La Revolución Chilena

406
LA VOLÜCION С (IMPRESIONES DK UN VIAJERO) SANTIAGO DE CHILE IMPRENTA CERVANTES BANDERA, 7?, 1892

description

Impresiones del viajero Gil Juan, durante la guerra civil de 1891.

Transcript of La Revolución Chilena

Page 1: La Revolución Chilena

L A

VOLÜCION С ( I M P R E S I O N E S D K U N V I A J E R O )

SANTIAGO DE CHILE

I M P R E N T A C E R V A N T E S

B A N D E R A , 7?,

1 8 9 2

Page 2: La Revolución Chilena
Page 3: La Revolución Chilena

Lima á 25 de mnyo de i8gi.

SEÑOR DON A N D R É S A, A R A M B U R Ú

Mi estimado amigo ( 1 ) :

A C . - u i O de llegar de un largo viaje, en el cual £~\_ y después de haber recorrido los principa­les países europeos, he visitado también á Chile> víctima hoy del más cruel de los azotes con que la humanidad puede ser afligida; y debo deciros que el modo y forma cómo la prensa de L ima aparenta en estos momentos ser indiferente á la crisis política por que actualmente atraviesan nuestros vecinos del Sur, no sólo me ha sorpren-

(1) Algunas de estas cartas fueron publicadas en La Opinión Nacional de Lima y diiigidas al señor don Andrés Avelino Aramburú, editor de dicho periódico.

Page 4: La Revolución Chilena

6 G I L J U A N

dido, si que también me ha angustiado el alma con tristes reflexiones.

¿Es posible, mi estimado amigo, que los dia­ristas de esta ciudad gloriosa, cuna de nuestra raza americana y brillante teatro de las más no­bles luchas.por la libertad y el derecho de Amé­rica, no se hayan dado cuenta todavía de la alta trascendencia y gravísimos resultados que puede y ha de tener necesariamente en la política ge­neral del Continente el gran conflicto chileno?

Parece en verdad (y lo digo con tristeza) que los escritores del Perú, olvidados de que su pa­tria no es una isla en medio del Pacífico ni una huérfana en la gran familia délos países republi­canos, no tuvieran ojos ó estuvieran ciegos para ver lo que á su alrededor sucede y cómo anda envuelto en la espuma del temporal y agitado por !las olas del naufragio todo lo que ellos siempre amaron y defendieron como la más preciosa he­rencia de sus libertadores y la fórmula más her­mosa de sus convicciones.

Y si los escritores y los hombres públicos del Perú conocen y comprenden la gran significación de los acontecimientos que ahora se desarrollan al pie de los Andes y en los mares que en otro tiempo trajeron las velas de Cochrane á las pía-

Page 5: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 7

yas del Perú, ¿cómo explicarse, menos todavía, esa egoísta indiferencia, que en este caso lo sería y que pudiera aparecer á los ojos de propios y extraños como síntoma peligroso de una especie de anemia mora! que hubiera agostado en los hombres de letras de L ima el entusiasmo gene­roso por los grandes ideales de la América repu­blicana y el amor sin límites á los santos princi­pios que sustentan nuestra propia organización de país libre y democrático?

Una ú otra cosa, mi estimado amigo, la igno­rancia de los sucesos ó la indiferencia con que son contemplados, me hace meditar sobre sus conse­cuencias, obligándome, como á amigo del Perú,, á romper ese silencio y á pediros las columnas de La Opinión Nacional, para explicar lo que mis ojos han visto en mi última peregrinación á tra­vés de la tierra chilena, desde el día en que de­sembarqué, á vuelta de mi viaje por el viejo con­tinente, en la hermosa bahía de Arauco, donde-humeaban aún los escombros de los estableci­mientos industriales mandados arrasar por el dic­tador de Chile, hasta que salvé las fronteras que nos separan de ese país y llegué á esta ciudad, para dar un fraternal abrazo á mis buenos y ca­riñosos amigos de Lima.

Page 6: La Revolución Chilena

8 G I L J U A N

Sí había algo que pudiera sorprender á un via­jero americano en el Viejo Mundo, era segura­mente una revolución en Chile, cuyo amor á la paz, al orden y al bienestar consiguiente parecía, si puedo expresarme así, innato en los hijos de ese país y como la leche política que los amamantara desde de la infancia, después de medio siglo de no interrumpida tranquilidad y de incesantes pro­gresos desarrollados á su influencia fecunda y bienhechora.

Por esta razón, así mis amigos sud-americanos como yo mismo, no podíamos dar crédito en Pa­rís á los cablegramas que las compañías trasatlán • ticas nos llevaban todos los días á la gran ciudad, hablándonos de una sublevación de la escuadra chilena, de una agitación política immensa en Santiago y Valparaíso y de otras muchas cosas que realmente nos hacían ver que el hecho era de verdad y que la única república americana que se había hasta aquí salvado incólume é intacta del monstruo de la guerra civil, devoraba en esos mo­mentos el veneno de las sierpes de Lacoonte y se agitaba con las terribles convulsiones por ellas producidas.

Crecía más nuestra extrañeza aún, cuando, inquiriendo noticias sobre tan extraordinario su-

Page 7: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 9

ceso, llegaban á nuestro conocimiento las que co­municaban á las casas comerciales europeas sus corresponsales de Chile, todos ellos aplaudiendo el alzamiento de la escuadra, como un acto nece­sario aunque doloroso de patriotismo, y pintando la ruina de la nacionalidad chilena bajo la admi­nistración de su loco y descabellado Presidente.

¿Cómo es posible, nos decíamos unos á otros, conversando una noche sobre el asunto en un café del boulevard, una revolución como ésta, en la que no se ve ni un caudillo en cuyo provecho se haga, ni un partido que la encabece, ni un nombre pro­pio que sea como la etiqueta histórica del mo­vimiento; una revolución anónima, aceptada por la sociedad entera, llevada á cabo por hombres de todas ideas y condiciones, únicamente en nombre de la patria ultrajada, por el solo principio de la salvación pública y , por fin, aplaudida por los ex­tranjeros mismos, siempre demasiado celosos de la conservación de la paz, que es para ellos la fuente viva de su bienestar y de sus buenos negocios?

Eran para nosotros tan raros y extraordinarios los sucesos que servían de tema á nuestras conver­saciones parisienses en este punto, que en vano nos devanábamos la cabeza por darnos cabal cuenta de ellos.

Page 8: La Revolución Chilena

Í O G I L J U A N

G I L J U A N

Una revolución como la chilena estaba, en verdad, fuera de las previsiones y del modo de raciocinar político de un americano del Sur, y para penetrar en ella sin peligro de extraviar el racio­cinio, era necesario estar cerca del terreno de los acontecimientos. Felizmente yo he podido estar ahí, y por eso no creo ocioso el consignar en el papel mis impresiones, ya que ellas pueden ser •útiles, dada la importancia que doy y no puede .menos de darse á los sucesos que las motivan.

Vuestro afectísimo.

Page 9: La Revolución Chilena

Lima, 2'/ de mayo de iSgi..

M B A R C A D O e n M a r s e l l a e n l o s p r i m e r o s días^

J ¿ d e f e b r e r o y e n v i a j e d i r e c t o á B u e n o s -

A i r e ? , l l e g u é e l d í a 2 0 d e l m i s m o m e s á e s t a m e ­

t r ó p o l i a m e r i c a n a .

N a t u r a l m e n t e , a l b a j a r á t i e r r a p o r u ñ a s p o c a s -

h o r a s , t r a t é d e p r o v e e r m e d e d i a r i o s y p e r i ó d i c o s -

q u e m e p r o p o r c i o n a r a n l a l u z q u e n e c e s i t a b a s o ­

b r e l o s s u c e s o s d e l P a c í f i c o q u e e n e s o s m o m e n ­

t o s p r e o c u p a b a n v i v a m e n t e l a a t e n c i ó n d e l p u e b l o

a r g e n t i n o y p r o v o c a b a n g r a n d e s d e m o s t r a c i o n e s -

p ú b l i c a s e n f a v o r d e l a c a u s a r e v o l u c i o n a r i a , e s p e ­

c i a l m e n t e d e s i m p a t í a á l o s p e r s o n a j e s p o l í t i c o s

Page 10: La Revolución Chilena

12 G I L J U A N

chilenos que en esos momentos se encontraban desterrados en Buenos-Aires.

L a gran capital del Plata, según me lo dijeron ahí varios amigos argentinos, no hacía con esas demostraciones sino pagar una deuda de gratitud, es decir, la fraternal y cariñosa acogida que en otro tiempo los chilenos habían prestado á los emigrados del Plata durante la tiranía de Rosas.

L a República de Chile, me decía á este respec­to un hombre público de Buenos-Aires, siempre fué en América el asilo de todos los perseguidos políticos de las Repúblicas vecinas. Cada vez que la tiranía hincó su garra de fiera, así en las már­genes del Plata, de Montevideo ó la Asunción, como á las orillas del Rimac ó del Guayas, las víctimas de ella encontraron en Chile noble y seguro asilo. De manera que ahora es obra de dignidad argentina y de justicia americana el que Buenos-Aires acoja cariñosa en su seno á los perseguidos de la dictadura de Balmaceda.

Los argentinos, por otra parte, acababan de salir de una revolución iniciada también en nom­bre de la salvación pública; revolución abortada en sus comienzos, es verdad, pero que, conmo­viendo hasta en sus cimientos la sociedad entera, había dejado en ella latentes y persistentes los

Page 11: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 13

gérmenes populares del movimiento; y esto hacía que los revolucionarios chilenos fueran mirados allí casi como hermanos en ideas y como márti­res de una misma causa que contaba en su favor con el sentimiento público.

Así, en todos los clubs y centros sociales de la capital platcnse se veía á esos emigrados de ultra-cordillera y podía conocérseles y apreciar la no­bleza }• santidad de la causa por la cual padecían el destierro y á la cual consagraban todos sus momentos, ora moviendo en favor de ella la opi­nión y el pensamiento argentinos por la palabra y por la pluma, ora acumulando recursos mate­riales con que auxiliarla, á la manera de los an­tiguos emigrados de Mendoza, en la época de la emancipación, cuando preparaban las futuras campañas de Chacabuco y deMaipo, que debían asegurarles la posesión definitiva de la patria.

En las pocas horas que permanecí en tierra, tuve •ocasión de hablar y conocer á varios de esos pros­critos que llevaban un apellido ilustre en la his­toria de su país ó pertenecían á la noble raza de los fundadores de la independencia americana.

Algunos habían padecido las persecuciones del tirano de su patria y guardaban en sus cuerpos las señales del martirio atroz de que habían sido

Page 12: La Revolución Chilena

' 4 O l í . J U A N

víctimas en las prisiones de Santiago, Valparaí­so y Concepción, siendo, por consiguiente, la manifestación más viva y elocuente de la just i cía de la causa que defendían, así como de la santidad del apostolado que ejercían en la gran capital argentina.

Uno de ellos me hizo á la ligera una rápida disertación sobre los orígenes del movimiento re­volucionario, y hube de convenir con él en que la gran empresa patriótica á que el pueblo chileno acababa de lanzarse con tanta decisión y energía, no solamente afectaba los intereses públicos de su patria, vinculados al éxito de ella, sino que también debía tener una influencia decisiva en el porvenir de las demás repúblicas americanas.

En América, me dijo, subsiste latente toda­vía el gran problema político planteado desde los días de !a emancipación, el problema de la lucha, aun no terminada después de más ds medio siglo de sangrientas revoluciones, entre la democracia y el cesarismo, entre la voluntad del pueblo y las imposiciones de la fuerza, entre los parlamentos de libre elección, que represen­tan el derecho que tiene en ellos sus manifesta­ciones generosas y fecundas, y el personalismo de los que, por la audacia ó el crimen se apoderan del

Page 13: La Revolución Chilena

I.A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 15

gobierno, para embriagarse en seguida con él y procurar retenerlo en sus manos por todos los medios imaginables, aun ahogando en sangre las voces y las protestas del pueblo.

En ningún país americano como en Chile aho­ra, me agregó, este gran problema político ha sido planteado en términos más claros y decisivos; de manera que, si la revolución chilena no tuviera el éxito que es de esperar de ella en estos mo­mentos, sería muy de temer que su derrota influ­yera de un modo desastroso en el porvenir de los demás Estados.

Porque, en efecto, siendo Chile uno de los raros países de este continente que ha tenido una forma regular de gobierno y donde el derecho ha sido respetado durante medio siglo, claro es que su ejemplo tendría una influencia decisiva fuera de sus fronteras, como hasta ahora la ha tenido para no hacer desesperar á los amigos de la democra­cia, del porvenir de las instituciones republicanas en esta parte del globo.

E l día en que el Parlamento fuera derrotado en Chile, llevando á todas partes el desaliento consiguiente á la ruina de su causa, ya no habría seguramente en América ningún gobernante que no se atreviese á todo y que, envalentonado con

Page 14: La Revolución Chilena

l6 G I L J U A N '

el ejemplo, no le sobrasen bríos para hacer de sin patria un feudo que alimentase sus caprichos y sus ambiciones.

Nuestra conversación hubo de terminar aquí, y debo confesar que, para cualquiera que conocie­se el estado político del continente y las condicio­nes especialísimas de su sociabilidad, esas razones debían tener no solamente un valor relativo ó exagerado, sino la fuerza real é incontestable de la importancia que en sí tiene el movimiento-revolucionario chileno.

Los argentinos tenían sobrada razón, pues, para, simpatizar con sus hermanos desterrados en Bue­nos Aires, como que la causa que éstos defendían les tocaba á ellos casi tan de cerca como si los. acontecimientos que en esos momentos se desa­rrollaban en el Pacífico tuvieran lugar en sus propios campos y ciudades.

Una vez en el vapor y de nuevo en viaje, co­mencé á desdoblar las enormes hojas periódicas-que se editan en la gran ciudad americana del Atlántico: La Prensa, La Nación, etc., etc.

Como era de esperarlo por el honor de la Amé­rica, la prensa seria argentina abrazaba tambiérv con calor la causa de la revolución chilena, expli­caba sus orígenes, relataba los hechos, seguía ai

Page 15: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 17

día sus progresos y desarrollo, execraba los actos del que en la demencia de su ambición hacía re­cordar los días brutales de Rosas, de Francia y de López, y, en una palabra, manifestaba en sus vastas columnas el sentimiento natural de indig­nación que todo hombre libre debe sentir y siente por los que, haciendo del más noble de los atri­butos humanos un vil juguete de sus caprichos, ofende con ello, no y a solamente á un pueblo ó una nación, sino á la humanidad entera.

Estas lecturas de á bordo, á las cuales se me asociaban otros viajeros, bolivianos, peruanos, co­lombianos, etc., me hacían pensar en que la época de los déspotas había ya pasado en América, y que, si aun podían verse algunos monstruosos tipos del género, ellos estaban felizmente conde­nados á una existencia efímera, como faltos de atmósfera en qué respirar y fuera de ese elemento vital de la opinión pública, sin el que ninguna ins­titución política puede existir, desarrollarse y prosperar.

Con estos pensamientos llegué á la bahía de Arauco, cuya hermosa isla ha sido señalada desde el primer momento de la revolución como un punto estratégico de primer orden para su ocu­pación por una fuerza de desembarco destinada

2

Page 16: La Revolución Chilena

G I L J U A N

á operar en tierra firme, y ¡cuál no sería mi sor­presa, al ver desde la cubierta del buque las rui­nas humeantes todavía del gran establecimiento carbonífero de Lebu, mandado arrasar con vio­lenta saña por la mano del dictador, y luego, al bajar á tierra, contemplar por todas partes la desolación y el espanto producidos en sólo el es­pacio de cincuenta días de terrible dominación!

Esta parte de mis impresiones puede servir de enseñanza á los que en estos momentos y ha­biendo nacido en la libre América, creen que se puede ser neutral ó indiferente ante los sucesos de la revolución chilena.

Page 17: La Revolución Chilena

I I

Lima, á 2Q de mayo de i8gi

DE S D E que el viajero, deseoso de inquirir la verdad de los sucesos, pone pie en tierra

y estudia el estado social de sus habitantes, ya puede darse cabal cuenta de lo que allí acontece, y la inmensa gravedad de la crisis política que en estos momentos afecta todos los intereses mo­rales y materiales del país.

En otra época y en uno de mis anteriores via­jes por la costa chilena, había visto esas pobla­ciones de la costa de Arauco, especie de colme­nas humanas agitadas por la actividad febril del trabajo que proporcionan los grandes estableci­mientos industriales de sus alrededores y que re-

Page 18: La Revolución Chilena

20 Olf. J U A N

cucrdan al viajero las inmensas faenas carbonífe­ras de Australia ó de la Gran Bretaña.

En otro tiempo, el trabajo, la actividad y el bienestar sorprendían allí agradablemente al via­jero, haciéndole concebir las más lisonjeras espe­ranzas sobre el porvenir de la industria en esas regiones rescatadas á la barbarie después de si­glos de homéricas luchas. Un pueblo trabajador y feliz, ¿no es el más hermoso y consolador de los espectáculos humanos?

Pero, ahora, ¡de qué manera parecía todo cam­biado y como si un viento de borrasca hubiese sorprendido á los hombres y las cosas, soplando sobre ellos la desolación y las ruinas!...

En el muelle de Coronel pregunté á un robus­to trabajador sobre el estado en que se encon­traba el pueblo después del pronunciamiento de la escuadra, y alzando éste ligeramente los hom­bros y como si hallase demasiado indiscreta la pregunta, apenas si me dijo dos palabras:

— Y a ve usted, señor. Y señalándome con el dedo la punta de Lebu

agregó: — Y a no hay trabajo, señor. A lo lejos, en efecto, se divisaban las ruinas

del gran establecimiento carbonífero, que era has-

Page 19: La Revolución Chilena

I .A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 21

t a ayer una de las maravillas del trabajo y del •capital chileno, y que hoy sólo es señal y ejem­plo del salvajismo brutal de un déspota apodera­do por la fuerza de la fortuna pública y privada de sus conciudadanos.

Cierto día el Intendente de Concepción había telegrafiado á Balmaccda, noticiándole que en las faenas de Lebu existía un foco de conspiración contra su gobierno.

Pues bien, sin otro dato que éste, el dictador •de ¡a Moneda había contestado á su subalterno •con una orden, por telégrafo también, para que arrasase hasta sus cimientos dicho establecimien­to y arrojara en seguida petróleo en las galerías de sus carboneras, de modo que la misma enor­midad del hecho sirviese de tremendo ejemplo para los que en esos momentos ó en adelante conspirasen contra su autoridad.

Esta relación, que pude ver confirmada en seguida con datos oficiales, me llenó de asombro revelándome el terrible estado de las cosas de Chile. En un país americano, ¿puede existir un jefe de Estado que así trate á su propia tierra y piense que puede sostener su autoridad sobre la ruina de sus industrias y los escombros de su progreso material? Y o no sé de Rosas, de Fran-

Page 20: La Revolución Chilena

22 O H , J U A N

cia, ni de ninguno de los otros tiranos de Améri­ca, del cual se refieran hechos de una naturaleza, tan salvaje y grosera.

Pero esto era poco todavía en comparación de lo que en seguida debía ver.

Las faenas de Coronel, de Lota y demás esta­blecimientos de la costa de Arauco estaban casi paralizadas á causa déla falta de operarios y peo­nes de jornal. ¿Qué se había hecho y cómo al pa­recer había desaparecido una gran parte de la población de esos lugares? L a persecución salvaje-de las autoridades, se me decía en todas partes, que ve en todo individuo un enemigo de su omnipo­tencia, obliga á cada cual á buscar lejos un refu­gio para escapar de la cárcel y del azote é ir á ga­nar con nombre supuesto el pan para su familia.

L a cárcel de Coronel y las de las poblaciones vecinas estaban, efectivamente, llenas de reos po­líticos de todas edades y condiciones, y el azote y otros géneros de tormentos eran en esos lu­gares de detención el espectáculo diario con que los agentes de la dictadura parecían esforzarse en dar vivas muestras de su actividad gubernativa y de su monstruoso celo en el servicio del Estado.

Desde el día 7 de enero, fecha del pronuncia­miento de la Escuadra, casi puede decirse, que

Page 21: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 23

todos los servicios públicos habían sido asumidos en esos lugares por las comandancias de las poli­cías, á las cuales todo parece estar desde entonces encomendado, como que ellas son sin duda el fundamento del nuevo régimen político que im­pera en Chile, y sin ellas no sería posible, ni por un sólo día, su peligrosísimo sostenimiento.

Después de veinticuatro horas de estadía en Coronel, tomé el ferrocarril de Concepción, mag­nífica obra llevada á feliz término por una com­pañía inglesa y que no es ahora sino una depen­dencia de la gran empresa carbonífera de Lara-quete, cuyas minas vendiera no há mucho al capital británico nuestro amigo el general Prado; y meditando sobre tanta ruina y desolación, crucé las fértiles praderas del immenso valle que se extiende entre Coronel y San Pedro, y luego, atravesando el grandioso puente de hierro de dos mil metros de extensión, tendido entre ambas márgenes del hermoso Biobío, llegué a la bella capital del Sur, la Concepción de las leyendas de la conquista araucana, donde esperaba dar un abrazo á viejos y queridísimos amigos.

Page 22: La Revolución Chilena
Page 23: La Revolución Chilena

111

Lima, á r.° de junio de i8gi

A v u e l t a d e u n v i a j e r o d e s p u é s d e l a r g o s

_| j años de ausencia semeja á una especie de resurreción de los pasados días, con sus recuerdos cariñosos, que, como las aves migratorias en ale­gres bandadas, parecen traer los perfumes de la primavera lejana de otros climas y de otros cie­los, y por eso siempre es bien recibido en los ho­gares amigos y su presencia suscita en ellos la alegría y es como una fiesta llena de sencillos encantos.

No es extraño, pues, que á pesar de las tristes impresiones que acababa de recibir en Coronel y

Page 24: La Revolución Chilena

26 G I L J U A N

sus alrededores, me halagase todavía con la espe­ranza de pasar algunos buenos días en la her­mosa ciudad donde en otro tiempo había gozado en el trato franco y amable de sus habitantes, que parecen guardar todavía, después de cerca de un siglo de incesante transformación de las costumbres y de las ideas, aquella antigua y no­ble cortesanía española que y a anda perdida en América entre las modas y afeites de la costure­ría francesa.

Después de una noche bien dormida en el mejor de los hoteles de la ciudad, salí con mi pensa­miento en busca de los amigos á quienes pensaba dar la sorpresa de mi presencia en su hogar y entre los suyos, sin prevenirles de mi llegada y como para saber, sin otra pregunta que la de un; apretado abrazo, quiénes eran los que todavía me recordaban en seguida de tan larga ausencia.

Pronto debía ver á los Lamas, los García, Ios-Navarro, los Risopatrón, los Castellón, los Urru-tia, los González, los Cruz, los Unzueta, y tantos otros como había dejado á mi partida y que,, mozos vividores de mi tiempo, estarían ya, y á ejemplo mío, peinando canas y presidiendo des­de la gruesa poltrona de sus casas solariegas la numerosa prole, que es la ilusión y la gloria de la.

Page 25: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 2 ;

edad en que se cosecha el fruto maduro de la vida.

Desgraciadamente, mi desengaño habría de ser aquí más duro y más cruel que lo había sido al pisar la playa de Coronel y que he tratado de pintar hace un momento con la ligereza fugitiva de los apuntes de mi diario de viajero.

Desde que salí á la calle y traté de recordar de boca de los agentes de policía los nombics y nú­meros de algunas calles y casas, ya comprendí que no me hallaba donde yo creía.

Esos guardianes del orden armados de revólver, -carabina, sable, y que sé yo qué más, como unos arsenales ambulantes, no se asemejaban en na­da á los que yo había visto en otra época en el mismo oficio, y francamente me producían ahora el efecto de esas ilustraciones con que los edito­res parisienses adornan las ediciones de lujo de Tartaria de Tarascón ó de Tartaria sur les Al-

p:s de Alfonse Daudet.

Parecía, en verdad, por su actitud y sus adema­nes que se preparaban á tomar por asalto al pri­mer transeúnte que se les acercara y que tuviera la nariz de conspirador ó e! puño de revoluciona­rio ó la cara de insurgente ó enemigo del orden y la paz pública. Y luego, ¡qué tono de desenfadada

Page 26: La Revolución Chilena

28 G I L J U A N

altivez para contestar á mis sencillas preguntas y qué aire de señores para ordenarme siguiera adelante, y qué gesto de amenaza para prevenir­me de las nuevas reglas y reglamentos y orde­nanzas sobre la viabilidad á toda prisa y la pro­hibición de detenerse y formar grupos en las ca­lles!...

Pero mis buenos amigos de Concepción ¿dónde estaban y dónde podía verlos? Con la ansiedad na­tural que me producía la situación política de la ciudad, toqué á las puertas de algunos de ellos,, pero sin poder hablar á otra persona de su inte­rior que á algún sirviente fiel ó alguna vieja llavera, ios que, después de largas demoras para sal i ry en seguida de mirarme con ojos suspicaces y recelosos, me decían que nadie había en la casa,, y cerraban en seguida las puertas casi en mis na­rices. ¿Dónde estaban escondidos ó fugitivos aque­llos á quienes yo ansiaba ver felices y tranquilos en medio de los suyos?

Poco á poco y no sin algún trabajo llegué á saber de la suerte de algunos de ellos.

De Juan Castellón, el activo industrial de T o m é tan estimado y querido en la buena sociedad de Concepción, se ignoraba en absoluto el paradero. Una mañana el intendente de la provincia, cum-

Page 27: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H Í L E N A 29

pliendo instrucciones superiores, había enviado una partida de agentes de policía á las grandes bodegas y casas de habitación de la familia, di­ciendo con brutal regocijo á sus sayones, que hi­cieran botín de guerra, así de los caldos de las bodegas, como de las mismas personas de la fa­milia del señor Castellón, pues, para todos los gus­tos allí había. Esta orden salvaje había sido cum­plida con el rigor de su misma brutalidad, pero no, felizmente en todas sus partes, y a que les groseros agentes de la autoridad no pudieron al­canzar en su fuga al señor Castellón y su intere­sante esposa y sus bellas y jóvenes hijas, que pu­dieron escapar en las altas horas de la noche, consiguiendo aquéllos solamente incendiar las casas y bodegas y derramar los inmensos y valio­sísimos depósitos de vinos y licores contenidos en ellas.

Algunos otros de mis amigos habían librado de la misma manera que Castellón de las garras feroces de la dictadura.

Víctor Lamas, el patriarca del Sur, vivía es­condido en cuevas y sótanos, burlando las ame­nazas de las autoridades; los García, de noble al­curnia y de saneadas haciendas, habían huido lejos y sin que se supiera su paradero; los Nava-

Page 28: La Revolución Chilena

30 G i l . J U A N

rro, los Urrutia, los González, los Cruz, eran per­seguidos como alimañas dañinas por los guardia­nes del orden y la paz pública; de los Méndez y Urrejolas nada se sabía; los Unzueta, que fueron en otro tiempo ejemplo de abnegación y de civis­mo, habían desaparecido de la ciudad, y así los demás, como si un cataclismo hubiera borrado de ahí todo lo digno, respetable y querido.

En mi afanoso empeño, quise ir en la noche al Club de Concepción, como en otra ocasión, y du­rante mi anterior estadía en la ciudad, solía ha­cerlo; pero, el dueño del hotel en que me hallaba alojado, pronto me dijo en cortas palabras y exa­minando mucho en mi rostro el efecto que ellas me producían, que el tal club ya no existía, pues hacía pocos días que el Intendente de la provin­cia, temiendo que dicho establecimiento fuera un hogar de descontentos del nuevo régimen, había mandado cerrarlo, sellar sus puertas y clausurarlo por tiempo indefinido.

— Pero sus dueños ó socios ¿cómo se han so­metido á dicha orden? pregunté al hotelero. ¿No han protestado de tal abuso, ni siquiera por me­dio de la prensa?

— ¿ L a prensa, señor? mecontestó el buen hom­bre, ¿cómo ignora usted que todos los diarios han

Page 29: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A ? I

sido violentamente suprimidos por la autoridad y que el escribir para el público es ahora uno de los más atroces delitos?

— S o y extranjero, repliqué, y perdone usted que ignore todo esto; pero dígame ¿no hay aquí jueces ó tribunales que se atrevan á poner las cosas en su lugar?

— Nada de tal cosa existe ya, después del de­creto supremo por el cual se declaró incompatible con el orden y la paz pública la existencia de juzgados y tribunales.

—Pero esto no es propio sino del estado sal­vaje.

— A l l á vamos, señor, bajo el imperio del nuevo régimen que ahora gobierna al país.

Debe suponerse qué profunda impresión me dejaría en el ánimo este corto diálogo. Una re­pública americana en la que no existen más leyes que los caprichos de un loco, más justicia que la del celo bestial de sus sayones y verdugos, más industria que la que quiere no darse el placer de aniquilar todavía con sus úkases groseros, he aquí en breves palabras lo que se ofrecía ante mi vista. Con una sola mirada me explicaba ahora y de este modo la naturaleza y el alcance de la revo­lución chilena.

Page 30: La Revolución Chilena

32 G I L J U A N -

AI día siguiente, hube de saber cosas nuevas todavía. Durante la noche me había preguntado á mí mismo qué clase de hombres eran los que así acompañaban al dictador y servían en pro­vincias y departamentos el vil oficio de agentes celosos de su omnipotencia; pero, sabiendo luego el nombre del Intendente de Concepción, pude darme contestación á dicha pregunta y compren­der fácilmente lo que un momento atrás no me explicaba. E l sólo nombre de dicho personaje equivalía para mí en este punto á una verdadera revelación.

Algunos años antes, en Santiago, había oído hablar de este curioso tipo de media noche, con­vertido ahora y de improviso en el terrible sátra­pa del Sur. Mozo de distinguida familia y admi­tido en la buena sociedad de la capital en los primeros años de su juventud, el actual Intenden­te de Concepción, había pronto dilapidado la herencia de sus padres en truhanerías y calave­radas de feo carácter, é ido descendiendo rápida­mente en la sucia escala del crimen hasta no ser otra cosa que un huésped habitual de las fondas oscuras de arrabal y de los garitos anotados en los registros de la policía de pesquisas. Todos, en la buena sociedad santiaguina, habían olvidado

Page 31: La Revolución Chilena

I.A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 33

su existencia y su nombre, hasta el día en que, •como á un resucitado, se le vio salir de la sombra para ser uno de los más celosos agentes de la dictadura.

Entre esa clase de gentes ha rcellitado Balma-•ceda sus hombres y la numerosa falange de sus servidores.

Después de saber esto, ¿qué podía, pues, extra­ñarme? Si las cárceles y cuarteles de la ciudad •estaban llenos de presos políticos, ¿que tenía ello de .extraño? Si allí se aplicaban los más crueles tormentos, el azote, el torniquete, el fusil, la •cuerda y otros, ¿ cómo sorprenderse de esto? Si las personas de más elevada alcurnia, los jóve­nes más distinguidos habían caído en las garras •del verdugo, ¿cómo asombrarse de nada? L a lógi­ca del crimen es terrible y sangrienta.

Como era natural pensarlo, luego supe tam­bién que la suerte de Concepción era la misma •de las demás poblaciones del Sur, entregadas todas ellas á las manos ávidas de los mismos hombres, y dominadas, como país conquistado por una horda, bajo el yugo de una dictadura sin freno y sin escrúpulos.

Y o no podía permanecer ahí por más tiempo, •dominando mis violentas impresiones y ponien-

3

Page 32: La Revolución Chilena

34 G I L J U A N

do mordaza á las peligrosas palabras que podían escaparse de mis labios; y así, hube de resignar­me á tomar el ferrocarril que al través del país conduce hasta Santiago, donde esperaba,—¡triste ilusión mía!—despejar mi pobre cabeza de lúgu­bres ideas y aliviar mi ánimo del pesado fardo de mis amargos sentimientos.

Después de cuarenta y ocho horas pasadas en la ciudad, me alejé, pues, de ese cementerio po­lítico, en busca de cielo menos turbio y de aire menos denso, para continuar, según mis deseos, el estudio de los hechos y del movimiento de la revolución.

Page 33: La Revolución Chilena

Lima, á 2J de mayo de i8gi.

I-GUIEN ha dicho que la vista de la natura-X \ _ leza por el sentimento que ella inspira es el mejor consolador de los pesares humanos, y así fué para mí al salir de Concepción en el tren ex­preso que lleva hasta Santiago, y contemplando desde la ventanilla de mi coche el hermoso pano­rama del Biobio, con sus aguas límpidas y sere­nas, semejantes á las de un lago, extendiéndose y dilatándose como un mar azul y de lejanas riberas.

Mi cabeza cargada de lúgubres ideas y mis ojos cansados de contemplar grandes y terribles

Page 34: La Revolución Chilena

36 C U . J U A N

tristezas sentían una renovación consoladora an­te ese espectáculo maravilloso á que el trabajo-humano no ha conseguido robar todavía el as­pecto de la naturaleza virgen con sus misteriosos é indescriptibles encantos, y cual si me encontrara, sumergido en un bello sueño, la paz y la sereni­dad me parecían ser en esos momentos las blan­das almohadas sobre que mi pesada cabeza re­posaba.

Un tren lleno de soldados y que cruzó con el-en que yo iba vino á arrancarme de improviso á mis contemplaciones, para hacerme ver de nuevo-¡a realidad en medio de la cual vivía y devolver­me á las reflexiones melancólicas que llenaban-mi espíritu desde el día en que pisara la tierra-chilena y me fuera dado juzgar por mi mismo dé­los sucesos de la revolución.

Junto á mí vino á tomar asiento en ese instante un viajero que hasta entonces no había visto y que tenía el aspecto sano, vigoroso y bonachón dé­los hacendados del Sur de Chile, acostumbrados-á la vida sencilla délas labores de sus inmensas haciendas y extraños casi en absoluto á las estre­chas y afectadas maneras de los pobladores se­dentarios de las ciudades.

L a franqueza y sencillez de su fisonomía m e

Page 35: La Revolución Chilena

I.A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 57

abrieron camino para interrogarle y trabar con él abundante plática sobre el estado del país, á pro­pósito del tren de soldados que acababa de ver pasar y cuyo destino ignoraba.

— E s a gente va de guarnición á los pueblos de la frontera araucana, me dijo; pero ¡quién sabe cuantos de ellos irán quedando en el camino en cada una de las estaciones de tránsito!

—¿Cómo, qué no van á algún punto determi­nado, como usted acaba de decirme?

—Sí. es cierto; pero siempre sucede que, de ca­da mil hombres que salen de Santiago, Valparaíso ó alguna otra ciudad, para algún punto lejano, apenas si llega un cincuenta por ciento á su des­tino.

— U n a parte considerable deserta entonces. —Usted ha podido notar en la fisonomía misma

de esos hombres que acaban de pasar, que la ma­yor parte de ellos se compone de pobres huasos arrancados por la fuerza á su trabajo y á su ran­cho y obligados por ese procedimiento á vestir el uniforme, dejando en el abandono y la mise­ria á sus desamparadas familias.

Los agentes del Gobierno entran de improviso en las haciendas y en los pequeños pueblos, y a-rrean en seguida con toda la gente que en ellos

Page 36: La Revolución Chilena

38 G I L J U A N

encuentran, de la misma manera que los cuatreros y ladrones suelen arrear las bestias que hallan á su alcance. Este es el sistema de reclutamiento que ahora se estila y por medio del cual el Go­bierno cree poder formar un ejército que le sos­tenga en el poder.

—Pero esos soldados, de bien poco pueden ser­vir, según lo que usted me refiere.

— Y a lo creo. Vea usted: durante el espacio de dos meses en que se viene empleando con teda actividad este sistema de formar soldados, el Go­bierno no ha tomado por la fuerza menos de cin­cuenta mil hombres, y no creo que de esos haya hasta ahora retenido en las filas más de doce ó quince mil. Es algo muy singular. Durante la última guerra la recluta era voluntaria y con poco trabajo se obtenían los soldados que se deseaban, entretanto que ahora todo el mundo se niega á •servir, comprendiendo hasta el más humilde é ignorante que en este caso, lejos de pedírsele un sacrificio por la patria, se le impone con ello una •contribución injusta y odiosa.

Siguiendo este diálogo, mi compañero de viaje rae explicó en seguida más latamente la realidad •de las cosas.

E l pobre campesino que ve arrasadas y que-

Page 37: La Revolución Chilena

L A I N V O L U C I Ó N C H I L E N A 39

madas por órdenes del dictador las haciendas-y casas de sus patrones, el que mira al dueño de la finca en que trabaja ó de la casa en que sirve arrastrado á las cárceles de los pueblos vecinos, eL que ha visto pasar al párroco de su aldea atado á un caballo y llevado lejos de su feligresía, coma un malhechor ó un bandido, no puede menos,, naturalmente, de formarse un criterio cabal sobre los sucesos y considerar como propio de hombres malos el servir á los autores de tantos atentados.

De esta manera, hasta las clases más pobres,, humildes é ignorantes de la población chilena han. llegado á ser enemigas naturales del régimen i m ­perante.

A propósito de estas reflexiones, mi compañe­ro de viaje vino en contarme también algunas de las muchas anécdotas que circulan hoy día en. boca del pueblo con motivo de la situación polí­tica del país y en las cuales el dictador aparece: á los ojos de estos hombres sencillos como una especie de monstruo salvaje y sangriento empe­ñado en la ruina y la desgracia de sus seme­jantes.

Conversando de esta manera y tocando diver­sos é interesantes puntos referentes á la situación, hicimos la mitad del camino que me separaba.

Page 38: La Revolución Chilena

40 <;n. J I : A X

del término de mi viaje, durante el cual había te­nido lugar de hacer otras interesantes observa­ciones sobre la misma materia que tanto me preo­cupaba.

Así , por ejemplo, era de notarse la falta casi absoluta de bullicio y de movimiento en las es­taciones de tránsito, lugares tan animados de ordinario por los vendedores de periódicos y co­merciantes al menudeo y que ahora parecían de­siertos, como si todo comercio y toda activi­dad estuvieran suspendidos. Luego, todos ios que entraban á ocupar un asiento en el tren, lo hacían como sospechando de los demás y como si temieran que algo de malo ó de des­graciado fuera á sucederles. Por fin, el aspecto grave y melancólico de los viajeros, manifestaba de por sí que algo extraordinario preocupaba á cada cual, trayendo su ánimo conturbado con se­rias reflexiones.

Después de algunas horas de marcha, cruzan­do los magníficos puentes de hierro de los ríos del sur, atravesando los campos cubiertos todavía de resecas mieses, por motivo de la escasez de trabajadores, y dejando atrás las poblaciones de Chi l lan , San Carlos, Linares, Parral y otras de menor importancia, el tren se detuvo durante una

Page 39: La Revolución Chilena

I.A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 41

larga media hora en la estación de la ciudad de Talca, situada en la medianía del camino de Con­cepción á Santiago y punto de término de los trenes ordinarios, como en Chile se llama á los que no hacen un viaje direct", y que en esta lí­nea dividen su carrera en dos jornadas.

Con la rapidez del viajero que vive no sólo de impresiones sino también de los alimentos de la carne y á quien sólo se conceden algunos minu­tos para aprovechar de ellos, me lancé del coche al restaurant de la estación, no sin que me cos­tara algún trabajo abrirme paso entre los indivi­duos de sospechosa catadura que subían al andén de los carros, para ver quiénes eran los viajeros, y entre los grupos de soldados armados de cara­bina y repartidos por todas partes, que daban al lugar el aspecto de un patio de cuartel en el mo­mento del cambio de guardias.

Al tomar asiento en una de las pequeñas mesas del restaurant, me vi al lado de un antiguo cono­cido con quien había tenido negocios en otro tiempo en la costa del Perú y que ahora, según me dijo, se ocupaba cn'transacciones de ganados, como agente de una casa importadora de vacunos del otro lado de los Andes.

Nos reconocimos inmediatamente, y después

Page 40: La Revolución Chilena

42 G i l - J U A N

•de hablar de asuntos personales, fácilmente hubi­mos de caer en el consabido tema de las cosas del día como él llamaba á todo lo que se rela­cionaba con la situación poh'tica del país.

Sus impresiones eran más ó menos las mismas que yo había recogido, y como él iba también á Santiago, le invité á que siguiéramos el viaje juntos, de modo que pudiésemos continuar nues­tra conversación, interrumpida de improviso por el silbato del tren que iba á partir y el ruidoso golpe de manos del conductor invitando á los viajeros á tomar de nuevo é inmediatamente sus asientos.

— L o que sucede en Talca y en todas las demás •ciudades del sur y del centro, me dijo mi nuevo compañero de viaje, es lo mismo y á imitación de lo que usted pronto verá en Santiago, como que es una sola mano laque en todas partes lo dirige todo y son iguales las órdenes que en los distin­tos lugares se cumplen con el mismo rigor y de idéntica manera.

Usted ha visto á Concepción, me agregó, y ha podido observar qué género de vida llena de aza­res se lleva allí. Pues bien, las cosas del día siguen el mismo curso en los demás pueblos y ciudades. ~En todos ellos las autoridades ó agentes del dic-

Page 41: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N ' C H I L E N A 43

tador se manejan de la misma manera, imaginan­do que por medio del terror, de las persecuciones,, de las cárceles y del verdugo pueden dominar la situación.

Pero el resultado lógico de su temeridad ya. usted también lo ve. Si la persecución y el tor­mento obliga á los hombres patriotas á ocultarse ó á padecer la cárcel y el azote, ello no da un solo partidario á la dictadura, ni puede menos, como-es natural, de abrir los ojos á los pocos necios que hasta ahora han sido sus amigos y que, en vista¿ de lo que sucede, tienen necesariamente que con­vertirse al partido de sus contrarios. Esto lo esta­mos viendo todos los días, y á usted le será fácil obscrvailo en Santiago, en el centro mismo de-la dictadura.

Á medida que mi compañero de viaje me ha­blaba de éstas y otras cosas referentes á la situa­ción política, su voz y su acento iban tomando' un tono de amargura, digno de llamar la atención en un extranjero que, según mi entender, notenía. otra clase de vínculos que lo unieran al país que-los del giro de sus negocios de ultra cordillera, y que, por lo mismo, hacían que sus apreciaciones-fueran más dignas de picar mi curiosidad y pro­vocaran de mi parte otras preguntas referentes á_

Page 42: La Revolución Chilena

44 G i l . J U A N

la situación especial de los extranjeros en el país. ' — R e s a b i d o , le dije, y me ha extrañado sobre­manera, que una revolución como ésta ha en­contrado desde el primer momento entusiastas amigos y partidarios hasta en las colonias extran­jeras que, por su condición natural, era de creer que no tomarían ninguna participación en el con­flicto.

—Para nosotros los extranjeros, me contestó, la paz y la paz á todo trance es una necesidad de vida; pero en este caso, ¿cómo simpatizar con un régimen de gobierno como el que viene im­plantando ó preparando Balmaccda desde hace cuatro años y cuyos resultados no pueden ser otros que la inseguridad, ei desorden, la anarquía y la ruina lenta pero segura de nuestros intereses? L a revolución es, á juicio de todo el comercio extranjero, la única esperanza de remedio en esta ocasión, bien pensadas las cosas y como han sido juzgadas por todos.

—Usted cree entonces, que Balmaceda, como algunos lo han dicho, tiene ideas tan falsas y tan absurdas sobre la economía nacional que haya imaginado la guerra al capital y la industria ex­tranjeros como medio feliz de fomentar el capi-

Page 43: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 45

tal chileno y hacer prosperar las industrias pro­piamente chilenas?

— No sólo lo creo firmemente, sino que él mismo no ha hecho un misterio de ello en diversas y so­lemnes ocasiones. E s un hombre de cabeza tan singular y preñada de tantas especies de errores al mismo tiempo que tan llena de vanidades y su­ficiencia, que uno no sabe de qué sorprenderse cuando lo estudia de cerca y observa todos sus actos. Usted puede comprender que, dado el ca­rácter del pueblo .chileno, su educación política y su amor al orden, era necesario que estuviese en el poder un hombre de esta especie para arrojar al país en brazos de una agitación política como la que ha llegado á producir el tremendo cata­clismo en que en estos momentos todos nos ve­mos envueltos

El tren marchaba á toda prisa por entre los bosques, montes y sembrador, cruzando en las estaciones de tránsito con otros cargados de tro­pas ó que, detenidos en los ramales y desvíos, •esperaban su carga humana, y su movimiento •descompasado y monótono había llegado á produ­cir en mi pobre) - golpeado cuerpo una impresión física semejante al cansancio moral con que las observaciones del viaje habían fatigado mi ánimo.

Page 44: La Revolución Chilena

46 G i l . J U A N

Llegué, pues, á Santiago como si mis desco­yuntados miembros estuvieran pidiendo á gritos el bálsamo aquel con que el andante caballero curaba todos las malas jugadas que los misterio­sos enemigos de sus heroicas empresas se esfor­zaban en procurarle, envidiosos de su gloria y de las buenas justicias que por soledades y pobla­dos iba haciendo en favor de la inocencia y de la virtud perseguidas.

Page 45: La Revolución Chilena

Lima, á i.° de junio de l8gi

L extranjero que se encuentra en !a capital

J ¿ de Chile no echa de menos ni las como­didades ni los refinamientos que la civilización moderna ha acumulado en las grandes ciudades europeas y norte americanas.

Los buenos hoteles, la hermosura de las calles, plazas y parques, el tono y amables maneras de la sociedad de los hombres y la belleza y ele­gancia de las mujeres, el orden y el aseo que por todas partes reinan, el movimiento y actividad de su comercio y, por fin, su agradable clima y su cielo azul, más límpido que el de Ñapóles y de

Page 46: La Revolución Chilena

4S « I I . J l ' A . N

Atenas, convidan al viajero á detenerse en la ca­pital chilena y lo encariñan con todas las cosas cjue tiene ante su vista.

Santiago es también, al mismo tiempo, la ciu­dad de las universidades, de los liceos, seminarios, ateneos y círculos literarios y científicos, que la dan á ciertas horas del día y en las de la maña­na particularmente, una fisonomía original, con sus estudiantes y hombres de letras, pascando por las avenidas de Las Delicias y á la sombra de los robles y de las acacias, ó con sus libros debajo del brazo, en los portales del centro y al volver del aula, tras de las muchachas bonitas que, después de haber hecho sus ejercicios espi­rituales de la mañana en las cercabas iglesias, van allí á hacer sus compras en las tiendas y ba­zares de modas, ó con este pretexto, á recoger de paso alguna mirada de los amartelados donceles^

Además, es Santiago también, el centro po­lítico de la República y allí se puede conocer fácilmente á los hombres públicos más distingui­dos del país, á los sabios y á los artistas, cuyas moradas, espléndidas ó modestas, están siempre abiertas para el extranjero, que encuentra en el las-corazones francos y leales con cuya noble amis­tad puede mitigar la nostalgia del hogar lejano y

Page 47: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 49

olvidar un tanto los afectos de la familia, cuyo recuerdo sigue siempre al hombre como una som­bra melancólica de su alma á dondequiera que dirija sus pasos.

Por estas diversas circunstancias, había yo pa­sado hace años en la capital chilena algunos de Ios-días mejores de mi vida, y ahora, y á pesar del es­tado del país, creía aún poder renovarlos, particu­larmente al llegar ahí en las postrimerías del mes de marzo, el mes de la abundancia, de las frutas y de las flores y en que las nobles familias santia-guinas vuelven del campo ó de los lugares bal­nearios á renovar la vida del hogar, abriendo sus salones á sus amigos y relacionados.

Era una bella mañana aquella en que, después de haber descansado de mi largo viaje, salía del hotel Oddo á recorrer la ciudad y rememorar Ios-días felices de otro tiempo, una bella mañana, pero que luego hubo de cambiarse en nublada y oscura á mis ojos, al verlo todo cambiado y tras­tornado y contemplarme á mi mismo paseando por calles, plazas y avenidas á la manera de un sonámbulo en un lugar casi desconocido.

No era inexacto lo que se me había dicho al sa­lir de Concepción. L a dictadura, como un enorme parásito arraigado en todas partes, había secado

4

Page 48: La Revolución Chilena

SO G I L J U A N

en poco tiempo la savia viva de la alegría, del bienestar y de la felicidad de la ciudad. Y a no se veían á la sombra de las alamedas los alegres es­tudiantes de otro tiempo, ni en los pasajes y por­tales paseaban las hermosas damas, ni los hombres públicos disertaban ó discutían, ni los literatos y periodistas se hacían leer en los diarios de la ma­ñana, ni la actividad y el movimiento se manifes­taban en los distintos puntos de la ciudad. Todo lo que constituye el alma de un gran pueblo ha­bía desaparecido, dejando sólo en él sus huellas y sus recuerdos. . .

Y la causa se explicaba con sólo extender la mirada y reflexionar un instante.

Las universidades y colegios habían sido cerra­dos por orden del dictador, ó sus patios y salas estaban ocupados en el servicio de cuarteles; pocas personas había que no padecieran ó la muerte de algún deudo querido ó el suplicio y la cárcel del padre, del hermano y del amigo: los hombres públicos y los hombres de letras vaga­ban perseguidos ó expiaban su patriotismo en cárceles y presidios; en resumen, todo el mundo sufría de alguna manera, sin que el mal de mu­chos, al revés de lo que canta el adagio, pudiera ser consuelo para nadie.

Page 49: La Revolución Chilena

I.A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 51

Nunca, en mi larga vida, había visto en nin­guna parte operarse en tan breve espacio de tiem­po un trastorno social de esta naturaleza por iguales ó parecidas causas.

L a mano del dictador extendía sobre la ciu­dad su inmensa sombra que alcanzaba á todos los puntos á la vez, como una nube preñada de amenazas y de terrores, y esa mano era la de un hombre, del cual creo oportuno hacer aquí un ligero bosquejo, aunque sea en breves palabras y como sólo me es permitido hacerlo en el reduci­do espacio de una carta.

Mis amigos de Lima no deben de haber ol­vidado todavía la figura de aquel seminarista es­capado del claustro que vino aquí el año 65, como adicto del ilustre ex-Presidente señor Montt.

Estoy seguro de que algunos de ellos recuerdan aún su rostro pálido y enfermizo, su incesante y menudo hablar de muchacho consentido y nervio­so, sus dichos agrios y burlescos, que le valían continuas y prudentes reflexiones de su jefe, el respetable señor Montt, sus modales afectados, como los del que estuviera siempre delante de un espejo, su andar entrabado y á cortos y borneados pasos, su conjunto, ren fin, equívoco y extraño, que llamaba y fijaba inmediatamente la atención.

Page 50: La Revolución Chilena

52 G i l , J U A N '

Pues bien, ese muchacho de entonces y en se­guida hombre, y consumado y eximio represen­tante de papeles trágicos, es el actual dictador <Je Chile.

Desde muy joven, agitado incesantemente por la fiebre de insensatas ambiciones, se le vio en la escena política de su país sacrificándolo todo á su pasión devoradora. ¿Era necesario saltar la valla del deber y la cerca plantada por él mismo, para no detenerse en el camino? ¿Era menester insultar en el altar la imagen ó el símbolo de santos amores ó de religiosas convicciones? ¿Era conveniente arrojar la barca en que iban sus ami­gos á los azares del temporal, cuando él estaba en la playa? Su voluntad no vacilaba, y eran esos precisamente los momentos más felices de sus triunfos.

Hubo un día en la política chilena en que el presidente Santa María, casi náufrago y perdido entre las sirtes y escollos del oportunismo, nece­sitó rodearse de hombres especiales en este arte difícil é inescrupuloso, y, buscándolos, encontró á éste, para no separarlo ya de su lado. ¿Quién podía mejor servirle y que estuviese mejor pre­parado para ello? Desde entonces, el actual dic­tador de Chile, fué el favorito de su protector y

Page 51: La Revolución Chilena

I.A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 53

aseguró su herencia y adueñóse del porvenir, hoy tan cargado de pesadas y densas sombras.

Pero un hombre de esta clase, se me dirá, ¿cómo pudo subir más todavía por el arte refinado del engaño y de la mentira y contando, á pesar de ello, con numerosos partidarios y amigos?

No hay estudio más interesante, sin duda al­guna, que el de la fisonomía física de los tira­nos, cuyos lincamientos casi siempre blandos, suaves y femeniles encubren por completo su fisonomía moral. Nerón, coronado de pacíficos mirtos y tocando la flauta de Pan en los prosce­nios del circo, ¿podía ser el incendiario de Roma y el asesino de su madre? Borgia, tierno y melan­cólico y recitando dulces tercetos á las damas de Florencia, ¿cómo arrojaba en seguida la gota de veneno en la áurea copa que presentaba á sus amigos? Hé aquí la explicación del por qué el dictador de Chile ha podido engañar durante años á sus devotos y partidarios, para sacrificar­los en seguida y revelarse á ellos tal cual había sido siempre, oculto tras de la máscara débil, pu­silánime y sentimental de su rostro.

Una vez dueño del poder y siguiendo los con­sejos de su ambición, era lógico, pues, que no pensase sino en aprovechar el momento en que

Page 52: La Revolución Chilena

54 G I L J U A N

creyera maduro el fruto para cogerlo, y que lue­go y después de haber dado el primer paso en el camino, como encontrara obstáculos y resisten­cias invencibles para ello, su voluntad y su natu­raleza moral se revelasen en la lucha tenaz, vio­lenta y ciega.

El Congreso de Chile no pudía permitirle la violación de la Carta Fundamental del Estado y el atropello de las leyes, y él, entonces, salta so­bre los representantes del país y declara, por de­cretos que llevan su firma, que la Constitución no existe y que tampoco existe el Congreso; luego, la armada de la República, á la vista de estos hechos, pronunciase en contra de ellos en la ba­hía de Valparaíso, y él, siguiendo la lógica de su política, declara piratas á todos los buques de la flota, y entrégalos sin pudor ni vergüenza á la supuesta codicia de las armadas extranjeras; en seguida, todos los hombres públicos y distingui­dos elevan una protesta contra tamaños atenta­dos, y él abre las cárceles y presidios para llenarlos con lo más digno y respetable de la sociedad chi­lena; por último, el pueblo todo, sin distinción de clases ni de intereses, quiere levantar las manos al ciclo para pedirle que cesen tantas calamida­des y vergüenzas, y él entonces alza sobre la

Page 53: La Revolución Chilena

I.A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 55

sociedad entera el brazo del verdugo y para que no descanse en largo tiempo.

No creo engañarme al asegurar y creer que si el dictador de Chile pudiera hoy vender su país á cualquiera que quisiera comprárselo, res­petando lo que él llama sus derechos al Go­bierno del Estado, lo haría sin escrúpulos, y quién sabe si solamente para que su nombre figurara con la gloria de Eróstrato en las páginas de la historia americana.

Se me dirá tal vez, en vista de esto, que tal hom­bre no es seguramente sino un enfermo atacado de demencia dictatorial y que el mejor remedio para él sería el que pudiese propinarle un alienis­ta de experiencia. Sí , está bien y nada es más exacto. Pero un enfermo de esta clase, ¿no es por lo mismo una fiera humana cuya guarda en una jaula de hierro es una medida necesaria de pre­servación social? Pues, para conseguirlo, lucha hoy la tierra chilena y el fin y objeto de la revo­lución no es otro que éste.

Continúo mi relación y sigo contando mis im­presiones.

Una vez implantada la dictadura, era lógico pensar que la fortuna pública y privada, de que

Page 54: La Revolución Chilena

56 « I I . J U A N

los bancos )• sociedades de crédito son los natu­rales representantes, habrían de resentirse pro­fundamente y experimentar en el acto terribles-sacudidas y enormes quebrantos.

Observando esta faz de la revolución, pude ver durante esos días en Santiago cuáles eran sus-terribles efectos.

Multitud de familias á las cuales yo había visto en otro tiempo en una relativa holgura y gozando de los frutos de afanosos y largos tra­bajos, estaban en esos momentos viviendo del azar y rodeados de todas las aflicciones y tristezas-de su nuevo estado; otros, que hasta hace pocos meses nadaban en la opulencia y usufructuaban de fuertes rentas, miraban en sus manos un sucio papel de quince peniques, con el cual apenas si podían dar abasto á sus apremiantes necesi­dades; por fin, la mayor parte de la población, que sólo se alimentaba de su trabajo diario, no-hallaba ya en qué emplear sus brazos y miraba abiertas á sus pies las oscuras puertas de la mi­seria y de la muerte.

L a faz económica de la revolución aparecía á-la vista como la más tremenda y desastrosa en> todos sentidos.

Page 55: La Revolución Chilena

I A R E V O I . r C l i ' i X C H I L E N A 57

A g r e g ú e s e l u e g o á e s t o s e f e c t o s g e n e r a l e s , l o s

p r o d u c i d o s p o r l o s d e c r e t o s d e l a d i c t a d u r a r e s ­

p e c t o d e c i e r t a s y d e t e r m i n a d a s f o r t u n a s .

U n o d e l o s p r o c e d i m i e n t o s m á s c o m u n e s e m ­

p l e a d o s p o r e l D i c t a d o r p a r a a m e d r e n t a r y r e ­

d u c i r á s u s e n e m i g o s e r a , d u r a n t e e s o s d í a s , el d e l

e m b a r g o y a p o d c r a m i e n t i d e l o s b i e n e s d e l o s

p a r t i d a r i o s d e l a r e v o l u c i ó n .

U n d í a el r e s p e t a b l e s e n a d o r d e l a R e p ú b l i c a

•don J o s é B e s a e r a d e n u n c i a d o c o m o d e s a f e c t o a l

n u e v o r é g i m e n i m p e r a n t e , y s i n m á s q u e e s t o , l a

p o l i c í a c e r r a b a s u g r a n c a s a d e c o m e r c i o y s e c u e s ­

t r a b a t o d o s s u s v a l o r e s . O t r o d í a e l filántropo d o n

A g u s t í n E d w a r d s e r a d e n u n c i a d o c o m o r e o d e

i g u a l d e l i t o , y a l p u n t o l o s a g e n t e s d e l a a d m i ­

n i s t r a c i ó n s e a p o d e r a b a n d e s u c a s a d e b a n c o , d e

t ius v a l i o s a s h a c i e n d a s , d e s u s c a s a s , e t c . , y a r r a s a ­

b a n , q u e m a b a n ó r o b a b a n t o d o c u a n t o e s t a b a á s u

• a l c a n c e . A l m i s m o t i e m p o e r a n s o s p e c h a d o s d e

i g u a l f a l t a c i n c u e n t a ó c i e n f a m i l i a s d e l o m á s n o ­

t a b l e y d i s t i n g u i d o , y a l m o m e n t o a p a r e c í a n e l l a s

«en l a s t e r r i b l e s t a b l a s d e S i l a . C a s i d i a r i a m e n t e

l o s p e r i ó d i c o s d e l d i c t a d o r p u b l i c a b a n e n s u s c o ­

l u m n a s l a r g a s l i s t a s d e n o m b r e s c o n d i c h o o b j e t o ,

s i n q u e f a l t a r a n e n t r e e l l o s l o s d e p e r s o n a s m u e r ­

t a s , á q u i e n e s s e p e r s e g u í a h a s t a m á s a l l á d e l

Page 56: La Revolución Chilena

¡8 tíll. J U A N

s e p u l c r o p o r q u e n o h a b í a n s i m p a t i z a d o e n v i d a

c o n l a c a u s a d e l a t i r a n í a .

N o h a b r á h o m b r e s e n s a t o q u e n o s e a s o m b r e d e

e s t o s h e c h o s q u e r e f i e r o y q u e p i n t a n p o r s í

s o l o s el e s t a d o d e l a s c o s a s d e C h i l e , p e r o ¿ q u é

s e d i r á s i a f i r m o q u e t a l e s p r o c e d i m i e n t o s e r a n

c u a n d o y o l o s p r e s e n c i a b a u n t í t u l o d e g l o r i a q u e

e l d i c t a d o r r e c l a m a b a p a r a s í t o d o s l o s d í a s e n

l o s p a p e l e s p ú b l i c o s q u e , i n s p i r a d o s p o r é l , e d i t a ­

b a n m a ñ a n a y t a r d e l a s p r e n s a s d i c t a t o r i a l e s ?

E n e f e c t o , La Nación, El Comercio y o t r a s h o j a s

p e r i ó d i c a s d e S a n t i a g o y d e V a l p a r a í s o , d e c l a r a ­

b a n e n s u s s e c c i o n e s e d i t o r i a l e s q u e e l p r o g r a m a

d e l s e ñ o r B a l m a c e d a n o e r a o t r o n i c o n d u c í a á

o t r o o b j e t o q u e e l m u y d i g n o y p a t r i ó t i c o d e

a r r u i n a r p a r a s i e m p r e á l o s a r i s t ó c r a t a s y b a n ­

q u e r o s , d e m o d o q u e , u n a v e z d e s a p a r e c i d o s , p u ­

d i e r a l e v a n t a r s e s o b r e s u s c a s a s i n c e n d i a d a s y s u s

c a m p o s t a l a d o s y a r r a s a d o s , e l v e r d a d e r o r e i n a d o

d e l p u e b l o y d e l a d e m o c r a c i a .

E s o s a r i s t ó c r a t a s y e s o s b a n q u e r o s , a g r e g a b a n ,

s o n l a c a u s a ú n i c a d e l a t r a s o m a t e r i a l é i n d u s t r i a l

d e l p a í s , y p o r e s o e s j u s t o q u e s e l e s c a s t i g u e y

q u e s u s r i q u e z a s v a y a n á l a s a r c a s d e l E s t a d o , e s

d e c i r á l a s a r c a s d e l p u e b l o . L é a s e l a p r e n s a d i c ­

t a t o r i a l d e l o s m e s e s d e e n e r o , f e b r e r o y m a r z o y

Page 57: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 59

•no s e e n c o n t r a r á e n e l l a o t r a c o s a q u e a r t í c u l o s d e

e s t a c a l i d a d , a l g u n o s d e e l l o s e s c r i t o s d e p u ñ o y

l e t r a d e l m i s m o d i c t a d o r d e C h i l e .

P r o b a b l e m e n t e e s t e s i n g u l a r a d m i n i s t r a d o r d e

l o s i n t e r e s e s d e l p u e b l o e s c r i b í a y h a c í a e s c r i b i r

t a l e s i n e p c i a s c o n e l p r o p ó s i t o d e s u b l e v a r l a s

b a j a s p a s i o n e s d e l a s c l a s e s p o b r e s y d e s v a l i d a s

d e l a p o b l a c i ó n y p a r a q u e é s t a s l e a y u d a s e n e n

s u s v e n g a n z a s c o n t r a s u s e n e m i g o s ; p e r o l o s e f e c ­

t o s n a t u r a l e s d e s e m e j a n t e p r o c e d i m i e n t o e r a n

d e m a s i a d o e l o c u e n t e s p a r a q u e l a s c l a s e s m e n e s ­

t e r o s a s p u d i e r a n e n g a ñ a r s e y d e j a r s e a r r a s t r a r á

l a g u e r r a s o c i a l á q u e s e l e s p r o v o c a b a d e u n a

m a n e r a t a n b u r d a y g r o t e s c a , a l m i s m o t i e m p o

q u e d e s a t e n t a d a y c r i m i n a l .

D u r a n t e e s o s d í a s l l e g a r o n á S a n t i a g o , c o n

i n t e r v a l o d e p o c o m á s d e u n a s e m a n a , d o s n o t i ­

c i a s d e g r a n s e n s a c i ó n q u e v i n i e r o n á b u r l a r t o ­

d a s l a s e s p e c t a t i v a s d e l d i c t a d o r e n o r d e n a l é x i t o

d e l a s o p e r a c i o n e s m i l i t a r e s e n e l n o r t e .

F u é u n a d e e l l a s l a f u g a d e l v a p o r Maipo ( i ) ,

q u e e l d i c t a d o r e s t a b a p e r t r e c h a n d o e n V a l p a r a í s o

p a r a u n a p r ó x i m a e x p e d i c i ó n , s e m e j a n t e á l a s

d e s u g e m e l o , e l v a p o r Imperial, y q u e u n a b u e n a

( i ) Apéndice núm. i.-—(N.delE.)

Page 58: La Revolución Chilena

6o O H , J U A N

n o c h e h u y ó d e l a b a h í a p a r a u n i r s e á l a e s c u a d r a , ,

l l e v a n d o á s u b o r d o l a s g u a r n i c i o n e s m u n i c i o n a ­

d a s d e l a s f o r t a l e z a s d e l p u e r t o , u n a p a r t e d e l a

p o l i c í a d e S a n t i a g o , g r a n n ú m e r o d e j e f e s y o f i ­

c i a l e s d e l e j é r c i t o y m u c h o s d e l o s c i u d a d a n o s ,

p e r s e g u i d o s p o r l a d i c t a d u r a .

F u é l a s e g u n d a d e e l l a s , l a p é r d i d a d é l a b a t a ­

l l a d e P o z o A l m o n t e ( i ) , q u e d e j a b a á firme e n

p o d e r d e l a r e v o l u c i ó n l o s v a l i o s o s t e r r i t o r i o s d e

T a r a p a c á , c o n s u s i n m e n s a s r i q u e z a s y s u s c u a n ­

t i o s a s r e n t a s a d u a n e r a s , b a s t a n t e s y s o b r a d a s d e

p o r s í p a r a d a r á s u s n u e v o s p o s e e d o r e s t o d a l a

f u e r z a y e l p r e s t i j i o eme h a s t a e s c m o m e n t o les-

h a b í a f a l t a d o .

A m b a s n o t i c i a s , s i e s q u e l l e v a r o n p o r u n m i ­

n u t o e l p á n i c o á l o s c o n s e j o s d e l d i c t a d o r , l u e g o

s e c o n v i r t i e r o n e n m o t i v o ó p r e t e x t o p a r a a v i v a r

m á s t o d a v í a s u s p a s i o n e s d e v e n g a n z a , t r a d u c i ­

d a s i n m e d i a t a m e n t e e n n u e v o s y v i o l e n t o s a t e n ­

t a d o s c o n t r a l a s p e r s o n a s y l a s p r o p i e d a d e s .

D e s d e e s e i n s t a n t e , d í a á d í a y m o m e n t o á m o ­

m e n t o , p u d e o b s e r v a r l o s h e c h o s m á s a t r o c e s q u e

p u e d e n c o n c e b i r s e . N o b l e s y r e s p e t a b l e s a n c i a n o s ,

q u e h a s t a e n t o n c e s g e m í a n e n l a s c á r c e l e s e r a n .

( i ) Apéndice i i ú i n . 2.—fJY. del E.)

Page 59: La Revolución Chilena

I.A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 6l

t r a s l a d a d o s á l a s p e n i t e n c i a r i a s y c o n f u n d i d o s c o n

l o s r e o s d e d e l i t o s c o m u n e s , c o n l o s l a d r o n e s y

a s e s i n o s e n l o s t a l l e r e s p e n a l e s ; j ó v e n e s d e l a m e ­

j o r s o c i e d a d e r a n c o l g a d o s d e l o s b r a z o s c o n u n

fus i l c o r r i d o p o r l a e s p a l d a y a z o t a d o s y m a r t i r i ­

z a d o s c a s i h a s t a l a a g o n í a ; á h o n r a d o s y l a b o r i o ­

s o s a r t e s a n o s s e l e s s o m e t í a á p e o r e s y m á s c r u e l e s

t r a t a m i e n t o s ; y p o r fin, e n l o s c u a r t e l e s d e l a c i u ­

d a d s e s e n t a b a s o b r e el b a n q u i l l o y s e f u s i l a b a

d u r a n t e l a s n o c h e s á l o s s o s p e c h o s o s d e s e d i c i ó n .

N i l a s s e ñ o r a s e s t a b a n l i b r e s d e l u l t r a j e y e n

c a d a d í a y e n c a d a m o m e n t o s e r e p e t í a n l o s m i s ­

m o s b á r b a r o s e x c e s o s .

A l a v i s t a d e e s t o s s u c e s o s , s e c o m p r e n d e r á l a

t r i s t í s i m a i m p r e s i ó n q u e d e b í a p r o d u c i r m e el a s ­

p e c t o d e l a c i u d a d d o n d e e n o t r o t i e m p o h a b í a

p a r a d o , c o m o h e d i c h o , d í a s t r a n q u i l o s y f e l i c e s

e n m e d i o d e u n a s o c i e d a d o p u l e n t a y r e f i n a d a

q u e a h o r a v e í a c o n v e r t i d a c a s i e n m i s e r a b l e r e ­

b a ñ o p o r o b r a d e l a a m b i c i ó n d e u n s o l o h o m b r e .

Page 60: La Revolución Chilena
Page 61: La Revolución Chilena

V I

Lima, JO de junio de i8gi.

A r e l a c i ó n d e l a s a t r o c i d a d e s s i n n o m b r e , d e

\ j q u e h e h a b l a d o , e s t o y s e g u r o d e q u e p r o v o ­

c a r á n e n e l e s p í r i t u d e l l e c t o r u n a p r e g u n t a m u y

n a t u r a l y q u e v o y i n m e d i a t a m e n t e á f o r m u l a r y

c o n t e s t a r . ¿ P e r o e s a s v í c t i m a s d e l d e s p o t i s m o , s e

d i r á , e s e p u e b l o m a l t r a t a d o , e s a s o c i e d a d u l t r a j a ­

d a , n o t i e n e n e n S a n t i a g o u n j e f e , u n a j u n t a r e v o ­

l u c i o n a r i a ó u n a c o m i s i ó n d e c i u d a d a n o s q u e h a g a

t r a b a j o s y a c u m u l e e l e m e n t o s d e s a l v a c i ó n q u e

p o n g a n p r o n t o fin á t a n t a s d e s g r a c i a s ? S i , l o s t i e ­

n e n , p o r c i e r t o , y d e e l l o h e d e h a b l a r e n s e g u i d a

c o n l o s d e t a l l e s q u e m i s a n t i g u a s r e l a c i o n e s c o n

Page 62: La Revolución Chilena

04 ( ¡ I ! . J U A N

a l g u n o s d e l o s h o m b r e s c o m p r o m e t i d o s e n l a

r e v o l u c i ó n m e d i e r o n á c o n o c e r .

P e r o , p a r a e l l o n e c e s i t o v o l v e r l a v i s t a á t i e m ­

p o s l e j a n o s d e m i v i d a , á é p o c a s y l u g a r e s q u e , s i

t e n í a y a c a s i o l v i d a d o s , d e b í a p o r e x t r a ñ a s c o i n ­

c i d e n c i a s r e c o r d a r e n S a n t i a g o , o b s e r v a n d o l o s

h o m b r e y l a s c o s a s d e l a r e v o l u c i ó n .

M a c e m u c h o s a ñ o s , v i n i e n d o d e L o n d r e s á

P a r í s e n u n o d e e s o s p e q u e ñ o s v a p o r e s q u e h a ­

c e n l a b o r r a s c o s a t r a v e s í a d e D o v e r á C a l a i s , u n

a m i g o c h i l e n o c o n q u i e n h a b í a c u l t i v a d o a m i s t a d

e n l a c a p i t a l b r i t á n i c a m e p r e s e n t ó á un c o m p a ­

t r i o t a s u y o q u e a l l í t a m b i é n v e n í a y d e l c u a l m e

h i z o l a m á s e x p r e s i v a s r e c o m e n d a c i o n e s ( i ) .

l i r a u n j o v e n d e e l e v a d a e s t a t u r a , c o m o la d e

u n g l a d i a d o r a n t i g u o , r o s t r o p á l i d o y f r a n c o , o j o s

t r a n q u i l o s y s i n m i e d o , f r e n t e a l t a y h e r m o s a ,

a c e n t o m e z c l a d e s e r e n i d a d y d e a l t i v e z y m a n e ­

r a s e d u c a d a s y l i b r e s q u e a b r í a n c a m i n o á l a

a m i s t a d y p r o v o c a b a n e n s u f a v o r el a g r a d o y l a

s i m p a t í a .

L u e g o q u e n o s c o n o c i m o s , v i e n é l a l g o m á s

q u e u n e x c e l e n t e c o m p a ñ e r o d e v i a j e . S u i l u s t r a ­

c i ó n p o c o c o m ú n , s u a f i c i ó n á o b s e r v a r l o t o d o y

( i ) Apéndice i i i ' ini . 3 .— ( X . tkl /;'

Page 63: La Revolución Chilena

l . A R F . V 0 1 . U C I O X C H I L E N A 65

h a c e r m a t e r i a d e e s t u d i o d e l a s c o s a s q u e s u e l e n

p a s a r i n a d v e r t i d a s á l o s v i a j e r o s v u l g a r e s , s u m a ­

n e r a p e r s o n a l y e s p e c i a l í s i m a d e a p r e c i a r l a s

c o s a s y l o s a c o n t e c i m i e n t o s q u e s e d e s a r r o l l a b a n

á n u e s t r a v i s t a , t o d o a q u e l l o , e n s u m a , q u e d i s ­

t i n g u e a u n h o m b r e d e m é r i t o d e l a a r r a s t r a d a

t u r b a m u l t a d e s u s s e m e j a n t e s , h i z o q u e p r o n t o

f u e r a s u t r a t o p a r a m í , n o y a u n s i m p l e p a s a t i e m ­

p o d e v i a j e r o , s i n o c a s i u n a n e c e s i d a d d e m i e s ­

p í r i t u , a i s l a d o e n l a B a b i l o n i a e u r o p e a . E l i b a á

P a r í s c o m o y o y n o s p r o m e t i m o s u n a l a r g a a m i s ­

t a d , q u e d e s d e e n t o n c e s n o s e h a i n t e r r u m p i d o , á

p e s a r d e l o s a ñ o s , l a d i s t a n c i a y l a d i v e r s i d a d d e

n u e s t r o s d e s t i n o s .

U n a v e z e n l a c a p i t a l f r a n c e s a y a l o j a d o s a m ­

b o s e n u n m i s m o h o t e l , h i c i m o s a l l í d u r a n t e

a l g ú n t i e m p o u n a v i d a c o m o d e h e r m a n o s , c a m ­

b i a n d o i d e a s y c o m u n i c á n d o n o s n u e s t r o s s e n t i -

c n i c n t o s e n u n a i n t i m i d a d v e r d a d e r a m e n t e s i n

• r e s e r v a s .

N a d a h a b í a p a r a él m á s c h o c a n t e q u e e s a l i g e ­

r a f r i v o l i d a d l l e n a d e a f e i t e s y d o r a d a d e s o n r i ­

s a s d e l a s c o s t u m b r e s p a r i s i e n s e s , M i r a b a c o n

p e n a l a m a n e r a c ó m o l a j u v e n t u d a m e r i c a n a g a s ­

t a b a e n e s a a l e g r e C a p u a m o d e r n a , c o m o é l l l a ­

m a b a á l a s u n t u o s a c a p i t a l f r a n c e s a , s u e n e r g í a

5

Page 64: La Revolución Chilena

66 j i ' A X

m o r a l y f í s i c a , s u i n t e l i g e n c i a y s u c o r a z ó n , e s e

l i c o r a r d i e n t e y p r e c i o s o q u e l a j u v e n t u d t u r b u ­

l e n t a y l o c a s e e s f u e r z a p o r a p u r a r d e u n s o l o

s o r b o , s i n c o m p r e n d e r q u e e n e l f o n d o d e l a c o p a

n o h a y o t r a c o s a q u e l a s h e c e s d e l a v i d a . P a r í s

n o s m a t a , m e d e c í a , n o y a s ó l o c o n s u s e r r o r e s

d e d o c t r i n a , s u s s o f i s m a s p o l í t i c o s y r e l i g i o s o s

y s u s p r e c e p t o s d e d e s o r g a n i z a c i ó n s o c i a l q u e

a t r a v i e s a n e l A t l á n t i c o y v a n á o c u p a r u n l u g a r

e n n u e s t r o s c ó d i g o s , s i n o , l o q u e e s m á s v e r g o n ­

z o s o a ú n , n o s m a t a c o n l o s v i c i o s d e s u s e s t r a g a ­

d a s c o s t u m b r e s . S u e s p í r i t u s e v e r o n o a c e p t a b a

e n e s t e p u n t o l a s r e f l e x i o n e s c o n q u e l a i n m o r a l i ­

d a d s u e l e d i s c u l p a r s e á s í m i s m a y t r a t a d e d o r a r

s u s d e s n u d e c e s y m i s e r i a s .

S a l g a m o s d e a q u í , m e d e c í a a l g u n a s v e c e s p a ­

s e a n d o p o r el b o u l e v a r d y r e p i t i e n d o l a f r a s e d e

a q u e l h i j o d e J e r u s a l é n e n l o s d í a s p r ó x i m o s á l a

d e s t r u c c i ó n d e l t e m p l o y e l c u m p l i m i e n t o d e l a s

p r o f e c í a s , — a ú n n o h a b í a n l l e g a d o l o s d í a s d e S e ­

d á n , — s a l g a m o s d e a q u í ; y e n t o n c e s n o s í b a m o s

á v i s i t a r e l P a r í s h i s t ó r i c o , c o n s u s i g l e s i a s m a r a ­

v i l l o s a s , s u s p a l a c i o s a n t i g u o s , s u s m o n u m e n t o s

d e p i e d r a , s u s g r a n d e s m u s e o s y t o d o a q u e l l o q u e

e r a y e s t o d a v í a , e n m e d i o d e u n a r á p i d a d e c a ­

d e n c i a , e l h o n o r y l a g l o r i a d e F r a n c i a .

Page 65: La Revolución Chilena

I.A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 67

E n e s a s e x c u r s i o n e s d e t u r i s t a s s e r i o s y e s t u ­

d i o s o s n u t r í a m o s n u e s t r a i n t e l i g e n c i a c o n ú t i l e s

i d e a s y e n c o n t r á b a m o s p a s t o a b u n d a n t e a l d e s e o

q u e n o s g u i a b a d e c o n o c e r l o q u e e r a r e a l m e n t e

p r o v e c h o s o p a r a n o s o t r o s .

D e P a r í s n o s f u i m o s m á s t a r d e á I t a l i a , y en­

s e g u i d a d e h a b e r r e c o r r i d o a l g u n o s d e l o s p u e b l o s

m á s i n t e r e s a n t e s d e l a P e n í n s u l a , n o s d e t u v i m o s

p o r a l g ú n t i e m p o e n l a c i u d a d s a n t a , a m a g a d a y a

d e l e j o s p o r l a s l e g i o n e s d e G a r i b a l d i , p e r o c o n ­

s e r v a n d o t o d a v í a e s c a s p e c t o r e l i g i o s o q u e l a h a ­

c í a e n o t r o t i e m p o t a n d i g n a d e s e r v i s i t a d a p o r

los e x t r a n j e r o s , á q u i e n e s a t r a í a e n m u l t i t u d e s á

l a s o m b r a s a g r a d a d e s u s t e m p l e s , c o m o h a c i a

u n a i s l a d e p a z y d e r e c o g i m i e n t o e n m e d i o d e l

b u l l i c i o y d e l a a c t i v i d a d e u r o p e o s .

E n n u e s t r o s p a s e o s c u o t i d i a n o s a l t r a v é s d e las-

a n t i g u a s r u i n a s , s u fisonomía d e o r d i n a r i o f r a n c a

y e x p r e s i v a s e t o r n a b a e n g r a v e y m e l a n c ó l i c a y

u n v e h e m e n t e s e n t i m i e n t o p a r e c í a e n t o n c e s d o ­

m i n a r t o d a s u a l m a . U n a t a r d e e s t á b a m o s s e n ­

t a d o s s o b r e u n a p i e d r a a l a b r i g o d e l a s a l t a s m u ­

r a l l a s d e l C o l i s e o . D e s p u é s d e u n r a t o d e s i l e n c i o

y c o m o d a n d o u n a f ó r m u l a á s u s r e f l e x i o n e s , m e

d i j o : E n e s t e l u g a r f u é s e l l a d a c o n l a s a n g r e d e

los m á r t i r e s l a l i b e r t a d d e l m u n d o . Y l u e g o a g r e -

Page 66: La Revolución Chilena

6S <:n. I U A X

•gó c o n v e h e m e n c i a : ¿ P u e d e h a b e r u n a g l o r i a m á s

g r a n d e p a r a e l h o m b r e q u e l a d e d a r s u s a n g r e y

s u v i d a p o r l a l i b e r t a d ? E n e s o s m o m e n t o s m e

p a r e c i ó v e r e n su f r e n t e a l g o a s í c o m o e s a l u z

m i s t e r i o s a e n c e n d i d a e n e l a l m a d e l o s l l a m a d o s

á c u m p l i r u n g r a n d e s t i n o .

M á s t a r d e y á m e d i d a q u e n u e s t r a a m i s t a d f u é

e s t r e c h á n d o s e c o n e l t r a t o d e c a d a d í a , n o h i c e

s i n o c o n f i r m a r m e e n m i s a n t e r i o r e s j u i c i o s r e s ­

p e c t o d e é l .

L a n a t u r a l e z a n o p o d í a h a b e r e n c e r r a d o e s a

a l m a g r a n d e e n u n c u e r p o s a n o y f u e r t e s i n o p a ­

r a l a r e a l i z a c i ó n d e a l t o s y n o b l e s h e c h o s . ¿ C u á ­

l e s s e r í a n e l l o s ? E l t i e m p o s e e n c a r g a r í a d e d e ­

c i r l o y d e p r e p a r a r l e l o s c a m i n o s p o r d o n d e l a

a d m i r a c i ó n q u e p o r él s e n t í a m e h a c í a y a e n t o n ­

c e s v e r l e i m p á v i d o y s e r e n o y l l e g a n d o c o n l o s

p i e s e n s a g r e n t a d o s á l a c u m b r e d e l s a c r i f i c i o y

d e l a g l o r i a .

D e s p u é s d e a l g u n a s s e m a n a s q u e p a s a m o s j u n ­

t o s e n R o m a , l a d i v e r s i d a d d e n u e s t r o s d e s t i n o s

n o s s e p a r ó , p e r o s i n q u e l a d i s t a n c i a , c o m o y a l o

h e d i c h o , e n f r i a r a n u e s t r a a m i s t a d n i a p a r t a r a d e

m i a l m a e l n o b l e r e c u e r d o q u e e n e l l a h a b í a

d e j a d o .

¡ D e q u é m a n e r a t a n e x t r a ñ a y d e s p u é s d e

Page 67: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 69

c u á n t a s v i c i s i t u d e s d e m i v i d a h a b r í a d e v o l v e r á

v e r l e !

