La Geomorfologia
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UNIDAD III
UTILIDAD DE LA GEOMORFOLOGIA
La geomorfología nos ayuda a entender el modelado del paisaje. Este estudio nos
aclara cuestiones como: ¿Cómo ocurrió?, ¿Para qué?... en el fondo, lo que se
pretende llegar a entender es como ha llegado todo lo que vemos a ese lugar, en
definitiva cómo se ha formado ese paisaje, su historia. Finalmente estas
observaciones, previamente anotadas en el campo, se llevaran a los laboratorios
donde se hace un exhaustivo estudio.
Su utilidad mas relevante en los trabajos geológicos es la de permitir obtener
información sobre los procesos geológicos a partir del estudio de la morfología del
terreno. Una consecuencia de la dinámica terrestre endógena o exógena es la
generación de rocas y sedimentos que en algunos casos lleva incluida también
una morfología exterior o subaérea específica. Las formas que apreciamos en la
superficie del terreno son habitualmente el resultado de acumulación de materiales
geológicos (rocas, y sedimentos). Por ejemplo, una acumulación de lavas o
piroclastos o los depósitos acumulados por los glaciares o por el viento asocian as
con procesos geológicos. En todos los casos, la morfología final que resulta de
estos procesos acumulativos es fácilmente identificable por una persona experta
aunque en ocasiones su identificación correcta pueda plantear problemas. Es el
caso de un campo de bloques formado por la desintegración de un macizo
granítico que se puede confundir con facilidad con una superficie recubierta por
morrenas supraglaciares.
Hasta hace muy pocos años la geomorfología se basaba en la interpretación de
las formas del terreno desarrolladas principalmente sobre sedimentos (en este
caso el origen del sedimento es la clave de la interpretación de la forma) y, mas
subordinadamente, sobre el sustrato rocoso cuando la erosión había dejado sobre
este rasgo morfológicos inequívocos como superficie, es decir, una área rocosa
con un relieve predominantemente plano, se ha identificado indefectiblemente
como una superficie de erosión. Si esa forma se situaba al borde del mar se ha
identificado indefectiblemente como una superficie de erosión. Si esa forma se
situaba al borde del mar se identificaba como origen marino, si en las
proximidades de un río era de erosión glaciar. La geomorfología una mas, que
sorprendentemente es la mas frecuente y que es la superficie geomorfológicas
una mas, que sorprendentemente es la mas frecuente y que es la superficie etche
o de corrosión química, que se desarrolla el limite del suelo con el sustrato rocoso
por procesos de alteración subedafica.
PAPEL DE LA GEOMORFOLOGÍA EN EL LEVANTAMIENTO DE SUELOS
La geomorfología, basada en el estudio del relieve, analiza la superficie
topográfica terrestre tratando de desenmascarar el origen y los procesos
involucrados en la generación de los distintos segmentos que en ella se
encuentran integrados. De manera reciproca juntando secuencialmente los
diferentes segmentos, de distinta edad y naturaleza genética, la geomorfología
busca las claves para poder.
Interpretar la evolución del relieve a través del tiempo y las sucesivas
transformaciones que han dado lugar a los relieves que hoy contemplamos. Por
tanto, podría pensarse que esta ciencia no necesita de manera obligada del
componente pétreo para sus investigaciones, sino que puede apoyarse en el
estudio de los procesos geodinámicos y su expresión geomorfológica para
comprender la sucesión de las distintas modificaciones temporales del relieve que
se han ido sucediendo a lo largo del tiempo. No obstante, el conocimiento de los
materiales subyacentes y/o integrados a las formas es una herramienta de uso
obligado si queremos hacer una correcta interpretación en clave genética de los
relieves analizados, ya sea desde el punto de vista climático, tectónico o mixto.
REGIÓN FISIOGRAFICA
Los rasgos Fisiográficos, son la descripción de las manifestaciones físicas
presentes en la superficie terrestre, en otras palabras, trata sobre las diferencias
morfológicas en la superficie de nuestro planeta. Tomando ese punto de vista,
tenemos que Venezuela al igual de otras naciones, posee diferencias en los
mismos, donde se distinguen seis (6) tipos diferentes, a saber: cordilleras, pre-
cordillera y pie de monte, planicies, llanos, sistema deltaico y la provincia de
Guayana; caracterizándose cada una de las mismas, en cualidades distintivas.
