura, que en 4º de ESO
explican la literatura de la época, analizaron el papel de la Naturaleza en la producción
literaria de las generaciones del 98, del 14 y del 27.
La perspectiva literaria se ha completado con el estudio de la naturaleza en la pintura
de aquellos años. En las clases de Historia, los alumnos han podido conocer también
la situación histórica española que enmarcó la etapa de formación de estos
profesores, así como la posterior a la Guerra Civil, ya bajo el franquismo, cuando
desempeñaron la mayor parte de su actividad profesional.
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España en el primer tercio del siglo XX
En 1898, en Cuba se produjo la derrota de España frente a los Estados Unidos y, con
ella, la pérdida definitiva de lo que quedaba del viejo imperio colonial español. La
derrota puso de manifiesto que España había dejado de ser una gran potencia y la
sumió en una profunda crisis política y moral. En este contexto cobra impulso el
Regeneracionismo, una corriente intelectual que desde finales del siglo XIX pretendía
devolver a España la pujanza perdida promoviendo su desarrollo económico y
educativo.
El Regeneracionismo quería también para España una nueva forma de funcionamiento
político alejada de las prácticas de fraude electoral y caciquismo que habían
deteriorado el sistema de turno de partidos en el que se basaba la España de la
Restauración borbónica desde 1874.
De este deseo de cambio y transformación política del país, en busca de un sistema
más democrático que impulsara el progreso y el desarrollo económico y cultural, se
hicieron eco muchos políticos, intelectuales, científicos, escritores y artistas del primer
tercio del siglo XX. Recordemos el importantísimo papel que desempeñaron entonces
las llamadas generaciones del 98, del 14 y del 27.
Con el cambio de siglo, hubo tres intentos de regeneracionismo político: los dos
primeros, fueron emprendidos por los gobiernos conservadores de Francisco Silvela
(1899-1901) y Antonio Maura (1907-1909) y, el tercero, por el gobierno liberal de José
Canalejas (1909-1912). Todos ellos se propusieron hacer reformas electorales que
pretendían acabar con la corrupción, legislar mejores condiciones laborales para los
trabajadores, con el fin de rebajar la conflictividad social, y dar una mayor presencia
política a las regiones españolas que así lo demandaban por el surgimiento de los
nacionalismos.
Los intentos regeneracionistas no tuvieron continuidad y el sistema derivó en una
situación de crisis política y conflictividad social cada vez mayores que desembocaron
en 1923 en la dictadura de Primo de Rivera. La dictadura no solucionó los problemas
del país y tuvo una creciente oposición hasta su caída en 1930. En 1931, con la vuelta
a las prácticas democráticas, se proclamó la II República.
El regeneracionismo científico y cultural, inspirado en buena medida en el
institucionismo de Giner de los Ríos, vino de la mano de la Junta para Ampliación de
Estudios e Investigaciones Científicas (JAE). Esta institución, nacida en 1907 y
presidida por Santiago Ramón y Cajal, estableció un sistema de becas para que los
científicos e intelectuales españoles completaran su formación en los países más
avanzados de Europa, principalmente Francia, Alemania e Inglaterra. El objetivo último
de la JAE era que, al regresar a España tras su periodo de formación, los becados
entraran a trabajar en los nuevos centros creados para la renovación científica y
cultural del país. La JAE también creó instituciones educativas para impartir una
enseñanza primaria y secundaria acorde con las corrientes pedagógicas europeas
más avanzadas (el Instituto-Escuela) y para completar la formación de los estudiantes
universitarios (la Residencia de Estudiantes). Desde su creación en 1907, pasando por
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los gobiernos monárquicos, la dictadura del Primo de Rivera y la II República, la Junta
y las instituciones que de ella dependían fueron creciendo y ejerciendo una influencia
cada vez mayor en la vida española en el primer tercio del siglo XX. Su actividad en el
ámbito la cultura, el arte y la ciencia de nuestro país explica que este periodo se
conozca como la Edad de Plata.
Entre los años veinte y treinta
del pasado siglo, en un
ambiente de grandes
expectativas, se formaron e
iniciaron su vida profesional los
profesores aspirantes del
Instituto-Escuela. Los que se
quedaron en España después
de la Guerra Civil prosiguieron
con su actividad ya bajo el
franquismo, en un clima político
adverso y en unas condiciones
materiales totalmente distintas.
La Junta para Ampliación de
Estudios quedó desmantelada
y con ella desaparecieron los
proyectos de renovación y europeización de la ciencia y de la cultura que había
impulsado. Los científicos e intelectuales más destacados que habían trabajado en sus
laboratorios y centros de investigación tuvieron que exiliarse o quedaron relegados en
un exilio interior. El Instituto-Escuela se cerró en 1936 y tras la guerra se abandonó la
pedagogía renovadora que lo distinguía del resto de los institutos oficiales. Los
profesores aspirantes también sufrieron en mayor o menor medida estos cambios en
sus trayectorias profesionales, como veremos más adelante. Sin embargo, a pesar de
las dificultades de la posguerra, estos profesores harían sentir su influencia en la vida
educativa española como se demuestra en el trabajo de nuestros alumnos.
Santiago Ramón y Cajal en su laboratorio
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La Naturaleza en la literatura y arte de la época
La pintura de paisaje se reivindicó como género propio en el siglo XIX, pues hasta
entonces el paisaje se había considerado como el telón de fondo de temas religiosos,
mitológicos o históricos. El paisaje adquirió verdadero protagonismo en la primera
mitad del siglo XIX con el Romanticismo. Para los románticos, España era muy exótica
porque contenía monumentos y huellas del mundo oriental que no había en otros
lugares de Europa.
En la segunda mitad del siglo XIX, se impuso el Realismo, es decir, que después de
desplegar la fantasía y la imaginación, los artistas volvieron sus ojos a la realidad.
CARLOS DE HAES (1826-1898)
Con él llegó el paisaje a la pintura
española. La familia de este pintor
de origen belga vivió unos años en
Málaga y después se trasladó de
nuevo a Bélgica. Pero él debió de
cogerle afecto a España pues, tras
estudiar Bellas Artes en Bruselas, volvió a Madrid.
Fue profesor de la Escuela de Bellas Artes de San
Fernando, donde enseñó a sus alumnos a pintar el
paisaje. Carlos de Haes abandonó la
representación del paisaje fantasioso de raíz
romántica y defendió el paisaje realista que
implicaba la pintura del natural y las expediciones
del pintor a geografías poco habituales, aunque
luego terminase la obra en el taller. Haes tenía
preferencia por los paisajes verdes y frondosos y
por las naturalezas agrestes. En las proximidades de Madrid, sólo existía un paisaje
grandioso y frondoso, el de la sierra de Guadarrama.
El entusiasmo por el paisaje de los pintores coincidió con el que tenía también la
Institución Libre de Enseñanza. Sus miembros, encabezados por Francisco Giner de
los Ríos, amaban la sierra del
Guadarrama, a la que hacían frecuentes
excursiones, pues pensaban que los
paisajes de la sierra "representan ese
carácter y modo de ser poético de la que
podría llamarse la espina dorsal de
España". Giner calificó el paisaje como
"el más sintético, cabal y compresivo de
todos los géneros de la pintura", y
pensaba que su disfrute se producía
porque en él participaban todos los
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sentidos. Ante el paisaje del Guadarrama, Giner decía no haber sentido nunca una
impresión de recogimiento más grande, más profunda, más solemne, más
verdaderamente religiosa". La sierra inspiraba, pues, valores de rectitud moral y tenía
una función pedagógica, por eso llevaban a los jóvenes de excursión, porque
consideraban que allí debían establecer la vinculación con el mundo natural
alejándose de la vida insalubre y poco higiénica, tanto en lo material como en lo
espiritual, que llevaban en la capital. Pero Giner pensaba que esas propiedades
pedagógicas del paisaje no sólo se encontraban en la sierra madrileña sino en otras
partes de la Geografía española, como el paisaje de Castilla impregnado de Historia
(Paisaje y figura del 98, p. 61).
AURELIANO DE BERUETE (1845-1912)
Entre esos pintores discípulos de Haes y próximos a la Institución Libre de Enseñanza,
destaca Aureliano de Beruete, un pintor de la naturaleza que llegó a ser director del
Museo del Prado. A finales del siglo
XIX, en Francia, triunfaba la pintura
de paisaje al aire libre realizada por
los impresionistas. A los pintores
españoles les interesaba la luz,
pero practicaban un impresionismo
singular, un luminismo que no
llegaba a disolver las formas de los
objetos. A Beruete le gustaba la
sierra de Guadarrama, pero no
adentrándose en ella sino como
fondo de los paisajes que pintaba.
