La Resurrección de La Carne_de Mala Noche y Parir Hembra
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1Material para el Programa
Apoyo al ltimo ao de la secundaria
para la articulacin con el Nivel Superior
MECyT - SE - SPU
Ministerio de Educacin, Ciencia y Tecnologa
Secretara de Educacin
Secretara de Polticas Universitarias
-
PRESIDENCIA DE LA NACIN
Dr. Nstor Kirchner
MINISTERIO DE EDUCACIN, CIENCIA Y TECNOLOGA
Lic. Daniel Filmus
SECRETARA DE EDUCACIN
Lic. Juan Carlos Tedesco
SECRETARA DE POLTICAS UNIVERSITARIAS
Dr. Alberto Dibbern
SUBSECRETARA DE EQUIDAD Y CALIDAD
Lic. Alejandra Birgin
SUBSECRETARA DE PLANEAMIENTO EDUCATIVO
Lic. Osvaldo Devries
SUBSECRETARA DE POLTICAS UNIVERSITARIAS
Lic. Hiracio Fazio
DIRECCIN NACIONAL DE GESTIN CURRICULARY FORMACIN DOCENTE
Lic. Laura Pitman
DIRECCIN NACIONAL DE INFORMACINY EVALUACIN DE LA CALIDAD EDUCATIVA
Lic. Marta Kisilevsky
COORDINACIN DE REAS CURRICULARES
Lic. Cecilia Cresta
COORDINACIN DEL PROGRAMA DEAPOYO AL LTIMO AO DEL NIVEL SECUNDARIOPARA LA ARTICULACIN CON EL NIVEL SUPERIOR
Lic. Vanesa Cristaldi
COORDINACIN DEL PLAN NACIONAL DE LECTURADr. Gustavo Bombini
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Textos para leer de todo, m
ucho y yaleer X leer
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4Primera edicin: abril de 2007
Realizacin editorial:Editorial Universitaria de Buenos AiresSociedad de Economa MixtaAv. Rivadavia 1571/73 (1033) Ciudad de Buenos AiresTel.: 4383-8025 / Fax: 4383-2202www.eudeba.com.ar
Foto de tapa: Silvina PiaggioDiseo de tapa: Estudio mtresDiseo de interior: Eudeba
Impreso en la ArgentinaHecho el depsito que establece la ley 11.723.
No se permite la reproduccin total o parcial de este libro, ni su almacenamiento en
un sistema informtico, ni su transmisin en cualquier forma o por cualquier
medio, electrnico, mecnico, fotocopias u otros mtodos, sin el permiso previo
del Editor.
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5presentacinleer x leer
Si frente a una oferta de comida un comensal afirma que desea detodo, mucho y ya, el autor de la respuesta ser catalogado como unapersona ansiosa, incontinente, con dificultades para discriminar, para so-
portar la espera y las frustraciones; valores todos considerados social-
mente como negativos. Imaginemos, en cambio, otra escena donde la oferta
no sea de alimentos sino de lecturas; entonces la valoracin del autor cam-
biar de signo, sobre todo si los comensales son jvenes que estn cons-
truyendo su historia como lectores.
En el caso de la lectura, que alguien espere o exija de todo, mucho y
ya nos remite a un lector vido, curioso, sacudido por la urgencia de
zambullirse en la cultura escrita, de acceder de inmediato a realidades
posibles, de satisfacer sus ganas incontenibles de conocer, de elevarse, de
disfrutar de mens de palabras, de historias, de conflictos, de imgenes. Y
eso es necesario si pensamos en un mundo donde se pueda dar respuesta
a tantos problemas que hoy parecieran no encontrarla.
El Ministerio de Educacin, Ciencia y Tecnologa, a travs del Plan
Nacional de Lectura, presenta este texto que se caracteriza por la varie-
dad y cantidad de su oferta, una modalidad valorada positivamente a la
hora de formar lectores interesados.
La Fundacin Mempo Giardinelli que desde hace una dcada viene
trabajando en el fomento del libro y la lectura fue la responsable de
seleccionar los textos para este volumen. El equipo de trabajo estuvo in-
tegrado por los escritores Graciela Bialet, Graciela Cabal, Graciela Falbo,
Anglica Gorodisher y Mempo Giardinelli, y seguramente su calidad de
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6fervientes lectores favoreci un recorrido minucioso con un objetivo pun-
tual: encontrar los textos adecuados segn los intereses propios de cada
edad para formar lectores entusiastas entre nuestros jvenes estudiantes.
Esta seleccin de textos pensada para alumnos que egresan de la es-
cuela secundaria y aspiran a ingresar al nivel superior, a la universidad o a
los institutos terciarios da respuesta a la demanda de nuestros lectores de
querer leer de todo, vidos de cuentos, poemas, artculos periodsticos,
discursos, canciones, cartas, relatos de viajes, descripciones de cuadros,
novelas, obras de teatro, ensayos.
La idea de que estos alumnos accedan a la lectura de libros en el mbi-
to de la escuela garantiza la disponibilidad; es decir que este libro brinda,
a nuestro comensal lector, un men de lecturas ya. Genevive Patte, la
reconocida defensora de las bibliotecas como una instancia efectiva para
formar lectores, afirma que Las lecturas de los nios, su calidad, su evo-
lucin dependen esencialmente de los libros que van a encontrar sin te-
ner que buscarlos en su medio ms prximo; dependen de lo que les cae
en la mano. Este concepto es vlido tambin para los jvenes, destinata-
rios de este libro.
Mucho se ha escrito acerca de los riesgos de una seleccin de textos
pensada para un pblico adolescente, cuando la seleccin obedece al cri-
terio de un grupo de adultos que analiza y considera qu puede gustarle a
un joven. Sin embargo, este riesgo se desgrana cuando los responsables
de esta tarea son escritores y docentes con vasta experiencia en la promo-
cin de la lectura y en el trabajo con estudiantes secundarios.
La gran cantidad de textos que presenta este libro constituye un men
suficientemente heterogneo como para cubrir todos los gustos y prefe-
rencias: variedad de pocas, de estilos, de gneros, de autores, etc. Esta
gran diversidad supone el acierto de tener confianza en los lectores, para
que vayan aprendiendo a elegir su camino lector entre el de todo ofreci-
do a nuestros vidos comensales.
Otra de las ventajas de la variedad es que abre el universo de posibili-
dades a los lectores temticos, aquellos que leen slo cuentos de amor o
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7de aventuras, o leen poesas, o textos de autoayuda, o aforismos, o textos
periodsticos especialmente referidos a deportes. La heterogeneidad ofre-
cida permite tambin la enriquecedora coexistencia de textos cannicos
con otros ms novedosos.
Ante la opcin de ofrecer a los adolescentes textos clsicos o popula-
res, este volumen ha incorporado autores clsicos y populares. La varie-
dad estimula. Patte propone Derribar los tabiques entre la cultura reco-
nocida, la que ensea y la cultura en la cual viven los jvenes! Admitir
caminos que no son los nuestros, aceptar que se tomen atajos: estas actitu-
des son difciles de adoptar pero son indispensables si se quiere que los
chicos construyan ellos mismos su propia cultura. Lo previo a toda lectu-
ra personal y, por lo tanto, lo interesante es el surgimiento de la curiosi-
dad, la interrogacin, tanto para la lectura de ficcin como para la de
informacin. As encontramos textos de Jorge Luis Borges y Roberto
Arlt, Alejandra Pizarnik y Nicols Guilln, Julio Cortzar y Gustavo Adolfo
Bcquer, Federico Garca Lorca y Sor Juana Ins de la Cruz, Silvina
Ocampo y Chico Buarque y Osvaldo Soriano, Macedonio Fernndez y
Virgina Woolf.
La propuesta de Leer X Leer es De todo, mucho y ya para que nues-
tros jvenes estudiantes encuentren, entre un amplio universo de textos y
autores, aquellos con quienes iniciar o desarrollar su autobiografa lecto-
ra. Todo un desafo en el que el Ministerio de Educacin, Ciencia y Tecno-
loga, a travs del Plan Nacional de Lectura, desea afirmar su presencia y
su compromiso.
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9PRLOGO
Desde que a mediados de 2003 el Ministerio de Educacin de la Nacin encarg a la Fundacin Mempo Giardinelli la preparacin de
cinco libros de lecturas para adolescentes, nos dimos a la tarea de selec-cionar un conjunto de breves lecturas anotadas que pudieran ser capacesde seducir a jvenes futuros lectores. De entre miles de textos de la lite-
ratura universal, latinoamericana y argentina (de todas las regiones y pro-vincias) escogimos esta serie de algo ms de 500 lecturas que estamosseguros abrirn nuevas posibilidades crticas a los lectores, estimularnsu imaginacin para que cada uno ingrese con entera libertad en ese espa-
cio nico de inclusin, expansin y placer que es la lectura.Pero a la vez que intentamos fomentar la suave y consistente pasin
amorosa del buen leer, nosotros mismos, como escritores, fuimos en
todo momento conscientes de que tenemos ms preguntas que certezas,y ahora nos importa compartirlas: Por qu leemos? Se lee un escritor as mismo como lo hace un lector? Se lee consciente de su condicin de
escritor? Dnde lee el autor ese libro que est escribiendo? En qurincn de su mente quedar? Y a partir de cules otros libros y mensajesledos en diferentes lugares y tiempos se despierta su imaginario? Cmo
funciona la memoria de lectura en el escritor; y cmo la memoria deescritura en el lector que tambin es? Cundo y cmo el escritor finalmenteencuentra su texto y lo ve en su imaginacin, para poder escribirlo?
Y del otro lado, el lector, cuando lee un libro, dnde deposita elcontenido y los resultados de su lectura? Por qu razn profunda lee, yde qu manera va escribiendo l tambin su propio libro, ese libro que es
todos los libros y que se llama conocimiento, saber, cultura?
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De qu modo nos transforma la lectura, cada lectura?
Estos y otros interrogantes constituyen parte del fabuloso enigma dela creacin. De la escritura y la lectura, crculo virtuoso en el que la unaconduce a la otra, la transforma, la consagra. Porque el acto de escribir y
el acto de leer no son actos puros, si es que alguna vez lo fueron. Hoytodos sabemos por lo menos desde Nathanael Hawthorne y de su me-jor discpulo, nuestro Jorge Luis Borges que cada lectura implica una
reescritura interior, que toda narracin es narrada dos veces, o ms, y quecada escritura es derivacin de infinitas lecturas.
