LA NARRACION FICTICIA Las vacaciones pasadas visité a mis

abuelos en la ciudad de México, fue una experiencia maravillosa, más por que ese lugar se me hacía como un mundo aparte, y no estaba tan equivocado, ya que desde el autobús, al correr la cortina de la ventanilla abrió a mi vista un espectáculo sorprendente, las pirámides del Sol y de la Luna estaban ahí, pero solo un instante, pues el chofer no detendría el autobús para que un niño pudiera apreciar algo que lo había dejado boquiabierto.

Al pasar por el museo de Antropología e Historia, me vi en el túnel del tiempo, sentí que era el Gral. Díaz. Claramente percibí el sudor que corría por mi frente al inaugurar las vías férreas.

Era un 16 de abril de 1878, sentía la necesidad de ser aprobado como presidente de México al cual amaba entrañablemente, cuando inauguré estas vías en el estado de Morelos, la gente estaba emocionada que lanzaron sus gorras al aire en señal de júbilo al potente ruido de las locomotoras que señalaban el inicio de una época de prosperidad .

En mi mente no dejaba de tintinear la frase de “Poca Política y Más Administración” por eso me emocionaba sobremanera el inaugurar ese montón de fierros , como decían muchos colaboradores,

_ ¡Pedro!, ¡Pedro! escuché de pronto una voz

Pero vaya ¡oh¡ ¡sorpresa!Era la voz de la asesora que pedía mi punto de vista en la situación y así retorne nuevamente a la realidad , pues estamos en un curso en donde pretendemos cambiar la forma de abordar la historia como algo nuevo a implementar en la practica docente.