La responsabilidad medioambiental y social de las empresas · 2010-09-06 · La responsabilidad...

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La responsabilidad medioambiental y social de las empresas Ramón Jáuregui Diputado socialista en el Parlamento Europeo Q uisiura partir de una doble afirma- ción como antetítulo de este artícu- lo: 1°) La empresa es fundamental en una política de medio ambiente y desarrollo sostenible. 2°) La Res- ponsabilidad Social de las Empresas (RSE), es la piedra de bóveda del compromiso empresarial con el medio ambiente y el desarrollo sostenible. Hace ya mucho tiempo que debiéramos saber que cualquier proyecto de sociedad que preten- damos configurar o crear, exige integrar en él a la empresa. Sus enormes capacidades de impacto la convierten en agente fundamental para la re- solución de los grandes problemas de la huma- nidad y para el avance en todo tipo de proyecto social. También hace ya mucho tiempo que sa- bemos que la empresa es el motor principal de la actividad económica, la pieza principal de esa maquinaria invisible llamada mercado que regu- la la actividad de oferta y demanda de productos y servicios a la sociedad. Pero, junto a todo ello, la empresa es una formidable producción de im- pactos económicos sociolaborales y, desde lue- go, también medioambientales y, en esa medida, toda política de sostenibilidad debe contemplar- la en el eje de sus previsiones y actuaciones. Alguien me preguntará a continuación, iy no está el Estado, sus leyes y su capacidad inter- ventora para asegurar que el impacto de las empresas en el desarrollo sostenible, sea con- secuencia de las exigencias impuestas por la comunidad? Hace ya mucho tiempo que sabe- mos también que la Ley y el Estado no son los únicos medios de transformación de la realidad. La globalización, la revolución tecnológica, la externalización productiva, la flexibilidad de los mercados, tantas y tantas transformaciones que están teniendo lugar en esta época de cambios que vivimos (más que una época de cambios, un cambio de época), han ido limitando progresi- vamente el poder del Estado, al tiempo que cre- cía el poder de las empresas y sus impactos en la sociedad. De manera que, cualquier política —y desde luego la política medioambiental por el desarrollo sostenible es una de ellas— necesita de la empresa para conseguir los objetivos que nos propongamos. Los acuerdos internaciona- Los ciudadanos participan en el capital de las empresas y lo hacen a través de las acciones que compran en los mercados bursátiles, de los fondos de pensiones o de los fondos específicos de sostenibilidad que el mercado ha creado para evaluar esta cualidad. Foto: Vicente González. 20 WiCiiiluitn, BD / Diciembre 2009

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La responsabilidad medioambientaly social de las empresas

Ramón JáureguiDiputado socialista en el Parlamento Europeo

Q

uisiura partir de una doble afirma-ción como antetítulo de este artícu-lo: 1°) La empresa es fundamentalen una política de medio ambientey desarrollo sostenible. 2°) La Res-

ponsabilidad Social de las Empresas (RSE), es lapiedra de bóveda del compromiso empresarialcon el medio ambiente y el desarrollo sostenible.

Hace ya mucho tiempo que debiéramos saberque cualquier proyecto de sociedad que preten-damos configurar o crear, exige integrar en él a laempresa. Sus enormes capacidades de impactola convierten en agente fundamental para la re-solución de los grandes problemas de la huma-nidad y para el avance en todo tipo de proyectosocial. También hace ya mucho tiempo que sa-bemos que la empresa es el motor principal dela actividad económica, la pieza principal de esamaquinaria invisible llamada mercado que regu-la la actividad de oferta y demanda de productosy servicios a la sociedad. Pero, junto a todo ello,la empresa es una formidable producción de im-pactos económicos sociolaborales y, desde lue-go, también medioambientales y, en esa medida,toda política de sostenibilidad debe contemplar-la en el eje de sus previsiones y actuaciones.

Alguien me preguntará a continuación, iy noestá el Estado, sus leyes y su capacidad inter-ventora para asegurar que el impacto de lasempresas en el desarrollo sostenible, sea con-secuencia de las exigencias impuestas por lacomunidad? Hace ya mucho tiempo que sabe-mos también que la Ley y el Estado no son losúnicos medios de transformación de la realidad.La globalización, la revolución tecnológica, laexternalización productiva, la flexibilidad de losmercados, tantas y tantas transformaciones queestán teniendo lugar en esta época de cambiosque vivimos (más que una época de cambios, uncambio de época), han ido limitando progresi-vamente el poder del Estado, al tiempo que cre-cía el poder de las empresas y sus impactos enla sociedad. De manera que, cualquier política—y desde luego la política medioambiental porel desarrollo sostenible es una de ellas— necesitade la empresa para conseguir los objetivos quenos propongamos. Los acuerdos internaciona-

Los ciudadanos participan en el capital de las empresasy lo hacen a través de las acciones que compran en losmercados bursátiles, de los fondos de pensiones o delos fondos específicos de sostenibilidad que el mercadoha creado para evaluar esta cualidad.Foto: Vicente González.

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La ESE es unaactitud de la empresaante todos los gruposde interés con losque se relaciona,con los que buscatm camino demejora y excelenciaen una estrategiade sostenibilidad,

entendida ésta en unsentido amplio

Las empresas han comprendidoque sus estrategias decompetitividad en la globalizaciónno pueden basarse en ladevaluación del medio ambiente.Foto: Vicente González.

