La importancia de la predicación

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3 Seguidores del Maestro 1 La importancia de la predicación 1 Corintios 1:17-24; 2:1-5 17 Pues no me envió Cristo a bauti- zar, sino a predicar el evangelio; no con sabiduría de palabras, para que no se haga vana la cruz de Cristo. 18 Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios. 19 Pues está escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios, Y desecharé el entendimiento de los entendidos. 20 ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el dis- putador de este siglo? ¿No ha enlo- quecido Dios la sabiduría del mun- do? 21 Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación. 22 Porque los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría; 23 pero nosotros predicamos a Cristo crucicado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura; 24 mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios. 1 Así que, hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el testimo- nio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría. 2 Pues me propuse no saber entre vo- sotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucicado. 3 Y estuve entre vosotros con debili- dad, y mucho temor y temblor; 4 y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de hu- mana sabiduría, sino con demostra- ción del Espíritu y de poder, 5 para que vuestra fe no esté funda- da en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios. La predicación es fundamental en la vida de los creyentes. «Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios» (1 Corintios 1:18). La lección en resumen 4 Seguidores del Maestro 4 Seguidores del Maestro ¿Cómo evalúa usted la predica- ción? ¿Es la hora de la predicación una bendición? ¿o le es una carga? Su contestación a estas preguntas indicará la condición de su vida espiritual. La predicación fue el primer y más distinguido método de evangelismo misionero practicado por los primeros cristianos. Antes de que hubiera templos, ya había predicación; antes de que hubiera Escuela Dominical, ya existía la predicación; antes que hubiera diáconos, ya había predicadores. La última y más grande comisión que el Señor Jesús dio a Su iglesia fue el mandato de predicar: «…Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura» (Marcos 16:15). Lo que dice el predicador es importante porque Dios nos da un mensaje por medio de él. Al prepararnos para la predicación, no debemos alistarnos para ver en que criticamos al predicador, sino más bien para ver qué reci- bimos del Señor por medio de la predicación. Que esta sea nuestra actitud la siguiente vez que vamos a oír la predicación de la Palabra de Dios. La comisión La predicación es importante porque es autorizada por Dios. El apóstol Pablo dijo: «…no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio…» (1 Corintios 1:17). ¿Por qué es que unos hombres llegan a ser predicadores? Los verdaderos hombres de Dios son llamados y comisionados por Dios. El predicador honesto no habla su propio mensaje, sino el mensaje de Dios. «Si alguno habla, hable con- forme a las palabras de Dios…» (1 Pedro 4:11). Cada predicador verdadero de Dios puede testicar: «…Jehová me tomó…y me dijo: Vé y profetiza…» (Amós 7:15). El apóstol Pablo vivió bajo un llamado divino. Jesucristo se reveló a Pablo en el camino a Damasco, porque: «…instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel» (Hechos 9:15). Pablo conó en su llamado claro para dirigir su ministerio (Hechos 13:46-48), para explicar su mensaje (Hechos 22:1- 21), para certicar su ministerio (Hechos 13:2-4) y para refutar a sus adversarios (Gálatas 1:15, 16). El contenido La predicación es importante porque es la proclamación de la verdad acerca de Jesucristo. Pablo dijo: «Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Lecturas bíblicas lunes: 1 Corintios 1:1-9 martes: 1 Corintios 1:26-31 miércoles: 1 Corintios 2:6-10 jueves: 1 Corintios 2:11-16 viernes: 2 Corintios 4:1-7 sábado: 2 Corintios 6:1-10 Meditación devocional Recibiendo la Palabra de Dios Jeremías 15:16

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3Seguidores del Maestro

1La importancia de

la predicación1 Corintios 1:17-24; 2:1-5

17 Pues no me envió Cristo a bauti-zar, sino a predicar el evangelio; no con sabiduría de palabras, para que no se haga vana la cruz de Cristo.18 Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios.19 Pues está escrito:Destruiré la sabiduría de los sabios,Y desecharé el entendimien to de los entendidos.20 ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el dis-putador de este siglo? ¿No ha enlo-quecido Dios la sabiduría del mun-do?21 Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación.22 Porque los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría;

23 pero nosotros predicamos a Cristo cruci cado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura;24 mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios.

1 Así que, hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el testimo-nio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría.2 Pues me propuse no saber entre vo-sotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste cruci cado.3 Y estuve entre vosotros con debili-dad, y mucho temor y temblor;4 y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de hu-mana sabiduría, sino con demostra-ción del Espíritu y de poder,5 para que vuestra fe no esté funda-da en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.

La predicación es fundamental en la vida de los creyentes. «Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios» (1 Corintios 1:18).

