¿La Patria de los indios o los indios por la Patria? · herramientas teóricas de la Teoría del...
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¿La Patria de los indios o los indios por la Patria?
Un análisis discursivo de las articulaciones de la identidad política
“oficialista” en Bolivia
Íñigo Errejón y Manuel Canelas1
Resumen: El sistema político boliviano vivió un colapso institucional, a comienzos del
siglo XXI, que derivó en una profunda crisis Estatal. Tras un conflictivo y dilatado
proceso constituyente entre 2006 y 2009, Bolivia vive un período de extraordinaria
estabilidad política, si se compara con cualquier período elegido de entre su convulso
pasado. El Movimiento Al Socialismo (MAS) ostenta una cómoda mayoría absoluta en
la Asamblea Plurinacional y en el Senado. Quizás más importante, la oposición se
encuentra marcadamente desarticulada, y todas las fuerzas que pretenden desafiar la
supremacía del MAS deben hacerlo desde los marcos discursivos que éste ha instalado
en la agenda pública. En este artículo se defiende que tal régimen puede ser
caracterizado como “hegemonía”, y que el rumbo del proceso político boliviano
depende en gran medida de los resultados de la compleja articulación, en la narrativa
oficialista, de la interpelación étnica o indígena y de la interpretación nacionalista o
nacional-popular. Para examinar el estado de dichas articulaciones, se analiza la
información obtenida mediante las entrevistas a importantes dirigentes políticos e
intelectuales del MAS y de movimientos sociales aliados.
Palabras clave: Bolivia, discurso, identidad política, “oficialismo”.
1 Íñigo Errejón es Doctor en Ciencia Política e investigador en la Universidad complutense de Madrid y
Manuel Canelas es Licenciado en Ciencias Políticas e investigador del Instituto Universitario Ortega y
Gasset. E-mails: [email protected] y [email protected]
2
Introducción
El hecho más sobresaliente del sistema político boliviano consolidado tras la aprobación
de la Constitución Política del Estado en 20092 es su estabilidad en torno al arrollador
protagonismo del Movimiento Al Socialismo –en adelante MAS- de Evo Morales.
La fuerza política hoy en el Gobierno llegó al Palacio Quemado en diciembre de 2005
con un inédito 54% de los votos. Partiendo de una implantación más bien localizada y
de un origen como fuerza electoral de los sindicatos campesinos de la región cocalera
del trópico de Cochabamba, el MAS supo sin embargo jugar exitosamente el papel de
cristalizador de la acumulación de protestas sociales contra el modelo económico
neoliberal y el sistema de partidos unido en el consenso en torno al drástico programa
de ajuste3.
Desde 2006, y en un contexto de agudo enfrentamiento con la oposición conservadora y
las élites económicas, el MAS y Evo Morales, con una importancia decisiva de su
liderazgo carismático y su legitimidad de origen indígena, capitanearon un proceso de
profunda reforma económica, social e institucional. En ese esfuerzo recibieron el apoyo
de las más importantes organizaciones sociales y sindicales del país, especialmente
indígenas y campesinas. Más importante aún, el MAS instaló una agenda, un lenguaje
político y un horizonte de sentido – de qué era lo deseable y lo esperable de la relación
de la sociedad civil con el Estado boliviano- que hoy dominan de modo absoluto la
competición política en el país.
Por ello, el análisis del proceso político boliviano, de su genealogía, características y
escenarios futuros posibles, tiene en el discurso oficialista4, en su capacidad para
instituir sentidos políticos compartidos y determinar las solidaridades de la comunidad,
un objeto de estudio central.
2 Para un análisis político sobre la Constitución boliviana de 2009 y su genealogía en el largo proceso
constituyente: Errejón (2009). 3 Para una narración del origen del Movimiento Al Socialismo, ver: Do Alto (2007). Para una
investigación sobre el ciclo de protestas y la crisis del modelo neoliberal en Bolivia, ver: Kohl y Farthing
(2006). 4 Empleamos el término oficialista en primer lugar por lo extendido de su uso en la vida política
boliviana, y en segundo lugar para remarcar que estamos ante una identidad política nueva, con algunos
rasgos de transversalidad ideológica, que genera adhesiones al proyecto gubernamental. No hay, por
tanto, ninguna connotación negativa en la elección de la palabra.
3
El MAS debe gran parte de su éxito a su eficacia en haber generado una identificación
de los sectores indígenas y empobrecidos de la sociedad como el núcleo llamado a
refundar la Patria boliviana. No obstante, y como señalaremos más adelante, esta
articulación de indianismo y nacionalismo boliviano no tiene nada de natural, ni se
desprende necesariamente de ninguna condición social. La prueba ha sido la histórica
divergencia e incluso hostilidad entre ambos proyectos políticos5.
Por tanto, de la relación de ambas (sub)identidades –indianismo y nacionalismo- al
interior de la nueva identidad, de su articulación en el discurso oficialista, dependerá en
gran medida la salud y la capacidad de liderazgo político del MAS. También influirá de
manera decisiva en su relación con los movimientos sociales de cuño indígena,
fundamental para el apoyo del Gobierno y, en los últimos años, para la gobernabilidad
en Bolivia.
Este trabajo se dedica precisamente al examen de esa relación de articulación, a través
del Análisis del Discurso aplicado a entrevistas a destacados dirigentes políticos e
intelectuales del Gobierno y las organizaciones sociales indígenas. Con ello se pretende
abrir una vía de investigación todavía inexplorada en los estudios sobre el proceso
político boliviano, y contribuir a la discusión sobre las nuevas identidades políticas y los
nuevos Gobiernos en el comúnmente llamado “giro a la izquierda” en América Latina.
El presente artículo se enmarca en un trabajo continuado de investigación que los
autores vienen desarrollando desde hace al menos dos años en diferentes publicaciones,
sobre el proceso político boliviano desde la óptica de la Teoría del Discurso y la
hegemonía6.
5 Son numerosos los autores que han abordado esta cuestión, desde ópticas diferentes, sin ánimo de
exhaustividad algunos de los mas importantes son : Rossana Barragán , Asambleas Constituyentes :
ciudadanía y elececciones, convenciones y debates , 1825- 1971(2009) ; Ramiro Condarco Morales,
Zárate, el temible Wiilka.Historia de la rebelión indígena de 1899 en la República de Bolivia. (1965):
Silvia Rivera Cusicanqui Oprimidos pero no vencidos: luchas del campesinado aymara y qhewa de
Bolivia, 1900-1980.(1986); Rene Zavaleta Mercado Lo nacional popular en Bolivia(1986); Xavier Albo
Pueblos indios en la política (2002); Marta Irurozqui Victoriano, La armonia de las desigualdades:Elites
y conflictos de poder en Bolivia, 1880-1920. (1994). 6 Aunque el epígrafe que viene a continuación describe sucintamente este enfoque teórico metodológico,
una explicación más acabada puede encontrarse en Howarth (2005).
4
1. Marco Teórico: Análisis de discurso e identidades políticas
Nuestra investigación se pregunta por los mecanismos y el contenido ideológico
específico de la interpelación étnica en el discurso oficialista, que ha conseguido
articular una amplia voluntad colectiva nacional en Bolivia. Para ello, empleamos las
herramientas teóricas de la Teoría del Discurso, que estudia la política en tanto actividad
de generación de sentidos compartidos a partir de hechos sociales que funcionan como
“materias primas” de las que sin embargo no se desprende un significado “objetivo”
sino mediante una acción eminentemente constructiva.
