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S i faltaba un elemento para confirmar el alcance de la pasin del ftbol, all estn los 15.000hinchas que viajaron de la Argentina a Japn nada ms que para alentar a River. Nada losdetuvo, nadie los detendra. El ftbol es pura pasin, sin otro fundamento que el despliegue de
su propia energa.
La pasin del ftbol, adems, no admite exclusiones. Se puede vivar en todas las direcciones.No bien el hincha es admitido en ella, no excluye empero otras adhesiones al parecer
contradictorias. En la religin del ftbol no hay excomuniones aunque, pese a eso, gobierne el
apasionamiento. No hay cielo ni infierno, aunque a veces parece que los hubiera.
La pasin del ftbol se consume a s misma, sin necesidad de premios o castigos externos. El gol
o la victoria son premios en s mismos. La derrota es un castigo que no necesita de otro infierno
que la legitime. Las religiones necesitaron antao energas suplementarias para ser validadas.
El ftbol no requiere premios externos para alimentar su vigencia. Le basta con ser. El gol, la
victoria, son premios suficientes para motivar a los luchadores en su empeo por vencer. No
hace falta nada ms.
Al ftbol le basta entonces con su propia pasin, con la pasin que l mismo genera, para tener
vigencia? El ftbol, en otras palabras, es inmanente? Se dice de una actividad que es"inmanente" si se premia a s misma, es decir, si tiene en ella misma su propio premio y se dice
en cambio que es "trascendente" si su premio viene de arriba, de ms all.
La pasin del ftbol Mariano Grondona
LA NACION
JUEVES 17 DE DICIEMBRE DE 2015
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Los premios y los castigos del ftbol, en este sentido, son inmanentes. Residen en el ms ac.
No trascienden el gol. Sin embargo, no por eso les falta pasin. Al contrario, sus pasiones son
breves pero intensas. Esto ocurre tanto con la victoria como con la derrota y, de uno y otro lado,
con el gol. El ftbol ha dividido las pasiones de los hinchas en expresiones tan mnimas como
intensas, que pueden estirarse hasta alcanzar un campeonato o reducirse hasta llenar slo una
tarde, a veces inolvidable.
El hombre nunca ha dejado de librar torneos, de buscar premios, de gloriarse en la victoria o de
abatirse en la derrota. A veces sus premios fueron simblicos, y a veces tambin lo fueron sus
derrotas. Cuando gan, se sinti estimulado. Cuando perdi, busc la revancha y as, en un
devenir de cambiantes sensaciones, fue su andar incierto por el camino de la vida. Pareciera
que el propsito principal del Creador fue que al hombre nunca no le faltaran motivaciones
urgentes, valederas. Quizs el primer temor de Dios fue que el hombre se aburriera. Pero, como
siempre respet su libertad, tambin respet su libertad de equivocarse, de pecar.
Aqu caemos en uno de los temas preferidos en la teologa del cardenal Ratzinger, quien
despus sera papa. El tema se enuncia as : "Sufrimos por la paciencia de Dios". No es que Dios
nos haga sufrir a propsito. Es que, siendo infinitamente paciente con los hombres, los esperar
hasta el fin de los tiempos. Esta misma paciencia es una prueba para los impacientes, para los
que querran que el enigma de la historia se develara ya. Pero la impaciencia de los hombres,
no es a su vez el signo de una desconfianza en las intenciones de Dios?
El tema que sobresale aqu es de alguna manera insoluble, porque aspira a mezclar dos rdenes
incompatibles: de un lado, nuestra propia perspectiva humana, y del otro, la perspectiva
intemporal de la Creacin. Sera como comparar el infinito con nuestra propia y minscula
dimensin. Cuando intentamos meter en una misma bolsa lo minsculo de cada uno de
nosotros con la inmensidad de la Creacin, no estamos cometiendo un tremendo error de
perspectiva? "Seris como dioses", les minti el demonio a Adn y a Eva. A dos mil aos de
distancia, seguiremos insistiendo en el mismo error?
Qu habra que admirar ms entonces? La paciencia de Dios o nuestra propia impaciencia?
La paciencia de Dios es infinita. Cmo calificar a nuestra impaciencia? Es una insistencia
irrazonable o, ms all, una pura y simple osada?
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