La Historiografía Dependestista y el Fin de la Historia por Francisco Quiroz Chueca

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LA HISTORIOGRAFIA DEPENDENTISTA Y EL FIN DE LA HISTORIA Franclsco Quiroz Chueca En países con larga tradición de estudios históricos, la historiografía ha incursiona- do en temáticas muy diversas. Es lógico y provechoso. Luego de largas y fructíferas dé- cadas de investigaciones acerca de problemas estructurales desde diferentes posiciones metodológicas y con amplias discusiones, se ha llegado a la conclusión de la necesidad de incluir otros aspectos al análisis del desanollo de [a sociedad. Sin descuidar, e inclu- sive, profundirunáo nn la tarea de averigUar los procesos socioeconómicos de ese desa- rrollo. De tiempo en tiempo, imrmpen nuevos (o renovados) procedimientos técnicos que priorizan tal o cual aspecto de la realidad. Con distinto grado de seriedad metodológica pretenden constituirse en hegemónicos. su vigencia dura tanto cuanto son capaces de u.upuru, la atención sobre su utilidad entre quienes consumen la producción historio- gráfica y entre quienes la financian. En el krú la situación es distinta. kse a la abundancia de estudios sobre los pro- cesos históricos fundamentales, el desanollo de la historiografía no ha alcanzado la madurez necesaria para recibir y valorar los aportes de las modas parisinas y neoyorki- nas en nuestra especialidad. La llamada escuela dependentista tuvo una acogida jamás vista en la historiografía peruana y lati¡oamericana. Su auge coincidía con cambios estructurales que exigían explicaciones al atraso crónico que padecían nuestros países. se constituyó en una de las tendencias mejor auspiciadas por las fundaciones. Evidentemente, no sólo en Lati- noamérica se deseaba conoier las causas del atraso. Los tiempos cambiaron' Desde la década de 1980 y en forma creciente, las preferencias historiográficas variaron confor- me la ideología neoliberal iba ganando terreno político. Se dejaba de financiar los pro- yectos que sustentaban la continuidad del atraso. Se prefirió los que remarcaban el cambio en función de los "nuevos" agentes históricos (llamados "informales") en una marcha indesmayable hacia el triunfo (futuro) del mercado' En este empeño, la "nueva" historiografía determina nuevos paradigmas negativos: la historiografía de los sesenta y setenta. Los llamados "dependentistas" atraen más la atención. Es comprensible. Descle ya, esa corriente recurrió a la historia económica para determinar las causas del atraso de América Latina. su conclusión fue tajante: la región era atrasada debido principalmente a la dependencia que caracteriz' al conjunto de [a- zos que se establecieron con las nuevas metrópolis' Esta es, precisamente, la imagen que debe ser erradicada de la historia. Es decil tratar de demostrar cuán equivocados estuvimos los latinoamericanos durante décadas' La ,'nueva" historiografía áebía encargarse de rectificar e[ grave error cometido' En adelante, debía investigar no cómo el laissez-faire había convertido en dependiente la economía del país, sino cómo no se practicó realmente el laisses-faire' Fs el "fin de la historia". 138 Nueva Sintesis, Nro 3 - 1995

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Artículo de Francisco Quiroz Chueca para la Revista Nueva Síntesis Nº 3 (1995)

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LA HISTORIOGRAFIA DEPENDENTISTAY EL FIN DE LA HISTORIA

Franclsco Quiroz Chueca

En países con larga tradición de estudios históricos, la historiografía ha incursiona-

do en temáticas muy diversas. Es lógico y provechoso. Luego de largas y fructíferas dé-

cadas de investigaciones acerca de problemas estructurales desde diferentes posiciones

metodológicas y con amplias discusiones, se ha llegado a la conclusión de la necesidad

de incluir otros aspectos al análisis del desanollo de [a sociedad. Sin descuidar, e inclu-

sive, profundirunáo nn la tarea de averigUar los procesos socioeconómicos de ese desa-

rrollo.De tiempo en tiempo, imrmpen nuevos (o renovados) procedimientos técnicos que

priorizan tal o cual aspecto de la realidad. Con distinto grado de seriedad metodológica

pretenden constituirse en hegemónicos. su vigencia dura tanto cuanto son capaces de

u.upuru, la atención sobre su utilidad entre quienes consumen la producción historio-

gráfica y entre quienes la financian.En el krú la situación es distinta. kse a la abundancia de estudios sobre los pro-

cesos históricos fundamentales, el desanollo de la historiografía no ha alcanzado la

madurez necesaria para recibir y valorar los aportes de las modas parisinas y neoyorki-

nas en nuestra especialidad.La llamada escuela dependentista tuvo una acogida jamás vista en la historiografía

peruana y lati¡oamericana. Su auge coincidía con cambios estructurales que exigían

explicaciones al atraso crónico que padecían nuestros países. se constituyó en una de

las tendencias mejor auspiciadas por las fundaciones. Evidentemente, no sólo en Lati-

noamérica se deseaba conoier las causas del atraso. Los tiempos cambiaron' Desde la

década de 1980 y en forma creciente, las preferencias historiográficas variaron confor-

me la ideología neoliberal iba ganando terreno político. Se dejaba de financiar los pro-

yectos que sustentaban la continuidad del atraso. Se prefirió los que remarcaban el

cambio en función de los "nuevos" agentes históricos (llamados "informales") en una

marcha indesmayable hacia el triunfo (futuro) del mercado'