A l e n c o n t r a r m e e n C h i l e , e n v u e l t o e n l a v o r á ­

g i n e d e l o s s u c e s o s d e l a r e v o l u c i ó n c u y a o l a

a m a r g a l l e g a b a h a s t a m i s l a b i o s , o í a t o d o s l o s

d í a s p r o n u n c i a r s u n o m b r e y c o n t a r s u h i s t o r i a . C o ­

m o y o l o h a b í a a d i v i n a d o d e s d e e l p r i m e r m o m e n ­

t o , él e s t a b a a h í , e n m e d i o d e u n g r u p o e s c o g i d o

d e h o m b r e s h e r o i c o s , l u c h a n d o d í a á d í a y m o ­

m e n t o á m o m e n t o c o n el d e m o n i o d e l a d i c t a d u ­

r a y p r e p a r a n d o l a h o r a d e l a r e d e n c i ó n y d e l a

l i b e r t a d d e s u p a t r i a . S i e t e v e c e s l o s e s p í a s y s a ­

y o n e s d e l d i c t a d o r h a b í a n c o n s e g u i d o l i e g a r h a s ­

t a é l . s i e t e v e c e s h a b í a n a l c a n z a d o h a s t a t o c a r

l a o r l a d e s u c a p a ; p e r o s i e m p r e s u a t r e v i d a a u ­

d a c i a le h a b í a s a l v a d o y c o n s e r v á d o l e p a r a s u

c a u s a y s u s a m i g o s , l i r a e l m i s m o q u e e n o t r o

t i e m p o h a b í a c o n o c i d o , c u m p l i e n d o a h o r a l a l e y

m i s t e r i o s a d e s u d e s t i n o .

M i d e s e o d e v o l v e r l e á v e r p u d o e n e s t a s c i r ­

c u n s t a n c i a s l o b a s t a n t e p a r a c o n s e g u i r l o .

P o r m e d i o d e u n o d e m i s a m i g o s , l o g r é o b t e ­

n e r q u e l l e g a r a h a s t a s u s m a n o s u n a c a r t a m í a , ,

e n l a q u e , á l a v e z q u e le d a b a n o t i c i a d e m i p r e ­

s e n c i a e n S a n t i a g o , p o n í a á s u d i s p o s i c i ó n m i

p e r s o n a , s e a p a r a l l e v a r c o r r e s p o n d e n c i a á l o s r e -

Page 68: La Revolución Chilena

70 G I L J U A N

v o l u c i o n a r i o s d e l N o r t e , s e a p a r a c u a l q u i e r o t r o

o b j e t o e n q u e p u d i e r a s e r ú t i l d e a l g ú n m o d o á

l a c a u s a e n q u e é l y t o d o s l o s b u e n o s c i u d a d a n o s

d e C h i l e s e h a l l a b a n c o m p r o m e t i d o s .

M i s o f r e c i m i e n t o s f u e r o n i n m e d i a t a m e n t e a c e p ­

t a d o s , y a l d í a s i g u i e n t e r e c i b í d e m a n o s d e l a

m i s m a p e r s o n a u n a b r e v e c a r t a s u y a e n l a q u e

m e p e d í a f u e r a á v e r l e c o n l a s p r e c a u c i o n e s d e l

c a s o y c o n d u c i d o p o r e l m i s m o a m i g o q u e h a s t a

e s e m o m e n t o h a b í a s e r v i d o d e i n t e r m e d i a r i o e n ­

t r e a m b o s .

D u r a n t e l a r g a s h o r a s e s t u v e a g u a r d a n d o á m i

• e s p e r a d o g u í a , h a s t a q u e , á l a s d i e z d e l a n o c h e

•del d í a s e ñ a l a d o , v i n o é s t e á b u s c a r m e a l h o t e l y

l u e g o m e c o n d u j o á u n a c a s a d e a s p e c t o a n t i g u o ,

• d o n d e , e n s e g u i d a d e c r u z a r u n a n c h o p a t i o y

p a s a r u n e n l o s a d o z a g u á n y s u b i r u n a o s c u r a e s ­

c a l e r a y a b r i r y c e r r a r p u e r t a s d e d i s t i n t a s h a b i t a -

c i o n e s , m e e n c o n t r é a l fin e n u n a p e q u e ñ a a n t e ­

s a l a m o d e s t a m e n t e a m u e b l a d a , e n l a c u a l h u b e

d e e s p e r a r a l g u n o s m i n u t o s , p a r a d a r á m i c o m ­

p a ñ e r o t i e m p o d e p r e v e n i r á l o s q u e d e n t r o h a ­

b í a d e m i p r e s e n c i a e n t a n e x t r a ñ o s i t i o .

L u e g o m i a n t i g u o y q u e r i d í s i m o a m i g o d e o t r o

t i e m p o v i n o á a b r a z a r m e y m e i n t r o d u j o e n el

sancta sinctorum d e l o s r e v o l u c i o n a r i o s , p r e s e n -

Page 69: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 71

t á n d o m e e n s e g u i d a á u n a d o c e n a d e c a b a l l e r o s ,

á los c u a l e s y a conocía d e n o m b r e p o r s u p o s i ­

c i ó n s o c i a l y p o l í t i c a , y q u e e n e s e m o m e n t o m e

r e c i b i e r o n c o n e s a s e n c i l l e z y c o r d i a l i d a d , c a r a c ­

t e r í s t i c a e n C h i l e , d e l a s p e r s o n a s b i e n n a c i d a s y

c u l t a s .

L a e d a d y l o s t r a b a j o s n o h a b í a n c a m b i a d o s u

r o s t r o ni f a t i g a d o s u f r e n t e ni a r r e b a t á d o l e e s e

a i r e d e n o b l e e n t e r e z a q u e e n o t r a é p o c a e r a c o m o

e l d i s t i n t i v o d e s u p e r s o n a . T a l v e z p o d í a a d v e r ­

t i r s e e n s u fisonomía e s e a l g o m e l a n c ó l i c o c o n

q u e l a s i n c e s a n t e s p r e o c u p a c i o n e s d e l e s p í r i t u

s e l l a n e l c a r á c t e r y el a s p e c t o f í s i c o d e l o s h o m ­

b r e s d o m i n a d o s p o r u n a g r a n i d e a ; p e r o e l l o

n o h a c í a s i n o p o n e r m á s e n t r a n s p a r e n c i a l a e s e n ­

c i a m i s m a d e s u a l m a , l l e v a d a p o r s u s n a t u r a l e s

t e n d e n c i a s á m i r a r s i e m p r e a r r i b a y c o n l a n o s ­

t a l g i a d e l a s c o s a s l e j a n a s . M i s p r e v i s i o n e s d e

o t r o t i e m p o n o s e h a b í a n , p u e s , e n g a ñ a d o y v o l ­

v í a á e n c o n t r a r l e t a l c u a l l o a d i v i n a b a e n m i

i m a g i n a c i ó n e n l o s d í a s d e n u e s t r a j u v e n t u d .

L a s d e m á s p e r s o n a s q u e a l l í s e e n c o n t r a b a n

e r a n s u j e t o s d e a l t a p o s i c i ó n s o c i a l y p o l í t i c a ;

s e n a d o r e s , d i p u t a d o s , b a n q u e r o s , e x - M i n i s t r o s d e

l i s t a d o , c o r o n e l e s d e l e j é r c i t o , e t c . , e t c . , y q u e c o n s ­

t i t u í a n , p u e d e d e c i r s e , e l n ú c l e o r e v o l u c i o n a r i o

Page 70: La Revolución Chilena

72 G I L J U A N

e n S a n t i a g o , h a b i e n d o a c e p t a d o s o b r e s u s h o m ­

b r o s e l e n o r m e p e s o d e s u d i r e c c i ó n a c t i v a y c u ­

y o s n o m b r e s c r e o p r u d e n t e s i l e n c i a r a q u í , y a q u e

l a m a y o r p a r t e d e e l l o s s o n i g n o r a d o s h a s t a h o y

d í a p o r e l d i c t a d o r y s u s a g e n t e s .

— D e s d e h a c e d o s d í a s v i v i m o s e n e s t a c u e v a , ,

m e d i j o m i a m i g o ; p e r o o t r o d í a , t a l v e z t e p o d a ­

m o s r e c i b i r e n u n p a l a c i o y m á s t a r d e q u i é n s a b e

s i e n e l r a n c h o d e a l g u n o d e n u e s t r o s s i r v i e n t e s , ,

y e n s e g u i d a y d e n u e v o e n o t r o p a l a c i o ó q u i é n

s a b e d ó n d e .

— P e r o e n c u a l q u i e r a d e e s t o s c a m b i o s . . .

— - O h , s í , m e i n t e r r u m p i ó . D e s d e h a c e t r e s

m e s e s l a v e n g a n z a d e l a d i c t a d u r a o s c i l a s o b r e

n u e s t r a s c a b e z a s y e n c u a l q u i e r m o m e n t o p u e d e

s o r p r e n d e r á c u a l q u i e r a d e n o s o t r o s ; p e r o ¿ q u é

i m p o r t a , s i D i o s l o q u i e r e ? T o d o s h e m o s y a c e ­

l e b r a d o n u e s t r o s e s p o n s a l e s c o n l a m u e r t e , d e s d e

e l d í a e n q u e l a s u e r t e d e l p a í s n o s o b l i g ó á a c e p ­

t a r e s t e f ú n e b r e c o n s o r c i o .

V i n o á i n t e r r u m p i r n u e s t r a c o n v e r s a c i ó n e n

e s t e p u n t o l a l l e g a d a d e d o s j ó v e n e s q u e , a l p a ­

r e c e r y s e g ú n l u e g o s e m e c o n f i r m ó , e r a n a g e n t e s -

d e l a J u n t a r e v o l u c i o n a r i a y s e r v í a n e n c a l i d a d

d e i n t e r m e d i a r i o s d e e l l a c o n l o s p e q u e ñ o s c o m i ­

t é s q u e f u n c i o n a b a n e n o t r o s l u g a r e s d e l a c i u -

Page 71: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 73

d a d y h a s t a e n l o s m i s m o s c u a r t e l e s y o f i c i n a s d e

l a d i c t a d u r a .

— C u a l q u i e r a d e e s t a s n o c h e s , m e d i j o e n ­

t o n c e s u n o d e l o s c a b a l l e r o s á q u e a n t e s m e h e

r e f e r i d o , p o d e m o s t e n e r u n m o v i m i e n t o d e i m ­

p o r t a n c i a q u e d e s d e h a c e d í a s v e n i m o s p r e p a ­

r a n d o .

E n s e g u i d a m e r e f i r i ó m u c h o s y m u y c u r i o s o s

d e t a l l e s í n t i m o s d e l a m a r c h a d e l a r e v o l u c i ó n .

E n t r e e l l o s , l o s m á s d i g n o s d e l l a m a r l a a t e n c i ó n ,

f u e r o n p a r a m í l o s r e f e r e n t e s á l a f u g a d e l v a p o r

JSIaipo, p r e p a r a d a p o r l a J u n t a r e v o l u c i o n a r i a d e

S a n t i a g o , y l l e v a d a á c a b o d e l a m a n e r a m á s

r á p i d a y f e l i z .

— M u c h a s o t r a s e m p r e s a s d e e s t e g é n e r o h a n

s i d o a q u í f r a g u a d a s , m e a g r e g ó , a u n q u e s i n e l r e ­

s u l t a d o d e l a d e l J\Faipo; p e r o e s t o n o n o s h a

d e s a l e n t a d o p a r a i n t e n t a r o t r a s n u e v a s y m a y o ­

r e s , a l g u n a d e l a s c u a l e s p u e d e c o n c l u i r d e f i n i ­

t i v a m e n t e c o n l a d i c t a d u r a .

L a fe c o n q u e h a b l a b a y l a m a n e r a c o m o l o s

d e m á s p a r t i c i p a b a n d e s u s c o n v i c c i o n e s , m e r e ­

v e l a r o n q u e e s o s h o m b r e s o c u l t o s y p e r s e g u i d o s

r e n d i r í a n s u v i d a e n m a n o s d e l v e r d u g o , a n t e s q u e

c o n s e n t i r j a m á s e n v e r á s u p a t r i a h u m i l l a d a y

e s c a r n e c i d a p o r e l t i r a n o , q u e s e g ú n l a s p a l a b r a s

Page 72: La Revolución Chilena

74 ' ' I I . J l ' A N

d e l s a g r a d o t e x t o , h a c o l m a d o y a l a m e d i d a d e

l a i n i q u i d a d y h a s i d o s e n t e n c i a d o á m u e r t e .

H a b r í a d e s e a d o p r o l o n g a r h o r a s y h o r a s m i

c o n v e r s a c i ó n c o n e l l o s ; p e r o m i p r e s e n c i a a l l í

e r a , s i n d u d a a l g u n a , u n s e r i o o b s t á c u l o p a r a s u s

o c u p a c i o n e s d e e s a n o c h e ; y c o n e s t e s e n t i m i e n t o

m e p u s e d e p i e p a r a d e s p e d i r m e , d e s e á n d o l e s

t o d o g é n e r o d e p r o s p e r i d a d e n s u n o b i l í s i m a e m ­

p r e s a .

M i q u e r i d o a m i g o m e e n t r e g ó e n t o n c e s u n p a ­

q u e t e p a r a q u e m e s i r v i e r a h a c e r l o l l e g a r á s u

d e s t i n o , y e n s e g u i d a d e d a r m e c o n t r i s t e z a u n

a b r a z o d e c o r a z ó n , m e d i j o :

— D i o s s ó l o s a b e si n o s v o l v e r e m o s á v e r ; p e r o

¿ q u é i m p o r t a e s t o , s i á l o s h o m b r e s d e b u e n a v o ­

l u n t a d l e s h a s i d o d a d a l a p r o m e s a d e q u e v o l ­

v e r á n á e n c o n t r a r s e a l g ú n d í a y p a r a n o s e p a r a r ­

s e y a j a m á s ?

L a p e r s o n a q u e n o s h a b í a s e r v i d o d e i n t e r m e ­

d i a r i o v i n o e n e s e m o m e n t o e n m i b u s c a p a r a

c o n d u c i r m e d e n u e v o , p e r o y a n o p o r l a s m i s m a s

e s c a l e r a s y e l m i s m o e m b a l d o s a d o z a g u á n y l a

m i s m a y a n c h a p u e r t a , s i n o a l t r a v é s d e o t r o s d é ­

d a l o s y c o m o s i e l l u g a r ó l a c a s a d e d o n d e s a ­

l í a m o s f u e r a o t r a y e n u n a s i t u a c i ó n d i s t i n t a d e

a q u e l l a á l a c u a l u n a h o r a a n t e s h a b í a m o s e n t r a d o

Page 73: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 75

E s a n o c h e n o p u d e c o n c i l i a r e l s u e ñ o , r e f l e ­

x i o n a n d o s o b r e l o q u e a c a b a b a d e v e r y m i r a n d o

l o s c a m i n o s s e m b r a d o s d e p e l i g r o s p o r d o n d e l a

v i r t u d y e l p a t r i o t i s m o c u m p l e n s u s a u s t e r o s d e ­

b e r e s . E s e g r u p o e s c o g i d o d e h o m b r e s d e i n t e l i ­

g e n c i a y d e c o r a z ó n t e n í a n i n d u d a b l e m e n t e e n

s u s m a n o s e l p o r v e n i r y l a g r a n d e z a d e C h i l e ; á

e s e p o r v e n i r s a c r i f i c a b a n l o m á s q u e r i d o d e s u

v i d a , s u s i n t e r e s e s y s u s a m o r e s , s u s p e r s o n a s y

s u s f a m i l i a s , t o d o lo q u e e s a m a b l e á l a e x i s t e n ­

c i a ; p e r o ¿ c u á n t o s d e e l l o s n o c a e r í a n t a l v e z e n

m e d i o d e l a l u c h a , c o m o v í c t i m a s m e l a n c ó l i c a s

•de su p r o p i a a b n e g a c i ó n ?

M i p e n s a m i e n t o s o b r e e x c i t a d o m e h a c í a v e r á

m i n o b l e a m i g o c a y e n d o h e r o i c a m e n t e e n m e d i o

d e l a t r e m e n d a l u c h a ; p e r o l u e g o s u s ú l t i m a s y

h e r m o s a s p a l a b r a s m e t r a n q u i l i z a b a n : — ¿ Q u é i m ­

p o r t a e s t o , s i á l o s h o m b r e s d e b u e n a v o l u n t a d

le s h a s i d o d a d a l a p r o m e s a d e q u e v o l v e r á n á

e n c o n t r a r s e a l g ú n d í a y p a r a n o s e p a r a r s e y a

j a m á s ?

E l s u e ñ o e s l a s a l d e l a v i d a , h a d i c h o S h a k e s ­

p e a r e , y a s í e s , p o r a q u e l l o d e q u e t o d o s e e n ­

c u e n t r a d e s a b r i d o y d i s g u s t a n t e d e s p u é s d e u n a

n o c h e d e v e l a y c u a n d o l a i m a g i n a c i ó n , q u e e s

c o m o la l u z y e l e s p l e n d o r d e l p e n s a m i e n t o , e n

Page 74: La Revolución Chilena

76 G i l . J U A N

v e z d e c o l o r e a r l a s i d e a s c o n a l e g r e s t i n t e s , s e d a

á e n v o l v e r l a s e n f ú n e b r e s s o m b r a s .

A l d í a s i g u i e n t e v e í a , p u e s , t o d o t r i s t e á m i

a l r e d e d o r . E s a e s p e c i e d e m o r t a l d i s g u s t o d e q u e

n o s h a b l a l a h i s t o r i a y q u e e r a c o m o l a a t m ó s ­

f e r a q u e s e r e s p i r a b a e n l a a n t i g u a R o m a d u r a n t e

l o s d í a s d e S i l a , m e p a r e c í a s e r e n e s o s m o m e n ­

t o s e l a i r e y e l m e d i o a m b i e n t e q u e e n v o l v í a á

l o s h o m b r e s y l a s c o s a s d e l a c i u d a d . L a s c a l l e s

e s t a b a n c a s i d e s i e r t a s , l o s p a s e o s p ú b l i c o s a b a n ­

d o n a d o s , e l m o v i m i e n t o y l a a c t i v i d a d s u s p e n d i ­

d o s , e n t o d a s p a r t e s n o s e v e í a s i n o á p o l i c i a l e s -

y s o l d a d o s , y l a m a n o d e l a t i r a n í a m e p a r e c í a

q u e e n t r a b a b a m i p r o p i a m a r c h a y e n c a d e n a b a

t o d o s m i s m o v i m i e n t o s . U n d e s e o v i o l e n t o d e s a l i r

d e a h í m e t o m ó e n t o n c e s y v o l v í a l h o t e l , á h a c e r

m i s p r e p a r a t i v o s d e v i a j e , p a r a a b a n d o n a r i n m e ­

d i a t a m e n t e l a c i u d a d .

E n l a t a r d e d e e s c m i s m o d í a c o m p r a b a u n b o ­

l e t o d e p a s a j e p a r a el e x p r e s o q u e c o n d u c e á V a l ­

p a r a í s o y m i n u t o s d e s p u é s i b a e n c a m i n o d e e s e

p u e r t o , p a r a t o m a r e l v a p o r q u e a l d í a s i g u i e n t e

z a r p a b a p a r a e l N o r t e .

Page 75: La Revolución Chilena

V I I

Lima, á /6 de junio de iSgi.

URANTE el c a m i n o de S a n t i a g o á V a l p a -

_ | / r a í s o t u v e o c a s i ó n d e s a b e r u n g r a v e s u c e s o

q u e a c a b a b a d e t e n e r l u g a r e n l a n o c h e a n t e r i o r y

< jue p u d o s e r d é i r r e p a r a b l e s c o n s e c u e n c i a s p a r a e l

d i c t a d o r y s u e f í m e r o g o b i e r n o , c o n d e n a d o , c o m o

h e d i c h o , á d e s a p a r e c e r c u a l q u i e r d í a y e n c u a l ­

q u i e r m o m e n t o , v í c t i m a d e s u s p r o p i a s o b r a s y

c o m o d e b e n e x t i n g u i r s e p o r l e y s a l v a d o r a d e l a

n a t u r a l e z a t o d a s l a s c o s a s q u e v i v e n f u e r a d e l

o r d e n n a t u r a l y s o n i n c o n v e n i e n t e ú o b s t á c u l o

p a r a e l d e s a r r o l l o a r m ó n i c o d e l p r o g r e s o e n s u s

m ú l t i p l e s m a n i f e s t a c i o n e s .

Page 76: La Revolución Chilena

7S C U . J U A N

M i s c o m p a ñ e r o s d e v i a j e , ó m e j o r d i c h o , l o s

q u e i b a n e n el m i s m o c o c h e q u e y o , h a b l a b a n

e n t r e s í )- c o m e n t a b a n c o n d e s v e r g ü e n z a e l d e s ­

c u b r i m i e n t o , c o m o e l l o s d e c í a n , q u e e n l:i n o c h e

r e f e r i d a a c a b a b a d e h a c e r s e , d e u n g r a n c o m p l o t

m i l i t a r c u y o o b j e t o e r a , s e g ú n l a s l i g e r a s i n v e s t i ­

g a c i o n e s p r a c t i c a d a s á t o d a p r i s a , e l l e v a n t a m i e n ­

t o d e d o s d e l o s p r i n c i p a l e s c u e r p o s d e l í n e a du­

la g u a r n i c i ó n d e S a n t i a g o , s o f o c a d o y c o n o c i d o a

t i e m p o p o r l a d e n u n c i a d e u n s o l d a d o , q u e i n ­

m e d i a t a m e n t e h a b í a s i d o a s c e n d i d o á o f i c i a l , s o ­

b r e l a s a n g r e y l a s c a r n e s p a l p i t a n t e s d e s u s

c o m p a ñ e r o s d e fila.

S i n f ó r m u l a a l g u n a d e j u i c i o , s e g ú n s e d e c í a ,

l o s j e f e s d e a m b o s c u e r p o s , d e s p u é s d e f o r m a r l a

t r o p a á l a s d o s d e l a m a ñ a n a y e n s e g u i d a d e

q u i n t e a r l a , h a b í a n f u s i l a d o c e r c a d e c i e n d e s u s

s o l d a d o s . ¿ C u á l e s d e e l l o s s a b í a n l a e x i s t e n c i a

d e l m o t í n y c u á l e s l a i g n o r a b a n e n a b s o l u t o ? N a ­

d i e h a b r í a p o d i d o d e c i r l o a l v e r r o d a r s o b r e e l

o s c u r o p a v i m e n t o d e l o s p a t i o s d e a m b o s c u a r t e ­

l e s c e r c a d e c i e n c u e r p o s h u m a n o s , e m p a p a d o s e n

s a n g r e y p a l p i t a n d o c o n l o s ú l t i m o s e s t e r t o r e s d e

l a a g o n í a .

— E s t e c a s t i g o , e x c l a m a b a u n o d e l o s q u e h a ­

b l a b a n á m i l a d o , a u n q u e á p r i m e r a v i s t a p a r e z c a

Page 77: La Revolución Chilena

I.A U E V O I . l ' C l Ó N C H I L E N A 79

c r u e l y b á r b a r o , s e r v i r á , s i n e m b a r g o , d e e s c a r ­

m i e n t o á l a t r o p a y y a n o t e n d r e m o s e n a d e l a n t e

q u e e s t a r t o d a s l a s n o c h e s f u s i l a n d o d e á d o s y

d e á t r e s , c o m o h e e s t a d o y o h a c i é n d o l o e n V a l ­

p a r a í s o d u r a n t e e s t e t i e m p o , p a r a c o n t e n e r l a d e ­

s e r c i ó n y p o d e r r e s p o n d e r a l P r e s i d e n t e d e l a fide­

l i d a d d e m i c u e r p o .

— P e r o e s o n o e s b a s t a n t e p a r a c u r a r el m a l d e

r a í z , r e p l i c ó a l q u e h a b l a b a o t r o d e l o s p a s a j e r o s

c o n c a r a d e m i n i s t r i l y q u e , p o r l o q u e d e c í a , p a ­

r e c i ó m e s e r a l g o a s í c o m o s e c r e t a r i o , fiscal, a u d i t o r

ó c o s a s e m e j a n t e , d e a l g u n o d e l o s t r i b u n a l e s d e

s a n g r e c r e a d o s p o r e l d i c t a d o r e n t o d o s l o s d e p a r ­

t a m e n t o s d e l a R e p ú b l i c a .

— ¿ Y q u é h a r í a u s t e d e n e s t e c a s o ?

— ¿ Y o , c o m a n d a n t e , q u é h a r í a ? P u e s m e i r í a a l

t r o n c o e n l u g a r d e e s t a r m e d í a y n o c h e p o d a n d o

en l a s r a m a s . ¿ C r e e u s t e d q u e m a t a n d o s o l d a d o s

v a m o s á p a c i f i c a r e l p a í s ? M u c h o m á s c o n v e ­

n i e n t e s e r í a , á m i j u i c i o , q u e s e d i e s e n f a c u l t a d e s

a m p l i a s á l o s t r i b u n a l e s m i l i t a r e s p a r a p r o c e s a r

i n m e d i a t a m e n t e á l o s c a b e c i l l a s q u e c o n s p i r a n e n

l a s o m b r a y d e m o d o e m e n o e s c a p a s e u n o s o l o

d e e l l o s . S i a s í s e h i c i e r a , a c a b a r í a n e n u n d í a

t o d o s l o s m o t i n e s d e c u a r t e l . E s t o y s e g u r o d e e l l o .

— ¡ A h ! n ó ! E s o e s t á m u y b i e n p a r a d i c h o ; p e r o

Page 78: La Revolución Chilena

So O H . J U A N '

m i r a n d o l a s c o s a s p r á c t i c a m e n t e , d í g a m e : ¿ d ó n d e

y c ó m o s e e n c o n t r a r í a á e s o s c a b e c i l l a s d e q u e

u s t e d h a b l a y q u e e l G o b i e r n o n o h a p o d i d o h a ­

l l a r e n d o s m e s e s e n p a r t e a l g u n a ?

— P u e s s i n o h a p o d i d o e n c o n t r á r s e l e s , d e b e

e n t o n c e s p r o c e d e r s e c o m o e l m i n i s t r o G o d o y y

o t r o s l o a c o n s e j a b a n a l P r e s i d e n t e , e s d e c i r , o b l i ­

g a n d o á l a s m a d r e s , á l a s m u j e r e s y á l o s h i j o s

d e l o s c a b e c i l l a s á q u e d e c l a r e n p o r l a f u e r z a e l

p a r a d e r o d e e s t o s .

D e b o c o n f e s a r o s , q u e e s t e r e p u g n a n t e d i á l o g o

t a l v e z m e h a b r í a o b l i g a d o á t e r c i a r e n é l d e u n a

m a n e r a v i o l e n t a , s i e n e s c m o m e n t o el t r e n n o s e

h u b i e r a d e t e n i d o , d á n d o m e a l g u n o s i n s t a n t e s p a r a

r e f l e x i o n a r y c o m p r e n d e r q u e l o ú n i c o q u e m e c o n ­

v e n í a e n t a n e m b a r a z o s a s i t u a c i ó n e r a m u d a r d e

c o c h e , d e j a n d o e n e l s u y o y s i n o t r o t e s t i g o q u e

e l d e m o n i o á l o s q u e c o n t a l e s p a l a b r a s a s í i b a n

h a c i e n d o s i n q u e r e r l o u n a p i n t u r a fiel y e x a c t a

d e l r é g i m e n p o l í t i c o q u e i m p e r a a c t u a l m e n t e e n

C h i l e .

T o d o s l o s d í a s , t o d a s l a s n o c h e s , h a b í a n d i c h o

e l l o s , t e n í a n l u g a r e n l o s c u a r t e l e s i g u a l e s ó s e ­

m e j a n t e s e s c e n a s . ¿ Y s o b r e e s e l a g o d e s a n g r e s e

i m a g i n a b a p o d e r s u s t e n t a r l a p a z , l a t r a n q u i l i d a d

y el p r o g r e s o d e u n p u e b l o ? T o d o s l o s d í a s y t o -

Page 79: La Revolución Chilena

L A K F . Y O ' . . l ' ' ' l ' ' ' N C H I L E N A $ 2

d a s l a s n o c h e s s e a s e s i n a b a e n l a s o m b r a p o r

u n a s i m p l e o r d e n d e un j e f e d e c u a r t e l . ¿ Y e s a s

v í c t i m a s , a l r o d a r e n e l l o d o e n s a n g r e n t a d o , n o

e x p i r a b a n p i d i e n d o j u s t i c i a a l c i e l o c o n t r a s u s

m a t a d o r e s ? L o s a l t o s f a l l o s d e l a P r o v i d e n c i a ,

t i e n e n s u s m o r a t o r i a s y s u s p l a z o s , c o m o l o s

d e los t r i b u n a l e s d e l a t i e r r a , p e r o a l fin s e c u m ­

p l e n i n e x o r a b l e s y t r e m e n d o s .

L a t e r r i b l e c o n v e r s a c i ó n q u e a c a b a b a d e o í r d e

b o c a d e l o s r e f e r i d o s a g e n t e s d e l a d i c t a d u r a , á l o s

c u a l e s m e p a r e c e h o y t o d a v í a v e r t e ñ i d o s e n l a

s a n g r e d e s ú s i n o c e n t e s v í c t i m a s y l a s m a n o s e n ­

l o d a d a s e n el c i e n o d e s u a b y e c c i ó n , m e h i z o r e ­

c o r d a r l a s p a l a b r a s q u e m i c o m p a ñ e r o d e v i a j e d e

C o n c e p c i ó n á S a n t i a g o m e h a b í a d i c h o h a c í a a l ­

g u n o s d í a s , h a c i é n d o m e u n a r e l a c i ó n fiel d e l o

q u e e r a y p o d í a s e r e l e j é r c i t o d e l a d i c t a d u r a ,

r e e l u t a d o y o b l i g a d o á s e r v i r a l t i r a n o e n l a s c o n ­

d i c i o n e s d e q u e h e h a b l a d o .

E s o s s o l d a d o s , a r r a n c a d o s p o r l a f u e r z a á s u s

f a m i l i a s y á s u s h o g a r e s , n o p o d í a n v i v i r s i n o

a h o g á n d o s e e n l o s p a t i o s d e s u s c u a r t e l e s y c o n

el p e n s a m i e n t o fijo e n l a m a n e r a d e e s c a p a r d e

s u s v i o l e n t a s p r i s i o n e s . S ó l o e l t e m o r p o d í a c o n ­

t e n e r l o s ; p e r o , c o n e s e p e n s a m i e n t o , c o n e s a i d e a

fija, ¿ c ó m o o b l i g a r l o s á b a t i r s e e n l o s c a m p o s d e

6

Page 80: La Revolución Chilena

82 O l í , J U A N "

b a t a l l a y á d e r r a m a r s u s a n g r e e n l a l u c h a c o n t r a

s u s h e r m a n o s ? S i n e n t r a r e n o t r o g é n e r o d e c o n ­

s i d e r a c i o n e s , é s t a s e x p l i c a b a n s u f i c i e n t e m e n t e e l

e s t a d o d e d e s m o r a l i z a c i ó n d e l a t r o p a y e l d e s u

v o l u n t a d s i e m p r e d i s p u e s t a á a c e p t a r e n t o d o -

m o m e n t o c u a l q u i e r p r o y e c t o d e m o t í n ó d e s u b l e ­

v a c i ó n m i l i t a r .

L a p e n a d e s a n g r e , l a p e n a d e l a v i d a , c o m o s e

d i c e e n e l l e n g u a j e d e l a s o r d e n a n z a s d e l r a m o ,

p u e d e s e r t a l v e z u n r e m e d i o e f i c a z p a r a d e s p e r ­

t a r e n e l s o l d a d o l a c o n c i e n c i a a d o r m e c i d a d e s u s

d e b e r e s e n p r e s e n c i a d e l o s r e s u l t a d o s d e l v e r d a ­

d e r o c r i m e n ; p e r o , ¿ q u é c o n s e c u e n c i a s b e n é f i c a s

p u e d e p r o d u c i r a p l i c a d a s i n f ó r m u l a d e j u i c i o , ,

p o r l a v o l u n t a d a t r a b i l i a r i a ó e l m e r o c a p r i c h o d e

c u a l q u i e r j e f e y e n l a f o r m a m a s c r u e l , m á s a t r o z

y m á s o f e n s i v a d e l a c o n c i e n c i a d e l s o l d a d o ?

L o s c o n t i n u o s m o t i n e s é i n t e n t o s d e s u b l e v a ­

c i ó n d e q u e e n e s o s m o m e n t o s y d e s d e h a c í a d o s

m e s e s v e n í a n s i e n d o t e a t r o l o s c u a r t e l e s d e S a n ­

t i a g o y d e l a s o t r a s c i u d a d e s d e l a R e p ú b l i c a , ,

m a n i f e s t a b a n l a e x a c t i t u d d e l a s o b s e r v a c i o n e s

d e m i c o m p a ñ e r o d e v i a j e d e C o n c e p c i ó n á S a n ­

t i a g o , a l m i s m o t i e m p o q u e p r o b a b a n t a m b i é n I a

a b s o l u t a i m p o s i b i l i d a d d e l a d i c t a d u r a p a r a s o s ­

t e n e r s e s o b r e s e m e j a n t e e l e m e n t o , c o m o u n a n a v e

Page 81: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 83

d e s m a n t e l a d a y s i n g o b i e r n o s o b r e l a s o l a s r o j a s

y e m b r a v e c i d a s d e u n m a r d e s a n g r e .

E n l a p r i m e r a e s t a c i ó n d o n d e el t r e n s e d e t u v o ,

c o m o h e d i c h o , a p r o v e c h é l o s m i n u t o s d e p a r a d i l l a

d e l c o n v o y p a r a c a m b i a r d e c o c h e y t r a s l a d a r m e

c o n m i l i g e r o e q u i p a j e á u n o e n q u e v i a j a b a u n a

d a m a , a l g o e n t r a d a e n a ñ o s , d e b e l l a s f a c c i o n e s ,

d e c o n t i n e n t e r e c o g i d o , v e s t i d a d e l u t o y q u e p o r

s u a s p e c t o p a r e c í a s e r p e r s o n a d e d i s t i n c i ó n , c o m o

e n s e g u i d a h u b e d e s a b e r l o , y e n c u y a c o m p a ñ í a

h i c e e l r e s t o d e l v i a j e h a s t a V a l p a r a í s o .

A p e n a s i n s t a l a d o a h í , e l t r e n c o n t i n u ó s u m a r ­

c h a y l u e g o p u d e a d v e r t i r q u e m i i n t e r e s a n t e c o m ­

p a ñ e r a fijaba e n m í s u s o j o s g r a n d e s y c u r i o s o s ,

c o m o h a c i e n d o u n p r o l i j o e x a m e n d e m i p e r s o n a

y c u a l si d e s e a r a s a b e r q u i é n e r a el e x t r a ñ o , ó m e ­

j o r d i c h o , e l i n t r u s o , q u e s e h a b í a a t r e v i d o á m o ­

l e s t a r l a , p r i v á n d o l a d e l p l a c e r d e v i a j a r a b s o l u t a ­

m e n t e s o l a , c o m o t a l v e z e r a s u v o l u n t a d y s u

p e n s a m i e n t o a l e s c o g e r u n c o c h e c o m o e l e n q u e

í b a m o s y e n q u e e l l a h a s t a e s e m o m e n t o s e h a ­

l l a b a c o m o e n s u p r o p i a c a s a .

— S e ñ o r a , t a l v c z m i p r e s e n c i a e n e s t e c a r r o ,

d i j e á l a d a m a e n t o n o d e d i s c u l p a , p u e d e s e r

m o l e s t a p a r a u s t e d .

— N o , s e ñ o r , m e c o n t e s t ó c o n v o z t r a n q u i l a y

Page 82: La Revolución Chilena

¿ 4 ( ' I I . J U A N

c o n p a l a b r a s d e l a m e j o r e d u c a c i ó n , n o , s e ñ o r ; p e r o

u s t e d n o t e n d r á á m a l d e c i r m e c o n q u i é n t e n g o

e l a g r a d o d e v i a j a r , p u e s u s t e d c o m p r e n d e r á q u e

e n e s t o s t i e m p o s s i e m p r e s e d e s e a s a t i s f a c e r e s t a

c u r i o s i d a d .

C o m o e r a n a t u r a l , d i á c o n o c e r i n m e d i a t a m e n t e

m i n o m b r e y m i c o n d i c i ó n á l a d i s t i n g u i d a d a m a ,

á l o c u a l e l l a n o p u d o r e p r i m i r u n g e s t o d e s o r ­

p r e s a , y t e n d i é n d o m e l a m a n o c o n b e n é v o l a s o n ­

r i s a , m e d i j o :

— E n l a e s t a c i ó n d e S a n t i a g o b u s q u é á u s t e d

y t r a t é d e v e r e n q u é c a r r o v e n í a á V a l p a r a í s o ,

s i n o t r a a y u d a q u e p u d i e r a g u i a r m e e n e s t e c o ­

n o c i m i e n t o q u e l o s d a t o s q u e s e m e h a b í a n d a d o

s o b r e su fisonomía; p e r o m e f u é i m p o s i b l e d i s ­

t i n g u i r l o e n t r e t a n t a s d e l a s p e r s o n a s c o m o s u b í a n

a l t r e n ; d e m a n e r a q u e a h o r a m e f e l i c i t o d e e s t a

c a s u a l i d a d p r o v i d e n c i a l q u e l o h a t r a í d o á u s t e d

á m i l a d o y q u e m e p e r m i t e c u m p l i r c o n u n e n ­

c a r g o q u e t e n g o p a r a u s t e d .

— - S e ñ o r a , s e r í a m u y h o n r o s o p a r a m í . . .

N o h a b í a c o n c l u i d o d e e x p r e s a r l a f r a s e g a ­

l a n t e c o n q u e i b a á c o n t e s t a r a q u e l l a s p a l a b r a s ,

c u a n d o l a h e r m o s a d a m a , s a c a n d o d e e n t r e s u s

v e s t i d o s u n a c a r t a q u e p a r e c í a h a b e r e s t a d o c o s i d a

a l i n t e r i o r d e s u t r a j e , m e l a p a s ó , d i c i é n d o m e :

Page 83: La Revolución Chilena

I.A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A Si¡.

— E l c o m i t é r e v o l u c i o n a r i o d e S a n t i a g o m e h a

e n c a r g a d o e n t r e g a r á u s t e d e s t o s p a p e l e s , p a r a

q u e u s t e d l o s h a g a l l e g a r c o n s e g u r i d a d á s u d e s ­

t i n o .

E n s e g u i d a e n t r a m o s e n c o n v e r s a c i ó n , y e l l a

m e e x p l i c ó l a s e x t r a ñ a s r a z o n e s q u e l a o b l i g a b a n

á v i a j a r d e e s a m a n e r a , c o m p l e t a m e n t e s o l a y

e x p o n i é n d o s e q u i z á s á p e l i g r o s q u e e n l o s t i e m ­

p o s a c t u a l e s p o d í a n s e r g r a v e s , d a d o e l e s t a d o

d e l p a í s . S u e s p o s o , u n d i s t i n g u i d o a b o g a d o d e

V a l p a r a í s o , s i n d i c a d o ce r e v o l u c i o n a r i o p o r l o s

a g e n t e s d e l a d i c t a d u r a , h a b í a s i d o a r r a s t r a d o

á l a c á r c e l d e a q u e l l a c i u d a d y l u e g o t r a s l a d a d o

á S a n t i a g o y e n c e r r a d o a l l í c o n m u c h o s d e s u s

a m i g o s , a l g u n o s d e l o s c u a l e s h a b í a n s i d o s o m e ­

t i d o s á l o s m á s c r u e l e s y t e r r i b l e s t r a t a m i e n t o s . .

E s t o l a o b l i g a b a á v i a j a r u n a v e z p o r s e m a n a , ,

c o n e l o b j e t o d e s a b e r n o t i c i a s d e s u e s p o s o p r i ­

s i o n e r o ; y l o s m i e m b r o s d e l a J u n t a r e v o l u c i o n a ­

r i a d e V a l p a r a í s o , s a b e d o r e s d e s u s i t u a c i ó n ,

a p r o v e c h a b a n d e e s t a s s e m a n a l e s e x c u r s i o n e s p a ­

r a e n v i a r p a p e l e s y c o m u n i c a r s e p o r m e d i o d e

e l l a c o n l a J u n t a r e v o l u c i o n a r i a d e S a n t i a g o .

— E n l a s i t u a c i ó n a c t u a l d e l p a í s , a g r e g ó , l a s -

s e ñ o r a s e s t a m o s t a n o b l i g a d a s c o m o l o s h o m b r e s

á h a c e r a l g o e n b i e n d e n u e s t r a c a u s a , y comer-

Page 84: La Revolución Chilena

86 O l í . J U A N

l a s s o s p e c h a s d e l a p o l i c í a n o n o s a l c a n z a n a l

i g u a l d e n u e s t r o s m a r i d o s y n u e s t r o s h i j o s , n o s

a p r o v e c h a m o s d e e s t a c i r c u n s t a n c i a p a r a c o a d ­

y u v a r á l a o b r a d e e l l o s e n c i e r t o s o f i c i o s n e c e ­

s a r i o s , c o m o l o s d e c o r r e o s , r e p a r t i c i ó n d e p e ­

r i ó d i c o s y o t r o s .

— P e r o y a l a p o l i c í a , o b s e r v é , h a d e s c u b i e r t o

e s t o , y , p o r l o t a n t o , l o s s e r v i c i o s q u e u s t e d e s

p r e s t a n á l a r e v o l u c i ó n s o n p e l i g r o s o s .

— T o d o , r e p l i c ó , e s p e l i g r o s o e n l o s t i e m p o s

a c t u a l e s ; p e r o ¿ q u é m a y o r p e l i g r o p o d e m o s t e ­

m e r q u e l o s d e l d e s t i e r r o , l a flagelación y l a m u e r ­

t e d e l a s p e r s o n a s á q u e m a s a m a m o s ? S i t o m á r a ­

m o s e s o e n c u e n t a , B a l m a c c d a s e e t e r n i z a r í a e n

e l p o d e r , y á e l l o s e r í a p r e f e r i b l e t o d o l o q u e

d e m á s h u m i l l a n t e y v e r g o n z o s o p u d i e r a s u c e ­

d e m o s .

L u e g o m e h a b l ó d e l a m a n e r a c ó m o l a s p r i n c i ­

p a l e s s e ñ o r a s d e l a s o c i e d a d c h i l e n a e r a n e n e s o s

m o m e n t o s e l a l m a d e l m o v i m i e n t o r e v o l u c i o n a ­

r i o ; c ó m o s e r v í a n á l a s J u n t a s e n t o d o s l o s s e r ­

v i c i o s q u e é s t a s l e s e n c o m e n d a b a n ; d e q u é m a ­

n e r a a y u d a b a n e n s u s c a s a s á l a i m p r e s i ó n d e

p e r i ó d i c o s c l a n d e s t i n o s y l o s h a c í a n c i r c u l a r p o r

t o d a - ; p a r t e s , b u r l a n d o l a s p e s q u i s a s d e l a s a u t o ­

r i d a d e s ; e l m o d o c ó m o l l e v a b a n y t r a í a n c o m u -

Page 85: La Revolución Chilena

l .A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A S7

n i c a c i o n e s e s c r i t a s , m a n t e n i e n d o l a s r e l a c i o n e s

a c t i v a s d e l a s j u n t a s e n t r e s í ; l o s p r o c e d i m i e n t o s

q u e p o n í a n e n j u e g o p a r a f a c i l i t a r á l o s q u e q u e ­

r í a n t r a s l a d a r s e a l n o r t e e l c u m p l i m i e n t o d e s u s

p a t r i ó t i c o s d e s e o s ; e n u n a p a l a b r a , l o s m i l d e ­

l i c a d o s y finos e x p e d i e n t e s d e q u e l a i m a g i n a c i ó n

3' l a v o l u n t a d d e l a m u j e r e s c a p a z , c u a n d o s e

p r o p o n e c o n s e g u i r u n g r a n o b j e t o y e s i m p u l s a ­

d a á e l l o p o r e l s e n t i m i e n t o e x t r e m o s o d e u n a

g r a n p a s i ó n .

— T a l v e z u s t e d n o h a l e í d o , l o s p e r i ó d i c o s d e

e s t a t a r d e , m e d i j o , a l a r g á n d o m e d o s p a p e l i l l o s

p e r f e c t a m e n t e d o b l a d o s y q u e e r a n n a d a m e n o s

q u e El Constitucional y La Revolución, d o s h o j a s

p e r i ó d i c a s d e l a p r e n s a r e v o l u c i o n a r i a d e S a n t i a g o .

A c e p t ó l o s d e s u m a n o y m i e n t r a s l o s d e s d o ­

b l a b a , e l l a a g r e g ó :

— A h í v e r á u s t e d u n a r e l a c i ó n e x a c t a d e l a ú l t i ­

m a i n f a m i a d e l a d i c t a d u r a , e s d e c i r , d e l a m a n e r a

• c ó m o h a n s i d o a s e s i n a d o s a n o c h e e n l o s c u a r t e l e s

•de S a n t i a g o m á s d e c i e n d e e s o s p o b r e s s o l d a ­

d o s , á q u i e n e s s e h a t r a í d o p o r l a f u e r z a a l s e r v i c i o

•de l a d i c t a d u r a p a r a e n s e g u i d a f u s i l a r l o s d e l a

m a n e r a m á s s a l v a j e .

N u e s t r a c o n v e r s a c i ó n c o n t i n u ó s o b r e e s t e t e m a

y m i e n t r a s e l l a h a b l a b a c o n e s e n o b l e a r d o r q u e

Page 86: La Revolución Chilena

SS G i l . J U A N "

t a n t o l a e n g r a n d e c í a y d i g n i f i c a b a á m i s o j o s , y o

r e f l e x i o n a b a s o b r e l a s c o n s e c u e n c i a s g e n e r a l e s q u e

rtc d e s p r e n d í a n , a s í d é l o q u e e l l a m e d e c í a , c o m o

d e l a a p l i c a c i ó n q u e d e s u s p a l a b r a s p o d í a h a c e r s e

a l p a í s e n q u e t a l e s c o s a s t e n í a n l u g a r e n m e d i o

d e l a a t m ó s f e r a d e l o s s e n t i m i e n t o s y d e l a s p a s i o ­

n e s e n c e n d i d a s h a s t a e s e e x t r e m o .

U n m a l g o b e r n a n t e , u n d i c t a d o r , u n t i r a n o ,

p u e d e á v e c e s l u c h a r c o n é x i t o p a s a j e r o c o n t r a

u n a a g r u p a c i ó n c u a l q u i e r a d e s u s e n e m i g o s , c o n ­

t r a u n g r a n p a r t i d o h o s t i l , c o n t r a t o d o s , s i s e

q u i e r e , l o s q u e e n u n a s o c i e d a d o r g a n i z a d a r e p r e ­

s e n t a n l a e n e r g í a v i r i l , l a f u e r z a m a s c u l i n a d e l a

o p i n i ó n p ú b l i c a , c o n t r a l o q u e , e n fin, c o n s t i t u y e e l

e l e m e n t o p o l í t i c o d e u n p u e b l o ; p e r o ¿ c ó m o p u e d e

h a c e r l o s i s u s m e d i d a s d e r e p r e s i ó n , d e v i o l e n c i a

y d e c a s t i g o van á e m b o t a r s e f a t a l m e n t e c o n t r a

i a a p a s i o n a d a t e n a c i d a d d e l s e x o a m a b l e y h e r ­

nioso, c u y a s m a n o s h e c h a s p a r a l a c a r i c i a , t i e n e n ,

s i n e m b a r g o , e n s u m i s m a d e b i l i d a d e l a r t e d e p r e ­

p a r a r c o n l o s m á s finos-jugos y l a s e s e n c i a s más-

s u t i l e s l o s v e n e n o s d e l a s a r m a s m á s a g u d a s y

c e r t e r a s ?

S e p u e d e l u c h a r c o n t r a e l h o m b r e a r m a d o y

q u e l e v a n t a s u r o b u s t o b r a z o c o n t r a s u e n e m i g o ,

a c e p t a n d o u n a l u c h a e n q u e l a m a t e r i a l i d a d d e

Page 87: La Revolución Chilena

I.A R K V O ' . L ' C I Ó N C M I I . E X A So

l o s m e d i o s d e a t a q u e y d e d e f e n s a p e r m i t e n

o p o n e r l e o t r a m a t e r i a l i d a d e q u i v a l e n t e ; p e r o e s

i m p o s i b l e l u c h a r c o n e l e m e n t o s d e e s a e s p e c i e

c o n t r a l o s q u e l a m u j e r p u e d e o p o n e r a l h o m b r e ,

i n t a n g i b l e s c o m o l a fiebre q u e e n v e n e n a y a s ­

fixia y d o b l e g a á s u s p i e s á l a n a t u r a l e z a m á s

r o b u s t a y v i g o r o s a .

P o r o t r a p a r t e , s i e m p r e h a s i d o l a m u j e r y e s p e ­

c i a l m e n t e e n l a s o c i e d a d m o d e r n a , l a m á s p u r a y

e l e v a d a r e p r e s e n t a c i ó n d e l a c o n c i e n c i a s o c i a l ;

d e m a n e r a q u e c u a n d o e l l a t o m a p a r t e e n l a s o ­

l u c i ó n d é l o s g r a n d e s p r o b l e m a s p o l í t i c o s y s o c i a ­

les , c u a n d o e l l a s a l e d e s u h o g a r y s u p a s i ó n ó s u

p e n s a m i e n t o l a l l e v a n f u e r a d e l s a n t u a r i o d e s u s

a f e c t o s p r i v a d o s , e s p o r q u e e s a c o n c i e n c i a s o c i a l

g r i t a , s e i m p o n e y s e h a c e i n d i s c u t i b l e ; y e s e s t o

p r e c i s a m e n t e l o q u e s u c e d e e n C h i l e , d e j a n d o v e r

m u y c l a r o q u e el p r o b l e m a d e l a r e v o l u c i ó n n o e s ,

c ó m o a l g u n o s h a n p r e t e n d i d o h a c e r l o c r e e r , m o ­

m e n t á n e o , a c c i d e n t a l e n l a v i d a d e l p a í s , s i n o a l g o

m u y d i s t i n t o y e n l o c u a l t o d o e s t a r í a a m e n a z a d o

p o r u n t r a s t o r n o p r o f u n d o , s i el t r i u n f o d e e l l a n o

e s t u v i e r a y a d e a n t e m a n o d e c i d i d o p o r e l e l e m e n ­

t o i r r e s i s t i b l e q u e l o l l e v a á s u f a v o r a b l e d e s e n l a c e .

E l h e c h o h o r r i b l e q u e s e r v í a d e t e m a á n u e s t r a

c o n v e r s a c i ó n , y e n l a c u a l v e í a y o , d e u n a p a r t e

Page 88: La Revolución Chilena

90 G i l . J U A N

i a f u e r z a b r u t a y s a l v a j e a r r o j a n d o e n e l a b i s m o

s i n f o n d o d e s u s l o c u r a s y d e s u s c r í m e n e s á c e n ­

t e n a r e s d e c a d á v e r e s h u m a n o s p a r a s o s t e n e r s u

o d i o s o i m p e r i o , y d e l a o t r a á u n a d é b i l m u j e r

p r o t e s t a n d o c o n t r a e l a t e n t a d o a b o m i n a b l e , s i n

o t r a f u e r z a q u e l a q u e d a b a á s u s p a l a b r a s l a c o n ­

c i e n c i a s o c i a l u l t r a j a d a , m e p o n í a d e m a n i f i e s t o

e l p o d e r s u p e r i o r d e e s t a ú l t i m a , q u e e s c a p a b a a l

a l c a n c e d e l b r a z o d e l t i r a n o y c o n l a c u a l é s t e

m i s m o h a b r í a q u e r i d o p o d e r c o n t a r a n t e s q u e c o n

a q u e l l a .

C o n t i n u a m o s a s í n u e s t r o v i a j e h a s t a V a l p a r a í s o

d e t e n i é n d o n o s a l g u n o s m i n u t o s a n t e s d e l l e g a r a l

p u e r t o , p r i m e r o e n l a e s t a c i ó n d e V i ñ a d e l M a r ,

e s p e c i e d e a r i s t o c r á t i c o e d é n d e l o s b a ñ i s t a s

v e r a n i e g o s y q u e a h o r a p a r e c í a d e s i e r t o y c a s i i n ­

h a b i t a d o ; l u e g o e n e l B a r ó n , l u g a r h i s t ó r i c o d o n d e ,

c o m o m e lo d i j o c o n m u c h a o p o r t u n i d a d m i c o m ­

p a ñ e r a d e v i a j e , p a r e c í a a l z a r s e e n e s o s m o m e n t o

l a s o m b r a d e P o r t a l e s , á q u i e n l o s c h i l e n o s c o n ­

s i d e r a n c o m o e l p a d r e d e s u v i e j a c o n s t i t u c i ó n , p a ­

r a p r o t e s t a r c o n t r a e l u l t r a j e d e l a d i c t a t u r a ; y p o r

ú l t i m o e n B e l l a V i s t a , e s t a c i ó n u r b a n a d e l f e r r o ­

c a r r i l y q u e s ó l o d i s t a u n o s p o c a s m i l l a s d e l a d e l

P u e r t o , t é r m i n o d e n u e s t r o v i a j e y d o n d e h a b r í a ­

m o s d e s e p a r a r n o s t a l v e z p a r a s i e m p r e , d e s p u é s

Page 89: La Revolución Chilena

J A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 9 1

• J e u n a t a n b r e v e a m i s t a d y e n m e d i o d e l a s c i r -

• c u s t a n c i a s m á s e x t r a ñ a s q u e p o d í a n c o n c e b i r s e .

A l d e s c e n d e r e l l a d e l t r e n , l a o f r e c í , c o m o e r a

n a t u r a l , a c o m p a ñ a r l a h a s t a s u c a s a - h a b i t a c i ó n ;

p e r o m e d i o e f u s i v a m e n t e l a s g r a c i a s , d i c i é n d o m e

a l m i s m o t i e m p o , q u e l a s i t u a c i ó n d e e l l a e n V a l ­

p a r a í s o , d o n d e , á d i f e r e n c i a d e S a n t i a g o , e r a b a s ­

t a n t e c o n o c i d a d e t o d o el m u n d o , p o d í a h a c e r p e ­

l i g r o s o p a r a m í e l c u m p l i m i e n t o d e e s t e d e b e r d e

• c o r t e s í a é i m p e d i r m e q u i z á s e l c u m p l i m i e n t o d e

l o s e n c a r g o s q u e l a j u n t a r e v o l u c i o n a r i a m e h a b í a

• c o n f i a d o , y q u e e r a n , s i n d u d a , d e c o n s i d e r a b l e

i m p o r t a n c i a .

D e s p c d í m e , p u e s , d e e l l a , p r o m e t i é n d o l a e s c r i ­

b i r l e e n m e j o r e s t i e m p o s , y m e d i r i g í e n s e g u i d a

•en b u s c a d e u n h o t e l d o n d e p a s a r l a n o c h e , y

d e s d e e l c u a l p o d e r h a c e r a l d í a s i g u i e n t e c o n

t o d a l i b e r t a d l a s d i l i g e n c i a s y l l e n a r l a s f o r m a l i ­

d a d e s e x i g i d a s p o r l a s a u t o r i d a d e s p a r a e m b a r ­

c a r m e e n el v a p o r Serena.

Page 90: La Revolución Chilena
Page 91: La Revolución Chilena

V I I I

Urna, ¡i 3o de janii) de iSgi

i . fin m e e n c o n t r a b a o t r a v e z l i b r e y s o b r e c !

_ ¿ ~ \ _ m a r , d e s p u é s d e u n d í a l l e n o d e c o n t r a r i e ­

d a d e s d e t o d a e s p e c i e p a r a o b t e n e r u n p a s a p o r t e

y s i e n d o v í c t i m a c o n e s t e m o t i v o d e l a s m i r a d a s

r e c e l o s a s d e l o s a y u d a n t e s d e o f i c i n a , d e l a s

p r e g u n t a s c a p c i o s a s d e l a a l g u a c i l e r í a d i c t a t o r i a -

l e s c a y d e l o s r e g i s t r o s m i n u c i o s o s d e m a l e t a

y a r r e o s d e v i a j e . A l fin d e j a b a á m i s e s p a l d a s

l a c i u d a d p r o t e g i d a c o n t r a s í m i s m a p o r l a s u s ­

p i c a c i a i n s o l e n t e d e l o s m i l y u n a g e n t e s d e l a

d i c t a d u r a , e n t r e l o s c u a l e s o s t e n t a b a , á l a m a n e r a

d e u n g r a n b a j á d e t r e s c o l a s , s u m a g n í f i c o y

Page 92: La Revolución Chilena

9 | C U . K A N

e n t o r c h a d o u n i f o r m e e l rey del calicanto, c o r n o -

l l a m a n l o s p o r t e ñ o s a l c o n t r a - a l m i r a n t e V i c l , p o r

s u s e s p l é n d i d o s n e g o c i o s r e a l i z a d o s á e x p e n s a s

d e l e r a r i o n a c i o n a l e n l a e d i f i c a c i ó n d e e s c u e l a s y

c u a r t e l e s d e V a l p a r a í s o . A l fin m i s o j o s d e j a b a n d e

c o n t e m p l a r e l e s p e c t á c u l o d e l a p o b l a c i ó n h u m i ­

l l a d a d e n t r o d e l t e r r i b l e c i r c u i t o d e s u s f o r t a l e z a s ,

a r m a d a s d e e n o r m e s c a ñ o n e s y s e m e j a n t e s á g i ­

g a n t e s c o s g u a r d i a n e s d e u n a c á r c e l i n m e n s a , s u f i ­

c i e n t e m e n t e e s p a c i o s a p a r a c o n t e n e r á u n p u e b l o

e n t e r o d e p r i s i o n e r o s d e e s t a d o . A l fin m e s e n t í a

l i b r e y s o b r e e l m a r , m i r a n d o d e s d e l a p o p a

d e l Serena c ó m o l a c i u d a d i l u m i n a d a s e a l e j a b a

l e n t a m e n t e e n e l h o r i z o n t e t r a n q u i l o d e l a n o c h e -

y e x p e r i m e n t a n d o c o n e l i o e i i m i a l m a e s c s e n t i ­

m i e n t o d e í n t i m o b i e n e s t a r q u e s ó l o p u e d e c o m ­

p r e n d e r a q u e l q u e , c o m o y o , h a e s t a d o r e s p i r a n ­

d o d u r a n t e m á s d e s e s e n t a d í a s l a a t m ó s f e r a e n ­

v e n e n a d a d e l a d i c t a d u r a .

E l m a r , c o n s u s o l a s t r a n q u i l a s , d e s e n v o l v i é n ­

d o s e y d e s a r r o l l á n d o s e e t e r n a m e n t e y s i n fin e n

s u s d i l a t a d a s l l a n u r a s ; c o n s u s r u m o r e s i g u a l e s

y m o n ó t o n o s , c o m o e l q u e f o r m a r a n m i r í a d a s

d e s e r e s m i s t e r i o s o s c o n v e r s a n d o e n e l s i l e n c i o

d e l a s o l e d a d e s ; c o n s u s b r i s a s s a l i n a s y f r e s c a s

q u e v i e n e n a l r o s t r o , c o m o á d e s p e r t a r a l h o m -

Page 93: La Revolución Chilena

I.A K F . V O I . U C I Ó N C H I I . K X A 95

b r e d e l a c r u e l p e s a d i l l a d e l a v i d a s o c i a l q u e

t o d a v í a l o p e r s i g u e a l a l e j a r s e d e e l l a , y r e n o v a r ­

l e m o r a l m e n t e c o n e l s e n t i m i e n t o p u r o y v i v i f i ­

c a n t e d e l a n a t u r a l e z a i n a l t e r a b l e d e l o c é a n o ; e l

m a r , d e s p u é s d e l o s a z a r o s o s d í a s q u e a c a b a b a d e

p a s a r , m e p a r e c í a e n e s o s m o m e n t o s q u e o p e r a b a

e n t o d o m i ser u n a e s p e c i e d e r e s u r r e c c i ó n d e m i

e s p í r i t u a g o t a d o y m e h a c í a s e ñ o r d e m í m i s m o ,

d u e ñ o d e m i l i b e r t a d y d e m i s a c c i o n e s , a r b i t r o ,

e n u n a p a l a b r a , d e m i s m o v i m i e n t o s , d e m i s p a ­

l a b r a s y d e m i s i d e a s .

M e s e n t í a f e l i z y p e n s a b a e n l o s b r u s c o s c a m ­

b i o s d e l a v i d a y l a m a n e r a c ó m o l a s u e r t e m e

l l e v a b a , d e s p u é s d e h a b e r m e r e t e n i d o d o s m e s e s

e n m e d i o d e u n p u e b l o h u m i l l a d o , h a c i a l a s p l a ­

y a s d e T a r a p a c á , á d o n d e u n a p o r c i ó n e s c o g i d a

d e e s e m i s m o p u e b l o , u n p u ñ a d o d e v a l i e n t e s ,

h a b í a i d o á p l a n t a r el 7 d e e n e r o l a b a n d e r a d e l a

r e d e n c i ó n d e C h i l e , y á d o n d e a h o r a , c o m o á u n

l u g a r d e s a g r a d o r e f u g i o , i b a n á r e u n i r s e c o n e l l o s

y á d a r l e s e l a b r a z o d e l p a t r i o t i s m o t o d a s l a s a l ­

m a s t e m p l a d a s e n e l s a g r a d o a m o r d e l a l i b e r t a d .

E l b a r c o n a v e g a b a e n a l t a m a r , m e c i é n d o s e

a c o m p a s a d a m e n t e s o b r e e l s e n o d e l o c é a n o ; l a

n o c h e e r a o s c u r a y f r í a , v e l a d o e l c i e l o p o r u n a

l i g e r a n i e b l a y d e j a n d o s ó l o v e r l a f o s f o r e s c e n c i a

Page 94: La Revolución Chilena

96 f l l l . J I J A N

<Jc l a s o l a s q u e c h o c a b a n c o n t r a l o s c o s t a d o s d e l

b u q u e ó s e r e t o r c í a n b a j o l a h é l i c e ; l o s p a s a j e r o s

d e c á m a r a s e r e t i r a b a n s o m n o l i e n t o s á s u s c a m a r o ­

t e s , y y o d e j é t a m b i é n e l l u g a r d e m i s m e d i t a c i o ­

n e s p a r a g o z a r d e l r e p o s o q u e h a s t a e s e d í a h a ­

b í a n m e n e g a d o m i s i m p r e s i o n e s m o r a l e s y e l

e s t a d f ) d e s a p a c i b l e d e m i h u m o r y d e m i á n i m o .

A l d í a s i g u i e n t e , d e s p u é s d e h a b e r d o r m i d o

c o m o s ó l o s e d u e r m e e n e l m a r , el s o l d e h e r ­

m o s a m a ñ a n a i l u m i n a b a l a s o l a s y e l c i c l o , c o n ­

v i d a n d o á la g o z o s a c o n t e m p l a c i ó n d e l a i n ­

m e n s i d a d r i e n t e y s i n n u b e s , e n l a q u e t o d o

p a r e c e d e s p e r t a r e n e l e s p í r i t u u n m i s m o s e n t i ­

m i e n t o d e a r m o n í a y d e p a z . L o s m a r i n e r o s e j e ­

c u t a b a n l a m a n i o b r a ; l o s s i r v i e n t e s l a v a b a n el

p u e n t e y f r e g a b a n l o s b r o n c e s ; l o s m o z o s d e s a l a

e n t r a b a n y s a l í a n d e l o s c a m a r o t e s , y u n o q u e

o t r o v i a j e r o s e p a s e a b a s o b r e c u b i e r t a ó , a f i r ­

m a d o á l o s b a r r o t e s d e l a s b a r a n d i l l a s , c o n t e m ­

p l a b a c o n l o s o j o s fijos e l m o v i m i e n t o m o n ó t o n o

d e l a s o l a s . M e s e n t í a l e j o s d e t o d o s l o s t r i s t e s

e s p e c t á c u l o s q u e h a b í a n c o n t e m p l a d o m i s o j o s e n

l o s d í a s a n t e r i o r e s y c o m o s i f u e r a n a ñ o s l o s q u e

m e s e p a r a b a n d e e l l o s .

M e d i r i g í a l o f i c i a l d e g u a r d i a , q u e d e s d e el

p u e n t e d e p r o a e x a m i n a b a e l h o r i z o n t e c o n s u

Page 95: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A .'97

l a r g o a n t e o j o d e m a r y s e p a s e a b a l e n t a m e n t e d e

b a b o r á e s t r i b o r . E n t r a m o s e n c o n v e r s a c i ó n y

l u e g o m e d i j o , q u e e n e l d í a l l e g a r í a m o s á C o ­

q u i m b o , u n o d e l o s p u e r t o s m á s t r e m e n d o s e n e s o s

d í a s p a r a t o d o s l o s v i a j e r o s y q u e h a c í a e s c u p i r a l

d i a b l o á l o s c a p i t a n e s d e b a r c o s q u e h a c í a n l a c a ­

r r e r a a l N o r t e . L a s b a h í a s d e l a c o s t a d e C o ­

q u i m b o y A t a c a m a e r a n v e r d a d e r a m e n t e l a s

h o r c a s c a u d i n a s d e l c o m e r c i o n a c i o n a l y e x t r a n ­

j e r o d e s d e e l d í a i n i c i a l d e l p r o n u n c i a m i e n t o d e

l a e s c u a d r a .

E n l a c á m a r a y á l a h o r a d e l a l m u e r z o p u d e

y a s a b e r q u i é n e s e r a n m i s c o m p a ñ e r o s d e v i a j e :

u n o s d o c e o f i c i a l e s d e l e j é r c i t o d i c t a t o r i a l q u e i b a n

á C o q u i m b o y á C a l d e r a á o c u p a r s u s p l a z a s e n

l o s r e g i m i e n t o s e s t a c i o n a d o s e n e s o s l u g a r e s ; a l ­

g u n o s c o m e r c i a n t e s d e d i v e r s a s n a c i o n a l i d a d e s ,

a l e m a n e s , i n g l e s e s , i t a l i a n o s , e t c . ; d o s ó t r e s s a ­

c e r d o t e s , y u n a s c i n c u e n t a ó m á s p e r s o n a s c u y a

p r o f e s i ó n ó e s t a d o e r a i m p o s i b l e c o n o c e r á p r i ­

m e r a v i s t a .

E l c a p i t á n V a u g h a n , u n i n g l é s r u b i o , d e r o s t r o

f u e r t e y a m a b l e , p e q u e ñ o d e e s t a t u r a y a n c h a s

e s p a l d a s , c o n t o d a l a a l e g r e r o b u s t e z y l a t r a n ­

q u i l a e n e r g í a d e u n v e r d a d e r o c a p i t á n d e m a r , s e

s e n t a b a á l a c a b e c e r a d e l a m e s a ; á s u l a d o s e -

7

Page 96: La Revolución Chilena

g8 GIL J U A N

g u í a n u n e n o r m e a l e m á n q u e i b a á I q u i q u e p o r

n e g o c i o s y s u c a r a e s p o s a , u n a g e r m a n a flemáti­

c a y r u b i a , c o n v e r t i d a p o r o b r a d e l a s u e r t e d e

a m a s a n d e r a d e p a n b l a n c o e n l a r e s p e t a b l e s e ­

ñ o r a d e u n c o r r e d o r d e c o b r e s y s a l i t r e s ; v a r i o s

o f i c i a l e s d i c t a t o r i a l e s q u e j u r a b a n p o r e l s e ñ o r d e

l a M o n e d a ; a l g u n o s s a c e r d o t e s , y v e i n t e ó m á s

p a i s a n o s ; f o r m a n d o e n t r e t o d o s u n o d e e s o s c o n ­

j u n t o s a b i g a r r a d o s y e x t r a ñ o s q u e d a n á l o s t r a s ­

p o r t e s d e m a r e s e a i r e e s p e c i a l d e c o s m o p o l i t i s m o

d e m o c r á t i c o q u e e l a r t e d e l a n a v e g a c i ó n l l e v a á

t o d a s p a r t e s , c o m o l a s e m i l l a g e n e r o s a d e l a s o ­

c i a b i l i d a d d e l p o r v e n i r .

L o s o f i c i a l e s d i c t a t o r i a l e s á q u e m e h e r e f e r i d o

c o n v e r s a b a n , s i n c o n s i d e r a c i ó n á l a c o m p a ñ í a e n

q u e v i a j a b a n , d e s u s t e r r i b l e s p r o y e c t o s d e c a m ­

p a ñ a . M u y p r o n t o , s e g ú n e l l o s , l o s g r a n d e s e j é r ­

c i t o s d e C o q u i m b o y d e A t a c a m a e s t a r í a n e n d i s ­

p o n i b i l i d a d p a r a e n t r a r e n c a m p a ñ a y r e c u p e r a r l a

p e r d i d a p r o v i n c i a d e T a r a p a c á , d o n d e l o s c u a t r o

l o c o s d e l a r e v o l u c i ó n a p e n a s s i p o d r í a n e s c a p a r á

l a p e r s e c u c i ó n d e l a s l e g i o n e s v i c t o r i o s a s . S e n e ­

c e s i t a b a h a b e r s i d o t a n t o r p e c o m o e l c o r o n e l

R o b l e s , ó t a n c o b a r d e c o m o e l c o r o n e l G a n a , ó t a n

i n f e l i z c o m o e l c o r o n e l A r r a t e , p a r a h a b e r a b a n ­

d o n a d o l a m á s r i c a d e l a s p r o v i n c i a s d e l N o r t e

Page 97: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 99

á e s a c a n a l l a d e r e v o l u c i o n a r i o s . P e r o , a l fin,

e s t o s ó l o h a b í a s i d o u n a c c i d e n t e d e l a g u e r r a á

q u e p r o n t o s e p o n d r í a r e m e d i o y d e m o d o q u e

l o s j e f e s d e l a e s c u a d r a , c a n s a d o s d e l u c h a r c o n t r a

l o s p e s c a d o s , f u e r a n á r e n d i r s e i n c o n d i c i o n a l -

m e n t e á l o s p i e s d e B a l m a c e d a .

E l c a p i t á n V a u g h a n o í a y c a l l a b a ; l o s s a c e r ­

d o t e s i n c l i n a b a n l a c a b e z a , c o m o d e c i d i d o s á

n o d e j a r s e a r r a s t r a r a l t e r r e n o v i o l e n t o d e l a s

d i s c u s i o n e s ; u n c o m e r c i a n t e i n g l é s m i r a b a t r a s

d e s u s a n t e o j o s c o n c u r i o s i d a d l o s s e m b l a n t e s

e n a r d e c i d o s d e l o s f u t u r o s b a y a r d o s d e l a d i c t a ­

d u r a ; l o s d o s e s p o s o s a l e m a n e s e n g u l l í a n t r a n q u i ­

l a m e n t e s u s p a p a s s a n c o c h a d a s ; e n u n a p a l a b r a ,

n a d i e p a r e c í a q u e r e r t o m a r p a r t e e n e l a n i m a d o

d i á l o g o ó c o m p r o m e t e r s e e n u n a c o n v e r s a c i ó n

q u e p o d í a s e r p e l i g r o s a a n t e s d e p a s a r l a f r o n t e r a

h a s t a d o n d e l l e g a b a e l i m p e r i o d e l a d i c t a d u r a .

E n l a t a r d e l l e g a m o s a l p u e r t o d e C o q u i m b o y

a n c l a m o s e n l a h e r m o s a b a h í a d o n d e , s e g ú n m e

lo d i j o e l c a p i t á n V a u g h a n , p a s a r í a m o s l a n o c h e

d e s c a r g a n d o v í v e r e s y p a s t o s e c o y o t r o s a r t í c u ­

l o s p a r a l a g u a r n i c i ó n e s t a c i o n a d a e n l a p r o v i n ­

c i a , p a r a p a r t i r a l d í a s i g u i e n t e , s i e s q u e l a s a u t o ­

ridades d e l p u e r t o n o n o s r e t e n í a n a h í p o r t r e s ó

c u a t r o d í a s , c o m o f r e c u e n t e m e n t e s o l í a n h a c e r l o .

Page 98: La Revolución Chilena

100 G I L J U A N

L u e g o v i m o s a c e r c a r s e l a f a l ú a d e l a c a p i t a ­

n í a d e l p u e r t o , c o n l a b a n d e r a n a c i o n a l á p o p a ,

y m o m e n t o s d e s p u é s a t r a c a b a á l a e s c a l a d e l

v a p o r , p e r m i t i e n d o a l e m p l e a d o d e l a b a h í a s u b i r

á b o r d o y d i r i g i r s e á l a o f i c i n a d e l c o n t a d o r , d o n d e

d e s p u é s d e h a b l a r c o n é s t e a l g u n a s p a l a b r a s ,

p i d i ó l e l a l i s t a d e l o s p a s a j e r o s y s e p u s o á l e e r l a

d e t e n i d a m e n t e , c o m o d e s e a n d o v e r a l g ú n n o m b r e

s o s p e c h o s o ó q u e p u d i e r a s e r v i r l e d e i n d i c i o p a r a

u n a f á c i l p r e s a , q u e l e p e r m i t i e s e n o v o l v e r á

t i e r r a s i n l l e v a r a l j e f e d e l a g u a r n i c i ó n a l g u n a

p r e n d a r o b u s t a d e s u a d h e s i ó n i n c o n d i c i o n a l y

e n t u s i a s t a a l r é g i m e n i m p e r a n t e .

M i r á b a l e y o d e s d e l e j o s , e n e s t a p r o l o n g a d a

o p e r a c i ó n , c u a n d o a p a r t a n d o u n i n s t a n t e l o s o j o s

d e s u p e r s o n a , v i q u e a t r a c a b a a l c o s t a d o d e l v a ­

p o r o t r o b o t e c o n l a i n s i g n i a t r i c o l o r , d e l c u a l

s u b i ó p r e s u r o s o l a e s c a l a u n o f i c i a l s e g u i d o d e

v a r i o s s o l d a d o s , q u e , e n s e g u i d a d e s a l u d a r c o n

e n t u s i a s t a s a b r a z o s á l o s d e l m i s m o o f i c i o q u e

c o n n o s o t r o s v e n í a n d e s d e V a l p a r a í s o , s e d i r i g i ó ,

d e l a m i s m a m a n e r a q u e l o h a b í a h e c h o e l c a p i ­

t á n d e p u e r t o , á l a o f i c i n a d e l c o n t a d o r , y d e s p u é s

d e e n t a b l a r a l l í u n d i á l o g o á v o c e s c o n é s t e y c o n

a q u é l , s a l i ó s e g u i d o d e s u s s o l d a d o s á h a c e r u n

m i n u c i o s o e x a m e n d e l b u q u e .

Page 99: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A I O I

U n r a t o d e s p u é s , e l d i c h o o f i c i a l v i n o c o n g e s ­

t o s y p a l a b r a s d e s c o r t e s e s d o n d e e s t a b a el c a p i ­

t á n V a u g h a n y e n c a r á n d o s e c o n é l , l e d i j o :

— U s t e d , c a p i t á n , t r a e e s c o n d i d o s a b o r d o .

— Y o n o s é , r e s p o n d i ó el c a p i t á n , a l z a n d o l o s

h o m b r o s y v o l v i e n d o l a s e s p a l d a s . P u e d e u s t e d

v e r e l b u q u e .

— Y e s a m a l e t a , e n t o n c e s , q u e n o t i e n e n o m ­

b r e n i d i r e c c i ó n y q u e n a d i e s a b e á q u e v i a j e r o

p e r t e n e c e . . . ¿ d e q u i é n e s ?

— Y o n o s é , v o l v i ó á d e c i r e l c a p i t á n V a u g h a n

c o n d u r e z a . Y a h e d i c h o á u s t e d q u e p u e d e v e r

e l b u q u e .

— P u e s e l v a p o r n o s a l d r á d e l p u e r t o h a s t a q u e

n o a p a r e z c a e l d u e ñ o d e e s a m a l e t a .

A l m i s m o t i e m p o q u e t e n í a l u g a r e s t e v i o l e n t o

d i á l o g o , l o s s o l d a d o s q u e h a b í a n s e g u i d o a l o f i c i a l

e n e l r e g i s t r o , s a c a b a n d e l a c á m a r a u n a m a l e t a

a b i e r t a , d e n t r o d e l a c u a l h a b í a r o p a d e v e s t i r y

o t r o s o b j e t o s m a r c a d o s c o n l e t r a s i n i c i a l e s q u e

n o c o r r e s p o n d í a n á n i n g u n o d e l o s n o m b r e s e s ­

c r i t o s e n l a l i s t a d e p a s a j e r o s l l e v a d a p o r e l c o n ­

t a d o r y q u e n a d i e d e l o s q u e i b a n á b o r d o r e ­

c l a m a b a c o m o p r o p i a , d e j a n d o c o n e l l o v e r e l

f u n d a m e n t o d e l a s s o s p e c h a s m a n i f e s t a d a s p o r

el a g e n t e d e l a a u t o r i d a d m i l i t a r d e l p u e r t o .

Page 100: La Revolución Chilena

102 GIL JUAN

• M u y p r o n t o y d e s p u é s d e u n a n u e v a e x c u r ­

s i ó n p o r l o s c a m a r o t e s y l a c á m a r a d e l v a p o r , v o l ­

v i ó o t r a v e z e l o f i c i a l y e x i g i ó q u e t o d o s l o s p a ­

s a j e r o s e n t r a r a n e n l a c á m a r a á p a s a r l i s t a ; l o

c u a l , a u n q u e o r d e n a d o e n t é r m i n o s d e s c o m e d i d o s

é i n s o l e n t e s , h u b i m o s d e h a c e r , p a r a n o e x p o n e r ­

n o s á m a y o r e s y m á s p e s a d a s y q u i é n s a b e s i

b r u t a l e s c o n t r a r i e d a d e s .

E s t á b a m o s e n e s t a o p e r a c i ó n , c u a n d o d o s d e

l o s s o l d a d o s á q u e a n t e s m e h e r e f e r i d o y q u e

h a b í a n , e n t r e t a n t o , b a j a d o á l a b o d e g a á s e g u i r

a l l í e l m i n u c i o s o r e g i s t r o , t r a j e r o n á l a s p u e r t a s

d e l a c á m a r a y t o m a d o a p r e t a d a m e n t e d e l o s

b r a z o s , á u n j o v e n d e d i s t i n g u i d a figura, p á l i d o

y c o n v u l s o , q u e , d i r i g i é n d o s e a l o f i c i a l ; l e d i j o s e r

é l e l d u e ñ o d e l e q u i p a j e s o s p e c h o s o , y q u e n o

m o l e s t a r a i n ú t i l m e n t e á l o s d e m á s p a s a j e r o s .

P r e s e n c i a m o s e n t o n c e s u n a d e e s a s e s c e n a s

q u e i r r i t a n y a z o t a n l a s a n g r e d e l q u e l a s c o n ­

t e m p l a , o b l i g a d o p o r l a f u e r z a m a y o r á s e r u n

s i m p l e e s p e c t a d o r d e e l l a s , s o p e n a , e n e l c a s o

c o n t r a r i o , d e v e r s e i n ú t i l m e n t e g o l p e a d o p o r l o s

p u ñ o s b r u t a l e s d e u n s a y ó n c u a l q u i e r a , q u e a p e ­

n a s s i t i e n e c o n c i e n c i a d e l m i s e r a b l e p a p e l q u e

s e l e o b l i g a á d e s e m p e ñ a r ; s o p e n a d e s e n t i r e l

Page 101: La Revolución Chilena

LA REVOLUCIÓN CHILENA 1 0 3

al punto sobre sus espaldas la vara ó en sus pies el grillete de campaña.

El equipaje de la víctima y que había motiva­do esta desagradable escena, fué inmediatamente llevado por los soldados al bote; el desgraciado joven fué obligado á bajar á empellones hasta la pequeña embarcación, en la cual le vimos alejar­se con el sentimiento de la desesperación pintado en sus facciones pálidas y alteradas; el capitán se retiró con violentos pasos á su cámara, y los pasajeros todos, más indignados que sorprendi­dos, quedámonos haciendo los comentarios del caso, mientras los empleados de á bordo hacían afanosos la operación de la descarga del vapor, como si en esos momentos fuera más necesaria que en otras ocasiones la rapidez en el trabajo que debía permitirnos zarpar de allí lo más pron­to posible.

Pero ¿qué motivo ó razón podía disculpar el atentado que acabábamos de presenciar? Según se decía, la víctima de tan duro y cruel tratamien­to era sencillamente uno de tantos jóvenes de distinguida familia y de esforzado corazón, de esos cuya única falta consistía en intentar, por el más legítimo de los medios, trasladarse al norte

Page 102: La Revolución Chilena

104 GIL J U A N

á o f r e c e r s u s g e n e r o s o s s e r v i c i o s á l a s a n t a c a u s a

d e l a l i b e r t a d . D u r a n t e m e s e s q u i z á s y e n v i d i a n ­

d o l a s u e r t e f e l i z d e a q u e l l o s d e s u s a m i g o s q u e

h a b í a n d e s e m b a r c a d o e n P i s a g u a y t r i u n f a d o e n

P o z o A l m o n t e , h a b í a e s p i a d o e l m o m e n t o a p r o ­

p i a d o p a r a r e a l i z a r s u s e s p e r a n z a s y s a t i s f a c e r e l

m á s g e n e r o s o d e s u s a n h e l o s , y h é a q u í q u e u n a

f a l t a d e m a y o r p r e v i s i ó n v e n í a á d e s t r u i r e n u n

i n s t a n t e s u s n o b l e s p l a n e s y á a r r o j a r l e s e g u r a ­

m e n t e e n e l c a l a b o z o i n m u n d o d e u n a c á r c e l d e

p r o v i n c i a , d o n d e t a l v e z m o r i r í a o s c u r o y m i s e r a ­

b l e . S í , p o r e s e s ó l o m o t i v o y r a z ó n e r a l l e v a d o

e n e s o s m o m e n t o s c o m o u n c r i m i n a l v u l g a r y e n

m e d i o d e l a b r u t a l s a t i s f a c c i ó n d e s u s v e r d u ­

g o s .

