La Fundamentación Antropológica de La Educación. Christopher Barba Cabrales

17
A Laura, mi madre, que cultivó en mí la conciencia del rostro. Introducción Desde hace un par de décadas se habla insistentemente y se escribe, especialmente en Europa, sobre una cultura llamada postmoderna. Se trata de una filosofía de la vida que va impregnando todas las sociedades. Es la última consecuencia lógica de una civilización que fue prescindiendo de fundamentos universales a partir del Renacimiento. Esto ha generado una crisis importante para toda la humanidad en todos los campos de su desarrollo. Los diferentes fenómenos sociales, económicos y políticos que se han venido gestando a lo largo de los últimos siglos, nos arrojan una realidad compleja y de difícil interpretación. El hombre ante la caída de la razón y el avance de la ciencia y la tecnología ha desembocado en una cultura con tinte pragmático, relativista, hedonista, narcisista, en una palabra, en el “nihilismo placentero” para el que la vida parece reducirse cada vez más a momentos fugaces, a emociones instantáneas de placer, que solo recaen en el vacío existencial que caracteriza a nuestra época. Las sociedades capitalistas han llevado al hombre a diluirse, a que el mismo se conciba como una sombra que habita en el anonimato, la incomunicación, la soledad y la angustia. Desde esta perspectiva emerge la pregunta sobre quién es el hombre actual Hoy, el hombre está sometido a una sistemática manipulación de su conciencia. El influjo nefasto y decisivo del poder, de la mentalidad común y dominante, realiza y promueve en nosotros una extrañeza frente a nuestra propia humanidad, una reducción de la persona, de su razón, y afectividad, de su libertad. Esa es la peor amenaza. La fundamentación antropológica de la educación Primer Premio del Concurso de Ensayo Filosófico 2006 Christopher Barba Cabrales* * Es alumno de la Licenciatura en Filosofía en el ISEE.

Transcript of La Fundamentación Antropológica de La Educación. Christopher Barba Cabrales

Page 1: La Fundamentación Antropológica de La Educación. Christopher Barba Cabrales

A Laura, mi madre, que cultivó en mí la conciencia del rostro.

Introducción

Desde hace un par de décadas se habla insistentemente y se escribe, especialmente en Europa, sobre una cultura llamada postmoderna. Se trata de una filosofía de la vida que va impregnando todas las sociedades. Es la última consecuencia lógica de una civilización que fue prescindiendo de fundamentos universales a partir del Renacimiento. Esto ha generado una crisis importante para toda la humanidad en todos los campos de su desarrollo. Los diferentes fenómenos sociales, económicos y políticos que se han venido gestando a lo largo de los últimos siglos, nos arrojan una realidad compleja y de difícil interpretación. El hombre ante la caída de la razón y el avance de la ciencia y la tecnología ha desembocado en una cultura con tinte pragmático, relativista, hedonista, narcisista, en una palabra, en el “nihilismo placentero” para el que la vida parece reducirse cada vez más a momentos fugaces, a emociones instantáneas de placer, que solo recaen en el vacío existencial que caracteriza a nuestra época.

Las sociedades capitalistas han llevado al hombre a diluirse, a que el mismo se conciba como una sombra que habita en el anonimato, la incomunicación, la soledad y la angustia. Desde esta perspectiva emerge la pregunta sobre quién es el hombre actual

Hoy, el hombre está sometido a una sistemática manipulación de su conciencia. El influjo nefasto y decisivo del poder, de la mentalidad común y dominante, realiza y promueve en nosotros una extrañeza frente a nuestra propia humanidad, una reducción de la persona, de su razón, y afectividad, de su libertad. Esa es la peor amenaza.

La fundamentación antropológicade la educación

Primer Premio del Concurso de Ensayo Filosófico 2006Christopher Barba Cabrales*

* Es alumno de la Licenciatura en Filosofía en el ISEE.

Libro ISEE 237 10/31/07 5:11:53 PM

Page 2: La Fundamentación Antropológica de La Educación. Christopher Barba Cabrales

Christopher Barba Cabrales238 Libro Anual del ISEE 2007La fundamentación antropológica de la educación

El sangriento fracaso de utopías y la mentira evidente de las ideologías ha lastimado el corazón de la humanidad. Así, este desencanto de la realidad, de la propia naturaleza del hombre acentúa la necesidad y urgencia de contemplar al hombre actual. La humanidad vive una gran crisis en todos los ámbitos de su desarrollo, pareciera que cada vez el hombre se aleja del mismo hombre, perdiendo la conciencia de su naturaleza, de su esencia y de su dignidad, ya que se encuentra sumergido entre los slogan de las grandes marcas; ha girado la escala valores anteponiéndo el “tener” sobre el “ser” en base a los principios capitalistas que, aplicados al hombre, lo convierten en una mercancía. La humanidad vive aniquilada, con una gran frustración, su sentido de vida flota en la desilusión total de todo.

La gran paradoja es que el mismo hombre no es consciente de esta realidad que vive, huye de todo lo que suene a interioridad porque “lo de hoy, es lo exterior”. Así, pierde cualquier anhelo de profundidad y opta por lo útil, por las grandes experiencias y sensaciones. La cultura del no- esfuerzo es una de las tantas facetas que caracterizan la praxis del hombre postmoderno.

1. Cientificismo y sensismo postmoderno: el extravío del rostro

El desarrollo de las distintas civilizaciones nos muestra que el hombre va constituyendo todo el plano de su realización desde lo conocido y asumido, es decir, desde la propia cosmovisión y desde la respuesta que él mismo da ante su propia existencia. Así, nos podemos acercar a la concepción antropológica que se tenía en cada época con el simple hecho observar todos los rasgos fundamentales de cada una de las dimensiones esenciales de la realización de hombre, ya sea individual o colectivamente.