En este empeño, la "nueva" historiografía determina nuevos paradigmas negativos:

la historiografía de los sesenta y setenta. Los llamados "dependentistas" atraen más la

atención. Es comprensible. Descle ya, esa corriente recurrió a la historia económica para

determinar las causas del atraso de América Latina. su conclusión fue tajante: la región

era atrasada debido principalmente a la dependencia que caracteriz' al conjunto de [a-

zos que se establecieron con las nuevas metrópolis'

Esta es, precisamente, la imagen que debe ser erradicada de la historia. Es decil

tratar de demostrar cuán equivocados estuvimos los latinoamericanos durante décadas'

La ,'nueva" historiografía áebía encargarse de rectificar e[ grave error cometido' En

adelante, debía investigar no cómo el laissez-faire había convertido en dependiente la

economía del país, sino cómo no se practicó realmente el laisses-faire' Fs el "fin de la

historia".

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I. EL DEPENDENTISMOEn medio de importantes cambios estructurales ocurridos en el país desde, al me-

nos, los años cincuenta surgió la versión peruana del dependentismo en la historiogra-fía. Tiató, concientemente o no, de explicarse la realidad nacional a través de ta trafec-toria del país, dado que las versiones de la historiografía "tradicional" no satisfacfan lasaspiraciones de los grupos emergentes. Se trató de elementos intelectuales de la peque-ña burguesía que asumieron estas posiciones. Bla pequeña burguesfa radicalizada aco-ge para su análisis elementos de diversas doctrinas.

ORíGENES METoDoLÓGIcosB reconocido que la historiografía dependentista se origina en los postulados teó-

ricos y prácticos de la CEPAL. La simbiosis de Raúl Prebischlez debe entenderse comoproducto de una combinación de las tesis económicas de Keynes, tas bases epistemo-lógicas estructuralistas (Althusser) y los fundamentos políticos de lo que se conoció co-mo la teoría de la dependencia.

Los aportes de esta "escuela" a la epistemología de las ciencias sociales en AméricaLatina son muchos. Entre ellos se pueden mencionar los siguientes. En primer término,la premisa de especificidad de la realidad económica de la región. Esto íue la base paraun estudio autónomo de la trayectoria histórica del subcontinente. En segundo término,el conjunto de ideas-fueza esgrimido por los dependentistas. Representó un aporteverdaderamente original para las ciencias sociales latinoamericanas: el planteamientoestructural de los problemas históricos.

como una forma de "transición" entre el "desarrollismo" y Ia "dependencia", he-bisch propuso la tesis del difusionismo; pablo González casanova hizo lo propio con ladel colonialismo interno. El difusionismo considera que la periferia debe asimilar el capi-tal y la tecnología para desarrollarse y este desarrollo es desigual en la periferia. SegunChilcote, estas premisas conducen "a dos proposiciones controvertidas: 1) las nacionessubdesarrolladas se encuentran estructuradas en sociedades duales: una moderna yavanzada, otra retrasada y feudal; y 2l en el sector moderno de la sociedad subdesa-rrollada surgirá una nueva burguesía, comercial e industrial, progresista y defensora delinterés nacional en la medida en que el desarrollo capitalista se difunde en las áreas ru-rales y las medidas económicas y políticas restringen la penetración y el dominio de losintereses extranjeros".

te2 I-a literatura sobre esle tema es vasla. En especlal, ver la anrplia reseña de José Mllaián alvolumen I de la revista Latin Ane¡lcan lbrspective, Catlfornla, 1974, dedicado a la teorfa dela dependencia, en Apuntes (Lima) 1976 n. 5 pp. 97-104. Asimismo, los aportes de JamesDietz y James Petras (eds.), F\'ttgress toward developntent in Latin America: ftom hebisch tatechnologícal autonomy, Boulder, Linne Rienner, 1990; Ronald chilcote y Joel Eldstein,"Latin America: the struggle with dependency and beyond", Laün American furspective, 1974vol. l; Id., "Latin America: capitalist and socialist perspectives of development and underdeve-lopment", HAHR 1986 vol. XV; Ronald chilcote y D.L. Johnson, Theories of development:mode of pn>duction or dependenqt?, Beverly Hitls, sabe, l9B3; cristóbal Ray, Latin,Aneri-can theoríes of development and underdeuelopmen( New york, Routledgn, tsas; eL. o'Brien, "A critique of Latin American theories of dependence", I. oxaal et al., Beyond the so-ciology of developmend London, Routlege & Kegan, 1975; Ian Roxborough, Theories of un-derdevelopmen{ London, Mac Millan, 1979.

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El colonialismo intemo sostiene que "con la desaparición de la dominación directa delos exhanjeros sobre los nativos surge la noción de [a dominación y explotación de unosnativos sobre ohos".

