LA MUJER EN LA EDAD MEDIA. - WordPress.com

14
1 LA MUJER EN LA EDAD MEDIA. 1. María, la mujer idealizada; Eva, la visión misógina de la mujer. 2. La mujer en la sociedad musulmana medieval. 3. La mujer en la sociedad judía medieval. 4. La mujer en la sociedad cristiana medieval. 5. Mujeres destacadas en la edad media. 1. María: La visión idealizada de la mujer medieval; Eva: la visión misógina. De acuerdo con el ideal caballeresco, la Virgen María es el compendio de todas las virtudes y perfecciones físicas y espirituales, el Bien Absoluto. Antes del siglo XII era un personaje de importancia relativamente menor, como se pone de relieve en su escasa presencia en el Arte. Además, en esas pocas ocasiones en que aparecía en pinturas y esculturas, siempre lo hacía junto a su hijo, de lo que se deduce que la única razón de ser era por su condición de “Teotokos”, término griego que significa “Madre de Dios”. El modelo a seguir en las representaciones románicas de la Virgen con el Niño es el creado por artistas bizantinos, que la muestran habitualmente sentada, con el niño en su regazo, el cual hace la función de un trono. Sus caracteres eran bastante arcaicos (frontalidad, hieratismo, escaso interés por la proporcionalidad o los detalles anatómicos) y -muy importante- sin que se estableciera relación alguna entre ambos personajes. Sería ya en los siglos finales de la edad media cuando María comenzó a adquirir un protagonismo creciente, tanto en la devoción popular como en el culto, lo que se refleja en el Arte. Por eso en el estilo triunfante en esa etapa, el gótico, son abundantísimas las representaciones pictóricas y escultóricas de la Virgen con el Niño, y lo mismo se puede deducir de la dedicación a Santa María de infinidad de templos. Hay una progresiva humanización de la escena, para lo cual era preciso resaltar la maternidad de María. El resultado final es la representación de

Transcript of LA MUJER EN LA EDAD MEDIA. - WordPress.com

Page 1: LA MUJER EN LA EDAD MEDIA. - WordPress.com

1

LA MUJER EN LA EDAD MEDIA.

1. María, la mujer idealizada; Eva, la visión misógina de la mujer. 2. La mujer en la sociedad musulmana medieval. 3. La mujer en la sociedad judía medieval. 4. La mujer en la sociedad cristiana medieval. 5. Mujeres destacadas en la edad media.

1. María: La visión idealizada de la mujer medieval; Eva: la visión misógina.

De acuerdo con el ideal caballeresco, la Virgen María es el compendio de

todas las virtudes y perfecciones físicas y espirituales, el Bien Absoluto. Antes del

siglo XII era un personaje de importancia relativamente menor, como se pone de

relieve en su escasa presencia

en el Arte. Además, en esas

pocas ocasiones en que

aparecía en pinturas y

esculturas, siempre lo hacía

junto a su hijo, de lo que se

deduce que la única razón de ser

era por su condición

de “Teotokos”, término griego

que significa “Madre de Dios”. El modelo a seguir en las representaciones

románicas de la Virgen con el Niño es el creado por artistas bizantinos, que la

muestran habitualmente sentada, con el niño en su regazo, el cual hace la función

de un trono. Sus caracteres eran bastante arcaicos (frontalidad, hieratismo, escaso

interés por la proporcionalidad o los detalles anatómicos) y -muy importante- sin

que se estableciera relación alguna entre ambos personajes.

Sería ya en los siglos finales de la edad media cuando María comenzó a

adquirir un protagonismo creciente, tanto en la devoción popular como en el culto,

lo que se refleja en el Arte. Por eso en el estilo triunfante en esa etapa, el gótico,

son abundantísimas las representaciones pictóricas y escultóricas de la Virgen con

el Niño, y lo mismo se puede deducir de la dedicación a Santa María de infinidad

de templos. Hay una progresiva humanización de la escena, para lo cual era

preciso resaltar la maternidad de María. El resultado final es la representación de

Page 2: LA MUJER EN LA EDAD MEDIA. - WordPress.com

2

unas figuras –madre e hijo- cada vez más bellas,

de formas armoniosas y dinámicas, creciente

expresividad y, sobre todo, con una relación de

intimidad entre ambas. Ejemplo perfecto es

la Virgen Blanca de la catedral de Toledo,

esculpida en alabastro en la segunda mitad

del siglo XIV, que representa a María de pie, en

una postura muy natural sosteniendo con el brazo

izquierdo al niño, en tanto que éste juguetea con la

barbilla de la madre, la cual muestra una amplia

sonrisa de felicidad. Se trata de una situación

profundamente humana.