¿Qué es lo peculiar en nuestra época? Al realizar un acercamiento a la forma en la que el hombre se desenvuelve en la Ciudad de México, en la Nación Mexicana y en las grandes ciudades, encontramos, sorprendentemente, algo que nunca antes en la historia de la humanidad se había dado con tanta acentuación: la reducción antropológica en la conciencia del individuo. Parecen ser muchos los antecedentes que han ido permitiendo esta realidad, pero consideramos dos fundamentales: el reduccionismo cientificista y el auge del sensismo1 postmoderno, ambos con una proposición epistemológica fundamental: el hombre sólo tiene intuición sensible.

El cientificismo, fue preparado por los empiristas ingleses principalmente. Locke y Hume atribuyeron toda la veracidad y certeza al orden epistemológico, a los datos que los sentidos nos proporcionan. La razón ya no era considerada

1 N.B. Nos referimos principalmente a que, en la actualidad, lo único que se busca es la exaltación del placer y la reducción de la realización existencial a momentos intensos, fugaces y efímeras.

Libro ISEE 238 10/31/07 5:11:53 PM

Page 3: La Fundamentación Antropológica de La Educación. Christopher Barba Cabrales

239La fundamentación antropológica de la educaciónLibro Anual del ISEE 2007

facultad para conocer entidades y valores, como en realismo moderado, sino método para penetrar y comprender la racionalidad y los valores que se expresan y se afirman por medio de la experiencia. Kant, por su parte, ferviente amante de la física newtoniana, agregó sólo categorías a priori del entendimiento y afirmó que la única vía científica es la vía experimental. Estos aspectos influirán en Augusto Comte y su sistema positivista, en el que expondrá, con profundo rigor y contundencia, que lo único confiable es la ciencia positiva que tiene como camino expreso el método experimental.

La verdadera ciencia, lejos de estar formada de simples observaciones, tiende siempre a dispensar, en lo posible, de la exploración directa, sustituyendo ésta por esa previsión racional, que constituye, en todos los aspectos, el carácter principal del espíritu positivo [...]. Una previsión tal, consecuencia necesaria de las relaciones constantes descubiertas entre los fenómenos, no permitirá nunca confundir la ciencia real con esa vana erudición que acumula inútilmente hechos sin aspirar a deducir unos de otros2.

La doctrina de los estadios y sus paulatinas etapas de superación hasta llegar al estadio de la ciencia positiva, nos deja entrever que el fundamento de realización antropológica queda reducido al plano de las ciencias naturales, sin considerar las otras esferas que constituyen al hombre. Las dos ideas que sintetizan las anteriores concepciones son la aplicación del método matemático y el método experimental a toda la realidad.

Se ha considerado la antropología en muchos ambientes como una ciencia que estudia al hombre como especie, al igual que la zoología estudia las especies de animales […]. De esta manera se ha obtenido empíricamente, por la observación y descripción, una cierta imagen de hombre3.

La ciencia del hombre piensa que, para ser científica, tiene que imitar las ciencias naturales. Desea ser una ciencia capaz de predecir. No desea ser una ciencia moral que les muestre a los hombres libres las elecciones, las alternativas que se hallan ante ellos, y que les dejan a ellos escoger. Desea concebir a los hombres como átomos, descubrir las fuerzas que los mueven, y predecir lo que harán, ya sea que lo escojan o no. Eso puede dar como resultado el que el mundo del hombre se haga extraño para el hombre. El hombre establece un orden inhumano porque concibe al hombre como componente de una máquina, y el hombre odia esa máquina4.

2 A. comte, Discurso sobre el espíritu positivo, p. 115-116.3 e. stein, La estructura de la persona humana, p. 21.4 b. lonerGAn, Filosofía de la educación, p. 41.

Libro ISEE 239 10/31/07 5:11:53 PM

Page 4: La Fundamentación Antropológica de La Educación. Christopher Barba Cabrales

Christopher Barba Cabrales240 Libro Anual del ISEE 2007La fundamentación antropológica de la educación

Ahora bien, es claro que Comte levanta su antropología desde su idea de progreso, que señala un proceso de superación cuya meta no es la propia consecución de la humanidad en un sentido de conquista y ejercicio constante sino, sobre todo, desde los presupuesto del espíritu positivo que preludia al hombre que ha alcanzado los parámetros que miden el mismo grado de progreso. Así lo expresa Comte al explicar el estadio positivo:

Por fin, en el estado positivo, el espíritu humano, reconociendo la imposibilidad de obtener nociones absolutas, renuncia a buscar el origen y el destino del universo y a conocer las causas íntimas de los fenómenos, para dedicarse únicamente a descubrir, con el uso bien combinado del razonamiento y de la observación, sus leyes efectivas, es decir, sus relaciones invariables de sucesión y similitud5.

La renuncia que realiza el hombre a favor del estadio positivo viene a franquear la posibilidad de una antropología integral en cuanto renuncia a la indagación de la profundidad humana que necesariamente tiene en primer lugar hacia sí mismo y en un segundo movimiento al reconocimiento y descubrimiento de la fundamentación de su existencia. El positivismo de Comte que de distintas formas ha permeado las sociedades contemporáneas renuncia precisamente lo que es propiamente el hombre presentando una visión reducida y alienada que se contenta con un prepuesto carente de contenido en el orden existencial y ético.

La absolutización del método científico como categoría hermenéutica del propio orden existencial conjuntamente con el desarrollo desenfrenado de la técnica han propiciado un mundo en el que el hombre “vive mejor”, así se ha generado una cultura que tiene como unos de sus presupuestos máximo el hedonismo y el utilitarismo, es decir, el carácter valorativo de los actos está en razón de la intensidad del placer que produce, la capacidad y audacia que se tiene para evitar cualquier tipo de dolor, y el grado de utilidad para lograr dichos objetivos hasta cierto punto mezquinos y frívolos.

No hablamos de que el positivismo planteado por Comte sea la causa directa de estos aspectos característicos sobre todo de las grandes ciudades, pero si que en gran medida la pretensión de fundamentar toda la realidad desde las consideraciones epistemológicas que afirman la primacía de los sentidos, ha propiciado un afanoso empeño por el progreso que proclama la ausencia de directrices éticas con fundamento en la propia naturaleza humana.