Ramón Jáuregui

les, los convenios, las leyes y todos los sistemasregulatorios, nacionales e internacionales que seadopten en esta materia, deben ir acompañadosde esfuerzos empresariales voluntarios supera-dores de los mínimos legales. Hay un campoinmenso por encima de la ley para el desarro-llo sostenible y las empresas son protagonistasprincipales e ineludibles de ese esfuerzo.

Decíamos además que, la Responsabilidad So-cial Empresarial es la bóveda de un compromisoempresarial con el medio ambiente y el desa-rrollo sostenible. Ciertamente es este conceptoy esta cultura de la empresa en el siglo XXI losque favorecen el compromiso empresarial conla sostenibilidad medioambiental. En el eje deesta renovación conceptual y ontológica del serde la empresa en la nueva sociedad, está la res-puesta en términos de excelencia de la empresaa las diferentes demandas generadas que plan-tean los diferentes grupos de interés afectadospor ella. Así, la creciente exigencia social a lasempresas para que sean responsables y soste-nibles, ofrece una extraordinaria oportunidad aprácticas voluntarias, superadoras de los míni-mos legales en materia medioambiental. Nadieobliga, por ejemplo, a una empresa de distri-bución comercial a que su flota de camionessea progresivamente sustituida por motoreshíbridos que reduzcan sus emisiones de CO,.Pero si lo hace y lo dice, mejora su reputacióncorporativa medioambiental y obtiene así unacalificación excelente ante los mercados de con-sumo o financieros por su compromiso medio-ambiental. Es sólo un ejemplo de la idea quetratamos de desarrollar. La RSE se presenta asícomo una herramienta de avance social, comouna feliz oportunidad de que las empresas, enla búsqueda de su competitividad, incorporen asu estrategia niveles de excelencia en las relacio-nes con sus empleados, con el medio ambientey con sus entornos sociales e institucionales máspróximos. Es así como se produce una extraor-dinaria convergencia entre los que se acercan ala RSE, porque saben que es una herramientaimprescindible de innovación y modernidad dela gestión empresarial en una economía com-petitiva global y los que lo hacemos creyendoademás, que la RSE puede ser una formida-

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Clientes Accionistas

La responsabilidad medioambiental en las empresas

ble palanca de cambio social para que puedanavanzar la democracia cívica, la cohesión social,la dignidad laboral y las bases sostenibles denuestro ecosistema.

RSE: CONCEPTO Y RAZONES

QUE LA IMPULSAN

La Responsabilidad Social de la Empresa (RSE),o si se prefiere la Responsabilidad Social Cor-porativa, es un concepto inevitablemente abs-tracto y genérico. Trata de describir un ámbitode relaciones internas y externas de la empresacon todos sus grupos de interés (stakeholders),con los que construye un marco de colabora-ción justa y sostenible. Fue la Unión Europeaen su Libro Verde de 2001, quien hizo la de-finición más precisa: "la integración voluntaria,por parte de las empresas, de las preocupacionessociales y medioambientales en sus operaciones co-merciales y sus relaciones con sus interlocutores".Más tarde, el Foro de Expertos creado en el Mi-nisterio de Trabajo español, precisó: "es, ademásdel cumplimiento estricto de las obligaciones legalesvigentes, la integración voluntaria en su gobierno ygestión, en su estrategia, políticas y procedimientos,de las preocupaciones sociales, laborales, medioam-bientales y de respeto a los derechos humanos quesurgen de la relación y el diálogo transparentes consus grupos de interés, responsabilizándose así de lasconsecuencias y los impactos que se derivan de susacciones".

De manera que, en estas definiciones tan am-plias, la concreción resulta necesariamente com-pleja y heterogénea. Quizás, la enorme confusiónexistente sobre este concepto surja precisamentede que la RSE tiene una aplicación forzosamentediferente en función del país de que se trate, delsector económico al que pertenezca la empresay de la empresa misma, de su contexto social,laboral, comunitario, etc. Es decir, la RSE es unaactitud de la empresa frente (o mejor ante) todoslos grupos de interés con los que se relaciona,con los que busca un camino de mejora y ex-celencia en una estrategia de sostenibilidad, en-tendida ésta en un sentido amplio. Por eso, cadaempresa desarrolla su propio camino en funciónde sus peculiaridades y particulares circunstan-cias y, por eso, la RSE ofrece un variado panora-ma de prácticas, de sistemas de información y designos externos, que sólo pueden ser juzgadosen el contexto del país, del sector económico yde la empresa concreta en las que se realiza.

En el origen filosófico de esta idea está la pro-funda renovación que se está produciendo en elmarco de relaciones que ligan empresa y socie-dad. Si tuviéramos que simplificar en una dia-positiva esquemática estas transformaciones, loharíamos configurando el universo de la empre-sa sobre protagonistas muy diferentes y extra-yendo dos conclusiones fundamentales: de unaparte, la empresa tiene un creciente impacto enla sociedad y, a su vez, la sociedad penetra pro-gresivamente en el mundo de la empresa.

