La República en las urnas. El despertar de la democracia ... · JULIO / SEPTIEMBRE 2012 183...

28
JULIO / SEPTIEMBRE 2012 181 CUADERNOS de pensamiento político La historia de las elecciones en España, en comparación con muchos otros países euro- peos, es larga y ha atraído la atención de un número considerable de historiadores. Desde el primer estudio de envergadura, el realizado por Miguel Martínez Cuadrado en 1969, que recopiló los resultados de todos los comicios de la Restauración, los estudios lentamente se multiplicaron. Se dedicó una atención especial al caso de la Segunda República, cuyas elec- ciones trajeron la movilización de masas y la primera experiencia de la democracia en Es- paña. Los estudios electorales han salido nor- malmente en forma de tesis universitarias, no solamente en Historia sino también en Ciencia Política o hasta en Derecho, pero casi siempre investigando elecciones a nivel provincial o mu- nicipal. Sin embargo, el enfoque de la inmensa mayoría de estos estudios ha sido limitado, no solamente en su enfoque geográfico sino casi siempre también en su metodología, utilizán- dose casi exclusivamente fuentes secundarias, sobre todo los periódicos. Hasta cierto punto estas limitaciones se en- cuentran en los mejores estudios de elecciones republicanas hasta la fecha, que son el libro de Javier Tusell sobre las de 1931 y el estudio de equipo, dirigido también por Tusell, sobre las elecciones del Frente Popular, publicado en dos tomos en 1971. Este último fue un estudio im- portante en su época, el primer intento de res- catar un acontecimiento tan decisivo de la órbita de la propaganda política. Demostró mayor madurez y envergadura, pero a pesar de estas cualidades se quedó también limitado, sin acceso a los archivos en aquel tiempo y ba- sado sobre todo en la prensa periódica. En contraste con todas las obras anteriores, el estudio nuevo de las elecciones republicanas de 1933 realizado por Roberto Villa García marca un salto cualitativo en tales investigacio- nes, no meramente sobre la República, sino en cualquier época anterior a la Monarquía demo- crática actual. Destaca por tres dimensiones di- ferentes: primera, por su envergadura temática ejemplar; segunda, por la obra exhaustiva de investigación; y tercera, por la capacidad de pe- netración analítica. Es el principal ejemplo en España de lo que se ha llamado “la nueva his- toria electoral”, que podría denominarse tam- bién “historia electoral total”. La contextualización histórica con la cual el libro comienza es notable, porque la primera sección del libro ofrece al lector una perspectiva histó- rica sobre las elecciones en España, analizada también en comparación con otros sistemas re- presentativos de Occidente. Pasa revista a las diferentes interpretaciones o explicaciones del comportamiento electoral en España durante el siglo XIX y la primera parte del siglo XX –por ejemplo, las de tipo cultural, estructural o so- cioeconómico, y el problema del caciquismo–, y las sitúa dentro de su contexto histórico, con La República en las urnas. El despertar de la democracia en España ROBERTO VILLA GARCÍA Madrid, Marcial Pons, 2011. 530 páginas. Anexo de 32 tablas. RESEÑAS

Transcript of La República en las urnas. El despertar de la democracia ... · JULIO / SEPTIEMBRE 2012 183...

JULIO / SEPTIEMBRE 2012 181

CUADERNOS de pensamiento político

La historia de las elecciones en España, encomparación con muchos otros países euro-peos, es larga y ha atraído la atención de unnúmero considerable de historiadores. Desdeel primer estudio de envergadura, el realizadopor Miguel Martínez Cuadrado en 1969, querecopiló los resultados de todos los comiciosde la Restauración, los estudios lentamente semultiplicaron. Se dedicó una atención especialal caso de la Segunda República, cuyas elec-ciones trajeron la movilización de masas y laprimera experiencia de la democracia en Es-paña. Los estudios electorales han salido nor-malmente en forma de tesis universitarias, nosolamente en Historia sino también en CienciaPolítica o hasta en Derecho, pero casi siempreinvestigando elecciones a nivel provincial o mu-nicipal. Sin embargo, el enfoque de la inmensamayoría de estos estudios ha sido limitado, nosolamente en su enfoque geográfico sino casisiempre también en su metodología, utilizán-dose casi exclusivamente fuentes secundarias,sobre todo los periódicos.

Hasta cierto punto estas limitaciones se en-cuentran en los mejores estudios de eleccionesrepublicanas hasta la fecha, que son el libro deJavier Tusell sobre las de 1931 y el estudio deequipo, dirigido también por Tusell, sobre laselecciones del Frente Popular, publicado en dostomos en 1971. Este último fue un estudio im-portante en su época, el primer intento de res-catar un acontecimiento tan decisivo de la

órbita de la propaganda política. Demostrómayor madurez y envergadura, pero a pesar deestas cualidades se quedó también limitado,sin acceso a los archivos en aquel tiempo y ba-sado sobre todo en la prensa periódica.

En contraste con todas las obras anteriores, elestudio nuevo de las elecciones republicanasde 1933 realizado por Roberto Villa Garcíamarca un salto cualitativo en tales investigacio-nes, no meramente sobre la República, sino encualquier época anterior a la Monarquía demo-crática actual. Destaca por tres dimensiones di-ferentes: primera, por su envergadura temáticaejemplar; segunda, por la obra exhaustiva deinvestigación; y tercera, por la capacidad de pe-netración analítica. Es el principal ejemplo enEspaña de lo que se ha llamado “la nueva his-toria electoral”, que podría denominarse tam-bién “historia electoral total”.

La contextualización histórica con la cual el librocomienza es notable, porque la primera seccióndel libro ofrece al lector una perspectiva histó-rica sobre las elecciones en España, analizadatambién en comparación con otros sistemas re-presentativos de Occidente. Pasa revista a lasdiferentes interpretaciones o explicaciones delcomportamiento electoral en España durante elsiglo XIX y la primera parte del siglo XX –porejemplo, las de tipo cultural, estructural o so-cioeconómico, y el problema del caciquismo–,y las sitúa dentro de su contexto histórico, con

La República en las urnas.El despertar de la democracia en España

ROBERTO VILLA GARCÍAMadrid, Marcial Pons, 2011. 530 páginas. Anexo de 32 tablas.

RES

EÑA

S

181-208 Reseñas.qxd:resenas.qxd 22/06/12 13:27 Página 181

182 JULIO / SEPTIEMBRE 2012

una lectura original y objetiva. Traza la evoluciónde los comicios en este país y las relativamentenumerosas trabas y dificultades que no teníansoluciones fáciles, aunque indica, a mi juicio co-rrectamente, una mejora progresiva durante laprimera parte del siglo XX. Esta contextualiza-ción, que muchas veces es lo más difícil para unjoven estudioso principiante, en este caso estálograda con la madurez de un historiador deaños de experiencia.

Si por mucho tiempo se interpretaba a Españacomo un país “excepcional” y diferente en tér-minos casi exclusivamente negativos, con la con-solidación de la democracia actual se hapasado a veces al otro extremo, con la insisten-cia en que el país no es de ningún modo dife-rente, sino que su historia y su comportamientoson los mismos que los de cualquier otro paísmoderno, lo que puede ser otra clase de mito. Loque se encuentra en este libro es un enfoqueequilibrado, demostrando un conocimiento ma-duro no meramente de la historia de las elec-ciones sino también de la historia política entérminos más amplios. El dominio del tema queel autor demuestra, tanto en términos intelec-tuales como puramente empíricos, indica quepodría darnos eventualmente el gran estudio detoda la evolución electoral histórica del país quehace falta.

Más del 80 por ciento del libro se dedica a unestudio sistemático de cada una de las dimen-siones importantes de las elecciones de 1933:el contexto político y la reforma electoral repu-blicana, los partidos y sus candidaturas, la mo-vilización de la campaña con los programas yla propaganda políticos, los conflictos, la vio-lencia y los trapos sucios de la campaña, las vi-cisitudes de la jornada electoral, los resultados,las claves de la victoria, el grado de fraude y co-rrupción, las consecuencias y el lugar de estaexperiencia en la historia de España. Se tratadel estudio más completo y sistemático que seha hecho jamás de unas elecciones individua-les españolas.

El trabajo de investigación es exhaustivo.Abarca a todas las fuentes asequibles, desdelas básicas materias políticas y los periódicosa los archivos y estadísticas oficiales. No hayotro estudio de unas elecciones históricas ba-sado en un banco de datos de esta amplitud.Es, en este aspecto, un modelo en su género.

Pues bien, ¿cuáles son las conclusiones princi-pales? ¿Qué hay de nuevo de importancia? Pri-mero, este estudio demuestra que la Repúblicaconsiguió abrir el sistema electoral de verdad,que permitió llevar a cabo las primeras eleccio-nes democráticas en que podían participartodos los sectores que lo deseaban, incluyendo,por vez primera, las mujeres. Estas conclusionesiniciales no son novedosas, pero los otros as-pectos principales sí lo son. Por ejemplo, no todoel comportamiento fue tan nuevo y progresista,porque muchas de las prácticas y vicios electo-rales anteriores no habían desaparecido com-pletamente. El papel de notables siguió siendosignificativo en algunas provincias y el fenómenodel “encasillado” no había desaparecido total-mente, aunque las circunstancias y la funciona-lidad cambiaron.

Fue la primera campaña “moderna” en el país,mucho más que la de 1931, y las derechas fue-ron las más innovadoras en la técnica. Las elec-ciones no fueron modélicas en su desarrollo,porque hubo bastante violencia, con 28 muer-tos, pero estas alteraciones del orden no alcan-zaron dimensiones suficientes para desvirtuarbásicamente la campaña y la votación. El mismosistema electoral, de diseño tan desproporcio-nado, influía mucho. Los resultados del voto fe-menino, admitido en España por vez primera,fueron complicados y no favorecieron tan exclu-sivamente a la derecha como normalmente seha dicho.

El análisis de los resultados es la parte indi-vidual más importante, muy completo y cui-dadosamente matizado. Notable es el estudiodel abstencionismo, principalmente anar-

CUADERNOS de pensamiento político

RES

EÑA

S

181-208 Reseñas.qxd:resenas.qxd 22/06/12 13:27 Página 182

JULIO / SEPTIEMBRE 2012 183

CUADERNOS de pensamiento político

RES

EÑA

S

quista, y sus consecuencias, que fueron com-plicadas pero en algunos casos no tan signi-ficativas como normalmente se ha alegado.Por lo general, la comisión de actas de lasCortes nuevas funcionó de un modo respon-sable, mucho más que su sucesora de 1936,tan criticada por todos los historiadores. Y lasizquierdas, desunidas, no aceptaron su de-rrota, que calificaron de “golpe de Estadoelectoral”, sino que pidieron la anulación delos resultados y elecciones nuevas, un mal au-gurio para el porvenir del sistema. El libro con-cluye con 32 páginas de tablas que presentanlas estadísticas de votos completas.

A pesar de varios obstáculos, algunos de ellosimportantes, las de 1933 fueron eleccionesde verdad auténticas y democráticas. Lo másimportante de esto no es meramente el hechoen sí, sino lo que revela de la España deaquellos años de la depresión. Se ha insis-tido, por ejemplo, en la importancia de facto-res estructurales en el fracaso de lademocracia y el advenimiento de la GuerraCivil tres años después, dando énfasis a las

consecuencias del subdesarrollo económico.Que la España de la Segunda República noestaba a la altura económica de Francia e In-glaterra es evidente, pero el éxito de las elec-ciones de 1933 demuestra que tampoco erameramente un país atrasado e incapaz de al-canzar en ese momento un grado considera-ble de expresión y estructura cívicas. Un ciertonivel de modernización sí que había sido al-canzado, aunque la dinámica política poste-rior estropeó sus posibilidades. Algunos logrospolíticos muy positivos no fueron consolida-dos, como pasó igualmente en el caso de laRepública de Weimar, bastante diferente delde España, pero, sin embargo, con algunas si-militudes importantes.