Ernesto Laclau y Chantal Mouffe fijaron, con “Hegemonía y estrategia socialista”
(1985) los cimientos de este enfoque, que luego han ido desarrollando
fundamentalmente en torno a lo que ha dado en llamarse la “Escuela de Essex”7. Laclau
y Mouffe realizaron una reivindicación heterodoxa del pensamiento de Antonio
Gramsci, que desafiara la concepción tradicional de la izquierda de la ideología como
“falsa conciencia”. Para ellos, la principal aportación de Gramsci al análisis político era
el entender la lucha política como una lucha por la institución de sentido, por la
articulación de grupos diferentes en una dirección unitaria y nueva, “universal”,
sustancialmente distinta de la mera yuxtaposición de diferentes particularidades. De esta
forma, según el teórico italiano, un grupo concreto ejerce la dirección del conjunto
social integrando en forma subordinada a la mayoría, aislando a los menos, y
encarnando con éxito el interés general8.
7 El libro Discourse Theory and Political Analysis. Identities, Hegemonies and Social Change, de
(Howarth, Norval y Stavrakakis (eds.) 2000) representa un modelo fundamental a seguir para todos los
investigadores interesados en la Discourse Theory, pues representa tanto una síntesis de los consensos
fundamentales al interior de la Escuela de Essex, como un compendio de ejemplos prácticos de su
aplicación a objetos de estudio específicos. Por su parte, la obra de Jacob Torfing New Theories of
Discourse: Laclau, Mouffe and Zizek (1999) constituye una buena sistematización del enfoque de la teoría
del discurso desarrollada por la Escuela de Essex. Townshend (2003; 2004) ha realizado una buena
evaluación crítica del recorrido de la Escuela de Essex y la extensión de sus tesis.
Lamentablemente, ninguno de estos estudios está traducido al castellano, aunque algunos artículos del
primero pueden encontrarse en el libro compilado por Francisco Panizza El populismo como espejo de la
democracia (2009). 8 En concreto ver: Cuadernos V, pp. 36-37; en Gramsci, A. (2000 [1929-1937]) Cuadernos de prisión
México DF: Era-Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, 6 vol.; traducción de la edición del
Instituto Gramsci de Roma, a cargo de Valentino Gerratana. En general, algunas de las aplicaciones de
conceptos gramscianos al análisis esbozado en este texto están tomadas de Portelli (1974), Femia (1987)
o Morton (2007)
5
Los sujetos políticos, según este enfoque, se definen por sus posiciones relativas en un
campo de interacción marcado por la dislocación –la dificultad para anclar
determinados significados a posiciones esenciales de determinados grupos sociales- la
heterogeneidad y la contingencia9. Así, cual sea la distinción principal que ordene –en
mayor medida que otras- el campo político, produciendo agregaciones y
diferenciaciones, es en última instancia el resultado de una lucha política: por la
institución de sentido. Las prácticas destinadas a producir relatos que agrupen y
expliquen elementos dispersos y heterogéneos de la realidad social, y generen
orientaciones, solidaridades y movilización, son lo que llamamos “discursos políticos”
(Torfing, 1999: 119).
Los discursos generan procesos de identificación proponiendo elementos en común
entre diferentes grupos sociales y postulando un “afuera constitutivo” que cohesiona,
por oposición, la unidad del conglomerado. (Laclau, 1990: 17) Existe un consenso
creciente en las ciencias sociales en torno a una visión “constructivista” de las
identidades, que las entiende antes como el resultado de procesos de filtrado, selección
y postulación de “marcadores de identidad” que como “expresión” de una unidad
fraguada previamente (Anderson, 1983; Laclau, 1990; Cabrera, 1992; Lustick, 2000;
Fearon y Laitin, 2000; Chai, 2001; Máiz, 2003; 2007; 2008).
La teoría del discurso añade además que las identidades se construyen en procesos
conflictivos presididos por la tensión entre lo particular y lo universal, en los que cada
actor político trata de articular mayorías en torno a sí presentando sus objetivos como
convergentes con el “interés general” de una determinada comunidad; en términos de
Gramsci:
situando todas las cuestiones en torno a las cuales hierve la lucha no en el plano
corporativo sino en un plano “universal”, y creando así la hegemonía de un
grupo social fundamental sobre una serie de grupos subordinados (Cuadernos…
V, pp. 36-37).
9 Ver Contingencia, hegemonía y universalidad. Diálogos contemporáneos en la izquierda (Butler,
Laclau y Zizek, 2004) posiblemente la mejor discusión de la heterogénea, y mal avenida, área de estudios
del discurso y la hegemonía.
6
Chantal Mouffe10
y Ernesto Laclau han desarrollado, en torno al concepto de
hegemonía, el estudio de las lógicas de constitución de lo político, basándose en la
“demanda” como unidad básica del análisis de la que parte la formación de
agrupaciones políticas. Identifican dos mecanismos fundamentales de articulación: las
lógicas de la diferencia y de la equivalencia. En la primera, prima el contenido
particular de cada demanda, que es tramitada –satisfecha o aislada- de manera
individual por el sistema político. (Laclau y Mouffe, 1985: 133-134) En la segunda, la
lógica de la equivalencia o “popular” la común frustración de diferentes demandas
permite su agrupación más allá de su contenido particular. Esta articulación se produce
en torno a una reivindicación específica que en un momento concreto se vacía
tendencialmente de sentido particular para pasar a representar ese “universal”
construido como rechazo al status quo. Las identidades populares, entonces, son
aquellas que se construyen a través de la expansión de cadenas de equivalencia que
subvierten el carácter diferencial de las identidades discursivas (Laclau y Mouffe,
1985: 128) y dividen el espacio político en dos mediante la fijación de una frontera
(Laclau y Mouffe, 1985: 131) Para que estas cadenas de equivalencias se consoliden,
hace falta que cristalicen en consignas o palabras en disputa que, por la sobrecarga de
significados que se le han atribuido históricamente, dejan paulatinamente de ser
conceptos para ser nombres: son significantes tendencialmente vacíos, susceptibles de
ser llenados por uno u otro contenido particular, en cuyo caso pasan así a designar la
nueva totalidad construida. (Laclau, 1994b: 167) “Justicia”, “libertad” o “patria” son
ejemplos de significantes tendencialmente vacíos.
Estos procesos de ruptura del sentido instituido y reordenación radical del campo
político culminan, para Laclau, en un ejercicio de nominación por el que la identidad en
formación encarna el pueblo (Laclau, 2006). Este es el sello del “populismo” como
forma de construcción de lo político, a través de la dicotomización y simplificación de
la sociedad en un proceso conflictivo de interpelación (Laclau, 2005: 32) Éste enfoque
ha sido profundizado por diferentes autores, en un área de investigaciones en
10
Mouffe ha derivado hacia el desarrollo de este enfoque en el campo de la filosofía política,
particularmente defendiendo una concepción schmittiana de que la esencia de lo político es la distinción
amigo/enemigo y proponiendo un modelo teórico que compagine esta visión con el pluralismo, que ha
denominado “democracia agonista”. Esta línea de reflexión excede con mucho los modestos propósitos de
los apuntes teóricos de este artículo, por lo que nos remitimos a algunos de los trabajos más relevantes de
Chantal Mouffe: (Mouffe, 2003; 2007).
7
crecimiento11
, y ha sido objeto de encendidas discusiones con algunos de los más
destacados estudiosos de la política (Rancière, 2007), (Zizek, 2010)
No obstante, lo que en este artículo nos interesa es emplear esta acepción “vacía” –
ontológica y no óntica, según Barros (2010)- del pueblo como tensión hacia la
universalidad de la comunidad política:
“(..) Una frontera de exclusión divide a los dos campos. El “pueblo”, en ese
caso, es algo menos que la totalidad de los miembros de la comunidad; es un
componente parcial que aspira, sin embargo, a ser concebido como la única
totalidad legítima” (Laclau, 2005: 107- 108).