RAZONES QUE IMPULSAN LA RSE

ANTES

AHORA

Trabajadores Accionistas

Administraciones GobiernosLocales

Empresas S.XXI

Consumidores ONG

Sindicatos Organismos

Empleados InternacionalesMedios de Comunicación

La ecuación Empresa Sociedad se ha enriquecido:A)La empresa tiene un creciente impacto en la sociedad.B)La sociedad está penetrando en las empresas

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SURGE ASÍ LA RSE COMO UNA CONSECUENCIA DEESTOS NUEVOS PARÁMETROS ENTRE SOCIEDAD YEMPRESA QUE DEMANDA

• Buen Gobierno y ética empresarial.

• Transparencia y democracia con accionistas yempleados.

• Una política laboral y recursos humanos dignos.

• Una política ecológica sostenible.

• Una buena relación con las instituciones.

• La búsqueda de la excelencia en relación con todossus stakeholders.

• Transparencia con los consumidores y los mediosde comunicación.

• Respeto internacional a los Derechos Humanos.

La búsqueda dela experiencia entodos los planosde la actividadempresarial

LA RSE ASÍ CONCEBIDA ES UN FACTOR DE COMPETENCIA ELEMENTAL

Ramón Jáuregui

Por eso, y más allá de las definiciones que orga-

nismos públicos, foros de expertos, investigado-

res, etc., han establecido sobre RSE, personal-

mente me gusta describirla así:

Todo apunta a que la empresa se inserta en un

mundo de mutuas exigencias con la sociedad

y con sus instituciones, con los ciudadanos y

con sus representantes. Se habla de ciudadanía

LA RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LA EMPRESA

• La búsqueda de una relación armoniosa y conciliada con todos susgrupos de interés.

• Una relación honrada y transparente con accionistas, trabajadores,proveedores, clientes, comunidad y entorno ecológico.

• Un pacto implícito entre empresas y sociedad que inspira una estrategiaresponsable en la gestión económica, productiva y de RecursosHumanos.

• Una práctica que promueve la defensa activa de los Derechos Humanos,establece condiciones laborales dignas para sus trabajadores y respetael medio ambiente.

• Una práctica voluntaria, superadora de los mínimos exigidos por lasleyes, que busca la excelencia en sus comportamientos internos yexternos, que asegura el buen gobierno hacia sus accionistas.

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La responsabilidad medioambiental en las empresas

corporativa desde este fundamento filosóficoque contempla a la empresa como un agente ysujeto social decisivo en la configuración de lasociedad. Por eso, bien puede decirse que todoslos acontecimientos, incluida la enorme crisisfinanciera que hemos vivido desde el verano de2007, han favorecido la expansión de esta cul-tura empresarial responsable. No es casualidad.En el fondo, las razones que motivaban el im-pulso de la RSE han seguido haciéndose fuertesen esa transformación paulatina pero irreversi-ble que se está produciendo, desde hace más deuna década, en los parámetros que regulan laecuación empresa y sociedad.

De una parte, el creciente impacto de las empre-sas en la sociedad del siglo XXI. Impactos múl-tiples y multidisciplinares. Económicos, porquela vida y el futuro de los ciudadanos dependenen gran medida de las decisiones de inversión,localización, relocalización, y deslocalización delas empresas en sus localidades y en sus paises.Medioambientales, porque junto a la crecientesensibilidad medioambiental de los ciudadanos,crecen las exigencias ecológicas a los procesos

111111111ligrs enormes 1 .-capacidades de

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'mpacto convierten aa empresa en agenteundamental paraa resolución de losrandes problemas dea humanidad y para

. 1 avance en todo tipode proyecto social

La Red WBCSD, formada por másde 160 empresas multinacionales,considera la RSC un elementoclave para avanzar hacia un mundosostenible a través del crecimientoeconómico, el equilibrio ecológicoy el progreso social. Unilever esuno de sus miembros. Fábrica deUnilever en Aranjuez.

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Ramón Jáuregui

'La RSE como cultura prudente y sostenible del negocio, saldrá fortalecidar de esta crisis. Una empresa "limpia", ecológica, sostenible, con una vitola de

responsabilidad social, emerge de la crisis con un plus de competitividad

frente a la empresa "tóxica" e irresponsable

productivos y a los productos de las empresas.Todo ello en un contexto en el que los contra-poderes del mercado y del poder empresarial (elEstado y los sindicatos principalmente), han idoreduciendo su capacidad de intervención antela globalización económica y, especialmente,ante la relocalización empresarial por la flexibi-lidad de las empresas para ubicar sus plantas yprocesos productivos en todo el mundo.

Pero, al mismo tiempo, esa misma sociedad pe-netra y participa de la empresa como nunca lohabía hecho. Surgen así con fuerza los stakehol-ders, externos a la empresa, configurando unainterrelación hasta ahora inexistente. Adminis-traciones locales, organizaciones ecologistas,ONG, sindicatos, medios de comunicación,líderes de opinión, participan crecientemen-te de la actividad de las empresas. Éstas nopueden ocultar prácticamente ningún secretode su actividad. Son como invernaderos, todoel mundo las mira, todo el mundo las ve. Losmedios de comunicación, internet, informansobre ellas. La publicidad de sus logos comer-ciales les compromete y, aunque la ecuaciónentre imagen corporativa y mercado es todavíadébil, crece la sensación empresarial de que esnecesaria una empatía social como base im-prescindible de conexión con el mercado. Losconsumidores tienen más poder que hace unosarios y, presumiblemente, ese poder de sobera-nía individual adquirirá fuerza colectiva con eltiempo. A su vez los ciudadanos participan enel capital de las empresas y lo hacen a travésde las acciones que compran en los mercadosbursátiles, de los fondos de pensiones o delos fondos específicos de sostenibilidad que elmercado ha creado para evaluar esta cualidad.Lo hacen también los fondos públicos de los

países cuando discriminan sus inversiones enfunción de los comportamientos responsablesde las empresas.

