La i-lógica de los géneros- metrosexuales, masculinidad y apoderamientos

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    Jos Daz DiegoLa i-lgica de los gneros: metrosexuales, masculinidad y apoderamientos

    AIBR. Revista de Antropologa Iberoamericana, vol. 1, nm. 1, enero-febrero, 2006, pp. 157-167,Asociacin de Antroplogos Iberoamericanos en Red

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    LA i-LGICA DE LOS GNEROSMETROSEXUALES, MASCULINIDAD APODERAMIENTOS.

    Jos Daz Diego

    Antroplogo. E-mail: [email protected].

    ResumenEl presente artculo esboza una breve reflexin etnolgica sobre las lgicas y retricas de laconstruccin de los gneros a travs del anlisis de un fenmeno de radiante actualidad, laplena subsuncin del cuerpo masculino al sistema de mercado, en la figura de losmetrosexuales. Adems se plantea la capacidad de los grupos de poder por redefinir igualesreferentes del performance corporal en un manejo de la semitica social, haciendo propios yrevalorizados elementos y discursos presentes con anterioridad, aunque carentes de talstatus de consideracin, en otros grupos sociales.

    Palabras clavegnero, sexualidad, masculinidad, metrosexual

    AbstractThe article deals with a brief ethnological reflection on the logic and rethoric of the constructionof genders by means of the analysis of a current phenomenon that is the full incorporation ofthe male body to the market system, in the figure of metrosexuals. In addition, the articleraises the capacity of certain groups of power to redefine equal referents of the social semiotichandling, making own and revalued present elements and discourses before in others socialgroups, though lacking this consideration status.

    Keywordsgender, sexuality, masculinity, metrosexual

    El primer acto de profunda percepcin consiste en quitar las etiquetas.Eudora Welty

    Gnero y orden estructural.

    Los gneros son constructos culturales que vienen a corporeizar agregados recurrentes deacciones y disposiciones materiales y simblicas, fsicas y mentales que dotan de sentidofigurativo al ser sociosexual. Las construcciones de gnero trascienden la bipolaridad cromosmicapara revestir de significado social, dentro de las diferentes lgicas estructurales de pensamiento, a

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    cada uno de los individuos miembros del universo cultural, ingresando en una particin establecida y

    formalmente definida del mundo que, en adelante, les conferir, en virtud de su adscripcin degnero, unos derechos y obligaciones que abarcarn todos los mbitos de sus vidas, desde los mssociales como status, roles familiares, papel dentro de los rituales u oportunidades de empleo hastalas disposiciones ms apriorsticamente individuales como los gustos, las inquietudes, las actitudes,el orden de valores, el carcter, ..., pasando por las caractersticas de nutricin, la situacin jurdico-legal, la asuncin y el posicionamiento ante distintas problemticas, las lgicas proxmicas, lasdisposiciones corporales, gestuales, de voz, incluso llegando a condicionar el uso mismo dellenguaje.

    El gnero establece todo un discurso de apriorismos que va siendo interiorizado a lo largo delproceso de socializacin, normativizando el conjunto de controles informales que la estructura socialpone en marcha para salvaguardar los patrones recurrentes de pensamiento y comportamiento queen definitiva ilustran en su forma ideal al ser sociosexual, en nuestro caso al Hombre y a la Mujer.La i-lgica de las construcciones de gnero radica en la necesidad paradjica de la recurrencia en losmodos pautados de pensar y actuar al mismo tiempo que la existencia de variaciones y desviacionesde sus lgicas, que siendo reprobadas, refuerzan las bases ontolgicas sobre las que construimos laidea de gnero. As, la representacin social del gnero a travs de imgenes preconstruidas de losindividuos pasa tanto por mantener como por adaptar los referentes icnicos y en parte axiolgicosque conforman en cada momento el prototipo ideal de gnero.