A l d í a s i g u i e n t e p u d i m o s f e l i z m e n t e v e r n o s d e

n u e v o l i b r e s d e l o s o d i o s o s e s p e c t á c u l o s q u e l a

d i c t a d u r a o f r e c e á c a d a p a s o á l a v i s t a d e l o s q u e ,

a u n e n s u c a r á c t e r d e e x t r a n j e r o s ó d e n e u t r a l e s ,

n o p u e d e n m e n o s d e f o r m a r s e d e e l l a l a i d e a q u e

c o n s u s p e r v e r s o s a c t o s á t o d o s i n s p i r a , y n a v e ­

g á b a m o s v i e n t o e n p o p a e n d e m a n d a d e l p u e r t o

d e C a l d e r a , f r o n t e r a a v a n z a d a d e l i m p e r i o d i c t a ­

t o r i a l y d o n d e e r a e s p e r a d o d í a p o r d í a u n a t a q u e

d e l a s f u e r z a s r e v o l u c i o n a r i a s , q u e ú l t i m a m e n t e

h a b í a n y a o c u p a d o á A n t o f a g a s t a , h a c i e n d o hui r»

Page 103: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 105

c o m o á u n a t r o p a d e a z o r a d o s b i s o n t e s , á l o s

e s f o r z a d o s l e o n e s , t i g r e s y p a n t e r a s q u e d í a s a n ­

t e s j u r a b a n y p e r j u r a b a n v e n c e r ó m o r i r e n s u s

p u e s t o s .

N u e s t r a e s t a d í a e n C a l d e r a , á p e s a r d e l a s p e s ­

q u i s a s h e c h a s á b o r d o p o r l a s a u t o r i d a d e s d e l p u e r ­

t o c o n i g u a l ó m a y o r r i g o r q u e e l e m p l e a d o e n

C o q u i m b o , n o o f r e c i ó n a d a d i g n o d e m e n c i o n a r s e

e n e s t a c o r r e s p o n d e n c i a , s i n o f u é e l h a c e r m á s

v i o l e n t o a u n e n t o d a l a g e n t e d e a b o r d o e l d e s e o

d e v e r n o s e n u n m a r l i b r e y d o n d e l o s h i d r ó p i ­

c o s a g e n t e s d e l a d i c t a d u r a n o p u d i e r a n s a c i a r s u

s e d d e a t r o p e l l o s , d e g o l p e s y d e v e n g a n z a s .

D e s d e C a l d e r a a l N o r t e h u b e d e n o t a r e l c a m b i o

r e p e n t i n o o p e r a d o e n l a fisonomía d e m u c h o s d e

l o s v i a j e r o s q u e , s i h a s t a e n t o n c e s s e h a b í a n m a n ­

t e n i d o e n u n a d i s c r e t a y t e m e r o s a r e s e r v a e n t o ­

d a s l a s c o n v e r s a c i o n e s q u e a l g u n a r e l a c i ó n t e n í a n

c o n e l e s t a d o d e l p a í s , a h o r a s e r e s a r c í a n d e s u

f o r z a d a p r u d e n c i a , e x p r e s a n d o l i b r e m e n t e s u s

o p i n i o n e s , c o n t e x t e s t o d a s , p o r c i e r t o , e n l a i d e a

d e q u e e l a c t u a l o r d e n d e c o s a s n o p o d r í a p r o l o n ­

g a r s e p o r m u c h o t i e m p o , s i n o q u e a n t e s b i e n , s e

d e s p l o m a r í a s o b r e s í m i s m o , c o m o u n e d i f i c i o s i n

o t r a b a s e q u e l a d e s u s g r a n d e s f a l t a s .

L u e g o v i n o á s o r p r e n d e r á l o s v i a j e r o s d e c a r

Page 104: La Revolución Chilena

106 GIL JUAN

m e r a l a a p a r i c i ó n i n u s i t a d a á l a h o r a d e c o m e r ,

d e n u e v o s c o m p a ñ e r o s , o c u l t o s h a s t a e s e m o m e n t o

q u i é n s a b e e n q u é p a r t e s s u b t e r r á n e a s d e l b a r c o

y q u e , p a s a d a l a l i n e a f r o n t e r i z a , v o l v í a n á l a l u z

c o n s u s r o s t r o s a l e g r e s y f e l i c e s p o r h a b e r e s c a ­

p a d o , c o m o e l l o s d e c í a n , d e l a s g a r r a s d e l t i g r e ,

y e n c o n t r a r s e a l fin, d e s p u é s d e t o d o g é n e r o d e

s o b r e s a l t o s y p r i v a c i o n e s , d u e ñ o s y s e ñ o r e s d e s u

v o l u n t a d , p a r a p o d e r c u m p l i r l a e n e l ú n i c o o b j e t o

d e s u s g r a n d e s a s p i r a c i o n e s , c u a l e r a l a s a l v a c i ó n

d e l r é g i m e n c o n s t i t u c i o n a l d e s u p a í s .

A l e g r e s y c h a r l a d o r e s , e r a n j ó v e n e s d e l a s

m á s o p u l e n t a s y d i s t i n g u i d a s f a m i l i a s d e S a n t i a ­

g o y d e V a l p a r a í s o q u e , e n s e g u i d a d e h a b e r

s e r v i d o d u r a n t e t r e s m e s e s á l a s j u n t a s r e v o l u c i o ­

n a r i a s d e a m b a s c i u d a d e s , e n l a s m á s p e l i g r o s a s y

d i f í c i l e s c o m i s i o n e s , h a b í a n o b t e n i d o c o m o p r e ­

m i o d e s u s p a t r i ó t i c o s a f a n e s , e l p e r m i s o d e c o ­

r r e r t o d o s l o s p e l i g r o s d e s e m e j a n t e n a v e g a c i ó n

p a r a u n i r s e a l e j é r c i t o c o n s t i t u c i o n a l d e T a r a p a c á

y A n t o f a g a s t a .

E l c a p i t á n V a u g h a n , s e n t a d o á l a c a b e c e r a d e

l a m e s a y y a r e c o b r a d o s u b u e n h u m o r h a b i t u a l

l o s m i r a b a s o n r i e n d o y m e d e c í a :

— E n t o d o s l o s v i a j e s q u e h a g o , d e s d e h a c e

n o v e n t a d í a s , v e o l o m i s m o , y s e d i c e , s i n e m b a r -

Page 105: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 107

g o , q u e B a l m a c e d a p u e d e e s c l a v i z a r e t e r n a m e n t e

á e s t e p a í s . . .

T o d o s e l l o s c o n t a b a n s u s c u r i o s a s y e x t r a o r d i ­

n a r i a s a v e n t u r a s . E l u n o h a b í a p e r m a n e c i d o o c h o

d í a s e s c o n d i d o e n u n p o n t ó n d e l a b a h í a d e V a l p a ­

r a í s o , e s p e r a n d o u n a o c a s i ó n p r o p i c i a p a r a r e a l i z a r

s u p l a n ; e l o t r o h a b í a t e n i d o q u e e n t r e g a r , n o s ó l o

s u d i n e r o , s i n o h a s t a p a r t e d e s u s r o p a s d e v e s t i r ,

á u n m a r i n e r o d e u n b u q u e d e g u e r r a i n g l é s p a r a

q u e é s t e le l l e v a s e a l c o s t a d o d e l v a p o r y l o r e c o ­

m e n d a s e a h í á u n s u a m i g o y c a m a r a d a ; é s t e s e h a ­

b í a v a l i d o d e l a m á s a s t u t a d e l a s s u p e r c h e r í a s p a r a

o b t e n e r u n f a l s o p a s a p o r t e d e l a s a u t o r i d a d e s d e

t i e r r a y e m b a r c a r s e e n s e g u i d a f r a n c a m e n t e y a l a

l u z d e l d í a y c ó m o q u i e n n o t i e n e a b s o l u t a m e n t e

n a d a q u e t e m e r ; a q u é l h a b í a a d o p t a d o e l d i s f r a z

d e c a r b o n e r o y m e t í d o s e c o m o u n r a t ó n d e b o ­

d e g a e n t r e l o s f a r d o s y c a j o n e r í a d e l a c a r g a ; c a d a

c u a l , e n s u m a , c o n t a b a s u p e q u e ñ a o d i s e a y e n ­

t r e t e n í a l a c o n v e r s a c i ó n g e n e r a l d a n d o c o n e l l a

p á b u l o á l a a l e g r í a d e s u s c o m p a ñ e r o s d e e m p r e s a

y d e p e l i g r o s . Y e s a j u v e n t u d i b a a s í , e n t r e r i s a s ,

á j u g a r s u v i d a a l a z a r d e l o s c o m b a t e s , r e n u n ­

c i a n d o á s u s d i c h a s y s u s p l a c e r e s a n t e e l a r a d e l

d e b e r s a n t i f i c a d o p o r e l s a c r i f i c i o .

N o o l v i d a r é e n m i v i d a l a fisonomía s u a v e y

Page 106: La Revolución Chilena

108 G I L J U A N

m e l a n c ó l i c a d e u n o d e e l l o s , q u e a c e p t a n d o l a s

p a l a b r a s d e u n o d e s u s c o m p a ñ e r o s q u e l e r e c o r ­

d a b a á l a m u j e r q u e h a b í a d e j a d o l l o r a n d o t a l v e z

s u a u s e n c i a , s a c ó u n r e t r a t o y m i r á n d o l o t r i s ­

t e m e n t e , c o n t ó á l o s d e m á s c ó m o s e h a b í a d e s ­

p e d i d o d e e l l a , d e s p u é s d e d e c l a r a r l e q u e y a j a ­

m á s v o l v e r í a n á v e r s e a n t e s d e l d í a e n q u e l a s

b a n d e r a s t r i u n f a n t e s d e l e j é r c i t o c o n s t i t u c i o n a l

e n t r a r a n á l a c a p i t a l d e l a R e p ú b l i c a .

E n t o d o s l o s v i a j e s q u e h a g o , m e h a b i a d i c h o

e l c a p i t á n V a u g h a n , v e o l o m i s m o , y e s t a s s e n ­

c i l l a s p a l a b r a s p i n t a b a n p o r s í s o l a s e l c a r á c t e r

i n d o m a b l e d e u n a r e v o l u c i ó n c u y a f u e r z a m o r a l

n o p u e d e i n d u d a b l e m e n t e s e r v e n c i d a .

E l v a p o r s e i b a a c e r c a n d o m á s y m á s á l a c o s t a

y y a v e í a m o s l a p l a y a a m i g a d e A n t o f a g a s t a d i ­

s e ñ a r s e m á s y m á s c l a r a m e n t e , h a s t a p o d e r l u e g o

d i s t i n g u i r e l e l e v a d o c a m p a n a r i o d e s u i g l e s i a p a ­

r r o q u i a l , e n s e g u i d a s u s e d i f i c i o s d e m a d e r a p i n ­

t a d o s q u e b r i l l a b a n a l s o l , y p o r ú l t i m o s u m u e ­

l l e y s u s b a r q u e r o s q u e s a l v a b a n l a s r o m p i e n t e s

d e l o s a r r e c i f e s d e l p u e r t o , a c e r c á n d o s e a l v a p o r

q u e i b a á a r r o j a r s u s a n c l a s e n l a b a h í a .

Page 107: La Revolución Chilena

I X

Lima, á 24 de junio de ISQT.

U NA m u l t i t u d d e h o m b r e s d e d i s t i n t a s e d a d e s

y c o n d i c i o n e s s e e s t r e c h a b a y r e v o l v í a , á l a

m a n e r a d e u n h o r m i g u e r o h u m a n o , s o b r e l a c u ­

b i e r t a d e l Serena, q u e p a r e c í a e n e s o s m o m e n t o s

u n l u g a r d e c i t a ó d e r e u n i ó n p o p u l a r . U n o s

p r e g u n t a b a n p o r e l e s t a d o d e l a s c o s a s d e C h i l e

v i e j o y c ó m o s e v i v í a e n e s o s m u n d o s e n t r e l a

c á r c e l y e l b a n q u i l l o ; o t r o s p o r e l l u g a r d o n d e

e n e s o s m o m e n t o s e s t á b a l a e s c u a d r a y q u é c l a s e

d e o p e r a c i o n e s e m p r e n d í a e l e j é r c i t o c o n s t i t u c i o ­

n a l ; é s t e s i s u a m i g o t a l h a b í a m u e r t o e n P o z o

A l m o n t e , H u a r a ó I q u i q u e ó l l e v a b a t o d a v í a

Page 108: La Revolución Chilena

110 GIL J U A N

s o b r e e l b r a z o i z q u i e r d o l a b a n d a r o j a d e l e j é r ­

c i t o d e l a l i b e r t a d ; a q u e l e s t r e c h a b a e n t r e s u s

b r a z o s á l o s n u e v o s c o m p a ñ e r o s q u e l o s v i e n t o s

d e l S u r t r a í a n á l a s filas; e l o t r o r e l a t a b a l a p r o ­

d i g i o s a f u g a d e l o s h u a n a c o s d e C a m u s a l t r a v é s

d e l d e s i e r t o y d e l a s b r e ñ a s a n d i n a s ; e l d e m á s

a l l á c o n t a b a l a s ú l t i m a s d i s p o s i c i o n e s t e s t a m e n ­

t a r i a s d e l e x - I n t e n d e n t e V i l l e g a s ; c a d a c u a l

e n s u m a , t e n í a a l g ú n m o t i v o p a r a a l e g r a r s e y r e í r ,

ó a l g ú n a s u n t o q u e c o m u n i c a r á l o s q u e l l e g a b a n

d e l S u r ó v e n í a n d e t i e r r a á r e c i b i r l o s . E n u n d í a

d e f e r i a , c o m o h e d i c h o , n o s e h a b r í a v i s t o e s p e c ­

t á c u l o m á s a n i m a d o y q u e m á s l l a m a r a l a a t e n ­

c i ó n d e l o b s e r v a d o r i m p a r c i a l d e l o s s u c e s o s .

P o r u n o d e l o s q u e a h í s e e n c o n t r a b a n , s u p e

q u e u n a v e z o c u p a d a A n t o f a g a s t a p o r e l e j é r c i t o

c o n s t i t u c i o n a l y a n t e s d e q u e e l c a p i t á n M o n t t

r e g r e s a r a d e n u e v o á I q u i q u e , d e j a n d o e n e l

t e r r i t o r i o r e c o n q u i s t a d o u n a f u e r t e g u a r n i c i ó n

p r o t e g i d a e n l a b a h í a p o r u n o d e l o s b l i n d a d o s d e

l a e s c u a d r a , h a b í a n o m b r a d o c o m o j e f e m i l i t a r y

c i v i l d e l a p l a z a á m i a n t i g u o y q u e r i d í s i m o a m i ­

g o M a n u e l J o s é V i c u ñ a , e l m á s c o n o c i d o y s i m ­

p á t i c o e n t r e e s o s a t r e v i d o s e x p l o r a d o r e s d e l o s

d e s i e r t o s y s e r r a n í a s d e l N o r t e q u e d e s d e h a c e

m á s d e m e d i o s i g l o r e c o r r e n s u s s o l e d a d e s , d e s c u -

Page 109: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A I I I

b r i e n d o l o s t e s o r o s q u e e n c i e r r a n y l l e v a n d o d e s ­

d e l a c o s t a h a s t a l o s c a l c i n a d o s p i c a c h o s d e l o s

A n d e s l a s c o r r i e n t e s c i v i l i z a d o r a s d e l t r a b a j o , d e l

c a p i t a l y d e l a i n d u s t r i a .

L o s l i m e ñ o s y a r e q u i p e ñ o s , e s p e c i a l m e n t e e s t o s

ú l t i m o s , d e b e n r e c o r d a r t o d a v í a a l M a n u e l V i ­

c u ñ a d e l o s d í a s d e P r a d o y d e B a l t a , a q u e l i n c a n ­

s a b l e e x p l o r a d o r d e l a s i e r r a d e l M i s t i y g r a n s o ­

ñ a d o r d e t e s o r o s , e l i n a g o t a b l e c h a r l a d o r d e c l u b s

y d e s a l o n e s , t a n e n a m o r a d o y c a b a l l e r o , y q u e

a s í s a b í a p e d i r r e p a r a c i ó n a l q u e s e l e p l a n t a b a

e n m e d i o d e l c a m i n o c o m o r o b a r s e e l c o r a z ó n d e

l a d a m a q u e p r e t e n d i e r a e n g a ñ a r e l s u y o , a l a m i ­

g o g e n e r o s o y d e s p r e n d i d o , a l M a n u e l ' V i c u ñ a d e

e n t o n c e s y d e a h o r a y d e t o d a s u v i d a , c o m o

f u é s i e m p r e y h a d e s e r h a s t a q u e s e m u e r a .

E l c a p i t á n M o n t t h a b í a e l e g i d o b i e n i n d u d a b l e ­

m e n t e , d e s i g n a n d o p a r a e s e p u e s t o á u n h o m b r e

q u e , d e s p u é s d e h a b e r s i d o d u r a n t e t o d a s u j u ­

v e n t u d u n o d e l o s m á s i n f a t i g a b l e s o b r e r o s d e l

d e s i e r t o , u n a v e z e s t a l l a d a l a r e v o l u c i ó n h a b í a

a b r a z a d o s u c a u s a d e s d e l a p r i m e r a h o r a y a p r o ­

v e c h a d o e n f a v o r d e e l l a s u i n f l u e n c i a p e r s o n a l

e n e l d e p a r t a m e n t o e n q u e s u s n e g o c i o s l o r e t e ­

n í a n e n e s o s m o m e n t o s .

M a n u e l J o s é V i c u ñ a , s u b l e v a n d o l a p o b l a c i ó n

Page 110: La Revolución Chilena

112 G I L J U A N

d e T a l t a l c o n t r a e l y u g o d e l a d i c t a d u r a ; p o n i é n ­

d o s e a l f r e n t e d e e l l a c o m o a u t o r i d a d s u p e r i o r d e l

d e p a r t a m e n t o ; a s o c i a n d o á s u s h a b i t a n t e s p a r a l a

d e f e n s a c o m ú n ; o r g a n i z a n d o t a l l e r e s m i l i t a r e s

p a r a u n i f o r m a r l o s ; p r e p a r á n d o l o t o d o p a r a e l

a t a q u e y p a r a l a d e f e n s a , y e n v i a n d o , e n fin, s u s

b a t a l l o n e s d e t a l t a l i n o s a l a u x i l i o d e l a s f u e r z a s

c o n q u e M e r i n o J a r p a s e b a t í a h e r o i c a m e n t e d e n ­

t r o d e l a a d u a n a d e I q u i q u e y q u e h a b r í a n d e d e ­

c i d i r e l é x i t o d e l a l u c h a , M a n u e l V i c u ñ a , r e p i t o ,

c o n e s t o s y o t r o s h e c h o s ; s e h a b í a c o n q u i s t a d o

d e s d e l a p r i m e r a j o r n a d a d e l a r e v o l u c i ó n u n a

p á g i n a d e o r o e n s u s h e r m o s o s a n a l e s .

D e s p u é s d e l i b e r t a d a l a p r o v i n c i a d e A n t o f a -

g a s t a d e l i m p e r i o d e l a d i c t a d u r a , p o c o s c o m o é l

p o d í a n , p u e s , r e s p o n d e r a l c a p i t á n M o n t t d e l o r ­

d e n y l a s e g u r i d a d d e l n u e v o t e r r i t o r i o g a n a d o

r e c i e n t e m e n t e p a r a l a c a u s a c o n s t i t u c i o n a l .

Y o h a b í a s i d o e n o t r a é p o c a a m i g o y a m i g o d e

c o r a z ó n d e M a n u e l J o s é V i c u ñ a y a n t e s d e l l e g a r

á A n t o f a g a s t a h a b í a t a m b i é n o í d o h a b l a r d e s u s

r e c i e n t e s h a z a ñ a s ; d e m a n e r a q u e m i p r i m e r p e n ­

s a m i e n t o , a l b a j a r á t i e r r a , f u é e l d e i r á v e r l e y

c o n v e r s a r c o n é l s o b r e l o s s u c e s o s q u e a c a b a b a n

d e t e n e r l u g a r e n l a í n s u l a d e s u m a n d o .

E l m u e l l e e s t a b a l l e n o d e c u r i o s o s q u e o b s e r -

Page 111: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 1 1 3

v a b a n á l o s r e c i é n l l e g a d o s , y d e s d e e s e p u n t o y a

p o d í a c o m p r e n d e r s e q u e a q u e l n o e r a u n l u g a r

d o n d e i m p e r a b a e l a z o t e y e l s a b l e , s i n o u n a

c i u d a d l i b r e d o n d e c a d a c u a l h a c í a d e s u c a p a u n

s a y o s i n c o n s u l t a r p a r a e l l o á n i n g ú n a g e n t e d e

l a a u t o r i d a d n i p e d i r l a v e n i a á n i n g u n o d e e s o s

f r a t e r n a l e s g u a r d i a n e s d e l a s e g u n d a d y e l o r d e n

p ú b l i c o q u e d e s d e M a g a l l a n e s h a s t a C a l d e r a v e l a n

r e c e l o s o s p o r l a c o n s e r v a c i ó n d e e s t o s p r e c i o s o s

b i e n e s e n l a s o c i e d a d c h i l e n a .

Á p o c o a n d a r , l l e g u é á l a c a s a d e l a I n t e n d e n ­

c i a , s i t u a d a e n e l c o s t a d o s u r d e l a p l a z a p r i n c i ­

p a l , y p r e g u n t a n d o a l a s i s t e n t e p o r e l d u e ñ o d e

c a s a , m e h i c e a n u n c i a r p o r é l , y m i n u t o s d e s p u é s

t u v e e l g u s t o d e e s t r e c h a r l a m a n o d e l a n t i g u o

a m i g o , q u e e r a e l m i s m o d e o t r o t i e m p o , c o n s u

r o s t r o a b i e r t o y f r a n c o , s u s m a n e r a s d e s e n v u e l t a s

y c a b a l l e r e s c a s y s u a m a b i l i d a d d e c o r a z ó n , q u e

m e h i c i e r o n r e c o r d a r l a a l e g r e v i d a y l o s b u e n o s

r a t o s q u e e n é p o c a l e j a n a h a b í a m o s p a s a d o j u n t o s

e n A r e q u i p a y e n L i m a .

N u e s t r a c o n v e r s a c i ó n , d e s p u é s d e l o s r e c u e r ­

d o s p e r s o n a l e s q u e h i c i m o s d e n u e s t r a v i e j a a m i s ­

t a d , r o d ó n a t u r a l m e n t e s o b r e l a c a m p a ñ a f e l i z

q u e e l e j é r c i t o c o n s t i t u c i o n a l a c a b a b a d e h a c e r

e n e s e t e r r i t o r i o , y q u e m e f u é p o r é l r e l a t a d a e n

8

Page 112: La Revolución Chilena

114 G I L J U A N

t o d a s s u s p a r t e s c o n e s a v e r b o s i d a d e l e g a n t e y

l l e n a d e c o l o r i d o q u e l e e s n a t u r a l y q u e h a c e

i m a g i n a r a l q u e l o e s c u c h a q u e e s t á o y e n d o l a

o r d e n a d a l e c t u r a d e u n l i b r o e s c r i t o e n b r i l l a n t e

p r o s a c a s t e l l a n a .

D u r a n t e e l t i e m p o q u e h a b í a p r e c e d i d o á l a

o c u p a c i ó n d e A n t o f a g a s t a p o r l a s f u e r z a s d e l c a ­

p i t á n M o n t t , e l i n t e n d e n t e V i l l e g a s , a l i g u a l d e

t o d o s l o s p e q u e ñ o s d i c t a d o r e s d e l t e r r i t o r i o a u n

n o l i b e r t a d o p o r l a s a r m a s c o n s t i t u c i o n a l e s , h a b í a

i n t e n t a d o e n v a n o y c o n t o d o g é n e r o d e e s f u e r ­

z o s i n s p i r a r á s u s t r o p a s e s e a r d o r v i o l e n t o , c o m o

d e c í a n l o s p e r i ó d i c o s d e B a l m a c e d a , d e q u e d e ­

b í a n e s t a r p o s e í d o s l o s s o l d a d o s d e l a l e g a l i d a d ,

p a r a l a n z a r s e c o n t r a l o s e n e m i g o s d e l o r d e n p ú ­

b l i c o y e s a r e s o l u c i ó n i n q u e b r a n t a b l e c o n q u e

d e b í a n m o r i r e n s u s p u e s t o s a n t e s q u e p e r m i t i r

l e s f u e r a n a r r e b a t a d o s p o r l a c a n a l l a q u e s e h a b í a

s u b l e v a d o c o n t r a e l g o b i e r n o l e g í t i m o y o c u p a d o

l a r i c a p r o v i n c i a d e T a r a p a c á .

D i n e r o s , p r e m i o s , c o n t e m p l a c i o n e s d e t o d a e s ­

p e c i e y l u e g o a m e n a z a s , c a s t i g o s y b á r b a r o s t r a ­

t a m i e n t o s , e r a n p u e s t o s e n p r á c t i c a p o r e l d i c h o

V i l l e g a s p a r a i n c e n d i a r l o s s e n c i l l o s p e c h o s d e

e s a s p o b r e s g e n t e s e n e l f u e g o a b r a s a d o r d e l p a ­

t r i o t i s m o ; p e r o s i n q u e n i n g u n o d e e s o s m e d i o s

Page 113: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 1 1 5

d i e r a e l r e s u l t a d o a p e t e c i d o n i p r o d u j e r a o t r a s

c o n s e c u e n c i a s q u e l a d e h a c e r l e s m á s y m á s i n s o ­

p o r t a b l e c a d a d í a e l r é g i m e n m i l i t a r á q u e l a c i u ­

d a d v i v í a s o m e t i d a .

E s a s t r o p a s , q u e a l c a n z a b a n á c e r c a d e t r e s

m i l h o m b r e s d e l a s t r e s a r m a s , e n t r e l a s c u a l e s

s e c o n t a b a e l f a m o s o b a t a l l ó n B u i n d e n o b l e r e ­

c u e r d o e n l a s p a s a d a s g u e r r a s , q u e e l c r u c e r o

Imperial h a b í a v e n i d o b o t a n d o p o c o á p o c o á.

e s a s p l a y a s e n s u s r e p e t i d o s y f r e c u e n t e s e x c u r ­

s i o n e s a l n o r t e , h a b í a n t r a i d o e n e l a l m a l a m a l a

s e m i l l a d e l a r e v o l u c i ó n , d e s p u é s d e v e r p o r s u s

p r o p i o s o j o s y e n s u s m i s m o s h o g a r e s e l t e r r o r

y l a v e r g ü e n z a q u e r e p a r t í a p o r t o d a s p a r t e s l a

a f r e n t o s a d i c t a d u r a p o r c u y a d e f e n s a s e l e s m a n ­

d a b a l e j o s d e s u s f a m i l i a s á m o r i r e n e s o s d e ­

s i e r t o s l e j a n o s é i n h o s p i t a l a r i o s .

E n v a n o e l i n t e n d e n t e V i l l e g a s , d u r a n t e l o s

ú l t i m o s d í a s d e . s u d o m i n a c i ó n , y o b e d e c i e n d o

l a s ó r d e n e s t e l e g r á f i c a s d e l a M o n e d a , a c u d í a

á l o s r e c u r s o s m á s e x t r e m o s é i n h u m a n o s , c o m o

e l t o r m e n t o y l o s f u s i l a m i e n t o s e n m a s a , p a r a

c o n t e n e r e l e s p í r i t u d e i n d i s c i p l i n a y d e a m o ­

t i n a m i e n t o q u e a m e n a z a b a c o n c l u i r e n c u a l q u i e r

i n s t a n t e c o n s u d e s c u a d e r n a d o e j é r c i t o ; p o r q u e

s u s e v e r i d a d ó b a r b a r i e n o c o n s e g u í a n o t r a c o s a

Page 114: La Revolución Chilena

I I Ó G I L J U A N

c o n t a l e s m e d i d a s q u e e x a s p e r a r m á s a u n á l o s

s o l d a d o s , h a s t a o b l i g a r á u n o d e l o s b a t a l l o n e s

d e l a g u a r n i c i ó n , e l S a n F e l i p e , á s a l t a r s o b r e t o d o

r e s p e t o á l a d i s c i p l i n a y e m b a r c a r s e á l a s ó r d e ­

n e s d e u n o d e s u s s a r g e n t o s e n l o s b o t e s y c h a ­

l u p a s q u e e n c o n t r a r o n á m a n o y l l e g a r a s í h a s t a

l a s e s c a l a s d e l b l i n d a d o Blanco Encalada, s u r t o

e n l a b a h í a y q u e s e g u í a c o n o j o a t e n t o l o s e x t r a ­

ñ o s m o v i m i e n t o s d e t i e r r a ( i ) .

E s t e s u c e s o y o t r o s d e s e m e j a n t e i m p o r t a n c i a

f u e r o n , c o m o e r a n a t u r a l , c o m u n i c a d o s i n m e d i a ­

t a m e n t e á I q u i q u e p o r l a e s c u a d r a , y o b l i g a r o n

a l c a p i t á n M o n t t y s u s c o l e g a s d e l a D e l e g a c i ó n

d e l C o n g r e s o , l o s s e ñ o r e s S i l v a y B a r r o s L u c o , á

a p u r a r l o s p r e p a r a t i v o s d e l a e x p e d i c i ó n q u e

y a s e p r o y e c t a b a s o b r e A n t o f a g a s t a y q u e z a r p ó

a l fin d e a q u e l p u e r t o e l d í a 1 7 d e m a r z o , e m b a r ­

c a d a e n l o s t r a s p o r t e s Aconcagua y Maipo c o n v o ­

y a d o s p o r e l c r u c e r o Esmeralda.

D e s p u é s d e t r e i n t a h o r a s d e n a v e g a c i ó n , l o s

b u q u e s e x p e d i c i o n a r i o s e n t r a r o n a l p u e r t o d e

A n t o f a g a s t a , y m i e n t r a s e l c r u c e r o Esmeralda y e l b l i n d a d o Blanco Encalada s o s t e n í a n u n l i g e r o

c o m b a t e c o n l o s f u e r t e s d e t i e r r a , e l Maipo y e l

( 1 ) Apéndice núm. 4—(N. del E.)

Page 115: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 117

Aconcagua d e s e m b a r c a r o n l a s t r o p a s f r e n t e á l a

p l a y a d e l C o l o s o , s i n q u e d i c h a o p e r a c i ó n , a l

c o n t r a r i o d e l o q u e e r a d e i m a g i n a r s e , o f r e c i e r a

n i n g ú n g é n e r o d e d i f i c u l t a d e s y t r o p i e z o s .

L o s m i l y t r e s c i e n t o s h o m b r e s q u e f o r m a b a n

a p r o x i m a d a m e n t e e l e j é r c i t o e x p e d i c i o n a r i o , m a r ­

c h a r o n e n s e g u i d a e n p e r f e c t o o r d e n p o r c o l u m n a s

c o n d i r e c c i ó n á l a c i u d a d , a n h e l a n t e s d e v e r l a c a r a

a l e n e m i g o y r e n o v a r a l l í l a g l o r i o s a j o r n a d a d e

P o z o A l m o n t e . P a r e c í a , a l v e r s u c a n d o r o s o e n ­

t u s i a s m o , q u e i b a n á u n a fiesta m á s b i e n q u e á

b a t i r s e y m o r i r p o r l a p a t r i a y p o r l a l i b e r t a d .

P e r o , l a m i s m a f a c i l i d a d q u e h a b í a n e n c o n t r a d o

p a r a e l d e s e m b a r c o e s t a b a y a p o r s í s o l a a n u n ­

c i a n d o q u e s u s e s p e r a n z a s s a l d r í a n f a l l i d a s y q u e

e n l u g a r d e l e j é r c i t o e n e m i g o , f u e r t e h a s t a e s e m o ­

m e n t o d e d o s m i l o c h o c i e n t a s p l a z a s , n o e n c o n ­

t r a r í a n o t r a c o s a q u e l a s t i r i l l a s y t r a s t o s v i e j o s

q u e é s t o s d e j a r a n e n s u s c u a r t e l e s a l a b a n d o n a r

l a c i u d a d q u e d í a s a n t e s p r o m e t í a s e r t e a t r o d e

l a s m á s f a n t á s t i c a s y m a r a v i l l o s a s h a z a ñ a s .

M a n u e l J o s é V i c u ñ a , á q u i e n e l c a p i t á n M o n t t

e n v i a r a a l m i s m o t i e m p o c o m o p a r l a m e n t a r i o á l a

c i u d a d e n l o s p r i m e r o s m o m e n t o s d e l d e s e m b a r c o ,

á p e d i r a l i n t e n d e n t e V i l l e g a s l a r e n d i c i ó n d e l a

p l a z a , l l e g ó a l m u e l l e , s i g u i ó p o r l a s c a l l e s , e n t r ó -

Page 116: La Revolución Chilena

I l 8 G I L J U A N

á l a s o f i c i n a s d e l a i n t e n d e n c i a , p e r o n o v i o s i n o

u n a c i u d a d r e c i é n a b a n d o n a d a p o r l a s a u t o r i d a ­

d e s d i c t a t o r i a l e s y q u e e s p e r a b a r e c i b i r p r o n t o

e n s u s b r a z o s á l o s g e n e r o s o s l i b e r t a d o r e s q u e s e ­

g u í a n a v a n z a n d o p o r l a a r e n o s a p l a y a d e l C o l o s o ,

e n a r d e c i d o s a n t e l a b u e n a e s p e c t a t i v a d e u n a

p r ó x i m a b a t a l l a .

A l a s d i e z d e l a m a ñ a n a d e e s e d í a l a s f u e r z a s

d e l e j é r c i t o c o n s t i t u c i o n a l e n t r a r o n á l a c i u d a d y

f u e r o n á t o m a r p o s e s i ó n d e l o s c u a r t e l e s p o c a s

h o r a s a n t e s a b a n d o n a d o s , y a l d í a s i g u i e n t e l o s

c i u d a d a n o s r e u n i d o s e n a s a m b l e a p o p u l a r e n l a

p l a z a p r i n c i p a l o í a n e l d e c r e t o m a n d a d o p u b l i c a r

p o r b a n d o p o r e l c a p i t á n M o n t t y p o r e l c u a l s e

n o m b r a b a i n t e n d e n t e d e l a p r o v i n c i a á d o n M a ­

n u e l J o s é V i c u ñ a y c o m a n d a n t e g e n e r a l d e a r m a s

d e l a p l a z a a l t e n i e n t e c o r o n e l d o n E n r i q u e d e l

C a n t o , i n i c i á n d o s e a l l í d e e s t a s u e r t e l a n u e v a e r a

d e p a z , d e l e g a l i d a d y d e l i b e r t a d q u e e l e j é r c i t o

c o n s t i t u c i o n a l i b a l l e v a n d o á l o s t e r r i t o r i o s o c u ­

p a d o s p o r s u s a r m a s .

P e r o e l e j é r c i t o d e l a d i c t a d u r a q u e a c a b a b a d e

d e s a p a r e c e r t r a s d e l a c o r t i n a d e l o s c e r r o s d e l

o r i e n t e , á c u y a s f a ' d a s s e e x t i e n d e e l c a s e r í o d e

l a p o b l a c i ó n , ¿ d ó n d e e s t a b a y h a c i a q u é p u n t o d e l

d e s i e r t o h a b í a v o l a d o e n a l a s d e l v a p o r q u e l e

Page 117: La Revolución Chilena

L A REVOLUCIÓN CHILENA 119

a y u d a r a á f u g a r s e p o r l o s r i e l e s d e l f e r r o c a r r i l d e

H u a n c a c h a c a , g r i t a n d o á l o s v i e n t o s d e l a p a m p a

e l s á l v e s e q u i e n p u e d a d e l a h u m i l l a c i ó n y d e l

p á n i c o ? ( i ) .

U n a v e z o c u p a d a l a c i u d a d , e l c o r o n e l C a n t o ,

c o m a n d a n t e e n j e f e d e l e j é r c i t o , e n v i ó á l a e s t a c i ó n

d e l S a l a r u n a a v a n z a d a d e r e c o n o c i m i e n t o , q u e

d e b í a t o m a r d a t o s s o b r e l a s i t u a c i ó n d e l e n e m i g o .

D e s d e e l m o m e n t o d e s u f u g a n o s e t e n í a n o t i c i a

a l g u n a d e e s o s h e r o i c o s f u g i t i v o s , c u y a r á p i d a

d e s a p a r i c i ó n p a r e c í a o b r a d e e n c a n t a m i e n t o ó

c o s a s e m e j a n t e . P e r o l o s r e s u l t a d o s d e e s t a o p e ­

r a c i ó n d e g u e r r a v i n i e r o n á m a n i f e s t a r d e u n

m o d o c i e r t o q u e l o s h e r o i c o s d e f e n s o r e s d e l a d i c ­

t a d u r a h a b í a n s i d o b a s t a n t e p r e c a v i d o s p a r a n o

d e j a r s e c o g e r f á c i l m e n t e p o r l a e s p a l d a , y q u e ,

c o n s e c u e n t e s c o n e s t e p l a n d e d e f e n s a y d e p r e ­

s e r v a c i ó n p e r s o n a l , n o s e h a b í a n d e t e n i d o e n e l

c a m i n o d e s u a n h e l a n t e f u g a h a s t a n o p e r d e r s e

d e v i s t a e n t r e l o s p a j o n a l e s y c h i r c a l e s d e l c a s e r í o

d e C a l a m a .

E l c o r o n e l C a m u s , c o m a n d a n t e d e e s e e j é r c i t o

d e v e r d a d e r a s á g u i l a s y c ó n d o r e s , e r a i n d u d a b l e ­

m e n t e u n h o m b r e e n t e n d i d o e n e l a r t e s u p r e m o

' ( i ) A p é n d i c e n ú m . 5 — ( N . del E.)

Page 118: La Revolución Chilena

120 GIL JUAN

d e b u r l a r a l e n e m i g o p o r m e d i o d e l a s e s c a p a d a s

d e l a r g o y a l t o v u e l o .

S e n e c e s i t a b a , p u e s , c o n e s t o s a n t e c e d e n t e s ,

o r g a n i z a r u n a f u e r t e e x p e d i c i ó n a l i n t e r i o r q u e

p o r s u n ú m e r o p u d i e s e b a t i r á l o s f u g i t i v o s e n l a s

f o r t i f i c a c i o n e s n a t u r a l e s q u e d e f e n d í a n e l r e f u g i o

b i e n e s c o g i d o d o n d e a h o r a s e e n c o n t r a b a n y p a r a

e s t e o b j e t o s e p i d i ó á I q u i q u e u n r e f u e r z o q u e ,

e n n ú m e r o d e t r e s c i e n t o s h o m b r e s , m á s ó m e n o s ,

y á b o r d o d e l t r a n s p o r t e Amazonas, l l e g ó e l d í a

2 4 a l p u e r t o d e A n t o f a g a s t a .

S m e m b a r g o , l o s j e f e s d e l e j é r c i t o c o n s t i t u c i o ­

n a l s e e n c o n t r a b a n t o d a v í a d e s c o n c e r t a d o s a n t e

u n a d i f i c u l t a d g r a v í s i m a q u e p a r a l a t a l e x p e d i ­

c i ó n e n e s o s m o m e n t o s s e p r e s e n t a b a . C o n s i s t í a

é s t a e n l a f a l t a a b s o l u t a d e m e d i o s p a r a t r a s p o r ­

t a r e l e j é r c i t o a l t r a v é s d e l m á s h o r r i b l e y d e s a m ­

p a r a d o d e l o s d e s i e r t o s ; p u e s e l i n t e n d e n t e V i l l e ­

g a s y e l c o r o n e l C a m u s , o b e d e c i e n d o ó r d e n e s

t e l e g r á f i c a s d e l a M o n e d a , h a b í a n a r r a s t r a d o e n

s u f u g a t o d o e l m a t e r i a l r o d a n t e d e l f e r r o c a r r i l ,

h a c i e n d o i m p o s i b l e l a p e r s e c u c i ó n y e l m o v i ­

m i e n t o d e s u s e n e m i g o s h a c i a e l l u g a r q u e h a ­

b í a n e s c o g i d o c o m o c u e v a d e r e f u g i o y d e s d e

d o n d e c r e í a n p o d e r a r m a r y d i s t r i b u i r s u e j é r c i t o

e n á g i l e s m o n t o n e r a s q u e s e d e s p a r r a m a r a n p o r

Page 119: La Revolución Chilena

LA REVOLUCIÓN CHILENA 121

e l d e s i e r t o é i m p i d i e r a n e l m o v i m i e n t o i n d u s t r i a l

d e l a p a m p a , h a c i e n d o l a g u e r r a d e r e c u r s o s á

l o s p a r t i d a r i o s t r i u n f a n t e s d e l C o n g r e s o . T a l e r a

e l p l a n d e g u e r r a q u e , p o r t e l é g r a f o y d e s d e l a

M o n e d a , s e l e s h a b í a o r d e n a d o c u m p l i r c o n m i ­

n u c i o s i d a d y e s t r i c t e z .

E n e s t a g r a v í s i m a e m e r g e n c i a , q u e v e n í a á b u r ­

l a r t o d a s l a s e x p e c t a t i v a s d e l e j é r c i t o y d e s u s

j e f e s , e l a c t i v o é i n t e l i g e n t e s e c r e t a r i o g e n e r a l d e l

E j é r c i t o y l a A r m a d a , d o n J o a q u í n W a l k e r M a r ­

t í n e z , d e s c u b r i ó e n e l f o n d o d e l a s b o d e g a s d e u n

b u q u e d e v e l a a n c l a d o e n e l p u e r t o c u a t r o m á ­

q u i n a s r e c i e n t e m e n t e l l e g a d a s d e E u r o p a p a r a

l a C o m p a ñ í a d e l F e r r o c a r r i l á H u a n c h a c a y q u e

u n i d a s á u n a q u e p o r v i e j a é i n ú t i l h a b í a d e j a d o

e l i n t e n d e n t e V i l l e g a s a b a n d o n a d a e n l a M a e s ­

t r a n z a d e l F e r r o c a r r i l , p o d í a n s e r b a s t a n t e s p a r a

e l r á p i d o y c ó m o d o t r a s p o r t e d e l a s t r o p a s a l i n ­

t e r i o r .

M a n o s á l a o b r a , d i j o e n t o n c e s e l f e l i z a u t o r

d e l d e s c u b r i m i e n t o , é i n m e d i a t a m e n t e o r d e n ó d e ­

s e m b a r c a r l a s p i e z a s e s c o n d i d a s d e l a s m á q u i n a s

y a r m a r l a s á t o d a p r i s a , a l m i s m o t i e m p o q u e t a m ­

b i é n d i o o r d e n p a r a q u e e n l a M a e s t r a n z a s e p u ­

s i e s e n p a r c h e s y s e b l i n d a s e , á l a m a n e r a d e u n

b a r c o d e g u e r r a , l a v i e j a y p e r d i d a m á q u i n a q u e

Page 120: La Revolución Chilena

122 GIL JUAN

e n v i r t u d d e e s t a r e n o v a c i ó n s i n g u l a r h a b r í a

p r o n t o d e d e s e m p e ñ a r e l p a p e l m á s i m p o r t a n t e

e n l a p r ó x i m a e x p e d i c i ó n .

D u r a n t e v a r i o s d í a s , y m i e n t r a s t a n t o l a s d i v e r ­

s a s f r a c c i o n e s d e l e j é r c i t o i b a n a v a n z a n d o l e n t a ­

m e n t e p o r l a p a m p a s i n a p a r t a r s e d e l a l í n e a d e

o p e r a c i o n e s , q u e e r a e l c a m i n o d e h i e r r o , e l c a p i ­

t á n M o n t t y s u a c t i v o s e c r e t a r i o n o d i e r o n p a z á

l o s t r a b a j a d o r e s d e l o s t a l l e r e s d e l a M a e s t r a n z a ,

e s t a c i o n á n d o s e a h í d e d í a y d e n o c h e h a s t a v e r

t e r m i n a d a l a d i f í c i l y l a b o r i o s a o p e r a c i ó n m e c á ­

n i c a d e l a c u a l i b a á d e p e n d e r , s e g ú n s e c r e í a , e l

é x i t o d e l a j o r n a d a .

L a s n o t i c i a s q u e c o n t i n u a b a n l l e g a n d o , e n t r e ­

t a n t o , s o b r e l a s i t u a c i ó n d e l e j é r c i t o d e C a m u s y

d e l e s p í r i t i t u q u e d o m i n a b a e n t r e s u s s o l d a d o s ,

e r a n e l l ó g i c o d e s a r r o l l o d e l o s a n t e c e d e n t e s ó l o s

s u c e s o s q u e h a b í a n d a d o t a n f á c i l t r i u n f o á l o s

p a r t i d a r i o s d e l C o n g r e s o s o b r e u n a s f u e r z a s t a n

s u p e r i o r e s c o m o e r a n l a s q u e a n t e s d e l a o c u p a ­

c i ó n d e f e n d í a n l a p l a z a .

M a ñ a n a y t a r d e , d u r a n t e e s o s d í a s , l l e g a b a n á

A n t o f a g a s t a p e l o t o n e s d e s o l d a d o s d e l e j é r c i t o

f u g i t i v o . T o d a s l a s g r a n d e s g u a r d i a s ó a v a n z a d a s

d e e x p l o r a c i ó n c o n q u e e l c o r o n e l C a m u s d e f e n ­

d í a d e s o r p r e s a s s u c a m p a m e n t o , a b a n d o n a b a n

Page 121: La Revolución Chilena

LA REVOLUCIÓN CHILENA I 2 3

s u s p u e s t o s y , t r a y é n d o s e á l o s o f i c i a l e s , v e n í a n á

• e n t r e g a r s u s a r m a s á l o s j e f e s d e l e j é r c i t o v e n ­

c e d o r . U n a m a ñ a n a h a b í a e n v i a d o C a m u s á e x ­

p l o r a r e l c a m i n o d e h i e r r o á u n o f i c i a l y v e i n t e

s o l d a d o s e n u n a m á q u i n a c o n s u s r e s p e c t i v o s

c a r r o s , y l o s s o l d a d o s , d e s p u é s d e p o n e r s e d e

a c u e r d o c o n e l f o g o n e r o y e l m a q u i n i s t a , h a b í a n

a m a r r a d o a l o f i c i a l y s e g u i d o á t o d o v a p o r h a s t a

l a e s t a c i ó n c e n t r a l d e A n t o f a g a s t a . O t r o d í a , e l

i n i s m o j e f e , r e c e l o s o y a d e l a s m á q u i n a s y e l v a p o r ,

h a b í a o r d e n a d o q u e u n p i q u e t e d e g e n d a r m e s

á c a b a l l o a v a n z a r a h a c i a C a r m e n A l t o á t o m a r

d a t o s d e l e n e m i g o , y l o s g e n d a r m e s q u i t a r o n a l

j e f e q u e l o s m a n d a b a s u r e v ó l v e r y s u e s p a d a ,

y l e o b l i g a r o n á s e g u i r l e s e n l a d e s e r c i ó n . L o

m á s g r a v e , c o n t o d o , e r a l o q u e s e s a b í a r e s p e c t o

a l d e s a r m e q u e e l m i s m o c o r o n e l C a m u s s e h a b í a

v i s t o o b l i g a d o á h a c e r d e u n a p a r t e d e s u e j é r c i t o ,

t e m e r o s o d e q u e e s a f u e r z a s e s u b l e v a r a y a r r a s ­

t r a s e á t o d a l a d i v i s i ó n e n e l m i s m o s e n t i d o .

E n e s t a s i t u a c i ó n , l o s p r e p a r a t i v o s q u e s e l l e ­

v a b a n á c a b o e n A n t o f a g a s t a p a r a l a p r ó x i m a

m o v i l i z a c i ó n d e l i s t r o p a s a l i n t e r i o r , h a b í a n y a

f e l i z m e n t e t e r m i n a d o s a t i s f a c t o r i a m e n t e . L a s m á ­

q u i n a s l o c o m o t o r a s e s t a b a n p r o n t a s p a r a r e m o n ­

t a r h a s t a C a l a m a s u p r e c i o s a c a r g a , l l a m a n d o

Page 122: La Revolución Chilena

124 G I L JUAN

e n t r e e l l a s e s p e c i a l m e n t e l a a t e n c i ó n l a q u e , a b a n ­

d o n a d a p o r v i e j a é i n ú t i l e n l o s t a l l e r e s d e l a

m a e s t r a n z a , p a r e c í a a h o r a u n n a v i o d e a l t o b o r d o >

c o n s u b l i n d a j e d e a c e r o y s u s a m e t r a l l a d o r a s

h á b i l m e n t e d i s p u e s t a s p a r a u n a t a q u e r á p i d o y

c a r n i c e r o . E n p o c a s h o r a s m á s , d e b í a , p u e s , e s t a r

t o d o l i s t o p a r a l a m a r c h a y l a p o s e s i ó n d e f i n i t i v a

d e l d e s i e r t o q u e d a r í a a s e g u r a d a .

E l d í a 2 7 d e m a r z o , m i e n t r a s l o s b a t a l l o n e s

d e l e j é r c i t o c o n s t i t u c i o n a l s e m o v í a n y a e n s u

c a m p a m e n t o d e l a e s t a c i ó n d e l S a l a r p a r a s e r d e

a q u í t r a s p o r t a d o s á S i e r r a G o r d a y d e a h í á

C a l a m a , l l e g ó a l c u a r t e l g e n e r a l l a n o t i c i a d e q u e

u n p i q u e t e d e c a b a l l e r í a e n e m i g a s e h a b í a d e s t a ­

c a d o h a c i a C a r m e n A l t o , p a r a d e s t r u i r l a s m á q u i ­

n a s r e s a c a d o r a s d e a g u a q u e e x i s t e n e n e s t e p u n ­

t o y p r i v a r d e e s t e m o d o a l e j é r c i t o q u e a v a n z a b a , ,

d e u n a r t í c u l o d i f i c i l í s i m o d e l l e v a r d e s d e A n t o -

f a g a s t a y c u y a f a l t a p o d í a c o n s i d e r a r s e c o m o p e ­

l i g r o s í s i m a p a r a e l é x i t o d e l a e x p e d i c i ó n ( 1 ) .

I n m e d i a t a m e n t e e n t o n c e s e l c o r o n e l C a n t o

d i s p u s o q u e l a m á q u i n a b l i n d a d a , c o n s u a r t i ­

l l e r í a s e r v i d a p o r e l t e n i e n t e d e m a r i n a F u e n t e s

y v e i n t i c i n c o m a r i n e r o s e s c o g i d o s , t o m a s e e n l a

( 1 ) A p é n d i c e n ú m . 6—(N delE.J

Page 123: La Revolución Chilena

LA REVOLUCIÓN CHILENA I2¡

e s t a c i ó n d e l S a l a r u n t r e n d e c a r r o s q u e a l l í e s ­

p e r a b a c o n u n p i q u e t e d e c a b a l l e r í a a l m a n d o d e l

m a y o r R o d o l f o O v a l l e y u n a c o m p a ñ í a d e l b a t a ­

l l ó n d e i n f a n t e r í a T a l t a l , y q u e c o n t o d a e s t a f u e r ­

z a , q u e i r í a c o m a n d a d a p o r e l p r i m e r a y u d a n t e

d e l E s t a d o M a y o r d o n J o r g e B o o n e n R i v e r a ,

a v a n z a s e r á p i d a m e n t e h a s t a e l l u g a r a m a g a d o ,

m i e n t r a s e l g r u e s o d e l e j é r c i t o l a s e g u í a e n o t r o s

t r e n e s p r e p a r a d o s a l e f e c t o .

S e g ú n l o d i s p u e s t o , e l b l i n d a d o d e n u e v o g é ­

n e r o a v a n z ó h a s t a e l l u g a r a m a g a d o , m o m e n t o s

a n t e s d e q u e l l e g a r a n a h í l o s e n e m i g o s á r e a l i z a r

s u p r o p ó s i t o , y d e s c a r g a n d o s o b r e u n t r e n q u e á

é s t o s c o n d u c í a s u a r t i l l e r í a r á p i d a y p o d e r o s a ,

i n t r o d u j o e n e l l o s t a l c o n f u s i ó n y p á n i c o , q u e

h u b i e r o n d e r e t i r a r s e p r i c i p i t a d a m e n t e , l l e v a n d o

á l o s b a t a l l o n e s d e C a m u s l a n o t i c i a d e q u e l o s

i n n u m e r a b l e s s o l d a d o s d e D a r í o v e n í a n y a s o b r e

e l l o s , d á n d o l e s a p e n a s t i e m p o p a r a a b a n d o n a r á

C a l a m a y h u i r á d o n d e n i e l d e m o n i o l o s a l c a n ­

z a r a .

E l j e f e d e l a a v a n z a d a , s e ñ o r B o o n e n R i v e r a ,

c o n t i n u ó e n v a n o a d e l a n t e s o b r e l a c u b i e r t a d e

l a e x t r a ñ a m á q u i n a d e g u e r r a s u v e r t i g i n o s a

c a r r e r a , y l l e g ó e n v a n o á S i e r r a G o r d a y e n

v a n o a l c a n z ó h a s t a C a l a m a y s i g u i ó a v a n z a n -

Page 124: La Revolución Chilena

I2Ó GIL JUAN

d o m á s a l l á t o d a v í a , p o r q u e l a s á g u i l a s y c ó n d o ­

r e s d e l c o r o n e l C a m u s e r a n d e m á s r á p i d o y a l t o

v u e l o y n a d i e h a b r í a d e s a b e r d e e l l o s h a s t a n o

v e r l o s e n t r e g a r s u s a r m a s y s u s b a n d e r a s á l a s

a u t o r i d a d e s f r o n t e r i z a s d e B o l i v i a , s o l i c i t a n d o d e

é s t a s el r e f u g i o e n t i e r r a e x t r a n j e r a q u e s ó l o

p o d í a p o n e r l o s a l a b r i g o d e l a t e n a z p e r s e c u ­

c i ó n .

C o n e s t e s a í n e t e m i l i t a r , l l e g ó á s u t é r m i n o l a

f a m o s a c a m p a ñ a d e A n t o f a g a s t a , e n l a q u e l o s d e ­

f e n s o r e s d e l a d i c t a d u r a e s p e r a b a n , d í a s a n t e s n o

m á s , v e r d e r o d i l l a s á s u s p i e s á l o s a d a l i d e s c o n s ­

t i t u c i o n a l e s , y l o s a i r e s d e l i b e r t a d v o l v i e r o n á

s o p l a r e n l a p l a y a y e l d e s i e r t o , d o n d e s u s h a b i ­

t a n t e s g o z a n a h o r a d e e s t o s p r e c i o s o s b i e n e s y

v e l a n c u i d a d o s o s p a r a c o n s e r v a r l o s .

E s t a ú l t i m a r e f l e x i ó n c o n q u e h a b í a finalizado

M a n u e l V i c u ñ a l a r e l a c i ó n e x a c t a y c o m p l e t a d e

l o s h e c h o s q u e a c a b a b a n d e t e n e r l u g a r a h í r e ­

c i e n t e m e n t e , d e j a b a v e r , n o y a s ó l o l a n a t u r a l e z a

m i s m a d e l a r e v o l u c i ó n , s i n o e l m o d o t a m b i é n

c o m o e l l a e s c o m p r e n d i d a p o r l a u n a n i m i d a d d e l

p u e b l o c h i l e n o , a s í e n s u s c l a s e s a l t a s y a c o m o d a ­

d a s y a r i s t o c r á t i c a s , c o m o t a m b i é n e n s u s c a p a s

s o c i a l e s m á s h u m i l d e s y o s c u r a s , d o n d e s e r e c l u t a

Page 125: La Revolución Chilena

LA REVOLUCIÓN CHILENA 12"]

el s o l d a d o y s a l e l a c a r n e d e c a ñ ó n d e l o s c o m ­

b a t e s .

¿ P o r q u é , e n e f e c t o , l o s s o l d a d o s d e l a r e v o l u ­

c i ó n , m a r c h a n á l a s b a t a l l a s a l t i v o s y c o n f i a d o s y

d i s p u e s t o s á m o r i r p o r s u b a n d e r a , s i n m i r a r n i

s i q u i e r a c o m o p o s i b l e l a v e r g ü e n z a d e l a d e r r o t a ,

a l m i s m o t i e m p o q u e l o s p a r t i d a r i o s d e l a d i c t a ­

d u r a d e s e r t a n d e l a s filas ó e n l a h o r a d e l a b a ­

t a l l a a p e n a s s i h a c e n e l s i m u l a c r o d e l a d e f e n s a

p a r a h u i r e n s e g u i d a , c o m o s i n o f u e r a n d e l a

m i s m a r a z a y d e l a m i s m a s a n g r e d e s u s o r g u l l o ­

s o s c o m p e t i d o r e s ?

E l h e c h o , n o t i e n e e x p l i c a c i ó n p o s i b l e s i n o s e

c o n v i e n e e n q u e a q u e l l o s t i e n e n l a c o n c i e n c i a d e

q u e c u m p l e n u n d e b e r s a g r a d o , l o q u e n o c r e e n

l o s s e g u n d o s ; p o r l o c u a l s e v e q u e e l h i j o d e l

p u e b l o t i e n e á e s t a s h o r a s e n C h i l e , a l r e v é s d e

l o q u e s e h a d i c h o , u n a r a z ó n c l a r a d e l o q u e e s

l a d i c t a d u r a y l a c a u s a q u e r e p r e s e n t a .

E s t a s y o t r a s r e f l e x i o n e s s e m e j a n t e s h a c í a m o s

c o n M a n u e l V i c u ñ a , c u a n d o e l s i l b a t o d e l v a p o r

n o s a n u n c i ó q u e d e b í a m o s s e p a r a r n o s . H a b r í a

d e s e a d o q u e d a r m e e n A n t o f a g a s t a a l g u n o s d í a s

e n c o m p a ñ í a d e l m á s e x c e l e n t e d e l o s a m i g o s ;

p e r o u n n e g o c i o u r g e n t e q u e t e n í a e l d e b e r d e

Page 126: La Revolución Chilena

128 GIL JUAN

a r r e g l a r e n I q u i q u e m e o b l i g a b a á m a r c h a r m e i n ­

m e d i a t a m e n t e . D e s p e d í m e , p u e s , p r o m e t i e n d o

v o l v e r p r o n t o , y u n a h o r a d e s p u é s e l Serena n a ­

v e g a b a r u m b o a l n o r t e , p a r a a n c l a r a l d í a s i ­

g u i e n t e e n I q u i q u e .

Page 127: La Revolución Chilena

Lima, á 2J de junio de i8gi

I Q U I Q U E , l a r e i n a d e l d e s i e r t o , c o n s u s c a m p a ­

n a r i o s y s u s t o r r e c i l l a s y m i n a r e t e s b r i l l a n d o

a l s o l q u e e n t i b i a l a s a g u a s d e s u b a h í a , p o b l a d a d e

b a r c o s d e t o d a s l a s n a c i o n e s , h a c i a l a s c u a l e s d e s ­

c i e n d e n d e l o s m u e l l e s m i l e s d e o b r e r o s , t r a y é n -

• d o l e s l a s r i q u e z a s d e l d e s i e r t o ; I q u i q u e , á c u y o s

p i e s d u e r m e n b a t i d o s p o r l a s o l a s l o s r e s t o s d e

l a v i e j a Esmeralda, s o b r e c u y o p u e n t e e n s a n g r e n ­

t a d o e l m á s g r a n d e d e l o s h é r o e s d e l m a r r e c o r ­

d a r a l a l e y e n d a d e l o s t i e m p o s h e r o i c o s ; I q u i q u e ,

c i u d a d s a n t a d e l a r e v o l u c i ó n , á c u y a s p u e r t a s

h a b í a n l l e g a d o u n d í a á d e p o s i t a r l a s t a b l a s d e l a

9

Page 128: La Revolución Chilena

130 GIL JUAN

C o n s t i t u c i ó n y d e l a l e y s u s p r i m e r o s y a b n e g a ­

d o s d e f e n s o r e s ; I q u i q u e , e l a s i l o s a g r a d o d e l p a ­

t r i o t i s m o c h i l e n o , á c u y a s p u e r t a s v e n í a n e n l a r g a

y d u r a p e r e g r i n a c i ó n t o d o s l o s e m a n c i p a d o s d e l '

d i c t a d o r y q u e a s p i r a b a n c o m o á u n b i e n s u p r e ­

m o e l l l e v a r s o b r e s u b r a z o la b a n d a r o j a d c t

c o n s t i t u c i o n a l i s m o ; I q u i q u e e s t a b a á n u e s t r a v i s ­

t a , y e l e n t u s i a s m o y l a a l e g r í a a r r e b a t a b a n á l o s

h a b i t a n t e s d e á b o r d o , p a r e c i é n d o l e s l a r g o s los-

m o m e n t o s d e e s p e r a q u e l e s i m p e d í a n b a j a r á

t i e r r a y a b r a z a r á s u s a m i g o s , c o m p a ñ e r o s y c a -

m a r a d a s .

U n a m u l t i t u d d e p e q u e ñ a s e m b a r c a c i o n e s d e

t o d a s f o r m a s y t a m a ñ o s , d e s d e l a f a l ú a á v a p o r

d e l a c a p i t a n í a d e l p u e r t o h a s t a e l p e q u e ñ o c h i n ­

c h o r r o m a n e j a d o p o r u n s o l o r e m o , r o d e a b a el '

v a p o r , á l a m a n e r a d e u n a flota d e e n a n o s d e m a r , ,

y l o s d i á l o g o s á v o c e s s o s t e n i d o s e n t r e l o s d e a r r i ­

b a y l o s d e a b a j o , a q u é l l o s p r e g u n t a n d o s o b r e l o s

ú l t i m o s s u c e s o s y é s t o s r e s p o n d i é n d o l e s e n f r a s e s

a l e g r e s , g r a c i o s a s ó p i c a n t e s , d a b a n a l e s p e c t á c u l o -

u n a a n i m a c i ó n y v i d a d i f í c i l , s i n o i m p o s i b l e , d e

r e l a t a r ó d e s c r i b i r c o n s u n a t u r a l y e x a c t o c o l o ­

r i d o .

A l fin l a s a u t o r i d a d e s m a r í t i m a s d e j a r o n á l o s

p a s a j e r o s e n l i b e r t a d p a r a t r a s l a d a r s e á t i e r r a , y

Page 129: La Revolución Chilena

LA REVOLUCIÓN CHILENA 131

y o p u d e e n t o n c e s e n c o m p a ñ í a d e v a r i o s d e e l l o s

t o m a r p o r a s a l t o u n o d e l o s b o t e s a t r a c a d o s á l a

e s c a l a y d i r i g i r m e a l m u e l l e y á l a A d u a n a e n

d o n d e d e s e a b a h a l l a r á u n a m i g o q u e d e b í a f a c i ­

l i t a r m e e l a r r e g l o d e u n n e g o c i o i m p o r t a n t e q u e

m e h a b í a t r a í d o h a s t a a l l í .

D e s p u é s d e u n a c o n f e r e n c i a b r e v e c o n l a p e r ­

s o n a e n c u e s t i ó n y s a t i s f e c h o e n t o d o l o q u e p r e ­

t e n d í a , f u i c o n e l l a á v i s i t a r e l e d i f i c i o d e l a A d u a ­

n a , r o d e a d o t o d a v í a p o r l o s e s c o m b r o s d e l a s

m a n z a n a s d e c a s a s q u e m a d a s y a v e n t a d a s p o r l o s

t e r r i b l e s p r o y e c t i l e s d e l o s c a ñ o n e s d e l a e s c u a d r a

e n e l c o m b a t e d e l 1 9 d e f e b r e r o , y p u d e f o r m a r m e

u n a i d e a c l a r a d e e s e i m p o r t a n t e s u c e s o , s i g u i e n ­

d o p a s o á p a s o l a s h u e l l a s q u e h a b í a d e j a d o e n e l

e d i f i c i o y o y e n d o l a r e l a c i ó n q u e m i g u í a t u v o l a

b o n d a d o s a a t e n c i ó n d e h a c e r m e , c o m p r e n d i e n d o

e l i n t e r é s q u e t e n í a e n s a b e r t o d o s l o s h e c h o s r e l a ­

c i o n a d o s c o n e l d e s a r r o l l o d é l a r e v o l u c i ó n .

D e s p u é s d e l a d e s a s t r o s a r e t i r a d a d e H u a r a r

d o n d e c a s i f e n e c e l a r e v o l u c i ó n e n s u c u n a , y e l

c o n s i g u i e n t e y l ó g i c o a b a n d o n o d e P i s a g u a p o r

l a m i s m a c a u s a , l a s n a v e s d e l a e s c u a d r a s e h a b í a n -

c o n c e n t r a d o e n e l p u e r t o d e I q u i q u e , ú n i c o p u n ­

t o , p u e d e d e c i r s e , q u e e n e l i n m e n s o d e s i e r t o d e

T a r a p a c á o c u p a b a t o d a v í a e l p e q u e ñ o e j é r c i t o

Page 130: La Revolución Chilena

132 G I L J U A N

( 1 ) Apénd ice n n n i . 7 .—(N. del E.)

c o n s t i t u c i o n a l ; p e r o q u e , p o r l o m i s m o , d e b í a á t o ­

d o t r a n c e s e r d e f e n d i d o y s o s t e n i d o c o m o b a s e d e

l a s o p e r a c i o n e s q u e h a b r í a n d e e m p r e n d e r s e p r ó x i ­

m a m e n t e , c o n t r a l o s n u e v o s c o n t i n g e n t e s d e t r o ­

p a s q u e e l d i c t a d o r e n v i a b a d e s d e V a l p a r a í s o á

C a m a r o n e s y d e a h í á H u a r a e n a u x i l i o d e l a e x ­

t e n u a d a d i v i s i ó n d e l c o r o n e l R o b l e s , a c a n t o n a d a

t o d a v í a e n e s e l u g a r .

E l 1 9 d e f e b r e r o , u n p i q u e t e d e s o l d a d o s d e l

b a t a l i ó n C h a ñ a r a l q u e h a b í a h e c h o l a g u a r d i a d e

l a c i u d a d d u r a n t e l a n o c h e , h a b í a s e r e t i r a d o a l

a m a n e c e r á b o r d o d e l o s b u q u e s y n o q u e d a b a n

e n l a p l a z a s i n o u n o s p o c o s m a r i n e r o s á l a s ó r d e ­

n e s d e l c o m a n d a n t e d e a r m a s d o n V i c e n t e M e r i ­

n o J a r p a , c u a n d o el c o r o n e l S o t o , q u e c o m a n d a b a

u n a p a r t e d e l e j é r c i t o d e R o b l e s , d e s c e n d i e n d o d e

l a p a m p a d u r a n t e l a n o c h e y d e s l i z á n d o s e o c u l t o

p o r u n a g r u e s a c a m a n c h a c a , d e s d e e l a l t o d e l M o -

1 le h a s t a l o s e s t a n q u e s d e l a g u a d e P i c a y d e a h í

h a s t a e l c o r a z ó n d e l a c i u d a d , s e a p o d e r ó p o r s o r ­

p r e s a d e l o s a l r e d e d o r e s d e l a A d u a n a , d o n d e

M e r i n o J a r p a s e h a l l a b a c o n s u g u a r d i a ; y , c e r c a n ­

d o el e d i f i c i o c o n s u s t r o p a s , i n i c i ó e l a t a q u e c o n ­

t r a l e s q u e l o d e f e n d í a n ( 1 ) .

Page 131: La Revolución Chilena

I.A REVOLUCIÓN CHILENA ¡33

U n a l u c h a t r e m e n d a y d e s e s p e r a d a s e c o m p r o ­

m e t i ó e n t o n c e s e n t r e l o s u n o s y l o s o t r o s . E l c a ­

p i t á n M e r i n o J a r p a , a u n q u e s e c u n d a d o s o l a m e n t e

p o r el p e q u e ñ o n ú m e r o d e s u s s u b o r d i n a d o s , c o m ­

p r e n d i ó d e s d e e l p r i m e r m o m e n t o q u e s u s i t u a ­

c i ó n l e i m p o n í a e l d e b e r d e m o r i r e n s u p u e s t o

a n t e s q u e c e d e r a l e n e m i g o e l p e d a z o d e t i e r r a

p o r él o c u p a d o y q u e e q u i v a l í a á l a c i u d a d e n t e r a ,

y ¡ q u i e n s a b e s i a l p o r v e n i r d e l a r e v o l u c i ó n ! C o n

t r a n q u i l i d a d h e r o i c a a r e n g ó e n t o n c e s á l o s s u y o s

e x c i t á n d o l o s á e s p e r a r e n l o i m p o s i b l e ó s a c r i f i ­

c a r s e y m o r i r , y r o m p i ó s u s f u e g o s s o b r e l a s t r o p a s

d e S o t o , a c e p t a n d o l a l u c h a s i n c o n t a r e l n ú m e r o

e s c a s o d e l o s s u y o s n i l a m u l t i t u d d e s u s c o n ­

t r a r i o s .

U n a h o r a h a b í a p a s a d o , y d e s p u é s o t r a y o t r a ; :

l a l u c h a s e p r o l o n g a b a a l t r a v é s d e l d í a s i n q u e l o s

a s a l t a n t e s c o n s i g u i e s e n a v a n z a r u n p a s o m á s a l l á

d e l a l í n e a d e f u e g o d e n t r o d e c u y o c í r c u l o d e

h u m o y d e l l a m a s l o s d e f e n s o r e s d e l e d i f i c i o s e

s o s t e n í a n i m p á v i d o s y t e r r i b l e s ; e r a u n c o m b a t e

h o m é r i c o e n q u e e l j e f e y l o s s u b o r d i n a d o s r i v a ­

l i z a b a n e n i n d o m a b l e e n e r g í a ; l a c i u d a d e l a q u e

g u a r d a e n s u r e c i n t o l a m e m o r i a d e P r a t n o p o d í a

s e r v e n c i d a n i m a n c i l l a d a . . .

P e r o e n e s o s m o m e n t o s e l a g u a y l a s m u n i c i o -

Page 132: La Revolución Chilena

134 G I L JUAN

n e s c o m i e n z a n á f a l t a r á l o s h e r o i c o s d e f e n s o r e s ,

y ¿ q u é h a c e r y c ó m o a p u r a r l a e n e r g í a d e l o s

c u e r p o s e x t e n u a d o s y e x i g i r a l b r a z o q u e d e s c a r ­

g a s e c o n u n a a r m a i n ú t i l e n l a s m a n o s n e r v i o s a s ,

a p r e t a d a s y f e b r i l e s ?

M e r i n o J a r p a p r e g u n t a e n t o n c e s á s u s s o l d a ­

d o s , c u á l e s d e e l l o s s e r í a n b a s t a n t e a t r e v i d o s p a r a

a b r i r s e p a s o a l t r a v é s d e l a l í n e a e n e m i g a , l l e g a r

h a s t a l o s b u q u e s d e l a e s c u a d r a y d e c l a r a r a l l í

s u r e s o l u c i ó n d e m o r i r e n e l p u e s t o d e l d e b e r , s i

n o s e l e e n v i a b a n a u x i l i o s d e h o m b r e s , d e a g u a

y d e m u n i c i o n e s .

L a e m p r e s a p a r e c e m á s q u e r i e s g o s a , p r o p i a

s ó l o d e h o m b r e s d e s e s p e r a d o s ; p e r o n i u n o s o l o

d e e l l o s d e j a d e r o d e a r i n m e d i a t a m e n t e á s u c a ­

p i t á n , p i d i é n d o l e s e r e l e l e g i d o p a r a r e a l i z a r l a

h e r o i c a h a z a ñ a ; c a d a c u a l q u i e r e s e r e l p r i m e r o

e n e l s a c r i f i c i o y e n l a m u e r t e ; p e r o s ó l o d o s d e

e l l o s s o n l o s d e s i g n a d o s y s a l t a n f u e r a d e l e d i ­

ficio, r e s u e l t o s á p e r e c e r e n l a d e m a n d a .

S e l e s vio e n t o n c e s c o m o á d o s d e m o n i o s , s e g ú n

d i j e r o n m á s t a r d e l o s s o l d a d o s d e S o t o , s a l i r po l ­

l a a n c h a p u e r t a , c r u z a r l a d i s t a n c i a q u e l o s s e p a ­

r a b a d e l m u e l l e b a j o u n a l l u v i a d e f u e g o , a r r o ­

j a r s e c o n l a s p i e r n a s b a n d e a d a s p o r l o s p r o y e c t i ­

l e s s o b r e u n b o t e a t r a c a d o a l e m b a r c a d e r o y

Page 133: La Revolución Chilena

LA REVOLUCIÓN CHILENA 135

' b u s c a r e n s e g u i d a c o n o j o s a n s i o s o s l o s flexibles

r e m o s q u e e m p u j a r a n l a e m b a r c a c i ó n h a s t a l a

l í n e a d e l o s b u q u e s d e g u e r r a .

P e r o , ¡ d e s g r a c i a ! l a p e q u e ñ a e m b a r c a c i ó n n o t e ­

n í a r e m o s . ¿ Q u é h a c e r ? S e a r r o j a n a l m a r y a l c a n ­

z a n o t r a , q u e e s t a b a e n i g u a l e s c o n d i c i o n e s . ¡ S i e m ­

p r e d e s g r a c i a ! Y a c a s i n o e r a p o s i b l e ; s i n e m b a r -

. g o , s u d e c i s i ó n n o e n c u e n t r a o b s t á c u l o s ; s e d e s n u ­

d a n y h a c e n u n e s f u e r z o s u p r e m o ; p o r fin l l e g a n

á n a d o y h e r i d o s h a s t a l a e s c a l a d e l Blanco En­

calada y a h í y s o b r e l a c u b i e r t a t o d a v í a t i e n e n

f u e r z a s p a r a c u m p l i r l a o r d e n d e s u c a p i t á n .

M o m e n t o s d e s p u é s , l o s v o l u n t a r i o s d e l T a l t a l ,

• e n v i a d o s d e s d e l a e s c u a d r a , c o n s i g u e n a r r i b a r

h a s t a l a p l a y a , s a l t a n d e á d o s e n d o s á t i e r r a , y

d e s c a r g a n d o s u s f u s i l e s , e n t r a n á l a A d u a n a e n

• m e d i o d e l l o c o e n t u s i a s m o d e s u s d e f e n s o r e s ; l o s

- c a ñ o n e s d e l a e s c u a d r a b a r r e n a l m i s m o t i e m p o

"las t r o p a s d e S o t o p a r a p e t a d a s e n l a s c a s a s d e l o s

• a l r e d e d o r e s d e l e d i f i c i o , m i e n t r a s e l i n c e n d i o y

l a d e s t r u c c i ó n r o d e a n c o m o e n u n c í r c u l o d e f u e g o

i n f r a n q u e a b l e á l o s c o m b a t i e n t e s ; l a l u c h a , s e

p r o l o n g a p o r f i a d a y t e r r i b l e ; p e r o y a I q u i q u e e s t á

s a l v a d o .

D e s p u é s d e d i e z h o r a s d e c o m b a t e , e l j e f e d e

J o s a s a l t a n t e s s e r e t i r a , y e n s e g u i d a p a c t a e l a r -

Page 134: La Revolución Chilena

136 G i l . JUAN

m i s t i c i o y l u e g o r i n d e s u s a r m a s á l o s q u e c o r e

e l l a s d e b í a n a l g u n o s d í a s m á s t a r d e v e n c e r e n

P o z o A l m o n t e y a s e g u r a r e l é x i t o d e l a r e v o ­

l u c i ó n .

E n t r e l o s g r a n d e s h e c h o s q u e e n n o b l e c e n l a s .

p á g i n a s d e l a h i s t o r i a d e l a s g u e r r a s a m e r i c a n a s ,

e n p o c o s , c o m o e n e s t e , r a y ó e l v a l o r c h i l e n o á

l a a l t u r a d e l s u p r e m o h e r o í s m o ; d e s d e e s e d í a e l

c a p i t á n M e r i n o J a r p a f u é e l h i j o m i m a d o d e l

e j é r c i t o c o n s t i t u c i o n a l y le f u e r o n c o n f i a d a s l a s .

c o m i s i o n e s m á s a r d u a s y d i f í c i l e s .

E l d e s t i n o d e l a g u e r r a p a r e c e h a b e r s e e n c a ­

p r i c h a d o c o n e s e h o m b r e , d e s d e l a s p r i m e r a s h o ­

r a s d e l a r e v o l u c i ó n d e u n m o d o t a l , q u e l a

h i s t o r i a d e l a c a m p a ñ a , d e s d e e l d í a d e l p r o ­

n u n c i a m i e n t o d e l a e s c u a d r a , p a r e c e , e n e fecto , . ,

s u p r o p i a h i s t o r i a , y s u n o m b r e e s t á a l l í , e n c a d a

u n a d e s u s p á g i n a s , c o m o el d e u n a d e l a s figuras,

m á s p r o m i n e n t e s y m á s h e r m o s a s , s i e m p r e r o ­

d e a d a d e u u a a u r e o l a d e f u e g o y c o r o n a d a c o n ,

l o s s a n g r i e n t o s l a u r e l e s d e l a v i c t o r i a .

E l d í a 1 2 d e e n e r o , l l e v a n d o á b o r d o d e l Ama-

zonas s o l a m e n t e 1 2 m a r i n e r o s y 6 4 s o l d a d o s , t o m a ,

p o r s o r p r e s a á C o q u i m b o y s e a p o d e r a d e l a p l a z a ; ;

s e d i r i g e e n s e g u i d a á l a S e r e n a , s o r p r e n d e s n

g u a r n i c i ó n , e x i g e l a e n t r e g a d e l a c i u d a d y s e :

Page 135: La Revolución Chilena

LA REVOLUCIÓN CHILENA 137

a d u e ñ a c o n l a r a p i d e z d e l r a y o d e t o d a l a p r o v i n ­

c i a , h a c i e n d o d e e l l a e l c u a r t e l g e n e r a l d e l m o v i ­

m i e n t o r e v o l u c i o n a r i o y e l l u g a r d e d o n d e é s t e

h a b r í a d e s a c a r l o s p r i m e r o s e l e m e n t o s d e a r m a s -

y m u n i c i o n e s p a r a e m p r e n d e r c o n é x i t o l a c a m ­

p a ñ a d e l n o r t e ( i ) .

L u e g o , á b o r d o d e l Cachapoal e m p r e n d e u n a

s e r i e d e o p e r a c i o n e s r i e s g o s a s y d i f í c i l e s e n t o d a

l a c o s t a . Y a s e l e v e e n C h a ñ a r a ] , o c u p a n d o l a

p o b l a c i ó n ; y a e n P i s a g u a , c o n t e n i e n d o d e s d e e l

p u e n t e d e s u b a r c o e l a v a n c e d e l o s e n e m i g o s d e

t i e r r a ; y a e n H u a n i l l o s , T o c o p i l l a y o t r o s p u n t o s ,

l l e v a n d o a l c o r o n e l C a n t o y l i b e r t a n d o e s t a s p o ­

b l a c i o n e s d e l y u g o d e l a d i c t a d u r a ; y a e n T a l t a l ,

s o c o r i e n d o á s u s h a b i t a n t e s c o n m u n i c i o n e s y v í ­

v e r e s ; y a , o t r a v e z , e n P i s a g u a , e n c u y a s a g u a s

d i r i g e e l d e s e m b a r c o p a r a l a r e t o m a d e l a p l a z a .

E n c e r r a d o , p o r ú l t i m o , e n l a A d u a n a d e I q u i -

q u e , c o m o l o h e m o s r e c o r d a d o , y c e r c a d o p o r l a s

t r o p a s d e S o t o , s e d e f i e n d e c o n u n p u ñ a d o d e

v a l i e n t e s d e n t r o d e s u s m u r o s d u r a n t e d i e z h o r a s

d e h o r r i b l e l u c h a y o b l i g a á s u e n e m i g o á c a p i ­

t u l a r , a f i a ' n z a n d o c o n s u h e r o í s m o l a p o s e s i ó n

d e f i n i t i v a d e l a c i u d a d y p r e p a r a n d o l o s e l e m e n -

( 1 ) A p é n d i c e n ú m . 8 . — ( N . d c l E . )

Page 136: La Revolución Chilena

I38 GIL JUAN

t o s c o n q u e d í a s d e s p u é s h a b r í a d e g a n a r s e l a

v i c t o r i a d e P o z o A l m o n t e ( 1 ) .

S i n e m b a r g o d e e s t o s g l o r i o s o s h e c h o s , l o s q u e

se a c e r c a n a l j o v e n h é r o e , a p e n a s s i s a b e n p o r l o

q u e é l d i c e , q u e e s u n a c t i v o m a r i n o , o b e d i e n t e á

l a c o n s i g n a y q u e h a h e c h o d u r a n t e l a g u e r r a

a l g u n a s o p e r a c i o n e s d e m a r , c u m p l i e n d o l a s i n s ­

t r u c c i o n e s d e s u s j e f e s s u p e r i o r e s .

D e s p u é s d e s a l i r d e l a A d u a n a , f u i á r e c o r r e r l a

c i u d a d , q u e e n s u p a r t e m a t e r i a l h a v a r i a d o c o m ­

p l e t a m e n t e d e s d e h a c e p o c o s a ñ o s á e s t a p a r t e ,

e n g r a n d e c i é n d o s e y h e r m o s e á n d o s e c o n e l v i o l e n ­

t o d e s a r r o l l o d e s u s r i q u e z a s , d e s u c o m e r c i o y

d e s u i n d u s t r i a , q u e l a d a n e n e l d í a u n a i m p o r ­

t a n c i a e s p e c i a l e n e l m o v i m i e n t o m e r c a n t i l d e l a

c o s t a ; y e n s e g u i d a m e r e t i r é a l h o t e l á t o m a r

a l g ú n r e p o s o y e s p e r a r u n a h o r a o p o r t u n a p a r a

c u m p l i r c o n l o s e n c a r g o s q u e l a J u n t a r e v o l u c i o ­

n a r i a d e S a n t i a g o m e h a b í a h e c h o l a a l t a h o n r a

d e c o n f i a r m e á m i s a l i d a d e e s a c i u d a d .

( 1 ) A p é n d i c e núm. 9 . — ( Ñ . del E.)

Page 137: La Revolución Chilena

X I

Lima, á jo de junio de iSgi

E S C A N S A B A t r a n q u i l a m e n t e e n m i e s t r e c h a

JL>/ c e l d a d e l " H o t e l F r a n c i a é I n g l a t e r r a . ! y

- g o z a b a d e e s e r e p o s o q u e t a n t o a g r a d a e n t i e r r a

á l o s n a v e g a n t e s i n m e d i a t a m e n t e d e s p u é s d e u n

l a r g o v i a j e , c u a n d o e l s i r v i e n t e m e t r a j o u n a p e ­

q u e ñ a e s q u e l a , c o n e l n o m b r e d e l s e ñ o r d o n W a l d o

S i l v a , P r e s i d e n t e d e l S e n a d o d e C h i l e y m i e m b r o

d e l a D e l e g a c i ó n d e l C o n g r e s o N a c i o n a l , y e n l a

c u a l d i c h o s e ñ o r m e i n v i t a b a g a l a n t e m e n t e á c o .

t n e r e s a t a r d e e n s u c a s a h a b i t a c i ó n , s i n c e r e ­

m o n i a y d e t o d a c o n f i a n z a , ó c o m o d e c í a l a e s ­

q u e l a , e n t r a j e d e c a m p a ñ a , s i l o t e n í a .