Esta sin embargo necesita siempre de una alteridad –un “no pueblo” para levantar y
reforzar sus propios contornos. Cual sea el contenido concreto de ambos términos, sus
rasgos ideológicos y la composición real “material” a la que refieran, depende de la
lucha hegemónica y en particular de cuál es la demanda que ha articulado al resto y ha
dividido el campo político, funcionando como “frontera” o, como lo hemos llamado en
otro lugar dimensión ganadora (Errejón, 2011).
El enfoque sobre el "populismo" que utilizamos es el que entiende al mismo como una
forma particular de construcción política, no como un contenido, sin pretender dar por
cerrada una discusión que es cada día más amplia pero manteniéndonos muy alejados
del uso periodístico del término, pensamos que este enfoque es sumamente valioso para
describir alguno de los rasgos centrales de la hegemonía del MAS en Bolivia.
En esta investigación nos interesa comprender los mecanismos de articulación que están
detrás de la identidad oficialista en Bolivia. Hemos sostenido en otros lugares que el
partido de Gobierno, el Movimiento Al Socialismo, ha construido su hegemonía
mediante un discurso “nacional-popular indígena” que identifica a un heterogéneo
conglomerado social de grupos subalternos como el núcleo y la mayoría de la nación,
11
Para resúmenes recientes sobre los debates conceptuales ver: (Mackinnon y Petrone 1998), (Canovan,
1999), (de la Torre 2000), (Aboy Carlés 2001), (Laclau, 2005), (Panizza, 2005), (Freidenberg 2007).
Algunos títulos representativos del renacer de las discusiones sobre fenómenos populistas son: (Zúquete,
2007), (Mouffe, 2009), (Reyes, 2009). Sobre el “populismo” en la región latinoamericana ver:
(Mackinnon y Petrone, 1998), (Raby, 2006), (Zanatta, 2008), (de la Torre y Peruzzotti 2008).
8
destinado a dirigir el proceso de refundación institucional que adecúe las estructuras
estatales a la composición social del país (Errejón, 2010). Este discurso se fraguó en las
luchas contra las reformas neoliberales, y vinculó a sectores muy diversos en la “ruptura
populista” (Laclau, 2006) que hizo quebrar el sistema político descalificado como
“elitista”, “racista” y “corrupto” (Dunkerley, 2007). El MAS, que funcionó como
catalizador de la cadena de demandas sociales frustradas en una identidad popular,
interpeló a los sectores empobrecidos y subordinados en tanto que indígenas, pero al
mismo tiempo y de manera más general, y para asegurarse preeminencia nacional, en
tanto que “bolivianos”.
Esta es sin duda una transformación con respecto a los marcos culturales de la protesta
durante el llamado “Ciclo Rebelde” (Cabezas, 2007), con un mayor peso del indianismo
y de la etnicidad como matriz comunitaria desde la que contestar al Estado “liberal y
colonial” (Prada, 2006), (Rivera, 2007), (Hylton y Thomson, 2007). Pero la llegada al
Gobierno del MAS, el proceso constituyente y la gestión del Estado han matizado
algunos elementos de su discurso y enfatizado otros. En este texto se defiende, por
decirlo en forma breve, que en esa transformación se evidenció que en el discurso
oficialista la “indigenidad” es más la forma profunda de denominar a los excluidos, que
un intento por postular lo “indígena” como una pertenencia esencial y necesariamente
opuesta al capitalismo y la colonialidad.
Hipótesis de la investigación
Así, nuestra hipótesis de partida es la que sigue:
La interpelación étnica en el discurso oficialista en Bolivia tiene más que ver
con una articulación de las demandas frustradas de los excluidos que con una
recuperación o actualización de una esencia india que haya dormitado durante
siglos. En ese sentido, se puede afirmar que lo “indio” es el nombre de la nueva
identidad popular hegemónica en Bolivia a condición de reconocer que se
resignifica en un sentido nacionalista.
9
Al mismo tiempo, queremos conocer qué reordenación del campo político ha supuesto
la integración, en el oficialismo, de la etnicidad en el discurso nacional-popular: cual ha
sido la reacción de los actores políticos que se autoidentifican como “indianistas” y que
en buena lógica deberían rechazar esa recuperación de lo indio, y cual es el rol principal
que ocupa la “particularidad” indígena en el “universal” pueblo.
Identificamos así lo “nacional-popular” y lo “indígena” como subidentidades al interior
de la identidad hegemónica oficialista. Somos conscientes de que no todos los que se
adscriben a las primeras se adscriben a la segunda, pero en general las fugas son
mínimas y, de momento, políticamente irrelevantes, salvo en algunos casos y sólo a
escala local. Hemos de advertir además que no entendemos las dos subidentidades como
compartimentos estanco cerrados que se suman aritméticamente –se yuxtaponen- en el
discurso del MAS, se trata de dos “procesos de identificación” (Hardin, 1995), (Castillo,
2005) que se entrelazan en la nominación radical del pueblo indio y pobre como el
corazón de Bolivia.
El siguiente gráfico expresa la articulación de las dos subidentidades al interior de la
identidad oficialista que tiene como significantes centrales “Pueblo”, en tanto que
nombre de la construcción subjetiva, y “Proceso de cambio”, como el horizonte político
y la demarcación fundamental en torno a la que se agrupan los partidarios y detractores
del Gobierno de Evo Morales. El discurso que hemos definido como nacional-popular
indígena construye así un campo político, el oficialista, amplio y heterogéneo, en el que
conviven dos identidades hoy convertidas en “subidentidades” en la medida en que se
mueven dentro de los parámetros de la identidad principal oficialista.
10
Gráfico 1: Articulación de identidades en el campo político oficialista.
Fuente: Elaboración propia.
Con esta investigación pretendemos conocer las tensiones al interior del campo
oficialista de esas dos subidentidades, que fueron articuladas durante la ruptura
populista con el sistema político anterior en una operación contingente y, por tanto,
susceptible de ser mantenida, subvertida o desgastada. De la salud de esta articulación
dependerá en gran medida la capacidad del Gobierno de Morales para mantener sus
inéditos niveles de apoyo electoral y la alianza amplia y transversal que le asegura un
respaldo popular relativamente transversal –más que ninguna otra fuerza política
anterior, en todo caso- a las diferencias campo-ciudad, oriente-occidente u otras locales
o gremiales menores (Stefanoni, 2002).
La posibilidad del discurso oficialista de mantener la articulación entre las dos
subidentidades dependerá en gran medida del sentido y la eficacia de las políticas
públicas que desde el Estado busquen satisfacer las demandas de los muchos sectores
sociales hoy integrados en el oficialismo. No todas ellas son compatibles, y algunas
llegan incluso a entrar en franca tensión: como las aspiraciones al desarrollo nacional
apoyadas en la nacionalización de los hidrocarburos y la reinversión estatal del
excedente en diversificación industrial, con los deseos de preservación a toda costa del
ecosistema, el cambio de modelo civilizatorio y de consumo y el desarrollo de formas
de vida comunitaria más integradas con la “Pachamama”.12
12
Pablo Stefanoni realiza un buen resumen de estos debates en su texto: “Las tres fronteras de la
revolución de Evo Morales: Neodesarrollismo, decisionismo, multiculturalismo” (2007), a pesar de su
explícita toma de postura en la discusión. Para una perspectiva opuesta, ver Prada (2006). Un abanico de
estas posiciones al interior del oficialismo puede encontrarse en el libro “Balance y perspectivas.