    La pluralidad de construcciones de gnero que existen a lo largo y ancho de todo el orbe etnogrficonos da clara cuenta de la amplia variedad de posibilidades al tiempo que de la dimensin cultural yrelativa del constructo gnero. El paralelismo occidental sexo-gnero-sexualidad viene a unir casiindisociablemente un fenotipo con un paquete de significados llamado Hombre o Mujer a quien almismo tiempo confieren un estricto orden de posibilidades sexuales que, atravesado de una

    jerarquizacin de valores y normas, se transforma en la imagen social: varn/hembra-hombre/mujer-heterosexual, con todo el resto de su universo conceptual circundante. Todo un cmulo deinflexibilidades y permisivismos que, respondiendo a demandas e intereses polticos, econmicos,

    religiosos, etc., se conjugan de forma y manera que permiten la estabilidad naturalizada de lasimgenes de gnero y sus disposiciones fundamentales evitando, gracias a vlvulas de escape, laacumulacin de tensin social que condujese a una brusca ruptura en la reproduccin de laestructura.

    La polaridad enfrentada de los dos constructos occidentales de gnero Hombre y Mujer quedanya fielmente reflejados en la tradicin judeo-cristiana erigiendo la centralidad del Hombre en oposicina la complementariedad de la Mujer.

    Dios dijo: hagamos al Hombre a nuestra imagen y semejanza. Domine sobre los peces del mar, las aves del cielo, losganados, las fieras y los reptiles de la tierra. (Gnesis, 1, 26)

    El Seor Dios dijo: No es bueno que el hombre est solo, le dar una ayuda apropiada. (...) El hombre impusonombre a todos los ganados, a todas las aves del cielo y a todas las bestias del campo, pero para s mismo no

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    encontr una ayuda apropiada. Entonces el Seor Dios hizo caer sobre el hombre un sueo profundo, y mientrasdorma le quit una de sus costillas, poniendo carne en su lugar. De la costilla tomada del Hombre, el Seor Diosform a la mujer y se la present al hombre, el cual exclam: sta s que es hueso de mi hueso y carne de mi carne,ser llamada hembra porque ha sido tomada del hombre. (Gnesis, 2, 18-23).

    De igual forma que se jererquiza el orden natural del status del Hombre y la Mujer para consigomismos y el resto de la naturaleza, se adscriben roles de gnero que seguirn reproducindose conuna base comn hasta nuestro das.

    A la mujer le dijo (Dios): Multiplicar los trabajos de tus preeces, con dolor parirs a tus hijos; tu deseo te arrastrarhasta tu marido, que te dominar. (...) Al hombre le dijo (Dios): Por haber hecho caso a tu mujer y por haber comidodel rbol prohibido, maldita sea la tierra por tu culpa. Con trabajo sacars de ella tu alimento todo el tiempo de tuvida. (...) Con el sudor de tu frente comers el pan hasta que vuelvas a la tierra, (...). (Gnesis, 3, 16-19).

    La existencia de relatos grafos primero y su recogida en la Tor despus ejemplifican la

    formalizacin del control social de las imgenes de gnero a travs de un declogo narrativo queatravesar los corpus normativos jurdicos y morales, revistiendo la vida social de un proceso circularde realimentacin y consolidacin. El texto simboliza en si el mismo paso del control informal a lanormativizacin y vehiculacin transgeneracional de las construcciones de gnero de una forma msslida y fija, menos permisiva con las adulteraciones individuales o locales de la imagen Hombre yMujer, reforzando la identidad tnica en virtud de un consolidado ideal de gnero como referenteidentitario, que se proyecta y se asume en el proceso de reconocimiento del nosotros homofnico.Sin entrar en su anlisis pormenorizado, los procesos sociohistricos de trasvase de sacralidades hanredirigido la centralidad de la mirada social a lo largo de la existencia del hombre. Cosmogonasteocntricas han dado paso a asunciones econmicas de la realidad y reelaborado los significadosdel cuerpo, el sexo, la sexualidad y el gnero subsumindolos bajo las actuales lgicas neoliberales.Las caractersticas de produccin del sistema postfordista han llevado al mercado la totalidad de lasdimensiones humanas en un empeo por producir abstracciones y elementos efmeros de rpidoconsumo tras espejismos de diferenciacin e identificacin con imgenes sociales, en un radical ereslo que tienes y que podemos encontrar en la venta y adquisicin de elementos de mercado que vandesde las sintonas y logos de los telfonos mviles hasta el consumo de productos ecolgicospasando, cmo no, por la esttica corporal o la marca de nuestra ropa.