Page 138: La Revolución Chilena

I 4 0 G I L J U A N *

Á l a s s e i s y m e d i a d e l a t a r d e v e s t í m e , p u e s , ,

c o n l a d e c e n c i a p o s i b l e , y m e e c h é á l a c a l l e e n

b u s c a d e l p a l a c i o ó c a s t i l l o f u e r t e q u e e r a d e s u ­

p o n e r h a b i t a r a n l o s p r í n c i p e s d e l a r e v o l u c i ó n , ,

ó s e a n , l o s d e l e g a d o s d e l C o n g r e s o , á q u i e n e s l a

p r e n s a d i c t a t o r i a l d e S a n t i a g o p i n t a b a c o m o u n a s

e s p e c i e s d e S a r d a n á p a l o s , ó c o m o u n o s m o n s t r u o s

f e r o c e s , c o n c a b e z a s d e t o r o , v i e n t r e s d e a v e s t r u z ,

y g a r r a s d e l e ó n , y p r e g u n t a n d o y p r e g u n t a n d o

l l e g u é á p o c o a n d a r á u n a p e q u e ñ a y m o d e s t a

c a s a d e l a c a l l e d e B a q u e d a n o , á c u y a p u e r t a n o

h a b í a g u a r d i a s y ni s i q u i e r a p o r t e r o s , p e r o q u e

t o d o s m e i n d i c a b a n c o m o l a r e s i d e n c i a d e t a n

e n c u m b r a d o s y o r g u l l o s o s y t e r r i b l e s c a b a l l e r o s -

G o l p e é p o r d o s v e c e s á l a p u e r t a y y a m e p r e p a ­

r a b a á h a c e r u n t e r c e r a n u n c i o d e m i p e r s o n a en.

e s a f o r m a v e r d a d e r a m e n t e p r i m i t i v a , c u a n d o s a ­

l i ó d e u n s a l o n c i t o q u e d a b a a l p a s a d i z o u n c a b a ­

l l e r o d e p a t i l l a s b l a n c a s , q u e m e i n v i t ó c o r t é s m e n -

t e á p a s a r a d e l a n t e , y q u e l u e g o , a l s a b e r m i

n o m b r e , r e d o b l ó s u s a t e n c i o n e s , o b l i g á n d o m e á.

e n t r a r y p r e s e n t á n d o m e e n s e g u i d a a l s e ñ o r B a ­

r r o s L u c o , s u c o l e g a d e D e l e g a c i ó n , q u e a l l í c o n

é l v i v í a y d e l c u a l n o s e h a b í a s e p a r a d o d e s d e e l

d í a e n q u e a m b o s f u e r o n á b o r d o d e l a e s c u a d r a

á h a c e r a l c a p i t á n M o n t t l a n o t i f i c a c i ó n o f i c i a l d e

Page 139: La Revolución Chilena

LA REVOLUCIÓN CHILENA I 4 I

l a d e p o s i c i ó n d e l P r e s i d e n t e B a l m a c e d a , e n n o m ­

b r e y p o r v o l u n t a d e x p r e s a d e l C o n g r e s o N a ­

c i o n a l .

— P o r c a r t a d e l I n t e n d e n t e d e A n t o f a g a s t a ,

d o n M a n u e l V i c u ñ a , m e d i j o e l s e ñ o r S i l v a , h e ­

m o s s a b i d o q u e u s t e d v e n í a e n e l Serena, y n o s

h e m o s t o m a d o l a l i b e r t a d d e i n v i t a r l e á p r o b a r

h o y n u e s t r o p o b r e r a n c h o d e c a m p a ñ a .

D i l a s g r a c i a s a l n o b l e y a n c i a n o p a t r i o t a y

e n s e g u i d a l e e n t r e g u é l o s p a p e l e s q u e p a r a l a

D e l e g a c i ó n d e l C o n g r e s o t r a í a d e s d e S a n t i a g o y

q u e d e b í a p o n e r e n s u s m a n o s , c u m p l i e n d o a s í

f i e l m e n t e e l e n c a r g o e x p r e s o q u e s o b r e e l p a r t i ­

c u l a r r e c i b i e r a d e l n o b l e a m i g o á q u i e n h a b í a

d e j a d o e n e l c e n t r o m i s m o d e l o s h o r r o r e s d e l a

d i c t a d u r a , l u c h a n d o á b r a z o p a r t i d o c o n e l m o n s ­

t r u o q u e a m e n a z a b a d e v o r a r l e .

E l P r e s i d e n t e d e l S e n a d o d e C h i l e a p a r e n t a b a

t e n e r d e s e s e n t a y c i n c o á s e t e n t a a ñ o s , q u e , s i n

• e m b a r g o , l l e v a b a s o b r e s u s h o m b r o s c o m o u n a

c a r g a l i g e r a t o d a v í a , s i n q u e e l l o s f u e r a n o b s t á c u ­

l o ó l e i m p i d i e r a n d e d i c a r s e á l a e n o r m e t a r c a

m i l i t a r , p o l í t i c a y a d m i n i s t r a t i v a q u e d e s d e e l

p r i m e r d í a d é l a r e v o l u c i ó n l e e x i g í a l a m a y o r a c ­

t i v i d a d y t o d a l a c o n s a g r a c i ó n d e q u e u n h o m b r e

•de e s t a d o d e b e s e r c a p a z e n t a l e s c i r c u n s t a n c i a s .

Page 140: La Revolución Chilena

142 GIL JUAN­

E S u n p r i v i l e g i o d e l a s n a t u r a l e z a s m o r a l m e n -

t e s a n a s y d e d i c a d a s á l a s l a b o r e s d e l e s p í r i t u e l

c o n s e r v a r h a s t a l a e d a d m á s a v a n z a d a l a i n t e g r i ­

d a d d e s u s f a c u l t a d e s i n t e l e c t u a l e s c o n t o d o s u

p o d e r d e a p l i c a c i ó n á l o s t r a b a j o s m á s a r d u o s y

d i f í c i l e s .

D e s p u é s d e u n a l a r g a v i d a c o n s a g r a d a p o r e n ­

t e r o á l a c a r r e r a p ú b l i c a y á l a m a g i s t r a t u r a j u ­

d i c i a l , e l h o n o r a b l e s e ñ o r S i l v a e r a e n e s o s m o ­

m e n t o s t o d a v í a u n h o m b r e l l e n o d e v i g o r y d e

e n e r g í a i n t e l e c t u a l q u e n o s e d a b a d e s c a n s o e n

m e d i o d e s u s a c t i v o s t r a b a j o s , s i n o q u e , a n t e s -

b i e n , p a r e c í a e s t a r d e e s a m a n e r a c o m o e n su .

p r o p i o e l e m e n t o , s i n e x p e r i m e n t a r e s o s d e c a i ­

m i e n t o s n i p o s t r a c i o n e s q u e a u n e n l o s a ñ o s d e

l a m o c e d a d s e p a d e c e n c o m o v e r d a d e r a s i m p o s i ­

c i o n e s d e l a n a t u r a l e z a .

S u c o l e g a d e D e l e g a c i ó n , e l P r e s i d e n t e d e l a

C á m a r a d e D i p u t a d o s s e ñ o r B a r r o s L u c o , p a r e ­

c i ó m e s e r q u i n c e ó v e i n t e a ñ o s m e n o r , p e r o d e un-

a s p e c t o f í s i c o r e p o s a d o y t r a n q u i l o , q u e s i c o n ­

t r a s t a b a á p r i m e r a v i s t a c o n l a a c t i v a n e r v i o s i d a d

d e s u c o m p a ñ e r o , d e b í a i n d u d a b l e m e n t e y p o r l o

m i s m o h a c e r f á c i l y s e g u r o e l a c u e r d o d e a m b o s -

e n t o d o s l o s a c t o s e n q u e e l s e r v i c i o d e s u c a u s a

l o e x i g í a .

Page 141: La Revolución Chilena

LA REVOLUCIÓN CHILENA 143

E l t e m p e r a m e n t o n e r v i o s o - s a n g u í n e o , d i c e n ,

l o s h o m b r e s d e l a c i e n c i a , e s e l m á s f u e r t e y p o d e ­

r o s o , y l o q u e e s a p l i c a b l e a l i n d i v i d u o a i s l a d a ­

m e n t e , l o e s s i n d u d a a l g u n a á l a a s o c i a c i ó n d e

v a r i o s , e n l a q u e c a d a c u a l p o n e d e s u p a r t e , e n

l a l a b o r c o m ú n , s u f a c u l t a d p r e d o m i n a n t e y l a

t e n d e n c i a e s p e c i a l d e s u n a t u r a l e z a .

P o r e s t a r a z ó n , e s o s d o s h o m b r e s s e e n t e n d í a n

y c o m p l e t a b a n e l u n o a l o t r o y d e t a l m a n e r a , d e s ­

d e e l d í a e n q u e e l d e s t i n o d e l a g u e r r a l o s o b l i ­

g a r a á m a r c h a r j u n t o s , q u e r e a l m e n t e n o e r a n s i n o

u n a s o l a p e r s o n a m o r a l , q u e o b r a b a c o n u n a s o l a

v o l u n t a d y c o n l a s c u a l i d a d e s e s p e c i a l e s y l a s

e n e r g í a s p r o p i a s d e l u n o y d e l o t r o , f u n d i d a s y

h e r m a n a d o s p o r i n d i s o l u b l e l a z o .

P o r e l l o s s u p e l a s c i r c u n s t a n c i a s , d e s c o n o c i d a s

d e m u c h o s t o d a v í a , q u e l e s o b l i g a r o n á t r a s l a ­

d a r s e á l a E s c u a d r a y p e r m a n e c e r e n e l l a d e s d e

e l p r i m e r i n s t a n t e d e l p r o n u n c i a m i e n t o , a b a n d o ­

n a n d o h i j o s , f a m i l i a y c o m o d i d a d e s e n h o m e n a j e

á l a c a u s a q u e i b a n á d e f e n d e r , y d i s p o n i é n d o s e

á s a c r i f i c a r , n o s ó l o é s o , s i n o h a s t a l a v i d a m i s ­

m a , a l t r i u n f o d e s u c a u s a , j u z g a d a p o r e l l o s c o ­

m o l a d e l a s a l v a c i ó n d e s u p a í s , l l e v a d o a l b o r d e

d e u n a b i s m o p o r l a a u d a c i a i n s o l e n t e d e l c o n -

c u l c a d o r d e s u s l e y e s .

Page 142: La Revolución Chilena

144 GIL JUAN

C l a u s u r a d o e l C o n g r e s o N a c i o n a l y h a b i e n d o

• d e c l a r a d o e l P r e s i d e n t e B a l m a c e d a , e l d í a i . ° d e

• e n e r o , q u e e n a d e l a n t e g o b e r n a r í a s i n l e y e s d e

p r e s u p u e s t o s y s i n h a c e r c a s o a l g u n o d e l a s d i s ­

p o s i c i o n e s c o n s t i t u c i o n a l e s s o b r e é s t e y o t r o s

p u n t o s , d e l o s q u e s o n , p u e d e d e c i r s e , l a s u s t a n ­

c i a y e l f u n d a m e n t o d e l r é g i m e n r e p u b l i c a n o d e

g o b i e r n o , n o q u e d a b a á l a e l e c c i ó n d e l p a í s s i n o

u n o d e d o s e x t r e m o s , q u e e r a n , ó l a r e v o l u c i ó n

p o r m e d i o d e l a c u a l p o d r í a s a c u d i r e l y u g o d e l

t i r a n o q u e d e t a n c í n i c a m a n e r a s e d e c l a r a b a

s u p e r i o r á l a l e y f u n d a m e n t a l d e l E s t a d o , ó e l

s o m e t i m i e n t o s i l e n c i o s o á s u a u t o c r á t í c o c a p r i c h o

q u e l e i m p o n í a , e n c a m b i o d e s u t r a n q u i l i d a d , l a

v e r g ü e n z a , l a d e s h o n r a y l a a b y e c c i ó n i n c o n d i ­

c i o n a l e s .

E n e s t a s c i r c u n s t a n c i a s , l o s r e p r e s e n t a n t e s d e l

p a í s , ó l o q u e e s l o m i s m o , l o s m i e m b r o s d e a m ­

b a s r a m a s d e l C o n g r e s o , d e c i d i e r o n l a d e p o s i c i ó n

d e l P r e s i d e n t e , h a c i e n d o u s o p a r a e l l o d e l a f a ­

c u l t a d q u e l a C o n s t i t u c i ó n l e s c o n c e d í a , d e d e t e r ­

m i n a r l o s c a s o s e n q u e e l j e f e d e l E s t a d o s e h a ­

l l a b a e n l a i m p o s i b i l i d a d d e g o b e r n a r , y a l e f e c t o

firmaron e l a c t a d e d e p o s i c i ó n , d o c u m e n t o q u e

• d e s p u é s d e m i l l e g a d a á I q u i q u e s e p u b l i c a r í a

p o r p r i m e r a v e z e n l a p r e n s a d e e s t a c i u d a d , y

Page 143: La Revolución Chilena

LA REVOLUCIÓN CHILENA 145

- q u e , p o r l a a l t u r a y n o b l e z a d e s u s c o n c e p t o s , á l a

l a v e z q u e l o r a z o n a d o é i n c o n t r o v e r t i b l e d e s u

e x p o s i c i ó n , e s u n a p i e z a n o t a b i l í s i m a y q u e h o n r a

á l o s q u e l a s u s c r i b i e r o n ( i ) .

L a c a s a , e n S a n t i a g o , d e l i l u s t r e s e n a d o r y

n o t a b i l í s i m o e s t a d i s t a s e ñ o r d o n M a n u e l J o s é

I r a r r á z a v a l , f u é e l l u g a r d e c i t a p a r a e s o s r e p r e ­

s e n t a n t e s d e l p a í s , v i g i l a d o s , c a d a u n o d e e l l o s ,

d e s d e e l d i a i . ° d e e n e r o , p o r l o s c i e n o j o s d e l

A r g o s d e l a p o l i c í a é i m p o s i b i l i t a d o s , p o r l o m i s ­

m o , p a r a r e u n i r s e e n e l l o c a l d e s u s s e s i o n e s ó

c e l e b r a r u n a r e u n i ó n s o l e m n e y p ú b l i c a á l a q u e

p a r a t a n g r a v e n e g o c i o f u e r a n c o n v o c a d o s y e n l a

c u a l n o h a b r í a n c o n s e g u i d o o t r a c o s a q u e s e r s o r ­

p r e n d i d o s y a p a l e a d o s p o r l o s s a y o n e s d e l a d i c t a ­

d u r a , c o m o s e h a b í a d e t e r m i n a d o h a c e r l o e n e s t e

c a s o .

E l h o n o r a b l e s e ñ o r I r a r r á z a v a l r e c i b í a e n e l

s a l ó n p r i n c i p a l d e s u e s p l é n d i d a b i b l i o t e c a a s u s

c o l e g a s i n t r o d u c i d o s s e c r e t a m e n t e h a s t a a l l í , y

s a c a n d o d e e n t r e l a s h o j a s d e u n o d e l o s l i b r o s

d e l o s e s t a n t e s e l a c t a c o n s a b i d a , p o n í a l a a n t e l a

v i s t a d e l o s firmantes, á m e d i d a q u e c a d a u n o d e

•e l los i b a l l e g a n d o , p a r a q u e l a s u s c r i b i e r a n e n

( 1 ) A p é n d i c e n ú m . 1 0 . — ( N . del E.)

10

Page 144: La Revolución Chilena

I46 GIL JUAN

d o s e j e m p l a r e s , d e s t i n a d o e l u n o p a r a e l e j é r c i t o -

d e t i e r r a y e l o t r o p a r a s e r r e m i t i d o á V a l p a r a í s o -

y d a r l o á c o n o c e r á l o s j e f e s y t r i p u l a n t e s d e l a

A r m a d a .

E n p o c a s h o r a s y m e d i a n t e e s t e p r o c e d i m i e n t o , ,

l o s m i e m b r o s d e l a m a y o r í a d e l C o n g r e s o s u s ­

c r i b í a n e l h i s t ó r i c o d o c u m e n t o , y d e s d e e s e d í a

s o l e m n e , e l P r e s i d e n t e B a l m a c e d a , d e j a b a d e s e r

e l p r i m e r m a n d a t a r i o d e l p a í s c o n f o r m e á l a s l e y e s , ,

p a r a n o t e n e r o t r o c a r á c t e r p ú b l i c o q u e e l d e u n

u s u r p a d o r v u l g a r , a l z a d o e n a r m a s c o n l a f o r t u n a

y e l h o n o r d e C h i l e .

A s í f i r m a d a e l a c t a d e d e p o s i c i ó n , f u é e n s e ­

g u i d a d a d a á c o n o c e r á l o s j e f e s d e b u q u e s , c i ­

t a d o s e n V a l p a r a í s o á u n a r e u n i ó n p r i v a d a c o n

e s e o b j e t o , l o s q u e , d e s p u é s d e i m p o n e r s e d e s u

c o n t e n i d o , r e s o l v i e r o n e l p r o n u n c i a m i e n t o y a c o r ­

d a r o n l a s m e d i d a s o p o r t u n a s y c o n d u c e n t e s a l

p r o p ó s i t o i n d i c a d o , q u e n o e r a n i p o d í a s e r o t r o ,

s e g ú n l a s p a l a b r a s m i s m a s d e l a c t a , q u e e l d e

c o a d y u v a r c o n l a s f u e r z a s n a v a l e s d e s u m a n d o

a l d e r r o c a m i e n t o d e l a d i c t a d u r a y e ! r e s t a b l e c i ­

m i e n t o d e l i m p e r i o d e l a C o n s t i t u c i ó n y d e l a s

l e y e s .

T o d o e s t a b a , p u e s , r e s u e l t o y c o n v e n i d o p a ­

r a e l p r o n u n c i a m i e n t o , c u a n d o a l g u n o s d e l o s j e -

Page 145: La Revolución Chilena

LA REVOLUCIÓN CHILENA I47

f e s d e m a r i n a h i c i e r o n p r e s e n t e l a c o n v e n i e n c i a

d e q u e l o s p r e s i d e n t e s d e a m b a s r a m a s d e l C o n ­

g r e s o , r e p r e s e n t a n t e s n a t o s d e e l l a s , s e t r a s l a d a ­

s e n á b o r d o d e l a s n a v e s y , c o n s t i t u y e n d o a l l í

u n a v e r d a d e r a d e l e g a c i ó n d e l p o d e r l e g i s l a t i v o ,

m a n i f e s t a s e n a l p u e b l o d e e s t a m a n e r a t a n g i b l e

e l v e r d a d e r o c a r á c t e r d e l a r e v o l u c i ó n q u e i b a á

e s t a l l a r y l a n a t u r a l e z a d e l m a n d a t o e n c u y a

v i r t u d l o s j e f e s d e m a r i b a n á r o m p e r l o s l a z o s

d e o b e d i e n c i a q u e h a s t a e n t o n c e s l o s m a n t u v i e ­

r a n á l a s ó r d e n e s d e u n p o d e r q u e d e d e r e c h o

h u b í a y a d e s a p a r e c i d o .

E s t a i n s i n u a c i ó n t a n j u s t a y d e c o n v e n i e n c i a

p r á c t i c a i n d i s c u t i b l e , f u é a t e n d i d a , c o m o e r a n a ­

t u r a l , p o r l a J u n t a r e v o l u c i o n a r i a o r g a n i z a d a e n ­

t r e l o s m i e m b r o s d e la R e p r e s e n t a c i ó n N a c i o n a l ,

y c o n e s t e m o t i v o , e l d í a 6 d e e n e r o , l o s s e ñ o r e s

S i l v a y B a r r o s L u c o s e t r a s l a d a r o n d e S a n t i a g o

á V a l p a r a í s o , y e n l a n o c h e d e e s e m i s m o d í a f u e ­

r o n á b o r d o d e l b l i n d a d o B l a n c o E n c a l a d a , d o n d e

e l c a p i t á n M o n t t d e b í a l e v a n t a r p o c a s h o r a s d e s ­

p u é s s u i n s i g n i a d e c o m a n d a n t e e n j e f e d e l a flota,

a n u n c i a n d o a l p a í s l a h o r a g l o r i o s a d e l a r e v o l u ­

c i ó n .

D e s d e e s a f e c h a , l o s p r e s i d e n t e s d e a m b a s

C á m a r a s , d e l a m i s m a m a n e r a q u e l o s d e l e g a d o s

Page 146: La Revolución Chilena

148 GIL JUAN

d e l D i r e c t o r i o e n l o s g r a n e l e s d í a s d e l a r e v o l u c i ó n

f r a n c e s a , h a b í a n p e r m a n e c i d o e n l a n a v e a l m i r a n -

t a , f o r m a n d o c o n e l c a p i t á n M o n t t u n a e s p e c i e d e

j u n t a d i r e c t i v a d e l a s o p e r a c i o n e s , y t o m a n d o

p a r t e e n t o d o s l o s i n c i d e n t e s , o r a g l o r i o s o s , o r a

t r i s t e s y d e s e s p e r a d o s , d e l a p r i m e r a y t r e m e n d a

é p o c a d e l a c a m p a ñ a , h a s t a q u e e l t r i u n f o d e P o ­

z o A l m o n t e y l a p o s e s i ó n á f i r m e y d e f i n i t i v a d e

T a r a p a c á , l e s p e r m i t i ó t r a s l a d a r s e á I q u i q u e y

o r g a n i z a r e n t i e r r a u n g o b i e r n o p r o v i s i o n a l .

E s t u d i a n d o c o n m i n u c i o s o i n t e r é s l a s m i l p e ­

r i p e c i a s d e e s a p r i m e r a é p o c a d e l a r e v o l u c i ó n ,

n o s e p u e d e p o r m e n o s d e a d m i r a r l a c o n s t a n c i a

y l a e n e r g í a e x t r a o r d i n a r i a s d e s p l e g a d a s p o r e s o s

d o s h o m b r e s e n e l c u m p l i m i e n t o d e l a g r a n m i ­

s i ó n p a t r i ó t i c a q u e s e l e s h a b í a c o n f i a d o . S e n t a d o

á l a m e s a c o n e l l o s , y o l e s o í a e s a t a r d e n a r r a r

c o n l a n a t u r a l i d a d y m o d e s t i a p r o p i a s d e l v e r d a ­

d e r o m é r i t o , a l g u n o s d e e s o s i n c i d e n t e s d e l a g u e ­

r r a y v e r d a d e r a m e n t e n o p o d í a m e n o s d e r e n d i r ­

l e s t o d o e l t r i b u t o d e m i a d m i r a c i ó n . C i e n v e c e s

e l d e s t i n o t o r n a d i z o d e l a g u e r r a h a b r í a q u e b r a n -

t a d o e n o t r o s h o m b r e s m á s j ó v e n e s y f u e r t e s l a

c o n s t a n c i a y l a fe s i n l í m i t e s q u e l o s h a b í a n s o s t e ­

n i d o e n l a g l o r i o s a e m p r e s a . P e r o e n e l l o s , c a d a

g o l p e t e r r i b l e d e l a f o r t u n a n o h a b í a c o n s e g u i d o

Page 147: La Revolución Chilena

LA REVOLUCIÓN CHILENA I49

s i n o r e t e m p l a r e l a c e r o d e s u s v o l u n t a d e s , r e s u e l ­

t a s á t o d o e n m e d i o d e l a a d v e r s i d a d y l a d e s ­

g r a c i a .

A h o r a e s o s d o s h o m b r e s s e s e n t í a n f e l i c e s y

c o n t e n t o s . ¿ Y c ó m o n o h a b í a n d e e s t a r l o , s i y a

v e í a n s u b a r c a e n e l p u e r t o d e s p u é s d e h a b e r c r u ­

z a d o c o n e l l a s o b r e t o d o s l o s e s c o l l o s y b a j í o s d e

u n a m a r e n c u y a s o r i l l a s i n h o s p i t a l a r i a s e r a n r e ­

c h a z a d o s p o r l a t e r r i b l e f u e r z a d e l a s r o m p i e n ­

t e s ? D e s p u é s d e h a b e r d e s e m b a r c a d o e n P i s a g u a

y v e n c i d o e n l a p a m p a , y a r r o l l a d o e n t o d a s p a r ­

t e s a l e n e m i g o c o n l a s m i s m a s a r m a s q u e é s t e l e s

p r o p o r c i o n a r a y c o n l o s m i s m o s h o m b r e s q u e e n

m e d i o d e l o s p e q u e ñ o s c o m b a t e s s e p a s a b a n á s u s

filas, ¿ c ó m o n o t e n e r l a fe d e l E v a n j e l i o e n e l

t r i u n f o c i e r t o y d e f i n i t i v o d e s u c a u s a ? T e n í a n

r a z ó n , y a l o í r l o s h a b l a r , n o s e p o d í a m e n o s d e

p a r t i c i p a r d e s u c r e e n c i a , c o m o d e u n a c o n s e ­

c u e n c i a l ó g i c a ó d e u n c o r o l a r i o m a t e m á t i c o é

i n d e s t r u c t i b l e d e l a l e y d e l o s a c o n t e c i m i e n t o s .

— D e s p u é s d e l a c a m p a ñ a d e T a r a p a c á , m e

d i j o e l s e ñ o r B a r r o s L u c o , e n l a q u e l a s a r m a s y

m u n i c i o n e s c o n q u e d e b í a m o s v e n c e r n o s l a s h a ­

b í a n d e p r o p o r c i o n a r n u e s t r o s m i s m o s e n e m i g o s ,

¿ c ó m o p o d í a m o s d u d a r d e l r e s u l t a d o q u e o b t e n ­

d r í a m o s e n A n t o f a g a s t a , a s í c o m o a h o r a , d e s p u é s

Page 148: La Revolución Chilena

1 5 ° GIL JUAN

d e l a c o n q u i s t a d e e s a i m p o r t a n t í s i m a p r o v i n c i a ,

c ó m o n o t e n e r fe e n e l é x i t o d e l a q u e e n e s t o s

m o m e n t o s d i r i g e el c a p i t á n M o n t t s o b r e l o s d e ­

p a r t a m e n t o s d e A r i c a y T a c n a , c u y a o c u p a c i ó n ,

e s t a m o s s e g u r o s d e e l l o , n o s s e r á a n u n c i a d a e n

u n o ó d o s d í a s m á s c o n e l p a r t e d e l a v i c t o r i a ?

P o r o t r a p a r t e , a g r e g ó e l s e ñ o r B a r r o s L u c o , s i

. a n t e s n o s f a l t a b a n c a s i e n a b s o l u t o r e c u r s o s m a ­

t e r i a l e s c o n q u e p r o l o n g a r p o r m u c h o t i e m p o l a

c a m p a ñ a , y e s t a c i r c u n s t a n c i a n o s o b l i g a b a m u ­

c h a s v e c e s á e m p r e n d e r o p e r a c i o n e s c o m p l e t a ­

m e n t e a l e a t o r i a s y á m e n u d o d e c o n s e c u e n c i a s n o

s ó l o i n c i e r t a s , s i n o c a s i s e g u r a m e n t e c o n t r a r i a s á

l a m a r c h a f e l i z d e l a r e v o l u c i ó n , l o q u e e s a h o r a ,

d e s p u é s d e l o s ú l t i m o s a c o n t e c i m i e n t o s q u e n o s

h a n d a d o l a p o s e s i ó n d e d o s d e l a s m á s p r o d u c t i ­

v a s y r i c a s p r o v i n c i a s d e l t e r r i t o r i o , e l p r o g r e s o

d e l a c a u s a l o m i r a m o s g a r a n t i z a d o p o r e l d e s a ­

h o g o e n q u e n o s e n c o n t r a m o s e n e s t e p u n t o y q u e ,

p o r c i e r t o , n o s p e r m i t e o b r a r e n l a f o r m a , e n e l

m o m e n t o y c o n l a s s e g u r i d a d e s m á s e f e c t i v a s s o ­

b r e e l é x i t o d e n u e s t r o s p l a n e s .

— E l p r o d u c t o , a g r e g ó e l s e ñ o r S i l v a , d e l i m ­

p u e s t o s o b r e l a e s p o r t a c i ó n d e l s a l i t r e , s o l a m e n t e ,

n o s b a s t a y s o b r a , e n e f e c t o , p a r a a d q u i r i r e n e s t o s

m o m e n t o s y d o n d e q u e r a m o s t o d o l o q u e n o s

Page 149: La Revolución Chilena

LA REVOLUCIÓN CHILENA 15I

h a c e f a l t a p a r a o r g a n i z a r p r o n t o u n g r a n e j é r c i t o ,

y a r r o j a r n o s s o b r e e l s u r e n d e m a n d a d e l a s t r o p a s

d e m e r c e n a r i o s q u e a l l í s o s t i e n e n l a d i c t a d u r a , y

q u e , s e a n c u a l e s q u i e r a s u n ú m e r o y s u e s p í r i t u , n o

p o d r a n j a m á s r e s i s t i r á l o s q u e y a h a n t r i u n f a d o

e n t o d a s p a r t e s y t i e n e n l a c o n c i e n c i a d e s u o r g u -

l l o s a s u p e r i o r i d a d , p u e s t a d i e z v e c e s á p r u e b a e n

l o s c o m b a t e s q u e y a h a n t e n i d o l u g a r .

A l t o m a r p a r t e e n e s t a c o n v e r s a c i ó n y o í r e s t a s

ú l t i m a s p a l a b r a s d e s o b r e m e s a , n o c r e í a , e n v e r ­

d a d , e s t a r h a b l a n d o c o n d o s h o m b r e s d e e d a d

a v a n z a d a , s i n o c o n d o s j ó v e n e s a r r e b a t a d o s p o r l o s

h e r v o r e s d e l p r i m e r e n t u s i a s m o d e l a m o c e d a d y

q u e m i r a r a n e l h o r i z o n t e d e s u s s u e ñ o s t e ñ i d o e n

l o s b r i l l a n t e s y d i á f a n o s c o l o r e s d e l a s t r o q u e c a ­

l i e n t a y v i v i f i c a t o d o c u a n t o s e v e c o n l o s o j o s d e

l a p r i m e r a e d a d d e l a v i d a .

E s u n h e c h o s i n g u l a r y q u e m a n i f i e s t a l a f u e r z a

y e l v i g o r m o r a l d e e s t a r e v o l u c i ó n . E s o s h o m ­

b r e s p o d í a n h a b l a r , e s c i e r t o , c o n e l l e n g u a j e d e

s u s i l u s i o n e s g e n e r o s a s ; p e r o , y o m i s m o ¿ n o c r e í a

c o m o e l l o s t o d o c u a n t o d e c í a n y s u s p a l a b r a s n o

i n f u n d í a n e n m i e s p í r i t u l a m i s m a fe q u e e l l o s

s e n t í a n ? . Y e s t o q u e m e s u c e d í a á m í , s u c e d í a

t a m b i é n á t o d o s l o s q u e h a b l a b a n c o n e l l o s , n e u ­

t r a l e s ó i n d i f e r e n t e s , c a s i s i n e x c e p c i ó n a l g u n a .

Page 150: La Revolución Chilena

152 GIL JUAN

D u r a n t e l o s d í a s q u e p e r m a n c í e n I q u i q u e t u ­

v e o c a s i ó n d e t r a t a r e n l a i n t i m i d a d á m u c h o s

q u e p o d í a n j u z g a r s i n p a s i ó n a l g u n a l a s c o n s e ­

c u e n c i a s l e j a n a s d e l o s s u c e s o s q u e e n e s o s m o ­

m e n t o s s e d e s a r r o l l a b a n , s o b r e t o d o , á e x t r a n ­

j e r o s , c a b e z a s f r í a s y c a l c u l a d o r a s , i n d i v i d u o s

i n c a p a c e s d e d e j a r s e a r r e b a t a r p o r e l c a l o r d e

u n a p a s i ó n p a r t i d a r i s t a ó d e u n s e n t i m i e n t o s i m ­

p á t i c o p o r l o s q u e s u f r í a n y l u c h a b a n , y p u e d o

a s e g u r a r q u e t o d o s e l l o s p a r t i c i p a b a n d e e s a

m i s m a fe q u e y o e n e s o s m o m e n t o s s e n t í a y

s o b r e e l l a h a c í a n c á l c u l o s d e n e g o c i o s q u e h a b í a n

d e a u m e n t a r e l g i r o d e s u s e s p e c u l a c i o n e s .

A l g u n o s d e e s o s c o m e r c i a n t e s , a l e m a n e s é i n ­

g l e s e s p a r t i c u l a r m e n t e , e s t a b a n d i s p u e s t o s á a p o s ­

t a r , s e g ú n d e c í a n , f u e r t e s s u m a s a l t r i u n f o d e la .

r e v o l u c i ó n , s i a l g u i e n q u e r í a a c e p t a r l e s , y , c o s a

e x t r a ñ a , n a d i e q u e r í a c o r r e r e l r i e s g o á l a c a r t a

d e l a d i c t a d u r a , y e n l o s c l u b s d e e x t r a n j e r o s d e

I q u i q u e n o e x i s t í a n esos escoceses, c o m o m e l o

d e c í a u n a n o c h e e l j e f e d e u n a i m p o r t a n t e c a s a

d e c o m e r c i o d e l a c i u d a d .

A l d e s p e d i r m e e s a n o c h e d e l o s s e ñ o r e s S i l v a , .

B a r r o s L u c o y o t r o s c a b a l l e r o s c o n q u i e n e s h a b í a

e s t a d o á l a m e s a y p a s a d o u n o d e l o s r a t o s m á s

a g r a d a b l e s é i n t e r e s a n t e s , e l b o n d a d o s o s e n a d o r

Page 151: La Revolución Chilena

LA REVOLUCIÓN CHILENA 153

m e i n v i t ó á i r f r e c u e n t e m e n t e á s u c a s a d e t o d a

c o n f i a n z a , á c o m e r ó c h a r l a r c o n e l l o s y f o r m a r ­

m e u n c a b a l c o n o c i m i e n t o d e l o s h o m b r e s y d e

l o s s u c e s o s .

— A u s t e d , q u e t i e n e a q u í t a n t o s a m i g o s c h i ­

l e n o s y q u e d e b e c o n t a r n o s e n t r e e l l o s á n o s o t r o s , ,

m e d i j o e l s e ñ o r S i l v a , t a l v e z l e s e r á i n t e r e s a n t e

t r a t a r l o s a q u í , e n m e d i o d e l a a c c i ó n , d o n d e l o s

h o m b r e s s e v e n o b l i g a d o s á m a n i f e s t a r s e t a l e s

c o m o s o n y e n q u e , p o r c o n s i g u i e n t e , i o s s e n t i ­

m i e n t o s d e l a a m i s t a d s o n m á s e x p a n s i v o s y d e ­

j a n e n e l e s p í r i t u m á s f u e r t e s h u e l l a s .

N o p o d í a o í r p a l a b r a s q u e m á s m e h a l a g a s e n

e n t o d o s s e n t i d o s , a s í p o r e l n o b i l í s i m o s e n t i ­

m i e n t o q u e l a s d i c t a b a , c o m o p o r l a o c a s i ó n q u e

e l l a s m e o f r e c í a n d e e s t u d i a r d e u n a m a n e r a í n ­

t i m a , m i n u c i o s a y c o m p l e t a l o s s u c e s o s á q u e

d e s d e h a c í a m á s d e t r e s m e s e s v e n í a c o n s a g r a n d o

l a a t e n c i ó n d e m i e s p í r i t u c o n c r e c i e n t e i n t e r é s .

Page 152: La Revolución Chilena
Page 153: La Revolución Chilena

X I I

Lima, á 4 de julio de 1801

A L d í a s i g u i e n t e e n l a n o c h e p a s e á b a m e p o r

l a p l a z a A r t u r o P r a t , e n c u y o c e n t r o s e a l z a

•el m o n u m e n t o c o n s a g r a d o ala m e m o r i a d e l h é r o e

d e l 2 1 d e m a y o , c u a n d o m e e n c o n t r é c o n I s i d o r o

E r r á z u r i z , á q u i e n h a b í a v i s t o p o r ú l t i m a v e z e n

P a r í s , c u a n d o é l d e s e m p e ñ a b a e n E u r o p a e l c a r ­

g o d e a g e n t e g e n e r a l d e i n m i g r a c i ó n y a n d a b a á

c a z a d e h o m b r e s p o r t o d a s l a s c i u d a d e s o b r e r a s

d e F r a n c i a , b u s c a n d o á q u i e n e s e n v i a r c o m o p o ­

b l a d o r e s á l a s p i n t o r e s c a s r e g i o n e s d e l a A r a u -

c a n í a .

Page 154: La Revolución Chilena

156 Gil. JUAN

E l e m i n e n t e o r a d o r p a r l a m e n t a r i o y n o t a b l e -

p e r i o d i s t a p o r t e ñ o e s t a b a , d e s p u é s d e t a n t o s

a ñ o s , c o m o e n d u r e c i d o p o r l a v i d a m i l i t a r q u e

h a b í a l l e v a d o á b o r d o y e n t i e r r a d e s d e e l 7 d e

e n e r o , y r o b u s t e c i d o f í s i c a y m o r a l m e n t e c o n

l a s i m p r e s i o n e s d e l a l u c h a , e n l a c u a l p a r e c í a

v i v i r c o m o e n e l e l e m e n t o m á s a p r o p i a d o á l a s

t e n d e n c i a s d e s u e s p í r i t u n a c i d o p a r a l o s c o m b a ­

t e s y p a r a o í r r e s o n a r e n t o r n o s u y o l o s e c o s d e l

c l a r í n d e l o s c a m p a m e n t o s y l o s t o q u e s d e d i a n a

d e l o s c u a r t e l e s .

E n e l m i s m o t r a j e q u e l l e v a b a s e n o t a b a e s a

t r a n s f o r m a c i ó n , c o n s u c a b e z a c u b i e r t a p o r e l

k e p i b l a n c o , s u s b i g o t e s y p e r i l l a n a p o l e ó n i c o s y

s u c h a q u e t a y p a n t a l o n e s d e d r i l , c o r t a d o s e n l o s

t a l l e r e s d e l a I n t e n d e n c i a g e n e r a l . A l v e r l e , c r e í

r e c o r d a r l a figura m a r c i a l d e C h a n g a r n i e r , q u e

l a s i l u s t r a c i o n e s p a r i s i e n s e s h a n h e c h o p o p u l a r

e n t o d o s l o s l u g a r e s d e l a t i e r r a . P o r l o d e m á s ,

n a d i e c o m o é l , t e n í a v e r d a d e r a m e n t e e l e s p í r i t u

y e l a l m a d e l a s i t u a c i ó n , d e t a l m a n e r a q u e a l

o í r l e , s e p o d í a i m a g i n a r q u e s e e s t a b a c o n e l h i j o

m á s l e g í t i m o d e B e l o n a y d e M a r t e .

D e s p u é s d e c o m u n i c a r n o s n u e s t r o m u t u o r e g o ­

c i j o p o r l a m a n e r a t a n c a s u a l c o m o n o s v o l v í a ­

m o s á e n c o n t r a r o t r a v e z y c u a n d o n a d a h a b í a

Page 155: La Revolución Chilena

LA REVOLUCIÓN CHILENA 157

p o d i d o a n u n c i á r n o s l o , n o s p a s c a m o s l a r g o r a t o a l

r e d e d o r d e l o s p e q u e ñ o s j a r d i n e s q u e r o d e a n l a

t o r r e c e n t r a l d e l m o n u m e n t o , r e s p i r a n d o e l a i r e

p u r o d e l a t a r d e y c h a r l a n d o a l e g r e m e n t e s o b r e

u n a m u l t i t u d d e t e m a s d i s t i n t o s y r e f e r e n t e s , o r a

á n u e s t r a r e s p e c t i v a s i t u a c i ó n p e r s o n a l y l o q u e

é r a m o s y l o q u e h a c í a m o s d e s d e l a ú t i m a v e z

q u e n o s h a b í a m o s v i s t o , o r a s o b r e e l t e m a i n a g o ­

t a b l e y s i e m p r e f e c u n d o d e l o s s u c e s o s q u e n o s

p e r m i t í a n e n c o n t r a r n o s d e n u e v o e n t a n l e j a n o

s i t i o .

I s i d o r o E r r á z u r i z a c a b a b a d e f u n d a r y d a r á

l u z La Patria d e I q u i q u e , p e r i ó d i c o d i a r i o d e l

c u a l s e p r o p o n í a h a c e r a l g o a s í c o m o u n a e s p e c i e

d e a r c h i v o i m p r e s o d e l a r e v o l u c i ó n , d a n d o p r e ­

f e r e n t e c a b i d a e n s u s c o l u m n a s á t o d o s l o s d o c u ­

m e n t o s r e f e r e n t e s á e l l a , d e m a n e r a q u e , d í a á

d í a , p u e d e d e c i r s e , f u e r a h a c i é n d o s e e n s u s p á g i ­

n a s , p a u l a t i n a m e n t e , l a c r ó n i c a e x a c t a y c o m ­

p l e t a d e l o s s u c e s o s , l o q u e f a c i l i t a r í a e x t r a o r d i ­

n a r i a m e n t e l a t a r e a d e l f u t u r o h i s t o r i a d o r e n

e s t a p a r t e t a n s u s t a n c i a l é i m p o r t a n t í s i m a d e l a

h i s t o r i a .

— A d e m á s , m e d i j o E r r á z u r i z , u n d i a r i o c o m o

e l q u e y o a c a b o d e f u n d a r e s t á l l a m a d o e n l o s

m o m e n t o s a c t u a l e s á l l e n a r u n v a c í o , á s a t i s f a c e r

Page 156: La Revolución Chilena

158 GIL JUAN

u n a n e c e s i d a d i n d i s c u t i b l e , c u a l e s l a d e a r m o ­

n i z a r l a s i d e a s d e l a o p i n i ó n p ú b l i c a c o n l a s i d e a s

d e e s t a e s p e c i e d e p r o t o p l a s m a d e g o b i e r n o q u e

a c t u a l m e n t e t e n e m o s , e n c o n t r a n d o a q u é l l a s , e n

l a s c o l u m n a s d e La Patria, u n ó r g a n o p o r m e d i o

d e l c u a l h a c e r s e o í r o p o r t u n a m e n t e y l l e g a r á

c o r r e g i r l o s y e r r o s d e u n a a u t o r i d a d q u e , s i b i e n

e s t á e n m a n o s d e h o m b r e s á q u i e n e s t o d o s p r o ­

f e s a m o s g r a n r e s p e t o y o b e d i e n c i a , n o p o r e s o e s

i n f a l i b l e y b i e n p u e d e s e r á t i e m p o a d v e r t i d a s o ­

b r e e l m e j o r c a m i n o q u e d e b a s e g u i r .

H a s t a h a c e p o c o s d í a s , a g r e g ó , l a s c o n v e n i e n ­

c i a s d e l a s i t u a c i ó n n o e x i g í a n o t r a c o s a q u e u n a

d i c t a d u r a m i l i t a r , f a c u l t a d a p a r a m a n d a r c o n i m ­

p e r i o a b s o l u t o y á e x i g i r l a o b e d i e n c i a p a s i v a e n

s u s c o r r e l a t i v o s t é r m i n o s ; p e r o , d e s d e e l m o m e n ­

t o e n q u e e s a d i c t a d u r a t i e n e y a d o s o t r e s p r o ­

v i n c i a s q u e a d m i n i s t r a r y u n a n u m e r o s a p o b l a c i ó n

c u y o s d e r e c h o s c o n v i e n e t e n g a n t o d a s l a s g a r a n ­

t í a s d e l o s t i e m p o s c o m u n e s y o r d i n a r i o s , e s i n d u ­

d a b l e q u e e s a a u t o r i d a d d e b e e x p e r i m e n t a r l a

t r a n s f o r m a c i ó n c o n s i g u i e n t e á e s t a n u e v a s i t u a ­

c i ó n .

E n m á s c l a r o s t é r m i n o s , s i a n t e r i o r m e n t e l a

a c c i ó n d e l a a u t o r i d a d s o l a m e n t e a l c a n z a b a á u n

e j é r c i t o d e m a r y d e t i e r r a s u j e t o á l a s r í g i d a s

Page 157: La Revolución Chilena

LA REVOLUCIÓN C H I L E N A 159

l e y e s d e l a d i s c i p l i n a , a h o r a e s a a c c i ó n s e e x t i e n ­

d e á m i l o t r o s o b j e t o s d i v e r s o s , h o m b r e s y c o s a s ,

q u e t i e n e n u n m o d o d e e x i s t e n c i a b i e n d i s t i n t o

d e l d e u n e j é r c i t o y u n p a r q u e d e g u e r r a , c o n s u s

n e c e s i d a d e s y e x i g e n c i a s e s p e c i a l e s .

A a r m o n i z a r , p u e s , e s t o s v a r i a d o s e l e m e n t o s

b a j o l a é g i d a d e u n a a u t o r i d a d a c t i v a , i n t e l i g e n t e

y p r e v i s o r a , v a á c o n t r i b u i r e s t a p u b l i c a c i ó n , q u e

s e g ú n m i s i d e a s , c r e o q u e s e r á a l t a m e n t e b e n e ­

ficiosa á l a b u e n a d i r e c c i ó n d e l a g u e r r a y d e l o s

n e g o c i o s d e o t r o o r d e n , q u e a u n q u e n a d a a p a r e n ­

t e m e n t e t i e n e n q u e v e r c o n e l l a , s i n e m b a r g o ,

d e b e n c o a d y u v a r d e u n m o d o i n d i r e c t o p e r o s e ­

g u r o y p o d e r o s o á s u s finales r e s u l t a d o s .

A s í c o n v e r s a n d o s o b r e m a t e r i a t a n i n t e r e s a n t e ,

a n d u v i m o s u n a l a r g a m e d i a h o r a , é i b a y o á r e t i ­

r a r m e y a a l o s c u r o y e s t r e c h o c u a r t u c h o d e m i

h o t e l , c u a n d o m i a m i g o m e i n v i t ó á p a s a r e l r e s t o

d e l a v e l a d a e n s u c a s a , s i t u a d a e n l a c a l l e d e

B a q u e d a n o y c e r c a n a ala q u e o c u p a b a n l o s d e l e ­

g a d o s d e l C o n g r e s o .

— A l l í s e r e ú n e n t o d a s l a s n o c h e s , m e d i j o

E i r á z u r i z , a l g u n o s a m i g o s d e c o n f i a n z a , á c h a r l a r

s o b r e l o s a s u n t o s d e l d í a y d i s c u r r i r s o b r e l a m a r ­

c h a d é l o s a c o n t e c i m i e n t o s , y u s t e d p o d r á e n t e r a r

a s í l a n o c h e , q u e e n e s t a c i u d a d d e s a l i t r e r o s y

Page 158: La Revolución Chilena

IÓO GIL JUAN

c o m e r c i a n t e s , n o t i e n e n a d a d e a g r a d a b l e s i n o

s e m a t a n s u s l a r g a s h o r a s c o n l a lengua en salsa

verde, q u e e s e l g u i s o p r e f e r i d o d e l a s t e r t u l i a s

d e m i c a s a .

A c e p t é l a i n v i t a c i ó n c o n e l m a y o r p l a c e r y , á

p o c o r a t o y a n d a n d o a l p a s o y l e n t a m e n t e , e n ­

t r a m o s e n e l p e q u e ñ o Club-Errázuriz, c o m o l l a ­

m a b a n e n a q u e l l a e s c o g i d a r e u n i ó n d e b u e n o s y

f r a n c o s a m i g o s á l a c a s a d e l p r o p i e t a r i o d e La

Patria, y q u e e f e c t i v a m e n t e e r a , c o m o l u e g o t u v e

• o c a s i ó n d e o b s e r v a r l o , u n c e n t r o s o c i a l d e l o s m á s

• i n t e l i g e n t e s y a g r a d a b l e s .

A l l í s e e n c o n t r a b a n , á n u e s t r a l l e g a d a , c o n v e r ­

s a n d o c o m o e n u n h o g a r p r o p i o , c o n e s a c o n ­

f i a n z a y d e s e n v o l t u r a q u e h a c e g r a t a l a t e r t u l i a

m a s c u l i n a , a l g u n a s p e r s o n a s q u e i n m e d i a t a m e n ­

t e m e f u e r o n p r e s e n t a d a s p o r E r r á z u r i z y q u e

o c u p a b a n u n l u g a r p r o m i n e n t e e n t r e , l a s f i g u r a s

•de l a r e v o l u c i ó n y h a b í a n e s c r i t o c o n s u s h e c h o s

a l g u n a s d e s u s m á s h e r m o s a s y b r i l l a n t e s p á ­

g i n a s .

R e c u e r d o e n t r e e l l a s á J o a q u í n W a l k e r M a r ­

t í n e z , d e q u i e n y a h a b í a o í d o h a b l a r e n A n t o -

f a g a s t a , j o v e n d e t r e i n t a y c i n c o a ñ o s , m á s ó

m e n o s , p e r o q u e , á f a l t a d e e s a p e s a d a y c a s i

i n ú t i l e x p e r i e n c i a q u e d a u n a l a r g a v i d a , p o -

Page 159: La Revolución Chilena

LA REVOLUCIÓN CHILENA IÓI

scía u n e s p í r i t u d e l o s m á s e n é r g i c o s y u n a

f e c u n d i d a d i n q u i e t a d e i d e a s q u e h a c í a d e é l u n

• h o m b r e n e c e s a r i o e n t o d a s l a s c i r c u n s t a n c i a s d i ­

f í c i l e s ; V i c e n t e M e r i n o J a r p a , e l a l e n t a d o m o z o

c u y a s h a z a ñ a s e s t a b a n e s c r i t a s e n l o s a n a l e s r i ­

q u í s i m o s d e t o d a l a p r i m e r a é p o c a d e l a c a m ­

p a ñ a , y c u y a t r a n q u i l a m o d e s t i a p o d r í a h a b e r

h e c h o c r e e r á c u a l q u i e r a q u e i g n o r a r a s u s h e c h o s

- q u e s ó l o e r a a l g ú n p a r i e n t e l e j a n o d e l h é r o e d e l

1 9 d e f e b r e r o ; C o r n e l i o S a a v e d r a , h i j o d e l g e n e -

iral d e l m i s m o n o m b r e , e m b a r c a d o e n l a e s c u a d r a

el d í a d e l p r o n u n c i a m i e n t o , y q u e , m e z c l a d o á

t o d o s l o s s u c e s o s p o s t e r i o r e s , h a b í a t o m a d o p a r t e

a c t i v a e n c a s i t o d o s l o s c o m b a t e s y c o r r e r í a s m a ­

r í t i m a s , d e s d e l a t o m a d e C o q u i m b o h a s t a e l

t r i u n f o d e P o z o A l m o n t e ; J u a n d e D . V i a l G u z -

a n á n , q u e e n e s o s m o m e n t o s o r g a n i z a b a e l s e r v i ­

c i o a d u a n e r o d e l t e r r i t o r i o o c u p a d o p o r e l e j é r c i t o

• c o n s t i t u c i o n a l ; J o a q u í n M u ñ o z H u r t a d o y J o s é

L u i s S i l v a L a s t a r r i a , l o s d o s c a p i t a n e s m á s j ó v e -

Ties y e n t u s i a s t a s q u e t e n í a n m a n d o á b o r d o , y

v a r i o s o t r o s c u y o s n o m b r e s figuran c o n h o n o r e n

l o s s u c e s o s d e l a r e v o l u c i ó n .

N o p o d í a , p u e s , e n c o n t r a r m e e n u n a r e u n i ó n

m á s e n a r m o n í a c o n m i s d e s e o s y q u e p u d i e s e

m e j o r i l u s t r a r m e s o b r e t a n t o s y t a n t o s i n c i d e n t e s

n

Page 160: La Revolución Chilena

IÓ2 GIL JUAN

d e l a g u e r r a q u e d e s e a b a c o n o c e r , s i e r a p o s i b l e , ,

d e b o c a d e l o s m i s m o s q u e h a b í a n t o m a d o p a r t e

e n e l l o s .

T o d o s l o s e s p í r i t u s e s t a b a n p r e o c u p a d o s e n

e s e m o m e n t o d e l r e s u l t a d o d e l a c a m p a ñ a e m -

p r e n d i d a h a c í a p o c o s d í a s s o b r e l a c o s t a d e A r i c a

y e l t e r r i t o r i o d e T a c n a , d o n d e a ú n e x i s t í a u n a

f u e r t e g u a r n i c i ó n d i c t a t o r i a l c o n r e c u r s o s a b u n -

d a n t e s y s o b r a d o s p a r a p o d e r e x p e d i c i o n a r p o r

t i e r r a s o b r e T a r a p a c á , y a e n l a f o r m a e n q u e l a s

b r i g a d a s d e A r r a t e y d e G a n a l o h a b í a n h e c h o -

p a r a v e n i r e n a u x i l i o d e l c o r o n e l R o b l e s , y a o r g a -

n i z á n d o s e e n l i g e r a s m o n t o n e r a s q u e i n c o m o d a s e n -

á l a s f u e r z a s c o n s t i t u c i o n a l e s d e o c u p a c i ó n ó p e r -

t u r b a s e n l a s f a e n a s d e l o s e s t a b l e c i m i e n t o s s a l i t r e -

r o s , d e d o n d e l a D e l e g a c i ó n d e l C o n g r e s o s a c a b a

l o s r e c u r s o s m a t e r i a l e s p a r a s u s o s t e n i m i e n t o .

E s a c a m p a ñ a s e h a b í a i n i c i a d o e n l o s m o m e n -

t o s m á s o p o r t u n o s p a r a s u b u e n é x i t o , y , c u a l e s -

q u i e r a q u e f u e s e n l o s o b s t á c u l o s q u e h a l l a s e en .

s u c a m i n o , n o e r a d e i m a g i n a r , d a d a l a c a l i d a d y

el n ú m e r o d e l o s q u e f o r m a b a n p a r t e d e e l l a , q u e

f u e s e á f r a c a s a r c o m p l e t a ó p a r c i a l m e n t e , a u n

s u p u e s t a u n a r e s i s t e n c i a d e s e s p e r a d a d e l e n e m i g o -

e n l a s m a g n í f i c a s p o s i c i o n e s q u e s e p o d í a s u p o -

л е г e s c o g i e r a p a r a l a r e s i s t e n c i a .

Page 161: La Revolución Chilena

LA REVOLUCIÓN CHILENA 163

C o n s i d e r a d a s d e e s t a m a n e r a l a s c o s a s , n a d i e ,

p o r c i e r t o , p e n s a b a n i s u p o n í a o t r o r e s u l t a d o ;

p e r o c o n t o d o , s i e m p r e s u c e d e q u e a u n l o s b u e n o s

s u c e s o s e x c i t a n e l s o b r e s a l t o d e l q u e l o s e s p e r a ,

y e r a e s t o p r e c i s a m e n t e l o q u e e n e s o s m o m e n t o s

h a c í a q u e e l t e m a d e l a c o n v e r s a c i ó n f u e r a s i e m ­

p r e y á c a d a r a t o e s t e m i s m o .

— N o p o d r e m o s t e n e r n o t i c i a s a n t e s d e d o s ó

t r e s d í a s , d i j o C o r n e l i o S a a v e d r a , y a h o r a n o s s u ­

c e d e l o q u e e n t o d a s l a s o t r a s o c a s i o n e s , e n q u e

n o s h e m o s l l e v a d o e s p e r a n d o d e m o m e n t o e n m o ­

m e n t o y v i e n d o á l o s m i n u t o s c o n v e r t i r s e e n d í a s

y á é s t o s e n s e m a n a s .

L u e g o l a c o n v e r s a c i ó n r e c a y ó s o b r e l o s s u c e ­

s o s p a s a d o s y s e h i c i e r o n r e m i n i s c e n c i a s d e l o s

ú l t i m o s c o m b a t e s , p a r t i c u l a r m e n t e d e l d e s a s t r e

d e H u a r a , e n e l c u a l I s i d o r o E r r á z u r i z , a p e n a s s i

h a b í a c o n s e g u i d o g a n a r u n t r e n q u e c o n d u c í a á

P i s a g u a l o s d i s p e r s o s d e l e j é r c i t o c o n s t i t u c i o n a l ,

y C o r n e l i o S a a v e d r a , m o n t a d o e n flaca b e s t i a , n o

h a b í a s a b i d o c ó m o h a b í a s a l v a d o c o n v i d a , i n t e r ­

n á n d o s e e n l a p a m p a á t o d o e l c o r r e r d e s u d e ­

s e s p e r a d a c a b a l g a d u r a .

M u c h o s d e s u s m e j o r e s a m i g o s , e n t r e e l l o s e l

c o m a n d a n t e A g u i r r e ^ c u y a p r e m a t u r a m u e r t e e r a

p o r t o d o s r e c o r d a d a c o n v i v o s e n t i m i e n t o , n o

Page 162: La Revolución Chilena

164 « 1 L I U A N

h a b í a n t e n i d o t i e m p o p a r a l a f u g a , y c a í d o s p r i ­

s i o n e r o s d e R o b l e s , h a b í a n s i d o c r u e l m e n t e f u s i ­

l a d o s d u r a n t e l a n o c h e y a r r o j a d o s e n s e g u i d a

d e s n u d o s á l a s f o s a s a l l í m i s m o a b i e r t a s , d e m a ­

n e r a q u e m á s t a r d e n o p u d i e r a n s e r r e c o n o c i d o s

n i p o r s u s d e u d o s n i s u s a m i g o s .

L a c a u s a d e l d e s a s t r e d e H u a r a p e r m a n e c í a

t o d a v í a , p a r a m í c o m o p a r a m u c h o s , r o d e a d a d e

c i e r t a o s c u r i d a d , c o m o q u e l a r e l a c i ó n q u e d e

d i c h o c o m b a t e h a b í a n h e c h o l o s p e r i ó d i c o s d e

l a d i c t a d u r a y l a p r e n s a d e l o s c o n s t i t u c i o n a l e s ,

a d o l e c í a i n d u d a b l e m e n t e d e e x a g e r a c i o n e s e n

s e n t i d o f a v o r a b l e ó d e s f a v o r a b l e p a r a l o s u n o s

ó p a r a l o s o t r o s ; d e m a n e r a q u e n o p o d í a o f r e ­

c é r s e m e u n a m e j o r c o y u n t u r a p a r a c o n o c e r l a

v e r d a d , q u e e l s a b e r l a e s a n o c h e d e b o c a d e l o s

m i s m o s q u e h a b í a n t o m a d o p a r t e e n l a a c c i ó n ; y

a s í , a p r o v e c h a n d o e l g i r o d e l a c o n v e r s a c i ó n , r o -

g u é á l o s q u e a l l í e s t a b a n , m e e x p l i c a s e n l o q u e

e l l o s s a b í a n s o b r e t a n i n t e r e s a n t e e p i s o d i o d e l a

g u e r r a .

— D e l a c a u s a d e l d e s a s t r e , d i j o C o r n e l i o S a a -

v e d r a , n o p u e d e c u l p a r s e e n v e r d a d n i á n u e s t r o s

j e f e s n i á n u e s t r o s o f i c i a l e s n i á n a d i e , s i n o á l a c a ­

l i d a d d e l a s t r o p a s q u e c o m p r o m e t i e r o n l a a c c i ó n ,

y q u e , s i e n d o c o m o e r a n , m á s b i e n q u e u n e j é r c i t o

Page 163: La Revolución Chilena

LA INVOLUCIÓN CHILENA 165

d i s c i p l i n a d o , u n a g r a n a g r u p a c i ó n d e p a t r i o t a s

q u e m a n e j a b a n c a d a c u a l u n r i f l e ó u n a c a r a b i n a ,

s e l a n z a r o n c o n d e m a s i a d a p r e c i p i t a c i ó n a l a t a ­

q u e , s i n o r d e n , s i n c o n c i e r t o , y l o p e o r d e t o d o ,

s i n e c o n o m i z a r s u s e s c a s a s m u n i c i o n e s .

D e s p u é s d e l t r i u n f o a l c a n z a d o e l 1 5 d e f e b r e r o

e n S a n F r a n c i s c o , e l e j é r c i t o c o n s t i t u c i o n a l , a v a n ­

z a n d o l e n t a m e n t e h a c i a H u a r a , t e n í a l a fe m á s

c i e g a e n q u e u n n u e v o e n c u e n t r o c o n l a d e s m o ­

r a l i z a d a d i v i s i ó n d e l c o r o n e l R o b l e s , s e r í a u n a

v i c t o r i a m á s p a r a l o s s o l d a d o s d e l d e r e c h o y

a l l a n a r í a p o r c o m p l e t o l o s o b s t á c u l o s q u e t o d a v í a

l e c e r r a b a n e l p a s o e n s u m o v i m i e n t o h a c i a I q u i -

q u e , q u e e r a e l v e r d a d e r o o b j e t i v o d e l a j o r ­

n a d a .

E s v e r d a d q u e l a e x t e n u a d a d i v i s i ó n d e R o b l e s

a c a b a b a d e s e r r e f o r z a d a c o n e l c o n t i n g e n t e m i ­

l i t a r q u e e l i n t e n d e n t e S a l i n a s l e e n v i a r a d e s d e

l a c i u d a d a l m a n d o d e l c o r o n e l S o t o ; p e r o t a m ­

b i é n e s c i e r t o q u e , a u n c o n e s e r e f u e r z o , e l j e f e

e n e m i g o n o p o d í a o p o n e r á l a s f u e r z a s c o n s t i t u ­

c i o n a l e s u n a m a s a d é s o l d a d o s s u p e r i o r ó p o r

l o m e n o s i g u a l á a q u e l l a e n a r d i m i e n t o y v a ­

l e n t í a .

C u a n d o e l d í a 1 7 p o r l a m a ñ a n a e l p r i m e r c o n ­

v o y d e t r o p a s l l e g ó , p u e s , a l c a m p o d e H u a r a , l o s

Page 164: La Revolución Chilena

166 G I L J U A N

p r i m e r o s b a t a l l o n e s q u e p u s i e r o n p i e e n t i e r r a

c r e í a n t a n f á c i l y s e g u r o e l t r i u n f o q u e n i s i q u i e r a

a g u a r d a r o n á q u e e l g e n e r a l U r r u t i a i m p a r t i e r a

l a s ó r d e n e s d e l c a s o y o r d e n a r a l a b a t a l l a , s i n o

q u e , d a n d o r i e n d a á s u s i m p u l s o s , s e d e s p a r r a m a ­

r o n s o b r e l a l l a n u r a e n d e m a n d a d e l a s m a g n í f i ­

c a s p o s i s i o n e s e n e m i g a s , y a r r o l l á n d o l o t o d o

d e l a n t e d e s u s b a y o n e t a s , t u v i e r o n e f e c t i v a m e n t e

e l t r i u n f o e n s u s m a n o s y a l e n e m i g o p r ó x i m o á

l a f u g a .

L o s m i s m o s c o r o n e l e s R o b l e s y S o t o s e c r e y e ­

r o n p e r d i d o s e n e s e m o m e n t o y r e t r o c e d i e r o n d e

s u s p r i m i t i v a s p o s i c i o n e s , a l c a n z a d o s c a s i d e c e r ­

c a p o r l a s b a y o n e t a s c o n s t i t u c i o n a l e s .

P e r o e s e m i s m o a r d i m i e n t o i n d i s c i p l i n a d o v i n o

e n e l m o m e n t o c a s i final d e l c o m b a t e á s e r l a

c a u s a d e l d e s a s t r e . L o s s o l d a d o s h a b í a n d i s p a r a ­

d o y a t o d a s s u s m u n i c i o n e s , c u a n d o u n p e q u e ñ o

a v a n c e d e l e n e m i g o l o s e n c o n t r ó c o n s u s a r m a s

v a c í a s , i n t r o d u c i e n d o e n e l l o s e l d e s o r d e n q u e

u n a o p o r t u n a c a r g a d e c a b a l l e r í a c o n v i r t i ó e n

s e g u i d a e n c o n t a g i o s o p á n i c o , c o m u n i c á n d o s e á

l a s f i l a s y p r o n u n c i á n d o l a s e n c o m p l e t a d e r r o t a .

U n o s c u a n t o s t i r o s m a s p o r c a b e z a , p e r o q u e d e s ­

g r a c i a d a m e n t e n o t e n í a n , h a b r í a n l e s d a d o e s e d í a

e l t r i u n f o .

Page 165: La Revolución Chilena

LA REVOLUCIÓN CHILENA l6j

— L o q u e s u c e d i ó e n s e g u i d a , d i j o I s i d o r o E r r á -

z u r i z , e s i m p o s i b l e d e d e s c r i b i r . L o s s o l d a d o s

b o t a b a n l o s f u s i l e s y h u í a n e n d e s a s t r o s a c o n f u ­

s i ó n ; c a d a c u a l q u e r í a h a l l a r s e f u e r a d e l a l c a n c e

d e l e n e m i g o ; l o s t r e n e s q u e l o s h a b í a n t r a í d o a l

c a m p o d e b a t a l l a e s t a b a n c e r c a n o s y t o d o s , á l a

m a n e r a d e u n t o r b e l l i n o h u m a n o , s e p r e c i p i t a b a n

h a c i a e l l o s ; l o s o f i c i a l e s e r a n i m p o t e n t e s p a r a

h a c e r s e r e s p e t a r ; l a i d e a d e c a d a u n o e r a s a l ­

v a r s e a u n q u e p e r e c i e r a n l o s d e m á s ; y l o s t r e n e s

p a r t í a n e n m e d i o d e l a s s o m b r a s d e l a n o c h e ,

a r r a s t r a n d o h a c i a P i s a g u a l o s r e s t o s d e l d e s g r a ­

c i a d o e j é r c i t o c o n s t i t u c i o n a l .

D e s p u é s d e e s e d í a l u c t u o s o y d e e s a n o c h e

• d e s e s p e r a d a , n o q u e d a b a á l o s j e f e s d e l a r e v o ­

l u c i ó n o t r o p a r t i d o q u e e l d e b u r l a r l a p e r s e c u c i ó n

d e l e n s o b e r b e c i d o e j é r c i t o e n e m i g o d e s o c u p a n d o

á P i s a g u a , é i r á f o r z a r l a s p u e r t a s d e I q u i q u e

p o r e l l a d o d e l m a r , a b a n d o n a n d o l a d e s g r a c i a d a

r u t a d e l d e s i e r t o .

P e r o , e n t r e t a n t o , ¿ c u á l h a b í a s i d o l a s u e r t e d e

t a n t o s v a l i e n t e s ? ¿ C ó m o h a b í a n c a í d o m u e r t o s ,

• h e r i d o s ó p r i s i o n e r o s e n p o d e r d e l e n e m i g o ? A l

b i z a r r o c o m a n d a n t e A g u i r r e s e l e h a b í a v i s t o

s a n o y f u e r t e e n e l m o m e n t o e n q u e p a r t í a n l o s

f u g i t i v o s c o n v o y e s , l o m i s m o q u e á o t r o s i g u a l -

Page 166: La Revolución Chilena

168 GIL JUAN

m e n t e d i g n o s d e l a p r o t e c c i ó n d e l a f o r t u n a .

¿ Q u é h a b í a s i d o , p u e s , d e e l l o s e n p o d e r d e u n .

e n e m i g o q u e t a l v e z n o h a b r í a r e s p e t a d o s u v a ­

l o r n i s u d e s g r a c i a ? E s t e p e n s a m i e n t o e r a l a p r e ­

o c u p a c i ó n g e n e r a l y c o n s t a n t e h a s t a q u e s e s u p o

l a h o r r i b l e v e r d a d .

E l a s e s i n a t o d e l o s p r i s i o n e r o s d e H u a r a e n l a

m i s m a n o c h e d e l d e s a s t r e , f u é d e s d e e s e d í a u n a

d e u d a h o r r i b l e d e s a n g r e q u e s ó l o p u d o s e r s a t i s ­

f e c h a e n P o z o A l m o n t e c o n l a e j e c u c i ó n d e l j e f e

q u e l a o r d e n a r a e n l a h o r a m a s a c i a g a d e s u n e ­

g r o d e s t i n o .

¡ P o b r e M a n u e l A g u i r r e ! d i j e r o n t o d o s a l final

d e e s t a r e l a c i ó n . ¡ E r a e l m á s v a l i e n t e , e l m á s e n ­

t u s i a s t a y e l m á s a b n e g a d o ! . . . y m o r i r a s í !

D i s c u r r i e n d o e n s e g u i d a s o b r e t a n t r i s t e s u c e ­

s o , u n o d e l o s q u e a l l í h a b í a o b s e r v ó l o c o n v e ­

n i e n t e q u e s e r í a h a c e r c o n s t a r d e u n a m a n e r a

o f i c i a l y a u t é n t i c a l a v e r d a d d e t a n m o n s t r u o s o s

a s e s i n a t o s , q u e h a s t a a h o r a s o l a m e n t e s e s a b í a n

p o r l a s r e l a c i o n e s v e r b a l e s d e a l g u n a s p e r s o n a s . S i

a l c o m a n d a n t e A g u i r r e , p o r e j e m p l o , s e l e h a b í a

v i s t o s a n o y s a l v o d e s p u é s d e l c o m b a t e , ¿ n o h a ­

b r í a t a l v e z e n e l e s t a b l e c i m i e n t o d e H u a r a p e r ­

s o n a s q u e p u d i e r a n d e c l a r a r s o b r e l a s u e r t e q u e

l e h a b í a c a b i d o ? E s t a o b s e r v a c i ó n a g r a d ó á l a .

Page 167: La Revolución Chilena

LA REVOLUCIÓN CHILENA 1 6 9

g e n e r a l i d a d y J o a q u í n W a l k e r M a r t í n e z p r o p u s o -

l a ¡ d e a d e p e d i r e s a m i s m a n o c h e á l o s d e l e g a ­

d o s d e l C o n g r e s o e l n o m b r a m i e n t o d e u n a c o m i ­

s i ó n q u e s e d i r i g i e r a s i n p é r d i d a d e t i e m p o a l

c a m p o d e l a a c c i ó n á l e v a n t a r u n s u m a r i o a l r e s ­

p e c t o .

C o m o e r a n a t u r a l , t o d o s a p l a u d i e r o n l a p r o p o ­

s i c i ó n d e W a l k e r , q u i e n r e d a c t ó i n m e d i a t a m e n t e

e l d e c r e t o , y d e s p u é s d e i r á v e r s e c o n l o s s e ñ o ­

r e s S i l v a y B a r r o s L u c o , v o l v i ó á l a c a s a e n q u e

n o s e n c o n t r á b a m o s c o n u n a o r d e n e x p e d i d a p o r

l a D e l e g a c i ó n , e n l a c u a l s e c o m i s i o n a b a a l d i ­

p u t a d o d o n J a v i e r V i a l S o l a r p a r a q u e , t r a s l a ­

d á n d o s e a l d í a s i g u i e n t e a l c a m p o d e H u a r a , v i e ­

s e s i h a b í a m a t e r i a p a r a u n a i n d a g a c i ó n e n f o r m a

q u e r e v e l a s e l a s u e r t e d e A g u i r r e y d e m á s p a ­

t r i o t a s d e s a p a r e c i d o s e n a q u e l l a a c c i ó n d e g u e r r a .

V i a l S o l a r a c e p t ó a l p u n t o l a c o m i s i ó n , C o r -

n e l i o S a a v e d r a s e c o m p r o m e t i ó á a c o m p a ñ a r l o , l o

m i s m o q u e e l q u e e s t a s l í n e a s e s c r i b e , y a c o r ­

d a m o s , e n c o n s e c u e n c i a , j u n t a r n o s a l d í a s i g u i e n ­

t e p o r l a m a ñ a n a , p a r a t o m a r p a s a j e e n e l f e r r o ­

c a r r i l q u e d e b í a l l e v a r n o s a l l u g a r m e l a n c ó l i c o d e l

d e s a s t r e .

Page 168: La Revolución Chilena
Page 169: La Revolución Chilena

X I I I

Lima, á 7 de julio de 1891.

L s o l d e a b r i l d e r r a m a b a s u s a b u n d a n t e s

\ ¿ r a y o s s o b r e l a p o b l a c i ó n a g i t a d a p o r l a

f e b r i l a c t i v i d a d d e l t r a b a j o , c u a n d o m i s c o m ­

p a ñ e r o s d e v i a j e , l o s s e ñ o r e s S a a v e d r a y V i a l

S o l a r , v i n i e r o n e n c o c h e a l h o t e l p a r a l l e v a r m e

á l a e s t a c i ó n d e l o s f e r r o c a r r i l e s , u n o d e c u y o s

t r e n e s p a r t i r í a á l a s 8 í - d e l a m a ñ a n a p a r a e l i n ­

t e r i o r d e l a p a m p a , y e n e l c u a l p o c o r a t o d e s ­

p u é s , n o s i n s t a l á b a m o s c ó m o d a m e n t e e n c o m p a ­

ñ í a d e u n a m u l t i t u d a b i g a r r a d a d e t i p o s h u m a n o s

Page 170: La Revolución Chilena

172 GIL J U A N

d e t o d a s n a c i o n a l i d a d e s q u e o f r e c í a á l a v i s t a e l :

m á s e x t r a ñ o c o n j u n t o q u e p u e d e i m a g i n a r s e .

A l l í s e v e í a n r o s t r o s d e h o m b r e s v e n i d o s d e

l a s p l a y a s m á s l e j a n a s y d e l o s p a í s e s m á s r e m o ­

t o s , m e z c l a d o s c o n o t r o s q u e l l e v a b a n i m p r e s o

e n s u s f a c c i o n e s c o b r i z a s y p r o n u n c i a d a s e l s e l l o

o r i g i n a l d e l a s r a z a s a b o r í g e n e s d e a q u e l s u e l o ;

i n g l e s e s e s t i r a d o s y s e r i o s , s e ñ o r e s c a s i a b s o l u t o s

h o y d í a d e l a s i n a g o t a b l e s r i q u e z a s d e l d e s i e r t o ;

a l e m a n e s g o r d o s y c o l o r a d o s , q u e p a r e c í a n t o n e ­

l e r o s d e H a m b u r g o ; g r i e g o s d e h e r c ú l e a s y h e r ­

m o s a s f o r m a s ; c h i l e n o s d i s t r a í d o s y d e f a c c i o n e s

e n d u r e c i d a s y t o s t a d a s p o r e l s o l d e l a p a m p a y

e l v i e n t o s e c o d e l a s m o n t a ñ a s ; c o c h a b a m b i n o s

d e c a r a s t r i s t e s y b o n d a d o s a s ; c h i n o s d e c o l o r d e

m a r f i l v i e j o y a i r e m í s t i c o y r e c o g i d o ; r e p r e s e n ­

t a n t e s , e n s u m a , d e t o d a s l a s r a z a s y d e t o d o s l o s

c l i m a s .

E n p a í s a l g u n o d e l a t i e r a c o m o e n I q u i q u e ,

p u e d e q u i z á s o b s e r v a r s e d e u n a m a n e r a m á s p a ­

t e n t e e s a c o n f u s i ó n d e h o m b r e s y d e l e n g u a s q u e

e l c o s m o p o l i t i s m o i n d u s t r i a l v i e n e o p e r a n d o e n

t o d a s p a r t e s e n e s t e s i g l o .

E l t r e n a s c e n d í a f o r c e j e a n d o l a l a d e r a d e l a

á s p e r a m o n t a ñ a q u e c o r r e d e n o r t e á s u r a l o r i e n ­

t e d e l a c i u d a d y d e s d e c u y o s c e r r o s m u l t i - c o l o r e s

Page 171: La Revolución Chilena

LA REVOLUCIÓN CHILENA 173

l o s v i a j e r o s d e l a p a m p a h a n v i s t o e n e l c o r t o

e s p a c i o d e d o s l u s t r o s l a s b a n d e r a s e s t r e l l a d a s d e

l o s n a v i o s d e g u e r r a o n d e a r a l v i e n t o d e l o s c o m ­

b a t e s .

D u r a n t e u n a h o r a l a s p o d e r o s a s l o c o m i t i v a s

a p e n a s s i p u e d e n s a l v a r l a c o r t a d i s t a n c i a q u e

h a y d e s d e e l p l a n á l a a l t u r a ; á c a d a m o m e n t o

p a r e c e q u e e l p e s a d o c o n v o y f u e r a á d e s p l o m a r s e

e n e l h o n d o p r e c i p i c i o ó á d e t e n e r s e f a l t o d e

f u e r z a s e n m e d i o d e l a p e l i g r o s a a s c e n s i ó n ; p o c o

á p o c o , s i n e m b a r g o , e l p a n o r a m a d e l a c o s t a s e

a d e l g a z a m a s y m a s ; a l fin s i e n t e e l v i a j e r o u n a

i m p r e s i ó n s e m e j a n t e á l a q u e s e e x p e r i m e n t a a l

t é r m i n o d e u n v i a j e , y v e q u e e l c o n v o y t o m a s u

n i v e l h o r i z o n t a l y t r a n s p a s a l a s c u m b r e s y c o r r e

s o b r e l a l l a n u r a n i v e l a d a d e l d e s i e r t o .

E l d e s i e r t o , p a r a q u i e n p o r v e z p r i m e r a l o v i ­

s i t a , e s u n m u n d o n u e v o , d o n d e t o d o e s d i s t i n t o

d e l o q u e a n t e s s e h a v i s t o y p r o d u c e s e n s a c i o n e s

d e s c o n o c i d a s h a s t a e n t o n c e s ; l a v i s t a s e p i e r d e

e n e l h o r i z o n t e s i n l í m i t e s y l a e s t e r i l i d a d a b s o ­

l u t a q u e d a c a r á c t e r á l a n a t u r a l e z a s e i m p o n e

a l e s p í r i t u c o n s u á s p e r a y m u d a i n m o v i l i d a d ;

a u n e n m e d i o d e l a c a r a b a n a ó e n l a s o c i e d a d d e

l a s o f i c i n a s e s t a i m p r e s i ó n n o s e b o r r a ; e l v i a ­

j e r o s e i m a g i n a s i e m p r e , d e n t r o d e l p e q u e ñ o e s -

Page 172: La Revolución Chilena

174 G 1 L J U A N

p a c i ó d e t i e r r a s a l a d a q u e o c u p a , c o m o p r e s o e n

u n b a j e l i n m ó v i l y e n m e d i o d e u n o c é a n o s i n

p u e r t o s ni r i b e r a s .

E l c a m i n o , s a l v o u n a q u e o t r a b r u s c a d e s i g u a l ­

d a d d e l t e r r e n o , d e s d e q u e s e t r a s p o n e n l a s a l t u ­

r a s , e s l l a n o y s i n o b s t á c u l o s y e l t r e n c o r r e a c e ­

l e r a d o d e u n a e s t a c i ó n á o t r a s i n o f r e c e r á l a

v i s t a o t r o e s p e c t á c u l o q u e e l d e l a e t e r n a y g r a n ­

d i o s a m o n o t o n í a d e l a p a m p a s i n l í m i t e s .

H a b í a m o s d e j a d o a t r á s e l p a r a d e r o d e S a n t a

R o s a d e H u a n t a j a y a , e n c u y o p l a t o s o c e r r o s e

h a l l a n l a s f a m o s a s m i n a s a r g e n t í f e r a s q u e h a n

h e c h o v a r i a s v e c e s m i l l o n a r i o s á a l g u n o s d e s u s

f e l i c e s p o s e e d o r e s , y d e s p u é s d e d e t e n e r n o s b r e ­

v e s m i n u t o s e n o t r a s e s t a c i o n e s d e l t r á n s i t o , n o s

e n c o n t r á b a m o s c e r c a d e P o z o A l m o n t e , d o n d e s e

l i b r a r a e l 7 d e m a r z o l a ú l t i m a b a t a l l a c o n t r a l a s

f u e r z a s d i c t a t o r i a l e s d e T a r a p a c á .

Á l o l e j o s d i v i s á b a m o s e l c a m p o d e l a a c c i ó n

r o d e a d o d e p e q u e ñ a s y s u a v e s c o l i n a s a r e n i s c a s , ,

q u e l e d a n e l a s p e c t o d e u n i n m e n s o c i r c o , c o r n o -

e x p r e s a m e n t e p r e p a r a d o p o r l a n a t u r a l e z a p a r a

u n e s p e c t á c u l o c o m o e l q u e a l l í a c a b a b a d e t e n e r

l u g a r ( 1 ) .

( 1 ) A p é n d i c e n ú m . 1 1 . — ( N . del E.)

Page 173: La Revolución Chilena

I.A REVOLUCIÓN CHILENA 1 7 5

E s o p i n i ó n u n á n i m e e n t r e t o d o s l o s j e f e s y o f i ­

c i a l e s s o b r e v i v i e n t e s d e a q u e l m e m o r a b l e h e c h o

d e a r m a s , q u e l a d i r e c c i ó n d e l c o m b a t e p o r e l

c o r o n e l C a n t o , r e v e l ó e n e s t e i l u s t r e s o l d a d o c o n ­

d i c i o n e s d e m a n d o y c o n o c i m i e n t o s e s t r a t é g i c o s

s u p e r i o r e s á l o s q u e h a s t a e n t o n c e s h a b í a n m a n i ­

f e s t a d o p o s e e r l o s m e j o r e s j e f e s d e l e j é r c i t o d e

C h i l e , a t r i b u y é n d o s e p r i n c i p a l m e n t e á e s t a c a u s a

e l é x i t o d e l a g l o r i o s a j o r n a d a .

L o s d o s e j é r c i t o s i g u a l m e n t e f u e r t e s , e l u n o

p o r l a c a l i d a d y d i s c i p l i n a d e s u s a g u e r r i d o s s o l ­

d a d o s , d i s p u e s t o s á m o r i r á l a s ó r d e n e s d e s u s j e ­

f e s , y e l o t r o , p o r l a d e s e s p e r a d a e n e r g í a d e l o s

i n d i s c i p l i n a d o s e l e m e n t o s q u e l o f o r m a b a n y l a

s u p e r i o r i d a d d e l a c a u s a q u e d e f e n d í a n , s e a r r o ­

j a r o n e l u n o c o n t r a e l o t r o , h a s t a c h o c a r s u s a r ­

m a s e n m e d i o d e l a p l a n i c i e s e m b r a d a d e c a d á ­

v e r e s y r e v o l v e r s e y c o n f u n d i r s u s filas c o n u n

f u r o r s i n n o m b r e y c o m o s i l a m u e r t e y l a c a r n i ­

c e r í a d i e r a n a l i e n t o s y n u e v o y r a b i o s o v i g o r á l o s

c o m b a t i e n t e s .