Intelectuales en el Primer gobierno de Evo Morales” (Svampa, Stefanoni y Fornillo (eds.), 2010)
Identidad oficialista:
(Proceso de cambio)
Subidentidad
nacionalista-popular.
Subidentidad indígena.
11
Sin embargo, la capacidad hasta ahora de Evo Morales y su Gobierno de evitar esas
disyuntivas e inscribir sus diferentes actuaciones en una narrativa que las presenta como
mutuamente compatibles e incluso convergentes no debe ser despreciada. Hasta ahora
ha sido exitosa, lo que constituye una demostración de la importancia crucial del estudio
de las relaciones de articulación al interior del campo hegemónico para poder
comprender su funcionamiento interno y adelantar escenarios posibles de futuro.
Por otra parte, el artículo pretende, mediante el estudio de caso de la hegemonía del
MAS, realizar una modesta contribución al desarrollo de la teoría del discurso y la
hegemonía en un campo que ha recibido escasa atención: qué sucede al interior de la
hegemonía una vez desplegada, cual es la relación de articulación entre sus
componentes internos una vez que el “afuera constitutivo” ha sido políticamente
derrotado o marcadamente debilitado por su aislamiento y marginalización. Hasta ahora
este enfoque teórico ha tenido más éxito explicando las “rupturas” que las
continuidades, la subversión del sentido instituido que los procesos constantes de
institución de un nuevo sentido común que asegure estabilidad política y fije las
posiciones de los actores. Esperamos por tanto que esta investigación sirva tanto a los
estudiosos del proceso político boliviano como a los interesados en los conceptos
teóricos de identidad, discurso y hegemonía.
3. Diseño de la investigación
3.1 Metodología
El método principal empleado es el de Key Informant Interviewing, de acuerdo con la
formulación de este modelo por Lofland y Lofland (1995), destinada a privilegiar las
representaciones del mundo que los propios actores dan.
Se realizaron entrevistas focalizadas en profundidad a “creadores de discurso”:
miembros de las élites políticas bolivianas o intelectuales vinculados a actores políticos
relevantes (Della Porta, 1998).
12
Las entrevistas partieron del modelo de focused interview de Merton y Kendall (1956),
pero estaban semi-estructuradas para revestir más la forma de una conversación pautada
que de un conjunto de preguntas y respuestas regidas por un cuestionario.
Vallés (1999: 184) resume las características particulares de este tipo de entrevista,
según lo desarrollan los propios Merton y Kendall (1956: 541). De entre ellas, destaca
especialmente la “posición ventajosa” que tiene el entrevistador con respecto al
entrevistado, como resultado de su estudio previo de la situación específica y la
derivación de hipótesis de ese análisis (Vallés, 1999: 184). Gracias a esta ventaja, las
respuestas de los entrevistados pueden ser consideradas como material de estudio y no
meramente como información para la aproximación al estudio. Este es un punto de
partida necesario para una investigación orientada por una óptica teórico-metodológica
basada en la performatividad del discurso.
En la entrevista semi-estructurada en profundidad, las preguntas orientaban la discusión,
pero no la determinaban. Así se consiguió facilitar, dentro de unos parámetros
preestablecidos, una cierta flexibilidad que permita que el entrevistado construya su
discurso con relativa libertad. (Blee y Taylor, 2002) De esta manera, se puede apreciar
tanto lo que los actores dicen de si mismos y del contexto político, como la forma en
que lo dicen y, de importancia crucial, lo que no dicen.
Esta es una técnica que Dexter (1970) recomienda especialmente para el trabajo con
élites. En su obra “Elite and Specialized Interviewing” (1970) propone un modelo más
flexible de entrevista para aquellos sujetos especialmente informados o “expertos” sobre
la cuestión central de la entrevista. Con ellos, afirma, no tendría sentido imponer un
esquema rígido de preguntas y respuestas, por el contrario:
en las entrevistas a élites […] el investigador está gustoso y a menudo deseoso
de permitir que el entrevistado le enseñe cuál es el problema, la pregunta, la
situación… (Dexter, 1970: 5)
Se trata de un método especialmente pertinente para el análisis de discurso a través de
su formulación en destacados dirigentes políticos o intelectuales, pues supone un marco
13
en el que los entrevistados, seleccionados precisamente por su conocimiento e
implicación directa en el proceso político examinado, pueden expresarse con comodidad
y modificar, a medida que van hablando, los puntos de partida del entrevistador.
(Vallés, 1999: 196-197) Lo más importante en esta investigación ha sido asegurar que
los entrevistados tenían la mayor libertad para revelar los marcos discursivos que
orientan, definen y marcan su papel político: la definición del problema, la atribución de
causas y responsables, la postulación de un sujeto colectivo que lo pueda solucionar y
las medidas para realizarlo.
El guión que orienta todas las entrevistas está conformado por tres grupos principales de
cuestiones:
1) En primer lugar se le pide al informante que se identifique, especificando su
profesión y /o cargo político. Esta es una pregunta que deja libertad para que algunos
entrevistados respondan con su formación académica, otros con su cargo institucional y
otros con su responsabilidad sindical.
2) En segundo lugar se formulan 6 preguntas. Las tres primeras tienen que ver con
cuestiones identitarias; las dos siguientes preguntan sobre las características del pueblo
boliviano y sus adversarios; la última es una previsión general de la situación:
- ¿Cuál es el estado de la tensión, para algunos constitutiva de la historia
nacional, entre las regiones y el Estado?
- ¿Cuál es el papel de la dimensión étnica en la refundación nacional?
- ¿Cómo se entiende el mestizaje en la Bolivia de hoy?
- ¿Quiénes conforman el pueblo al que se apela desde El Gobierno y el MAS?
- ¿Quiénes constituyen los adversarios para la emancipación del pueblo y cuáles
son las características de la opresión aun vigentes?
- ¿Hacia dónde se dirige el proceso?
14
Figura nº 2: Desarrollo de las entrevistas semi-estructuradas.
Bloque 1
Identificación
Personal
Bloque 2
Cuestiones
Identidad
Bloque 3
Pueblo y
Adversarios
Bloque 4 Previsión
Fuente: Elaboración propia.
Esta técnica permite comprender la lógica política interna de los actores, sus
representaciones del contexto político y de los demás actores situados en él. Se evita así
posicionar al investigador por encima de los sujetos políticos estudiados, a los que se
atribuirían percepciones, intenciones y estrategias no explicitadas por ellos. Esta es una
perspectiva epistemológica que puede comportar un sesgo neocolonial distorsionador de
los resultados, especialmente en su aplicación por parte de investigadores pertenecientes
a universidades europeas o norteamericanas sobre “objetos de estudio” en los países del
llamado Sur Global13
. Evitando cualquier atribución externa de sentido a los actores, se
escapa también del peligro de estigmatizarlos no como sujetos políticos a explicar sino
como agregados de conductas psicológicas a analizar. Por el contrario, es necesario un
acercamiento que privilegie la expresión de los actores en un contexto lo más amplio y
libre posible para la revelación de sus definiciones –“procesos de enmarcado”- de la
realidad. Las entrevistas semi-estructuradas constituyen entonces una técnica
especialmente adecuada para un análisis discursivo que se centre en comprender el
impacto de las formas de representar la realidad y de atribuirle significado político a
diferentes objetos, con voluntad hegemónica (Borio, Pozzi y Roggero, 2004).