Son todos estos cambios los que están tenien-do una progresiva influencia en la expansiónde la idea de la responsabilidad social empre-sarial. La clave no radica en la buena voluntadde las personas, ni en la fuerza reformista de lautopía. Las empresas no están aumentando suscompromisos en materia de responsabilidadsocial porque los directivos y los consejos deadministración se hayan convertido a la éticade los negocios. La clave en la expansión deesta idea es que, por primera vez en la historiadel mercado, la sostenibilidad es competitiva.El verdadero motor de la RSE en el mundo enlos últimos diez arios, es que las empresas hancomprendido que sus estrategias de competi-tividad en la globalización no pueden basarseen la devaluación del medio ambiente, ni enel maltrato laboral, ni en el incumplimiento denormativas internacionales en materia sindicalo de derechos humanos, sino que, justamenteal contrario, es la superación de esos mínimos,en todos los planos, lo que incrementa su com-petitividad por el plus de excelencia que incor-pora a sus plantillas, a su ambiente laboral, asus productos y a su productividad, a su empa-tía social y, a su reputación corporativa.

RSE Y DESARROLLO SOSTENIBLE

Ya en 1972, la Conferencia de la ONU sobre elAmbiente Humano, publicó mediante declara-ción consensuada, el reconocimiento de los im-pactos adversos que la humanidad ocasionabaen su entorno natural. La publicación de 1987,

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ffilitiltkeithi 88/ Diciembre 2009

La responsabilidad medioambiental en las empresas

del Informe Brundtland "Nuestro Futuro Común",informe de la Comisión Mundial sobre MedioAmbiente y Desarrollo, creada por las NacionesUnidas y presidida por Gro Brundtland, la pri-mer ministro de Noruega, definió el Desarrollosostenible como "el desarrollo que satisface lasnecesidades del presente sin comprometer la capa-cidad de las generaciones futuras para satisfacersus propias necesidades". En el citado InformeBrundtland, también fue recogido el conceptode Empresa Responsable y Sostenible por JohnElkington y su relación con la consecución delllamado triple objetivo (triple bottom une): sereconómicamente viable, ser socialmente benefi-ciosa y ser ambientalmente sostenible.

En 1988, se creó el Grupo Intergubernamentalsobre el Cambio Climático (IPCC) por iniciativade la Organización Meteorológica Mundial y elPrograma de las Naciones Unidas para el MedioAmbiente (PNUMA). Este Grupo presentó en1991 un primer informe de evaluación en el quese reflejaban las opiniones de 400 científicos. Enél se afirmaba que el calentamiento atmosféricoera real y se pedía a la comunidad internacionalque tomara medidas para evitarlo.

En la Conferencia de las Naciones Unidas sobreel Medio Ambiente y el Desarrollo, celebradaen Río de Janeiro (Brasil) en junio de 1992, lasconclusiones presentadas por IPPCC alentarona los 173 gobiernos asistentes para organizar laConvención Marco de las Naciones Unidas so-bre el Cambio climático (CMNUCC), dio lugara la Declaración de Río y estableció una agendapara el sector público en el siglo XXI (Agenda21).

En marzo de 1997 durante el Foro Río+5 (Bra-sil), fue redactado el Borrador de Referencia dela Carta de la Tierra y constituida su Comisióny Secretaría para el proceso de debate y consul-ta que fue ampliamente realizado con carácteruniversal.

Este recordatorio de las grandes fechas de lasostenibilidad, nos sirve para recordar que, enmuchas de ellas han participado también lasempresas multinacionales, incorporando lascondiciones de entorno social y medioambien-tal a su estrategia empresarial a medio y largoplazo. Por ejemplo, las fundaciones en los ariosnoventa del World Business Council for Sustai-nable Development-WBCSD (Consejo Empre-sarial Mundial para el Desarrollo sostenible),como respuesta empresarial a la necesidad deun Desarrollo Sostenible. Esta red, formada pormás de 160 empresas multinacionales, conside-ra la RSC un elemento clave para avanzar haciaun mundo sostenible a través del crecimientoeconómico, el equilibrio ecológico y el progresosocial.

Como dice Domingo Jiménez Beltrán: "Convienerecordar que mientras se revisa la Estrategia de De-sarrollo sostenible, ésta sigue en vigor La estrategiaespecífica de la sostenibilidad ambiental tiene comoprioridades: E/ Cambio climático y energía limpia,salud, gestión de recursos naturales y biodiversi-

dad, transporte y territorio. Establece obligacionesmuy ambiciosas de medios o de condiciones para elcambio: disociar crecimiento económico del uso derecursos, precios justos (interna/ización de costes),consulta con interesados y público, y evaluaciónde la sostenibilidad de nuevas propuestas. Si estasobligaciones se aplicaran y fueran una referenciaobligada de los procesos de RSE, darían un vuelcototal a la situación comunitaria respecto al desarro-llo sostenible".