Vemos pues, que se trata de una concepción antropológica (si así podemos llamarla) que desinstala al hombre de cualquier fundamento sólido y trascendente,

5 A. comte, Curso de filosofía positiva, p. 34-36.

Libro ISEE 240 10/31/07 5:11:54 PM

Page 5: La Fundamentación Antropológica de La Educación. Christopher Barba Cabrales

241La fundamentación antropológica de la educaciónLibro Anual del ISEE 2007

dejándolo anclado a la finitud e inmediatez de una vida sustentada en el placer por el placer y la búsqueda desequilibrada de momentos de alta intensidad, provocando un profundo vacío existencial y nihilismo de muerte. Pues, al final de cuestas «todo hombre siente la necesidad natural de formarse el concepto de la vida […] el que vive estéticamente también lo hace, y la expresión común que se ha escuchado en todo tiempo y en las etapas más distintas es la siguiente: hay que gozar la vida»6.

A cada generación le gusta reconocerse y encontrar su identidad en una figura mitológica o legendaria que reinterpreta en función de los problemas del momento: Edipo como emblema universal, Prometeo, Fausto, Sísifo como espejos de la condición moderna. Hoy Narciso es, a los ojos de un importante número de investigadores, en especial americanos, el símbolo de nuestro tiempo7. La filósofa alemana Edith Stein, al referirse a las concepciones

antropológicas erradas de su tiempo, se anticipaba a lo que hoy con mayor auge se vive:

Los instintos reciben una valoración mucho más alta que anteriormente. Los propios jóvenes y muchas veces sus educadores, dan por supuesto que esa valoración ha de tener un correlato práctico. Y darle un correlato práctico significa casi siempre satisfacer los instintos. Cualquier intento de combatirlos se considera una rebelión contra la naturaleza que carece de sentido e incluso es nociva8.

Ahora bien, sobre esta sombra de hombre, como es lógico, se va construyendo toda una cultura, toda una forma de vivir, y por ende, toda una concepción educativa que ha dejado de lado la noción verdadera y original de la persona humana.

Las consecuencias son devastantes para el terreno de la ética y el plano de desarrollo gradual y armónico de las sociedades porque una educación que prescinde de su sentido más original, que es la perfección de la naturaleza humana, deviene como una forma de sostener todo un círculo vicioso con pilares institucionalizados y organizados por el estado. Se crean planes y métodos pedagógicos que van favoreciendo la consideración del hombre como un objeto más dentro de las ciencias experimentales y por ende, destinado fatalmente a sucumbir en la inmediatez sensitiva y fugaz de la vida postmoderna.

6 s. kierkeGAArd, Estética y ética en la conformación de la personalidad, p. 38.7 G. lipoVetsky, La era del vacio, p. 49.8 e. stein, O. c., p. 8.

Libro ISEE 241 10/31/07 5:11:54 PM

Page 6: La Fundamentación Antropológica de La Educación. Christopher Barba Cabrales

Christopher Barba Cabrales242 Libro Anual del ISEE 2007La fundamentación antropológica de la educación

La educación queda enmarcada y reducida a la consecución y amaestra-miento en los puros métodos que alientan el desarrollo efectivo de la ciencia positiva y la técnica, no importando el ámbito subjetivo y trascendental que cons-tituye al hombre, dejándolo en una ruta oscura y perdida que no brinda orienta-ción ni fundamento en el valor más esencial que se pueda brindar: la conciencia de la propia humanidad. En suma, el ser humano gime abrazado a su finitud por su rostro. Lo ha extraviado, se lo han robado, lo ha perdido.

2. Acercamiento etimológico y aproximación semántica: la búsqueda

Ante esta deshumanización generalizada, urge trazar y delinear un camino verdadero que brinde al hombre luces orientadoras sobre su realización plena. Es necesario recuperar, en un sentido amplio, los delineados propios de este rostro.

En primer lugar, tratando de ser fieles al presupuesto anterior y considerando que, como nos lo ha enseñado Pitágoras la filosofía es “amor a la sabiduría”, es decir a la verdad, quisiéramos esclarecer el término “educación”, ya que de otra forma, podríamos dar lugar a equívocos. Además, muchas de las problemáticas actuales en torno a este tema vienen, precisamente, por olvidar el sentido original del término, difuminándolo en concepciones reducidas y manipuladas. La aclaración de conceptos y términos nos permite establecer un diálogo razonado y con un sentido preciso, que permita la comprensión clara de las ideas que queremos comunicar. Vayamos pues, a la lengua de Cicerón, para que ella misma nos muestre toda la amplitud semántica de dicha palabra.

La palabra educación viene del latín “educatio” que hace referencia directamente a la enseñanza, a la urbanidad y a la cortesía. Para el objetivo que nos proponemos, dicha acepción demerita el sentido de esta realidad intrínsecamente humana. Por ello, demos un paso más, consideremos que “educatio” es derivado de “educatum” que es supino del verbo “educare”, que es usado indistintamente para referirse al acto de cuidar, criar, hacer crecer, o alimentar. En un sentido aún más pleno, encontramos que los clásicos latinistas consideran que el significado original de la palabra se vislumbra cuando se le considera como extraer, sacar fuera y a la luz lo que está dentro y oculto.

Dichas aseveraciones contienen una energía significativa que declara lo que encierra la acción educativa que no hace referencia sólo al adiestramiento, mecanización o aprendizaje de la persona. La educación es un proceso armónico e integral que debe llevar al hombre a la captación de su humanidad, pues se trata ante todo y sobre todo de «un proceso cuyo sujeto es el hombre»9.

9 i. quiles, Filosofía de la educación personalista, p. 21.