Las cordilleras venezolanas, representan la zona de alto relieve del país, estas
comprenden aproximadamente 140.000 Km2, es decir el 15% del territorio
nacional. Está compuesta por la Sierra de Perijá, Cordillera de los Andes
venezolanos, Cordillera de la Costa y las elevaciones de Falcón–Lara–Yaracuy.
Los Andes venezolanos constituyen una prolongación de los Andes colombianos,
que al llegar al nudo de Pamplona, se bifurca en dos cadenas montañosas: la
Cordillera de los Andes venezolanos y la Sierra de Perijá; esta última se extiende
a lo largo del límite con Colombia por unos 250 Km, con un ancho promedio de 80
km, cubriendo una extensión aproximada de 20.000 km2, lo que representa el 2%
de la superficie del país. Los Andes venezolanos, es el sistema montañoso de
mayor altitud en el Venezuela, se prolongan por más de 460 km con una anchura
media que oscila entre 60 y 130 Km, ocupando un área aproximada de 3.600 km2,
representando un 4% de la superficie nacional.
La planicie del lago de Maracaibo está configurada por el pie de monte de Perijá y
de la Sierra de Cojoro al oeste, por el pie de monte de los andes Venezolanos al
suroeste y por las estribaciones de la serranía de Trujillo al noroeste, formando el
contorno del lago de Maracaibo. La planicie costera del norte está constituida por
la planicie árida de Falcón, siendo esta una de las más típicas de Venezuela.
EL PAISAJE
Paisaje (extensión de terreno que se ve desde un sitio),[1] es un concepto que se
utiliza de manera diferente por varios campos de estudio, aunque todos los usos
del término llevan implícita la existencia de un sujeto observador y de un objeto
observado (el terreno) del que se destacan fundamentalmente sus cualidades
visuales y espaciales.
El paisaje, como componente del medio ambiente, es objeto de protección por
parte de diversas leyes e instituciones nacionales e internacionales (UNESCO y
Consejo de Europa).
El paisaje, desde el punto de vista geográfico, es el objeto de estudio primordial y
el documento geográfico básico a partir del cual se hace la geografía. En general,
se entiende por paisaje cualquier área de la superficie terrestre producto de la
interacción de los diferentes factores presentes en ella y que tienen un reflejo
visual en el espacio. El paisaje geográfico es por tanto el aspecto que adquiere el
espacio geográfico. Se define por sus formas: naturales o antrópicas. Todo paisaje
está compuesto por elementos que se articulan entre sí. Estos elementos son
básicamente de tres tipos: abióticos (elementos no vivos), bióticos (resultado de la
actividad de los seres vivos) y antrópicos (resultado de la actividad humana).
Determinar estos elementos es lo que constituye el primer nivel del análisis
geográfico.
El paisaje surge de la interacción de los diversos agentes geográficos. Estos
agentes son materiales y energéticos de los que derivan formas y procesos. Se
clasifican en Litosfera, Atmósfera, Hidrosfera y Biosfera. De esta última se
diferencia la Antroposfera formada por las poblaciones humanas y que juega un
papel diferenciado como agente del paisaje.
La interacción de estos agentes forma el amplio espectro de paisajes definidos por
sus características geográficas. La relación que existe entre todos sus elementos
constitutivos es multicausal y dinámica. Los cambios son tanto producto como
condicionante de la dinámica de los paisajes, en los cuales el ser humano cumple
un papel específico.
De manera dominante y con influencia total sobre el paisaje está la litosfera. Las
estructuras formadas por el movimiento de las placas tectónicas es decisiva para
la formación del escenario que es el paisaje. Diferencia los terrenos continentales
de los oceánicos y condiciona fuertemente las estructuras superficiales que
presenta la corteza terrestre, o lo que es lo mismo, el relieve
Estos relieves son transformados a nivel superficial por la atmósfera y la hidrosfera
a través de la erosión el transporte y la sedimentación. Estos dos agentes (que
actúan como uno solo, pero que siempre se han separado por la diferencia
funcional entre estado líquido y gaseoso) se encargan de equilibrar los relieves
litológicos erosionando los resaltes (montañas, picos, escalones), transportando
los materiales erosionados y depositándolos en las zonas más planas o en el mar,
y dando lugar a formaciones superficiales.