También le gustaba pintar las ciudades próximas a Madrid y cargadas de historia,
como Segovia, Ávila y Toledo.
Enrique Lafuente Ferrari
decía que Beruete pintaba
según las estaciones: En
invierno y primavera, pintaba
en Madrid y sus alrededores:
orillas del Manzanares, el
Pardo, la sierra de
Guadarrama. En verano, se
marchaba al extranjero (Italia,
Francia, Alemania, Suiza...) o
al norte de España. En otoño,
volvía a Madrid y pintaba las ciudades próximas, Toledo en particular, aunque también
hacia alguna campaña en Andalucía. Lo que mejor define su personalidad son los
paisajes del centro de España y, sobre todo, de Madrid.
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JOAQUIN SOROLLA (1863-1923)
Fue considerado un pintor extraordinario en su época y tuvo encargos y
reconocimiento internacionales. Su interés por la luz le llevó a ser considerado también
como uno de los impresionistas
españoles al igual que Beruete,
aunque ambos eran muy
conscientes de que su interés
por la luz estaba lejos de la
factura impresionista de los
pintores franceses. Sorolla fue
sobre todo pintor de paisajes con
figuras, de playas valencianas
con pescadores y personajes
bañados por el sol. A partir de
1900 se dedicó a recorrer
España y a pintar sus paisajes,
sobre todo pequeños rincones y
jardines, cuya fama quedó oscurecida por sus pinturas de gran formato sobre las
regiones españolas pintadas para la Royal Society de New York. En el actual Museo
Sorolla, que fue su vivienda en Madrid, se puede apreciar su amor por la naturaleza y
los jardines.
DARIO DE REGOYOS (1857-1913)
Es el único paisajista español situado bajo la influencia francesa del impresionismo y,
más exactamente, del puntillismo. En su juventud, viajó mucho por Francia y Bélgica y
conoció a Monet y a Pisarro.
Con el escritor Emile Verhaeren, realizó un viaje por España, que empezó en
Guipúzcoa y terminó en el Escorial, y es el motivo de su famoso librito La
España negra, que concluyó "en el año 98 de tristes recuerdos". Este libro se
convirtió en una referencia de la visión pesimista de España, porque se
quedaron impresionados con algunas costumbres que formaban parte de la
cultura española, como la fiesta de los toros.
Darío de Regoyos es un pintor de paisajes que
nos muestra también el mundo moderno con las
fábricas y los ferrocarriles en medio de magníficos
paisajes. El ideal de paisaje de Regoyos era el
campo verde de su tierra, el País Vasco, aunque
también supo captar el paisaje mesetario
castellano. Otro compatriota suyo, Miguel de
Unamuno, tenía un gusto opuesto: "Para mí no
hay paisaje feo. Al llegar aquí (Salamanca) me
hablaban todos de la tristeza y fealdad -confunden lo triste con lo feo- de esta campiña
sin árboles ni arroyos y me ponderaban la belleza de mi tierra vasca. Y les sorprendía
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el oírme decir que prefiero este paisaje amplio, serio, grave". Por su parte, Ortega
decía que desde siempre había existido "el prejuicio intolerable de no considerar bellos
más que los paisajes donde la verdura triunfa". Los escritores del 98 y los intelectuales
del 14 reivindicaron, como vemos, la belleza del paisaje castellano (Paisaje y figura del
98, p. 85).
IGNACIO ZULOAGA (1875-1945)
Este pintor es considerado el máximo correlato
plástico de los escritores de la generación del 98
y también el prototipo de pintor vasco enamorado
del paisaje castellano. Su obra más característica
son los paisajes con figuras. El pintor decía que
no quería copiar la naturaleza, que para eso ya
estaban las cámaras fotográficas. No quería
pintar la naturaleza sino el “carácter y la
penetración psicológica de una raza”, según Julio
Caro Baroja. Aunque conoció en París a los
pintores impresionistas y posimpresionistas, su
obra está más cerca del expresionismo.
La pintura de Zuloaga, que retrata el carácter
psicológico de los personajes y de la tierra que los envuelve, ilustra el espíritu
regeneracionista de pensadores de la época como Unamuno, Ramiro de Maeztu o
José Ortega y Gasset. Para los intelectuales y literatos de finales del siglo XIX y
principios del XX, el paisaje con sus características
físicas más destacadas y el hombre modelado por él
y por la Historia constituyen el depósito de valores y
realidades sobre el que regenerar el presente para
asentar el futuro.
A Zuloaga se le considera el pintor que ha dado
respuesta a la decadencia española, porque sin
renunciar a la visión romántica del país -toreros,
tipos campesinos, mujeres de ojos inquietantes...-
muestra en ellos nervio y viveza frente a la apatía
tradicional. Zuloaga fue retratista de muchos de los
escritores e intelectuales regeneracionistas cuyos
ideales comparte.
En sus últimos años, Zuloaga se dedicó más al paisaje sin figuras. Pero lo que más ha
pervivido de su obra y en lo que más influyó en otros pintores, fue en el paisaje con
figuras del que son herederos José Gutiérrez Solana y, también el Sorolla de las
pinturas de la Hispanic Society.
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JUAN DE ECHEVARRIA (1875-1931)
Para nosotros este pintor es especialmente
interesante por su vinculación con el
Instituto-Escuela, puesto que, como
representante de la burguesía ilustrada de
la época, llevó a su hijo José a estudiar en
él. Juan de Echevarría, nacido en el seno
de una familia de industriales vascos,
recibió una esmerada educación en
Europa, primero en Angulema (Francia) y
después en Eton (Inglaterra). Cuando
terminó sus estudios de ingeniería
industrial continuó viajando por distintos países europeos para conocer los
procedimientos siderometalúrgicos más avanzados para después aplicarlos en la
empresa familiar Al morir su madre en 1902, dejó el mundo industrial y decidió
dedicarse a la pintura.
Empezó su formación pictórica en Bilbao, donde por
entonces trabajaba Darío de Regoyos y después se marchó
a Francia a completar sus estudios. Allí se puso en contacto
con Picasso y Zuloaga y conoció la pintura de los
posimpresionistas, sintiéndose atraído sobre todo por
Gauguin.
Fue paisajista y pintor de figuras populares sobre fondo de
paisajes, en la línea de Zuloaga. Como él estuvo muy
vinculado a los intelectuales de las generaciones del 98 y del
14 (Valle-Inclán, Unamuno, Baroja, Juan Ramón Jiménez,
Azorín y Maeztu), a los que también retrató.
La pintura de jardines
Dentro de la pintura española del primer tercio del siglo XX y, en relación con la
naturaleza, merece un comentario aparte la pintura de jardines. El jardín es una
naturaleza organizada y plantada por el ser humano, es la naturaleza modelada por el
trabajo. En el mundo industrializado y velozmente cambiante de esta época, las
ciudades ensanchadas habían perdido contacto con la naturaleza y sus habitantes
también perdieron la relación con el trabajo de la tierra que sus antepasados habían
tenido. Es probable que los jardines vinieran a sustituir esa ausencia. Coincidiendo con
ella, en las ciudades hay una proliferación de avenidas arboladas y jardines públicos
que vinieron a ser un elemento democrático de indudable valor, pues permitieron a las
clases populares disfrutar también de los jardines a los que no habrían tenido acceso
de otra manera.
Hay muchos artistas españoles dedicados a la pintura de jardines en los comienzos
del siglo XX, entre los que destacan Santiago Rusiñol y Joaquín Sorolla. Sin embargo,
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para nosotros tiene un especial significado un pintor de jardines menos conocido,
Javier de Winthuysen, ya que su hijo, del mismo nombre, fue alumno del Instituto-
Escuela.
JAVIER DE WINTHUYSEN (1874-1976)
Fue pintor, jardinero, escritor y periodista.
Procedía de una familia holandesa llegada a
España en el siglo XVII. Nació en Sevilla donde
empezó sus estudios de dibujo y pintura y
después se marchó a París donde conoció a los
pintores impresionistas y posimpresionistas. De
vuelta a España, por mediación de Juan Ramón
Jiménez y de Sorolla, solicitó una beca a la
Junta para Ampliación de Estudios con el fin de
estudiar los jardines históricos españoles. En
1919, le fue concedida la pensión y después empezó a recibir encargos: el diseño del
jardín de la Residencia de Estudiantes, de la Escuela de Ingenieros de Caminos, la
Fundación del Amo, y de numerosos jardines privados, además de la restauración de
jardines próximos a Madrid, como los del Palacio Real de Aranjuez. La reflexión sobre
su trabajo le llevó a publicar una serie de artículos sobre jardinería.