En resumen, este libro marca un hito en la his-toriografía de las elecciones en España, unantes y un después. Es el mejor estudio mo-nográfico que se ha hecho jamás, y un mo-delo y un ejemplo para los trabajos quevendrán en el porvenir.

STANLEY G. PAYNE

Jordi Pujol: Memorias(1993-2011)

Años decisivos. Memorias (1993-2011)

JORDI PUJOLCon la colaboración de Manuel Cuyàs. Traducción de Agnès González Dalmau.Barcelona, Destino, 2012, 304 páginas.

El expresidente de la Generalitat de Cataluña,Jordi Pujol, ha publicado en 2012 el tercer y úl-timo volumen de sus extensas memorias, enversión catalana y castellana. Ha contado, como

en las ocasiones anteriores, con la colaboracióndel periodista Manuel Cuyàs. En 2007 vio la luzla primera entrega, dedicada a sus primeros cin-cuenta años de vida, entre 1930 y 1980. Eran,

181-208 Reseñas.qxd:resenas.qxd 22/06/12 13:27 Página 183

184 JULIO / SEPTIEMBRE 2012

CUADERNOS de pensamiento político

RES

EÑA

S

como rezaba el subtítulo, la historia de una con-vicción. Ninguna anécdota refleja mejor la vo-luntad de este político de estar en todomomento al servicio de Cataluña o, como se hadenominado popularmente –hasta convertirseen lema identificador del pujolismo–, de “hacerpaís”, que la del día de su boda con Marta Fe-rrusola. En los brindis, Pujol aseguró que su pa-sión primera y fundamental era Cataluña y que,en consecuencia, esta pasaría en muchas oca-siones por delante de esposa y familia. La fór-mula no era pura retórica. El volumen, en el quedestacan el paso por la prisión y la fundaciónde Banca Catalana y de Convergència Demo-cràtica de Catalunya (CDC), termina en 1980.En aquel año Pujol se convirtió, tras la victoriade su partido en las elecciones autonómicas,en presidente de la Generalitat, ocupando elpuesto de Josep Tarradellas.

El segundo volumen, Memorias (1980-1993).Tiempo de construir, que se publicó en 2009,parte de aquel trascendental momento y secentra en el periodo 1980-1993, los primerostrece años en los que Pujol gobernó la comuni-dad autónoma y pudo proseguir, ya investidooficialmente al frente de su principal institución,la tarea de “construir Cataluña”. Esta última ex-presión, que el autor utiliza con frecuencia, con-densa a la perfección sus ideas e inspiró, comonos recuerda, sus casi veinticuatro años de go-bierno. El libro llega hasta las elecciones legis-lativas de 1993, en las que el PSOE de FelipeGonzález perdió la mayoría absoluta y Conver-gència i Unió (CiU) se convirtió en una fuerzapolítica decisiva en España. Proyecto, programay emoción, afirma Jordi Pujol, constituyen lostres ingredientes que la acción de un políticodebe poseer. Y a contar cómo se concretan ensu caso y en su voluntad de construir Cataluñaestán dedicadas las páginas de la obra.

El último volumen, que ha sido editado en2012, se abre con los felices días del pujolismoen 1993, esto es, con un aumento de la in-fluencia de CiU en la política española, el con-

trol indiscutido de la Generalitat y, en lo privado,con la llegada de una promoción de nietos delgobernante. La primera frase del libro resulta denotable interés y enlaza con la idea central, sim-plemente presentada aunque de consecuen-cias densas, de los dos anteriores: “Yo, en elfondo, no soy más que un patriota catalán”. Lasmemorias de Jordi Pujol, tanto este volumencomo los precedentes, están escritas en un es-tilo ágil y cuidado y resultan de amena lectura.La primera entrega es, si duda, la más apasio-nante, la segunda la más institucional y, por úl-timo, esta constituye la más complaciente –noesperen encontrar comentarios sobre hechos yactuaciones que han terminado en los juzga-dos, pongamos por caso– y desconcertada. Odesconcertante, si se prefiere. Como quiera quesea, suponen, en conjunto, un importante testi-monio de una época. A lo largo de todas suspáginas descubrimos a un personaje culto, derara inteligencia y de notable talla política, sobretodo en comparación con sus sucesores alfrente de la Generalitat (José Montilla, PasqualMaragall y Artur Mas, que no cito en orden cro-nológico, sino de mayor a menor mediocridadpolítica). No sé si Jordi Pujol ha conseguidoconstruir Cataluña, pero sí ha sido la pieza claveen la construcción de una Cataluña, la actual,con sus muchos logros y sus virtudes, pero tam-bién con evidentes fracasos y defectos.

La obra está compuesta por cuatro partes, de-dicadas, respectivamente, a la política espa-ñola, al partido, a la obra de gobierno y a laCataluña post-pujolista, y un epílogo, en elque fundamentalmente se reflexiona y opinasobre la situación catalana presente. En la pri-mera parte se abordan, en especial, las cola-boraciones de la formación pujolista con losGobiernos de Felipe González y de José MaríaAznar. Sostiene el político catalán que en labase de estas se encontraba la idea de me-jorar la relación entre Cataluña y España apartir del establecimiento de unas normas delealtad con las principales fuerzas españolasde izquierda y derecha. En ambos casos, sen-

181-208 Reseñas.qxd:resenas.qxd 22/06/12 13:27 Página 184

JULIO / SEPTIEMBRE 2012 185

CUADERNOS de pensamiento político

RES

EÑA

S

tencia el autor, se trató de una vana ilusión.Hasta fines de 1991, argumenta, el PSOEhabía gobernado bien y, después de 1993,decidieron apoyarle. El pacto posterior con elPP fue bueno para Cataluña, aunque la esce-nificación resulte criticable por excesiva. Pujoldefine a Aznar como “un hombre de palabra”.Critica abiertamente, sin embargo, su volun-tad de imponerse en Cataluña a partir de ladisolución de CiU en el PP, dando fin a lacuestión catalana, cuyo primer paso era la en-trada de ministros catalanistas en el Gobiernode la nación. Para Pujol, esta estrategia signi-ficaba desconocer lo que era, en realidad, unpartido nacionalista como el que él dirigía.

En las páginas dedicadas a su formación polí-tica vuelve a insistir en tres ideas ya desarrolla-das, sobre todo, en el segundo volumen de lasmemorias. Por un lado, la definición de su na-cionalismo –clave de la vida y la actuación deJordi Pujol– como nacionalismo de signo per-sonalista. De otro, la afirmación de que el ob-jetivo fundamental de Convergència, suauténtica razón de ser, era y es, no el ejerciciodel poder, sino el servicio a Cataluña. Final-mente, la ubicación de sus propuestas en el es-pacio del centro-izquierda: una fuerza deequilibrio y de centro, inclinada hacia la iz-quierda, centrada en Cataluña, muy europeístay con voluntad de intervención positiva en la po-lítica española. La realidad política desmientelas apreciaciones de Jordi Pujol. CiU constituyeun partido de centro y de derecha. El pasadoque no pasa –o que no se quiere dejar quepase, instalados en una normalidad anormal–sigue traicionando a Pujol y a tantos otros, ha-ciéndoles identificar derecha con franquismo yaspirando a ser miembros de una izquierda su-puestamente impoluta. Artur Mas, y no el líderdemócrata-cristiano Josep Antoni Duran i Lleida,como algunos ingenuamente llegaron a pensar,iba a sucederle al frente de CiU.

El relato de las actuaciones de los últimos ga-binetes que el gobernante nacionalista presi-

dió en la Generalitat ocupa la tercera parte. Elbalance es muy positivo: “bueno y del que mesiento orgulloso”, sostiene Pujol. Compla-ciente y no desprovisto de dosis de victimismo–lo malo viene frecuentemente de fuera, ya sesabe–, en mi opinión. Los Gobiernos tripartitosposteriores, sin embargo, lo echaron a perder:Cataluña, como país, en lo político y en loeconómico, ya no tiene, en 2010, el prestigioy la buena imagen que poseía con él al frente.Domina el desconcierto y la poca seriedad.Tiene razón, en parte. Un par de reflexionesde Pujol merecen especial atención. En pri-mer lugar, la crítica a la sobreexcitación eco-logista, alentada por la izquierda, como frenoal desarrollo. La cultura del no, el sectarismoy el poco sentido de bien común han perjudi-cado gravemente a Cataluña. En segundolugar, la reafirmación del éxito de la políticalingüística –“normalización”, en lenguaje na-cionalista– desarrollada por el Gobierno ca-talán, en la que la escuela y la inmersión hantenido un papel capital. La nueva inmigraciónha abierto, no obstante, nuevos retos.

Después de Jordi Pujol, el diluvio. De esta ma-nera podría resumirse la cuarta parte, dedi-cada a los años 2003 a 2010. Cataluña haido mal por dos razones: por el pésimo Go-bierno del tripartito PSC-ERC-IU, y por libraruna batalla, la del Estatut, sin haber hecho uncálculo de riesgos. El resultado de ello es, porun lado, el deterioro de la relación con España–asegura Pujol que nunca había sido tangrave, excepto durante el primer franquismo,tras la Guerra Civil de 1936-1939–; de otro, enclave interna, el desconcierto y desorientaciónde la propia sociedad catalana. El epílogo dela obra permite al autor insistir en todo ello.La situación de Cataluña, en 2010, puede sercalificada como muy crítica, en todos lo senti-dos. Insiste Pujol, sin embargo, en el tema delas relaciones con España: desafección cata-lana, puentes rotos, gran hostilidad españolapara con Cataluña. Existe un ahogo financiero,una seria amenaza contra la identidad cata-

181-208 Reseñas.qxd:resenas.qxd 22/06/12 13:27 Página 185

186 JULIO / SEPTIEMBRE 2012

CUADERNOS de pensamiento político

RES

EÑA

S

lana y, en concreto, la sentencia del TribunalConstitucional sobre el nuevo Estatuto es ca-lificada como demoledora y como una autén-tica burla. En consecuencia, él se declararadicalmente ofendido en su dignidad y le-vanta acta de su fracaso propio, pero tambiénde Cataluña y de todos los catalanes, en el in-tento de relacionarse con España. De ahí alapoyo, implícito o explícito, a la vía indepen-dentista existe solamente un pequeño paso,que Jordi Pujol, en su particular buena lógica,está, en la actualidad, dispuesto a dar.