Lo relevante, para una investigación centrada en la performatividad del discurso en
contextos de conflicto político, no es la veracidad o la eticidad de los enunciados, sino
su eficacia política. La siguiente cita, aunque aplicada a la sociología política
constructivista, es perfectamente aplicable a esta investigación:
13
Para un acercamiento a las implicaciones epistemológicas del enfoque descolonial, ver (Cairo y
Mignolo, 2008)
15
Al sociólogo no le interesa si el enunciado del actor es verdadero o falso; lo que
le interesa es si tal enunciado tiene éxito social y a través de qué mecanismos y
en qué condiciones se produce y reproduce ese enunciado y cómo ese enunciado
influencia el comportamiento de los actores (Pérez-Agote, 1989: 187; Citado en
Cabrera, 1992: xvii).
La perspectiva desarrollada hasta ahora ha destacado que los diferentes elementos de la
realidad constituyen condiciones de posibilidad que se movilizan y adquieren
significado político a través de su articulación en discursos determinados.
3.2 Los entrevistados: élites políticas e intelectuales generadores de
discurso
El concepto que preside nuestro diseño metodológico es el de “intelectual orgánico”, de
relevancia central en la teoría gramsciana de la hegemonía. Numerosos estudiosos, con
diferentes intensidades y técnicas, del análisis del discurso (Cabrera, 1992), (Hunt,
Benford y Snow, 1994), (Cabrera, 1992), (Donati, 1992), (Della Porta, 1998) (Martí,
2004), (Tarrow, 2004), (Máiz, 2004; 2007) coinciden en señalar el rol central de los
intelectuales y líderes políticos como generadores de discurso, que a su vez produce
alineamientos políticos, seleccionando, filtrando, resignificando y movilizando
diferentes elementos de lo social (Mercadé, 1982: 85).
Por lo tanto, un estudio sobre la hegemonía tiene necesariamente a las élites políticas e
intelectuales orgánicos como informantes clave o key informants.
Se entrevistó a nueve líderes políticos o intelectuales, seleccionados por su peso
específico en organizaciones relevantes del campo político oficialista boliviano, en el
que entendemos coinciden todas las posiciones y autores que identifican –aún con
diferentes críticas y matizaciones- la llegada al Gobierno de Evo Morales con un
momento refundacional del país protagonizado por la emergencia de las mayorías
empobrecidas e indígenas. Por ello no hace falta que muestren un apoyo entusiasta al
Gobierno, ni el hecho de que le realicen fuertes críticas es en absoluto un criterio de
16
exclusión. En la medida en que esas críticas se producen dentro del imaginario y con el
lenguaje “del proceso de cambio”, entendemos que son movimientos al interior de la
hegemonía oficialista. Este espacio conviven los miembros del partido de Gobierno
(MAS), los trabajadores de la administración pública y los militantes de los sindicatos,
gremios y organizaciones indígenas que apoyan al Gobierno.
Todos los entrevistados son “intelectuales orgánicos” dentro de organizaciones políticas
centrales en las dos subidentidades identificadas al interior del oficialismo: la
nacionalista y la indianista. En todos los casos se trata de figuras destacadas en el
proceso de generación, formulación y puesta en marcha de definiciones compartidas de
la realidad política, participando del proceso constante de competencia, negociación y
choque discursivo que, para el proceso de articulación estudiado, se producen al interior
del campo oficialista.
Figura nº 3: Líderes políticos e intelectuales entrevistados.
Nombre del/a
entrevistado/a
Cargo político u
ocupación
Fecha y lugar de la
entrevista
Juan Ramón Quintana Director ADEMAF14
7 de octubre de 2010.
Despacho Director
ADEMAF
Elizabeth Salguero Asesora Ministerio de
Justicia y Ministerio de
Exteriores (actualmente
Ministra de Culturas)
8 de octubre de 2010.
Residencia particular
David Crispín Dirigente CONAMAQ15
11 de octubre de 2010.
Residencia particular
Javier Lara Dirigente CONAMAQ 11 de octubre de 2010.
Residencia particular
Gabriela Montaño Senadora del MAS por el
departamento de Santa
Cruz
15 de octubre de 2010.
Despacho en el Senado
Simón Yampara Delegado de Fomento para 19 de octubre de 2010.
14
Agencia para el Desarrollo de las Macroregiones y las Fronteras. 15
Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu..
17
la Interculturalidad
Alcaldía de La Paz
Alcaldía de La Paz
Sacha Llorenti Ministro de Gobierno 25 de octubre de
2010.Despacho Ministro
Pedro Nuni Diputado Nacional.
Dirigente CIDOB16
26 de octubre. Congreso
Nacional
Claudia Peña Viceministra de
Autonomías (actualmente
Ministra del área)
27 de octubre de 2010.
Ministerio de Autonomías
Fuente: Elaboración propia.
4. Análisis de discurso: la articulación al interior de la identidad
oficialista
En el marco de las Jornadas “Pensado el mundo desde Bolivia”, organizadas por la
Vicepresidencia del Estado Plurinacional de Bolivia, en marzo de 2008, Álvaro García
Linera le preguntaba a Ernesto Laclau si:
“¿solamente es posible construir el pueblo en momentos de crisis, de
interpelación, en los momentos de desinstitucionalización? (…) si no es posible
pensar en la creación de un pueblo a partir de un Estado y si no es función del
Estado moderno, capitalista, en su consolidación, crear un tipo de pueblo?”
(García Linera, 2010: 199).
García Linera terminaba señalando que aunque era probable que no se tratase del mismo
pueblo - construido por la cadena equivalencial durante el momento rupturista-, sin
embargo sería pueblo “al fin y al cabo”. Sin embargo, el contenido concreto de esta
articulación no es una cuestión menor, ni de matiz: marca de forma definitiva la
orientación ideológica de la identidad oficialista, su capacidad de interpelación y la
negociación de las tensiones entre los diferentes sectores agregados en su interior. Ésta
es una cuestión que, como ya ha señalado Gerardo Aboy (2001, 2010), atañe de forma
16
Es la Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia.
18
crucial a la relación entre el “momento” de ruptura populista y su institucionalización
posterior.
Algunos de nuestros entrevistados, la mayoría, coinciden en la apreciación que formula
el vicepresidente; con valoraciones diferentes, consideran que el pueblo construido
alrededor del “momento rupturista” -al cual en algunos casos se añora- y el pueblo
construido a partir del Estado tienen características distintas. No cuesta observar que
existe una tensión entre estos dos grupos, por ejemplo quienes se muestran más
decepcionados con la “construcción del pueblo desde el Estado” son los líderes e
intelectuales indígenas, algunos de los cuáles desempeñaron funciones en el aparato
estatal, y que tienen a bien reivindicar su rol , individual o colectivo, en las luchas de los
sectores subalternos de los años anteriores; esto contrasta con el relativo entusiasmo del
resto de los entrevistados, la totalidad de los cuales desempeña funciones en la
administración pública y ,aunque también entienden que el proceso no está exento de
fricciones y tensiones ,se muestra optimista en cuanto a su resolución futura.
El pueblo construido desde el Estado y el pueblo del momento rupturista. La
caracterización de Aboy Carlés sirve bien para explicar esta tensión -en su continuo
movimiento pendular y redibujar la frontera: “el populismo es una forma específica de
negociar la tensión irresoluble entre una ruptura fundacional y la aspiración a
representar al conjunto de la comunidad” (Aboy, 2010:8). En este sentido, es difícil
apreciar diferencias al hablar de la consolidación del pueblo desde el Estado y de la
construcción de la comunidad organizada -institucionalización en construcción.