H u b o u n m o m e n t o e n q u e d o s r e g i m i e n t o s

e n e m i g o s a v a n z a r o n c o n t a l fiereza y á p a s o d e

c a r g a e l u n o c o n t r a e l o t r o , q u e , r e b a s a n d o l a s fi­

l a s , s i g u i e r o n a v a n z a n d o a m b o s e n s e n t i d o o p u e s ­

t o h a s t a d e j a r c a d a c u a l á s u s e s p a l d a s á s u

Page 174: La Revolución Chilena

176 - GIL JUAN

a d v e r s a r i o y c a e r s o b r e l a s r e s p e c t i v a s r e s e r v a s ,

h a c i e n d o c r e e r á l o s j e f e s d e u n a y o t r a p a r t e e n

l a d e s e r c i ó n d e d i c h a s f u e r z a s q u e e n t r e e l h u m o

d e l c o m b a t e p a r e c í a n h a b e r s e p a s a d o a l p a r t i d o

c o n t r a r i o .

D e s p u é s d e v a r i a s h o r a s , l a l u c h a s e m a n t e n í a

i n c i e r t a , y d e u n o ú o t r o b a n d o p o d í a s e r e l

t r i u n f o ; y a c a s i l a t e r c e r a p a r t e d e l o s c o m b a t i e n ­

t e s y a c í a n m u e r t o s ó h e r i d o s y l a d e s e s p e r a c i ó n

a r r o j a b a s i e m p r e á l o s u n o s c o n t r a l o s o t r o s ; e l d í a

a v a n z a b a e n s u c o s e c h a d e s a n g r e y d e c a d á v e ­

r e s y t a l v e z l a h o r r i b l e l u c h a i b a á p r o l o n g a r ­

s e a ú n l a r g a s h o r a s ; p e r o l l e g a u n m o m e n t o e n

q u e e l o j o p r e v i s o r d e l c o r o n e l C a n t o a p r o v e c h a

•del p r i m e r e r r o r d e l j e f e c o n t r a r i o y d e c i d e l a a c ­

c i ó n e n s u f a v o r , h a c i e n d o t e r r i b l e d e s t r o z o e n l a s

l í n e a s d i c t a t o r i a l e s .

E n t o n c e s y d e l a m i s m a m a n e r a q u e e n H u a r a

l o h a b í a n h e c h o l o s s o l d a d o s d i c t a t o r i a l e s , e s t a

v e z l o s s o l d a d o s d e l c o r o n e l C a n t o n o d i e r o n t r e ­

g u a d u r a n t e l a n o c h e , a u n c o n t r a l a o r d e n d e s u

j e f e , á l o s e n e m i g o s d e s a r m a d o s y f u g i t i v o s . M u ­

c h o s d e é s t o s , r e f u g i a d o s e n l a s p e q u e ñ a s c a s a s

d e l a p o b l a c i ó n c e r c a n a , f u e r o n p e r s e g u i d o s h a s t a

a h í y a r r a n c a d o s d e s u s e s c o n d i t e s y f u s i l a d o s i n ­

m e d i a t a m e n t e . N o h a b í a c u a r t e l p a r a l o s v e n -

Page 175: La Revolución Chilena

LA REVOLUCIÓN CHILENA 177

' c i d o s , c o m o n o l o h a b í a h a b i d o e n H u a r a , s e g ú n

g r i t a b a n e n f u r e c i d o s l o s t r i u n f a d o r e s .

U n a p a r t i d a d e d i c h o s s o l d a d o s l l e g ó h a s t a l a

c a s a d o n d e e l c o r o n e l R o b l e s , h e r i d o y d e s a n ­

g r á n d o s e , h a b í a c o n s e g u i d o p i a d o s o r e f u g i o y c a ­

r i t a t i v o a m p a r o d e p a r t e d e s u s d u e ñ o s ; p e r o e n

e s o s m o m e n t o s d e v é r t i g o n o p o d í a c o n t a r c o n

t a n d é b i l e l e m e n t o d e p r o t e c c i ó n y d e d e f e n s a ;

l o s s o l d a d o s l l e g a r o n h a s t a é l y s o b r e e l m i s m o

l e c h o e n q u e y a c í a i n e r m e f u é u l t i m a d o s i n p i e d a d

n i m i s e r i c o r d i a .

O y e n d o e s t a r e l a c i ó n d e m i s c o m p a ñ e r o s d e

v i a j e , l l e g a m o s á l a e s t a c i ó n d e P o z o A l m o n t e ,

• d o n d e e l c o n v o y s e d e t u v o u n a l a r g a m e d i a

h o r a , e s p e r a n d o e l t r e n d e b a j a d a q u e d e b í a c r u ­

z a r c o n e l n u e s t r o e n l a d i c h a e s t a c i ó n .

A q u í , m i e n t r a s V i a l S o l a r y S a a v e d r a , a p r o ­

v e c h a n d o l a p r e s e n c i a d e l c o m a n d a n t e d e p o l i c í a

d e P o z o A l m o n t e , q u e s e a c e r c ó á e l l o s , i b a n

c o n é s t e á p r a c t i c a r l a s p r i m e r a s d i l i g e n c i a s d e

l a i n v e s t i g a c i ó n q u e l e s h a b í a s i d o e n c o m e n d a d a

e n I q n i q u e , y o e n t r e t u v e e l t i e m p o o b s e r v a n d o

i o s r a r o s t r a j e s y s i n g u l a r e s c o s t u m b r e s d e l o s

v e n d e d o r e s a m b u l a n t e s q u e a c u d e n á l a e s t a c i ó n

á l a l l e g a d a d e l o s t r e n e s , á r e a l i z a r s u p e q u e ñ o

c o m e r c i o d e flores, f r u t a s y r e f r e s c o s c r i o l l o s .

12

Page 176: La Revolución Chilena

I78 GIL JUAN D e s d e l a r g a s d i s t a n c i a s v i e n e n e s a s p o b r e s

p i q u e ñ a s á v e n d e r l o s p r o d u c t o s d e l v e r d e o a s i s

d o n d e p o s e e n s u s p a g o s d e t i e r r a c u l t i v a d o s p o r

e l l a s m i s m a s . S o n p o b r e s i n d i e c i t a s , d e r o s t r o

d u l c e y b o n d a d o s o , v e s t i d a s d e b a y e t a d e c o l o ­

r e s y c o n l a c a b e z a c u b i e r t a c o n s u s s o m b r e r o s

d e p i t a , q u e o f r e c e n á l o s v i a j e r o s d e t e r c e r a c l a ­

s e g u a y a b a s , m e l o n e s d u l c e s , p l á t a n o s , u v a s , m a ­

n í , f r e s c o s d e pina, e t c . , e t c . , ó e s t a c i o n a d a s d e t r á s

d e p e q u e ñ a s m e s a s d e m a d e r a b l a n c a , c o n v i d a n

a l q u e p a s a á c o m e r e l r o j o p i c a n t e ó e l e x q u i s i t o

s e v i c h e ó l a b u t i f a r r a s u r t i d a , e t c . , e t c . C a d a v e n -

d e d o r c i l l a c a n t a s u m e r c a d e r í a e n s u i d i o m a m e ­

d i o e s p a ñ o l y m e d i o q u i c h u a , y e l r e c i n t o d e l a

e s t a c i ó n t i e n e e l a s p e c t o d e u n a a l e g r e y o r d e n a ­

d a f e r i a , e n l a q u e l o s p a r t i d a r i o s d e l o s g u i s o s

d e l a t i e r r a , e n c u e n t r a n l o m e j o r y m á s e x q u i s i t o

d e e l l o s .

L u e g o v i n i e r o n á b u s c a r m e C o r n e l i o S a a v e d r a

y J a v i e r V i a l S o l a r , l o s c u a l e s , d e s p u é s d e h a b e r

c o n f e r e n c i a d o l a r g o r a t o c o n e l c o m a n d a n t e d e

p o l i c í a d e P o z o A l m o n t e , c r e í a n q u e m u y p o c o

ó n a d a p o d r í a n s a c a r e n l i m p i o s o b r e el o b j e t o q u e

h a b í a m o t i v a d o s u v i a j e , p u e s e s t e f u n c i o n a r i o y a

h a b í a i n t e n t a d o u n a i n d a g a c i ó n d e i g u a l n a t u r a ­

l e z a - s o b r e e l m i s m o a s u n t o , s i n q u e s u s a c t i v a s

Page 177: La Revolución Chilena

LA REVOLUCIÓN CHILENA 179

d i l i g e n c i a s l e h u b i e r a n p r o p o r c i o n a d o h a s t a e s e

m o m e n t o l u z a l g u n a q u e p u d i e r a a y u d a r l e á d e s ­

c u b r i r l a v e r d a d d e l o q u e á e s t e r e s p e c t o s e h a ­

b í a d i c h o y a s e g u r a d o .

E n e s e m o m e n t o , e l t r e n q u e b a j a b a h a c i a

I q u i q u e , c r u z ó c o n e l n u e s t r o e n l a e s t a c i ó n , y

o b e d e c i e n d o n o s o t r o s á l a s e ñ a l d e p a r t i d a q u e

s e n o s d a b a p o r e l c o n d u c t o r , s u b i m o s á o c u p a r

n u e s t r o s a s i e n t o s , y m i n u t o s d e s p u é s s e g u í a m o s

n u e s t r o v i a j e á t o d o e l c o r r e r d e l a l o c o m o t o r a

s o b r e l a p a m p a i n m e n s a y d e s o l a d a .

A l a d i s t a n c i a , m u y l e j o s , y c o m o u n p u n t o n e ­

g r o q u e i b a p o c o á p o c o t o m a n d o f o r m a y d i ­

m e n s i o n e s r e a l e s , d i v i s a m o s e l g r a n e s t a b l e c i ­

m i e n t o d e R o s a r i o d e H u a r a , e n c u y a s c e r c a n í a s

e s t á s i t u a d a l a e s t a c i ó n d e l m i s m o n o m b r e y d e

d o n d e d e b í a m o s d i r i g i r n o s a l c a m p o m i s m o e n

q u e h a b í a t e n i d o l u g a r e l d e s a s t r e d e l 1 7 d e f e ­

b r e r o , e l m á s l u c t u o s o y t e r r i b l e d e l o s e p i s o d i o s

d e l a r e v o l u c i ó n .

A l d e j a r e l t r e n e n e s t e p u n t o y m i e n t r a s d i s ­

c u r r í a m o s s o b r e e l m o d o c ó m o n o s t r a s l a d a r í a ­

m o s a l l u g a r d e n u e s t r o d e s t i n o , l a b u e n a f o r t u n a

s e n o s p r e s e n t ó e n l a p e r s o n a d e u n c a b a l l e r o b r i ­

t á n i c o , q u e a c e r c á n d o s e g a l a n t e m e n t e á n o s o t r o s ,

n o s d i j o q u e é l i b a t a m b i é n a l e s t a b l e c i m i e n t o

Page 178: La Revolución Chilena

l 8 0 GIL JUAN

d e R o s a r i o , y d e a h í a l d e l a P r i m i t i v a , y q u e , t e ­

n i e n d o u n c o c h e á s u d i s p o s i c i ó n , n o s l o o f r e c í a

c o n l a s b u e n a s g r a c i a s d e s u p e r s o n a , p a r a q u e

p u d i é r a m o s h a c e r e l v i a j e c o n l a s c o m o d i d a d e s

• q u e é l t e n í a l a e x c e l e n t e v o l u n t a d d e o f r e c e r n o s .

A c e p t a m o s n a t u r a l m e n t e e l e s p o n t á n e o o b s e ­

q u i o , é i n s t a l á n d o n o s e n e l l i g e r o v e h í c u l o , n o s

d i r i g i m o s a l c a m p o d e b a t a l l a d e H u a r a , q u e s e

e x t e n d í a á n u e s t r a v i s t a e n v u e l t o e n e l s e n t i m i e n ­

t o m e l a n c ó l i c o d e l o s r e c u e r d o s q u e e v o c a b a c o n

s u l e y e n d a h e r o i c a y t e r r i b l e .

Á p o c o a n d a r , e l b u e n i n g l é s n o s i n d i c ó á l o

l e j o s u n a e s p e c i e d e m o n u m e n t o f ú n e b r e , s o b r e e l

c u a l s e v e í a u n a g r a n c r u z q u e a b r í a s u s b r a z o s

e n m e d i o d e l d e s i e r t o , y q u e n o s d i j o s e r e l

s e p u l c r o e n d o n d e l o s p i a d o s o s t r a b a j a d o r e s d e l

e s t a b l e c i m i e n t o d e R o s a r i o h a b í a n r e u n i d o l o s

c a d á v e r e s a l d í a s i g u i e n t e d e l a b a t a l l a y d á d o l e s

h o n r o s a y d i g n a s e p u l t u r a .

E l c o r o n e l R o b l e s s e h a b í a l i m i t a d o á h a c e r

a b r i r e n e l c a m p o a l g u n a s z a n j a s s u p e r f i c i a l e s y

a r r o j a r e n e l l a s l o s e n s a n g r e n t a d o s r e s t o s , s i n

d i s t i n g u i r l a c a t e g o r í a m i l i t a r d e e l l o s , d e m o d o

q u e s u s a m i g o s ó s u s d e u d o s n o p u d i e s e n m á s

t a r d e r e c o n o c e r l o s ; p e r o a l d í a s i g u i e n t e , l o s e m ­

p l e a d o s d e l e s t a b l e c i m i e n t o s e h a b í a n e n c a r g a d o

Page 179: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A l 8 l

piadosos de cumplir con esta obra de misericordia, y construyendo allí mismo un sepulcro de cal y piedra, habían recogido dentro de sus toscos mu­ros los cuerpos de los desgraciados que acababan de dar su vida por la patria.

Nos bajamos del coche y nos dirigimos á pie hacia el monumento, observando á nuestro paso la tierra removida y que, calentada por el sol ar­diente, exhalaba un olor putrefacto que nos hacía apresurar el paso, produciendo al mismo tiempo en nuestras almas un sentimiento de profunda tristeza que nos llevaba recogidos y silenciosos, como si la muerte misma fuera nuestro conductor y guía en la lúgubre peregrinación.

L a tumba de Huara es un cubo de cal y pie­dra, cuyas paredes tienen exteriormente un metro de altura por cinco de largo; sobre ella alza sus brazos una gran cruz de madera pintada de verde y afirmada en una peana de dos cuerpos; en el centro de la cruz hay un corazón, también de ma­dera, en el cual está escrita la siguiente leyenda-:

Page 180: La Revolución Chilena

l82 G I L JUAN-

R O S A R I O D E H I T A R A

t t

F E B R E R O 1 7 D E I 8 9 I

1 4 8

HERMANOS

t

Un pobre carpintero del establecimiento, el mismo que colocara la cruz sóbrela tumba, escri­bió en ella esa leyenda de amor y de fraternidad en la muerte, como la expresión sublime de su alma sencilla y piadosa.

Vivamente impresionados, nos arrodillamos junto al sepulcro santificado con la sangre de los que habían sacrificado su vida al servicio de una gran idea, y elevamos nuestra oración al cielo por el descanso eterno de sus almas.

Luego nos retiramos de ese lugar y, subiendo al coche que á poca distancia nos esperaba, se­guimos viaje al establecimiento de Rosario, donde mis compañeros hicieron algunas investigaciones relativas al asunto que los llevaba, y en seguida nos dirigimos al establecimiento de L a Primitiva,

Page 181: La Revolución Chilena

L A REVOLUCIÓN C H I L E N A 1 S 3

•en el cual pasaríamos el resto del día y dormiría­mos en la noche para regresar á Iquique en la mañana siguiente.

La Primitiva es el más importante de los esta­blecimientos del desierto, así por la calidad de los salitrales que explota como por el poder de su valiosísima maquinaria, que ha costado mi­llones á la gran compañía inglesa por acciones, que es su propietaria y que recoge pingües uti­lidades del negocio.

El administrador del establecimiento nos reci­bió con esa amabilidad franca y de buen tono que ha dado notoriedad en todo el desierto á la buena hospitalidad de los señores de la Primitiva. Es­taba prevenido de nuestra visita, nos dijo, y tenía el mayor gusto en recibirnos en su casa. Inme­diatamente nos condujo al salón, donde fuimos graciosamente obsequiados por la señora de la casa que rivalizaba con su esposo en hacernos agradable la estadía en aquel lugar. Para los admi­nistradores de la Primitiva, nos dijo ella, nuestra visita venía á alterar la monotonía de sus hábitos y á producir en ese palacio del desierto una impre­sión semejante á la de un día de huelga yde fiesta.

Una magnífica mesa de once nos esperaba, y sentados á ella, en compañía de los empleados

Page 182: La Revolución Chilena

1 8 4 G I L J U A N

superiores del establecimiento, nos parecía estac­en cualquier lugar menos en medio de un de­sierto absolutamente árido, donde hasta el agua para la bebida es necesario fabricarla artificial­mente y los menesteres más indispensables para la vida se traen de lejanísimas distancias.

Para la industria humana no hay imposibles hoy en día, y así no es extraño encontrar en los establecimientos aislados de Tarapacá, mejores edificios y mas comodidades y recursos de toda especie para hacer agradable la vida, que en las ciudades de la costa y aun en el mismo Iquique, si he de juzgar por lo que de paso pude observar en Rosario de Huara y La Primitiva, y lo que, á propósito de esta observación, se me dijo de otros establecimientos semejantes.

Llegada la noche, me llamaron la atención las luces lejanas, como las de los barcos en el mar, que en la inmensidad del desierto señalaban á lo lejos los establecimientos salitreros iluminados por la electricidad. No he recibido impresión mas ex­traña que la que me produjeron en esos momen­tos esas débiles señales de actividad y de vida en medio de aquel océano de sombras. Un viento furioso azotaba las paredes y los techos del esta­blecimiento, dándonos en el rostro con sus olea-

Page 183: La Revolución Chilena

L A REVOLUCIÓN C H I L E N A 185

das frías, y sin embargo esas luces lejanas é in­móviles conservaban el sentimiento de la calma solemne del desierto. Entonces comprendí cómo la pampa inmensa, desolada y árida, tiene hon­dos atractivos para el espíritu, y cómo la natura­leza en todas sus manifestaciones ejerce sobre el hombre su imperio soberano.

Á la mañana siguiente, después de hacer en compañía de nuestro huésped una detenida visita á los diversos departamentos de la oficina y re­correr una á una las distintas partes de su pode­rosa y valiosísima maquinaria, presenciando las operaciones industriales á que es sometido el tosco caliche hasta ser convertido en la cristalina sustancia que da fuerza y vida á la tierra empo­brecida y estéril, nos despedimos de los galantes señores de L a Primitiva, llevando de ellos el más simpático recuerdo, y desde ahí fuimos á tomar el tren que nos debía retornar á Iquique, donde las noticias que acababan de recibirse de Arica y Tacna habían venido á confirmar los más lison-geros vaticinios sobre el éxito de la campaña emprendida hacía pocos días sobre ese punto de la costa y del interior.

Page 184: La Revolución Chilena
Page 185: La Revolución Chilena

X I V

Lima, d 10 de julio de iSgi

OT R A vez los entusiastas y juveniles soña­dores de triunfos y de batallas, los que re­

cientemente se habían incorporado al ejército para hacer el primer ensayo de su valor y de su auda­cia, los que creían ir á ver la cara al enemigo en medio de la atmósfera abrasada del combate, los que pretendían ir á vengar la afrenta ó el insulto inferido al padre, al hermano ó al amigo, los que iban dispuestos á morir con esa noble generosidad de las almas jóvenes, otra vez volvían á Iquique, sin haber visto otra cosa que la silueta lejana de un enemigo que huía, envuelto en el polvo que le-

Page 186: La Revolución Chilena

l88 G I L J U A N

vantaba en el desierto el ligero galopar de sus ágiles caballos.

La campaña sobre Arica y Tacna se había ase­mejado en todo á la marcha militar de Antofa-gasta, desde la respuesta altiva que en la primera hora dieran los coroneles del ejército de la Dic­tadura al ultimátum del capitán Montt hasta la apresurada fuga emprendida por ellos á través del desierto y su internación en tierra extranjera, ante cuyas autoridades habían ido á rendir sus ar­mas y su bandera en cambio del asilo solici­tado.

Se había vuelto á repetir la misma y triste co­media militar que los soldados de la ley habían presenciado en Calama, y que no era otra cosa que el resultado de los sabios planes estratégicos que el Dictador combinaba desde sus oficinas de la Moneda y que por telégrafo mandaba en se­guida cumplir á sus generales, haciéndoles repre­sentar ante el mundo civilizado el más triste, ver­gonzoso y jamás visto espectáculo de que haya memoria en los anales de la guerra.

Los despachos telegráficos recogidos en Tacna y Arica por los jefes del ejército constitucional el día de la ocupación de una y otra ciudad, ma­nifestaron, de la misma manera que en Antofagas-

Page 187: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 189

ta y Calama, que esos pobres jefes de la Dictadura no habían desempeñado allí otro papel que el de las figuras de un tablero movidas por la mano petulante y loca del que no había dado otro valor á su conciencia y brazo de soldados, que el que podía dar á los que consideraba como meros instrumentos de su vanidad y su soberbia.

¡Pobres soldados de la Dictadura! Esta era la expresión que andaba en boca de todos durante esos días. ¡Pobres soldados! Se fingían á sí mismos el papel de defensores del poder legítimo del jefe del Estado y de custodios del orden y soste­nedores del régimen legal, y no eran otra cosa que tristes maniquíes manejados por el hilo que tras de bastidores tenía en su mano un empresa­rio envanecido con el éxito futuro de fantásticos triunfos. ¡Pobres soldados! L a compasión y la pie­dad, he aquí en verdad lo mejor que merecían esos desolados fugitivos á quienes el Perú acababa de dar la ciudad de Arequipa por asilo y por cárcel-

L a ocupación de Tacna y Arica tenía, sin em­bargo, para los triunfadores una importancia real y efectiva muy digna de ponderarse. Mediante ella, el territorio de Tarapacá quedaba libre y á salvo de toda invasión ó sorpresa por el norte, así como, después de la ocupación de Antofagasta,

Page 188: La Revolución Chilena

I 9 0 G I L J U A N

nada tenía ya que temerse por el sur. De esta ma­nera, podía decirse que la Delegación del Con­greso poseía desde entonces un territorio homo­géneo, sobre el cual su acción política podía ejercerse con todo el vigor necesario.

Pero el éxito de esta nueva campaña, al mismo tiempo que llevaba á los partidarios de la revolu­ción el sentimiento y la convicción de su fuerza, cimentada ya sobre la base firme y estable de una porción tan considerable del territorio chile­no, abundante en todo género de recursos mate­riales, vino también á dar cuerpo y vida entre ellos á una idea de carácter político, que, si bien y desde hacía tiempo era alimentada por unos pocos, ahora las circunstancias del día la hacían popular y considerada por todos como necesaria para la buena administración de la nueva repú­blica del norte, como algunos la llamaban, y la acertada dirección de los mismos negocios de la guerra.

Se creía con sobrada razón que, después de libertadas las tres grandes provincias sometidas ya á los representantes del Congreso, los delega­dos del poder parlamentario debían dar lugar á la organización de un gobierno distinto del que hasta entonces había existido, el cual, al mismo

Page 189: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A I 9 I

tiempo que diera á la revolución un carácter más regular ante las potencias extranjeras, de las cuales era ya oportuno solicitar la beligerancia por medio de una diplomacia bien servida, no descuidase por los asuntos militares la adminis­tración civil, que debía ser el apoyo y la más só­lida ayuda de la dirección de la guerra.

Si se quería que las naciones extranjeras reco­nocieran la beligerancia de la revolución y ob­servasen respecto de ella los fueros externos de la neutralidad, debía aquélla, ante todo, presen­tarse ante el mundo civilizado con un gobierno regular, en el verdadero sentido moderno de esta palabra, diferente, por cierto, de lo que es una simple jefatura militar, como la que hasta enton­ces había existido y como puede tenerla cualquier motín ó bando político alzado en armas contra la autoridad constituida de un país cualquiera.

Dados el desarrollo y las fuerzas positivas que el movimiento del 7 de enero había alcanzada recientemente, esta idea, que iba convirtiéndose después de la campaña de Tacna en una verda­dera exigencia de la opinión pública, se justifica­ba además por otro género de consideraciones no menos atendibles que esas y que el comercio y la industria de ésos lugares hacían valer, velando

Page 190: La Revolución Chilena

192 G I L J U A N

por sus especiales intereses y las conveniencias mismas del progreso de la revolución.

En los territorios recientemente libertados de la dura ley de la tiranía, decían los industriales y comerciantes de Iquique, no debe solamente aten­derse al ramo de la guerra, aunque sea éste el más importante por el momento, sino también á todos los demás ramos de la administración pública, en los cuales está interesada una masa considerable de ciudadanos, cuyos negocios, cuya fortuna no puede vivir del acaso del día de ma­ñana y que al fin y al cabo debe ser protegida como la fuente misma de donde la revolución es­tá sacando los recursos necesarios para su subsis­tencia y adelantamiento.

Nada, pues, más racional y justo y convenien-tísimo en estas circunstancias que la organización de un Gobierno, que con su múltiple personal diera satisfacción á estas exigencias de la situa­ción, y uniendo en un sólo haz todos los intereses y todas las voluntades, así de gobernantes como de gobernados, tuviera con ellos el apoyo, la fuer­za y el prestigio que jamás consiguen á su alre­dedor las jefaturas militares y sí fácilmente ob­tienen los gobiernos civiles ó que participan de este carácter, cuando los intereses personales y

Page 191: La Revolución Chilena

L A REVOLUCIÓN C H I L E N A I93

3os del patriotismo están dispuestos á unirse y armonizarse para la consecución de un grande y noble propósito.

L a sola exposición de estas razones en la forma dicha, manifestaba que la opinión pública en Iqui-que estaba perfectamente formada á este respec­to, y que, aun cuando no faltasen ahí personas con un modo de pensar, ó de sentir, más bien dicho, diverso del de la generalidad, sea porque temiesen que una organización distinta de la que existía encerraba peligros desconocidos, sea por­que creyeran que la jefatura militar de la Dele­gación del Congreso bastaba á la satisfacción de todas las necesidades, ello es que estas opiniones aisladas de unos pocos no eran bastante pode­rosas para detener la realización práctica de lo que era estimado ya como una necesidad de la misma situación creada por el desarrollo de los sucesos.

Así, pues, cuando en esos días el capitán Montt llegó de Arica á bordo del Cochrane y fueron á saludarle sobre la cubierta del acorazado todas las autoridades militares y civiles de Iquique, no pudo menos de comprender á primera vista, que durante su corta ausencia se había operado allí una verdadera transformación en las ideas políti-

13

Page 192: La Revolución Chilena

194 G I L J U A N

cas de las personas llamadas á tener influencia ere la dirección del movimiento revolucionario, y que esa evolución no podía ya ser detenida sin poner en peligro el curso feliz de los acontecimientos y la armonía que hasta entonces había reinado en­tre jefes y subordinados y que era la prenda mas segura del porvenir, como lo había sido de los pa­sados y recientes triunfos de la noble causa con­fiada á su dirección y á sus esfuerzos.

Después, en tierra, esta verdad se ofreció más y más patente á sus ojos, solicitando el esfuerzo de su previsión y de su cordura para ser llevada á la práctica; de manera que su patriotismo, mor­tificando su modestia, no tuvo ya desde ese mo­mento otro camino delante de sí que el que le indicaba seguir la justa impaciencia de la opinión.

Un hombre de su carácter no debía vacilar, y así, pues, poniéndose previamente de acuerdo con sus colegas, los señores Silva y Barros Luco, con­vocó inmediatamente á los individuos más impor­tantes de la Armada y del Ejército y á los miem­bros del Congreso residentes en Iquique, á una reunión que debía verificarse el domingo 1 2 de abril en la casa que ocupaba la Delegación del Congreso, y en la cual las personas invitadas ma­nifestarían francamente sus opiniones sobre las

Page 193: La Revolución Chilena

L A REVOLUCIÓN C H I L E N A 195

ideas de organización gubernativa que en esos mo­mentos circulaban en la ciudad y el mejor modo cómo las aspiraciones de todos podrían satisfacer­se, consultando las exigencias de la guerra y los intereses de las poblaciones recientemente liber tadas de la tiranía de la Dictadura.

Con arreglo á esta sencilla y modesta invita­ción, el día señalado, á la i P. M., se hallaron reu­nidos en el salón de la casa de los delegados las siguientes personas:

J O R G E MONTT , Capitán de navio y Comandan­te general de la Armada y del Ejército.

W A L D O SILVA , Presidente del Senado y miem­bro de la Delegación del Congreso Nacional.

RAMÓN B A R R O S L U C O , Presidente de la Cá­mara de Diputados y miembro de la Delegación del Congreso.

G R E G O R I O U R R U T I A , General de brigada, In­tendente de Tarapacá, Comandante general de armas de la provincia y diputado por Arauco.

E T A N I S L A O D E L CANTO , Coronel y Coman­dante en jefe del Ejército.

S A M U E L ZAVALA , Intendente general del Ejér­cito.

A L F R E D O D E L A N O , Tesorero general de la Ar­mada y del Ejército.

Page 194: La Revolución Chilena

I96 G I L J U A N

E N R I Q U E V A L D É S V E R G A R A , Secretario gene­ral de la Escuadra.

JOAQUÍN W A L K E R M A R T Í N E Z , Secretario ge­neral de la Delegación del Congreso y diputado por Santiago.

FLORENCIO V A L E N Z U E L A DAY , Capitán de fragata y Comandante del blindado Almirante CocJirane.

J O S É M A R Í A S A N T A CRUZ , Capitán de fragata y Comandante del monitor Huáscar.

JOAQUÍN MUÑOZ HURTADO , Capitán de cor­beta y Comandante de la cañonera Magallanes.

V I C E N T E M E R I N O J A R P A , Capitán de corbeta y Capitán de puerto de Iquique.

I S I D O R O E R R Á Z U R I Z , diputado por Valparaíso. D A V I D M A C - I V E R , diputado por Iquique. C O R N E L I O S A A V E D R A , diputado por Lautaro. J U A N D E DIOS V I A L , diputado por Santiago. J A V I E R V I A L SOLAR , diputado por San Fer­

nando. J O S É FRANCISCO V E R G A R A DONOSO, Presi­

dente de la Corte de Apelaciones de Tacna. L a sesión fué presidida por el capitán Montt,

quien, en breves y sencillas palabras, expuso el objeto de ella.

"De acuerdo con mis colegas, los señores Silva

Page 195: La Revolución Chilena

L A REVOLUCIÓN C H I L E N A 197

y Barros Luco, dijo, hemos querido reunir aquí á algunas de las personas mas caracterizadas del Ejército y de la Marina y á los miembros del Congreso Nacional residentes actualmente en Iquiquc, á fin de conocer sus opiniones sobre la mejor manera de satisfacer los deseos que nos han manifestado particularmente muchos de los caballeros aquí presentes sobre la conveniencia de dar una organización, distinta de la que actual­mente tiene, al Gobierno de las provincias liber­tadas del yugo de la Dictadura.

"Por lo que a mí toca, nada podrá serme tan grato como el oír expresará cada una de las per­sonas aquí presentes sus ideas y sus opiniones á este respecto, con la franqueza á que todos debe­mos considerarnos obligados en los momentos actuales, tratándose de un asunto como el que ha motivado esta reunión y que, por su naturaleza^ no puede menos de comprometer las voluntades y el patriotismo de todos y de cada uno de los que nos hallamos aquí reunidos.

"Debo sí advertir á los miembros de esta reu­nión, que, cualquiera que sea la resolución que en ella se tome ó el acuerdo que se adopte, no seré yo obstáculo ninguno para su cumplimiento, pero, esto sí, rogando desde luego á todos que tengan

Page 196: La Revolución Chilena

I 9 8 G I L J U A N

la bondad de eliminar mi persona de la dirección ó de la responsabilidad del Gobierno, como quie­ra que, y lo digo sin humildad, no me considero ni con las facultades ni los conocimientos necesa­rios para este género de tareas.

"Un hombre de mi profesión y de mi carrera, debe estar en la escuadra y no en tierra, sobre todo, habiendo aquí personas ilustradas que pue­den desempeñar los tareas de la administración y del Gobierno, que exigen conocimientos espe­ciales que yo no poseo y que nadie puede des­conocer que son necesarios en las labores de esta naturaleza.

"Ahora, si se me permite expresar mis ideas sobre el objeto que ha motivado esta reunión, diré que, á mi juicio, los llamados á tener la dirección gubernativa en las provincias liberta­das, son los señores Silva y Barros Luco, repre­sentantes natos del Congreso Nacional y que mejor y con mayor derecho que cualesquiera otros son aquí los intérpretes de su voluntad so­berana.

"Rogando, pues, de nuevo á todos los aquí presentes que eliminen mi persona de toda de­signación ó nombramiento de la naturaleza indi­cada, espero que de esta reunión salga no sólo la

Page 197: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 1 9 9

'luz sino el acuerdo de todas las voluntades en una sola idea y en un solo propósito, en bien de la causa que defendemos y de la patria que lo espera todo del común esfuerzo de sus buenos hijos.n

Estas palabras pronunciadas sin afectación y en el tono natural y propio del hombre cuya mo­destia de carácter y lealtad de sentimientos eran de todos conocidas, produjeron en la concurren­cia un efecto del todo contrario al que el capitán Montt esperaba de ellas, haciendo ver á la mayor parte de los presentes, que no habían errado al pensar que era ese el hombre de alma verdade­ramente republicana á quien podía confiarse en esa hora de difíciles pruebas el depósito sagrado de las aspiraciones del país. ¿No poseía él toda aquella elevación de miras, aquel sentimiento profundo del deber, aquella honradez inmacula­da, aquel espíritu de sacrificio y aquella modes­tia sin ostentación que hicieron grande al funda­dor de la república Norte-Americana y feliz al pueblo que confió á sus méritos el porvenir de sus destinos? El capitán Montt pensaba modes­tamente de sí mismo precisamente aquello que desde ese momento obligaba á los demás á ele­varle con grande honor al alto.puesto en que desde hacía tiempo se deseaba verle colocado. ..

Page 198: La Revolución Chilena

20O G I L J U A N

Isidoro Errázuriz tomó en seguida la palabra» y después de pedir al secretario Valdés Vergara diera lectura al acta del Congreso Nacional y demás documentos relacionados con el pronun­ciamiento del 7 de enero y que fueron leídos en altavoz por el dicho secretario,pronunció un breve y elocuente discurso, exponiendo los deseos de la mayoría de los asistentes y la manera cómo, se­gún la opinión de éstos, quedarían satisfechas las aspiraciones de la opinión en lo referente á la organización de un gobierno provisional que con­sultara las necesidades de la administración in­terior y representación exterior del territorio do­minado por las armas constitucionales.

" Á juicio de la mayoría de los caballeros aquí presentes, dijo al terminar su discurso, y según los documentos á que se acaba de dar lectura, es el capitán Montt la persona designada para que coadyuve á la acción del Congreso á fin de resta­blecer el imperio de la Constitución, es á él á. quien con mejor derecho corresponde aquí el pri­mer puesto en el Gobierno, é interpretando no­sotros en su sentido natural la voluntad del par­lamento, es á él á quien debemos reconocer como jefe responsable de lajdirección civil y militar de la Revolución!

Page 199: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 2 0 1

"Los señores Silva y Barros Luco deben estar á su lado, es cierto, como representantes ó dele­gados natos de ambas Cámaras, pero de la natu­raleza de su mandato no se deduce que ellos ten­gan la responsabilidad del Gobierno, sino que sus ideas deben ser atendidas y tomadas en cuenta por el único al cual ha sido confiado el mando por la voluntad expresa de los representantes del pueblo.

"Esto es lo que nos dicen los documentos á que se acaba de dar lectura, y fundándome en su letra y en su espíritu, yo hago indicación para que se organice una Junta de Gobierno en la que figure el capitán Montt como jefe del Poder Eje­cutivo y cuyos actos sean refrendados por secre­tarios de Estado responsables, de la misma ma­nera que la Constitución lo estatuye respecto del Presidente de la República y sus Ministros. Por lo que toca á los señores Silva y Barros Luco, ellos deben formar parte de dicha Junta de Go­bierno, como consejeros del jefe del Poder Eje­cutivo, quien en este caso no podría proceder sin oír previamente su opinión. De esta manera, aceptada esta indicación, se interpretaría fielmen­te la voluntad del Congreso Nacional y se organi­zaría un Gobierno regular que daría satisfacción

Page 200: La Revolución Chilena

2 0 2 Gil. JUAN

pronta y plena á las aspiraciones de la opinión pública á este respecto..!

Las palabras de Isidoro Errázuriz colocaron la cuestión en su verdadero terreno y dieron en se­guida, como era natural, materia abundante para una discusión en que tomaron parte los señores Silva, Barros Luco, Walker Martínez, Valdés Versara, Valenzuela Day, Vergara Donoso, Vial Solar, Muñoz Hurtado, Délano y otros; soste­niendo unos la indicación formulada por Errázu­riz, y combatiéndola otros con las razones que en estos casos sugiere á los espíritus poco audaces el temor á todo cambio, á toda alteración sustan­cial de lo existente, cuyas consecuencias cercanas ó remotas no alcanza á divisar su perspicacia po­lítica.

Entre los argumentos que estos últimos hicie­ron valer, merece recordarse el de que el capitán Montt, en su carácter de jefe del Poder Ejecuti­vo, podía aparecer á la vista del pueblo con los atributos de un caudillo militar, personalizando en él una revolución que hasta ese momento se había vanagloriado de su impersonalidad, de no tener ni siquiera la etiqueta de un nombre propio, de haber sido desde su origen una verdadera re­volución de principios que ningún interés indivi-

Page 201: La Revolución Chilena

L A REVOLUCIÓN C H I L E N A 203

-dual había desnaturalizado ni empequeñecido ni aun en sus horas más difíciles y angustiosas.

L a palabra caudillo, lanzada así como una brasa de fuego en medio de la sala, hizo saltar de su asiento al coronel Canto y arrancó de su boca las frases de condenación con que tal vocablo debía anatematizarse en esos momentos y elimi­narse en absoluto en una discusión de esa natu­raleza.

"¿Se habla de caudillo ó de caudillos? dijo el ilustre vencedor de Pozo Almonte, ¿y quién sería el audaz, el temerario que con tal vergüenza pu­diera manchar nuestra revolución? El pueblo, se­ñores, tiene bastante buen sentido para ver la realidad de las cosas, y siendo así, ¿por qué en­tonces se pronuncia aquí esa palabra imprudente •que carece de significación entre nosotros? El ca­pitán Montt ni nadie puede ser caudillo ni apa­recer como tal á los ojos del pueblo; luego en­tonces, ¿por qué se arroja esta palabra en una reunión de hombres patriotas como esta? Siento, señores, que esta reunión, en la que debiera ha­berse producido ya la armonía de todas las volun­tades, se prolongue todavía sin haberse obtenido ese acuerdo. Esto es peligroso, y por ello me permito hacer indicación para que no nos mova-

Page 202: La Revolución Chilena

204 G I L J U A N

mos de este sitio antes de haber llegado á un acuerdo sobre el asunto en discusión.n

Las palabras del coronel Canto produjeron todo el efecto deseable, y á las cuatro de la tar­de, es decir, después de tres horas de discusión,, fué aprobada la indicación de Errázuriz con lige­ras modificaciones, nombrándose en seguida una comisión compuesta de Vergara Donoso, Vial Solar y Walker Martínez, para que redactaran un proyecto de estatuto, tomando como base las resoluciones de la reunión, y que someterían ese mismo día, á las ocho de la noche, á la aproba­ción de las personas presentes, que estarían á esa hora de nuevo reunidas en el mismo lugar.

La comisión nombrada se trasladó inmediata­mente á la casa de Isidoro Errázuriz y puso allí mano á la obra que se le había encomenda­do, redactando en las menos palabras posibles el proyecto de organización gubernativa, que des­pués, en la noche de ese mismo día, fué aprobado por la reunión y publicado al día siguiente en los periódicos de Iquique.

En la mañana del día 1 3 los señores Montt, Silva y Barros Luco, llamaron á su casa al señor Walker Martínez y le encargaron de la organi­zación del Ministerio ó personal de las secreta-

Page 203: La Revolución Chilena

L A REVOLUCIÓN C H I L E N A 205

rías de Estado, pidiéndole al mismo tiempo acep­tara una de ellas.

Walker Martínez aceptó el encargo y una hora después el Ministerio quedaba organizado con el señor Matta don Manuel Antonio, como secre­tario del departamento de lo Interior, Industria y Obras Públicas; con el señor Walker Martínez don Joaquín, como secretario del departamento de Hacienda; con el señor Errázuriz don Isidoro, como secretario del departamento de Relaciones Exteriores, Justicia, Culto é Instrucción Pública, y con el coronel Holley don Adolfo, como secre­tario del departamento de Guerra y Marina (i).

Desgraciadamente el señor Matta se hallaba en esos momentos en Copiapó, y como no era prudente exponerle, estando en tierra de la Dic­tadura, á los vejámenes que ocasionaría su nom­bramiento, se acordó que el cargo para el cual había sido elegido quedara sin proveerse hasta que el designado pudiera venir á Iquique.

De esta manera quedó felizmente solucionado este grave conflicto político que amenazó por un momento perturbar la armonía que hasta entonces había presidido á todos los actos de la revolución.

( 1) A p é n d i c e núm. 1 2 . — ( N . del E.J

Page 204: La Revolución Chilena

206 G I L J U A N

El pueblo y el ejército recibieron este cambio político con manifiestas demostraciones de ale­gría y entusiasmo, y la prensa de Iquique se hizo eco de estos sentimientos en artículos que no eran sino.el reflejo de la satisfacción pública, como se ve por las palabras que transcribo en seguida y con las que Javier Vial Solar saludó, al día si­guiente, desde las columnas editoriales dcLa Pa­tria, á la Junta de Gobierno recién organizada:

"Los decretos que publicamos el día de ayer y por los cuales ha quedado organizado el Go­bierno Provisional de la República, á la vez que manifiestan el espíritu severamente republicano de que se hallan animados los que hasta estos mo­mentos han dirigido la nobilísima y patriótica em­presa de devolver á Chile su libertad y sus leyes,, ponen también en evidencia cuáles son la fuerza y el vigor singulares de este movimiento de re­constitución política, personificado en cierto modo,, desde el día de ayer, en los distinguidos ciudada­nos que acaban de ser llamados á la alta dirección de los negocios del Estado.

" E l ilustre capitán Montt y sus dignos colabo­radores, los señores Silva y Barros Luco, después de haber llevado á feliz término la primera y gran jornada de esta guerra gloriosa, arrebatando á la

Page 205: La Revolución Chilena

L A REVOLUCIÓN C H I L E N A 20J

Dictadura sus más ricas provincias y destruyendo-en ellas hasta la huella de sus pretorianos y ver­dugos, han creído, con razón, que había llegado ya el momento oportuno para desprenderse de una parte de su poder y de su influencia y organi­zar en los territorios recientemente libertados un gobierno regular que, al mismo tiempo que satis­ficiese las necesidades de su administración, se acercara en cuanto las circunstancias lo permi­ten, á lo que determina nuestro régimen consti­tucional de Gobierno.

" E s un espectáculo verdaderamente digno de la gran causa en que actualmente se halla empe­ñado el país contra la Dictadura, el de esos tres patriotas, á quienes en los primeros y nebulosos días de la revolución se confiara la más alta mi­sión con que puede honrarse á un ciudadano,, descargándose ahora del pesado fardo de la irres­ponsabilidad que los escudaba en su camino, para buscar en las austeras formas del gobierno demo­crático la luz, el acierto y la fiscalización pública en todos sus actos.

"El ilustre capitán Montt y los señores Silva y Barros, podían, sin duda alguna, haber conti­nuado por algún tiempo todavía dirigiendo los negocios de la guerra y de la administración en

Page 206: La Revolución Chilena

208 G I L J U A N

la forma en que hasta ayer lo han hecho; pero su patriotismo, su desinterés y la conveniencia mis­ma de los intereses confiados á su dirección, les aconsejaban ya buscar un mejor camino para ser­virlos, y siguiéndolo han dado á sus conciudada­nos un alto ejemplo de sabiduría y discreción políticas.

" E l decreto que publicamos el día de ayer en nuestras columnas, por el cual se organiza una Junta de Gobierno con secretarios responsables que refrenden todas sus órdenes, corresponde ca­balmente á estos sentimientos é ideas en la forma más conveniente que podía adoptarse por ahora, dadas las exigencias de la guerra y la actual si­tuación del país.

"De igual modo, no es menos digno de aplauso el acertado criterio con que los miembros de la Excma. Junta han procedido á la designación de sus secretarios de Estado, buscándolos entre los hombres más patriotas, más ilustrados y res­petables que forman el núcleo del movimiento constitucional, y llamándolos á compartir con ellos las grandes responsabilidades del Gobierno.

"Los señores Errázuriz don Isidoro, Walker Martínez don Joaquín y Holley don Adolfo, de­signados respectivamente Ministros de Relacio-

Page 207: La Revolución Chilena

LA R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 209

nes Exteriores, de Hacienda y de Guerra y Ma-

rina, son, cada uno en su ramo, una especialidad brillante, que nadie puede desconocer, si sabe estimar el talento y el valer de los hombres.

»E1 señor Errázuriz ha desempeñado en otra época la misma cartera que ahora ha tomado á su cargo, dejando en los archivos de gobierno huellas luminosas de su sagacidad y talento. El señor Walker Martínez ha tomado parte impor-

tante durante los últimos años en casi todos los grandes y difíciles debates que han tenido lugar en nuestro país, así en la prensa como en el par-

lamento, sobre materias de hacienda, ilustrándolos con sus notables conocimientos prácticos y cien-

tíficos. El distinguido coronel Holley es una de las más notables personalidades de nuestro ejér-

cito, al frente de cuyas filas viene desempeñando desde hace algunos años los más importantes puestos.

"Los tres secretarios de Estado designados por la Excma. Junta, hacen, pues, honor á sus respec-

tivos puestos, y prestan al Gobierno provisional recién organizado, el triple prestigio de sus nom-

bres, de su inteligencia y de su acendrado patrio-

tismo.

"Obedecemos, por lo tanto, á un sentimiento Ч

Page 208: La Revolución Chilena

2IO G I L J U A N

de justicia y nos hacemos eco de la opinión pú­blica de todo el país, al celebrar con alborozado entusiasmo los decretos de nuestra referencia, que, estamos seguros de ello, al llegar al cono­cimiento de todos los buenos ciudadanos de la República, serán igualmente aplaudidos y cele­brados como una prenda segura del pronto resta­blecimiento del orden constitucional.

"Reciban los nuevos Ministros de Estado nues­tras felicitaciones entusiastas y cuenten en la la­bor gubernativa con el apoyo moral de la opinión pública, que estamos ciertos de interpretar fiel­mente desde estas columnas.u

Los miembros de la Junta de Gobierno, agra­deciendo estas espontáneas manifestaciones del pueblo y del ejército, quisieron corresponder des­de luego á ellas en una forma galante y sencilla, ofreciendo, el día martes 1 4 de abril, en la pinto­resca caleta de Cavancha, un espléndido almuer­zo á los miembros del Congreso residentes en Iquique, á los jefes de mar y de tierra que se ha­llaban en la plaza y á los vecinos más distingui­dos de la población.

Fué esa una hermosa fiesta, á que tuve el ho­nor de asistir, y en la cual los señores Montt, Silva y Barros Luco pudieron comprender y pal-

Page 209: La Revolución Chilena

REVOLUCIÓN C H I L E N A 2 1 1

par la atmósfera de afectuoso cariño que por to­das partes los rodeaba, abriendo á su acción patriótica los caminos de la fortuna y asegurán­doles el apoyo decidido del pueblo para todos sus actos.

Page 210: La Revolución Chilena
Page 211: La Revolución Chilena

X V

Lima, á 20 de junio de 1891.

DE S D E el día en que la junta de Gobierno quedó instalada en la forma definitiva de

que antes he hablado, los miembros de ella y sus secretarios de Estado, se consagraron con la acti­vidad más laudable á la organización de todos los servicios públicos, estableciendo las oficinas co­rrespondientes con su personal de empleados es­peciales para cada ramo, de manera que á los po­cos días la casa de Gobierno tenía el aspecto de un verdadero centro de actividad, de movimiento y de trabajo, que manifestaba por sí sólo las ven­tajas positivas del nuevo orden de cosas.

Page 212: La Revolución Chilena

2 1 4 G I L J U A N

L a administración propiamente política de las provincias libertadas, la reorganización del ramo aduanero y de la contabilidad de las arcas fiscales, el servicio diplomático con sus exigencias impos­tergables, todo, en suma, recibió la influencia bien­hechora de las disposiciones sabias y justas con que cada uno de los secretarios de la Excma. Jun­ta quiso y esforzóse en dar pruebas de su activi­dad é inteligencia.

Se vio de esta manera y en el seno mismo de la revolución, alzarse frente á frente del estado dic­tatorial, la bien concertada fabrica política del nuevo estado constitucional, haciendo contraste, por sus actos inspirados en la más elevada pru­dencia política, con el sombrío edificio donde aquél desde hacía tiempo escandalizaba al mundo con su corrupción y su impudencia.

Pero estos trabajos que debían en poco tiempo traducirse en la práctica en óptimos frutos para la causa de la revolución, no eran un obstáculo para que los miembros de la Junta de Gobierno consagrasen su preferente atención á dar impulso vigoroso á los negocios de la guerra, que, al con­trarió, parecieron desde esos días cobrar mayor actividad, mediante los nuevas fuerzas con que la organización política los secundaba y la colabo-

Page 213: La Revolución Chilena

LA REVOLUCIÓN C H I L E N A 21$.

ración personal más amplia llevada de este modo á los Consejos del capitán Montt y sus distingui­dos colegas.

El pensamiento popular y la energía que siem­pre lo acompaña, representados ahora de una ma­nera más directa é inmediata por los Secretarios de Estado en los Consejos de la Junta de Gobierno, hizo como era natural, que ésta aprovechara tam­bién mejor sus impulsos generosos y que no ha­llase á su alrededor sino facilidades mayores para el desarollo de su acción en todas las esferas de su providente actividad.

Realizadas con tanta felicidad las tres campa­ñas llevadas á cabo en Tarapacá, Antofagasta y Tacna, se pensó, pues, en emprender una nueva sobre la provincia de Atacama, de la cual llega­ban día á día á Iquique noticias favorables á la revolución, así del ánimo decidido de sus pobla­ciones para secundar un movimiento, como del es­tado de debilidad impotente en que los jefes de las guarniciones dictatoriales allí establecidas se hallaban desde hacía tiempo. • L a ocupación de Atacama por las fuerzas cons­

titucionales, se decía con justa previsión en los círculos militares de Iquique, á ia vez que daría ventajas económicas á la revolución, abriéndole

Page 214: La Revolución Chilena

?l6 G I L J U A N

una nueva vía á la frontera argentina, de la cual podría sacar recursos en un momento dado, y una ventaja política que consistiría en la mani­festación externa del desarrollo constante y pro­gresivo de la causa constitucional, produciría también y al mismo tiempo ventajas militares in­negables, cuales serían el acercar hacia el Sur el movimiento revolucionario aislado hasta esa hora en el Norte, poniéndolo más en contacto con las poblaciones cercanas al centro mismo de la dic­tadura y dándole, por fin, un punto de apoyo, desde el cual y á distancia de treinta horas sola­mente pudiera expedicionar con rapidez y faci­lidad sobre las plazas fuertes del enemigo.

No era conveniente, por otra parte, que el ejér­cito constitucional permaneciera por largo tiempo en el reposo é inactividad de las guarniciones, sa­bido como es, que nada hay que desmoralice tanto-al soldado como la vida ociosa de cuartel, y esta nueva campaña vendría felizmente á impedir esos inconvenientes, á la vez que á satisfacer la justa impaciencia de los que habían tomado las armas para vengar los agravios hechos á la patria y de­volverle su perdida gloria.

Estas razones justamente apreciadas en los Con­sejos de la Junta de Gobierno, hicieron que sus-

Page 215: La Revolución Chilena

L A REVOLUCIÓN C H I L E N A 21J

distinguidos miembros se dieran con toda activi­dad á la preparación de dos nuevas expediciones, la una á la provincia mencionada, con el grueso del Ejército, y la otra, organizada con un cuer­po ligero de tropas, que á bordo de dos transportes convoyados por el monitor Huáscar, operaría al­gunos desembarcos en los puertos y caletas del Sur, hostizando en ellos á los defensores de la ti­ranía y facilitando la deserción de los cuerpos de ejército forzados á su servicio.

En pocos días los preparativos para esta nueva campaña estuvieron terminados y fué dada la orden de embarcar las tropas de los distintos regimientos que debían marchar, produciendo en ellos un entusiasmo indescriptible, que era el mejor augurio de nuevos y gloriosos triunfos.

Situado á las puertas de la casa de Gobierno, yo pude ver ese día desfilar delante de los miem­bros de la Junta de Gobierno, los regimientos que partían. Una alegría radiante brillaba en los rostros de esos soldados que venían de sus campamentos del desierto, y cargaban sobre sus hombros el pesado equipo de campaña con la soltura de los veteranos del fuego y de la gloria. Más bien que á un campo de batalla, parecía que iban á una fiesta en que la felicidad y la alegría

Page 216: La Revolución Chilena

2l8 G I L I U A N

los esperaran para coronarlos de flores. Formados en columna, iban desfilando frente á nosotros con sus armas brillantes, como en una revista militar, y con ese aire de despreocupación del que ha vendido su vida á la fatalidad y no es ya absolu­tamente dueño de ella. Eran los vencedores de Pozo Almonte y los que vencieron siempre con su valor confiado y orgulloso. Cuando los últimos soldados pasaban ya, observé en el rostro del ca­pitán Montt un sentimiento de segura satisfacción que dejaba traslucir su pensamiento sobre lo que esperaba de esos soldados que iban á dar nuevas glorias á la causa constitucional.

Á las cuatro de la tarde de ese día todo el ejército expedicionario estaba ya embarcado en los transportes Aconcagua y Amazonas, y el ca­pitán Montt tuvo la galantería de invitarme á ir con él á bordo, para cerciorarse por sus propios ojos sobre la manera como se habían cumplido sus órdenes y saber si algo faltaba y que impi­diese la salida del convoy en la forma en que se había dispuesto.

En una elegante falúa, fui, en efecto, con los miembros de la Junta de Gobierno, á despedirme de los jefes que partían y desearles felicidad y gloria, y de esta manera tuve ocasión de obser-

Page 217: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 2 I < )

var, de más cerca todavía, él espíritu y el ánimo de los soldados. Todos los regimientos estaban formados sobre la cubierta de los transportes, y el capitán Montt fué revistándolos minuciosa­mente á medida que iban presentándole sus ar­mas. Luego, el jefe del Poder Ejecutivo de la Revolución, conferenció largamente con los ofi­ciales superiores, y se retiró en seguida satisfecho de la manera como todas sus disposiciones habían sido cumplidas. Cuando la falúa que nos condu­cía de nuevo á tierra alzó y abatió sus remos, las olas resonaron con los vivas entusiastas de los soldados y tripulaciones que desde á bordo daban su adiós de despedida á los miembros del Gobier­no revolucionario.

Los días que siguieron á la partida de la expe­dición, fueron, sin embargo, de ansiedad y de es-pectativa. Se creía, con razón, que esta nueva campaña recién iniciada, no encontraría en su marcha grandes obstáculos que vencer, como que se sabía ya de un modo cierto que las guarnicio­nes dictatoriales de Atacama no contaban con elementos bastantes para la resistencia; pero, á pesar de todo, ¡quién sabe lo que la suerte de las armas, en las que lo más seguro es siempre con­tingente, tenía ocultamente preparado á los expe-

Page 218: La Revolución Chilena

2 2 0 Gil. JUAN

dicionarios! Por vez primera, desde el día que ha­bía conocido al capitán Montt, notaba ahora en> su rostro, de ordinario tan severo y reposado, un. gesto de inquietud que revelaba cierta ansiedad en su espíritu.

Los diarios de Iquique habían publicado un. telegrama, enviado desde Valparaíso al Times de Londres, en el que su corresponsal viajero en Chile comunicaba á dicho diario que los caza-torpede­ros Almirante Lynch y Almirante Condell habían-salido del puerto de Valparaíso en busca de la escuadra revolucionaria. Por débiles é insignifi­cantes que se considerara á esos pequeños buques-de la escuadrilla dictatorial, ¿no podían con su an­clar rapidísimo sorprender durante la noche al convoy expedicionario, y producir, quizás, una tremenda catástrofe? Por otra parte, nadie podía aún saber de un modo cierto cuál era el poder efectivo de esas nuevas máquinas de guerra que-iban á ensayar por primera vez sus ponderados-elementos de destrucción. Si una terrible casua­lidad les permitía acercarse á los transportes del convoy, ¿no era fácil que se produjera el hundi­miento ó la pérdida de uno de éstos? La noticia, comunicada á Londres era motivo suficiente para mantener los ánimos en un estado de intranquili-

Page 219: La Revolución Chilena

L A REVOLUCIÓN C H I L E N A 2 2 1

dad que tenía fundamento serio, aunque cada cual tratase de disimularlo.

Al fin, el día 2 3 de abril, se recibieron en Iqui-que diversos cablegramas comunicados desde An-tofagasta, en los cuales se anunciaba el feliz arri­bo del convoy al puerto de Caldera; la ocupación de esta plaza por las fuerzas constitucionales; la toma de Huasco y Vallenar por los mismos; la si­tuación desesperada del enemigo sin retirada ha­cia el sur; y por fin, su desastrosa fuga hacia terri­torio arjentino, donde ¡ría á rendir sus armas al extranjero, de la misma manera que Camus des­pués de Antofagasta y Arrate después de Tac­na ( 1 ) .

Volvía, á repetirse con todos sus detalles lo que había sucedido en las campañas anteriores, y los ciudadanos de Iquique se preparaban á cele­brar con regocijos y fiestas este nuevo triunfo de la noble causa á que todos sin distinción se sen­tían asociados por los vínculos del patriotismo, cuando un rumor siniestro comenzó á circular por la ciudad, helando la alegría en todos los sem -blantes y produciendo luego un profundo senti­miento de desolación y de horror.

( 1 ) A p é n d i c e n ú m . 1 3 . — ( N . del E.)

Page 220: La Revolución Chilena

2 2 2 G I L J U A N

Las torpederas Lynch y Condell habían sor­prendido, á las h. 4 . 3 0 de la mañana del día 2 3 , al Almirante Blanco Encalada amarrado á una boya en el puerto de Caldera y echádolo á pique después de lanzar sobre su casco siete torpedos, pereciendo en la catástrofe varios oficales ditin-guidos y la mitad de la tripulación.

L a noticia de una gran derrota no habría pro­ducido en el público una consternación tan in­mensa. La pérdida del poderoso blindado era para la Escuadra de naturaleza irreparable; el sa­crificio de tantas é interezantes vidas llevaba el luto á doscientos hogares amigos; algunas de aquellas, como la del secretario Valdés Vergara, no tenían precio; pero el desastre tenía todavía mayor alcance á los ojos del pueblo.

Hasta ese día la Escuadra Constitucional ha­bía dominado el mar como señora absoluta; pero ahora, después de la experiencia del blindado hundido, ¿no debía temerse la repetición del de­sastre en iguales ó más tremendas proporciones? Todo era posible ya y la imaginación popular sobreexcitada en esos momentos daba proporcio­nes colosales á esas dos pequeñas máquinas de guerra que acababan de hacer su primero y te­rrible ensayo.

Page 221: La Revolución Chilena

I.A REVOLUCIÓN C H I L E N A 2 2 3

Felizmente vino pronto la calma á traer la reflexión á los espíritus conturbados. Los tele­gramas que luego dieron á conocer las circuns­tancias casuales que habían ocasionado la catás­trofe y los que en seguida trajeron los detalles del combate que esa misma mañana había tenido lugar entre el transporte Aconcagua y los dichos torpederos eran la mejor prueba de que éstos carecían, como buques de combate, del terrible poder que en el primer momento se les había atribuido ( 1 ) .

Un sentimiento más generoso y elevado sucedió entonces al abatimiento y postración de la pri­mera hora. Es verdad que la pérdida material que acababa de experimentarse era estimada por todos en su justo y exacto valor; pero ya no era esto lo que pricipalmente agitaba el sentimiento del pueblo, sino la significación del acto de audaz piratería llevado á cabo contra la mas gloriosa de las naves de la República.

Hasta entonces se había creído que los jefes de la escuadrilla dictatorial serían capaces de inten­tarlo todo menos un ataque sorpresivo con tor­pedos á los blindados de la escuadra, que sim-

( 1 ) A p é n d i c e n ú m . 1 4 . — ( N . d e l E . )

Page 222: La Revolución Chilena

224 G 1 L J U A N

bolizaban el honor y la gloria de Chile. Sobre sus gloriosos mástiles habían tremolado durante veinte años las banderas de la patria; sobre sus cofas se habían batido en cruenta guerra los tira­dores de sus heroicas guarniciones; sobre sus viejos puentes había corrido en luchas históricas la san­gre generosa de los defensores de la honra nacio­nal. ¿Cómo era, pues, posible que ningún ciudada­no chileno se atreviera á tanto crimen? No podía imaginarse siquiera, y adormecidos en esa con­fianza, los jefes de la revolución, habían mas de una vez desechado la idea de ir á Valparaíso y hundir en el mar, como fácilmente habían podido hecerlo, á esos pequeños barcos en reparación.

Este género de reflexiones, desviaba el senti­miento público del curso de sus primeras impre­siones y la cólera y la indignación enardecían el ánimo popular.

Era necesario castigar el crimen, y se vio en­tonces operarse en todas las clases sociales un movimiento ardoroso en beneficio de la causa para todos tan querida, que vino á dar nuevo vigor é impulso á la revolución. En todas las po­blaciones ocupadas por las fuerzas constituciona­les, los comerciantes, los industriales, los mine­ros, los trabajadores, sentían la necesidad de

Page 223: La Revolución Chilena

L A REVOLUCIÓN C H I L E N A 225

vengar lo que por ellos era estimado en justicia •como un gran ultraje inferido á la marina y al honor de Chile, y dejaban sus trabajos y faenas •é iban á buscar un puesto en las filas del ejér­cito. De las poblaciones de la costa como de las villas y caseríos del interior, de los asientos agrícolas y mineros como de las oficinas de la pampa, llegaban diariamente los abnegados vo­luntarios. Nuevos y nuevos regimientos se for­maban con ellos, y nadie quería dejar de tener un fusil ó manejar una espada, para asegurar el éxito de su causa. La pérdida del Blanco Enca­lada produjo en este sentido un gran bien que indemnizaba á la causa constitucional de las con­secuencias materiales del desastre que acababa de sufrir.

Al mismo tiempo que esto sucedía, llegaban á Iquique algunos de los principales personajes de la revolución que hasta entonces habían perma­necido en Buenos Aires esperando un momento y una ocasión oportuna para ir á prestar sus servicios en el mismo campo de las operaciones.

Eran hombres de notable inteligencia, de ca­rácter enérgico y decidido y de elevada posición social y política, que, no habiendo encontrado hasta esa hora facilidades para trasladarse al nor-

Page 224: La Revolución Chilena

226 G I L J U A N

te y correr allí la suerte desús hermanos en ideas habían permanecido en la capital del Plata coad­yuvando desde lejos á la obra de la redención de su país, hasta que, una vez abierto para ellos el camino que les permitía dar esa noble satisfac­ción á sus sentimientos patrióticos, habían hecho la larga peregrinación á través de las cordilleras, para venir á reunirse con sus compañeros de luchas y de sacrificios.

L a revolución recibía con este nuevo y valioso contingente de elevadas personalidades un va­liosísimo refuerzo.

Manuel José Irarrázava!, el gran repúblico y notable estadista, á quien se debiera en mucha parte la enérgica dirección del movimiento polí­tico que produjera el pronunciamiento del 7 de enero; Ventura Blanco, el distinguido hacendista que en las últimas sesiones del Parlamento hiciera la autopsia, por decirlo así, de la época de ver­gonzoso despilfarro de la última administración y pusiera de manifiesto ante sus colegas de la Cámara de Diputados el abismo financiero á que el Presidente Balmaceda arrastraba el país; En­rique Mac-Iver, el notable orador que en una de las sesiones borrascosas de la Comisión Conser­vadora había arrojado al rostro de los que pre-

Page 225: La Revolución Chilena

I.A REVOLUCIÓN C H I L E N A 227

paraban el reinado de ta tiranía, la verdad igno­miniosa de sus planes liberticidas; éstos y los-demás que los acompañaban, habrían natural­mente de ocupar en adelante un lugar prominen­te en los consejos de la Junta de Gobierno y y contribuir por modo eficacísimo á la dirección-de los acontecimientos.

Con estos sucesos quedaba terminada, por de­cirlo así, la primera jornada de la revolución, ó-lo que es lo mismo, el período heroico de esta gran epopeya republicana, durante el cual el atre­vimiento, la audacia y las incontenibles esponta­neidades del patriotismo, hacen surgir del caos político y dan cuerpo y vida al pensamiento sal­vador de la democracia chilena.

Page 226: La Revolución Chilena
Page 227: La Revolución Chilena

X V I

Lima, á 27 de julio de 1801.

ON la ocupación de la provincia de Ataca-ma por las fuerzas constitucionales y la

reorganización del Gobierno político en los ter­ritorios libertados del yugo de la dictadura, se abre para la revolución, como he dicho anterior­mente, un nuevo período, en que una inacción aparente, una especie de tregua forzada, suceden al estrépito de los combates, al sordo rumor de los regimientos en marcha, al recuento de los muertos y de los heridos, á las relaciones de en­cuentros y de batallas, y á las acciones de gracias después de las victorias.

Page 228: La Revolución Chilena

2 3 0 G I L J U A N

El observador lejano de la contienda espera •en vano de un momento á otro la noticia de un nuevo y terrible choque entre ambas fuerzas enemigas, y su curiosidad, acostumbrada á los su­cesos de sensación, ora se finge un atrevido avance •de las guarniciones de Atacama hacia los valles de la Serena y de Coquimbo, ora una sorpresa de la escuadrilla dictatorial á alguno de los blin­dados constitucionales, ora un desembarco de tropas balmacedistas en alguna de las caletas del norte, ora un ataque al puerto de Valparaíso por ¡as naves de la escuadra, etc., etc,; pero nada •de esto sucede, y el que mira de cerca el desarro­llo lógico de los acontecimientos sabe perfecta­mente que nada de ello puede tampoco suceder.

El dictador conoce demasiado bien que toda •tentativa de ataque por su parte, no produciría otro resultado que dar nuevos y fáciles y seguros triunfos á sus enemigos, y éstos comprenden á su vez que necesitan acumular aún mayores ele­mentos de combate para ir á buscar á la fiera en

:su guarida y cazarla en sus dominios ó espantar­la lejos de ellos.

Es un período de aparente inacción, repito, pero en realidad de enérgica concentración y pre­paración de fuerzas, durante el cual el uno y el

Page 229: La Revolución Chilena

L A REVOLUCIÓN C H I L E N A 2$l

otro permanecen como dos colosos, desafiándose desde lejos con la mirada y sin poder salvar la distancia que los separa.

Una situación de esta naturaleza, completa­mente despejada, en que el humo del combate no oculta ya tras de sus blanquecinas nubes las fuerzas de cada uno de los beligerantes, me per­mite, pues apreciar, sin ilusiones ni falsas pers­pectivas, el poder de cada cual, lo que cada uno de ellos ha ganado ó ha perdido en cuatro meses de terrible lucha, y por ello, predecir, sin darme los aires de profeta, de cuál de las dos fuerzas rivales será el triunfo definitivo, ó, lo que es lo mismo, quién regará mañana con la sangre de los vencidos en la final batalla el árbol de la paz y de la prosperidad de Chile.

Desde luego conviene tener presente, para apre­ciar con exactitud el estado actual de cada uno de los bandos enemigos, que desde los últimos acon­tecimientos militares, la tierra chilena ha quedado claramente dividida en dos grandes porciones, ó, mejor dicho, en dos estados distintos, con sus deslindes ó fronteras bien determinadas, sus go­biernos políticos perfectamente autónomos, su administración, sus rentas y su ejército absolu­tamente independientes el uno del otro.

Page 230: La Revolución Chilena

232 G I L J U A N

Desde la punta de Sama hasta los valles de-Huasco y de Vallenar inclusives, la Junta de Gobierno rige con sabio y prudente imperio la. región de los desiertos y de los oasis, cuyos ha­bitantes robustos y vigorosos arrancan á sus are­nas y sus cordilleras los dos tercios de la renta fiscal de la república. Esa población numerosa se siente feliz por haber sacudido el yugo de la dictadura, y, con sus hábitos de independencia y de libertad personal, mira como el mejor de Ios-bienes el que el ejército de la banda roja le ha devuelto con el acero de sus cañones y las afila­das puntas de sus bayonetas. Cada uno de esos hombres es un soldado que no espera sino el to­que de llamada para acudir á los cuarteles, y co­mo el dinero no falta en las arcas gubernativas-ni la decisión y la energía en ellos, pronto for­marán todos en el gran ejército. En hombres y dinero el estado constitucional cuenta con los elementos necesarios para inclinar de su lado la indecisa balanza del destino.

El Gobierno dictatorial, por su parte, es cierto-que extiende sus dominios sobre la región más considerable del país, habitada por una pobla­ción mucho más numerosa que la de las provin­cias del norte. Es verdad que dentro de la zona

Page 231: La Revolución Chilena

L A REVOLUCIÓN C H I L E N A 233

que ocupa con sus armas se encuentran las ciu­dades más ricas y opulentas y las propiedades agrícolas y los establecimientos industriales más valiosos. También es cierto que la importancia política de las provincias á él sujetas, es en los tiempos ordinarios muy superior á las de la re­gión del norte. Pero á todo esto debe observarse que el régimen de gobierno que impera allí, el régimen de la fuerza bruta ahogando todas las manifestaciones de la individualidad y estre­chando como en prisiones de hierro todas sus energías, hace que estos poderosos elementos no tengan en el hecho su valor aparente ni pue­dan ser aprovechados por la dictadura en las ac­tuales circunstancias.

El observador imparcial que estudia con aten­ción este aspecto, el más interesante sin duda de la lucha, mientras ve en las provincias sometidas á la dictadura una población humillada y exas­perada, en cuyos centros sociales el motín, el complot y la conjuración trabajan en la sombra por arrojar de sus espaldas el peso abrumador de la tiranía que las esquilma y las agota, no pue­de menos de conceder una efectiva superioridad á las fuerzas, más reducidas es cierto, pero más homogéneas y enérgicas, que obedecen á la Junta

Page 232: La Revolución Chilena

234 G I L J U A N

<ie Gobierno, en cuyos territorios no existe sino un solo sentimiento que las impulse y una sola aspiración que las anime en la reconquista de la independencia y de la gloria de la República.

Por otro lado, si se ve quiénes son los hom­bres encargados, en una y otra parte, de dirigir estos elementos de acción, de aprovecharlos en el sentido de sus contrarias aspiraciones y de im­pulsarlos á la consecución de los fines persegui­dos por cada cual, la solución del gran problema se presenta con mayor claridad aún y las ven­tajas con que cuenta á su favor uno de los beli­gerantes se hacen más sensibles al ojo del obser­vador.

En efecto, ¿quiénes son esos políticos de gran carácter y de notable inteligencia, esos generales de probado valor, esos estratégicos de grandes conocimientos, esos hombres, en suma, que ro­dean al tirano, obedecen sus mandatos, sirven sus caprichos y podrían asegurarle el día de ma­ñana en los campos de batalla el éxito de la lu­cha final y sangrienta?

Ahí está con él Julio Bañados Espinosa, su alter ego y algo así como una falsificación intelectual y moral de su persona, con sus ligerezas incorregi­bles, sus audacias inconscientes, sus charlatane-

Page 233: La Revolución Chilena

L A REVOLUCIÓN C H I L E N A 235

-rías ignorantes, sus suficiencias inconcebibles; es­pecie de sastrecillo remendón siempre dispuesto á hacer lo cjue se le pide: una levita, una casaca mi­litar, una sotana, todo mal hecho, es cierto, pero á su juicio, magnífico, inimitable. Algunos de mis lectores le conocen y saben que ha escrito sobre todos los ramos del saber humano, sobre política, sobre educación, sobre economía política, sobre artes y literatura sobre filosofía y sobre higiene, sobre medicina y matemáticas, sobre todo, y con •sólo la ayuda de dos ó tres diccionarios enciclo­pédicos. Es una maravilla digna de ser adorada por los sabios del siglo. Y como ha escrito, así ha hablado en el parlamento chileno y así ha ser­vido fielmente á Balmaceda en todas sus locuras haciéndose su hombre necesario en todo y en las más difíciles circunstancias. Ahora habla y escri­be sobre ciencia militar, cita de memoria al gran Federico é indudablemente, ante el criterio de Balmaceda, es el hombre que puede darle la vic­toria.

Al lado de Bañados está Domingo Godoy, de quién el mismo Bañados habla entre sus íntimos, como de un hombre dominado por el jugo ar­diente de Baco, y que, después de haber repre­sentado en los primeros días de la dictadura el

Page 234: La Revolución Chilena

236 G I L J U A N

papel de verdugo mayor, impulsando al dictador en todas las medidas de crueldad y de violencia con que éste inaugurara su período terrible, ahora no tiene otra importancia en les consejos de Go­bierno que la del machete gastado y mellado en fuerza de haber estado podando de día y de noche en la encina secular de las instituciones de Chile-

Siguen en importancia á éstos, Manuel Arísti-des Zañartu, que ha redactado para satisfacción de su amo y señor un proyecto de banco de Estado,, por el cual todas las fortunas particulares del país-irían á empozarse en las arcas de la dictadura, de modo que ésta pudiera distribuirlas en la forma más adecuada á sus sombríos planes de domina­ción; Acario Cotapos, el viejo bufón de lenguagc-grosero, que mejor que ningún otro de sus cole-gas.y amigos ha sabido llenar su grueso vientre-con las sobras y'"migajas de las fiestas de palacio;,: Nicanor Ugalde, el robusto engordero, que un aficionado á los recuerdos bíblicos tomaría por una de aquellas siete vacas gordas de Egipto que asombraron al Faraón después de los años de es­terilidad porqué había pasado su imperio; Ismael1

Pérez Montt, el hombre de cerebro de suela, como se le llama, y que estaría tan bien de portero de una oficina plumereando muebles y paredes como-

Page 235: La Revolución Chilena

L A REVOLUCIÓN C H I L E N A 237

de Ministro de Estado poniendo su garabato al pie de los decretos de la dictadura, y, por fin, José Miguel Valdés Carrera, á quien cualquiera toma­ría por el jefe de una banda de beduinos y que realmente por sus actos podría serlo.

Estos son sus políticos mas distinguidos, los que tienen asiento en sus consejos, los que secun­dan directamente sus acciones y con los cuales cree poder sostenerse largos años sobre el solio de su insensata omnipotencia.

Ahora bien, sus generales, sus hombres de gue­rra no valen más que sus políticos. Velazquez, que manifestara dotes distinguidas en la pasada guerra del Pacífico, enfermo y desengañado, se esconde ahora en su casa sin atreverse á abando­nar el mal camino en que su mala estrella lo com­prometiera en los primeros días de la dictadura; Barbosa no es mas que un cerbero fiel de la persona del tirano, que engorda en las antesalas, considerándose feliz con que éste crea en su leal­tad de genízaro y pague á precio de oro sus hu­mildes servicios; Alcérreca estrellará su redonda cabeza contra un muro en el momento en que se le ordene hacerlo, pero sus conocimientos mili­tares no salvarán al régimen imperante el día en que él ordene ó mande una batalla. Los de-

Page 236: La Revolución Chilena

238 Gil, JUAN

más jefes ú oficiales no valen más que los nom­brados y seguramente menos que éstos.

Hé aquí los hombres de la dictadura. Groseros ó ignorantes, torpes ó malvados, más bien que Ios-sostenedores del edificio político á que han unido su suerte con la fe musulmana de su abyección, parecen los roedores que minan su base sin alzar­se más arriba de ella. Esto pinta mejor que cual­quiera otra cosa la soberbia loca del hombre que cree poder sostenerse sobre ese cimiento de de­leznable arcilla.

Durante mi corta estadía en Santiago tuve ocasión de hablar y conocer de cerca á algunos de ellos, y formarme de su competencia el juicio que he expresado y en el cual me han confirmado sus hechos de cada día. Bañados, Godoy, Pérez Montt, Barbosa, Alcérreca y demás, ¿puede ha­blarse seriamente enumerando sus nombres é imaginando que ellos pueden serlos triunfadores ele mañana? Sólo el desprecio más profundo por la naturaleza humana ha podido hacer que el dic­tador de Chile se sienta bien con tales colabo­radores y crea que con ellos, como con cuales­quiera otros, puede sostener su omnipotencia.

Siguiendo ahora el desarrollo del paralelo que he venido estableciendo entre los elementos con

Page 237: La Revolución Chilena

L A REVOLUCIÓN C H I L E N A 239

que cuenta cada uno de los partidos beligerantes, véase quiénes son los que secundan los esfuerzos patrióticos del ilustre capitán Montt y de los se­ñores Silva y Barros Luco, en la gran tarea de lo que con razón se ha llamado la segunda inde­pendencia de Chile.

En una hermosa fotografía reproducida en Li­ma y que en estos momentos llama ia atención de todos los paseantes de la calle de Mercaderes, se ven las figuras agrupadasde esos hombres dis-dinguidos, de esos políticos y de esos guerreros, cada uno délos cuales tiene en la historia de su país una página brillante donde se hallan escritos sus grandes servicios á la patria}-' á la libertad.

En medio de ese grupo y en el segundo plano del cuadro, detrás de los miembros de la Junta de Gobierno, se ve la noble y caballerezca figura de Manuel José Irarrazával, el más notable de los estadistas de su país.

Desde los albores de su juventud se le admiró en el parlamento chileno como á un hombre ca­paz de llevar á cabo las más audaces y grandes empresas. Nutrida su inteligencia en los conoci­mientos más vastos de derecho público y eco­nomía social, alentado su corazón por un amor ardiente y apasionado á los principios fundamen-

Page 238: La Revolución Chilena

24O G I L J U A N

tales del verdadero gobierno democrático, y ayu­dado en sus empresas políticas por una voluntad de hierro y capaz de vencer todo género de obs­táculos, ha sido durante los últimos veinte años el apóstol incansable de todas las grandes refor­mas liberales que han sido llevadas á la práctica en la legislación de su país. Entre los estadistas sud-americanos, no conozco otro que posea en el grado que él las dotes del gobierno y de la admi­nistración.

En el grupo de patriotas que organizaron el pronunciamiento del 7 de enero y dieron forma y vida á la oposición militante de esos días, Ira-rrázaval figura como el primero entre ellos. Antes de él la debilidad y la vacilación mantienen sus­pensos los ánimos é indecisas las voluntades, pero llega él á ocupar su puesto, toma en sus manos la bandera, y todos le siguen y la revolución se or­ganiza. Por eso, en el puesto que ahora ocupa en la Junta de Gobierno, su nombre es una garantía del éxito final de las operaciones.

Al lado de Irarrázaval se ven en el cuadro las figuras de Isidoro Errázurizy de Joaquín Walker Martínez. ¿Quién que haya seguido con -interés el desarrollo político de Chile no conoce el nom­bre popular de Errázuriz, el orador brillante, apa-

Page 239: La Revolución Chilena

l.A REVOLUCIÓN C H I L E N A 2 4 I

sionado y turbulento de los grandes debates par­lamentarios de los últimos treinta años, el escritor y el periodista de las grandes frases y de las sá­tiras temibles, el hombre, en suma, que ha agitado cien veces alrededor de su personalidad todas las pasiones encendidas de la vida parlamentaria? Del mismo modo, ¿quién en Chile y en la Argen­tina ó en el Perú no ha oído hablar de Walkér Martínez, el joven caudillo conservador, cuya vo­luntad siempre pronta para la acción y cuya in­teligencia extraordinaria le han conquistado una situación envidiable entre los hombres públicos de su país? Estos dos hombres, separados durante largos años y alejados el uno del otro por la dis­tancia de sus opiniones, son hoy día, unidos en unos mismos esfuerzos y aspiraciones patrióticas, una verdadera potencia al servicio de la revolu­ción.

Errázuriz, Walker Martínez é Irarrázaval tie­nen en la Junta de Gobierno la dirección política de los acontecimientos, y á fe que ésta no podría estar en manos más firmes y más seguras.

En el mismo cuadro y en compañía de los an­teriores están el general Urrutia y los coroneles Holley y Canto, tres personalidades distinguidas del antiguo ejército de Chile. Cada uno de ellos

16

Page 240: La Revolución Chilena

242 Gil. JIJAN

ha -ganado sus galones lejos de las antesalas de Ios-gobiernos y su historia se confunde con la de los hechos más gloriosos de las campañas de la Re­pública. Se puede, por lo tanto, tener fe en su valor y en su pericia y descansar en la confianza de sus brillantes dotes militares.

Si se hace una comparación entre las persona­lidades que tienen la dirección política y militar en uno y otro partido, no puede, pues, ponerse en duda un momento la superioridad inmensa con que cuenta en su favor la causa de la libertad y del derecho, y que le da todas las probabilidades del triunfo final y decisivo.

Por otra parte, á medida que el tiempo avanza y que los acontecimientos se acercan, estas dife­rencias que hemos establecido se acentúan más y más, dándonos la razón en todas nuestras apre­ciaciones.

En la atmósfera turbia y cargada donde res­pira la dictadura, cada día, en efecto, se hacen más débiles é ineficaces los medios de que ésta se sirve para robustecer su poder.

L a crueldad de los castigos, la tenacidad en las persecuciones, la violencia contra las perso­nas y las cosas no consiguen ya amedrentar los

Page 241: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 243

espíritus ni contener en su desarrollo los gérme­nes de disolución que por todas partes minan y trabajan sin cesar el edificio, sino que, al contra­rio, parecen darles mayor fuerza en la resistencia hasta ser ésta considerada por todos como el gran deber que el ciudadano está obligado á cumplir para con su patria.