LA DINÁMICA DE LAS FORMAS
El paisaje está en permanente evolución como consecuencia de:
• Procesos dinámicos naturales del medio biótico (evolución de la vegetación,
colonización, sustitución, etc.) y del medio abiótico (procesos erosivos o
sedimentarios, transformaciones de los cursos fluviales, procesos glaciares, etc.)
• Procesos antrópicos: roturaciones, talas, transformación de usos de suelo,
instalación de infraestructuras, etc.
Hemos de considerar que el hombre es un elemento más de la naturaleza, unido a
ella por vínculos de interdependencia, por lo que es parte integrante de los
ecosistemas. Su papel en ellos es muy activo, especialmente en los últimos siglos,
cuando la tecnología desarrollada permite unas intervenciones sobre el medio
imposibles anteriormente, lo que ha aumentado y acelerado los procesos de
transformación antrópica de éste, y por lo tanto la evolución de los paisajes.
Cada uno de los medios citados (biótico, abiótico y antrópico) va a tener diferente
peso específico en cada unidad de paisaje, estableciéndose entre ellos una serie
de relaciones e interdependencias que dan unidad al conjunto y determinan su
evolución. Las dinámicas evolutivas de los procesos indicados se desarrollan
según escalas temporales muy diferentes: hay dinámicas de ciclo corto y hay
dinámicas de ciclo largo:
De ciclo corto:
• En el medio abiótico: desprendimientos de ladera, ciertas transformaciones en el
medio fluvial, caídas de bloques, etc.
• En el medio biótico: muerte de individuos como consecuencia de
desprendimientos, incendios o caída de otros individuos, cambio en poblaciones
debido a plagas o enfermedades, etc.
De ciclo largo:
Un cauce fluvial tiende a estabilizarse solo. Las dinámicas de ciclo largo en
muchas ocasiones tienden a restaurar el equilibrio perdido como consecuencia de
una dinámica de ciclo corto o de una intervención humana. Son, por lo tanto
procesos autoorganizativos que tienden a llevar el conjunto hacia estadios más
estables:
• En el medio abiótico: regularización de laderas, estabilización de cauces
fluviales, o costas, etc.
• En el medio biótico: colonización vegetal, sustituciones o cambios en las
especies vegetales y animales como consecuencia de un cambio climático, etc.
Las intervenciones antrópicas suelen causar modificaciones de ciclo corto: una
tala, una roturación, cambios en la utilización del suelo, incendios provocados,
instalación de infraestructuras de comunicación, etc. Estas modificaciones rápidas
desatan procesos de adaptación y reorganización del medio natural, tanto biótico
como abiótico, en la mayor parte de los casos de ciclo largo: recolonización
vegetal en zonas quemadas o taladas, progresiva invasión de las infraestructuras
por la vegetación y materiales depositados, estabilización de taludes, etc.
Los procesos, tanto de ciclo largo, como corto, de los medios abiótico, biótico y las
intervenciones antrópicas, interrelacionan fuertemente entre sí. Así, por ejemplo,
un desprendimiento de ladera (proceso de ciclo corto del medio abiótico) puede
provocar una destrucción de la cubierta vegetal (ciclo corto del medio biótico) y
desatar los procesos de colonización (ciclo largo del medio abiótico).
Incendio forestal: procesos de corto y largo plazo.
Un incendio en un bosque (intervención antrópica de ciclo corto) provocará una
serie de procesos erosivos y de pérdida de suelo (medio abiótico, ciclo largo) que
a su vez influirán sobre la rapidez y eficacia de la revegetación natural (medio
biótico, ciclo largo) que dará comienzo tras él.
El paisaje es, en definitiva, algo vivo que evoluciona temporalmente como
consecuencia de unos procesos naturales y unas intervenciones antrópicas o por
el cese de éstas, como ha ocurrido en los últimos años en amplias zonas de media
montaña o comarcas deprimidas.