La teoría de la dependencia explica el subdesarrollo en América Latina como unaconsecuencia de influencias económicas y políticas exógenas. Específicamente, las eco-nomías de ciertas naciones están condicionadas por su relación con otra economía, quees la dominante. Gracias a esta desigualdad, la dominante puede seguir expandiéndo-se. En las dominadas pueden desarrollarse, como reflejo de la expansión de las nacio-nes dominantes, o subdesarrollarse como consecuencia de su relación de subordinación(Theotonio dos Santos y Osvaldo Sunkel).

La teoría de la dependencia postula que el subdesanollo latinoamericano no equivalea la Europa precapitalista; en realidad, l-alinoamérica es subdesanollada por haber servi-do de apoyo al desarrollo de Europa occidenlal y los EEIJU. Dentro de cada país el nrocle-lo de relaciones entre melrópoli y periferia se reproduce en el campo interno como unaréplica caraclerizada por la transfe¡encia del excedente econónrico clel á¡ea mral al sectorurbano.

En funcion de este marco conceptual, la teoría de la dependencia ha acogido elpensamiento de A.G. Rank sobre el devenir histórico: el desarrollo no ocurre a travésde una sucesión de etapas y los países hoy desarrollados nunca fueron subdesarrolla-dos; el subdesarrollo es consecuencia de un proceso histórico de relaciones entre lossatélites subdesarrollados y las metrópolis desarrolladas; la interpretación dualista debeser rechazada por cuanto el capitalismo ha penetrado efectivamente en el conjunto delmundo subdesarrollado; la relación metrópoli-saiélite se encuentra tanto a nivel de paí-ses concretos como en el orden imperialista mundial; el desarrollo de los satélites estálimitado por su situación de deper.rdencia.

Entre las críticas al modelo de Rank, destaca el estudio de James futras (LatinAmerica: from dependence to revolution, New york, 1973). petras y otros inciden enque el subdesarrollo debe ser entendido en términos de clases, la dependencia es con-siderada sólo como una relación externa impuesta antes que como un elemento integralinterno, el término dependencia carece de especificidad y de un contenido bien defini-do; el planteamiento de Rank es estático y no demuestra cómo han cambiado las for-mas de dependencia a pesar de su persistencia.

Zkudalismo o subdesarrollo? Una críiica a la teoría de la dependencia gira en tor-no a la identificación del período colonial como capitalista por parte de Rank. El atrasoeconómico se atribuye, más bien, a la ausencia de relaciones capitalistas y la persisten-cia de relaciones feudales. De ahí que se concluya que la teoría de la depenclencia hayasido incapaz de efectuar diferenciaciones his\óricas entre los modos de producción os-cureciendo, por lo tanto, los canrbios cualitativos en el desarrollo históriio, o negándo-los de hecho.

PRINCIPIOS EPISTEMOLóC ICNS

fuse a plantear el problema en la base estructural, el dependentismo se circunscri-bló a los factores exógenos para explicar los fenómenos históricos. Sus principios onto-lógicos más importantes se refieren a las relaciones entre el país estudiado y el mercadornundial (circulacionismo), a las relaciones entre los sectores dominantes con los intere-ses foráneos y, en general, a las características derivadas de la relación centro-periferia.

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1. EL C|RCULACtON|SMO.Caracteriza al circulacionismo un planteamiento sesgado en el análisis histórico.

Consiste en una absolutización de las relaciones comerciales en desmedro del resto defactores que componen una realidad. Aduciendo la necesidad de estudiar los aspectoseconómicos (la base o estructura material), el análisis queda circunscrito a la esfera delo mercantil.

Adquirió gran popularidad en los estudios sobre [a historia de América Latina apartir de los.debates propiciados por Andre Gunder Rank y wallersteinle3. un puntobásico es el relacionado con el "centro" y la "periferia". Btos dos elementos se hansfor-man en la obra de estos ideólogos de la dependencia en la clave para entender la natu-raleza y el funcionamiento del capitalismo en las zonas subordinadas con relación a lasllamadas metrópolis.

Frank plantea el problema del desanollo y el subdesarrollo directamente en base alas relaciones entre una metrópoli y su periferia (llamada también satélite) dentro delsistema capitalista. Construye su tesis basándose en afirmaciones parciales y fuera decontexto de los clásicos.

Rank busca sustentar que no existe leudalidad en América Latina. Desde ya, partede la premisa del capitalismo como fenómeno circulacionista. Para é1, el capitalismo seinstauró en América con la aparición de los europeos. Esta tesis rcsultó muy importanteen el análisis de la historia latinoamericana. En primer lugar, transformó por completolos estudios históricos. Se empezó a pensar la trayectoria local como una relación dia-léctica entre metrópolis (coloniales y neocoloniales) y la periferia (colonial y neocolo-nial) en el marco de un desarrollo (o subdesanollo) capitalista.

Fartiendo del mismo.esquema gunderfrankiano, Immanuel Wallerstein ha puesto elacento en el estudio del capitalismo, visto como hacía Rank en un escenario geográfico,pero convirtiendo su esquema binario en otro ternario, integrado por las naciones delcentro, las periféricas explotadas por aquéllas y las de la semiperiferia, que actúan demanera intermedia (como explotadas) por el centro y explotadoras de la periferia).