Esta perspectiva, por un lado, une literatura y escritura en un nico,
misterioso y de alguna manera indefinible proceso; y por el otro noslleva a la cruda revelacin de que los mecanismos de la lectura y de laescritura no tienen reglas claras y precisas. Por eso, penetrar en ellos es
incursionar en el enigma de la creacin pero, sobre todo, es sumirse enlas infinitas paradojas que la creacin produce en cada uno de nosotros yen nuestra identidad colectiva.
Es prcticamente imposible explicar esos procesos. Pero no tantoporque la imposibilidad sea absoluta, sino porque precisamente ese saberno es indispensable. La literatura es una indagacin infinita, es una bs-
queda perenne y no necesariamente dirigida a alcanzar revelaciones. Es-cribimos para saber por qu escribimos. Leemos para que lo escrito nostransforme. Y tambin para despertar el conocimiento y la fantasa, la
imaginacin y la accin que todo texto encierra. Leemos, entonces, paradespertar la vida que hay en cada texto, porque todo texto es vida queest dormida, provisoriamente muerta mientras nadie la lee. Y sa es la fun-
cin del lector: revivir la palabra, darle sentido y fuerza y trascendencia.Deca Juan Rulfo: Escribimos para no morirnos. O sea que se trata
de escribir como se vive: huyendo de la muerte hacia adelante. Pero si se
escribe para huir de la muerte, se lee para convocar la vida. Porque todoes revivido cuando se lo lee. Por eso el lector siempre da vida, siempre esnutricio a la vez que se nutre. Al lector no lo rige Thanatos; lo rige Eros.
Y como una madre sana, el lector slo sabe alumbrar y dar vida. Lalectura por eso es desarrollo, por eso es crecimiento.
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Por supuesto que la literatura no est para dar respuestas. Muy bien,
pero suele darlas. La literatura, se dice, no sirve para nada. Pero no es tanintil. La literatura, se afirma tambin, no hace revoluciones. Pero s hacontribuido a algunas de ellas y a todas las ha escrito. Y es que cada
escritor que se pregunta lo que no comprende, lo que no sabe, lo queduda, cada escritor que cuestiona su propio infierno nos cuestiona a to-dos, sentenci Quevedo hace cuatro siglos.
Hoy sabemos que el buen lector, el lector competente, tambin locuestiona todo, y es por eso que la lectura ha sido tantas veces desestima-da desde el Poder: por la condicin intrnsecamente renovadora, casi
subversiva, de la lectura, el conocimiento y la imaginacin.No hay peor violencia cultural que el proceso de embrutecimiento que
se produce cuando no se lee. Una sociedad que no cuida a sus lectores, que
no cuida sus libros y sus medios, que no guarda su memoria impresa y queno alienta el desarrollo del pensamiento es una sociedad culturalmente suici-da. No sabr jams ejercer el control social que requiere una democracia
adulta y seria. Que una persona no lea es una estupidez, un crimen que pagarel resto de su vida. Pero, cuando es un pas el que no lee, ese crimen lo pagarcon su historia, mxime si lo poco que lee es basura, y si adems la basura
es la regla en los grandes sistemas de difusin masivos.La Repblica Argentina ha carecido, por dcadas, de una Poltica
Nacional de Lectura, y la tremenda crisis que hemos venido padeciendo
no ha hecho sino profundizar las consecuencias nefastas de esa carencia.Los resultados son como es pblico y notorio en algunos casosgravsimos, y, por eso, estos libros fueron organizados con el expreso
afn de revisar los cnones y determinar nuevas posibilidades lectoraspara una nacin que ha vivido dcadas en vas de subdesarrollo educa-cional y ahora necesita con toda urgencia recuperar el tiempo perdido.
Esto implica cuestionarlo todo: qu es leer, qu queremos que lean losargentinos de hoy y de maana, cmo imaginamos que ser un posiblefuturo canon literario organizado sin la pretensin autoritaria de fijar tam-
bin la interpretacin que debe hacerse de las obras. De ah que estos libros
incluyan muchas y muy variadas posibilidades de lectura. Convencidos de
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que el libro es el mejor amigo del hombre, mejor incluso que el perro
porque el libro ni siquiera pide que se lo cuide ni que se le d de comer, yslo quiere ser ledo cmoda y placenteramente, los que preparamos estelibro trabajamos conscientes de la enorme responsabilidad que significa, para
el docente, ser intermediario del saber y el conocimiento. Por eso mis-mo, y teniendo en cuenta tal intermediacin, es que en estos libros pro-ponemos un ejercicio de dilogo enriquecedor entre docentes y alumnos
alrededor del fabuloso hecho tico-esttico que es la Literatura.Por eso, y para no agobiar al estudiante/lector ni descargar toda la
responsabilidad nicamente en los docentes, los fragmentos escogidos
son acompaados por muy breves notas orientativas al pie, que procu-ran contextualizar el tiempo y el lugar de la produccin del texto. Dichasnotas y comentarios se incluyen con la nica misin de brindar al lector
una mnima ubicacin de poca, lugar e impacto literario. Esto, estamosseguros, podr ser usado por los lectores para buscar otros textos y/oproponer al profesor y a la clase nuevos rumbos de investigacin grupal.
Sabemos que el nuestro es un concepto de lectura no tradicional y queincluso puede ir a contramano de algunas modas pedaggicas. Pero loque buscamos, en todo momento, no fue una confrontacin sino el desa-
rrollo de una nueva Pedagoga de la Lectura; esto es, la formacin maci-za y sostenida de lectores competentes. O sea, personas libres, entusias-tas, capaces de discutir internamente con los textos y de abrir nuevos
caminos al pensamiento y a las ideas en su propio espritu y en silencio.Porque es as como se forma el carcter que luego brinda a la sociedadnuevas y mejores propuestas.
Mempo GiardinelliResistencia, marzo de 2007.
Nota: Esta edicin comprende slo textos completos y se presenta en un
nico volumen.
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NDICE
Sera fantasma?, George Loring Frost ....................................................................... 17
Desayuno, Jacques Prvert ........................................................................................... 17
El oso marrn, Mempo Giardinelli ............................................................................ 19
No hables con la boca llena, Jos Eduardo Gonzlez ............................................... 21
El anillo encantado, Mara Teresa Andruetto ............................................................ 22
El Zoo-ilgico, Edgar Alan Garca .......................................................................... 24
El maestro carnicero, Annimo ingls, versin de Neil Philip .................................. 25
Gigante de ojos azules, Nazim Hikmet ................................................................... 27
El candidato, Jorge Londero ........................................................................................ 29
Un huevo, Annimo japons ........................................................................................ 31
Para bajar a un pozo de estrellas, Marcial Souto ..................................................... 32
Versos sencillos, Jos Mart ........................................................................................ 33
Fantasma sensible, Lieu Yi-king ................................................................................ 35
Slo dibujos, Virginia del Ro .................................................................................... 36
Historia de un rapto entre ogros, J. Desparmet ....................................................... 37
Vivir para siempre, James George Frazer ................................................................... 40
Cuadernos de Todo y Nada, Macedonio Fernndez ................................................ 41
Sensemay (Canto para matar una culebra), Nicols Guilln ................................. 42
La Pelota, Felisberto Hernndez .................................................................................. 44
Equivocacin, Karel Capek ....................................................................................... 46
La mala memoria, Andr Breton ............................................................................... 47
A una nariz, Francisco de Quevedo y Villegas ............................................................... 48
Miedo, Shel Silverstein ................................................................................................. 49
Servicio de Correos, Orlando Van Bredam .............................................................. 50
El bombardero, Ema Wolf ....................................................................................... 51
El anciano sin memoria, Javier Villafae .................................................................. 53
La sentencia, Wu Cheng-en ......................................................................................... 54
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A m no me engaan las hormigas!, Mark Twain ................................................. 55
La intrusa, Pedro Orgambide ....................................................................................... 58
El animal favorito del seor K, Bertold Bretch ........................................................ 59
El fin, Frederic Brown .................................................................................................. 61
El mal estudiante, Jacques Prvert ............................................................................... 62
Don Chico que vuela, Eraclio Zepeda ....................................................................... 63
Cuento de horror, Marco Denevi ............................................................................... 67
Pjaros Prohibidos, Eduardo Galeano ....................................................................... 68
Volver, Idea Vilario ................................................................................................... 69
Escalofriante, Thomas Bailey Aldrich ......................................................................... 71
Todas las casas, Miguel Hernndez ............................................................................ 71
El primer beso, Clarice Lispector ............................................................................... 72
Armadura, Liu Siang ................................................................................................. 75
Gatidad, Jos Emilio Pacheco ........................................................................................ 76
Susannah, Katherine Mansfield ..................................................................................... 78
La rana que quera ser una rana autntica, Augusto Monterroso ................................ 81
La Soga, Silvina Ocampo ............................................................................................. 82
Por qu, Elvio Romero ................................................................................................. 84
Cansado de escribir sobre pjaros, Juan Carlos Moiss ........................................... 86
El elefante, Idries Shah ............................................................................................... 87
La chica del kiosco, Elsa Stefnsdttir ....................................................................... 88
La semilla milagrosa, Len Tolstoi ............................................................................. 90
Episodio del enemigo, Jorge Luis Borges .................................................................. 93
La casa encantada, Virginia Woolf ............................................................................ 95
Sobre las conductas indecorosas en la mesa
de mi seor, Leonardo da Vinci ................................................................................. 97
Redondilla (Stira filosfica), Sor Juana Ins de la Cruz .......................................... 99
Traspaso de los sueos, Ramn Gmez de la Serna ............................................... 102
El venerable Veneranda, Carlo Manzoni ................................................................ 103
Llanto por Ignacio Snchez Meja, Federico Garca Lorca .................................... 105
Rimas XVII, XXI y XXIII, Gustavo A. Bcquer .................................................... 108
El Seor de la Pea, Eliseo Diego ............................................................................ 109
Pida la palabra, pero tenga cuidado, Julio Cortzar ............................................. 112
En la carpeta, Juan Gelman ....................................................................................... 113
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Ciencia, Hctor G. Oesterheld .................................................................................... 114
Cenizas, Alejandra Pizarnik ..................................................................................... 115
Explicar y comentar, Jean Tardieu ........................................................................... 116
Los Estatutos del Hombre, Thiago de Mello ......................................................... 117
El patriota Ingenioso, Ambrose Bierce ..................................................................... 121
Entre la espada y la pared, Cristina Peri Rossi ....................................................... 123
Epigramas, Ernesto Cardenal ................................................................................... 124
Espantapjaros 18, Oliverio Girondo ....................................................................... 125
Los nuevos hermanos siameses, Oscar Wilde ....................................................... 126
Inventario, Juan Jos Arreola ..................................................................................... 127
Breve seleccin de textos breves, Elas Canetti .................................................... 128
El silencio de las sirenas, Franz Kafka ................................................................... 130
Y si despus de tantas palabras...!, Csar Vallejo .................................................. 132
La seorita Wilson, Pedro Orgambide ...................................................................... 133
El magnnimo emperador Chang Hung, Adolfo Prez Zelaschi ......................... 138
Acerca de la observacin de los roedores, Celso Romn ..................................... 140
Corso, Rodolfo J. Walsh ............................................................................................. 141
Un da de stos, Gabriel Garca Mrquez ............................................................... 143
El alfarero, Hctor Tizn .......................................................................................... 147
Inmiscusin Terrupta, Julio Cortzar ...................................................................... 150
La visita, Jorge Enrique Adoum ................................................................................. 152
Exilio, Hctor G. Oesterheld ...................................................................................... 153
La verdad es la nica realidad, Francisco Urondo .................................................. 154
Construccin, Chico Buarque de Hollanda ................................................................ 156
Evasin, Tsui Mintong ............................................................................................... 158
El bamb de la ventana, Li Hochu ........................................................................ 158
La resurreccin de la carne, Anglica Gorodischer .................................................. 159
La seduccin, Antonio di Benedetto ........................................................................... 161
La casada infiel, Federico Garca Lorca .................................................................... 162
Sueo de Federico Garca Lorca, poeta y antifascista,
Antonio Tabucchi ......................................................................................................... 164
Espantapjaros 21, Oliverio Girondo ....................................................................... 166
se soy yo!, Ramn Gmez de la Serna ................................................................... 167
Sexa, Luiz Fernando Verissimo .................................................................................. 168
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16
Elega, Miguel Hernndez .......................................................................................... 170
Una tarde en familia, Carlos Gardini ...................................................................... 172
La langa, Cesare Pavese .............................................................................................. 175
Los heraldos negros, Csar Vallejo ......................................................................... 178
El silencio, Felisberto Hernndez ............................................................................... 179
El crimen, Edmundo Valads .................................................................................... 180
El enfermo profesional, Roberto Arlt .................................................................... 181
Obdulio Varela o el reposo del centrojs, Osvaldo Soriano ................................. 184
Soneto CXVI, William Shakespeare ........................................................................ 186
Doble, Luisa Peluffo .................................................................................................. 187
La muerte de un hroe, Pr Lagerkvist ................................................................. 189
Donald, Daniel Salzano ............................................................................................ 191
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Sera fantasma?