La Guerra Civil le sorprendió en Madrid y después
se trasladó a Valencia, donde visitaba con
frecuencia a Antonio Machado. Allí recibió la
noticia de la muerte de su hijo Javier. Después de
la guerra, se instaló en Barcelona y ocupó el
puesto de inspector general del Patronato de
Jardines Artísticos y Paisajes Pintorescos. Siguió
dedicado a la jardinería y al paisaje hasta su
muerte en 1956. Winthuysen hizo una verdadera
campaña de defensa y cuidado de los jardines
que tuvo su eco puesto que la administración emprendió la recuperación de distintos
jardines. Este poema de Rafael Alberti ilustraría muy bien la actividad de Winthuysen:
Jardinero, Vete al jardín de los mares y plántame un madroñero bajo los velos polares. Jardinero, Para mi amiga, una isla de cerezos estelares, murada de cocoteros. Jardinero, Y en mi corazón guerrero plántame cuatro palmeras a modo de masteleros. Jardinero.
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El contexto científico
Durante el siglo XIX, las ciencias naturales españolas estaban atrasadas. Los
gabinetes eran auténticos almacenes donde se guardaban animales y piezas exóticas,
más bien colecciones de curiosidades que centros de estudio. Pero, en el primer tercio
del siglo XIX, las cosas empezaron a cambiar y los gabinetes se transformaron en
museos con un carácter más científico.
Aunque en 1871 el proceso de modernización de las ciencias naturales comenzó con
el nacimiento de la Sociedad Española de Historia Natural y la aparición de revistas
científicas, su gran renovación en España se produjo con la inauguración del nuevo
museo de Ciencias Naturales de Madrid a principios del siglo XX. A finales del siglo
XIX, el museo se encontraba en un situación de postración científica e instalado en los
bajos de la Biblioteca Nacional, un lugar inadecuado para mostrar sus colecciones.
El protagonista de los cambios que acontecen en el Museo de Ciencias Naturales es
Ignacio Bolívar, un naturalista que en 1901 había
sido nombrado director de la Institución. En 1910,
Bolívar consigue que el museo sea trasladado al
Palacio de las Artes y la Industria, un edificio
situado en la zona norte de Madrid, en los llamados
Altos del Hipódromo. Allí se podrían exhibir mejor
las colecciones para cubrir el objetivo del fin
divulgativo de la entidad. Pero, el Museo de
Ciencias Naturales también debía reforzar y
modernizar su labor investigadora y abrirla a
nuevos campos como la ecología o la genética.
Para todo ello, Bolívar contó con el apoyo
institucional de la Junta para Ampliación de
Estudios e investigaciones Científicas, creada en
1907, entre cuyos cometidos estaba la
modernización de la ciencia en España. Bolívar fue
vocal de la Junta y convirtió el Museo de Ciencias
Naturales en un referente para el despertar de la ciencia española y para el
conocimiento de la Gea, Flora y Fauna.
Además de impulsar la labor científica del Museo de Ciencias Naturales, la Junta para
Ampliación de Estudios creó otros centros de investigación complementarios:
- La Estación Alpina de Biología, creada en 1910 con el fin de hacer una
investigación más moderna y didáctica, viendo la Biología en la propia
naturaleza.
- La Comisión de Investigaciones Paleontológicas y Prehistóricas, creada en
1912 también a instancias de Ignacio Bolívar y bajo el amparo institucional del
Museo de Ciencias Naturales y de la JAE. La Comisión tuvo como jefe de
trabajos a Eduardo Hernández-Pacheco y contribuyó al descubrimiento y
estudio de las cuevas prehistóricas de la zona cantábrica, que hasta entonces
había estado monopolizado por instituciones francesas.
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- El Instituto Español de Oceanografía creado en 1914 por Odón de Buen tenia
laboratorios y centro costero en Santander.
- La estación de Biología Marina de Marín (Pontevedra), creada en 1932. Fue
utilizada por la JAE para potenciar los estudios marinos, fundamentalmente de
invertebrados.
En estos años, el Museo de Ciencias Naturales hace también una labor de inventario
de la Flora y la Fauna ibéricas. En 1914, empiezan a aparecer volúmenes de una
colección que todavía no se ha completado. Continuando con el afán investigador en
nuevos campos, en 1925 y bajo el impulso de Ignacio Bolívar se creó EOS, la primera
revista española de entomología.
Al Museo de Ciencias Naturales se le incorporan en 1930 nuevas piezas como el
diplodocus o el elefante africano. Pero también surge una nueva manera de mostrar a
los animales en su hábitat y ambiente.
Por su parte, nuestros naturalistas se ocupan de estudios cada vez más
especializados, principalmente en el ámbito de las especies que vivían en la
península. Algunos naturalistas destacados son José Cuatrecasas, que trabajó en el
Jardín Botánico y desarrolló el estudio de las comunidades de plantas y la ecología de
las plantas; Antonio de Zulueta, que estudió genética con insectos y con cromosomas
x e y; Hugo Obermayer, que entre 1910-15 inició los estudios de morfología glaciar; y
Eduardo Hernández Pacheco, que creó reservas y parques nacionales con ayuda de
José Royo, su discípulo.
En su amor por la naturaleza, estos naturalistas coincidían con Francisco Giner de los
Ríos, el cual también quería contribuir al estudio real y positivo de España y, a través
de la Institución Libre de Enseñanza, quiso impulsar la ciencia, la educación y la
cultura españolas. Además pensaba que la naturaleza tenía un gran importancia en la
formación moral de los individuos. Por el esfuerzo común de naturalistas e
institucionistas, en 1886 fue creada la Sociedad para el Estudio del Guadarrama.
Este ambiente de renovación científica y amor por la naturaleza estimulado por los
profesionales que trabajaban en el Museo de Ciencias, en el Jardín Botánico y en las
demás centros científicos antes mencionados fue el que vivieron los profesores
aspirantes de Ciencias Naturales del Instituto-Escuela cuando pasaron por ellos para
completar su formación.
(Esta Información es un resumen de la conferencia que el profesor Santos Casado de Otaola
pronunció en el Instituto Isabel la Católica el 28 de febrero de 2011).
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Las Ciencias Naturales en el Instituto-Escuela
La metodología empleada por los profesores del Instituto-Escuela en la enseñanza de
las Ciencias Naturales (Biología, Geología y Agricultura) está explicada en el libro Un
ensayo pedagógico: El Instituto-Escuela de Segunda Enseñanza de Madrid
(Organización, Métodos, Resultados), publicado por la Junta para Ampliación de
Estudios en 1925. Esa metodología aparece incluida en la programación de las
materias de Ciencias naturales, elaborada por los catedráticos del Instituto-Escuela
Antonio Marín Sainz de Viguera (Biología), Federico Gómez Llueca (Geología) y Luis
Crespí Jaume (Agricultura).
Con el estudio de las Ciencias Naturales se perseguían dos objetivos, uno de carácter
práctico, adquirir conocimientos útiles que se pudieran aplicar a la agricultura, la
minería, la industria, la medicina, etc. El segundo objetivo era encauzar la curiosidad
de los alumnos hacia la naturaleza y facilitar su aprendizaje viendo y tocando las
cosas. En los laboratorios de Biología y Geología y en la biblioteca del fondo histórico
han quedado parte de los libros e instrumentos que utilizaron los alumnos para hacer
posible ese aprendizaje.
En el laboratorio de Biología se conservan modelos anatómicos y florales, animales
naturalizados, conchas, láminas, etc., que los alumnos podían observar y que luego
dibujaban en sus cuadernos, como hemos podido constatar en los cuadernos y
trabajos de alumnos que han llegado hasta nosotros. La colección de aves
naturalizadas nos recuerda el amor por la ornitología de uno de los alumnos del
Instituto-Escuela, Francisco Bernis Madrazo, que después fue el fundador de la
Sociedad Española de Ornitología (SEO). Lo que no pudieran estudiar con esos
modelos, podían contemplarlo en los libros ilustrados que se conservan en la
biblioteca histórica o en las placas de cristal que se pueden ver en los mismos
laboratorios. El hecho de que una gran parte de los libros de ciencias de la biblioteca
estén en lengua extranjera (en francés, algunos de los manuales que utilizaban los
alumnos, y en inglés o alemán, los libros de consulta) nos dice mucho de la
actualización de los contenidos científicos en el Instituto-Escuela y de la importancia
que en él se daba al estudio de los idiomas.
