La Inquisición

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RLS Lux No. 8 | 26 de Febrero de 2014, e v | M M Carlos Rafael Arévalo Burgos A L G D G A D U L I F S F U La Inquisición: contexto político, social y económico para su establecimiento. No se pretende en este documento abordar a profundidad los detalles históricos como fechas, lugares o personas que dieron forma a la Inquisición, porque aparte de poder caer en lo aburrido, no es mediante este recurso literario que se puede con justicia tratar la amplitud de sucesos que crearon a esta institución eclesiástica, sino más bien presentar las condiciones políticas, sociales, económicas y culturales en las cuales el Santo Oficio encontró el contexto ideal para catalizar los esfuerzos del papado por consolidarse como el poder espiritual y material más grande sobre la faz de la tierra (o sobre al menos el mundo occidental). Se consideraría que el presente trabajo ha rendido el fruto esperado, si en este taller logra identificar elementos que sacándolos de la coyuntura histórica en que se dieron, es decir encontrando las características puras y atemporales que sustentaron estos eventos, para que siendo estas evaluados a la luz de nuestra historia contemporánea y presente, encontremos elementos comunes con lo que hoy vivimos y que así podamos prevenirlos. Al final, si algo la historia de la humanidad nos ha enseñado, es que la historia en sí se repite una y otra vez a lo largo de los siglos. El Santo Oficio (o Inquisición), con sus radicales, brutales y absolutistas métodos de aplicación, tal como se conocen en la generalidad de la historia del catolicismo, fué fundado durante los primeros 6 años del papado de Gregorio IX, es decir entre 1227 y 1233 y llegó hasta 1848, cuando finalmente se abolió en España. El concepto de Inquisición, sin embargo, no era a esta fecha un concepto nuevo, lejos de eso, los papas de la iglesia desde aproximadamente el año 1033, tenían la misión clara de abolir la herejía, la brujería y la magia. Misión que intentaron infructuosamente llevar a cabo mediante varios esfuerzos descoordinados y débilmente ejecutados por sus obispos en las diferentes parroquias y diócesis a lo largo de la Europa occidental de la edad media. Fue con la promulgación de la constitución llamada Excommunicamus et anathematisamus (Excomulgamos y Maldecimos), que Gregorio IX dotó a la santa sede y a los gobiernos seculares, de un mecanismo legal que permitía el castigo efectivo de los herejes. Estas leyes se sustentaban en los siguientes enunciados:

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La Inquisición: contexto político, social y económico para su establecimiento.

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RLS Lux No. 8 | 26 de Febrero de 2014, e v | M M Carlos Rafael Arévalo Burgos

A L G D G A D U

L I F S F U

La Inquisición: contexto político, social y económico para su establecimiento.

No se pretende en este documento abordar a profundidad los detalles históricos como fechas,

lugares o personas que dieron forma a la Inquisición, porque aparte de poder caer en lo aburrido,

no es mediante este recurso literario que se puede con justicia tratar la amplitud de sucesos que

crearon a esta institución eclesiástica, sino más bien presentar las condiciones políticas, sociales,

económicas y culturales en las cuales el Santo Oficio encontró el contexto ideal para catalizar los

esfuerzos del papado por consolidarse como el poder espiritual y material más grande sobre la faz

de la tierra (o sobre al menos el mundo occidental).

Se consideraría que el presente trabajo ha rendido el fruto esperado, si en este taller logra

identificar elementos que sacándolos de la coyuntura histórica en que se dieron, es decir

encontrando las características puras y atemporales que sustentaron estos eventos, para que

siendo estas evaluados a la luz de nuestra historia contemporánea y presente, encontremos

elementos comunes con lo que hoy vivimos y que así podamos prevenirlos. Al final, si algo la

historia de la humanidad nos ha enseñado, es que la historia en sí se repite una y otra vez a lo

largo de los siglos.