George Loring Frost
Al caer de la tarde, dos desconocidos se encuentran en los obscuroscorredores de una galera de cuadros. Con un ligero escalofro, unode ellos dijo:
Este lugar es siniestro. Usted cree en fantasmas?
Yo no respondi el otro. Y usted?
Yo s dijo el primero y desapareci.
Frost Frost Frost Frost Frost es un autor de principios del siglo XX del que se poseen escasos datos, o almenos se lo tradujo muy poco al castellano. Escribi sobre fantasmas y vampiros, y
fue apreciado por Borges y Bioy Casares. Fue autor de un libro de cuentos titulado
Memorabilia (1923). Este texto se tom de El libro de la imaginacin, de Edmundo
Valads. Fondo de Cultura Econmica, Mxico, 1987.
Desayuno
Jacques Prvert
Ech caf En la tazaEch leche
En la taza de caf
Ech azcar
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En el caf con leche
Con la cucharilla
Lo revolvi
Bebi el caf con leche
Dej la taza
Sin hablarme
Encendi un cigarrillo
Hizo anillos
De humo
Volc la ceniza
En el cenicero
Sin hablarme
Sin mirarme
Se puso de pie
Se puso
El sombrero
Se puso el impermeable
Porque llova
Y se march
Bajo la lluvia
Sin decir palabra
Sin mirarme
Y me cubr
La cara con las manos
Y llor.
Jacques PrvertJacques PrvertJacques PrvertJacques PrvertJacques Prvert naci y muri en Francia (1900-1977). Amigo de pintores yescritores, llev una vida bohemia. Se incorpor al grupo de los surrealistas, pero luego
se independiz y, en un plano ms existencialista, public su obra ms conocida, que
vendi cientos de miles de ejemplares y fue traducida a muchsimos idiomas: Pala-
bras. Autor, adems, de los guiones de famosas pelculas, como El muelle de las
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brumas, y de versos de famosas canciones como Las hojas muertas, slo en sus lti-
mos aos escribi algunos cuentos para chicos. Desayuno fue tomado de Jacques
Prvert (Perfil Libros, Buenos Aires, 1997).
El oso marrn
Mempo Giardinelli
Mi pap me cont una vez esta historia, que yo repito como me laacuerdo.Digamos que el tipo se llama Pat y es un granjero de New Hampshire,
en los Estados Unidos, al que le gusta cazar osos. Desde hace aos est
empecinado en encontrar y abatir a un enorme oso marrn al que en la co-
marca todos llaman Sixteen Tons, que quiere decir Diecisis Toneladas.
Lo ha buscado y esperado innumerables fines de semana, lo ha perse-
guido con perros, rastreado durante infinitos das con sus infinitas no-
ches, y, en cada regreso frustrado, porque nunca ha dado con l, no ha
hecho ms que renovar su ansia de matarlo.
Sabe dnde, de qu y cmo se alimenta Sixteen Tons, qu costumbres
tiene, por qu senderos anda. Pero jams se topa con l, que evidentemente
es un oso ms astuto que Pat y que todos los cazadores de la regin.
Durante los ltimos tres aos, obsesionado, el cabezadura de Pat no
ha hecho otra cosa que soar su encuentro con el inmenso animal. Se ha
comprado un rifle de alta precisin y mira telescpica, ha planificado
paso por paso la cacera por los bosques de New Hampshire y hasta ha
soado el instante del disparo que liquida al gigantesco oso marrn, pero
siempre algo le sali mal.
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En la cuarta primavera, que parece que es la nica temporada de caza
autorizada, un amigo camionero lo cruza al costado de la carretera que bor-
dea las colinas boscosas que van de Lyme a Lebanon, dos pueblitos todava
cubiertos de nieve. Observa que Pat est llorando desconsoladamente junto
a su camioneta y se detiene. Pero enseguida se da cuenta de que ninguna
desgracia ha sucedido y, como sabe de la obsesin de Pat, con ligersima
irona le pregunta si se trata de una nueva frustracin, si es que tampoco esta
vez ha podido dar con el oso marrn.
Pero Pat responde que no con la cabeza, y alcanza a decir que esta vez
s lo ha encontrado. Y en cuanto lo dice se suelta a llorar ms intensamen-
te y se suena los mocos en un sucio pauelo. Y mientras el otro baja de su
camin, Pat seala la cajuela de la camioneta y dice que llora porque le
han sucedido dos cosas terribles, simultneamente: la una es que final-
mente ha dado muerte a Sixteen Tons; y la otra es que acaba de darse
cuenta de que haba llegado a querer tan entraablemente a ese oso que
ahora se siente un miserable.
Nacido en Resistencia, Chaco (1947) ha publicado una docena de libros (no-velas, cuentos y ensayos) y su obra se ha traducido a 20 idiomas. Recibi muchos
premios, entre ellos el Premio Rmulo Gallegos 1993, en Venezuela, por su novela
Santo Oficio de la Memoria. Tambin periodista, preside una Fundacin dedicada
al fomento del libro y la lectura. Entre sus obras ms populares, las novelas breves
Luna caliente, El cielo con las manos e Imposible equilibrio. Entre sus cuentos:
La mquina de dar besitos. Este texto fue tomado de Cuentos con mi pap (Alfa-
guara, Buenos Aires, 2004).
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No hables con laboca llena
Jos Eduardo Gonzlez
Conteniendo como puedo la maza de comida alojada en mi boca, medispongo a hablar, pero ta Berta se anticipa y me dice: No hablescon la boca llena.
Presuroso, intento tragar lo ms rpido posible, pero ta, que no pier-
de ocasin de instruirme, me dice, severa: No hay que masticar rpido,
sino bien.
Escondiendo a un lado de la boca la comida an no tragada, voy a
hablarle, pero ella lo advierte, y vuelve a reprenderme: No hables con
la boca llena.
Ya est. Mi boca se encuentra vaca; nada me impide dirigirle la pala-
bra, pero ta, a quien nunca le faltan argumentos, me indica: Respira
bien antes de hablar, si no, tu cuerpo se llenar de gases.
Siguiendo sus instrucciones, cierro la boca y aspiro por la nariz. Ahora
puedes hablar, me dice ta Berta, cuya vestimenta oscura se recorta con-
tra el fondo luminoso de la ventana. Pero es tarde, porque un len, que
escap esta maana del zoolgico, la devora ya con fruicin, emitiendo
cada tanto algn rugido, sin preocuparse por las reglas de comporta-
miento en la mesa, ni por los beneficios de respirar correctamente.
Jos Eduardo Gonzlez Jos Eduardo Gonzlez Jos Eduardo Gonzlez Jos Eduardo Gonzlez Jos Eduardo Gonzlez naci en San Juan en 1948. Es Ingeniero Qumico ydocente universitario. Ha escrito cuentos y obras para teatro. Recibi varias distin-
ciones y ha publicado sus cuentos en diarios y revistas del pas. Este cuento fue
tomado del libro San Juan. Antologa de narradores y poetas, recopilados por
Nlida Ballo, Ediciones Desde la gente, IMFC, Buenos Aires, 2000).
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El anillo encantado
Mara Teresa Andruetto
Ifigenia tena el cabello rubio como el trigo y unos ojos ms azules queel lago de Constanza.Caminaba descalza a la orilla del agua.
Era plida y leve.
Pareca hecha de aire.
El emperador Carlomagno la vio y se enamor de ella.
l era ya un hombre viejo y ella, apenas una muchacha. Pero el Empe-
rador se enamor perdidamente y olvid pronto sus deberes de soberano.
Los nobles de la corte estaban muy preocupados porque nada intere-
saba ya a Carlomagno.
Ni dinero.
Ni caza.
Ni guerra.
Ni batallas.
Slo la muchacha.
A pesar del amor, Ifigenia muri una tarde de abril llena de pjaros.
Los nobles de la corte respiraron aliviados.
Por fin el Emperador se ocupara de su hacienda, de su guerra y de
sus batallas.
Pero nada de eso ocurri, porque el amor de Carlomagno no ha-
ba muerto.