La lección en resumen

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¿Cómo evalúa usted la predica-ción? ¿Es la hora de la predicación una bendición? ¿o le es una carga? Su contestación a estas preguntas indicará la condición de su vida espiritual.

La predicación fue el primer y más distinguido método de evangelismo misionero practicado por los primeros cristianos. Antes de que hubiera templos, ya había predicación; antes de que hubiera Escuela Dominical, ya existía la predicación; antes que hubiera diáconos, ya había predicadores. La última y más grande comisión que el Señor Jesús dio a Su iglesia fue el mandato de predicar: «…Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura» (Marcos 16:15).

Lo que dice el predicador es importante porque Dios nos da un mensaje por medio de él. Al prepararnos para la predicación, no debemos alistarnos para ver en que criticamos al predicador, sino más bien para ver qué reci-bimos del Señor por medio de la predicación. Que esta sea nuestra actitud la siguiente vez que vamos a oír la predicación de la Palabra de Dios.

La comisión

La predicación es importante porque es autorizada por Dios. El apóstol Pablo dijo: «…no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio…» (1 Corintios 1:17).

¿Por qué es que unos hombres llegan a ser predicadores? Los verdaderos hombres de Dios son llamados y comisionados por Dios.

El predicador honesto no habla su propio mensaje, sino el mensaje de Dios. «Si alguno habla, hable con-forme a las palabras de Dios…» (1 Pedro 4:11). Cada predicador verdadero de Dios puede testi car: «…Jehová me tomó…y me dijo: Vé y profetiza…» (Amós 7:15).

El apóstol Pablo vivió bajo un llamado divino. Jesucristo se reveló a Pablo en el camino a Damasco,

porque: «…instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel» (Hechos 9:15). Pablo con ó en su llamado claro para dirigir su ministerio (Hechos 13:46-48), para explicar su mensaje (Hechos 22:1-21), para certi car su ministerio (Hechos 13:2-4) y para refutar a sus adversarios (Gálatas 1:15, 16).

El contenido

La predicación es importante porque es la proclamación de la verdad acerca de Jesucristo. Pablo dijo: «Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a

Lecturas bíblicas

lunes: 1 Corintios 1:1-9martes: 1 Corintios 1:26-31miércoles: 1 Corintios 2:6-10jueves: 1 Corintios 2:11-16viernes: 2 Corintios 4:1-7sábado: 2 Corintios 6:1-10

Meditación devocionalRecibiendo la Palabra de Dios Jeremías 15:16

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Jesucristo, y a éste crucificado» (1 Corintios 2:2).

La predicación ha sido de nida como la proclamación de la verdad divina, a través de una personalidad escogida, con el propósito de satisfacer las necesi-dades espirituales. La predicación es la proclamación de la verdad divina. Cualquier predicación que no proclama la verdad divina no ha sido comisionada por Cristo.

¿Qué quiso decir Pablo al escribir: «…no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio…» (1 Corintios 1:17)? No es que el apóstol quisiera poner en menos al bautismo; pues el bautismo es una ordenanza que todo creyente ha de cumplir. Pero, ¿cómo podrá la gente bautizarse sin oír primero la predicación del evangelio? Ese es el asunto. Pablo, como cualquier predicador del Señor, tuvo como énfasis principal la predicación del evangelio de la salvación.

El apóstol no menospreciaba el bautismo, pues él también fue bautizado (Hechos 9:18). Él bautizó a algunos de los que se convirtieron durante su ministerio (1 Corintios 1:14-16). Enseñaba a los recién convertidos que debían ser bautizados (Hechos 16:14, 15; 19:5). En cuanto a su ministerio en Corinto, está escrito que: «…muchos de los corintios, oyendo, creían y eran bautizados» (Hechos 18:8). El bautismo, sin embargo, no fue el impulso principal del ministerio de Pablo. ¿Por qué? El bautismo es un ritual visual que viene después de que el individuo

acepta por fe el mensaje del evangelio. El bautismo era y es un cuadro que presenta en forma simbólica la muerte, el entierro y la resurrección de Jesucristo. Es, por lo tanto, un cuadro visual de la experiencia del creyente que recibe una vida nueva en Cristo, al nacer de nuevo.

La esencia del evangelismo y el crecimiento cristiano no dependen de los rituales, sino de la verdad proclamada. Los rituales no le ayudan a ser cristiano ni le ayudan a crecer espiritualmente.

La contradicción

La predicación es de mucha importancia a Dios. Él escogió a la predicación como el método para alcanzar a los perdidos. Pablo dijo: «…agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación» (1 Corintios 1:21).

La predicación es única. Los rituales apelan a los ojos; la retó-rica apela al oído; la razón apela a la mente; la predicación, sin embargo, apela al corazón.