Define un sistema mundial como aquél en el que existe una división extensiva deltrabajo. Esta división no es meramente funcional -----es decir, ocupacion¿l-, sino geo-gráfica. Es deciq la gama de tareas económicas no está distribuida uniformemente a lolargo y lo ancho del sistema mundial. En parte esto es consecuencia de consideracionesecológicas, sin duda. Fbro en su mayor parte es función de la organización social deltrabajo, que magnifica y legitima la capacidad de ciertos grupos deritro del slstema deexplotar el trabajo de otros, es decir, de recibir una parte mayor del exedente.

En Wallerstein se encuentra un análisis social, cultural y político muy directamente

re3 A.G. Frank, capiralismo y subdesamillo en América Latina,2aed., Buenos Aires, siglo )ixl,1973- La obra de Frank recibió numerosas crfticas por su deficlente base empfrica. Buscandosubsanar las deficiencias putrlicó un texto que no pasa de ser una compilación de citas: laacumulación mundial, 1492-1789, Madrid, siglo XXI, 1979. En nuesho medio su tendenciafue conocida mayormente a través de Las econontfas de exportacr'ón de Jonathan Levin(México, UTEF{A, 1964).I. wallerstein, El modemo sistema mundial, México, siglo xxl, 1979-80. z tomos. FemandBraudel respondió a este trabajo con la edición en tres volúmenes de su Civilización material"economla y capitalismo. Siglos XV-XWII, Madrid, Aliarza Ed., 1994.

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relacionado con las características circulacionistas.En la discusión en torno al carácter del capitalismo se introdujo Fernand Braudel,

también desde la perspectiva circulacionista pero con otra base ideológica. Su estudioresponde a Wallerstein sobre la economía-mundial. Braudel propuso en su lugar eco-nomías-mundo. No una economía mundial extendida a todo el orbe, sino una econo-mía-mundo referida a un fragmento del universo económicamente autónomo, capaz enlo esencial de bastarse a sí mismo y con cierta unidad orgánica: un teatro-mundo.

Braudel determina un concepto ahistórico. Según é1, siempre han habido econo-mías-mundo (Fenicia, Cartago, Roma, etc.). De poco importa que unas ',economías-mundo" hayan correspondido a una formación antigua y otras al capitalismo. Inclusive,pese a que e[ propio estudio está dedicado al capitalismo.

Siguiendo a lmmanuel Wallerstein, determina lres áreas de jerarquía, yuxtapuestaspero a niveles diferentes: un centro estrecho, regiones segundas bastante desarrolladas yenormes márgenes exteriores-

El principio ordenador es la división internacional del trabajo. Rige en lo interno ylo externo de las economías-mundo. Es decir, una dependencia que se aprecia más co-mo una relación mutuamente complementaria. Se obse¡va la desigualdad, pero se jus-tifica por esa división del trabajo entre las regiones y países.

La economía nacional se entiende como un reflejo de la economía-mundo. se limi-ta a imitar a la economía-mundo. Tanto en su aspecto global como en lo local, la eco-nomía es vista según los ritmos de tiempo que experimenta la economía-mundo. Bdecir, en función de los ciclos: Kitchin (corto, de 3-4 años), Juglar (inierdecenal, 6-8años), Labrousse (interciclo o interdecenal, lo-r2 años), Kuznets (hiperciclo o doble ci-clo Juglar, 20 años), Kondratieff (medio siglo. desde 1791-1817). Le interesa en su en-foque extendido en el tiempo el trend secular con sus fluctuaciones en un proceso acu-mulativo.

2. RELACIONES SOCIOPOLÍTICAS.Los maestros del circulacionismo (hank, wallerstein, Braudel) prestaron escasa

atención al análisis de los grupos sociales internos. Les interesó en la medida en que sepodía establecer una relación entre los grupos dominantes internos y los intereses delcomercio y las inversiones externas.

3. TELEOLOGÍA.

Uno de los aspectos más rescatables era la convicción abierta de la finalidad teleo-lógica de la escuela de la dependencia en la historiografía. Los "dependentistas" noocultaban que sus estudios tenían la misión de descubrir las raíces de los problemas dela regíón para tratar de encontrar la solución política al subdesarrollo. No siempre, em-pero, fue clara la dirección de esta solución.

Esta falta de claridad ha pernritido que su proyección sea manipulada a gusto. unade las crlticas más difundidas que se ha hecho a la escuela de la dependencia es acusar-la de fatalista por concluir que el desanollo es imposible en los marcos de la conserva-ción de fos fundame¡rtos de la dependencia y, por tanto, se debe esperar un futuro ca-tastrófico de continuarse bajo el mismo modelo (Celso Furtado).

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4. susrEr'irAclótr¡ EupÍnrcnUno de los puntos más flacos de la teoría de la dependencia en su aplicación a la

historia es la referente al manejo de la información. En realidad, el problema parte de lamisma obtención de la información.

En contraposición con una historiografía "tradicional" apegada al documento comoícono, la llamada nueva historia tuvo una (casi)declarada fobia al trabajo en archivos.De un extremo al oho. Se manifiesla en la escasa información docum"ntul presentadapor sus cultores' Como si unos cuantos documentos referentes a unos cuantos casos,fuesen suficientes para sustentar el discurso. Como es sabido, con una actitucl tan limi-tada de la información, se llega a una marcada insuficiencia documental v/o a dernos-trar cualquier idea o hipótesis.

kse a la declaratoria de algunos acerca de la necesaria fundamentación cle cadaafirmación, se aprecian vacÍos muy considerables.

