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DIVISIÓN DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANIDADES. DEPARTAMENTO DE FILOSOFIA. LA PRENSA CATÓLICA FRENTE A LA MODERNIDAD PORFIRIANA, 1876-1911. TESIS QUE PARA OPTAR POR EL GRADO DE LICENCIATURA EN HISTORIA PRESENTA: MAXIMO ROA LEÓN. ASESOR. MAESTRO. CARLOS CASTRO OSUNA. NOVIEMBRE DE 2004.
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DIVISIÓN DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANIDADES.
DEPARTAMENTO DE FILOSOFIA.
LA PRENSA CATÓLICA FRENTE A LA MODERNIDADPORFIRIANA, 1876-1911.
TESIS QUE PARA OPTAR POR EL GRADO DE LICENCIATURA ENHISTORIA PRESENTA:
MAXIMO ROA LEÓN.
ASESOR. MAESTRO. CARLOS CASTRO OSUNA.
NOVIEMBRE DE 2004.
AGRADECIMIENTOS:
AL MTRO. CARLOS CASTRO OSUNA POR SU GRAN COMPRENSIÓN Y APOYOEN ESTE TRABAJO.
A MI SEÑOR PADRE PATRICIO ROA POR SU GRAN APOYO QUE ME BRINDOTODOS ESTOS AÑOS, Y A MI ABUELO ELEAZAR ROA POR SU PENSAMIENTODE CAMPESINO RENEGADO E IDEAL DE SUPERACIÓN, AL AFIRMAR QUE ERAMEJOR UN LICENCIADO QUE UN CAMPESINO Y QUE SE CONCRETAN EN ESTETRABAJO.
A TODOS MIS AMIGOS QUE SIEMPRE HAN ESTADO CONMIGO EN TIEMPOSDIFÍCILES Y DE ALEGRIA Y AQUELLOS COMPAÑEROS QUE DE ALGUNA UOTRA MANERA CONTRIBUYERON A MI FORMACIÓN PROFESIONAL.
1
INDICE
INTRODUCCIÓN.................................................................................................................3.
I. LA REPUBLICA..............................................................................................................16.
El constitucionalismo...........................................................................................................20.
El congreso...........................................................................................................................31.
La democracia......................................................................................................................35.
II. LA SECULARIZACIÓN DE LA SOCIEDAD............................................................. 46.
La educación laica................................................................................................................49.
El matrimonio civil..............................................................................................................64.
La beneficencia pública.......................................................................................................69.
III. EL PROGRESO............................................................................................................74.
La urbanización...................................................................................................................77.
Embellecimiento de la ciudad.............................................................................................84.
La salud pública..................................................................................................................89.
IV. LAS MASAS Y LA REALIDAD PORFIRIANA.......................................................93.
La insalubridad pública.....................................................................................................101.
Los caminos......................................................................................................................114.
La mortalidad...................................................................................................................118.
V. CONCLUSIÓN..........................................................................................................122.
2
VI. APÉNDICE DE DOCUMENTOS ..............................................................................137.
VII. MAPAS......................................................................................................................145.
VIII. FUENTES.................................................................................................................151.
IX. BIBLIOGRAFÍA........................................................................................................152.
3
INTRODUCCION.
El periodo del porfiriato es uno de los temas históricos de México en los cuales se
han invertido una gran cantidad de estudios que, sin duda, lo describen como el
oscurantismo o la Edad Media de México, claro esta en términos peyorativos.
También es el periodo en el cual surge bastante polémica en torno a la conducción
política de Porfirio Díaz y su estilo de gobernar, así como la introducción del país al
concierto mundial en términos económicos y políticos, se habla sobre la modernidad si esta
se dio o no en el periodo del presidente Díaz y si se dio de que manera y hasta que punto,
en sí, es un periodo en el cual sus detractores han querido oscurecerlo por cuestiones
políticas sin tratar de explicarlo en sus justas dimensiones.
Los ideólogos revolucionarios sobre todo trataron de enterrar a un régimen de por sí
caduco políticamente para justificar y legitimar el nuevo gobierno que ellos representaban,
sin importar los logros que este gobierno hubiera alcanzado en materia económica, política
y social.
No es el objeto de este trabajo justificar o resaltar las buenas nuevas adquiridas por
este gobierno, sino rescatar un grupo social mayoritario en la sociedad porfiriana sobre
todo antagónico a las disposiciones del gobierno de Porfirio Díaz para que arroje luz en la
explicación de la sociedad porfiriana referente a la modernidad de ésta y se pueda llegar a
la objetividad de manera satisfactoria, dejando hablar a este grupo y no al discurso
gubernamental que por cuestiones obvias en ocasiones raya en el auto elogio.
Escogí este periodo de la historia de México porque creo que todavía hay mucha
tela de donde cortar pero sobre todo por el grupo social que seleccioné, que son los
católicos.
4
Los católicos fueron un grupo social caracterizado por ser conservador y renuente a
los cambios, pero sobre todo un grupo que no estaba de acuerdo con un régimen que los
excluía de la participación gubernamental y que se auto excluían políticamente; de esta
manera analizando a este grupo podremos saber que tanto éxito tuvo el gobierno de Porfirio
Díaz en su política de modernizar al país y de que forma lo percibió la sociedad católica y
la sociedad civil en general.
Según Roger Hansen para que una sociedad sea moderna deben existir cinco
elementos y estos son: la industrialización, la secularización, la urbanización, la educación
y los medios de exposición masiva1 y yo agregaría en el ámbito político la democracia, los
derechos del hombre, así como su representación política y las instituciones
gubernamentales.
¿Era realmente moderna la sociedad católica durante el Porfiriato?¿Si más del 90%
de la población era católica se podría hablar de que la sociedad porfiriana era moderna y, al
mismo tiempo que logros obtuvo con la modernización?.
El problema de este trabajo es pues si la sociedad católica era moderna o vivía
modernamente y como se percibía así misma.
La hipótesis de este trabajo es que los católicos tuvieron una postura y una actitud
ambigua frente a los embates modernizadores del gobierno de Porfirio Díaz y es que
mientras veían con buenos ojos la industrialización, la urbanización así como los logros del
desarrollo económico, por otra parte no les gustaba mucho las ideas de la democracia y sus
resultados, así como una constante y sistemática secularización de las instituciones y la
sociedad porfiriana.
1 Roger Hansen, La política del desarrollo mexicano, México, Edit. Siglo XXI, pp. 130.
5
Por lo tanto de manera indirecta también suponemos que fue una modernidad
limitada solo a las capas elitistas sin beneficios concretos a la mayoría de la población y eso
se explica en sus dos vertientes, la aceptación que se tiene en abstracto de la idea de
modernidad y los resultados o beneficios concretos de esta modernidad, digna de un
periodo en transición en donde lo característico son más bien los elementos en pugna de lo
tradicional y lo moderno.
El objetivo general es analizar la posición de los católicos ante los constantes
cambios y transformaciones de la Ciudad de México que provocó la modernidad y las
políticas públicas de estas características, y a la vez describir de que manera fueron
recibidas las propuestas de gobierno y sus innovaciones.
El objetivo particular es descubrir por medio de la prensa católica la posición del
pueblo católico referente a las políticas públicas de modernización tales como la
secularización, la urbanización y las instituciones del gobierno y su discurso sobre la
democracia, representación política y derechos del ciudadano.
Contexto.
El Porfiriato se ha caracterizado por ser un parte aguas en la historia de México y
es que con insistencia se dice que en este periodo se inaugura la sociedad moderna
mexicana. En el ámbito político se adopto la democracia, se dejo atrás otras formas de
organización política que para la fecha ya parecían arcaicas, se defendieron los derechos del
hombre, pero sobre todo los derechos políticos como el votar o ser votado, se habla ya de
ciudadanos.
En el ámbito económico hay grandes logros, se empieza a industrializar el país pero
sobre todo las grandes ciudades son las que empiezan a crecer moderadamente, los
6
transportes también sufren una evolución, se mejoran las carreteras y se abren nuevas, el
transporte de carga por animales de tiro es remplazado paulatinamente por el ferrocarril, se
acelera el intercambio de bienes y servicios, se incrementa la circulación de las personas y
como resultado, se reproduce una gran migración interna. Los grandes capitalistas ponen
sus ojos en un país que empieza a desarrollar todo su potencial de materias primas,
recursos minerales y recursos humanos, en si, se piensa que en realidad se dejó atrás a una
sociedad tradicional, arcaica y rural.
No obstante que la mayoría de la población trabaja en el campo, tenemos un gran
crecimiento en la industria y en el sector servicio, elemento este último digno de una
economía moderna, la sociedad misma es muy dinámica ya que empiezan aparecer centros
urbanos receptores de migrantes y en donde se refleja principalmente en los estados del
centro del país y el norte, así como en la misma ciudad de México
“Las migraciones nos hablan de cambios y rupturas importantes, desprendimientosde viejos vínculos solidarios y comunitarios; debilitamiento de mecanismos dedominación social, como el peonaje por deuda y el tributo personal; formación deun mercado de trabajo y de bienes que tendía a liberar al individuo de la usura eltrabajo forzado y formas usureras de aparcería, mediería y arriendos”.2
La economía creció comparándola con el periodo anterior, en el rubro de las
exportaciones e importaciones de bienes y servicios se vio un incremento significativo, para
Alicia Hernández Chávez este crecimiento tuvo que ver más con el vínculo de lo
internacional que con las políticas económicas del gobierno que quedaron cortas con una
sociedad cambiante y dinámica.
En los inicios de nuestro periodo tenemos que las Leyes de Reforma comienzan
hacer estragos dentro de nuestra sociedad de antiguo régimen, la secularización se empieza
a sentir en todos los ejes rectores del gobierno sobre todo en la organización social, el
2 Alicia Hernández Chávez, México, breve historia contemporánea, México, FCE, 2000, p. 258.
7
registro civil, las casas de beneficencia, los cementerios, la educación laica y obligatoria
etc. En si resultados de la separación Iglesia-Estado.
En la educación también hubo grandes cambios sobre todo cualitativos ya que se le
quita el monopolio de la enseñanza a la iglesia y los resultados se dejan ver inmediatamente
y es que “la educación pública fue la gran divulgadora de los valores laicos y republicanos
que impulsaron la dinámica social. La difusión de estos valores fue pausada, pero culminó,
ya entrado el siglo XX, en una sociedad con grandes sectores secularizados”.3
La urbanización es sin duda un claro ejemplo de la modernidad porfiriana empero
limitada a los centros urbanos, en éstos empezamos a ver un gran ensanchamiento de las
manchas urbanas, y al mismo tiempo un crecimiento de su misma población que se explica
por las migraciones internas, por ello se trata de embellecer a las ciudades con los
ornamentos más modernos y dignos de ciudades industrializadas.
Aparece la electricidad y con ello los transportes que utilizan este tipo de energía, se
trabaja en el ensanchamiento de las calles y avenidas para una mejor circulación de
transportes y personas, se trata de higienizar a la misma ciudad y su población con una
política de prevención, se crean los códigos sanitarios más modernos de la época, en fin
grandes cambios que no tienen precedente.
En lo tocante a los medios de comunicación masivos tenemos un gran cambio de
paradigma en el concepto del periódico o los diarios informativos, para los dueños de los
medios de información su deber ya no sólo es informar como se venía haciendo por muchos
años, sino que la circulación del periódico es prioritaria y con ello bajaran los precios, en si,
no es sólo informar sino también vender, lo que provocará la aparición del amarillismo
informativo, no obstante que la mayoría de la población es analfabeta.
3 Ibidem. Pp. 265.
8
El Espacio
La Ciudad de México pese que al inicio del Porfiriato representa a una pequeña o
mediana ciudad, ésta entrara en un crecimiento desmedido provocado por la naciente
industrialización y migraciones internas haciendo que se expanda geográfica y
demográficamente, representado el paradigma de una ciudad industrializada.
Es en la ciudad que se irán concretando las grandes innovaciones y los nuevos
cambios que traía consigo la modernidad, pues, esta representa a la capital del país pero
sobre todo la imagen del régimen.
“Es por ello que bajo su tutela (de Díaz) se reorganizo de manera exitosa, quizá porprimera vez en la historia del México independiente, el espacio citadino. Seestablecieron sus límites y alcances y se designo una política urbanizadora ordenadaque abarco diferentes rubros entre los que se encontraban el saneamiento, laconstrucción de una red hidráulica, la extensión de los servicios de limpieza, agua yelectricidad y el asfaltado de sus principales calles y avenidas”.4
Políticamente también se organizó a la ciudad para dar mejor funcionamiento a la
administración de la capital y con las herramientas que la modernidad ofrecía se empezó a
urbanizar de manera coordinada y planificada a una ciudad que empezaba a fundar nuevas
colonias, “en general se advierte un crecimiento sostenido de la ciudad, tanto en términos
espaciales como demográficos y de infraestructura, revelador de la importancia que tenía y
que fue consolidando la capital política de México”5
Este estudio se centra específicamente en la ciudad de México, por una parte
debido a la naturaleza de esta investigación ya que la modernidad se concretó más en las
ciudades que iban en crecimiento y por lo tanto representaban problemas de organización
4 Lilian Briseño Senosiain, Lo particular y lo social en el porfiriato: la vida diaria en la Ciudad de México1877-1911, tesis de doctorado en Historia, UNAM, 2002, pp. XI.5 Op Cit. Senosiain, pp.XIV.
9
en todos sus aspectos, y por otro lado debido a que la mayor parte del país tenía la
característica de un mundo rural.
El Tiempo
Afortunadamente hoy se acepta el mínimo que pueda tener de subjetividad un
trabajo en cuanto a elección del tema sin que por ello se critique a toda la obra, con esto
quiero decir que escogí a los sujetos de estudio, los católicos, por creer que sólo habían
aportado oscurantismo y retraso en la sociedad como algunas afirmaciones y opiniones lo
suponen.
No obstante el objeto de la investigación ha aportado resultados diferentes y por ello
se escogió este periodo en el cual se ven los primeros índices de modernidad en el México
independiente que comienza en la segunda parte del régimen de Porfirio Díaz.
La larga permanencia en el poder de Porfirio Díaz (34 años) permitió que se
concretaran muchos proyectos, se incentivó la penetración sistemática del capital extranjero
y por ende la explotación de la riqueza nacional en varios ámbitos, principalmente los
minerales, se construyó una gran red de ferrocarriles que organizarán un mercado interno y
fomentarán el comercio exterior, principalmente estas vías férreas se comunicarán a las
vías comerciales del país vecino; se incrementó la influencia cultural francesa en la ciudad,
con el fin de equipararse a la sociedad europea, estos son algunos de los puntos más
importantes del régimen del Porfiriato. “Contrastando con los gobiernos que le
antecedieron, fue tan prolongada la estancia de Porfirio Díaz en el poder que los proyectos
10
temporales se fueron convirtiendo, todos, en planes a largo plazo, lo que permitía iniciarlos
y concluirlos”6.
No obstante las grandes obras realizadas en este periodo la población no se
beneficio de manera homogénea y al mismo tiempo la ciudad de México ya presentaba
problemas inherentes a la modernización como la separación abismal entre un grupo elitista
beneficiario de los logros de la industrialización y las grandes masas cada vez más
desposeídas y desamparadas, síntomas que estaban a la altura de una sociedad capitalista y
moderna como las grandes ciudades de Europa y los Estados Unidos donde la
proletarización de la sociedad era una constante, por ello es que:
“La ciudad de México (…) experimentó una remodelación que implicó, entre otrasmuchas cosas, la construcción de los sistemas de desagüe y drenaje y mejorescondiciones sanitarias en los mercados y rastros, en los hospitales y cementerios.(…) Se trataba de arreglar problemas seculares de una ciudad que presentaba callesinmundas y anegadas, atarjeas infectas, carestía de agua potable, insalubridad yalimentos contaminados, con las consecuencias lógicas en los índices de morbilidady mortandad de la población”.7
Con la legislación porfiriana en materia de salud, el gobierno trató de acabar con
todos estos males y para ello creo el Código sanitario de 1891y 1894 que sancionaría las
infracciones, de esta manera, nuestro hilo conductor se centra en lo que los católicos
llegaron a opinar sobre las disposiciones del gobierno en materia de secularización,
urbanización y política moderna, todos elementos de la modernidad, pues provocaban
constantes cambios que sufría una ciudad y sociedad que entraba al mundo del progreso
material.
De esta manera veremos que ante los constantes cambios, obras monumentales y
nuevos servicios públicos la población tenía reacciones, iban desde la simple apología hasta
6 Op Cit. Senosiain, pp.XIX.7 Ibidem. Senosiain, pp.XXIII.
11
las críticas atinadas y por supuesto algunas recomendaciones de las que los católicos
fueron protagonistas.
Nuestra metodología consistirá básicamente en el análisis e interpretación de
editoriales y artículos periodísticos de la prensa católica durante nuestro periodo, en este
análisis tomaremos como primer punto toda critica referente a las instituciones publicas que
estén encargadas de la organización social, de la urbanización y la secularización, de esta
manera podremos contrastarlo con las estadísticas del gobierno y la opinión de la población
en general, el segundo punto se enfocara a los logros obtenidos por el gobierno por medio
de estas instituciones y de que manera lo recibía la prensa católica y por ultimo analizar por
que no, las alabanzas y proposiciones que la prensa católica le sugirió a estas instituciones
con el fin de mejorar o reconocer su labor en al ámbito de la modernidad.
.
Arquitectura
Con el gobierno de Díaz se inicia un proceso de transformaciones que cambiarán la
forma de vivir y percibir de al menos una parte de la población, se ha entrado a una etapa
de industrialización que aunque no fue homogénea y no todos se beneficiaron, esta no tiene
precedentes en la historia de México.
Con ello la elite gobernante, los empresarios y sobre todo liberales así como
particulares, tratarán de ir transformando a la sociedad para que vaya paralela a la nueva
modernidad e industrialización del país, se tratara de reorganizar los espacios en la ciudad.
“Para los hombres de la época, modernidad involucraba una serie de transformaciones. En
el Plano político, lo moderno eran las instituciones y las ideas propias de la doctrina liberal,
tales como el constitucionalismo, la división de poderes, el sistema electoral, la
12
representación política, la igualdad jurídica y la garantía de los derechos individuales”.8 Al
igual que la razón y el raciocinio, así como el individuo que representará el eje rector de la
vida pública y privada.
El crecimiento de la ciudad también obligó sobre todo al gobierno a planificar y
modernizar sus instituciones para que pudieran hacer frente a las nuevas necesidades de la
sociedad porfiriana, en la cual se estaban alterando sus costumbres y quizás hábitos por los
nuevos espacios y paisajes diferentes que provocaba la modernidad. De esta forma “los
legisladores se esforzaron para que los mexicanos fueran trabajadores, ahorrativos
respetuosos de la propiedad, limpios, moderados en sus hábitos, responsables de su familia,
que vistieran de forma decente o que se divirtieran de forma sana”9.
Pero también la misma sociedad exigió apoyo y demandó servicios cuando el
gobierno se veía incapacitado para hacerlo o había descuidado determinado ámbito, o en su
defecto la sociedad católica reprochaba la actitud del gobierno por medio de la crítica, en
este sentido “al comenzar el gobierno de Porfirio Díaz en 1876, era claro ya que los
católicos estaban socialmente activos y que no cejarían en formar la conciencia de los
mexicanos y bregar por una relación de mayor peso tanto ante el Estado, como en su trato
directo con el pueblo católico del país”10.
“En este periodo la ciudad no sólo fue un ámbito de progreso y de bienestar, o noconstituyo exclusivamente un escenario preso de la modernidad. Subsistían barriosinundados, sin pavimentación, oscuros, insalubres, peligrosos; grupos marginadosde los beneficios de la modernidad, entre ellos obreros que trabajaban prácticamenteel día entero por un jornal miserable; mendigos que tenían como habitación lascalles de la ciudad. Así la urbe fue, ante todo, un espacio de contrastes y dediferencias. Además, las instituciones y las ideas modernas, acogidas por algunos
8 Claudia agostini, Modernidad, Tradición y Alteridad: la Ciudad de México en el cambio del siglo, XIX-XX,México, UNAM, 2001, pp.5.9Ibidem. Agostini, pp. 11.10 Brian Connaughton. El catolicismo Social en México: teoría, fuentes e historiografía, Monterrey, AIH,2000, pp. 134.
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sectores de la sociedad, no terminaron de un día para otro con el Méxicotradicional”.11
Aquí es donde cobran relevancia los católicos por sus opiniones en materia de
progreso material y salud pues, “la trascendencia de las decisiones políticas y las formas de
vivir se conforman en los discursos de la prensa, son una punta de la madeja que le impone
a la población ilustrada un concepto de salud, la enfermedad y la trascendencia de lo
moderno en una manera de curar”12.
En el primer capitulo se verán las instituciones políticas, como el congreso, los
derechos políticos de los ciudadanos y la tan mencionada democracia, todos elementos de
la modernidad y de cómo los católicos percibieron, adoptaron o aceptaron estos nuevos
elementos que eran contrarios a sus doctrinas.
En el segundo capitulo veremos la secularización no sólo de las instituciones
educativas sino también de la sociedad y de cómo reaccionaron los católicos frente a este
elemento que los excluía en la organización e influencia sobre la sociedad.
En nuestro tercer capitulo trataremos la urbanización, el saneamiento e
higienización de la ciudad, y lo cual nos lleva a su ensanchamiento, mejora y
embellecimiento de ésta, la importancia que con lleva esto era poner a la ciudad de México
a la vanguardia de las grandes urbes capitalistas y sentir que la modernidad era sinónimo de
la ciudad, así leemos en los periódicos católicos la preocupación de estos por que “raras
veces se lee algo que pueda poner al publico al tanto de lo que adelanta el desagüe, la cual
11 Op cit. Agostini, pp. 13.12 Sergio López Ramos, Prensa, Cuerpo y Salud en el siglo XIX Mexicano 1840-1900, México, Porrua, 2000,pp. 29.
14
obra es la única esperanza de salubridad que tiene esta capital y por ende de su rápido
progreso y desarrollo”13.
Como se puede ver claramente los católicos por medio de su órgano periodístico
denunciaban las irregularidades cometidas por los órganos de gobierno encargados de la
higiene de la ciudad y era una constante la de sacar a la luz pública las irregularidades
hasta que se regularizara el servicio, de esta manera vemos que los católicos jugaron un
papel activo y reprobaban enfáticamente la falta de servicios que exigía una ciudad y una
sociedad moderna, a la vez que participaban en la política de manera indirecta en sus
criticas acertadas.
Por último tendremos un cuarto capitulo donde concretamente veremos los
resultados o la falta de resultados de la modernidad sobre la sociedad civil en general, a
través de los diarios católicos.
Nuestras fuentes están conformadas por la hemerografía del siglo XIX y XX de
carácter religioso, y estas son: El Tiempo que fue fundado por el católico y laico Victoriano
Agüeros, “colaboraron en él Eustaquio O’Gorman, Francisco Mesa Gutiérrez, Francisco
López Carvajal, Ricardo Jiménez (Pbro.), José de Arriola, José Joaquín Arriaga, Alejandro
Villaseñor, Manuel G. Revilla, francisco Pascual García y Trinidad Sánchez Santos todos
ellos prohombres del partido conservador”14. Este periódico atacó el liberalismo y el
laicismo.
La Voz de México órgano aproximado a la ortodoxia católica y gran critico de los
católicos liberales y por último El País que al final de su era es el periódico con mayor
13 La Voz de México, 16 de octubre de 1891.14 Salvador Novo, El periodismo en México, México, UNAM, 1980, pp234.
15
circulación, todos ellos de corte católico, pero sobre todo independientes del gobierno,
pertinentes para nuestro caso.
16
I. LA REPUBLICA.
El sistema republicano como tal representaba un avance en la forma de hacer
política adoptado por el gobierno de Porfirio Díaz a la vez este le fue heredado de la
República Restaurada, esto no fue del total agrado de la mayoría de la población católica
porque era una forma de gobierno impuesta por los liberales, no obstante, en un principio
los católicos entraron al juego republicano recién llegado al poder Porfirio Díaz, pero esta
postura cambio cuando vieron que no tenían posibilidades de ganar.
¿Los católicos estuvieron de acuerdo con el sistema republicano como una forma de
política moderna? La hipótesis de este trabajo es que los católicos tuvieron una postura y
una actitud ambigua frente a los embates modernizadores del gobierno de Porfirio Díaz y a
la vez fueron los críticos más acérrimos del sistema, denunciando los límites de esta
modernidad. Su renuencia aceptar los principios de la modernidad fue debido a la
imposición de éstos de manera unilateral, y su posición se volvió más ambigua cuando
alcanzaron una gran aceptación entre la elite porfiriana.
El objetivo de este capitulo es describir la postura de los católicos frente a la
república y explicar sus causas.
“El liberalismo del siglo XIX fue un conjunto de ideas políticas que vieron su
formulación clásica como ideología en los años 1820-1840 y su cumplimiento en la
constitución de 1857 y en las Leyes de Reforma”15, estas ideas sobre todo provocaron la
inestabilidad política durante la mayor parte del siglo y por la cual pelearon en contra no
sólo los conservadores sino también la Iglesia católica y los católicos.
15 Charles A. Hale, La transformación del liberalismo en México a fines del siglo XIX, México, Edit. Vuelta,1991, pp. 15.
17
“En el meollo de la idea liberal estaba el individuo libre, no coartado por ningúngobierno o corporación, e igual a sus semejantes bajo la ley. En la esfera política, loprimero que había que hacer para alcanzar este ideal era poner límites a la autoridaddel gobierno central mediante las restricciones legales de una constitución escrita.La protección de las libertades civiles, la creación de las institucionesrepresentativas, la separación de poderes, el federalismo y la autonomía municipalse volvieron metas importantes. Tales garantías e instituciones constitucionalesservían para proteger al individuo contra el despotismo. En resumen elconstitucionalismo era uno de los principales ingredientes del programa liberal”.16
Durante la mayor parte del siglo XIX se superponían dos corrientes de
pensamientos, la liberal y la conservadora, el programa político y social de los liberales
llegó a imponerse después del segundo imperio y se desarrolló en el Porfiriato.
“Los liberales negaban la tradición hispánica, indígena y católica; creían en laexistencia de un indomable antagonismo entre los antecedentes históricos deMéxico y su engrandecimiento futuro, y en la necesidad de conducir a la patria porlas vías del todo nuevas de las libertades del trabajo, comercio, educación y letras.La tolerancia de cultos, la supeditación de la iglesia al Estado, la democraciarepresentativa, la independencia de los poderes, el federalismo, el debilitamiento delas fuerzas armadas, la colonización con extranjeros de las tierras vírgenes, lapequeña propiedad, la laicización de la sociedad, el cultivo de la ciencia, la difusiónde la escuela y el padrinazgo de los Estados Unidos del Norte”.17
La corriente perdedora fue la de los conservadores que fue heredada sobre todo a los
católicos en el Porfiriato, la cual nos permitirá entender y comprender la postura que
tomaron los católicos en el devenir histórico del régimen porfiriano, grosso modo son los
antecedentes más inmediatos de nuestro caso.
“Su ideario [de los conservadores] lo sintetizó Alamán en siete puntos: 1 queremos‘conservar la religión católica...sostener el culto con esplendor...impedir por laautoridad pública la circulación de obras impías e inmorales’. 2 ‘Deseamos que elgobierno tenga la fuerza necesaria...aunque sujeto a principios y responsabilidadesque eviten los abusos. 3 ‘Estamos decididos contra él {régimen federal}, contra elsistema representativo por el orden de elecciones...y contra todo lo que se llamaelección popular...’. 4 ‘creemos necesaria una nueva división territorial que
16 Ibidem, pp. 16.17 Luis González, La economía mexicana en la época de Juárez, México, Secretaria de Industria y Comercio,1972, pp.21.
18
confunda la actual forma de Estados y facilite la buena administración’. 5‘Pensamos que debe haber una fuerza armada en número suficiente para lasnecesidades del país’. 6 ‘No queremos más congresos...sólo algunos consejerosplanificadores’. 7 ‘Perdidos somos sin remedio si la Europa no viene pronto ennuestro auxilio’”.18
Para el periodo del Porfiriato tenemos como forma de gobierno una república donde
la división de poderes es de menos de derecho y en donde el régimen tendrá que velar por
una democracia y los valores del ciudadano, elementos que no simpatizan con los
católicos por ser contrarios a su doctrina y estar legitimados precisamente por el
ciudadano como individuo con autonomía y libertad y no por Dios como anteriormente se
venía haciendo y en donde la Iglesia estaba por encima del poder civil. No obstante, “el
intento que hicieron los católicos conservadores para participar en la lucha política en
1877, fue el último que hubo en el siglo XIX. Apartir de entonces(...), mantuvieron una
posición de abstención ante los asuntos políticos”.19
Al no tener protagonismo político los católicos se replegaron de la vida política y
sólo mantuvieron una postura crítica frente al régimen y en ocasiones o en la mayoría de
los casos lamentándose de sus desgracias como grupo frente a la distorsionada vida política
del federalismo y republicanismo de Porfirio Díaz, así opinaban de su sistema:
“En este sistema, la república no es una forma de gobierno, es una negocia dedoctrina, un medio de proselitismo y un arma para el combate; es como el Korán dela incredulidad, como el Islam de la impiedad.Por esto es que la república para esos partidarios no es tal república, ni lademocracia es tal democracia, y ambas no son más que un pretexto para disfrazar auna asociación enemiga ya de toda creencia religiosa”.20
18 Ibidem, pp. 20.19 Jorge Adame Goddard, El pensamiento político y social de los católicos, México, UNAM-IIH, 1981,pp99.20 La voz de México, 28-febrero-1893.
19
Las críticas al sistema orgánico de la nación no son muy serias, en un primer
momento los católicos ven al sistema republicano como una doctrina religiosa de la
competencia y como enemiga particular del cristianismo al comparar a la república con el
Islam y con ello le quitan la categoría de sistema de gobierno, posteriormente harán criticas
ya más centradas en la realidad y sobre todo de la desvirtuación que se hace de la república
por parte del gobierno, así tenemos que:
“La república ha expirado, si acaso tuvo por breves instantes un principio de vida.Aludimos a la forma de gobierno. La democracia es un mito; la constitución,universal, indubrio; los liberales mezquinos partidarios de una política personalista.Muerta la república, queda la dictadura, y, como secreto del poder, la fuerza; lafuerza unida al exterminio para asegurarse una estabilidad mayor o menor en elmando. He aquí la política reinante, que todos los que se vean llamados a lasucesión presidencial han de querer aplicar, llegado el caso.La democracia ha muerto: debemos, pues, pensar seriamente en la forma mejor ymás conveniente de reconstituirnos”.21
Los católicos son de los primeros grupos sociales en ver que el sistema republicano
ha dejado de ser precisamente eso, al denunciar el elemento de la fuerza como el único y
más efectivo del sistema y vislumbrar que cualquiera que llegue a la presidencia tendrá la
tentación de hacer uso excesivo de ese elemento que no representa o caracteriza a una
república y no sólo denuncia sino que intenta hacer propuestas de cómo sería mejor
organizarse políticamente para el país.
“Bastaría ver lo que pasa hoy, por ejemplo en México, dominado por el liberalismo,en donde a nombre de la libertad, no se permite el libre ejercicio del culto católico,no hay libertad de imprenta, ni libertad de enseñanza, ni libertad de nada, -esto es,de nada bueno; - donde la propiedad es vejada, el comercio se paraliza, la industriase entorpece; donde, en fin, la mano de fierro del gobierno en todo interviene ytodo lo aja y lo esteriliza.Ni en tiempos de monarquía, ni en tiempos de dictadura, nunca se había desplegadotanto lujo de despotismo, y del más odioso despotismo, como bajo el sistema liberalen esta república”.22
21 La voz de México, 12-abril-1888.22 La voz de México, 18-julio-1893.
20
Los católicos en un principio reconocieron el régimen republicano pensando que
tendrían oportunidad de ganar como organización política para posteriormente desligarse de
la república por ser este sistema contrario a su doctrina, pero como no lo lograron éstos se
dedicaron a negar constantemente al sistema republicano como una mejor forma de
organización, y en un segundo término su escepticismo se justificó porque sólo veían
despotismo, relaciones personalistas y no institucionales así como también denunciaron un
uso excesivo de la fuerza como elemento característico del régimen.
EL CONSTITUCIONALISMO.
Para Cosío Villegas los grandes críticos de la constitución sólo pudieron venir de
los liberales como Justo Sierra y Emilio Rabasa, los católicos no aportaron mucho con sus
discursos, debido a la falta de objetividad ya que la culpaban de todos los males sin reparar
en los beneficios que garantizaba.
“El congreso constituyente de 1856 y su obra, la constitución del año siguiente, hantenido pocos apologistas a cambio de numerosos críticos. Los más de éstos fueron,y lo son, la iglesia católica y el partido conservador. No sólo antes de su redacción ydurante ella; no sólo cuando su aplicación era cotidiana durante la RepúblicaRestaurada, sino mucho después, cuando, consolidado el Porfiriato, la constituciónera ya una palabra sin sentido alguno, la iglesia católica y el partido conservador leatribuyeron todos los males del país: Su atraso, su pobreza y su ignorancia; elrelajamiento de los vínculos familiares, la desmoralización pública y la inversión detodos los valores morales”.23
De cualquier manera Cosío Villegas comparte su opinión con la de los católicos,
ambos consideraban que la constitución en sus partes orgánicas y dogmáticas no
funcionaban en el régimen porfiriano, no obstante que para Cosío Villegas los católicos no
eran dignos de tomarse en cuenta por sus críticas infundadas.
23 Daniel Cosío Villegas, La constitución de 1857 y sus críticos, México, FCE, 1998, pp. 19.
21
“La verdadera verdad es que la constitución de 1857 no funcionó realmente sino delos años de 1867 a1876 o, un poco complacientemente, hasta 1880; es decir, en elprimer caso, sólo operó 10 años, y 13 en el segundo. No pudo operar antes, porquelas guerras de Tres Años, de Intervención y el Imperio lo impidieron; y ya no pudooperar después de 1876, o de 1880, porque cuando Porfirio Díaz se siente seguro enel poder, la hace a un lado hasta convertirla en una palabra vana y sin sentido”.24
Una constitución escrita donde se sancionaron los derechos y obligaciones del
individuo, como también el sistema republicano y la división de poderes fue otra
característica de la república que no fue del total agrado de los católicos:
“Estaba en juego la constitución del 57: nosotros queríamos hacerla pedazos,impedir que fuera agregada como soberana al monumento de nuestras leyes,nuestros adversarios por el contrario, querían su triunfo y que fuera impuesta alpueblo.Han triunfado: se nos ha impuesto la constitución; nuestros adversarios quedaronvencedores, llevando en sus manos el objeto de la lucha, y debimos aceptar esaconstitución que había costado tantas lagrimas y tanta sangre. En cuanto a nosotros(los católicos) como se comprenderá no podemos levantarnos para defender esaconstitución que lleva los crespones de nuestro duelo: no podemos derramar nuestrasangre para defender lo que nuestros padres odiaron y que fue causa de su muerte;ante el buen sentido y ante la historia y ante nuestra conciencia no podemos sostenerese edificio que aplasta los cadáveres de los nuestros y que nos cubre con su sombrade muerte”25
Los católicos en un principio tuvieron una postura beligerante frente a la
constitución y ante quien se las había impuesto, no podrían reconocerla ya sólo por
cuestiones teóricas sino también por cuestiones históricas al rememorar la lucha de sus
padres en contra del liberalismo, en si un odio enconado que justificaban por ser, según
ellos, los perdedores en un régimen que les había costado la vida. “Irritados están, y hasta
enconosos e insultantes, los idólatras de la constitución del 57, porque los católicos y
conservadores no la incesamos”26, así demostraban su rebeldía frente al régimen porfiriano.