Pero no olvidemos un dato fundamental: María es virgen, es pura. Su hijo,

Jesús, había sido concebido milagrosamente por obra y gracia del Espíritu Santo.

Por tanto, su maternidad no es natural. De ahí que María no fuese

verdaderamente representativa de la mujer real, la de carne y hueso, sino de la

idealización en la mentalidad de la época de la mujer que fue madre de Dios.

Por el contrario, Eva era vista

digna de toda desconfianza, por su

tendencia innata a la perfidia, el rencor y

la indiscreción. Ningún defecto, vicio o

maldad le era ajeno, según era el sentir

general de la época. Esa es la idea de la

mujer que frecuentemente nos transmite

la literatura medieval, que estuvo casi

íntegramente escrita por hombres,

bastantes de ellos sacerdotes o frailes,

cuyo punto de vista acerca del sexo

femenino solía ser especialmente negativo. Igualmente las artes figurativas nos

muestran a una Eva pecadora y culpable, a veces de una forma tan explícita que

la figura demoniaca de la serpiente adquiere una fisonomía femenina, como se

puede observar, por ejemplo, en un relieve de la Catedral de Notre Dame de París,

Page 3: LA MUJER EN LA EDAD MEDIA. - WordPress.com

3

de estilo gótico, que representa la escena del Pecado Original descrita en

el Génesis. La sociedad de aquel tiempo daba por supuesto que esos caracteres

atribuidos a las mujeres eran consustanciales a su débil naturaleza, de ahí que

debieran ser permanentemente custodiadas y vigiladas por un hombre, primero el

padre o el hermano, a quienes tomará el relevo el marido tras contraer matrimonio.

2. La mujer en la sociedad musulmana medieval.

La llegada de los musulmanes a la Península Ibérica a comienzos del siglo VIII,

el dominio que ejercieron en gran parte de su territorio y la posterior islamización de

la mayoría de la población hispanogoda (muladíes), supusieron la plena

integración de al Ándalus en los modelos sociales, religiosos y culturales del mundo

árabe. Se impuso el tipo de familia patriarcal y poligámica, que permitía al hombre

tener hasta cuatro esposas, aunque

ello estaba en función de su

capacidad económica. Incluso, por

si cuatro no fueran bastantes, los

más potentados podían sumar sin

límites concubinas a su harén. De

hecho, el prestigio de estos

hombres poderosos estaba en

consonancia con su tamaño (el del harén, se entiende). Según explica el

escritor Jesús Greus en Así vivían en al Ándalus, solo las concubinas que daban un

hijo a su señor conseguían el codiciado título de “princesas madre”, lo que les

confería el privilegio de tener una fortuna personal y emanciparse cuando muriese

su señor, siempre que el hijo fuera varón.

La educación de las hijas quedaba a cargo de sus madres y también el de los

hijos varones en sus primeros años, hasta que éstos alcanzaban cierta edad,

momento a partir del cual era el padre el que se encargaba de esa labor, así como

de acompañarlos a la mezquita, que además de lugar de oración también tenía la

condición de centro de enseñanza del Corán y de la doctrina islámica en general.

Se deduce que muy pocas mujeres musulmanas tuvieron ocasión de aprender a leer

y escribir. Y muchas menos las instruidas en las artes, las ciencias, la música o la

poesía.

Page 4: LA MUJER EN LA EDAD MEDIA. - WordPress.com

4

Cuando las mujeres

andalusíes salían de casa

generalmente lo hacían para

acudir a la oración en la

mezquita o a los baños

públicos (hammam), a lo que

eran muy aficionados tanto

hombres como mujeres, que

asistían en horarios distintos. Además de la función meramente higiénica, los baños

cumplían otras para sus usuarias: el cuidado del pelo, recibir masajes y perfumes, la

depilación y, en suma, eran lugar de encuentro, de ocio y de charla. Desempeñaban

un papel similar a las antiguas termas griegas y romanas, en las que encontramos

su antecedente directo. Las musulmanas en la Edad Media, especialmente las de

clase alta, cuidaban mucho su aspecto exterior. Adornaban sus cuerpos con

ropajes de colores vivos, aunque siempre mantenían cubierta la cabeza, y lucían

numerosos adornos y complementos: brazaletes, collares, diademas, broches, etc.