Sin embargo, este viraje final del político na-cionalista catalán debe entenderse, me parece,igualmente como sus prolijas memorias en tresvolúmenes, como un elemento más de su granpreocupación, que en ocasiones se vuelve ob-sesión, por la posteridad, por el tan manido jui-cio de la historia. Lo sugerí ya en una pequeñareseña que publiqué en el periódico El Impar-cial tras la salida a la calle, en 2011, del libritode Pujol titulado Residuals o independents?Quan es trenquen els ponts [¿Residuales o in-dependientes? Cuando los puentes se rom-pen]. Una anécdota contada por el periodistaRafael Nadal, que fuera director de El Periódicode Cataluña entre 2006 y 2010, ilustra bienmi aseveración. El retrato de Jordi Pujol, queabre el libro de Nadal Els mandarins, lleva portítulo “La posteridad” y relata una conversaciónentre el periodista Arturo San Agustín y Pujol, en2003, en los últimos meses de su mandato. —“Su problema”, le espeta en un momento dela entrevista el periodista, “es que no tiene nin-guna obra para enseñar, para ser recordada”.—“Hombre, San Agustín. Si no hemos paradode hacer escuelas, ambulatorios, polideporti-vos...”, reacciona el Muy Honorable. —“Nada.De todo eso, no se va a recordar nada”. —“¿Y

algún hospital? ¿Alguna carretera?” —“Tam-poco. Yo le hablo de una imagen que resumasu presidencia. De un símbolo para la historia”.El presidente se agita, inquieto, en su silla, ylanza la pregunta siguiente: —“Y qué han hechootros para que se les recuerde”. El periodistaalude a Kohl y la unificación alemana, así comoa Mitterrand y la pirámide del Louvre. Pujol seecha para atrás y cierra momentáneamente losojos. De golpe se reincorpora e interroga a suinterlocutor: —“Y Maragall. ¿Qué obra va a re-cordarse de Maragall?” —“Los Juegos Olímpi-cos”, contesta San Agustín. Vuelve a hundirseen la silla y la entrevista llega a su fin. Al día si-guiente, antes de las nueve de la mañana, JordiPujol llama a la redacción del periódico: —“SanAgustín, hoy me parece que no he dormido de-masiado bien por su culpa. Deberíamos termi-nar con nuestra conversación”.

¿Cómo no ser eterna y reiteradamente recor-dado cuando se ha dedicado toda una vida a“hacer país” y a “construir Cataluña”? ¿Cómono seguir en primera línea cuando se ha iden-tificado la vida propia con la de su país?¿Cómo mantenerse al margen ante la medio-cridad de los que se ocupan de continuar su“obra”? ¿Cómo no seguir vigilante sobre eldesarrollo y las derivas de una construcciónque vale una vida de trabajo y dedicación?Estas memorias aportan respuestas a estas ya muchas otras preguntas. Terminan, comohemos visto, en 2010, lo que no significa, enningún caso, que Jordi Pujol esté dispuesto arenunciar a seguir de una u otra manera con-sagrado, como le dijo a su flamante esposaen su ya lejana boda, a su máxima pasión,esto es, Cataluña.

JORDI CANAL

181-208 Reseñas.qxd:resenas.qxd 22/06/12 13:27 Página 186

Maldito el país que necesita héroes Cómo los demócratas acabaron con ETA

ÁNGELES ESCRIVÁEd. Temas de Hoy, Madrid, 2012, 637 págs.

JULIO / SEPTIEMBRE 2012 187

CUADERNOS de pensamiento político

RES

EÑA

S

Desde que ETA anunció el cese definitivo de laactividad armada en octubre de 2011, han sur-gido narrativas que interpretan con parcialidadla historia de la organización terrorista para con-vertirles en los demócratas que no se integraronen la Transición. Unas narrativas que juzgan conbenevolencia su utilización de la violencia comomedio de afirmación política. Para desmitificarestas imposturas sobre el terrorismo, ÁngelesEscrivá analiza históricamente la trayectoria dela organización terrorista y su enfrentamientocon la democracia española, especialmente através de las respuestas de los Gobiernos delPartido Popular y del PSOE.

Como preámbulo, el primer capítulo recoge unaconversación con Jesús Eguiguren –actual pre-sidente del PSE–, en la que éste defiende quedialogó durante años con Batasuna y ETA por-que una parte de la sociedad vasca no se habíaintegrado en el sistema constitucional comoconsecuencia de una fractura entre liberales ycarlistas. Entonces, “la democracia representa-tiva y constitucional no le vale a una parte deEuskadi” (pág. 17). Con el objetivo de impedirmás muertes, Eguiguren considera necesarioapelar a una “ética de la responsabilidad” quejustifique los actos por sí mismos, por sus cau-sas y por sus consecuencias. Esta justificación

explicaría muchas decisiones del Gobierno so-cialista que, desde 2004 y hasta 2011, sacri-ficó “muchos de los principios establecidoshasta ese instante con el argumento de que elfin había de ser obtener el bien mayor de aca-bar con el terrorismo” (pág. 18).

Los siguientes capítulos explican las medidasnormativas, políticas y policiales que el socia-lismo utilizó para combatir el terrorismo durantelos años anteriores a los Gobiernos de Aznar.Estas medidas, que respondían a las amenazasinmediatas, no partían de una reflexión profunday al utilizar medios dispares –en ocasiones con-trarios al Estado de Derecho– resultaron con-traproducentes. Desde 1996 y durante los Go-biernos del Partido Popular, la política antiterro-rista descansó sobre una premisa innovadora:ETA no es solo una estructura de comandos te-rroristas, sino un entramado político, económicoy social. Por tanto, la lucha antiterrorista debíaresponder a un enfoque policial, social, econó-mico, internacional y político.

Las actuaciones policiales, operativamentemuy eficaces, partían de la convicción del Go-bierno en la superioridad moral de la Consti-tución de 1978 frente al terrorismo. Fruto deeste convencimiento, el Gobierno cerró todas

181-208 Reseñas.qxd:resenas.qxd 22/06/12 13:27 Página 187

188 JULIO / SEPTIEMBRE 2012

CUADERNOS de pensamiento político

RES

EÑA

S

las vías abiertas de diálogo con ETA y su en-torno político. También abordó el terrorismocallejero, tolerado y amparado en hogares na-cionalistas, con la extensión de la responsa-bilidad económica de los daños a los padresque tuvo como consecuencia la drástica dis-minución de la violencia urbana.

Durante estos ocho años, nos recuerda Ánge-les Escrivá, España asistió a la escalofrianteimagen de Ortega Lara después de su libera-ción y a una ofensiva de asesinatos –como elde Miguel Ángel Blanco– con las que ETA pre-tendía “socializar el sufrimiento”. El naciona-lismo también planteó desafíos como el Pactode Lizarra, en el que ETA, PNV y EA acordaronllegar a entendimientos puntuales con el ob-jetivo de una pretendida construcción nacio-nal, y el “plan Ibarretxe”, en realidad undesafío al Estado con la excusa de un pactopolítico basado en la libre asociación del PaísVasco y España a través de la soberanía com-partida. Como respuesta, el Partido Popularintentó mantener al PSE dentro de la Consti-tución al mismo tiempo que impedía que fruc-tificase cualquier posibilidad de renegociar elmarco jurídico político.

Para Ángeles Escrivá, “la documentación acu-mulada durante todos estos años demostrótambién que cuando ETA anunciaba una tre-gua era porque consideraba que esta era otra‘forma de lucha’, y que su presencia institu-cional no debía ‘confundirse con la participa-ción institucional’. Para la banda, estar en lasinstituciones siempre ha sido un mero instru-mento” (pág. 58). En ese sentido, la tregua de1998 fue consecuencia de la negociación deETA con los nacionalistas vascos, no con elGobierno. La reunión que los enviados del Go-bierno mantuvieron con ETA, que posterior-mente algunos han tratado de equipararfalsamente con la negociación entre el Go-bierno socialista y la organización terrorista,fue un mero contacto exploratorio. En estareunión, los enviados del Gobierno señalaron

que “un Gobierno no puede hacer un debatepolítico con una organización armada, porejemplo, para cambiar la Constitución”. Estadistinción entre los acuerdos políticos, quedeben negociar los partidos políticos, y elpapel de las instituciones como garantes delsistema constitucional suscitó que ETA cen-surase que el Gobierno se había situadocomo “un observador ajeno al proceso”.

En el marco de este acoso multidimensional aETA, para evitar que quienes buscan la destruc-ción del sistema constitucional obtuviesen be-neficios económicos de las institucionesdemocráticas, el Gobierno diseñó la Ley de Par-tidos Políticos –que permitía ilegalizar a las for-maciones instrumentalizadas por el terrorismo–.La sentencia del Tribunal Supremo, que ilega-lizó a HB, EH y Batasuna por ser incompatiblescon la democracia al lesionar los derechos fun-damentales de los demás, consideraba queestos tres partidos no eran el entorno de ETA, nitampoco simpatizantes de ETA, porque simple-mente eran ETA.

Los éxitos operativos obtenidos por el Gobiernoen la lucha antiterrorista situaron a ETA al bordede la derrota y terminaron con el falso mito dela invencibilidad de ETA. Pero algo cambió conla victoria electoral del PSOE en 2004. Señalala autora que “el PSE dio la impresión de estardesembarazándose de ciertas ataduras que letenían constreñido y vinculado al PP en la con-figuración del bloque constitucionalista” (pág.390). Durante la primera Legislatura del Go-bierno de Zapatero, el cambio de estrategia yde actitud del Gobierno socialista quedó pa-tente con el acto de Anoeta, el 14 de noviem-bre de 2005, en el que Arnaldo Otegi anuncióun esquema de negociación con dos mesas–una política y otra técnica–. Un acto que sirviópara que un partido ilegal, en palabras del pro-pio orador, recuperara la centralidad en la polí-tica vasca. En este cambio de estrategiaprimaron los criterios de oportunidad política enlugar del principio de legalidad.

181-208 Reseñas.qxd:resenas.qxd 22/06/12 13:27 Página 188

JULIO / SEPTIEMBRE 2012 189

CUADERNOS de pensamiento político

RES

EÑA

S

Las intervenciones de Eguiguren pasaron dedefender “más Estatuto” a plantear la posibi-lidad de convocar un referéndum de autogo-bierno en el País Vasco. Tiempo después sesupo que Eguiguren había realizado una ex-tensa diplomacia de los caseríos con Bata-suna a espaldas del Gobierno del PartidoPopular. Las conversaciones de Eguiguren conBatasuna dieron un salto cualitativo cuando elGobierno se reunió con ETA en el extranjero. Elproceso de negociación –con una hoja de rutacentrada en la soberanía y la territorialidadpor parte de ETA y del encaje legal de losabertzales en el marco jurídico por parte delGobierno socialista– fue escenario de las ten-siones surgidas entre Batasuna y la organiza-ción terrorista. El dominio efectivo de ETAsobre Batasuna, y no una represalia del Go-bierno socialista después del atentado de laT-4, es lo que finalizó el proceso negociador.Como consecuencia de las negociaciones, elGobierno socialista concedió legitimidad auna organización terrorista derrotada y sus-pendió temporalmente el Estado de Derechoal intentar influir en actuaciones judiciales.

Desde 2008, el Gobierno del PSOE decidiócombatir a ETA operativamente y permitir quela izquierda abertzale se recompusiese paravaciar de contenido y legitimidad a ETA. Estaapuesta, que olvidaba las sentencias judicia-les que demostraban que ETA y Batasuna sonlo mismo, tuvo que afrontar que el Tribunal Eu-ropeo de Derechos Humanos confirmase porunanimidad que ilegalizar las marcas políti-cas de ETA fue una decisión formalmente lí-cita que constituía un acto materialmente

justo para la salvaguardia de las libertades ydel sistema democrático.

Mientras el Gobierno socialista agotaba los últi-mos meses de Legislatura en 2011, los media-dores internacionales contribuyeron frívolamentea difuminar las distinciones morales entre agre-sor y víctima. También impidieron la escenifica-ción de la derrota de ETA como consecuenciade la actuación del Estado. En un momento enel que esta derrota no debe convertirse en unavictoria política para los abertzales, las pro-puestas –como la del lehendakari Patxi López–que defienden una narrativa en la que no hayvencedores y vencidos, aumentan el riesgo deredimir a una organización terrorista y su entornode la tarea de demolición del régimen constitu-cional y de los centenares de asesinatos come-tidos durante décadas.