Por ello, no ha de considerarse un fenómeno estático susceptible de ser encerrado
en una imagen momentánea, sino como algo en permanente evolución, lo que se
ha definido como "metabolismo del paisaje".
LA GEOMETRÍA EN LAS FORMAS
La actuación humana sobre su entorno en muchas ocasiones provoca un deterioro
de la calidad del ambiente produciendo un impacto paisajístico. La aparición de
formas , texturas y colores, ajenos al espacio natural , supone un impacto que será
mayor cuanto mas grande sea la magnitud de la alteración y el grado de
conservación del medio . El origen del impacto visual puede ser variado: Aparición
de líneas rectas y formas geométricas en el paisaje: carreteras Cambios bruscos
de color: edificaciones, eliminación vegetación Modificación de las formas
naturales del relieve como puede ser vaciado de zonas,
escombreras...Acumulación de residuos y contaminación del entorno
La proximidad a lugares frecuentados o accesibles y la existencia de un amplio
campo visual. El análisis de los impactos sobre el paisaje puede seguir diferentes
métodos, pero siempre conviene delimitar la cuenca visual, esta se define como la
superficie visible desde un punto o conjunto de puntos.
La percepción del paisaje es mayoritariamente visual, por eso para estudiar el
impacto sobre una zona natural determinada, hay que definir la calidad y la
fragilidad visual.
La calidad visual: Son las características intrínsecas del paisaje , que nos indican
sus valores estéticos, su belleza. Esta es una característica subjetiva, y para
objetivarlo la visualización de un paisaje incluye 3 elementos de percepción:
Calidad visual intrínseca: Es el atractivo visual de las características propias de
cada territorio Calidad visual del entorno inmediato: Elementos existentes en un
radio de 500 a 700 m del punto Calidad del fondo intrínseco: Es el conjunto que
constituye el fondo visual, la panorámica La fragilidad visual: Es la susceptividad
de un territorio al cambio cuando se desarrolla un uso sobre el.
La fragilidad depende de la actividad que se vaya a desarrollar. Para evaluarla se
tiene en cuenta una serie de elementos:
Factores biofísicos: Son los derivados de los elementos característicos de cada
punto. Entre ellos están la pendiente, la orientación y la vegetación. En general la
fragilidad aumenta con el aumento de pendiente, la orientación sur y oeste y las
zonas de vegetación escasa y monocromática. Factores de visualización: Atiende
a las características de la cuenca visual. Un punto es más vulnerable cuando mas
visible es y mayor es su cuenca visual. Factores históricos culturales: tienden a
explicar el carácter y las formas del paisaje en función del proceso histórico de
formación. La existencia de edificios, monumentos o parajes de carácter único y
los valores tradicionales enraizados en la vida local, aumentan la fragilidad.
Estos factores definen una fragilidad visual intrínseca a las características del
paisaje. A estos hay que añadir la accesibilidad a la observación, ya que la
fragilidad aumenta con la cercanía a pueblos y carreteras pues aumenta la
cantidad de observadores. La combinación de fragilidad intrínseca y la
accesibilidad constituye la fragilidad visual adquirida.
1.4 Métodos de corrección del impacto paisajístico
Lo mas frecuente es que el conflicto entre el desarrollo de actividades y la
conservación del paisaje se produzca cuando ya están definidas las
características de actuación.
Medidas:
Control sobre el terreno: supone una conservación del suelo. Es importante
intentar reproducir la topografía del terreno y no introducir elementos artificiales o
desproporcionados.
Recuperación de la cubierta vegetal autóctona: Ayuda a mejorar, acondicionar y
recuperar el suelo, así como la ocultación e integración de las actuaciones
realizadas. El desarrollo de la vegetación autóctona favorece la recuperación de la
fauna de la zona.
En España existe la Ley de conservación de los Espacios Naturales Protegidos del
27 de Marzo de 1989. Además la legislación exige la realización de estudios de
impacto ambiental para realizar determinados proyectos o actividades. Otros
decretos existentes regulan la restauración del espacio natural afectado por las
actividades mineras y por la explotación de carbón a cielo abierto.