24 Ibidem, pp. 155.25 El tiempo, 23-enero-1892.26 La voz de México, 8-febrero-18885.
22
Las razones que también aducían para no reconocer a la constitución política eran,
pues, que no se apegaba a la realidad social o que sus preceptos eran totalmente ajenos a la
mayoría de la población mexicana, “en setenta y cinco años de ser nación contamos ya
muchas constituciones y estatutos, para la organización de nuestros gobiernos; y al cabo de
tanto tiempo todavía no poseemos una constitución política que sea conforme a nuestra
constitución social, y que no pugne con la religión y las costumbres del pueblo
mexicano”27.
Para los católicos la Constitución era inviable porque no servía a los intereses de
una mayoría católica, por lo tanto debía ser combatida.
“El racionalismo, el naturalismo y el ateísmo, que le dan su carácter propio y su serdistintivo, la hacen de todo punto disonante en un país católico cuyas tradiciones yhábitos debió respetar, cuyas necesidades ha debido satisfacer y cuyos sentimientosy aspiraciones debería precisamente secundar.Nosotros siempre pediremos respeto de las leyes impías o contrarias en principio ala moral, no el que se cumplan, sino el que se deroguen; pues así es tan sólo comose restablece el orden por ellas perturbado, y sólo así se restituirá el imperio de laverdad y de la justicia, cuyo triunfo ha de ser indefectible, pero que sufrelamentables retardos por las debilidades o indebidas transacciones de los queesforzadamente combaten por tan santa causa”.28
También le daban la característica de ser un conjunto de leyes artificiales que iba en
contra de un orden natural y divino hecho por Dios, y odiaban que la constitución estuviera
por encima de la verdad revelada o fuera prioritaria ante los designios de Dios.
“Cuando examinamos la legislación revolucionaria, sea de otros países o delnuestro, notamos que su calidad más principal es la de ser contraria a la ley divina,ya natural, ya revelada. Y ciertamente no admiramos que sean tan funestas estasleyes o constituciones, siendo tan opuestas, al orden natural y divino de todasociedad. Ninguna ley, sea constitucional o secundaria, debe pugnar con la justicianatural, que es la fuente y la norma de la justicia humana”.29
27 La voz de México, 7-febrero –1896.28 La voz de México, 11-febrero-1886.29 La voz de México, 2-julio-1887.
23
La prensa católica sirvió durante el periodo para denunciar la inconformidad de los
católicos con la constitución y sobre todo advertía a sus lectores sobre el discurso del
gobierno sobre ésta, “por mas que en algunos discursos pedantescos se quiera persuadir
que los mexicanos estamos ya muy contentos con la constitución de 1857 y con sus
adiciones reformistas, esto no es la verdad. Después de tanto luchar, el pueblo esta cansado
pero no contento con la reforma y la constitución”.30 Los católicos siempre buscaron de
cualquier manera estar en desacuerdo con el constitucionalismo y para ello se abrogaban el
derecho a ser voceros de la sociedad católica y civil.
Tampoco había límites en los fundamentos utilizados por los católicos para
despotricar en contra del constitucionalismo y llegaron argumentar por demás de forma
racista y en contra del derecho natural que aducían en líneas atrás para justificar la
inoperatividad de la constitución mexicana, pero también se descubre la contradicción en
sus argumentos al equiparar la igualdad política con una igualdad natural y divina, el asunto
es que no estaban de acuerdo en que los individuos de la nación mexicana fueran iguales
ante la ley y los demás y para ello recurren a esto:
“La igualdad política esta basada en la igualdad natural: entre otros de susfundamentos generalmente hablando, no puede haber igualdad natural en donde haydiferencias de raza.En México, como en toda América Latina, Hay dos fuentes de población. La queforma la raza conquistadora, y el pueblo conquistado y muerto en su primitivo serpolítico por su origen, la raza conquistadora es superior a la conquistada.Querer fundar una constitución social basada en la igualdad política en un puebloasí, es un absurdo social, que redunda sólo en ventaja de los más ilustrados y de losmás fuertes”.31
Sin duda, palabras muy fuertes en donde con estos comentarios no se podría hablar
de una verdadera nación.
30 La voz de México, 9-julio-1887.31 La voz de México, 28-noviembre-1888.
24
Una vez más se muestra el discurso bélico de los católicos en estas afirmaciones,
pero lo que ira a incentivar más sus ataques a la constitución será precisamente los
resultados del gobierno porfiriano que cada vez mas se aleja del ideal republicano y en
donde las criticas serán más acertadas y fundamentadas:
“La Carta Magna como pomposamente la llaman los jacobinos, el Folleto comodespreciativamente le llaman los positivistas, La Cartota, como en confianza lellamamos nosotros nos va a proporcionar material para una larga serie de artículosque vengan a probar la profunda verdad que encierra el apogtema del sublime Justo:la nación tiene hambre y sed de justicia.Puede decirse que la gran mayoría de los artículos constitucionales no se respetan.Ninguno de nuestros códigos es tan violado en la practica como este llamado códigofundamental, que no sirve ya más que para deslumbrar a los bobos y para engañar alos extranjeros que no han estudiado el país, haciéndoles creer que somos unasociedad ilustrada, que goza de instituciones más liberales que todas las de la viejaEuropa.Desde su nacimiento empezó la pobre constitución a sufrir violaciones. Sus propiospadres se burlaron sangrientamente de su obra. Sin embargo, conservó por algunosaños cierta respetabilidad. Los ataques que sufría no eran tan directos. Se procuraba,cuando menos, guardar las apariencias, aun cuando en realidad se barrerán suspreceptos.Con el advenimiento al poder del gobierno emanado de la revolución de Tuxtepec,principio el periodo de decrepitud para la constitución, sin que ella hubiera llegado asu mayor edad. 32
La sagacidad con que los católicos vieron el incumplimiento de los preceptos
constitucionales se demuestra en su crítica hacía el régimen porfiriano, más aún le dan muy
poca vida al orden constitucional por ser obsoleto en un gobierno anquilosado en su
estructura política, pero en realidad lo que ven con malos ojos es la gran cantidad de
reformas que se le hace a ésta y con ello tratan de demostrar su inoperatividad, sin tomar en
cuenta que precisamente estas reformas las hacían con el objeto de que se adecuaran a la
realidad.
32 El tiempo, 21-diciembre-1893.
25
“La constitución de 1857, como verruga que se aísla de la circulación con fuertesfildos de hilaza, se cae por si misma, se desprende del organismo nacional.La constitución de 1857 desató una de nuestras más fuertes e inútiles revoluciones.El sufragio libre, especie de asperges universal de derechos, puso las veleidades dela plebe al servicio de la ambición política. Este encontró horizontes abiertos en lospreceptos de elegibilidad, según los cuales cada ciudadano, con estos o aquellosatributos extrínsecos, como la edad, la procedencia territorial, el ejercicio más omenos vedado de las facultades civiles, puede aspirar legal y hasta legítimamente, alas más elevadas magistraturas.Las urnas electorales, en manos del poder reinante, tornáronse en juguetes deprestidigitador, de aquellos que convierten en rosas el agua sucia mal oliente.La nación contempló todas esas supercherías y se abstuvo para siempre de votar, yde su resolución no han sido capaces de sacarla cuantos halagos y seducciones lasintrigas electorales”.33
La constitución política para los católicos es innecesaria a la sociedad en términos
normativos, peligrosa y hasta exagerada en las facultades que le da al individuo y sobre
todo es la culpable de las guerras civiles entre los mexicanos por ello nunca reconocerán el
sistema constitucional.
Pero el interés concreto de los católicos era precisamente las Leyes de Reforma que
sancionaba la constitución de 1857 y las que odiaban tanto porque:
“Nosotros dijimos que ninguna necesidad hay ni ha habido ni habrá de esas leyesque prohíben sotanas, que acallan campanas, que impiden al Sagrado Viático,mostrarse por las calles, etc., etc., que de ninguna utilidad son para el pueblo, queeste las repugna y rechaza como ataques a sus creencias; que para nada influyen enel bienestar social; que en su sobrada observancia se gasta inútilmente el oro, y secompromete inútilmente la paz, e inútilmente también hasta se derrama la sangre”.34
Y sobre todo estas leyes de reforma dictadas en el gobierno de Juárez y llevadas al
rango constitucional con Lerdo de Tejada son la gran preocupación de todos los católicos.
Estas Leyes de Reforma son parte de la constitución de 1857 y consisten en:
“Ley de nacionalización de los bienes eclesiásticos de 12-julio-1859, consistía enque las propiedades religiosas pasaban a la nación, así como la separación iglesia-Estado.
33 La voz de México, 6-febrero-1900.34 El tiempo, 29-enero-1892.
26
Ley del matrimonio civil de 23-julio-1859, creaba el matrimonio civil y era valido ylícito ante la autoridad civil.Ley orgánica del registro civil de 28-julio-1859, instituye a los jueces del estadocivil y se encargara el gobierno de registrar el nacimiento, adopción, matrimonio yel fallecimiento.Decreto de 31-julio-1859, prohibición de toda intervención del clero en loscementerios y camposantos, el poder civil autorizara las inhumaciones y se prohíbenéstas en los templos.Decreto de 11-agosto-1859, declara que días deben tenerse como festivos y prohíbela asistencia oficial a las funciones de la iglesia, se descansara los domingos, añonuevo, jueves y viernes de la Semana Mayor, jueves de Córpus, 16 de septiembre, 1y 2 de noviembre, y 12 y 24 de diciembre.Ley sobre la libertad de cultos 4 de diciembre de 1860, el Estado garantizara el libreculto y a la vez reconoce a la religión católica, cesa el derecho de asilo en lostemplos.Decreto de 2 de febrero de 1861, quedan secularizados los hospitales yestablecimientos de beneficencia, el gobierno se hará cargo de dichos lugares.Decreto de 26 de febrero de 1863, se extinguen en toda la república lascomunidades religiosas”.35
Por ello los católicos tendrán una posición belicista en contra de un régimen
constitucional que norma sobre todo las relaciones sociales de la nación mexicana sin tomar
en cuenta a la religión, y para lograr que estos preceptos constitucionales y sobre todo las
Leyes de Reforma no se cumplan utilizarán todos los medios disponibles así como los
recursos que estén en sus manos:
“No es pues, la Reforma un sistema político, supuesto que transige con todas lasformas de gobierno es una secta enemiga del catolicismo, la cual, para realizar susfines tenebrosos, se sirve de todas las instituciones.Los católicos estamos, pues, obligados a combatir la reforma por todos los mediosposibles: por la tribuna, por el periodismo y la escuela; en el hogar y en la plazapública; en el templo y en las asambleas políticas; y no debemos transigir con ellanunca, porque estamos en posesión de la verdad y la justicia y la verdad jamástransige con el error, que por obtener el triunfo de viles intereses perecederos,sacrifica los verdaderos intereses del hombre, los eternos intereses del alma”.36
35 Felipe Tena Ramírez, Leyes fundamentales de México, 1808-1987, México, Edit. Porrua, 1987, pp. 638.36 La voz de México, 27-febrero-1900.
27
El problema de los católicos es haberse sentido el grupo religioso privilegiado por el
Estado ya que al hacerse las modificaciones en la Reforma se sintieron como el único grupo
atacado por el gobierno y recriminaban las consecuencias del desarrollo político que según
ellos redundaba en ataques a sus creencias y a una desmoralización de la sociedad, esta fue
una constante durante el porfiriato:
“(...) las leyes que tratan de imponerse por la fuerza, las leyes que en momentos deviolencia e irreflexión se dictan, tienen que caer por sí mismas con el tiempo.La libertad de conciencia ha dado lugar a la tolerancia, o más bien dicho,autorización de las falsas religiones, entre ellas la secta masónica que, bajo laapariencia de fraternidad, es la peor enemiga de las sociedades.Pero esa libertad de conciencia también ha sido falseada en las escuelas nacionalesdel gobierno, donde pregonándose una neutralidad religiosa, se propaga el ateísmo.La libertad de escribir ha producido multitud de publicaciones irreligiosas,antisociales y asquerosas que pululan por todas partes, la libre circulación de la hojaprotegida por el mismo gobierno, hoja que va a burlarse de las creencias de loscatólicos, en su mismo hogar, hoja en que la doncella y el niño pueden leer ladescripción minuciosa de todas las llagas que corroen a la sociedad.En vez de celebrar sus bodas de oro, debía ayudársele en sus agonías”.37
En la realidad también se caracterizaron por denunciar los resultados del
constitucionalismo y en este caso la desvirtuación de los preceptos constitucionales que
tomo en el régimen y que en la práctica eran letra muerta y no encajaban en una sociedad
atrasada culturalmente hablando y los mecanismos y medios de que se valía el sistema para
enterrar a la oposición y a todas aquellas personas y organizaciones que no estuvieran de
acuerdo.
“Uno es en efecto lo que dicen los liberales en teoría y otro lo que ejecutan en lapráctica, y cuando por rara casualidad cumplen lo que ofrecen, inicuo y bárbaro loque dicen, es inicuo y bárbaro lo que practican. Desde el año de 1857 están ofreciendo sufragio libre y soberanía popular comodeslumbradora teoría y de entonces aca ni una sola vez se ha llevado esa teoría alterreno de la práctica(...)
37 La voz de México, 2-febrero-1907.
28
Ofrecen la supremacía, o mejor dicho, la preferencia del mexicano sobre elextranjero, y ningún mexicano puede prosperar en su industria o comercio, por lastrabas que encuentra. Prometen como teoría que los estados seránsoberanos(necesidad teórica) y el jefe supremo militar es el que elige a todos losgobernantes. (Cesarismo práctico).Prometen que gobernará el pueblo por su sola voluntad(...) y hasta aquí se nos hagobernado por la fuerza, por la voluntad de un autócrata(...). En teoría ofrecenlibertad a la prensa y en la práctica no sólo apalean a los escritores independientes,sino que subvencionan a los que se venden; es decir que de un modo o de otroacaban con la libertad y la dignidad de la prensa”.38
No obstante estas posiciones radicales y belicistas de los católicos, quizás muy a su
pesar tuvieron que cambiar su postura, cuando el Papa vertió otro tipo de opiniones en sus
encíclicas y gran cantidad de escritos que salían del Vaticano, admitiendo y reconociendo el
sistema liberal como legal y legítimo.
“Los obispos, el clero y la mayoría de los católicos del país, siguiendo las sabiasinstrucciones del ilustre Pontífice, que rige en estos momentos los destinos de laiglesia, con gran beneplácito y admiración de todo el mundo católico, han aceptado,por más que les sea completamente hostil, la legislación que el jacobinismo haimplantado en la nación, a despecho de la mayoría de sus habitantes, queincondicionalmente profesa las creencias de sus mayores”.39
El siguiente documento es más sintomático de su posición ambigua frente al
constitucionalismo y de los mínimos argumento que tienen para hacer una defensa de él, y
sobre todo de admitir la gran importancia de tener una constitución escrita que regulara las
relaciones sociales.
“Los constituyentes de 1857, muchos de ellos buenos cristianos aunquecontaminados con las ideas de falsa libertad importados de Europa, no olvidaron alcomenzar sus tareas legislativas, que había un dios regulador de todas lassociedades y cuya providencia infinita rige los destinos de la humanidad, y por esosu primera palabra al comenzar la Constitución fue una invocación al sagradonombre de Dios en cuyo nombre creían legislar, pero los jacobinos de hoy con una
38 El tiempo, 1-julio-1892.39 El tiempo, 23-julio-1899.
29
labia diabólica quisieran borrar ese bendito nombre, e impotentes para hacerlollegan en su desesperación hasta blasfemar de él.Esos son los que denigran de la constitución, los que después de haber falseado losbuenos aunque pocos principios que encierra, exagerado los falsos y corrompidolostodos, califican de necios a sus autores por haber creído en la existencia de Dios”.40
Posteriormente y haciendo uso de los recursos del antiguo régimen y para que no se
vieran quizás muy incongruentes a la hora de reconocer al gobierno, aducían que el
gobierno era legitimo por venirle la potestad o soberanía por Dios,“el deber de los católicos
residentes en el territorio nacional, mejicanos o extranjeros, es reconocerlo (al gobierno)
como ‘potestad’ y prestarle la obediencia a que por derecho divino estamos
incuestionablemente obligados”.41
El mismo diario escribía que“en resumen, puede afirmarse, con presencia de los
hechos, que por lo tocante a los católicos mejicanos, estaría ya realizado el ideal de los
constituyentes del 57, que es, a no dudarlo, el más alto fin político del gobierno del General
Díaz”.42 Tal vez esta postura este mejor enmarcada en “la política de conciliación con la
iglesia que siguió el gobierno de Porfirio Díaz fue un factor decisivo para que los católicos
conservadores se mantuvieran, desde el punto de vista político, en una actitud pasiva”.43
Esto claro no invalida la posición ambigua de los católicos frente a la república y el
constitucionalismo.
A finales del Porfiriato los católicos tuvieron que cambiar su posición belicista a
una más conciliatoria frente a las Leyes de Reforma claro esta, era más la excepción que la
regla, y en la cual reconocían sin tantas vueltas los logros y resultados concretos sobre la
sociedad, al mismo tiempo que las renegaban.
40 El tiempo, 19-marzo-1899.41 El país, 30-junio-1901.42 El país, 6-julio-1901.43Op, cit. Adame Goddard, pp.100.
30
“En cuanto a nuestras leyes de Reforma, son leyes no de separación(Iglesia-Estado)solamente, sino de restricción, opresión y vejación.No negaremos que las dichas leyes contengan algunos principios y prescripcionesque la conveniencia aconseja y los progresos de la época hacían necesarios, talescomo la secularización de los cementerios, la circulación de la riqueza estancada enmanos de las comunidades, y la prohibición de dejar herencias y legados a losconfesores, para que no abusaran de su sagrado ministerio, y aun el matrimoniocivil, por conveniente para los no católicos. Pero nadie podrá desconocer que al ladode estas disposiciones, las leyes antes dichas contienen otras impertinentes, nimias,opresoras y vejatorias disposiciones de circunstancias, explicables, en época deluchas, rencores y resentimientos; pero absurdas en tiempos normales y depacificación de los espíritus”.44
Por último se reconoce tácitamente que los católicos están dentro del sistema
constitucional, pero no les impide tratar de revocar el sistema con otro tipo de medios y
para ello hacen convocatoria a sus lectores.
“Hay dos palabras que significan ideas opuestas, pero correlativas, y son estas:revolución y reacción. La primera significa, en el lenguaje político, la subversióndel orden natural y divino de la sociedad civil, y la segunda significa elrestablecimiento de este mismo orden social, transtornado e invertido por larevolución.Diez y ocho años contamos ya de vencidos en las batallas y de haber transportadonuestras fuerzas morales al campo constitucional. En él adelanta mucho nuestracausa, desengañando a los pueblos; y en esto nos ayudan admirablemente nuestrosmismos contrarios, con sus teorías insensatas inculcadas a la juventud; con suprotección a la inmoralidad; agobiando al pueblo con excesivas contribuciones ycon los despotismos y tiranías de sus personajes más selectos, elevados a lasoberanía en los últimos años. En este campamento constitucional seguiremos lalucha con más brío. No se trata ya de reacción sangrienta. Reacción debe haber, sinduda, pero reacción pacífica”.45
44 El tiempo, 23-mayo-1905.45 La voz de México, 1-febrero-1885.
31
EL CONGRESO
El poder legislativo como elemento de la república tampoco escapó a los ojos
inquisidores de los católicos aunque la crítica fue más centrada y fundamentada en el
quehacer político y no tanto en campo ideológico o teórico-doctrinario, pero también hubo
posturas ambiguas a la hora de referirse al congreso y a la vez estas criticas contribuyeron
paradójicamente a mejorar el régimen republicano y democrático y a socavar el sistema
autoritario a largo plazo.
Tenemos entonces que los católicos contribuyeron a denunciar la tergiversación del
sistema republicano y los límites que tenía como poder autónomo la cámara de
representantes:
“En esta república de tan raro sistema democrático y de tan palmariascontradicciones con los principios proclamados para regirlo, la división de poderes,que es uno de los cardinales en que debiera descansar su organización política, noexiste sino de nombre y se halla desmentida por la más vergonzosa y dañosarealidad. No hay para que hablar del ejecutivo y el legislativo, lastimosamenteconfundidos, merced a la dependencia sin límites en que se encuentra el segundorespecto del primero.Pero ya de una, ya de otra manera, el hecho de que a nadie sorprende, que paranadie envuelve novedad y que por desgracia a nadie impresiona ni avergüenza, esque nuestros congresos constituyen un dócil instrumento de la presidencia de larepública, y no sirven, políticamente, más que para sancionar a los ojos de losextraños, una de las solemnes imposturas con que se da a entender que aquí imperala forma democrática representativa”.46
Los católicos hicieron énfasis en el papel desempeñado por los legisladores en
asuntos importantes y como sus acciones se veían reducidas a la voluntad del ejecutivo, sin
que atendieran a los intereses de la población a quien representaban, afirmaban que en
realidad los congresos no eran importantes porque su papel de secundar al ejecutivo no era
trascendental.
46 La voz de México, 23-mayo-1885.
32
“El pueblo mexicano ve pasar y volver a pasar, hace largos años, grupos dediputados y senadores, perdiendo cada vez las esperanzas que suele forjarse de quela llamada representación nacional se ocupe en sus debates, en asuntos de positivointerés público y para bien de la patria.Y es que las practicas democráticas siguen su camino opuesto completamente alque le señalan las teorías. En todos tiempos los congresos han estado por demás,porque la voluntad del ejecutivo es la suprema imperante; porque la persona que larepresenta por si, o es unión de las que forman el gabinete, legislan como mejor lesplace y hacen aprobar sus disposiciones, en el seno de las cámaras, por medio deuna simple consigna”.47
La pasividad fue uno de los elementos característicos del congreso y así lo
describen los católicos, pues para ellos, el congreso no sancionaba leyes importantes, sino
que estas cuestiones pasaban a ser parte de las facultades del ejecutivo y eran una constante.
“El sistema republicano queda, pues, reducido a cero.Es cierto que los legisladores no violan la ley y en cuanto a las formulasrepublicanas se cumplen perfectamente.Los diputados votan todos afirmativamente; pero votan.Cuando se trata de asuntos delicados y difíciles hay un expediente magnífico parasalir del paso: conceder facultades extraordinarias al ejecutivo. Estas facultadesdeberían llamarse más bien ordinarias”.48
Los católicos también llegaron a criticar la procedencia social de los legisladores
cosa que no era muy importante en un sistema parlamentario, pero si para los católicos que
todo lo querían explicar con elementos de antiguo régimen como la nobleza o el ser el hijo
de un buen vecino en todos los sentidos, en sí críticas muy poco serias para el
constitucionalismo.
“Este es el XXIV congreso, desde que se expidió la constitución de 1857; y leyendola lista de los que la componen, pocas notabilidades encontramos en ella, pues lamayoría, o casi la totalidad, la forman individuos sin historia, sin nombre, sincualidades relevantes de ilustración y de carácter, que lo hicieran dignos de figurarentre nuestros legisladores”.49
47 La voz de México, 17-agosto-1886.48 El tiempo, 25-septiembre-1906.49 El tiempo, 20-septiembre-1908
33
El elemento económico también es motivo de pugna para no reconocer al congreso
y es que de acuerdo con los resultados era muy inmoral la carga económica que suponía el
mantener al poder legislativo y por supuesto denunciaban la falta de autonomía y de poder
que caracterizó durante todo el Porfiriato al Congreso y que por lo tanto no representaba a
nadie sino sólo a los intereses del ejecutivo.
“¡Falsedad, todo Falsedad en esa parte como en los demás del régimen democrático!Falsedad que a nadie se oculta: que a la par la comprenden los que sin reparo seprestan a ser instrumento suyo, y los que para sus fines se sirven de ella. Tocante alpoder legislativo de que tan rápidamente hemos hablado, pero respecto del cualtampoco es preciso hablar mucho para definirlo según la democracia lo haconstituido, he aquí las verdades únicas que le corresponden: es la mentira de larepresentación nacional; un gravamen tan pesado, como innecesario para el erario, yun maniquí que el ejecutivo, desde el principio al fin, maneja a su placer”.50
Los católicos sobre todo nos describen lo impopular que eran los legisladores no
sólo por el papel que desempeñaban que dejaba mucho que desear, sino también por el
gravamen que ocasionaba al tesoro público y por lo tanto proponían que se redujera el
numero de diputados y senadores o que al menos trabajaran gratis para la nación.
“No solamente la prensa conservadora, lo que nada tendría de extraño, sino tambiénla liberal y constitucionalista fanática, por expresarnos así lamentan de continua lainutilidad de los congresos y el gravamen que ocasionan al tesoro público.Sin embargo, para ponerlo a prueba y acallar a los maldicientes, bueno sería que elEjecutivo iniciase la ley que reduzca el numero de senadores y diputados a unacuarta parte, y sino querían ser tan pocos, que haya muchos en buena hora, perotodos sirviendo gratuitamente a esta querida patria, por la que dicen sacrificaríangustosos hasta la vida: no sacrifiquen tanto, dejen la paga; y si así lo hicieron:cuenten con la gratitud eterna de la nación mexicana”.51
La critica que se le hacía al congreso pasó también a ser parte del poder Judicial,
aunque aquí no se desarrolló el sistema judicial por falta de elementos convincentes y
50 La voz de México, 22-noviembre-1887.51 La voz de México, 3-marzo-1885.
34
constantes pero se pude ver, al menos en este caso, que los católicos tenían una postura de
oposición en la forma en que el poder judicial desempeñaba su trabajo y que faltaba a la
norma de poder autónomo y alternativa frente al abuso de poder por parte del ejecutivo.
“Teniendo como tenemos, un congreso obediente servidor del ejecutivo, queaprueba cuanto esto propone, que lo adula, que lo mima, que le brinda banquetes,que le prodiga títulos honoríficos y de gratitud, (...) no puede encontrarse allí la vozde la nación, la voz del pueblo mexicano. (...)por este lado no existe la democracia,y la constitución es un mito.¿Qué diremos del poder judicial? Exactamente lo mismo que del congreso”.52
No obstante que por lo regular los católicos se caracterizaron al menos en este caso
por tener una crítica acertada en los hechos políticos, también introdujeron elementos
maniqueos como el bien y el mal para describir sobre todo al régimen liberal y de paso
denunciar la falta de elementos religiosos en el sistema, que era a veces el punto nodal de
sus críticas.
“En suma: esterilidad absoluta para el bien; asombrosa fertilidad para el mal,ridículo para las instituciones, elemento poderosísimo para la desunión, la infamia yel aniquilamiento, tal es el sistema parlamentario dentro de una organizaciónjacobina. La democracia jamás podrá ser una verdad, jamás un régimen, bajo elimperio de las sectas ateas”.53
Al igual que una buena crítica bien fundamentada, los católicos pasaban al elogio
del sistema republicano y reconocían la importancia y trascendencia del congreso, así como
el papel de su función en materia económica, quizás aquí ya no importaba tanto que la
mayoría de los legisladores fueran ateos o que estuvieran subyugados por el ejecutivo, la
ambigüedad de los católicos fue una constante.
“Conforme a la ley, son altamente interesantes las funciones del congreso en elperiodo de sesiones que se abre el 1ro de abril; en él han de tratarse las cuestiones
52 La voz de México, 28-abril-1888.53 El país, 18-enero-1905.
35
del presupuesto de egresos, las relativas a la manera de cubrirlo y las que provoquenel examen y revisión de las cuentas del año anterior. Todos estos asuntos presentande ordinario y por sí mismos, una importancia reconocida; y donde quiera que elrégimen parlamentario es un hecho, dan a entender más que ningunos otros, lastendencias, la vida y el poder de las cámaras”.54
La moral cristiana sobre todo fue una gran preocupación de los católicos, ya que a la
vez era como una forma de identidad de la nación mexicana y cuando parecía que el
legislativo se ocupaba en esta materia no se hacían esperar las reacciones favorables al
sistema parlamentario.
“Satisfactorio ha sido para el país entero en observar en estos días esa unidad, esaarmonía entre el sentir universal de la sociedad y el del cuerpo legislativo. Ahora leha parecido en momento feliz ser representada efectivamente por los que se llamansus mandatarios y encontrar expresada allí su verdadera voluntad sobre puntos detrascendencia moral”.55
Tenemos que tal vez los católicos sacrificaban esa crítica al sistema por cuestiones
políticas e ideológicas que los hacía sentir bien, pero y nada más ya que no representaban
ningún grupo de presión al menos no importante para el régimen.
LA DEMOCRACIA.
El gobierno de las mayorías como comúnmente se describe a la democracia fue para
los católicos un elemento teórico y doctrinario a vencer, y al mismo tiempo descubrieron
sus límites en una sociedad como la mexicana a nivel práctico. El grave peligro para los
católicos era que las masas llegaran a tomar los destinos de la nación y eso para ellos era
inconcebible, no estaban de acuerdo con la nueva forma de hacer política, pese a ser un
elemento de la modernidad.
54 La voz de México, 24-marzo-1885.55 La voz de México, 10-octubre-1894.
36
La figura del ciudadano junto con el conjunto de derechos políticos que lo rodeaban
como la igualdad ante la ley, la libertad en el marco de la constitución, el votar y ser
votado; así como la soberanía popular, el sufragio universal y la opinión pública, fueron
todos elementos que había que combatir porque chocaban con la legitimidad divina y la
sociedad jerarquizada tan defendida no sólo por la iglesia, sino por los católicos y
conservadores. “En la teoría liberal, se adula exageradamente al pueblo, se dice que es el
primero que nadie, que esta sobre todos, que es soberano, y el populacho de peores instintos
quiere siempre pasar de la teoría a la práctica”.56
Para los católicos:
“Las repúblicas de estos tiempos parecen estar fundadas en la igualdad de derechos.Todos los ciudadanos tienen el mismo derecho de voto, todos son igualmenteelegibles, según rezan las constituciones políticas. El hijo de un carpintero puedellegar a ser presidente de la república. Todo soldado lleva en su mochila la banda deGeneral. Un jornalero puede ser ministro, un zapatero puede ser diputado o senador.Ninguna carrera esta cerrada para nadie. En ninguna carrera ni el nacimiento ni lafortuna dan derechos reconocidos a la jerarquía social o política. Con trabajo ymerito se puede pretender a todo, llegar a todo. Un hombre equivale exactamente aotro hombre.Que no obstante esto, se necesita una organización para que la sociedad marche yuna jerarquía(...) pero esta idea de organización, de jerarquía, ocupa paraellos[demócratas] un lugar secundario”.57
La movilidad social que representa la democracia no puede ser admitida por la
realidad política, pero más porque es descabellado pensar que cualquier tipo pueda llegar a
ser presidente de la república u ocupar algún cargo de importancia.
“El espíritu y las prácticas de la democracia no han tenido tiempo de consolidarseentre nosotros: todos estamos aún en la creencia de que individualmente somosllamados a competir en el certamen, porque al fin y al cabo son pocos los atributosque nuestra constitución exige para asumir una candidatura como la edad virilplenamente computada y los derechos de ciudadanía en limpia virginidad. De allí
56 El tiempo, 3-junio-1892.57 La voz de México, 3-junio-1892.
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que cada hijo de vecino se juzgue con condiciones adecuadas para trepar por laresbalosa cucaña(...)Esta selección por vía de la ventura no puede llamarse democracia, y pudieradecirse con el satírico Carceads que los pueblos están gobernados por aquellosindividuos que no están bien dotados para ocuparse en otra cosa.Si ni el sufragio libre ni el parlamentarismo pueden dar a las repúblicas los jefesdignos que hayan que regirlas, habrá que buscar otros medios”.58
Los católicos se apoyan en otro tipo de publicaciones a la vez para sustentar sus
argumentos en contra del sistema democrático, pero ya no en cuestiones teóricas sino en el
desvío recurrente que hace el gobierno de su propio sistema,“El Arlequín reconoce que
hasta ahora nosotros tenemos razón en aseverar que la democracia es una planta exótica
entre nosotros, porque todas las prácticas en que consisten se reducen a burlas descaradas a
la nación”.59
Pero los católicos llegaron más lejos con sus criticas, ya que no sólo renegaban de
los principios doctrinarios y la tergiversación del gobierno que hacía del sistema
democrático y su aparente contradicción, sino que a la vez vislumbraron los límites de un
sistema democrático al igual que cualquier otro sistema político, vieron que las minorías
quedan desamparadas y subyugadas por la mayoría.
“Cierto es también que la forma representativa no se queda muy atrás en el terrenode las utopías. Si el pueblo no llega nunca a gobernarse por si mismo, nunca seencuentra justa y proporcionalmente representado en su gobierno(...). Tómese labase que se tome conforme a las diversas doctrinas que se invocan para hacerefectiva una representación democrática, siempre quedan intereses y fuerzas vitalesde la sociedad sin representar”.60
58 La voz de México,13-enero-1900.59 La voz de México, 14-julio-1886.60 La voz de México, 19-abril-1888.
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La paradoja es que los católicos eran la mayoría preocupándose por lo que pudiera
pasar a las minorías. En este caso los protestantes por poner un ejemplo, aunque ellos no lo
veían así, su objetivo era desprestigiar y desgastar al régimen.
Para Ortega y Gasset las masas eran un elemento de la modernidad y la democracia
y compartía con los católicos el peligro que representaban las masas para una verdadero
régimen democrático.
“La masa arrolla todo lo diferente, egregio, individual, calificado y selecto. Quien nosea como todo el mundo, quien no piense como todo el mundo, corre el riesgo de sereliminado. Y claro esta que ese todo mundo no es todo el mundo. Todo el mundo eranormalmente la unidad compleja de masa y minorías discrepantes, especiales. Ahoratodo el mundo es solo la masa”.61
No obstante, la postura de los católicos tuvo que cambiar cuando la democracia
comenzó a legitimarse como una forma de gobierno y tomó tintes de popularidad y gran
cantidad de partidarios, pese a los magros resultados en la vida política.
“La democracia ha llegado a ser así una necesidad de hecho, ineludible, ante la quedebe inclinarse el filosofo y que el hombre político debe aceptar sean cuales fueranlas situaciones contrarias del medio en que se impone.Es un hecho, cierto que en México el pueblo no esta aun ni formado ni maduro paradirigirse así mismo.Sin embargo, en México lo mismo que en todas partes se ha proclamado yconsignado la idea democrática en las leyes y en la constitución; mal, pero así es.Es decir, la igualdad de todos los ciudadanos en la repartición de los derechos y loscargos; su igual capacidad, en principio, para aspirar a todas las magistraturas, atodos los rangos de la sociedad.Y por mentirosas que sean esas declaraciones y vanas esas promesas ellas gustan alpueblo”.62
Con ello, los católicos entraron al juego democrático y buscaron formas más
coherentes de legitimar a la democracia de acuerdo a sus creencias sin caer en una
contradicción aparente, por ello argumentaban, “ya es evidente hoy también, que la idea
61 José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas. Madrid, revista de occidente, 1929, pp.20.62 El tiempo, 3-junio-1892.
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absolutamente democrática, de que los hombres todos son igualmente responsables en el
orden moral por el sólo hecho de ser hombres, que sólo en virtud de ese título tienen
derecho y autonomía, y deben amarse y socorrerse mutuamente, es una idea cristiana por
excelencia”.63
Y más adelante afirman tajantemente,“asombrados quedarían de fijo muchos de los
que pregonan la democracia a voz en cuello, si oyeran firmar que alguna vez ha sido la
democracia institución cristiana. Cuando hemos indicado que la democracia ha sido
cristiana alguna vez,(...) es que en los primeros siglos de la iglesia, los obispos eran
elegidos por el pueblo”.64
Empero condicionaban la aceptación de la doctrina, si quería ser valida tendría que
tener ciertas características: así describían el ideal,“La democracia sólo es aceptable con la
vestidura del cristianismo, mientras no la lleve, será siempre una salvaje contraria a los
intereses sagrados de las naciones donde alienta”.65
El mayor beneficio que se pudiera llevar a la mayoría de la población era aceptado
por los católicos ya que ese era el fin del catolicismo, de esta manera se equiparaba
democracia y cristianismo, sin entrar en más debates.