Maldito el país que necesita héroes es un re-cordatorio histórico que, sin emitir juicios devalor, nos recuerda que el proyecto terrorista noadmite ningún tipo de encaje legal, porquequien solo busca la ruptura de un sistema ejem-plar en su generosidad política no tiene cabidaen el mismo. Del mismo modo, este libro de-muestra que los Gobiernos no son iguales enla lucha contra el terrorismo, porque existenbuenas prácticas capaces de derrotar policial ypolíticamente a las minorías radicalizadas quesolo se representan a sí mismas y porque, porel contrario, existen actuaciones contraprodu-centes que pueden incentivar desafíos seme-jantes para las democracias liberales.

MARIO RAMOS VERA

181-208 Reseñas.qxd:resenas.qxd 22/06/12 13:27 Página 189

190 JULIO / SEPTIEMBRE 2012

CUADERNOS de pensamiento político

RES

EÑA

S

La obra que aquí se reseña es un nuevo in-tento por analizar un fenómeno tan complejocomo es el del neoconservadurismo. Aunqueen la actualidad el fenómeno del neoconser-vadurismo ha sido objeto de numerosas obrasy análisis –muchas de ellas, y particularmenteen España, de naturaleza conspirativa–, siem-pre es de agradecer la aparición de obras queayudan a entender de manera objetiva a unode los grupos ideológicos más importantes ycomplejos de la política exterior estadouni-dense actual.

Justin Vaïsse, destacado investigador del cono-cido think tank estadounidense The BrookingsInstitution, ofrece un recorrido integral desde losorígenes del neoconservadurismo hasta la ac-tualidad. La tesis más interesante que sostienela obra de Vaïsse es la existencia de tres gene-raciones de neoconservadores cuyo ideario ibaa sufrir una evolución radical desde sus funda-dores hasta la actualidad. A través de estas tresgeneraciones diferentes de intelectuales y res-ponsables políticos –la mayor parte de cuyaexistencia estuvo ligada al Partido Demócrata–,el autor expondrá cómo aquellos intelectualesinteresados principalmente por cuestiones depolítica interna acabarían convertidos en algu-nos de los dirigentes destacados que influirían–entre otros– para que la guerra de Iraq fueseposible.

De tal forma, Vaïsse explica los orígenes del neoconservadurismo desde sus fundadores enel periodo de entreguerras, vinculados a movi-mientos de izquierda radical en su mayoría –enun momento, con el surgimiento del New Deal–en el que las concepciones del liberalismo es-tadounidense y europeo iban a distanciarse deuna manera irreversible, hasta los disidentes de-mócratas del Movement for a Democratic Ma-jority y sus intentos de enfrentarse a lospostulados de una “nueva izquierda” que ibasurgiendo desde los años 60 haciendo de los“derechos de las minorías” uno de los elemen-tos principales de su programa político.

Quedan igualmente reflejadas las tribulacio-nes de los miembros de una segunda genera-ción de neoconservadores en relación a lapostura sostenida por ciertas corrientes delPartido Demócrata a raíz de la guerra de Viet-nam y la definitiva ruptura con su partido deorigen tras los destacados desacuerdos con lapolítica exterior de Jimmy Carter. La partidamayoritaria de muchos de sus miembros alseno de la Administración Reagan supondrá elcomienzo real de su influencia dentro del Par-tido Republicano que culminaría, ya en unatercera generación interesada principalmenteen cuestiones de política internacional, con laAdministración de George W. Bush después del11 de Septiembre.

NeoconservatismThe Biography of a Movement

JUSTIN VAÏSSEEd. The Belknap Press of Harvard University Press, 366 páginas.

181-208 Reseñas.qxd:resenas.qxd 22/06/12 13:27 Página 190

JULIO / SEPTIEMBRE 2012 191

CUADERNOS de pensamiento político

RES

EÑA

S

El capítulo otorgado a la Administración Rea-gan y el cuestionamiento de la realización deuna política exterior neoconservadora integralpor parte del citado presidente, pese a la in-tegración de miembros tan destacados delmovimiento como Jean Kirkpatrik, es uno delos puntos fuertes de la obra junto con la de-finición de las diferentes generaciones de neoconservadores o el rechazo a ciertas sim-plificaciones que identifican el movimientocon la identidad judía de algunos de sus in-tegrantes o resaltan el papel fundamental delfilósofo Leo Strauss. Sin embargo, pese a lafortaleza y el interés de algunos de los argu-mentos de Vaïsse, existen algunos aspectosque podrían plantear ciertas debilidades ensu obra.

Por una parte, el autor es quizá demasiadogeneroso a la hora de otorgar credenciales deneoconservador a muchos de los autores –al-gunos de los cuales ni siquiera habían oídohablar de tal concepto– que pudieron estarparcialmente de acuerdo con algunos de lospuntos de su programa político, incurriendoen el mismo error que se achaca a RobertKagan en relación a la supuesta existencia deuna política exterior neoconservadora per setras el final de la Segunda Guerra Mundial. Ensegundo lugar, hay ocasiones en las que surecurso a detalles concretos oscurece una vi-sión clara de la evolución del movimiento, porlo que es necesario recurrir a la introduccióno conclusiones para hacerse una idea de unhilo argumental más claro que el expuesto alo largo de la obra. En tercer lugar, hay oca-siones en las que la existencia de un movi-miento tan complejo y con una evolución tanradical, particularmente en posiciones de po-lítica internacional, hace preguntarse al lectorsi no sería conveniente distinguir con un nom-bre distinto a las diferentes generaciones delmovimiento, o incluso recurrir a la más gené-rica de las clasificaciones –por muy simplistaque sea– de realista e idealista para calificara los distintos autores o a las diferentes co-

rrientes de la política exterior estadounidenseexpuestas por el historiador Walter Mead.

Incluso el supuesto nexo que, en ocasiones,pretende hacer el autor entre las políticas deexpansión de la democracia de la tercera ge-neración y la visión de los autores de la se-gunda, debería analizarse con cuidado teniendoen cuenta la posición de destacados miembrosdel movimiento como Irving Kristol. En este sen-tido, la crítica a una política como la distensión,perteneciente a una doctrina realista concreta–entre otras muchas posibles– como la de Kis-singer, no es necesariamente un factor de iden-tificación ni de los neoconservadores en símismos ni de sus rivales realistas –no todos hancoincidido necesariamente en la defensa de lasposiciones de Kissinger en este u otros muchossupuestos.

De hecho, tras la lectura de su obra cabe pre-guntarse si es posible hablar de un movimientoneoconservador o un grupo ideológico en símismo –como el propio Vaïsse admite– que tras-cienda las diferentes generaciones del movi-miento teniendo en cuenta las discrepancias, enocasiones radicales, entre los distintos miem-bros del neoconservadurismo o más bien debe-ríamos hablar de una forma de persuasión ounos –pocos– elementos en común que haríanque personas con muy diferentes visiones delmundo y en contextos históricos distintos pu-diesen compartir, ocasionalmente, una serie depuntos ideológicos concretos como ocurrió trasel 11 de Septiembre.

Igualmente se echa en falta un mayor estudiode las relaciones entre los neoconservadoresde tercera generación y los liberales interven-cionistas del Partido Demócrata –MadeleineAlbright, Susan Rice, Strobe Talbott, Tony Lakeetc.–, que explicaría el mayor parecido de lapolítica internacional de Clinton y George W.Bush que las que estas tendrían con las deObama o Bush padre. Esta relación ha sidopuesta de manifiesto en la actualidad por au-

181-208 Reseñas.qxd:resenas.qxd 22/06/12 13:27 Página 191

192 JULIO / SEPTIEMBRE 2012

CUADERNOS de pensamiento político

RES

EÑA

S

tores como Tony Smith1, que expone, no sinrazón, que las aportaciones teóricas de dichomovimiento han sido elaboradas por acadé-micos que han optado por visiones mayorita-riamente liberales o idealistas en el ámbitointernacional; opinión compartida por el des-tacado autor neorrealista Stephen M. Walt2.Según esta teoría, existiría un relativo con-senso entre ambos grupos ideológicos en in-tervenciones como Iraq o Libia y en conceptoscomo la paz democrática, la responsabilidadde proteger y la idea de Estados Unidos comola “nación indispensable”; todo lo cual les dis-tinguiría frente a sus rivales realistas presentes

tanto en el Partido Demócrata como en el Re-publicano.

En cualquier caso y pese a las críticas que pu-diesen realizarse a la citada obra, merece lapena leer un libro que ha conseguido exponercomo pocos la evolución del pensamiento po-lítico e intelectual de los protagonistas de unmovimiento que seguirá manteniendo unaenorme relevancia en los círculos de pensa-miento político de Washington.

JUAN TOVAR RUIZ

Quizá este libro no sea para tanto como hacenpensar los primeros capítulos de Una historiapolítica de los intelectuales, texto que, comose reconoce en la bibliografía, mucho debe alos imprescindibles de Michel Winock, El siglode los intelectuales y Les Voix de la liberté, por-que Alain Minc no llegará a desenvolver el ca-ramelo que nos pone en las manos.

En la Introducción, sobre todo, pero también enlos trepidantes e incisivos capítulos iniciales, elautor, que se llama a sí mismo “intelectual de

pacotilla”, señala su interés por situar el puntode partida de ese particular linaje de personajespúblicos que son los intelectuales. A pesar deque el concepto de “intelectual” se acuña a fi-nales del siglo XIX con el caso Dreyfus, el inte-lectual moderno nace en el siglo XVIII cuando,alejado de la influencia de la realeza y la reli-gión, adopta una postura de enfrentamiento alpoder. Los intelectuales, de derechas y de iz-quierdas, se sitúan en el centro del mundo (“laspalabras son actos; las ideas, armas; las teo-rías, cánones”) para proclamar sus ideas y opi-

Una historia política de los intelectualesALAIN MINCTraducción de Mónica RubioDuomo Perímetro, Barcelona 2012, 487 páginas

1 Smith, Tony (2008), “Wilsonianism after Iraq”, en Ikenberry, G.J. ed., The Crisis of American Foreign Policy. Wilso-nianism in the Twenty-first Century, Ed. Princeton University Press, Princeton, pp. 66-74.

2 Walt, Stephen M. (2011), “What Intervention in Libya tell us about the neocon-liberal alliance”, Foreign Policy,21 de marzo.

181-208 Reseñas.qxd:resenas.qxd 22/06/12 13:27 Página 192

JULIO / SEPTIEMBRE 2012 193

CUADERNOS de pensamiento político

RES

EÑA

S

nar sobre lo divino y lo humano. No todos losperiodistas, filósofos, novelistas o poetas son ne-cesariamente intelectuales: Bergson es filósofo,pero no intelectual; Sartre es filósofo e intelec-tual, ¿o solo intelectual?; Camus es novelista eintelectual, como Gide, Aragon o Zola, pero noProust, que es simplemente Proust. Solo aque-llos que pretenden influir en la sociedad seránintelectuales, una especie de hombres públicosque no gozan del agrado de Alain Minc, que loscalifica de malintencionados y logorreicos, per-trechados como están en lo más alto de la je-rarquía de la influencia social.