Adenrás, el recurso a basarse en textos ajenos era (y es todavía) muy cornúrn. y pc,ligroso. Si anteriormente no se ha efectuado urra crítica a los textos ¡le olros rnvestiga-dores, es conocido que no se puede cifrar el apoyo €n esos lextos.

Otro resultado de esta actitud fue la generalización. Se consideró con mucha facili-dad que los fenómenos estudiados, con documentación limitada además, podían pro-yectarse hacia el conjunto de la sociedad y el país. Algo muy cuestionable: la"limeñización" de la historia del Fenl. Lo que sucedía en Lima era, ráulta, característicode todo el Perú. comunes en los trabajos sociológicos y antropológi.or, ro, estudiosregionales detallados estuvieron bastante ausentes en la historia. Tal vez una de las po-cas excepciones fue el aporte de Manuer Burga sobre el valre der Jequetepeque.

La generalización se produjo también en cuanto ar tiempo. D" .uná.. muy gruesase consideraron momentos amplios en la trayectoria peruana. fuí, el coloniaje, er sigroXlX, la independencia y otros terminaban sienclo unidades capaces de ser examinadasen forma tolal sin considerar una periodificación intema y diversos contenidos que po_dían asumir en el transcurso del iiempo.

II. EL FIN DE IA HISTORTAEn los años 1960 y 70 Pablo Macera constataba la crisis de la historiografía tracli-

cional peruana. Nuevos rumbos tenía la historia (y la cultura en.general) en er país. sinembargo, en la década siguíente se produjo un cambio muy iriportanie pero apenaspercibido hacia fines del decenio. Este cambio se manifestaba en la vuelta al conserva-durismo' En 1989, Alberto Flores Galindo observó el cambio al hablar de ,,una corrienteideológica que quiere negar enfáticamente er pasado de este país. En el empeño deabrir todas las puertas y ventanas al mundo occidental, han transpuesto mecánicamenteel discurso liberal de la economía ar campo de la cultura; nn no,ntr" de la libertad quie_ren-deshacerse de lo que terminan calificando como.el lastre andino. B el pensamientode la nueva derecha peruana. A diferencia de sus aniepasados (los Riva Agüero, Garcíacalderón o Belaúnde), Ios principales intelectuales de derecha hoy, deruulorun la His_toria. su terreno privilegiado es la Economía". puso como excepcián ut

"nton."s joven

historiador Fernando lwasaki. pero no le auguraba buenos resultados en sus acerca_mientos con el ILD precisamente por ser la historia poco atractiva para sustentar laspremisas neoliberales.

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Flores Galindo se equivocó. comprensible. No tlegó a vivir para confirmar lo que

en vida fueron solamentá atisbos aislados y hoy es una práctica orgánica: en realidad,

cadavez más la escuela neoliberal recuffe a la historia

El observó cómo esa historiogmfía desdeñaba los elementos andinos de la hayectoria

p€ruana en aras de una peruanidad o nacionalidad definida, tratando de sustituir al discurso

áe h [amada utopía andina que es confundida con una posición izquiendista.

En este empeño, la "nueva" historiografía determina nuevos paradigmas negativos:

toda la historiografía de los años 1960 y 1970. Es tomada en su conjunto como un to-

do (lo que es dificil de sustentar). Los llamados "dependentistas" atraen más la atención.

Es comprensible. Desde ya, las ideas de esa corriente (proveniente del desarrollismo),

recurrió a la historia económica para determinar las causas de [a situación de atraso de

América Latina. Su conclusión fue tajante: la región era atrasada debido principalmente

a la dependencia que caracler'uó a[ conjunto de lazos que se establecieron con lo que

se llamó la nueva metróPoli.Dado lo heterogéneo del fundamento epistemológico de la teoría de la dependen-

cia, es difícil establecer quiénes son sus "cultores" en el Feru' Se acostumbra a mencio-

nar entre los "dependeniistus" u Julio Cotler, Ernesto Yepes, Javier Tántaleán, Manuel

Burga, Heraclio Bonilla y, a veces, hblo Macera. Es obvio que se refieren a la obra de

estos autores hecha en las décadas en mención'

Yepes, coiler y Bonilla se formaron como sociólogos y antropólogos, respectiva-

mente. Tántaleán fue primero ingeniero antes de seguir estudios de postgrado en eco-

nomía y dedicarse a la historia. Eran tiempos de descrédito de la historia. F¡ta circuns-

tancia se hará sentir en su producción como historiadores. Particularmente en el manejo

de la información documental"" .