UNA MIRADA AL FUTURO

Bien puede decirse que la RSE ha tenido enEspaña un importante desarrollo. Empresas,Universidades, Organizaciones No Guberna-mentales, Instituciones Autonómicas, etc., hanentrado con fuerza en este debate y se están rea-lizando interesantes aportaciones e iniciativas

Administraciones locales, organizacionesecologistas, ONG, sindicatos, medios decomunicación, líderes de opinión, participancrecientemente de la actividad de lasempresas.

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bservatoriode Responsabilidad Social

Corporativa

Ramón Jáuregui

en el desarrollo de la RSE. Es significativo, comoejemplo de ello, el que la propuesta de GlobalCompact de Naciones Unidas, haya tenido enEspaña un número de empresas adheridas muysuperior al del resto de países del mundo. Tam-bién son destacables los esfuerzos de las gran-des compañías españolas por incorporarse conrapidez y profundidad a las exigencias de RSE,estableciendo potentes estructuras de gestiónpara ello, elaborando extensas memorias-balan-ce de los aspectos sociales y medioambientales,y protagonizando notables esfuerzos sectorialespor ordenar y mejorar los criterios exigibles enmateria de RSE.

Paralelamente, lo que se conoce como sociedadcivil, es decir, universidad, ONG, consumido-res, ecologistas, medios de comunicación, etc.,están desarrollando una intensa tarea de propa-gación y vertebración social de la cultura RSE.Es sabido que la expansión de la cultura RSE ysu influencia desde los mercados en la empre-sa, depende de una sociedad informada, de unaopinión pública madura, capaz de discernir ensus operaciones de compra y de inversión. Puesbien, el esfuerzo formativo e informativo de lasuniversidades y medios de comunicación en losúltimos arios, es notable. La tarea de concien-ciación y vertebración de los nuevos agentessociales en esta cuestión, es también digno deser resaltado. Varias e importantes ONG, sindi-catos y consumidores, han creado el "Observa-torio de la RSE", cuyas actividades e influenciacrecen día a día.

La RSE sigue avanzando en España de mane-ra notable. Especialmente en las iniciativas de

las empresas y de las organizaciones sociales. Elavance en la información y el reporte de RSE delas empresas es imparable e irreversible. Cadavez se hacen más y mejores memorias de soste-nibilidad y, cada vez mayor número de empre-sas están incorporando políticas de RSE a susestrategias competitivas. En el ámbito univer-sitario el avance es espectacular, destacando lainiciativa de la Real Academia de las CienciasEconómicas y financieras para la elaboración deuna asignatura troncal sobre esta materia.

Desde el ario 2000 no han parado de producir-se iniciativas públicas y privadas, experienciasempresariales y aportaciones teóricas incesantessobre esta cuestión, incluyendo políticas públi-cas en diferentes países. Con frecuencia apare-cen nuevos índices bursátiles para calibrar la ca-lidad ecológica y socio-laboral de las empresas.Hay un goteo incesante de noticias sobre actua-ciones empresariales y agrupaciones sectorialesque desarrollan iniciativas y estrategias de RSE.Como simple botón de muestra cabe decir quelas publicaciones periódicas con información deRSE son constantes y, desde luego, diarias en laRed.

En el campo institucional la actividad no hasido menor. El Libro Blanco del Congreso de losDiputados, presentado en diciembre de 2006,el Foro de Expertos creado por el Ministerio deTrabajo, estableció 29 recomendaciones (http://www.mtas.es/empleo/economia-soc) y el diálo-go social entre CEOE y sindicatos que culminócon la creación del Consejo Estatal de RSE enfebrero de 2008, son muestras de ello. Pero nosólo. También ha habido avances importantes

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Es significativo que la propuesta de Global Compact deNaciones Unidas, haya tenido en España un númerode empresas adheridas muy superior al del resto depaíses del mundo.

Varias e importantes ONG sindicatos y consumidores,han creado el "Observatorio de la RSE',' cuyasactividades e influencia crecen día a día.

España

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La responsabilidad medioambiental en las empresas

con la puesta en marcha de políticas directa oindirectamente relacionadas con la RSE. Leyescomo la de Dependencia, o la de Igualdad, elPlan Concilia, la incorporación de cláusulas so-ciales en las contrataciones públicas, el Códigodel Buen Gobierno para el Gobierno de Españay el Código de Transparencia de las sociedadesmercantiles elaborado por la CNMV, son algu-nas muestras de ello.