“En resumen, la democracia moderna no es la demagogia ni el radicalismo sectarioy exclusivista, y los sistemas de gobiernos republicanos, que por ahora noconsideramos sino en sus caracteres generales, tienden aun estado en el que,conforme a los principios del cristianismo, de la filosofía moral y política, y delmovimiento de la riqueza, el mayor numero posible de ciudadanos participa de losbienes morales, intelectuales y materiales, necesarios para el desarrollo y progresode la sociedad civil”.66
63 El tiempo, 5-abril-1892.64 La voz de México, 21-junio-1894.65 El tiempo, 5-diciembre-1894.66 El tiempo, 29-noviembre-1892.
40
La gran ambigüedad que se encuentra entre los católicos es que “aunque
profundamente temerosos de la democracia y la soberanía popular, pasarían a ser los
defensores de la participación política de los obreros, liberados estos de las cadenas del
explotador, los promotores de la organización social, laboral e incluso política de los
católicos(...) con el fin de establecer la democracia cristiana”.67 Los católicos acaban por
reconocer la posibilidad de la democracia como mejor forma de desarrollo entre los
ciudadanos, pero siguen insistiendo en que tiene que tener principios católicos para que sea
una verdadera democracia.
“Para que las instituciones de un país, puedan llamarse democráticas es necesarioque concuerden con los sentimientos, con las opiniones y con las creencias de lanación en que se han establecido.No basta que las instituciones se han filosóficamente buenas. Pudieran ser tales,aparecer como la expresión de las teorías más adelantadas, y, sin embargo nomerecer el calificativo de democráticas, sino simpatizan con las ideas, con lastendencias, con la voluntad del pueblo en que estuvieran establecidas.Ahora bien: todos los que han querido de buena fe, gobernar democráticamente enMéxico, han cerrado los ojos delante de este hecho evidente: la constitución talcomo existe, no puede ser la base de una democracia sincera”.68
Por último hacen una reflexión sobre la figura jurídica del ciudadano e invitan a los
católicos a aprovechar los derechos políticos que tiene el ciudadano, promueven la
participación ciudadana con el objetivo de aprovechar las prerrogativas que tiene el
individuo en la sociedad moderna.
“Todo buen católico debe ser un buen ciudadano por el hecho mismo de que escatólico, y mejor católico será cuando sea mejor ciudadano. Y por un buenciudadano entendemos un hombre que, inspirado únicamente por un deseoconcienzudo de hacer su deber, toma sobre si sinceramente y desempeña fielmente
67 Erika pani, “Democracia y representación política , en Modernidad, tradición y alteridad, México,UNAM,2001, pp. 158.68 La voz de México, 22-febrero-1893.
41
esos deberes de ciudadano, de cuyo desempeño honrado depende la integridad yeficacia del gobierno”.69
La soberanía popular como base de legitimidad de los nuevos gobiernos también fue
atacada por los católicos,“jamás hemos creído en la soberanía popular que, sobre ser
siempre y en todas partes una solemne mentira en el orden práctico, implica un absurdo
radical y es contraria a las verdaderas nociones que de sociedad y de autoridad nos da la
recta razón y las sanas doctrinas”.70
Argumentaban que “no hay sociedad sin soberanía, ni hay soberanía sin Dios; la
soberanía es un principio, una verdad eterna, necesaria, siempre verdadera, que existe antes
de los pueblos y que les sobrevive(...).Y sin embargo, el gran empeño del liberalismo
consiste hoy en establecer la soberanía del hombre”.71
Y es que“estos hombres se oponían a la soberanía popular, así como a la soberanía
del hombre, porque consideraban que este atributo pertenecía tan sólo a Dios”.72 Y por ello
no reconocerían otra forma de legitimidad.
“Una de las teorías que más alarde ha hecho el liberalismo y de la que se ha validopara encumbrarse, ha sido el de la soberanía del pueblo. Para seducir a los hombresnada más apropósito, que decirles que son soberanos, que a nadie tienen queobedecer, que son superiores a toda autoridad que pueden hacer leyes etc., etc.No por lo que decimos se vaya a entender que somos partidarios de la famosasoberanía.No son difíciles de comprender las preocupaciones de que en esta época es objeto elsufragio universal, porque halaga la vanidad de las clases inferiores, moviendo lapasión más fuerte del corazón humano, que es el de la igualdad”.73
Los católicos creían a la vez que todo era un engaño hacia el pueblo, y les asustaba
que las masas se sintieran iguales frente a las elites y atribuían el principio de la rebeldía y
69 La voz de México, 4-abril-1903.70 La voz de México, 27-junio-1888.71 La voz de México, 25-mayo-1888.72 Op, cit. Ericka pani, pp.149.73 La voz de México, 17-junio-1893.
42
la desobediencia del pueblo a la soberanía popular e incluso consideraban a las masas como
incapaces para poder elegir al gobierno que le convenía a la sociedad.
“En una inmensa multitud nunca podría encontrarse la sabiduría necesaria paraconducirse constantemente hacia su felicidad.Es así que si la multitud no tiene la suficiente sabiduría para conducirse hacia lafelicidad, menos tendrá para elegirla, pues la ineptitud para un acto, supone laineptitud para el otro.Luego la multitud jamás podrá elegir autoridades que a su felicidad la lleven”.74
Según los católicos para que la soberanía popular pudiera funcionar el pueblo
tendría que tener grandes conocimientos de la política y a la vez ser ilustrado, elementos
que no podían tener las masas, pero más bien se refería al sufragio universal y no a la
soberanía trataba de confundir términos que en el momento tampoco eran muy claros para
la mayoría de los ciudadanos.
“La soberanía popular no existe en realidad, porque esa soberanía supone atributosque ninguno de los miembros del pueblo no tienen, ni considerados de una maneraaislada, ni colectivamente. No hay en ellos ni dignidad pública suprema, niconocimiento de las cuestiones públicas, ni, por consiguiente, voluntad ilustrada ono para dirigir los negocios en determinado sentido, ni plenitud de poder, ni siquierael poder más elevado en el Estado.La soberanía es una palabra vacía de sentido, porque no es soberanía ese mandoprecario, y restringido que es el que el pueblo ejerce durante cinco minutos cadacuatro años(...)”.75
La soberanía no es pues un elemento digno de tomarse en cuenta, pues, ataca a la
religión y sobre todo tiene raíces paganas y protestantes, argumentos suficientes para no
reconocer a ésta , ya que también provoca la inestabilidad social y todos los males que
pueda sufrir la sociedad.
“La soberanía del pueblo doctrina inconcebible, inventada por los sofistasantiguos(...)rehabilitada por los protestantes(...) y puesta en práctica por los deístasmodernos, para entronizar la irreligión.
74 La voz de México, 7-junio-1893.75 El tiempo, 18-julio-1894.
43
El buen sentido la rechaza, y la experiencia manifiesta que encierra en sí todos losgérmenes del mal, y todos los furores de la anarquía.Si alguno de nuestros legisladores cree en ella, es digno de que se le compadezcapor su candor”.76
El sufragio universal un elemento más de la democracia fue criticado por los
católicos pero por no llevarse acabo, a la vez que denunciaron la antipatía de la gente para
hacer uso de sus derechos políticos y el provecho que el gobierno hacía de esa indiferencia ,
“a la vista de todo el mundo acaeció lo que año tras año se repite: verse las mesas
electorales desiertas, y desarrollado el poder público, que finge democracia, que se llama
hijo del sufragio universal y que a la sombra del transparente engaño se perpetua en el
poder”.77
Quizás los católicos contribuyeron a la apatía de los ciudadanos pues su postura
renuente a la democracia así como las ambigüedades a la hora de definir conceptos provocó
que la gente no se interesara, sobre todo los católicos.
“De tal manera el sufragio popular es desconocido entre nosotros, que hace más deveinte años no se práctica como debe, teniendo el pueblo, en gran parte, laresponsabilidad de que se le imponga este o aquel personaje, por no acudir alempleo de los medios lícitos que la misma ley concede.Desgraciadamente también, los ciudadanos, cuando son solicitados para cooperar enesta obra, o desprecian la solicitud, o contestan ambigüedades esquivando esacooperación y manifestando desprecio o indiferencia en el primero de los asuntos dela patria”.78
Pero siendo más realistas la queja de los católicos venía del abuso que el gobierno
porfiriano hacía de este recurso y su desfase con la realidad,“La libertad de sufragio, lo
76 La voz de México, 28-diciembre-1900.77 La voz de méxico, 28-junio-1888.78 La voz de México, 6-julio1904.
44
mismo que en México que en otras partes, es como todas las libertades que ofrece el
liberalismo a los pueblos: una farsa, una mentira, un medio de engañar a las
muchedumbres, para realizar a la sombra de engañosas promesas, miras y propósitos que
sólo aprovechan a determinadas personalidades políticas”.79
Y esa fue la constante del voto universal por que los católicos se ocuparon durante
todo el periodo de denunciar los fraudes electorales en las elecciones, al grado que para el
final de nuestro periodo, el argumento de los revolucionarios fue la falta de democracia y el
engaño en las urnas.
“El sufragio popular, entre nosotros, es un cadáver, y se le quiere galvanizar paraque desde muy lejos, desde las naciones extranjeras, se le vea con algúnmovimiento, con alguna vida, y se diga después que a impulsos de la voluntadpopular esta situación se mantiene, y continúan en los puestos públicos las mismaspersonas que hace más de veinte años”.80
Para finales del Porfiriato los católicos utilizaron la opinión pública como recurso
político en el juego democrático pues lo consideraban un elemento fuerte y a la vez
peligroso pues, denunciaron el abuso de ese recurso por parte de la clase política.
“El recurso de la opinión pública es necesario suprimirlo ya en las discusiones porgastado y sólo valerse de él, cuando en realidad los asuntos de que se trate estén enla conciencia del pueblo, y no de unos cuantos que por fuerza quieran imponer eserecursillo de no decir nada, escudándose con la muletilla de opinión sensata,mayoría y otras lindezas que van envejeciendo, y pasando convertidas, en palabras,palabras, palabras”.81
Por ir ligado con la libertad de expresión los católicos defendieron el derecho a este
recurso y reconocieron la importancia que adquirió en las sociedades modernas y su uso
como elemento de oposición.
79 El tiempo, 5-agosto-1904.80 El tiempo, 22-noviembre-1899.81 La voz de México, 21-abril-1894.
45
“Lo primero de todo sabio gobierno es tener miramiento con las opinionesdominantes de un país: porque las opiniones son la más querida propiedad de lospueblos, y más querida que la fortuna misma.La opinión pública es la norma del gobierno en una nación que piensa y habla ynunca debe chocar con ella, ni contradecirla sin haberla desengañado. Ha demodificar el gobierno todos sus procedimientos con arreglo ha esta opinión, la que,como es sabido, varía con las costumbres, hábitos y luces”.82
Por ello cuando el gobierno hacía gala de la fuerza y otros elementos autoritarios los
católicos se quejaban porque,“nuestro país, no es, pues, ni república ni monarquía absoluta
ni constitucional. Es un régimen autócrata que desprecia profundamente la opinión pública,
y que hace gala de contrariarla; de pisotearla”.83
82 La voz de México, 26-febrero-1902.83 La voz de México, 4-agosto-1908.
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II. LA SECULARIZACIÓN DE LA SOCIEDAD.
La secularización y la educación son otros dos elementos de la modernidad los dos
van ligados en los países modernos por ser el Estado el que se encargue de impartir la
educación de manera laica. Esto quiere decir que no profesa ni un credo religioso ni
propugna o simpatiza por alguien en especial, con la finalidad de que se lleve a cabo la
igualdad y sobre todo proteger a las minorías de otros credos que no fuera el de la mayoría.
El proceso de secularización había comenzado a principios de la segunda mitad del
siglo XIX con las Leyes de Reforma y siguió con la república restaurada, la iglesia y los
católicos estaban en contra de que el gobierno hiciera desaparecer la influencia moral y
religiosa que permeaba a las instituciones de carácter público y social de la sociedad
mexicana, “el primero de los elementos de la secularización- la separación institucional-
fue rechazado violentamente por la iglesia puesto que agredía su función como rectora de la
vida social y legitimadora del Estado. El segundo- la racionalización de los
comportamientos-la desplazaba como autoridad moral y como detentadora de la única
verdad”84
No sólo la educación se secularizó en el Porfiriato sino la mayoría de las
instituciones públicas que permeaban a la sociedad, esto en detrimento de la Iglesia
católica que por tradición se había ocupado de atender a la sociedad, que había impuesto
una moral religiosa., al mismo tiempo que explicaba a la sociedad en función del mundo
religioso o divino
El registro civil fue de las primeras instituciones en secularizarse, de esta manera
llevar el conteo de la población en sus diferentes ámbitos como los nacimientos,
84 Manuel Ceballos Ramírez, El catolicismo social: un tercero en discordia, Rerum Novarum, la cuestiónsocial y la movilización de los católicos mexicanos(1891-1911)., México, Colegio de México, 1991, pp21.
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casamientos y defunciones pasaron a formar parte de las obligaciones del Estado, la
educación y la beneficencia pública también se secularizaron, a la vez que se atacaba de
manera indirecta una moral religiosa que había llevado a cabo durante mucho tiempo la
iglesia sobre la sociedad, sobre todo esto fue lo que no les gustó mucho a los católicos por
ser los abanderados de esta moral que en un Estado moderno tendía a desaparecer, “la
conducta de los católicos... fue su resistencia al proceso de secularización, su intransigencia
frente a un mundo que se declaro oficialmente no cristiano”.85.
Por ello los católicos se expresaban de la secularización de esta manera, “una de las
pregonadas conquistas de la filosofía moderna esta en querer divorciar la política de la
religión, rompiendo brusca e inconsiderablemente, todos sus más estrechos vínculos, para
constituir de esta manera un Estado secular, en abierta pugna con lo que siempre le ha dado
respetabilidad y prestigio”.86
Y los católicos eran tan renuentes a estos principios porque, “la secularización no es
solamente transferencia de competencias y emancipación ideológica, es más que todo
división y especialización del trabajo: la religión se vuelve más religiosa, más confesional,
mientras que la sociedad se racionaliza”87 y por lo tanto perderían la oportunidad de
imponer su visión de mundo a la sociedad mexicana.
“La ‘revolución’, decían ellos, secularizando al Estado, las costumbres, la educación
y la moral, había producido los dos grandes males que afectaban a México: la
desmoralización y el pauperismo.88
85 Ibidem, Ceballos Ramírez, pp15.86 La Voz de México, 23-julio-1902.87 Jean Meyer, “Una historia política de la religión, en el México contemporáneo”, en Historia Mexicana,enero-marzo, vol. 42, numero 3, 1993, pp.722.88 Op cit, Adame Goddard, pp. 114.
48
Todos los males eran producto de la modernidad y en especifico de la actitud
secularizadora del régimen porfiriano, desde la delincuencia hasta los problemas
económicos.
“Hemos señalado ya muchas veces el mal que en el estado actual de la sociedadpuede considerarse como la fuente única de cuanto hoy conmueve tan hondamente alos pueblos. Todo lo que en particular puede encontrarse como determinante dedesordenes o de alteraciones sociales, le esta subordinado y procede en algunamanera de él como de causa general y efectiva.Es el ateísmo social un absurdo que lleva en sí el desconocimiento de los principiosde orden, de justicia y de moralidad. Sin la idea de Dios, autor y conservador delhombre así como de la sociedad, de quien procede la armonía tanto en el mundosensible como el de las inteligencias y de las voluntades libres, es de todo puntoinexplicable cuanto en el universo existe”.89
Los católicos contraponían los valores individuales con los de una moral religiosa y
se les hacía peligroso que cada cual pudiera opinar sobre lo que mejor le convenía en
asuntos como la escuela, y dejaran a un lado la moral religiosa.
“La moral laica, sea lo que sea, se funda en la razón de cada particular: y como cadacual es libre de pensar y de aceptar lo que juzgue conveniente a su individualidad,atentarán contra esto si patrocinan un sistema determinado, y lo imponen a lasescuelas. Este proceder sería el suicidio radical y el absurdo más monstruoso. Unhombre que mantiene derecho a imponer sus opiniones a los demás. De donde lamoral laica, necesaria, inevitablemente, no es una, sino tantas cuantas son los laicos,donde cada una tendrá su base respectiva, mezclada con todo lo anexo a cadaindividuo”.90
La degradación moral que caracterizaba a la sociedad porfiriana era una de las
consecuencias de la secularización y así lo hacían ver los católicos, los principios de
legitimidad y de la autoridad habían desaparecido.
“El carácter dominante de la época consiste, según ya lo hemos hecho advertir, en ladegradación del principio fundamental de toda autoridad que entre nosotros havenido ha quedar reducida al principio de la fuerza. Ni la ley ni la autoridad
89 La voz de México, 3-abril-1894.90 El tiempo, 9-mayo-1906.
49
cualquiera que sea su nombre cuentan para ser obedecidos con más elementos quelos de la fuerza bruta. El amor y respeto que siempre se ha tenido a las leyes y a lasautoridades justas y paternales, ha desparecido. Casi no lo conoce la generaciónactual, y entre las clases ínfimas, ni la menor idea se tiene de ellos”.
En sí los católicos también tuvieron una postura ambigua frente a la secularización
pero pronto cambio esta postura por su gran aceptación en la población y trataron de
aceptarla a su modo, no obstante también denunciaron las limitantes sobre todo de la
educación impartida por el Estado.
LA EDUCACIÓN LAICA.
Para Charles Hale el que el Estado educara a la sociedad fue idea de los liberales
después de su triunfo sobre los conservadores, formaba parte del conjunto de ideas del
liberalismo y se vino a materializar cuando se aprobó la ley de 1888 en donde se sancionó
el principio de educación primaria obligatoria, con ello se inaugura el “Estado docente, el
Estado como inculcador de las virtudes morales y cívicas a todos los ciudadanos”.91
Con esta ley el Estado quitaba las funciones e influencia de la iglesia sobre la
sociedad y los católicos arremetían contra el sistema,“todo gobierno que profesa el
liberalismo es un gobierno sectario y hereje, y sus enseñanzas en escuelas y colegios
oficiales, si es consecuente con sus principios, tienen que ser depresivas o manifiestamente
contrarias a las verdades de la iglesia”.92
Los motivos que argumentaron los católicos en contra de la educación elemental
fue muy variada, en primer término sólo se dirigieron a la sociedad católica, “no nos
cansaremos de llamar la atención de los padres de familia católicos hacia el peligro extremo
91 Op cit, Charles Hale, pp. 382.92 El tiempo, 6-mayo-1909.
50
que corre la fe de sus hijos con la enseñanza racionalista y atea de las escuelas modernas”93,
y al aprobarse la ley de instrucción primaria éstos le dieron muy poca vida por su falta de
operatividad en la sociedad mexicana a la vez que, según ellos promovía la desmoralización
y los principios de rebelión en las clases desprotegidas:
“El gobierno ha expedido la ley de la instrucción pública primaria laica yobligatoria; ley que quedara felizmente sólo escrita gracias a la imposibilidadmaterial de llevarla a la práctica, puesto que se necesitarían millones de pesosanualmente para cumplir dicha ley.Y decimos que felizmente no se llevara a la práctica la ley de instrucción, porque sital sucediera retrocederíamos en el camino de la civilización. La instrucción laica haproducido á Ravachol y a los anarquistas, ha inventado la dinamita é intenta destruirel orden social.Ha roto los vínculos de la familia convirtiendo al esposo en déspota y á la esposa y álos hijos en esclavos.Ha convertido al obrero en maquina y al patrón en dueño de vidas y haciendas.Y produciría, si Dios no lo impidiese, la ruina moral y material del mundo.Y en nuestros indios producirá igualmente anarquistas y dinamiteros, y cuandoestallara su furor, sus primeras victimas serían quizá los mismos autores de la ley dela instrucción laica. (…)”.94
Los católicos veían que la inmoralidad aumentaba en tanto que la educación laica
también aumentaba era proporcional según ellos, así mismo se corrompían las escuelas
privadas porque obedecían los preceptos de la secularización impuestos por el gobierno en
materia educativa y esto se debía a la falta de principios religiosos en la escuela.
“La instrucción pública, tal como la ley la plantea, la fomenta y la protege; y lainstrucción privada o particular que se atempera al tipo de la ley, no mejoran alindividuo ni a la sociedad;; al contrario, vician al uno y corrompen a la otra; y suacción disolvente y corruptora se manifiesta, como lo estamos mirando, por eldesarrollo progresivo de la inmoralidad, en proporción al desarrollo creciente de lainstrucción, ¿por qué? Porque esta es una instrucción falsa, porque no estacimentada sobre la base que debiera”.95
93 La voz de México, 5-agosto-1886.94 El tiempo, 24-noviembre.1892.95 La voz de México, 17-abril-1888.
51
La incredulidad de los católicos hacia la neutralidad en la escuela fue otro de los
motivos por el cual atacaban al secularismo y defendían la instrucción religiosa porque era
una demanda de la sociedad en este caso la sociedad católica, que era según ellos el
noventa por ciento de la población, pero que sólo sabían leer y escribir un diez por ciento.
“Es invención del liberalismo; pero sólo por ironía puede llevar tal nombre con ellahan pretendido los innovadores del mundo moderno satisfacer la justa exigenciacatólica de la enseñanza religiosa, y dicen: ‘el Estado no profesa ninguna religión.Tiene respeto para todas, y no esta obligado ni debe imponer a nadie determinadacreencia; por eso se limita a enseñar en sus escuelas las ciencias humanas, dejando acada cual al cuidado de educar a sus hijos en la religión que mejor le plazca’(…).Pero…-responden los católicos- no comprendemos la educación sin las enseñanzasreligiosas, y creemos que no hay moral posible independientemente de la ley deDios.La religión debe presidir, a toda hora, la educación del niño”.96
Lo que les preocupaba a los católicos era que en las escuelas enseñaran a los
alumnos la inexistencia de Dios cosa que no estaba en el plan de estudios, pero sobre todo
trataban de que la secularización en los centros educativos fuera ilegitima al argumentar
que, estas escuelas se sostenían con un presupuesto dado por un pueblo católico para
promover el sistema laico, cuestión que no tenía razón de ser.
“Como el laicismo suprime todo lo que a religión se refiere, se sigue que evita consu táctica y su proceder que el niño que asiste a la escuela, se entregue alcumplimiento de un sagrado deber, lo aleja de Dios, y en tal virtud, niega a priori laexistencia del omnipotente, puesto que hasta suprime el nombre de Dios en laescuela. Por eso no es sino muy merecido el cargo que se hace al ateísmo de que esateo, no tiene Dios, ni quiere que lo tengan los alumnos.La neutralidad[de la escuela] sólo cabe cuando se trata de cosas más o menosaceptables. En materia de fe no puede haber términos medios. Sólo una religión esla verdadera; la revelada por cristo y conservada por la iglesia católica, como lanuestra, si los padres de familia que mandan a sus hijos a la escuela que se sostienecon fondos del pueblo, son también católicos, ¿qué razón hay para las exigencias dellaicismo?”.97
96 El tiempo, 29-junio-1892.97 El tiempo, 11-abril-1889.
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Los católicos presentaron alternativas en contra de esta secularización de la
educación e invitaron sobre todo a los ricos a que fundaran escuelas religiosas que se
antepusieran a la instrucción oficial y en donde se enseñara el temor a Dios, costumbre que
trataba de desarraigar el Estado.
“Es cosa fuera de duda que la enseñanza que hoy seda a la juventud, estaimpregnada del espíritu revolucionario; que la educación si tal nombre merece laque nuestros jóvenes reciben, dista mucho de ser inspirada por las sanas doctrinasde la iglesia, y de ahí procede ese espíritu de inquietud, ese animo levantisco y esased de goces y placeres que malogran tantas hermosas inteligencias y perviertentantos nobilísimos corazones, (…).¿Por qué no levantar, frente a la enseñanza oficial, inoculada del virusrevolucionario, la enseñanza católica?.¿Por qué no crear escuelas, desde las más inferiores de la enseñanza primaria, hastalas más altas preparatorias y profesionales? (…)Agrúpense los ricos, los favorecidos por la fortuna pueden desprenderse decuantiosas cantidades, y organicen una instrucción pública tal como se desea y senecesita. (…)Todos cooperarían á realizar obra tan magna, ricos y pobres, según sus fuerzas, y lajuventud correría a llevar esas aulas donde se enseña el temor de Dios, que es elprincipio de toda sabiduría”.98
Y es que los católicos veían precisamente que el Estado los quería dejar fuera de
toda influencia sobre la sociedad como se mencionó anteriormente, pero también tenían
miedo de que los mexicanos acudieran en masa a las escuelas de gobierno y perdieran el
control moral sobre éstos, cosa que ya estaba sucediendo.
“No se pretende en esa disposición, como fin último, difundir la ciencia, no; harto seha hecho entender que lo que se quiere a todo trance es atacar la instruccióncatólica, dar un golpe radical a los institutos en donde se enseña la religión, a lo que,como ha dicho muy bien uno de los más exaltados liberales en el curso mismo de ladiscusión, acudirá siempre de preferencia, por su voluntad libre y espontánea, launiversalidad de los mexicanos”.99
Los católicos querían evitar a toda costa que la población asistiera a las escuelas del
gobierno y era tanto su énfasis que preferían que los padres no mandaran a la escuela a sus
98 El tiempo, 8-junio-1892.99 La voz de México, 7-diciembre-1887.
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hijos y les inculcaran otros medios por el cual ganarse la vida, pero sin perder la formación
religiosa.
“Hoy más que nunca es deber estrechísimo de todos los católicos procurar elestablecimiento de colegios que combatan la enseñanza atea; es deber de ellos alejardel contagio a sus hijos; es obligación suya estrechísima oponer el bien al mal, laverdad al error; y en último caso, inclinar por otro camino a las prendas queridas desu corazón, pues no sólo en las carreras profesionales pueden buscarse la vida pormedio de un trabajo honrado y productivo”.100
Cuando los católicos vieron que era imposible persuadir a las familias de que
mandaran a sus hijos a las escuelas de gobierno, buscaron otros medios con que
desacreditar a la escuela laica, y uno de ellos era precisamente el esquema de trabajo de la
instrucción primaria que ponía en peligro, según los católicos, la salud de los niños.
“Aun para simple adquisición de los conocimientos, es en gran manera perjudicialesa multitud y diversidad de materias que estudian simultáneamente y que nopueden menos que causar gran fatiga, debilitar la atención y aun exponer la salud.Nociones superficiales y oscuras de cada cosa. Confusión en el animo y vanapresunción de saber cuando nada se aprende a fondo y con solidez, tiene que ser elresultado de este sistema seguido hoy en la enseñanza”.101
El enciclopedismo como método de conocimiento y heredado de la ilustración fue
otro de los motivos por el cual los católicos atacaban la instrucción oficial, les parecía un
método abrumador para los niños, a la vez que volvían hacer énfasis en el peligro que
corría la salud de los niños y el fracaso de la educación por utilizar este tipo de métodos.
“Lamentable engaño es, sin duda alguna, el que produce en innumerables personas,en muchos establecimientos de instrucción y educación, y hasta en profesores ypersonas no vulgares y de sana intención, la forma enciclopédica que hoy se dageneralmente a la primera enseñanza.Como se quiere que el pequeño alumno pueda contestar a la vez sobre todas lasmaterias, se dan a su débil inteligencia fragmentos de cada cosa que forman en suespíritu o no confusa y fatigosa maraña que lo perjudica, no sólo en la adquisición
100 La voz de México, 9-marzo-1888.101 La voz de México, 30-enero-1894.
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de la verdad, en la atención y formas correspondientes a su edad, sino en su salud;que sufre con el esfuerzo necesario para intentar la simultanea adquisición dematerias de todo punto heterogéneas.(...) nos ha persuadido de que en esa aglomeración de materias nada se aprende nimedianamente y de que la variedad de los objetos que en constante alternativa espresentar al espíritu, debilita en sumo grado la atención y produce una vaguedad detal naturaleza, que todo se pierde porque ni la memoria es capaz de conservarretazos(permítasenos la expresión) de cada cosa, ni la inteligencia podrá penetrar elfondo de cosas que tienen que pasar a su vista con la rapidez que demanda sumultiplicidad”.102
Para los católicos el que se inculcara valores civiles a los niños era un sacrilegio,
pero era más pecado el que se le diera educación a la mujer, pues ella, según la tradición
católica estaba o tenía que estar circunscrita a las tareas domésticas y el hogar, así como
salvaguardar a la institución familiar.
“Siempre hemos dicho que el principal defecto de que adolece nuestra enseñanza esese enciclopedismo abrumador, ese hacinamiento de materias que hacen torturar elcerebro del alumno, no sólo sin provecho sino más bien con perjuicio de su salud yde su inteligencia, la cual no se desarrolla gradualmente, sino de una manera brusca.Muy conveniente nos parece que a las niñas se les eduque para desempeñar lasfaenas domésticas; pero ¡ojalá y también se atendiese a otras materias deimportancia¡.Suprímase la instrucción cívica, así como la enseñanza instuitiva”.103
Los católicos se lamentaban que la escuela oficial fuera enfática en el mundo físico
y la materia, cuestión que había cambiado, porque en la enseñanza religiosa se resaltaban
más las cosas espirituales y en ello tenían razón ese era el cambio que trataba de imponer la
modernidad.
“Uno de los errores más grandes de la falsa educación moderna ha sido sin duda elpostergar el espíritu de la materia. Preocupándose más a la inteligencia que del almasólo se instruye al niño y no se le educa.De ahí vienen todos los desastrosos efectos que palpamos por todos partes,(...).
102 La voz de México, s/f.103 La voz de México, 30-abril-1907.
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No desconocemos; más aún somos partidarios y amantes del beneficio queproporciona el progreso en lo que atañe al mundo físico; pero muy más somosentusiastas por el que se refiere al mundo moral”.104
Cuando realmente se alarmaron los católicos fue en el momento que se comenzaron
a fundar escuelas protestantes y llegaron a tachar de traidores a la nación a aquellos que
fueran a ese tipo de instituciones, y a la vez elevaron a la categoría de pecadores a aquellos
padres católicos que mandaran a sus hijos a las escuelas laicas.
“Como si no bastase que el enciclopedismo, primero, y luego el positivismo, sehayan adueñado de la escuela laica, para llevar a cabo su obra, que no es otra que lade sembrar en los corazones de los niños y de la juventud los principiosanticristianos cuyo desarrollo tiene que dar frutos nocivos, cuando encarnen en lasociedad; un nuevo elemento, más perjudicial y más desmoralizador, viene á lapedagogía moderna.Los padres de familia tienen la estricta obligación de educar e instruir á sus hijoscristianamente. Incurren en gran pecado si, pudiendo ponerlos en escuelas católicas,los envían á las laicas mayor será su responsabilidad, si confían sus hijos á unministro protestante, porque en este caso no sólo pecan contra la religión sino que seconvierten en traidores”.105
Los problemas a que se enfrentaba una sociedad moderna eran por el resultado de
una educación laica así lo veían los católicos, pues en las escuelas católicas no salían los
alumnos con esos problemas, una cuestión maniquea de los católicos para explicar a la
sociedad.
“De los colegios impíos, y una triste y diaria experiencia lo demuestra sólo salencharlatanes que hablan de todo sin haber profundizado nada, y para probar que lafalsa luz de sus entendimientos no ilumina las tinieblas de los corazones, ahí estánlos estudiantes suicidas, los revoltosos, los insubordinados, los inquietos que comoen otras veces lo hemos demostrado, jamás salen de los colegios católicos pues queson exclusiva producción de los impíos, (…)Así se esta educando la generación moderna. No conoce la verdad, no conoce lavirtud, no conoce el pundonor, (…)
104 La voz de México, 16-diciembre-1894.105 El tiempo, 12-agosto-1898.
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Por último, el hijo educado en la impiedad y la desmoralización, es nocivo para símismo. (…).106
La escuela sin una instrucción religiosa sería el fin de la sociedad, según los
católicos, por ello estaban decididos a denunciar los resultados que estaba ocacionando el
sistema laico del gobierno y volvían hacer énfasis en el principio del temor a dios como
solución a los problemas sociales.
“Por eso el resultado que infaliblemente debe producir la enseñanza sin Dios, es unaprecoz, general y espantosa depravación.Así lo confirman diariamente los hechos, pues el crecido número de delitos, lossuicidios, los matrimonios mal avenidos. Etc., etc., son el fruto de ese sistema,implantado por desgracia entre nosotros, con grave detrimento de la sociedad.Las costumbres de nuestro pueblo son otro dato, tan elocuente como desconsolador,de los perniciosos frutos que esta produciendo la escuela sin Dios.En ella se enseñan todas las ciencias, pero se olvida la principal de todas, que es laciencia de amar y temer a Dios, freno único que podría evitar los males que comomancha de aceite se extiende por todas las capas sociales.Desconocidas las leyes morales que la religión impone a sus hijos, no puede haberrespeto a los padres, respeto a las autoridades, respeto a los demás y a símismos”.107
La transformación que estaba sufriendo la escuela elemental fue motivo de encono
de los católicos y trataban de argumentar los beneficios que se lograrían si se volvía al
sistema antiguo de educación y para ello utilizaron las comparaciones de ambos sistemas.
“Muchas y muy grandes transformaciones ha sufrido la escuela, pero¿ todas le hansido favorables? Parécenos que no.Antaño el catecismo era una de las principales asignaturas escolares, ogaño, estasescuelas que llaman neutras y no son sino impías, no solamente han desterrado elcatecismo de la escuela, sino lo han infamado y calumniado villanamente y contratodo derecho y contra toda justicia. Cuanto es lo que este cambio a perjudicado a laescuela, no necesitamos decirlo, porque todo sería poco en comparación de lo quehan dicho los Sumos Pontífices, los señores obispos y los apologistas católicos.Antaño ponían las escuelas bajo la advocación de un santo; más tarde sedistinguieron no más que por el número de orden; ogaño han puesto al frente de las
106 El tiempo, 14-octubre-1892.107 El tiempo, 1-febrero-1899.
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escuelas nombres de impíos como el Nigromante, o de mujeres libres de la calañade Concepción Arenal.Antaño corría muy valido el aforismo de que la letra con sangre entra, y apenas sigobernaba a los alumnos más que con la disciplina y la palmeta; ogaño todo sevuelve dulzuras y complacencias, pero a este respecto creemos que si malo era elrigorismo de entonces, no es buena la dulzura de ahora.En suma, quisiéramos que el plan de estudios de antaño se aplicaran los métodos deenseñanza de ogaño, lo que es decir que quisiéramos ver suprimido el inútil y hastaperjudicial enciclopedismo que hoy constituye le plan de estudios de las escuelasprimarias, que en estas se enseñaran pocas materias, las más útiles y hastanecesarias, y que estas materias enseñaran según los métodos modernos deenseñanza.Y quisiéramos por último, que se restituyera el régimen de los castigos corporales,ya desposado de su antiguo rigor y reducido a los términos de la prudencia y lajusticia. Entonces si que la escuela primaria sería lo que debe ser, un factor delprogreso, y no lo que es: en el orden intelectual la carabina de Ambrosio, y en elorden moral un semillero de inmoralidades”.108
Cuando ya no tuvieron oportunidad frente a la secularización de la educación, las
opiniones de los católicos pasaron a ser de un franco ataque a las escuelas públicas a
favorecer la imagen de éstas, pero aconsejando a los padres de familia que la educación
religiosa no la abandonaran y que sobre todo la incentivaran en sus hogares.