Los predicadores no son ac-tores, son proclamadores. Nunca deben tratar de competir contra el mundo y tratar de entretener a sus oyentes. El objetivo principal del predicador es el de complacer a Dios y no a los individuos que le escuchen.

Las personas inconversas y los cristianos carnales se preocupan más en el estilo de la predicación que en el contenido. Esto es porque desean ser-entretenidos. No debemos ir al templo como espectadores ni críticos.

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La confirmaciónLa predicación es importante

porque es acompañada por el poder de Dios. Pablo dijo: «…ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder» (1 Corintios 2:4).

Hay algo misterioso en cuanto a la predicación. El mensaje puede ser presentado por un hombre que carece de la habilidad especial de un orador o la sabiduría de un maestro; pero si su corazón está lleno de la Palabra de Dios, un poder inexplicable acompañará a la verdad proclamada. Esto puede dar lugar a que el mayor sea enseñado por el menor, a que el educado reciba instrucción del inculto, a que un pecador muy duro sea súbitamente conmovido por el poder de Dios y venga ante Él con lágrimas de arrepentimiento.

El resultado de la predicación no puede ser explicado por medios humanos, sino por el poder divino. La Biblia dice que la predicación de la verdad es acompañada por la «demostración del Espíritu y de poder» (1 Corintios 2:4).

Ningún predicador tiene el derecho de jactarse de sus hazañas en su ministerio. Pablo, quien era uno de los predicadores más grandes en toda la historia, hablando del glorioso evangelio de Cristo, escribió lo siguiente: «…tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros» (2 Corintios 4:7). Los predicadores han de ser

respetados, pero no deben ser admirados excesivamente.

Las consecuencias

La predicación es importante porque produce fe en Dios, «para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios» (1 Corintios 2:5). ¿Recuerda usted cuando aceptó a Cristo como su Salvador personal? Escuchó el evangelio en una forma sencilla, ¿verdad? El Espíritu Santo de Dios tomó el mensaje y lo hizo signi cativo. Las consecuencias fueron que usted aceptó a Cristo.

Por ser tan importante la predicación, hay que respetarla. La Biblia claramente nos declara que debemos amar y ayudar a los hombres que proclaman la Palabra de Dios: «Los ancianos que gobiernan bien, sean teni-dos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar» (1 Timoteo 5:17). «Os rogamos, hermanos, que reconozcáis a los que trabajan entre vosotros, y os presiden en el Señor, y os amonestan; y que los tengáis en mucha estima y amor por causa de su obra. Tened paz entre vosotros» (1 Tesalonicenses 5:12,13). ¡Esto signi ca que debe-mos amar y respetar a nuestro pastor!

Amemos a nuestros pastores, pero pongamos nuestra con an-za en Dios. «Mejor es confiar en Jehová/ Que confiar en el hombre» (Salmo 118:8). Muchas veces las personas ponen mucha con anza en el predicador y llegan

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a lastimarse cuando él tropieza. ¡Usted nunca estará decepcionado si mantiene sus ojos en Dios! El honor más grande que usted puede dar a su pastor es el con ar en el Señor Jesucristo con todo el corazón.

Expóngase a la predicación de la Palabra de Dios. Asista a los cultos de predicación en su iglesia. Lea en su Biblia los pasajes bíblicos que el pastor menciona. Tome apuntes de los comentarios que hace. Esté atento y con el corazón abierto para recibir un mensaje de Dios. Ore por el mensaje que traerá el pastor y por todos los que lo escucharán.

La Biblia provee instrucciones para recibir el mensaje de la pre-dicación. (1) Antes que empiece el sermón debemos desechar «toda inmundicia y abundancia de malicia…» (2) Mientras que se presenta el sermón, debemos recibir «con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas». (3) Al terminar el sermón, debemos salir del templo a vivir nuestras vidas siendo «hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores…» (Santiago 1:21, 22). ¡La predicación es importante!

Pongamos la debida atención a toda predicación del evangelio, aunque el predicador no sea muy educado o de mucha fama. La importancia no está en lo que el predicador es, sino en lo que tiene para decirnos.

Preguntas

¿Por qué es importante la 1. predicación?

¿Qué es la relación entre el 2. bautismo y la predicación del evangelio?

¿Cuál debe ser el mensaje 3. para que la predicación sea e caz?

¿Por qué debemos amar y 4. respetar al pastor de nuestra iglesia?

¿Hacia donde debe ir dirigida 5. la predicación?

¿Qué no debe hacer un pre-6. dicador?

¿Cuáles son algunas instruc-7. ciones que nos da la Biblia en cuanto a recibir la predi-cación?