    La saturacin de la produccin en cadena de elementos fsicos ha dejado paso al marketing de lo

    intangible en una continua carrera por la creacin de necesidades simblicas. En este nuevo contextode produccin, la construccin de referentes identitarios ha entrado a formar parte del mercado y sonlas redefiniciones icnicas y sus dimensiones constitutivas las ms usadas como elementos decompra-venta. El juego publicitario entra a elaborar una flexibilidad de las estructuras sociales parafomentar el espejismo del trnsito de capital humano de unos niveles a otros en virtud del consumodel producto. El mercado de lo intangible vende quimeras de identificacin social, construyendonuevas barreras de exclusin y lmites del nosotros; reelabora la imagen de los grupos ejerciendosobre los mismos presin meditica que se redefinir en necesidad para incardinar nuevos,cuanto voltiles por simblicos, referentes identitarios que los definan como grupo, en un continuoproceso sin fin de identificacin propia y ajena.

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    La subsuncin del cuerpo como elemento de mercado sita a ste y sus posibilidades de cambio

    material y simblico en objetivo de la produccin voltil que caracteriza al sistema postfordista. Lacapacidad casi infinita del cuerpo para soportar la labor de la identificacin grupal hace convertirse alsexo, aunque principalmente a la sexualidad y el gnero cuyo principal referente sigue siendo elmismo cuerpo en nichos de mercado a ocupar. Continuamente se elaboran y reelaboran nuevasimgenes del tipo ideal de Hombre y Mujer cuyos atributos icnicos pueden ser adquiridos, de formatal que el hecho de la misma adquisicin lleva al tomante a una transformacin icnica y a un irrealtrasvase de status.

    Hombre, no s, me gusta porque es el estilo que se lleva ahora entre la gente, as, guay, no? (S. M. M.).

    En el caso de los hombres, sus roles adscritos a la masculinidad y sus formantes tradicionalesrelacionados con la fuerza, la confrontacin, la rudeza por veces bravuconera la insensibilidad, latestarudez, la independencia sentimental, la estabilidad emocional, la distancia del mundo domsticoms all del cargo de poder del cabeza de familia, etc., se ven trastocados en virtud de su grado deausteridad mercantil para ser redirigido hacia formantes de masculinidad con una maquinaria dereproduccin ms dependiente del consumo de elementos de mercado. La imagen tradicional degnero, en el caso de los hombres, se caracteriza mercantilmente por una capacidad casi endgenade reproduccin material, en la medida en que sus formantes de construccin corporal han sidomucho menos elaborados como objetos sexuales y por tanto como objetos de mercado.

    La masculinidad se sirve de un mayor nmero de resortes simblicos como el poder, la dominacin,el control, la superacin, el manejo del espacio, ..., de forma y manera que consigue ser msindependiente frente al consumo postfordista. Este estado casi autrquico de reproduccin de lamasculinidad y tipo ideal del Hombre entra en conflicto directo con sacralidades del mercadoeconmico como la produccin y el consumo, y de su conflicto y articulacin aparecen salidas nuevasa modo de construcciones de gnero mercantil y econmicamente solventes para el sistema,reelaboraciones de las tendencias estticas de las identidades de gnero ms acordes a veces, enplena consonancia otras, con las lgicas del mercado, como por ejemplo los metrosexuales.El neologismo metrosexual proviene del homnimo anglosajnmetrosexual , acuado por elperiodista ingls Mark Simpson en Independent on Sunday , en 1994, refirindose a l como: uncaballero narcisista enamorado no slo de si mismo sino tambin de su estilo urbano de vida, y alque dara la siguiente definicin en su artculo Meet the metrosexual, publicado enSalon.com , el 22de julio de 2002 :

    El tpico metrosexual es un joven con dinero para gastar, que vive en la ciudad, donde estn las mejores tiendas,clubs, gimnasios y las mejores peluqueras. Puede ser oficialmente gay, hetero o bisexual, pero esto no tiene tantaimportancia porque se ve a s mismo como su propio objeto de deseo y placer. De profesiones liberales comomodelos, medios de comunicacin y productoras o msicos pop y, ahora, tambin deportistas, saben que atraen,aunque la verdad sea dicha, lo mejoran con productos cosmticos masculinos.