“Dejad dejad que la instrucción sea obligatoria. La ignorancia es siempre un mal, ycuando tiende a disminuirla es un bien.No discutaís al Estado la facilidad de imponeros el deber de la instrucciónobligatoria. No le discutaís esa facultad, cualesquiera que sean vuestras ideas, (…).Aceptad la ley y cumplidla. Ella sabiamente os reconoce el derecho de dar avuestros hijos instrucción en el hogar. Hacedlo todos los que podaís; pero todosaquellos, para quienes eso no es posible, y que tengaís la necesidad de enviarlos alas escuelas oficiales, redoblad vuestra vigilancia sobre vuestros hijos; y unos yotros velad sin descanso por su instrucción y su educación religiosa. Enseñadles deuna manera ilustrada los dogmas de la religión; inculcadles los principios de lamoral católica habituadlos a las prácticas de la piedad, pero de una piedad solida,verdaderamente digna del hombre y de Dios. Formadlos en la práctica de la virtudpor medio de una disciplina adecuada a tan noble y elevado fin”.109
108 El tiempo, 13-marzo-1907.109 El tiempo, 6-febrero-1892.
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No obstante los católicos también vieron las limitantes de estas cuestiones sobre
todo en las familias pobres que no tendrían tiempo para inculcarles los valores religiosos en
el hogar y solamente atinaban a quejarse de su poca fortuna en materia educativa.
“(…) La escuela sin Dios subsiste apelando la secta a los conocidos sofismas de quela enseñanza religiosa es inconvinable con la tolerancia de cultos, de que el Estadono debe proceder contra sus principios, de que la instrucción religiosa le toca a lospadres de familia,(…).Los padres de familia pobres, que son la mayor parte, no tienen tiempo paraocuparse de esto y si lo hacen es siempre de una manera incompleta y los niñossalen de las escuelas sin creencias y hasta persuadidos de que no deben tenerninguna”. 110
.Los católicos acabaron por convencerse de la importancia de la escuela laica, pero
no por ello dejaron de atacar al sistema laico y al liberalismo que veían como fuente de
todos los males, en sí eran cuestiones de segundo término en donde quizás las
consecuencias fueron la falta de claridad de los términos como modernidad, pues fue muy
incomprendida.
“De importancia incalculable es sin duda alguna la instrucción pública. Entre todoslos ramos de la administración merece atención preferente y aquel perseveranteempeño que no pierde de vista ni por un momento el objeto que se persigue y quesólo puede alcanzarse por medio de esfuerzos constantes y de una acción acertada yeficaz.Por desgracia, ha podido presenciar nuestra época que el liberalismo emponzoña laciencia, mezclándole errores sin número que la sacan de ese camino y lo conviertenen fuente de males y desordenes y que pervierte su uso haciéndola servir tan sólo aldesarrollo del orgullo y de la sensualidad, y al fomento de las pasiones y de losvicios”.111
Al final los católicos acabaron por aceptar la intervención del Estado en materia
educativa y vieron muy bien el hecho de que se combatiera el analfabetismo, pues el papel
de la educación era para ellos el reforzamiento de la identidad nacional.
110 El tiempo, 11-marzo-1892.111 La voz de México, 22-octubre-1894.
59
“Si en algún ramo es requerida la inspección y vigilancia del Estado, es en el de lapública enseñanza, cuando no hay impulsos propios de una nación, para salir de lassombras de la ignorancia.En tal caso, y como alta medida de preservación nacional, es no solamente tolerable,sino beneficioso, que el Estado ahuyente por doquiera el analfabetismo, empleandohasta los medios coercitivos de que dispone; retirándose, no obstante, de estapatriarcal atribución, cuando empieza a asomar, la iniciativa individual en demandade esas prerrogativas docentes”.112
Los católicos se basaron en las cifras oficiales para elogiar el logro del gobierno en
materia educativa, aceptaban sobre todo el triunfo sobre la ignorancia y no pusieron en tela
de juicio los datos que el gobierno manejaba.
“En efecto, con cifras bien comprobadas, patentizase en estos datos, la fuerzadifusiva que ha adquirido la instrucción oficial, al grado de que el número deiniciados en ella casi se aproxima al número de individuos en edad docible, indicadopor los padrones escolares, celosamente registrados por los agentes de la enseñanzaobligatoria. Más de un setenta por ciento es la proporción entre los niños quefrecuentan las aulas y la población total de ellos que vive en el Distrito Federal; y simoderadamente concedemos un veinte por ciento de escolares que reciben cuidadosprivados, resulta que la negra legión de analfabetas se ahuyenta; como dice uninspirado poeta ‘espantada de tanta luz’.Sin reticencias de ningún género debe aplaudirse este triunfo sobre las tinieblas”.113
La ambigüedad que caracterizó a los católicos se puede resumir en la aceptación de
la escuela laica y el reconocimiento de ésta como elemento de identidad nacional en contra
del mundo católico que era más homogéneo y la educación religiosa que también la
equiparaban como elemento de identidad nacional ya no tuvo aquí la gran importancia.
“Señalábamos, en nota anterior, y aplaudíamos los triunfos alcanzados sobre laignorancia popular, en virtud de la difusión más amplia de la enseñanzaprimaria(...).Así pues, la instrucción primaria, más que de dirigirse a inculcar nociones, tiende arevelar propensiones y aptitudes para cada ramo de las ciencias, a marcar rumbosbien determinados al ulterior desenvolvimiento de la población escolar. (...) y laenseñanza pública es nada menos que la formación del alma nacional”.114
112 El tiempo, 24,-enero-1903.113 El tiempo, 21-febrero-1903.114 El tiempo, 27-febrero-1903.
60
Quizá estas posturas de los católicos se debieron a que al reconocer la educación
oficial, ellos podrían tener voto en las decisiones que se tomaran en materia educativa y así
lo hicieron entender afirmando que:
“Al quitar o prohibir toda clase de imágenes cristianas en las escuelas laicas, sobretodas, el crucifijo, no se hace distinción en las que puedan tener un valor artístico ylas desprovistas de él. Pero los pedagogos modernos recomiendan mucho que seponga a la vista de los alumnos objetos de arte. Preconizan notablemente las visitasa los museos y a las galerias de pinturas. Pero en tales establecimientos abundan loscuadros religiosos, y entre ellos, las crucifixiones. No hay, pues, inconveniente enexponer la imagen de Jesús crucificado, a las miradas de la infancia. ¿Por qué,entonces, no permitirla en las escuelas? Si el crucifijo es una obra de arte, se cometeun crimen de lesa estética, quitándolo o no permitiéndolo en el salón de clase”.115
Donde los católicos se pusieron muy intransigentes y belicosos fue en la educación
de la mujer porque atentaba contra las tradiciones y las costumbres del pueblo católico, más
aún para ellos la mujer no estaba capacitada porque su inteligencia era inferior y
desvirtuaba el papel de la mujer como madre, por ello no estaban dispuestos a soportar que
la mujer abandonara su hogar y así lo hacían saber:
(…) Somos los primeros en pregonar que esa no es educación y que el modernismoes una simple farsa que trastorna los cerebros y los llena de brumas y de teoríasinsuficientes.En la enseñanza de la mujer se ha querido introducir la impiedad, y fruto de ella esla educación que se imparte en los colegios. El racionalismo más burdo y másgrosero se nota en los métodos pedagógicos en boga, y al fin el alumno cuando salede la catedra cree saber mucho y no sabe nada.¡Cuantas alumnas de aquellas que disertan sobre la depreciación de la plata no sabenun ápice de doctrina cristiana é ignoran las obligaciones que la mujer contrae con suhogar, desde que tiene amplio uso de razón y puede atender siquiera en susmomentos de ocio á sus deberes domésticos!Conocemos, desgraciadamente, muchos de esos ejemplares, y es de lamentarse quetales seres estén preocupados con los oropeles de una instrucción falsa quetranstorna los cerebros, y que nada hace por formar el corazón de la mujer.(…)
115 La voz de México, 10-octubre-1908.
61
¡Cuán grande sería el Estado, si no olvidara que tiene obligación de hacer de lamujer el ángel del hogar y no la literata, la masona ó la cientifica que degenere de susexo y se envuelve con el ropaje falso de conocimientos superiores á su inteligenciay á su modo de pensar común!”. 116
La mujer no había nacido para estudiar y así lo enfatizaron los católicos, su misión
en la sociedad era la de procrear y mantener a la prole y la educación laica estaba
desvirtuando su papel.
(…) Lo que nosotros pretendemos: que se instruya a la niñez, que se la eduquecristianamente, porque sólo así podría ser útil, benéfica y fecunda la educación; queá la mujer se le instruya como conviene á la delicadeza, importancia y trascendenciade su misión salvadora que tiene que desempeñar no sólo en la maternidad, porqueeste exclusivismo, hace de la mujer una hembra y nada más, sino también en lacategoría de la virgen cristiana en el hogar y en la familia, en donde esta toda unamisión de paz, de dulzura y de virtudes heroicas que tiene que ejercer la que no hasido llamada á dirigir la familia. A todo esto se oponen la instrucción laica, la charlatanería del normalismo, elenciclopedismo de los nuevos programas de enseñanza y todo lo que, nacido de lasecta liberal, hemos combatido y seguiremos combatiendo, porque esos factoresdarán si acaso, marisabidillas, bachilleras y descocadas, pero nunca excelentesmadres de familia ni mujeres virtuosas”.117
Para los católicos la mujer sólo debía existir en función del esposo, la familia, el
hogar y de manera supeditada apoyando estos tres elementos, no debía tener autonomía, así
opinaban los católicos cuando el Estado por medio del Consejo Superior de Educación
proyectaban abrir una escuela secundaria exclusivamente para mujeres:
“Sigue preocupándonos el Consejo Superior de la Educación porque se cree unaescuela secundaria para niñas, una escuela en la cual las alumnas no se preparenpara el profesorado, ni para una carrera científica, sino para la lucha por la vida ymás principalmente para el hogar.Trátase de que la mujer, lo cual es muy raro, sino une su suerte con algún hombre,por medio del matrimonio tenga una manera honesta de vivir o si llega a casarsesepa ayudar a su esposo, consagrándose a las tareas domésticas.
116 El tiempo, 16-julio-1895.117 El tiempo, 5-septiembre-1895.
62
Más hoy se quiere dar mayor ensanche a la educación de la mujer con detrimentodel mismo hogar que podría formar más tarde”.118
Sobre todo los católicos consideraban que la instrucción de las mujeres era inútil y
el estado sólo quería gastar los recursos de manera irracional, para que el número de
escuelas se viera aparatoso.
Pero pronto cambio la postura de los católicos cuando vieron que la escuela oficial
estaba teniendo éxito y no tuvieron otra opción sino reconocer la importancia del papel que
estaba jugando el Estado en materia educativa, más sus opiniones no quedaron solamente
en el elogio, sino que trataron de que otras escuelas tuvieran también difusión, irónicamente
en beneficio de la modernidad del país.
“Grande es el número de niños y jóvenes que, año por año, s inscriben en los librosde registro de los establecimientos de instrucción pública, bien en aquellossostenidos con dinero de los católicos, bien en los que fomenta el gobierno de lametrópoli, o en los que pagan los gobiernos y municipios de los estados.No cabe duda en que ha sido provechoso y contribuido en mucho a nuestro adelantointelectual ese afán de instruirse, de que ha dado muestra la juventud sensata de larepública y el cuidado que han tenido los gobiernos de que la instrucción mejore, noreparando en sacrificios para conseguirlo(...(...) han procurado la prosperidad y el adelanto de los establecimientos meramentecientíficos y literarios, consagrando una que otra mirada a las escuelas de artes yoficios, de tanto provecho no sólo para los hijos de nuestros artesanos, el día en quese les atienda como es debido, sino para cualquiera que desee ser útil a la patria y ala industria, aprendiendo por principios científicos un oficio u arte que más tardedará al artesano alta honra y excelente lucro”.119
Al ser grandes críticos del sistema ya fueran fundados o infundados sus argumentos,
los católicos tuvieron más visión que los propios estadistas, ya que vieron que había un
gran hueco en instrucción técnica y tecnológica en materia educativa, de esta manera
también la educación primaria y laica como elemento de modernidad tenía sus límites y así
118 La voz de México, 1-septiembre-1907.119 La voz de México, 6-noviembre-1886.
63
lo hicieron saber, “falta mucho que hacer en la república respecto a instrucción elemental y
técnica de los labradores para que conozcan cuales son los procedimientos más ventajosos;
pero seguros estamos de que nadie negara la utilidad de la empresa a que nos referimos”.120
Trataron de que la población se interesara por estos temas a la vez que resaltaban la
importancia de este tipo de educación
“Para que se interese mayor número de personas en el empeño de mejorar yextender el cultivo de la tierra, el primero de todos los incentivos es sin duda alguna,la educación intelectual del gremio agrícola.La ciencia es el primero y el más precioso de los capitales, y donde esta riquezaescasea o esta mal repartida, no hay que esperar notables adelantos en la vidaeconómica de una nación.Y esta instrucción ha de ser principalmente para los agricultores, porque ellosforman la inmensa mayoría de la población, porque de la agricultura vivimos todos,y porque esta es la base de la verdadera civilización.Hay, pues, necesidad imprescindible de difundir la enseñanza agrícola por todos losmedios posibles, y nuestra sociedad lo ha comprendido así al dar en ese sentidoalgunos pasos que han merecido la aprobación de la prensa y del público en general.Sobre todo, la instrucción agrícola, la verdadera educación del pueblo, se impone, yesfuerza darla gratuitamente a toda hora y a todo momento”.121
Los católicos apoyaban este tipo de instituciones, pues consideraban que la
agricultura era el motor de la economía y a la vez denunciaban la apatía de la población y
del gobierno por este tipo de escuelas, y al mismo tiempo enfatizaban sobre el atraso
tecnológico que caracterizaba a este ramo de la economía.
“Entre las agrupaciones profesionales que en la República existen, quizás se lleve laprimaria por el carácter primordial a la vez que trascendental de sus estudios, laSociedad Agrícola Mexicana, fundada hace más de veinte años por un corto aunqueselecto concurso de agrónomos y cultivadores prácticos, que no han cesado deesparcir, a pesar de la indiferencia oficial y aún del egoísmo general, losconocimientos de provechosa aplicación para sacar a la agricultura nacional de suedad rudimentaria y casi diríamos que faraónica en sus procedimientos de culturade los campos”.122
120 El tiempo, 7-julio-1897.121 El tiempo, 14-septiembre-1897.122 El tiempo, 17-abril-1907.
64
EL MATRIMONIO CIVIL.
Las funciones del registro civil durante el Porfiriato eran ya aceptadas y
reconocidas, los nacimientos, defunciones y matrimonios eran un hecho consumado que
caía en la jurisdicción del gobierno, esto lo reconocían sin ningún problema los católicos, se
consideró como todo un éxito la secularización de estas instituciones y los católicos
apoyaban en este sentido las decisiones y cambios que pudieran ocurrir.
La racionalización y las instituciones civiles como elementos de la secularización
se habían impuesto en la sociedad porfiriana, y así lo hacían notar los católicos al publicar
en sus diarios la importancia del registro civil como servicio público que favorecía a la
población y la preocupación que el gobierno tenía por crear más módulos del registro civil
en los que la gente pudiera registrarse ya que eran la única fuente de legalidad.
“Después de concienzudos y muy detenidos estudios, que por algún tiempo hahecho el gobierno del distrito, y tomando en consideración el incremento que, día adía, se nota en la población del Distrito Federal, y muy especialmente en la ciudad,ha resuelto, y ya esta aprobado por el Ministro de Gobernación establecer cincooficinas para registrar los actos que caen bajo el dominio del Registro Civil:nacimientos, matrimonios, defunciones, etc.Estas cinco oficinas que se denominaran Oficialías del Registro Civil, se repartiránen toda la ciudad, situándolas hasta donde sea posible, en concordancia con lasdemarcaciones, sin que esto excluya que las familias ocurran a los juzgadoscentrales, que son dos, si así lo desean para registrar sus actos, pues el único objetodel gobierno, al crear estas nuevas dependencias, es facilitar a los habitantes de lacapital el cumplimiento de las leyes civiles, tan trascendentales en este sentido,puesto que son la única fuente legal para precisar el estado de las personas”.123
No obstante, los católicos fueron renuentes a conocer un punto del registro civil y en
este caso fue el matrimonio, la cuestión es simple, los católicos seguían equiparando al
matrimonio como un sacramento, un compromiso con dios y para dios, una ley divina que
123 El país, 1-agosto-1899.
65
podía regular las relaciones de una pareja sin más coerción que la fe y por ello veían
innecesario el matrimonio civil, no reconociendo en este caso la legalidad del registro,
“igualmente debe ser para toda cosa cierta, que si alguna unión se contrae entre los fieles de
cristo fuera del sacramento, no tiene razón ni fuerza de verdadero matrimonio; y aun
cuando se haya verificado convenientemente dicha unión por las leyes civiles, nunca podrá
ser más que un rito o una costumbre introducida por el derecho civil”. 124
El matrimonio civil tenía la categoría de concubinato para los católicos pese a
reglamentar por medio de la ley las relaciones de pareja, sólo los sacerdotes podían casar a
éstas:
“Los católicos de todo el mundo sólo reconocemos como matrimonio la unión delhombre y la mujer, cuando reciben el sacramento, instituido por Dios, conautorización de un sacerdote católico. Por demás esta decir que cualquiera otraunión no es para nosotros otra cosa que un simple concubinato.Reconocemos los efectos del matrimonio civil solamente en cuanto lo que se refiereal simple contrato, en lo relativo a los bienes; pero nunca podemos reconocer comounión lícita la que inventaron los demagogos para desconocer la autoridad de laiglesia”.125
El matrimonio religioso estaba por encima del matrimonio civil en las explicaciones
de los católicos, a la vez que creían una invasión y usurpación de funciones de las
competencias entre la esfera católica y el derecho civil, por ello cuando un funcionario del
registro civil sancionaba un matrimonio, creían que el derecho civil se imponía sobre lo
espiritual, ya que se reconocía la importancia de regular las relaciones de una pareja por
medio de la ley.
“Ahora bien: si el contrato matrimonial es sacramento, no cabe duda que sólo laiglesia puede tenerlo bajo su jurisdicción y que determina lo que fuere necesario.Sólo a los ministros de la iglesia incumbe velar por la validez de los sacramentos ydecretar los convenientes para ellos. A ningún Presidente o Ministro ó Gobernadordiputó Jesucristo para administrar algún sacramento, luego nada tiene que ver con el
124 El tiempo, 26-abril-1910.125 La voz de México, 28-octubre1906.
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contrato matrimonial entre cristianos, que todo cuanto tiene de entidad participa larazón del sacramento. Toda ley, pues, que pretendiera despojar al matrimoniocristiano de su indisolubilidad además de ser una ley injusta y una ordenanza nula,es sacrílega y no puede merecer la atención ó exigir la menor observación de unmagistrado, y cualquier acto legal, por el cual se procurara aflojar el vinculomatrimonial entre los cristianos, es igualmente nulo y de ningún valor y tiene toda lamalicia de sacrilegio, es decir, la de violación de una cosa sagrada.126
Una de las razones que aducía los católicos para no aceptar el matrimonio es que al
menos en el sacramento tenía la categoría de indisoluble, pero también que socialmente no
era bien visto o reconocido al menos entre la población católica, al mismo tiempo que
consideraban cargas innecesarias la legislación sobre el matrimonio civil, en si fue un
ataque a esta ley durante todo el Porfiriato por parte de los católicos.
“Contra esas invasiones del Estado en terrenos de la iglesia, la sociedad clama sincesar pidiendo que se la deje expedita en el ejercicio de sus derechosimprescriptibles. Pero todo es en vano; la ley civil sobre la conciencia; la reformasobre la voluntad del pueblo.¿De que sirve, por ejemplo, entre nosotros, el llamado matrimonio civil?Únicamente de substraerse a las penas que la ley impone, pero nunca como un títuloal respeto público ni a la santidad del hogar. Sin las bendiciones de la iglesia escomo sino existiera, nadie le reconoce, ni es admitido en el concierto social”.127
Con las posiciones intransigentes de los católicos que se desarrollaron a lo largo del
Porfiriato, hubo algunos debates sobre la incapacidad del Estado por regular relaciones que
al menos la iglesia si había mantenido constantes, en este caso eran las relaciones familiares
que por medio de la fe se habían mantenido uniformes y creían que un simple contrato
acabaría por ser desechado.
“Enseña la masonería que el acto por el cual se constituye a la familia, que es elmatrimonio, nada tienen absolutamente que ver con Dios ni con la religión. Elhombre, dice, se junta a la mujer, porque a eso llama a ambos su común naturaleza,sin que ninguna ley divina deba regular las condiciones de esa unión.
126 El tiempo, 3-octubre-1893.127 La voz de México, 28-julio-1886.
67
Más como esto es muy groseramente animalesco par que lo acepte sin protesta elgénero humano, que al fin aun se reconoce superior en alguna cosa a losirracionales, la masonería ha inventado, para colorear esas uniones sin Dios, unacierta sanción falsa, lo más posiblemente imitada de la verdadera, y la acondecorado con el nombre de matrimonio civil. Atribúyese así el Estado en lugarde Dios, el derecho de sancionar la unión legal de los dos sexos, y de prescribirledeterminadas condiciones.Queda, pues, el matrimonio reducido a las condiciones de todo contrato, o mejordicho de simple trato, como lo llama no sin gracia un ingenioso escritor”.128
Al no reconocer los católicos el matrimonio civil como valido, el debate sobre la
legalidad de este fue mucho más allá, sobre todo a nivel práctico entre los contrayentes que
los ponían en una situación muy comprometida entre la fe y la legalidad que el Estado
confería, la cuestión fue que quizás los contrayentes fueron obligados primero asistir al
contrato religioso por medio de su fe, antes que al registro civil, cuestión que despertó
recelo en las autoridades civiles, por el hecho de que la población hiciera menos o dejara en
segundo término al contrato civil.
“Mucho se ha discutido últimamente en la prensa si es o no conveniente que lossacerdotes católicos, antes de celebrar un matrimonio exijan a los contrayentes lapresentación del acta del registro civil en que conste en que han cumplido con lasformalidades prescritas por la ley para que su enlace sea valido ante el Estado.Siendo este de institución divina, y siendo la iglesia depositaria de la verdad y de laautoridad de Dios, siguesé que sólo a ella compete legislar acerca de lascondiciones, validez e impedimentos del matrimonio.De todo esto se infiere que sólo la iglesia puede y debe legislar acerca delmatrimonio. Las autoridades civiles en un Estado cristiano deben únicamentesancionar y reconocer la validez del matrimonio canónico. Para los católicos el actocivil del matrimonio es sólo una notificación que hacemos al Estado de querer vivirlos esposos unidos hasta la muerte y la sanción ante la ley de la unión celebrada anteDios y la sociedad, es enteramente ilegal pretender que se exija a los sacerdotes[que] obliguen a los contrayentes a que se presenten a inscribir su enlace en elRegistro Civil antes de que se verifique el matrimonio religioso”.129
El problema pasó a mayores al transitar de una enconada discusión a la total
rebeldía ante los preceptos legales por parte de los católicos y del consentimiento del clero
128 La voz de México, 18-julio-1891.129 El tiempo, 3-noviembre-1893.
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bajo, ante ello el gobierno tuvo que tomar posturas más rígidas e inflexibles y en ese
momento los católicos cambiaron de una actitud de rebelión a una de conciliación y
tolerancia.
“No es verdad que los sacerdotes aconsejen que no se registren en las Oficinas delEstado Civil, los autos que marca la ley.Lo que han dicho los sacerdotes, tanto a los sabios como a los ignorantes, encumplimiento de su deber, es que el hecho de registrar el nacimiento de un niño o elcontrato matrimonial, no quiere decir ni que el niño este bautizado, ni que loscónyuges hayan contraído matrimonio.Han cumplido con un precepto de la ley para los efectos civiles y nada más”.130
La postura de los católicos es compresible por su tradición y educación de la
familia, pues ellos consideraban al matrimonio indivisible por ser una cuestión divina y el
matrimonio civil no podía ser aceptado porque también incluía el divorcio, esto quiere decir
la posibilidad de deshacer el vínculo matrimonial si las cosas no funcionaban bien;
desgraciadamente para ellos las condiciones jurídicas de una sociedad moderna se estaban
formando y estaba en peligro su autoridad moral que cada vez era más obsoleta.
El divorcio era mal visto entre los católicos por que ponía en peligro a la institución
familiar al mismo tiempo que daba la posibilidad a la mujer de tener hijos de cualquier
personaje, e institucionalizaba de manera indirecta la prostitución y el libertinaje del pilar
más fuerte de la familia y la sociedad.
“Si un congreso, el que por medio de una ley faculta a mujer una para tener hijos deFulano, por medio de otra ley, la del divorcio, la facultara mañana para tenerlos deZutano y Mengano. Esto no es una suposición, por liberales y ante un congreso deliberales, se han propuesto ya varios proyectos de divorcio o cual más bárbaro yabsurdo. Tras estos vendrán otras, obra también del liberalismo, y cuando alguno se
130 El país, 11-diciembre-1902.
69
apruebe, ¡ adiós de las tres del matrimonio, la familia y el hogar!. El matrimonio sereducirá a una escena de comedia ante el registro civil”.131
Para los católicos el aprobar el divorcio ponía en peligro a la sociedad, debido a que
la familia representaba la base fundamental de la cohesión social, sin esta la sociedad caería
en una desmoralización total y quedaría sin hogares y por lo tanto reinaría el caos por la
falta de una base que sustentara a la sociedad.
“Calculemos todas las consecuencias prácticas del divorcio aceptado por laslegislaciones, y veremos sus desastrosos efectos y la ruina de la institución de lafamilia, fuente única legitima de toda sociedad civilizada; porque el matrimonio esel vínculo es la base, el baluarte de la familia; y el divorcio es el vínculo hechopedazos, la base arrancada de su asiento y el baluarte echado por la tierra: es eloprobio, la degradación y la destrucción de la familia, y como última consecuencia,el envilecimiento, cuando no la ruina de esa sociedad.Quitada esa unidad con su carácter indisoluble, la familia se divide, se deshace,viniendo a reinar el caos y la anarquía en la sociedad doméstica, que es por muchostítulos, como ya lo hemos dicho, no sólo la fuente, sino el modelo de la sociedadcivil”.132
Lo que en realidad se estaba perdiendo frente a la modernidad era la supeditación de
la mujer frente al hombre, en el ámbito educativo y familiar, cuestión que trataban de
impedir los católicos por medio de argumentos caducos e infundados.
BENEFICENCIA PUBLICA
Otro de los elementos que se secularizaron en la sociedad porfiriana fue el de las
instituciones de beneficencia y que representaron una forma diferente de organizarse y de
llevar los beneficios a los más desprotegidos, cuestiones que chocaban con la forma de
beneficencia católica o religiosa.
131 El tiempo, 21-mayo-1892.132 La voz de México, 4-diciembre-1891.
70
Los católicos tuvieron mucho cuidado en hablar de las instituciones de beneficencia
por parte del gobierno en especifico y se enfocaron más a disertar sobre las dos
concepciones que se tenían de la beneficencia: la caridad religiosa y la filantropía moderna.
Para los católicos estas dos versiones de beneficencia no eran complementarias sino
contrarias y enemigas a la vez, una emanada de la voluntad de dios, la otra creación del
hombre moderno. Y por lo tanto los católicos estaban obligados a combatir por ser ésta
solamente especulación.
“Filantropía y Caridad pertenecen a esta categoría. Emitidas ambas parecen ya nosinónimas, sino idénticas, supuesto que ambas significan la disposición benefactorahacia los individuos de la familia humana. ¡oh! Pero si se ven las cosas de cerca,que abismos de ideas hay entre uno y otro vocablo.Filantropía es, la más de las veces, un anzuelo del lucro. Una institución debeneficencia(...) es por lo general una mina de peculados, que se ejerce en toda laescala jerárquica, desde la cocinera que suprime una onza de arroz en el puchero,hasta el señor administrador que tiene pingues igualas con cuanto ávido contratistamerodea por la ciudad.La Caridad tiene una acepción muy sencilla: es la virtud teologal que nos enseña aamar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos. Aquí, elbeneficio tiene por principal móvil la fraternidad cristiana, bajo el hogar espiritual,bajo el hogar espiritual del padre celestial. Esta virtud no puede revestir lasasemblanzas de la hipocresía, porque brota directamente de la conciencia vigiladapor la mirada del creador.En México, país de benevolencia, como educado que fue en la tradición católica,hay más caridad que filantropía. Sin embargo, la civilización puramenteadministrativa que se ha dado a hospicios y hospitales tiende a implantar entrenosotros las falsías de la beneficencia oficial”.133
Los católicos consideraban a la filantropía como una copia de la caridad y creación
del diablo, los pretextos eran muchos para descalificar las acciones de los filántropos, pero
lo que más odiaban era que la filantropía no se hacía en nombre de Dios, sino en nombre de
las instituciones y del hombre; los medios por los cuales se realizaba también eran motivo
de descalificación y encono, uno de esos medios eran las loterías.
133 La voz de México, 8-diciembre-1898.
71
“La más alta de las virtudes, la caridad, no ha escapado de la imitación diabluna yha creado la filantropía, que es una caricatura ridícula de la caridad.Para los impíos ha creado el diablo una caridad verdaderamente diabólica, a que hadado el nombre de filantropía, una caridad sin sacrificios, sin abnegaciones, sinheroísmos.Esta es muy sencilla. Mañana se ocurre a un filántropo o filantropa, que también lashay, enviar socorros a una población que ha sido víctima de un desastre, o fundar unasilo laico, porque donde handa la filantropía no se debe pronunciar el nombre deDios.Más este, necesita que otros filántropos le ayuden, para lo cual se le ocurreorganizar una Kermesse, una función de teatro, una corrida de toros, etc., einmediatamente acuden los filántropos como moscas, y los periódicos nos refierenque D. Fulano regaló para la fiesta, tantas cajas de vino, que D. Zutano cedió tales ocuales cosas, que D. Mengano hizo tal donativo en metálico, etc.Se celebra la fiesta y los filántropos ocurren a ejercer la caridad diabólica,comiendo, bailando, bebiendo, jugando”.134
La caridad era mucho más que la beneficencia simple o la filantropía y es que la
caridad para los católicos obedecía a mantener las relaciones sociales reguladas, como un
derecho natural y divino al mismo tiempo, era la causa de la paz en las clases sociales.
“Hay una escuela moderna que aspira á la nivelación de las fortunas por medio de ladistribución de la propiedad. Ya esta desacreditada esa escuela, y tanto, que casi hadesaparecido enteramente como todas las demás utopías comunistas.La única igualdad posible en este punto es la que resulta de la práctica de la caridadevangélica. Ella es la que, obligando a los ricos a ser misericordiosos y á los pobresá ser pacientes, viene á establecer ese nivel de bienestar y sosiego a que en vano sepodría por las leyes de los hombres”.135
La popularidad que adquirió la filantropía en las capas elevadas de la sociedad como
una forma de beneficencia, obligó a los católicos cambiar su postura frente a las
instituciones gubernamentales y tuvieron que reconocer la importancia de estas, “El asilo
de mendigos es un excelente establecimiento de caridad que con todo empeño
recomendamos al público; pues favoreciendo este magnifico plantel se ejerce aquella
134 La voz de México, 18-noviembre-1908.135 El tiempo, 22-diciembre-1893.
72
preciosa virtud haciendo bien al indigente sin peligro de fomentar vicios”.136 Y así
opinaban, “visitamos ayer uno de los más notables y más útiles establecimientos de
Beneficencia privada que existe en México: el Asilo de Mendigos. Las personas caritativas
que contribuyen con donativos para sostener la vida del Asilo de Mendigos, deben estar
satisfechos de lo bien empleado de su dinero”.137
La forma con que recaudaban sus ingresos los filántropos ya no les parecía tan
descabellado, “no sabemos a punto filo cual sería el resultado pecuniario de la fiesta que
destinada al bazar de Caridad y en honor del General Díaz, se verifico el domingo en la
Alameda; pero lo cierto es que sus organizadores, y todas las personas que en ella se
tomaron parte, merecen sinceras felicitaciones”
No obstante declaraban no sin amargura que,“en las instituciones de beneficencia lo
mismo que en todas las corporaciones de carácter público se nos excluye, no por falta de
preparación y méritos que se nos reconocen, sino porque somos una flagrante contradicción
a las tendencias disolventes que lo contaminan todo”.138
En consecuencia se enfocaron a ensalzar un poco más a la beneficencia privada y
apoyar sobre todo a aquella que viniera de católicos laicos, “las sociedades de beneficencia
particular que en México existen, son en número escasísimo y las conferencias de San
Vicente de Paul que pueden considerarse como las principales, apenas si pueden sostener a
unas cuantas familias y eso de una manera muy limitada”.139
Las decisiones de particulares fueron reconocidas igual “Las señoritas Larrainzar
iniciaron hace algún tiempo el establecimiento de un asilo para ancianos. Tan filantrópica
136 La voz de México, 26-mayo-1898.137 La voz de México, 12-febrero-1904.138 La voz de México, 12-enero-1908.139 La voz de México, 1-diciembre-1907.
73
idea fue acogida con entusiasta caridad por varias familias de esta capital y de la vecina
Villa de Guadalupe, que con sus donativos colaboraron de la manera más eficaz a la
fundación del citado asilo, que al fin quedó establecido en la citada villa”.140
Pese a que reconocieron la importancia de las instituciones como se mencionó
anteriormente, las críticas simplistas al manejo de estas instituciones y sobre todo a su
personal no se dejaron esperar.
“El gobierno, como es sabido, gasta fuertes sumas en las casas de beneficencia,tanto para que estén bien dotadas de todo lo necesario, cuanto para que el servicioen ellas sea eficaz y lo más perfecto posible.Esto es muy loable, porque los beneficios directamente son los infelices que recibenasistencia en dichos establecimientos.Pero suele suceder que algunos empleados de ellos, hacen ineficaces la buenavoluntad y los sacrificios del gobierno, ora desatendiéndose en el cumplimiento desus deberes, ora faltando a las leyes y aún a los asentamientos humanitarios.Esto es lo que acontece actualmente en la Casa de Niños Expósitos, según se nosdice en una carta que tenemos a la vista”.141
De esta manera afloraba una vez más su postura ambigua frente a las nuevas
instituciones y sobre todo pesaba el reconocimiento al gobierno.
140 El tiempo, 21-julio-1897.141 El tiempo, 29-septiembre-1904.
74
III. EL PROGRESO.
Uno de los elementos con que más se identifica a la modernidad es precisamente el
progreso material que ha desarrollado determinado país o sociedad, por ello la mayoría de
las políticas de un gobierno esta enfocada a mantener una imagen de progreso y desarrollo
económico y esto se refleja en concreto con la urbanidad y mejoramiento de las ciudades,
aunque a veces no se tenga, sino en el discurso; éstas políticas sirven para mantener una
buena imagen del sistema a pesar de ser un reduccionismo de la modernidad.
En el Porfiriato tales políticas no fueron la excepción, quizá fue en este periodo
donde se dieron más este tipo de cuestiones, para mantener una opinión pública favorable,
el transporte público representó uno de los pilares de la modernidad porfiriana, los
ferrocarriles, los tranvías, la electrificación, así como la constante expansión de la mancha
urbana, que en este caso no obedecía a la lógica del progreso económico, sino a las
constantes migraciones internas en busca de una mejor vida en las ciudades.
Los católicos también recibieron es este caso de manera ambigua tales resultados y
se quejaban constantemente que el progreso material no sería la solución a la grandeza del
país, “Resulta, pues, que no puede llamársele progresista a un gobierno que ha construido
ferrocarriles, que ha fundado escuelas, y que ha hecho aumentar la prosperidad material. No
ha hecho progresar a la nación”.142
Paradójicamente los católicos percibieron este reduccionismo de la modernidad y lo
interpretaban a su manera, en este caso su ambigüedad resultaba positiva al menos en la
forma de aclarar las cosas, de cualquier manera denunciaban los límites de la modernidad
porfiriana.