¿Así pues, se dirá el lector, por fin alguien seatreve a poner en solfa a los predecesores deesos personajes públicos, histriónicos y auto-complacidos, que inundan las tertulias radio-fónicas y televisivas con sus opinionespolíticas, económicas, sociales, religiosas, ate-ístas, emocionales, psicológicas, sociológicas,comerciales, financieras o académicas? ¿Al-guien por fin capaz de relativizar la validez deargumentos que no tienen más fundamentoque las creencias personales de quienes losesgrimen? Sí pero no, porque lo que se anun-cia a bombo y platillo en los capítulos iniciales,se vuelve impreciso, un tanto superficial y fa-rragoso a medida que avanza el libro, porquereclama una complicidad que no siempre esposible concretar y porque esa historia políticaestá, por decirlo de alguna manera, demasiadoapegada a Francia y sus conflictos.

Este hombre de letras que se implica en eldebate público, “independientemente inclusode su arte”, es un personaje genuinamentefrancés, y su influencia en la Europa de los si-glos XVIII y XIX tiene que ver con la utilizaciónque hacían las élites de la lengua francesa. Yaunque ni Fichte, Hegel, Marx o Nietzsche, porponer las grandes figuras del pensamientoalemán del siglo XIX, “se erigen como oposi-tores al poder de un sistema político”, la fi-gura del intelectual se extenderá por todo elcontinente, mundo latino incluido (léase Es-

paña, con figuras como Clarín y Unamuno, eItalia, con Manzoni y Goldoni a la cabeza). Nopor los Estados Unidos, donde la cultura “esun instrumento de promoción y no de con-testación” y en donde los escritores, salvo ex-cepciones (Thoreau y, en la actualidad, tal vezChomsky o Gore Vidal), se dedican a susobras, donde tienen sectas de todo jaez paracriticar y marcar tendencias de opinión.

Ingeniero diplomado, ex inspector de Hacienda,consejero político, economista, dirigente deempresa, ensayista judicialmente condenadopor plagio de un libro sobre Spinoza y apartadodel Consejo de Vigilancia de Le Monde por sussimpatías por Sarkozy, Alain Minc es un inte-lectual polémico que goza de cierto prestigioen España, en tanto que es miembro indepen-diente de los consejos de administración deCriteria Caixa y Prisa. Siguiendo la estela deesos intelectuales a los que critica en Una his-toria política de los intelectuales, lo mismo ma-nifiesta sus preferencias por Felipe González endetrimento de Zapatero, que insiste en la for-taleza que le da a España la conexión conAmérica Latina y los más de cincuenta millonesde hispanos en Estados Unidos, o que señalaen 2009 el buen estado de salud del sistemafinanciero español (sin comentarios).

En materias de creencias y actitudes, IsaiahBerlin lo exponía muy bien, no hay objetividadposible y la sinceridad no siempre constituyeuna razón de peso. El libro de Alain Minc obe-dece a su personal, y no siempre transferible,perspectiva del papel de los intelectuales enla historia de Francia, de los que, por más quequiera (“con un poco de mala intención ju-guetona”), no se distancia.

Tantos palos reciben derechas como izquier-das. Entre las páginas más personales estánlas que Alain Minc dedica a Voltaire, por con-siderarlo el primero en ejercer “sobre la socie-dad un magisterio tan completo como el delrey sobre el Estado”, el primero en hacer de la

181-208 Reseñas.qxd:resenas.qxd 22/06/12 13:27 Página 193

194 JULIO / SEPTIEMBRE 2012

CUADERNOS de pensamiento político

RES

EÑA

S

opinión pública un “ejército en sus manos”.Llama la atención la crítica despiadada a Cha-teaubriand, ese “intelectual fantasmático” máspreocupado en esculpir su “propia estatuapara la eternidad” que en la ideología o en elverdadero compromiso, a pesar de recono-cerle el genio literario. Y en paralelo a Chateau-briand, a pesar de los siglos de distancia,Malraux, peor escritor, pero con más intuiciónpara la historia, carismático e impulsivo, al-guien a quien la Guerra Civil española convir-tió en combatiente y en novelista.

Hugo es el escritor que inventa, antes de que sepopularice el realismo social de la literatura so-viética, la “novela instrumento de combate po-lítico”. Nada despreciable es el análisis deaquellos escritores que, ya en el siglo XX, pu-sieron su pluma al servicio del Partido Comu-nista y sus ideologías. ¿Y qué dice del Sartretibio con la ocupación nazi y estricto y parcialen sus actitudes una vez terminada la guerra?¿Qué de Simone de Beauvoir y los otros man-darines existencialistas? Les critica, sobre todo,el haberse erigido en jueces supremos de loque debía ser aceptado o no en el ámbito cul-

tural francés, pero esas críticas, aunque intere-santes, resultan superficiales.

Y entre tanto desmantelamiento idolátrico, unpar de nombres a retener. En primer lugar, MarcBloch, “un héroe poco conocido”, a quien la de-rrota de Vichy convertirá en un intelectual cuyocompromiso le llevará a combatir a la ultrade-rechista Acción Francesa y a convertirse en jefede los Movimientos Unidos de Resistencia. Elautor de La extraña derrota, detenido el 8 demarzo de 1944, será fusilado el 16 de junio,pero su itinerario permanecerá ignorado por-que, al no ser comunista, el PC “no se preocupópor asignarle la gloria póstuma”. En segundolugar, Raymond Aron, el solitario, escurridizo ylúcido autor de El opio de los intelectuales, cuyoantiestalinismo se convertirá en el principal mar-cador de su pensamiento.

Quizás la ambición ha sido más productiva queel análisis, pero Una historia política de los in-telectuales merece una ojeada. Aunque solosea para saber de qué mal estamos muriendo.

LEAH BONNÍN

Muy lejos quedan los tiempos en que un Tho-mas Jefferson podía recomendar la lecturabien metabolizada de Jenofonte o de Tucídi-des: los líderes mundiales de hoy prefieren lasvoces contemporáneas a los consejos de los

clásicos, en una amalgama que mezcla el re-publicanismo cívico de Philip Pettit que privi-legió Zapatero, el “cul de sac” narrativo deJonathan Franzen que encandiló a Obama olas épicas de la libertad que escribió Natan

Más allá del absolutismode la razón

El animal social

DAVID BROOKSTraducción de Joan Soler, Barcelona, Ediciones B, 2012, 512 páginas.

181-208 Reseñas.qxd:resenas.qxd 22/06/12 13:27 Página 194

JULIO / SEPTIEMBRE 2012 195

CUADERNOS de pensamiento político

RES

EÑA

S

Sharansky y que leyó la derecha global. Todo,sin citar al Eduardo Galeano que Chávez le re-galó –o le asestó– a Obama.

El animal social de David Brooks figura en ca-lidad de recién llegado a esta lista de librospresidenciales de prestigio y controversia;meses atrás, David Cameron lo respaldó conentusiasmo, mandó organizar seminariossobre el libro y ordenó que todo su gabinetelo leyera. Hasta el laborista Ed Miliband sereunió con el autor. En consecuencia, de Elanimal social se ha podido escuchar hipér-bole tras hipérbole, con los ministros toriesbien obedientes a las inclinaciones de sulíder: para el de Educación, Michael Gove,contiene las claves para mejorar el rendi-miento escolar; para el de Universidades,David Willets, Brooks nada menos que “puedeayudar a definir el conservadurismo mo-derno”. Pero quizá fue el propio jefe de gabi-nete de Cameron, Oliver Letwin, quien selló lareputación venidera de El animal social, al de-finirlo grosso modo como la mejor plasma-ción de la idea tory de la Gran Sociedad.

Para bien o para mal, Letwin, ciertamente,puede arraigar el ensayo de Brooks en unatradición del conservadurismo inglés de pro-sapia tan importante como minoritaria: aquelsentido comunitario que, con sus últimas raí-ces en el “noblesse oblige” de la aristocraciabritánica, fructificó en los llamados “toriesOne Nation” o, despectivamente, los “wets”,hoy representados con eminencia por Ferdi-nand Mount. Contiguos al llamado conserva-durismo compasivo, los integrantes de larama conservadora One Nation han podidodefinirse por aquello a lo que se han opuesto:ante todo, al individualismo y al capitalismosegún el legado de Margaret Thatcher, conquien en verdad distaron de vivir su mejorépoca. Véase que el propio Cameron –so-brino, por cierto, del mentado Mount– no dejóde alinearse con los postulados “wets” al rei-vindicar la dimensión social de la derecha enuna declaración de intenciones de no poco

efectismo: “sí existe una cosa llamada socie-dad”, profirió el hoy primer ministro, en unacuriosa lanzada a moro muerto al “there is nosuch thing as society” thatcheriano.

Desde que fuera rescatado de las garras de laizquierda por Bill Buckley –nombre de le-yenda– hace tres décadas, David Brooks seha inscrito en esta estirpe de la derecha co-munitarista tan proclive a los malentendidos:la izquierda lo juzga como una derecha tra-vestida de centro, en tanto que la derechatiende a abominar de él como un centrista im-puro. Él, por su parte, se define como un con-servador a lo Teddy Roosevelt, y se reclamaen la tradición anglojudía del “think yiddish,act british”: quizá lo propio en alguien que,de niño, llamó a sus tortugas Gladstone y Dis-raeli. En todo caso, su capacidad de intuicióny observación y su prosa articulística de bri-llante imaginería le han llevado de cumbre acumbre, de los reportajes en The Atlantic a lascolumnas –desde hace casi una década– enThe New York Times, donde funge en la cuotareservada al análisis social según las pautasdel moderantismo clásico.

Si Brooks se hizo notar hasta la fama al dar elaire de una época con su retrato de los“bobos” (bourgeois-bohemian, burgueses-bo-hemios) a comienzos de siglo, en realidad esun lugar común muy acertado suponerlemucho mayor brillo como articulista que soli-dez y envergadura como ensayista de largo re-corrido. Los lectores de sus columnas nodejarán de ver en El animal social no pocosrefritos –sin duda legítimos– de las mismas.Pero, melancólicamente, su nuevo ensayo,pese a los espaldarazos políticos, a su as-censo a las listas de best-sellers y a su trans-formación en moda intelectual del día, nohace sino confirmar el diagnóstico de su mus-culatura más endeble como escritor de ensa-yos. Por eso buena parte de la crítica tambiénle ha tratado con escepticismo: un contrastecon las pretensiones épicas del libro, que ensus diversos subtítulos se vende como “la his-

181-208 Reseñas.qxd:resenas.qxd 22/06/12 13:27 Página 195

196 JULIO / SEPTIEMBRE 2012

CUADERNOS de pensamiento político

RES

EÑA

S

toria de cómo se produce el éxito” o pretenderevelar “las fuentes secretas del amor, la per-sonalidad y los logros”.

A modo del Emilio de Rousseau, El animal so-cial es un ensayo “ficcionalizado”, donde cadatesis se expone al hilo de los avatares vitales desus protagonistas, Harold y Erica, desde quesus padres se conocen hasta la hora de lamuerte. Ha habido no poco ensañamiento con-tra las habilidades narrativas de Brooks, perofalla menos la prosa que una estructura quesimplemente aglutina estudio tras estudio dela más reciente literatura científica –psicologíaevolutiva, neurociencia, sociología, biología– ala hora de ilustrar su punto de partida: el cam-bio “revolucionario” que la investigación de lasúltimas décadas ha propiciado en nuestra per-cepción de nosotros mismos.