El Santo Oficio (o Inquisición), con sus radicales, brutales y absolutistas métodos de aplicación, tal

como se conocen en la generalidad de la historia del catolicismo, fué fundado durante los

primeros 6 años del papado de Gregorio IX, es decir entre 1227 y 1233 y llegó hasta 1848, cuando

finalmente se abolió en España. El concepto de Inquisición, sin embargo, no era a esta fecha un

concepto nuevo, lejos de eso, los papas de la iglesia desde aproximadamente el año 1033, tenían

la misión clara de abolir la herejía, la brujería y la magia. Misión que intentaron infructuosamente

llevar a cabo mediante varios esfuerzos descoordinados y débilmente ejecutados por sus obispos

en las diferentes parroquias y diócesis a lo largo de la Europa occidental de la edad media.

Fue con la promulgación de la constitución llamada Excommunicamus et anathematisamus

(Excomulgamos y Maldecimos), que Gregorio IX dotó a la santa sede y a los gobiernos seculares,

de un mecanismo legal que permitía el castigo efectivo de los herejes.

Estas leyes se sustentaban en los siguientes enunciados:

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1. La entrega de los herejes al brazo secular (estatal) que ejecutaría la animadversio debita,

norma que permitía al estado decidir unilateralmente la sentencia a aplicar a los herejes.

Normalmente esto equivalía a la muerte en la hoguera.

2. Excomunión de los cátaros, valdenses y otros herejes. Sus defensores, amigos y todos

aquellos que no los denunciaran.

3. Los sospechosos de herejía que no se presentaran “voluntariamente” dentro de un plazo

específico a la expurgación canónica después de haber sido señalados, se volvían

inmediatamente herejes.

4. Incorporación de 4 nuevas leyes:

a. Cadena perpetua

b. Negación al derecho de apelación

c. Imposibilidad de ser defendidos por abogados, salvo que fueran nombrados por el

Santo Oficio

d. Los hijos de herejes quedaban fuera de optar a una vida clerical hasta la segunda

generación

5. La exhumación de herejes no castigados. Si, en efecto perseguían a los muertos que

estando muertos habían sido señalados como herejes, para demostrar que la fuerza de la

Inquisición iba más allá de la vida y también porque al hereje le eran incautados sus bienes

materiales (aunque ya hubieran sido heredados a las siguientes generaciones). Esto es

comprensible porque una de las prebendas de los inquisidores era conservar hasta la

mitad de los bienes embargados, compartiendo el resto con el papa de turno. Esto sin

duda causó que los ricos de la época temieran también al brazo del Santo Oficio.

6. La demolición de los hogares de los herejes, que era algo más relacionado a la usurpación

patrimonial que con la demolición física de una vivienda.

Esta carta blanca para los inquisidores –además el inquisidor compartía la auto-otorgada

infalibilidad del papa-, produjo todos los abusos y aberraciones por los que se conoce a esta

institución.

Pero qué hizo que estos cristianos quienes en sus orígenes fueran perseguidos y subversivos por

pensar y actuar al margen de lo previsto en las leyes romanas, predicantes de catacumbas y

seguidores hasta la muerte de las enseñanzas de paz de San Pablo y del mismo Cristo, llegaran a

mutilar atrozmente a la sociedad, de pensadores libres por el sólo hecho de divergir de su línea

principal de pensamiento y acción?

En su oportunidad, en trabajos anteriores presentados en gran plancha, conocimos la paulatina

vinculación de la incipiente iglesia cristiana con el poder de Roma, que vio en la primera, una

religión creciente que promovía entre sus seguidores el orden social y la pasividad, producto de la

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resignación sobre las limitaciones materiales a cambio de un lugar en el paraíso, un mecanismo de

acondicionamiento y unificación social, universal –quizás por su novedad y su capacidad de

absorber dentro de sí los elementos de las diversas religiones que se practicaban en las colonias,

como la religión ideal para ser exportada como algo que unificara al cada días más desmoronado

imperio. Cae el imperio romano occidental en el 476 D.C. y no sólo deja tras de sí tecnología social

y productiva aprovechable por los nuevos estados, sino a una religión que se consolida en las

nuevas naciones como un método hasta cierto punto estandarizado y universal de cohesión social

y que mediante prácticas como el bautismo en su carácter meramente censal, prestó los primeros

elementos constitutivos de las administraciones de estas nuevas naciones.

La simbiosis entre la iglesia y el estado fue posible porque la primera utilizó al segundo como un

brazo ejecutor, multinacional y punitivo, para asegurar y acrecentar su poder económico y

también el sublime pero innegable poder espiritual, ejercido sobre las conciencias de los hombres

de la época. Y por otro lado por permitir al estado utilizar a la religión para controlar, someter y

hasta a veces contener a sus súbditos y a sus opositores.