    En el propio esbozo de Simpson podemos observar la clara lnea consumista que sostiene laproduccin y reproduccin de la nueva imagen del hombre metrosexual , su identificacin etaria

    en la lnea del discurso post-moderno del pensamiento poltico de edad , su poder adquisitivo, sulocalizacin urbana, sus gustos entre la coquetera y el narcisismo , su orientacin sexual, su

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    orientacin laboral, etc. Aunque de relativa joven aparicin, el trmino metrosexual y el icono ms o

    menos fijo que delimita se ha extendido a lo largo y ancho del mundo occidentalizado, pudindonosloencontrar en radio, televisin y prensa escrita en su gran mayora prensa rosa en casi todos lospases de influencia inglesa e hispana. Tanto es as que fue designado palabra del ao 2003 por laAmerican Dialect Society de Washington, siguiendo como criterios fundamentales su rpida difusin,aceptacin y uso por parte de la poblacin estadounidense.

    Nuevos hombres? Neonatos de la globalizacin.

    La cultura es, si en algo, fiel reflejo de cmo el orden material existe cognitivamente en virtud de la

    capacidad simblica del ser humano para dotarlo de significado. La mirada social erige resortesmetafricos capaces de condonar la materialidad del ser a favor del significado cultural de la mismarealidad, ahora reorganizada en sentidos denotativos y connotativos, cdigos del lenguaje compartidoen el seno de compartidos esquemas de pensamiento. La crisis sociocultural de la masculinidad, quemuchos socilogos, psiclogos, antroplogos, etc., vienen advirtiendo desde hace ya algunasdcadas, ha incorporado al hombre y sus formantes semnticos en una acelerada espiral dereformulaciones, indita en nuestra historia social.

    La idea de Hombre es reorientada hacia lo que se plantea como ideales de gnero igualitario, a

    travs de agregados socioeducativos formales e informales cuya meta ltima vislumbra ser laconstitucin de una sociedad paritaria en derechos y obligaciones, de hombres y mujeres iguales endimensiones hasta ahora ms marcadas por los roles de gnero como la laboral, la econmica, lafamiliar o la moral, entre otras.

    En el seno de ese proceso de crisis y reorientacin de gnero, los agregados constitutivos de losideales de Hombre se ven necesariamente flexibilizados, cara a poder adquirir nuevas formas no-recurrentes que posibiliten la transformacin. Las estructuras culturales y de pensamiento que erigeny sostienen la imagen del Hombre entran en el juego globalizador siendo absorbidas e introducidaspor y en las lgicas de mercado llevando el constructo imagen de gnero al sistema de compra-venta.Por primera vez, la capacidad de un mercado globalizado demanda la adquisicin de globalizadosagregados icnicos constitutivos de la representacin de gnero, desde Espaa a Estados Unidos ydesde Argentina a Japn. Un paso ms all de la conformacin de sub-grupos cuya identificacinintra y extragrupal corra pareja a una imagen determinada, la plasticidad voltil de los elementos dedemanda para la asuncin del perfil metrosexual encaja con el ideal de mercado referente a ladisposicin social de adquisicin de elementos consumibles y rpidamente agotables, en la lnea deuna consumista cinta de Moebio sobre la necesidad quasi-inalcanzable de diferenciacin, construiday reafirmada en el mismo proceso de identificacin simblica con el grupo de xito, en una impecabledemostracin de la capacidad del cuerpo para expresar los performances del sistema social y la

    clarividencia de ste para encontrar basamentos de expresin.

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    Lo cierto es que a quien nos guste estas cosas nunca termina uno de estar bien, no? (...). No s, el moreno se te vaenseguida y la depilacin no te aguanta na, as que siempre tienes que estar echndole dinero encima. (G. C. J.)