142 El tiempo, 24-febrero-1893.
75
El progreso material era para los católicos la decadencia de la sociedad y la
civilización, el hecho de que la sociedad tuviera logros materiales no resolvería los
problemas o al menos no sería la felicidad de los hombres.
“Todos los siglos han tenido sus falsas grandezas; pero quizá ninguno las ha tenidotantas como el nuestro.En nombre de la luz se ha difundido tinieblas; en nombre de la ciencia ignorancia.En nombre de la ilustración se han dilatado los dominios del oscurantismo, y ennombre del progreso se han abierto las cavernas sin aire y sin luz del retroceso.En México, como en todo el mundo se ha verificado tal fenómeno”.143
Uno de los puntos a resolver era precisamente la espiritualidad y la moral de los
hombres, elementos que no estaban garantizados en las sociedades modernas. “Mucho
progreso aparente, mucho bombo; pero al final de cuentas salimos con que todo lo que
adelantamos en el orden material queda opacado por el atraso moral en que nos
hallamos”.144
Y se desencantaban con la actitud de la gente, “Pues precisamente porque la
multitud se alegra con las fiestas, y porque una gran multitud canta himnos a la
prosperidad, es por lo que sentimos hondo pesar, al ver que estamos en el pleno reinado de
la materia. Todo para el cuerpo nada para el espíritu; todo para los sentidos, nada para el
alma”.145
Posteriormente y como se viene sustentado, la opinión de los católicos cambia de
manera radical y sustentándose en su doctrina, afirmaban que, “los principios de nuestra fe
religiosa trazan a los católicos, sin posible genero de duda, la línea de conducta más cierta y
143 El tiempo, 15-marzo-1893.144 La voz de México, 18-septiembre-1906.145 La voz de México, 16-mayo-1907.
76
más conveniente a la paz, al orden, al progreso material, en una palabra, a toda política
verdaderamente patriótica y sabia”.146
Es tal vez el público católico uno de los más enredados en la explicación de la
modernidad, al escuchar y seguir de alguna manera las afirmaciones de sus interlocutores y
más cuando los católicos describían a su generación así:
“La generación que abre hoy los ojos a la vida, si bien oye repetir en torno suyo quela nación a progresado considerablemente, no adquiere concepto cabal de lo grandedel adelanto, si para hacérselo palpar no se establece una comparación entre lo queera México antes que la paz y el orden público presidieran sus destinos, y lo que eshoy, después de logrados tan incomparables beneficios.No cabe duda, la nación ha entrado en una nueva senda de orden, estabilidad yprogreso, y no es quimérico asegurar que continuando las cosas como van, dentro detreinta años, duplicara nuestra población y nuestras rentas públicas, llegaremos aocupar el primer puesto entre las naciones hispano-americanas”.147
El progreso material fue uno de los puntos culminantes en que los católicos se
vieron envueltos en sus ambigüedades, no lograban superar esa antitesis del desarrollo
espiritual y el bienestar material que tanto fascinaba a la mayoría de las personas y que de
cualquier manera resolvía de manera más práctica los problemas inmediatos de la población
que la mismísima espiritualidad.
Es probable que sus opiniones fueran moldeadas por el grado de aceptación que del
progreso material tenía la población y de esta forma tratar de ganar o mantener las
simpatías de la gente, pues su postura inflexible -ya que eran los detentadores de la verdad-,
cada vez se desgastaba más con los resultados de la modernidad y en particular la ilusión de
las mejoras materiales.
146 El país, 3-abril-1902.147 El tiempo, 18-marzo-1904.
77
LA URBANIZACIÓN.
En el Porfiriato se dieron grandes transformaciones en la ciudad de México, antes
que en el Distrito federal, dentro de esas transformaciones se cuenta el espacio urbano y el
crecimiento de la ciudad, que sobre todo estaba creciendo del lado poniente, los católicos
fueron los primeros en visualizar la transformación que se estaba haciendo en la Ciudad de
México, según ellos a pasos agigantados, empero este cambio se estaba operando en la
pequeña parte que fue la ciudad colonial, pero eso no dejaba de maravillar a los católicos
que describían el cambio de manera cualitativa
“Gran transformación se ha operado y seguirá operándose, en el centro mismo de lacapital de la República.De la alcaicería no queda más que un trozo, y oros callejones próximos a ella hanquedado convertidos en la hermosa avenida del Cinco de Mayo. (…)Las calles de una población son, en efecto, los canales por donde circula su vida.Los glóbulos sanguíneos que pasan a través de estas arterias están representados porlos transeúntes; por eso la apertura de una nueva aumenta la vida de la ciudad,acortando las distancias y acelerando por tanto la circulación de la sangre en las queson sus venas.Los vecinos antiguos se van á otros barrios que invaden y hacen salir de madre,como las aguas de la exclusa á que antes aludimos.De aquí resulta que el comercio y la industria destierran á los particulares quehabitaban las nuevas vías.Así se efectúan las transformaciones radicales y el incesante desarrollo de lasgrandes ciudades.148
La dinámica de una ciudad en crecimiento no pasó desapercibida para los católicos
y aplaudían sobre todo el hecho de que la ciudad de México estuviera a la par de las
grandes ciudades europeas y tuviera reflejos de ser una ciudad cosmopolita, y que el
comercio sobre todo estableciera sus puntos de encuentro en el corazón de la metrópoli. No
obstante también vieron los límites de este desarrollo urbano, que se circunscribía a la parte
central de la ciudad y lo demás seguía igual que antes o peor.
148 El tiempo, 7-julio-1892.
78
“Eran contadas hace años las innovaciones en la administración municipal de estaciudad. (…)Las necesidades de los pobladores, el ensanche de la población y otras muchascircunstancias han despertado el afán de los Ayuntamientos por las obras públicas,emprendidas a veces con tal ahínco que personas ausentes durante algunos años dela capital se han encontrado, al regresar, cambiada completamente la fisonomía demás de un barrio, como si se hallaran en otra población.A través de las ruinas de templos y conventos y sobre el polvo de los siglos se hanabierto nuevas calles, con aceras de piedra artificial, se han levantado casasremedado palacios y se han estrenado establecimientos de comercio y almacenes delujo de que antes ni siquiera se tenía idea en México.Con estas innovaciones ha ido desapareciendo el aspecto de la ciudad antigua quecaracterizaba a esta capital, aunque todavía esta muy lejos de perder ese aspecto.Con los antiguos edificios, macizos y ennegrecidos por el tiempo; se hunden singran esfuerzo las casas relativamente modernas, panzudas, desplomadas, sembradasde ventanas y balcones irregulares, apoyadas unas en otras como grupo de invalidosque se prestan reciproco sostén; acaban las tiendas sujetas a un patrón uniforme y seinstalan en los puntos más excéntricos las cantinas de más o menos lujosaornamentación con sus sandwiches, su jamón de York, sus pickles, su pale ale y suwhisky, ni más ni menos que en las proximidades de Plateros y san francisco. 149
El centro de la capital fue demasiado pequeño para contener la presión demográfica
que se estaba dando, las calles eran intransitables y el tráfico aumentaba, pero para los
católicos el ritmo como iba creciendo la ciudad y sus necesidades les pareció el menos
adecuado, ya que denunciaron la mala planificación a la hora de construir, sobre todo las
vías de comunicación y los servicios urbanos y los problemas que llevaría a futuro y pedían
el ensanche de la ciudad como una alternativa a los problemas que se veían llegar.
“Se va haciendo ya enteramente indispensable que el Ayuntamiento se preocupe delensanche de la ciudad, pues el aumento siempre creciente de las necesidades de lapoblación, hace preciso que algunas calles del centro de la ciudad tengan mayoramplitud de la que en la actualidad alcanzan.A ciertas horas del día la afluencia de peatones y carruajes de todas clases en elcentro es tal, que la circulación es muy difícil y los peligros de los transeúntes sonmuchos a causa de la aglomeración: la calle de Plateros, entre otras, materialmenteya es estrecha para contener a la multitud que de continua transita por ella; otrotanto sucede con las del Refugio, Coliseo, las de Santo Domingo, las de la
149 El tiempo, 5-abril-1893.
79
Monterilla; sobre todo en la bocacalle de los Portales, de Agustinos y la Diputación:por aquel lugar entran y salen de la plaza, gran número de wagones sin cesar, lo queunido á los coches, carros y demás vehiculos que transitan, hacen que las personasde á pie tengan que esperar largo rato para cruzar sin temor las aceras.Y a medida que pasan los días las dificultades en las vías públicas van siendomayores por causa de las empresas ferrocarrileras y del Ayuntamiento: los postes deteléfono y la luz eléctrica estorban mucho el paso, las curvas de los ferrocarrilestambién; por ejemplo, la de la esquina de la calle del Refugio y de Lerdo, que ocupagran parte de la calle: actualmente en las de Santo Domingo para ampliar labanqueta de la ex Aduana, se esta echando la vía hasta el centro de la calle, lo queserá causa de muchas dificultades; otras calles tienen dos y tres vías; en fin, sisiguen construyendo más líneas urbanas va á llegar el día en que los carruajes nopuedan transitar”.150
Uno de los grandes problemas que enfrentó la ciudad fue su falta de planeación de
las calles, según los católicos representaban un problema para la circulación en la ciudad y
hacían indicaciones a la administración pública para que tomara en cuenta esto y para que
no se repitiera en nuevas construcciones.
“Es de sentirse que las calles en los nuevos cuarteles de la capital, muy poblados ya,como los de San Cosme y Santa Maria la Rivera, sean estrechos en su mayor parte,sin salidas muchas de ellas, y sin comunicación expedita, par que se facilite eltráfico.Y lo que nos proponemos se limita a una indicación general. No sólo para remediaren cuanto sea posible los defectos existentes, sino también par evitar que en lasnuevas colonias que ahora comienzan resulten las mismas irregularidades”.151
De manera sarcástica los católicos describían la vida urbana en el primer cuadro de
la ciudad, y también descubrieron los problemas colaterales que implicaba modernizarse,
en este caso el caos de una ciudad que se estaba quedando pequeña frente a la dinámica de
la población mexicana.
“Más precauciones se necesitan para transitar por las calles de México que paracaminar por los abruptos parajes de la Sierra Madre, porque en éste sólo se tieneuno que cuidar de las dificultades que opone la naturaleza en tanto que en las callesde la metrópoli se encuentran transeúntes poco educados o en estado inconveniente;acémilas cargadas hasta lo inverosímil, carros conducidos por hombres rudísimos,
150 El tiempo, 16-marzo-1893.151 El tiempo, 7-diciembre-1892.
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vehículos de todas clases y condiciones, bicicletas, eléctricos, automóviles y cuantacalamidad puede uno figurarse”.152
Los adelantos tecnológicos también eran dignos de admiración para los católicos,
que consideraban como un bien para la cultura mexicana, a la vez que eran sinónimos de
modernidad, “la electricidad, ese agente maravilloso del que hace algunos años no
conocíamos más que los pocos experimentos científicos que se hacían en algunos de los
gabinetes de física, ha entrado de lleno en nuestras costumbres”.153
Durante el Porfiriato se dio un crecimiento de la ciudad sobre todo en las orillas,
zonas que estaban pobladas por antiguos pueblos y que su fundación se debía al
crecimiento de la población urbana, los católicos describían la situación de manera
sarcástica y burlona.
“A cada rumbo de la ciudad que se extienden las construcciones, se le da el nombrede colonia y de seguir así, llegaremos a tener en sólo los contornos de la capital,más colonias que la poderosa Inglaterra tiene en el mundo entero. Entre tanto la listaya va siendo larga: colonias de Arquitectos, San Rafael, Juárez, Roma, Cuauhtemoc,Teja, Hidalgo, Morelos, dela Bolsa, Valle Gómez, Romero Rubio, El imparcial, SanÁlvaro, Santa Maria de la Ribera, Guerrero, La Condesa, etc., etc.; cuando enrealidad son ensanches de la metrópoli o de las poblaciones cercanas”.154
El método empleado para la construcción de algunas colonias por parte de los
empresarios, fue digno de aprobación para los católicos que sin duda eran métodos
novedosos para la época. “La ciudad camina hacia el poniente, y la parte comprendida entre
México y Tacubaya, esta llamada a un gran porvenir. Allí las casas, con su arquitectura
moderna y sus jardines, lucirán más que en ninguna otra parte, formando un barrio
pintoresco y sano, con vistas á Chapultepec y á las amplias calzadas de aquel rumbo”.155
152 El tiempo, 4-julio-1906.153 El país, 29-enero-1901.154 El tiempo, 23-abril-1907.155 El tiempo, 5-abril.1902.
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Para los católicos la inversión privada fue bien recibida.
“Parece que ya es un hecho la compra que ha efectuado últimamente una compañíade capitalistas mejicanos, encabezada por el Señor Teresa y Miranda de extensos yplanos terrenos al nordeste de la capital, para levantar en ellas colonias nuevas,confortablemente establecidas y con elementos propios para poder tener vidaurbana aislada, estando ligadas, sin embargo, por especial vía férrea, con la ciudad.Estos terrenos están comprendidos en una ancha faja que se extiende hasta el sur deTacuba, rumbo a México.La nueva colonia que se proyecta, y cuyos planos están aprobados, contendrá pocomás de cien casas, amplias, con patios, jardines y huertas, elevándose las centrales,y, sobre todo, la de administración, hasta a cuatro pisos”.156
La manera como se estaba poblando la ciudad era muy loable, pues en este caso
había planificación urbana y todo gracias a las compañías constructoras y la visión de
algunos empresarios que garantizaban los servicios públicos y no sólo el Estado era el
encargado de administrar estos servicios.
“La colonia de la teja, que cuenta ya con más de cuarenta calles terminadas, esconocida con los nombres de Juárez, Cuauhtemoc y Americana, pero seguramenteel título que más se le acomoda, es el de colonia Modelo; modelo por la rapidez yorden con que se ha formado, y modelo por las bases constituyentes de suorganización, nuevas completamente entre nosotros”.La compañía organizada para la explotación y mejora de esos terrenos, ha verificadouna verdadera evolución, aportando el capital que ha invertido a la construcción delos pavimentos y banquetas y al gasto del saneamiento y entubación par el agua,cuyo valor le reembolsa el municipio con el producto de las contribuciones quecausa las fincas que las construyen”.157
Las obras de desagüe también fueron la gran preocupación del porfiriato y la
participación activa de los católicos consistió en hacer notar la falta y la necesidad de este
servicio tan elemental e importante para la ciudad, por ello cuando se inauguraron las obras
del desagüe creyeron haber solucionado un problema más por medio de la modernidad.
156 El país, 25-agosto-1899157 La voz de México, 17.mayo-1903.
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“EL Sr. Presidente de la república indicó que las compuertas podían ser levantadasy al efecto los empleados(...) levantaron las compuertas, precipitándose losdeshechos contenidos al gran canal con una velocidad de seis metros por segundo.En ese momento que venía significar que los deshechos de México habíanencontrado al fin la verdadera y definitiva corriente que los aleje de la capital,resonó en aplauso general de todos los presentes”.158
La construcción de las obras urbanas y los medios con que se llevaban a cabo fue de
interés para los católicos, denunciaban y describían el progreso de las obras y sobre todo la
lentitud con que se realizaban éstas y llegaron a comentar que por su falta de rapidez se
producían problemas alternos y daños colaterales de gran envergadura.
“Con no mucha rapidez se prosiguen las obras de pavimentación de las calzadas,que de esta capital conducen a Guadalupe Hidalgo, Texcoco, Tacubaya, Tlalpan,etc.El material empleado es de magnífica calidad, y la construcción del pavimento esinmejorable, pero desgraciadamente las obras caminan muy despacio. La calzada deSan Antonio Abad a Tlalpan, por ejemplo, comenzó a construirse hace tres años, yactualmente no llega sino hasta la Ladrillera, es decir, menos de la tercera parte dela longitud total de la calzada.Ignoramos el motivo por qué caminen las obras tan despacio, y si no es posible quese activen los trabajos por falta de brazos, u otras causas, bueno sería que sehicieran, al menos, ligeras composturas, pues la parte que aun no esta pavimentadase encuentra en pésimo estado, que en este tiempo de aguas se poneintransitable”.159
No obstante que en un principio los católicos se deslumbraron con el crecimiento
urbano y el desarrollo que se estaba logrando, estos denunciaron los límites de la
urbanización de manera planificada y el mejoramiento de la ciudad. Para los católicos el
progreso material y la urbanización sólo se circunscribió a la pequeña parte de lo que hoy
se conoce como el centro histórico y parte del poniente y la mayor parte de la ciudad siguió
igual o peor que antes a excepción de las colonias nuevas, que se construyeron por medio
de empresas y de manera ordenada.
158 La voz de México, 23-marzo-1900.159 El tiempo, 26-junio-1906.
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“En efecto, por más que se diga lo contrario, México no ha progresado y seencuentra en gran parte en el mismo estado que hace cincuenta años.Es cierto que el centro de ella y las principales colonias tienen edificios bonitos,calles adoquinadas, postes, muy feos por cierto, de luz eléctrica y de teléfonos,buzones postales, jardinillos ingleses, banquetas de asfalto, estatuas, etc.; perocomparado ese reducido espacio con el de todo el perimetro de la ciudad, es muypequeño.En esos barrios extremos de todos los rumbos hay el mismo alumbrado que hacemuchos años, los caños y atargeas abajo abiertas exhalan mefíticos hedores queincuban el tifo en una proporción alarmante y desconocida hace cincuenta años; lascasas de vecindad de los suburbios ignoran por completo lo que es la policía urbana;ni el aseo ni la decencia pública han ganado mucho de entonces acá; las banquetasson cosas legendarias en algunos barrios, por más que los propietarios paguen unacontribución para que ellas se pongan; y en fin, sin retóricas ni exageraciones, sepuede decir que México es una de las capitales más asquerosas del mundo ycomparable con las de oriente”. 160
Para finales del Porfiriato la urbanización se había estancado, tomando en cuenta
que en realidad esta comenzó a finales del siglo XIX y principios del XX, los católicos
acabaron por convencerse que la modernidad no había llegado o al menos no era
homogénea, reafirmando de esta forma los límites sobre la modernidad, a la vez que
aportaban una visión crítica sobre el sistema y denunciaban su fracaso por urbanizar a la
ciudad.
“Cuando se recorren las principales calles y avenidas de la capital, realmente seadmira el grado de adelanto material a que hemos llegado.Hoy todo ha cambiado; ya no se forman aquellos terribles hoyancos, aquellospequeños lagos, en tiempo de lluvia, ya el calzado se perjudica menos.Ciertos sitios de la capital están tomando un primoroso aspecto. La avenida del 5 deMayo parece una avenida europea; las calles de Plateros y su prolongación presentaun magnífico golpe de vista, con la profusión de establecimientos mercantiles, queostentan en su mayoría lujosísimos escaparates; se construyen hermosos edificios enlas principales avenidas; se levantan nuevas colonias, tales como las llamadas‘Juárez’ y ‘Roma’ que aun a los extranjeros llaman la atención; vehículos de costorecorren la ciudad, multiplicándose cada día el número de automóviles, y todoanuncia una era de progreso material.Más........ siempre habrá un más o un pero.Visítese el rumbo norte de la ciudad, desde la calle de Tezontlale hasta el principiode la Calzada de Guadalupe y todas las calles que forman ese rumbo; hágase un
160 El tiempo, 8-octubre-1897.
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paseo por el lado oriente, comenzando por las calles de la Verónica que están acinco cuadras del Zocalo; échese una ojeada al rumbo sur, desde la plaza de lamerced y calles circunvecinas y el contraste será verdaderamente notable.En los rumbos a que hemos hecho referencia, hay cosas que repugnan a los sentidos;hay mercados completamente sucios en algunas calles se ven niños harapientos ycasi desnudos, y por último, una plaga de perros callejeros, plaga de la que no hamucho se ocupaba un colega, haciendo notar que estos animales también abundanen las calles céntricas”.161
Para los católicos el progreso material representó una limitante al desarrollo humano
por que faltaba el desarrollo moral y espiritual de los individuos, a la vez denunciaron los
problemas colaterales del desarrollo tecnológico y urbano de la ciudad; más su aportación
principal fue la de denunciar la falta de éxito de las políticas públicas en materia urbana,
por la cual se desencantaron definitivamente de los preceptos de la modernidad.
EMBELLECIMIENTO DE LA CIUDAD.
Paralelo a la urbanización fue el cambio en la imagen de la ciudad se trató de
transformarla de una ciudad con arraigos rurales y paisajes pintorescos en su mayoría a ser
parte de las ciudades más grandes e industrializadas del mundo o que al menos estuviera a
la altura y belleza de una ciudad moderna.”La funcionalidad del espacio tomó relevancia
frente a la expansión de la urbe y la introducción de novedosos sistemas de transportes(
automóviles, tranvías eléctricos, vías férreas y la popularización de las bicicletas)”.162
La iniciativa estatal comenzó por los edificios públicos, estos representarían el
adelanto tecnológico y moderno del país, serían el símbolo del régimen, y la prosperidad.
161 La voz de México, 9-julio-1907.162 Ramona I Pérez Bertruy, La construcción de paseos y jardines públicos modernos en la ciudad de México
durante el Porfiriato: una experiencia social, en Aguirre, M. Dávalos, et,al, Los espacios públicos de laciudad. Siglos XVIII y XIX, México, Instituto de cultura de la Ciudad de México,2002,pp.324-334.
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Los católicos estuvieron de acuerdo y aplaudieron estos cambios que los hacia soñar
y sentirse orgullosos.
“Entre los edificios nacionales que están llamados a figurar por su utilidad yelegancia debe citarse en primer término al que se ha comenzado ha construir enTacubaya para establecer el Observatorio Astronómico(...)Con tan magníficos útiles nuestro observatorio será considerado como de losprimeros del mundo. Que el gobierno atiende las indicaciones de su progresista ysabio director el Sr. Anguiano y habrá colocado a México en el pináculo delprogreso y la ciencia”.163
También se le dio importancia a los parques y jardines de la ciudad como símbolo
de belleza, crecimiento y desarrollo cultural, y los propios católicos hacían énfasis en su
importancia e invitaban a la gente a asistir a dichos lugares.
“Con tres paseos de importancia por su extensión y belleza cuenta la ciudad deMéxico: la Alameda, la Calzada de la Reforma, y el bosque de Chapultepec. Sontres de muy diverso estilo y propios para distinto género de solaz, pues el habitantede la ciudad que vaya por la mañana a respirar aire fresco a la Alameda y a oírmúsica militar, podrá por la tarde tomar un coche que le lleve a ver desfilar loselegantes carruajes de la más rica sociedad, en la Calzada de la Reforma, o bien aChapultepec a contemplar las bellezas de la naturaleza.164
Los católicos compararon los logros alcanzados en el Porfiriato con los de cincuenta
años atrás, y creyeron ver grandes cambios y adelantos en todos los ámbitos de la vida
urbana, así como un aumento en la calidad de vida de las clases desprotegidas,
“Mejoras de la mayor importancia se han realizado en los últimos cincuenta añostranscurridos, tanto respecto de la importante cuestión de la higiene, como en lo queatañe al embellecimiento material y á las costumbres del pueblo.Desaparecieron desde luego las inmundas acequias y la mayor parte de los caños,pues son muy pocos los que quedan.Con la construcción de atargeas se han podido hacer comunes y albañales en lascasas, suprimiéndose, casi por completo, el uso de las pipas nocturnas. La mayorparte de las calles están perfectamente pavimentadas, bien sea con adoquines depiedra, de madera, de asfalto, o simplemente empedradas a la antigua, asumiendo un
163 La voz de México, 19-agosto-1893.164 El tiempo, 9-mayo-1899.
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aspecto de hermosura y limpieza casi perfecta, comparado con el que tenía hacecincuenta años.En muchas plazuelas se han formado jardines que alegran la vista y halagan elolfato, impregnando la atmósfera con el oxigeno que despiden.Se ha aumentado el arbolado, así en el interior de la ciudad, como en susalrededores, principalmente en los pueblos circunvecinos.Se han desecado la mayor parte de los pantanos que rodeaban la población, y se hahecho desaparecer la laguna de Romita.La prohibición de inhumar los cadáveres en las iglesias y la clausura de lospanteones y cementerios, obligó á construir lejos los campos mortuorios,poblándolos de árboles, de arbustos y de flores, que les da más bien aspecto de sitiosde recreo, que no de la tétrica mansión de la muerte.Nuestro pueblo, que allá en 1840se presentaba con un aspecto repugnante, con ropasde manta sucia y hecha girones, con sombrero de petate y descalzo, ahora se le ve ensu mayor parte vestido con los productos de las fábricas nacionales, (…)Hoy es rara la familia, por pobre que sea, que no tenga cama, mesa y algunas sillas.Es verdad que a esto ha contribuido mucho el aumento de los salarios y laseguridad de trabajo que proporcionan las fábricas que se han establecido, si biencontra el parecer de muchos que no quisieran que hubiese más industria en el paísque la minería”.165
Otro de los elementos a que recurrió el gobierno fue el cambio de nomenclatura por
las calles más viejas, así como en los barrios y en la ciudad, se trataba de darle movilidad y
dinamismo a la ciudad ensayando otro tipo de sistema en los nombres de las calles, los
católicos no estuvieron de acuerdo con estas medidas y pusieron resistencia a estos nuevos
cambios por medio de un aserie de ensayos periodísticos en la prensa católica.
Los motivos que aducían los católicos para justificar su postura negativa frente al
cambio de nomenclatura fueron varios entre ellos, el que el gobierno facilitaría la vida de
los extranjeros en México, que se acabaría con las tradiciones y las costumbres o que el
gobierno quería acabar con los nombres antiguos por ridículos.
“El sábado 17 del corriente publicó ‘El Diario Oficial’ un acuerdo del señorministro de gobernación, encaminado a modificar la nomenclatura de las calles de laciudad.
165 El tiempo, 9-junio-1892.
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No precede a dicho acuerdo, como conviene y las costumbres en tales casos, lamenor exposición o razonamiento que lo motivase, fundase y justificase. Se ordenael cambio de nombres de las calles de la ciudad y la numeración de las casas.Una disposición tan ocasionada a trastornos bien merecía la pena que se hubiesefundado en razones que se dieran a conocer al público; oportuno habría sido dar aconocer los fundamentos que desvaneciesen de antemano las censuras que pudieransuscitarse por una disposición que ya anteriormente dio aquí muy malos resultados;tan malos que fracasó, a pesar de los esfuerzos de la autoridad municipal paraimponerla al público.Presumimos que la medida adoptada habrá sido para favorecer a los extranjeros parasuprimir nombres ridículos, tales como calle de la Garrapata, de las Ratas, deTumba-burros, o para evitar alguna confusión con nombres repetidos, como existenalgunos en la ciudad; pero observaremos, que ni para suprimir algunos cuantosnombres mal sonantes, ni tal cual repetido, era menester hacer el cambio tan radicalque se proyecta. Ahora en cuanto a los extranjeros, si es verdad que el nuevosistema, por más sencillo, les facilitara más su comprensión; pero en cambio paralos de casa, resultará enfadosa y molesto por lo desacostumbrado”.166
Más adelante la postura de los católicos se volvería bastante radical y tendría una
agria discusión con las disposiciones gubernamentales volviendo hacer énfasis en sus
argumentos para no aceptar los cambios en la nomenclatura de la ciudad.
“Nada más lógico que objete El Tiempo el nuevo cambio de nombres a las calles dela ciudad, pues nuestros lectores no habrán olvidado la tenaz campaña que hizocontra la nomenclatura numérica, por los trastornos y molestias que podría originar.Y efectivamente originó al público aquel cambio de nombres, y por lo contrario queera a la índole de nuestro pueblo.Graves trastornos originan esos cambios a los propietarios de fincas, por sus títulosde propiedad; a todo el público por la correspondencia, y a cuantas por su oficiotienen que ver constantemente con todos los nombres de las calles, tales comococheros, cargadores, mensajeros y criados particulares. Si alguna disposición sepresta a la crítica, es, precisamente, el reciente acuerdo de la Secretaría deGobernación ya por las molestias que originará a todo el vecindario de la capital, yapor los recuerdos, datos y tradiciones que propende a borrar. A lo ridículo dealgunos nombres, contestamos que son tan contados, y están e barrios tan pocofrecuentados por los extranjeros, que no valía la pena preocuparse por eso; y antes,al contrario, los nombres de Tumbaburros, Juan Carboneri, Salsipuedes, Tompeate,etc., no por mal sonantes dejan de ser explicativos de hechos, antecedentes y datosde la ciudad”.167
166 El tiempo, 2junio-1905.167 El tiempo, 24-junio-1905.
88
Con el avance de las disposiciones gubernamentales los católicos sólo se dedicaron
a ver las sanciones de éstas y a aceptar el hecho consumado del cambio, según en sus
palabras, un cambio muy radical. Un cambio que en realidad la población lo aceptó como
benéfico y por ello los católicos tendrían que cambiar sus posturas frente a la
modernización de la ciudad.
“En lo general, ha sido aceptada la nueva nomenclatura, porque ha variado poco, endiferentes líneas de calles a las que se les conservó su denominación, y se hizoextensiva a ellas las de otras que eran familiares al público. Las que cambiaronradicalmente lo hicieron sobre fundamentos simpáticos a la generalidad, y en suma,puede decirse que las denominaciones modernas entraran al uso público dentro debreve tiempo, lo cual es la piedra de toque para todo cambio que en algo se roce conlas costumbres populares.En la parte de la numeración de las casas, no podemos manifestarnos satisfechoscomo en la de la nomenclatura de las calles(...)”.168
Al igual que en la urbanización, el embellecimiento de la ciudad también tuvo
límites bien definidos según los católicos y el Estado se preocupó sólo por mantener una
buena imagen en los primeros cuadros de la ciudad, mientras la mayor parte del distrito
federal siguió en las mismas condiciones.
“La ciudad de México encierra grandes bellezas y grandes defectos. Consisten lasprimeras en sus soberbios edificios, en espléndidas avenidas, en algunos parques ysu gran paseo, en toda esa bellísima y nueva ciudad que se extiende desde Bucareli,hacia el sur, y desde la línea entre las estatuas de Carlos IV y Cuauhtemoc, hacía eloccidente, completada por las magníficas residencias de San Cosme y santa Maria laribera.Sus defectos consisten en sus plazuelas áridas, en sus barrios mal pavimentados, enmultitud de instalaciones sucias, deformes, antihigiénicas, que muchas de ellasincrustadas en lugares céntricos, es decir, contrastando con la suntuosidad delcentro, hacen el efecto de un caballero en Casaca, botones de brillantes, camisasucia y zapatos rotos”.169
168 El tiempo, 6-mayo-1909.169 El país, 13-jun-1903.
89
Al denunciar las limitantes de la modernidad porfiriana, los católicos también
vieron que los logros alcanzados y la misma modernidad no serían la panacea de todos los
problemas de México, pero su postura maniquea y ambigua, ya que también la acusaron de
todos los males pudo contribuir a que no se les tomara con seriedad dentro de la política, al
menos como opinión pública.
LA SALUD PÚBLICA.
El Estado también se encargó de mejorar las condiciones sanitarias de la ciudad de
México, y para ello creo un código sanitario así como el Consejo Superior de Salubridad,
que resguardara los intereses de la población, institución que los católicos vieron como
benéfica para una ciudad con varios problemas de salubridad.
El código sanitario se encargaría de legislar sobre el comportamiento de las
personas, establecimientos, locales y fábricas y el Consejo Superior de Salubridad se
encargaría de sancionar a todos aquellos que violaran la legislación en materia de salud.
“El 30 de junio de 1889 el Consejo Superior de Salubridad sometió a consideracióndel Ministro de Gobernación, licenciado Manuel Romero Rubio, el proyecto decódigo sanitario para el país. Liceaga, su principal responsable preocupado por loselevados índices de mortalidad, por la insalubridad de casas, fábricas y escuelas, asícomo por los estragos que podía causar cualquier enfermedad que tomaraproporciones epidémicas, sostenía que la salud pública exigía soluciones inmediatasy eficaces”.170
La creación de instituciones hospitalarias también fue otra prioridad del Estado, se
trataba de atender en lo posible todos los males que aquejaban a la sociedad, en especial las
170 Claudia Agostini, Salud pública y control social en la ciudad de México a fines del siglo XIX, México,IIH-UNAM,
90
enfermedades endémicas como el tifo, que pese a las mejoras de la sociedad no se habían
resulto los problemas de salud e higiene.
“Durante este periodo se modificaron nociones y comportamientos sobre salud, las
enfermedades, su prevención, transmisión y tratamiento, así como en torno a los espacios,
funciones, organización, y equipamiento de los establecimientos dedicados a la atención de
los desvalidos corporalmente”.171 Y en ello intervinieron tanto la iniciativa estatal como la
privada.
“La difusión de los principios y preceptos establecidos por la higiene se realizó al
publicar lo establecido por esa rama de la medicina en periódicos, revistas, impresos
sueltos, cartillas de higiene, manuales y libros de medicina doméstica”.172 Por ello la
actividad de los católicos tuvo relevancia al hacer uso de sus medios de publicación.
Para los católicos estos cambios fueron bien recibidos pese a que la normatividad
de los códigos quitaría libertades individuales en caso de emergencia, como lo señala
Claudia Agostini.
“Loable es sin duda alguna el empeño con que el gobierno procura alcanzar porcuantos medios estén a su arbitrio el mejorar las condiciones sanitarias de nuestropaís y muy en especial de esta populosa capital. No menos digno de encomio es elesfuerzo con que el consejo superior de salubridad ha trabajado por lograr el aciertoen materias tan difíciles y delicada, como son todas las que conciernen a la policíamédica y la higiene pública.Después del código sanitario de 1891 aparece hoy el de 1894 que apenas hemostenido tiempo de recorrer rápidamente”.173
Las preocupaciones principales de los católicos referentes a las enfermedades fueron
aquellas que podían tener repercusiones en la mayoría de la población y en especifico el
171 Antonio Santoyo, Burócratas y mercaderes de la salud. Notas sobre política gubernamental e iniciativasempresariales en torno al equipamiento y los servicios hospitalarios, 1890-1910, en Claudia Agostini,Modernidad, tradición y alteridad, México,IIH-UNAM, 2001, pp. 77-95.172 Op Cit, Claudia Agostini.173 La voz de México, 2-octubre-1894.
91
tifo, enfermedad que no podía ser controlada según los católicos por las condiciones
climatológicas de la Ciudad de México y la mala higiene que prevalecía, mucho tiempo se
dedicaron a denunciar este mal que al combatir el Consejo Superior de Salubridad, no
dejaron de felicitar.
“Activo ha estado en estos días, según dice un periódico, el Superior Consejo deSalubridad, haciendo visitas a las casas infectadas de tifo, ordenando la desinfecciónde ellas, y dictando todas las disposiciones del caso para que se obtenga la curaciónde los enfermos en su domicilio ó su traslación al hospital ‘Juárez’ en el caso que lahabitación ocupa no llene las condiciones á propósito para que pueda hacerse ladesinfección y demás precauciones que se requieren en el curso del tifo.(…) ese endémico mal que tenemos en Méjico por nuestras malas condiciones dehigiene, por los pantanos, y lagos que nos rodean ó quién sabe por qué otras causasclimatológicas”.174
Otro de los problemas de salud que los católicos creían y era prioritario combatir
hasta las últimas consecuencias fue el de los comestibles, la adulteración de un sin fin de
alimentos y bebidas era para los católicos fuente de todo tipo de enfermedades estomacales.
Se encargaron de denunciar a los locales y comercios que expedían alimentos
adulterados y en malas condiciones, las pulquerías y establecimientos de bebidas
alcohólicas fueron otros de los negocios en ser denunciado por su actividad ilícita a las
autoridades sanitarias.