Las excursiones al campo eran prioritarias en el sistema de enseñanza de este
instituto. En ellas, los alumnos recogían muestras de plantas para confeccionar luego
sus herbarios. La caja de Dilenius que se conserva en el laboratorio es un ejemplo de
recipiente que se utilizaba para ese fin. Como modelo de elaboración de sus propios
herbarios, los alumnos probablemente se sirvieron de los dos que se conservan en el
laboratorio de Biología: el de Beltrán y Vicioso, de 1915, y el de 1934, que forma parte
de los herbarios que preparó el Jardín Botánico en la época de la República para los
centros escolares.
En el Instituto-Escuela, la enseñanza de la Histología tuvo una especial relevancia. No
hay que olvidar que estaba dirigido por la Junta para Ampliación de Estudios, cuyo
presidente era el premio Nóbel de Medicina Santiago Ramón y Cajal. En el laboratorio
de Biología, se han conservado un microtomo, varios microscopios y cajas con
preparaciones realizadas por los alumnos. El microtomo servía para cortar las
17
preparaciones que luego se observaban en el microscopio.
Las preparaciones tienen un extraordinario valor por su
singularidad y porque demuestran que los alumnos, en sus
mesas de trabajo de los laboratorios, no sólo aprendían las
ciencias a través de la observación sino que también
experimentaban, esto es, aprendían a hacer una labor muy
parecida a la de los científicos. La biblioteca histórica
conserva un libro en francés que muestra la anatomía y
disección de una rana. Ejemplares como este les serían
muy útiles a los alumnos a la hora de realizar sus
experimentos.
En el laboratorio de Geología, hay un conjunto extenso y
variado de minerales, rocas y fósiles. En él encontramos colecciones geológicas que
les servían a los alumnos para estudiar la materia y numerosos ejemplares
probablemente recogidos por ellos mismos en las excursiones al campo. Cuando
hacían las excursiones, para interpretar el paisaje se ayudarían de mapas geológicos,
como la hoja de Teruel, conservada en la biblioteca histórica, que está realizada y
dedicada al Instituto-Escuela por Federico Gómez Llueca, el catedrático de Geología.
En el mismo laboratorio, podemos contemplar un microscopio petrográfico, que se
utilizaba para observar las preparaciones minerales, y unas pinzas de turmalina, que
cumplían la misma función que el microscopio.
También en el laboratorio de Geología, se conservan algunos objetos que nos hablan
de la enseñanza de la Agricultura en el Instituto-Escuela. En esta materia, como en las
otras de Ciencias Naturales, se empleaban los métodos de observación y
experimentación. Para las prácticas, se utilizaban los terrenos que había alrededor del
Instituto, donde los alumnos podían plantar y ver crecer los cultivos. En Agricultura, los
alumnos también explicaban y dibujaban en sus
cuadernos las experiencias realizadas en clase. Muestra
de una de estas experiencias es el dibujo de una
pequeña prensa de uva, conservada en el laboratorio,
que hemos encontrado en el cuaderno de clase de un
alumno para ilustrar el proceso de elaboración del vino.
De Agricultura, se ha conservado también un importante
conjunto de semillas en tubos de cristal, que recuerdan la
expedición que realizaron por el norte de España Luis
Crespí y el científico ruso Vavilov, que fue el recolector
del primer banco mundial de semillas.
Según se expone en las programaciones de Biología, Geología y Agricultura, las
clases empezaban con un repaso de lo explicado por el profesor el día anterior, que
servía para aclarar posibles dudas de los alumnos. Después, el profesor explicaba los
contenidos siguientes del programa, dejando tiempo para que los alumnos tomaran
notas y plantearan preguntas. Con este método, en la clase se establecía un diálogo
permanente entre el profesor y los alumnos. La parte final de la clase solía dedicarse a
las prácticas que podían realizarse en la misma aula o en el laboratorio.
18
Esta metodología, expuesta en las programaciones y reflejada en parte en los objetos
científicos conservados en los laboratorios, en los libros de la biblioteca y en los
cuadernos recuperados de los alumnos, es el que aprenderían los profesores
aspirantes de Ciencias Naturales del Instituto-Escuela.
19
Estos gráficos muestran distintos aspectos significativos de la formación y de la
trayectoria vital y profesional de los cuarenta y cinco profesores de Ciencias Naturales
que se formaron en el Instituto-Escuela. Los datos para la elaboración de estas
gráficas los han obtenido los alumnos de 4º F a través de búsquedas en internet,
asesorados por su profesor de Informática.
Comentario de los gráficos
Gráfico 1.- El reglamento del Instituto-Escuela establecía que los profesores aspirantes
debían completar su formación científica en las instituciones dependientes de la Junta
para Ampliación de Estudios. En el caso de los profesores de Ciencias Naturales, los
organismos más idóneos fueron el Museo de Ciencias Naturales y el Jardín Botánico.
Estas instituciones no fueron creadas por la Junta para Ampliación de Estudios,
existían previamente, pero gracias a ella su actividad científica recibió un gran impulso.
En este campo, sólo hemos encontrado información de dieciocho profesores. Trece de
ellos estuvieron vinculados al Museo de Ciencias Naturales; cuatro colaboraron con el
Jardín Botánico y una profesora, Rosa Herrera, colaboró con el laboratorio Foster,
llegando a dirigirlo desde octubre de 1923 hasta mayo de 1925. Este laboratorio
estaba instalado en la Residencia de Señoritas, que, dirigida por María de Maeztu, era
el equivalente femenino de la Residencia de Estudiantes donde vivieron Lorca, Dalí y
Buñuel.
Gráfico 2.- Otro aspecto que cuidaba el Instituto-Escuela en la formación de los
profesores aspirantes era la enseñanza de los idiomas para que pudieran viajar al
extranjero a completar su formación científica. Hay constancia de que diez de estos
profesores fueron pensionados por la Junta. La fuente informativa consultada para
obtener este dato ha sido el archivo virtual de la Edad de Plata de la página web de la
Residencia de Estudiantes. En archivo aparece la relación de los pensionados y de los
que viajaron por sus propios medios, pero que después por el interés de los estudios
que realizaron tuvieron la consideración de pensionados.
Gráfico 3.- En la relación de profesores aspirantes, llama la atención el número de
hombres (28) y mujeres (17) que la componían. Estas cifras representan una
proporción de un 60,7% de varones con respecto a las mujeres. El dato es significativo
si tenemos en cuenta que, en el primer tercio del siglo XX, las mujeres estaban muy
presentes en la enseñanza primaria, pero ausentes en la secundaria y, por supuesto,
en la universidad. No hay que olvidar que la ley que permitió a las mujeres acceder sin
permisos especiales a las enseñanzas secundaría y universitaria se aprobó en 1911.
Entre los catedráticos del Instituto-Escuela no hay constancia de que hubiera ninguna
mujer a lo largo de sus dieciocho años de existencia.
Gráfico 4.- De la información encontrada sobre los profesores estudiados, nos ha
parecido interesante destacar el dato de los que tuvieron que exiliarse después de la
Guerra Civil. El desenlace de la guerra fue decisivo para la vida profesional de estos
profesores, porque unos se exiliaron y otros fueron depurados bajo el franquismo.
Tenemos constancia de que siete profesores se exiliaron en México y Argentina,
20
países que recibieron a un buen número de exiliados españoles, particularmente
México, donde recalaron muchos científicos. Otros profesores, los depurados, vivieron
un exilio interior y tuvieron que dedicarse a otras actividades para poder sobrevivir,
ajenas a la docencia y a la investigación para las que tan bien se habían preparado.
Un ejemplo de estos profesores que sufrieron el exilio interior es Vicente Sos Baynat,
que no fue rehabilitado como catedrático de Instituto hasta muchos años después.
Gráfico 5.- El último gráfico refleja los datos que hemos encontrado sobre las
profesiones desempeñadas por los profesores de Ciencias Naturales que se formaron
en el Instituto-Escuela. Hay que matizar que sólo hemos encontrado datos de treinta y
seis de ellos. Una gran mayoría, veinticinco, llegaron a ser profesores de instituto, que
era la actividad para la que se habían formado en el Instituto-Escuela; siete fueron
profesores universitarios, dos inspectores de Enseñanza Secundaria y uno maestro.
Todas ellas eran, como vemos, profesiones relacionadas con la educación. La
profesión más novedosa en su momento fue la de Guillermo Fernández López, que se
dedicó al cine científico mientras vivió su exilio en Argentina y después de su regreso a
España.