    Las exigencias tanto fsicas como socioculturales del perfil metrosexual coinciden con elementos yacciones de un elevado valor econmico entre las que pueden figurar desde los gimnasios hasta lassesiones de rayos uva pasando por los productos dermo-estticos, un vestuario y complementos demarca o las cada vez ms demandadas operaciones de esttica como la ampliacin de pectorales ola correccin de glteos. Elementos de consumo que marcan una masculinidad cambiante, al menos,en su disposicin esttica y formal, cuyas referencias visuales no pueden dejar de ser enmarcadas enuna confluencia escnica que recoge la herencia figurativa de una consolidada construccin de laimagen socio-corporal en el ambiente gay.

    Como en cualquier otra, la elaboracin exterior, corporal, el performance visible y por vecesestereotipado de la sexualidad gay llevaba y lleva implcito una serie de formantes icnicos yconductuales que proyectan una imagen interpretable por el resto de la agencia social uncontinuum de elaboraciones que salen y entran del colectivo gay tamizado por las fuerzas del juegodialctico de la sociedad, los grupos y subgrupos a los que a su vez pertenecen los homosexuales ensu forma ms heterognea , a travs de los cuales se identifican y en algunos casos se hacendiferenciar como colectivo con identidad. Un amplio nmero de los iconos y acciones formantes de laimagen gay ms actual ha sido ampliamente asimilada por el perfil heterosexual joven desembocandoen una de las actuales imgenes de masculinidad, el metrosexual.

    La asuncin por parte del colectivo heterosexual de percepciones estticas y de construccin delcuerpo en elementos como la depilacin, el bronceado y cuidado de la piel, la creatividad ymeticulosidad de los peinados y afeitados, el uso masivo de complementos como collares, pulseras,anillos, pendientes, gafas de sol; la incisiva preocupacin por la combinacin de la ropa, exterior conexterior y exterior con interior; el culto a una lnea corporal fsicamente trabajada, de figura marcadapero no excesivamente musculada, la preocupacin y seguimiento continuos por los cambios de lamoda, etc., son elementos que ya estaban presentes y constituan formantes vlidos y reconocidosde la identidad visual de un amplio sector del colectivo gay, hasta el punto de ser cuestionada laorientacin sexual de aquellos jvenes que en torno al 2002 2003 (y que en determinados contextosaun se reproduce) comenzaron a incorporar estos elementos a su yo corporal, en la mayora de loscasos en los momentos y espacios del tiempo ritual o de divertimento.

    Los otros das, antes de salir por ah a dar una vuelta, tuve una discusin con mi madre sobre lo mismo, que si t qunecesidad tienes de eso o de lo otro, de utilizar crema o de depilarte, y es que ahora parece que o te dejas los pelosde las piernas o eres gay . (V. T. E.).

    Una vez la agencia social aprehende y reelabora los nuevos significados que apoderan los antiguossignificantes, la anterior imagen exterior gay cuyos elementos constructivos se vinculabansocialmente a adscripciones femeninas o desvirtuadas de lo masculino, negndosele as laposibilidad de responder a cualquier tipo de masculinidad, ahora se traducen, adoptado por famosos

    personajes del deporte y el espectculo, en formantes de una masculinidad socialmente aceptada y

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    valorada, incardinada en los ideales de virilidad, heterosexualidad y xito profesional, social,

    econmico y sexual.

    La i-lgica de los gneros, como el resto de dimensiones culturales, guarda su sentido en lacapacidad de interpretar iguales elementos materiales bajo dispares significados sociales en virtuddel status simblico del grupo y lderes que incardinen dichos elementos, de la experiencia junto a lospropios y ajenos discursos sobre ella. En el caso de los metrosexuales se puede observar cmo larealidad visual y sus formantes, el canon metro no guarda ms relacin directa con su percepcinque la donada, fruto del viaje de afirmacin social por los grupos de poder, de la mirada y susinterpretaciones valorativas1.