Pero una mirada al futuro sobre estas bases tanprometedoras, nos ofrece algunos elementos dereflexión obligada:

• Sigue existiendo una peligrosa confusiónconceptual entre RSE y conceptos parale-los. Así ocurre por ejemplo con la AcciónSocial de la empresa. Una o varias y deter-minadas acciones sociales no configuran unaestrategia de RSE, aunque ayuden a identifi-carla o a prestigiarla. Es decir, no convieneconfundir la parte con el todo. Veamos al-gunos ejemplos: una empresa puede realizaruna magnífica obra social con la incorpora-ción de personal discapacitado a su plantillao con la escolarización de niños en países sinred escolar, pero esas nobles y apreciablespolíticas no otorgan por sí solas una etiquetade RSE. Mucho menos si van acompañadasde otras prácticas laborales, medioambienta-les, etc., que no concuerdan para nada conlas exigencias de la RSE o son abiertamen-te contrarias al camino de la excelencia queimplica la responsabilidad social. Muchascompañías en el mundo están realizandograndes prácticas de Acción Social, creyen-do que con ellas entran en el selecto club deEmpresas Responsables y Sostenibles. Creangrandes Fundaciones, dedican un determi-nado porcentaje de sus beneficios y hacenfuertes campañas de marketing social conesas acciones, olvidando muchas veces elresto de diálogos y compromisos que atañena una empresa. La RSE, es una actitud de laempresa respecto a la sociedad y a su en-torno sociolaboral y ecológico, que entrañaun conjunto de prácticas superadoras de losmínimos legales exigibles y que adquiere di-mensión de estrategia global en el conjunto

rilikkikiale 0 I Diciembre 2008

de las operaciones productivas y de gestióndel negocio. Es decir, es una concepción dela empresa y de la gestión del negocio ín-tegramente concebido desde una visión desostenibilidad y de excelencia laboral.

Algo parecido ocurre con la reputación cor-porativa, que no es sino la consecuenciade esa estrategia responsable y sostenible(aunque no sólo). Si la reputación corpora-tiva se refiere únicamente a la estrategia decomunicación y marketing de la compañía,no estamos hablando de RSE. Hasta hace nomucho tiempo, muchos departamentos decomunicación de grandes empresas esta-ban formados por periodistas, publicistas yabogados encargados de velar por "la buenaimagen" de la compañía y de protegerla con-tra informaciones o reclamaciones molestas.Hoy, muchos de esos departamentos se hanconvertido en gestores de la RSE, desde unaconcepción más interna, más previsora, másintegradora de la cultura responsable y sos-tenible, precursores y dinamizadores en lapropia empresa de las exigencias de la RSE.Por eso, cuando la estrategia de ReputaciónCorporativa tiene como eje la explotacióncomercial de una estrategia de Responsa-bilidad Social de la Empresa, la búsquedade una empatía social con la marca y conlos productos de una empresa empeñaday caracterizada por sus constantes esfuer-zos en mejorar la calidad de sus múltiplesdiálogos con sus grupos de interés (desdeclientes a Comunidades, desde trabajadoresa proveedores, etc.) entonces sí, entonceshemos dado en el núcleo de una política decompetencia basada en la sostenibilidad dela empresa y de sus productos. La reputa-ción corporativa es, por tanto, el resultado yno el origen de la RSE. Así concebida, serála estrategia de comunicación resultante deuna política de responsabilidad social de laempresa.

• La necesidad de unificar y homologar losmedios de información y verificación dela RSE. Admitiendo que estamos tratandode un concepto supranacional, es decir, que

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debe ser referenciado al ámbito internacio-nal en que se mueven las empresas, es preci-so reconocer la ausencia de sistemas homo-logados internacionalmente para el control yverificación de la RSE. Siendo notables mu-chas de ellas, hemos de reconocer que existeuna excesiva heterogeneidad de iniciativasprivadas o públicas en todo el mundo paratratar de conceptuar u homologar la RSE.

En el plano ecológico, la aproximación delas normativas internacionales permite unavisión más fácil del comportamiento sosteni-ble de las empresas, y un control más homo-logado dada la existencia de índices inter-nacionales conocidos. Pero en el terreno delos recursos humanos, en el llamado planointerno de la RSE, esto resulta extraordina-riamente difícil, porque no existe una normainternacional ni una guía internacionalmen-te aceptada sobre la que referenciar la me-moria sociolaboral de las empresas. A estohay que añadir dos factores de la diversidadempresarial que no conviene olvidar. De unaparte, las enormes desigualdades existentesentre los distintos sectores económicos a lahora de establecer su modelo correspon-diente de RSE. Nada tiene que ver, por ejem-plo, el sector textil con el sector bancario,o las industrias extractoras de minerales ycombustibles con la industria aeronáutica.De otra parte, la diferente normativa socio-laboral existente en los diferentes países delmundo en los que operan las empresas. Si laRSE es la superación voluntaria del cumpli-miento de los mínimos legales en todos losámbitos, la pregunta que surge a continua-ción es: "¡qué ocurre cuando esos mínimosen muchos países del mundo son irrisoriosrespecto a las leyes exigibles en los países dela OCDE?

• RSE y PYMES El nuevo paradigma de laeconomía globalizada es el outsourcing, di-cho en castellano, la externalización produc-tiva, y dicho en términos más vulgares, lasubcontratación. ¡Cómo se verifica la RSEde una empresa en la que una parte sustan-cial de su actividad se subcontrata a través

de una cadena interminable de proveedoresen múltiples países del mundo? La empresaque presenta una memoria social brillante,¡debe informar sobre las condiciones detrabajo de sus proveedores? La cuestión esmuy importante, porque no olvidemos queel 95% de las empresas son PYMES, y unagran parte de ellas forman parte de esas ca-denas de subcontrataciones. En mi opinión,la extensión de la RSE a los proveedores esuna condición inexcusable de una políticaintegral de RSE y sólo en la medida en quelo sea, la RSE se extenderá verdaderamenteal conjunto del tejido empresarial, porqueesta cultura empresarial sólo llegará cuandolas grandes compañías, que operan en todoel mundo, exijan a sus proveedores criteriosde sostenibilidad y responsabilidad social. Aeste respecto, la información en las memo-rias de RSE de las empresas subcontratadasen el proceso de producción, es un primerpaso, muy importante, en la transparenciade la RSE.