Libro ISEE 242 10/31/07 5:11:54 PM

Page 7: La Fundamentación Antropológica de La Educación. Christopher Barba Cabrales

243La fundamentación antropológica de la educaciónLibro Anual del ISEE 2007

El acto educativo no se centra en propiciar herramientas necesarias para constituir otras herramientas pero con rostros de hombres. La educación, en su acto original, siguiendo la etimología, se constituye como el camino preciso hacia la humanización del hombre, hacia la configuración del rostro humano. Sólo desde esta consideración y presupuesto antropológico, la educación se puede entender con un sentido amplio y no reducido. Cuando el ejercicio educativo se olvida de esta tarea fundamental, se da una fractura que repercute en todos los ámbitos donde el individuo se realiza: desde construirse una estrecha concepción de la realidad hasta la conformación de toda una cultura alejada de la verdad en cuanto esta distanciada de los fines y por ello de los medios adecuados para realizar con verdad el acto educativo.

La consciencia de los fines trae consigo la consciencia de los medios. Educarse es realizar fines echando mano de adecuados medios. Por ello, una pedagogía que trata de ser sólo técnica, ello es, sólo seleccionadora de medios, es una pedagogía sin cuadrante, sin orientación. En el fondo, empero, en este caso no es que en general se carezca de fines; lo que ocurre es que se actúa de manera poco comprensiva, dentro de una finalidad difusa, por así decirlo10.

En ningún momento nos referimos al hecho de centrar los contenidos educativos en la antropológica de manera específica, pero sí hablamos de tener un presupuesto iluminador y orientador en toda labor docente. Así, toda especialización dentro del ámbito científico, en su sentido amplio, tendrá como presupuestos básicos la persona y su plenificación.

Ya el núcleo de la filosofía griega tenía una clara concepción sobre la educación, por ejemplo, Platón en La República, consideró que la educación, ante todo, se centra en la recta formación que lleva al alma del adolescente a amar lo más que pueda, encaminándolo a la perfección en el género de vida que haya abrazado, con el objeto de ser un contemplador del mundo de las ideas donde se encuentra la plenitud de todo, por ello para Platón la educación es ante todo «un volverse el alma desde el día nocturno hacia el verdadero; una ascensión hacia el ser»11.

Por su parte, la doctrina aristotélica centra el acto educativo en la adquisición de las virtudes éticas, referidas a los actos humanos, y las virtudes dianoéticas que perfeccionan el alma racional en cuanto tal. Tomás de Aquino, al cristianizar la doctrina de Aristóteles, también propondrá la educación en términos de perfeccionamiento y adquisición de la virtud con vistas al perfeccionamiento de la propia naturaleza cuyo fin concreto es la felicidad.

10 F. lArroyo, Sistema de la filosofía de la educación, p. 157.11 plAtón, La República, p. 521.

Libro ISEE 243 10/31/07 5:11:54 PM

Page 8: La Fundamentación Antropológica de La Educación. Christopher Barba Cabrales

Christopher Barba Cabrales244 Libro Anual del ISEE 2007La fundamentación antropológica de la educación

La virtud es alabada porque ella nos capacita en la práctica de las bellas acciones […]. En lo que a nosotros corresponde, nos parece claro por lo que hemos dicho, que la felicidad concierne a las cosas venerables y perfectas. Y asimismo, tal parece ser así, puesto que la felicidad es un principio, pues por razón de ella hacemos todo lo demás, ya que es principio y razón de los bienes lo disputamos algo respetable y divino. […] La felicidad es una actitud del alma de acuerdo con la virtud12.

Tomás de Aquino retoma muchos planteamientos aristotélicos en su tratado de las virtudes con un fin claro en el hombre: Dios. Así, establece que la educación necesariamente queda determinada por el esfuerzo constante por parte del hombre para asemejarse más a su Creador, así coloca las virtudes teologales como la cumbre misma de la vida virtuosa.

La virtud tiene como efecto perfeccionar al hombre en orden a los actos mediante los cuales se ordena a la bienaventuranza, como se dijo. Pero la bienaventuranza o felicidad es doble, como también dijimos. Una es proporcionada a la naturaleza humana: es la bienaventuranza que puede alcanzar por sus fuerzas naturales. La otra es la bienaventuranza que excede a la naturaleza humana, y que el hombre sólo puede alcanzar con la ayuda de Dios13.

El mismo Kant, escribió una pequeña obra que titula La pedagogía donde expresa, con radicalidad contundente, que la única vía para llegar a ser hombre es la educación. Teniendo como presupuesto su imperativo categórico “el deber por el deber mismo” a diferencia de Aristóteles.

Cuando pienso un imperativo hipotético en general no sé lo que contiene hasta que me es dada su condición, pero si pienso un imperativo categórico enseguida sé qué contiene. En efecto, puesto que el imperativo no contiene, aparte de la ley, más que la necesidad de la máxima de adecuarse a esa ley, y ésta no se encuentra limitada por ninguna condición, no queda entonces nada más que la universalidad de una ley general a la que ha de adecuarse la máxima de la acción, y esa adecuación es lo único que propiamente representa el imperativo como necesario. Por consiguiente, sólo hay un imperativo categórico, y dice así: obra sólo según aquella máxima que puedas querer que se convierta, al mismo tiempo, en ley universal14.

Estos breves matices filosóficos nos pueden ayudar a enriquecer los primeros esbozos realizados a partir de la etimología y así replantear desde su

12 Aristóteles, Ética Nicomaquea, p. 28.13 t. Aquino, S. Th., II-I, qq. 62, art. 1.14 e. kAnt, Fundamentación de la metafísica de las costumbres, pp. 91-92.

Libro ISEE 244 10/31/07 5:11:55 PM

Page 9: La Fundamentación Antropológica de La Educación. Christopher Barba Cabrales

245La fundamentación antropológica de la educaciónLibro Anual del ISEE 2007

propia concepción lo que significa educar, descubriendo la íntima relación que existe entre el hombre y la educación.

En síntesis, el ser humano fundamenta el acto educativo y lo orienta, pues sólo cuando tiene en consideración al hombre como capaz de perfeccionar su naturaleza en aras de su plenitud existencial, realiza su acto más propio e íntimo.