ESTUDIOS GEOMORFOLOGÍCOS EN VENEZUELA
El río Orinoco es el más extenso del país; a lo largo de su curso, desde sus
nacientes hasta su desembocadura, ha determinado la formación de diversos
paisajes. En sus cabeceras, al igual que en sus ríos tributarios, el Orinoco
presenta valles encajonados, cuyos cuerpos de agua circulan por valles en forma
de V. Las fracturas del basamento producen saltos o cataratas. No muy lejos del
cerro Delgado Chalbaud, los ríos han desarrollado un pequeño lecho de
inundación, lo que les permite divagar en trenes de meandros, bordeados
ocasionalmente por lagunas en media luna. Los valles más amplios poseen una
terraza bien drenada; es decir, que escapa al efecto de las inundaciones, lo cual
ha permitido la construcción de pistas de aterrizaje por parte de mineros furtivos.
La desembocadura del río Orinoco se caracteriza por la presencia de un delta de
grandes dimensiones, de forma más o menos arqueada; éste posee un patrón de
drenaje anastomosado, con numerosos ramales interconectados (Fig. 1). Las islas
de este paisaje poseen áreas inundables donde se han acumulado extensas
capas de turberas, o restos de materia orgánica que se acumula en las zonas
pantanosas. En los flancos de los brazos se han formado muros de contención
naturales o bancos, de textura arenosa y de mejor drenaje, que es donde se
ubican los poblados o caseríos. En las proximidades del océano se han producido
pantanos costeros o marismas. Durante la pleamar la inundación es más severa
que durante la bajamar, sobretodo si se trata de la época de lluvias. En los caños,
la dirección de la corriente se invierte y fluye aguas arriba durante la pleamar.
Cabe destacar otros ejemplos interesantes de la morfología fluvial de Venezuela.
Tal es el caso de las potentes terrazas formadas en los ríos del sistema de Los
Andes, como en los ríos Motatán y Chama del estado Mérida, donde la acción
fluvial ha construido hasta tres niveles de terrazas (Figs. 2 y 3). Esto se debe,
seguramemente, a los cambios climáticos ocurridos durante el Cuaternario inferior,
cuando el clima era muy frío, seco y la vegetación era escasa; por lo cual grandes
extensiones de suelo quedaban al descubierto, sin defensa alguna ante el ataque
de las lluvias torrenciales.
El arrastre y sedimentación excesivos se encargó de colmatar, entonces, el fondo
de los valles, a manera de numerosos abanicos coalescentes. Luego, al cambiar
las condiciones climáticas o al hacerse el clima más húmedo y cálido, el relleno
sedimentario fue cortado verticalmente, creándose una terraza (Schubert, 1976);
es decir, un relieve de tope plano bordeado por un escarpe ascendente y por otro
descendente. Posteriormente, la alternancia de períodos secos y cálidos hizo que
aparecieran otros niveles de terrazas a modo de escalones. Dichos relieves son el
asiento de la mayor parte de las ciudades y pueblos de Los Andes, así como de la
mayoría de las actividades humanas: agricultura, vías de comunicación, servicios
turístico-recreacionales, etc.
ESTRUCTURAS HORIZONTALES Y PLIEGUES
El ejemplo más concreto de estructuras horizontales en Venezuela se tiene en los
estados Amazonas y Bolívar, en rocas de la provincia Roraima, del Precámbrico
superior (Fig. 7). Las mesas o tepuyes están constituidas por rocas sedimentarias
como areniscas, lutitas, limolitas, conglomerados y, localmente, por capas de
rocas volcánicas. Las áreas de estratos horizontales se ubican en el centro de los
macizos sedimentarios, mientras que en la periferia los estratos se hacen más
inclinados; de manera que los relieves del núcleo son de topes planos o
ligeramente inclinados, mientras que en los alrededores se presentan relieves
como cuestas, hogbacks y valles monoclinales.
En los relieves de Roraima ocurren procesos erosivos pseudo-kársticos, tales
como se observa en la mesa del Sarisariñama, al suroeste del estado Bolívar. A
raíz del proceso de disolución de la sílice de las areniscas, se han producido
aberturas gigantes, o simas, a causa del colapso del techo de profundas cavernas
(CORAVEN, 1993). Los orificios o cuevas que se observan en las paredes del
cerro Autana, en Amazonas, son el resultado del mismo proceso. En el techo de
las cuevas de areniscas se pueden formar, aunque escasamente, algunas
estalactitas de cuarzo amorfo.