La iglesia logró paulatinamente canalizar desde Roma su influencia a todas las naciones, quienes

también poco a poco validaron y consolidaron al papa y la estructura local que le representaba,

como su líder supremo espiritual y sus representantes cercanos a cada comunidad, como su

presencia inmediata.

Esta relación mutuamente provechosa generó como era de esperar, una altísima corrupción y en

pro de ella misma, forjó una relación cada vez más interdependiente entre estado e iglesia, hasta

el punto de poder muy poco diferenciar una de la otra en temas legales y políticos puesto que sus

intereses iban siempre de la mano. A diferencia del imperio romano, las nuevas naciones europeas

estaban en los primeros 1000 años después de Cristo, más preocupadas por consolidarse

internamente y por definirse en lo geopolítico, que por la expansión territorial que caracterizó a

dicho imperio.

Superado este momento de reorganización interna por así decirlo, la Europa católica vuelve su

mirada a oriente y abanderados bajo la consigna de recuperar la ciudad Santa, fundan en la

primera cruzada (1096-1099) el Reino Latino de Jerusalén, que hizo que una milenaria sociedad

feudal y cerrada, se abriera a nuevas rutas comerciales. Estas nuevas rutas comerciales

permitieron un crecimiento económico acelerado para las sociedades europeas de la edad media a

través del flujo de especies y otras mercancías desde oriente a occidente. Pero también llevaron a

occidente ideas orientales sobre la espiritualidad, que como levadura crecieron arraigándose cada

vez más en los dominios otrora exclusivos de la iglesia católica, produciendo las primeras herejías:

los cátaros y los valdenses: quienes inicialmente fueron conocidos como “los hombres pobres de

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Lyon” y que condenaban explícitamente y combatían la corrupción y las acreciones adquiridas por

la iglesia, transcurridos desde su fundación, y abogaban por la vuelta a una forma simplificada de

culto, que rechazaba la autoridad del sacerdocio, además de elementos del culto ortodoxo tales

como el bautismo de los recién nacidos, la veneración de santos y mártires y la necesidad de

celebrar el culto en edificios enormes y costosos.

Estas llamadas “herejías” que en ese mundo de componendas, privilegios y claros abusos por

parte de la iglesia y el estado, encontraron caldo para cultivarse y conformarse como alternativas

que no sólo ganaban adeptos de forma creciente, sino que hacían más evidente entre la gente

común, que verdaderamente buscaba una guía espiritual en un mundo cambiante, la

podredumbre hacia el interior de la iglesia y sus representantes. Esto causaba una seria

preocupación al status quo, representado por el poder papal y los poderes seculares, quienes

reconocían en la divergencia de pensamiento una grave amenaza a su modus vivendi.

Es en este contexto que comienzan a surgir los primeros esfuerzos del poder eclesiástico por

ahogar estas cuestionadoras ideas emergentes a través de las primeras inquisiciones, que fueron

encomendadas a los obispos locales y a algunas órdenes como los cistercienses. Los primeros

estaban muy ocupados y raramente visitaban sus comunidades como para administrar la justicia

pontificia y erradicar así la herejía. Y los segundos, no tenían experiencia en el mundo como

predicadores. También fallaron.

Fue con la creación de las llamadas ordenes mendicantes (los dominicos y los franciscanos),

llamadas así por su casi ascética forma de vida, pobre y sin aspiraciones materiales, y por lo tanto

menos sujetas de separarse de su misión de salvar al mundo del mundo mismo, que la Inquisición

alcanzó el momentum requerido para despegar. Podría considerarse casi irónico, que fueran estas

órdenes que promulgaban una vida austera como el medio para alcanzar la salvación, las que

atacaron a los herejes valdenses, sin embargo, la selección de estas órdenes “populares” como

fuerza de choque ante la herejía fue hecha cuidadosamente por el papa Inocencio III, quien las

fomentó y creó en el año 1206.