De la misma manera que existen muchas reservas y críticas a la relación, demasiado
carnal -prebendal- para algunos, entre movimientos sociales y Estado, también un
excesivo protagonismo de éste en la construcción del pueblo, en un país con una densa
tradición corporativa, genera ciertas antipatías entre algunos de los entrevistados.
En el extremo de una visión crítica, David Crispín considera que el pueblo –indígena-
está siendo engañado “porque el Gobierno ha cooptado a los líderes que no les cuentan
a sus bases la verdad, son en realidad líderes decapitados porque tienen más interés en
una pega que en estar con las bases”. Entiende que el otro motivo relevante por el cual
19
el pueblo indígena aún mantiene su apoyo al Gobierno es porque “a Evo lo ve igual, por
el color de piel, originario” (Crispín, entrevista).
Simón Yampara , en una línea similar, se esfuerza en señalar que el MAS no representa
al pueblo, que se trata de cosas distintas, con intereses diferentes. Para Yampara el
populismo de Evo va contra el pueblo:
“(…) uno de derechas, que representaba Víctor Paz Estenssoro y otro de
izquierdas, que es Evo, lo que él hace no es pensamiento aymara. Ni siquiera
tiene un modelo propio, hablan de socialismo, luego de capitalismo andino –
amazónico, todas importaciones de Europa” (Yampara, entrevista).
Considera que el gobierno del MAS se inscribe en la tradición homogeneizante de la
Revolución del 52, apenas con cierto barniz étnico, palabra que también rechaza:
“Lo étnico no significa nada para nosotros, nosotros no hablamos de étnico,
otros lo hacen, en todo caso lo étnico es un concepto antropológico - etnológico
y que tiene por objeto representar a las minorías, pero aquí nosotros somos
mayoría” (Yampara, entrevista).
Un “nosotros” que para él ya no representa el MAS, a quien le vaticina un destino
similar al del MNR17
: “pero el MNR también creyó que se iba a quedar siempre, y paso,
igual el MAS va a pasar, lamentablemente mientras tanto todas las trasnacionales que
actúan siguen ganado la misma plata cubiertas por esta careta”. Sin embargo no es fácil
encontrar, o construir, el sujeto colectivo que “salde el tinku histórico que aún queda
pendiente” (Yampara, entrevista).
Las anteriores son las respuestas más beligerantes que hemos obtenido, sin embargo,
cabe subrayar que estas opiniones encuentran un eco tímido, incluso entre sus propias
organizaciones – David Crispín es parte del CONAMAQ18
. Es evidente que al interior
17
MNR: Movimiento Nacionalista Revolucionario. El principal partido político del país durante el siglo
pasado. Promotor y protagonista de la Revolución de 1952. A favor, o en su contra, se articulaban el resto
de las opciones políticas durante los 50 años siguientes a la Revolución del 52. 18
CONAMAQ fue constituido el 22 de marzo de 1997. ´Principal organización indígena del occidente del
país. Es parte destacada del Pacto de Unidad, acuerdo que suscribieron las principales organizaciones
20
de las mismas existen posiciones divergentes, en algunos casos claramente enfrentadas,
sin embargo, por ahora, la línea oficial ha sido la de respaldo al MAS. Como veremos
más adelante, es probable que los acontecimientos relacionados con la construcción del
camino que unirá Villa Tunari con San Ignacio de Moxos, carretera que atravesará el
TIPNIS19
, profundice, al menos en lo que a la CONAMAQ se refiere, estas tensiones
internas.
El resto de las respuestas se sitúa claramente al otro lado. La mayoría de las mismas se
inscriben, con mayor o menor claridad, en la tradición nacional popular, una de las
respuestas más elocuentes en este sentido es la que da Sacha Llorenti cuando se le
pregunta por cómo se entiende el mestizaje hoy en Bolivia:
“Hay, creo, dos niveles de identidad, uno más particular, sedimentada,
diríamos, que es el indígena: si naci en Carahuara, mi identidad se reconoce
con ese lugar. Y otra mestiza, boliviana. Es perfectamente conciliable ser
aymara y ser boliviano. Esta identidad boliviana asume bien la diversidad y
tiene al castellano como idioma vehicular” (Llorenti, entrevista).
Llorenti no sólo no reniega de la identidad boliviana, ni del mestizaje - casi una palabra
prohibida para Yampara- sino que considera que, gracias al proceso de cambio que vive
el país, ser aymara y boliviano no son identidades excluyentes. La identidad boliviana
habría asumido por fin, y como un valor, su diversidad.
¿Y cuáles son las características de ese pueblo que reconoce ya su diversidad inscrita
en la - nueva- identidad boliviana? Para Llorenti el pueblo boliviano lo componen:
sociales el país, son parte del mismo la CIDOB y las Bartolinas, entre otros. Tienen como tareas el
impulsar conjuntamente sus demandas y principalmente la organización de la Asamblea Constituyente
Soberana, en corto plazo y en condiciones de amplia participación social, como un espacio institucional
para impulsar reformas profundas a la estructura del Estado boliviano. Una vez promulgada la CPE , su
relación, tanto interna como con el Gobierno ha vivido fuertes tensiones. 19
TIPNIS: Es el Territorio Indígena y Parque Natural Isiboro Sécure, situado entre los departamentos de
Cochabamba y Beni, tiene doble protección, por su condición de parque natural y por el hecho de ser un
territorio indígena reconocido por el Estado. La polémica se produce porque el Gobierno ha dado el visto
bueno al proyecto de construcción de una carretera que una Villa Tunari, en el Chapare cochabambino,
con San Ignacio de Moxos, en el Beni, el trazado planteado atravesaría el TIPNIS. Esto ha encontrado la
oposición de buena parte de los indígenas que allí viven y de organizaciones ecologistas y políticas del
país, reclaman la realización de una consulta de carácter vinculante. Por su parte el Gobierno subraya su
disposición a dialogar pero considera la construcción de la carretera como una prioridad nacional y si bien
está de acuerdo en realizar la consulta, niega que la constitución contemple la misma como vinculante.
21
” (…) el sector mayoritario, el que conforman los despreciados por el Estado.
Están los indios, los mestizos, los desempleados, las mujeres y otros sectores.
Los que no tenían entrada en esa estructura de poder que se guiaba por un
criterio de lengua castellana y piel blanca. Ahora sin embargo los vemos como
participes del proceso, mira la composición del gabinete, hay ministros que son
profesores, mestizos, líderes indígenas, etc.” (Llorenti, entrevista).
De esta manera, todos los que se encontraban al margen de los consensos de la
“democracia pactada” - las mayorías sociales ahora mayorías políticas- son parte del
pueblo boliviano y son los conductores del proceso de cambio. El pueblo está
finalmente bien representado en la administración del Estado. Y en esta nueva manera
de gestionar las cosas, el papel de la dimensión étnica es muy importante, según
Llorenti, sobre todo en la función que cumple para “ver más allá de la democracia
representativa, con sus ejemplos de democracia directa que son parte de sus raíces y está
en la esencia de sus tradiciones. Es importante el revalorizar lo indígena y reafirmar sus
identidades” (Llorenti, entrevista).
Al ser preguntada por la composición del pueblo, Elizabeth Salguero apuntaba a un
tema que nos interesa:
“El pueblo lo constituyen las grandes mayorías de excluidos, los más pobres,
que por lo general son los indígenas, son las clases desposeídas, que además
tienen también tensiones internas, como entre los sindicatos (la figura del
campesino) y los indígenas” (Salguero, entrevista).