“La actividad que el Consejo Superior de Salubridad ha desplegado recientementecontra los infractores del código sanitario y a favor de la población actividad quemerece sincero elogio.Según noticias que ha publicado la prensa, el consejo ha mandado a recogercantidades de vino mezclada con substancias más o menos dañosas a la salud ynosotros mismos hemos dado cuenta de infracciones al código sanitario,descubiertas por la autoridad nada menos que en dos o tres.........boticas(...)”.175
174 El tiempo, 31-enero-1899.175 El país, 21-julio-1902.
92
Los católicos se encargaron de difundir todas las medidas que aprobaba el gobierno
para mejorar la higiene y la salud pública y es que “la importancia que adquirió la difusión
de la higiene no radica en el numero real o efectivo de lectores, sino en el anhelo que
expresaban: configurar hábitos y costumbres y promover una férrea disciplina de los
cuerpos”.176
Se aceptaron las disposiciones públicas que beneficiarían a los más desprotegidos,
sobre todo aquellas que eran gratuitas.
”Como medida preventiva de la epidemia del tifo, que aqueja y aflige a esta capital,ha dispuesto, entre otras cosas, el gobierno del distrito, varios establecimientosbalnearios en diversos barrios de la ciudad, haciéndose saber por la prensa, quepuede ocurrir el que quiera a dichos establecimientos y tomar baños, sin que por ellose le cobre un céntimo”.177
176 Op Cit, Claudia Agostini.177 El tiempo, 14-febrero-1906.
93
IV. LAS MASAS Y LA REALIDAD PORFIRIANA.
Cómo vivieron las masas es uno de nuestros objetivos metodológicos, pues la
modernidad sólo podrá ser un poco más clara si entendemos hasta que punto se benefició
de esos logros la mayoría de la población.
La modernidad entendida como la urbanización, secularización, industrialización, la
educación y los medios de comunicación masiva, quizás no fue tan clara en la mayor parte
de la población, en concreto estuvo lejos de alcanzar esos logros en conjunto.
Una ciudad que se presumía capital de la modernidad tal vez se olvidó un poco de
los pobres y de cómo vivían estos, quizás lo paradójico es que estas masas ni siquiera
vivían fuera de la ciudad, sino que deambulaban por las calles más céntricas de la ciudad ,
en su mayoría gente caracterizada como campesinos, según los católicos y que ellos
mismos no podían entender como existían personas así, pese a tener en cuenta las limitantes
de la modernidad sobre todo en la cuestión material.
“En la capital, donde por ser la residencia de los poderes públicos, por encontrarseen ella mayores recursos de cultura y pecuniarios, y ser el más grande centro de laactividad del país, no se exime por eso de encerrar dentro de su recinto, miles deseres, cuyo aspecto revela un bajo nivel moral. Hombres y mujeres cubiertos deharapos y extraordinariamente sucios, otra multitud lleva los pies descalzos, sin quefalten numerosos trabajadores de la ciudad, peones de los alrededores de la misma yvendedores ambulantes, que jamás supieron lo que es usar pantalones”.178
La pobreza y falta de oportunidades era una cosa común en el Porfiriato, elemento
que tal vez no aceptaban del todo los católicos y los apologistas del progreso y la
modernidad, trataban de darle salida a uno de los problemas que la industrialización tenía
que haber resuelto o al menos menguado de forma tal que sólo se vieran obreros y no
mendigos.
178 El tiempo, 3-febrero-1906.
94
“Es cosa común y corriente que no llamaría la atención sino molestara el verseasaltado(esta es la palabra) en las calles más céntricas de esta capital, por una turbade mendigos de todas las edades, desde el inocente niño, hasta el decrépito ancianoimplorando con tono lastimero la caridad pública.Recójanse a esos niños que con caritas risueñas, aunque sucios y andrajososrecorren las calles, pidiendo limosna, recójanse a esos gañanes que incomodan altranseúnte con el mismo objeto, y a los ancianos verdaderos necesitados lléveselesal hospicio de pobres, que así se dejará de dar el triste espectáculo a los extranjerosque nos visitan, de un pueblo mendigo y sucio”.179
Los católicos llegaron muy lejos al tratar de explicar el fenómeno de la mendicidad
y la miseria, para ellos no es que México no fuera moderno, sino que la mayoría de la
población no era civilizada, en particular los indios que no podían comportarse a la altura
de una ciudad como la de México, “Decíamos en nuestro número del jueves que si el
gobierno obligara al indio a vestirse con decencia, se conseguiría mejorar algo la salubridad
pública y se le haría dar un paso en el camino de la civilización(...). Obligar vestirse al
indio nada cuesta y se mejora algo la higiene”.180
Las masas harapientas, sucias y desnudas también vivían en una ciudad bastante
insalubre, pese al mejoramiento tan anunciado en la prensa, una ciudad que los rechazaba
por no ser parte del paisaje urbano moderno, pero que existían en las pulquerías y las calles
de la ciudad, desde las más céntricas hasta las menos transitadas, los mismos católicos
rechazaban a las masas por inmorales y sucias sin importar que eran parte de la realidad;
desgraciadamente estas masas no formaban parte del pensamiento de los apologistas de la
modernidad y el progreso porque les quitaba credibilidad.
“Nadie podrá negar fundándose en hechos o razones que la ciudad de México, quese designa pomposamente con el nombre de la capital de la república, es la ciudadmás sucia y donde más altas cifras alcanza la mortalidad. Con excepción de algunas
179 La voz de México, 16-abril-1896.180 El tiempo, 3-diciembre-1892.
95
calles del centro y de tal cual de los barrios de san Cosme y Arquitectos quepresentan algún aseo cuando no llueve y se obstruyen de lodo, el resto de las callesde la ciudad, se ve invadido de basura, tierra suelta, estiércol y otras inmundicias, ysiendo frecuente ver arrojar además al medio de la vía agua sucia de tendejones yfonduchas. Contribuyen a hacer ostensible el desaseo el aspecto de las casas de losbarrios y aun el de las no pocas céntricas, cuyas fachadas aparecen despintadas,descascaradas y ennegrecidas por la lluvia, hundidas muchas y de interioreshúmedos y oscuros; las accesorias con vista a la calle llenas de mujeres harapientasy de muchachos desnudos; las pulquerías multiplicadas hasta el infinito, pues hayboca-calle donde se encuentran hasta cuatro, pesadilla de los extranjeros y de lagente culta, repletas de ebrios y malos olores, y en fin, la plebe, sucia cual ningunaotra y mal vestida y que naturalmente pulula por todos los ámbitos de la ciudad.181
Los servicios a los que podía acceder la mayoría de la población eran muy escasos y
de mala calidad, el hacinamiento en los lugares públicos era una característica de las masas,
la mala calidad de vida se debe tal vez a la indiferencia con que fueron vistos, tanto por el
Estado como por la iniciativa privada a la hora de ofrecer servicios de primera necesidad.
“Hace muchos años existen en la calle de San Miguel un baño y lavaderos, que son,si no estamos mal informados, los únicos que el pueblo utiliza por aquel rumbo, ylos vecinos de esa casa, que no son pocos.Más de cincuenta lavaderos por cada lado tienen un largo estanque donde el aguapútrida exhala miasmas que tienen que perjudicar a los vecinos y a las lavanduasque allí concurren y no sería difícil el contagio de peligrosas enfermedades pormedio de la ropa que allí se asea. Además el local ya viejo, no presta por suscondiciones las de higiene que se necesitan en una vecindad tan numerosa comoaquella”.182
Los negocios que ofrecían sus servicios como los baños públicos y hoteles no se
preocupaban mucho por las disposiciones que había introducido el Consejo Superior de
Salubridad , la indiferencia de la iniciativa privada por ofrecer servicios de calidad era una
constante en detrimento de las masas, pero sobre todo era la falta de coacción por parte de
las instituciones gubernamentales por hacer valer la normatividad
181 El tiempo, 17-febrero-1897.182 El tiempo, 20-julio-1895.
96
“La mayor parte de los baños públicos de esta capital se hallan en completo estadode suciedad.Las sabanas que sirven a una persona no se lavan antes de ponerlas á otra,solamente se secan en el sol; y como este abandono puede ocasionar que laspersonas aludidas contraigan enfermedades contagiosas, bueno será que el Consejodicte alguna disposición para evitar este mal.Respecto de las fondas, continúan dando los alimentos adulterados y en estado dedescomposición.Los hoteles de esta gran capital no pueden ser peores. Los catres llenos de insectos,las sabanas sucias sus oficinas tributarias asquerosas, porque están ensolvadas. Latributaria de la Bella Unión, que sirve al público, no tiene ni aldabas en suspuertas”.183
Para los católicos el hecho de que la mayoría de los establecimientos vendiera
alimentos en condiciones deplorables, no sólo afectaba a los más pobres, sino también a la
imagen de la ciudad ya que los extranjeros no vendrían en calidad de turistas por lo poco y
pobre que podían ofrecer los mexicanos, en si también era un problema económico que
había que resolver.
“Preguntaremos de paso, ya que tratamos de estas materias, si el Consejo Superiorde Salubridad tiene derecho para visitar las fondas de toda clase, y de analizar losplatos condimentados ya, o los elementos que sirven para condimentarlos. En esteramo nos parece que tiene algo que hacer el Consejo, pues por todos lados oímosexhalar quejas contra muchas fondas de esta pretenciosa capital, que si tuvierarestaurantes montados en proporción del precio que estos cobran y en proporción desu lujo de menaje y de promesas, se asegurarían cada año un número regular deviajeros que les dejarían pingues utilidades.Multitud de excursionistas norteamericanos no vuelven, y algunos no se quedanmás tiempo aquí, porque las fondas son malas, y a nadie le ocurre hacer un viaje derecreo para echarse a perder el estomago, y eso pagando muy caro la adquisición deuna enfermedad.Para terminar, por hoy, quisiéramos saber que término han tenido las denunciascontra los que fabrican bebidas falsificadas”.184
183 El tiempo, 6-febrero-1892.184 La voz de México, 11-agosto-1892.
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Las casas de vecindad también eran un pesar para la población, debido a la falta de
limpieza e higiene que caracterizó a esos lugares, por el hacinamiento y falta de
organización y coordinación, así como por la renuencia de los dueños a arreglar sus
propiedades para un mejor nivel de vida de la población.
“Las casas de vecindad son focos de infección, debido a la incuria de lospropietarios, por una parte, y al descuido de los mismos vecinos, por otra. Jamás secuida en ellas del aseo, que debe ser esencial donde hay aglomeraciones depersonas.Y lo que pasa en las accesorias, se produce, desgraciadamente, en las casas devecindad, donde los inodoros no se desinfectan, ni se da corriente a los caños, comoesta prevenido por los reglamentos de policía”.185
Para los católicos la mayoría de las construcciones eran parte de las vecindades y
por lo tanto era una mayor parte de la geografía urbana, pero el verdadero problema es
como vivía la gente dentro de las vecindades, no se conoce la higiene ni la salubridad, ni
los servicios públicos adecuados y además las personas tenían que soportar todas esas
carencias.
“Uno de los obstáculos con que tropieza la higiene de la capital, es el poco aseo delas casas de vecindad, que forman la mayoría de las de México(...)Pocas son, sin duda, las casas de que hablamos, en que haya un depósito comúndonde todos los vecinos puedan arrojar los desechos que a veces por diversosmotivos permanecen dentro de las habitaciones más tiempo del que debieran,esparciendo en ellas sus insalubres emanaciones”.186
Pero no sólo las clases menesterosas vivían de esa forma, sino la mayoría de la
población compuesta por artesanos y empleados y los emigrantes internos que trataban de
185 El país, 14-octubre-1901.186 La voz de México, 6-noviembre-1901.
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acomodarse en una ciudad que prometía mucho, eran las víctimas del hacinamiento y la
insalubridad por el estado en que se encontraba la ciudad en ese momento.
“La capital de la república es una ciudad compuesta en su mayoría de artesanos yempleados de todas clases. Su centralización absorbente le da carácter de poblaciónoficial. La arquitectura general de sus construcciones esta calcada sobre un modelotosco, sin gusto e insalubre de casas para albergar familias. Cada armazón sustentaunas en el pavimento, entre el fango y la humedad, otras encajadas entre las paredesde estrecho recinto y otras que viven como dios les da a entender y pueden.Algunas familias, más avisadas, toman huéspedes y los alojan en jaulas como a lospájaros y les ayudan a comer el alpiste, si lo hay, disfrazando mal la miseria enlucha con las necesidades que exije el mundo y desmoralizando constantementeenergías y orgullos, por la promiscuidad inconveniente de las relaciones al acaso.Razas gastadas en barrios sucios y asquerosos, en cuartos desprovistos de agua yventilación, donde la limpieza es palabra desconocida y la escasez del alimentoimpera al par que las exigencias del placer y del trabajo echan brotes que, apenasnacidos, ni estánse aptos ya para el ejercicio de todas aquellas funciones que lalógica manda sean patrimonio exclusivo de otra edad”.187
Pero no sólo las vecindades restaban calidad de vida a las masas, las condiciones en
que se encontraba la ciudad ponía en riesgo a cualquiera, los constantes derrumbes de las
casas muy viejas representaban un peligro para la población, así como los cambios que traía
la urbanización y modernización del transporte.
“Se ha hablado repetidamente en los periódicos, del estado de ruina o deterioro enque se encuentran no pocas casas y otros edificios de los suburbios y aun del centrode la ciudad, y los frecuentes derrumbes que acaecen(...)Otro de los peligros que amenazan la vida humana en México, más y más cada día,es el de los cables y alambres de las instalaciones eléctricas, no meno que el de lasinconsideradas velocidades con que marchan los motores de tranvías por las callesmás concurridas de la ciudad”.188
Otro de los problemas a que se enfrentaron las masas fue la adulteración de los
alimentos y bebidas de primera necesidad, que para los católicos eran fuente de una serie de
enfermedades estomacales y causa del alto índice de mortalidad, la adulteración de
187 El tiempo, 11-agosto-1893.188 El país, 9-agosto-1902.
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alimentos iba desde la panadería hasta la lechería, la venta de granos de mala calidad y
también la adulteración del pulque.
“La falsificación en los comestibles de todas clases sigue tranquilamente su camino,burlándose de las disposiciones municipales y de las multas, desafiando en fin, caraa cara, hasta el mismo código penal(...)Las leyes ahí están vigentes, decíamos, ahí están, los agentes municipales ahí estántambién; las denuncias llueven, el Consejo Superior de Salubridad analiza y luegopuntualiza la infracción, las autoridades decretan las multas........ y los infractoresantes de disminuir parece más bien que se multiplican cada día.Pro contra estos pacíficos mercaderes que cada día roban y envenenan al públicodándole comestibles infectos, adulterados, integrados con sustancias incomibles,contra esos enemigos jurados de la salud de las familias, protectores decididos de laanemia, de la clorosis, de la dispepsia; contra esos locustas con tienda abierta que ennúmero incontable ejercen su mortífero oficio en esta capital despachando sólidos olíquidos, al amparo de una patente municipal y de un cuadro con timbres quemarcan los bimestres pagados y los por pagar contra de esos ladrones-homicidas nohay registro de protestas con miles de firmas, ni grupo de estudiantes que protestenen recias peroraciones en la Alameda; no hay sino uno que otro tímido editorial,fugitivo y pasajero, que nadie lee con atención a pesar de que en el juego les va lasalud y hasta las vidas de sus hijos”.189
Las condiciones económicas de las masas sólo les permitía el consumo de una serie
de alimentos que eran dignos para los animales, la salud de los pobres estaba
constantemente amenazada por lo que consumían, sin que la modernidad pudiera recurrir
en su auxilio.
“La gente proletaria al hacer sus pequeñas compras en los mercados, en lugar debuscar lo mejor, procuran por su baratura y abundancia comprar las legumbres ydemás verduras que están al alcance de las circunstancias.Al alimentarse de esa manera, naturalmente están expuestos a contraer cualquierenfermedad de las muchas que abundan y que generalmente acaban con la vida delos pacientes.Más todavía: todos los días después de haber hecho el aseo del mercado de laMerced, los desperdicios son arrojados en lugar cercano al puente de Santiaguito endonde una multitud de infelices se arrojan hacía los montones de basura ávidos de
189 La voz de México, 19-abril-1892.
100
encontrar cualquier fracción de alguna col, jitomate, etc., etc., conque podersatisfacer el hambre”.190
Los católicos también advirtieron de la incapacidad de las instituciones por
remediar los males que aquejaban a los consumidores, las multas no eran un impedimento
para que la adulteración de los alimentos y bebidas tuviera remedio.
“Los alimentos en México han venidos a caer en los últimos extremos de mala y hasubido a la vez a los últimos extremos de cara.La falsificación de todo elemento alimenticio se extiende cada día más y más y lasmultas no logran remediar el mal(...) El pan, la leche, el café, el té, los bizcochos,las bebidas del país, espirituosas, todo esta adulterado, todo esta más o menosfalsificado, como si dijésemos: todo esta envenenado.¡México se ha puesto al nivel de las capitales más viejas en asunto de falsificacionesy adulteraciones de comestibles y bebidas!”.191
Pero no sólo la tiendas y puestos vendían alimentos en mal estado, “en los
mercados en donde hay mayor movimiento, como el de la Merced y san Juan, se ven
diariamente un considerable número de vendedores que ofrecen frutas, legumbres, etc., en
estado de descomposición tal, que basta verlas solamente para conocer su estado siempre
nocivo a la salud.
Ahí esta el mal patente y visible; mal que se puede coger con la mano, abriendo lascestas que cualquier doméstico lleva de las tiendas a la casa, y se vera en miles decasos el fríjol picado, helaros despuntado, la leche toda agua, el pan todo aceite, losbizcochos todo gorgojos, las frutas verdes o pasadas, los vinos todo falsificación yhasta el pulque mismo, o bautizado hasta el exceso, o integrado con no sabemos queotros líquidos perniciosos, o desabridos: las carnes asquerosas”.192
Así resumían los católicos las condiciones en que se desarrollaban las masas en la
ciudad y el nivel y calidad de vida que podían alcanzar, al mismo tiempo se quejaban de la
190 El tiempo, 23-noviembre-1893.191 El tiempo, 18-febrero-1897.192 La voz de México, 19-abril-1892.
101
urbanización por estar únicamente en el centro de la ciudad, realidades que no podían
encajar en un mundo moderno.
“(...) ya tenemos cuenta corriente con los alimentos adulterados con los barriosinmundos plagados de cloacas al aire libre, con muchos puntos de las coloniasadyacentes convertidos en albañales y basureros, con los sedimentos del drenajeenvenenado la atmósfera y con otros más enemigos que parecen confabularse paraque aumente la mortalidad en esta muy noble y leal ciudad de México culta y bellaen sus puntos céntricos, pero indecente y sucia en sus barrios”.193
La adulteración de los alimentos era solamente un factor de la mala condición de las
masas, había otro tipo de factores que contribuían a hacer más pesada la vida en la capital.
LA INSALUBRIDAD PÚBLICA.
La insalubridad en México fue un gran problema que se tenía que resolver, la alta
mortalidad se tenía que solucionar y la gran muchedumbre también se tenía que transformar
en individuos educados y sanos que pudieran ser competitivos en el mercado laboral, pero
había un problema, las instituciones gubernamentales no eran suficientes para atender a la
mayor parte de la población, se crearon los códigos sanitarios y El consejo Superior de
Salubridad, para atender los grandes problemas que sufría la ciudad en materia de salud,
desgraciadamente estas instituciones circunscribían su trabajo a una pequeña porción del
Distrito Federal.
Para los católicos el enfrentarse a estos problemas les hacía ver cuan limitada estaba
la ciudad a nivel institucional y en el ámbito de los servicios públicos, la desigualdad con
que se llevaban a cabo los servicios de limpia eran un problema de salubridad, ya que sólo
193 La voz de México, 14-diciembre-1899.
102
se atendían solamente las calles del centro y el resto de la ciudad era abandonado sin
ningún interés.
“En México fuerza es confesarlo, nos falta mucho que hacer para alcanzar el gradode cultura higiénica que corresponde al rango de las ciudades modernas en Europa yen América, y toda indicación que se dirija a tan importante objeto debe de seratendida.La ciudad de México nos produce desde luego el efecto de una magnífica perlamontada en cobre. Las calles más centrales de la población, como la de Plateros, laAvenida Juárez y las nuevas colonias, están regularmente atendidas; pero los barriosapartados y especialmente los alrededores están en un descuido lamentable”.194
Pero no sólo el hecho de que se descuidara la mayor parte de la población
representaba un elemento para alimentar la insalubridad, el abastecimiento de agua potable
era un problema que resolver, “ya es verdaderamente alarmante el estado de salubridad de
la capital de la república, y aunque el exceso de mortalidad se atribuye al gran calor que
hace y a la falta de lluvias, pero en realidad debese a la escasez y a la mala calidad del agua
que llega a la capital de la república”.195
Los católicos hicieron énfasis en la necesidad de contar con agua corriente para
combatir la insalubridad en la ciudad, problema que no estaba resulto, ya que la ciudad
contaba con una gran cantidad de carencias.
“Estas son en nuestro concepto las dos cuestiones principales de que tienen queocuparse la autoridad municipal; de ellas depende que se satisfagan las dos grandesnecesidades de la ciudad. Su saneamiento por medio de una corriente constante deagua limpia por las atargeas principalmente en las estaciones de invierno yprimavera que es cuando se desarrollan las enfermedades en el Valle de México; yel abasto de agua potable para las necesidades de los habitantes y par los usosdomésticos”.196
194 La voz de México, 28-septiembre-1907.195 El tiempo, 3-junio-1909.196 La voz de México, 21-agosto-1894.
103
Otro foco de insalubridad para los católicos lo representaban los lugares públicos en
este caso, los mercados. Para los católicos no había mercado público que reuniera las
condiciones mínimas de salubridad, la forma como habían sido construidos representaba un
peligro para la salud, la falta de luz, agua corriente y ventilación era una característica de
estos lugares, el hacinamiento y falta de movilidad también eran un enemigo a vencer, la
falta de espacios amplios provocaba la insalubridad de los consumidores; la mala
organización del mercado en este caso, la falta de divisiones o secciones del mercado para
vender sus productos contribuía a la insalubridad, pues todo estaba revuelto.
Los comerciantes ambulantes que vendían sus productos en el suelo y a las orillas
del mercado, también representaban un foco de infección debido a su contribución en el
hacinamiento y la falta de espacios así lo consideraban los católicos. Pero para los católicos
no sólo los mercados representaban este tipo de peligros, los hospitales y las cárceles de la
ciudad eran un lugar potencial de insalubridad.
“Desde luego se advierte que los locales son demasiado estrechos para lasnecesidades del tráfico; que es, por lo mismo extraordinaria la aglomeración de lagente; que existe gran confusión en la distribución de las mercancías; pues en ves detener sitio determinado, la fruta, las legumbres, las semillas, las aves, los trastes, lospescados, etc., todo se encuentra mezclado y barajado dando lugar al más completodesorden; que falta ventilación y luz, pues los techos o son muy bajos como el delmercado de la Merced, o carecen de suficientes conductos por donde pueda entrarlibremente el aire, como sucede en el de San Juan; que están faltos de agua, y, enfin, sobrados de inmundicia como el de la Merced, san Juan, Santa Catarina, SantaAna, San Cosme y san Lucas; es decir, todos, con la única excepción del de Loreto,donde si se advierte menos desaseo es a causa de la falta de tráfico, pues sabido esque los vendedores se anegado obstinadamente a situarse en dicho mercado.De la estrechez de los locales que nos ocupan, dan testimonio no sólo la apreturaque se advierte en ellos, sino los muchos puestos que se colocan en el suelo en elexterior de los mismos, estorbando el tránsito y dando la más triste idea de la culturade nuestros vendedores que así tienen botados los artículos de su comercio.Debido al reducido número de los mercados con que cuenta la ciudad y a su sumaestrechez, vénse por todas las calles multitud de recauderías, trasterías y carnicerías
104
que con los figones y pulquerías contribuyen a darle el aspecto típicamente originaly repugnante que México presenta”.197
Aunado a las características deplorables de las construcciones de los mercados y su
vida interna, se encontraba otro problema de salubridad, en este caso era la falta de
mantenimiento de estos establecimientos que en época de lluvias, tenían que soportar las
filtraciones de agua y que sus productos se perdieran.
“No guardan condiciones muy satisfactorias que digamos los mercados de nuestracapital.Por unas causas o por otras lo cierto es que los comerciantes establecidos en ellos sequejan frecuentemente.Unas veces son los de la plaza de la Merced, que se juzgan perjudicados en susintereses por los vendedores instalados en las calles adyacentes y piden que estossean retirados de estos puntos; otras, los del mercado de San Juan, que solicitan lacompostura de los techos, porque las aguas pluviales se filtran con grave detrimentode algunas de sus mercancías.El segundo de estos dos casos es de obvia resolución y el ayuntamiento se la hadado decidiendo con estricta justicia que sea atendida esa solicitud”.198
Pero si el gobierno no cumplía con el mantenimiento de los mercados públicos, los
locatarios tampoco se preocupaban por arreglar, componer y limpiar sus negocios, siendo
esto a la vez focos de infección y de disputas entre los locatarios; las peleas entre
consumidores y vendedores así como los rateros fueron considerados como elementos de
insalubridad por parte de los católicos y exigían mayor injerencia en estos casos por parte
de la policía
“Los mercados (...) en algunos de ellos faltan el aseo y la limpieza, o por lo menos,dejan mucho que desear; y de ahí viene el mal olor que se nota, aún sin penetrarenteramente a dichos centros,(...) por lo que hace a la policía, desearíamos que se aumentara un poco lavigilancia, y que se pusiera mayor número de gendarmes, no sólo para evitar los
197 El tiempo, 1-junio-1897.198 El tiempo, 12-marzo-1892.
105
casos de raterismo, que son muy frecuentes, sino para evitar a tiempo disgustos yreyertas entre vendedores y compradores”.199
En resumen para los católicos esto era un mercado en el Porfiriato y sobre todo un
foco de insalubridad que había que combatir,“los mercados todos se encuentran mal
acondicionados, por falta de amplitud, de luz, de ventilación, de buen arreglo en la
distribución de los puestos y, sobre todo, de aseo. Asco da materialmente entrar a uno de
esos fétidos pudrideros de materias orgánicas, atestados de basuras, de lodo y de cuanta
porquería es imaginable”.200
La calidad de los servicios de limpia por parte del gobierno del Distrito federal
también fueron motivo de disputa y foco de insalubridad para los católicos. Los medios que
utilizaba el personal de limpia para hacer su trabajo no fueron los más adecuados y
provechosos para una mejor salud de la población, la escasez en el servicio de limpieza en
otras partes de la ciudad también fue cuestionada por los católicos. El sistema de barrido en
las calles de la ciudad fue duramente criticado por los católicos, la mala organización y su
método que utilizaban para hacer la limpia era de los más arcaicos en un momento en que
la ciudad se consideraba moderna.
“Esta visto, que los buenos propósitos duran poco entre nuestros honorablesmunícipes, y que una medida por buena y aceptable que sea, después de puesta enpráctica bien pronto la abandonan. Tal puede decirse a propósito de las calles máscéntricas, porque respecto de las restantes de la ciudad, ni en los momentos delmayor entusiasmo por la limpieza recibieron los beneficios de ella. Siempre se havisto la misma cantidad de tierra suelta o lodo y la misma basura por todas las callescon excepción de las muy contadas del centro.Pero ya en la actualidad hasta las céntricas con poca diferencia, han vuelto al estadocaracterístico de siempre, pudiéndose notar un sistema de barrido que ha resultadocontraproducente. Consiste el sistema adoptado, en ir aglomerando los peonesencargados del barrido, junto a las aceras, toda la basura e inmundicia que quitan
199 El tiempo, 9-noviembre-1897.200 El tiempo, 13-julio-1899.
106
del centro de la vía, y como los carretones que han de recoger esa basura pasan muytarde por los sitios que deben, acontece que los montones de basura y de estiércoljunto a las banquetas, suben a la altura de media vara o de una vara entera, de trechoen trecho, dándole a la calle el aspecto más repugnante que puede imaginarse, y nosólo el aspecto, sino el hedor consiguiente”.201
Uno de los problemas por el cual la ciudad era muy insalubre y se dificultaba
limpiarla, se debía a que estaba en un valle y las aguas residuales no podían salir
mecánicamente, pero lo que en realidad representaba un verdadero peligro era la forma en
que las atarjeas eran limpiadas.
“En nuestra capital la primera de esas condiciones de salubridad tropieza desdeluego con las dificultades que presenta la configuración del suelo. El poco declivehace imposible salgan por un movimiento natural y puramente mecánico lassubstancias fecales y las aguas del lavado que tan en abundancia se producen sincesar.El sistema hasta ahora seguido de vaciar a mano las atarjeas, aun con la precauciónde los carros cerrados que se han construido, es en gran manera nocivo. Lostrabajadores en esa fatigosa e inmunda tarea están constantemente expuestos aenfermedades infecciosas, que no sólo pueden ser funestas para ellos mismos sinoque pueden comunicarse y extenderse en la población. Las calles en donde se hacela limpia tienen que sufrir, a veces por periodo nada breve. La molestia y el peligrode un hedor insoportable y perjudicial, y casi siempre observa en ellas el efecto delos miasmas pútridos en los casos de tifo, disentería, u atrás enfermedades de esegénero que revelan la causa que las ha producido”.202
El que existieran criaderos de puercos y pensiones de caballos en la ciudad eran
motivo de insalubridad pues la pestilencia de los olores perjudicaba la atmósfera y el aire
puro, así como el sistema de atarjeas que estaba siendo muy anticuado para la época,
“Siempre, y con tanta justicia como que los hechos lo han comprobado, se ha tenido por
muy peligrosa la estancia prolongada de los cerdos vivos en los centros poblados, pues los
201 El tiempo, 22-agosto-1900.202 La voz de México, 18-febrero-1890.
107
pestilentes gases que despiden y los insectos que contiene su cuerpo son no sólo
asquerosos, sino también perjudiciales”.203
“Mientras las atargeas estén azolvadas como se mantienen y para limpiarlas se useel medio de vaciarlas con cubos a mano, paseando después el contenido por lascalles en carros descubiertos y en un estado tal que por donde van dejan señalesinequívocas de su paso, por ir a depositar la carga a orilla s de la ciudad, mientras elsistema de atargeas no se mejore de manera que al transitar por todas las calles de laciudad no se respire esa atmósfera infecta proveniente de las atargeas públicas, quese desahogan por las coladeras puestas a las orillas de la banqueta, para delicia detodos los que transitan por ella, y aun penetra en las casas de su pestífero olor;mientras se permitan dentro del poblado y en puntos céntricos las pensiones decaballos, que por fuerza tienen que ser focos de infección; y en fin, mientras lalimpieza personal este tan descuidada entre la gente de cierta clase, y vivan enverdaderos hacinamientos, pues para dormir se meten en una pieza cuantos caben,mientras en estos puntos no se haya introducido mejoras, nada se habrá conseguidocon imponer a los propietarios tantos tan costosos preceptos”.204
La falta de agua corriente ponía en peligro la salud de la población porque el
sistema de drenaje no servía adecuadamente, aunado al hecho que el mismo sistema se
caracterizaba por no estar acabado y bien hecho, la población sólo se servía del agua de las
lluvias para limpiar las atarjeas, en realidad eran grandes carencias para una ciudad que se
consideraba moderna.
“En la actualidad, con gran disgusto y perjuicio de los habitantes de México, casipor todas partes de la ciudad, están abiertas las atargeas.¿La razón de esto? Sencilla por demás la respuesta: desde que acabo la estación delluvias no ha habido suficiente agua (excepto los desechos de las casas) para lavar yarrollar la inmensa cantidad de materias fecales, casi sólidas, que se pretende quelas atargeas que existen conduzcan a San Lázaro( la parte más baja de la ciudad) yesto por una superficie ( de las atargeas) que dista mucho de ser lisa y con lapendiente que se necesitaría, porque no debe olvidarse que ninguna de las atargeasesta sacada a plano con cemento, y en muchas partes no es más que la zanja abiertaen la tierra y sin el menor declive.
203 El tiempo, 20-julio-1898.204 El tiempo, 21-julio-1892.
108
De aquí resulta que casi diariamente, hay caños y desagües tapados y obstruidos,que obligan a abrir agujeros en las calles y, sobre todo, que infeccionan el aire conlas miasmas y gases que despiden, en alto grado nocivos a la salud delvecindario”.205
Pero no sólo los católicos se quejaban del mal servicio que realizaban los
trabajadores de limpia y sus medios para realizar su trabajo, la población civil hacía uso de
los medios de prensa para hacerse escuchar y demandar un mejor servicio de limpia que no
pusiera en peligro su salud y su vida.
“Señor director del Tiempo: los vecinos todos de la calle de Cordobanes, los que enella tienen que asistir diariamente al palacio de justicia los notarios y los dueños delas fincas que forman tan interesante vía pública, ruegan a usted se digne fijar suatención en lo grave y peligroso que esta siendo el desazolve de atargeas durante eldía; jamás en ciudades cultas, señor director, se verifican estos trabajos sino en altashoras de la noche, cuando no hay tráfico y cuando las ventanas y zaguanes sirven dedique a los aires infectos que dañan las habitaciones; pero practicar obra de talnaturaleza en medio de un público numeroso, en tiempo de canícula y mientras sondelicadas y poco satisfactorias las condiciones higiénicas de la ciudad, ni esprudente, ni puede producir otro resultado, que el traer males de muy difícilreparación”.206
Los católicos se quejaban constantemente del mal servicio de los trabajadores de
limpia y su prepotencia en la atención de la población, por ello se dedicaron a denunciar los
actos de los servidores públicos para mejorar el deficiente servicio, pues sino la
insalubridad se extendía rápidamente en detrimento de la población.
“Se nos ha dicho que algunos de los carreros que dirigen los carros de limpia, encalles como las de Santo Domingo, las Moras, etc., se niegan a veces a recibir lasbasuras que de algunas casa salen a tirar los criados.Como esto no puede redundar a favor de la higiene pública, creemos que laComisión de Limpia procurara hacer comprender a los empleados del ramo cualesson sus obligaciones y de que manera deben cumplirlas”.207
205 El tiempo, 30-noviembre-1893.206 El tiempo, 18-agosto-1892.207 El tiempo, 16-enero-1892.
109
Pero no sólo el mal servicio de limpia y sus métodos utilizados, las deplorables y
malas construcciones de los sistemas de drenaje, los establecimientos públicos en malas
condiciones, y la falta de agua contribuían a la falta de higiene y salubridad en la ciudad,
parte de la cultura de los mexicanos también era nociva, la falta de instrucción y de
comportamiento de los ciudadanos para una mejor higiene era característica de la
población, según los católicos.
“Pero aun en el centro mismo de la ciudad se ve que los vecinos, tranquilamente sesirven de la calle como del albañal de sus casas. Cuanta inmundicia pueden laarrojan a la vía pública para que el sol se encargue de fermentarlas y el tifus y todaslas enfermedades paladinas no dejen de tener constantes focos de alimentación y depropagación. No es eso todo; también se ve que multitud de artesanos se permitenusar de la calle, que es de todos, cosa únicamente de ellos. Aquí una fogata hecha deastillas para calentar una tabla; por allá la ollita con la cola sobre un brasero,instalada en la banqueta; por otro lado un montón de cueros apestosos que seexponen al sol, etc., etc.208
Las costumbres de los habitantes de concentrar a sus muertos en alguna capilla y de
ahí esperar al tren para ir a enterrarlos eran para los católicos una peligrosa forma de
insalubridad, más si estos habían fallecido por enfermedades contagiosas.