Al borde de la cordillera de Mérida también es notoria la existencia de estos
lineamientos, cuyas rocas buzan hacia los piedemontes de las franjas
montañosas. La abundancia de calizas en la zona de Monagas, por ejemplo, ha
dado lugar a un extenso e intrincado sistema de galerías, producto de la disolución
del carbonato de calcio (erosión kárstica), lo que se asocia a lluvias abundantes y
a la acidificación de las aguas por parte de la materia orgánica presente en la
superficie. El ejemplo más conocido es la cueva del Guácharo, ubicada en Caripe,
estado Monagas, donde la acumulación de carbonato de calcio en el techo,
paredes y suelo de las cuevas, ha dado como resultado esculturas naturales
realmente espectaculares (CORAVEN, 1994).
BLOQUES FALLADOS
Venezuela posee bloques fallados a lo largo de todos los sistemas montañosos, lo
cual es obvio en el desarrollo de los paisajes. La acumulación de fuerzas en el
contacto de inmensas geofracturas, ha traído consigo el levantamiento,
hundimiento, plegamiento y basculamiento de múltiples bloques, tal es el caso de
la zona de fallas de Boconó, la que se extiende en sentido noreste por la parte
central de Los Andes (Zinck, 1980). Las líneas de falla se han convertido en valles
por donde circulan los ríos principales de dicha región. Estos valles se han
formado en algunos casos sobre bloques hundidos (grabens) bordeados por
bloques levantados (horsts), como pudiera interpretarse en el corte geológico que
atraviesa la ciudad de Mérida.
Las penínsulas de Paria y de Araya, al noreste del país, sugieren que se trata de
un bloque levantado de aproximadamente 250 km de largo. Estas estructuras se
prolongan hacia el oeste y tienen una estrecha relación con el graben submarino
de la fosa de Cariaco. La actividad de las fallas se presenta como una desventaja
para los habitantes de estas regiones, puesto que han sido víctimas de
ocasionales pero nefastos terremotos.
En el Escudo Guayanés también se tienen numerosos casos de bloques fallados,
uno de los más obvios en las imágenes de sensores remotos es el del río Padamo
(Amazonas), al este del cerro Duida (Fig. 9). En esta zona la red de drenaje es fiel
indicadora de que además de los movimientos verticales, también los bloques
fueron objeto de desplazamientos horizontales a través de fallas de desgarre
(Santiago, 1993). La baja sismicidad en el escudo o la inactividad de las fallas
significan un bajo riesgo para las comunidades que lo habitan.
MASAS CRISTALINAS Y FORMAS VOLCANICAS
Lo más típico del escudo Guayanés es la abundancia de masas cristalinas. En la
parte norte, formando parte del complejo de Imataca, se han desarrollado distintos
paisajes sobre cierta variedad de rocas metamórficas como gneises, granulitas,
cuarcitas, anfibolitas y esquistos. Las rocas más resistentes ante el intemperismo
dan lugar a relieves altos y alargados, como es el caso de las cuarcitas y las
granulitas. En cambio, las menos resistentes dan lugar a depresiones y valles o, al
menos, colinas de poco desnivel. Los paisajes de esta región (montañas,
lomeríos, peniplanicies y valles) forman franjas paralelas, alargadas y plegadas, tal
como sucede hacia el oeste de la parte baja del río Caroní (TECMIN, 1992).
Las elevaciones de cuarcita son de gran potencial económico cuando poseen un
alto tenor de hierro, como es el caso de los cerros Bolívar (Fig. 10) y Altamira en
los alrededores de Ciudad Piar. El clima Tropical Lluvioso de Sabana,
caracterizado por un período seco prolongado, determina la existencia de una
vegetación poco exuberante en la zona norte del estado Bolívar, en consecuencia,
la baja protección hace que haya amplias superficies de roca desnuda a manera
de atractivos domos de exfoliación y de abundantes aglomeraciones de rocas
redondeadas (tors).