Pero lo cierto es que las mujeres musulmanas salían poco a la calle. Muy al

contrario, pasaban días y días sin salir de sus casas. Cuando el tiempo era bueno,

solían permanecer en un patio interior porticado (como los famosos que se han

conservado en Córdoba o también en el Albaicín granadino). Allí podían sentirse a

sus anchas, en la intimidad, a salvo de miradas indiscretas.

3. La mujer en la sociedad judía peninsular.

Desde tiempos remotos la sociedad judaica o judía se fundamentaba en

un régimen estrictamente patriarcal, en el que el varón ejercía una autoridad

absoluta e indiscutible. De ello se deriva la posición de inferioridad jurídica de la

mujer, cuyo papel social se reducía normalmente a encargarse de los trabajos

domésticos, además de la reproducción. Por ello las niñas eran educadas por sus

madres para prepararlas de cara a su futuro matrimonio. De ellas se esperaba que

tuviesen muchos hijos, pues para una mujer casada suponía una gravísima

deshonra el no tenerlos. La esterilidad incluso podía ser causa legal de disolución

del matrimonio, pues en el caso de que diez años después de celebrarse éste

Page 5: LA MUJER EN LA EDAD MEDIA. - WordPress.com

5

siguiera sin haber embarazo, el marido podía entregar a la esposa una “carta de

repudio”.

Por otro lado, la Ley judía no consideraba condenables las agresiones del

padre a la hija o del marido a la mujer, ya que se daba por sentado que tenían una

finalidad perfectamente justificada, cual era corregir o enmendar su conducta.

Además cuando una mujer judía se casaba, entregaba como dote unos bienes que

de ese mismo momento pasaban a ser propiedad del marido. Y lo mismo sucedía

con otros que pudiese aportar posteriormente, tanto si los había heredado como si

eran fruto de su trabajo fuera de la casa. En cualquier caso el esposo podía disponer

libremente de todos ellos.

El Código de las Partidas, escrito a lo largo del reinado de Alfonso X el

Sabio de Castilla en la segunda mitad del siglo XIII, castigaba a las cristianas que

yacían con moros o judíos a perder la mitad de sus bienes la primera vez; si reincidía,

lo que perdían era de la totalidad de su patrimonio; y en caso de volver a reincidir, la

condena era a muerte. No deja de ser curioso cuando se trataba de una mujer

casada, la misma ley dejaba a voluntad del marido la sentencia: matarla o absolverla.

El Talmud, la obra sagrada que recoge

las tradiciones, obligaciones y prohibiciones

de los judíos, rechazaba radicalmente la

educación femenina y su desarrollo

intelectual. Lo que sí era práctica corriente era

que las niñas aprendieran a realizar alguna

actividad artesanal, generalmente relacionada

con la confección de tejidos, que pudieran

desarrollar profesionalmente en el futuro: tejedoras, colcheras, tintoreras,

costureras, pañeras…, aunque siempre se trata de una actividad secundaria

respecto a la función primordial a la que estaban predestinadas: las tareas

domésticas y la procreación y cuidado de la prole.

Page 6: LA MUJER EN LA EDAD MEDIA. - WordPress.com

6

4. La mujer en la sociedad cristiana medieval.

En la Europa cristiana la situación de cada mujer dependió en buena medida

de su posición social y nivel socioeconómico, al igual que en cualquier época

histórica, la nuestra incluida.

En líneas generales, padecían una situación discriminatoria y opresiva.

Con respecto al matrimonio, aunque se exigía el libre consentimiento de ambos

contrayentes en la celebración de los matrimonios, estos solían ser concertados por

el padre de la novia y el de su futuro marido. Las mujeres cristianas tenían una

alternativa de vida en la que el hombre no desempeñaba papel alguno, que era

dedicarse por completo a Dios, como monjas.