Brooks busca demostrar que el fracaso detantas iniciativas de la política actual –de losplanes urbanísticos a la guerra de Iraq, pa-sando por el aumento de los presupuestosescolares– se relaciona con que muchas de-cisiones ejecutivas “han sido modeladas apartir de visiones epidérmicas de la natura-leza humana”. Para el autor, los esquemas ra-cionalistas propios de la tradición francesason una horma incapaz de abarcar la com-plejidad de lo humano, por lo que reivindicade modo expreso la vigencia de la Ilustraciónbritánica, de Hume a Burke o el Adam Smithteórico de la moral, cuyos postulados han sidoa su vez –afirma– verificados por la cienciamoderna: en nosotros, por ejemplo, pesa más“la emoción que la razón pura, las relacionessociales que la elección individual, el carácterque el cociente intelectual”. Sin decursos psi-coanalíticos, Brooks pone de manifiesto lacentralidad de lo no cognitivo en nuestra vida:“el flujo inconsciente de emociones, intuicio-nes, inclinaciones, anhelos, predisposicionesgenéticas, rasgos del carácter y normas so-ciales”. Si las críticas más reticentes han su-brayado con negatividad el presunto uso de

los estudios científicos “pro domo sua”, en realidad lo que extraña es el difícil emplaza-miento que otorga Brooks a la libertad y a lavoluntad del individuo entre tantas fuerzasque lo determinan.

Más allá de la genuina curiosidad de los estu-dios citados, hay no pocos fogonazos intuitivosen la obra de Brooks, más para generar unaactitud o una sensibilidad que para erigir unsistema. Es una inclinación, como se ha dicho,comunitarista, con gran capacidad para per-mear –véase, entre nosotros, a Víctor Pérez-Díaz– el discurso de la derecha en tiempos deincertidumbre, y que en buena parte nos retro-trae precisamente a las “instancias interme-dias” del conservadurismo británico –familias,asociaciones, credos– como asideros de sen-tido para el hombre. Es la estima que merecenlos vínculos y arraigos que actúan como nú-cleos de generación de confianza social.

Para Brooks, por ejemplo, en un comporta-miento humano exitoso es clave no la com-petencia darwiniana, sino la capacidad decooperación. Esta entronca con una profundanecesidad de las personas: “the urge tomerge”, la urgencia de unirse, lo imprescindi-ble de establecer conexiones con significadoante la experiencia de que nadie se realiza ensoledad. Esa socialización, articulada en co-munidad, viene a ser el “ancla moral” –en ex-presión del citado Pérez-Díaz– que todapersona necesita. Precisamente, “muchos denuestros problemas son consecuencia de uncapital social insuficiente”; de acuerdo consu tradición política, Brooks admite un gradode paternalismo estatal, en el entendido deque los Gobiernos pueden apoyar, por ejem-plo, la movilidad social, o “redes sociales queno traten a los ciudadanos como meras má-quinas racionales que responden en exclusivaa incentivos económicos”; por citar un caso,escuelas que transmitan virtudes inteligibles,de la responsabilidad al autocontrol o la me-ritocracia.

181-208 Reseñas.qxd:resenas.qxd 22/06/12 13:27 Página 196

JULIO / SEPTIEMBRE 2012 197

CUADERNOS de pensamiento político

RES

EÑA

S

A pesar de ese papel del poder público, “sininterferencias del Gobierno”, observa Brooks,“las gentes colaboran más”. A modo de coro-lario, podemos concluir que dar más poder alindividuo –gran debate contemporáneo– pasaante todo por dar más poder a la familia, a lacomunidad, a las escuelas, en la creencia deque la cultura compartida es el humus sobre elque crece nuestra esfera moral; esa noción tanesquiva, compleja, impredecible y al mismotiempo decisiva que es el carácter, y que hacede las contradicciones humanas mal material

para el absolutismo de la razón. Justamenteese elogio del carácter y de su relieve cívico re-sulta una reclamación necesaria en unos añosde notable absentismo moral en el ámbito pú-blico. Ese es otro positivo fogonazo de intuiciónpor parte de Brooks, que así en parte logra dri-blar el mayor riesgo de los textos de análisissocial: el de ser demasiado contemporáneo.Algo que no gustaría a ningún tory de verdad,ni a los de Thatcher, ni a los de Cameron.

IGNACIO PEYRÓ

Gente peligrosaEl radicalismo olvidado de la Ilustración europea

PHILIPP BLOM Traducción Daniel Najmías. Editorial Anagrama. Colección Argumentos. Barcelona, 472 páginas.

Gente peligrosa es un libro muy ameno de his-toria intelectual escrito por el joven alemán Phi-lipp Blom, dedicado a la Ilustración radical y, enespecial, a su figura más carismática, Denis Di-derot. Blom trata de manera narrativamentemuy exitosa el asunto: el libro es francamenteentretenido a la hora de recrear la vida y loslíos de toda aquella cuadrilla que pululó porlos salones de París en el XVIII. La facilidad conla que se desenvuelve la narración es la causajustificada de su éxito editorial. No obstante, ellibro es filosóficamente tosco por momentos,además de ser descarado en su parcialidad, yde contener errores de bulto en algunas apre-ciaciones sobre Voltaire o Hume.

La tesis principal del autor es la de que existeun olvido injusto e intencionado sobre las prin-

cipales figuras de la Ilustración radical (Dideroty d’Holbach principalmente) a favor de los re-presentantes de una Ilustración moderada (Vol-taire o Kant) o de sus enemigos (Rousseau).Asimismo, el autor no tiene ningún problemaen adjudicar la responsabilidad de gran partede los dramas del siglo pasado al tal triunfo deestos sobre aquellos. En este sentido, Blomcomparte esa sorprendente ingenuidad políticade parte del XVIII, y cuyos máximos exponentesson, precisamente, los ilustrados radicales. Laingenuidad de pensar que la humanidad de-jará atrás sus problemas cuando sea plena-mente hedonista y utilitaria y se conduzcacomo la naturaleza; de obviar el carácter so-cialmente conflictivo del deseo; de menospre-ciar la existencia del mal moral; de creer que elhombre será feliz cuando no tenga el horizonte

181-208 Reseñas.qxd:resenas.qxd 22/06/12 13:27 Página 197

198 JULIO / SEPTIEMBRE 2012

CUADERNOS de pensamiento político

RES

EÑA

S

de otra vida y conozca la naturaleza; de pensar,sin ningún atisbo de pensamiento sociológicoun poco sofisticado, que la religión es una su-perstición infligida por una conspiración de po-derosos. La Ilustración que para Kant significala llegada de la humanidad a su edad adulta,parece más bien, en esta, su versión más radi-cal, su adolescencia.

En cualquier caso, resulta realmente increíbleque tantos grandes pensadores llegaran acoincidir, a conocerse y, en algunos casos, atrabar amistad (aunque casi todas estasamistades terminaran –divertidamente– regu-lar, mal o muy mal): Diderot, d’Holbach, D’A-lembert, Rousseau, Voltaire, Grimm, Hume,Gibbon, Raynal, Adam Smith, Beccaria, Hel-vétius, y probablemente también Franklin,¡impresionante alineación! El movimiento nodeja de ser interesantísimo y el autor tienerazón cuando dice que está poco estudiado:una mirada un poco detenida sobre la Ilus-tración radical sirve para echar abajo unoscuantos lugares comunes que hoy se tienensobre el movimiento, así como para entendertoda la tensión de sus postulados.

Por ejemplo, la Ilustración en su versión radi-cal no coloca en un lugar privilegiado a larazón sino a las pasiones. Uno de los ejesprincipales de la modernidad es la progresivapérdida de legitimidad de todo lo convencio-nal, considerado como particular y productodel hombre, frente a lo natural. No cabe dudade que Pierre Bayle y Baruch Spinoza jugaronun papel fundamental en este proceso dedesmitificación de la tradición. La fuente legí-tima de la moralidad comienza a desplazarsehacia el interior encontrando en él o bien alDios del deísmo, un Dios que ya no se mani-fiesta en la tradición sino en la naturaleza y enla voz interior, o bien la simple llamada de laspasiones naturales. Esto conduce a un cam-bio moral que coloca en el centro los valoresutilitarios y que considera que la construcciónde una buena sociedad ya no parece depen-

der de una fuerza exterior (Hobbes), sino de laarmónica correspondencia con esa profundanaturaleza humana pasional. En esta facetade la modernidad, la Ilustración radical cons-tituye el punto culminante y la formulaciónmás completa de la nueva mentalidad.

Pero quizá lo más interesante de esta Ilustra-ción radical sean sus contradicciones internas,algunas de las cuales seguimos arrastrando. Aligual que gran parte de la izquierda contempo-ránea, la Ilustración radical parece progresista einvolucionista: al mismo tiempo que elogia al-gunas consecuencias del proceso civilizatoriocomo la ciencia o la emancipación de la tradi-ción, tiene una profunda veneración por el pri-mitivismo de las sociedades salvajes (aunquepor razones opuestas a la izquierda postmo-derna, es decir: no por la inconmensurabilidadde las culturas, sino por la mayor cercanía a lanaturaleza de las culturas primitivas, conceptoeste de naturaleza inexistente en el relativismopostmoderno). La cosa en cualquier caso tienesu coherencia. El conocimiento total se pareceen algo fundamental a la ignorancia total, asaber, en la ausencia de prejuicios. En esa teo-ría tan básica de la cultura, parece que el hom-bre natural vive en una sabia armonía con lanaturaleza hasta que llega la religión para ena-jenarle del mundo natural. A partir de ese mo-mento, la armonía con la naturaleza solo puedeser reconquistada artificialmente a través de laciencia que nos despojará de los prejuicios ad-quiridos y de los falsos valores que violan nues-tra naturaleza interior. Así, a través de la cienciay de una civilización basada en el conocimientoy no el prejuicio, nos reconciliaremos con el ar-mónico y salvaje punto de partida.

Al margen del infantilismo con el que mirabana las sociedades primitivas, lo más increíbleresulta su falta de comprensión del carácterantinatural del propio conocimiento de la na-turaleza. De hecho, las sociedades llenas deprejuicios, como ellos dirían, son mucho máscercanas a la naturaleza que las sociedades

181-208 Reseñas.qxd:resenas.qxd 22/06/12 13:27 Página 198

JULIO / SEPTIEMBRE 2012 199

CUADERNOS de pensamiento político

RES

EÑA

S

cuyo conocimiento racional de la misma hallevado a la emancipación de su dominio.Francis Bacon comprendió esto mucho antesque los ilustrados: el conocimiento de la na-turaleza lleva a la técnica, la cual es capaz demodificar las condiciones naturales y hacerolvidar al hombre la gramática de la vida.

Si por otro lado, la naturaleza se entiende pocomenos que como liberación sexual hedonista,entonces quizá estemos más cercanos a la na-turaleza, pero esta liberación se ha dado en laradical antinaturalidad de la planificación sobrelas consecuencias de la sexualidad liberada.De hecho, quizá vivamos en el momentomenos consciente de las condiciones naturalesde toda la historia, precisamente por habernosemancipado de estas a través del conoci-miento racional. Estamos en la total abundan-cia, no entendemos la frugalidad, cada vezestamos menos dispuestos a aceptar la incer-tidumbre o la precariedad esencial de la vida,

y cada vez somos menos conscientes de las li-mitaciones; planificamos las vidas individualescomo centros del universo y estamos metidosde lleno en un lenguaje de derechos y digni-dad que no tienen absolutamente nada quever con las condiciones de la vida natural. Eneste otro sentido, parece pues que la Ilustra-ción radical no entendió en absoluto el carác-ter esencial del proyecto moderno, un proyectoque efectivamente nos separó supuestamentede lo tradicional, pero que nos alejó aún másde la naturaleza.