• La presión medioambiental es creciente ylas exigencias sociolaborales son tenues.La experiencia de desarrollo de la RSE nospermite observar que la sociedad ejerceuna creciente presión a las empresas sobreaspectos medioambientales. Sin embargo,las demandas de calidad socio-laboral ensus prácticas internas o de subcontratación,son débiles, por no decir inexistentes. Unabuena manera de confirmar este aserto escomprobar la naturaleza de la publicidad delas grandes marcas. Compañías eléctricas,automovilísticas, líneas aéreas, constructo-ras, grandes firmas comerciales del muebleo de cualquier otro producto, se comunicancon los ciudadanos en su marketing comer-cial, destacando logros medioambientaleso características ecológicas. Más allá de laveracidad de sus anuncios, es lo cierto quela elección de estos temas para conquistarlos mercados certifica la existencia de unaciudadanía concienciada y cada vez másexigente con estos temas. Las emisiones deCO, de los automóviles o de las compañíasaéreas, la naturaleza renovable y verde de la

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La responsabilidad medioambiental en las empresas_ --

La RSE, es una actitud de la empresa respecto a la sociedad y a su entorno sociolaboral y ecológico, que entrañaun conjunto de prácticas superadoras de los mínimos legales exigibles y que adquiere dimensión de estrategia globalen el conjunto de las operaciones productivas y de gestión del negocio. Foto: Vicente González.

energía, el tratamiento reciclable de envasesy materiales de diversos productos, o la cer-tificación de las maderas y de otros materia-les de construcción, etc., ponen en eviden-cia que las características medioambientalesestán sometidas al ojo crítico de la opiniónpública y que de ahí se deriva un compro-miso creciente de las empresas por superarlos mínimos legales y alcanzar cuotas deexcelencia sostenible. Tan es así, que bienpodría decirse que muchas empresas estánconfigurando sus políticas de RSE exclusiva-mente sobre aspectos medioambientales, loque por definición no es estrictamente malo,aunque sí incompleto o insuficiente desdeuna perspectiva integral de responsabilidadsocial empresarial.

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• RSE y Crisis. Frente a quienes creen quela crisis económica y financiera destruirá laexperiencia responsable y sostenible de lasempresas de estos últimos arios, es precisorecordar que, bien analizada, la crisis queestamos sufriendo es precisamente una cri-sis de irresponsabilidad: la de las hipotecassubpri nie; la de las empresas de raiting; la delos defraudadores financieros; la de inverso-res especuladores; la de los altos e injusti-ficados salarios y bonus; la de las gananciasfinancieras desproporcionadas y a cortoplazo; la de quienes se han acomodado ensectores burbuja sin planificación futura; lade quienes no han hecho previsiones y es-fuerzos en tiempos buenos para sortear losmalos. La sociedad está pagando hoy las

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Ramón Jáuregui

consecuencias de esas prácticas y actitudesy su creciente irritación le hará huir mañanade todos estos comportamientos. Crece asíla línea de exigencia de los consumidores,de los inversores, de los trabajadores, de losciudadanos al fin, para con las empresas. Esaexigencia social múltiple es un fenómenoobjetivo e inevitablemente creciente a medi-da que aumenta la formación, la conciencia,la vertebración y, en definitiva, la madurezde la sociedad y de sus instituciones.

Si las demandas de la sociedad hacia las em-presas se hacen patentes, esa línea gruesa queimpulsa la RSE, consolidará su evolución.De manera que, bien podríamos extraer unaprimera conclusión y es que la RSE comocultura prudente y sostenible del negocio,saldrá fortalecida de esta crisis. Tambiéncreo que los fallos en la regulación nacionaly en la coordinación de la supervisión in-ternacional, en los controles internos y ex-ternos de las empresas, van a transformarseen un aumento de la transparencia sobre suactividad financiera y sobre sus decisionesestratégicas. De igual manera han salido de-rrotados de la crisis la visión cortoplacista dela actividad empresarial y la búsqueda delmáximo beneficio en el menor plazo, por-que se ha demostrado que son la mayoría delas veces causa de resultados trágicos.

En definitiva, la crisis fortalecerá los valoresde "la nueva economía", la basada en el co-nocimiento y en la información, en la tec-nología y en la inversión, en la formacióncontinua y en la I+D+i. La apuesta por esosvalores, por unas relaciones laborales de ca-lidad que atraen a los mejores y los fidelizana la empresa, sale fortalecida de una crisisque golpea y castiga lo contrario. Una em-presa "limpia", ecológica, sostenible, conuna vitola de responsabilidad social emergede la crisis con un plus de competitividadfrente a la empresa "tóxica" e irresponsable.