Las damas ocupaban el estrato social más alto en

la Edad Media, nacidas en el seno de familias

aristocráticas, contaban desde su infancia con

ciertos privilegios, pues recibían una formación que

incluía el aprendizaje de la lectura y escritura,

aritmética, economía y música, así como los modales

propios de su estatus superior (la cortesía). Cuidaban

mucho su imagen para diferenciarse del resto de

mujeres, por lo que vestían lujosos vestidos y se

adornaban con joyas. Numerosas criadas estaban a su

servicio y cuando la dama era soltera o viuda, ostentaba un gran poder pues ejercía

de “señora feudal” a todos los efectos, encargándose de la administración y

protección de las posesiones familiares.

Solamente un escalón por debajo de las anteriores estaban las

mujeres burguesas, las hijas, hermanas, esposas o viudas de los dueños de

negocios artesanales, comerciales o financieros que daban vitalidad económica a

las ciudades, a quienes había que añadir a los que hoy denominamos “profesionales

liberales” especializados en determinados servicios de alta cualificación a la

sociedad (abogacía, medicina, escribanía). También estas mujeres debían contar

con la formación necesaria para hacerse cargo del negocio en caso de ausencia

temporal o permanente del hombre.

Page 7: LA MUJER EN LA EDAD MEDIA. - WordPress.com

7

Las monjas eran en la Edad Media mucho

más abundantes de lo que son en la actualidad. Con

independencia de su vocación espiritual, algunas de

ellas elegían ese tipo de vida apartada del mundo

porque eran “segundonas” en una familia de pocos

recursos, de ahí que no pudieran contar con la dote

suficiente para casarse. O también porque fuese una

mujer que había cometido lo que entonces se

consideraba un grave pecado, por lo que para

redimirse la “pecadora” se encerraba en

un convento. Y no era infrecuente que se tratase de

una fémina que no estaba conforme con el matrimonio que habían negociado sus

padres para ella y, como no se avenía a transigir con la voluntad paterna, era su

única salida honorable, y también para su familia.

Las monjas eran, con diferencia, las mujeres que más posibilidades tenían de

acceder a la cultura, algunas incluso podían aprender el latín y el griego y escribir

obras literarias. Este es el caso de una alemana del siglo XII, Hildegarda de Bingen,

que puede citarse entre las personas más cultas de su tiempo. Fue abadesa,

compositora, escritora e impulsora de reformas en la Iglesia. En el año 2012, el papa

Benedicto XVI la canonizó y le otorgó el título de “Doctora de la Iglesia”.

Una situación muy especial era el de las llamadas “beguinas”, que

eran mujeres laicas aparecidas en el siglo XII. Pese a no ser monjas, solían hacer

vida en común y dedicaban su tiempo a labores humanitarias, como cuidar enfermos,

pobres y huérfanos. Su máxima aspiración era llegar a tener una relación directa

con Dios, en lo que es un claro antecedente del futuro misticismo. Ese

planteamiento vital tan diferente y alejado de la Iglesia oficial les ocasionó múltiples

problemas y condenas por parte de la jerarquía eclesiástica (incluso le costó la vida

a una célebre beguina francesa, la escritora Margarita Porete, acusada de herejía

y ejecutada en la hoguera en 1310). Las beguinas hicieron además una aportación

de extraordinaria importancia a la cultura: traducir a las lenguas vulgares los libros

religiosos que estaban en latín. De hecho, están consideradas por los filólogos como

Page 8: LA MUJER EN LA EDAD MEDIA. - WordPress.com

8

un elemento clave en la aparición de la literatura en algunas lenguas modernas,

como el alemán o el francés.

En cuanto a las mujeres campesinas o menestrales (obreras urbanas),

que eran la inmensa mayoría, lamentablemente para ellas sus posibilidades de

recibir educación eran escasísimas, por no decir nulas. A lo más que podían aspirar

era a acceder a alguna de las escuelas elementales ubicadas normalmente en

conventos de ciudades y pueblos, donde aprendían oraciones, canciones y costura.

Tanto si eran casadas como

en las demás situaciones

personales y familiares, debían

compaginar las labores

domésticas, que se consideraban

propias de su naturaleza

femenina, con el trabajo fuera de la

casa, bien en el campo o bien en

talleres o comercios. Muy habitual

era el oficio de criada o empleada doméstica, que entonces, al igual que ahora,

estaba poco reconocido y peor remunerado.