En conjunto y, pese a las dificultades que estos profesores tuvieron que vencer por las
circunstancias históricas en las que se desarrolló su vida profesional, comprobamos
cómo la formación que habían recibido se tradujo en una importante trayectoria
profesional, según se desprende de las biografías de algunos de ellos que exponemos
a continuación.
Hemos empezado con la biografía de Vicente Sos Baynat, porque fue un ejemplo de
exilio interior y el que nos inspiró para hacer el estudio global de los profesores de
Ciencias Naturales que se formaron en el Instituto-Escuela. Después de Sos Baynat,
sigue una relación de profesores que tuvieron relevancia dentro de España y, cerrando
nuestro trabajo, recogemos las biografías de cuatro profesores que vivieron el exilio.
21
Biografías
VICENTE SOS BAYNAT (1895-1992)
Vicent Sos Baynat cursó sus estudios
de Primaria y Bachillerato en
Castellón. Se trasladó a Madrid en
1915, donde realizó estudios de
Ciencias Naturales en la Universidad
Central y entró en contacto con
Eduardo Hernández – Pacheco,
catedrático de Petrografía y Geología
general. Con el “descubrió” la Sierra
de Guadarrama, el Valle del Tajo, la
Meseta, el río Jarama, etc. Además
con él y con otros profesores asistió a clases prácticas en el Museo Nacional de
Ciencias Naturales de Madrid y en el Jardín Botánico.
En 1926, obtuvo por oposición una plaza de preparador en el Museo Nacional de
Ciencias Naturales. Allí conoció a José Royo Gómez, insigne Geólogo y Paleontólogo.
Desde 1926 hasta 1933, fue profesor aspirante en el Instituto-Escuela, donde ejercía
como catedrático Federico Gómez Llueca, máxima autoridad en numulítidos en esos
momentos. Este profesor, junto a Hernández Pacheco y José Royo Gómez, serán
determinantes en su formación geológica. Según Antonio Jiménez-Landi, en 1927 y
1929 realizó estudios de Mineralogía y Paleontología en París como becario de la
Junta para Ampliación de Estudios. En 1927, empezó también sus clases en la
Institución Libre de Enseñanza.
Su carrera profesional se afianza en la década de los años 30. Desde 1932 fue, por
oposición, profesor de Geología en el Museo de Ciencias Naturales y también, en ese
año, ganó los Cursillos de Selección del Profesorado, y pasó a ser profesor de
Ciencias Naturales en el Instituto Quevedo de Madrid. En 1934, leyó su tesis doctoral
sobre “Estratigrafía y Tectónica de la Sierra de Espadán”, dirigida por Hernández
Pacheco. En 1935, fue nombrado catedrático por oposición en el Instituto de Castellón.
Al comenzar la Guerra Civil y por orden del gobierno republicano, es enviado a
Valencia junto a otros profesores de Instituto, de la universidad y del Museo de
Ciencias Naturales. Allí continuó su labor como catedrático en los institutos Luis Vives
y Blasco Ibáñez. En 1937, se trasladó a Castellón como Director del Instituto Ribalta,
donde estuvo hasta mayo de 1938. Ese año asiste al XVII Congreso Geológico
Internacional que se celebró en Moscú.
Al terminar la guerra, se mantuvo oculto hasta 1950 por temor a las represalias por
haber asistido al mencionado congreso de Moscú. Lo único que sabemos de ese
periodo, según escribe Jiménez Landi, es que dio clase en el Colegio Athenea, un
centro educativo fundado por dos antiguos institucionistas, Mercedes Ontañón Sardá y
su marido Luis Rubert
22
En 1950, fue contratado por el empresario José Fernández López, propietario del
matadero industrial de Mérida, así como de la fábrica de conservas y la corchera. Este
industrial, con notable inquietud para los negocios, se embarcó también en el mundo
de la minería, inicialmente con la intención de implantar una industria cerámica, para lo
que necesitaría disponer de yacimientos de caolín. Para este fin, José Fernández
contrató a Vicente Sos Baynat que estuvo trabajando quince años para él en las minas
de Logrosán, cerca de Mérida.
En estos años, Sos Baynat recogió gran cantidad de muestras de rocas y minerales
que serían la base del Museo de Geologia de Extremadura. En realidad, el Museo (por
entonces, en los sótanos de la actual residencia del Presidente de la Junta de
Extremadura) estaba concebido como un laboratorio de investigación que hoy cuenta
con más de diez mil ejemplares. También por entonces publica una decena de libros y
monografias de la geologia de Extremadura que en 1965 le harán merecedor del
Premio Nacional de Ciencias, otorgado por la Real Academia de Ciencias Exactas,
Físicas y Naturales de Madrid, por su trabajo Geología y mineralogía de la Sierra de
San Cristóbal de Logrosán de Cáceres.
Después de estar veintiocho años apartado de la
docencia, el gobierno franquista lo repuso en su
cátedra. En 1965, ingresó de nuevo como
catedrático en el Instituto de Ciudad Rodrigo, dos
años antes de su jubilación. Tras su jubilación,
siguió ligado a la enseñanza en el Colegio Estudio
de Madrid, donde dio cursos especiales a alumnos
de Bachillerato y a profesores. En este centro se
conservan todavía sus cuadernos de excursiones
geológicas. También impartió cursos y
conferencias en el Instituto Sos Baynat y en el
Colegio universitario de Castellón.
En 1971, durante una visita a Estados Unidos,
estableció contactos con la universidad de Cincinnati y con la NASA que le facilitaron
sus posteriores estudios sobre la geología de la Luna. En 1982, fruto de esas
investigaciones, publicó su Geología de la Luna.
Sos Baynat fue presidente de la Sociedad Española de Mineralogía y colaborador de
la Real Sociedad Española de Historia Natural, la Sociedad Española de Geología y la
Institución Catalana de Historia Natural, entre otras. Desde 1983, fue académico de la
Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona.
http://es.wikipedia.org/wiki/Vicent_Sos_Baynat
http://iesvsosbaynat.edu.gva.es/index.php?option=com_content&view=article&id=141&Itemid=200&lang=ca
Jiménez Landi, (1966)
23
FERNANDO GALÁN GUTIÉRREZ (1908-1999)
Nacido en Luarca (Asturias), Fernando Galán Gutiérrez fue uno de los genetistas
españoles más importantes de su tiempo y autor de una obra científica realizada
exclusivamente en nuestro país.
Estudió Ciencias Naturales en la Facultad de Ciencias de la Universidad Central de
Madrid. Tanto en la licenciatura (1930) como en el doctorado (1931) obtuvo la
calificación de Sobresaliente y el Premio Extraordinario. Entre 1931 y 1933, fue
profesor aspirante en el Instituto-Escuela.
Inició sus estudios sobre Genética como alumno del profesor Antonio de Zulueta y
Escolano, que tuvo otros discípulos tan destacados como Achúcarro, Alía Medina,
Anadón, Bustinza, Fernández Nonídez, etc.
En 1933, consiguió la cátedra de Biología de la Sección de Ciencias de Cádiz,
dependiente entonces de la Universidad de Sevilla. Poco después, en 1936,
desempeñó la misma Cátedra en la Universidad de Salamanca, donde permaneció
hasta su jubilación.
Su interés por la Genética le llevó a aprender alemán para poder leer los trabajos de
Mendel en versión original. Al contrario que Zulueta y Nonídez, Galán no trabajó fuera
de España. Aunque sabemos que en 1936 recibió una beca de la Rockefeller
Foundation para trasladarse a CaITech (EE.UU.) e investigar con T. H. Morgan,
considerado el padre de la Genética experimental y que en 1933 había recibido el
premio Nobel, el profesor asturiano permaneció en nuestro país. Al estallar la Guerra
Civil española, Galán pensó “que su deber patriótico era quedarse en España por si su
país le necesitaba”.
Fernando Galán permaneció durante toda su vida profesional en Salamanca, donde
recibió la Medalla de Oro de la Ciudad en 1985. En el acto de entrega dijo que
después de medio siglo “dedicado exclusivamente al puro negocio del estudio, soy un
auténtico proscrito. Trabajo con unos pocos de mis más adictos colaboradores,
arrinconado en un vergonzante hacinamiento de libros, aparatos, utensilios y
protocolos”. Estas palabras reflejan la precariedad en la que vivieron los estudios
científicos españoles durante muchos años.