“Están los vecinos de la plazuela y calles adyacentes de la Concepción, por lapresencia diaria de los muchos cadáveres que se depositan en la capilla, en esperadel tren mortuorio que los lleve a los panteones.En cada calle se muere más de una gente por semana. Esta carga, que la sufrenapenas los vecinos de cada calle porque generalmente el difunto no esta a la vistadel público y no se encuentra en descomposición tan avanzada como cuando pasanmás horas, la sufren multiplicadísima los vecinos de aquella plazuela, pues casitodos los cadáveres venidos de todo rumbo allí van a reunirse y allí se detienenhoras enteras esperando que se habra la capilla, y esperando que llegue el wagónque de allí se los lleve a enterrar. Es de saber que esa capilla sólo esta abiertadeterminadas horas; más la gente pobre, que no puede disponer libremente deltiempo, acude con anticipación y no encontrándola abierta deja los féretros y aveces los cadáveres, apenas cubiertos, en las aceras al pie de los balcones y las
208 El tiempo, 20-julio-1892.
110
ventanas, por las cuales entra una fetidez mortífera a las habitaciones sembrando losgérmenes de mil enfermedades e impresionando a los moradores con aqueltristísimo espectáculo de todos los días sin tregua ni descanso”.209
Esta costumbre se daba en las plazuelas que tuvieran una capilla pero sobre todo
que estuvieran cerca de alguna estación de tren o transporte de carga y además de que ponía
en peligro la salud pública, denigraba la imagen de la ciudad porque representaba un acto
que no iba de acuerdo con la belleza de la ciudad, así afirmaban los católicos.
“En la plazuela de Loreto todos los días se instalan varias familias pobres quecolocan en las banquetas cajones que contienen los cadáveres de sus deudos,mientras llega el carro llamado ‘La Gabeta’que conduce a los que han de recibirsepultura gratis.A más de lo peligroso que es esto, hoy que reina la epidemia del tifo, es repugnanteel aspecto que ofrece la plazuela, formando un contraste con el jardín que ha pocose inauguró para embellecerla”.210
Los católicos también denunciaron los métodos atrasados con que se daba
mantenimiento a los parques, los jardines y plazas de la ciudad, debido a que representaban
un foco de insalubridad, pues, la utilización de estiércol pareció un medio bastante malo,
pero más malo pareció la concentración de este abono natural en puntos céntricos de la
ciudad.
“En el acta de cabildo del martes último vemos que el Consejo Superior deSalubridad ha denunciado al Ayuntamiento la existencia de un foco de infecciónsituado, detrás de la cárcel de Belem y otro en la calle de San Juan de Dios, endonde permanecen bastante tiempo y entran en putrefacción los montones deestiércol que depositan allí las plataformas de los ferrocarriles del distrito, para quese utilice en el abono de los jardines de la Alameda.Siendo así¡ cómo es que permite que en un centro tan poblado como es el Jardín desan Juan de Dios o sus cercanías, se deposite estiércol, aun cuando se diga que espara abonar las tierras de los prados de la Alameda o de cualquier otro jardín!”.211
209 La voz de México, 7-agosto-1890.210 La voz de México, 21-febrero-1906.211 El tiempo, 26-mayo-1899.
111
La temporada de lluvias llegó a representar un problema de salud en la Ciudad de
México, debido a las inundaciones que producía que para la fecha ya eran históricas y su
larga permanencia en la ciudad pues tardaban bastante tiempo en filtrarse, los trabajos del
desagüe no pudieron resolver este problema, y los católicos creían que el mojarse era causa
de enfermedades como el tifo.
“Desde el jueves de la semana pasada en que cayó un aguacero torrencial, la ciudadse ha visto inundada parcialmente, casi podríamos decir en su totalidad.Increíbles son los perjuicios que nos acarrea el estancamiento de las aguas. Desdeluego, los patios de las casas se anegan y los inquilinos no pueden entrar a ellas sopena de recibir un baño; y lo que es peor aun, las habitaciones se llenan de aguaperjudicando notablemente a los que en ellas viven, especialmente a los pobres.Entre las causas patogónicas del tifo se cuentan, en no pocos casos, las mojadas y siéstos son una causa eficiente dl tifo, cuanto más podrá serlo la humedad continua enque tienen que vivir los que ocupan habitaciones bajas.Cuando se hizo la instalación de las bombas de S. Lázaro, que costaron y cuestan ala ciudad una suma respetable, se creyó que estaba conjurado el peligro de lasinundaciones y en efecto, por algún tiempo, el agua que caía de las nubes eraarrastrada por las bombas del desagüe y la ciudad quedaba seca en dos o tres horas.Pero, como decíamos últimamente, no dan resultado las bombas referidas y a pocoque llueve se inunda la ciudad y esta inundación dura largo tiempo.No puede quedar duda, en vista de lo expuesto, de que el servicio de atarjeas de laciudad no es perfecto, ¡qué decimos! No sólo no es perfecto, sino que es bastantedeficiente”.212
Una gran cantidad de perros callejeros fueron dignos de atención por parte de
los católicos, como fuente de peligro y de insalubridad, consideraron que la
irresponsabilidad de los dueños de no cuidar a sus perros había provocado una plaga que
sería difícil de combatir, ya que estos se encontraban por todas las calles solos o en
manadas, molestando a la gente y poniéndola en un serio peligro.
“No una, sino varias veces, nos hemos ocupado en este año, de la necesidad queexiste de que se proceda a la matanza de perros sin dueño que vayan por las calles,molestando a los vecinos, y lo que es de mayor importancia, constituyendo unpeligro serio para la población por la posibilidad de que en aquellos se desarrolle larabia y puedan contagiar a las personas a quienes muerdan.
212 La voz de México, 24-agosto-1897.
112
(...) urge que cuanto antes se vea libre México de la plaga de perros vagabundos, losque, por su abundancia, hacen a la metrópoli comparable a Constantinopla”.213
La rabia era el mal que podía provocar el tener tantos perros callejeros, según los
católicos, “estamos en la época favorable de desarrollo de la hidrofobia, y contando este
terrible mal tan numerosos propagadores en los perros de que hemos hablado, precisa que
las autoridades dicten enérgicas medidas para la completa extinción, o por lo menos
disminución prudente de los colaboradores de la rabia”.214
Los perros callejeros también representaban un problema de estética para la ciudad,
y al mismo tiempo eran un anacronismo según los católicos,
“repetidas veces hemos hablado del peligro que hay para los transeúntes, con tantoperro callejero como pulula por ciertos rumbos de la ciudad; de los espectáculosnada edificantes que ofrecen, y de las molestias que por las noches causan con susladridos, al grado que calles hay que no parece que pertenecen a la capital, sino queforman parte de un rancho”.215
Desgraciadamente para católicos esto sólo era en el centro de la ciudad, los barrios
y la mayor parte de las colonias también tenía sus problemas de higiene y salud, así como
de una falta de cultura por la limpieza que caracterizaba a la población, el tirar la basura en
las calles, no limpiar los lugares publico como parques y fuentes, y utilizar los caños al aire
libre era una constante en la mayor parte del Distrito Federal.
“(...)nosotros pudimos notar que el servicio de policía es pésimo en Azcapotzalco.Una de las personas con que hablo nuestro reporter, y que posee propiedades raícesen aquella población vertió esta frase, que no carece de gracia:Atzcapotzalco es, dijo, un gran muladar con veintiocho cementerios y con esto hedicho todo, agrego.
213 El tiempo, 12-julio-1895.214 La voz de México, 7-junio-1900.215 El tiempo, 11-octubre-1905.
113
La limpia de la población esta al parecer completamente abandonada; y enconsecuencia, muy descuidada la higiene. Una fuente que esta en el centro de unpequeño jardín que hay en la plaza, así como otra que esta frente a la iglesia delbarrio de San Simón, y de donde toman agua para los usos domésticos muchos delos vecinos, cuando las vimos nosotros estaban asquerosamente sucias. Parece queno las limpian con intervalos de años.En muchas calles o callejones que dan a la calle principal, notamos de que a pesarde que tienen escrita con grandes letras la prohibición de ensuciarse o arrojar allíbasuras los transeúntes los tienen convertidos en viñas. Uno que esta frente aljuzgado menor es un verdadero muladar, bastante mal oliente, pues, además de queen el tal callejón hay mucha basura y estiércol de las vacas de un establo cuyaexistencia allí no sabemos por qué la permite el Ayuntamiento, con desprecio delcódigo sanitario, un caño descubierto que por allí cruza arrastrando, no sólomaterias orgánicas en descomposición, sino también materias fecales, exhala unhedor insoportable que obliga a compadecer a los vecinos, aunque tal vez algunosno estén tan mal hallados con ese caño, pues con sus inmundas aguas los hemosvisto regar las calles, que por otra parte, aunque suele estar regada, casi nunca estabarrida”.216
Los católicos describieron a los barrios y sus calles como grandes baños públicos
en donde la población hacía sus necesidades, y el abandono e indiferencia con que el
Estado observaba estos problemas de salud.
“Es un hecho que los barrios lejanos están tan abandonados en México, que noparecen sino cloacas inmundas habitadas por seres degradados. A la miseria que allíreina se agrega la inmundicia y el vicio. Las tortuosas callejuelas que les sirven detránsito, son los comunes públicos al aire libre, donde aquellos habitantes evacuantodas sus necesidades corporales.Focos son aquellos de miasmas venenosos. Sí el tiempo es seco, la acción del solproduce una fetidez insoportable al operar la descomposición de las materiasfecales, así las lluvias impregnan el suelo, se forman lodazales inmundos conmezcla de materias descompuestas, cuya putrefacción es la muerte.Los wagones que recorren a Iztapalapa, Santanita y Jamaica, atraviesan porcallejuelas asquerosas, llenas de inmundicia y podredumbre, precisamenteconvergentes al barrio de santo Tomas. Aquello es la última expresión del abandonode la incuria y de la suciedad”.217
La miseria y el abandono reinaban en estos barrios, la carencia de servicios obligaba
a los vecinos a utilizar todo tipo de hoyos como deposito de desechos, de esta manera los
216 El tiempo, 28-marzo-1893.217 La voz de México, 20-julio-1897.
114
habitantes tenían que atender sus necesidades y las atendían como mejor les parecía, se
dezasolvaban estas zanjas en medio de las calles y allí se dejaban sus contenidos en espera
de su desintegración.
“En algunos barrios hay aún zanjas y grandes caños que, por falta de atargeas losvecinos convierten en receptáculo de toda clase de desechos y hasta en albañales,atentando de ese modo contra su propia salud y contra la de todos los habitantes dela ciudad.Esos caños se limpian de cuando en cuando; pero la manera de hacer esa limpia nosparece en sumo grado inconveniente y peligrosa, pues lo que se hace es vaciar conpalas el lodo y basuras que aquellos contienen, arrojándolas en medio de la callepara que la acción del sol las seque.Esas materias así removidas y sacadas al aire exhalan una fetidez insoportable yesparcen en la atmósfera sus corruptoras emanaciones, siendo facilísimo quelleguen a ser origen de una epidemia cuyas consecuencias nadie pueda calcular,pues comenzando en un barrio bien podría propagarse en todos los demás”.218
Las instituciones creadas en el Porfiriato para acabar con la insalubridad y los malos
hábitos de la población, las grandes obras de saneamiento como el desagüe parece que no
tuvieron éxito, los grandes problemas a que se enfrentó la ciudad para su mejoría fueron
muchos y estos se cuentan desde la geografía, las condiciones climatológicas, la miseria, la
cultura, falta de tecnología, etc. Los católicos fueron los encargados de denunciar los
límites de la modernidad, pero a la vez contribuyeron con sus propuestas para mejorar las
condiciones de la población
LOS CAMINOS.
Es posible que el desarrollo de los transportes y su modernización trajera como
consecuencia el desarrollo de las vías de comunicación en especifico los caminos
carreteros, y su constante expansión a todo el país, pero esto no sucedió en el Porfiriato.
218 El tiempo, 12-marzo-1892.
115
Los caminos carreteros como vías de comunicación y como símbolo de belleza no
alcanzaron un gran desarrollo en el Porfiriato, quizás los ferrocarriles opacaron esta vía de
comunicación pues nadie la tomó en serio, y a pesar de que existía transporte de carga
eléctrico como los tranvías, los transportes de carga tirados por animales seguía existiendo
ya bien entrado el régimen porfiriano, dando la imagen de un país atrasado y rural.
“Por todas las calles de la ciudad se ven infelices y escuálidas mulas que hacenesfuerzo mayúsculos por arrastrar un carro en el que la carga es mucho muysuperior, tanto a lo que la policía autoriza cuanto a la pobre bestia puede soportar.Los carros de dos ruedas tirados por una mula llevan tal cargamento que apenaspuede andar el animal, y cuando este resbala le es imposible levantarse sinosufriendo un positivo martirio de parte de los crueles cargueros.En los carros tirados por dos o más bestias también sucede igual cosa. A más de queel espectáculo que a los transeúntes se ofrece con el tormento aplicado a losdesgraciados animales de tiro, que es verdaderamente repugnante, vienen despuéslos trastornos graves que para el tránsito resultan de aquellas infracciones de policía,pues los tranvías, los coches y aun la gente de a pie no pueden continuar su camino,cuando en la calle se atraviesa y se detiene uno de esos carros del que las mulas yano pueden tirar, por fatigadas y agotadas por el tormento”.219
Las principales calles de la ciudad que conectaban a todas las demás ciudades
estaban en pésimo estado, así lo hacían ver los católicos, esto representaba un problema
económico para los dueños de los carros averiados y también sinificaba la escasez de
alimentos de primera necesidad que no alcanzaban a llegar a tiempo a los establecimientos.
“La calzada de la Verónica, esta esa vía en tan pésimo estado, que casi no hay díaen que sufran grandes averías los vehículos que por ella transitan. Lo peor de todoes que esos transportes son los que introducen artículos de primera necesidad a estaciudad, tales como harinas, semillas, materiales de construcción, etc., etc.En la última semana se quebraron el jueves dos carros, el viernes cuatro y el sábadotres: por esta corta noticia se calculara lo que sucede continuamente”.220
219 El tiempo, 14-noviembre-1895.220 La voz de México, 16-octubre-1889
116
La mayor parte de las calles de la ciudad se encontraban en un muy lamentable
estado, en los barrios era misma situación, y el problema se agravaba porque no había
iniciativa del gobierno por mejorar y componer las calles de todo el Distrito Federal,
haciendo parecer a la ciudad de México en una mísera aldea, según los católicos.
“Y lo más grave es que no sólo las calles de Moctezuma guardan tan lamentableEstado, sino que la mayoría de las de la ciudad, en todos sus barrios, se hallan en elmismo caso, y por lo visto sus habitantes no deben abrigar esperanza alguna, almenos por ahora, de que siquiera se inicien en ellas las reformas que tanperentoriamente necesitan.Es hasta una vergüenza que en la capital de la república, que por todo debe ser laprimera de sus ciudades, se vea a no muy larga distancia del centro, vías públicasverdaderamente inmundas que apenas serían tolerables en una mísera aldea”.221
Los católicos tuvieron una visión más aguda sobre lo que realmente representaba
tener vías de comunicación en buen estado, no sólo era cuestión de belleza, sino también
una cuestión económica bastante importante, la integración de un mercado nacional. El
gozar de buenas y abundantes vías de comunicación lograría que el país se integrar en una
red comercial de grandes proporciones, donde se beneficiarían desde los pequeños
agricultores hasta los grandes consumidores de las ciudades.
“En días pasados algo dijimos sobre la conveniencia y la utilidad de que se abrancaminos carreteros y se compongan los ya construidos que están en tan mal estado,que el tránsito por ellos es poco menos que imposible.El asunto merece mucha atención, porque cuando la agricultura no encuentra salidapara los frutos de la tierra, ni la industria para los artefactos de las fábricas, ni elcomercio para las mercancías de los almacenes, todos padecen, aunque no sean niagricultores, ni industriales, ni comerciantes. Esta es una cadena que forman todaslas clases, todos los giros y todas las personas, y el mal de unos se comunica atodos.La dificultad de las comunicaciones, los malos caminos y la falta de seguridad enalgunos, son la causa de la penuria que se siente en algunas comarcas y delmarasmo en que yacen otras, y es seguro que componiendo bien las vías públicas yextirpando a la gente mala que aún queda en ellas, bien que en cierto número, seremediarían en gran parte, sino del todo, los males que padecen.
221 El tiempo, 10-marzo-1892.
117
Por esta razón insisten algunas personas con un vano empeño en que sobre estepunto machaquen sin cesar los órganos de la prensa”.222
Cuando se tomaron en cuenta las demandas de la ciudadanía pareció que la
administración pública había fallado una vez más ya que la durabilidad de los caminos en
buenas condiciones era mínima, así lo hacían notar los católicos:
“este empedrado, sobre todos estos inconvenientes, tiene el de su poquísima duración.El trafico de los carros lo afloja, se salta la primera piedra, y en el momento continúadestruyéndose dando lugar a hoyancos que crecen rápidamente y hacen necesaria unareparación constante y, por lo tanto, dispendiosa. Todo esto hace sustituirlo porpavimentos más perfectos y durables”.223
Para finales del régimen porfiriano los problemas de los caminos no se habían
solucionado y esto se debía a varias causas, la falta de interés, las malas políticas públicas,
las inundaciones, un mal sistema de atarjeas y la temporada de lluvias. Con ello fracasó el
intento por tratar de embellecer a la ciudad y de conectar por medio de los caminos a las
ciudades de los estados en toda la república. Para los católicos el aspecto de la ciudad para
finales del Porfiriato era casi similar como cuando había llegado Díaz a la presidencia.
“Hay calles en la primera y segunda demarcación que no están empedradas siquiera,y por las que es imposible transitar.El drenaje y la limpieza son generales: en Plateros hay dos barrenderos en cadacalle; por los barrios no hay ni uno, y los montones de basura se recogen en ellas sinque los carros de limpia, manejados por unos sultancillos, los quiten. El drenaje noesta completo todavía, pues falta en muchos barrios, lo que origina emanacionescontinuas propagadoras de toda clase de enfermedades infecciosas y elevadocontingente de defunciones. El descuido en que están tales barrios causa contrastemarcadísimo con las colonias del occidente, donde hay calles magníficas yperfectamente atendidas, sin que haya casas, en tanto que en el oriente y el sur haycasas numerosas sin calles, porque esas vías públicas, hacía a donde ellas caen, nomerecen tal nombre.
222 El tiempo, 29-agosto-1895.223 El país, 20-febrero-1901.
118
Muchas plazuelas se han transformado en jardines públicos. Dizque en obsequio dela salubridad pública; semejante mejora no ha llegado al oriente, donde hay unaextensa plazuela frente a las calles de Lecumberri y Albañiles, y donde esta la deMixcalco que son trasuntos del gran desierto del Sahara por los huracanes de polvoy arena que en ellas se forman”.224
LA MORTALIDAD.
Los resultados de la modernidad porfiriana no acabaron con los graves problemas
de salud de los citadinos, por el contrario los problemas se agravaron más, así lo hicieron
ver los católicos, la mala calidad de vida de las masas, la insalubridad en todos sus aspectos
y las obras incompletas eran causas de este fenómeno.
La gran mortalidad que existía en la ciudad de México causaba asombro a los
católicos y a las instituciones gubernamentales, ya que se había hecho hasta lo imposible
por erradicar estos problemas, las enfermedades contagiosas estaban al orden del día, por
ello los católicos se desencantaron con las obras de sanidad y las instituciones de salud que
se veían impotentes ante la realidad.
“El Consejo de Salubridad, la Academia de Medicina, y otros cuerpos científicos,así como las autoridades, encuéntrase hondamente, preocupados con el estadosanitario que guarda la ciudad de México; pues ese estado no sólo deja mucho quedesear, sino que según parece a últimas fechas, ha llegado a asumir una situaciónverdaderamente alarmante.Las enfermedades contagiosas, principalmente el tifo, que ya es endémico en lacapital, tuvo durante el último invierno, una recrudescencia como hacía tiempo nose notaba, y ha causado bastantes víctimas, de cuyo número la estadística lleva conexactitud la cuenta; la viruela también ha hecho su aparición después de haberdejado descansar a los habitantes de México por un tiempo, de sus desastrosos ymortíferos efectos, y en fin, otras enfermedades tan perniciosas como estas hansentado sus reales en la metrópoli y ocasionan víctimas en todas las clases sociales.
224 El tiempo, 16-enero-1911.
119
Creyóse adelantar mucho en el problema de la salubridad de México con lascostosas y las monumentales obras del saneamiento, emprendidas y llevadas ya casia cabo, con un vigor y una actividad desconocidas entre nosotros, pero cuando ya esel tiempo de ver el resultado de ellas, supuesto que tocan a su fin y están completoslos sistemas principales de gran parte de la ciudad, se ve con asombro que elproblema aún permanece en pie y que se esta muy lejos, a lo que parece, de haberseadelantado algo, en pro de la salubridad, con tan magna obra”.225
Era una ironía para los católicos que existiera un alto índice de mortalidad en un
país que gozaba de los beneficios de la modernidad, quizás estas criticas tengan un
fundamento ideológico en el sentido de desacreditar al sistema modernista que la mayor
parte del mundo aplaudía, eso no quitaba crédito a la realidad pero si a las causas que
provocaban tanta mortandad y es que los católicos si sabían cuales eran algunas de las
causas, pues ellos se habían encargado de descubrir las limitantes de la modernidad, pero
también hubo muchos problemas estructurales y culturales arraigados en la sociedad
mexicana que permitieron una alta mortalidad.
“Causa positiva sorpresa, y es motivo de legitima confusión, que en estos tiemposde drenaje, asfalto, Consejo superior de Salubridad, etc., etc., y cuando ya eldesagüe del Valle de México debería hacer sentir sus benéficos efectos, lasepidemias que diezman a los habitantes de la capital aumenten más y más cada año,haciendo horrorosos estragos en la población, al grado que se cita a México comoel punto del globo, en que, relativamente, muere más gente. Nuestra capital es elfoco más terrible de todo género de enfermedades, y con razón infunde verdaderoespanto a los extranjeros y a los habitantes de los estados.Ya es el tifo, ya las enfermedades de estomago, ya las que atacan los órganosrespiratorios. Este año, a todos esos males se ha agregado la escarlatina, quematerialmente ha diezmado a la población, causando espanto y horror endeterminados barrios de la ciudad.Nuestras calles asfaltadas e iluminadas con focos eléctricos, resultaran una ironía,puesto a que todo eso era preferible la salud. Nuestros modernos y suntuososedificios, nuestros sistemas de rápidas comunicaciones nuestro buen drenaje, y todo,en fin, lo que ha hecho el gobierno para el bien de la población, será poco menosque inútil, toda vez que lo más esencial que es la sanidad brilla por su ausencia”.226
225 El tiempo, 9-abril-1902.226 El tiempo, 23-enero-1909.
120
Para los católicos las enfermedades contagiosas no sólo se daban en los barrios más
insalubres sino también en los lugares más céntricos y pese atener un Consejo Superior de
Salubridad los problemas no desaparecían, no obstante su postura por explicar el tifo fue
más imparcial en este caso,“el tifo es la enfermedad reinante en la capital: en todas las
estaciones se cuentan por centenares sus víctimas; pero es en invierno cuando se propaga
más y ataca con mayor fuerza sabido es que una de las causas que originan esta enfermedad
es la absorción de miasmas y como las condiciones higiénicas de la capital son pésimas, el
tifo reinara mientras éstas no cambien”.227
El Consejo de Salubridad era insuficiente para atacar todos los puntos de
insalubridad, aun los más céntricos.
“La higiene de la metrópoli exige la supresión de cuanto foco de insalubridad exista,y México los tiene en demasía para nuestro daño y perjuicio. Pero no sólo existen enlos barrios apartados o en las calles lejanas. El consejo, que hoy parece seromnipotente, puede cerciorarse de que en el centro, en el corazón de la ciudad,existen dichos focos infecciosos y de ellos no pocos en las vetustas casas a que nosreferimos.Hace poco, por ejemplo, se señalaron casos de tifus en la calle de las Escalerillas,situada a espaldas de la Catedral, y en estos días se denunció un caso en la mismacalle, en casa cercana al Hotel Central y a los varios talleres ubicados en dichavía”.228
Para fundamentar sus posturas frente a la mortalidad los católicos hicieron uso de
recursos como las estadísticas oficiales, de esta manera trataban de explicar los índices de
mortalidad en el Distrito Federal, descubriendo que la mortalidad era más alta en los
suburbios que en la ciudad de México y que donde vivían los indios llegaban a bajar mucho
más las cifras.
227 El tiempo, 28-septiembre-1892.228 El tiempo, 26-enero-1893.
121
“Los datos estadísticos relativos a mortalidad publicados recientemente por lasecretaría del Gobierno del Distrito Federal son verdaderamente alarmantes.Bastante malo es el tipo de mortalidad en la ciudad de México: asciende a la cifra de4.65 por 100, pero asusta que en algunos de los suburbios, donde el aire debería sermás puro, y aparentemente lo es, el tifo llegue como en Tacubaya a 7.32, enMixcoac a 8.68, en Tacuba a 8.22 y en San Angel a 5,06.Hasta en Guadalupe Hidalgo, donde el aire es seco y bastante buenas lascondiciones sanitarias, el tipo de la mortalidad llega a 6.89. Es de notarse que en lossuburbios menos poblados, habitados en su mayor parte por los indios, el tipo bajamucho.El tifo y las fiebres tifoideas continúan siendo la calamidad de este valle, que carecede desagüe, habiendo caudado estas enfermedades el año pasado 1,340 víctimas”.229
En sí la realidad porfiriana se concretó con los problemas de salud de su población y
los problemas que no llego a resolver la modernidad, se debió a los límites de visón que
tuvieron los estadistas, porque sólo se preocuparon por un pequeño espacio que era la
ciudad y no todo el Distrito federal, como si el centro de la ciudad se hubiera encontrado
aislada de todo el país.
229 El tiempo, 24-febrero-1892.
122
CONCLUSIÓN.
1.Al analizar las opiniones y comentarios de los católicos vertidos en sus diarios como el
Tiempo, La Voz de México y El País se descubre una postura ambigua de éstos frente a la
forma de organización de la nación y la sociedad, en este caso una organización y una
sociedad que se presumía moderna.
La forma de gobierno motivó sentimientos encontrados para los católicos, la
modernidad, más que aceptada fue poco entendida y comprendida para la sociedad católica,
las causas de esta ambivalencia se encuentran en un primer momento, en la incapacidad de
ganar las elecciones presidenciales por los católicos al principio y durante el Porfiriato,
pues como grupo político habían dejado de ser fuertes y por lo tanto no tuvieron ninguna
oportunidad frente al régimen.
Esto los irritó bastante y su postura frente al republicanismo fue de una negación
constante, llegaron a equiparar al republicanismo como doctrina religiosa por su carácter
laico y enemigo a vencer ya que trataba de acabar con el cristianismo y el catolicismo en
México.
Estas posturas cambiaron cuando el régimen porfiriano se fue anquilosando en sus
estructuras políticas y no permitieron una mayor participación política. Los católicos
tuvieron que reconocer al menos tácitamente la importancia del republicanismo y pasaron a
la defensa de este frente al tergiversado régimen republicano de Porfirio Díaz, se
encargaron de denunciar el uso excesivo de la fuerza y el despotismo que caracterizó al
Porfiriato.
El constitucionalismo fue parte de la modernidad porfiriana, pues hay que recordar
que los mexicanos durante la mayor parte de la Colonia nunca habían tenido o contado con
una constitución que reglamentara la vida social, ni mucho menos que pudieran elegir a sus
123
gobernantes, al final de este periodo se instauraron algunas constituciones pero casi no se
llevaron a la práctica por la revolución de independencia, en el Porfiriato existía al menos
de derecho y se mantenía la paz que permitió un orden constitucional.
Los católicos no podían aceptar la constitución porque había sido una imposición
frente a su derrotada doctrina y forma de gobierno de tintes conservadores y sobre todo
porque había provocado la guerra civil y provocado el derramamiento d sangre de los
católicos.
Otra causa del anticonstitucionalismo se debía a que esta no reconoció a la religión
católica como parte de la configuración de la sociedad mexicana y a la vez la negaba,
consideraban desfasada a la constitución y sus principios teóricos frente a la realidad de la
sociedad católica.
El punto central de sus críticas referente a la constitución se dirigió a las Leyes de
Reforma, estas leyes se habían dictado anteriormente pero seguían vigentes en el Porfiriato,
consistían en la prohibición del culto público y las fiestas religiosas; sancionaban la
secularización del registro civil y las instituciones, al mismo tiempo que impedían el
crecimiento de instituciones religiosas y separaban a la iglesia del Estado.
Denunciaron el incumplimiento de algunos preceptos constitucionales como las
garantías individuales y la falta de libertad de expresión y libertad de imprenta, lo que
motivó que recrudecieran más sus críticas al sistema republicano y al gobierno.
Las reformas a la constitución fueron mal vistas por los católicos, pues
consideraban que si algo se reformaba en ella era porque no era viable nada de lo que
sancionaba. En abierta posición al régimen constitucional trataron de combatirlo por medio
de la prensa, la escuela, la tribuna, el hogar y la plaza pública.
124
No obstante, al igual que en el republicanismo, frente al constitucionalismo los
católicos denunciaron la tergiversación de que era objeto en el Porfiriato, pasando a una
defensa tácita de los principios orgánicos de la constitución, se quejaban de la falta de un
verdadero federalismo y los principios democráticos, con el fin de atacar al régimen
porfiriano.
Su postura frente al régimen liberal cambió cuando el Vaticano reconoció como
legítimo a este sistema de gobierno y no tuvieron más remedio que aceptarlo. Para ello
tuvieron que recurrir a la soberanía divina delegada por Dios y depositada en el gobierno,
de esta manera pudieron reconocer la legitimidad del gobierno de Porfirio Díaz. Esto
provocó que sus opiniones sobre todo frente a las leyes de Reforma tuvieran un pequeño
cambio; los resultados de las Leyes de Reforma en la sociedad fueron admitidos como
viables, pero no dejaron de reprocharlas y negarlas.
El congreso también fue punto de partida para las críticas de los católicos,
denunciaban la supeditación de sus funciones frente al poder ejecutivo y la no-
representación de los intereses de la población; críticas menos serias fueron la composición
social del congreso, en donde para los católicos no había gente que estuviera a la altura de
su cargo por ser pobre o no tener una formación profesional.
El gravamen económico que se hacía al tesoro público para mantener al congreso
fue mal visto por los católicos, los altos sueldos de los legisladores y su papel en la
sociedad no eran proporcionales en el bienestar de la nación, para ello demandaron una
reducción delo número de legisladores en el congreso. No obstante los católicos pasaron a
elogiar a los legisladores por el papel que desempeñaban a la hora de sancionar la política
del presupuesto de egresos del país, y en materia de moralidad.
125
La democracia fue fuertemente atacada por los católicos que no aceptaron la
posibilidad de las masas de llegar al poder, pues consideraban que la jerarquización de la
sociedad era mejor que la igualdad política.
El incumplimiento de la democracia en el Porfiriato provocó que los católicos la
defendieran tácitamente y recrudecieran sus críticas al sistema, al mismo tiempo
denunciaban los límites de los preceptos democráticos, debido a que la democracia siempre
dejaría a grupos sin representar, en este caso las minorías.
Posteriormente los católicos aceptaron la democracia como forma de gobierno, por
el gran apoyo popular que tuvo y llegaron hasta decir en la culminación de su ambigüedad
que la democracia era de corte cristiano, pues el catolicismo siempre se preocupó por llevar
el bienestar a la mayoría posible, de esta manera se identificaba la religión y la democracia.
Paralelamente argumentaron para denunciar la falta de sufragio universal y el fraude en las
elecciones por la falta de interés de la población, de esta manera trataron de promover la
participación ciudadana y que la población aprovechara los derechos políticos que confería
un régimen democrático.
Lo que nunca pudieron aceptar los católicos fue la soberanía popular ya que se
negaba la legitimidad divina de un gobierno y por ende la perdida del poder espiritual sobre
la política, por ello trataron de atribuir todos los males de la sociedad porfiriana a este
concepto.
Por último reconocieron la gran importancia de la opinión pública como arma
política en contra del mismo régimen, este recurso fue de gran utilidad para los católicos,
por lo que se quejaron constantemente cuando no era tomada en cuenta por el sistema.
126
2. En la educación los católicos reaccionaron de manera enérgica frente al Estado Docente
de Porfirio Díaz y la secularización de las escuelas y las instituciones.
Pese a que anteriormente se habían impuesto las políticas de secularización los
católicos no reconocían todavía la separación Iglesia-Estado. La modernidad no era
aceptada porque divorciaba -en palabras de los católicos- la política de la religión,
secularizaba a la sociedad y le quitaba el papel a la iglesia como legitimadora del gobierno
temporal.
Asimismo culpaban a la secularización de la desmoralización y criminalidad que
sufría la sociedad mexicana, pues esta había introducido los principios de rebeldía y
desobediencia a las autoridades. Los valores éticos individuales eran una calamidad para la
moral cristiana, ya que le quitaba coerción sobre la sociedad, en sí no podían ver al
individuo desligado de la religión, ya que provocaba el caos.
En materia educativa los católicos rechazaban la instrucción y la educación del
Estado porque chocaba con los principios cristianos y trataron de advertir de esos peligros a
la sociedad en general y a la católica en particular.
Para los católicos el crecimiento de las escuelas laicas tenía proporción con el
crecimiento de la desmoralización y la criminalidad y es que la modernidad en la ciencia y
la educación había producido elementos nocivos como la dinamita y los anarquistas y esto
era un mal ejemplo para la sociedad y sobre todo para los indios con sus revueltas.
Las escuelas particulares laicas también fueron atacadas por los católicos; la
creación de escuelas protestantes fue inadmisible, pues consideraban traidores a la patria a
quienes inscribían a sus hijos en dichos establecimientos, y por lo tanto corrían el peligro de
ser excomulgados.
127
Otro argumento para atacar la secularización de la sociedad fue que ésta se estaba
llevando a cabo con dinero católico, y es que las escuelas del Estado se sostenían con los
impuestos de los católicos y esto no lo podían permitir. Al mismo tiempo trataron de
combatir a las escuelas laicas invitando a los ricos y poderosos para que fundaran escuelas
privadas de corte católico, pues les preocupaba el éxito que estaba teniendo la
secularización y el buen recibimiento de la oferta educativa que el Estado impartía a la
sociedad.
Un punto más radical de los católicos fue el hecho de incitar a la población a no
mandar a sus hijos a la escuela, se debía instruir a los niños en otro tipo de formación,
fueran obreros, artesanos, etc., pero dentro de los parámetros del catolicismo.
Al no tener resultados favorables en evitar la implantación de la escuela laica y que
la población no desistiera de mandar a sus hijos, los católicos criticaron de manera
infundada los métodos y estructura de la enseñanza en las escuelas. El enciclopedismo
como método de enseñanza en las escuelas públicas fue atacado porque dañaba la salud de
los alumnos, al mismo tiempo no aprendían nada, pues la cantidad de conocimientos era
abrumadora para la capacidad de los niños.
El desarrollo espiritual y moral carente en las escuelas públicas fue centro de las
críticas de los católicos, pues veían mal el énfasis que se hacía en la materia y lo físico en
detrimento de lo espiritual, los perjudicados eran los niños. Los valores civiles inculcados
en las escuelas fueron reprobados por los católicos.
Los métodos tradicionales de la enseñanza que defendían los católicos como los
castigos corporales, el temor a Dios y la enseñanza del catecismo iban desapareciendo
paulatinamente, esto provocaba una fuerte reacción de los católicos pues se estaba
perdiendo la mejor educación , según los católicos.
128
No obstante, con todos sus argumentos y acusaciones infundadas en contra de la
escuela laica, los católicos tuvieron que reconocer la importancia del papel desempeñado
por el Estado en materia educativa. Acabaron por aceptar que los padres de familia
mandaran a sus hijos a las escuelas públicas con la condición de doblar la instrucción
religiosa a sus hijos en sus hogares.