Por último, la crisis intensificará la vigilanciade las empresas hacia sus proveedores. La cre-ciente vulnerabilidad de las grandes firmas en

la globalización económica y en la sociedadde la información, les obligará a extremar suscuidados en la subcontratación y a establecercrecientes controles a la trazabilidad de susproductos agregados. Esta será así, una nuevaoportunidad de fortalecer y extender la cultu-ra responsable-sostenible a las PYMES, factorfundamental en un proyecto expansivo de laRSE al mundo productivo.

• El futuro de la RSE depende en gran partede la demanda de responsabilidad sociala las empresas por parte de la sociedad.Gran parte del camino recorrido en mate-ria de RSE responde a políticas de oferta delas empresas, es decir, son ellas las que seesfuerzan en adaptarse a estas nuevas exi-gencias de la sociedad en materia social ymedioambiental. La pregunta, sin embar-go, es: ¿realmente la sociedad aprecia estosesfuerzos? Dicho de otra manera, si los in-evitables incrementos de costes que com-porta una política integral de RSE, no soncompensados en la cuenta de resultados, laRSE se acabará convirtiendo en un elementocomplementario de la política de la empresa,no en un vector nuclear de su estrategia.

La RSE debe transformarse en una mejorade competitividad y de resultados de la em-presa y para ello es necesario que la sociedadaprecie los esfuerzos de la compañía en ma-teria laboral, medioambiental, institucional,etc. La mejora de reputación de la compañíadebe materializarse en los mercados, en elconsumo, en el aprecio institucional, en lavaloración bursátil, etc. Hace falta pues, unasociedad sensible a los comportamientos delas empresas, informada en primer lugar,formada en esas apreciaciones, organizada yvertebrada para esas demandas.

Pero debemos reconocer que la fortaleza dela nueva sociedad civil es todavía un ideal.Los consumidores, por ejemplo, están muydébilmente organizados. Las ONG no parande crecer en número, pero faltan grandesfirmas del voluntariado. Aumenta la pren-sa salmón y la información económica en

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La responsabilidad medioambiental en las empresas

El compromiso de las empresas con los grandes objetivos de una sociedlacohesionada, socialmente justa, laboralmente digna y sostenible, requie

Ilide una política con mayúsculas, que promueva valores y genere conciliesociales

general, pero falta un seguimiento críticoal sector empresarial. De manera que haymucho voluntarismo en esta apelación a lasociedad viva y vertebrada capaz de premiary castigar en el consumo y las inversionesa las empresas en función de su comporta-miento social, ecológico o laboral. Por últi-mo, no olvidemos que la voluntariedad esconsustancial a la RSE, pero ello a su vez,la hace minoritaria y excepcional. Para mu-chas empresas, la RSE es un plus a su cuen-ta de resultados, no un factor determinantede su competitividad.

Son estas constataciones las que explican,entre otras muchas, las apelaciones a unapolítica pública de la RSE. Fortalecer la de-manda de RSE desde una sociedad madu-ra, informada, formada y con criterio, no essólo un objetivo esencial de una democraciaavanzada y de una ciudadanía responsable,sino la condición para que las empresas secomprometan con los grandes objetivos deuna sociedad cohesionada, socialmente jus-ta, laboralmente digna y sostenible.

• Las políticas públicas de impulso a la RSE.

Fomentar esta cultura, extenderla entre lasempresas, requiere una política. La Políticacon mayúscula. La Política que establece nor-mas favorecedoras de esta cultura y organis-mos de fomento, apoyo y evaluación comolos que ya hemos comentado. La Política queimpulsa normas internacionales para homo-logar requisitos mínimos. La Política para ha-cer más rico el diálogo social entre los agentessociales y promover acuerdos voluntarios deRSE. Pero también, la Política que promuevevalores y genera conductas sociales en estacultura de Responsabilidad Social.

culmüdhuile 89 I n iciembre 2009

La Política para fortalecer las organizacio-nes cívicas que protagonizan aspectos fun-damentales de la actividad empresarial yla participación de todos aquellos sectoresde la sociedad afectados por sus actuacio-nes. Política para elevar la conciencia de losciudadanos sobre la importancia de la RSEy fortalecer las expectativas de la sociedadsobre el comportamiento de las empresasrespecto a estos temas.

La expansión de esta cultura de Respon-sabilidad Social dependerá de que sea im-pulsada políticamente. Eso implica gobier-nos que lideren un discurso a la sociedad,que eduquen en colegios y universidades,a través de "Educación para la Ciudadanía"promoviendo esa cultura, que fortalezcanorganismos internacionales y etiquetas ho-mologables, que fomenten esta estrategiaentre sus empresarios, que la incorporen ala negociación colectiva de acuerdo con lossindicatos, que la exijan a las empresas ensus balances sociales y a las que obtienencréditos para la cooperación al desarrollo oconcursan en grandes obras públicas, o engrandes servicios públicos.

La RSE será lo que una sociedad democrática,educada, avanzada, consciente y moderna, quie-ra que sea. Pero todo eso no se consigue bajo elfácil y engañoso "dejar hacer". Para que la RSEsea una herramienta de cambio, no la panaceani la pócima milagrosa de la injusticia laboral osocial, sino un buen instrumento a favor de unavance en la causa de la justicia y de la igual-dad, necesita de la política. Y la izquierda debe,puede y espero que quiera, dar a esta cultura deestrategia social de las empresas, la dimensión yel horizonte que su potencial demanda. 4.

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