El caso de Manuel Burga y Flores Galindo es distinto. su planteamiento partió ante

todo de las enseñanza. bruudáliunus sobre el centro y la periferia al vincular el valle del

Jequetepeque en la larga duración como zona productora de azúcar con el mercado

.upituliriu (M. Bu.gu, 6n h nnromienda a la hacíenda capitalista, Lima, IER 1976) y la

intermediación arequipeña en el comercio lanero del altiplano con el mercado inglés (A'

Flores Galindo, Arcquipa y el sur andínq Lima, Horizonte, 1977). Flores Galindo retu-

vo un discurso "dependentista" acerca del Estado y los sectores dominantes republica-

nos ("El militarismá y la dominación británica (1825-1845)", Lumbreras et al', Nueva

historia genenl del Petú Lima, Mosca Azu[, 1979 pp'.107-I27\'

lln un prirrcipio ¿e su carrera, Bonillar"'arremetló contra la historia

r!4 porlerionnente, Bonilla siguió un poslgrado en hlstoria. Acerca de Yepes y Cotler se han

manifestaclo abundantes citicas. Sobre todo, en tomo a sus técnicas y metodología de haba-

jo. Remíto a los comentarios crlticos de Bonilla sobre Yepes (l-Iumanidades 19.70-71n 4 pp''ZSS

SOt) y de Guillermo Rochabrun sobre Cotler (Análisis 1978 n 4 pp' 69-84)'re:, ;iu ina"pánanncia en el Perú. Las palabras y los hechos", Bonilla et al, La independencia en

el funi,Lima,l1p, 1972. Sus propuestas pueden apreciarse a través de sus-publicaciones "La

coyuniura comercial del siglo ilK "n

nl Peru" , Revista del Museo Nacional (Lima) t. XXXV pp

tS-S-tSZ; Guano 9r bury;esfa en el Peni, Lima, lEIl 1974 (acaba de reeditarse en Quito);

Gran Bretaña y el Pe¡ú. Los mecanismos de ut't conlro! económico, Lima, IEB 1977; "Guano

y crisis enel Peru", Lumbreras et al', Nueva historía genemt det Peni' l jma' Mosca Azul' 1979

pp. tzs-lss; .El Peru entre la independencia y la Guerra con chile", Historía del Fbni, Lima,'Ei.

t.l"iiu Baca, 1gg0 t. VI pp. 3g5_473; Lln siglo a la deriva,l-ima, IEB 1980.

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"tradicional" peruana, reclamando un enfoque más realista. La finalidad de la his-toria, según el autor, es crear una conciencia histórica que aliente en la lucha poruna historia distinta, que coadyuve a las luchas populares (Guano... pp. 19 y 251.La historia no es una inquisición del pasado, no busca culpables. Afirmaba un de-terminismo causal en [a conducta social: "Sabemos desde hace mucho tlempo quela historia no es necesariamente la expresión y e[ desarrollo de las intencionesconscientes de los hombres. Más bien, es al revés. La opacidad en los plantea-mientos de [Manuel] Pardo deriva y se nutren de su posición de clase. La visión deeste hombre singular, de hecho tuvo un alcance mucho mayor que la de muchosotros de su propia clase pero, pese a ello, el mismo Pardo no pudo escapar a lasdeterminaciones y a las ilusiones de su tiempo y de su clase" (p63).

Con estas premisas, Bonilla presenta una versión de historia económica que inclu-ye una refledón sociopolítica. kro sus conclusiones giran en torno a factores externos.trarte de un caso contrafactual. Se pregunta por qué e[ guano no se constituyó en el ejedel desarrollo del país. Se responde, por [a debitidad del mercado y lo peculiar de laclase dirigente.

En lo primero, su conclusión más importante es que la economía peruana devinoen dependiente, complementaria, apéndice de la economía mundial. En lo segundo, setrata de una clase comercial limeña de mentalidad señorial, estancada desde fines delsigto XVIll, en base a las rentas del Estado, intermediación entre el Btado y los comer-ciantes ultramarinos, especulación, manipulaciones financieras. No se conformaron enuna burguesía; mucho menos, una burguesía nacional (tuvieron vinculaciones con elcapital británico) (p213-44).

Su er<plicación es o<ógena. No se refiere a [a capacidad de la clase dirignte natirra, ni ala ausencia de una clase empresarial. Se debe hallar un mecanismo que a<plique cómo laasimehía de las relaciones económicas intemacionales genera a su vu una asimehía dentrode la totalidad del país, económica y socialmente dependiente (p145). liata de resolver elproblema ¡ecuniendo a las catrsas por las que los ingresos estatales del guano no generaronuna demanda ni sirvieron pam inversiones productivas.

En.esta búsqueda, Bonilla recuerda la polémica sobre el imperialismo del libre co-mercio"'-. De ella concluye que las fuerzas impersonales del mercado internacionalsometieron a la nación económicamente más débil gracias a la "neutralidad" del impe-rio británico. De otro lado, el Btado peruano pudo manejar mejor los recursos del gua-no, No lo hlzo debido a la lmprevislón y exceslva corflanza.

El corolario de este razonamiento es que la verdadera causa de la ocaslón desper-diciada radica en la situación especffica en que la economfa peruana se lnsertó en laeconomía mundial. De ahf deriva la configuración de las estructuras internas del pafs(p150-151). Se perdió el mercado interno y primó una estructura colonial en la eco-nomía. Se quiso cambiar la situación a través del tendido de una red fenoviaria que

re6 La polémica fue suscitada por el artfculo de J. Gallagher y R. Robinson de 1953 sobre la ln-tervención del Estado británico en la expansión comercial del imperio antes de 1870, es decirantes del imperialismo "formal". D.C.M Platt y William W Mathew se opusieron a esta tesiscon argumentos formales sobre la neutralidad y no intervención británica. Los materiales dela polémica fueron reunidos por W.R. Louis en el volumen Imperialism: The Robinson andGallagher Conhoversy, New York, New Viewpoints, 1976. Bonilla afirma que era "una neu-halidad establecida entre dos naciones básicamente desiguales" {Guano y... p. 149).