Estas órdenes clericales, arropadas por el poder del papado que desde la década de 1140 a 1150

había alcanzado un carácter universal, ahora contaban, como se ha mencionado antes, con el

apoyo de un brazo ejecutor, el poder secular y confabulado de los estados. Ahora la lucha contra

la peligrosa herejía era un trámite limitado más por el número de inquisidores disponibles, que por

las trabas burocráticas del mismo clero y por los vacíos legales que pudieran existir en las

legislaciones de los reinados de la época.

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Este fue el entorno y condiciones que permitieron la creación de la institución más oscura de la

iglesia católica: el Santo Oficio.

Sin miedo a equivocarme de haber estado en esa época los masones, organizados como lo

estamos hoy, hubiéramos pasado por el potro, la rueda, la cuerda, la ordalía del agua, la ordalía de

fuego y sin duda la cárcel, la expropiación de nuestros bienes y la muerte en la hoguera.

A modo de conclusión, estos siete siglos de la Inquisición, reflejan en gran medida la historia del

mundo occidental durante ese período. Período que estuvo marcado por una presencia de la

religión en todos los aspectos sociales, económicos, políticos y culturales. Período que demuestra

no sólo que la ignorancia de la humanidad sobre su propia naturaleza, sobre la ciencia, ha creado

los espacios para que a punta de miedo y represión, mentes más hábiles y sagaces los dominen a

su antojo. Volviendo esencial para perpetuar esa dominación, que las condiciones de ignorancia

persistan desde la estructura y mediante la coerción de libertades, mientras se anima a la

población a perseguir como bestias de carga una zanahoria que representa o bien la salvación de

las almas, el bienestar social, la seguridad económica, o cualquier otro premio que sea el más

conveniente según la época para “entusiasmar” a las masas.

No podemos negar la pirámide social. Muy particularmente considero que es un resabio de

nuestra naturaleza animal donde el más fuerte se coloca sobre el más débil. Es así en la naturaleza

y aún somos materia bruta en buena parte. La cuestión ética que nos llama a ser atendida, es

¿para qué estar en la cúspide de la pirámide? ¿Únicamente para mantener subyugado al débil y

descansar sobre sus hombros per secula seculorum? Como lo hizo la iglesia durante siglos, y como

han intentado muchos movimientos a lo largo de la historia como los nazis, los fascistas, los

bolcheviques, ¿o para que aprovechando los talentos que tenemos, llevemos a la humanidad hacia

condiciones de vida más seguras y prósperas? Me gusta pensar que nuestro juramento como

masones, como hombres libres y de buenas costumbres, que estamos aquí para hacer de este

mundo un lugar mejor; que mediante el estudio y la práctica de las virtudes podremos hacer la

diferencia en nuestras vidas y en la de los demás, nos ata férreamente con el compromiso de

hacer un cambio positivo en la sociedad para garantizar la libertad de pensamiento y de acción y

nos obliga también a buscar en la educación, no sólo académica, sino en la educación sobre la vida

y las enseñanzas de la historia, el medio para garantizar la libertad, la igualdad y la fraternidad

entre los hombres.

Es cuanto V M

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Bibliografía y Referencias

Los Secretos de la Inquisición. Burman, Edward. Roca. México, D.F. 1991

La Inquisición: http://www.mgar.net/var/inqui.htm

El Tribunal del Santo Oficio o Inquisición:

http://es.catholic.net/temacontrovertido/331/1587/articulo.php?id=18673

Manual de Inquisidores: http://www.e-torredebabel.com/historia/manual-de-

inquisidores.htm

Confesión bajo tortura de Elvira del Campo, Toledo, 1567-1569 (frag.):

http://perso.wanadoo.es/estudioateo/documentos/inquisicion.htm

El Santo Oficio de la Inquisición en España: una aproximación a la tortura y

autoincriminación en su procedimiento:

http://www.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/hisder/cont/16/art/art4.pdf

Cronología de las Cruzadas: http://losultimostemplarios.blogspot.com/2012/01/cronologia-

de-las-cruzadas.html

La Inquisición: http://www.cayocesarcaligula.com.ar/papado/inquisicion.htm

El Secreto en la Inquisición Española:

http://www.cayocesarcaligula.com.ar/papado/inquisicion.htm (Universidad de Las Palmas de

Gran Canaria)

Religiosidad Medieval: http://www.arteguias.com/religiosidadmedieval.htm