Con todo y en definitiva, Gente peligrosa esuna lectura agradable siempre y cuando seatomada como una historia casi novelada detodo aquel divertido grupo que, pretendiendodejar atrás los males de la humanidad, secomportó por momentos entre amigos comoun auténtico nido de víboras.

GUILLERMO GRAÍÑO FERRER

Fred Terman at StanfordBuilding a Discipline, a University,and Silicon Valley

C. STEWART GILLMORStanford University Press. Stanford, 2004. 642 páginas

En la actualidad, la prensa de Estados Unidosdescribe a Terman (1900-1982) como el“padre de Silicon Valley”, pero su nombre nopuede separarse del de la Universidad de Stan-ford, en cuyo desarrollo hasta su actual promi-nencia mundial jugó un papel fundamental. Lalección esencial de esta biografía es que pri-mero se logró la excelencia de Stanford y luego

a su alrededor se creó el entorno de empresasde alta tecnología que a partir de 1971 em-pezó a denominarse “Silicon Valley”. Esta com-pleta biografía, fruto de siete años de trabajo yfinanciada por dos antiguos alumnos de Ter-man, Hewlett y Packard, describe con detallesu papel crucial en la evolución de Stanfordhasta convertirse en una de las mejores uni-

181-208 Reseñas.qxd:resenas.qxd 22/06/12 13:27 Página 199

200 JULIO / SEPTIEMBRE 2012

versidades del mundo, y en la creación paralelay simbiótica de Silicon Valley.

La biografía de Terman debe ser leída por quie-nes deseen conocer la génesis de Silicon Valley.En particular, su lectura es obligada para polí-ticos, empresarios y posibles filántropos quepodrían pensar que el modelo de Silicon Valleyes reproducible o exportable; no lo es. DesdeDe Gaulle, que visitó en 1960 el Stanford In-dustrial Park, embrión de Silicon Valley, hastaMedvedev, que en 2010 visitó varias compa-ñías en el mismo con la idea de construir enSkolkovo un área similar con empresas de altatecnología, han sido muchos los políticos y em-presarios que han tenido la ilusa idea de repli-carlo. Al tomar posesión en 2008, la ministraGarmendia declaró que quería convertir a Es-paña en la California de Europa. Más reciente-mente ha impulsado con el presidente deTelefónica la creación de un proyecto inversorpúblico-privado de capital riesgo (100 millonesde euros) para el sector de las tecnologías dela información y las comunicaciones (TIC), locual según ellos es el camino a seguir para re-plicar Silicon Valley en España; pues no, no loes. Si estos dos responsables hubiesen leídoesta biografía, no habrían formulado un obje-tivo tan equivocado y en su lugar habrían usadoel dinero para crear una universidad de cien-cia y tecnología de nivel mundial, lo cual cons-tituye “la condición necesaria y previa” para lacreación y desarrollo de un entorno productivode empresas de alta tecnología.

Terman llegó a Stanford a los diez años con supadre Lewis Terman, un destacado profesor depsicología, y el resto de su familia. Obtuvo su tí-tulo de grado en 1920 y el de ingeniero en1922. En 1922-1924 hizo su doctorado en In-geniería eléctrica en el MIT (Instituto Tecnológicode Massachusetts) bajo la tutela de VannevarBush, el cual durante la Segunda Guerra Mun-dial sería el director de la Oficina de Investiga-ción y Desarrollo Científicos (OSRD),responsable de toda la investigación y desarro-

llo con fines militares. Con su doctorado termi-nado, Terman volvió a su casa paterna en elcampus de Stanford en el verano de 1924.Stanford es propietaria a perpetuidad de 33km2 de tierra contigua, y la mayoría de sus pro-fesores viven en casas en el campus de las queson propietarios, pero no de la parcela, la cualles es arrendada (leased) mientras la ocupan.Terman tenía una oferta del MIT para regresarcomo instructor, el primer peldaño de la carreraacadémica, pero a las tres semanas de su re-greso se le diagnosticó una tuberculosis. Estole mantuvo en cama durante un año, al cabodel cual, en otoño de 1925, empezó a trabajara tiempo parcial como instructor en el Departa-mento de Ingeniería eléctrica de Stanford. Du-rante 1925-1937 siguió ascendiendo lospeldaños de la carrera académica hasta sernombrado en 1937 full professor (catedrático)y jefe ejecutivo del Departamento.

Hay que hacer notar que sus estudiantes deposgrado se graduaban en medio de la GranDepresión de los años treinta y que sus posi-bilidades de encontrar empleo en la zona dePalo Alto eran casi inexistentes. “Esto condujoa Terman, a partir de 1936, a recomendar en-carecidamente a algunos de sus antiguosalumnos crear sus propias empresas” (pág.331). Se inicia de esta forma la tradición decreación de compañías de alta tecnología re-lacionadas con Stanford. Dando un salto alfuturo, en muchas de las empresas creadas–Hewlett-Packard (1939), Varian Associates(1948), Silicon Graphics (1981), Sun Micros-ystems (1982), Cisco Systems (1984), Yahoo(1994), Google (1998)– el prototipo del pri-mer producto fue concebido y desarrolladopor estudiantes de posgrado y profesores enlaboratorios de Stanford. En 1991, Willian He-wlett rindió homenaje a Terman manifestando:“La Universidad de Stanford fue un factorclave en el desarrollo del área tecnológica quehoy se designa como Silicon Valley. Más quenada, fueron Terman, sus estudiantes y los es-tímulos y oportunidades que él les dio, lo que

CUADERNOS de pensamiento político

RES

EÑA

S

181-208 Reseñas.qxd:resenas.qxd 22/06/12 13:27 Página 200

JULIO / SEPTIEMBRE 2012 201

hizo posible el florecimiento de esta gran em-presa” (pág. 330).

El desarrollo de Silicon Valley se extendió a lolargo de varias décadas y para comprenderlotenemos que volver a la biografía de Terman.Su vida académica en Stanford, entonces unauniversidad regional cuyos estudiantes prove-nían mayoritariamente de California, se inte-rrumpió bruscamente con el ataque a PearlHarbor en diciembre de 1941. Por aquel en-tonces Terman ya había alcanzado un presti-gio profesional considerable por su libroRadio Engineering –publicado en otoño de1932 y elegido como libro de texto por vein-tiún universidades en enero de 1933–, por suliderazgo en el desarrollo del Departamentode Ingeniería eléctrica y por su participacióndestacada en actividades profesionales na-cionales como presidente del Institute ofRadio Engineers (IRE). Todo esto, unido alhecho de que Vannevar Bush, su antiguo pa-drino de tesis en el MIT, fue nombrado por Ro-osevelt jefe supremo del Programa Nacionalde Investigación y Desarrollo con fines milita-res, hizo que Terman fuera elegido director delRadio Research Laboratory (RRL). Este labo-ratorio secreto, con sede en la Universidad deHarvard, tenía como objetivo desarrollar con-tramedidas para neutralizar los radares ene-migos. En su momento cumbre llegó a contarcon 800 científicos e ingenieros y a tener unpresupuesto superior al de Stanford.

Sus cuatro años al frente del RRL (1942-1946)y su estrecha relación con Bush, proporciona-ron a Terman un conocimiento profundo de lasactividades nacionales de investigación y des-arrollo, de sus actores principales y, no menosimportante, le dieron una experiencia conside-rable en el liderazgo y administración de ungran programa de investigación y desarrollo. Ad-quirió, además, contactos estrechos con pro-fesores y administradores de Harvard, de losque obtuvo una visión amplia y profunda delfuncionamiento de esta universidad. Entre

estos cabe destacar a William Claflin, tesorerode Harvard, que vivía en una casa contigua a lasuya y con quien charlaba muchos domingoscuando este trabajaba en su jardín (en Mas-sachusetts los jardines de las casas no tienenvallas). Terman “reconoció que Claflin le enseñóa dirigir un negocio, una universidad y cómomanejar inversiones” (pág. 221).

En 1946 Terman se reincorporó a Stanfordcomo decano de la Facultad de Ingeniería. Eraconsciente de que el Gobierno federal iba aasignar fondos considerables a la investiga-ción en las universidades y empleó toda suenergía y contactos para conseguirlos. Bushhabía concebido un Plan Nacional de Investi-gación y Desarrollo para la posguerra cuya ca-racterística principal era la asignación de losfondos federales de investigación a las uni-versidades e instituciones existentes, sin crearlaboratorios nacionales ni nóminas federales.Esta asignación se basa en un proceso com-petitivo de revisión por pares de las propues-tas de investigación y sigue vigente hoy. Nadie,ni premios Nobel, se escapa a este requisito.La búsqueda y obtención de fondos federa-les mejoró notablemente la base financierade Stanford, “lo cual hizo posible la contrata-ción de los mejores profesores del país” (pág.viii). Terman fue un administrador exigente ytemido por los profesores que no alcanzabanlos niveles de excelencia por los que luchaba;creía que la excelencia podía ser evaluadacuantitativamente, en particular por los con-tratos de investigación conseguidos.

En estos años, la Junta de Gobierno (Boardof Trustees) debatió sobre el uso que podíadarse a las extensas tierras de la universidad,porque esta necesitaba dinero para financiarsu rápida expansión de la posguerra. El le-gado del senador Stanford estipulaba que launiversidad conservara sus tierras a perpetui-dad. Algunos sugirieron la construcción deuna comunidad residencial de 44.000 habi-tantes a la que podrían arrendarse las tierras

CUADERNOS de pensamiento político

RES

EÑA

S

181-208 Reseñas.qxd:resenas.qxd 22/06/12 13:27 Página 201

202 JULIO / SEPTIEMBRE 2012

durante 99 años sin ser vendidas. Terman seopuso y recomendó reservar la mayor partede la tierra para usos académicos (acelera-dor lineal de Stanford –SLAC– de dos millasde longitud, reservas biológicas, redes de an-tenas para estudios astronómicos y de comu-nicaciones móviles, etc.). En el caso del SLAC,una instalación gigantesca financiada porWashington que requería 200 hectáreas, Ter-man propuso cobrar al Gobierno federal unsimbólico dólar por año de arrendamiento. LaJunta de Gobierno quería cobrar anualmenteel 5% del valor de mercado del suelo. En unareunión decisiva de la Junta de Gobierno, Ter-man manifestó con firmeza: “ha llegado elmomento de decidir si Stanford es una insti-tución dedicada a la investigación o una ope-ración inmobiliaria” (pág. 365). La Juntaaceptó el planteamiento de Terman. En 1951propuso la creación de un parque tecnológicoen el campus del Stanford Industrial Park (hoyStanford Research Park), invitando a compa-ñías de alta tecnología, algunas fundadas porantiguos alumnos, a establecer en él sus la-boratorios y oficinas. La idea era limitar el es-tablecimiento en el parque a empresastecnológicas que pudieran beneficiar a la uni-versidad. Varian Associates ocupó el primeredificio en 1953 y poco después la siguieronEastman Kodak, General Electric, ShockleyTransistor Laboratory, Lockheed, Hewlett-Pac-kard y otras. El despegue de la industria desemiconductores, origen de la revolución elec-trónica que creó Silicon Valley, tuvo lugar enel Shockley Transistor Laboratory. Shockleyhabía ganado el premio Nobel por el descu-brimiento del transistor en Bell Labs. De vueltaen Palo Alto, la ciudad donde se crió, creó sulaboratorio con el apoyo financiero de BeckamInstruments. Su carácter controvertido y estiloerrático de dirección empujó a ocho de susingenieros a abandonarlo y a crear, primero,Fairchild Semiconductors, y luego, dos deellos, Gordon Moore y Robert Noyce, fundaronIntel. En 1963, Shockley fue nombrado profe-sor de Ingeniería eléctrica de Stanford.