El ideal de humanidad es para la educación una elevada meta, en referencia a la cual tiene que ir formando al educando. La libertad hace posible y necesario apelar al esfuerzo individual del educando para alcanzar esa meta. Su independencia y sus capacidades individuales deben despertarse y desplegarse para que llegue a ocupar el lugar que le corresponde en su pueblo y en la humanidad como un todo. Solo así podrá efectuar sus propia contribución a la gran creación del espíritu humano, la cultura15.

3. El “hacerse” antropológico y la educación: hacia la contemplación del rostro

Concentrarnos por un momento en el misterio del hombre es sumergirnos en un mundo que causa estupor y admiración, pues se mira algo que es extraño totalmente a todo lo existente en el mundo creado. Un ser humano que, además de estar vivo con una capacidad inmanente de autodeterminación, es capaz de ser conciente de sí mismo y de sus operaciones.

Pero el estupor se desborda cuando descubrimos la vida humana en constante perfeccionamiento. El hombre, a diferencia de los demás seres vivientes, es un ser dotado de facultades espirituales, especificación que lo colocan en una posición distinta, porque cuando se presenta ante la realidad no la asume con un acto pasivo de la inteligencia, como es el caso, por ejemplo, de los animales, que si bien captan desde su estructura sensitiva, jamás se interrogan por las condiciones fundamentales de su existencia.

Es por ello, que Boecio y después Tomás de Aquino al referirse a la persona humana consideraron, en su definición, lo específicamente humano enunciando la naturaleza racional: «Persona es la sustancia individual de la naturaleza racional»16. Este aspecto coloca al hombre delante de la ardua tarea de enfrentarse a sí mismo como sujeto existente, poseedor de un actus essendi, que si bien es una perfección, exige a la vez, por la particularidad de su esencia, el “hacerse” en el orden virtuoso que implica necesariamente una tensión que va de la potencia al acto en un movimiento constante que jamás se agota.

15 e. stein, O. c., pág. 5.16 c. Fernández, Los filósofos medievales, Selección de textos, vol.1, 545.

Libro ISEE 245 10/31/07 5:11:55 PM

Page 10: La Fundamentación Antropológica de La Educación. Christopher Barba Cabrales

Christopher Barba Cabrales246 Libro Anual del ISEE 2007La fundamentación antropológica de la educación

El nombre de virtud denota una cierta perfección de la potencia. Ahora bien, la perfección de cada ser se considera principalmente por orden a su fin. Pero el fin de la potencia es el acto. Por consiguiente, se dice que una potencia es perfecta en cuanto está determinada en su acto. […] Pero las potencias racionales, propias del hombre, no están determinadas a una sola acción, sino que son determinables indistintamente por muchos actos y se determinan a los actos por medio de los hábitos17. La humanidad está dada por la forma que actualiza la materia, pero

esta forma incluye en sí, un aspecto dinámico: el hombre tiene un fundamento ontológico, su ser participado que ya es, pero no plenamente. La persona se descubre en una tensión constante: la que va desde el ser, que ya se posee, hasta la posibilidad de elevarlo, desde sus actos volitivos e intelectivos. Por tanto, tenemos que tomar en cuenta que el educando se trata ante todo de un hombre, «de un sujeto en mudanza continua a virtud de sus intrínsecas aptitudes que va realizando de manera funcional en un proceso selectivo de libertad en situación»18.

El hombre es lo que es en cada instante, gracias a su pasado, pero también gracias a lo que quiere ser, a su futuro. Simmel expresa este dinamismo de la existencia diciendo que “la vida (el presente) es vivir más y más que vivir”. En cada momento se quiere algo que no es; se trata de convertir en vida algo que todavía no lo es, y este trascender puntualmente es vivir: la vida es vivir más19.

El hombre es el único ser que tiene esta experiencia, pues ningún otro ser se encuentra en posibilidad de configurar, perfeccionar y plenificar su naturaleza.

A diferencia de los espíritus puros, el hombre no entra terminado en el ser. Por otra parte, a diferencia de lo que sucede en los animales, su evolución no está predeterminada, sino que tiene ante sí múltiples posibilidades, así como la capacidad de decidir libremente entre esas posibilidades20.

La verdadera naturaleza de la vida consiste en luchar por continuar siendo. Puesto que esta continuación sólo puede asegurarse por renovaciones constantes, la vida es un proceso de auto-renovación21.

Si analizamos las anteriores consideraciones, descubriremos que la educación descansa precisamente en el “hacerse” del hombre y «se hace así posible

17 t. Aquino, S. Th., II-I, qq. 55, art. 1.18 F. lArroyo, Sistema de la filosofía de la educación, p. 164.19 Ibíd.,p. 215.20 e. stein, O. c., p. 19.21 J. deWey, Democracia y educación, p. 17.

Libro ISEE 246 10/31/07 5:11:55 PM

Page 11: La Fundamentación Antropológica de La Educación. Christopher Barba Cabrales

247La fundamentación antropológica de la educaciónLibro Anual del ISEE 2007

y necesaria la autodeterminación, pero también la dirección y el seguimiento»22. Es desde aquí, donde la educación toma un sentido claro, orientado al develamiento existencial y vital de la conciencia antropológica, a la captación del rostro humano. Por ello, el apasionado filósofo danés Sören Kierkegaard al afirmar que el proceso de educación del género humano es un proceso de individualización, es un romper ese enorme abstracto, que es el pueblo, con el individuo23, quiso expresar lo ligada que está la educación con el asumirse dentro de la historicidad como un sujeto apropiado de su yo más íntimo, desde el que se acerca a todo, mismo hecho que lo posibilita para tener una comprensión precisa de la realidad.

Por estas razones, afirmamos que todo ejercicio educativo debe plantearse desde la consideración de la persona y su más íntima constitución, porque de otra forma, una educación que no tenga dichos presupuestos se denigra y cae en un burdo amaestramiento que demerita la racionalidad del hombre.