Hizo llevar a su habitacin el cadver embalsamado de la muchacha.
No quera separarse de l.
Asustado por esta macabra pasin, el Arzobispo del imperio sospe-
ch un encantamiento y fue a revisar el cadver.
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Muerta, Ifigenia era tan hermosa como cuando caminaba descalza jun-
to al lago de Constanza.
La revis de pies a cabeza.
Bajo la lengua dura y helada, encontr un anillo con una piedra azul.
El azul de aquella piedra le trajo recuerdos del lago y del mar distante.
El Arzobispo sac el anillo que estaba escondido bajo la lengua.
Ni bien lo tom en sus manos, Carlomagno enterr el cadver.
Y se enamor del Arzobispo.
El Arzobispo, turbado y sin saber qu hacer, entreg el anillo a su
asistente.
Ni bien el asistente lo tom en sus manos, Carlomagno abandon al
Arzobispo.
Y se enamor del asistente.
El asistente, aturdido por esta situacin embarazosa, entreg el anillo
al primer hombre que pasaba.
Ni bien el hombre lo tom en sus manos, Carlomagno abandon al
asistente.
Y se enamor del hombre.
El hombre, asustado por este amor extrao, empez a correr con el
anillo en la mano, y el Emperador tras l.
Hasta que se cruz una gitana y el hombre le entreg el anillo.
Ni bien la gitana lo tom en sus manos, Carlomagno dej de perse-
guir al hombre.
Y se enamor de la gitana.
Pero a la gitana se le cay el anillo al agua.
Ni bien el agua recibi el anillo en su lecho, Carlomagno abandon a
la gitana.
Y se enamor del lago de Constanza junto al que lfigenia caminaba
descalza.
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Mara TMara TMara TMara TMara Teresa Andruettoeresa Andruettoeresa Andruettoeresa Andruettoeresa Andruetto es una poeta y narradora cordobesa. Su obra abarcatambin el teatro, pero la mayor parte de su literatura est dirigida a jvenes y
nios. Entre los libros de esta autora pueden citarse las novelas Stefano y Tama.
Este texto fue tomado de El anillo encantado, Coleccin Pan Flauta, Editorial
Sudamericana, Buenos Aires, 1993.
El Zoo-ilgico
Edgar Alan Garca
En nuestro Zoo-ilgico hay animales que no existen en los Zoolgi-cos comunes. Veamos algunos ejemplares:El delCOMIENZO: es parecido al delFIN, slo que cuando todos
terminan de saltar y chapotear, l apenas est empezando.
El guacABRIL: a primera vista, es idntico al guacaMAYO, pero es
slo posible verlo durante las lluvias de abril.
El BANANOdrilo: tiene la apariencia de un COCOdrilo comn, pero
es mucho ms alargado, blando y amarillo.
La LAGOmota: es un roedor casi idntico a la MARmota, pero, como
podrn notar, es mucho ms pequea y casi casi no se mueve.
El mosBUENOSAIRES: Hermano de sangre del mosQUITO que
habita en la capital del Ecuador pero que prefiri volar hacia el sur, por-
que en vez de insecto se crea Drcula.
Edgar Allan Garca Edgar Allan Garca Edgar Allan Garca Edgar Allan Garca Edgar Allan Garca naci en Guayaquil, Ecuador, en 1959. Ha desempeadodiversas tareas alrededor de la escritura y la creacin: docente, guionista de televisin,
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Subsecretario de Cultura del Ecuador, escritor de letras de boleros y valses, y actor de
radionovelas. Como escritor ha abordado diversos gneros y temticas: poesa, na-
rrativa, ensayos, traduccin, textos pedaggicos y la literatura infanto juvenil. Sus
obras para jvenes: 17 Sonetos de amor, Cuentos de Ciencia Ficcin, Cazadores
de Sueos (novela). Este texto fue tomado de la revista virtual Imaginaria N 26,
mayo de 2000.
El maestro carnicero
Annimo ingls
versin de Neil Philip
Cuando la doncella Mariana le cont a Robin cmo los haba amena-zado el chrif, l afirm:se hombre merece que le den una leccin.
Fue as como Robin cambi sus ropas con las de un carnicero y se
dirigi una vez ms al mercado de Nottingham.
Instal su puesto, y muy pronto hizo un estruendoso negocio, porque
por un penique daba a sus clientes ms carne de los que otros carniceros
vendan por tres peniques. Hasta le vendi carne a la esposa del chrif, y
le regal un corte de primera calidad. Ella se alegr tanto que les permi-
ti, a l y a otros carniceros, que cenaran en la sala de recepcin del chrif.
Cuando ellos se sentaron a la mesa, Robin or brevemente antes
de comer:
Que Dios nos d la entereza de comer todo lo que hay sobre la mesa!
Todos los carniceros rieron. Ese joven travieso pareca bastante in-
ofensivo. Cuando Robin anunci: Yo los invito a todos, y arroj cinco
libras sobre la mesa, ya estaban decididos a perdonarle cualquier cosa.
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El chrif, al ver cmo el joven derrochaba dinero, pens: ste es un
joven necio, y a un necio es fcil quitarle su dinero. Y decidi entablar
conversacin con el joven carnicero.
Dime le pregunt el chrif, refirindose al ganado vacuno, tienes
animales con cornamenta para vender?
De sos s que tengo respondi Robin. Doscientos o trescientos.
Y cien acres de tierra. Sabe usted cunto podra valer todo eso?
El chrif le ofreci a Robin trescientas libras, la mitad del verda-
dero valor.
Entonces venga conmigo, y traiga el dinero dijo Robin, y si le
gustan los animales y la tierra, podemos llegar a un acuerdo.
El chrif se esforz en evitar que la baba le cayera por el mentn al
pensar en el maravilloso y sorpresivo negocio que estaba haciendo.
As fue como el chrif mont un palafrn, y l y Robin salieron cabal-
gando de la ciudad.
El camino pasa a travs del bosque coment Robin.
Que Dios nos proteja de Robin Hood respondi el chrif.
Cuando se hallaban en la espesura de Sherwood se encontraron con
una manada de cien ciervos.
stos son algunos de mis animales con cornamenta dijo Robin.
Qu opina de ellos?
Qu quiere usted decir, compaero? stos son los ciervos del Rey!
Y dnde estn sus cien acres de tierra?
Vaya pregunta! Hemos estado cabalgando sobre esas tierras. Todo
Sherwood es mo, si es que le pertenece a algn hombre.
Al terminar de hablar, Robin son tres veces su cuerno. Media doce-
na de sus hombres aparecieron y rodearon al chrif.
Yo he comido hoy en su sala de recepcin, y pagu por ese privile-
gio. Y tambin fui corts y felicit a su dama. Ahora usted me devolver
el honor le dijo Robin.
Los bandidos escoltaron al chrif, a quien le vendaron los ojos,
por los senderos tortuosos que conducan al campamento secreto.
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Cuando le quitaron la venda, vio a Robin y a Mariana que rean ale-
gremente.
As fue como el chrif tuvo que comer el ciervo cazado ilegalmente
ante sus ojos, y beber el vino robado de su propia bodega. Y Robin se
cercior de que l haya pagado trescientas libras por ese privilegio.
Colocaron al chrif sobre su caballo y lo mandaron de regreso a
Nottingham; era un hombre ms pobre y ms sensato.
Las baladas annimas sobre Robin Hood se transmitieron, en Inglaterra, degeneracin en generacin durante siete siglos. Se han hallado archivos del ao
1261 en los que ya aparece registrado el apodo Robinhood. Es el tpico caso de
leyenda pica en que los pobres actan contra los poderosos que les oprimen, trans-
mitida por los juglares y trovadores del Medioevo que llevaban de pueblo en pueblo
su historia. Este fragmento pertenece a la versin del escritor ingls Neil Philip,
traducida por ngel Romano para Editorial El Ateneo, Buenos Aires, 1997.
Gigante de ojos azules
Nazim Hikmet
Un gigante de ojos azules
amaba a una mujer pequea
que su sueo era una casita
pequea, como para ella,
que tuviera al frente un jardn,
con temblorosas madreselvas.
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El gigante amaba en gigante.
Su mano, a grandes obras hechas,mal poda construir los murosni usar el timbre de la puertade una casita con jardn
de temblorosas madreselvas.
El gigante de ojos azulesamaba a esa mujer pequeamuy pronto se cans, mimosa,de tan desmesurada empresaque no conclua en un jardn
con temblorosas madreselvas.
Adis, ojos azules, dijo.Y, con graciosa voltereta,del brazo de un enano ricopenetr en la casa pequea,que tena al frente un jardn
con temblorosas madreselvas.
El gigante comprende ahora
que amores de tanta grandeza
no caben ni siquiera muertos
en esas casas de muecas
que al frente tienen un jardn
con temblorosas madreselvas.
Nazim Hikmet Nazim Hikmet Nazim Hikmet Nazim Hikmet Nazim Hikmet (Turqua, 1902-Mosc, 1963) fue un poeta perseguido quevivi la gloria pero tambin las ms espantosas torturas. En su autobiografa dice:
Desde los catorce aos escribo poesas. Hay hombres que saben de memoria el
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nombre de cada estrella, yo, el de las nostalgias. He dormido en las crceles y en los
grandes hoteles. A los treinta aos han querido ahorcarme, a los cuarenta y ocho
quisieron concederme la medalla de la Paz y me la concedieron. Mis escritos estn
impresos en cuarenta idiomas y prohibidos en mi Turqua, en mi propia lengua.
Este poema se populariz en Latinoamrica, cantado por Juan Carlos Baglietto, y fue
tomado de Nazim Hikmet. Poemas (Centro Editor de Amrica Latina, Buenos Aires,
1970). Esta versin fue traducida del francs por Amaro Villanueva y Julio H. Meirama.
Otra de sus obras: Duro oficio el exilio.
El candidato
Jorge Londero
Mi amigo Carlos Fader me cont esta historia que tuvo lugar enCapilla de Sitn.Resulta que ese pequeo pueblito del departamento de Totoral se
haba quedado sin polticos y nadie quera ser candidato a jefe comunal.
El senador y el presidente del partido ya se haban cansado de reco-
rrer los ranchos y recibir las negaciones. Estaban por emprender el re-
greso y asumir su derrota cuando encontraron, bajo la sombra de un
mistol, al que a esas alturas se les antoj como el mejor candidato: el Froiln,
inimputable personaje que se haba convertido en un detalle ms en el pai-
saje lugareo, un smbolo de la tranquila vida de pueblo y de la superviven-
cia a base del descanso y trago, trago y descanso.