El sacrificio, la muerte misma, no importan ya, si son necesarios y si la conciencia los pide como una ofrenda terrible. Los sargentos de la cons­piración de Santiago atraviesan sonrientes en la mañana de su martirio los patios de la cárcel penitenciaria, y saludando gallardos y triunfan­tes á sus compañeros de prisión que se despi­den de ellos con lágrimas en los ojos, suben al patíbulo y gritan que mueren por la libertad de su patria. Los marineros de la Guale, de pie sobre el banquillo, rompen con sus manos las toscas camisas que cubren sus cuerpos, y antes de ser traspasados por el plomo homicida, arrojan los pedazos al pueblo, exclamando que no quie­ren llevar al sepulcro nada de lo que les ha sido dado por el dictador. Ricardo Cumming oye se­reno é impasible en su celda de prisionero la sentencia de su asesinato, conversa en seguida

Page 242: La Revolución Chilena

244 G i l . J U A N

con sus compañeros sobre el próximo triunfo de la libertad, se siente feliz porque piensa que su sacrificio será útil á la causa por la cual expuso cien veces su noble vida, y sube al cadalso con los ojos fijos en la visión cercana de su apoteosis y de su gloria. Todos los que van al tormento ó á la muerte ya no se quejan ni inclinan sus altivas cabezas, sino que, antes bien, parecen ir á cobrar una deuda que á corto plazo les será pagada.

Entretanto, estas escenas luctuosas, cuyos ecos llegan hasta el Norte á conmover todas las fibras más hondas del sentimiento y del patriotismo, no hacen sino avivar más y más la energía y la acti­vidad de los amigos de la libertad. Cumming ha muerto en el patíbulo, los marineros de la Gua­le han pagado con la vida su generoso atrevi­miento, los sargentos de Santiago han sido inmo­lados por el tirano... Estos hechos, circulando de boca en boca entre la multitud y en las filas del ejército, arrancan á todo hombre de corazón un juramento de venganza y obligan á la Junta de Gobierno á apresurar los preparativos para la próxima jornada. Se habla ya no solamente de ir á Chile á salvar su Constitución y sus leyes, sino también de vengar !a sangre de los mártires de la patria. Cada día que pasa, se dice, es una con-

Page 243: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 245

cesión que se hace á la dictadura para que satis­faga su sed de sangre y de crímenes.

Por esto, desde Tacna á Vallenar, de todas las poblaciones y de todos los lugares del interior se ven llegar diariamente á los cuarteles de la costa nuevos y numerosos voluntarios que vienen á pe­dir un fusil ó una espada. Desde el día 3 de julio, en que el vapor Maipo amaneciera en la rada de Iquique con el valiosísimo cargamento de per­trechos de guerra enviado de Europa por los ac­tivos agentes de la Junta, hasta la fecha en que redacto estas ligeras líneas, esa emigración de hombres ha venido aumentando día á día. De esta manera el ejército constitucional ha podi­do triplicar su número en corto tiempo y orga­nizarse y disciplinarse como un ejército de línea, que nada debe temer de los que mañana quieran cerrarle el paso en su marcha gloriosa y triun­fante.

Todo se halla, pues, preparado y los días dé­las justas venganzas se acercan. La dictadura con-su cortejo infame de abominaciones y de críme­nes, ha podido vivir ocho meses apoyada en la fuerza bruta de sus bayonetas y en medio de una población inerme y desgraciada; pero, ¿seguirá vi­viendo el día en que sus guardias pretorianas-

Page 244: La Revolución Chilena

246 C I L J U A N '

vean avanzar hacia ellas á los vengadores de la ley, á los defensores del pueblo, á los instrumen­tos de la justicia de Dios? Una mano de fuego escribe ya sobre los muros de la Moneda la frase bíblica que despertara un día al rey asirio del sue­ño de su embriaguez insensata.

Page 245: La Revolución Chilena

x v r r

Lima, á 20 de agosto de 1801.

A suerte ha sido arrojada. Los regimientos _1 j del ejército constitucional dejan ya sus

•campamentos y sus cuarteles para embarcarse en los transportes de guerra que viajan desde Iqui-que á Caldera y de Caldera á Huasco, y en pocos días más la expedición libertadora habrá salvado las fronteras y presentádose á las puertas mismas de la dictadura. Un viento de borrasca sopla del Norte hacia el Sur y yo veo desde Lima á esos de­fensores de la libertad, poner pie en tierra en una •caleta descuidada y solitaria para marchar en se-

Page 246: La Revolución Chilena

248 G i l . J L ' A N

guida con la fe fervorosa de su causa al combate y á la victoria.

Las candorosas ilusiones de la dictadura se han desvanecido, pues, para siempre. Desde los primeros días de la revolución ésta se había ha­lagado persistentemente con la idea de que los sublevados del Norte, como se les llamaba, ja­más intentarían llevar un ataque de frente contra las fuertes guarniciones estacionadas desde Co­quimbo hasta Lebu. ¿Con qué elementos bastante poderosos podrían intentar una tal aventura? Es­ta ilusión había persistido en los consejos del dic­tador hasta el último momento y como un hecho indiscutible y evidente.

Mientras el Gobierno, se decía en la Moneda con la seguridad de una convicción profunda, ten­ga un ejército respetable por su número, lealtad y disciplina, cuyas distintas divisiones puedan movilizarse en treinta ó cuarenta horas y operar su concentración en cualquiera de los puntos de la gran línea estratégica ocupada por los distintos cuerpos que las componen, los revolucionarios no cometerán la locura de venir á estrellarse fatal­mente contra las puntas de sus bayonetas y las bocas de sus cañones.

Podrían intentar tal vez algunos golpes de sor-

Page 247: La Revolución Chilena

l .A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 249

presa con ligeras expediciones de desembarco y para el fin de mantener la actividad de las opera­ciones y alentar el espíritu de resistencia de sus parciales; pero abandonar su campo de resisten­cia, dejar á Tarapacá, venir á la boca del lobo» ¿cómo, sin comprometer locamente su vacilante fortuna y sin perder en un día los resultados de tantos y persistentes esfuerzos?

Se comprendería que así obrasen después de ha­ber agotado todos sus recursos y sólo para poner término con un golpe de brillo á la comedia de la resistencia; pero tal cosa no es de esperar todavía mientras no hayan perdido la esperanza de una sublevación militar en el centro mismo del país.

Estaba tan arraigada y era de tal modo acep­tada esta ¡dea por los devotos y partidarios del Dictador, que ell?. era como el punto de partida de todos sus cálculos, como la base de todos sus proyectos, como el factor de todas sus alegres cuentas. Ellos no vendrán; ¿cómo vendrían?; es ab­solutamente imposible que tal intenten; no po­dría ocurrírselcs semejante locura; ¿no sería ello un sacrificio estéril seguido de su entrega incon­dicional?; se podría pensar en todo menos en eso... Con estas ú otras frases parecidas terminaba siem­pre toda conversación ó discusión al respecto.

Page 248: La Revolución Chilena

250 G i l . J U A N "

Si de cuando en cuando llegaba á sus oídos la grave noticia de que los sublevados del Nor­te habían recibido un cargamento de armas ó que las gestiones de sus agentes en Estados Unidos ó Europa para conseguirlas podían proporcionár­selas, esto no importaba, no tenía gran significa­ción ni podía alterar seriamente la situación en que ambos partidos se hallaban colocados.

L a cuestión, para los amigos de la dictadura, se resolvería tarde ó temprano, ó por una mediación diplomática que trajera al redil á los que de él ha­bían huido sin meditar bien en las consecuencias de su triste calaverada, ó por el tiempo, ese gran deshojador de ilusiones, que habría de trocar en amargos desengaños toda la pólvora gastada en la primera hora de la exaltación y del entusiasmo.

En uno ó dos meses más, por otra parte, el dictador tendría en el puerto de Valparaíso dos nuevos y poderosos barcos de guerra, el Presiden­te Errázurir: y el Presidente Pinto, y dos grandes

transportes, el Aquila y el Mapoclw, los que unidos al Imperial y las dos torpederas, le permitirían operar con ventajas contra la escuadra subleva­da y llevar á las mismas playas de Tarapacá un ejército poderoso y recuperar con su auxilio la parte perdida del territorio.

Page 249: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 2¡l

Estos buques, al mismo tiempo, podrían con la ligereza de sus cascos y el poder de su artille­ría, batir en detalle á los pesados barcos subleva­dos y destruirlos en poco tiempo, permitiendo al Gobierno hacer en seguida el bloqueo efectivo de toda la costa del Norte y rendir por hambre á los tales partidarios de una causa ya comple­tamente perdida.

El fin de la campaña estaba, pues, señalado, como próximo, cualesquiera que fuesen los ele­mentos que los revolucionarios acumulasen para su defensa, cualesquiera los medios de acción de que dispusieran, cualesquiera las resoluciones de que estuvieran animados. Relegados en un de­sierto y privados de todo medio de comunicación con el exterior, ¿quién ni cómo podría venir en su socorro? La solución del problema pertenecía indudablemente al tiempo y éste habría de favo­recer con ella al gobierno de Santiago que con­taba con recursos sobradísimos para sostenerse durante meses y años en el terreno que ocupaba.

A medida que los días pasaban, estas ilusiones se vigorizaban más todavía con las noticias que de Europa comunicaban al dictador sus activos agentes que allí vivían atareados en la obra sal­vadora para sus planes de la salida de los cruce-

Page 250: La Revolución Chilena

252 G I L J U A N

ros que á toda prisa se construían en los arsenales franceses.

El Presidente Pinto estaba ya casi terminado-y era cuestión de días su envío al Pacífico; el. Presidente Errdznriz, su gemelo, le seguiría en. un mes más; las gestiones hechas en Buenos Ai­res por el Ministro Vidal para la adquisición del Aquila llegaban á un resultado favorable; en. poco tiempo más, el dictador contaría, pues, con una verdadera escuadra que le permitiría dar gran, vigor y activo impulso á las operaciones.

EI mes de septiembre, por otra parte, agrega­ban, se acerca ya y con él la fecha de la transmi­sión del mando supremo, que permitirá, en el peor de los casos, abrir con los revolucionarios-nuevas gestiones de paz, en las que estos se apresurarán seguramente á aceptar lo que hasta ahora su orgullo ó la naturaleza de la causa que defienden les obliga á rechazar como un don de las manos de Balmaccda.

El heredero del dictador es un político que no exigirá de ellos otra cosa que la sumisión al gobierno legítimo del país, que el desarme en homenaje al principio de autoridad que ha he­cho feliz á Chile durante el espacio de medio siglo. Ellos se han alzado con las armas en la

Page 251: La Revolución Chilena

I.A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 253

mano contra ese principio, comprometiendo el •orden, la paz y la felicidad del Estado; con ello han cometido indudablemente, no sólo una gran falta, sino el mayor de los crímenes contra la pa­tria; pero todo eso puede aún perdonarse en be­neficio de esos mismos y preciosos bienes. El heredero del dictador tiene en sus manos el velo del olvido generoso con que pueden cubrirse las grandes faltas, y la magnanimidad sin tasa ni medida es una de las virtudes cívicas del nuevo mandatario.

Leyendo la prensa dictatorial de esos días, se ve cómo estas razones inspiraban el criterio de los parciales de la dictadura, de qué manera sos­tenían su convencimiento de que no podrían ser jamás vencidos, y cómo la partida que se jugaba desde hacía más de siete meses de sangrienta lu­cha habría de ser al fin ganada por ellos.

Los diarios de la dictadura en sus días lúci­dos, tenían á veces verdaderos arranques de ter­nura para con esos hijos descarriados de la pa­tria, para con esos pobres locos á quienes cegara en su criminal empresa una ambición insensata. ¿No son al fin chilenos como nosotros? exclama­ban; ¿no han nacido en este mismo país que ahora en su demencia tan cruelmente agravian?

Page 252: La Revolución Chilena

254 G I L J U A N

Se les puede, pues, perdonar todavía su gran falta y recibirlos en el seno de la patria como al hija pródigo en la casa paterna.

Luego, esa misma prensa hacía pintorescas descripciones de la situación desesperada en que se hallaban esas pobres gentes del Norte, reduci­das á los últimos extremos del hambre y de la miseria.

No podía, por consiguiente, creerse ni imagi­narse siquiera que los que, por un capricho de la fortuna, habían vencido en Pisagua, San Francis­co, Pozo Almonte, Iquique, Antofagasta, Arica y Caldera, pretendieran violentar al destino é intentar un ataque serio contra el aguerrido y numeroso ejército, que desde Coquimbo hasta Lebu, guardaba las fronteras de la dictadura y ocupaba todas las poblaciones y ciudades some­tidas á su vasto imperio.

El dictador, como he dicho, según el criterio de sus partidarios, no tenía otra cosa que hacer que esperar y esperar, hasta que la revolución se devorara á sí misma, falta de recursos de subsis­tencia, y desengañada de su impotencia, viniera á solicitar un perdón generoso de sus locuras y grandes faltas.

Entretanto, ¡de qué manera tan distinta se veían

Page 253: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 255

las cosas en los campamentos de Tacna, Iquique, Antofagasta y Atacama!

Durante meses habían esperado armas y mu­niciones para armar un gran ejército, y ya éstas les habían llegado; con esos elementos de guerra habían calculado elevar sus fuerzas á una cifra bastante poderosa para ir á atacar á la dictadura en sus posiciones, y de todas partes acudían á las filas miles de voluntarios; teniendo armas y hom­bres miraban como segura la victoria, y ya era solo cuestión de días para ellos el ir á plantar sus banderas en los fuertes de Valparaíso y en las torres de Santiago.

L a idea del triunfo próximo enardecía los áni­mos y hacía que en los campamentos se esperara como un día de fiesta y de gloria aquel en que se les ordenara embarcarse y marchar.

La dictadura tenía, es cierto, un aguerrido ejér­cito, se decía; pero, ¿qué podrían esos pobres hom­bres arreados como bestias á los cuarteles, contra los voluntarios del Norte, dispuestos á morir en la demanda antes que permitir siguiera man­chando el honor y la gloria de la patria el mise­rable autor de tantas y prolongadas desgracias?

Los defensores de la tiranía podían, es verdad, oponerles un número de tropas muy superior al

Page 254: La Revolución Chilena

256 G I L J U A N

con que ellos irían á atacarla; pero, los hombres que tienen la conciencia de su derecho y que en cierto modo son los instrumentos de la justicia de Dios, ¿no pueden batirse uno contra dos y en el supremo esfuerzo duplicar la energía de su bra­zo y el aliento de su pecho?

Los enemigos de la patria, extendiendo sus le­giones desde Coquimbo hasta Arauco, estaban preparados para resistir el ataque en cualesquiera de los puntos de su vasta línea de defensa; pero, los soldados de la ley, ¿no contarían con la ven­taja de escoger el momento y el lugar del com­bate y aprovechar de esta circunstancia para de­cidir la victoria á su favor?

Si Balmaceda podía aumentar sus fuerzas marítimas y en cuatro ó seis meses tener en Val­paraíso los dos cruceros en actual construcción ¿por qué el ejército constitucional habría de es­perar á que el enemigo viniese con su escuadra improvisada á presentarle combate en las costas del Norte, y no iría inmediatamente á buscarle en el centro mismo de su orgullosa omnipotencia?

Así se hablaba en el Sur y en el Norte respecto á las probabilidas de una lucha próxima y defi­nitiva en las postrimerías del mes de julio, y ya vemos cuan lejos estaban de la verdad de la si-

Page 255: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A

tuación los que allá se adormecían con las ilusio­nes de su omnipotencia y qué fuerza moral em­pujaba á los de acá en su grande y gloriosísima empresa.

L a suerte ya ha sido arrojada y los regimien­tos del Norte van en marcha, sin que el rumor de sus pasos despierte de su letargo á aquellos á quién el destino parece haber cegado los ojos y adormecido los oídos para que no vean ni oigan su sentencia de muerte. Allá van sobre sus bar­cos de guerra, ¿y se quiere todavía un pronóstico más elocuente de los sucesos que van á realizarse? Todos los que de lejos contemplamos los preli­minares de este último cuadro del drama, esta­mos esperando anhelantes las noticias de cada hora y de cada momento, y, sin embargo, los par­ciales de la dictadura todavía duermen! La his­toria tomará más tarde en cuenta este hecho, tan­tas veces repetido en sus páginas, para caracte­rizar la verdadera fisonomía de la dictadura y explicarse su fatal derrumbamiento.

1 7

Page 256: La Revolución Chilena
Page 257: La Revolución Chilena

X V I I T

Escribo esta última página de mis impresiones á la luz de la nueva aurora que ilumina con sus brillantes y diáfanos colores el horizonte político de la América del Sur.

La democracia y la república no están perdi­das en América. Esos soldados heroicos que ayer, en las playas de Tarapacá, de Antofagasta y de Atacama, se embarcaban á bordo de los traspor­tes de guerra de la revolución, después de cortos días de anhelante expectativa han puesto pie en tierra en la solitaria bahía de Quinteros, para arrojarse en seguida, como una avalancha de hie­rro, sobre las numerosas huestes de la dictadura y arrollarlas en las alturas de Concón y despeda-

Page 258: La Revolución Chilena

2ÓO G i l . J U A N

izarlas en los campos de la Placilla (i). Chile se ha salvado y con Chile el porvenir de los demás estados sud-americanos.

Parece una fantástica leyenda ese paso del Aconcagua, á la vista y bajo los fuegos del ene­migo. Esos soldados, llevando en alto sus rifles y •sus municiones y cruzando el ancho río sin dis­parar un tiro hasta no llegar á la opuesta orilla, para lanzarse en seguida, como poseídos de una locura heroica, sobre las posiciones inexpugnables de sus adversarios, y alcanzar hasta las mismas bocas de sus cañones y arrollarlo todo á su paso, me hacen recordar los episodios más notables y culminantes de la guerra. Un gran pintor de ba­tallas no encontraría un tema más hermoso para ponderar en el lienzo lo que puede y á qué altu­ras alcanza el valor humano llevado sobre las ar­dientes alas del amor á la patria.

Luego, esa terrible marcha desde Concón á Quilpué y desde Quilpué á la Placilla, para obli­gar al enemigo á abandonar sus primitivas y atrincheradas posiciones... Los batallones fatiga­dos, insomnes y hambrientos caminan entre las sombras de la noche oyendo á sus espaldas los

( i ) A p é n d i c e n ú m . 1 5 — N o t a del Editor.

Page 259: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 2 Ó I

rugidos de las locomotoras, que pasan con la ra­pidez del relámpago llevando á sus adversarios nuevos y nuevos contingentes de tropas. Esos extraños ruidos de la noche, dicen ellos, son las últimas amenazas de la dictadura que pronto ahogaremos con nuestros brazos en su monstruo­sa garganta, y continúan marchando con la fe de la victoria en el día que va á amanecer. Siete días y siete noches caminan así, casi á tientas por en­tre yermos oscuros y senderos extraviados, pade­ciendo todo género de penalidades, pero sin des­mayar un punto en medio de la tremenda jornada, hasta que ven al enemigo y le contemplan como-las águilas á su presa. Esto da una idea del espí­ritu que los animaba y de qué modo la noción del deber estaba grabada en sus corazones de acero.

Por fin, llega el día 2 8 de agosto. El ejército-de la dictadura, fuerte de catorce mil hombres,, ocupa las alturas de Peñuelas, á cuyos pies está el caserío de la Placilla. Esa posición parece inex­pugnable y así la juzgan los que la han escogido y se creen allí seguros y de antemano vencedo­res. Pero no hay imposibles para el valor y el heroísmo. Los regimientos constitucionales avan­zan impávidos por el llano y comprometen la ba­talla al pie de las alturas. Durante dos horas las

Page 260: La Revolución Chilena

262 G I L J U A N

fuerzas de uno y otro bando avanzan bajo una lluvia de plomo hasta cruzar sus bayonetas cuer­po á cuerpo, éstos defendiéndose con una terque­dad sin nombre y digna de mejor causa, y aqué­llos arrojándose con valor desesperado sobre las posiciones enemigas. El destino de la guerra se mantiene, sin embargo, incierto durante una hora más todavía, y en toda la línea y en todos los sen­deros los soldados se estrechan, cada uno contra su adversario, sin ceder ni avanzar un punto en la lucha general y singular á la vez. Parece que el combate fuera á prolongarse así al través de todas las horas del día que avanza, cuando el co­ronel Canto arroja toda su caballería en masa so­bre las espaldas del enemigo, despedazando sus líneas y dispersándolas en completa derrota. Des­de ese momento toda resistencia es inútil y la dic­tadura ha muerto en un lago de sangre como había vivido.

Todos los hombres de libertad, todos los ami­gos de la democracia están de plácemes y cele­bran alborozados esta gran jornada del patriotis­mo. En Chile ha muerto la dictadura para no alzarse ya jamás y la ola de sangre en que ha sido ahogada ha lavado sobre la tierra chilena ocho meses de oprobios, de vergüenzas y de crí-

Page 261: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 263

•menes. Una nueva aurora de paz y de libertad brilla en el cielo, y á su hermosa luz, los hombres que no han desesperado del porvenir de la Amé­rica republicana, sienten robustecerse su fe en los gloriosos destinos del continente.

Page 262: La Revolución Chilena
Page 263: La Revolución Chilena

A P É N D I C E S

N Ú M E R O 1.

•>o^o>.

Be S a n t i a g o a l M a i p o

Iquique, Marzo ij de 1801.

S. D. GONZALO B U L N E S S a n t i a g o .

Q u e r i d o G o n z a l o :

C u m p l i e n d o c o n la p r o m e s a q u e te h i c e al sa l i r d e

S a n t i a g o y en los m o m e n t o s en q u e a b a n d o n a b a el

a m a b l e h o g a r d o n d e d u r a n t e s e s e n t a d ías e s t u v i é r a m o s

en rec lus ión severa , b u r l a n d o las a m e n a z a s de l t i rano

y e s t r e c h a n d o m á s y m á s los lazos d e n u e s t r a v i e j a

a m i s t a d , t o m o a h o r a la p l u m a , en esta c i u d a d l i b e r t a d a

p o r la i n d o m a b l e e n e r g í a d e nues t ros m a r i n o s y la he-

Page 264: La Revolución Chilena

266 G I L J U A N

r ó i c a fiereza d e nues t ros s o l d a d o s , p a r a re latarte las p e ­

r i p e c i a s d e m i v i a j e y e n v i a r t e u n s a l u d o d e h o m b r e

l ibre , á tí q u e aun te ves o b l i g a d o á refrenar entre l o s

m u r o s d e tu pr i s ión el v u e l o g e n e r o s o d e tus ideas y d e

tus s e n t i m i e n t o s .

C o m o d e a n t e m a n o e s t a b a c o n v e n i d o y s i g u i e n d o las-

i n s t r u c c i o n e s q u e t e n í a m o s d e la J u n t a R e v o l u c i o n a r i a

•de S a n t i a g o , el d ía lunes , 9 del c o r r i e n t e , á las diez d e

la n o c h e , s a l i m o s d e la c a s a d e T o r i b i o L a r r a í n , m o n t a ­

d o s en b u e n o s c a b a l l o s y l i g e r a m e n t e a p e r a d o s p a r a el

v ia je , J u a n d e D i o s V i a l G u z m á n , A d o l f o H u r t a d o L a ­

rraín, A l f r e d o V i a l S o l a r , un r o b u s t o v a q u e a n o y es te

tu a m i g o a fec t í s imo.

S e g ú n lo p r e v i a m e n t e a c o r d a d o , d e b í a m o s h a c e r a l to

e n el c a m i n o d e c i n t u r a y frente á la ca l le d e B a s c u ñ á n

G u e r r e r o , para e s p e r a r a h í á o t r o g r u p o d e a m i g o s y c o m ­

p a ñ e r o s , c u y o s n o m b r e s t o d a v í a i g n o r á b a m o s , pero q u e

•se n o s dar ían á c o n o c e r p o r el s anto y s e ñ a q u e tenía­

m o s para esa n o c h e .

E n este p u n t o nos e n c o n t r á b a m o s , c u a n d o v in ie ­

ron á nosot ros d o s c o n o c i d o s a g e n t e s d e la J unta p a r a

d e c i r n o s q u e el c a m i n o e s t a b a l i m p i o d e a l i m a ñ a s d ic ­

tator ia les , y n o s o r d e n a r o n q u e a v a n z á r a m o s dos c u a ­

d r a s m á s al p o n i e n t e .

A q u í e n c o n t r a m o s , d e s p u é s d e d a r n u e s t r a seña , al

c o r o n e l d o n E u s t a q u i o G o r o s t i a g a , al c o m a n d a n t e d o n

A n í b a l F r í a s , y un ins tante d e s p u é s á C a r l o s I r a r r á z a v a l

L i r a , F l o r e n c i o L a r r a í n L e c a r o s y L u i s M a t t a P é r e z .

S e g u i m o s a d e l a n t e e n t o n c e s , p e r o á m a r c h a lenta , p a -

Page 265: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 267

r a d a r lugar á q u e n o s a l c a n z a s e el g r u p o m á s intere­

sante , s in d u d a , d e los d e la par t ida , es dec ir , el d e la

po l ic ía a r m a d a d e S a n t i a g o , q u e , al m a n d o del b izarro

m a y o r d e c a b a l l e r í a d o n R o d o l f o O v a l l e B a s c u ñ á n , d e ­

b ía v e n i r y a c e r c a y d e s p u é s d e h a b e r h e c h o e n la c iu ­

d a d el se rv ic io d e t u r n o d e esa hora .

E f e c t i v a m e n t e , m i n u t o s d e s p u é s , s e n t i m o s á la d is ­

t a n c i a el r u m o r del trote d e caba l l e r í a s , y l u e g o e s t a b a

c o n nosotros el m a y o r O v a l l e , s e g u i d o del oficial M a ­

n u e l A . E s c o b e d o y d e u n a l u c i d a t ropa a r m a d a d e c a ­

r a b i n a , sab le , r e v ó l v e r y t resc ientos t iros d e ba la por

c a b e z a , es d e c i r d e t o d o el arsenal portát i l c o n q u e la

d i c t a d u r a ha a r m a d o á los ex -agentes d e la s e g u r i d a d y

de l o r d e n .

Y a e s t á b a m o s todos r e u n i d o s , sin q u e n i n g u n a c o n ­

t ra r i edad n o s afl igiera, sin q u e n i n g ú n e n t o r p e c i m i e n t o

n o s c o n t r a r i a s e y, al fin, l ibres y s e ñ o r e s d e nuest ra

l i b e r t a d y a l b e d r í o . ¡ A d e l a n t e , p u e s , y feliz v i a j e !

E r a , mi e s t i m a d o a m i g o , un e s p e c t á c u l o caracter í s t i co

d e la é p o c a tr i s t í s ima p o r q u e a t r a v e s a m o s , el q u e pre­

s e n t á b a m o s en esos m o m e n t o s , g a l o p a n d o entre las

•espesas s o m b r a s d e la n o c h e en d e m a n d a d e p u e r t o se­

g u r o d o n d e m i r a r n o s le jos de l b razo i n f a m e q u e á la

h o r a p r e s e n t e per s igue , e n c a r c e l a y azota á los m e j o r e s

y m á s v i r t u o s o s c i u d a d a n o s d e la r e p ú b l i c a , y d o n d e

p o d e r tener un p u e s t o para la g ran l u c h a en q u e al fin

h a b r á d e c a e r p a r a n o l e v a n t a r s e j a m á s en C h i l e la o d i o ­

s a y r e p u g n a n t e t i ranía q u e nos o p r i m e , n o s m a t a y

nos a v e r g ü e n z a .

Page 266: La Revolución Chilena

268 G I L J U A N

E l a i re d e la l iber tad p a r e c í a a v i v a r el i n g e n i o d e c a d a

cual é inspi rar le las frases m á s p i c a n t e s s o b r e la o l ím­

p i c a ac t i tud d e zarzuela d e los ga l l inazos d e la M o n e d a ,

i gnorantes por esos m o m e n t o s d e la b u e n a presa q u e

se les e s c a p a b a d e las gar ras , h u y e n d o al cor re r d e l o s

g e n e r o s o s brutos p o r los c a m i n o s y c a l l e j o n e s d e los

a fueras d e la c i u d a d .

— ¿ Q u é d i rá m a ñ a n a mi q u e r i d í s i m o a m i g o el d e las

m e l e n a s , e x c l a m a b a R o d o l f o O v a l l e , c u a n d o el n o m e ­

nos q u e r i d í s i m o A l c é r r e c a le d é parte d e q u e has ta la

p o l i c í a d e S a n t i a g o se le h a i d o c o n a r m a s y t resc ientos

t iros p o r c a b e z a á b o r d o d e la A r m a d a C o n s t i t u c i o n a l ?

— ¿ Q u é c a r a d e v i n a g r e a c o n c h a d o p o n d r á p a p á B a r ­

b o s a , d e c í a el c o r o n e l G o r o s t i a g a , c u a n d o m e v e a d e

v u e l t a y al dar le un p u n t a p i é en lo m á s b l a n d o y lo

m e n o s n e g r o y feo d e su a p o l i l l a d a h u m a n i d a d ?

•—¿Y el infeliz d e C l a u d i o , al ve r se sin p e n a c h o y sin

p l u m a s ; y el p i c a r o d e G o d o y , a h o g a d o en un tonel d e

h u a c h : . c a y ; y el e x u b e r a n t e B a ñ a d o s , s u d a n d o c o n la

c u e r d a en e! p e s c u e z o ; y en fin, t o d a esa c a r n e d e hor­

ca , q u e n o la h u b o m e j o r en los b u e n o s t i e m p o s d e

la l i n c h e ! í a ?

A s í c a d a cua l s o l t a b a al a i re su l indeza s o b r e a l g u n o

d e los d e la g a v i l ' a d ic tator ia l , y g a l o p á b a m o s y g a l o ­

p á b a m o s , has ta q u e la voz d e u n o d e los d e la c o m p a ­

ñ í a gr i tó ¡Alto! y n o s d e t u v i m o s en m e d i o d e l c a m i n o .

S e n o s l l a m a b a á p a r l a m e n t o s o b r e la m a n e r a y for­

m a c ó m o d e b í a m o s h a c e r el v i a j e sin o b s t á c u l o s n i

pe l ig ros .

Page 267: La Revolución Chilena

A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 2 6 9

H a s t a e s e instante , t o d o iba c o n fe l i c idad , e s tába­

m o s le jos d e S a n t i a g o , n a d i e h a b í a fa l tado á la c i ta ,

n i n g u n a d e s g r a c i a h a b í a q u e l a m e n t a r ; p e r o ¿quién

d i r ig i r í a en a d e l a n t e la e x p e d i c i ó n , por c a m i n o s extra­

v i a d o s , d e m o d o q u e igual fe l i c idad s igu iera a c o m p a ­

ñ á n d o l a y fuera c o n d u c i d a lo m á s r á p i d a m e n t e á su

fin? D e b í a m o s , e v i d e n t e m e n t e , t ener un je fe conoce­

d o r d e p o b l a d o s y d e s p o b l a d o s , al cua l t o d o s se c o m ­

p r o m e t i e r a n á o b e d e c e r y q u e fuese t a m b i é n d e t o d o s

r e s p e t a d o , c o m o un g e n e r a l p o r sus s o l d a d o s e n c a m

p a ñ a .

D e s p u é s d e m a d u r a a u n q u e r á p i d a d e l i b e r a c i ó n , en

q u e dis t intos o r a d o r e s d e c a s a c a , lev i ta y p o n c h o hi­

c i e r o n oir b r e v e s y c o n c i e n z u d o s d i scursos , se c o n v i n o

en r e c o n o c e r c o m o g e n e r a l d e d iv i s ión al B e n j a m í n d e

la c o m i t i v a , q u e , si es v e r d a d q u e era un n i ñ o d e v e i n ­

te a ñ o s , pose ía , s in e m b a r g o , la sensatez d e un anc ia ­

n o , al m i s m o t i e m p o q u e era el m á s c o n o c e d o r d e los

c a m i n o s y c a m p o s q u e d e b í a m o s a t ravesar , a m é n d e

su e n e r g í a , p r u d e n c i a y d i sc rec ión á toda p r u e b a .

D i s p u e s t a s as í las c o s a s y d a n d o t o d o s e j e m p l o d e

a m o r á la d i s c i p l i n a , s e r e c o n o c i ó i n m e d i a t a m e n t e c o m o

je fe á d o n A d o l f o H u r t a d o L a r r a í n , q u i e n , h a b i e n d o

a c e p t a d o el p u e s t o y j u r a d o á las estre l las d e la n o c h e

d e s e m p e ñ a r l o fielmente, d i o la o r d e n de ¡Adelante y d

galope tendido!

E l e n t u s i a s m o y la a legr ía q u e d e s d e el p r i m e r m o ­

m e n t o h a b í a n d o m i n a d o , p a r e c í a n m á s y m á s v i v o s á

m e d i d a q u e a v a n z á b a m o s , a l e j á n d o n o s d e S a n t i a g o ,

Page 268: La Revolución Chilena

270 G i l . J U A N

c u a n d o entre el r u i d o s o r d o de l g a l o p a r d e los c a b a l l o s

se o y ó un gr i to d e p a v o r y d e e s p a n t o ¡Hombre al

agua! y t o d o s i n s t a n t á n e a m e n t e nos d e t u v i m o s .

E r a q u e el c o m a n d a n t e F r í a s se h a b í a d a d o una

vuelta y y a c í a en t ierra c o n el c u e r p o y la c a b a l g a d u r a .

E l sus to fué el c o n s i g u i e n t e ; el d e s g r a c i a d o c o m a n d a n ­

te n o sab ía si ten ía las p iernas q u e b r a d a s ó los b r a z o s

h e c h o s a ñ i c o s ó la c a b e z a s e p a r a d a del t r o n c o ó t o d a

el c u e r p o en p o d e r del d i a b l o , ó d e B a l m a c e d a , q u e

e r a lo m i s m o .

E l c o m a n d a n t e se q u e j a b a y se q u e j a b a c o n tristes y

a p a g a d a s v o c e s . ¿ Q u é h a c e r en tan cr í t icas c i r c u n s t a n ­

cias? ¿ C ó m o l l a m a r á A g u i r r e , á B a r r o s B o r g o ñ o , á

M c e r i c ó á c u a l q u i e r a d e los c o m p o n e - h u e s o s d e l a

F a c u l t a d ? ¿ D e q u é m a n e r a c o n s e g u i r u n a gota de l bá l ­

s a m o d e F i e r a b r á s , q u e tan b u e n éx i to p r o d u c í a en los

d e s a t o r n i l l a d o s m i e m b r o s de l s e ñ o r d o n Q u i j o t e ? FA

c o r o n e l G o r o s t i a g a a u s c u l t a b a d e s e s p e r a d o á su c o m ­

p a ñ e r o d e a r m a s , q u e n o se l e v a n t a b a del sue lo .

E n m e d i o d e t r a n c e tan a p u r a d o , á a lgu ien se l e

o c u r r e d e c i r q u e se l e v a n t e el d e s g r a c i a d o c o m a n d a n ­

te, y e n t o n c e s . . . s e v e c o n s o r p r e s a d e l m u n d o e n t e r o

y aun dei p a c i e n t e m i s m o , q u e t o d o el lo n o p a s a b a d e

a l g u n a e s c o n d i d a m a g u l l a d u r a en los m ú s c u l o s b l a n d o s .

E l c o m a n d a n t e e s t a b a r e s u c i t a d o , p a r a fe l i c idad y

g lor ia del e jérc i to d e C h i l e , y entre los d i c h o s y b u r ­

las i n o c e n t e s d e sus c o m p a ñ e r o s d e v i a j e , v o l v i ó á m o n ­

tar el fiero b r u t o , y el j e f e d e la e x p e d i c i ó n gr i tó d e

n u e v o /Adelante y al galope!

Page 269: La Revolución Chilena

l . A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 271

Á c u a t r o l e g u a s d e S a n t i a g o , m á s ó m e n o s , A d o l f o

H u r t a d o hizo d e t e n e r otra vez la a p r e s u r a d a m a r c h a

y p r o p u s o á sus s u b o r d i n a d o s la s igu iente c u e s t i ó n :

¿ D e b í a ó n ó cor ta r se el te légra fo y el te lé fono , p a r a

i m p e d i r q u e B a l m a c e d a , s a b e d o r tal vez á esas h o r a s

d e n u e s t r a fuga, c o m u n i c a r a c o n M e l i p i l l a , C a s a b l a n c a

ó V a l p a r a í s o ? P o r u n a n i m i d a d d e v o t o s se acordó-

p r o c e d e r i n m e d i a t a m e n t e á cor tar los hi los y repet i r

la o p e r a c i ó n c a d a d o s l e g u a s .

A l p u n t o se p u s o , p u e s , m a n o y p e g u a l á los p o s t e s

y p a l o y s a b l e á los a l a m b r e s , h a c i é n d o s e d e s p u é s la

m i s m a o p e r a c i ó n d e c i rug ía r e v o l u c i o n a r i a en el r e s t o

de l c a m i n o y tal c o m o h a b í a s i d o a c o r d a d a .

A l l legar al p u e b l o d e Peña f lo r r e t u v i m o s al p a s o á

las c a b a l g a d u r a s y c r u z a m o s en s i l enc io el caser ío , p a r a

n o d e s p e r t a r las a l a r m a s d e la a u t o r i d a d ó d e los v e c i ­

n o s q u e en esos m o m e n t o s d e c a m p e s t r e r e p o s o d o r ­

m í a n el s u e ñ o d e los felices b a j o el a la soprí fera del d i o s

m á s b e n i g n o á los m o r t a l e s .

D e s d e all í para a d e l a n t e , a b a n d o n a m o s y a los c a m i ­

n o s p ú b l i c o s y nos a l e j a m o s d e los v i l lorr ios y sende­

ros h a b i t a d o s , s i g u i e n d o p o r el inter ior d e los g r a n d e s

fundos cos t inos , d e m o d o q u e los a g e n t e s de l d i c t a d o r

perd ieran t o d a hue l l a n u e s t r a y se e n c o n t r a r a n en la

a b s o l u t a i m p o s i b i l i d a d d e p e r s e g u i r n o s con p r o v e c h o .

E n las a l tas horas d e la n o c h e , a t r a v e s á b a m o s la

ex tensa c u e s t a d e M a l l a r a u c o , s i l e n c i o s o s y c a b i z b a j o s ,

bas tante fa t igados d e la m a r c h a a l g u n o s , c o n las bes­

tias casi c o r t a d a s otros , y este tu a m i g o a fec t í s imo, so-

Page 270: La Revolución Chilena

272 G I L J U A N

b r e un j a m e l g o d e tres patas út i les y u n a cuar ta fuera

d e c o m b a t e a b s o l u t a m e n t e .

E l c o r o n e l G o r o s t i a g a era, en esos m o m e n t o s d e

s u p r e m o c a n s a n c i o , el h o m b r e d e la s i tuac ión . P a r a d i s .

t raernos , p o n í a en apr ie tos su i m a g i n a c i ó n , c o n t á n d o ­

nos las a v e n t u r a s r o m a n e s c a s d e su rec iente c a u t i v e r i o .

S u s r e l a c i o n e s n o s hac ían reír y e x c i t a b a n la v e n a d e

los d e m á s , h a c i e n d o q u e c a d a c u a l n o q u i s i e r a ser me­

nos q u e el pres t ig ioso j e fe d e la art i l ler ía . H a s t a el co­

m a n d a n t e F r í a s se r e p o n í a d e su sus to y las h is tor ias

de l c o r o n e l G o r o s t i a g a p r o v o c a b a n otras n o m e n o s

e n t r e t e n i d a s , en las c u a l e s el q u e las c o n t a b a hab ía s i d o

par te ú l t i m a m e n t e . S i el c o r o n e l h a b í a e s c a p a d o d e

las m a n o s d e tenazas d e B a r b o s a por u n a c h i m e n e a d e

c o c i n a , n o fa l taban q u i e n e s h a b í a n l i b r a d o d e las mis­

m a s s u b i é n d o s e á un pa lo d e b a n d e r a . E n s u m a , c a d a

cua l , para e n t r e t e n e r á los d e m á s , l a r g a b a al a i re la s u y a ,

a y u d a n d o la fat igosa m a r c h a y m a n t e n i e n d o el b u e n

á n i m o d e sus c o m p a ñ e r o s .

A s í , m a r c h a n d o y h a c i e n d o u n o s la p e q u e ñ a b iogra­

fía d e V a l d é s C a r r e r a y su h o m ó n i m o V a l d é s C a l d e r ó n ,

otros la d e B a ñ a d o s E s p i n o s a y su g e m e l o B l a n l o t

H o l l e y , és te la d e C l a u d i o y P é r e z M u ñ o z , el otro la d e

S t e p h a n y C a r v a l l o O r r e g o , y los d e m á s las d e otras pa­

re jas m á s ó m e n o s s e m e j a n t e s d e las fieras d e la d i c t a ,

d u r a , e n t r e t e n í a m o s el g u s a n i l l o d e l a b u r r i m i e n t o y

d á b a m o s a b u n d a n t e mater ia l p a r a q u e d e s p u é s , a l g ú n

n u e v o P l u t a r c o , e s c r i b i e s e las n u e v a s vidas paralelas

del p o r v e n i r .

Page 271: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 273

D e i m p r o v i s o y en la c u m b r e d e la a lta c u e s t a , q u e

t r a b a j o s a m e n t e r e m o n t á b a m o s , se o y ó el gr i to d e u n o

d e los s o l d a d o s , q u e h a b í a c a i d o en la b a r r a n c a . E r a e l

a s i s tente d e R o d o l f o O v a i l e , q u e l l e v a b a c o n s i g o los

v í v e r e s secos d e la c o m i t i v a , y q u e para d e s g r a c i a d e

nues t ros e s t ó m a g o s d e b i l i t a d o s , h a b í a r o d a d o c o n c a ­

ba l lo y t o d o en la o s c u r a q u e b r a d a . F e l i z m e n t e y d é l a

m i s m a m a n e r a q u e horas antes el c o m a n d a n t e F r í a s , e l

d i c h o s o l d a d o p u d o s u b i r a y u d a d o p o r sus c o m p a ñ e r o s

y l legar a r r i b a s a n o y sa lvo , p e r o , e s o sí, y p a r a d e s ­

g r a c i a nuestra , s in u n a so la a la d e ga l l ina ni n a d a d é l o

q u e const i tu ía la e s p e r a n z a n u e s t r a en p u n t o á c o m e s ­

t ib les y otras g a n g a s .

S e g u i m o s así nuestra m a r c h a h a s t a el a m a n e c e r , e n

q u e l l e g a m o s á las casas a b a n d o n a d a s , p o l v o r o s a s y s o ­

litarias d e la h a c i e n d a d e M a l l a r a u q u i t o , d o n d e d i m o s d e

b e b e r á nuest ras c a b a l g a d u r a s , q u e era lo p r i m e r o , y en­

c o n t r a m o s en la p ieza d e u n a p o b r e a n c i a n a , ú n i c a ha­

b i t a d o r a d e a q u e l l a tr iste e s tanc ia , m e d i a d o c e n a d e

bote l las d e m a l a cerveza , s o b r e las c u a l e s nos a r r o j a m o s

c o n la s e d d e los s o l d a d o s d e G e d e ó n , a p u r á n d o l a s

h a s t a las h e c e s , y en s e g u i d a d e s c a n s a m o s u n a m e d i a

h o r a , s i g u i e n d o l u e g o nues t ro c a m i n o .

E l a i re d e la m a ñ a n a y el l i ge r í s imo d e s c a n s o q u e

h a b í a m o s t o m a d o , nos d ieron fuerzas y n u e v o a l i ento

para c o n t i n u a r el v i a j e y e n t r e t e n e r l o s o j o s c o n el m e ­

l a n c ó l i c o p a n o r a m a d e los c a m p o s d e s i e r t o s y s e c o s .

A d o l f o H u r t a d o , al sal ir d e las c a s a s d e la m e n t a d a

h a c i e n d a , nos h a b í a p r o m e t i d o l l e v a r n o s á las d e otra

i S

Page 272: La Revolución Chilena

274 ("II. J U A N

p r o p i e d a d d is tante , d o n d e , s e g ú n é 1 , h a l l a r í a m o s de

c o m e r y d e b e b e r d e lo e x q u i s i t o . E s t a e s p e r a n z a nos

hac ía sacar fuerzas d e nuest ro prop io a b a t i m i e n t o , mos­

t r á n d o n o s m á s a l lá d e c a d a cer ro y d e c a d a l o m a

a q u e l l a t ierra p r o m e t i d a . P e r o y a l l e v á b a m o s s iete ho­

r a s de c a m i n o d e s d e el p u n t o en q u e tal i lusión nos

re frescara el a l m a , y las ta les c a s a s d e esa mis ter iosa

h a c i e n d a n o se d i v i s a b a n en el hor izonte d e la r ea l idad .

E r a m o s v í c t i m a s , i n d u d a b l e m e n t e , d e un t rav ieso en­

g a ñ o .

Otra hora m á s d e c a m i n o , y n a d a , a b s o l u t a m e n t e

n a d a todav ía . U n r u m o r s o r d o y terr ib le c o m e n z ó en­

tonces á l e v a n t a r s e y c r e c e r cont ra el p o b r e A d o l f o :

e s p e c i e d e m u r m u r a c i ó n m u y s e m e j a n t e á aque l l a d e

los t r ipu lantes d e los c a r a b e l a s d e C o l ó n contra el des­

c u b r i d o r del N u e v o M u n d o . E l d e s c o n t e n t o a u m e n t a

ba por m o m e n t o s has ta el p u n t o d e d e s e s p e r a r d e la

r e a l i d a d d e la p r o m e s a d e A d o l f o . H u b o un instante

en q u e t o d o s , r e u n i d o s en c o n s e j o y al t a r d o p a s o d e

las fat igadas best ias , d e c i d i m o s p o r u n a n i m i d a d q u e

las tales c a s a s mis ter iosas no e ran s ino u n a p a t r a ñ a , un

mito , u n a m e n t i r a d e A d o l f o , una ment i ra d e n iño , es

c i e r t o , p e r o q u e d e b í a ser s e v e r a m e n t e c a s t i g a d a .

¿ C ó m o , un n iño d e v e i n t e a ñ o s , se b u r l a b a as í del co.

ront-1 G o r o s t i a g a , del c o m a n d a n t e F r í a s , de l m a y o r

O val le , del oficial E s c o b e d o y d e todos? Si en ese

m o m e n t o n o h u b i e r a n a p a r e c i d o á la v is ta las c a s a s

p i o m e t i d a s , es s e g u r o q u e el p o b r e A d o l f o h a b r í a pa­

d e c i d o all í t r e m e n d o é in jus to cas t igo .

Page 273: La Revolución Chilena

l.A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 2 7 J

E n las re fer idas casas , q u e eran las d e la h e r m o s í ­

s ima h a c i e n d a , d e I b a c a c h e n o es taba , sin e m b a r g o , ,

el p a t r ó n , ni su a d m i n i s t r a d o r , ni n a d i e q u e nos-

r e c i b i e r a c o m o a m i g o ; d e m o d o q u e a q u e l festín d e

C a n a á n , por el c u a l s u s p i r á b a m o s , n o p r o m e t í a s e r

d e m a s i a d o s u c u l e n t o .

C o m p r e n d e r á s , pues , m i q u e r i d o G o n z a l o , cuá l ser ía

nuest ro i n m e n s o j ú b i l o c u a n d o , r e g i s t r a n d o d e u n a

m a n e r a bien p o c o respetuosa y c o m o lobos h a m b r i e n ­

tos las piezas d e s h a b i t a d a s y des ier tas , t r o p e z a m o s c o n

una d o c e n a d e e n o r m e s sand ías , v e r d a d e r a s frutas d e

C a n a á n , q u e en un o s c u r o r i n c ó n d e s c u b r i m o s .

V e r a q u e l l o s prec iosos d o n e s de l b u e n D i o s é i rnos

e n c i m a d e e l los y t o m a r c a d a cua l u n o p a r a sí, fué obra-

d e un s e g u n d o , d e m e n o s d e un s e g u n d o . Y a t e n í a m o s

a l i m e n t o para nuestros e s t ó m a g o s e s c u á l i d o s y freí-cu­

ra para nues t ras s e c a s fauces . C o m o u n a b a n d a d e a l e ­

g r e s co leg ia le s , l l e v a m o s en tr iunfo el ha l l azgo m i l a ­

g r o s o y p e n e t r a m o s en el c o m e d o r , d o n d e nos rega la - ,

m o s c o n la c a r n e r o j a y j u g o s a de l m á s h e r m o s o d e los

frutos d e la t ierra .

P a r a m a y o r for tuna nuest ra t o d a v í a , l legó en e s o s

m o m e n t o s á las c a s a s el s e ñ o r d o n J o s é R a m ó n M o n ­

tes, a d m i n i s t r a d o r d e la h a c i e n d a , el q u e , s o r p r e n d i é n ­

d o n o s en n u e s t r o rúst ico a l b o r o z o y e n t e r a d o d e qu ié ­

nes é r a m o s y el m o t i v o por el cua l al l í n o s e n c o n t r á b a ­

m o s , o r d e n ó á la g e n t e d e pat io traer ga l l inas , h u e v o s ,

a c e i t u n a s , c a r n e f resca , v i n o y t o d o lo n e c e s a r i o p a r a

i m p r o v i s a r unas s e g u n d a s b o d a s d e C a m a c h o .

Page 274: La Revolución Chilena

276 G I L J U A N

-Media hora d e s p u é s c o m í a m o s á m a n t e l e s , pan b l a n ­

c o , r i ca cazue la p i c a n t e y o t ros g u i s a d o s r e g e n e r a d o r e s

d e la s a n g r e y d e la v i d a q u e nos p r e d i s p u s i e r o n á d o r ­

m i r en s e g u i d a u n a s iesta d e m e d i a h o r a , c o m o j a m á s

e n nuest ra v i d a la h a b í a m o s d o r m i d o m á s b u e n a y m e j o r

r o n c a d a , y m e d i a n t e la cua l p u d i m o s , á la u n a del d ía ,

sa l tar d e n u e v o s o b r e nuest ras bes t ias d e s c a n s a d a s y

p r o s e g u i r n u e s t r a larga m a r c h a h a c i a la m a r i n a ca le ta

e n d o n d e d e b í a m o s e m b a r c a r n o s .

L u e g o y á p o c o a n d a r c o m p r e n d i m o s , con t o d o , q u e

a q u e l b r e v e d e s c a n s o , en vez d e ser un a l i v io real p a r a

nues t ras m a l t r a t a d a s h u m a n i d a d e s , n o h a b í a h e c h o

s i n o enfr iarnos los m ú s c u l o s , p a r a q u e s in t i é ramos en

s e g u i d a m á s v i v o el d o l o r y la fatiga, d e q u e t o d o s y

u n o á u n o c o m e n z a r o n l u e g o á l a m e n t a r s e , c o m o á las

v u e l t a s d e la d e s i l u s i ó n y el d e s e n g a ñ o .

P e r o eran inúti les las q u e j a s y l a m e n t a c i o n e s , por­

q u e á e l las el impertér r i to A d o l f o r e s p o n d í a s i e m p r e

¡Adelante y al galope 1

P r o n t o c r u z a m o s la á s p e r a y f ragosa cues ta d e I b a c a -

c h e , y e n t r a m o s á un h e r m o s o enserio a t r a v e s a n d o sus

h e r m o s a s y p e q u e ñ a s p r o p i e d a d e s cub ie r tas d e v iñas y

a r b o l a d o s , d o n d e la paz y la t r a n q u i l i d a d d e la natura leza

hac ían c o n t r a s t e con el terror y el e s p a n t o q u e infundía­

m o s en sus h a b i t a d o r e s , c o n nues t ro a s p e c t o d e s o l d a ­

d o s a r m a d o s , y e n d o al parecer á la caza d e h o m b r e s , á la

m a n e r a d e los q u e en estos m o m e n t o s y por o r d e n d e l

d i c t a d o r recor ren los c a m p o s d e C h i l e , a r r e b a t a n d o al

h o g a r de l c a m p e s i n o los p a d r e s y los hi jos , p a r a c o n -

Page 275: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N ' C H I L E N A 277

vert i r los e n ¡nocentes i n s t r u m e n t o s d e sus in famias .

E n los pa j izos r a n c h o s , todos los h o m b r e s h u í a n ,

d e j a n d o só lo e n e l los á las m u j e r e s a m e d r e n t a d a s y

r o g a n d o á la V i r g e n de l C a r m e n q u e las f a v o r e c i e s e ;

e n los c a m i n o s e n c o n t r á b a m o s las carre tas c a r g a d a s

d e frutos, p e r o a b a n d o n a d a s y sin d u e ñ o s ; por las c u e s ­

tas d e los cer ros d i v i s á b a m o s á los m u c h a c h o s y á los

v i e j o s q u e corr ían á p e r d e r s e entre ios m a t o r r a l e s ; p o r

t o d a s partes , el d e s a s o s i e g o y la p e n a d e los q u e n o

t ienen otro b ien en la v i d a q u e su l iber tad y su tra­

b a j o .

I n ú t i l m e n t e d e c u a n d o en c u a n d o d e t e n í a m o s la

m a r c h a p a r a c a l m a r la a n s i e d a d d e esas p o b r e s g e n ­

tes y dec i r l e s q u e n a d a t e m i e r a n , p u e s n o é r a m o s a g e n ­

tes d e B a l m a c e d a , s ino , por el contrar io , sus v í c t imas , lo

m i s m o q u e e l los ; pero las d e s g r a c i a d a s m u j e r e s n o n o s

c re ían , s o s p e c h a n d o d e nuest ras p a l a b r a s y p i d i é n d o ­

n o s por D i o s q u e les d e j á r a m o s s iqu iera u n a bes t iec i ta

p a r a t raba jar .

P o r ah í h a b í a p a s a d o días antes , n o s d e c í a n , otra

par t ida a r m a d a c o m o la nues t ra y q u e por o r d e n d e l

G o b i e r n o se h a b í a l l e v a d o á ñ o r ' F u l a n o y á ñ o r Z u t a ­

n o y á m u c h o s otros , r o b á n d o l e s a d e m á s c u a n t o tenían

y d e j a n d o á sus m u j e r e s é hi jos p e q u e ñ o s s u m i d o s en

el l lanto , la d e s e s p e r a c i ó n y la miser ia .

E s t e e s p e c t á c u l o n o p u d o m e n o s d e ent r i s tecernos ,

h a c i é n d o n o s m e d i t a r e n el c ú m u l o d e g r a n d e s m a l e s

é i r r e p a r a b l e s d e s g r a c i a s q u e p u e d e c a u s a r á un p u e b l o

l a a m b i c i ó n c r i m i n a l d e un solo h o m b r e c u a n d o se ve ,

Page 276: La Revolución Chilena

278 GIL J U A N

c o m o B a l m a c e d a , s e c u n d a d o y a p o y a d o en sus bruta­

les d e s i g n i o s p o r otros h o m b r e s tan m i s e r a b l e s y cri­

m i n a l e s c o m o él .

S e g u i m o s a p r e s u r a d o s nuest ra m a r c h a y la n o c h e nos

s o r p r e n d i ó m u y d i s tantes t o d a v í a d e l fin d e nuest ro

c a m i n o . D e b í a m o s l legar á la ca le ta d e M o l l e á las

d o s d e la m a ñ a n a y nos q u e d a b a aún c a m i n o para

s iete horas . T r a t a m o s , p o r lo tanto , d e forzar la mar­

c h a hasta d o n d e d ieran las bes t i a s y el c u e r p o maltra­

t a d o d e los j inetes , sin d a r en el g u s t o á los q u e pi­

d ie ran un m i n u t o d e a l i v io ni n a d a por el est i lo .

T r e s h o n s c o r r i m o s así , sin respetar puertas ni cer­

c a d o s , p a s a n d o d e una p r o p i e d a d á o i rá y s i e m p r e

•ga lopando á punta d e c h i c o t e y e spue la . V a en e s e s

m o m e n t o s a l g u n o s d e nues t ros c o m p a ñ e r o s m á s pare­

c í a n s a c o s d e papas a m a r r a d o s al l o m o d e las c a b a l ­

g a d u r a s , s e g ú n la e x p r e s i ó n d e u n o d e e l los , q u e per­

d o n a s con g o b i e r n o d e sí m i s m o s . E l c a n s a n c i o iba

a n o n a d a n d o p o r c o m p l e t o la débi l natura leza y ven­

c i e n d o la v o l u n t a d y la c o n c i e n c i a .

— Y o h e p e r d i d o por c o m p l e t o mi e n t i d a d n o r m a l ,

. e x c l a m a b a u n o d e s e s p e r a d o .

— T o d o s los e s p i n o s d e los pot reros se m e figuran

~á ratos g r a n d e s e le fantes q u e se m e v i e n e n e n c i m a ,

d e c í a otro n o m e n o s a n g u s t i a d o .

— Si c a i g o del c a b a l l o , g r i t a b a un t e r c e r o , d e t é n g a n ­

s e , por Dios , y a m á r r e n m e a t r a v e s a d o s o b r e la s i l la

p a r a p o d e r l legar al fin d e la j o r n a d a .

S.'n e m b a r g o , s e g u í a m o s g a l o p a n d o sin tener p ied . id

Page 277: La Revolución Chilena

l .A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 279

para n a d i e y con las e n t r a ñ a s e n d u r e c i d a s para la an­

gust ia a j e n a .

A las d o c e d e la r .ocl ie , A d o l f o H u r t a d o se a p a r t ó

d e nosot ros , c o r r i e n d o a d e l a n t e en b u s c a d e un c o s t i n o

q n e h a b i t a b a en las c e r c a n í a s y q u e p o d r í a s e r v i r n o s

de gu ía en la ú l t i m a j o r n a d a de l c a m i n o , y un cuar to

d e hora d e s p u é s v o l v i ó c o n el s u s o d i c h o , q u e n o s ase­

g u r ó q u e p r o n t o p o d r í a m o s d o r m i r s o b r e la a r e n a d e

la p ' a y a y c o m e r a h í la c a r n e a s a d a d e un p e q u e ñ o

c o r d e r o q u e c o n nosot ros l l e v á b a m o s para a d e r e z a r l o

ni u s o d e los a n t i g u o s c h a n g o s d e las cos tas c h i l e n a s .

E s t a p r o m e s a del rúst ico p l a y e r o nos r e a n i m ó a lgún

tanto , d á n d o n o s débi l a l i ento p a r a segui r a d e l a n t e y

l legar á la una y m e d i a d e la m a ñ a n a h a s t a el h ú m e d o

d e s p l a y a d o , d o n d e , c o m o quien se ar ro ja s o b r e p l u m a s

y se e n v u e l v e entre h o l a n d a s y sedas , nos d e j a m o s caer

s o b r e la fría a r e n a , sin fuerzas casi p a r a l e v a n t a r la

m a n o y apretar un í rascue lo d e c o ñ a c q u e el m u y pre­

v e n i d o c o r o n e l G o r o s t i a g a h a b í a m a n t e n i d o o c u l t o

d u r a n t e el v i a j e y r e s e r v a d o para el ú l t i m o y s u p r e m o

instante d e la a g o n í a d e n u e s t r a s p o t e n c i a s y sent idos .

I n m e d i a t a m e n t e y o b e d e c i e n d o á nuestras ó r d e n e s ,

los m o z o s q u e nos a c o m p a ñ a b a n sa l ieron en b u s c a d e

r a m a s y h i e r b a s s e c a s , c o n las c u a l e s se p u d i e r a h a c e r

el g u i s a d o y c u m p l i r las i n s t r u c c i o n e s q u e t e n í a m o s d e

la J u n t a d e S a n t i a g o , d e e n c e n d e r á las d o s d e la m a ­

ñ a n a un faro d e luz in termitente , p o r e l c u a l se s u p i e r a

en el m a r nuest ra l l e g a d a y el Maipo p u d i e r a ven i r á

r e c o g e r n o s .

Page 278: La Revolución Chilena

28o c;n. J U A N

Á la h o r a i n d i c a d a y en s e g u i d a d e h a b e r h e c h o Ios-

m a y o r e s h o n o r e s á la rust ica c e n a y al c o ñ a q u i t o d e l

c o r o n e l , n o s p u s i m o s á la o b r a d e a n u n c i a r n u e s t r a pre­

s e n c i a , e n a q u e l l a des ie r ta y o s c u r a ca le ta d e p e s c a d o ­

res , á los v a l e r o s o s t r ipu lantes de l b u q u e a m i g o , q u e e n

e s o s m o m e n t o s s u p o n í a m o s h a c i e n d o r u m b o al luga-

r e j o en q u e los e s p e r á b a m o s .

E n esta tarea, p a s a m o s u n a h o r a , dos horas . L a s lla­

m a s d e n u e s t r o faro se e l e v a b a n l a m i e n d o las s o m b r a s

e s p e s a s d e s d e la s u a v e c o l i n a q u e b o r d e a el s u r g i d e r o ,

b r i l l a n d o y a p a g á n d o s e c a d a c i n c o m i n u t o s . P e r o en el

m a r o s c u r o é i n m e n s o q u e se d i l a t a b a a n t e nues t ros

o j o s n i n g ú n b a r c o l e j a n o c o n t e s t a b a nuestras s e ñ a l e s .

T a l vez el d ía iba á s o r p r e n d e r n o s sin q u e nos fuera

d a d o sat is facer n u e s t r o i n m e n s o a n h e l o d e sal ir d e ahí,,

l e jos , para c u a l q u i e r lugar d e l g l o b o en q u e las ven­

g a n z a s d e ¡a d i c t a d u r a n o n o s a l c a n z a s e n .

M á s q u e tristes, a m a r g u í s i m o s c o m e n t a r i o s , c o m e n ­

zaron p r o n t o á o i rse s o b r e n u e s t r a p e l i g r o s a s i t u a c i ó n .

L o s t r ipulantes del Maipo, en s e g u i d a d e h a b e r e m b a r ­

c a d o en P i c h i l e m u á otros patr iotas m á s fel ices q u e

nosot ros , tal vez h a b í a n h e c h o r u m b o al N o r t e , c re­

y e n d o p e l i g r o s a su p e r m a n e n c i a e n n u e s t r a s c o s t a s .

T a m b i é n , ¿ q u i é n s a b e si el b u q u e a m i g o h a b í a d iv i ­

s a d o al Imperial, y , t e m e r o s o , h a b í a c r e í d o n e c e s a r i o

s a l v a r s o l a m e n t e á los p r i m e r o s en él e m b a r c a d o s . ¿ T o ­

d o esto era p o s i b l e y, en este c a s o , triste y m á s q u e

tr is te era la s u e r t e nues t ra . P e r o , si tal nos s u c e d i e r a ,

¿ q u é h a r í a m o s y c o m o s a l d r í a m o s de l p a s o ?

Page 279: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 2 8 l

S i el Maipo n o v i e n e y los a g e n t e s de l D i c t a d o r n o s

p e r s i g u e n , d i j o R o d o l f o O v a l l e , y o p r o p o n g o q u e for­

m e m o s u n a m o n t o n e r a y s e a m o s úti les en esta fo rma

á n u e s t r a c a u s a . P o r mi parte , y o es toy resue l to á to­

m a r es te p a r t i d o y c o n los s o l d a d o s q u e t ra igo c o n m i ­

g o y d e c u y a f ide l idad estoy s e g u r o , m e iré al m o n t e ,

p a r a h a c e r d e s d e ah í mis sa l idas y v e n g a r en c a r n e

d e la d i c t a d u r a las in jur ias d e ésta cont ra los h o m b r e s

h o n r a d o s ,

T o d o s a p l a u d i m o s esta r e s o l u c i ó n , y la a f i r m a m o s

c o n n u e s t r a a c t i t u d d e c o n t r a b a n d i s t a s i m p r o v i s a d o s ,

c o m p r o m e t i é n d o n o s á t o m a r el m i s m o p a r t i d o .

L a c l a r i d a d c r e p u s c u l a r d e la m a ñ a n a c o m e n z a b a en

e s e m o m e n t o á dar un t inte gris á los o b j e t o s q u e n o s

r o d e a b a n c u a n d o L u i s M a t t a P é r e z a s e g u r ó ver á la

d i s tanc ia u n a luz c o m o d e b a r c o l e j a n o , q u e era pro­

b a b l e m e n t e la de l Maipo; pero los d e m á s n a d a veía­

m o s , y c r e y e n d o fuera be l la i lus ión d e nuest ro a m i g o ,

s e g u i m o s d i s e r t a n d o s o b r e el plan d e g u e r r a cjue n o s

p r e p a r á b a m o s á p o n e r en p r á c t i c a .

E n este p u n t o v i m o s e n c e n d e r s e e n el m a r u n a luz

v e r d e c o m o d e b e n g a l a . E r a el Maipo q u e se a c e r c a b a ,

d e v o l v i é n d o n o s n u e s t r a s q u e r i d a s i l u s i o n e s , n u e s t r a

a legr ía de p r i m e r a hora , n u e s t r a s magní f i cas e s p e r a n ­

zas, nues t ros p r o y e c t o s todos , ¡era el Maipol

P e r o la luz se a p a g ó y pasaron m i n u t o s m á s l a rgos

q u e las h o r a s , q u e nos h ic ie ron d u d a r hasta d e la rea­

l i d a d d e lo q u e a c a b á b a m o s d e v e r c o n nuest ros pro­

p i o s o jos .

Page 280: La Revolución Chilena

282 G i l , J U A N

L a luz d e la m a ñ a n a , c o m o el d e s p e r t a r d e un pro­

fundo s u e ñ o , se e x t e n d í a ya s o b r e el m a r , la p laya y las

l e j anas m o n t a ñ a s , m i e n t r a s d i v i d i d o s en g r u p o s , subía­

m o s los u n o s á la c o l i n a y otros á la punt i l l a d e T a l c a ,

p a r a d iv i sar el s u s p i r a d o b a r c o . I n s t a n t e s d e s p u é s el

Maipo se p r e s e n t ó á la vista. E s t á b a m o s s a l v a d o s , gra­

c ias á D i o s y á la V i r g e n de l C a r m e n , y d e n t r o d e p o c o s

m i n u t o s p o d r í a m o s ir á abrazar á b o r d o , á nuestros

c o m p a ñ e r o s d e P i c h i l e m u y d e V a l p a r a í s o y h a c e r v ia je

c o n e l los á la t ierra p r o m e t i d a d e nuest ras i lus iones !

E n t r e g a d o s á todas las e x p a n s i o n e s d e la m a y o r ale­

gr ía e s t á b a m o s , c u a n d u d i v i s a m o s por el l ado de l A l g a ­

r r o b o g e n t e s o s p e c h o s a q u e á c a b a l l o v e n í a h a c i a no­

sotros . ¿ Q u i é n e s podr ían ser s ino g u a r d a - c o s t a s ó so lda-

d c s d e a q u e l p u e b l o , m a n d a d o s en p e r s e c u c i ó n nuest ra

por las a u t o r i d a d e s d ic tator ia les? E n la puer ta de l hor­

n o se q u e m a el p a n , n o s d i g i m o s , y los m o z o s q u e n o s

a c o m p a ñ a b a n c o n f i r m a r o n nuestras s o s p e c h a s y n u e s ­

tros t e m o r e s .

¡ B i e n la t e n í a m o s a h o r a c o n el e n e m i g o e n c i m a y sin

p o d e r a r r o j a r n o s a l a g u a c o n e s p e r a n z a s d e s a l v a r n o s !

U n a r e s o l u c i ó n e n é r g i c a nos dio br íos en este m o ­

m e n t o . R e s o l v i m o s d e f e n d e r n o s á t o d o t rance , fuera

lo q u e fuera, y , c e l e b r a n d o al p u n t o c o n s e j o d e g u e r r a ,

a c o r d a m o s el p lan c o m p l e t o d e o p e r a c i o n e s .

E l c o r o n e l G o r o s t i a g a a s u m i r í a d e s d e ese m o m e n t o

e! m a n d o d e la p e q u e ñ a d i v i s i ó n ; es ta se d i v i d i r í a e n

tres e s c u a d r o n e s , a r m a d o s u n o d e c a r a b i n a s , otro d e

sab les y el te rcero d e r e v o l v e r e ; se c o l o c a r í a u n a avan-

Page 281: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 283

.zada á dos c u a d r a s d e d i s tanc ia , y R o d o l f o O v a l l e i r í a

d e s d e l u e g o c o n tres s o l d a d o s á r e c o n o c e r á los e n e m i ­

g o s y traer los pr i s ioneros si se r e n d í a n ó d i s p a r a r s o b r e

e l los si h u í a n ó h a c í a n frente.

A p r o b a d o este p l a n d e a t a q u e y d e de fensa , c a d a

u n o t o m ó , p u e s , el p u e s t o q u e le fué d e s i g n a d o y espe­

r a m o s el r e s u l t a d o d e las o p e r a c i o n e s .

V i m o s pronto , sin e m b a r g o , q u e los s o s p e c h o s o s se

rendían y q u e el m a y o r O v a l l e ven ía con e l los h a c i a

nuest ro a g i t a d o c a m p a m e n t o . ¿ Q u i é n e s eran? ¿ T a l vez

b a n d i d o s ó a g e n t e s del D i c t a d o r ?

L u e g o e s t r e c h a m o s la m a , : . j d e J o a q u í n Pr ie to H u r ­

t a d o y S a n t i a g o A l d u n a t e B a s c u ñ á n , q u e d e s d e V i ñ a del

M a r , v e n í a n á u n i r s e c o n nosot ros .

E n t r e t a n t o , d e s d e el b u q u e a m i g o se h a b í a n des­

p r e n d i d o botes q u e a v a n z a b a n hac ia el e m b a r c a d e r o

d e la P u n t a , y l u e g o ponía p ie en t ierra, s a l t a n d o lige­

r a m e n t e d e u n o d e e l los , n a d a m e n o s q u e E d u a r d o

G o r m a z A r a o s , d e s i g n a d o p o r el cap i tán G ó m e z para

t o m a r poses ión d e la ca le ta p o r b r e v e s instantes y dic­

tar en el la todas las p r o v i d e n c i a s , d e c r e t o - , o rdenan­

zas, leyes y c o n s t i t u c i o n e s (pie fuesen api o p i a d a s para

d e s t e r r a r de l lugar hasta la s o m b r a y el r e c u e r d o d e la

d i c t a d u r a .

C o n esta mis ión s a l v a d o r a nues t ro q u e r i d o a m i g o

a v a n z ó h a c i a nosot ros , e s c o l t a d o p o r s o l d a d o s d e la

Ar t i l l e ! ía d e C o s t a y c o m o c i r c u n d a d o p o r una a u r e o l a

d e r a d i a n t e e s p l e n d o r .

C o r r i m o s , pues , á abrazar lo , y e m b a r c á n d o n o s in-

Page 282: La Revolución Chilena

2 8 4 G i l . JUAN

N Ú M E R O 2

P a i t e oficia! del je fe (le E s t a d o M a y o r del E j e r c i t o Const i tuc io ­n a l , coronel don A d o l f o H o l l é ) ' , sobre la ba ta l l a de Pozo A l -m o n t e , l ib rada el 7 de marzo d e 1 8 9 1 .

Estallo Mayor ¿el Ejército Constitucional

Campamento Central, 13 de marzo de iSgi.

E l 27 del m e s p a s a d o se inic ió en I q u i q u e el m o v i ­

m i e n t o d e nuestras fuerzas c o n d i r e c c i ó n á la a l tura d e

M o l l e , d o n d e q u e d ó e s t a b l e c i d o el p r i m e r c a m p a m e n ­

to de l e j é rc i to q u e tenía la m i s i ó n d e r e s t a b l e c e r el

o r d e n c o n s t i t u c i o n a l en la p r o v i n c i a d e T a r a p a c á .

m e d i a t a m e n t e en tres b o t e s , fu imos c o n él á b o r d o , á

es t rechar las m a n o s d e nues t ros a m i g o s d e V a l p a r a í s o

y P i c h i l e m u , de l cap i tán G ó m e z , del m a y o r G a r c í a V a l ­

d i v i e s o y sus of ic ia les , d e J o a q u í n W a l k e r M a r t í n e z , de l

p r e s b í t e r o F r a n c i s c o L i s b o a , d e J o s é D o m i n g o F u e n -

za l ida y d e tantos otros m á s , t o d o s fel ices y a n i m o s o s .

M e d i a hora d e s p u é s e s t á b a m o s en v ia je , c o n r u m b o

al p o n i e n t e , y l u e g o le jos , m u y le jos d e los lazos y ase­

c h a n z a s d e la d i c t a d u r a .

T u a m i g o a fec t í s imo .

J A V I E R V I A L S O L A R

Page 283: La Revolución Chilena

J . A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 2 5

P a r a c o n s e g u i r este fin, d e tan v i v a y g r a v í s i m a

i m p o r t a n c i a , e ra n e c e s a r i o d e s a l o j a r d e sus p o s i c i o n e s

á las fuerzas m a n t e n i d a s a q u í p o r la d i c t a d u r a , y q u e ,

m e d i a n t e la fusión d e las d i v i s i o n e s m a n t e n i d a s p o r los

c o r o n e l e s R o b l e s , A r r a l e y G a n a , h a b í a l l e g a d o á ser

un c u e r p o d e e jé rc i to v e t e r a n o y n u m e r o s o . U S . s a b e

q u e nuest ras fuerzas en su gran to ta l idad h a b í a n s i d o

f o r m a d a s c o n vo luntar ios tan entus ias tas c o m o b i s ó n o s

y c o n un mater ia l d e g u e r r a q u e fué m e n e s t e r ar reba­

tar rifle por rifle al e n e m i g o . U S . s a b e t a m b i é n q u e ,

p o r la fuerza d e las c o s a s , nues t ro e jé rc i to t u v o q u e

a p r e n d e r á e v o l u c i o n a r m a t e r i a l m e n t e sobre el c a m p o

d e bata l l a .

E l i . ° d e m a r z o se d io pr inc ip io al r e c o n o c i m i e n t o

d e las pos ic iones o c u p a d a s por el e n e m i g o en la P u n t a

d e l B u i t r e , s i tuada al l ado sur d e la l ínea férrea, e n t r e

las e s t a c i o n e s d e S a n J u a n y C e n t r a l .

E l d ía 2 t r a s l a d a m o s nues t ro c a m p a m e n t o á la pri­

m e r a d e el las y e x t e n d i m o s nues t ras l ineas a v a n z a d a s

d e m o d o d e p o d e r d o m i n a r los m o v i m i e n t o s d e l e n e ­

m i g o cjue, á nuestra a p r o x i m a c i ó n , se r e p l e g ó h a c i a

P o z o A l m o n t e , d e s t r u y e n d o un g r a n t r e c h o d e la l ínea

férrea y en var ias partes los a l a m b r e s d e l te légrafo . M e ­

d i a n t e esfuerzos v igorosos , se c o n s i g u i ó sa lvar p rov i so ­

r i a m e n t e los d a ñ o s c a u s a d o s d e tal m a n e r a y p u d i m o s

segu i r a d e l a n t e c o n tanta r a p i d e z c o m o l a q u e e m p l e a ­

ba el e n e m i g o e n su fuga.

E s t e o c u p ó el 3 los p e q u e ñ o s cer ros q u e se e x t i e n ­

d e n al sur d e la p o b l a c i ó n d e P o z o A l m o n t e . N o s o t r o s

Page 284: La Revolución Chilena

286 G I L J U A N

s e g u i m o s ese día h a s t a la E s t a c i ó n C e n t r a l y d e s p u é s

d e r e c o n o c e r el n u e v o c a m p o en q u e se s i tuaban l a s

fuerzas contrar ia s , a v a n z a m o s e n la m a d r u g a d a de l 6-

hasta c o l o c a r n o s frente á e l las y á la d i s tanc ia d e t iro d e

c a ñ ó n .

E n t o d o s los m o v i m i e n t o s q u e , m i e n t r a s d u r ó el

a v a n c e , h u b o d e prac t i carse día á d ía , p r e s t a r o n servi­

c ios d e mani f ies ta u t i l idad la m á q u i n a y el c a r r o bl in­

d a d o s q u e dir ig ía el c a p i t á n d e m a r i n a d o n V í c t o r M .

D o n o s o . E n t o d o s el los h u b o c a m b i o d e d i s p a r o s entre

la art i l ler ía e n e m i g a y las a m e t r a l l a d o r a s del c a r r o bl in­

d a d o .

D e b o r e c o r d a r , a s i m i s m o , los serv ic ios q u e en estas

o c a s i o n e s h a p r e s t a d o la caba l l e r í a , q u e d i r ige el c o r o ­

nel d o n S a l v a d o r V e r g a r a , y es m a n d a d a p o r el c o ­

m a n d a n t e d o n A l e j a n d o V a l e n z u e l a .

E l C u a r t e l G e n e r a l y el E s t a d o M a y o r recor r ie ron

el día 6 las l íneas a v a n z a d a s d e n u e s t r o c a m p o y pu­

d i e r o n p o s e s i o n a r s e d e las c o n d i c i o n e s del t e r r e n o en

q u e d e b í a l ib ra r se la ba ta l l a . E l a la d e r e c h a de l e n e ­

m i g o se a p o y a b a en el c o r d ó n de l c e r r o q u e se e x t i e n ­

d e al c o s t a d o p o n i e n t e d e la l ínea férrea, m i e n t r a s q u e

el a la i zqu ie rda , al otro l a d o d e la m i s m a l ínea , iba á

d e s c a n s a r e n la of ic ina sal i tral del C a r m e n . L a arti l le­

ría e n e m i g a , d e s d e los m o r r o s m á s e l e v a d o s q u e h a y

en estas p o s i c i o n e s , d o m i n a b a c o n sus fuegos el cani­

llo c r u z a d o p o r los r ie les y e s t a b a en b u e n a s i tuac ión

para di f icultar el a v a n c e d e nues t ras t ropas .

A la v is ta d e l te r reno , U S . d e c i d i ó a tacar al e n e m i g o

Page 285: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 287

por su a la i zqu ie rda . Ofrec ía este p lan u n a d o b l e v e n ­

ta ja : se caer ía s o b r e el e n e m i g o por su l í n e a m á s d é b i l

y d e s c u i d a d a y se a p r o v e c h a r í a n las fac i l idades q u e los

a c c i d e n t e s del t e r r e n o n o s d a b a n en esta par te p a r a el

d e s e n v o l v i m i e n t o d e nuest ras fuerzas. L a s p iezas d e

nuest ra art i l ler ía q u e d a r o n c o l o c a d a s la m i s m a t a r d e

del 6 á cua t ro mi l metros d e los contrar ios y en situa­

c i ó n d e a v a n z a r á m e d i d a q u e lo requ i r i e ra el desaro l lo

d e l c o m b a t e . N u e s t r a s t ropas a c a m p a r o n d e m a n e r a

q u e sin esfuerzos p u d i e r a n t o m a r las p o s i c i o n e s q u e

h a b r í a d e seña lár se les .

Á las 7 d e la m a ñ a n a d e l d ía s igu iente , s á b a d o 7 de l

ac tua l , se r o m p i ó el fuego d e art i l ler ía . M e d i a h o r a m á s

ta rde dio o r d e n U S . d e q u e a v a n z a r a el bata l lón V a l ­

para í so s o b r e la of ic ina salitral d e l C a r m e n , en q u e se

g u a r n e c í a , c o m o se h a d i c h o , el e x t r e m o i z q u i e r d o d e

las fuerzas e n e m i g a s . E l bata l lón V a l p a r a í s o , c o m a n ­

d a d o p o r el t en iente c o r o n e l don J u l i o R . M o r a g a , se

d e s p l e g ó en g u e i i l l a y a t a c ó has ta o c u p a r l o s c o n o r d e n

y d e n u e d o los c a l i c h e s q u e t iene en e x p l o t a c i ó n a q u e l l a

of ic ina. E l V a l p a r a í s o fué o p o r t u n a m e n t e re forzado p o r

los bata l lones P i s a g u a y C h a ñ a r a l , q u e m a n d a n res­

p e c t i v a m e n t e los ten ientes c o r o n e l e s d o n J o s é A n t o n i o

E c h e v e r r í a y d o n F r a n c i s c o S . R u b i o .

A t a c a d o p o r el a la i zqu ierda , el e n e m i g o in ic ió c o n

sus m e j o r e s fuerzas, q u e p e r m a n e c í a n á la d e r e c h a , u n

m o v i m i e n t o d e a v a n c e q u e h u b i e r a p o d i d o e n v o l v e r n o s

si l l ega á rea l izarse c o n f e l i c idad . P e r o c o m b a t i d a á

• t iempo p o r el ba ta l lón T a l t a l , es ta tentat iva no s i rv ió

Page 286: La Revolución Chilena

288 G i l . J U A N

s i n o p a r a prec ip i tar el d e s e n l a c e d e la bata l l a . A q u e l

c u e r p o , q u e tenía á su frente al d e n o d a d o c o m a n d a n t e

d o n D o m i n g o G o d o y , hizo un a v a n c e l leno d e a t r e v i ­

m i e n t o s o b r e el c e n t r o d e las l íneas e n e m i g a s , y t u v o

l u e g o q u e r e p l e g a r s e á n u e s t r a i z q u i e r d a para r e c h a z a r

el m o v i m i e n t o e n v o l v e n t e á q u e h e a l u d i d o .

H u b o un m o m e n t o en q u e las fuerzas del T a l t a l r o ­

d e a r o n u n a par te c o n s i d e r a b l e d e s o l d a d o s p e r t e n e c i e n ­

tes al r e g i m i e n t o 5. 0 d e l ínea . U n a s u s p e n s i ó n m o m e n ­

tánea d e los fuegos dio lugar á q u e se c r e y e r a en la ren­

d i c i ó n d e los s o l d a d o s e n e m i g o s ; p e r o d e r e p e n t e la

t ropa r o d e a d a y otras par t idas q u e v e n í a n en su aux i l io

r o m p i e r o n d e n u e v o los fuegos y se o r i g i n ó e n t o n c e s un

c o m b a t e á c o r t a d i s tanc ia q u e c a u s ó e n o r m e s p é r d i d a s .

E l T a l t a l fué re forzado al p u n t o por el b a t a l l ó n

C o n s t i t u c i ó n , q u e t iene por j e fe al c o m a n d a n t e d o n J o s é

I g n a c i o L ó p e z , y éste y a q u é l c u e r p o p r o s i g u i e r o n la

l u c h a hasta d e s a l o j a r por c o m p l e t o d e sus p o s i c i o n e s

a l e n e m i g o .

E n n u e s t r a a la d e r e c h a , m i e n t r a s tanto , d e s p u é s d e

t res horas d e c o m b a t e , las t ropas del V a l p a r a í s o , d e l

P i s a g u a y del C h a ñ a r a ! , q u e o b r a b a n b a j o la d i r e c c i ó n

de l v e t e r a n o c o m a n d a n t e E c h e v e r r í a , h a b i á n b a t i d o to­

t a l m e n t e á las fuerzas de l a la i zquierda contrar ia y o c u ­

p a d o las c a s a s d e la of ic ina del C a r m e n .