Argumentaron que la educación pública servía para formar el alma nacional y de
ahí su gran importancia que adquiría sobre la sociedad, al mismo tiempo recomendaron a
las autoridades educativas que pusieran crucifijos en los salones como figuras artísticas y
que cantaran el Ave Maria junto con el himno nacional.
Lo que no pudieron admitir los católicos fue la educación y formación profesional
de las mujeres, pues consideraban que provocaría el libertinaje de la mujer y pondría en
peligro la maternidad, el hogar y la familia; el papel de la mujer en la sociedad católica
estaba supeditado a las decisiones del hombre dentro del hogar y por lo tanto la mujer no
tenía razón de ser fuera de ellos.
Irónicamente los católicos pudieron advertir sobre las limitantes en materia
educativa, el Estado sólo se preocupó por la alfabetización, la educación primaria y en
menor medida la secundaria y el nivel medio superior y superior, dejaron a un lado el
desarrollo técnico y tecnológico que requería un incipiente capitalismo.
Los católicos trataron de llenar ese hueco incentivando y promoviendo el desarrollo
dela educación técnica y agrícola en la población, pues la consideraban prioritaria en una
sociedad donde la agricultura tenía un alto porcentaje en la economía.
Denunciaron el poco desarrollo tecnológico en materia agrícola por lo que ellos
consideraban tendría graves consecuencias sino se resolvía a tiempo, a la vez vieron como
129
positivo la creación de instituciones agrícolas, trataron de mejorar su imagen, pues
consideraban trascendental su papel en la economía del país.
En materia del registro civil los católicos no estuvieron de acuerdo con el
matrimonio civil argumentando que este era competencia de la iglesia, por lo tanto le
dieron a esta relación civil el estatus de un concubinato, sin carácter legal.
El matrimonio civil se tenía que derogar porque para los católicos era impopular y
mal visto socialmente hablando; la legislación sobre el matrimonio civil no era fundamental
para regular las relaciones de pareja, minimizaron la importancia de las leyes y el papel de
los jueces civiles, esto fue una constante durante el Porfiriato.
El punto central de la crítica al matrimonio civil fue la posibilidad del divorcio
dentro de las relaciones de pareja, para la mujer esto produciría el libertinaje de la mujer y
la prostitución, así como también ponía en peligro a la institución familiar y el hogar base
de la sociedad.
Pronto los católicos se enfrascaron en un debate con las autoridades civiles sobre
que matrimonio era prioritario y primero en las parejas, el civil o el religioso, los católicos
no veían obligatorio el civil si las parejas acudían a la iglesia para su unión, esto los llevo a
enfrentarse directamente a las autoridades, pero cambiaron su postura belicista cuando se
pedía el cumplimiento de las Leyes de Reforma.
La beneficencia también concretó su secularización en el Porfiriato, los católicos
atacaron a la filantropía como forma de hacer caridad y de ayuda al prójimo, debido a sus
orígenes y sus medios para alcanzar sus objetivos. Al ser el hombre el origen de la
filantropía, los católicos antepusieron la caridad por ser de origen divino, todo lo humano
era secundario ante los católicos, la filantropía no fue aceptada porque ensalzaba y resaltaba
las buenas acciones del hombre y el crédito de esas buenas acciones permitía sobre todo en
130
la política contribuir con la carrera y buena imagen de los funcionarios y políticos, la iglesia
y Dios ya no se llevaban ese crédito.
Los medios con que se llevaba a cabo la recolección de fondos para ayudar a los
más desprotegidos también fue satanizada por los católicos, en este caso fueron las fiestas,
vendimias, corridas de toros y las loterías.
Empero los católicos tuvieron que reconocer a regañadientes la popularidad de los
métodos de la filantropía, pues esta adquirió una gran importancia en la sociedad porfiriana.
De esta manera los católicos se centraron en publicitar a la beneficencia privada que viniera
de eclesiásticos y católicos, no sin dejar de criticar superficialmente como operaban las
instituciones de beneficencia pública.
3. Para los católicos el desarrollo material no pudo ser admitido porque no desarrollo lo
espiritual, no significaba nada el desarrollo de los transportes, las comunicaciones, las
escuelas si el hombre se encontraba atrasado moral y espiritualmente.
El progreso material significó para los católicos la decadencia de la sociedad
mexicana ya que no garantizaba la felicidad del hombre y la solución a los problemas
cotidianos, a pesar que la sociedad porfiriana se sentía hechizada con los cambios que había
traído en la capital.
Conforme la gente fue aceptando el discurso del progreso material, la opinión de los
católicos se transformaba de tal manera que pasaban a la defensa de los resultados del
progreso material.
La urbanización de la ciudad fue uno de los puntos importantes del progreso
material que los católicos aceptaron y vieron de manera positiva, llegaron a comparar a la
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ciudad con un organismo vivo en donde la apertura de nuevas calles y avenidas y el tráfico
de éstas se equiparaban a las venas y la sangre de un cuerpo.
Los católicos denunciaron que la industria y el comercio se apoderaron de las vías
más importantes en detrimento de la población que habitaba esos lugares, la ciudad se
volvió cosmopolita al albergar en sus comercios mercancías muy novedosas provenientes
de varias partes del mundo; los sandwiches y el whisky eran consumidos por el público
extranjero y nacional.
Asimismo los católicos describieron a la ciudad como insignificante por el gran
tráfico que se producía en la capital. El crecimiento acelerado de la población había
rebasado las políticas urbanas del gobierno y las viejas calles y caminos no permitían una
libre circulación por lo que los católicos pidieron el ensanche de la ciudad.
El tendido de los servicios públicos como teléfono, luz eléctrica y las vías férreas
que se venía haciendo de manera pausada y no planificada según los católicos, también
significó un problema para una mejor urbanización, pues provocaba el caos y limitaba la
circulación de vehículos y personas, no obstante que la tecnología sí fue bien recibida como
la electricidad.
Los católicos llegaron a describir a la Ciudad de México como la capital con mayor
número de colonias, y donde en parte de ella se construían de manera planificada. La
inversión en la industria de la construcción por parte de empresarios mexicanos fue bien
aceptada, debido a que colonias como la Juárez y la Roma se construían con todos los
servicios públicos necesarios, sin la necesidad de recurrir al Ayuntamiento para el
establecimiento de éstos.
Las obras de desagüe en la Ciudad de México se llevaron a cabo para dar mejor
imagen y salud a los habitantes de la capital. Sin embargo no tardo mucho tiempo para que
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los católicos se desilusionaran de la urbanización, pues denunciaron sus límites en una
ciudad que exigía mucho más. Lo primero que criticaron sobre las políticas públicas de
urbanización fue la lentitud con que se llevaban a cabo y a veces su posterior abandono, las
calles y caminos eran un claro ejemplo.
Los católicos manifestaron su inconformidad y desilusión ante la urbanidad y
mejoramiento de una muy pequeña parte de la ciudad, sobre todo los primeros cuadros de la
capital, mientras que la mayor parte de ella se encontraba en las mismas condiciones de
abandono y pobreza.
El embellecimiento de la ciudad también formó parte de los programas de urbanidad
y el gobierno introdujo en la ciudad edificios públicos con una arquitectura moderna que
los católicos vieron con agrado y aceptación.
Los parques y jardines representaron los pilares del embellecimiento de la ciudad al
mismo tiempo que cumplían la función de entretenimiento, recreación y productores de aire
puro para la ciudad, esto significó para los católicos un gran avance en la capital. A la vez
aceptaron que se desecaran los pantanos del Distrito Federal y se aumentara el arbolado.
El cambio de la nomenclatura de calles y avenidas también representó un
mejoramiento y embellecimiento de la ciudad, pero los católicos no aceptaron en este caso
los cambios al aducir que esto sólo facilitó la vida de los extranjeros en la ciudad, acabó
con las tradiciones y las costumbres y se borraron hechos históricos que habían dado
nombre y origen a las calles, a la vez que el gobierno impuso el cambio para borrar los
nombres feos y ridículos de éstas. Los católicos cambiaron sus opiniones cuando estos
cambios fueron bien recibidos por la población pese a su postura.
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Para los católicos este embellecimiento también tuvo sus límites y se circunscribió a
la pequeña parte central de la ciudad, cuestión que motivó a los católicos a negar como
benéfico el progreso material para el país.
La salud pública fue un elemento más de la urbanización de la ciudad, la creación
de dos códigos sanitarios que legislaran sobre las faltas fue muy provechosa para la ciudad,
así lo hicieron ver los católicos, a la vez que se encargaron de difundir por medio de la
prensa los principios y preceptos de la legislación sanitaria. Los católicos hicieron énfasis
en combatir las enfermedades endémicas como el tifo, para ellos el Consejo Superior de
Salubridad tenía que encauzar sus actividades para remediar estos males; la adulteración de
los comestibles fue otro delito que persiguieron las autoridades y que los católicos vieron
con beneplácito las multas y clausuras impuestas a los comercios que violaban estas
normas. Asimismo los católicos llegaron a recomendar determinadas conductas a la
población para mejorar la higiene y la salud pública.
4. La configuración social en la Ciudad de México durante el Porfiriato es para los católicos
en su mayoría de campesinos, artesanos, empleados e indios, que no de trabajadores o
proletarios. Estas masas tenían un nivel y calidad de vida muy bajo, para los católicos estos
individuos se comparaban con mendigos y pordioseros, sucios, descalzos y harapientos,
una de sus salidas fue la de pedir limosna y la caridad pública, esto molestó mucho a los
católicos ya que daban una mala imagen de la ciudad.
Los indios fueron centro de las criticas de los católicos, pues se les culpaba de la
insalubridad y mala imagen de la ciudad, porque su falta de cultura les impedía
comportarse en una ciudad moderna.
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Las pulquerías tan abundantes en la Ciudad de México eran punto de reunión de
estas masas, por lo cual los católicos se dedicaron a atacar estos establecimientos, ya que
representaban un anacronismo para la belleza y modernidad de la ciudad.
La capital de México también se caracterizó por una abundancia de vecindades en
sus construcciones, donde la mayoría de las masas eran acogidas. En ellas imperaba el
hacinamiento, la insalubridad, la falta de servicios públicos y al mismo tiempo sus
habitantes sufrían los derrumbes de éstas por el gran deterioro y falta de mantenimiento de
estos lugares.
Los lugares públicos como baños, hoteles, y fondas también carecían de los más
elementales principios de higiene y salud, poniendo en peligro la vida de sus clientes que en
este caso eran las masas.
La venta de alimentos en las calles y establecimientos de mala calidad fue una
constante en el Porfiriato, para los católicos no sólo representaba un problema interno de
salud, sino también un problema económico ya que provocaba que los visitantes extranjeros
y turistas no regresaran a la ciudad. La adulteración de los alimentos básicos fue otro
problema que no se pudo resolver en el Porfiriato, pese a las instituciones creadas para
combatir este delito, así en este mundo se desarrollaban las masas.
Las instituciones encargadas de combatir la insalubridad en la ciudad fueron
insuficientes y obsoletas en sus métodos de trabajo, según los católicos el radio de acción
del Consejo Superior de Salubridad solamente se circunscribía a una pequeña parte de la
ciudad, el centro y los trabajadores de limpia eran en ocasiones renuentes a cumplir con sus
servicios.
La falta o escasez de agua potable en la ciudad repercutía en una mayor insalubridad
y la poco agua con que se podía contar era de muy mala calidad, así lo hicieron ver los
135
católicos, a la vez la falta de agua corriente impedía la limpieza de las vecindades y las
atarjeas, complicando el panorama de la insalubridad.
Para los católicos la insalubridad que reinaba en los mercados públicos fue un
problema de salud y de mala calidad de vida para las masas. Los mercados fueron un gran
foco de infección por sus malas construcciones, su falta de organización, falta de higiene,
así como de mantenimiento y hacinamiento. Según los católicos el ambulantaje contribuía a
una mala imagen de los mercados públicos, pues vendían sus productos en el suelo y a
orillas del mercado. Los hospitales y las cárceles compartían el estatus de los mercados.
La cuestión geográfica representó un problema para la higiene de la ciudad, según
los católicos por ser un valle era difícil retirar los residuos de ésta, pues no tenía una salida
natural. Los criaderos de puercos y pensiones de caballos al mismo tiempo que
representaban un foco de infección eran un anacronismo para la urbanidad de la ciudad y
los católicos trataron por medio de su prensa que se extinguieran esos lugares al menos en
el centro.
Según los católicos parte de la cultura de los mexicanos ayudaba a mantener la
insalubridad, ya que tenían la costumbre de utilizar a las calles, zanjas, etc., como baños
públicos, además de utilizarlas también como lugar de trabajo por parte de los artesanos y
en donde dejaban sus desperdicios.
El concentrar los cadáveres en determinadas plazuelas durante casi todo el día para
su misa y posterior traslado a los panteones, se consideró foco de infección según los
católicos.
La época de lluvias también fue considerada factor de insalubridad por las
constantes inundaciones que provocaba y causa del tifo, además la cantidad de perros
vagabundos que circulaba por la ciudad representaba un peligro por el desarrollo de la rabia
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y daba mala imagen a la ciudad, empero esto sólo pasaba en la ciudad, los barrios, colonias
y orillas de los pueblos la situación era peor por la falta de servicios y la indiferencia de
Estado por atender estos lugares.
Los caminos vistos como medios de comunicación y al mismo tiempo factor de
embellecimiento y progreso, distaron mucho de su ideal y utilidad así lo consideraron los
católicos, la mayor parte de las calles de la ciudad y los caminos que la conectaban con
otras entidades federativas se encontraban en mal estado y el mantenimiento de éstas
brillaba por su ausencia. Esto provocó una limitante en el desarrollo económico, según los
católicos, debido a que los productos no llegaban a tiempo a los establecimientos de
consumo y se detenía el comercio en general, de esta manera se postergo la unidad de un
mercado nacional, pues la circulación de los productos desde el campo a la ciudad era muy
lento e intermitente.
Era de esperarse que al describir esta gran serie de problemas los resultados serían
devastadores; la mortalidad en la Ciudad de México se presentó como un grave problema
que no podía solucionarse, pese a las mejoras introducidas por la modernidad. Las
instituciones gubernamentales no pudieron disminuir las cifras de la mortalidad, incluso al
final del Porfiriato.
Las consecuencias de la postura ambigua de los católicos se pueden resumir en dos
aspectos: al no aceptar en un principio los postulados de la modernidad y posteriormente
defenderla de acuerdo a ínfimos resultados, los católicos vieron a la modernidad como la
gran causa de todos los males, nunca la entendieron; al ser renuentes a aceptar la
modernidad tal cual descubrieron sus límites en el desarrollo del país y por ende con sus
críticas contribuyeron al desgaste del régimen porfiriano y su posterior caída.
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APÉNDICE DE DOCUMENTOS.
PRIMER CAPITULO.
“Esta fuera de duda que la legislación constitucional de México necesita reformas.Reformas fundadas en motivos imperiosísimos, que no deben desatenderse más porcualquier poder que se precie de justificado y conocedor de su misión. Reformasnecesarias en presencia de la contradicción manifiesta que existe entre variosprincipios y preceptos del código político de 1857 y otros preceptos y principios deleyes que posteriormente fueron elevadas a la categoría de constitucionales yrecibieron en términos más directos el nombre de Leyes de Reforma”.
Candor, más que inocente niño, tendrá quien espere la resurrección del cadáverpolítico que se llama Constitución de 1857, y si en la prensa hay plumas venalesque digan y prediquen su vigencia, son las de los cómplices de los que han atentadoen contra de ella, violándola en provecho propio y perjuicio de los católicos”.
SEGUNDO CAPITULO
“Los programas de la enseñanza moderna, por lo que nuestro país se refiere, hanvenido ha reformar completamente los antiguos métodos, inspirándose sus autorescon especialidad en los adelantos pedagógicos de Alemania y los Estados Unidos.Nosotros creemos que romper absolutamente con todo lo antiguo, es erigir altares aun ídolo que mañana nos veremos precisados a derribar, si es que en realidaddeseamos la verdadera ilustración de las masas”. 3-julio-1897. La Voz de México.
“Verdadera tristeza y profundísima pena nos causara siempre ver que, ya nodigamos jóvenes, sino casi niños, de los educandos en estos tiempos miren condesdén todo lo que a la religión se refiere, pues comprendemos que no debe recaeren ellos toda la culpa.Los maestros del mal los llevan por extraviadísimo sendero, ya poniendo en susmanos autores tan nocivos como el pseudo-moralista Spencer, o ya haciendopenetrar en sus corazones, vírgenes aún, las nefandas doctrinas del racionalismo odel positivismo”. 8-febrero-1895. La Voz de México
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“Experimentamos repugnancia invencible en calificar de neutros a los educandos;pero hemos de hacerlo así, por el momento, para descubrir mejor la irracionalidadde la enseñanza laica o atea, nombrada también neutra.Como siempre el liberalismo es inconsecuente en la práctica y si proclama lalibertad de enseñanza, no es con otro fin que el de imponer sus propias teorías a lamayoría de los católicos, a quienes obliga a optar entre la ignorancia, o la educaciónerrónea e inmoral que se imparte en las escuelas ateas, costeadas por el Estado”. 20-enero-1899. El Tiempo.
“Un joven padre de familia, bien recomendable por cierto, y que ocupa en nuestraculta sociedad el distinguido lugar a que sus cualidades le dan derecho, tuvo eldesacierto de poner a sus tiernos hijos en una escuela indiferente, obrando bajo laperniciosa y sofística influencia de las ideas modernas”. 14-febrero-1897. La Voz deMéxico.
“En hora buena que la escuela laica inquiera con afán las verdades científicas, peroque deje intactas las verdades reveladas, que ilustre la ciencia, pero no obscurezca laconciencia.No. El laicismo escolar, tal como aquí lo entienden muchos, es atentatorio a lalibertad de conciencia, es vejatorio para la mayoría de los sinceros creyentes de lanación, y, por ende, constituye un elemento de desunión en la majestuosa unidadpolítica conquistada”. 22-enero-1903. El Tiempo.
”Entre nosotros, los colegios y escuelas del Estado no educan; simplementeinstruyen; se da en ellos, es cierto, una gran importancia y extensión a los estudios;pero la educación moral es descuidada en absoluto, o más bien dicho, la que se da esfunestisima. Y he ahí el gravísimo defecto que esos establecimientos tienen y elinconveniente que presentan en todas sus formas.Todo esto deben tenerlo presente los padres de familia y los buenos católicos, parque puedan cumplir con su deber en lo que respecta a la buena educación de sushijos.Repetimos: la educación sensualista no basta; es menester también formar elcorazón de los niños, lo que se consigue únicamente con la enseñanza de la moral yde la religión, y con el buen ejemplo de los maestros”. 19-enero-1908. El Tiempo.
“Debemos tener muy presente que la enseñanza oficial gratuita, laica y obligatoria,no es ya la gota de agua que cava la piedra sino poderoso ariete que bate los murosde la fortaleza de la religión en México, y ensancha cada día más la brecha muygrande por desgracia, que ha logrado abrir”. 9-julio-1908. El Tiempo.
“El Estado, que no es sino el representante de las familias de una nación, debeapoyar en sus escuelas la enseñanza de la religión, base de la moral y sostén delindividuo, de la familia y de la sociedad”. 21-abril-1910. El Tiempo.
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“(...) pues ya los sectarios del moderno materialismo lo han dicho claro; el fin de laescuela laica es formar libre pensadores esto es, enemigos jurados del catolicismo yde la verdadera libertad civil, que impone el deber de respetar la conciencia de todoslos habitantes de una nación”. 13-mayo-1910. El Tiempo.
“Existe en esta capital un periódico redactado por profesores normalistas, es decir,por los mismos que el gobierno emplea en las escuelas oficiales, para impartir lainstrucción, y en el número correspondiente al 15 del actual publica unos versosanticristianos y un articulo en que se hace burla de la enseñanza del catecismo.Este periódico circula entre los niños de las escuelas públicas, y ya se comprenderácuales serán los estragos que causan su lectura.Protestamos en nombre de la católica mayoría de la república, contra la violación dela neutralidad llevada a cabo por los profesores que se hallan al frente de la escuelalaica. No es esa su misión”. 28-noviembre-1902. El País.
“Fundóse la Escuela Normal para profesores, escuela aparatosa, de aparienciahalagadora; pero tan hueca, tan vacía, tan hinchada de viento, que vino a producirmaestros engolfados con un saber puramente superficial, los cuales se han juzgado yse juzgan los árbitros de la enseñanza, en todos sus ramos, y en todas escalas.Somos contrarios al sistema actual de enseñanza”. 8-diciembre.1906. La Voz deMéxico.
“Era pues, preciso para los malévolos fines del liberalismo, que la desamortización,hecha ley, se entrara al hogar, hiriera a la familia y conculcara, de torpe manera, losderechos sagrados é inviolables de la iglesia católica. Esto ha hecho el liberalismocon la creación del matrimonio civil. (…)En el matrimonio se comprometen los individuos personalmente y la materia delcontrato espiritual son ellos mismos ¿ qué derecho puede tener la ley civil deintervenir aquí?Esas doctrinas no son nuestras, son de la Iglesia Católica. El Concilio de Trentodefine de expresa manera, que el matrimonio es un sacramento indivisible y que nopuede estar bajo ningún dominio fuera del legitimo de la iglesia.La santidad de Pio IX hizo varias veces la declaración de esa verdad. El Syllabuscondena como herética, la proposición contraria a la que sostiene a la iglesia.Por último, el señor Leon XIII, en carta dirigida a los obispos de Italia, en este año,ha tratado la materia extensamente.De todos estos documentos de inestimable valor para los fieles católicos, se deducenestas afirmaciones: el matrimonio canónico es un sacramento, es la única uniónentre esposos. El matrimonio civil es un concubinato. La autoridad civil no tienederecho alguno de legislar en esta materia. Por lo mismo el contrato espiritual es elSacramento mismo y no es posible a división entre Sacramento y contrato.Después de esto no hay sino explicar la conducta de la iglesia que tolera elmatrimonio civil y no lo prohíbe a los esposos legítimos.
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El matrimonio civil no es contrato, no es más que una ceremonia, ineficaz en cuantoá la unión de los contrayentes.Pero como la ley ha nulificado la unión canónica, la iglesia tolera la civil, una vezverificada aquella, á fin de que los esposos aseguren los efectos civiles, supersonalidad ante la ley y sus derechos de cónyuge.Estando fuera del sacramento la autoridad secular, ésta no hace sino redondear elcontrato espiritual, modificar incidentes, sin llegar a lo más mínimo á la esencia delmismo contrato espiritual, simplemente por carecer de derecho.(…)Los católicos deben estudiar estas cuestiones, seguir la doctrina de la Maestrainfalible de la verdad y convencerse de que el matrimonio civil es una irrupción delos principios masónicos y liberales que es preciso combatir en cuanto lastiman aldogma. 26-agosto-1893. El Tiempo.
“Por eso la secta satánica ha puesto como una de sus bases de reforma elmatrimonio civil, que quisiera suplantar enteramente en lugar del sacramentocristiano. Sin la verdadera y única legitimidad para el católico, sin el sello de lareligión, ese acto no puede servir de base a la santa institución de la familia, niengendra los puros, los sólidos, los inmutables afectos sobre que se asienta lalaboriosa tarea de soportar y educar la prole. Que en vez del acto sagrado en queDios mismo otorga los derechos, en que se confiere la gracia, en que se imprimecarácter sagrado a aquella unión, a aquellas respectivas posiciones y a todas susnaturales consecuencias, venga la fría intervención del funcionario civil, que nopuede otorgar los derechos que ahí se versan y que es impotente para dar otrasanción que la de ineficaz fuerza para sostener [el] edificio fabricado al aire y al quese le quiere dar contextura con lo que no tiene virtud de unir ni de consolidar nada,es lo que quiere el liberalismo”. 8-enero-1890. La Voz de México.
“El divorcio, una vez aceptado, destruirá todos los diques: la pasión, viéndosehalagada, romperá todos los vínculos: la brecha adelante de él la dejará pasar laspretensiones más absurdas, alentada por la ley y orgullosa de contar con su apoyo:el furor por los amores libres que rompe hasta las uniones mejor formadas paradurar largo tiempo, destruye en un momento las más dulces alegrías del hogardoméstico y remplazara en muy corto tiempo a la tranquila resolución de la virtudque hace florecer a la familia aun en medio de sus sufrimientos de una unión que noha podido encontrar su felicidad en el amor.La sociedad sin base, sin hogares y sin deberes, sufrirá las consecuencias; y ladesmoralización, y la degradación y la ruina serán el término necesario e ineludiblede tan irracional institución”. 10-diciembre-1891. La Voz de México.
“Asomo la aurora de la Caridad en la cumbre del Gólgota enseñándonos a perdonaral ofensor, a amar a los que nos aborrecen y persiguen, a desprenderse de lasriquezas en pro de los desvalidos para imitar el modelo de perfección infinita; y lassociedades regeneradas, sacudiendo el ominoso yugo del paganismo y la esclavitudde vicios nefandos, fueron verdadera cofraternidad cristiana, en que el ricoempleaba todos sus tesoros amparando todas las desdichas, a la benéfica sombra de
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la caridad, en hospitales, hospicios, orfanatorios, inclusos, etc. Una mano ignorabaal bien que otro prodigaba; todo se hacía en Dios y por Dios; el pobre, el huérfano,el enfermo y el peregrino eran más que hermanos, representaban a Cristo acá en latierra al ser socorridos en sus necesidades.Pero vino la hinchada filantropía a disputarle el imperio de las sociedades; elhombre quiso hacerlo todo por sí y para sí; falsificador de una virtud celeste dio suropaje a la que no es más una de tantas formas de amor propio que va pregonandosus beneficios a son de trompetas, y se los muestra no sólo a la mano izquierda, sinode pies a cabeza, al mundo entero, entre fiestas y danzas, a la generación presente ya la que vendrá. Por eso cuando la fraternidad falsificada, o la filantropía quesuplanta a la caridad hacen algo que aparenta un bien, lo inauguran al son demúsicas, en medio de brindis y discursos, elogiándose como padres del pueblo,erigiéndose estatuas o lapidas conmemorativas, o colocando al menos su retrato alfrente del filantrópico instituto”. 1-abril-1892. La Voz México.
“Justo, pues, es llamar a Jesucristo, el padre de la Caridad, el autor y fuente perenne,de esta admirable doctrina, que hace de todos los corazones un solo corazón, detodas las inteligencias una sola inteligencia, de todos los sentimientos un solosentimiento, que vibra unísono en celestial concierto en los bellos alcázares delcorazón humano Jesucristo, es pues, el fundador único y verdadero de la Caridad,que con él se llama cristiana”. 24-noviembre-1907. El Tiempo.
“El hombre que abriga en su alma sentimientos verdaderamente religiosos, es elcaritativo porque ama a Dios sobre todas las cosas y ama a su prójimo en Dios; entanto que los filántropos de todos los tiempos nunca han remediado las agenaspenalidades, sino por amor así mismos por un refinado egoísmo, por esa egolatríaque es el sino característico de todos los incrédulos, y en virtud de la cual nopiensan, ni dicen, ni hacen nada que no este encaminada a su propia glorificación asu bienestar, a su buena fama social”.
“Entre los infinitos males que nos aquejan y que más se multiplican, figuran enprimer término entre nosotros, las loterías.Sería por demás curioso hacer una lista minuciosa de todas las infinitas loterías que,como buenos parásitos engordan entre nosotros y en ellas precisar los ex oficios ymodos de vivir de todos los especuladores de este ramo liberal, sin descuidar loscentenares y miles de pordioseros que pululan en cada esquina de la capital paraeterna desgracia y tormento de nuestros ojos y oídos”. 21-diciembre-1906. La Vozde México.
“Cuando el gobierno civil o los ayuntamientos ven que hay algún establecimientoque tiene por objeto el bien de la humanidad, como los hospitales, casas de asiloetc., le presta su auxilio, contribuyendo para su sostenimiento, cuando no cuenta conlos necesarios fondos. Esto lo hemos visto siempre, y actualmente hay una casa debeneficencia en esta ciudad que cuenta con ese auxilio”. 22-abril-1904. El Tiempo.
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TERCER CAPITULO.
“El progreso tal como lo conciben los admiradores de los regímenes modernos, esdecir, el progreso cuyas etapas no están marcadas más que con perfeccionamientosmateriales tiende de día a día a sacrificar el individuo a las colectividades.Los accidentes de la calle son mucho más numerosos de lo que puede suponerse consorpresa se sabrá que anualmente sube el número de víctimas a algunos millares, yesto nada más en el Distrito Federal”. 24-septiembre-1898. La Voz de México.
“Cada día se acentúa más en la ciudad de México el aumento de la población, algrado que van ya siendo estrechas muchas de sus calles para contener elconsiderable número de personas y de vehículos que transitan por ellas á todas horasdel día.El Ayuntamiento que lo ha comprendido así procura dar facilidades al público paraque el transite en las principales avenidas sea menos difícil pero esas facilidades sondeficientes, pues requieren un medio radical que es tiempo de emprender yaseriamente.Hasta ahora, lo que el Ayuntamiento se ha preocupado es de dar mayor anchura álas aceras para hacer más fácil la circulación de los peatones: las banquetas de losPortales, del Empedradillo, de las calles de la Moneda, de algunas del Reloj, de laex-Aduana, de las de Platero, y otros son muestra de empeño y actualmente seamplían las aceras de las calles de Santo Domingo y Santa clara”. 22-nov-1893. ElTiempo.
“Uno de los grandes males y tal vez el mayor, causados por el liberalismo, consisteen haber acabado con las costumbres; porque abrigado bajo su sombra todos loserrores, ha sembrado la desconfianza, ha matado las esperanzas y ha desencantado alos pueblos con sus falsas doctrinas.Se nos quiere distraer con el ruido de las mejoras materiales, pretendiendo suponerque, con los ferrocarriles, los telégrafos y la luz eléctrica, se pueden reemplazar lascostumbres; pero éste es un error cuyos deplorables efectos comenzamos a sentir.(...) en la misma proporción que se borran de las conciencias la noción de Dios y elsentimiento de la responsabilidad moral”. 23-febrero-1893. La Voz de México.
“Varias veces nos hemos ocupado en señalar las deficiencias de que adolece elalumbrado de la ciudad, ya por su escasez en ciertas calles, ya por su mala calidaden todas, cosa que, aunque salta a la vista de todo el mundo, no ha sido remediadoni lo será probablemente, a pesar de las repetidas quejas que la prensa eleva alAyuntamiento en nombre del vecindario”.
“Han desaparecido una gran parte de los antiguos nombres de las calles de laciudad, para ser substituidos por los de la nueva nomenclatura.Las últimas placas descubiertas por la comisión respectiva del ayuntamiento y por eljefe de nomenclatura, son los siguientes.Calles primera y segunda de Minerva, se laman ahora los que llevaron por muchotiempo los respectivos nombres de calles de ‘Los Espantados’, y ‘Las Mil
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Maravillas’. A la llamada de ‘Tumbaburros’, se le dio la denomación de primeracalle de las Delicias y las que eran primera y segunda de este nombre, ahora sonsegunda y tercera del mismo, respectivamente”. 15-mayo-1908. El Tiempo.
CUARTO CAPITULO.
“Nuestro sistema de atargeas herméticamente cerradas y que sólo tienen puntos deescape de trecho en trecho en las calles y en las calderas y tubos de desagüe de lascasas, puso a la población en malísimas condiciones, pues cualquiera puedeobservar que, aun en los lugares más céntricos y a la hora menos pensada, se recibenexhalaciones fetidisimas, efluvios abundantes de aire corrupto capaces de produciruna grave enfermedad”. 8-febrero-1893. La Voz de México.
“Varias veces nos hemos ocupado del peligro que ofrecen esos perros vagabundosque pululan por todas nuestras calles, aun por las más céntricas, sin que losgendarmes cumplan con las ordenes recibidas de sus jefes, de hacerlos desaparecer.No es raro que al caminar uno por la calle, tenga que bajarse de la acera, porque enella esta durmiendo tranquilamente, recibiendo el sol un can de gran tamaño yaspecto amenazador. Otras veces esos canes devoran sobre las aceras los mendrugosque recogen del arroyo y no hay quien se atreva a pasar junto de ellos. ¿no esirritante que, yendo uno deprisa, haya necesidad de darle un rodeo, siendo preciso aveces hundirse en el lodo, sólo porque la banqueta esta ocupada por esos animalesvagabundos?”. 29-noviembre-1899. El Tiempo.
“El señor gobernador del distrito no ha pasado inadvertido, seguramente, un hechoque pugna horriblemente con la cultura de la capital: nos referimos a la multitud deperros vagabundos que sólo unas veces, y otras en grupo, en verdaderas manadas,recorran las calles, aun las más céntricas, principalmente algunas de las avenidas enque abundan ciertos comercios, como carnicerías, figones y puestos de algunoscomestibles”. 15-noviembre-1900. El País.
“Una de las obras indispensables para toda ciudad, que como Méjico ha llegado a ungrado de cultura elevadísimo, es la de los pavimentos. Nadie podrá negar que los dela capital adolecen de gravísimos defectos, como se demuestra palpablemente entiempo de lluvias, en que las aguas no afluyen a sus cauces, sino que se estancan endiversos lugares, produciendo charcos que perjudican la salubridad pública.Muchas son las plazuelas que hay en Méjico y la mayor parte de ellas están sucias yabandonadas. El más ligero viento levanta inmensas polvaredas en tiempo de secas,y la lluvia menos intensa las convierte en inmundos lodazales.Embellecer el centro y dejar los barrios en el más completo abandono, es unabsurdo; es hacer más palpable la miseria de los pequeños ante la irritante opulenciade los grandes”. 15-mayo-1901. El País.
“Hay sin duda, algunas causas a que se deba el enorme aumento de mortalidad y esevidente que debe buscárselas para extirparlas de raíz si es posible.
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Tenemos, desde luego, nuestras malas condiciones higiénicas, el aire insalubredebido al nivel de nuestro suelo y el estancamiento de las aguas; pero esto, es decir,el saneamiento del valle, no es cosa de poco momento, y hasta que el desague seaun hecho, será cuando pueda decirse que se ha puesto un remedio apropiado.Sigue como causa la falsificación y adulteración de los efectos de primeranecesidad.Todo el mundo sabe que los falsificadores, con el objeto de ganar dineroinmoderadamente, no vacilan en sustituir las sustancias que sirven de alimento porotras más baratas, no importándoles que el fraude origine mil enfermedades.Los propietarios son unos de los que tienen buena parte de culpa, debido alabandono en que tienen sus casas y al poco cuidado con que miran la salud de losinquilinos.Entiéndase que, en lo general, hablamos de ciertas casas de vecindad en las que lahigiene se desconoce por completo: en donde no hay comunes ni atargeas, en dondelos patios son cloacas, las habitaciones antros insalubres, infectos y oscuros: endonde jamás se desinfecta un cuarto antes de alquilarlo si el que lo dejo tuvo unaenfermedad contagiosa: en donde, en fin, no se observa ninguna de las reglas quepreviene la más rudimentaria y vulgar higiene”. 6-mayo-1892. El Tiempo.
145
Fuente. La Voz de México, 19-mayo-1889.
146
Fuente. El Tiempo, 22-febrero-1903.
147
Fuente. El Tiempo, 19-febrero-1903. Publicidad en la venta de lotes de la nueva colonia.
148
Fuente. Atlas histórico de la ciudad de México, pp. 492. Mapa de los principales comercios
149
del centro de la ciudad, 1883.
Fuente: Atlas histórico de la ciudad de México, pp. 453. La Ciudad de México a finales delPorfiriato.
150
Fuente. Atlas histórico de la Ciudad de México, pp. 459. La capital en 1913.
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