En lo que a volcanes se refiere, en Venezuela no los hay. Sin embargo hay
vestigios de que los hubo en un pasado remoto. La abundancia de rocas
volcánicas en el escudo Guayanés así lo confirman, como sucede en las
provincias Pastora y Cuchivero; incluso, dentro de la secuencia sedimentarias de
Roraima se han encontrado estratos de rocas volcánicas extrusivas (tobas), así
como diques y sills de cuerpos intrusivos propios del vulcanismo acaecido durante
el Precámbrico superior. El rebajamiento de las rocas en el escudo no ha dejado
vestigios más contundentes sobre vulcanismo tales como esqueletos o sistemas
de diques rodeando a un cuello volcánico.
Otra especie de volcanes, ya no originados por el ascenso de magma, sino de
lodo, tiene lugar a inmediaciones de El Tigre, estado Anzoátegui, y consisten de
pequeñas elevaciones en forma de cono, de menos de 2 m de altura (Fig. 12). Los
materiales ascienden a través de grietas que atraviesan los estratos de la
formación Mesa, y son impulsados hacia arriba por los flujos de gas ubicados en
las profundidades de los depósitos de hidrocarburos.
MORFOLOGIA DE LITORALES
Venezuela posee una extensión aproximada de 2.100 km de costas en el mar
Caribe y en el océano Atlántico. En el lago de Maracaibo el país posee cerca de
400 km de costas. Lo que suma un total de 2.500 km. En el tramo costero central
predominan las costas de inmersión, caracterizadas por la abundancia de
acantilados, promontorios y ensenadas. Parte de las veces las bahías se han
colmatado de sedimentos y forman playas donde se ubican los balnearios. Estas
costas fueron inundadas por el mar después de la última glaciación.
MORFOLOGIA GLACIAL
Las glaciaciones del Pleistoceno, finalizada la última de ellas hace
aproximadamente unos 11.000 años, fueron responsables del modelado actual de
las tierras venezolanas ubicadas por encima de los 3.000 msnm afectadas por la
formación de glaciares o grandes volúmenes de hielo. Se estima que estos
períodos fríos tuvieron una duración promedio de 100.000 años (Erickson, 1991),
tiempo suficiente como para que las vertientes más elevadas de Venezuela fuesen
atacadas por procesos como: gelifracción, nivación y abrasión glaciaria. En efecto,
en el Sistema de Los Andes (cordilleras de Mérida y Perijá) han quedado como
evidencias los rasgos geomorfológicos típicos de tales procesos. En las sierras de
La Culata y Nevada de Mérida, hay abundantes circos dispuestos en cadenas a
modo de rosarios. Estas pequeñas depresiones están ocupadas por pequeños
lagos bordeados por aristas y agudos picachos (Fig. 17).
Hoy en día, el único glaciar existente en Venezuela se ubica al pie del pico Bolívar,
cercano a los 5.000 msnm. Esta masa de hielo ha disminuido de tamaño a lo largo
del último siglo, aproximadamente en un 80% (Zinck, 1980). Es posible que esto
tenga relación con la ocupación antrópica en el valle del Chama, lo cual haya
podido alterar las condiciones climáticas en las cumbres de la Sierra Nevada. Es
de recalcar que la gelifracción es todavía un proceso altamente efectivo, a partir
del cual se han derivado extensos taludes o conos de derrubios al pie de los riscos
rocosos.
MORFOLOGIA EÓLICA
El caso más concreto de morfología eólica en Venezuela se localiza al norte de
Coro, estado Falcón. En esta zona el clima es semiárido, con un promedio anual
de 442 mm de precipitación. La sequedad de tal región determina la existencia de
una capa de vegetación escasa (xerófita) que aporta una muy pobre protección a
los materiales sueltos que recubren la superficie. Estas condiciones son favorables
a la erosión eólica, máxime si la velocidad de los vientos Alisios del nordeste sopla
en el lugar con velocidades promedio entre 16 y 24 km/hora a lo largo del año.
Nótese la diferencia si apenas se necesita una velocidad de tan solo 3,6 km/hora
para levantar granos de arena de 0,1 mm de diámetro. Por lo tanto los suelos
quedan a merced de la deflación y se hace propicia la formación de campos de
dunas.