El conocimiento de la esencia del hombre es la piedra angular de todo el proceso de la educación. Toda educación tiene ante sí una “imagen del hombre”, y ésta la define, ante todo, la idea que tenemos de lo que el hombre es en su esencia. En ésta se halla, como en germen, el proyecto del hombre24.

Está claro que el objeto de la educación es un hombre y este ser humano al que nos acercamos es esencialmente una persona. Así, desde esta realidad profunda se debe de construir todo el itinerario educativo. Esta persona humana que bien han descrito los filósofos personalistas en términos de dignidad y misterio.

Una persona es un ser espiritual constituido como tal por una forma de subsistencia y de independencia en su ser, mantiene esta subsistencia mediante su adhesión a una jerarquía de valores libremente adoptados, asimilados y vividos en un compromiso responsable y en una constante conversión; unifica así toda su actividad en la libertad y desarrolla, por añadidura, a impulsos de actos creadores, la singularidad de su vocación25.

En suma, la consideración antropológica no es ajena a la labor educativa en cualquier grado, pues su origen se deriva, como ya hemos visto, de uno de los aspectos más característicos del hombre, su capacidad de perfeccionamiento por el abanico de virtudes presente ya en su esencia y por medio del cual está en un constante “hacerse”. De otra forma, el acto educativo será edificado en castillos de arena al no considerar como fundamento de todo el despliegue metodológico

22 e. stein, O. c., p. 19.23 Cfr. s. kierkeGAArd, Estética y ética en la conformación de la personalidad, pp. 200-210.24 i. quiles, O. c., p. 25.25 e. mounier, Manifiesto al servicio del personalismo, p. 75.

Libro ISEE 247 10/31/07 5:11:55 PM

Page 12: La Fundamentación Antropológica de La Educación. Christopher Barba Cabrales

Christopher Barba Cabrales248 Libro Anual del ISEE 2007La fundamentación antropológica de la educación

y sistemático, la pregunta esencial por el ser del hombre26. La educación debe de conducir al hombre a responder y a cuestionarse sobre las preguntas inseparablemente unidas a su existencia, lo debe llevar siempre a crecer.

Como el crecimiento es la característica de la vida, la educación constituye una misma cosa con el crecimiento; no tiene un fin más allá de ella misma. El criterio del valor de la educación escolar es la medida en que crea un deseo de crecimiento continuado y proporciona los medios para hacer efectivo, de hecho, el deseo27.

Es necesario por tanto, construir una labor educativa y pedagógica desde la concepción del hombre, no centrado en su inmanencia y finitud, o absolutizando el método experimental, ni mucho menos sumergido en el exaltado vitalismo dionisiaco postmoderno, sino asumiéndolo integralmente, conjuntamente con su naturaleza, ordenado al sumo bien, que es su Creador, causa primera y fin último, donde sólo es saciada su incasable voluntad de búsqueda y donde con nitidez puede vislumbrar su verdadero rostro, pues «una antropología que no tuviese en cuenta la relación del hombre con Dios no sería completa, no podría servir de base para la pedagogía»28.

4. Un esbozo sobre el rostro de la educación en México

Después de que hemos hecho consideraciones muy precisas sobre la educación y su sentido más original ligado definitivamente a la naturaleza humana, nos parece necesario no concluir sin acercarnos, desde estos presupuestos, al ámbito educativo mexicano, con el objeto de vislumbrar los antecedentes del sistema educativo actual y sus implicaciones contemporáneas desde la ley general de la educación y terminar con una breve crítica a la luz de la necesaria fundamentación antropológica de la educación.

A mediados del siglo XIX, dentro de nuestro país, surge una figura intelectual que tendrá una influencia notable en el desarrollo cultural de México que aun en nuestros días es vigente: Gabino Barreda, quien pronto descubre su pasión por las ciencias naturales y el método experimental.

Frente al desorden y la inestabilidad de la época, Barreda comienza a plantearse con seriedad la raíz de dicha problemática y, llevado de la mano por la certeza en el método propio de las ciencias fácticas, se da cuenta que la forma más efectiva de combate, según él y su planteamiento, es optar por la reforma educativa. Así, los principales presupuestos de la doctrina positiva son llevados al 26 Cfr. e. stein, O. c., p. 31.27 J. deWey, O. c., p. 59.28 e. stein, O. c., p. 30.

Libro ISEE 248 10/31/07 5:11:56 PM

Page 13: La Fundamentación Antropológica de La Educación. Christopher Barba Cabrales

249La fundamentación antropológica de la educaciónLibro Anual del ISEE 2007

campo académico con la pretensión de constituir un nuevo método de enseñanza que llevará al hombre hacia la emancipación tras el verdadero progreso y no a una educación incompleta que no origina sino prejuicios, ideas falsas y una concepción estrecha de la realidad29.

Otro objetivo fundamental de su propuesta, es la consecución del orden social a través de una planificación y ordenamiento completo de la conciencia del estudiante desde la verdad verificable y comprobable, para que así, los individuos, en ésta, apoyen su criterio. Barreda llegó a la afirmación, desde su clara visión positivista, que la idea de progreso sólo es concebida en la realidad material: la riqueza, como bien lo podemos observar en su Oración Cívica pronunciada en Guanajuato el 16 de septiembre del año de 186730.

Que en lo sucesivo una plena libertad de conciencia, una absoluta libertad de exposición y de discusión, dando espacio a todas las ideas y campo a todas las inspiraciones, deje esparcir la luz por todas partes y haga innecesaria e imposible toda conmoción que no sea puramente espiritual, toda revolución que no sea meramente intelectual. Que el orden material, conservado a todo trance por los gobernantes y respetado por los gobernados, sea el garante cierto y el modo seguro de caminar siempre por el sendero florido del progreso y de la civilización.