P o r la b r e v e i n d i c a c i ó n q u e he h e c h o a n t e r i o r m e n t e

d e las c o n d i c i o n e s de l t e r r e n o en q u e se d e s a r r o l l a r o n

n u e s t r o s m o v i m i e n t o s , p u e d e c a l c u l a r s e la i m p o r t a n c i a

e s t r a t é g i c a d e la l ínea férrea. P a r a d o m i n a r l a c o n t a b a -

Page 287: La Revolución Chilena

l.A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 2S9

1 9

m o s c o n el tren a r m a d o q u e antes h a b í a s e r v i d o p a r a

los r e c o n o c i m i e n t o s y q u e a h o r a á las ó r d e n e s de l

ten iente i . ° d e m a r i n a , d o n J u a n 2° W i l l i a m s N . ,

a p o y ó e f i cazmente el a v a n c e d e nues t ras t ropas y c o m ­

bat ió á las contrar ias c o n el fuego d e sus a m e t r a ­

l l adoras .

L a d iv i s ión d e d e s e m b a r c o d e la e s c u a d r a , q u e o b e ­

d e c í a t a m b i é n al s e ñ o r W i l l i a m s t u v o , a s i m i s m o , u n a

par te i m p o r t a n t e en el éx i to d e la bata l la . D o s a m e ­

tra l ladoras G a t l y n a p o y a r o n nuestra a la izquierda , y un

c a ñ ó n d e s iete l ibras , A n n s t r o n g , b a j o la d i r e c c i ó n del

g u a r d i a m a r i n a d o n J a v i e r G a j a r d o !>., a v a n z ó j u n t o

con una pieza d e m o n t a ñ a á c a r g o de l al férez d o n J o s é

M a r í a H e r r e r a , hasta proteger d e c e r c a nuestras l íneas

d e a t a q u e .

L a p e q u e ñ a b r i g a d a d e v o l u n t a r i o s o r g a n i z a d a e n

T a l t a l , con el n o m b r e d e F r a n c o s T i r a d o r e s , c o m b a t i ó

v a l i e n t e m e n t e á la izquierda del bata l lón C h a ñ a r a l

y b a j o las ó r d e n e s del c o m a n d a n t e d o n O l e g a r i o

P a i r o a .

D e s e c h o en todas partes , el e n e m i g o , ret iró sus p i e ­

zas d e art i l ler ía d e las v e n t a j o s a s p o s i c i o n e s q u e o c u ­

p a b a , c e d i ó el c a m p o y a p a g ó sus fuegos á las i r . 2 0

m i n u t o s d e la m a ñ a n a .

L o s restos d e su tropa, d i e z m a d a p o r el c o m b a t e y

d e s m o r a l i z a d a por la d e n o t a , a b a n d o n a r o n la art i l ler ía

en la es tac ión de P o z o A l m o n t e y h u y e r o n en d isper­

s ión p o r la p a m p a d e T a m a r u g a ' . A l l í los p e r s i g u i ó

n u e s l r a caba l l e r í a .

Page 288: La Revolución Chilena

290 G i l . J U A N

E l d e s a s t r e fué c o m p l e t o .

S o b r e el c a m p o d e bata l la q u e d a r o n el c o m a n d a n t e -

e n j e fe y d o s d e los je fes m á s i m p o r t a n t e s de l e j é r c i t o

e n e m i g o . N o es p o s i b l e , p o r lo d e m á s , c a l c u l a r el

n ú m e r o c i e r t a m e n t e c o n s i d e r a b l e , d e m u e r t o s , y he­

r idos .

L o s je fes pr i s ioneros fueron 5, los oficiales s u b e n á

1 8 y el n ú m e r o d e tropa r e c o g i d a en la m i s m a c o n d i ­

c i ó n ó q u e v o l u n t a r i a m e n t e se e n g a n c h ó en nues t ras

filas, n o b a j a d e 3 8 0 .

E l mater ia l d e g u e r r a q u e ha c a í d o en n u e s t r o

p o d e r a s c i e n d e á 1 1 c a ñ o n e s , 4 a m e t r a l l a d o r a s y 8 0 0

rifles.

E l e j é rc i to q u e sos ten ía la c a u s a d e la d i c t a d u r a en

la p r o v i n c i a d e T a r a p a c á fué, pues , c o m p l e t a m e n t e des­

t r u i d o y en la hora ac tua l n o q u e d a en pie ni la s o m ­

b r a d e su p o d e r .

L a v ic tor ia fué o b t e n i d a p o r nuestra p a i t e al p r e c i o

d e p é r d i d a s do lorosas . E l bata l lón T a l t a l p e r d i ó á s u s

tres je fes . N u n c a se d e p l o r a r á b a s t a n t e la m u e r t e del.

c o m a n d a n t e d o n D o m i n g o ( ¡ o d o y Y . , q u e m o s t r ó en

el c o m b a t e p o s e e r el t e m p l e d e a l m a d e los h é r o e s . E l

2 . " j e fe del c u e r p o , s a r g e n t o m a y o r d o n F r a n c i s c o A .

F i g u e r o a , fué her ido , y el 3 . 0 , s a r g e n t o m a y o r d o n A d o l

fo J e n e c q u e l , fué m u e r t o . E l ba ta l lón P i s a g u a c u e n t a

e n t r e las b a j a s , la d e su z.° j e fe , el s a r g e n t o m a y o r d o n

M á x i m o C a r d e m i l , q u e s u c u m b i ó v a l i e n t e m e n t e al fren­

te d e la t ropa. Y la d iv i s ión d e d e s e m b a r c o d e la E s ­

c u a d r a , v io c a e r g r a v e m e n t e h e r i d o á su je fe e! t en iente

Page 289: La Revolución Chilena

I.A R E V O I . I C I Ó N C H I L E N A 2gi

i . ° d e m a r i n a d o n J u a n 2 . " W i l l i a m s N . , q u e d ir ig ía

c o n ac ie r to y s e r e n i d a d el tren a r m a d o .

F u é h e r i d o t a m b i é n , en c i r c u n s t a n c i a s q u e d e s e m p e ­

ñ a b a func iones d e a y u d a n t e d e U S . , el secre tar io d e l

e j é r c i t o d o n E n r i q u e V a l d é s V e r g a r a , q u i e n pres tó ser­

v ic ios d e i n c a l c u l a b l e ut i l idad en la o r g a n i z a c i ó n d é l o s

d i v e r s o s t r a b a j o s q u e or ig ina el m o v i m i e n t o d e las fuer­

zas a r m a d a s y q u e no son p r o p i a m e n t e de l resorte m i ­

litar. S u br i l lante c o n d u c t a en el c o m b a t e p u e d e a p r e ­

c i a r l a U S . c o n m e j o r a c i e r t o q u e y o .

E l n ú m e r o total d e nuest ras b a j a s a s c e n d i ó á 76

m u e r t o s , á 1 5 6 h e r i d o s y á 1 6 5 d e s a p a r e c i d o s . U S .

e n c o n t r a r á los deta l les c o r r e s p o n d i e n t e s en los c u a d r o s

y r e l a c i o n e s a n e x o s .

A l entrar en c o m b a t e , y h e c h a d e d u c c i ó n d e las b a n ­

d a s d e m ú s i c o s y d e la t r o p a q u e p e r m a n e c i ó en la r e ­

s e r v a ó n o ent ró al fuego, n u e s t r a s fuerzas a c t i v a s n o

l l e g a b a n s ino á 1 , 0 0 0 h o m b r e s . L a bata l la se l ibró c o n

fuerzas tan n u m e r o s a s , p o r lo m e n o s c o m o las nues­

tras, s u p e r i o r e s por la i n s t r u c c i ó n mi l i tar y p r o t e g i d a s

p o r las v e n t a j a s d e la pos ic ión d e d e f e n s a . L l e v á b a m o s

en cont ra , e l e m e n t o s c o n s i d e r a b l e s , y p a r a q u e el ata­

q u e fuera c o r o n a d o p o r un éx i to tan e s p l é n d i d o , forzo­

s a m e n t e ha d e b i d o h a c e r s e l u j o d e t ino y d e va lor .

C r e o e x c u s a d o p o r e l lo h a c e r r e c o m e n d a c i o n e s e s ­

pec ia les . B á s t e m e d e c i r q u e t o d o s los je fes , of ic ia les ,

c l a ses y s o l d a d o s c u m p l i e r o n b u e n a m e n t e su d e b e r .

C r e o e x c u s a d o t a m b i é n e n v i a r m i s fe l i c i tac iones á

U S . por un tr iunfo c u y a s g lor ias recaen p r i n c i p a l m e n -

Page 290: La Revolución Chilena

2 g 2 (511. J U A N

te s o b r e U S . y c u y a t r a s c e n d e n c i a para la c a u s a d e

c r d e n y d e la l i b e i t a d q u e s o s t e n e m o s no p u e d e á na­

d i e o c u l i a r s e .

D i o s g u a r d e á U S .

A . H O L L E Y

A l C o m a n d a n t e en J e f e del E jérc i to Const i tucional .

N Ú M E R O 3

Xo (jvie fué el comité ejecutivo de la revolución

( D e El Porvenir.)

C o n m o t i v o d e la p u b l i c a c i ó n d e este n ú m e r o espe­

c i a l d e El Porvenir y para preparar un ar t í cu lo od hoc

y d e a c t u a l i d a d , nos a c e r c a m o s á uno d e los c a b a l l e r o s

q u e formaron parte del C o m i t é R e v o l u c i o n a r i o , d o n

•Car los W á l k e r Mart ínez-

D e nuest ra visita r e c o g i m o s los s iguientes datos q u e

n o d u d a m o s interesarán d nues t ros lectores .

E l s e ñ o r W á l k e r M a r t í n e z t iene el d iar io d e sus tra­

b a j o s del C o m i t é d u r a n t e los o c h o m e s e s d e la d ic­

t a d u r a .

L o r e c o r r i m o s p r o l i j a m e n t e y con v i v a a t e n c i ó n . E s

un l ibro o r i g i n a l í s i m o . H e c h o s á la car rera sus b r e v e s

a p u n t e s , m á s q u e not ic ias h i s tór icas p a r e c e n títulos d e

c a p í t u l o s d e una o b r a en p r e p a r a c i ó n , y lo q u e en e l los

Page 291: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 293

se c o n t i e n e r e s p e c t o á los h o m b r e s y á los s u c e s o s de-

la r e v o l u c i ó n , m á s q u e c rón ica , p a r e c e una e s p e c i e d e

c u e n t a cor r i ente en la cua l van c o n f u n d i d o s cifras,,

n o m b r e s , versos , frases, m á s ó m e n o s h u m o r í s t i c o s ó

d e s e n f a d a d o s , según e s t a b a el h u m o r de l consp i rador ; -

t o d o esto , en m e d i o d e un revo l t i jo indesc i f rab le , á l o

m e n o s para un e x t r a ñ o , d e rayas , d i b u j o s , recortes d e

p e r i ó d i c o s , car ica turas , v iñetas , tours de forcé cal igráfi­

c o s . . . , e t c . , e t c . , q u e d e j a n la impres ión m á s bizarra '

( p e r d ó n e s e n o s la e x p r e s i ó n ) p o r q u e reve lan q u e t o d o

al l í es e s p o n t á n e o , í n t i m o , sin p r e t e n s i o n e s d e n i n g u ­

n a c l a s e , c o m o q u e fué este d iar io d e s t i n a d o s imple ­

m e n t e á refrescar la m e m o r i a y e n t r e t e n i m i e n t o d e re­

d u c i d o n ú m e r o d e a m i g o s q u e c o m p a r t í a n con su au­

tor los pe l igros y las o s c u r i d a d e s d e las p e r s e c u c i o n e s .

H é ah í el r u m b o q u e nos ha s e r v i d o para s e g u i r

p a s o á p a s o el c a m i n o del C o m i t é , s e g u r o s d e q u e si'

v i v i é s e m o s en un país m á s escént r i co q u e el n u e s t r o ,

las pág inas del señor- W á ' k e r M a r t í n e z , ta les c o m o

es tán , s in agregar ni q u i t a r una c o m a , v a l d r í a n u n a s

b u e n a s l ibras ester l inas . U n inglés las pesar ía en o r o , si:

se t ratase d e n e g o c i o s d e I n g l a t e r r a ó d e la I n d i a .

¿ Q u é fué, en s u m a , ese famoso C o m i t é , ese fantasma-

terr ible , tenaz, i m p a l p a b l e , q u e perseguía á B a l m a c e d a

d e d ía y d e n o c h e , á t o d a hora , c o m o la s o m b r a d e

H a m l e t ?

L o v a n á ver nuestros lectores . C u a n d o t o m ó nac i ­

m i e n t o la i d e a d e la r e v o l u c i ó n y c o n c l u y ó su o b r a d e

a r d i e n t e d e m o l i c i ó n la C o m i s i ó n C o n s e r v a d o r a , se ñ o r a -

Page 292: La Revolución Chilena

294 < ; I 1 . J U A N

b r ó u n a j u n t a d i rect iva , c o m p u e s t a d e d o c e p e r s o n a s :

seis c o n s e r v a d o r e s y seis l ibera les . L o s c o n s e r v a d o r e s

e ran los m i e m b r o s d e la J u n t a E j e c u t i v a : I r a r r á z a v a l ,

R o d r í g u e z , C i m e n t e s , B l a n c o i W á l k e r M a r t í n e z . A r r e ­

c i a n d o la t o r m e n t a , y c u a n d o la a c c i ó n n e c e s i t ó ser

m á s r á p i d a , su n ú m e r o se r e d u j o á c u a t r o : d o s p o r c a d a

p a r t i d o . P o r una par te B e s a y E d u a r d o M a t t e y por la

otra I r a r r á z a v a l y W á l k e r M a r t í n e z . A s í l legó el y d e

E n e r o .

S e p e n s ó m a n d a r á d o s d e los m i e m b r o s á la E s c u a ­

dra p a r a representar á los p a r t i d o s en su p r o n u n c i a ­

m i e n t o ; p e r o los je fes d e el la, M o n t t y d e m á s , indica­

ron la i d e a d e tener c o n s i g o á los p r e s i d e n t e s d e las

C á m a r a s .

L a p e r s e c u c i ó n v i o l e n t a q u e se desa tó al d ía s i g u i e n t e

d e a q u e l a c o n t e c i m i e n t o d i s p e r s ó á t o d o s los je fes d e

la r e v o l u c i ó n , s o b r e t o d o á los d i p u t a d o s y s e n a d o r e s

firmantes d e la des t i tuc ión d e B a l m a c e d a . N e c e s i t a r o n

sal ir de l país ú o c u l t a r s e p o r sa lvar su v ida . D e los d e l

c o m i t é , d o n J o s é B e s a , se refugió en la h a c i e n d a d e

C a m p u z a n o , p r o p i e d a d de l p resb í te ro d o n C l e m e n t e

D í a z , en M a í p o , y d e all í se e m b a r c ó p a r a el P e r ú ;

d o n M a n u e l J . I r a i r á z a v a l p o r los b o q u e t e s d e la cor­

d i l lera , e n la C o m p a ñ í a , b u s c ó el c a m i n o d e la R e ­

p ú b l i c a A r g e n t i n a y fué á B u e n o s A i r e s ; d o n E d u a r ­

d o M a t t e se e n c e r r ó en la casa d e un a m i g o q u e g u a r d ó

el secre to c o n la r e s e r v a m á s a b s o l u t a d e q u e h a y e j e m ­

plo , y d o n C a r l o s W á l k e r M a r t í n e z q u e d ó so lo en S a n ­

t iago sin saber en los p r i m e r o s m o m e n t o s c ó m o ni

Page 293: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 295

•con q u i é n e n t e n d e r s e p a r a entrar d e l l eno en la t a rea

d e organizar a q u í la r e v o l u c i ó n , q u e , p o r d e s i d i a ó c o ­

b a r d í a d e los j e fes de l e jé rc i to , se vio al p r inc ip io c a s i

• e n t e r a m e n t e a i s lada en el N o r t e .

E l 9 d e e n e r o s u p o W á l k e r M a r t í n e z q u e e n p o d e r

•de d o n G r e g o r i o D o n o s o h a b í a n q u e d a d o d o c u m e n t o s '

i m p o r t a n t e s y a l g u n o s fondos r e c o l e c t a d o s p a r a la re­

v o l u c i ó n , y en el m o m e n t o se t rans ladó á su c a s a á u n i r s e

•con él p a r a segui r j u n t o s los t raba jos en p e r s p e c t i v a .

L a casa d e D o n o s o n o d e s p e r t a b a s o s p e c h a s , p r i m e r o ,

p o r q u e la ac t i tud t ranqui la , a p a r t a d a , p r e s c i n d e n t e en

pol í t ica d e este c a b a l l e r o lo p o n í a fuera d e l o j o e s c u ­

d r i ñ a d o r d e l e s p i o n a j e of icial ; y , s e g u n d o , p o r q u e la

c a s a e s t a b a e n c o n s t r u c c i ó n , c o n v i r t i é n d o s e , c o m o h o y

s e la ve , e n v e r d a d e r o p a l a c i o d e la ca l l e d e A g u s t i n a s ,

y á n a d i e h a b r í a p o d i d o ocurr í r se le q u e e n e s e s i t io s e

• f raguaban c o n s p i r a c i o n e s , ni q u e e ran c o n j u r a d o s los

q u e á sus puer tas l l egaban entre e s c o m b r o s y m u r a l l a s

á m e d i o l evantar .

D e s d e e s e m o m e n t o W á l k e r M a r t í n e z y D o n o s o n o

•se s e p a r a r o n m á s hasta q u e sa l ieron tr iunfantes d e sus

•escondr i jos , c o r r i e n d o j u n t o s las m i s m a s a v e n t u r a s , y

f o r m a n d o los dos el v e r d a d e r o y t ínico C o m i t é d e S a n ­

t i a g o .

C i e r t a m e n t e q u e , so los y e s c o n d i d o s ( p o r q u e D o n o ­

s o s iete d ías d e s p u é s fué a m e n a z a d o y p e r s e g u i d o ) , n a d a

h a b r í a n p o d i d o h a c e r d e p r o v e c h o , á pesar d e su b u e ­

n a v o l u n t a d ó p e r s e v e r a n c i a e n é r g i c a ; p e r o se e n c o n -

' traron s i e m p r e a c o m p a ñ a d o s , s i e m p r e e n c o m u n i c a

Page 294: La Revolución Chilena

296 G I L J U A N

c ión c o n p e r s o n a s d e afuera, s i e m p r e r e c i b i e n d o visitas»

a s i s t i e n d o á confe renc ias , a t a n d o los hi los d e la r e v o ­

luc ión p o r todas partes , e s c r i b i e n d o p r o c l a m a s , l a n z a n d o

mani f i e s tos , m a n J a n d j oficiales y j e fes al N o r t e , po­

n i é n d o s e en c o m u n i c a c i ó n con los h o m b r e s m á s in­

fluyentes d e las prov inc ias , s o r p r e n d i e n d o t e l e g r a m a s ,

a s e d i a n d o al d i c i a d o r y a r r a n e á n d o l e secre tos c u y a

r e v e l a c i ó n sol ía d e s e s p e r a r l o ! l i s t a v i d a d e a c t i v i d a d ,

q u e á v e c e s fué p r o d i g i o s a , la m a n t u v i e r o n t o d o el

t i e m p o d e la gran j o r n a d a , los íntegros o c h o m e s e s d e

la c a m p a ñ a . C o n el los se c o m u n i c a b a la J u n t a d e G o ­

b i e r n o d e I q u i q u e , los jefes del e jérc i to q u e se rv ían á

la r e v o l u c i ó n , los a g e n t e s conf idenc ia les en el e x t r a n j e ­

ro, los e m i g r a d o s , todos , en fin, los q u e a l g u n a rela­

c ión tenían c o n el m o v i m i e n t o c o n s t i t u c i o n a l . D e su

d i r e c c i ó n centra l nac ieron todas las ideas q u e , c o n

b u e n éx i to a l g u n a s y mal éx i to otras , se rea l i za ron ,

d u r a n t e a q u e l l a época , d e s d e la e s p l é n d i d a o p e r a c i ó n

del Maipo hasta los ú l t imos destrozos d e las l íneas te­

legráf icas d e agos to . I n j u s t i c i a ser ía dec i r q u e a lgo se

hizo sin el los, ó fuera d e e l los . W á l k e r M a r t í n e z y D o ­

n o s o fueron el a l m a d e t o d o .

E n t r e sus a m i g o s y c o m p a ñ e r o s , al p r inc ip io , en la

c a s a d e D o n o s o , v iv ieron á su l ado B o o n e n y C a r l o s

B e s a . C o n c u r r e n t e s á sus conferenc ias , p lanes , p r o y e c ­

tos d e m o v i m i e n t o s , fueron L e o n c i o E c h e v e r r í a , L e ó ­

n idas V i a l , E m i l i o S á n c h e z , J o a q u í n F i g u e r o a , e tc . ,

e tc . , y m u c h o s otros j ó v e n e s y c a b a l l e r o s d i s t i n g u i d o s .

L o s h e r m a n o s g e n e r a l y c o r o n e l G o r o s t i a g a , S a l v o .

Page 295: La Revolución Chilena

I.A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 207

N o v o a , C o r t é s , al l í i b a n ; y al i í se e n c o n t r a b a n c o n

R o d o l f o O v a l l e , L a d i s l a o Er rázur iz , L u i s y J o a q u í n

W á l k e r M . , P a t r i c i o L a r r a í n , J o a q u í n S a n t a C r u ? , J u a n

A n t o n i o O r r e g o , etc . , e tc . C a r l o s L i r a era u n o d e ' los

as i s tentes m á s a s i d u o s , y d e s p u é s del v ia je del Maip >,

c u a n d o se a p r e t ó más la s i tuac ión y se a p u r ó m á s la

n e c e s i d a d d e un m o v i m i e n t o en S a n t i a g o , su acc ión

fué m u c h o m á s ef icaz p o r q u e él era (y as í lo l l a m a b a n

los a m i g o s ) el i n t e n d e n t e d e la r e v o l u c i ó n en esta pro­

v inc ia . L a pol ic ía c o n s t i t u c i o n a l ( q u e también la h a b í a )

corr ía á sus ó r d e n e s d i r e c t a m e n t e . M á s tarde , c u a n d o

d e la c a s a d e D o n o s o neces i ta ron huir á otro n i d o , los

d o s je fes de l c o m i t é c a m b i a r o n los brazos y cor reos d e

la a c c i ó n e jecut iva , y J o s é M a n u e l L a r r a í n , E u l o j i o

D í a z , J o a q u í n y P e d r o D o n o s o , los h e r m a n o s C o n c h a

S u b e r c a s e a u x y E n r i q u e L ó p e z , se a g r e g a r o n á la bue­

n a lista d e los a g i t a d o r e s d e S a n t i a g o . E l C o m i t é local

d e V a l p a r a í s o func ionaba al m i s m o t i e m p o (á su fren­

te e s t a b a C u m m i n g ) , y por su c o n d u c t o se hac ían l e s

e m b a r q u e s (en c u y a la rga l ista d e je fes y of ic ia les figu­

ra K ó r n e n y se m o v í a n los hi los d e un m o v i m i e n t o

q u e p r o m e t i ó A m b r o s i o L e t e l i e r c o n v a n a s p a l a b r a s

sin h a c e r n a d a d e p r o v e c h o , ni c u m p l i r n i n g u n a d e sus

p r o m e s a s . M a n u e l Soffia y E m i l i o L a r r a í n interv in ie­

ron d i r e c t a m e n t e en este n e g o c i o .

D e l m i s m o m o d o , a n á l o g o s al d e V a l p a r a í s o se or­

g a n i z a b a n en los d e p a r t a m e n t o s otros c o m i t é s , y por

su par te o b r a b a n c o n culor p a r a preparar lo q u e t o d o

el m u n d o d e s e a b a , la r e v o l u c i ó n interior , mil i tar , en los

Page 296: La Revolución Chilena

2aS G i l . J U A N

c u a r t e l e s , d e éx i to s e g u r o . S i n o lo o b t u v i e r o n , prepa­

raron la op in ión á lo m e n o s , para s e m b r a r c ie r ta

flojedad q u e se d i j o ver d e s p u é s en las filas d ic tato­

r ia les .

E l C o m i t é d e S a n t i a g o v i g i l a b a y e s t a b a en c o n s t a n ­

te c o m u n i c a c i ó n c o n e l los .

A q u í se fo rmó t a m b i é n u n a g ran a s o c i a c i ó n c o m ­

pues ta d e q u i n i e n t o s j ó v e n e s y cas i en la m a y o r par te

<ie ca r re ra profes iona l , q u e se d e d i c a r o n á cor ta r telé­

gra fos , destruir ferrocarr i les , e t c . , etc . S e a r m a r o n c o n

rifles. A su . f rente , entre otros , figuraba D a n i e l L a s t a -

rria, q u e m u r i ó á sus pr inc ip ios , A b e l S a a v e d r a , P e d r o

L i r a , Pa t r i c io A l d u n a t e , los C a l v o C r u c h a g a , A r t u r o

U n d u r r a g a , e t c . , e tc . D e e l los fueron a l g u n o s d e los

sacr i f i cados en L o C a ñ a s .

E l C o m i t é , ent re tanto , s e g u í a d a n d o pasto á la p ren­

s a , p u n t o q u e n o d e s a t e n d i ó un m i n u t o . S u p r i m e r

Manifiesto, del 1 8 d e febrero , es u n a p ieza h is tór ica y

lega l d e alta i m p o r t a n c i a , q u e h o n r a á sus autores y

d e f i n e a d m i r a b l e m e n t e b ien la s i tuac ión j u r í d i c a y po­

l í t ica d e la r e v o l u c i ó n y la d i c t a d u r a . A l c a n z a n á o c h o

ó n u e v e los mani f ies tos poster iores .

C u a n d o el C o m i t é neces i tó el c o n c u r s o d e otras per ­

s o n a s , n u n c a se vio d e s a i r a d o , y este deta l l e es h o n r o s o

para C h i l e . H u b o v e z q u e neces i tó d e los c o n s e j o s d e

d o n B e l i s a r i o P r a t s y d e C o n c h a y T o r o ; y es tos d o s

c a b a l l e r o s a c u d i e r o n en el a c t o á la c i ta . N e c e s i t a m a n ­

dar á F i d e l U r r u t i a á s u b l e v a r el Sur , y el v a l i e n t e j e fe

o b e d e c i ó en el a c t o . N e c e s i t ó d inero y p e n s ó en un

Page 297: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 2 0 Q

-emprést i to, y ha l ló a c o g i d a i n m e d i a t a . Q u i s o tener e n

s u p o d e r los p l a n o s or ig ina les q u e p a r a la c a m p a ñ a e n

p r o y e c t o p o r la cos ta d e M e l i p i l l a tenía e n su m e s a

B a l m a c e d a , y los tuvo , y los r e m i t i ó al G o b i e r n o d e

I q u i q u e !

L o s e p i s o d i o s d e es te g é n e r o son i n n u m e r a b l e s , y

-a lgunos c u r i o s í s i m o s . S e podr ían sacar a r g u m e n t o s p a r a

c i e n n o v e l a s d e los e p i s o d i o s r e l a c i o n a d o s con el C o ­

m i t é . L a s car tas q u e W á l k e r M a r t í n e z m a n d a b a á

B u e n o s A i r e s , c u e n t a n m u c h o s , p e r o nosotros , d e los

l a b i o s d e es te señor , h e m o s o í d o m u c h o m á s q u e en

o b s e q u i o á la b r e v e d a d no lo c o n s i g n a m o s en estos

a p u n t e s q u e h e m o s q u e r i d o h a c e r b r e v e s .

P a r a e m b a r c a r á los j e fes y j ó v e n e s ¡ q u é d e p e r c a n ­

c e s ' ¡ q u é d e p e r c a n c e s en a q u e l l a s c o n f e r e n c i a s noc­

t u r n a s á q u e sol ían a c u d i r los d o s je fes del C o m i t é ! ¡y

q u é d e p e r c a n c e s en t o d o , has ta en la r e m i s i ó n d e fon­

d o s y cartas p a r a el N o r t e ! H u b o c a r t a q u e fué en ci­

fra, c o s i d a a l corsé d e una g ran d a m a , m u j e r d e un

M i n i s t r o d e E s t a d o ; y h u b o c ien mil pesos q u e fueron

d e n t r o d e un bas tón a h u e c a d o e x p r o f e s o c o n este ob­

j e t o ! . . . H u b o dis f races q u e s ó l o al r e c o r d a r l o s h a c e n

r e v e n t a r d e risa y q u e casi d ie ron m o t i v o p a r a d a r s e d e

ba lazos entre sí los c o n s p i r a d o r e s . H u b o m i e d o s , he­

r o i c i d a d e s , intr igas , c a b a l a s , c h i s m e s , e t c . , e t c . , d i g n o s

d e m e m o r i a s e s p e c i a l e s ; y t e n e m o s e n t e n d i d o q u e el

a u t o r d e l d ia r io de l C o m i t é se va á dar lugar , r o b a n d o

e l t i e m p o á sus n u m e r o s a s é i m p o r t a n t e s o c u p a c i o n e s

.profesionales y po l í t i cas , p a r a e s t a m p a r t o d o ese m u n -

Page 298: La Revolución Chilena

300 G I L J U A X

d o d e e p i s o d i o s en un l ibro q u e p r o m e t e ser b ien in­

teresante .

R e c o r r i e n d o el d ia r io nos h a l l a m o s c a d a p o c a s pá­

g inas c o n s i g n o s d e s c o n o c i d o s , por c ierto , p a r a no­

sotros .

— ¿ Q u é signif ican esas anc las? p r e g u n t a m o s .

— C a d a una r e p r e s e n t a una dist inta casa d o n d e dor­

m i m o s .

— ¿ Y cuántas s u m a n en los o c h o m e s e s esas d is t intas

casas? ¿ C u á n t o esos d is t intos as i los?

— D i e z o d o c e : R o b e r t o E y z a g u i r r e , G r e g o r i o D o n o s o

L e o n c i o E c h e v e r r í a , E m i l i o L a r r a í n , familia F i g u e r o a ,

famil ia C o n c h a y T o r o , J o s é D o m i n g o d e O s m a , etc .

e tc . S in inc lu i r á la h o s p i t a l a r i a L e g a c i ó n d e la R e p ú ­

b l i c a A r g e n t i n a q u e en d o s ó tres g r a n d í s i m o s a p u r o s

dio a b r i g o m o m e n t á n e o al señor W á l k e r M a i t í n e z p a r a ,

sa lvar lo d e p e r s e c u c i o n e s v io lentas .

— ¿ Y q u é s ignif ican esas l íneas d e cifras á c a d a paso?

— S o n las notas m a n d a d a s á J o a q u í n W á l k e r Mar t í ­

nez á I q u i q u e y á B i a n c h i T u p p e r á B u e n o s A i r e - .

•—¿Y esos a n e x o s c o n letra d i ferente d e la d e us­

tedes?

— ¡ S o n los datos q u e nos d a b a n d e la M o n e d a los

e m p l e a d o s í n t i m o s d e la d i c t a d u r a ! ¡ A h í es taba el

d e d o d e nuest ra pol ic ía para seña la r lo q u e c o n v e n í a

d a r n o s en c o p i a s !

— ¿ Y a q u e l l o s d i b u j o s d e p a t í b u l o s y siete h o r c a s q u e

figuran en la p á g i n a c o r r e s p o n d i e n t e al 2 1 d e febrero?

— ¡ E s la sentenc ia d e m u e r t e d e la d i c t a d u r a q u e pro-

Page 299: La Revolución Chilena

I A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 301

N Ú M E R O 4

Cómo estaban el San Felipe 7 el Talca antes de la ocupación de A n t o f a g a s t a

( D e l.n Patria de I q u i q u e )

Sierra Gorda, iS de marzo de i8gi.

E l infrascrito n o m b r a d o p o r U S . con fecha 1 5 del

p r e s e n t e para h a c e r una revista d i sc ip l inar ia al bata l lón

m o v i l i z a d o S a n F e l i p e , t iene el h o n o r d e dar c u e n t a

d e su c o m e t i d o á esa C o m a n d a n c i a G e n e r a l .

H u n d a m o s c o n e=a fecha b e b i e n d o u n a c o p a d e c h a m ­

p a ñ a á la s a l u d d e los v e n c e d o r e s d e I q u i q u e ! F u é

el d ía en q u e r e c i b i m o s la c o n f i r m a c i ó n d e esta h a z a ñ a

q u e v ino á fijar el tr iunfo def ini t ivo!

L o q u e q u e d a escr i to es p á l i d a e x p r e s i ó n de l f amoso

d iar io del C o m i t é ; p e r o reve la lo q u e fué el C o m i t é du­

rante la r e v o l u c i ó n . A nuestro j u i c i o , la a c c i ó n m á s au­

d a z y c o n s t a n t e d e q u e p u e d e d a r s e e j e m p l o , d i g n a del

m á s e l o c u e n t e e log io y d e respeto entus ias ta .

L o s n o m b r e s d e los caudi l los q u e lo formaron que­

d a r á n h o n r a d o s a n t e la p o s t e r i d a d : C a r l o s W á l k e r M a r ­

t ínez y G r e g o r i o D o n o s o !

S a n t i a g o , c n e i o 6 d e i 8 y 2 .

Page 300: La Revolución Chilena

302 G i l . J U A N

C o m e n z a n d o el d e s e m p e ñ o d e la c o m i s i ó n q u e U S .

m e conf i r ió por la f o r m a c i ó n d e l ba ta l lón c o n sus 2 1 7

plazas , mani fes té á la t ropa f o r m a d a en c o l u m n a s q u e

e s t a b a a u t o r i z a d o p a r a h a c e r c u m p l i d a jus t i c ia á t o d o s

y en c u a l q u i e r s e n t i d o q u e fueran los r e c l a m o s que-

q u i s i e r a n in terponer , d e s i g n á n d o l e s hora y l u g a r al

e fec to .

É n s e g u i d a r e u n í á los tres j e fes del bata l lón y pre­

g u n t a d o s éstos p o r la o p i n i ó n q u e ten ían f o r m a d a acer­

c a d e la t ropa d e su m a n d o , t o d o s es tuv ie ron contex -

tes en dec la ra r q u e la d i s c i p l i n a se p o d r í a m a n t e n e r

ina l te rab le en el se rv ic io d iar io y c o n s t a n t e de l c u e r p o ,

sin p o d e r r e s p o n d e r l l e g a d o el c a s o d e u n a a c c i ó n d e

guer ra , de l éx i to q u e a q u e l l a d i sc ip l ina p u d i e r a dar .

L o s je fes son d e o p i n i ó n q u e el c u e r p o d e b e te­

n é r s e l e s e p a r a d o de t o d a otra tropa á fin d e d e s l i n d a r

la r e s p o n s a b i l i d a d q u e en u n a e m e r g e n c i a c u a l q u i e r a

p u d i e r a c a b e r á su bata l lón .

P o c o d e s p u é s fueron r e u n i d o s los a y u d a n t e s d e l

c u e r p o y los c a p i t a n e s d e c o m p a ñ í a , y todos o p i n a r o n ,

c o m o los señores je fes , q u e la t ropa c o n s e r v a r í a su dis­

c ip l ina en el s e r v i c i o d iar io , s in p o d e r r e s p o n d e r del

éx i to una v e z q u e se h ic i e ra ent ra r en a c c i ó n c o n t r a

o t ras t ropas .

E n s e g u i d a se l l a m ó á los of iciales s u b a l t e r n o s y h a ­

b i é n d o s e l e s h e c h o las m i s m a s p r e g u n t a s q u e á los j e ­

fes y c a p i t a n e s h u b o a l g u n a d i s i d e n c i a d e o p i n i ó n e n

c u a n t o á la m a n e r a d e a p r e c i a r la ac t i tud d e la t ropa

p a r a el c a s o q u e l l egara u n a s i tuac ión difícil y en q u e

Page 301: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 303

S e ñ o r comandante g e n e r a l de a r m a s de A n t o f a g a s t a .

se necesitara de todo su concurso incondicional y sin reserva. La mayoría estuvo porque la tropa estaba contenta con su paga, su rancho y demás atenciones del servicio; pero que los soldados en su mayor parte no entrarían con voluntad á hacer la resistencia debida á fuerzas enemigas.

Por lo tocante á sus personas, los señores oficiales manifestaron las mejores disposiciones hacia sus jefes y gran decisión y voluntad para cumplir dignamente con sus deberes y mantener el orden y la moralidad en la tropa.

Resumiendo señor comandante general, las opinio­nes anteriormente emitidas, el infrascrito es de sentir que el batallón movilizado San Felipe, no pudiendo prestar los servicios activos que puede reclamar de él la actual situación, sería de conveniencia disolverlo, salvo, naturalmente, el mejor acuerdo de US.

Para terminar diré á US. que ni los señores oficia­les ni ningún individuo de tropa tuvo reclamo alguno que elevar al infrascrito.

Dios guarde á US.

(Firmado) A. L a g o s .

L. Vignes, Secretario.

Page 302: La Revolución Chilena

3 ° 4 G i l . J U A N

Batallón Movilizado Talca

Antofa«asta, marzo ig de /8gi.

E l sa rgento m a y o r q u e s u s c r i b e d a par te al señor

c o m a n d a n t e del c u e r p o , q u e el d ía 1 8 del ac tua l , es ­

t a n d o d e s t a c a d o en el c a m p a m e n t o d e P l a y a B l a n c a

c o n la p r i m e r a y s e g u n d a c o m p a ñ í a y par te d e la ter­

c e r a q u e q u e d ó á c a r g o del e q u i p a j e del refer ido cuer­

po , á las 5 P . M . y en el m o m e n t o d e e n c o n t r a r s e co­

m i e n d o la t ropa se s int ieron var ios d i sparos d e rules

d e a ' g u n o s s o l d a d o s q u e c o m í a n del l ado d e fuera del

g a l p ó n y esto o c a s i o n ó un a l b o r o t o entre los q u e es­

taban a d e n t r o . I n m e d i a t a m e n t e m e levanté d e la me­

sa con el fin d e i m p o n e r m e d e lo q u e s u c e d í a , c u a n d o

el s o l d a d o d e la p r i m e r a N i c a n o r V e n e g a s , m e descar­

ga su rifle á boca de jarro, fe l izmente sin resu l tado , el

q u e h u y ó , v o l v i é n d o m e en el acto al ga lpón á c o n t e n e r

el g r a n m o v i m i e n t o q u e se n o t a b a entre los s o l d a d o s

d e a d e n t r o c o n s i g u i e n d o c o n m u c h o t r a b a j o en un ión

d e los d e m á s of iciales a p a c i g u a r el á n i m o d e los revol­

tosos ; pero al m i s m o t i e m p o los d e afuera segu ían des­

c a r g a n d o sus rifles tanto en d i recc ión nuestra c o m o á

las a v a n z a d a s q u e tenía a p o s t a d a s á ori l las d e la p laya ,

c a m i n a n d o d e frente h a c i a e l los d o n d e h ic ieron segui r

por la fuerza á un s a r g e n t o 2 . 0 y diez s o l d a d o s d e la se­

g u n d a c o m p a ñ í a , c u y a fuerza e s t a b a á c a r g o de l tenien­

te d o n J o s é 2° del C a n t o .

E n aquel m o m e n t o n o p o d í a s iquiera o r d e n a r á los

Page 303: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 305

20

que habían apaciguado, que disparasen sobre los amo­tinados, puesto que temía que no obedecieran mis ór­denes atendiendo el estado bélico en que se encon­traban.

De las averiguaciones que hice, resulta que el origen del motín fué causado por el sargento 2 . 0 de la 3 . a

compañía, Pedro Velasco Cancino, un cabo i.° y dos soldados de la i. a que se encontraban más ó menos eii estado de embriaguez, á consecuencia de haberle lle­vado licor un paisano del campamento cuyo nombre ignoro. El cabo de mi referencia, José Francisco Ur-zúa, fué el único que pude apresar haciéndolo desar­mar inmediatamente y lo remití en seguida custodiado por un cabo y un soldado á Antofagasta donde se en­contraba el jefe de mi cuerpo con el resto del bata­llón.

El número de individuos sublevados y pasados á la escuadra ascienden á treinta y cinco, que lo componen entre las compañías i.;L, 2 . a y 3 . a , cuyos nombres han sido ya pasados.

Es cuanto tengo que comunicar á V. para el cono­cimiento de lo ocurrido el día de ayer.

(Firmado) RAIMUNDO ARMAS

Page 304: La Revolución Chilena

G i l . J U A N

N Ú M E R O S 5 Y 6

Ocupación de Antofagasta

"Organizado el ejército del Congreso, dicen los se­ñores Silva y Barros Luco en la nota á los miembios del Congreso que firmaron el acta de i.° de enero, dán­doles cuenta de las operaciones de la campaña, se re­solvió ocupar la provincia de Antofagasta, que estaba defendida por dos mil quinientos hombres, la mayor parte de línea, á las órdenes del coronel Camus, co­mandante del regimiento número i. La maicha sobre Antofagasta fué muy feliz: á pesar de la superioridad numérica y de las ventajosas posiciones que tenían las tropas de Camus, no se atrevieron á presentar batalla: fugaron de Antofagasta á Calama y de allí á Uyuni, en la frontera boliviana, y entregaron sus armas á las autoridades de este país para emprender la retirada á Chile á través de Bolivia y la República Argentina.

"Nuestras fuerzas volvieron á Iquique á las órdenes del comandante Montt, y poco días después partieron nuevamente para ocupar la provincia de Tacna. El 4 de abril tomaron posesión del puerto de Arica, con lo cual las fuerzas dictaroriales que defendían la provin­cia huyeron á la frontera peruana y entregaron sus ar­mas á las autoridades locales, n

Page 305: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A

N Ú M E R O 7

Parte oñcial del combate en la aduana de Ia.uio.ue

Iquique, 21 de febrero de 1891

Señor comandante en jefe de la escuadra:

El 1 7 del presente mes fui honrado por US. coi¡-el nombramiento de comandante general de armas de Iquique.

En los primeros momentos me concreté á rece ger el aimamento y municiones dejadas por el enemigo. Supe por algunos vecinos que en el Alto del Molle las fuer­zas dictatoriales habían dejado un entierro de muni­ciones de rifle que tanto necesitábamos. Por lo que inmediatamente despaché una máquina con dos cairos, llevando veinte marineros y algunos trabajadores á las-órdenes del guardia marina señor Baldomero Pacheco-y sirviendo de guía el vecino señor Alejandro Solari. Les recomendé no regresaran sin traer todas las muni­ciones que encontraran.

A las 8 P. M. volvieron trayendo como doscientos mil tiros de rifle, los que en la misma noche remití á bordo en previsión de un ataque del enemigo.

En los galpones de materias inflamables y en los cuarteles encontré otros tantos, los que también fueron embarcados por la misma consideración.

Page 306: La Revolución Chilena

308 G I L J U A N

Durante la noche establecí patrullas y mandé avan­zar dos á cargo de los tenientes señores Luis Gómez y Jorge Pacheco. A las 3 A. M. del día 1 8 recibí orden de reembarcarme con toda mi tropa. Puse este hecho en conocimiento del comandante de la Guardia del Orden que se había organizado, para que velaran du­rante nuestra ausencia por la seguridad de la población.

A las ó A. M. del mismo día 1 8 se me ordenó to­mar nuevamente posesión de la plaza, lo que efectué sin novedad.

Al desembarcar encontré en el muelle al Cuerpo Consular, que me esperaba solicitando una conferen­cia, que tuvo lugar en los salones de la Intendencia.

Deseaban saber esos señores á qué obedecía la deso­cupación de la plaza para volver tres horas después á ocuparla. Me manifestaron también temores de que al •quedar el pueblo sin tropas pudiera la gente cometer algunos desmanes, agregando que la Guardia del Or­den no tenía armas con que hacerse respetar del pue­blo.

Les contesté que eran movimientos estratégicos que exigía la guerra y que no nos era posible someter nues­tros planes á sus conveniencias ó temores. Y que nos sería muy sensible llegase á suceder lo que temían; por lo que concluí ofreciéndoles rifles Mannlicher para la Guardia del Orden pero sin municiones, por carecer de ellas, con lo cual quedaron satisfechos.

Tan pronto como terminó esta conferencia, me fui ítl telégrafo del ferrocarril á indagar si alguien había

Page 307: La Revolución Chilena

l . A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 30Q

comunicado con el enemigo. Por el copiador de partes me impuse que momentos antes había el ex-secretario de la Intendencia señor Clark comunicado con el co­ronel Robles, instándole viniese á atacar Iquique de noche; hora en que dejábamos una pequeña guarnición, por lo que le sería muy fácil recuperar la plaza. Agre­gaba también que á las 3 A. M. nos habíamos reem­barcado todos, que creía sería para reforzar. nuestras fuerzas de Pisagua, derrotadas en Huara dos días an­tes, ó una estratagema de nuestra parte.

A las 8 A. M. despaché una máquina con dos carros y cuarenta marineros á cargo del guardia marina señor Baldomero Pacheco, para que fuese en reconocimien­to del enemigo hasta la estación de Santa Rosa.

Regresó esta avanzada trayéndome la noticia de no haber divisado al enemigo, y que por datos que le dieron en la estación de tránsito parecía que éste no había pasado aún por Pozo Almonte. Esto sucedía á las 3 de la tarde del día 1 8 . A las 1 1 P. M. anuncia­ban por telégrafo desde la estación de San Juan, que el enemigo venía trayendo un gran convoy. Lo que fué confirmado por telégrafo á los señores Samuel Za-vala y David Mac-Iver.

Comuniqué esta noticia á bordo del Blanco é hice alistar una máquina y mandé en reconocimiento al teniente primero señor Melitón Gajardo y teniente se­gundo señor Jorge Pacheco á cargo de cincuenta ma­rineros, con orden de alcanzar con toda clase de pre­cauciones hasta el Molle y reconocer los faldeos de los

Page 308: La Revolución Chilena

3T0 G I L J U A N

•cerros del trayecto. Al mismo tiempo despaché seis soldados de policía montados que tenía á cargo de su jefe señor Guillermo Moller para que vigilase por el lado de Cavancha.

Á la 1 . 3 0 A. M. regresaron las avanzadas sin haber •sido divisadas por el enemigo.

Sin embargo, los anuncios por telégrafo y teléfono •de que venían acercándose, seguían con persistencia, pero sin poder fijar el número; porque á medida que llegaban á las estaciones cortaban las comunicaciones telegráficas.

Á las 2 A. M. del 1 9 recibí orden del comandante •Goñ¡, del Blanco, de reembarcar toda la gente, dejan­do sólo un pequeño piquete en el muelle, con una •lancha á vapor lista para que también se reembarcara •cuando hubiera plena certeza de la presencia del ene­migo.

De los 2 5 0 marineros que tenía en tierra mandé á bordo 2 2 1 , quedándome con 4 0 y los tenientes se­ñores Melitón Gajardo, Jorge Pacheco, guardiama-•rina señor Baldomero Pacheco y aspirante señor Fe­lipe de la Fuente. Á esta hora se embarcaron tam­bién los empleados civiles y partidarios de nuestra cau­sa que se creían comprometidos.

A las 6 . 1 5 A. M. del 1 9 fui avisado por el piquete <ie policía que tenía apostado en las afueras de la po­blación, que se divisaba un grupo como de treinta •hombres de caballería y como trescientos infinites.

Ce-dorado de que no venía más tropa que la que

Page 309: La Revolución Chilena

I.A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 3 1 1

trie anunciaban, resolví hacerme fuerte en el edificio de la aduana y mandé al teniente primero señor Melitón Gajardo tomar posesiones en las azoteas y balcones,, distribuyendo la marinería convenientemente alrededor del edificio.

Al teniente segundo señor Jorge Pacheco, le ordené hacer trincheras en las puertas y balcones.

Al teniente primero señor Luis Gómez, lo comisioné para ir al Blanco á poner en conocimiento del coman­dante Goñi mi resolución. Al mismo tiempo despaché la lancha á vapor que tenía qara reembarcarme, al Toltcn, por refuerzo.

Á las 6 A. M. se avistó el enemigo en la calle Artu­ro Prat, é inmediatamente ordené romper los fuegos sobre él, que fueron contestados en el acto, trabándose desde ese momento hasta las 4 P. M. un nutrido y no interrumpido fuego de fusilería.

Á las 7 llegó el comandante Peiroa, trayéndome cuarenta francos tiradores del Taltal. Esta tropa venía animada de muy buen espíritu para el combate, pero armada de rifles Boumont, muchos de los cuales esta­ban descompuestos y con pocas municiones.

Desde el primer momento el enemigo tomó pose­sión de las casas que circundan la aduana y de las bo­ca-calles en que la configuración les daba una posesión ventajosa. En esta condición se siguió el combate has­ta las 8 A. M., hora en que el Blanco, y luego después la Esmeralda, rompió sus fuegos sobre los edificios si­tuados á los costados de la aduana, en que se eneon-

Page 310: La Revolución Chilena

3 1 2 GIT, J U A N

traba el enemigo. Los certeros disparos de los buques los obligó á abandonar esas posiciones, y colocarse entonces en la parte de atrás de la aduana, para no ser ofendidos por los proyectiles de á bordo, dejando siempre piquetes defendiendo los desembarcaderos.

Á las 9 horas las municiones empezaban á escasear­me de una manera alarmante; se habían repartido ya las de los que estaban muertos ó heridos, y á pesar de esto no podía contestarlos fuegos la mitad de mi gente.

A esta hora había tenido ya el sentimiento de ver caer heridos sucesivamente y de bastante gravedad, al comandante señor Olegario Pairoa, teniente primero señor Melitón Gajardo y teniente segundo señor Jorge Pacheco, que eran los oficiales más caracterizados que tenía.

Afortunadamente, á bordo, habían organizado una partida de desembarco, la que, protegida por los fue­gos de la escuadra, consiguieron lanzarla á tierra por la playa del Colorado, llegando ala Aduana como alas 1 1 . 3 0 A. M. Esta fuerza se componía como de treinta marineros, al mando del guardia-marina señor Julio Sánchez, á quien acompañaba como práctico del ca­mino el ciudadano señor Timoleón Lorca. Llegaron también al mismo tiempo cuarenta reclutas del Chaña-ral, armados de Mannlicher, con municiones de cara­bina Winter, con sólo quince ó veinte tiros cada uno, los que consumieron en el trayecto de la Aduana. Al mando de éstos venía el capitán Fritis, quien luego-que llegó fué herido, pero de poca gravedad.

Page 311: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 313

Tuve la satisfacción de ver que este refuerzo avanzó resueltamente, venciendo la resistencia que le puso el enemigo, parapetado en diferentes puntos del camino-

Con este oportuno refuerzo pudimos avivar nueva­mente los fuegos, pues aunque llegaron rendidos de can­sancio, entraron inmediatamente en pelea. Á los sóida, dos del Chañaral los destiné al servicio de los heridos y á atender las puertas del edificio.

Á las 1 2 M. se declaró incendio en la casa que está al costado oriente de la Aduana, principiando por unos galpones que estaban llenos de salitre. La vecindad del salitre amenazaba comunicar el fuego á nuestras posi­ciones. Además las municiones principiaban nueva­mente á escasear y, faltos de agua y alimento, pedía por semáforo al Blanco me mandase, sin pérdida de tiempo, esos artículos. Pero las señales, á causa del humo, no las distinguían desde á bordo y no tenía ya municiones sino para la tercera parte de mi tropa.

En esta situación, resolví dejar apostados unos cuan­tos hombres para contener el avance del enemigo, el que, en esos momentos, comprendiendo quizás nuestro estado, atacaba con más bríos. Dividí la gente que te­nía disponible en pelotones y les designé sus jefes á cada cual, el lugar por donde debían atacar, resuelto ya á batir al enemigo en las calles, antes que se me conclu­yeran completamente las municiones ó que el incendio se propagase á la Aduana.

La gente se manifestó resuelta y entusiasmada por llevar á cabo el plan de ataque qne les había trazado,

Page 312: La Revolución Chilena

314 G I L J U A N

cuando se me presentó el guardia-marina señor Julio Sánchez, diciéndome que se ofrecían el marinero 2 . 0

Olegario Hidalgo y Manuel Venegas, para irse á nado á bordo del Blanco á pedir los auxilios que necesitá­bamos.

Acepté la oferta y escribí al capitán Goñi, pidién­dole municiones y agua, asegurándole el triunfo si con­seguía hacerme llegar lo que le pedía. Entregué el pa­pel á Hidalgo, quien, acompañado de Venegas, con toda rapidez se descolgaron de los balcones y se echa­ron al agua, alcanzando un bote que estaba fondeado como á cuatrocientos metros de la playa. Estaba esa embarcación sin remos y ya habían sido vistos por el enemigo, que rompió un nutrido fuego sobre ellos, hi­riendo á Venegas en una pierna, por lo que resolvieron dejar ese bote, echándose nuevamente á nado en direc­ción á donde estaban fondeadas las lanchas de carguío. Antes de ilegar fueron recogidos por una chalupa que salió de la Isla y los llevó á bordo.

Impuesto el comandante Goñi de mi situación, me mandó municiones, agua y algunos víveres, que fueron desembarcados por el muelle de pasajeros. Una gran parte de estos pertrechos los dejaron en la cabeza del muelle por lo que mandé al subteniente señor Arave-na, del Chañara!, con algunos marineros y soldados que fueron por ellos.

En el trayecto del muelle á la Aduana cayeron tres á cuatro, de los que fueron por los pertrechos, mortal-mente heridos, entre estos el valiente subteniente Ara-

Page 313: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N " C H I L E N A 315

vena, que cayó en circustancias que por animar á su gente traía él mismo al hombro un cajón con municio­nes. En estos momentos pude notar también el valiente comportamiento del guardia-marina señor Roberto Ga-rretón, quien, después de haber tenido fuera de com­bate á dos marineros que servían el cañón que llevaban á proa de su lancha á remo, continuó él mismo haciendo un sostenido fuego con esa pieza. Y habría él también caído, sin el oportuno auxilio que, con calma digna de encomio, le prestó el guardia-marina señor Carlos Pal­ma, sacándolo á remolque de la zona peligrosa en que se encontraba.

El contramaestre Manzor se distinguió también por sus repetidos viajes al muelle en busca de municiones, ni través de un nutrido fuego que hacía el enemigo.

Con el refuerzo recibido quedamos en condiciones de poder aguantarnos hasta el día siguiente.

El incendio del costado oriente se había extinguido. Pero con los auxilios que el enemigo presenció había­mos recibido, desesperó de hacer rendir nuestra posi­ción y trató entonces de hacerla por el fuego. Incendió para esto los edificios de la paite sur de la Aduana, de que los separaba sólo una estrecha calle.

Á eso de las 2 h. P. M. ti peligro parecía ¡inminente, las llamas lamían ya las cornisas de la Aduana y el ca­lor que irradiaba ei fuego hacía casi imposible el man­tenerse á ese lado del edificio. Por fortuna en el techo de la Aduana hay un estanque para agua salada y orde­né refrescar las paredes echándoles baldi s de agua: pero

Page 314: La Revolución Chilena

3 16 G I L J U A N

luego se hizo esto imposible, porque el enemigo, oculto en las casas vecinas, esperaba á nuestros marineros que se pusieran de pie sobre el techo, para hacerles un fue­go certero, matándome cuatro á cinco durante esta fae­na, por loque desistí, ordenando, entonces, dejar abier­tas las llaves del estanque,.con lo que se inundó el se­gundo piso y se consiguió con esto refrescar esa parte del edificio.

El Cuerpo de Bomberos, que intentó detener el in­cendio, se lo impidió el enemigo, haciendo fuego sobre él. A pesar de esto, algunos denodados bomberos que­daron prestando sus humanitarios servicios, á causa de lo cual se me dijo que habían salido tres ó cuatro he­ridos.

Á las 3 horas de la tarde estábamos ya fuera de pe­ligro, el incendio había consumido ya los edificios ve­cinos y poco después cuatro manzanas habían desapa­recido completamente.

El enemigo hizo entonces otro esfuerzo, atacó con más vigor; pero ya eran pocos los que se atrevían á abandonar sus posiciones para ganar otras más cer­canas.

Á las 3 . 3 0 P. M. recibí el último refuerzo de municio­nes que la trajo el teniente 2 ° señor Salustio Valdés y guardia-marina señoi Jorge Edwards.

Á las 4 P. M. divisé la canoa del comandante del H. M. S. Warspite, que con bandera de parlamento,, se dirigía al muelle; pero como le hiciese el enemigo varios disparos de rifle hacia ese punto, cambió de rum-

Page 315: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 3 1 7

bo y se dirigió á una pequeña caleta que hay en la par­te oriente de la Aduana. Aquí se acercó el jefe de las fuerzas enemigas, acompañado de una pequeña escolta. Ordené, luego que se acercó la canoa parlamentaria, suspender los fuegos. Mandé también un oficial de par­lamentar ó para que se impusiese de lo que se trataba. Luego regresó acompañado del comandante de la Warspile y del Ingeniero i.° del Blanco, señor Trewela,

que le servía de intérprete y del coronel Soto, que era el jefe de las fuerzas que me atacaban.

Me dijo el comandante inglés, que con autorización •de US. venía á arreglar un armisticio, con el objeto de evitar á la población mayores daños, porque si el com­bate duraba durante la noche, se quemaría el resto de la población; y en cuanto al coronel Soto, no tenía in­conveniente para una suspensión de armas, que dura­ría hasta el día siguiente 2 0 , á las 1 2 h. M.

Contesté que por mi parte aceptaba ese arreglo, siempre que el coronel Soto no avanzase sus posicio­nes durante el armisticio, á lo que accedió.

Este arreglo estuvo en peligro de fracasar, pues mientras el comandante de la IVarspite me imponía de -su misión, se sentía un disparo de rifle en la calle.

El coronel Soto, al sentir la detonación, saca su re­vólver á toda prisa y me amenaza con él, gritando que lo hemos traicionado. El comandante; inglés se inter­puso y consiguió calmar y detener al nervioso coronel. Al mismo tiempo dos marineros que tenía apostados €n las puertas del salón, alcanzaron á preparar sus ar-

Page 316: La Revolución Chilena

3 1 S ('.II. J U A N

mas para contestar-al coronel, pero los detuve á tiem­po; volviendo, luego después que se cercioró el señor-Soto que el disparo había sido en la calle, á continuar la interrumpida conferencia.

Aceptado el armisticio, me dediqué á tomar medi­das de precaución y de defensa. Formé trincheras en las azoteas con sacos de azúcar y de café que encontré en los almacenes de la aduana, reforcé las puertas y establecí estricto servicio para la noche, pues temía una celada del enemigo.

Al amanecer del día siguiente 3 0 , supe que el coro­nel había hecho venir del interior durante la noche dos-cañones, una ametralladora y cien hombres. Por lo que pedí á bordo dos ametralladoras Holíchkiss, que no me mandaron por estar muchas de ellas en Pisagua.

Á las 9 P. M. del 20 , recibí una carta del teniente País León, ayudante del coronel Soto, que por inter­medio del cónsul americano, la hizo llegará mi poder.

En esa me proponía entrar en arreglo, para lo cual contaba con el consentimiento de casi todos los oficia­les de las fuerzas de Soto.

En esos momentos llegaba á la Aduana el secretario de la Escuadra, señor Enrique Valdés Vergara, á quién pedí se entendiese con el señor País León.

Pero no consiguió entrar en arreglos por haber des­confiado el señor País León de algunos de sus compa­ñeros que creyó pudiera delatarlo. Conseguimos sí, que nos trajera al único prisionero de la batal'a de Huaras, el guardia-marina señor Jorge Mery, que esca-

Page 317: La Revolución Chilena

l .A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 319

para de la matanza de cuantos tornaron parte en ese desgraciado día para la causa constitucional.

Á las 1 0 . 3 0 principió la fuerza enemiga á tomar las posiciones que ocupaba el día antes, y además coloca­ron un cañón y una ametralladora en la plaza Arturo Prat. Habiendo principiado á trabajar zanjas en las bo­ca-calles que no ocuparon el día antes, me apresté también al combate y mandé un oficial de parlamenta­rio á pedirles la suspensión inmediata de los trabajos, y en caso que así no lo hicieran me vería en la necesi­dad de dar por roto el armisticio antes de la hora de­signada. El jefe más caracterizado que estaba allí me contestó que Soto estaba á bordo conferenciando con US., y que no sabía lo que había pactado con él, por lo que continuaba siempre con su trabajo de defensa, sin temor á las consecuencias. Recibí esta contestación en momentos que llegaba un teniente de la Ifarspi/e,

quién una vez impuesto del asunto, me pidió no res­pondiera los fuegos, que él iría á arreglar aquello y lo consiguió.

Á las 1 2 recibí una nota de US. en que me anun­ciaba que el coronel Soto había pactado á bordo de la Warspiíe, la rendición de su tropa con todos los hono­

res de la guerra; quedando en libertad una vez que hicieran entrega del armamento y municiones. Acto éste que tuvo lugar en Cavancha á las 6 . 1 5 P. M. del día 2 0 .

Tomamos, de acuerdo con el señor general Urrutia, que desembarcó con el batallón Constitución, toda

Page 318: La Revolución Chilena

320 G i l . J U A N

clase de precauciones para evitar un conflicto que pu­diera hacer fracasar las ventajosas condiciones del tra­tado.

Entregaron sus rifles como 2 1 0 hombres, con las ca­nanas repletas de municiones, lo que fué remitido en la misma noche á bordo.

Terminando con esto esta función de armas, en la cual tenemos que lamentar por nuestra parte la muer­te de 27 hombres y 22 heridos.

El valor y entusiasmo desplegados por los oficiales y marinería que he tenido el honor de comandar du­rante el combate, no decayó un momento, siendo tam­bién dignamente secundado por los Francos Tiradores de Taltal.

Considero un deber de mi parte hacer á US. una especial recomendación del valiente comportamiento de los oficiales que salieron heridos: comandante, se­ñor Olegario Pairea; teniente i.°, señor Melitón Gajar­do; y teniente 2 . 0 , señor Jorge Pacheco, lo mismo que de los guardia-marinas de primera clase señores Baldo-mero Pacheco y Julio Sánchez, aspirante señor Felipe de la Fuente y capitán Fritis del Chañaral.

Réstame ahora felicitar á US. por este nuevo triun­fo de la causa constitucional, que priva al enemigo de más de trescientos de sus mejores soldados, de los que ochenta fueron muertos ó heridos en el combate. Ade­más nos deja elementos para armar otros tantos.

Dios guarde á US.

MERINO JARPA.

Page 319: La Revolución Chilena

T.A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 3 2 1

H Ú M E R O 8

Toma, de Coquimbo

( D e La Patria d e I q u i q u e )

Al documento que á continuación insertamos co­rresponde, cronológicamente, el primer lugar en el ar­chivo que bajo el título de Boletín de la Guerra, está formándose en las columnas de nuestro diario.

Es el parte pasado por el comandante del Amazonas, don Vicente Merino Jarpa, sobre la toma á viva fuerza del puerto de Coquimbo, efectuada por voluntarios porteños y marineros de la escuadra, bajo las órdenes de aquel brillante jefe en la madrugada del 1 2 de enero.

Para mejor inteligencia del lector, introducimos esta publicación con un bosquejo muy sumario de las ope­raciones de la escuadra en los días anteriores.

Realizado con feliz éxito, y sin derramamiento de sangre, en las primeras horas del 7 de enero, el pro­nunciamiento de los buques de la escuadra que se ha­llaban fondeados en Valparaíso, esto es, el Blanco, la Esmeralda y la O1 Higgins, se dirigieron éstos al amane­cer á la bahía de Quinteros, en donde les aguardaban, dispuestos á adherirse á la causa de la ley y de la Cons­titución, el Cochrane y la Magallanes.

A medio día la escuadra se presentó, de nuevo en 21

Page 320: La Revolución Chilena

322 O H . J l ' A N

Valparaíso; y el mismo día los botes armados, sosteni­dos á corta distancia por los buques de la escuadra, abordaron el Huáscar, se apoderaron de él sin resis­tencia, y el Mi ra flores lo sacó á remolque en medio de los aplausos del pueblo amontonado en los muelles y esplanada.

Al caer la noche, zarpó la Esmeralda con dirección á Talcahuano; de allí debía transladarse á I.ota, en don­de el Abtao y los caza torpederos eran aguardados en esos días.

El 8 tomaron posesión el comandante Délano y el capitán de corbeta Merino Jarpa de cuatro mil qui­nientos fusiles Mannlicher, de propiedad del Estado, que se encontraban á bordo de un vapor alemán fon­deado entonces en la bahía.

El mismo día, tomó el capitán Montt posesión, en nombre del Congreso, del vapor Aconcagua de la Com­pañía Sud-Americana.

Al anochecer, salieron, con rumbo al norte, el Co-chrane y la Magallanes; y después de tocar en Antofa-gasta, con el objeto de recoger noticias, llegaron el 1 1 á Iquique. El comandante Valenzuela Day, jefe de la división, notificó el bloqueo del puerto, concediendo plazo hasta el i.° de febrero. La Magallanes se presen­tó á establecer el bloqueo en Pisagua.

Con el parte del comandante Merino Jarpa se anuda el hilo de los acontecimientos. Este documento pre­senta á la revolución pisando y ocupando tierra por primera vez, y preludia dignamente la serie de opera-

Page 321: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 3 2 J

P a r t e p a s a d o por el c o m a n d a n t e d e l Amazonas, señor M e r i n o .

J a r p a , al c o m a n d a n t e en je fe de la e s c u a d r a , referente á la.

tom.-i de C o q u i m b o el 12 de enero de 1891 :

Comandancia Militar

del "imazonasu

Señor comandante en jefe de la escuadra:

Tengo el honor de dar cuenta á US. de la parte que le ha tocado en la toma del puerto de Coquimbo, al buque guarnición de mi mando.

A las dos treinta de la mañana del día 1 2 y como á diez millas del puerto, la O'Higghis con la cual nave­gaba en convoy, apagó sus luces y continuamos nave­gando en la forma acordada para llegar al puerto á las 3 . 3 4 A. M.

ciones de la misma naturaleza emprendida por los sos­tenedores de la ley.

La figura del comandante Merino Jarpa comienza á destacarse con singular lucimiento, en la escena, desde-el día de la toma de Coquimbo.

En el curso del mes y en el siguiente, encontramos al joven y distinguido marino recorriendo, de triunfo en triunfo, la costa del norte, hasta que la defensa de-la Aduana de Iquique le conquista nombre y fama im­perecederos entre los soldados de la causa constitu­cional.

Page 322: La Revolución Chilena

324 G i l . J U A N

A las 3 perdimos de vista á la 0'lTig£¡ins, siguiendo nosotros con el mismo rumbo y andar acordado.

Alas 3 . 3 0 mandé disminuir el andar y coloqué to­pes para ver en qué dirección estaba. Esperé hasta las cuatro, que estando ya completamente claro, no se di­visó por ninguna parte en el horizonte.

Creyendo que se hubiese entrado al puerto, dimos toda fuerza de máquina para tomar el fondeadero, y fué grande mi sorpresa al no encontrarla allí. Siendo ya las 4 . 1 5 y temiendo que se frustrara el plan, resolví, de acuerdo con el señor comandante y delegado don A. Délano, llevar á cabo la sorpresa con la guarnición de doce hombres de csíe buque y los sesenta y cuatro -voluntarios navales que teníamos armados.

A las 4 . 2 0 arriamos y embarcamos tres botes, en uno de los cuales me embarqué con mi guarnición y me

-dirigí á abordar el Toltén, que estaba fondeado cerca del muelle. Aquí encontré sólo dos hombres los que siguieron con nosotros. Por éstos supe que la tripula­ción de este buque había sido desembarcada y llevada á engrosar las filas enemigas y que la máquina había sido inutilizada. Seguimos inmediatamente al muelle, y momentos después llegaba el comandante Délano á cargo de su gente. En el muelle tomé un marinero de la capitanía y lo obligué á que me llevase á la casa del •Gobernador, á donde me dirigí con mi guarnición á paso de trote.

Encontré á ese señor, le intimé rendición y lo obli­gué á que fuese á mi lado al cuartel, en donde tenía

Page 323: La Revolución Chilena

I.A R E V O L U C I Ó N ' C H I L E N A 325

Co soldados acuartelados, los que á tres cuadras del:

cuartel salieron y se extendieron en guerrilla y rompie­ron fuego de fusilería sobre nosotros. En este momen­to, el comandante Délano me alcanzaba con los suyos y contestamos los fuegos avanzando á paso de trote. Al llegar á la plaza, en donde se encuentra el cuartel,, el enemigo se dispersó hacia el cerro que da frente á-éste y, como veinte, corrieron al cuartel y continuaron por cinco minutos resistiendo hasta que seguimos de frente, y una vez que llegamos á la puerta del cuartel se rindieron. Los obligué á desarmarse y los encerré en una pieza y coloqué centinelas á sus puertas. Mien­tras tanto, parte de nuestra gente hacía fuego á los que, parapetados en el cerro, continuaban molestándonos y los que muy pronto fueron obligados á huir. El comandante Délano se hizo cargo del cuartel. Aquí tomamos como treinta rifles Grass y como trescientas cápsulas.

Hicimos inmediatamente comunicar á la Serena que el puerto estaba en nuestro poder y que habíamos de­sembarcado como 1 , 5 0 0 hombres; se alistaron tres má­quinas con un tren de diez carros para llevar las tropas.

Terminado esto, me fui á bordo llevando al Gober­nador y con el objeto de hacer bajar á tierra los 5 0 navales que habíamos dejado por no tener armas y aprovechar ahora las tomadas al enemigo.

Viendo que la O'Big^xns no llegaba aún, y temien­do que se la hubiese descompuesto alguna pieza de su máquina, salía toda fuerza en su busca. Al doblar la

Page 324: La Revolución Chilena

326 G I L J U A N

punta Sur, vi que venía en dirección al puerto, regre­sé y continuamos con el señor Délano tomando las me­didas conducentes á asegurar el triunfo.

A las 6 . 3 0 A. M. llegó la O'Higgins y desembarcó 4 0 hombres armados de rifles y al señor delegado Saa-vedra. Se convocó á la municipalidad del lugar y se .acordó mandar un parlamentario á la Serena, pidiendo la rendición inmediata de la ciudad. Esta resolvió ren­dirse y nos recibieron como á sus libertadores, lanzan­do todo el mundo hurras á la oposición y á la marina y arrojando de los balcones flores á la tropa.

La guarnición de la plaza, con el Intendente á la cabeza, huyó.

Tenemos que lamentar por nuestra parte seis bajas, incluyendo al teniente Campbell de los navales, que salió herido en una pierna. De la tropa, dos son de la guarnición de este buque, de los cuales uno está grave y los tres restantes son de los navales. El enemigo tu­vo 1 2 bajas, entre éstos dos ó tres muertos.

Terminado el trabajo militar, me dediqué el mismo día á embarcar carbón y víveres, teniendo, 2 4 horas después, 2 0 0 toneladas de carbón á bordo y los víve­res cuya lista le acompaño.

El comportamiento de los oficiales y tropa que to­mó patte en el combate ha sido espléndido, concretán­dome, por mi parte, á recomendar á su consideración á la guarnición de este buque, á mi ayudante señor Luis E. Castro y señores Aguilera y Chacón, J . Este-.ban, que están como voluntarios.

Page 325: La Revolución Chilena

í.\ R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 327

Me es grato felicitar á US. por el primer triunfo de la causa constitucional, conseguido á tan poco costo, lo que prueba la popularidad de ella.

V. MERINO JARPA

N Ú M E R O 9

Las operaciones del "Cachapoal".—Be Coquimbo á Pisagua

( D e ¿a Patria de I q u i q u e )

Los VILOS, CAIDERA, CHAÑARA:.

Las operaciones que emprendió en la costa el trans­porte Cachapoal, bajo las órdenes del capitán de cor­beta don Vicente Merino y Jarpa, desde el 1 6 de ene­ro hasta el 7 de febrero, día del ataque y ocupación definitiva de Pisagua, figurarán en la historia de la campaña marítima de 1 8 9 1 como un interesante y brillantísimo episodio.

Nos proponemos seguir hoy las huellas del diestro y animado marino que dirigió estas expediciones, desde el puerto de Coquimbo hasta el de Pisagua, á donde llegó el Cachapoal el 6 de febrero, en circunstancias que la fuerza constitucional, batida en Zapiga, se pie-

Page 326: La Revolución Chilena

328 C U . J l ' A N

paraba, sin perder nada de su ánimo y sus bríos, á li­brar un nuevo combate en defensa de la ciudad.

Los documentos que á continuación publicamos nos dispensan de la necesidad de emprender el trabajo de una narración especial, que acaso hubiera parecido pálida é inexacta en detalles importantes.

Ningún relato podría ser más fiel y animado que el del mismo comandante Merino y Jarpa. En un sólo punto le encontrarán insuficiente los que asistieron á las expediciones del Cachapoal; es en lo que se refiere á la parte que tomó personalmente el capitán Merino y jarpa en los hechos de armas de la campaña. Este vacío será llenado, alguna vez, en las columnas de La Patria.

Aparte de las ventajas que las operaciones del Ca­chapoal trajeron, directamente, á la causa constitucio­nal, corno ser la ocupación, temporal ó definitiva, de seis departamentos, la captura de oficiales y soldados enemigos, de caudales, armamentos y municiones y el aliento que una serie de triunfos infundió en nuestras filas, es este episodio marítimo digno de recuerdo y atención porque el Cac/iapoal sirvió, en una época en que la escuadra y el esfuerzo militar de la revolución se encontraba en funesto fraccionamiento, como de vínculo de unión entre las diversas divisiones navales y los diversos centros de acción militar, en donde se había logrado trabar en tierra la lucha contra la dic­tadura.

Así fué como llegaron á Iquique y Pisagua noticias.

Page 327: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 329

auténticas y detalladas de las operaciones en Coquim­bo y el auxilio de buenos soldados veteranos y de pro­visiones.

Así fué también, y esto se verá cuando lleguemos á la segunda parte de esta relación, cómo la colum­na de los vencidos en el Hospicio de Pisagua pudo pasear victoriosamente la bandera constitucional por las poblaciones de la costa del sur de Tarapacá, darse la mano con el departamento de Taltal, libertado y en vía de pujante organización, y reparar ahí sus que brantos, de tal suerte que, al volver al norte .contaba con más de 4 0 0 hombres regula!mente equipados y armados y en estado de alcanzar, como lo hizo, en unión de la columna de 2 7 0 hombres salvados de la campaña de Coquimbo, el triunfo completo de Pisa­gua, el 6 de febrero.

No sería justo recordar la lucida carrera del Cacha-poal sin rendir homenaje á la pericia, la lealtad y la co­rrección perfecta de los procedimientos del capitán Mac Dougall y demás empleados de la Compañía Sud Americana de Vapores, encargados del mando y la di­rección náutica y la conservación del transporte. En su difícil papel de neutrales y de depositarios de la con­fianza y custodios de los intereses de la Compañía, des­plegaron ellos un tacto admirable y aptitudes distin­guidas de navegantes, y manifestaron conocimiento á fondo de la costa. Una armonía perfecta reinó cons­tantemente entre el comandante Merino y Jarpa y su colega, por la fuerza de las cosas y de la situación bé-

Page 328: La Revolución Chilena

3 3 0 G i l . J U A N

P a r t e p a s a d o por el C o m a n d a n t e señor M e r i n o y J a r p a s-ibre el

d e s e m b a r q u e y toma de posesión del puer to d e L o s V i t o s :

A bordo, 17 de enero de 1801.

En cumplimiento de la orden verbal recibida de US. ayer á las 7 P. M. dejé el fondeadero de Coquimbo, en busca del vapor Imperial, el que se creía que había pa­sado al sur conduciendo tropas del dictador.

El viaje lo hice lo más cerca posible de tierra para imponerme si estaba en alguna de las numerosas cale­tas que hay en el tramo de costa comprendido entre Coquimbo y Los Vilos.

A l a s 1 0 A. M., llegué á este puerto simulando ser vapor de la carrera; fui recibido por el teniente del Resguardo y un comerciante señor Emparán. Traté ¡in­mediatamente, de averiguar si tenián conocimiento de que el Imperial hubiera tocado en algún puerto, y me contestaron que nó.

Dejé al capitán del puerto á bordo y mandé al señor

lica, el capitán Mac Dougall. La simpatía y el mutuo respeto y la deferencia y cortesía recíprocas crearon entre estos dos hombres de mar relaciones de amistad que resistirán á la influencia del trascurso de los años, tanto como el recuerdo mismo de las expediciones del Cachapoal.

Dejamos la palabra al comandante militar de la ga­llarda nave.

Page 329: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 33 1

Emparán con un oficio para el subdelegado que repre­sentaba la autoridad del dictador, en el que le intimaba la rendición immediata de la población y lo hacía res­ponsable de las consecuencias en caso de resistencia. Mientras tanto, hice arriar todos los botes del vapor para simular un ataque de desembarque con mucha gente. A los pocos minutos recibí contestación del sub­delegado, en que me decía que me entregaba la pobla­ción, huyendo immediatamente á la cabeza de 14 poli­ciales armados de Winchester y de algunos vecinos par tidarios del dictador.

Desembarque veinte hombres de mi guarnición sin novedad, acompañados de los señores ayudante Luis E. Castro, doctor Tornero, Guillermo Moller y J . Es­teban Chacón.

Disparé dos tiros de cañón por a'to á los fugitivos, que se habían quedado á alguna distancia observando nuestros movimientos.

Nos apoderamos del le'égrafo y comunicamos con Illapel y Santiago; nos contestaron del primero de estos lugares que estaban ocupados con Santiago y ya no nos contestaron más. Avisimos que habíamos tomado po­sesión del puerto y que teníamos 6 0 0 hombres en tierra. Nos apoderamos de la batería y aparatos anexos para evitar que se comuniquen, tomando dos huinchas, que son las cpie han tenido en uso durante este me?, las cuales se las acompaño para ¡me se imponga de su con­tenido.

Convoqué á las personas notables del lugar y 110111

Page 330: La Revolución Chilena

3 3 2 G I L J U A N

bramos de común acuerdo al señor Baltasar Ureta, Sub­delegado; se nombró también una comisión compuesta de los señores Juan José Garmendia, José Manuel del Rio, Silvano Serei, Manuel Videla, Martín Vicuña y Benjamín Emparán para que atiendan á la tranquilidad y seguridad de la población.

Supe por diferentes personas que el Intendente de la Serena y Gobernador de Ovalle se han establecido en Illapel, en donde están reclutando tropas para la re­sistencia. Tienen como jefe á un mayor del Canto y al comandante que fué de la Policía de Serena.

A la fecha les calculan que tengan ochenta hombres; de éstos hay 1 5 del 3 . 0 de línea, que estaban de guar­nición en los Vilos atendiendo al orden en los trabajos ferrocarrileros.

Sobre tropas de Santiago dicen que esperan de un momento á otro que pasen 2 0 0 hombres de Cazadores. Hasta ahora por los Vilos no ha pasado refuerzo alguno de la capital.

Los trabajos del ferrocairil están de para, de manera que hay mucha gente desocupada, pero á todas les debe la empresa, de manera que por este motivo no quieren embarcarse todos. A pesar de esto, en una hora conse­guí embarcar 3 8 , cuya lista le incluyo pagándoles lo que la empresa les adeudaba, siempre que dicha canti­dad fuera menor que el engache de $ 2 0 que se paga en Coquimbo. Entre los enrolados hay 1 2 que han sido clases del ejército de línea en la última campaña, y en. general toda es muy buena gente.

Page 331: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 3 3 3

Creí en un principio que la empresa cometía un abu­so, no pagando á esa gente para impedir que la tomá­semos, por cuyo motivo hice llamar al contratista, ca­jero, y demás empleados superiores; exigí los libros para ver lo que había de verdadero, y me convencí por su correspondencia que realmente no tenía dinero pa­ra pagar, lo que es sensible, pues pudimos, sin esa cir­cunstancia, embarcar unos doscientos ó más.

Me permito llamar la atención de US. hacia la con­veniencia que hay en que continuamente buques de la escuadra crucen por estos lugares, para tenerlos siem­pre en jaque y obligar también á la tropa enemiga á que haga grandes rodeos para llegar al lugar á que se le destina, por temor de caer en nuestro poder.

A las 3 P. M. dejé los Vilos con rumbo á Coquim­bo, y alas 5 P. M. encontré á la O'Higgins con rumbo al Sur. Comuniqué con ella y mandé carta á US. sobre el resultado de esta comisión.

V. MERINO JARPA

P a r t e pasado por el C o m a n d a n t e de l Cachapoal, señor M e r i n o

J a r p a , al C o m a n d a n t e en J e f e de la E s c u a d r a , en enero 3 1 ,

sobre las operac iones efectuadas por ese buque en su v i a j e d e

C o q u i m b o al N o r t e :

Comandancia Militar

d el v a p o r '-Cae h ap o a 1"'

Señor comandante en jefe de la escuadra: Tengo el honor de poner en conocimienio de US.,

que el 1 8 del presente recibí orden del señor delegado

Page 332: La Revolución Chilena

334 U I L J U A N

don Cornelio Saavedra, de dejar á Coquimbo y zarpar al Norte, con el objeto de comunicarme en Iquique con los señores Delegados don Isidoro Errázuriz y don Ramón Barros Luco, para imponerlos de los movimien­tos habidos en el Sur y darles los recursos que pudie­ren necesitar, como víveres, carbón, etc. Se me autorizó para que hostilizara al enemigo de la manera que me pareciera más conveniente, ya para hacer cuanto me fuese posible en beneficio de nuestra causa.

A las 4 A. M. del día 1 9 , fondeé en Caldera, habien­do antes disfrazado el buque, pintando la chimenea de negro y borrándole el nombre de proa. No obstante esto, el buque fué considerado sospechoso, y sólo des­pués de repetidos pitazos conseguí hacer venir al bote de la capitanía, custodiado por el teniente de Zapado­res señor Ramón Saavedra, sargento i.° Juan M. Ra­mírez, cabos segundos Vicente Bustos y Abel Groseling y soldados Juan B. Garrido, Demetrio Rocha, Ruperto Gutiéi rez y Ramón González, los que se acercaron al vapor, temerosos de una celada, y trataron de retirarse; pero entonces les hice descubrir la ametralladora de proa y la dirigí hacia elios. Al ver esto, continuaron hacia el buque y subieron á bordo. Mientras tanto, había hecho colocar mi guarnición en el salón, lista para atacar á la tropa de Zapadores en caso de resisten­cia; inmediatamente que subió el oficial, se le condujo al salón, donde lo esperaba yo. Le hice desarmarse, y continuamos lo mismo con el sargento y demás indivi­duos de tropa. Luego les hablé de la justicia de lacau

Page 333: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 335

sa que defendemos y se manifestaron muy complacidos y conformes. Al oficial le permití que escribiera al ma­yor Errázuriz, diciéndole que había sido detenido á bordo y muy bien tratado. El sargento escribió á su es­posa y le di plata para que le mandase. Escribí al jefe de la plaza, mayor señor José A. Errázuriz, diciéndole que esperábamos de su patriotismo y de la justicia de la causa que defendemos, lo que no se escaparía á su ilustración, que nos acompañase. Otro tanto se dijo á un teniente Vivanco, que, por noticia del señor Saave-dra, era el más ilustrado de los oficiales de guarnición en Caldera. Esperé como media hora la contestación; pero no volvió nadie, y al contrario sentí tocar llama­da y vi colocar la tropa detrás de los galpones de la <;s-tación.