En este sentido la tensión interna entre campesinos e indígenas es uno de los elementos
más problemáticos que el Gobierno del MAS tiene que gestionar, consideramos que el
éxito de su articulación hegemónica se libra, en gran medida, en saber mantener los –
precarios- equilibrios que existen entre estos dos actores fundamentales del proceso de
cambio.
Este es probablemente el motivo fundamental por el que la controversia alrededor del
TIPNIS emerge como principal escenario de conflicto en un futuro próximo; aquí se
22
discute, en un marco más amplio, la tensión entre dos modelos: uno calificado de
neodesarrolista y otro más cercano a posiciones más ambientalistas de respeto irrestricto
a la Pachamama.
En este debate lo que se entiende por “plurinacionalidad” y “Vivir Bien” son dos de los
elementos discursivos que podemos considerar que empiezan a estar en pugna, o al
menos es lo que pretende la nueva oposición, la que se opone al Gobierno sin negar los
logros del proceso de cambio - una vez derrotada la “derecha regionalizada” (Errejón,
2010b) que fracasó en su intento de monopolizar la demanda autonómica. Porque como
ya hemos visto cualquier oposición política que aspire a cierto grado de éxito en la
interpelación no puede hacerlo sin moverse dentro de los marcos que el Gobierno del
MAS ha puesto en vigencia : cabe recordar que la “plurinacionalidad” y el “ Vivir
Bien” no ocupaban sitio ni en las discusiones en los cafés durante el régimen anterior.
Ahora bien, por ahora, es probable que llegar a hablar de pugna por los significados,
resulta quizás algo exagerado.
El Gobierno procura acompañar todas sus iniciativas jurídicas o de políticas públicas de
desarrollo promoviendo la idea del “Vivir Bien”, sin por esto dejar de subrayar como
prioritaria la necesidad de un proceso de industrialización. El Vicepresidente García
Linera ha señalado que estamos ante una de las contradicciones fundamentales que
atraviesa el proceso, la que se da “entre la necesidad y voluntad de industrialización de
las materias primas, y la necesidad imprescindible del “Vivir Bien” entendido como la
práctica dialogante y mutuamente vivificante con la naturaleza que nos rodea.” (García
Linera, 2011: 63) Sin embargo, en los últimos meses la naciente, aunque pequeña,
oposición al interior del MAS - quienes rápidamente pasan al status de disidentes - y sus
ex aliados del MSM20
han empezado a criticar al Gobierno señalando que traiciona los
postulados que dice defender , y que no estaría implementando el Estado Plurinacional
Comunitario desobedeciendo, de esta manera, el mandato constitucional ; argumentan
que , en el mejor de los casos, la acción gubernamental estaría dejándose llevar por una
inercia desarrollista que tendría como único objetivo implementar un capitalismo de
Estado.
20
Movimiento sin Miedo. Partido político liderado por el ex alcalde de La Paz, Juan del Granado,
actualmente, sigue gestionando el municipio. Fue socio del MAS durante 5 años, su ruptura se produjo de
cara a las elecciones municipales y departamentales de abril de 2010. Se reivindica como parte del
proceso de cambio.
23
Las diferencias en las respuestas de nuestros entrevistados permiten dibujar con más
claridad estas posiciones enfrentadas. Juan Ramón Quintana señalaba como objetivo
fundamental:
“en lo económico, vamos a la industrialización, probablemente a otras
nacionalizaciones, es fundamental desarrollar la base industrial, fomentar las
inversiones” (Quintana, entrevista).
Interrogado también por el futuro del proceso, Sacha Llorenti subrayaba que:
“en lo económico, se trabaja por la industrialización y la redistribución de la
riqueza. Seguir con las transferencias sociales, proyectamos el seguro
universal” (Llorenti, entrevista).
Por último, aunque en este caso se hace una mención breve al “Vivir Bien”, Elizabeth
Salguero apunta a objetivos similares a los dos anteriores:
“En lo económico, hay que hacer un replanteamiento estructural del modelo
económico, implementar nuevos criterios para evaluar el funcionamiento de la
burocracia, hacer que deje de ser un lastre administrativo financiero. Crear
empresas estratégicas. Todo esto desde un enfoque del vivir bien, un nuevo
planteamiento para un vivir bien de todos los hombres y mujeres del país”
(Salguero, entrevista).
Vemos que lo prioritario es cumplir las tareas de modernización pendientes del Estado
boliviano. Modernización en construcción que es uno de los temas recurrentes en el
discurso del Presidente Evo cuando menciona como tarea urgente la construcción de un
satélite, o pone énfasis en la articulación caminera del país, o sueña con pastores
bolivianos que estén comunicados por una amplia red de telefonía móvil. La tarea
pendiente, después de hecha la nacionalización de los hidrocarburos, es industrializar
esos recursos para obtener mayores beneficios económicos y profundizar la distribución
de los recursos.
24
Son estas ideas las que para otros, como Yampara, traicionan a la Constitución Política
y se constituyen en obstáculos para la emancipación del pueblo:
“El principal adversario es la colonialidad, ese sistema exógeno, sea
capitalismo o socialismo. Tenemos la necesidad de generar modelos propios.
Por ejemplo hablando sobre el monismo jurídico, el capital te deja encerrado
con la propiedad privada, sobre eso quieren hacer dar vuelta todo: Derecho-
Capital-Propiedad Privada, esta relación la garantizan desde la ONU hasta las
leyes estatales. Nosotros tenemos modos alternativos de pensar, reivindicamos
el plantear modelos propios, la autodeterminación y la autonomía en la gestión
de los recursos económicos, no modelos foráneos de desarrollo” (Yampara,
entrevista).
En lo que a la plurinacionalidad se refiere David Crispín critica con severidad al
Gobierno porque entiende que:
“si no hay autonomía indígena originaria no podemos hablar de Estado
Plurinacional, no existe el Estado Plurinacional, tiene que haber una restitución
de los territorios (…) por ejemplo, cuando nos dice que tendremos 7 diputados
indígena originarios en la Asamblea pero en eso no toma en cuenta, no respeta,
nuestras costumbres, porque esos diputados solo pueden ir si van por el Partido,
así se está vulnerando la ley” (Crispín, entrevista).
La polémica que Crispín señala al final fue, sin duda, uno de los hitos en la tensión entre
el Gobierno y los pueblos indígenas, en este caso sobre todo los pueblos del Oriente. El
tema en cuestión era su petición de obtener una representación parlamentaria particular.
Quien abanderó la pugna con el Gobierno fue la CIDOB21
y después de un largo tira y
afloje, en el que incluso se derramaron lágrimas en televisión, finalmente la CIDOB, a
pesar de haber salido perjudicada de la negociación, no rompió , como amenazó en
varias ocasiones, el pacto con el Gobierno y cedió en sus planteamientos iniciales. La
capacidad hegemónica de restañar heridas por parte del Gobierno parecería gozar de
21
Se constituye en 1982 como central de pueblos y comunidades indígenas del Oriente Boliviano, es sin
duda la más representativa de las organizaciones de los indígenas de tierras bajas. Es parte del Pacto de
Unidad.
25
buena salud ya que la valoración que hace Pedro Nuni sobre este mismo tema es
bastante diferente a la que hace David Crispín:
“La dimensión étnica ha tenido un papel fundamental. El indigenismo ha hecho
que los invisibles aparezcan, y no solo eso, que sean protagonistas del cambio.
La NCPE ha hecho justicia ha antiguas demandas, se ha reconocido como
modelo el Vivir Bien, y, esto es muy importante, los territorios autónomos sin
desconocer por eso el Estado Unitario” (Nuni, entrevista).