Lo despertaron de su siesta, lo baaron, lo peinaron, lo metieron den-
tro de un traje ajustado, le cerraron la camisa hasta el cuello y hasta le pusie-
ron una corbata y unos zapatos lustrados con exageracin.
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As transformado, lo llevaron al acto patrio de la escuela, donde lo
presentaran en sociedad como el candidato ideal de Capilla de Sitn.
Lo sentaron en una mesa junto a las autoridades educativas y le sirvie-
ron chocolate caliente, lquido al que mir con desconfianza hasta que el
senador le orden:
Hay que tomarlo, hombre. Primera leccin para ser buen poltico:
acepte de gusto todo lo que le conviden.
Froiln tom sin respirar.
La seorita directora estaba en lo mejor de su discurso cuando
irrumpe en el saln un cuatrero que haca rato buscaba la Polica. Trans-
pirado, miraba para todos lados, como buscando ruta para seguir su
escape. Se entretuvo ms de la cuenta, el cabo Vzquez le dio alcance y lo
detuvo con un tackle.
El presidente del partido aprovech la confusin y, mientras reducan
al delincuente entre tres agentes, seal:
Brillante y oportuno ejemplo para nuestros educandos, un delincuen-
te, cuatrero y pendenciero como ste, detenido frente a todos los alum-
nos, en tan domstico acto pblico.
Cierto, muy cierto se sum el senador. Y para dar pie al nuevo
candidato y completar la presencia discursiva de los polticos presen-
tes, agreg:
Este delincuente merece un castigo ejemplar, qu sugiere usted para
el caso Froiln?
El aludido se asust al principio, abri sus ojos como el dos de oro y
tom aire para contestar. El tiempo que tard sirvi para insertar sus-
penso y ansiedad en los presentes. El cuatrero mir la atencin que haba
puesto el auditorio y tembl ante la posibilidad de un castigo insoporta-
ble. Y entonces Froiln emiti la clebre frase que an se utiliza en la
regin.
Baenln, peinenln y denle chocolate caliente.
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Jorge Jorge Jorge Jorge Jorge ArchiArchiArchiArchiArchi Londero Londero Londero Londero Londero es un joven escritor y periodista cordobs, nacido en 1962.Las historias de Don Boyero han aparecido sistemticamente en los ltimos aos en
el diario La voz del interior de Crdoba. Selecciones de estos relatos estn recopila-
das en dos libros: Las Historias de Don Boyero y Lo mejor de Don Boyero (Edicio-
nes del Boulevard, Crdoba, 2003) de donde se tom este cuento.
Un huevo
Annimo japons
Un viajero encuentra en el campo a un personaje con una cabeza com-pletamente lisa como un huevo, sin un solo rasgo. Aterrorizadosube a la carreta y le pide al campesino que arree el caballo de inmediato.
Qu pasa? le pregunta el campesino.
Fue que vi a un hombre que tena el rostro liso como un huevo.
Entonces respondi el campesino volvindose tena el mismo
rostro que yo?
La tradicin literaria japonesa es muy rica en mitologas y leyendas. Tambin enesta cultura los relatos se transmitieron en forma annima a lo largo de los tiempos, de
generacin en generacin. Primero por medio de la lengua hablada, las historias recin
empezaron a ser registradas en el siglo Octavo, cuando se incorpor a la cultura nipona la
escritura ideogrfica proveniente de China. Este texto de la tradicin oral japonesa fue
tomado de El Libro de la Imaginacin, de Edmundo Valads. Fondo de Cultura Econ-
mica, Mxico, 1987, 4ta. edicin.
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Para bajar a un pozode estrellas
Marcial Souto
Elementos necesarios: Un espejo; un sitio descubierto (puede ser una azotea); una nocheoscura y estrellada.
Instrucciones:
1. Se toma el espejo y se sube a la azotea.
2. Se pone el espejo boca arriba.
3. Se tiende uno al lado del espejo.
4. Se acerca la cabeza al espejo, pero no demasiado: slo lo suficien-
te para ver las estrellas all al fondo.
5. Se mira con atencin la ms cercana, hasta poder calcular con exac-
titud a qu distancia est; luego se cierran los ojos.
6. Se lleva despacio un pie hacia la estrella: despus de tocarla hay
que asegurarse de que se ha asentado bien el pie.
7. Asindose con una mano del borde del pozo, se busca con el otro
pie una nueva estrella, y se la pisa con firmeza.
8. Se busca con la mano libre otra estrella, y se la encierra con la
palma.
9. Se suelta entonces la boca del pozo y se busca con la otra mano
una estrella ms. Al encontrarla y sujetarla, se mueve el pie que
haba pisado la primera. As, descolgndose de estrella en estre-
lla, se contina hasta llegar al fondo del pozo.
10. Para salir del pozo se tapa el espejo con la mano y se abren
los ojos.
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Marcial SoutoMarcial SoutoMarcial SoutoMarcial SoutoMarcial Souto (1947) naci en La Corua, Espaa, pero casi toda su obrala desarroll en la Argentina. Es un escritor de culto dentro del mbito de la
literatura de ciencia ficcin, y sus seguidores le crearon una pgina en internet
que es muy consultada. En la Argentina fund revistas de ciencia ficcin y diri-
gi tambin una afamada coleccin de libros de ese gnero. Su obra Para ba-
jar a un pozo de estrellas apareci en la revista El pndulo en 1983.
Versos sencillos
Jos Mart
IX
Quiero, a la sombra de un ala,contar este cuento en flor:la nia de Guatemala,
la que se muri de amor.
Eran de lirios los ramos,
y las orlas de reseda
y de jazmn; la enterramos
en una caja de seda.
...Ella dio al desmemoriado
una almohadilla de olor;
l volvi, volvi casado;
ella se muri de amor.
Iban cargndola en andas
obispos y embajadores;
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detrs iba el pueblo en tandas,
todo cargado de flores.
...Ella por volverlo a ver,
sali a verlo al mirador:
l volvi con su mujer;
ella se muri de amor.
Como de bronce candente
al beso de despedida
era su frente la frente
que ms he amado en mi vida!
...Se entr de tarde en el ro,
la sac muerta el doctor;
dicen que muri de fro:
yo s que muri de amor.
All en la bveda helada,
la pusieron en dos bancos;
bes su mano afilada,
bes sus zapatos blancos.
Callado, al oscurecer,
me llam el enterrador.
Nunca ms he vuelto a ver
a la que muri de amor!
El escritor y patriota cubano Jos MartJos MartJos MartJos MartJos Mart, hroe de su pas y de todos los hombresy mujeres de buena voluntad, naci en la Habana en 1853, en una poca en que
Cuba estaba dominada todava por Espaa. Tras largos aos de exilio en los Estados
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Unidos, muri en combate en 1895. Periodista, notable orador, poeta, su obra est
preada de idealismo y amor al prjimo. La edad de oro fue un libro escrito espe-
cialmente para los nios y las nias de Amrica. El poema que aqu presentamos
tiene que ver con un episodio de la vida real del autor (hubo en Guatemala una bella
jovencita que muri de amor por l) y pertenece a un libro de lectura imprescindible:
Versos sencillos (Jos Mart, Poesa. Editorial Raigal, Buenos Aires, 1952. Seleccin
de Juan Carlos Ghiano).
Fantasma sensible
Lieu Yi-king
Un da, cuando se diriga al excusado, Yuan Tche-yu fue protagonistade un hecho singular. A su lado surgi un fantasma gigantesco, dems de diez pies de altura, de tez negra y ojos inmensos, vestido con una
casaca negra y cubierto con un bonete plano. Sin turbarse de modo algu-
no, Yuan Tche-yu conserv su sangre fra.
La gente suele decir que los fantasmas son feos dijo con la ma-
yor indiferencia, dirigiendo una sonrisa a la aparicin. Y tiene toda
la razn!
El fantasma, avergonzado, se eclips.
Lieu Yi-king Lieu Yi-king Lieu Yi-king Lieu Yi-king Lieu Yi-king. O quizs Wen-Yi-KingWen-Yi-KingWen-Yi-KingWen-Yi-KingWen-Yi-King. Autor o autora de origen chino, cuyotexto Fantasma sensible es una preciosura literaria pero de la que resulta imposi-
ble obtener informacin. Como en otros casos de textos tomados del maravilloso y ya
citado Libro de la imaginacin de Edmundo Valads, no se ofrece informacin
sobre determinados autores de la tradicin oriental.
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Slo dibujos
Virginia del Ro
Aveces, los domingos son muy aburridos para un nio de sieteaos.En el cuarto de Piero haba una mesita toda cubierta de lpices de colo-
res y hojas de papel. Piero cerr los ojos y tom un lpiz. Entonces mir:
era de color negro. Pero qu es negro?, se pregunt Piero.
Claro: una araa. Dibuj con mucho cuidado una araita. Pero pas
algo muy raro: las patas de la araa se movieron muy lentamente, como
si estuviera desperezndose, y ella empez a correr por la hoja de papel.
Piero tom un lpiz verde y en una esquina dibuj una lagartija. La lagar-
tija cobr vida y devor a la araita. Piero sonri.
Piero qu ests haciendo? pregunt mam desde la cocina.
Nada, mami dijo Piero mientras dibujaba un elefante en la pared.
Virginia del Ro Virginia del Ro Virginia del Ro Virginia del Ro Virginia del Ro es una escritora mexicana, entre cuyas obras puede citarseColegio para seoritas y otros cuentos (1992). Este cuento fue tomado de la anto-
loga Dos veces bueno 2. Compilador Ral Brasca. Editorial Desde la gente, Buenos
Aires, 1999.
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Historia de un raptoentre ogros
J. Desparmet
El rey de los ogros tena un hijo que se introdujo en casa de unaogresa para raptar a su hija. Cuando l se present en casa de laogresa, sta no le reconoci porque haba tomado la forma de un caba-
llo, y como a la ogresa le gustaba mucho la carne de caballo, se puso muy
contenta de poder apoderarse de la bestia, atndola a la puerta de su
casa. Pero cuando regresaron sus siete hijos siete hijos muy valientes, a
los que debe aadirse el padre, que haca ocho, ellos sintieron el olor
del hijo del Rey de los ogros, y dijeron:
Madre, aqu huele a ghul.
No, hijos mos, slo es este caballo.
Bah, este caballo es un ogro dijo el hijo mayor.
La hija de la ogresa se llamaba Lunja: la tenan escondida bajo siete
velos. Entre todas las ogresas no exista una belleza semejante. Sus siete
hermanos la custodiaban celosamente y todas las maanas, apenas se des-
pertaba, iban a saludarla antes de salir a cazar.