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integrase el país (mercado). Empero, los ferrocarriles nada pudieron hacer para sustituir-

la. Más bien, al revés. Bta "modernización" en los años 1860 fracasa por la convergen-

cia de intereses entre la burguesía comercial con los sectores terratenientes más tradi-

éionales y el temor y el despreclo a las clases populares indias (p152).

Si esta clase limeña rentista y parasitaria del Estado invirtió en la expansíón agríco-

la del litoral fue en una actividad ajena al mercado interno. La minería quedó al mar-

gen del interés de este sector (p153-155).

La posición metodológica de Bonilla fue cambiando. En textos posteriores, se tiene

una visión más decididamente circulacionista de la historia. kse a su declaración de la

necesidad de combinar los factores internos y exlernos para abarcar con mayor ampli-

tud e[ problema, el análisis se centra casi exclusivamente en los factores comerciales.

Los grupos sociales aparecen sólo en función de la explicación de los factores comercia-

les, especialmente externos. No vuelve a preguntarse por la suerte de la estructura so-

cioeconómica del país; ni siquiera para responderse con argumentaciones de la inser-

ción asimétrica en el mercado mundial.El caso de Fablo Macera es controversial. Ha sido adscrito, entre los

,'dependentistas,,, a mi par€cer, en forma arbitrarialeT. Desde ya, la preocupación prin-

cipal de los fundamentos (publicados y expuestos en clases y tertulia) de Macera gira en

tomo a un análisis complejo de la trayectoria de la sociedad pemana. Lejos de un en-

foque circulacionista y circunscrito a las relaciones de dependencia con las "metrópolis",

Macera presenta un planteamiento más global pese a no contar con un texto de síntesis

histórica. El que más se aproxima a esa calidad es Las plantaciones azucarcras andinas( 1 82 1 - 1 875), Lima, UNMSM, L97 4.

Es widente que le preocupa el problema de la dependencia. En particular, la relación

entre los fenómenos y procesos actemos con los intemos. Una de las camcterísticas de la obm

de Macem es su visión de conjunto. En esta medida, me parece que le son ajenos tanto el cir-

culacionismo como el reduccionismo economicista. De otro lado, no se aprecia una coinci-

dencia en los principios teleolfuicos aplicados por los "dependentistas".

No veo por qué ha de ser "dependentista" todo aquel que encuentre que la economía,

socledad y/o política peruanas se haüaban en condición atrasada y dependiente dumnte el

siglo pasado. Distinta es la situación de quienes atribuyan ese ahaso en forma o<clusir¡a a la

relación que se entablaba con el ec<terior. El talo de Macera criticado especialmente por Goo-

tenberg fue originalmente el prótogo de un libro referente a un caso concreto: un intento de

indt¡strialización en el krú de mediados del siglo pasado.

De lo que se hata es de desvirtuar todo intento de buscar en nuestro pasado de-

pendiente los orígenes de nuestros males. Esta es, precisamente, la imagen que debe ser

erradicada de la historia. Es decir, iratar de demostrar cuán equivocados esiuvimos los

latinoamericanos durante décadas. Esto estuvo ligado directamente a la actitud política

del neoliberalismo peruano. El entonces candidato a la presidencia de la República, el

1e7 Paul Gootenberg reitera la clasificación de Macera entre los devotos de esa escuela. Ver espe-

cialmente, "los liberales asediados...", Revista Andina (cusco) 1988 no 12 pp,4O7-408; Teii-

dos y harinas, cor¿,zones y menfeq Lima, IEB 1989 p. 95. Tomando parcial y aisladamente la

visión de Macera en tomo a la finalización de la esclavitud en el Peni, Carlos Aguirre al ver

est€ proceso en Lima lo incluye en la corriente (Agentes de su propia ubertad, Lima, RJCB

1993 p. 19).

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escritor neoliberal Mario Vargas Llosa escribió en el New York Times Magazine el 2 defebrero de 7987: "Uno de los mitos aceptados más difundidos acerca de América Latinaes el de que nuestro atraso es resultado del principio de laissezfaire económico adopta-do por casi todas nuestras constituciones cuando logramos la independencia de Bpañay de Fortugal a principios del siglo pasado. según este mito, la apertura de nuestraseconomías a las fuerzas del mercado nos hizo presa fácil de los imperialistas, cuyas vo-races prácticas de negocios acarrearon las injusticias entre ricos y pobres... krú nuncatuvo una economía de mercado. La libertad económica garantizada por nuestra consti-tución es igual de ficticia que la libertad política,,.

De esto se encargó Faul Gootenberg, historiador de EEUU que sirve de guía cle ungrupo de historiadores peruanos. En sus trabajos resalta los momentos en que el paísbuscó establecer una política autónoma ("proteccionista") en contraposición a la quevenla impuesta desde fuera. No se observa la tendencia general que ligaba desigrial-mente la economía y sociedad peruanas al exterior. De la misma manera, estas len-dencias "proteccionistas" son determinadas tan solanrenle por un jucgo arancelario quebien pudo responder a las necesidades fiscales más que a una política deliberada de loscaudillos decimonónicos para impulsar el desarrollo local en desmedro de la participa-ción foránea en la economía.