En 1955 Terman fue nombrado provost (vice-presidente académico) por el presidente Wa-llace Sterling, cargo que ejerció hasta sujubilación forzosa en 1965. En estos diez añoses cuando se logró la mayor expansión deStanford y cuando Terman ejerció su fuerte li-derazgo, sobre todo en la selección de profe-sores. Terman no se concentró en ingenieríaeléctrica y electrónica, sino que quiso cons-truir lo que llamó “torres de excelencia” enáreas en las que creía que Stanford podría al-canzar el máximo nivel: Ingeniería, Física, Quí-mica, Matemáticas e Informática, Medicina,entre otras. Una semana antes de jubilarsedio una charla en la que afirmó: “el elementoclave de una gran universidad es la calidadde sus profesores” (pág. 438).

Terman transformó el Departamento de Quí-mica en uno de los mejores del país. En 1959fichó a Carl Djerassi, un Ph.D. de la Universi-dad de Wisconsin y vicepresidente de investi-gación de Syntex, en donde produjo la píldoraoral anticonceptiva. Djerassi convenció a Syntexpara que estableciera un laboratorio de inves-tigación en el Stanford Industrial Park, y másadelante fue responsable de la creación decuatro nuevas compañías en los campos demedicina y biología. Otros fichajes de Termanfueron Arthur Kornberg en 1957, al que siguióel de Joshua Lederberg en 1959. Kornbergganó el premio Nobel de Medicina en 1959junto con Severo Ochoa por la síntesis del ADN,y Lederberg lo ganó en 1958 por sus investi-gaciones en genética. Lederberg había recha-zado primero la oferta de Stanford y la aceptócuando se enteró del fichaje de Kornberg. Porsupuesto, Terman no tenía la autoridad paranombrar a ningún profesor: el nombramientode Lederberg fue aprobado en una reunión ex-traordinaria del presidente Sterling con la Juntade Gobierno.

A su jubilación en 1965, Terman continuó vi-viendo en el campus e inició una actividadfructífera como consultor académico de uni-

CUADERNOS de pensamiento político

RES

EÑA

S

181-208 Reseñas.qxd:resenas.qxd 22/06/12 13:27 Página 202

JULIO / SEPTIEMBRE 2012 203

versidades tanto en Estados Unidos como enCorea. Fue el arquitecto del Korean AdvancedInstitute of Science and Technology, fundadopor el Gobierno en 1971, un pilar del extraor-dinario desarrollo tecnológico de Corea. Elpresidente de Corea Park, Chung Hee, lo con-decoró con la Orden del Mérito Civil por “suvaliosa dedicación y servicio al pueblo core-ano” (pág. 473).

No, no es posible replicar Silicon Valley, ni si-quiera en Estados Unidos; pero como se hizo

en Corea, se puede crear una universidad deciencia y tecnología de nivel mundial si-guiendo el “método de Terman”, a partir de lacual pueden crearse empresas de tecnologíadentro del entorno de cada país. Debe notarseque el Gobierno americano no jugó ningúnpapel directo en la creación de compañías deSilicon Valley. Su ayuda se centró en la finan-ciación de programas de investigación de pos-grado en Stanford.

JOSÉ CANOSA

CUADERNOS de pensamiento político

RES

EÑA

S

El desarrollo del Estadosocial en la década de los noventa Políticas sociales en un contextode fuerte crisis económica

IRENE CORREAS SOSAEditorial Congreso de los Diputados, Monografía, núm. 90, Madrid,2011, 580 páginas.

El libro que ahora reseño y que tiene su origenen el trabajo de tesis doctoral de Irene Co-rreas Sosa lleva a cabo un análisis rigurosode cómo se ha ido dando forma al mandatodel artículo 1.1 de la Constitución Españolade 1978 durante el periodo de nuestra histo-ria que abarca las IV y V Legislaturas, teniendosiempre presente la dificultad y el especialcuidado que hay que poner en el estudio deestas materias, por cuanto la complejidadexistente en la delimitación de los contornosdel Estado social no disminuye al intentarhacer efectivo su contenido.

La obra se articula en cuatro capítulos, co-menzado, en primer lugar, por el estudio de

las razones que llevaron a los primeros Esta-dos, desde el siglo XIX, a intervenir a favor delos más desfavorecidos. En este primer capí-tulo se realiza un análisis descriptivo de lastransformaciones sociales que se producen alo largo del siglo, y la consolidación del Es-tado social en el periodo de entreguerras yespecialmente en la segunda posguerra eu-ropea, en Estados Unidos, en los países cen-troeuropeos, en el Reino Unido y en Japón. Elcapítulo termina con el análisis de la influen-cia de la crisis económica de 1973 en el Es-tado social, puesto que las economíasliberales sufrieron una fuerte desaceleración,un aumento de la inflación y del desempleoagravados por la subida del precio del petró-

181-208 Reseñas.qxd:resenas.qxd 22/06/12 13:27 Página 203

204 JULIO / SEPTIEMBRE 2012

leo, que puso en serios apuros el sistema eco-nómico capitalista y cuestionó los principiosde la economía keynesiana.

Para llegar a entender cómo se configura cons-titucionalmente el Estado social en el artículoprimero de la Constitución, la obra presta aten-ción a nuestra historia, en la que, si bien deforma desigual al resto de Estados europeos,desde principios del siglo XIX se vislumbra unainquietud social que no hay que desmerecerpara comprender la evolución del modelo quellega hasta nuestros días. Los capítulos restan-tes se dedican por ello a España.

En el capítulo segundo se estudian los ante-cedentes del Estado social en nuestro país apartir de 1923, durante la Segunda Repúblicay durante el franquismo. Ciertamente y apesar de su carácter totalitario, en la dicta-dura de Primo de Rivera se conseguirán im-portantes avances en materia laboral, pero,en palabras de Correas, “sería durante el pe-riodo republicano donde surge una ‘preocu-pación social’, que continuará durante losaños cincuenta, y en especial los sesenta, yaen plena Dictadura del general Franco, paraconsolidarse plenamente con la reinstaura-ción de la Democracia y la promulgación deltexto de 1978” (p. 172).

Conocidos los antecedentes que influyen ennuestro modelo social constitucional, la au-tora estudia en el tercer capítulo cómo segestó el artículo 1.1 de la Constitución du-rante los debates constituyentes y el conte-nido y significado de la fórmula “Estado socialy democrático de Derecho”, que no cabe dudaque es un concepto vago e impreciso, aunquesirve para definir la nueva dimensión atribuidaal Estado. Supone que el Estado asume comoobligación obrar en un determinado sentido,“inmiscuirse” en la vida de la sociedad y nosolamente protegerla. Así, frente al modelo deEstado liberal abstencionista, nuestra Consti-tución proclama como directriz del nuevo Es-

tado la asunción de una posición activa frentea la sociedad.

Cuando comenzaron los debates constitu-yentes asistíamos a un cambio político ennuestro Estado que tenía el objetivo de mo-dificar las bases del anterior periodo y con-seguir un Estado moderno, democrático y quesirviera a los intereses de los ciudadanos. Po-niendo “el acento en la consagración delnuevo modelo de Estado se pone de mani-fiesto cómo no bastaba con una adecuadaformulación jurídica, sino que era necesarioun gran esfuerzo dinamizador de la economíaque favoreciera el cumplimiento de los finesde un auténtico Estado social” (p. 278). Ladoctrina no mantiene una postura unánimea la hora de hacer referencia al valor que seha de otorgar a los derechos sociales y al al-cance de las prestaciones que el Estadodebe garantizar con carácter social, posicio-nes que la autora analiza a lo largo de su ex-posición. El capítulo termina con unaexhaustiva recapitulación de los derechos denaturaleza social en nuestra Constitución ycon un estudio del contenido de la parte eco-nómica de nuestra Carta Magna.

El último capítulo aborda las medidas llevadasa cabo en la década de los noventa para darcontenido al cumplimiento de los fines del Es-tado social. La monografía abarca el periodofinal del Gobierno del Partido Socialista (de losaños 1989 a 1996) y el primero del Partido Po-pular (de los años 1996 a 2000). Para ello sehan estudiado, desde el punto de vista legisla-tivo, fundamentalmente, las políticas desarro-lladas en cuatro ámbitos: primero, trabajo,seguridad social y asuntos sociales; segundo,sanidad; tercero, educación; y finalmente, vi-vienda y urbanismo. Efectivamente creemos queesto es un gran acierto de la obra, pues los finesdel Estado social no podían quedar circunscri-tos al logro de una función asistencial, sino quees preciso completar esta función con una bús-queda del bienestar general, lo que incluye una

CUADERNOS de pensamiento político

RES

EÑA

S

181-208 Reseñas.qxd:resenas.qxd 22/06/12 13:27 Página 204

JULIO / SEPTIEMBRE 2012 205

faceta prestadora, otra asistencial y otra distri-buidora del Estado.

Tras el análisis de dichas políticas, la autoraha podido concluir que no han sido suficien-tes los esfuerzos para el logro de un Estadosocial moderno tal y como exige nuestra ac-tual sociedad. Así, se han desaprovechadooportunidades para introducir mayores mejo-ras en las prestaciones y la forma de prove-erlas, lo que exige, especialmente hoy, que sereproduzcan muchas de las situaciones quese han estudiado en esta obra, y en la quehay referencias constantes a la crisis del Es-tado social, una reflexión pausada sobrecómo ha de procederse a dicha mejora y cuáles la mejor forma de llevarla a cabo. Este as-pecto no ha quedado ajeno a este estudio.

Así, como parte de las conclusiones, se hanincluido diversas medidas que, sin desmere-cer otras muchas, podrían llevarse a cabo paracontrarrestar las deficiencias que se han de-tectado. Igualmente es muy importante consi-derar en qué medida dos periodos de gobiernocon ideologías aparentemente dispares lleva-

ron a cabo con mayor o menor fortuna el con-tenido del Estado social, ya que este no espropio de una determinada ideología, o almenos no exclusivamente. Si lo entendemosen su amplitud, caben en su contenido distin-tas formulaciones, todas ellas enriquecedorasy redundantes en el beneficio colectivo, queen último término ha de ser el fin del Estadosocial.

La lectura de esta obra supone la adquisiciónde nuevos conocimientos; es especialmenteoportuna, novedosa, sin duda, y de plena ac-tualidad. Irene Correas aporta además solu-ciones para conseguir este Estado social conla necesidad de actuaciones de los poderespúblicos en momentos tan difíciles como losque vive en la actualidad España, en un de-bate constante acerca de las políticas socia-les y la actuación de los poderes públicos enrelación a esas políticas. Por todo ello el libro,de aparición tan oportuna, nos hace deudoresde su afortunada autora.

Mª ISABEL ÁLVAREZ VÉLEZ

CUADERNOS de pensamiento político

RES

EÑA

S

181-208 Reseñas.qxd:resenas.qxd 22/06/12 13:27 Página 205

181-208 Reseñas.qxd:resenas.qxd 22/06/12 13:27 Página 206

181-208 Reseñas.qxd:resenas.qxd 22/06/12 13:27 Página 207

181-208 Reseñas.qxd:resenas.qxd 22/06/12 13:27 Página 208