Una noche el hijo del Rey de los ogros esper a que los siete herma-
nos, cansados por haber estado cazando todo el da, se quedasen dormi-
dos como su padre y su madre, y cuando desde lo hondo de su panza
oy ladrar a los perros, maullar a los gatos y gritar a los hombres, aban-
don su aspecto de caballo y tom la forma de un rbol. Desde la copa
de este rbol poda ver a toda la familia profundamente dormida. Reco-
br, entonces, su aspecto verdadero y entr en la alcoba de Lunja.
Ven le dijo. Te llevo conmigo.
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Pero maana por la maana cuando mis hermanos vengan a saludar-
me, qu suceder cuando no me encuentren?
Yo te ensear lo que tienes que hacer. Escupe nueve veces, y cuando
tu padre te llame, el primer salivazo contestar por ti. Cuando le toque el
turno a tu madre, el segundo salivazo dar la respuesta por ti, y del mis-
mo modo los otro siete salivazos respondern a tus siete hermanos.
Entonces el hijo del Rey de los ogros, por medio de un conjuro, llam
a uno de sus sbditos; ste se desliz en la alcoba bajo la forma de un
serpentn. El Prncipe le dijo:
Quiero que lleves a esta ogresa a mi palacio.
Aquel se transform inmediatamente en un caballo que se llev a la
joven, cubierta por los siete velos.
A la maana siguiente el padre se despert el primero y llam a
su hija:
Cmo te encuentras hoy, Lunja?
Estoy muy bien, padre mo.
Poco despus su madre, y luego los hermanos le hicieron otras pre-
guntas, y los salivazos que la joven haba dejado en la alcoba, iban res-
pondiendo por ella.
Pero al llegar la noche, cuando todos regresaron a la casa, ningu-
no recibi respuesta a sus preguntas. Entonces el padre se transfor-
m en rayo, y el hermano mayor en relmpago y ambos partieron
en busca de Lunja.
Pero el hijo del Rey de los ogros conoca aquella transformacin y
saba que el padre se esconda bajo la forma del rayo y el hijo bajo la
forma de un relmpago, y dio orden al ogro que haba raptado a Lunja
de hacer salir a sus batallones de ogros.
As pues, cuando el padre y el hermano de Lunja llegaron al casti-
llo donde se encontraba la joven, se encontraron con las tropas ene-
migas desplegadas, como si el hijo del Rey estuviera muerto y aquel
fuese el da de sus funerales. Ambos, a la vez, rpidamente, aban-
donaron la forma de rayo y de relmpago, y recobraron su aspecto
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normal, entrando al palacio del hijo del Rey de los ogros. El padre de
Lunja empez a informarse:
Es que el hijo del Rey ltimamente ha hecho algn viaje?
Ha estado enfermo y ha muerto de repente?
Hace ms de un mes le dijeron, que padeca una grave en-
fermedad.
En realidad los sbditos del Prncipe saban que se trataba del pa-
dre y del hermano de la joven raptada. Al mismo tiempo stos, como
tenan la certeza de que Lunja deba estar en el castillo, fingieron no
saber nada y pidieron hospitalidad. Les dieron la bienvenida y les
hicieron entrar en una cmara toda de hierro donde fueron encerra-
dos. Los sbditos del Prncipe juntaron una gran cantidad de lea en
torno a la cmara de hierro, le prendieron fuego y les abrasaron.
La joven, encerrada en el Palacio, no tena la menor idea de que estu-
vieran quemando a su hermano y a su padre. El hijo del Rey de los ogros,
que se haba hecho pasar por muerto, se acerc a la cmara rodeada por
las llamas y les grit:
Yo soy el que ha raptado a vuestra hija.
El padre respondi:
Aunque slo quede de m un hueso, este hueso te perseguir y te
cegar.
Al quemarse, los ogros explotaban con un rumor de caonazos. Fi-
nalmente la puerta de la cmara de hierro se abri y el fuego se apag y
sus restos se esparcieron por doquier, pero qued un huesito que salt
de golpe a los ojos del Prncipe, que se qued ciego.
Mientras tanto, la madre y los otros siete hermanos de Lunja se ha-
ban transformado en soplos de viento y se dirigieron hacia el palacio del
Prncipe. Los sbditos acudieron a su encuentro.
Los soplos de viento se convirtieron en ogros.
Qu es lo que deseis?
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Hemos sabido respondieron que el hijo del Rey ha muerto, y ve-
nimos a asistir a sus funerales.
Os rogamos que atendis un momento.
Mientras, otros sbditos del Prncipe estaban cavando una profunda
fosa. Cuando la rellenaron de lea y le prendieron fuego, cubrieron la
hendidura con esteras, y luego les invitaron a que entraran. Ellos as lo
hicieron, y al sentarse sobre la fosa incendiada, todos cayeron sobre el
fuego y se quemaron.
Los cuentos de ogros gigantescos y horribles que generalmente se alimentande carne humana fascinan y aterran a chicos y grandes. Y existen en todas las
culturas. El estudioso francs J. DesparmetJ. DesparmetJ. DesparmetJ. DesparmetJ. Desparmet fue recopilando cuentos de ogros musul-
manes recogidos de la tradicin oral, los tradujo del rabe al francs y los public en
Pars en 1910. Historia de un rapto entre ogros fue tomado de Cuentos populares
de ogros (Jos J. de Olaeta, Editor, Espaa, 1992). La traduccin al espaol es de
Carmen Bravo-Villasante.
Vivir para siempre
James George Frazer
O tro relato, recogido cerca de Oldenburg, en el Ducado de Holstein,trata de una dama que coma y beba alegremente y tena cuantopuede anhelar su corazn, y que dese vivir para siempre. En los prime-
ros cien aos todo fue bien, pero despus empez a encogerse y arrugar-
se, hasta que no pudo andar, ni estar de pie, ni comer ni beber. Pero
tampoco poda morir. Al principio la alimentaban como si fuera una
niita, pero lleg a ser tan diminuta que la metieron en una botella de
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vidrio y la colgaron en la iglesia. Todava est ah, en la iglesia Santa Ma-
ra, en Lbeck. Es del tamao de una rata, y una vez al ao se mueve.
James George Frazer James George Frazer James George Frazer James George Frazer James George Frazer (Escocia, 1854-Inglaterra, 1941) fue profesor de antro-pologa y recopil en su obra La rama dorada, mitos y leyendas de todo el mundo.
Los once tomos de La rama dorada han sido una extraordinaria fuente de inspira-
cin para los escritores dedicados a la literatura fantstica. Este texto fue tomado de
la Antologa de la Literatura Fantstica, de Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares
y Silvina Ocampo. Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1965.
Cuadernos de Todoy Nada
Macedonio Fernndez
Mujer cunto te ha costado esta espumadera?1,90.Cmo, tanto? Pero es una barbaridad!
S; es que los agujeros estn carsimos. Con esto de la guerra se apro-
vechan de todo.
Pues la hubieras comprado sin ellos!
Pero entonces sera un cucharn y ya no servira para espumar.
No importa; no hay que pagar de ms. Son artificios del mercado de
agujeros.
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Macedonio Fernndez Macedonio Fernndez Macedonio Fernndez Macedonio Fernndez Macedonio Fernndez naci y muri en Buenos Aires (1874-1952). Es uno delos escritores ms originales de la literatura argentina, y su obra an presenta sor-
presas e interrogantes para sus crticos. Jorge Luis Borges reconoci la influencia de
este autor vanguardista en su literatura. Casi todos sus libros fueron publicados
despus de su muerte. Algunos ttulos son: Museo de la novela de la Eterna, Una
novela que comienza, Continuacin de la nada y Cuadernos de todo y nada.
Este texto apareci publicado en la revista Puro Cuento N 1, pgina 37, 1986.
Sensemay (Canto paramatar una culebra)
Nicols Guilln
Mayombe-bombe-mayomb!Mayombe-bombe-mayomb!Mayombe-bombe-mayomb!
La culebra tiene los ojos de vidrio;
la culebra viene y se enreda en un palo;
con sus ojos de vidrio, en un palo,
con sus ojos de vidrio.
La culebra camina sin patas;
la culebra se esconde en la yerba;
caminando se esconde en la yerba;
caminando sin patas.
Mayombe-bombe-mayomb!
Mayombe-bombe-mayomb!
Mayombe-bombe-mayomb!
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T le das con el hacha y se muere:
dale ya!
No le des con el pie que te muerde,
no le des con el pie que se va!
Sensemay, la culebra,
sensemay.
Sensemay con sus ojos,
sensemay.
Sensemay con su lengua,
sensemay.
Sensemay, con su boca,
sensemay...
La culebra muerta no puede comer;
la culebra muerta no puede silbar;
no puede caminar,
no puede correr.
La culebra muerta no puede mirar;
la culebra muerta no puede beber;
no puede respirar,
no puede morder!
Mayombe-bombe-mayomb!
Sensemay, la culebra...
Mayombe-bombe-mayomb!
Sensemay, no se mueve...
Mayombe-bombe-mayomb!
Sensemay, la culebra...
Mayombe-bombe-mayomb!
Sensemay, se muri!
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Descendiente de esclavos africanos, Nicols Guilln naci y muri en Cuba(Camagey, 1902-La Habana, 1989). Considerado el ms alto representante de la
poesa negra de Amrica, en su juventud debi exiliarse por motivos polticos. Con el
triunfo de la revolucin cubana, en 1960 volvi a su pas, donde fue elegido presi-
dente de la Unin Nacional de Escritores de Cuba. Estuvo en Buenos Aires, ya muy
mayor, recitando sus poemas con su voz grave y perfecta. Algunas obras son: Motivos
del son, Sngoro Cosongo , El son entero , La paloma de vuelo popular.
Sensemay, con esa msica caracterstica de toda la poesa de Guilln, pertenece a
Sngoro Cosongo (Losada, Buenos Aires, 1957).
La Pelota
Felisberto Hernndez.