Al contrario de lo que se ha transmitido tradicionalmente, la mujer medieval

participaba en una gran variedad de tareas u oficios, no sólo los que tradicionalmente

se le han atribuido. Sabemos que, en el mundo rural, era jornalera, segadora, lechera

o plantadora, pero fue en las ciudades, donde participó de una mayor diversidad de

oficios.

Gracias al estudio de registros de los distintos gremios, de los fueros

municipales y de los libros de fábrica con las cuentas de las obras de las catedrales,

hoy sabemos las mujeres que intervenían, las tareas que realizaban y los salarios

que cobraban. Por ejemplo: un registro de gremios de Marsella de 1297 recoge hasta

150 oficios en los que aparecen trabajadoras.

Las mujeres trabajaron en las grandes catedrales góticas, acarreando y

suministrando materiales de construcción desde los talleres y logias hasta la obra,

Page 9: LA MUJER EN LA EDAD MEDIA. - WordPress.com

9

portando agua. Por este trabajo percibían aproximadamente la mitad de lo percibido

por los peones menos cualificados. Como ejemplo, en Gerona varias cofradías de

oficios agrupaban a hombres y mujeres, 'cofrades y cofraderas', que ejercían de

canteras, carpinteras y albañiles. Encontramos los mismos datos en Burgos, Toledo,

Zaragoza y en otras ciudades. Es a partir del siglo XV cuando se prohíbe la

incorporación de mujeres a los gremios y cofradías, convirtiéndose la mujer en un

ser jurídicamente incapaz.

Las mejor pagadas eran las

'argamaseras' o amasadoras, las

carpinteras y las que trabajaban en

las vidrieras, pues eran oficios para

los que se necesitaba una cierta

preparación. La mayoría son

anónimas, sin más referencias que

su sexo, dedicación y sueldo;

mujeres sin nombre que ejercían las labores más duras y menos cualificadas y que,

además, se dedicaban a las labores domésticas y a la crianza. Son ejemplos de

estas anotaciones: “mujer que lamina el yeso”, “mujer que ayuda en la obra”, “mujer

que limpia donde se empareda el ladrillo”. Es decir, las mujeres obreras estaban

tan menospreciadas que en esas listas no figura ni siquiera su nombre, a diferencia

de los varones. Y, naturalmente, es algo obvio que se encargaban de las faenas

menos cualificadas, las más duras y peor pagadas, pues sistemáticamente su

salario se reducía a la mitad de lo que cobraban los peones varones.

Pero es en la producción textil donde hay una mayor participación femenina a

distintos niveles del proceso. Hilar era la tarea femenina del Medievo,

independientemente del grupo social.

Las mujeres, además, participaban en la gestión del patrimonio rural,

comercializaban todo tipo de productos o regentaban tabernas. Resulta por ello

imposible nombrar todos los oficios que desempeñaban las mujeres durante la Edad

Media.

Page 10: LA MUJER EN LA EDAD MEDIA. - WordPress.com

10

En lo más bajo de la sociedad cristiana se encontraban las prostitutas, que

vivían en barrios extramuros y estaban permanentemente expuestas a

las enfermedades venéreas y a sufrir violencia y escarnio público. Además

debían vestir ropas diferentes a las de las demás mujeres, de colores llamativos.

5. Mujeres medievales célebres y relevantes.

Es cierto que las mujeres de la Edad Media

tuvieron grandes dificultades para acceder al

conocimiento, pero esto no es una característica solo

de estos siglos. Todavía en el siglo XIX, e incluso en

el siglo XX, las mujeres no accedían a la enseñanza

en igualdad con los hombres, pues el acceso a la

educación ponía en peligro la aceptación de su papel

tradicional asignado.

Pero al contrario que las mujeres de las clases

bajas, las nobles cultivaron algunos saberes y

muchas de ellas dominaron la escritura, la lectura, la

música y aprendieron otras lenguas.

Cabe preguntarse hasta qué punto las mujeres medievales cristianas

aceptaban de buen grado su condición discriminada. Los datos objetivos inducen

a pensar que la inmensa mayoría de ellas opinaban que sí: todo, absolutamente

todo, les hacía considerar “normal” o “natural” esa situación subalterna que

padecían, empezando por los valores que recibían de sus propias madres. Pero

hubo alguna excepción a esa regla general, siendo el caso más sonado el de la

veneciana Christine de Pizán, que vivió entre los siglos XIV y XV.