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    Preguntas de la editora

    1. A lo largo de su texto aparecen algunas citas etnogrficas Podra explicar algunascuestiones metodolgicas de su investigacin?, quines formaron la muestra, cules eransus caractersticas -edad, profesin, ingresos, lugar de origen, prcticas sexuales...?, haprofundizado en alguna otra publicacin en sus datos de campo?

    Como encabezaba en el resumen, este artculo es un ensayo que pretende no tanto profundizar en

    un anlisis exhaustivo de las causas y consecuencias de los cambios del mundo del gnero, del sexoy de la sexualidad en nuestra historia occidental ms contempornea cuanto llamar la atencin sobredos de sus aspectos, cuales son el proceso de fuerte inclusin del cuerpo masculino en el mercado ylos sistemas de apoderamiento de unos sectores sobre otros. Como reflexin antropolgica, entendobligatorio contrastar las hiptesis del ensayo con la realidad social y para ello, como apuntansealndolas de citas etnogrficas, he querido recoger alguno de los comentarios ms significativosde los ratos de conversacin dirigida que tuve con una decena de informantes. Se trata de una seriede encuentros informales sin contrato comunicativo previo con informantes privilegiados encontextos familiares y de divertimento que permitiesen una atmsfera de mayor confianza yrelajacin, nunca con la entrevista como principal foco de relacin. Los informantes se comprendieron

    entre los 21 y los 34 aos; todos hombres; con formacin secundaria y universitaria; estudiantesuniversitarios, profesionales liberales, en desempleo y funcionarios; con unos niveles de ingresos

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    heterogneos; heterosexuales y homosexuales; de Huelva, Sevilla y Badajoz; y de medio urbano y

    medio rural.

    2. En el artculo dice: La masculinidad se sirve de un mayor nmero de resortes simblicoscomo el poder, la dominacin, el control, la superacin, el manejo del espacio, ..., de forma ymanera que consigue s er ms independiente frente al consumo postford ista , contrapuesta auna feminidad ms vulnerable al consumo. Qu le sugieren los consumos de tecnologas relojes, coches, mviles...- y ocios -alcohol, tabaco, juego, comercio sexual...- tradicionalmenteligado al hombre y a su imagen? en qu medida podran estos importantes consumoscontradecir la idea de la austeridad mercantil de la imagen masculina?

    En nuestra sociedad, el cuerpo de las mujeres ha soportado histricamente un mayor nmero dereferentes sexualizados, han sido y en gran medida siguen siendo cuerpos ms doblegados a lapresin de los elementos reclamados desde las estructuras sociales a la ontologa de su sexualidad.La feminidad ha tenido un fuerte componente de sumisin ante la masculinidad desde lasdimensiones ms simblicas a las ms materiales. La masculinidad de al menos los ss. XIX y XX hagozado de una independencia mayor ante el mercado en contextos de poder intergnero eintersexual como por ejemplo la dominacin fsica ante las mujeres o la legitimacin moral contra loshomosexuales, que son esferas sociales, as concebidas, ms difcilmente colonizables por el sistemamercantil. Por supuesto, no todas las dimensiones de la masculinidad histrica han sido invulnerablesal consumo de elementos mercantiles ni han sido independientes de referentes materiales que fijasenel prisma de su sentido. Nada nace de la nada, los horizontes sociales vienen precedidos de

    procesos con profundas races en diferentes etapas histricas multi-influenciadas de distinta forma asu vez por otras. Lo que s parece mostrarse ms evidente es que muchas de estas dimensiones dela masculinidad han sido ms independientes de smbolos intangibles puramente economizables entrminos de mercado. En este sentido, el fenmeno que esbozo en el artculo intenta dar cuenta delactual incremento de elementos inmateriales y voltiles que el sistema post-fordista reclama comonecesarios para la construccin de la masculinidad, principalmente heterosexual, bajo nuevas formasde entender el gnero y el cuerpo masculino ms acordes en todas sus dimensiones con lasnecesidades de consumo directo as como de hiperbolizar aquellas otras que ya lo estaban.