Al profesor Galán se le puede considerar uno de los tres científicos más importantes
en relación con los primeros pasos de la Genética española. Los otros dos fueron el ya
citado Antonio de Zulueta y José Fernández Nonídez. Los tres trabajaron juntos en el
Laboratorio de Biología del madrileño Museo Nacional de Ciencias Naturales.
http://citologica.org/fteixido/224/fernando-galan-gutierrez-1908-1999/
24
JOSÉ GONZÁLEZ-ALBO CAMPILLO (1913-1990)
Nació en la localidad manchega de La Solana
(Ciudad Real), en el seno de una familia de médicos
e industriales dedicados al comercio de productos
manchegos. Cursó sus estudios de Bachiller en
Ciudad Real, en el Instituto de los Hermanos
Maristas.
En 1926, accedió a la Universidad Central para
estudiar Ciencias Naturales. En 1932, terminó la
carrera con 19 años y a causa de imperativos
burocráticos debieron pasar dos más hasta poder
darle el título de Licenciado en Ciencias Naturales,
en 1934. Años antes comenzó su andadura botánica,
pues ya en 1930 era socio de la Real Sociedad
Española de Historia Natural. En 1932, cuando
acabó su licenciatura colaboró con el Jardín Botánico de Madrid, en la sección de
herbarios, como geobotánico, con Luis Ceballos y Miguel Martínez. Realizó esta labor
mientras se formaba como profesor aspirante de Ciencias Naturales en el Instituto-
Escuela, donde permaneció dos cursos, entre 1932 y 1934.
Gracias al apoyo de los doctores I. Bolívar y J.Cuatrecasas, en el verano de 1932,
consiguió una beca en la Estación Internacional Geobotánica Mediterránea y Alpina de
Montpellier (SIGMA), donde aprenderá con Braun Blanquet las bases de la moderna
fitosociología. La asignación se repetirá en 1934 y 1936. En este último año no pudo
realizar el viaje porque estalló en España la Guerra Civil.
Entre los 23 años y los 25 años (1934-1936), cuando su labor botánica es más
intensa, hizo muchas herborizaciones en su tierra natal lo que le llevó a confeccionar
un herbario que denominó "Flora del Sur y Centro-Este peninsular". También redactó
su tesis doctoral titulada “Revisión crítica de las especies ibéricas del género Lythrum".
El trabajo no vería la luz debido a la incurable enfermedad que el joven botánico
contrajo en 1939. Sus trabajos científicos de naturaleza taxonómica y fotosociológica
aparecen en el Boletín de la Real Sociedad Española de Historia Natural y en
Cavanillesia, donde describe algunos taxones nuevos para la ciencia.
Durante la Guerra, fue movilizado por el ejército republicano y estuvo destinado en
Silla (Valencia), en la farmacia del hospital militar. Acabada la guerra, en noviembre de
1939 se incorporó de nuevo al Jardín Botánico, pero su regreso fue breve, pues en
diciembre de 1939 contrae una grave enfermedad, que acabó con la vida profesional
de esta joven promesa de la botánica española. Después de 48 años de penosa
enfermedad, murió en Madrid el 3 de abril de 1990.
http://www.rjb.csic.es/jardinbotanico/ficheros/documentos/pdf/anales/1990/Anales_48(
1)_003_005.pdf
25
EMILIO GUINEA LÓPEZ (1907-1985)
Nacido en Bilbao, estudió Ciencias Naturales en la
Universidad Central (Madrid), donde se doctoró en
1932. Durante el curso de 1932-33, fue profesor
aspirante en el Instituto-Escuela. Poco después
obtuvo una cátedra de Ciencias Naturales de
instituto de Enseñanza Media. Desde entonces
simultaneó su labor docente con la investigación
botánica. Hombre de vasta cultura, su amigo, el
dramaturgo Antonio Buero Vallejo, lo definía como
“loco por la Botánica, devotísimo de Baroja y pintor
de acuarelas”. Sus pinturas ilustran algunos de sus
libros como el Ensayo geobotánico de la Guinea
continental española, que conservamos en la
Biblioteca histórica del Instituto Isabel la Católica.
En los años 40 y 50, Guinea realizó numerosos viajes al
África tropical, sobre todo a Guinea Ecuatorial y a los
desiertos norteafricanos. Fruto de esos viajes son unas
publicaciones de carácter científico como la
anteriormente citada. En 1948, se incorporó como
profesor adjunto a la Sección de Botánica del Instituto
de Estudios Africanos del Consejo Superior de
Investigaciones Científicas (CSIC), de la que sería jefe
en 1952. Después, obtuvo por oposición la plaza de
conservador del Real Jardín Botánico de Madrid (1957).
Más tarde fue nombrado Profesor Agregado del Instituto
Botánico Antonio José de Cavanilles (1959), del CSIC, y
ocupó el puesto de jefe de la Sección de Flora Tropical
(1962) y de la Sección de Flora Europea (1968). Sus
trabajos geobotánicos sobre distintas regiones fueron
muy valorados.. Aficionado a los briófitos, numerosas
especies recolectadas por él se conservan hoy en el Museo Nacional de Historia
Natural de París y en el Real Jardín Botánico de Madrid.
Su valía le hizo ser miembro del comité de asesores del proyecto “Flora Europea” y
sus aptitudes para el dibujo científico merecieron una gran consideración internacional.
Así, en 1968, la Hunt Botanical Library le invitó a participar, en su sede de Pittsburgh
(EEUU), en la “Exposición internacional de botánicos iconografistas". Su biblioteca,
archivo y herbario personales fueron donados al Real Jardín Botánico de Madrid,
centro del que fue Director Honorario. En ese fondo de Emilio Guinea, está la
colección de fichas de líquenes que Luis Crespí, profesor de Agricultura del Instituto-
Escuela, reunió en su expedición científica a Portugal en 1924, pensionado por la
Junta para Ampliación de Estudios.
http://citologica.org/fteixido/168/emilio-guinea-lopez-1907-1985/
26
ELENA PAUNERO RUIZ (1906-2009)
Nacida en Valladolid, se educó y formó como
naturalista en Madrid, donde desarrolló su actividad
profesional durante medio siglo en el Real Jardín
Botánico. Cursó Bachillerato en el Instituto San
Isidro, Siendo todavía alumna de Bachillerato, se
despertó su interés por las Ciencias Naturales, lo
que le llevó a frecuentar las sesiones que la Real
Sociedad Española de Historia Natural celebraba en
el Museo Nacional de Ciencias Naturales. De esa
sociedad fue socia desde 1926, cuando con sólo
veinte años de edad obtuvo la licenciatura en
Ciencias Naturales con sobresaliente. Un año
después, en 1927, recibiría además el Premio
Extraordinario de Licenciatura.
Elena Paunero se había incorporado ya en 1924 al grupo de Micología de la Junta
para Ampliación de Estudios, el más prestigioso en investigación botánica existente en
Madrid en aquel momento. Entre 1926 y 1928 fue profesora aspirante de Ciencias
Naturales en el Instituto-Escuela.
En 1927, obtuvo por oposición la plaza de preparadora técnica de la Sección de
Fitografía del Jardín Botánico. Además, de 1927 a 1929, fue ayudante de la Cátedra
de Fitografía. Por aquellos años, se restauró el pabellón de invernaderos del Jardín
Botánico, al que se trasladaron los laboratorios, los herbarios, la biblioteca, la cátedra
de Botánica de la Facultad de Ciencias y diversos servicios propios del Jardín. El
pabellón fue el edificio en que se hicieron las investigaciones del Jardín Botánico hasta
la década de los sesenta, y en él desarrolló Elena Paunero sus investigaciones
botánicas desde 1930 hasta su jubilación. Durante diez años, se dedicó al estudio de
la Micología, materia sobre la que publicó varios trabajos. Sin embargo, tras la Guerra
Civil, pasó a ocuparse de distintas tareas de estructuración y tratamiento de los
herbarios. En el Jardín Botánico, coincidió con Emilio Guinea, que fue también
profesor aspirante en el Instituto-Escuela.
En 1940, junto a sus trabajos de investigación, pasó a desempeñar tareas docentes en
la Universidad. Primero fue auxiliar de cátedra de Fitografía y Geografía Botánica y
desde 1941 a 1949 auxiliar de Ecología vegetal. En 1959, se incorporó como profesora
adjunta numeraria al Instituto Lope de Vega de Madrid. Sus estudios sobre gramíneas
fueron publicados en los Anales del Jardín Botánico de Madrid entre 1946 y 1975.