Christine, mujer de amplia cultura, hija de un físico y alquimista veneciano

que llegó a trabajar en la corte del rey francés Carlos V, fue autodidacta y aprendió

varios idiomas. Tras enviudar a los 25 años cuando tenía a su cargo a tres hijos

pequeños, se dedicó a escribir obras literarias con gran éxito de ventas, lo que le

Page 11: LA MUJER EN LA EDAD MEDIA. - WordPress.com

11

permitió dedicarse profesionalmente a ello. En algunos de sus libros denunciaba la

desigualdad entre sexos, animaba a sus congéneres a concienciarse de la injusticia

que padecían y trataba de demostrar que su naturaleza -la de las mujeres- no era

perversa, contradiciendo la opinión general. Por ello se la considera precursora

del feminismo. Su obra más célebre se titula La ciudad de las damas, la publicó

en 1405 y obtuvo una gran difusión.

Otra mujer medieval destacada fue Sabina von Steinbach, de quien se cree

que a comienzos del siglo XIV fue maestra de obras de la catedral de Estrasburgo

y autora de algunas de sus esculturas. Al parecer también intervino en la

construcción de las catedrales de Magdeburgo y París.

En las universidades europeas, que se desarrollan a partir del siglo XIII, en su

mayoría fundadas por religiosos, estuvieron prohibidas a las mujeres. A pesar de ello

hay algunas anécdotas curiosas como la de Polonia, en el siglo XIV, donde una joven

se disfrazó de hombre para ir a seguir los cursos de la universidad de Cracovia, pero

al cabo de dos años, se descubrió el fraude y fue expulsada.

Otro ejemplo sería el de Salerno, cerca de Nápoles, Italia, donde funcionó a

partir del siglo X una escuela libre de medicina, tal vez la más antigua de Europa,

que otorgaba sus diplomas a mujeres, concediéndoles licencia para practicar la

medicina y la cirugía. En esta Escuela Médica Salernitana estudió Trótula de

Ruggero, que está considerada como la primera ginecóloga de la historia. Vivió

en el siglo XII y escribió en latín una amplia obra, Las dolencias de las mujeres, en

la que defendía ideas muy novedosas (y atrevidas) para su tiempo, como que la

infertilidad podía ser debida a problemas del hombre, y no solo de la mujer; o

también el uso de hierbas para mitigar los dolores del parto, contraviniendo así el

mandato-castigo divino (“con dolores de parto darás a luz los hijos”; Génesis 3,16).

En Bolonia y en Montpellier también hubo gran número de estudiantes

femeninas en medicina, algunas de ellas dejaron escritos tratados de ginecología. A

partir de final del siglo XIII, se señala la presencia de mujeres practicando la

medicina, la cirugía y la oftalmología en las grandes ciudades europeas, París,

Londres, etcétera. La mujer, sin embargo, se vio poco a poco sustituida por el varón

Page 12: LA MUJER EN LA EDAD MEDIA. - WordPress.com

12

en la práctica del arte de la medicina y cirugía, para desaparecer finalmente de esta

profesión en el siglo XVI

La alsaciana Herrada de Lansdberg, del siglo XII, abadesa de la abadía de

Hohenburg, cerca de Estrasburgo, fue otra mujer de amplísima cultura que escribió

una obra titulada Hortus deliciarum (“El jardín de las delicias”), que constituyó una

especie de compendio de los saberes de su tiempo. Algo así como

las Etimologías de san Isidoro (siglo VII) o la futura Enciclopedia de los filósofos

ilustrados del XVIII.

Hubo también abadesas destacadas en los reinos cristianos peninsulares,

como Inés Laynez del Real Monasterio de Las Huelgas, quien protagonizó

controversias con el papado y los obispos por 'abusos del orden sagrado'.

Mención especial merece Isabel de Villena, abadesa y considerada la

primera escritora en lengua valenciana. Su obra se centra en las mujeres que

rodearon la vida de Cristo y parece que tuvo un gran reconocimiento en su época,

siendo considerada en algunos sectores como otra precursora del feminismo en el

siglo XV.