    3. La antropologa y la historia pueden aportar un amplio abanico de modelos culturales en losque hombres heterosexuales se preocupan / han preocupado por su imagen corpor al.Quizs la novedad del actual inters esttico masculino sea la reapropiacin de elementospropios de configu raciones icnicas menos prestigiosas asociadas a mujeres y gays-. Qufactores podran estar propiciando este cambio y mediante qu dinmica -el consumopostfordista, la crisis de la masculinidad, el aumento de poder de algunos sectores de losantiguos grupos subalternos?, hasta qu punto considera usted que dichos cambios estntrastocando la dinmica de poder de las relaciones de gnero?

    Sin duda, cualquier proceso de cambio, como el que estamos viviendo en la actualidad, vieneacompaado de una compleja explicacin multicausal. Los muchos avances y retrocesos que hemosvivido a lo largo de estas ltimas dcadas, pero principalmente, me atrevera a apuntar, los mayores

    niveles de igualdad entre gneros, de libertad sexual de la mujer occidental y de respeto hacia ladiversidad afectivo-sexual de las minoras sociales que en mayor o menor medida se estn viendo

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    alcanzadas desde principios de la dcada de los 90, acompaados de la consolidacin de un ideal de

    consumo en el que despunta lo intangible, amn de la omnipresencia del mercado, podran dibujar loscontornos difusos en los que nos movemos. En el caso que nos ocupa, los metrosexuales fenmenoms cercano a la tendencia que al modelo, habramos de ser cautos a la hora de hablar de cambiosprofundos en las dinmicas de poder. Al menos, en lo que a configuracin de una alternativa visualse refiere, la metrosexualidad configuracin publicitada y vendida como la del nuevo hombre, comola del original descubrimiento de una innovadora identidad visual para el joven moderno invisibilizla existencia de tales pautas de estilo en una minora social, los homosexuales, cuya construccinfigurativa no slo no ha gozado del poder simblico suficiente para hacerlas ostentar en lascategoras legitimadas de imagen sino que ha sido estigmatizada y oprimida desde mltiples sectores

    sociales. Por el contrario, su revalorazacin en el cuerpo de modernos hombres de tendenciasurbanas no es consecuencia tanto del mayor respeto por la diversidad sexual cuanto por un procesode apoderamiento que ha devenido en una nueva forma de entender la expresin visual de lamasculinidad heterosexual bajo parmetros ya existentes y hasta no hace mucho tiempo negados,infravalorados o asumidos como antpodas de lo masculino.

    4. Su definicin de metrosexual se circunscribe exclusivamente a las preocupacin por laimagen corporal. Con el uso meditico la definicin se ha reelaborado y ampliado, incluyendootras prcticas, tradicionalmente tildadas de femeninas , como mostrar sensibilidad ycapacidad de emocionarse, el gusto por los nios, la casa y la cocina etc. Qu opina usted deesta ampliacin de la categora?, en qu medida estas otras prcticas asociadas a lometrosexual, de carcter no necesariamente consumista, pueden apoyar o complejizar suargumentacin de base?

    El texto se acompaa con la definicin primera de Simpson pero no se hace una definicin conceptualde metrosexual propiamente dicha sino la reflexin en torno a una de sus dimensiones, la visual. Porel contrario, yo no afirmara que el metrosexual lleve asociado un protocolo de acciones ydisposiciones ms vinculadas histricamente al rol de la mujer como el cuidado de la casa, de loshijos, la demostracin pblica de emociones y sentimientos, etc. Estos significantes que poco a pocovan introducindose en las representaciones de gnero para el caso de los hombres tienen ms quever con la crisis de la masculinidad, cuyas races son anteriores al fenmeno de los metrosexuales.La metrosexualidad, tal y como la entienden los informantes con los que entr en contacto, no llevapareja una necesaria actitud comportamental en lo referente a disposiciones emocionales, polticas oreligiosas, por ejemplo. La metrosexualidad, en tanto metro, es una tendencia de asuncin,interpretacin y proyeccin icnica cuyo principal referente es el cuerpo. No por esto deja de estarpresente la diversidad y por ello, la complejidad casi ilimitada de toda categora de naturaleza social.