Como investigadora es conocida sobre todo por sus estudios sobre Agrostología que
aún están de actualidad. En 1966, llegó a ser vicedirectora del Jardín Botánico.
http://www.rjb.csic.es/jardinbotanico/ficheros/documentos/pdf/anales/2009/Anales_66_
1_133-136_in_memoriam.pdf
27
CARLOS VIDAL BOX (1906-1970)
Carlos Vidal Box fue profesor aspirante en el
Instituto-Escuela desde 1928 a 1932. Su esposa fue
Antonia Bardan Mateu, también profesora aspirante
de Ciencias Naturales entre 1932 y 1934. A partir
de 1932, Vidal Box fue investigador del museo de
Ciencias Naturales, donde mantuvo una estrecha
relación con Eduardo Hernández Pacheco, y
participó en la Estación Marina de Marín
(Pontevedra). En 1936, fue nombrado catedrático
del Instituto-Escuela, aunque no llegó a impartir sus
clases a causa de la Guerra Civil.
En la posguerra, ejerció como catedrático de
Instituto e inspector de Enseñanza Media. Desde su
cargo de inspector, contribuyó a divulgar los nuevos
métodos pedagógicos que recomendaba la
UNESCO para la enseñanza de las Ciencias
Naturales y que entroncaban con la formación que él había recibido en la etapa
anterior. Entre 1943 y 1945, hizo una serie cincuenta maquetas geológicas para uso
didáctico que se conservan en el Museo de Ciencias Naturales. A finales de los años
50, publicó Estudios del medio biológico natural, obra en la que se muestra precursor
de la ecología.
En el estudio de la Naturaleza, recomendaba que los alumnos tomaran en
consideración verdaderos conjuntos y no elementos aislados. Por ello se puede
considerar a Vidal Box como un precursor de la educación ambiental que no cuajaría
en España hasta los años 80. En sus propuestas, también era evidente el gran interés
que para él tenían las excursiones escolares, a las que consideraba muy útiles para
introducir el método activo en la enseñanza de las Ciencias Naturales. Los itinerarios y
los procedimientos de estas excursiones muestran un claro paralelismo con los
realizados por los profesores de la Institución Libre de enseñanza desde finales del
siglo XIX, que luego fueron continuados por el Instituto-Escuela.
En su obra titulada Didáctica y Metodología de las Ciencia Naturales proporcionaba al
profesorado información sobre los modernos procedimientos pedagógicos y
asesoramiento para realizar la instalación de los laboratorios en los centros escolares.
En las recomendaciones que hacía debió de tener en cuenta el funcionamiento de los
laboratorios del Instituto-Escuela, donde se había formado como profesor. En 1969,
Carlos Vidal Box fue nombrado presidente de la Real Sociedad Española de Historia
Natural.
www.boe.es
rshn.geo.ucm.es/index.php?d=23…
28
JUAN CUESTA URCELAY (1897-1970)
Fue profesor aspirante de Ciencias
Naturales en el Instituto-Escuela durante el
curso 1918-19. En 1923, ya colaboraba con
el Jardín Botánico. Ese mismo año publicó
un libro sobre adaptación de las plantas
para evitar la transpiración, editado por la
Junta para Ampliación de Estudios. En
1928, era ayudante del laboratorio de
Santander dependiente del Instituto español
de Oceanografía. En 1936, fue nombrado
director del laboratorio de los Viveros
Centrales de Santander, que dependían del
Instituto antes citado. Después de la Guerra,
en 1940, continuó en su cargo y en 1960 fue
nombrado por concurso oposición jefe de
Biología Marina aplicada del Instituto Español de Oceanografía. En 1961, fue
designado Subdirector del Instituto Español de Oceanografía, y en 1963, como
reconocimiento a su carrera profesional, se le concedió la Cruz del Mérito Naval.
http://ateneopopulardesantander.blogspot.com/2010/10/juan-cuesta-urcelay.html
Martínez 2009, p.196
JUAN GIL COLLADO (1901-1986)
Se formó como profesor de Ciencias Naturales en el Instituto-Escuela durante tres
cursos, de 1920 a 1923. En 1925, ya era Conservador en el Museo Nacional de
Ciencias Naturales. Desde 1932, fue Profesor Auxiliar de Parasitología en la Escuela
Nacional de Sanidad. En 1933, formó parte de una expedición a Bioko (Guinea)
organizada por el Museo de Ciencias Naturales y en 1936 ocupó la Vicepresidencia
del Comité organizador del III Congreso Internacional de Lucha contra el Paludismo.
Depurado después de la Guerra Civil, fue rehabilitado poco después y en 1948 fue
nombrado profesor agregado de la Sección de Biología Parasitaria y más tarde adjunto
a la cátedra de Parasitología de la Universidad Complutense de Madrid, donde trabajó
hasta 1971. Escribió más de un centenar de trabajos sobre Entomología básica y
aplicada, capítulos de libros en colaboración con el profesor Pittaluga y otras obras,
entre las que destacan Insectos y ácaros en los animales domésticos y Métodos de
lucha contra insectos y roedores.
www.ucm.es/info/parasito/Historia.html
Martínez, 2009, p.198
29
JUAN GÓMEZ-MENOR ORTEGA (1903-1983)
Profesor aspirante de Ciencias Naturales durante cuatro cursos, desde 1923 a 1927.
Su especialidad fue la Entomología. Entre 1929 y 1930 viajó a la República
Dominicana, con la condición de pensionado, para estudiar plagas del campo. En
1944, figura como Catedrático de Zoología especial (Entomología) de la Facultad de
Ciencias de la Universidad de Madrid. En 1948, participó en una expedición científica
de geólogos, antropólogos y zoólogos, organizada por el Museo de Ciencias
Naturales, a Guinea Ecuatorial. En 1958, fue presidente de la Real Sociedad Española
de Historia Natural. Es autor del tomo XIX de la Memorias de la Real Academia de
Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, Monografía de los cicácidos, publicado en
1957. También publicó en el Anuario de Estudios Atlánticos La “Aphidoidea” de las
Islas Canarias. Sus trabajos sobre Entomología son muy numerosos.
Martínez, 2009, pp. 202-203.
JUAN BOTE GARCÍA (1896-1967)
Nació en 1896 en Alcuéscar (Cáceres). En
1926, ya era licenciado en Ciencias Naturales
y Medicina por la Universidad Central de
Madrid. Entre 1921 y 1923, había sido profesor
aspirante en el Instituto-Escuela de Madrid.
Vivió durante unos cinco años en la Guinea
Española dedicado al tratamiento del
paludismo y otras enfermedades tropicales.
Allí fue director del Laboratorio de Santa Isabel
y del Hospital de San Carlos en la isla de
Fernando Poo, la actual Bioko.
Volvió a España cuando ya se había
instaurado la II República. En septiembre de
1935 fue nombrado profesor complementario
del Instituto-Escuela de Barcelona,
dependiente de la Generalitat de Catalunya.
Durante la Guerra Civil era catedrático de
Ciencias Naturales en el instituto Pi i Margall de Barcelona. En 1937, fue designado
primer comisario-director del Institut Obrer de Sabadell, donde impartió las asignaturas
de Ciencias Naturales, Física y Química, y era responsable de las prácticas de
laboratorio. Los alumnos lo consideraban un profesor duro, pero recordaban con
agrado sus clases.
En 1938, Juan Bote se fue a la URSS en calidad de profesor de la expedición de niños
refugiados que partió de Barcelona a Leningrado. Bote fue profesor de Ciencias
Naturales, Geografía y Matemáticas en varias casas de niños, pero cayó en desgracia
al mantener criterios docentes distintos de la línea oficial y no dejar de expresar sus
opiniones en público. Examinada su labor por una comisión inspectora, esta determinó
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que los alumnos carecían de formación marxista y sus miembros increparon y
amenazaron al profesor Bote, porque los niños “necesitaban menos historia, geografía
y matemáticas y más, mucho más, marxismo”. Bote replicó que era importante que los
niños recibieran una buena formación académica y que cuando fueran más mayores
ya estudiarían materias políticas.
Ante la actitud independiente de Bote y su costumbre de emitir sus quejas en público,
en noviembre de 1940 fue separado de la docencia y recluido primero en la casa de
reposo de Senezh y, más tarde, en la de Opalija, ambas en los alrededores de Moscú.
Fue repatriado a España a principios de los 60 y murió en 1967.
http://www.sopadecabra.com/bote.htm
RAFAEL CANDEL VILA (1903-1976)
Nació en Navarra, donde estaba destinado su padre,
que era médico y farmacéutico militar. Estudió Ciencias
Naturales en la Universidad de Madrid, en la cual se
doctoró en 1926.