Cuando yo tena ocho aos pas una larga temporada con miabuela en una casita pobre. Una tarde le ped muchas veces una pe-lota de varios colores que yo vea a cada momento en el almacn. Al
principio mi abuela me dijo que no poda comprrmela, y que yo no la
cargoseara; despus me amenaz con pegarme; pero al rato y desde la
puerta de la casita pronto para correr yo le volv a pedir que me com-
prara la pelota. Pasaron unos instantes y cuando ella se levant de la
mquina donde cosa, yo sal corriendo. Sin embargo ella no me persi-
gui: empez a revolver un bal y a sacar trapos. Cuando me di cuenta
que quera hacer una pelota de trapo, me vino mucho fastidio. Jams esa
pelota sera como la del almacn. Mientras ella la forraba y le daba pun-
tadas, me deca que no poda comprar otra y que no haba ms remedio
que conformarse con sta. Lo malo es que ella me deca que la de trapo
sera ms linda; era eso lo que me haca rabiar. Cuando la estaba termi-
nando, vi cmo ella la redondeaba, tuve un instante de sorpresa y sin
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querer hice una sonrisa; pero enseguida me volv a encaprichar. Al tirarla
contra el patio, el trapo blanco del forro se ensuci de tierra; yo la sacu-
da y la pelota perda la forma: me daba angustia verla tan fea; aquello no
era una pelota; yo tena la ilusin de la otra y empec a rabiar de nuevo.
Despus de haberle dado las ms furiosas patadas me encontr con
que la pelota haca movimientos por su cuenta: tomaba direcciones e iba
a lugares que no eran los que yo imaginaba; tena un poco de voluntad
propia y pareca un animalito; le venan caprichos que me hacan pensar
que ella tampoco tendra ganas de que yo jugara con ella. A veces se
achataba y corra con una dificultad ridcula; de pronto pareca que iba a
parar, pero despus resolva dar dos o tres vueltas ms. En una de esas
veces que le pegu con todas mis fuerzas, no tom direccin alguna y
qued dando vueltas a una velocidad vertiginosa. Quise que eso se repi-
tiera pero no lo consegu. Cuando me cans, se me ocurri que aquel era
un juego muy bobo; casi todo el trabajo lo tena que hacer yo; pegarle a
la pelota era lindo; pero despus uno se cansaba de ir a buscarla a cada
momento. Entonces la abandon en la mitad del patio. Despus volv a
pensar en la del almacn y a pedirle a mi abuela que me la comprara. Ella
volvi a negrmela pero me mand a comprar dulce de membrillo. (Cuan-
do era da de fiesta o estbamos tristes, comamos dulce de membrillo.)
En el momento de cruzar el patio para ir al almacn, vi la pelota tan
tranquila que me tent y quise pegarle una patada bien en el medio y
bien fuerte; para conseguirlo tuve que ensayarlo varias veces. Como yo
iba al almacn, mi abuela me la quit y me dijo que me la dara cuando
volviera. En el almacn no quise mirar la otra, aunque senta que ella me
miraba a m con sus colores fuertes. Despus que nos comimos el dulce
yo empec de nuevo a desear la pelota que mi abuela me haba quitado;
pero cuando me la dio y jugu de nuevo me aburr muy pronto. Enton-
ces decid ponerla en el portn y cuando pasara uno por la calle pegarle
un pelotazo. Esper sentado encima de ella. No pas nadie. Al rato me
par para seguir jugando y la encontr ms ridcula que nunca; haba que-
dado chata como una torta. Al principio me dio gracia y me la pona en
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la cabeza, la tiraba al suelo para sentir el ruido sordo que haca al caer
contra el piso de tierra y por ltimo la haca correr de costado como si
fuera una rueda.
Cuando me volvi el cansancio y la angustia, le fui a decir a mi abuela
que aquello no era una pelota; que era una torta y que si ella no me
compraba la del almacn yo me morira de tristeza. Ella se empez a
rer y a hacer saltar su gran barriga. Entonces yo puse mi cabeza en su
abdomen y sin sacarla de all me sent en una silla que mi abuela me
arrim. La barriga era como una gran pelota caliente que suba y ba-
jaba con la respiracin. Y despus yo me fui quedando dormido.
Felisberto Hernndez Felisberto Hernndez Felisberto Hernndez Felisberto Hernndez Felisberto Hernndez (Uruguay, 1902-1963) fue, adems de escritor, un msi-co notable. Aunque tambin escribi novelas, se lo considera un maestro en el gne-
ro del relato breve. Este texto fue tomado de Primeras Invenciones (Arca, Montevi-
deo, 1969). Otro texto de este autor: Nadie encenda las lmparas.
Equivocacin
Karel Capek
Nos embarcamos en el Mediterrneo. Es tan bellamente azul queuno no sabe cul es el cielo y cul es el mar, por lo que en todaspartes de la costa y de los barcos hay letreros que indican dnde es arriba
y dnde es abajo; de otro modo uno puede confundirse. Para no ir ms
lejos, el otro da, nos cont el capitn, un barco se equivoc, y en lugar
de seguir por el mar la emprendi por el cielo; y como el cielo es infinito
no ha regresado an y nadie sabe dnde est.
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Karel CapekKarel CapekKarel CapekKarel CapekKarel Capek (1890-1938) es junto a Kafka uno de los ms reconocidos escritoresque dio la Repblica Checa. Figura dominante de la cultura en Praga, fue novelista,dramaturgo, ensayista, poltico, periodista y productor teatral checo, jug un impor-tante papel antiblico durante la Primera Guerra Mundial. Su obra dramtica R.U.R.
(Robots Universales Rossum) es un clsico del teatro universal, y trata de personasque han quedado deshumanizadas debido al maquinismo. A Capek se le atribuye lainvencin de la palabra robot, que en realidad invent su hermano Josef; Karel sin
embargo fue el primero en incluir personajes robots en la literatura. Este texto fue
tomado de la revista Puro Cuento N 14 enero/febrero de 1989.
La mala memoria
Andr Breton
Me contaron hace un tiempo una historia muy estpida, sombra yconmovedora. Un seor se presenta un da en un hotel y pide unahabitacin. Le dan el nmero 35. Al bajar, minutos despus, deja la llaveen la administracin y dice:
Excseme, soy un hombre de muy poca memoria. Si me lo permite,
cada vez que regrese le dir mi nombre: el seor Delouit, y entoncesusted me repetir el nmero de mi habitacin.
Muy bien, seor.
A poco, el hombre vuelve, abre la puerta de la oficina:El seor Delouit.Es el nmero 35.
Gracias.Un minuto despus, un hombre extraordinariamente agitado, con el
traje cubierto de barro, ensangrentado y casi sin aspecto humano entra
en la administracin del hotel y dice al empleado:
El seor Delouit.
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Cmo? El seor Delouit? A otro con ese cuento. El seor Delouit
acaba de subir.
Perdn, soy yo... Acabo de caer por la ventana. Quiere hacerme el
favor de decirme el nmero de mi habitacin?
Andr BretonAndr BretonAndr BretonAndr BretonAndr Breton (Francia, 1896-1966) fue uno de los fundadores de la co-rriente esttica llamada Surrealismo. Para ellos, despus de la Primera Guerra
Mundial (1914-1918), la situacin histrica europea exiga un arte nuevo que
se esforzara por indagar en lo ms profundo del ser humano, sus fantasas y sus
sueos ms imaginativos. Mdico de profesin, entr en contacto con el arte a
travs del clebre grupo Dad, que dominaba la nueva esttica francesa en aque-
llos aos. Su Manifiesto surrealista caus un fuerte impacto desde su publica-
cin en los aos veinte. Este texto fue tomado de El libro de la Imaginacin,
Edmundo Valads, Fondo de Cultura Econmica, Mxico, 1987, 4ta. edicin.
A una nariz
Francisco de Quevedo y Villegas
rase un hombre a una nariz pegado,rase una nariz superlativa,rase una nariz sayn y escriba,
rase un pez espada muy barbado.
Era un reloj de sol mal encarado,
rase una alquitara pensativa,
rase un elefante boca arriba,
era Ovidio Nasn ms narigado.
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rase un espoln de una galera,
rase una pirmide de Egipto,
las doce tribus de narices era.
rase un naricsimo infinito,
muchsima nariz, nariz tan fiera
que en la cara de Ans fuera delito.
Originalsimo y transgresor, irnico y agudsimo, Quevedo Quevedo Quevedo Quevedo Quevedo fue uno de los grandespoetas castellanos de todos los tiempos. Naci en Espaa en 1580 y fue un personaje
importante y culto, amado y criticado en su poca. Le pas de todo: se bati a duelos, vivi
en exilio, protagoniz aventuras, favores y rechazos de los reyes y los poderosos de turno.
Escribi poemas y novelas y su figura es imprescindible en la historia de la literatura
espaola y mundial. Para los lectores jvenes son aconsejables los Sueos y las Letrillas.
Muri en Madrid en 1645. El soneto A una nariz figura en el libro Sonetos (ABC, Buenos
Aires, s.f.).
Miedo
Shel Silverstein
Bernab Brandsentena miedo de ahogarse.Por eso nunca nadaba
no remaba
ni se baaba.
Lo nico que haca
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de noche y de da
era quedarse sentado
con la puerta bien cerrada,
temblando como una hoja,
con las ventanas tapiadas
por si vena una ola.
Y tanto llor
que el cuarto se inund
y se ahog.
Shel Silverstein Shel Silverstein Shel Silverstein Shel Silverstein Shel Silverstein naci en Chicago, Estados Unidos, en 1930 y muri en 1999.Es un autor reconocido como poeta y escritor para jvenes, pero tambin fue ilustra-
dor, msico y cantante folk en su pas. Este texto fue tomado de la antologa 17 de
Miedo, Sudamericana, Buenos Aires, 1996.
Servicio de Correos
Orlando Van Bredam
al poeta Elvio Romero
Mi natural desconfianza del servicio de correos me llev a probar laeficacia del sistema. Me envi cartas a m mismo para saber si lle-gaban a tiempo. Nada ms particular que la cara del cartero cuando des-
cubra que el destinatario y el remitente eran la misma persona.
En una oportunidad, el texto me resultaba extrao. Supuse que se
trataba de una broma de los empleados o de mi vieja costumbre de pen-
sar una cosa y escribir absolutamente lo contrario.
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Lo cierto es que nada me proporcionaba ms placer que recibir mis
propias cartas. Eso tena sus ventajas; en primer lugar, nunca haba sor-
presas desagradables; en segundo lugar, eran lneas sinceras, nunca trata-
ba de engaarme con adulaciones hipcritas, y tercero: en caso de que la
carta se extraviara del correo a mi casa, no importaba, ya saba de qu se
trataba.