I.A RECONSTRUCCIÓN HISTORIOGNÁNCN.Ahora le toca a los peruanos tomar la posta. La primera tarea consistió en desa_

creditar a todos los que, de una manera u otra, encontraban una teleología en la histo-ria. La historia no sirve más que para demostrar el penoso camino hacia la"modernidad". Es decir, hacia una actualidad que se comprende como el triunfo incues-tionado e incuestionable del capitalismo. De ahí que la primera crítica recayó sobre los"ideologizados", especie de historiadores retrógrados en medio de un mundo ya libre delas ideologías que tanto daño habían causado a la investigación. Se prefiere una historia"suave" (light). Lo curioso es que esos dependentistas-marxistas vienen a ser sus propiosmaestros g que esta actitud no necesariamente significa la constatación de la máximadel proceso de instrucción: el discípulo debe superar al maestro. For el contrario, setrata de un "reciclaje" abierto, la negación de sus propios pasados intelectuales en fun-ción de las nuevas fuentes de financiamiento.

Los "dependentistas" de ayer terminan en el grave exceso de estar ,,ideologizados',.

cecilia Méndez escribió: "El énfasis que la escuela dependentista puso en las"continuidades coloniales" de las jóvenes repúblicas latinoamericanas empalmaba biencon el economicismo marxista (de base igualmente estructuralista), y tuvo quizá el ma_yor peso en el desinterés por esta presumida "época de las tinieblas,; ¡siglo

^i*¡"tnt. Es"

desinterés lo entiende como no querer estudiar lo verdaderamente rescatable del sigloen cuestión. A saber, la emergencia de nuevos actores sociales. No se trata, empero, deuna burguesía como la estudiaran Macera, yepes, Bonilla y otros. Más bien se tiene encuenta el origen de la "informalidad", la "cholificación', del país, esa ',nueva fueza so-cial" que debe cambiar la faz del proceso de moderniclad en el peru. For ello, la tareaconsiste en resaltar los "grandes cambios políticos y su potencial riqueza para el estudio

les I_.^= -si,

indios no: apuntes para el estudio <-rel naciona.lismo criollo en el perú, Lima, lEIl1993 (Documentos de trabajo, 56).

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de las ideologías". No es otro el verdadero sentido de la historia. Más que el estudio de

los fenómenos en sí, se prefiere el análisis de los discursos-

A la historiografía de la dependencia en el Ferú se le atribuye una visión pesimista

lindante con el fatalismols: el pasado está signado por la "herencia colonial" y lleno de

"ocasiones perdidas", "sucesivas derrotas", etc. y, por consiguiente, la proyección hacia

el futuro es vista con pesimismo. Este principio determinaría el recurso a la ucronía:

plantear [a historia no como fue sino como hubiera sido más conveniente. Lo que Mag-

dalena Chocano considera pesimismo no son sino conclusiones de la investigación de

parte de los "dependentistas".En cierta medida, todas las tendencias historiográficas tienen ese recurso ucrónico

en tanto que se basan en paradigmas, confesados o no. Es un método histórico com-

plementario al de la comparación. La historiografía dependentista intentó explicarse el

pasado p€ruano comparándolo con otras realidades. No siempre pudo separar la paja

det trigo: cayó en analogías (relaciones más específicas).

La intención al comparar era precisamente esa: explicar e[ atraso y la dependencia.

No se lrata de un fatalismo hacia adelante. En realidad, se observa una historia-

denuncia, un discurso historiográfico que permite sustentar la necesidad del cambio pa-

ra salir del atraso.Hoy en día toda una tendencia preÍiere una historia "light". La norma parece ser

esterilizar a la historia. Quitarle todo contenido social, toda proyección, toda discusión

teórica. Su idealismo subjetivo conduce a un relativismo que impide cualquier tipo de

generalización en la historia. Se busca lo individual para analizarlo con lujo de detalles,

al margen del entorno en que se produce.

tee Sobre el fatalismo historiográfico en nuesho medio se ha escrito con cierta amplitud. En 1987

Magdalena Chocano escribió sobre el recurso ucrónico de la llamada moderna historiografla

("ucronía y frushación en la conciencia histórica peruana", Márgenes no 2 pp. 43-60). A con-

ünuación, Femando Iwasaki publicó su Nación peruana: entelequia o utopla, Lima, CRESE'

1988. Le siguieron Guillermo Rochabrún en "ser historiador en el Per6", Máryenes, n" 7 pp.

130-145 y Cecitia Méndez, Incas sf, indios no, Lima, IEB 1993. Atribuyen una conexión lineal

entre Riva Agüero y la modema historiografía sin tener en cuenta las distintas bases metodo-

lógicas en que se apoyaron. No por estudiar iguales fenómenos ni usar semejante terminolo-

gíá se puede establecer parangones ent¡e los historiadores. El mismo pesimismo puede tener

muy diferenles molivaciones y alcances.

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