Uno de los mejores ejemplos de individualidad creadora y de autoridad es el

de En o Ende, la más antigua de nuestras pintoras medievales. Fue quien dirigió las

iluminaciones de una de las versiones del Beato de Liébana, firmada en 975, en el

monasterio de San Salvador de Tábara (Zamora) y que se conserva en la biblioteca

de la catedral de Girona. Los datos sobre la vida de Ende son desconocidos, pero

parece que fue monja del monasterio de Tábara o de algún monasterio asociado a

este. Tampoco está claro que fuese maestra del taller de iluminación, aunque el

hecho de que su nombre esté delante y en mayor tamaño que el de Emeterio, su

colaborador, nos dice que debió de ser una persona de importancia y autoridad. Ende

no tiene que ser necesariamente un caso único. Las mujeres artistas existen desde

que el arte existe y siempre han conseguido salirse de los cauces establecidos; la

Edad Media no parece una excepción.

Page 13: LA MUJER EN LA EDAD MEDIA. - WordPress.com

13

La lista de mujeres que tuvieron un papel importante en la política en la Edad

Media es amplia, pues en los reinos cristianos hispánicos y del resto de Europa hubo

numerosas reinas que ejercieron de tales (dejando aparte a las simples consortes),

sin olvidar a algunas otras que fueron amantes de un rey, posición que les permitió

influir en los asuntos de gobierno (es el caso de Leonor de Guzmán, amante del

monarca castellano Alfonso XI, del siglo XIV, de quien fue su principal consejera).

Resulta casi una obviedad citar como la más decisiva de las reinas hispánicas

a Isabel I de Castilla, mujer de fuerte carácter y firmes ideas, como se demuestra

en el hecho de que fuese ella quien eligiese a su marido, el entonces príncipe

Fernando de Aragón. Una vez en el trono, Isabel dirigió con firmeza la política

castellana y su opinión fue definitiva en asuntos tan trascendentes y controvertidos

como el apoyo a la expedición de Colón, la guerra de Granada, la expulsión de los

judíos o la creación del Tribunal del Santo Oficio.

Hubo incluso mujeres que se dedicaron a la guerra, la actividad masculina por

excelencia. Como la reina francesa Leonor de Aquitania, que participó en la

segunda Cruzada a mediados del siglo XII. O la reina consorte de

Inglaterra, Berenguela de Navarra, casada con el célebre Ricardo Corazón de

León, participantes ambos en la tercera Cruzada a fines de la misma centuria. O,

más aún, la que con seguridad es la más famosa de las mujeres guerreras de toda

la Edad Media: Juana de Arco (beatificada en 1909 como santa Juana de Arco),

nacida en la región

francesa de Lorena,

que solo vivió 19

años, pero

suficientes para

tener ocasión de

dirigir con éxito al

ejército francés

enfrentado a

Inglaterra en la Guerra de los Cien Años. Detenida y acusada de herejía, fue

condenada a morir en la hoguera en 1431.

Page 14: LA MUJER EN LA EDAD MEDIA. - WordPress.com

14

En resumen, naturalmente que hubo mujeres que destacaron en muy diversos

campos durante la Edad Media, lo que, dada la discriminación que sufrían en todas

partes, fue especialmente meritorio. Pero ello no invalida que se trata de

excepciones a la regla general: que fueron los hombres quienes monopolizaron

el poder en todos los ámbitos (el familiar, el social, el político, el económico, el

cultural y el religioso). Y que en ese mundo masculino a las mujeres les tocaba

ejercer un papel muy secundario, el que le reservaron los varones.

Texto adaptado usando como fuentes:

- Publicaciones de Jesús Ramírez Álvarez en el magazine cultural “Pilades” en la

serie “Historia silenciada de las mujeres”.

- Artículo “Los oficios de las mujeres en la Edad Media”, publicado por el Colectivo

De Mujeres Por la Igualdad En la Cultura en el periódico La Opinión de Murcia.

- Arteguías. Mujeres en la edad media.

- “Los Ojos de Hipatia”. Web sociocultural.

Ficha 3. La mujer en la edad media.

a) Elige una de las mujeres que se citan en el texto u otras que destacaran en época

medieval y haz una breve biografía de la misma y di porqué la has elegido.

b) Elige un rol de una mujer medieval, del lugar, momento histórico y grupo social que

desees. Escribe un texto de mínimo 15 líneas representando su rol y hablando por su

boca diciendo lo que tú crees que sería su pensamiento en la época que le tocó vivir.