Orlando VOrlando VOrlando VOrlando VOrlando Van Bredaman Bredaman Bredaman Bredaman Bredam naci en Entre Ros, Argentina, en 1952 pero se lo consideraun escritor formoseo porque reside desde hace 30 aos en El Colorado, donde ha produ-
cido toda su obra literaria. Ha abordado el cuento, la poesa, la novela breve y el teatro. Es,
adems, profesor de Teora Literaria y dirige un Instituto Superior Terciario. Algunos de
sus libros de cuentos breves son: Fabulaciones; Simulacros; La vida te cambia los
planes y Las armas que carga el diablo (Ro de los Pjaros, Concordia, Entre Ros,
1996) de donde se tom este texto.
El bombardero
Ema Wolf
No se fen de los escarabajos. Nunca, nunca se fen de los escarabajos!Uno los ve tan chiquitos, tan inocentes, tan aplastables, que jams vaa imaginar las porqueras que son capaces de hacer cuando les toca de-
fenderse.
Por ejemplo, las larvas del escarabajo de las hojas trinchan su propia
caca en unas horquillas que tienen en la parte trasera del cuerpo y se la
dan a morder a las hormigas que las persiguen.
Eso no es nada. O al menos es solamente asqueroso.
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Hay un escarabajo de la importante familia de los carbidos, muy bo-
nito, de color azul oscuro brillante, con la cabeza y las antenas rojo ladri-
llo, negro por abajo, algn matiz dorado... Si lo vieran diran: Oh, qu
escarabajn tan mono! y sentiran el impulso irresistible de levantarlo en
la palma de la mano para acariciarle los rulos.
Grave error.
Mide apenas doce milmetros; si tuviera el tamao de un rinoceronte
estaran ante el animal ms peligroso del planeta. Lo llaman el escaraba-
jo bombardero y es una infernal mquina lanzatorpedos.
Su barriga es como un laboratorio de armas qumicas que trabaja
sin descanso, aun los das feriados. l mismo, gracias a unas glndu-
las, fabrica el combustible para sus explosiones. Escuchen esto: el com-
bustible se compone de perxido de hidrgeno, hidroquinona y
toluhidroquinona. (No se les ocurra hacer la combinacin en casa por-
que va a volar por el aire hasta la cucha del perro.)
Estas sustancias son conducidas a una cmara de combustin. All
forman una mezcla altamente inflamable que se enciende mediante una
enzima y llega a generar una temperatura de cien grados Celsius.
BOOOOOM!
De su parte trasera sale una nube blanca que se pulveriza en el aire
con un estallido. Una abuela sorda escuchara perfectamente la ex-
plosin. Y tira hasta veinte veces seguidas. Imaginen una pistola
lanzagases de repeticin!
Cualquier nariz que est a menos de cincuenta centmetros queda en-
vuelta en una tufarada corrosiva, asfixiante, inmunda. El bicho que se
atrevi a atacarlo huye en cualquier direccin pidiendo a gritos una bo-
canada de aire puro. Asco! Me rindo! Bandera blanca!
Entonces el bombardero tambin aprovecha para escapar.
Los bombarderos estn diseminados por muchos pases clidos, me-
nos Australia. As que ya saben: si no quieren toparse con uno mdense a
Australia y listo.
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Ema W Ema W Ema W Ema W Ema Wolf olf olf olf olf naci en Carapachay, Provincia de Buenos Aires, en 1948. Trabajpara distintos medios periodsticos y revistas infantiles, y en la dcada del 80, a partir
de su vinculacin con la revista Humi, comenzaron a publicarse sus primeros ttulos
en el campo de la literatura para chicos. Todo lo que escribe es inmensa y
recurrentemente gracioso. Hay que leer por ejemplo: Aventuras de loberos,
Barbanegra y los buuelos, Maruja, Nabuco y El libro de los prodigios. Este
texto fue tomado del libro Qu animales! Sudamericana, Buenos Aires, 1996.
El anciano sin memoria
Javier Villafae
Estaba con una mano en la frente y a cada pregunta que hacan losamigos bajaba la cabeza, cerraba los ojos para mirar ms lejos yresponda:
No, no recuerdo.
Y de pronto, dijo:
Ustedes recuerdan todo.
Debe ser tremendo. Yo no recuerdo nada. Estoy como si naciera
maana.
La personalidad de Javier Villafae Javier Villafae Javier Villafae Javier Villafae Javier Villafae (Buenos Aires 1909-1996) fue arrolladoray dej huellas profundas en la cultura popular argentina. Poeta, escritor y titiritero,
viaj por toda la Argentina en una carreta que llamaba La Andariega. Tambin
visit varios pases americanos, realizando siempre funciones de tteres, casi como
un juglar del Medioevo. En 1967, su libro Don Juan el Zorro fue retirado de circu-
lacin por la dictadura militar y entonces se fue a vivir a Venezuela. En 1978 recorri
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el camino de Don Quijote a travs de La Mancha, en Espaa, con un teatro ambulan-
te, que era lo que ms le gustaba en el mundo. En 1984 regres a la Argentina.
Algunas de sus obras: Los sueos del sapo, El caballo celoso y Antologa de Javier
Villafae (Sudamericana, Buenos Aires, 1990) de donde fue tomado este cuento.
La sentencia
Wu Cheng-en
Aquella noche, en la hora de la rata, el emperador so que haba
salido de su palacio y que en la oscuridad caminaba por el jardn,
bajo los rboles en flor. Algo se arrodill ante sus pies y le pidi amparo.
El emperador accedi; el suplicante dijo que era un dragn y que los
astros le haban revelado que al da siguiente, antes de la cada de la no-
che, Wei Cheng, ministro del emperador, le cortara la cabeza. En el sue-
o el emperador jur protegerlo.
Al despertarse, el emperador pregunt por Wei Cheng. Le dijeron
que no estaba en el palacio; el emperador lo mand a buscar y lo tuvo
atareado el da entero, para que no matara al dragn y hacia el atardecer
le propuso que jugaran al ajedrez. La partida era larga, el ministro estaba
cansado y se qued dormido.
Un estruendo conmovi la tierra. Poco despus interrumpieron los
capitanes, que traan una inmensa cabeza de dragn empapada en sangre.
La arrojaron a los pies del emperador y gritaron.
Cay del cielo.
Wei Cheng, que haba despertado, la mir con perplejidad y observ:
Qu raro, yo so que mataba un dragn as.
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La historia de la literatura china es un eterno retorno a los orgenes, a lanaturaleza y a la tradicin como fuente de juventud y reaseguro de la memoria del
pueblo chino, el cual tom a la poesa como gnero por excelencia. En el siglo XVI
por primera vez se le asign a la narrativa carcter literario. Un signo definitivo de
ese cambio fue la publicacin de la novela Mono de Wu Cheng-en (1505-1580).
Este cuento ha sido tomadode la Antologa de la Literatura Fantstica, de Jorge
Luis Borges, Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo. Editorial Sudamericana, Buenos
Aires, 1965.
A m no me engaanlas hormigas!
Mark Twain
Me parece que se cometen extraas exageraciones cuando se hablade la inteligencia de las hormigas. Durante varios veranos me pasobservndolas un tiempo que hubiera podido emplear mejor. Pero ja-
ms encontr una hormiga que, viva, pareciera ms inteligente que muer-
ta. Me refiero a las hormigas comunes y corrientes; no conozco las mara-
villosas hormigas suizas o africanas que celebran elecciones, tienen ejr-
citos disciplinados, tienen esclavos y discuten de religin. Esas hormigas
sern tal como las pintan los naturalistas, no digo que no; de lo que estoy
convencido es de que las otras, las hormigas que todos conocemos, son
unas simuladoras. Estoy de acuerdo, claro, en que son trabajadoras; tra-
bajan como nadie... cuando alguien las mira. Pero esa testarudez que
tienen para el trabajo, me parece a m un defecto.
Sale una hormiga en busca de provisiones y las encuentra. Y qu hace?
Se la lleva a su casa? No. La hormiga no sabe adnde est su casa. Puede
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ser que est a un metro de all, no importa. La hormiga es incapaz de
encontrarla.
El trofeo que encuentra una hormiga suele ser algo completamente
inservible para ella y para cualquiera y es, por lo general, siete veces ms
grande de lo conveniente. Adems la hormiga se las arregla para agarrar-
lo en la forma ms incmoda posible: lo levanta del suelo y se va, no
hacia el hormiguero sino en direccin contraria; nunca tranquila e inteli-
gentemente, sino con un apuro loco. Si en el camino encuentra una pie-
dra, en vez de pasarle por el costado, le pasa por encima, retrocediendo
y arrastrando el botn; cae del otro lado, se levanta llena de furia y de
polvo, se sacude, se humedece las patas de adelante, aprieta ferozmente
la presa entre las mandbulas, tirando unas veces para ac otras veces
para all, empujndola a veces y a veces arrastrndola; se pone ms y ms
nerviosa; levanta por fin la presa y sale disparando, no en la direccin
que llevaba sino en alguna otra.
A la media hora de andar dando vueltas, se detiene a unos quince
centmetros de donde parti; suelta la carga, se limpia la cabeza, se frota
las patas, reanuda la marcha a la ventura, con el apuro de siempre. A
fuerza de andar en zig-zag, con lo cual consigue correr mucho y no salir
del mismo sitio, tropieza con el trofeo que haba dejado abandonado.
Como de eso no se acuerda, cree que es un hallazgo; mira a su alrededor
para ver qu camino no la va a llevar al hormiguero; carga otra vez con el
botn y emprende la marcha en la que se va a encontrar con contratiem-
pos parecidos a los de la carrera anterior.
Por fin se para a descansar. Llega otra hormiga a la que sin duda le
parece que la pata de una langosta muerta hace un ao es una estupenda
pichincha y decide ayudar a la primera hormiga a llevarla al hormiguero.
Cada una agarra una punta y tira para su lado. Despus descansan y cam-
bian ideas. Estn de acuerdo en que la cosa no anda bien pero no entien-
den por qu as que cada una acusa a la otra de hacer lo. Se pelean. Se
atacan; se muerden una a la otra; ruedan juntas por el polvo hasta que
una de las dos pierde una pata o una antena y se va a Reparaciones. Se
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reconcilian y vuelven al trabajo. Lo hacen tan mal como antes, tirando
cada una para su lado pero la mutilada est en inferioridad de condicio-
nes de modo que la sana la arrastra junto con la presa.
La pata de la langosta queda por fin abandonada ms o menos en el
mismo sitio en el que la encontraron. Las hormigas la observan con cui-
dado y convienen en que si bien se mira, no sirve para nada y cada una se
va para su lado a buscar otra cosa pesada para divertirse cargndola, e
inservible para tentarla.
Justo hoy vi a una hormiga haciendo todo eso. Llevaba una araa
muerta que pesaba diez veces ms que ella