Por estas mismas razones, consideró que la educación basada en la filosofía positiva haría posible la restitución del orden social y político, donde las creencias antiguas quedarían atrás y lo único aceptable sería aquello que se acompañe de una verificación desde el método de la ciencia positiva. Sólo quedarían verdades demostradas y no impuestas.

La filosofía positiva es la única que podía hacer posible el orden, porque los supuestos en que se apoya no podían provocar el desorden, ya que estaban al alcance de cualquier hombre que desease comprobar la verdad, al alcance de todos los mexicanos; era la única que estaba capacitada para ofrecer a éstos un fondo común de verdades por medio del cual fuese posible el orden social y el bienestar de todos los mexicanos31.

Todos estos planteamientos basados en el positivismo auguraban ya los influjos que dejarían las propuestas del discípulo de Comte, sobre todo en el ámbito de la educación. Entre sus principales aportaciones, como ya hemos anticipado, encontramos: el difundir la idea de educación como factor determinante en el orden social; la importancia dada al método experimental y por

29 Cfr. l. zeA, El positivismo en México, p. 124.30 G. bArredA, Oración cívica, p. 20.31 l. zeA, O. c., p. 133.

Libro ISEE 249 10/31/07 5:11:56 PM

Page 14: La Fundamentación Antropológica de La Educación. Christopher Barba Cabrales

Christopher Barba Cabrales250 Libro Anual del ISEE 2007La fundamentación antropológica de la educación

tanto, el favorecimiento del desarrollo de las ciencias naturales en nuestro país; la sistematización y organización de la educación media superior como preámbulo académico para la especialización con la posibilidad de adquirir una amplia gama de conocimientos al estilo enciclopédico; el descubrir la importancia de la educación en los niños constituyéndola como obligatoria y laica, conjuntamente con la revisión de los métodos y del perfil docente, postulados en la Ley del 02 de diciembre de 1867, de clara inspiración positivista.

Como es fácil observar, la influencia de Gabino Barreda en la sociedad mexicana aún se percibe notablemente, ya que el sistema de la preparatoria, aunque en las últimas décadas ha ido incorporando algunas especificaciones con carácter humanista, manifiesta un claro acento positivista. Esta realidad desborda los muros de la Escuela Nacional Preparatoria y se hace presente, de hecho en todo en sistema educativo mexicano. Incluso en institutos posteriores, propios del siglo XX, como lo son el Instituto Politécnico Nacional, cuya naturaleza está centrada en la formación científica y técnica, descartando cualquier tipo de enseñanza que no se sujete a los criterios de la ciencia positiva y de su aplicación directa en el desarrollo industrial y, por ende, que tenga una clara repercusión en el progreso del país.

La educación primaria y secundaria, últimamente impulsadas por el Estado, también deben el inicio de su desarrollo a Gabino Barreda, pues fue él quien promovió una educación laica y gratuita que permitiera el acceso a la educación elemental a todos los niños y adolescentes, pretendiendo con esto el desarrollo armónico del país.

Como ya hemos hecho referencia, dentro de los postulados de Barreda se encuentran aspectos vitales que han propiciado el crecimiento de nuestra nación. Sin embargo, es necesario denunciar que el influjo de la mentalidad positivista ha traído como consecuencia la absolutización del método experimental, descartando así, aspectos de vital importancia para la constitución integral de la persona.

Conjuntamente con este antecedente histórico quisiéramos abordar, aunque de manera somera, la contradicción existente entre la Ley de General para la Educación en México y la realidad fáctica de la educación en nuestro país. Dicha ley en su artículo no. 2 expresa de manera declarante: “La educación es medio fundamental para adquirir, transmitir y acrecentar la cultura; es proceso permanente que contribuye al desarrollo del individuo y a la transformación de la sociedad, y es factor determinante para la adquisición de conocimientos y para formar al hombre de manera que tenga sentido de solidaridad social”.

Libro ISEE 250 10/31/07 5:11:56 PM

Page 15: La Fundamentación Antropológica de La Educación. Christopher Barba Cabrales

251La fundamentación antropológica de la educaciónLibro Anual del ISEE 2007

La pregunta que se nos plantea inmediatamente es ¿qué es lo que el sistema educativo mexicano está entendiendo por educación al momento de constituir programas, métodos y sistemas educativos? Porque la realidad desborda el planteamiento de la ley, pues, con frecuencia descubrimos que, por lo menos quienes tienen acceso a la educación pública, son orientados a un desarrollo y crecimiento basado sólo en criterios arrojados por un cientificismo burdo, desligando toda labor docente de la necesaria consideración de la persona. Nunca se encamina al educando a un crecimiento armónico de sus facultades y, por ende, de la conciencia de su identidad personal como fundamento de todo quedándose atrofiada. Ahora bien, en el artículo no. 7 encontramos también un aspecto interesante y paradójico sobre los objetivos de la educación: “Contribuir al desarrollo integral del individuo, para que ejerza plenamente sus capacidades humanas”.

Parece ser, que aun estamos muy lejos de dicho ideal porque si no se termina por aceptar que toda labor educativa debe estar fundamentada en una noción antropológica que posibilite la plenificación humana y brinde lineamientos generales, no sólo para el ámbito de las ciencias experimentales, la industria o la técnica, sino sobre todo, para poder alcanzar la realización existencial en sintonía con la dignidad humana, la cultura que se está construyendo descansa sobre un ideal falaz que, como lo testifica la historia, puede llegar a establecerse como aniquilador de la propia humanidad.

Dentro del artículo no. 8 de la misma ley, al describir los efectos que persigue la educación mexicana, se pronuncia a favor de la dignidad humana, aspecto muy oscurecido en la mayoría de los ambientes educativos: “Contribuirá a la mejor convivencia humana, tanto por los elementos que aporte a fin de robustecer en el educando, junto con el aprecio para la dignidad de la persona y la integridad de la familia, la convicción del interés general de la sociedad, cuanto por el cuidado que ponga en sustentar los ideales de fraternidad e igualdad de derechos de todos los hombres, evitando los privilegios de razas, de religión, de grupos, de sexos o de individuos”.