Fue profesor aspirante de Ciencias Naturales en el
Instituto-Escuela de Madrid durante cuatro años, entre
1924 y 1928. En estos años y en los siguientes, publicó
una gran cantidad de trabajos en el Boletín de la Real
Sociedad Española de Historia Natural, tanto desde
Madrid como desde Melilla, ciudad en la que residió, a
raíz de ganar las oposiciones a cátedra de instituto. En
1931, se licenció en Farmacia en la Universidad de
Granada y se convirtió en catedrático del Instituto-
Escuela de Barcelona, que dirigía Josep Estalella
Graells, un profesor que anteriormente había sido catedrático de Física y Química en
el Instituto-Escuela de Madrid.
A partir de 1933, fue el alma de la Junta de Ciencias Naturales de Cataluña y
pronunció numerosas conferencias. En 1935. fue nombrado director del instituto
Ausiàs March de Barcelona. En estos años, se dedicó también a la investigación
científica desde la Institución Catalana de Historia Natural. El protagonismo político
que adquirió durante la República y el compromiso que mantuvo con la enseñanza y la
ciencia catalanas le llevaron a exiliarse en 1939.
Hasta 1948, Rafael Candel residió en Toulouse, donde obtuvo el diploma de estudios
superiores de Física (1940) y se doctoró en Farmacia (1941) por la universidad
tolosana. También obtuvo el título de ingeniero geólogo por la universidad de
Estrasburgo, replegada entonces en Toulouse a causa de la II Guerra Mundial.
Tan pronto como pudo, volvió a Barcelona, donde residía su familia. Para ganarse la
vida trabajó como empleado de la editorial Labor -para cuya Enciclopedia escribió,
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entre otros, los capítulos de Meteorología y Cartografía- y en el laboratorio de
Cristalografía y Mineralogía de la Universidad de Barcelona. En 1950, obtuvo el premio
Enrique de Larratea concedido por el Instituto de Estudios Catalanes. A partir de
entonces, recuperó su cátedra de Instituto y posteriormente se convirtió en catedrático
de Cristalografía y Mineralogía en la Universidad de Salamanca, catedrático de
Geología en la de La Laguna y catedrático de Geoquímica en la de Barcelona. Tras la
jubilación en 1973, se dedicó de lleno a los trabajos científicos que en ningún
momento había abandonado. Murió en Madrid, siendo presidente de la Institución
Catalana de Historia Natural, cargo para el que fue elegido en 1974.
http://scg.iec.cat/Scg7/Scg72/S720012a.htm
GUILLERMO FERNÁNDEZ LÓPEZ-ZÚÑIGA (1909-2005)
Fue el realizador pionero del cine científico en España, y el fundador y primer
presidente de la Asociación Española de Cine e Imagen Científicos.
En 1932, obtuvo la licenciatura en Ciencias Naturales en la Universidad Central de
Madrid. Entre 1931 y 1934, fue profesor aspirante en el Instituto-Escuela de Madrid.
Participó en las Misiones Pedagógicas, donde colaboró en el servicio cinematográfico.
De acuerdo con su testimonio, su primer film fue el documental “Por Marruecos”. Al
país norteafricano había acudido como becario del Museo Nacional de Ciencias
Naturales en una expedición entomológica dirigida por Cándido Bolívar. En el
Congreso Internacional de Entomología de Madrid de 1935, presentó la película “La
vida de las abejas”, acerca del comportamiento de estos insectos sociales.
Durante la Guerra Civil, colaboró en la filmación de los noticiarios republicanos
“España al día” y “Gráfico de la juventud”. Acabada la Guerra, se exilió en Francia,
donde entabló amistad con Jean Painlevé, pionero del cine científico. Instalado en
Argentina, inició en 1947 su carrera cinematográfica con ayuda de sus amigos Gori
Muñoz, Alejandro Casona y Rafael Alberti, Entre 1953 y 1956, impartió clases de
producción cinematográfica y del cine como medio de investigación y difusión de la
ciencia en el Instituto argentino de Arte Cinematográfico de Buenos Aires.
En 1957, a su regresó a España, continuó vinculado a la industria del cine. Al año
siguiente fue nombrado director gerente de la productora UNINCI. de la que ejerció
como vocal consejero desde 1961. Formaban también parte de la productora Paco
Rabal, Juan Antonio Bardem y Luis García Berlanga, entre otros. Con UNINCI produjo
películas tan destacadas como “Sonatas”(1959) y “A las cinco de la tarde” (1961),
ambas de Juan Antonio Bardem.
Fue miembro correspondiente y representante de España en la Asociación
Internacional de Cine Científico, y en 1966 impulsó la creación de la Asociación
Española de Cine e Imagen Científicos (ASECIC), que llegó a presidir. En la Escuela
Oficial de Cinematografía de Madrid, impartió entre 1967 y 1972 la asignatura Cine
científico y sus técnicas, mientras continuaba con su actividad cinematográfica.
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Guillermo Fernández López-Zúñiga participó en el nacimiento de casi todos los
festivales de cine científico españoles. Por ejemplo, en 1965 y 1966 organizó
exhibiciones de este género en el Festival de Cine de San Sebastián. En 1978,
colaboró en la creación de la Bienal Internacional de Cine Científico de Ronda
(Málaga) y en 1981, en la Bienal de Cine y Vídeo Científico en español de Zaragoza.
En 2001, le fue concedida la medalla de oro del Consejo Superior de Investigaciones
Científicas (CSIC).
http://www.alphagalileo.org/AssetViewer.aspx?AssetId=14840&CultureCode=es
ENCARNACIÓN FUYOLA MIRET (1907- 1982)
Se licenció en Ciencias Naturales en
Madrid y luego estudió magisterio en
Barcelona. Fue profesora aspirante de
Ciencias Naturales en el Instituto-
Escuela durante seis años, entre 1928 y
1934. En 1933, aprobó dos oposiciones,
la de Correos y la de Magisterio. Ejerció
como maestra y tuvo un protagonismo
político muy activo durante la República
desde su militancia en el partido
comunista.
En las elecciones de noviembre de 1933,
fue candidata por el PCE en Zaragoza y Huesca. Creó junto a Irene Falcón y Lucía
Barón, la publicación “¡Compañera!: el órgano de las mujeres trabajadoras, de la
ciudad y del campo”. Participó en el Primer Congreso Mundial de Mujeres contra la
Guerra y el Fascismo. Fue detenida y procesada en varias ocasiones por su fuerte
oposición a los gobiernos radicales-cedistas del «bienio negro». A raíz de los
acontecimientos de octubre de 1934, se involucró junto a Dolores lbárruri en la
Organización Pro Infancia Obrera, que más tarde pasó a llamarse “Agrupación de
Mujeres Antifascistas” (AMA), de la cual fue Secretaria General, además de una de
sus fundadoras. En 1936 estuvo luchando en el frente de Madrid con el grado de
comandante, desarrollando tareas de organización y de información. En 1937 escribió
Mujeres antifascistas, su trabajo y su organización. Estuvo casada con Luis Sendín,
quien murió fusilado en octubre de 1942 en Madrid.
Se exilió después de la Guerra Civil en México, donde trabajó desde 1943 hasta 1982
como correctora de estilo y traductora de francés en varias editoriales. Colaboró con el
PCE desde su exilio mexicano escribiendo y también corrigiendo artículos para Mundo
Obrero y España Popular, órgano de prensa este último del PCE en México.
http://www.nadieseacuerdadenosotras.org/bio_pdf/ENCARNACION_FUYOLA%20.pdf
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Bibliografía
JIMÉNEZ LANDI, Antonio (1966): La Institución Libre de Enseñanza y su ambiente.
Tomo IV. Madrid, Ministerio de Educación y Cultura.
JUNTA PARA AMPLIZACIÓN DE ESTUDIOS (1925): Un ensayo pedagógico. El
Instituto Escuela de Segunda Enseñanza de Madrid (Organización, Métodos,
Resultados). Madrid
MARTÍNEZ ALFARO, Encarnación (2009): Un laboratorio pedagógico de la Junta
para Ampliación de Estudios. El Instituto-Escuela Sección Retiro de Madrid.
Madrid, Biblioteca Nueva.
CASADO DE OTAOLA, Santos (2010): Naturaleza Patria. Ciencia y sentimiento de la
naturaleza en la España del regeneracionismo. Madrid, Marcial Pons
LITVAK, Lily (1999): "El jardín en la pintura española de 1870 a 1936" (pp. 13-50) en
Jardines de España. Madrid, Fundación cultural Mapfre Vida.
VV.AA. (1997): Paisaje y figura del 98. Madrid, Fundación Central Hispano.
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Instituto Isabel la Católica