Nuevamente es la CIDOB, ahora en el asunto del TIPNIS, quien está en una posición
contraria al Gobierno. Este tema, como decíamos anteriormente, se perfila como el
escenario de pugna más relevante a corto plazo. En este debate, ya para terminar, no
podemos dejar de mencionar un reciente documento, que con el título de “Por la
recuperación del proceso de cambio para el pueblo y con el pueblo” acaban de publicar
algunos destacados intelectuales, en su mayoría ex funcionarios del Gobierno del MAS,
pidiendo, entre otras cosas: la conformación de una “Coordinadora Plurinacional de la
Reconducción”, desarrollar colectiva y participativamente una agenda económica
productiva para salir del modelo extractivista, construir el Estado plurinacional
comunitario y autonómico efectuando transformaciones institucionales o la aprobación
de la Ley de la Madre tierra.
Aunque el texto pone énfasis en sus críticas a la, según ellos, errónea implementación y
desarrollo de la plurinacionalidad y del Vivir Bien por parte del Gobierno, tiene, de
manera consciente o no, como apuntaba Pablo Stefanoni, muchas más críticas con
“contenido nacionalista democrático”. Porque, como apunta Stefanoni, “Es obvio que la
propuesta de endurecer las posiciones ante las transnacionales requiere un Estado más
fuerte, no más débil, y que tal objetivo no parece muy consistente con la propuesta de
destruir el Estado-nación” (Stefanoni, 2011).
El Vicepresidente García Linera ha respondido a las críticas en una reciente publicación
donde señala a los autores como mera “conciencia desdichada de la derecha política
restauradora” (García Linera, 2011). Y hasta ahora no se sabe que ninguna de las
organizaciones sociales relevantes del país haya suscrito el documento. Desde luego no
lo han hecho las que conformaron el Pacto de Unidad, y en nombre de quienes hablan
26
con frecuencia algunos de los firmantes del documento sobre la reconducción. Si, como
dice David Slater, “las luchas sociales pueden considerarse como guerras de
interpretación” (1998, citado en Álvarez y otros 1998:7), parecería que la emergente
oposición al MAS se mueve, al menos por ahora, mejor entre los manifiestos que en la
calle.
5. Conclusiones
Este trabajo se ha centrado en el estudio del Movimiento Al Socialismo en tanto que
identidad política: como el nombre -masistas, se les llama a sus seguidores- que recibe
una construcción discursiva relativamente nueva, que incorpora, reinterpreta y articula
elementos culturales disponibles en la historia política de Bolivia.
En concreto, se identificaba que, en las movilizaciones contra las políticas de ajuste
neoliberal, se había producido una confluencia entre el nacionalismo revolucionario y el
indigenismo/indianismo. Se trata de dos narrativas, o marcos de interpretación, que
ofrecen una lectura determinada de ciertas precondiciones sociales que filtran, ordenan
y movilizan. Partíamos de la premisa de que no sólo no hay nada de natural en esta
confluencia, sino de que se trata de un hecho inédito en la historia política del país, fruto
tanto de la concurrencia paralela de las reivindicaciones antineoliberales con las
reivindicaciones anticoloniales en la impugnación del sistema político durante el ciclo
de acción colectiva contenciosa 2000-2005, como de una práctica discursiva concreta
que apuntaba a su confluencia, posteriormente cristalizada, tras el acceso al poder
político, en tanto que identidad “oficialista”, que identificaba los intereses de la nación
con los de los grupos sociales empobrecidos y racializados como “indios”.
La capacidad política, electoral pero también de negociación de las fricciones al interior
de sus filas, del gobierno y sus bases sociales depende por tanto, en una medida
relevante, de la gestión de la convivencia o articulación de estas dos culturas políticas o
“subidentidades” –nacionalista popular e indigenista/indianista- al interior de la
identidad oficialista. Este es, por tanto, un tema relevante de estudio, que puede ofrecer
un complemento necesario a las investigaciones centradas en cuestiones exclusivamente
27
electorales, institucionales o de organización interna de partidos y/o movimientos
sociales.
Las herramientas de la Discourse Theory, operacionalizadas a través del análisis de
marcos, han sido aplicadas a las nueve entrevistas realizadas en La Paz, Bolivia, a lo
largo de octubre de 2010. El resultado de las entrevistas permite en primer lugar
confirmar la existencia de la tensión, al interior del oficialismo, entre la identidad
indígena y la identidad nacionalista. Si esta es una tensión aún en gran medida larvada,
que no se manifiesta con mucha frecuencia en la discusión pública, resulta evidente para
todos los dirigentes e intelectuales políticos entrevistados, que no dudan en señalarla
como una de las posibles líneas de quiebra de un bloque político masista de una
amplitud inédita desde la vuelta de la democracia liberal a Bolivia.
En segundo lugar, del análisis de las entrevistas y su codificación según los parámetros
del marco teórico neogramsciano empleado, se puede extraer la conclusión de que las
fricciones entre nacionalismo popular e indigenismo/indianismo se están resolviendo
claramente a favor del primero. Esta es una denuncia permanente en las entrevistas a
destacados líderes indianistas. Pero es aún más evidente en el discurso de los dirigentes
oficialistas que, desde posiciones más cercanas al nacionalismo, pretenden que la
convergencia de ambas “subidentidades” en el oficialismo se ha producido por la
ampliación del nacionalismo “plebeyo” con la incorporación en su seno de las
demandas colectivas de los pueblos indígenas: en esta formulación parece claro que la
narrativa común es el nacionalismo boliviano, que funcionaría como superficie de
inscripción para otras propuestas como el indigenismo/indianismo, en una ampliación
que lo reforzaría. De la consistencia de este equilibrio dependerá por tanto tanto el vigor
de la hegemonía oficialista como la salud de sus alianzas con los movimientos sociales.
Esta conclusión permite afirmar, por tanto, que por debajo de las declaraciones oficiales
y la nueva simbología del Estado, la pugna entre ambas “subidentidades” existe y se
está gestionando a favor del nacionalismo político, que está integrando en su interior en
forma subordinada –no sin resistencias- al indigenismo/indianismo político. Este
imaginario ha suscitado el apoyo de un amplio bloque social identificado con la
refundación nacional bajo el protagonismo de los sectores históricamente subalternos,
indígenas y empobrecidos.
28
Las políticas públicas y el modelo de desarrollo económico promovido por el Estado
boliviano, aunque no son objeto de análisis de esta investigación, parecen converger con
la tesis postulada en las conclusiones de este estudio. Las instituciones económicas del
Estado boliviano, concebido en el imaginario oficialista como motor de desarrollo
económico, retención del excedente procedente de la exportación de materias primas
poco elaboradas, y redistribución de la renta nacional, han optado de forma evidente,
cada vez que se han visto en esa tesitura, por el neodesarrollismo frente a las
apelaciones a anteponer el derecho de comunidades indígenas y de la “Madre Tierra”, a
menudo calificadas por intelectuales del oficialismo como un “repliegue corporativo de
los movimientos sociales”. Nuestro trabajo contribuye a explicar políticamente las
razones de esta orientación en las políticas de desarrollo.
El trabajo apunta en una línea interesante de desarrollo: el estudio de las identidades
políticas. Esta se ha demostrado una vía fértil para aprehender la dinámica política en
Bolivia, tanto en su sistema político como al interior del campo oficialista. Sucesivas
investigaciones pueden encontrar una interesante senda de desarrollo en el análisis de la
relación entre la narrativa oficialista y sus políticas públicas, por una parte, o en la
reconfiguración o disolución de la identidad oficialista en pugna con una previsible
regeneración opositora.
29
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