Sin lugar a dudas, los lineamientos que rigen la SEP son diametralmente contrastantes con lo que día con día se vive en una primaria del sector público, más aún, con los acontecimientos cotidianos, las problemáticas sociales, económicas y morales por las que atraviesa México. Estos hechos y realidades reclaman la aplicación seria y veraz de estas consideraciones que hasta el momento, si bien están asentadas en la legislación federal, poco tienen de efectos en su aplicación.

Por ello, hoy más que nunca se debe replantear la educación desde la pregunta por el hombre mismo. De la respuesta que las autoridades competentes se esfuercen

Libro ISEE 251 10/31/07 5:11:56 PM

Page 16: La Fundamentación Antropológica de La Educación. Christopher Barba Cabrales

Christopher Barba Cabrales252 Libro Anual del ISEE 2007La fundamentación antropológica de la educación

por dar a dicha interrogante dependerá la transfiguración del sistema educativo actual en uno que lleve como remisa fundamental la primacía de la persona considerada integralmente, de manera unificada y nunca demeritando su realidad original.

Dado que la formación y la educación han de abarcar al hombre entero, tanto en su cuerpo como su alma, es importante para el educador conocer la estructura, sus funciones y las leyes evolutivas del cuerpo humano. Sólo así podrá saber que puede fomentar en su desarrollo natural y qué puede perjudicarlo. Es así mismo importante conocer las leyes generales de la vida anímica del hombre, a fin de tenerlas en cuenta en labor educativa32.

La visión que consideramos necesaria para fundamentar el acto educativo mexicano es la que considera al hombre, como ya se mencionó en el apartado número dos, desde la bondad de su naturaleza constituida como ser animado, no como un mero ser sensista33. Un hombre que es uno en cuerpo y alma, abierto a toda la realidad que se le presenta: él mismo y su entorno vital. Por su libertad y su llamada a la perfección, acto en el que se centra la educación, el ser humano halla indicios, tanto en su interior como en este mundo externo, de que algo está por encima de él, de todo lo demás y de quien depende. Por tanto, toda educación que tenga de base una antropología verdadera deberá considerar al hombre como un sujeto abierto a la trascendencia y, desde está consideración de vital importancia, establecerá el camino de la plenitud intelectual, moral y existencial34.

A manera de conclusión

El rostro del hombre contemporáneo se encuentra diluido en una sombra de difícil percepción, incluso para él mismo. La crisis que vive toda la cultura occidental manifiesta el extravío del hombre como ser microcósmico. Hoy se explica al ser humano desde unos cuantos aspectos de lo que verdaderamente implica su constitución ontológica. Los constantes atentados contra la dignidad humana, la violación de los preceptos morales fundamentales en el campo de la ética, el cientificismo positivista y el desenfreno de las sociedades industrializadas ayudan para que se escuche con mayor estruendo el reclamo del hombre a la educación: su rostro.

Ante estos grandes desafíos, la educación necesita, con urgencia, reconsiderar la herencia positivista que la enmarca sólo desde la certeza matemática y fáctica, porque el hombre en muchas de sus dimensiones, dada su esencia, es mucho más, no sólo cuerpo, no sólo un conglomerado de órganos.

32 e. stein, O.c, p. 22.33 Ibíd, O. c., p. 34.34 Cfr. Ibíd., p. 37.

Libro ISEE 252 10/31/07 5:11:56 PM

Page 17: La Fundamentación Antropológica de La Educación. Christopher Barba Cabrales

253La fundamentación antropológica de la educaciónLibro Anual del ISEE 2007

No descartamos las grandes contribuciones que realizó el positivismo para el avance de la ciencia, pero rechazamos todo tipo de absolutización que trata de descifrar al hombre en clave del método experimental, como se ha realizado dentro de los ambientes educativos de distintas regiones del mundo, en especial de México. Las consecuencias han sido devastadoras y verdaderamente alarmantes: la pérdida del sentido de la dignidad humana, el extravío de la apertura a la trascendencia y el rechazo a cualquier escala de orden axiológico que pueda llevar al hombre a la realización constante de su naturaleza.

El acto educativo no puede continuar siendo sólo la alternativa que brinda al hombre algunas herramientas para que, como se dice coloquialmente, “sea alguien en la vida” “tenga un buen trabajo” ¡no! Esta concepción, lo único que realiza es instrumentalizar al hombre, tecnificarlo, aniquilarlo. Una educación que no lleva al hombre a descubrir un sentido fundamental de la existencia que lo impulse a descubrir su rostro original y más auténtico, ha fracaso por que se ha olvidado la razón fundamental de su praxis, ha olvidado al hombre.

México atraviesa una grave crisis en su sistema político, económico, social y moral debido, en gran parte, a que, en aras de la laicidad de la educación, ésta ha quedado sin valores, además de que en muchos casos siempre se ha visto como un aspecto secundario. Se confundió una educación laica, en el sentido del respeto a los distintos credos, con una educación limitada por la concepción reducida de la persona humana, tratando de enfocar todo esfuerzo a los postulados positivistas. Es necesario, urgente y reclamante que la educación mexicana tenga en todos sus presupuestos metodológicos la búsqueda del rostro humano, de otra manera cualquier lucha por la construcción de un país mejor es vana porque esta región de tierra, esta nación está constituida por hombres concretos, con afanes, deseos, sueños, dolores, necesidades fundamentales, hombres que al final de cuentas buscan a alguien que les ayude a encontrar el rostro extraviado.

En suma, la educación debe ser el camino que oriente al hombre para que en algún momento del recorrido llegue y se instale en su hogar, que se sienta cómodo, que desde él contemple su realidad y descubra las ventanas que lo ligan con el otro y lo conducen al vislumbrar que más allá del horizonte lo espera el Absoluto. Este hogar es su humanidad. Este es su rostro. Este es el motivo que hace sublime al acto educativo.

Libro ISEE 253 10/31/07 5:11:57 PM