Creyendo ya inútil toda espera, resolví hacer un falso ataque por Caleta Inglesa, que está tres milias al sur y simulé un desembarco en esa parte, arriando los botes del vapor y embarcando parte de la guarnición en ellos. Con esto conseguí mi objeto, cual era atraer la tropa á ese lugar; y tan pronto como vi que ésta había llegado, llamé los botes, los icé y me dirigí á toda fuerza al ñor. te de la bahía de Caldera, en donde se encuentra la oficina del cable telegráfico Arrié dos botes y mandé cortarlo y darle remolque hacia el buque. La gente del primer bote que llegó á la playa saltó á tierra y no en­contrando el cable que está enterrado á bastante pro­fundidad, resolvió entonces echar al bote todos los aparatos eléctricos que encontró, y cuando ya estos es-

Page 334: La Revolución Chilena

33Ó G i l . J U A X

taban en el bote, del fuerte situado al lado norte del muelle fiscal me hicieron dos disparos de cañón, y al mismo tiempo la gente que quedó de guardia en el cuartel se dirigió á paso de trote á impedir que nos po­sesionáramos del cable, haciendo fuego de fusilería so­bre el buque y gente que estaba en tierra. Inmediata­mente contesté con ametralladora de la proa, yá los po eos disparos conseguí despejar el fuerte.

La gente que iba á impedir la toma del cable conti­nuaba en marcha hasta ese punto; entonces le dirigí una granada con el cañón de á 6, la que cayó cerca de la tropa y con lo cual no se atrevieron á seguir adelante, parapetándose detrás de una ru ina de carbón desde donde continuaron haciendo algunos disparos.

Tan pronto como la gente sintió el ataque, trató de •embarcarse, echando el bote al agua; pero, con el apre­suramiento consiguiente, se les dio vuelta cayendo al mar los instrumentos embarcados. El señor Luis E. •Castro, que estaba en el otro bote acudid immediata­mente en auxilio de los que estaban en el agua: como ya no alcanzaron á embarcarse les ordené seguir por la costa al norte. La tropa que vino á atacarlos no se atrevió á desalojar de su posisión para perseguirlos, porque una vez que lo intentó le disparé un segundo cañonazo que los hizo regresar á su escondite.

Mandé un tercer bote para los que iban por tierra, que fué á los órdenes del señor Gajardo, primer piloto de este buque, que se me ofreció para desempeñar esta comisión.

Page 335: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 337

22

El tiroteo duró quince minutos y los disparos que se me hicieron del fuerte fueron muy mal dirigidos, lo mismo que los de la gente que fué á atacar á los que bajaron á tierra. Debido á esto no hemos tenido nin­guna desgracia que lamentar. Por mi parte, me concreté solamente á defenderme. Pude, en la mañana de mi entrada al puerto, ametrallar á una compañía de Zapa­dores que á tiro de rifle del vapor estaba bañándose.

Una vez izados los botes, me dirigí nuevamente á Puerto Inglés, á ver si estaba allí todavía la tropa, pues no acudió durante el tirotero, ni después de éste, la gente que había hecho ir á ese lugar. No viendo á nadie regresé otra vez al puerto á observar los movimientos del pueblo y á ver si se decidía el mayor Errázuriz á venir á bordo.

Esperé un cuarto de hora, pero no notando movi­miento alguno hice rumbo á Chañaral á donde llegué á las cinco de la tarde.

Tenía conocimiento que este pueblo era muy oposi­tor y como había conseguido dejar la correspondencia que traía para Copiapó en Caldera, resolví pasarla á dejar á este lugar.

Traté de simular, lo mismo que en Caldera, que el vapor no era de la compañía chilena; pero inútilmente. Aquí tenían ya conocimiento que había estado en Cal­dera, de manera que esperé media hora, y viendo que no venía nadie, resolví mandar al secretario de esta co­mandancia, señor Chacón, como parlamentario ante el gobernador, exigiéndo'e la entrega immediata de la

Page 336: La Revolución Chilena

338 G i l . J U A N

plaza, y en caso contrario lo hacía responsable de las-desgracias que sucedieran si me obligaba á tomar me didas violentas para conseguir mi objeto, y asegurándo­le toda clases de garantías para él y su partido en caso contrario.

Luego me contestó poniendo la plaza á mi disposi­ción, por no tener fuerza suficiente para defenderla, y huyó á las Ánimas, en un tren en compañía de 4 5 hombres armados, que era toda su fuerza, incluyendo en ésta 1 cabo y 4 soldados de Zapadores, que habían llegado el día anterior de Copiapó, conduciendo 5 0 ri­fles Grass, y 5 0 0 tiros para formar la base de un batallón cívico.

Immediatamente hice arriar los botes y embarqué la guarnición y todos los señores ayudantes con orden de tomarse en el acto el telégrafo y comunicar con Serena, lo que no se pudo hacer por haber huido también el telegrafista, dejando el libro copiador de partes que le acompaño.

Hice traer á bordo los istrumentos y bateu'as eléctri­cas y cortar el alambre. Todo el pueblo y la gente de importancia de Chañaral acudió al muelle a vivar la Constitución, Congreso y la Marina Nacional.

Cuando el pueblo se impuso de que pensaba conti­nuar viaje en esa noche, mandó una comisión de ocho de los más importantes vecinos de la localidad, presi dida por el entusiasta y respetable caballero, señor Ba­silio Cáceres, á pedirme que, para que el fiiunfo fuera completo, defiriera mi viaje hasta el día siguiente, para

Page 337: La Revolución Chilena

I.A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 339

que los acompañase á perseguir al gobernador hasta el lugar en que se había refugiado y quitarle las armas y municiones que llevaba consigo.

Impuesto de las facilidades que había para conseguir esto y de la importancia que tiene para la causa man­tener ese pueblo en nuestro poder, por tener mucha gente ocupada en las faenas mineras y que está deci­dida á seguirnos, y también por su intermedio poder tener noticias de Copiapó y Caldera, acepté el quedar­me, quedando la comisión comprometida á tenerme al día siguiente una máquina y cien hombres y yo á faci­litarle veinte marineros y á emprender la persecución hasta las Ánimas que dista dos horas por tren. Pero no hubo necesidad del viaje; en la noche ya principia­ron á llegar varios de los que acompañaban al ex-go-bernador que venían á presentarse á la nueva autori­dad y á entregar sus armas.

A las 6 . 3 0 A. M., cuando ya estaban el pueblo y tropa listos para emprender la marcha, llegó una má­quina avisando que á un cuarto de hora del pueblo había quedado el piquete de Zapadores y algunos cí­vicos, esperando permiso para volver á la ciudad. Des­paché al señor Luis E. Castro con el teniente de Za­padores señor Saavedra y sargento i.° del mismo cuerpo á que fueran por ellos, y á ofrecerles garantías. Tan pronto como llegaron los mandé á bordo.

Luego después me dirigí á la gobernación, en com­pañía de todos los vecinos más notables de la lo­calidad, y nombré en representación de los señores

Page 338: La Revolución Chilena

340 G I L J U A N

•delegados del Congreso, gobernador interino del de­partamento de Chañaral al señor Basilio Cáceres en reemplazo del señor Zoilo Qtievedo, que representaba el poder dictatorial, cuyo nombramiento se promulgó por bando por el notario del lugar.

Se engancharon inmediatamente cuarenta hombres para formar la guardia del pueblo y treinta en el buque como base del batallón Chañaral.

Autoricé al señor gobernador para nombrar interi­namente un oficia! para el Registro Civil, en lugar del •que servía ese puesto, por haberse permitido dicho su-geto insultar groseramente á dos marineros y á todos .los que defendemos la Constitución.

Dejé Chañaral á la una del día de ayer, con direc ción á Iquique.

La conducta de la marinería ha sido excelente, ha­biéndome los mismos contrarios manifestado su admi­ración por su disciplina y buen comportamiento en el pueblo.

Debo manifestar á US. que la oficialidad, como la marinería de la dotación del vapor, me han prestado servicios en el desembarco con tanta abnegación como si fueran marinos de guerra.

V . MERINO JARPA

En la mar, enero 2 1 de 1 8 9 1 .

Page 339: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 341

De Chañaral a Ia.uig.ue

P l S A G U A , T o C O P i L L A , T A L T A L , EL 6 DE FEBRERO

P a r t e p a s a d o por el c o m a n d a n t e don V i c e n t e M e r i n o J a r p a , aP

c o m a n d a n t e en jefe de la E s c u a d r a , sobre las operac iones e fec­

tuadas desde el 20 de enero hasta el 15 de febrero , ó sea d e s d e

la sa l ida de C h a ñ a r a l has ta la ocupac ión de I q u i q u e .

Comandancia Militar

d e l v a p o r " C a c h a p o a l ' '

Iquique, febrero 17 de iSpr

Señor comandante en jefe de la Escuadra:

Tengo el honor de dar cuenta á US. de las comisio-nes desempeñadas por el bupue de mi mando durante el tiempo comprendido entre el 2 0 de enero y el 1 5 : del presente mes.

El 20 de enero dejé el puerto de Chañaral con rum­bo á Iquique, y el 2 1 á las 8 P. M. llegamos á este puerto sin novedad.

Aquí encontré al Cochrane bloqueando, y comuni­qué al señor delegado don Ramón Barros Luco y al comandante señor Valenzue'a Day el objeto de mi via­je y lo ocurrido en el sur desde que ellos habían sali­do de Valparaíso.

Siendo indispensable en Pisagua la estadía de un-buque como el Cachapoal por los recursos de que dis-

Page 340: La Revolución Chilena

342 G I L J U A N "

ponía en hombres y vivires, el señor delegado acordó postergar la comisión con que US. quiso honrarme para ir al Norte en busca de pertrechos de guerra, y tuvo á bien disponer mi salida para aquel puerto con el objeto de reforzar y pioteger la columna que en tres días había organizado allí el coronel don Estanis'ao del Canto y cuyas fuerzas alcanzaban como á 3 0 0 hom­bres, comprendiendo la compañía del 4 . 0 y 60 hombres de artillería que habían hecho el patriótico movimiento del día 1 9 .

El 2 2 á las 6 A. M., salí de Iquique con rumbo á Pisagua. En el trayecto encontramos al vapor Arica

de la Compañía Inglesa, que del N. O. se dirigía á Ca­leta Buena. Me puse al habla con el capitán y le ma­nifesté mi estrañeza por que viniendo del Sur trajera ese rumbo. El capitán me contestó que lo hacía para no ser visto de los buques bloqueadores de Iquique. Le hice ver entonces que Caleta Buena estaba bien bloqueada y que en Pisagua podía dejar su carga, que se componía de bueyes, pasto, harina, etc., á lo que accedió de buen grado el capitán.

A las 9 . 3 0 A. M. fondeamos en Pisagua, puerto su­jeto al dominio de las fuerzas constitucionales desde el día 1 9 , en que tuvo lugar el levantamiento de las tro­pas de la guarnición con el pueblo.

Allí se encontraba la Magallanes. El teniente i.° de la armada do'n Francisco Nef había sido nombrado gobernador de la plaza y se hallaba ejerciendo este cargo. .

Page 341: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 343

Se me comunicó que el día anterior nuestras reduci­das fuerzas habían tenido un combate en Zapiga con las que habían enviado de Iquique el intendente dic­tatorial don Manuel Salinas para recuperar á Pisagua, siendo aquellas rechazadas con 25 á 3 0 bajas; las del enemigo eran más ó menos iguales en número.

FÁ Arica descargó en Pisagua; y á las 2 P. M. salí para Iquique, llevando al señor delegado los detalles del rechazo de Zapiga. A las 5 P. M. llegué á Iquique y una hora después salía nuevamente para Pisagua, de­biendo tocar en Caleta Buena.

Aquí vino á bordo el capitán de puerto, creyendo al buque vapor de la carrera. Supe por este empleado que la guarnición se componía de un sargento y 1 5 soldados de artillería, y que disponía de un tren para huir en caso de desembarco. En vista de esto continué viaje á Pisagua, á donde regresamos é las 1 1 P. M. •del mismo día 2 2 .

Nuestras fuerzas de tierra se hallaban acampadas en el Alto de Hospicio y el 2 3 al amanecer fueron ataca­das allí por la división á que me he referido, enviada por Salinas, división compuesta de tres compañías del 4 . 0 de línea, 5 0 hombres de la brigada cívica Iquique, 1 0 0 hombres de artillería con 4 cañones Krupp y 5 0 granaderos, al mando del teniente coronel don Marco Aurelio Valenzuela.

Duraba el tiroteo de fusilería y cañón como tres •horas, cuando desde á bordo notamos que el ala de­a-echa de las fuerzas nuestras, que se componía de la

Page 342: La Revolución Chilena

341 G I L J U A N

compañía del 4 . 0 que se levantó en Pisagua el 1 9 , se batía en retirada hacia la pob'ación, acosada por mayor número. Inmediatamente que me di cuenta de lo que pasaba hice fuego con ametralladora Hotchkiss sobre el enemigo; otro tanto hizo la Magallaíies y un cuarto de hora después conseguimos contener el avance de aquél y hacerlo retroceder.

En seguida hice desembarcar los veinte marineros de la guarnición y como treinta voluntarios del Cha-ñaral con los soldados de Zapadores tomados en Cal­dera, para establecer la resistencia en el pueblo.

Momentos después observamos que como cincuenta hombres de infantería en perfecta formación y al man­do de un oficial, bajaban al pueblo, seguidos de mu­chos soldados nuestros que corrían desarmados y en desorden al lado de aquélla.

Desde á bordo no nos dimos cuenta cabal de lo que eso significaba. Varias veces estuve por disparar á esa tropa; pero viendo que no atacaba á la nuestra, y su poniendo que sería gente que se pasaba ó venía á en­tregarse á nuestras fuerzas, desistí de mis intenciones. Veíamos también que el pueblo se hallaba agrupado al pie del cerro, esperando la llegada de dicha tropa en actitud tranquila.

Luego llegó á bordo el comandante de los navales de Pisagua, señor Snntibáñez, y nos explicólo ocurrido de la manera siguiente:

Mientras las compañías del 4 . 0 de línea eran recha­zadas en su avance á la población, por los esfuerzos

Page 343: La Revolución Chilena

I.A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 345

de la Magallanes y del Cachafioal, el ala izquierda de nuestras fuerzas en Hospicio, vencedora, había alcan­zado á tomar la artillería del enemigo y obtenido la rendición de la tropa de ésta y de la infantería cívica, que era mandada por el capitán Espinosa del 4. 0 de línea.

Pero sucedió que nuestros oficiales, desprevenidos, departían confiadamente con los enemigos, cuando de improviso el capitán Espinosa hace armarse á los suyos é inmediatamente intima rendición á los nuestros. La confusión se establece entonces, huyen algunos hacia la población y otros son hechos prisioneros por el ca­pitán Espinosa, entre éstos el teniente 2 ° de la armada señor Fil.ippi, el capitán señor Brieba, del Pisagua, y algunos oficiales más.

Espinosa, creyéndose vencedor, bajó entonces al pueblo con cincuenta hombres de infantería. A la en­trada de la población se encontró con los vecinos que habían ido allí á esperar esa tropa que creían iba á en­tregarse. Se imaginó Espinosa que se le recibía en triunfo y dio un grito de "¡Viva el presidente Balma-cedalü El pueblo comprendió la situación y obró en el acto como si hubieran estado de acuerdo todos: se lanzó inmediatamente sobre la compañía, le quitó las armas y la condujo, con su capitán á la cabeza, al sitio en donde se hizo entrega de ella al gobernador señor Nef.

Toda la compañía prisionera fué embarcada en el Cachat>ual. Luego esta tropa me manifestó que quería

Page 344: La Revolución Chilena

346 O I L J I J A N

ingresar á nuestro ejército y se accedió á sus instancias en este sentido.

Se resolvió embarcar también todas nuestras fuerzas •en el Cachapoal, resolución que se llevó á efecto inme­diatamente. Visto esto por la población, se apoderó de las familias el pánico y todas quisieron venirse á bordo de este buque. La población de Pisagua era del todo adepta á la causa constitucional; nadie, pues, quería quedarse en tierra por temor á las tropas del dictador; pero en el Cachapoal sólo fué posible dar asilo á poco más de cien personas de la mejor gente de la loca­lidad.

En tierra quedó solamente una pequeña guarnición á cargo del animoso y entusiasta gobernador Nef; y en los días 24 y 2 5 no hubo novedad alguna.

En la mañana del 26 bajó de Hospicio una máqui­na con bandera blanca. Conducía aun oficial, portador de una nota del comandante Valenzuela, jefe de las fuerzas enemigas, en la que nos pedía la entrega de la plaza por tener fuerzas superiores para tomarla si no la abandonábamos inmediatamente.

Se le contestó que obrase como quisiera, que por nuestra parte haríamos lo que más nos conviniese.

Después de esta contestación, procedimos á embar­car todos los víveres que teníamos en tierra, la guarni­ción y los amigos políticos comprometidos. Saqué del Banco Valparaíso una letra por valor de cincuenta y cuatro mil pesos, cantidad á que ascendían los depósi­tos hechos por el jefe de la Aduana y por el tesorero

Page 345: La Revolución Chilena

I .A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 347

municipal. Esta letra se la entregué al comandante de la Magallanes, capitán de corbeta señor Muñoz.

El enemigo intentó bajar á medio día, pero se le contuvo con dos disparos de cañón que le hizo el Ca-

•chapoal y hubo de esperar la noche para conseguir su objeto.

A las 6 . 5 0 P. M. de ese día zarpamos con rumbo á Iquique, conduciendo al ejército constitucional con su jefe el señor coronel don Estanislao del Canto.

El total de las fuerzas se componía de 26 oficiales y 2 7 5 soldados, distribuidos como sigue:

Zapadores, 3 oficiales y 4 0 soldados. 4 . 0 de línea, 5 oficiales y 70 soldados. Navales de Pisagua, 1 3 oficiales y 1 1 7 soldados. Artillería, 2 oficiales y 1 5 soldados. Policía de Pisagua, 3 oficiales y 3 3 soldados. Suma: 26 oficiales y 2 7 5 soldados. En esta fecha se embarcó también en el Cachapoal

•el diputado señor Isidoro Errázuriz, que se encontraba á bordo de la Magallanes.

El mismo día 2 6 , á las 1 1 P. M., arribamos á Iqui­que. Di cuenta al señor delegado don Ramón Barros Luco, de lo ocurrido en Pisagua, y se acordó enviarme al día siguiente á Taltal, que recién se había pronun­ciado en favor de la causa constitucional, obteniendo

•un éxito completo. Tenía por objeto mi viaje el pro­veerme de los artículos necesarios para uniformar nues­tras tropas, y aumentar nuestras fuerzas. Se me autorizó también para tocar en los puertos intermedios en que

Page 346: La Revolución Chilena

348 G I L J U A N

yo creyera conveniente operar. Mi regreso debía efec­tuarlo en compañía del Huáscar.

El 27 á las 9 . 3 0 A. M., salí de Iquique, habiendo dejado al Cochrane una cantidad de víveres y bueyes de los traídos de Pisagua.

A las 3 P. M. del mismo día toqué en Huanillos, y por el capitán de uno de los buques surtos en la bahía tuve conocimiento de que el puerto estaba defendido por una pequeña guarnición de doce soldados de arti­llería á cargo del alférez Guzmán. Mandé al teniente señor Juan de Dios Olivares á pedir la entrega inme­diata de la plaza, á lo que se negó el mencionado ofi­cial, contestando que no lo haría antes de cumplir con su deber militar de defender la plaza á todo trance.

De acuerdo con el señor coronel Canto resolvimos desembarcar la tropa del 4 . 0 de línea por el lado norte de la población. El capitán Anabalón fué encargado de esta comisión, y una vez en tierra desplegó su gen te en gierrilla y avanzó hacia el pueblo. Los contrarios estaban parapetados detrás de las rocas al lado del mue-le. Se les hizo fuego desde á bordo para desalo­jarlos de sus posiciones, al mismo tiempo que el capi­tán Anabalón con su tropa rompía el fuego de fusilería contra ellos; y después de un tiroteo que duró pocos-minutos, se rindieron

El alférez Guzmán y sus soldados fueron desarma­dos y conducidos á bordo. Al día siguiente estos sol­dados peleaban á nuestro lado en Tocopilla, con el mismo entusiasmo de nuestros voluntarios.

Page 347: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 349

Entre los papeles encontrados al alférez Guzmán figura el telegrama enviado por el intendente de Iqui que, momentos antes de la ocupación de Huanillos, al suhde'egado, que lo era el mismo alférez, telegrama que dice así:

"Si notifican rendición de la plaza, niegúela en ab­soluto y resistan como puedan. Tropas opositoras de­rrotadas en todas partes. Es posible ofrezcan al jefe del destacamento un gran ascenso á nombre del Sobe­rano Congreso, ó una gratificación pecuniaria. Rechá­cela públicamente para escarmiento de los revoluciona­rios. Igual rechazo han sufrido aquí hasta de parte de los sargentos de las guarniciones.—SAI.INASH.

Antes de partir de Huanillos dejé establecida la au­toridad constitucional en el pueblo, nombrando sub­delegado á don Felipe Correa, que fué designado por aclamación de los vecinos.

Se procedió á embarcarse la tropa y seis caballos que encontramos, pertenecientes al fisco, siendo éstos los primeros con que empezó á organizarse nuestra ca­ballería.

Á las 9 P. M. sal irnos de Huanillos con dirección á Tocopilla, á donde llegamos al amanecer del 28 . Inme­diatamente despaché un bote á tierra conduciendo al teniente Olivares, quien llevaba un oficio para el go­bernador, exigiéndole la entrega de la plaza.

La contestación del gobernador, don Marco Aure­lio Araya fué negativa, protestando que quemaría hasta el último cartucho en defensa de su causa.

Page 348: La Revolución Chilena

350 G i l . J U A N

Tan pronto como recibí esta contestación, me dirigí á Caleta Duendes, que está como á dos millas al norte del puerto. Hice algunos disparos de cañón para des­cubrir si había tropa en ella. No habiendo notado mo­vimiento juzgué que estaba aquello abandonado, é hice arriar los botes y embarcar en ellos la tropa siguienter. 5 0 soldados del 4 . 0 , 4 0 de los navales de Pisagua, 1 5 de Zapadores y 25 de artillería. Estas fuerzas se desem­barcaron al mando del señor coronel Canto, sirviéndo­le de ayudante el señor Guillermo Izquierdo, mayor Moraga y teniente Olivares.

Cuando los botes avanzaban al desembarcadero vi salir del muelle de Tocopilla á la tropa enemiga en di­rección á la caleta. Inmediatamente rompí el fuego con ametralladora Hothkiss y los contuve y obligué á dispersarse. Algunos se parapetaron es el cementerio y otros en las rocas de la playa, de donde también fue­ron obligados á salir por el fuego de ametralladora y fu­silería que se les hacía de á bordo.

Los de la playa hicieron fuego al buque, ocasionán­dome tres bajas: la del subteniente de navales de Pi­sagua señor Carlos Velis, soldado de artillería Desiderio Sanhueza, y mozo del buque Alberto Oyarztín, todos ellos heridos de alguna gravedad.

Mientras tanto, el señor coronel Canto desembarca­ba sin contratiempo. Dividió sus fuerzas en tres por­ciones y avanzó circundando la población por el norte y este. Los soldados enemigos, al verse rodeados y di­seminados, se rindieron, quedando prisioneros en nú-

Page 349: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 351

mero de 3 4 . La fuerza enemiga se componía de 2 5 sol­dados del ISuin y 3 0 po'iciales. Los que no cayeron pri­sioneros se dispersaron ó escondieron en la población.

El gobernador, su secretario, el comandante de po­licía y un vecino huyeron á caballo hacia Cobija, si­guiendo el camino de la playa. Visto esto de á bordo, los perseguí con el buque, alcanzándoles como á ocho millas del sur. Llice arriar un bote y desembarcar doce marineros á cargo del teniente Quezada, los que toma­ron á los fugitivos y los condujeron á la población. El gobernador llevaba en un maletín de viaje dos mil pe-vos que el jefe de la aduana le había entregado pocos días antes para ciertos pagos que no había ejecutado;, por lo cual le fueron retenidos.

Ocupada la población, nombré gobernador interino del departamento al señor Ramón Echenique y secre­tario de la gobernación á don Juan Baltasar Ayala.

Aquí también embarcamos los caballos de propiedad fiscal que había en número de 9.

Arreglados todos los asuntos de Tocopilla, el día 2 9 á las 4 de la tarde zarpamos para Taltal.

A las tres de la mañana del 3 0 encontramos al vapor Mirafloi-es de la escuadra, en viaje á Iquique, y por él-tuvimos noticia de la desocupación de la provincia de Coquimbo por nuestras fuerzas.

Á las 6 P. M. del mismo día fondeamos en TaltaL encontrando allí al monitor Huáscar.

Durante la estadía en este puerto embarcamos dos­cientas cincuenta toneladas de carbón, y á la tropa

Page 350: La Revolución Chilena

352 G I L J U A N

que se hallaba á bordo del Cacliapoal le proporcionó el señor gobernador don Manuel J. Vicuña, ropa, cal­zado, frazadas y un suple de diez pesos, lo mismo que hizo con la tripulación del buque.

El día dos del corriente se embarcaron en el Caclia­

poal 5 0 hombres del batallón Naval de Valparaíso, que estaban de guarnición en el puerto al mando del capi­tán señor Epifanio Robins. Se embarcaron también 3 5 caballos con igual número de voluntarios para el escua­drón de caballería en formación, siendo éstos perfecta­mente equipados.

Hallándose la población algo escasa de víveres, pro­porcioné al señor gobernador ciento cincuenta quintales de harina y algunos bueyes y corderos para el consu­mo del batallón que formaba el entusiasta y activo mandatario señor Vicuña.

Por el vapor Golfo de Trinidad supimos que el Im­perial se hallaba en Valparaíso, listo para zarpar al Norte con tropas; pero que no había podido hacer esto por la vigilancia de la Escuadra. Tuvimos también no­ticia de que el Ecuador llevaba víveres para las fuerzas del dictador en Antofagasta.

Á las 5 . 1 5 P. M. de ese día y en convoy con el Huás­

car salimos de Taltal con rumbo al norte. El 3 á las 3 P. M. arribamos á Cobija. No había allí

guarnición alguna. Envié un oficio al subdelegado para que sirviese poner esa plaza á disposición de las fuer­zas constitucionales y venir él á bordo á recibir ins­trucciones.

Page 351: La Revolución Chilena

I .A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 353

23

En el acto ese funcionario se puso á cumplir con •esta orden, y acompañado del párroco y tres vecinos principales del lugar se trasladó á bordo.

Se trajo también á. bordo la correspondencia y apa­rato telegráficos.

Resultando graves presunciones en contra de la conducta del subdelegado, se le detuvo, y en su lugai nombré interinamente á don Juan N. Muñoz á peti­ción de los vecinos mas respetables de la localidad.

A las 3 P. M. dejamos á Cobija, siguiendo al norte, y á las 6 . 3 0 de la misma tarde tocamos en Tocopilla, de donde salimos á la i A. M. del día 4, siempre en dirección al norte.

Procurando observar todo lo que había en la costa entramos á Huanillos á las 7 A. M. Después de perma­necer cerca de dos horas en esta caleta seguimos á Pa-tilios, entrando allí á las 1 0 A. M. Aquí tuvimos cono­cimiento de que el día anterior el Imperial había desembarcado en esta misma caleta 3 0 0 hombres que -con el coronel Robles marchaban á incorporarse á las fuerzas dictatoriales de Iquique.

Dejando á Pabilos á las 1 2 M. avancé hacia el norte reconociendo la costa y con objeto también de apresar al vaporcito que hacía el servicio de correo entre Iqui­que y esas caletas y que había salido de éste puerto según las noticias obtenidas.

En Chucumata y entre unas peñas divisamos el ca­ñón de una lanchita á vapor. En el acto se despacha­ron dos botes con doce hombres armados al mando

Page 352: La Revolución Chilena

354 G I L J U A N

del sargento mayor don Julio R. Moraga. Llegados éstos á tierra tomaron la lancha y á su tripulación. To­maron también á tres soldados que en esos momentos llegaban á ese lugar, que se habían desertado de las tropas que con Robles marchaban á Iquique, los que confirmaron la noticia que se nos dio en Patillos acer ca del desembarco efectuado allí el día anterior. La lanchita fué remolcada y destinada al servicio de la Escuadra, y su tripulación y aquellos soldados, llevados á bordo.

Allí nos alcanzó el Huáscar y en convoy con esta nave nos dirigimos á Iquique, á donde entramos á las 9 .40 P. M.

El día 5 el Cachapoal se ocupó en los preparativos para la expedición sobre Pisagua con el Cochrane,

C Higgins y Amazonas.

En pos de estos buques salimos de Iquique á las 1 1 P. M. y llegamos á Pisagua al amanecer del día siguiente. Allí encontramos ya á los demás bu­ques y además á la Magallanes, que bloqueaba ese puerto.

üe acuerdo con el señor coronel Canto, procedía dirigir el desembarco de nuestras fuerzas en los puntos y en la forma siguientes:

Á inmediaciones de Punta Pichalo los 3 0 0 hombres del Cachapoal, al mando del sargento mayor señor Mo­raga. En la caleta del cementerio al norte de la pobla­ción, el batallón Navales de Valparaíso con su coman­dante el teniente-coronel don Manuel Aguirre, y 5 0

Page 353: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 355

hombres de la marinería de la Escuadra á las órdenes del teniente 2 ° don Ercas Espinosa.

Habiendo tenido conocimiento luego que llegamos,, por gente de tierra, de que el enemigo tenía en el Alto de Hospicio dos piezas de artillería con 4 0 hombres y un piquete de caballería, de. que el resto de sus fuerzas que alcanzaba á 2 5 0 hombres de infantería y 4 0 de ar­tillería, estaba en la población, |se dispuso que el ata­que se hiciese de esta manera:

Las dos columnas de desembarco debían marchar al Alto del Hospicio simultáneamente por norte y sur con el objeto de rodear á las tropas enemigas que se encontraban allí, y una vez conseguido esto y batido el enemigo en ese punto, descolgarse á la población con-toda presteza y desplegados en guerrilla. Mientras tanto la Escuadra batiría á las tropas que estaban en la po­blación, protegiendo á la vez el movimiento ordenado á nuestras fuerzas.

Así se llevó á efecto. A las 5 . 3 0 A. M. el enemigo se apercibió del des

embarco de nuestras fuerzas en Pichalo y rompió el fuego de fusiletía contra los que se encontiaban más-avanzados por el sur. Estos contestaron los fuegos y continuaron su ascensión al Hospicio por las crestas-de los cerros.

La Magallanes y la O'Higgins rompieron también sus fuegos contra la tropa que, parapetada en las rocas vecinas al fuerte sur de Pisagua, trataba de impedir el avance de los nuestros por ese lado.

Page 354: La Revolución Chilena

356 G i l . J U A N

Al mismo tiempo la columna del comandante Agui-rre emprendía su marcha por el camino de la línea férrea. La infantería enemiga, situada cerca de la esta­ción del ferrocarril, quiso rechazarla ó estorbarle el paso, y después de un serio tiroteo con ella, la columna si­guió ascendiendo por el mencionado camino, protegida por los fuegos del Cochra?ie hasta llegar á la cima del Hospicio, cuando el combate se había trab ido entre las fuerzas de artillería é infantería que el enemigo tenía allí en el Alto y las mandadas por el mayor Moraga.

Este jefe, con su tropa desplegada en guerrilla, avan­zaba al trote hacia el punto de la línea férrea donde aquellos tenían un tren listo con ocho carros, y des­pués de una refriega de corta duración, nuestras fuerzas llegaron hasta tomarse el convoy y encerrar al enemigo, que se rindió entonces.

Allí cayeron en nuestro poder dos piezas de artillería con sus muías y municiones, un capitán, cuatro oficia­les subalternos y 22 individuos de tropa. La caballería había buido á los primeros disparos de los nuestros.

Entretanto la escuadra barría con sus fuegos las posiciones que temaba la demás fuerza enemiga en Pisagua, parapetándose ó guareciéndose entre las rocas. Un disparo del Cochrane produjo una gran explosión en un galpón situado al norte de la población, ocasio­nando un incendio en esa parte.

Después de un descanso de media hora, nuestras fuerzas vencedoras en el Alto de Hospicio se descol­gaban por los cerros de la manera que se les había

Page 355: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 357

prevenido y á tiempo que la escuadra suspendía sus fuegos, cayendo sobre la población con todo empuje se tomaban la plaza venciendo la viva resistencia hecha por las fuerzas que la defendían. Todos los que com­ponían estas fuerzas cayeron prisioneros con su jefe el comandante Valenzuela y el gobernador don Néstor Ramos. Allí tomaron los nuestros dos piezas más de artillería, todos los rifles de la tropa y municiones.

Las bajas habidas en este combate fueron 28 heri­dos y 1 5 muertos: de los primeros ocho nuestros y veinte enemigos, y de los segundos nuevos enemigos y seis defensores de nuestra causa. El único oficial heri­do de nuestra parte fué el teniente don Guillermo Julio, de los Navales de Valparaíso.

A la tarde se reembarcaron en sus respectivos bu­ques todos los cuerpos desembarcados en la mañana y que tomaron parte en el combate, dejándose la fuerza de policía para cuidar el orden en la población. Se embarcó también á los prisioneros, cuyo número al­canzaba á 2 5 0 .

Nuestra caballería, desembarcada inmediatamente de tomada la plaza, salió en persecución de los Grana­deros fugitivos.

Las autoridades nombradas por las fuerzas constitu­cionales en la primera ocupación de Pisagua, reasu­mieron su puesto y dieron comienzo á sus funciones ayudados por la buena voluntad de los vecinos.

Durante los días transcurridos desde el 7 hasta el 1 1 inclusive, el Cachapoalpermaneció en Pisagua, habien-

Page 356: La Revolución Chilena

358 G I L J U A N

V . MERINO JAKPA

Üo desembarcado el 8 las tropas que se tenían á bordo y que con las demás de nuestro ejército fueron llevados al campamento del Hospicio.

El 12 en la mañana salí en dirección al norte con orden de llegar á Camarones, con el objeto de descu­brir al Imperial que había pasado por Pisagua en aque­lla dirección; pero no lo divisé por parte alguna y re­gresé en la noche á este mismo puerto.

El 1 5 salí nuevamente al norte, reconociendo la costa hasta Arica, á donde llegué á las 3 A. M. del 1 6 . No habiendo ningún buque sospechoso regresé á Pi­ragua, llegando aquí á las 5 P. M.

Esta misma noche recibí orden de dirigirme á Iqui­que, que había sido ocupado por fuerzas de la es­cuadra.

Creo de mi deber, al terminar este parte, hacer pre­sente á US. la cooperación patriótica é inteligente que -se ha dignado prestarme en el desempeño de mis diver­sas comisiones el diputado señor don Isidoro Errázuriz.

Estimo también un deber de justicia recomendar á US. el buen comportamiento del capitán Mac-Dou-galds y oficialidad del Cachapoal, quienes me han se­cundado siempre con todo empeño en las comisiones •de que doy cuenta.

Dios guarde á US.

Page 357: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 359

N U M E R O 1 0

Nota de deposición del Presidente Balmaceda

"La Junta Ejecutiva de Santiago, dice el señor Ze-gers en su Memorándum Político, siempre en previsión de un golpe de Estado, creyó necesario agregar á los preparativos de resistencia, un acto solemne de la ma­yoría del Congreso, declarando: i.°, que Balmaceda se hallaba imposibilitado para continuar desempeñando el cargo de Presidente de la República y cesaba en él; y 2.°, que se designaba á... para que coadyuvase á la acción del Congreso á fin de restablecer el imperio de la Constitución.

"Fué indicado para redactar el acta el señor Enri­que Mac-I.ver y posteriormenie los señores Manuel J. Irarrázaval y Abdón Cifuentes.

"El acta redactada por los señores Irarrázaval y Ci­fuentes fué firmada en casa del primero, en sigilo y aun sin conocer su contenido, por senadores y diputa­dos. Pero el 2 ó 3 de enero un pequeño grupo parla­mentario qrte sin preocuparse mucho del peligro de las instituciones, creía salvar el conflicto con candida­turas presidenciales, divulgó en su tertulia el hecho de estarse firmando un acta secreta; y esto obligó á poner en seguridad las actas ya firmadas y á seguir reuniendo firmas en documentos accesorios.

"Se hicieron y firmaron dos ejemplares del acta de

Page 358: La Revolución Chilena

360 G ; L J U A N

deposición dejando en blanco el nombre del delegado-á fin de poder nombrar un jefe que dirigiera las fuer­zas de mar y otro que mandara las fuerzas de tierra.

"El proyecto de acta redactado por el señor. Mac-Iver, es el siguiente:

"Los senadores y diputados suscritos, que forman la mayoría del Congreso y de cada una de sus Cámaras, imposibilitados para reunirse con las solemnidades re­glamentarias, por la acción de fuerzas ilegales, en el desempeño de sus funciones constitucionales y en el uso de sus derechos de representantes del pueblo y de­ciudadanos, teniendo en consideración:

"i.° Que el Presidente de la República, don José Manuel Balmaceda, por acto deliberado de su volun­tad ha impedido que el Congreso Nacional se ocupe en las leyes constitucionales relativas á la fijación de las fuerzas de mar y tierra y de los gastos de la admi­nistración para 1 S 9 1 , ya para aprobarlos, ya para re­probarlos, ya para aplazarlos ó tomar cualquier otra re­solución, y mantiene fuerzas y gasta fondos públicos sin que se hayan dictado esas leyes;

" 2 . 0 Que esto importa, no solamente la violación abierta de los números 2 . 0 y 3 . 0 del artículo 28 de la Constitución, sino un atentado contra las bases cardi­nales del orden constitucional, pues de esta manera se rompe el equilibrio de los poderes públicos, se anula; la función reguladora del Congreso y se ejerce por eb Presidente de la República una autoridad despótica y-dictatorial;

Page 359: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 361

113.0 Que la anulación del Congreso ó del Poder Legislativo por medio del atentado cometido, tiende á falsear la próxima elección de senadores y diputados, desapareciendo así de hecho la responsabilidad del Presidente de la República;

"4_.c Que el atentado del Presidente de la República contra las bases cardinales del orden constitucional es un crimen de alta traición que le coloca fuera de la Constitución que ha jurado guardar y hacer guardar y en virtud de la que desempeña su cargo, cesando por ello en el ejercicio legal de sus funciones;

"5 ' . ° Que corresponde al Congreso Nacional, según el número 4 . 0 del artículo 27 , y en conformidad al ar­tículo 65 de la Constitución, pronunciarse sobre la im­posibilidad del Presidente de la República para ejerci­tar su cargo; y que es deber de todos los ciudadanos defender el orden público y muy especialmente lo es de los poderes constitucionales;

»6.° Que los Ministros del Despacho son cómplices ó autores también del atentado contra el orden consti­tucional;

"Declaran y resuelven:

"i.° Que el Presidente de la República don José Manuel Balmaceda está imposibilitado en absoluto para continuar en el ejercicio de su cargo, y en conse­cuencia, que ha cesado en él desde el i.° de enero de 1 8 9 1 ;

" 2 . 0 Que el ciudadano... subrogrará á don José

Page 360: La Revolución Chilena

362 G I L J U A N

Manuel Balmaceda con el título de Vicepresidente de la República;

" 3 . 0 Que el Vicepresidente de la República, con el objeto de restablecer el orden público, queda autori­zado:

'•A). Para aumentar las fuerzas de tierra bástala cantidad de... mil hombres y las de mar hasta... mil hombres.

><B). Para gastar hasta la cantidad de... millones de pesos.

" 4 . 0 Que mientras la autoridad del Vicepresidente no se ejerza de hecho en alguna provincia ó departa­mento de la República, los ciudadanos de esa provincia ó departamento pueden y deben armarse y organizarse como fuerza pública con el objeto de establecer el orden constitucional;

" 5 . ° Que los generales, jefes, oficiales, soldados y marinos que actualmente obedecen á don José Manuel Balmaceda ó á sus agentes, deben ponerse bajo las órdenes del Vicepresidente de la República como fuer­za constitucional.—Santiago, enero... de 1891 .11

El acta firmada por la mayoría parlamentaria es la siguiente:

"Deposición de Balmaceda

"Nosotros, los representantes del pueblo chileno en el Congreso Nacional, teniendo en consideración:

"i.° Que los numerosos delitos cometidos por las autoridades administrativas contra el poder electoral

Page 361: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 363

•de la República para falsear la expresión de la volun­tad soberana del pueblo en las elecciones, han sido amparados y protegidos por el Presidente de la Repú­blica y sus Ministros, desoyendo las representaciones •de la Comisión Conservadora y haciendo, por lo tanto, suya la responsabilidad de los funcionarios culpables, conforme al precepto contenido en el número 2 ° del artículo 4 9 de la Constitución del Estado;

112.0 Que las policías de seguridad, confiadas al Pre­sidente de la República para custodiar el orden y res­guardar los derechos de los ciudadanos, han sido em­pleadas en organizar y dirigir turbas asalariadas del populacho para promover los más vergonzosos y crimi­nales atentados contra el orden público y para atrope-llar los más fundamentales derechos de los ciudadanos, llegando á ser dicha fuerza una constante amenaza para ellos y desapareciendo así el fin primordial del es­tablecimiento de la autoridad; que el Presidente de la República y sus Ministros se han hecho sordos á los gritos de la indignación pública y á las constantes re­clamaciones del Congreso y de la Comisión conserva­dora por aquellos actos, que las autoridades han deja do impunes, asumiendo así su responsabilidad;

113.° Que la única reparación de los últimos y dolo­rosos alentados contra la libertad de reunión ha sido la promulgación de la ordenanza de 2 0 de diciembre último, que es una nueva y audaz violación de los de­rechos de reunión y petición garantidos por el inciso 6 . ° del artículo 1 0 y por el inciso 6 . ° del artículo 27 déla

Page 362: La Revolución Chilena

364 G I L J U A N

Constitución, incurriendo al mismo tiempo con ella el Presideute de la República y sus cómplices en una; usurpación flagrante de una atribución exclusiva del Congreso, consignada en dicho inciso 6.° del artícu­lo 2 7 , y que es el único que puede dictar estas leyes-excepcionales, pero de duración transitoria que no pue­de exceder de un año;

" 4 . 0 Que el Presidente de la República ha violado constantemente la fe pública, oficial y solemnemente empeñada varias veces por medio de sus Ministros;

"5° Q l l e e^ mismo funcionario ha dilapidado los caudales públicos, disponiendo de ellos fuera de pre­supuestos, creando empleos y comisiones remuneradas con fondos nacionales sin intervención del Congreso, y usurpando así una atribución exclusiva del Poder Legislativo, consignada en el inciso 1 0 del artículo 28-de la Constitución;

" 6 . ° Que el mismo funcionario ha desconocido y violado las atribuciones fiscalizadoras del Congreso y de la Comisión Conservadora, haciendo caso omiso de ellas y burlándose en lo absoluto, con abierta infrac­ción del inciso i.° del artículo 49 y demás artículos de la Constitución que constituyen al Congreso en fiscal; y juez de los altos funcionarios administrativos;

117.° Que por causa del desconocimiento de estas atribuciones el Presidente de la República intentó, no ha mucho, cambiar la forma consagrada de nuestro Go­bierno manteniendo un Gabinete censurado por las dos ramas del Congreso y á quien éste había negado-

Page 363: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 365

Jas atribuciones, y llegó hasta gobernar sin ellas, cau­sando al Fisco pérdidas ingentes y á la nación las per­turbaciones más graves;

"S.° Que clausurando el Congreso porque se opo­nía con varonil firmeza á la invasión de los derechos más preciados del pueblo, faltaba á su palabra empe­ñada para sancionar leyes pendientes y necesarias para garantir aquellos derechos;

" 9 . 0 Que sin hacer mención de muchas otras viola­ciones de las leyes y garantías individuales, el Presi­dente de la República ha llevado últimamente este sistema de desgobierno y de ruina legal y social hasta el punto de disponer de los caudales públicos y mante­ner la fuerza de mar y tierra sin autorización alguna del Congreso, usurpando abierta y escandalosamente las atribuciones exclusivas del Poder Legislativo de la nación, único á quien confieren estas facultades los incisos 2 . 0 y 3 . 0 del artículo 2 8 de la Constitución, los cuales establecen que usólo en virtud de una ley se J I puede fijar anualmente los gastos de la administra-<> ción pública y fijar igualmente en cada año las fuer-' i zas de mar y tierra que han de mantenerse en pie en 11 tiempo de paz y de guerrajn

1110. Que todos estos actos han venido produciendo una alarma profunda en la sociedad, una completa desmoralización administrativa y una perturbación de­sastrosa en los negocios económicos, comprometiendo gravemente el honor de la nación;

n 1 1 . Que todos estos actos, y las declaraciones del

Page 364: La Revolución Chilena

366 G i l . J U A N "

Diario Oficial, vienen comprobando de una manera evidente la maquinación fraguada y consumada por el-Presidente de la República contra las instituciones fundamentales del Estado; que todos estos actos que revelan el plan proditorio de minar el edificio político levantado por el esfuerzo y sacrificio de varias genera­ciones, para alzar sobre las ruinas de la soberanía del pueblo los caprichos de un señor absoluto, para des­quiciar y anarquizar así una sociedad constituida, un pueblo sumiso y tranquilo, que sólo reclama la paz y el orden legal, constituyen, no un crimen cualquiera, sino el mayor de todos los crímenes que puede come­ter un mandataiio;

• i 1 2 . Que poniéndose con estos atentados en abierta rebelión contra el orden constitucional, el Presidente de la República ha incurrido en el crimen de alta trai­ción contra el Estado y queda fuera de la ley que ha jurado solemnemente guardar y hacer guardar;

" 1 3 . Que si los magistrados violan abiertamente la majestad de las leyes que constituyen la base necesa­ria del orden social, sus mandatos son nulos y sin ningún valor, como expresamente lo establece el artí­culo 1 5 1 de la Constitución, y en tal caso no solamente existe el derecho sino el deber de resistir en defensa del orden público, deber que incumbe á todos los dudada nos, y muy especialmente á los poderes constituidos;

1 1 14 . Que es atribución exclusiva del Congreso, esta­blecida en el inciso 4 . 0 del artículo 27 y en el artículo 65 de la Constitución, declarar cuándo por enferme-

Page 365: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 367

dad, ausencia ú otro motivo grave, y cuándo por muer­te, renuncia ú otra clase de imposibilidad absoluta, el Presidente de|la República, no pudiera ejercer su cargo;

" 1 5 . Que los crímenes mencionados y de que se ha hecho reo el actual Presidente de la República, no pueden constituir un motivo más grave ni una imposi­bilidad que lo haga más indigno é incapaz de continuar en el ejercicio de su cargo;

"En mérito délas consideraciones precedentes, no­sotros, miembros del Senado y déla Cámara de Dipu­tados de Chile, invocando al Supremo Juez del Uni­verso en testimonio de la rectitud de nuestras intencio­ne*, con el objeto de restablecer el régimen constitu­cional, asegurar la tranquilidad interior, atender á la común defensa y afirmar los beneficios de la libeitady de las leyes, en nombre y por la autoridad del pueblo que representamos, solemnemente declaramos:

Que el Presidente de la República, don José Manuel Balmaceda, está absolutamente imposibilitado para continuar en el ejercicio de su cargo, y, en conse­cuencia, que cesa en él desde este dia;

">.° Que están igualmente imposibilitados para reemplazarlo en su cargo sus Ministros del Despacho y los Consejeros de Estado que han sido sus cómplices en los atentados contra el orden constitucional.

"Y, en consecuencia, designamos á don Jorje Montt para que coadyuve á la acción del Congreso, á fin de restablecer el imperio déla Constitución.

"Santiago, á i.° de enero de 1 8 9 1 .

Page 366: La Revolución Chilena

3ÖS G I L J U A N

"RAMÓN BARROS LUCO, diputado por Valparaíso.

"JOSÉ BESA, senador p o r Valparaíso. " JOSÉ A . GANDARILLAS, diputado por Freirina.

"i\í . J. IRARRÁZAVAL, senador p o r Talca. " M . RECABARREN, senador p o r Concepción. "EDUARDO MATTE , diputado p o r Santiago. "WALDO SILVA, senador p o r Atacama. "V. BLANCO, diputado por Santiago. " M . CONCHA Y TORO , senador por Santiago. "X. RODRÍGUEZ, diputado p o r Santiago. "LADISLAO ERRAZURIZ, diputado p o r Concepción y

Talcahuano. " E . ALTAMIRANO, senador por Valparaíso. " C . WALKER MARTÍNEZ , diputado por Maipo.

"JOSÉ CLEMENTE FABRES, senador p o r Santiago.

"DAVID MAC IVER, diputado p o r Constitución. "J . WALKER MARTÍNEZ, diputado por Santiago,

"Luis P E REIRÁ, senador por Talca. " J . R o D R Í o u e z ROZAS, senador p o r Atacama. " E N R I Q U E LARRAIN ALCALDE, diputado por Lontué.

"VICENTE DÁVILA LARRAIN, diputado p o r Antofa-

gasta. "BENJAMÍN. VERGARÁ E . , diputado p o r San Felipe.

" L U I S ERRAZURIZ E. , diputado p o r San Fernando.

"ABRAHAM KÖNIG, diputado p o r Copiapó y Chaña-

ral. "VALENTÍN DEL CAMPO, diputado p o r Cachapoal. i.-Млхшо DEL CAMPO, diputado p o r Elqui. IIJULIO 2 . ° ZEGERS, diputado suplente p o r San Javier

Page 367: La Revolución Chilena

I .A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 369

24

"ISMAEL VALDÉS VALDÉS, diputado por San Fer­

nando. "JOSÉ F. VALDÉS C , diputado por Linares. " E N R I Q U E CAZOTTE, diputado por Tarapacá. 11P. NOLASCO PRÉNDEZ , diputado por Constitución. "ANTONIO EDWARDS, diputado por Copiapó. " M I G U E L A. VARAS, senador suplente por Coquimbo. "CARLOS BESA, diputado por Castro. " M . CIENFUEGOS, diputado por la Victoria. " J . E . RODRÍGUEZ, senador por Curicó. "NOLASCO REYES , diputado suplente por Coelemu. "Luis M . RODRÍGUEZ, diputado por Ancud. "V. AGUIRRE V. , diputado por la Ligua. "GASPAR TORO , diputado por Tarapacá. "JORGE RIESGO, diputado por Caupolicán. " P . BANNEN, diputado por Lautaro. HELEODORO GORMAZ, senador por Santiago. " G . URRUTIA , diputado por Collipulli. 1.JULIO ZEGERS, didutado por Linares. "DEMETRIO LASTARRIA, diputado por Rancagua. " F . CARVALLO EI.IZALDE, diputado por Coquimbo. "RICARDO PÉREZ, diputado por Osorno. "JUAN N . PARGA, diputado por la Victoria. "R. TRUMIÍ'ÜI.L, diputado por Concepción y Talca-

buano. "RAFAEL ERRÁZURIZ URMENETA , diputado por

Ovalle. "JOSÉ A. SILVA V., diputado por Talca. "A. GANDARILLAS, diputado por Curicó.

Page 368: La Revolución Chilena

•379 он; j u a n

"BERNARDO PAREDES, diputado por Btilnes. " M A N U E L AMUNÁTEGUI, senador por el Nuble.. "JAVIER VIAL SOLAR, diputado por San Fernando.

" E . FERNÁNDEZ A., diputado por Lontué. " JOSÉ MARÍA DÍAZ, diputado por Castro.

"AGUSTÍN EDWARDS, senador por Valparaíso. «'RODOLFO HURTADO , senador por Aconcagua. "VALENTÍN LETELIER , diputado por Talca. "F. A. CONCHA C , diputado por Caupolicán. «CORNELIO SAAVEDRA, senador por el Nuble. " E . MAC-CLURE , diputado por Traiguén. " R A F A E L MONTT A., senador por Biobío. "M. R . LIRA , diputado por Parral. " H E R N Á N ECHEVERRÍA , diputado por Lautaro. " E N R I Q U E MAC IVER, diputado por Santiago. " J . MANUEL INFANTE , diputado por Santiago. "G. LETELIER , diputado por Temuco. " M A N U E L F.' VALENZUELA, diputado por Curicó.. "CORNELIO SAAVEDRA R. , diputado por Lautaro. "Luís F. PUELMA, diputado por Valparaíso. U P E D R O N. MARCOI.EIW, senador*por Biobío. "PEDRO MONTT , diputado por Petorca. "ISIDORO ERRAZURIZ, diputado por Valparaíso.

"AGUSTÍN MONTT EL RODRÍGUEZ , diputado porMuIi

chén.

"ALBERTO EDWARDS, diputado por Valparaíso. " J . DE D . VIAL , diputado por Santiago. "PATRICIO LARRAIN Л. , diputado por la Victoria.. "BENJAMÍN MONTT , diputado por Cauquenes,

Page 369: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 371

N Ú M E R O 1 2

Organización de la Junta de Gobierno de Iq.uiq.ue

El día 1 2 de abril del presente año los señores don Waldo Silva, Vicepresidente del Senado, y don Ra­món Barros Luco, Presidente de la Cámara de Dipu­tados, en representación de ambas ramas del Congreso, y el comandante general de la armada y del ejército don Jorge Montt, dictaron los siguientes decretos:

En vista de estos antecedentes y considerando: i . ° Que las fuerzas de mar y tierra que obedecen al

Congreso, han ocupado ya tres provincias de nuestro territorio;

2 . ° Que es urgente establecer en ellas el imperio de

"VICENTE GREZ , diputado por Taltal.

» V . CARVALLO E . , diputado por Cañete.

"CARLOS VALDÉS, senador por Colchagua.

"JUAN A . GONZÁLEZ, diputado por Itata.

"PEDRO JAVIEK FERNÁNDEZ , diputado por San­

earlos. "AUGUSTO ORREGO LUCO, diputado por Quillota.

"JUAN AGUSTÍN BARRIGA, diputado por Santiago.

" JORJE ANINAT , diputado por Laja.

"GREGORIO A . PINOCHET, diputado por Santiago."

Page 370: La Revolución Chilena

la legalidad, lo cual no puede efectuarse sino mediante una organización regular;

3 . " Que estas provincias producen la mayor parte de las rentas nacionales, y es indispensable organizar correctamente su recaudación é inversión;

4." Que la tarea en que está empeñado el país no habrá terminado mientras no se aseguren el régimen constitucional y las garantías individuales violadas;

5 . 0 Que sólo pueden obtenerse los propósitos indi­cados en los considerandos anteriores ajustando los actos de la administración á nuestro régimen constitu­cional de gobierno, que establece un Poder Ejecutivo con secretarios responsables:

i.° Queda organizada provisoriamente una Junta de Gobierno formada por los infrascritos;

2 . " Las resoluciones de esta Junta serán formadas por un Presidente y por el Secretario del Departamen­to respectivo;

3." O'gam'zanse cuatro secretarías de la Junta: De lo Interior y de Obras Públicas; De Relaciones Exteriores, Justicia, Culto é Instruc­

ción Pública; De Hacienda, y De Guerra y Marina. Cada uno de estos Departamentos será servido por

1111 Secretario responsable y por los empleados que oportunamente se fijaren. —Iquique, abiil 1 2 de 1 8 9 1 . — J O R G E M O N T T . — Waldo Silva.—Ramón. Barros

Luco.—E. Valdés Vcrgara, Secretario.

Page 371: La Revolución Chilena

i.A R E V O L U C I Ó N ' C H I L E N A 373-

Lquique, abril 13 de iSgi

He acordado y decreto:

Nómbrase Secretario de la Junta de Gobierno en el Departamento de Relaciones Exteriores, Justicia, Cul­to é Instrucción Pública a! señor don Isidoro P'rrá-zuriz.

Anótese y comuniqúese. - M O N T T . - Si/ra.—Barros

Luco.

Jquique, abril 13 de 1891

He acordado y decreto:

Nómbrase Secretario de la Junta de Gobierno en el departamento de Hacienda al señor don Joaquín Wal-ker Martínez.

Anótese y comuniqúese.—MONTT.—Silva.—Barros,

Luco.

Lquique, abril 13 de 1891

He acordado y decreto:

Nómbrase Secretario de la Junta de Gobierno en ei departamento de Guerra y Marina, al señor coronel-don Adolfo Holley.

Anótese y comuniqúese.—MONTT.—Silva.—Barros

Luco.

Page 372: La Revolución Chilena

374 O l í . J U A N

Iquique, abril IJ de iSgr

He acordado y decreto:

Mientras se provee el cargo de Secretario de la Jun­ta de Gobierno en el departamento de lo Interior, In­dustria y Obras Públicas, atenderá el despacho el Se­cretario de Relaciones Exteriores.

Anótese y comuniqúese.—MONTT.—Silva.—Barros

Luco.

Iquique, abril JJ de l8gr

Mientras se hace cargo de la secretaría de Guerra y Marina el señor Coronel don Adolfo Holley, atenderá el despacho el Secretario de Hacienda.

Anótese y comuniqúese. — M O N T T . — S i l v a . — B a r r o s

Luco.

N Ú M E R O 1 3

L a expedición á Atacama

En cumplimiento de las órdenes de US., el J 8 de abril, á las 6 P. M. dejamos el fondeadero de Iquique y seguimos hacia Antofagásta navegando en convoy, en unión del Huáscar, Magallanes y Cacliapoal, á donde

fondeamos sin novedad á las 5 P. M. del siguiente •día.

Page 373: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 375

El 2 r salimos de Antofagasta con los buques nom-'brados y además el Blanco Encalada. Recibí orden del­icie de la división, coronel señor Holley, de adelan­tarme para tocar en Taltal, á dejar provisiones y en •Chañaral para¡ tomar un práctico de los lugares á donde íbamos á operar. Ámi salida de Chañaral encontré á la escuadrilla, comuniqué con el buque jefe y aquí se resolvió que debía irme adelante para llegar al amanecer á Calderilla y lanzar inmediatamente mi división á tierra; lo que efectué con toda felicidad á la hora indicada.

Á las 7 A. M. entraba á Calderada Escuadra encir-•cunstancia que la primera compañía del Esmeralda co­

ronaba ya los cerros que rodean el puerto por el sur yendo estas fuerzas á las órdenes del comandante del

'batallón nombrado, don Patricio Larraín Alcalde. La tropa enemiga que guarnecía la población se

•componía de setenta hombres que, luego que tuvo co­nocimiento de nuestro desembarco, huyó hacia Copiapó •en un tren que tenía listo fuera de la población, la que •ocupamos sin resistencia. A las 8 . 3 0 A. M. estaba nuestra caballería, fuerte de treinta y cinco hombres, lista y le ordené persiguiera al enemigo que escapaba á caballo. No consiguió su objeto por la delantera que le llevaba el enemigo.

Habiéndose llevado éste todas las máqninas al inte-'rior, no me fué posible seguir inmediatamente con la infantería su persecución á Copiapó hasta no obtener

''os elementos indispensables para la marcha de veinte ¡leguas que nos separaban del citado pueblo, donde, se

Page 374: La Revolución Chilena

376 G i l . J U A X

decía que, el enemigo pensaba hacerse fuerte con seis­cientos ó setecientos hombres, entre caballería, infante­ría montada y una máquina blindada.

En vista de estos datos que habíamos obtenido de personas adictas á nuestra causa y que, por consi­guiente, nos merecían fe, se acordó que saliese para Carrizal el infrascrito á las 2 l'. M., á poner esto en co­nocimiento del coronel Holley. Llegué á Carrizal á las 9 P. M., impuse al señor coronel de las noticias que habíamos obtenido, para cambiar el plan de ataque si 10 tenía á bien, pero, habiendo encontrado tren listo en Carrizal, que el pueblo había quitado á las auto­ridades dictatoriales y que lo puso á las órdenes del coronel, reso'vió éste hacer salir esa misma noche parte de su tropa á Punta Díaz y seguir por ese camino su marcha hacia Copiapó, mientras yo hacía otro tanto con mi división desde Caldera.

Zarpé á las doce de esta misma noche para Caldera con un andar de diez millas.

A las 7 A. M. se me avisó que se divisaban por la proa, á la altura del Morro de Copiapó y como á siete mil metros, los buques caza torpederos Lynch y Con-

del!, con las cuales sostuve .el combate de que por se­parado doi cuenta á US.

A las 9 A. M. entramos en Caldera, y después de imponernos de la inesperada pérdida del Blanco, se adoptaron las medidas necesarias para hacer llegar la noticia al conocimiento de la división naval estacio­nada en Carrizal.

Page 375: La Revolución Chilena

I.A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 377

En la tarde del misino día se presentó una comisión de jóvenes y entusiastas paisanos de Copiapó, quienes nos anunciaron que el enemigo se había retirado al interior llevándose no pocos prisioneros entre los cua'es se encuentra don Manuel A. Matta y el presbítero se­ñor Cárter. La misma noche llego á Copiapó una loco­motora que el enemigo dejó ahí por inútil y que fué alistada prontamente por el ingeniero señor Cordón, jefe de la maestranza de la estación de aquel pueblo.

En esta máquina salí al siguiente día hacia Copiapó á las 1 0 A. M. con dos compañías del batallón Esme­ralda, al mando del comandante señor Larraín Alcalde.

El pueblo nos recibió en la estación y nos acompa­ñó por las calles llenas de arcos de flores, dando las más inequívocas muestras del entusiasmo hacia nuestra causa, que era de esperarse de la histórica Atacama.

Restablecida la comunicación por ferrocarril hasta más halla de Pabellón, estación situada á nueve leguas de Copiapó, envié hasta aquel punto dos compañías del Esmeralda, disponiéndome á seguir el mismo ca­mino con el resto de las fuerzas tan pronto como el comandante Larraín me devolviera la máquina dispo­nible desde el interior, lo que no hice porque el referi­do comandante, después de comunicarse por telégrafo con el coronel señor Holley, que venía por Chañarcillo, siguió hacia el interior por orden del mencionado jefe, notificándome que no se necesitaba mayor refuerzo y de que él debía juntarse con las fuerzas de caballería que iban de avanzada al mando del señor Bconen R.,

Page 376: La Revolución Chilena

378 G i l . J U A N

persiguiendo al enemigo que huía por Jorquera lle­vando una delantera que hacía imposible casi alcan­zarlo, lo que más tarde resultó exacto.

Tres días después regresaron estas fuerzas, así como toda la división del señor Holley.

Entretanto, el infrascrito nombró Intendente inte­rino de Atacama.al señor Ruperto Alvarez, quien lo secundó activamente en los trabajos de enganche, colecta de armas y caballos, equipos y forraje dejado por el enemigo.

Decretada la formación del regimiento Atacama, los voluntarios afluían en crecido número con el mayor entusiasmo y estimo que antes de poco estará completa la dotación del nuevo cuerpo.

En el cuartel principal de Copiapó se encontraron algunas minas que fueron descubiertas por denuncios del vecindario así como también numerosas piezas de las máquinas del ferrocarril, dejadas ahí por el ene­migo.

En el galpón de materias inflamables había saque­tes pertenecientes á los fuertes de Caldera, los que hice transladar á ese puerto con el fin de utilizarlos.

El 7 del corriente á las 7 P. M. salimos de Caldera en convoy con el Huáscar, Magallanes, Cachapoal y

Bío-Bío, conforme á las instrucciones recibidas. Don Patricio Larraín A. se hizo cargo en mi reem­

plazo de la Comandancia General de Armas de Ataca­ma, con el carácter de interino.

Atacamos en Chañaral á las 6 y media A. M. del

Page 377: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N - C H I L E N A 379

•día 8, dejamos allí víveres que con tal objeto llevaban mos y seguimos rumbo á Taltal, donde llegamos á las 3 P . M . del mismo día, para dejar el fondeadero á las 6 . 3 0 P . M . después de cumplir nuestra comisión en aquel puerto é hicimos rumbo á Antofagasta en con­voy con el resto de la'escuadrilla.

Llegamos á este último puerto á las ÜJ4 A . M . del. día 9, salimos á las 5 ^ del mismo, y hemos arribado á este puerto á las 7 . 4 0 A. M . de hoy sin novedad

No terminaré este parte sin hacer presente á US. los buenos servicios prestados por el secretario de la división don Cornelio Saavedra Rivera.

V . MERINO JARPA.

Al señor c o m a n d a n t e en j e f e de l a E s c u a d r a , señor don J o r j e M o n t t

N Ú M E R O 14

E l combate de Calderilla

Doy á US. por separado cuenta del combate ha­bido el día 2 3 entre el transporte de mi mando Acon­

cagua y los torpederos Lynch y Condell.

A las 7 A. M. se me avisó que se divisaban por la proa, á la altura de Morro Copiapó, como á siete mil

Page 378: La Revolución Chilena

j S o r . I I . J U A N

metros, ios l>uques ya nombrados: ordené inmediata­mente poner la proa hacia ellos, tocar zafarrancho y aumentar el andar.

Cuando los tuve á cuatro mil metros, rompí les fuegos con los cañones de tiro rápido que luego me fueron contestados por ambos buques con suma rapi­dez y precipitación, pues más parecía, por lo nutrido, fuego de fusilería que de cañón. En el primer momento se abrieron como para tomarnos entre dos fuegos, pero luego desistieron de su intento, tal vez porque de esa manera me permitían aprovechar mi artillería por ambas bandas y se colocaron entonces los dos por la mura de babor. En este momento uno de ellos recibió una gra­nada que le hizo escapar mucho humo y vapor, cu­briéndolo por completo por espacio de dos minutos y habiendo, al parecer, desde ese momento disminuido su anclar y quedádose atrás por la aleta de babor del Aconcagua, mientras el otro me seguía paralelamente a distancia de mil quinientos á dos mil metros.

No permitiéndome en esa posición utilizar toda mi artillería, incliné la proa del Aconcagua hacia él, pu diendo así dispararle los cañones de á trece. El tor­pedero aumentó entonces su andar y se retiró virando hacia fuera.

Continué haciendo fuego hasta que estuvo fuera de tiro. Me dirigí entonces al puerto, á donde tuve el sen­timiento de encontrarme con la sensible noticia de la pérdida del Z?/¡?7¿£vrefectuada traidora y alevosamente por los mismos á quienes acababa-dé batir.

Page 379: La Revolución Chilena

I .A R F V O I . U C I Ó N C l l l l . f c . N A 3&1

El combate se inició á las 7 A. M. y terminó á las •8.20 A. M. habiendo, durante este tiempo, disparado sin interrupción ciento noventa y siete cañonazos, de los cuales fueron siete con los de á trece y el resto de tiro rápido y algunos de ametralladoras Hotchkiss. El andar del Aconcagua durante el combate fué de circe millas constantes.

De los 4 0 0 ó más disparos que le hizo el enemigo con sus cañones de fuego rápido, sólo ocho tocaron al buque en la obra muerta, ocasionando averías de muy poca consideración en el buque y personal.

Salieron cuatro heridos de poca gravedad: el contra­maestre, un marinero y dos soldados del batallón Es­meralda, que se encontraban á bordo á cargo del equipo de su cuerpo.

Este encuentro ha dejado de relieve la idea que te­níamos que las torpederas sólo son eficaces para un ataque sorpresivo y que no valen nada como buques de combate, como les habrá hecho meditar á los ma­rinos dictatoriales ver que durante hora y media de reñido combate no ha obtenido ventaja alguna sobre un simple vapor mercante, transformado ahora en bu­que de guerra sólo por habérsele colocado algunos ca­ñones de poco calibre, lo que hace ver que el día que se encuentren con alguno de nuestros buques de guerra que pueda obligar á combatir, están perdidas.

No terminaré este parte sin cumplir con el deber de recomendar á la consideración de US. el digno com­portamiento del teniente 2 . 0 señor Luis U. López,

Page 380: La Revolución Chilena

382 G I L I U A X

N Ú M E R O 1 5

P a r t e oficial del corone l C a n t o sobre las ú l t imas o p e r a c i o n e s

de l E j é r c i t o Const i tuc iona l

Señor Ministro de la Guerra:

Paso á dar cuenta á US. de las operaciones militares llevadas á cabo por el ejército constitucional, bajo mis órdenes, durante la campaña de ocho días que princi­pió el 2 0 de agosto próximo pasado con el desembar­co de las fuerzas expedicionarias en el puerto de Quin­tero y subsiguiente victoria de Concón, y terminó con la victoria de la Placillay ocupación de Valparaíso, dando por final resultado el derrocamiento de la Dic-

quien durante el combate hizo certeros disparos al ene­migo, lo mismo que el guardia marina señor Alfredo Sanhueza y condestable i . ° Romaní Silva.

Fui también eficazmente secundado por .el capitán señor Tobías Gerken y primer piloto señor Sabugo.

Merece una mención especial mi ayudante, capitán señor Alfredo Irarrázaval Z., que con entusiasmo y se­renidad transmitió todas las órdenes que impartí du­rante el combate.

V . MERINO JARPA

A l S e ñ o r c o m a n d a n t e en j e f e de la E s c u a d r a , señor don J o r j e M o t t .

Page 381: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 383

tadura, entronizada en Chile el día i . ° de enero del .presente año y el feliz restablecimiento del orden legal y constitucional de la República.

En cuanto á los detalles circunstanciados de aquellas operaciones; US. los encontrará minuciosamente ex­plicados en el prolijo y luminoso parte adjunto del Es­tado Mayor General y en los planos anexos al mismo.

I

Se sabe cómo se pasaron los:primeros meses del.aña en aquella ruda y porfiada lucha cjue terminó en Pozo Almonte y dio por resultado la posesión de la provin­cia de Tarapacá y la subsiguiente ocupación de las provincias de Antofagasta, de Tacna y de Atacama, por nuestras fuerzas. Por eso, sólo á mediados de mayo pudo emprenderse la formal organización del ejército constitucional, improvisado en el norte y destinado á operar en el centro de la República, centro también del poder dictatorial, sin embargo de que aquella or­ganización no pudo eficazmente acelerarse y comple­tarse sino cuando la feliz llegada del trasporte Maiptr

llevó á Iquiquc armas y municiones, de que carecía, mos, en los primeros días de julio, con los que los preparativos de la expedición entraron en un período de grande actividad.

Fué una fortuna para la causa constitucional la in­corporación en nuestro ejército del ilustrado profesor de nuestra Academia de guerra y Escuela Militar, don

Page 382: La Revolución Chilena

•?S4 O K . J U A N

Emilio Körner, hacia mediados de mayo. Con el mo­desto título de secretario del Estado Mayor General, asimilado al empleo de coronel, desempeñó en realidad el señor Körner, desde aquella época hasta el final de la campaña, las funciones propias de jefe del Estado Mayor General

Con sus vastos conocimientos militares y con su in­cansable laboriosidad, fue el señor Körner un poderoso auxiliar, que prestó muy distinguidos servicios á la bue­na y rápida organización de nuestro ejército y á su con­veniente disciplina. El mismo dio en Iquique y en Co piapó, á los señores jefes y oficiales interesantes confe­rencias sobre diversas materias del arte militar, y bajo su dirección, se hicieron diagramas para la mejor com­prensión del orden disperso de combate, cuya enseñan za se había implantado en nuestro ejército, según una cartilla desprovista de láminas, y se levantaron caitas de los puertos y de las regiones que podían ser teatro de nuestras futuras operaciones.

Iniciado, por fin, desde Iquique, el movimiento de hs diversas brigadas y completado en lo posible el re­clutamiento en la provincia de Atacama, se embarca ron aqué'las en los puertos de Caldera y de Huasco, en la forma y tiempo indicados en el parte del Estado Mayor General.

A los cuatro días de feliz navegación, arribó la expe­dición al puerto de Quintero en la mañana del 20 de agosto y el mismo día, con rapidez verdaderamente notable, atendida la deficiencia de nuestros elementos

Page 383: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 385

25

«de desembarque, tomó allí tierra el ejército expedicio­nario, fuerte de 9 , 2 8 4 hombres.

Cabe observar en esta parte que, ni durante aquel día en Quintero, ni durante la marcha subsiguiente tiasta las márgenes del río Aconcagua, tuvimos noticia alguna autorizada que nos permitiera conocer el nú­mero ó la situación del enemigo, ignorándose si, me­diante la prevenida cortadura de telégrafos y ferroca­rriles, se habría ó nó impedido la concentración en nuestra contra de diversas divisiones del ejército dicta­torial. Todo lo que sobre éste supimos, fué que fuerzas militares, más ó menos considerables, se divisaban en las alturas que dominan el Aconcagua por el sur, noticia vagamente comunicada en Quintero por ignorantes campesinos de aquellas localidades. Debimos, sin em­bargo, presumir que aquella concentración se efectua­ría en gran parte, pues la oficina telegráfica en aquel puerto funcionó hasta el momento en que la escuadra se puso á la vista, lo que permitía creer que telégrafos y ferrocarriles se mantenían corrientes, y que, á lo me­nos, las divisiones dictatoriales de Valparaíso y de Santiago, noticiadas instantáneamente de nuestro de­sembarque, no dejarían de operar su inmediata reu­nión, que fué lo que sucedió.

Á medida que desembarcaban nuestras brigadas, se organizaban en la ribera é inmediatamente se ponían •en marcha, conforme á la orden que al efecto di.

El plan de operaciones expuesto en el parte del Es­tado Mayor separaba una de otra las brigadas más de

Page 384: La Revolución Chilena

386 G I L J U A N

lo conveniente, á mi juicio, para que, en caso necesa­rio, pudieran mutuamente protegerse. Aquel plan era sin duda perfectamente estratégico calculado para gran­des masas de ejércitos, respecto de las cuales poco significan relativamente las distancias, pudiendo una gruesa división de 1 0 0 , 0 0 0 hombres por ejemplo, de­tener por dos ó tres días á un ejército tres veces mas-numeroso, al paso que 3 , 0 0 0 no podrían intentar dete­ner á 9 ,000 sin exponerse á un probable fracaso.

Por eso, creí inaplicable aquel plan á nuestras cir­cunstancias, y por lo mismo, ordené que desde Quin­tero nuestras brigadas marcharan hacia el sur, como marcharon, guardando las convenientes distancias, eti la forma siguiente:

La i. a, á las órdenes del teniente coronel don J.. Aníbal Frías, tomó el camino de la costa, protegida, por la escuadra, para pasar el río Aconcagua por el vado vecino á su desembocadura, en Concón Bajo. La. 2 . a , á las órdenes del coronel don Salvador Vergara, y-la 3 . a , á las del teniente coronel don Enrique del Can­to, siguieron escalonadas, á un kilómetro de distancia entre ambas, el camino que conduce á Colmo para, cruzar en ese punto el río por el vado de Concón Alto.

Fué una circunstancia afortunada, que debía influir en el feliz éxito de la próximo batalla, la de haberse extraviado en la marcha nocturna dos cuerpos de la 3 . a

brigada, los cuales, en vez de seguir el camino de Col­mo, siguieron el de la costa y fueron así á reforzar las

Page 385: La Revolución Chilena

I .A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 387

fuerzas de la i. a brigada, destinadas á iniciar y soste­ner el combate en la mañana siguiente.

La presencia del enemigo al sur del río, detuvo, al norte de éste, la marcha de nuestras tropas.

II

Corre en esa parte el Aconcagua por entre dos ca­denas de cerros de 1 5 0 á 2 0 0 metros de altura, que dejan entre sí un estrecho y descubierto valle de 6 0 0 á 8 0 0 metros de ancho.

En la mañana del 2 1 de agosto, el ejército dictato­rial aparecía ocupando las alturas meridionales, desde las cuales dominaba el valle, y extendía sus posiciones formando una línea como de cuatro kilómetros, entre Concón Alto, frente á Colmo, y Concón Bajo, cerca del mar. Según cálculos, confirmados posteriormente, contaba con cinco regimientos de línea de 1 , 0 0 0 plazas cada uno, y con diez batallones de guardias nacionales movilizados de 5 0 0 plazas cada uno, fuera de caballe­ría y artillería, entre las cuales habría mas de 1 , 5 0 0 hombres, con lo que el ejército enemigo pasaba de 1 1 mil soldados, bien armados, bien pertrechados, coa poderosa artillería de campaña y de montaña, con> ametralladoras y con numerosa y descansada caba­llería.

Las fuerzas constitucionales, que ocuparon las altu­ras de la margen septentrional del río, solo alcazaban, como he dicho, á 9 , 284 hombres, muchos de los cuales

Page 386: La Revolución Chilena

388 G I L J U A N

se habían incorporado en los quince días que precedie­ron á la expedición, careciendo, por lo tanto, de toda preparación militar. Estaban todos casi rendidos por el sueño y el cansancio, después de una noche de marcha forzada de más de 25 kilómetros, y carecían también de recursos á la mano, como que la falta de vehículos y de bestias de carga había hecho dejar atrás en Quin­tero, parque y bagajes. De artillería, sólo teníamos po­cas piezas de montaña y no más de seis ametrallado­ras sacadas de la escuadra, al mando de un teniente i . ° de la armada.

En tales condiciones, era aventurado por nuestra parte emprender el ataque de las excelentes posiciones elegidas por el enemigo, para lo cual, era además for­zoso cruzar el correntoso río con el agua á la cintura ó al pecho de nuestros soldados; bajo el fuego de la fusilería dictatorial, atravesar de este modo al descu­bierto el valle, y trepar en seguida, de frente y por los flancos, las alturas coronadas por el enemigo.

Sin embargo era preciso hacerlo. Atendidos el tiem­po y la estación, era de temerse una lluvia. Para hom­bres sin abrigo ni amparo posibles, aclimatados á los calores y la sequedad del norte, una lluvia de algunas horas habría sido desastrosa; á lo cual se agregaría, en caso de permanecer en nuestras posiciones, la falta de rancho, pues las provisiones habían quedado á bordo en Quintero, después de dar allí á cada hombre una •doble ración de víveres secos. Finalmente, la paraliza--ción en aquel punto haría indefectiblemente decaer el

Page 387: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 389

espíritu y la energía moral de los entusiastas soldados-constitucionales, notando que sus jefes parecían arre­drados á la primera vista del enemigo.

En estas circunstancias, rotos ya desde temprano por una y otra parte, al través del valle, los fuegos de artillería, llegó á las alturas de Colmo, donde estaban nuestra ala izquierda y el Cuartel General, como á las 1 0 A. M., uno de los ayudantes del Estado Mayor, y me comunicó que la i. a brigada, cerca de la costa, se hallaba sustraída á la vista del enemigo, teniendo al frente un excelente vado, que permitía pasar por allí el río con relativa facilidad.

En consecuencia, ordené que el coronel Kórner reconociera la posición de aquella i. a brigada y atacara con ella si era posible, el flanco izquierdo del enemigo, pasando al efecto el río por Concón Bajo. En tal caso, debería yo pasarlo por Concón Alto y atacar con las otras dos brigadas, de frente, el ala derecha del ejérci­to dictatorial.

Serían las 1 1 . 3 0 A. M. cuando sentí, lejos, á nuestra derecha, la ruptura de los fuegos de infantería; lo q\ie me reveló que ya había emprendido el ataque la i. a

brigada por el flanco izquierdo enemigo, cosa que no tardó en ratificarme la llegada del distinguido ayudan­te del Cuartel General don Juan Antonio Orrego Gon­zález, quien, de orden mía, se había dirigido á las po­siciones de aquella brigada, con encargo de traerme opoituno aviso del ataque concertado. La batalla de Concón había principiado.

Page 388: La Revolución Chilena

3 9 ° G I L J U A N

Á dicha hora, el coronel Vergara que ya ocupaba con su 2 . a brigada posiciones convenientes hacia nues­tra izquierda, ordenó que el regimiento Chañaral atra­vesara el río por donde pareciera más fácil, y avanzara, inclinándose á la derecha para servir de contacto á la i . a brigada y poder reforzarla en caso necesario. En consecuencia, dirigido por el mismo señor coronel Vergara, pasó el Chañaral el río por el vado de Verde­jo. Los otros cuerpos de la misma brigada recibieron la orden de pasarlo en las proximidades, por donde fuera más conveniente, cuidando de evitar, en lo posi­ble, los nutridos fuegos del enemigo. Hiciéronlo así el regimiento Valparaíso y el batallón Huasco, por el va­do situado á la izquierda, frente á Colmo, no haciendo lo mismo desde luego el regimiento Atacama porque, según me lo representó su comandante, tenía orden del jefe de la brigada para cruzar el río por el mismo punto en que lo había cruzado el Chañaral; pero, co­mo este punto quedaba demasiado distante hacia la derecha, y no podía por lo mismo, cumplirse aquella orden con seguros buenos resultados, dispuse que el Atacama cruzara también el río por el vado de Colmo.

Á ese tiempo, la batalla se había hecho general, aun­que por nuestra parte la sostenían, solas, la i. a y la 2 . a

brigadas, viniendo todavía la 3 . a en camino.de Quin­tero. Para que forzara su marcha y acelerara principal­mente la de los batallones números 1 y 3 de artillería, despaché diversos emisarios. Con efecto, no tardaron mucho en llegar á Colmo aquellos dos batallones, los

Page 389: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 39I

«cuales unidos al número 2 de artillería, que desde la mañana hacía fuego en conveniente posición, protegie­ron la infantería en el paso del río auxiliados en parte •por algunas ametralladoras de la sección de marina.

No faltaron en aquellas difíciles circunstancias mo­mentos de indecisión por parte de nuestras tropas, que, cruzando penosamente el río y el valle, bajo el nutri­dísimo fuego de la infantería enemiga, se vieron dos ó tres veces detenidas en sus renovados intentos de avances sobre las casi inexpugnables posiciones de aquella. Por otra parte, al paso que, según pudo notar­se, las tropas dictatoriales, con su parque á la mano, se amunicionaron varias veces, arreciando otras tantas •sus fuegos, sucedió que las municiones comenzaron á escasear á las nuestras.

La situación llegó á hacerse crítica, pero no duró •mucho así. Las municiones de los que caían eran re­cogidas y distribuidas entre los combatientes. La llega­da de los últimos cuerpos de la 3 . a brigada y su vigo­rosa entrada en acción por nuestra izquierda, coinci­dieron felizmente con el oportuno y atrevido avance de lo i. a brigada y demás tropas que, dirigidas por el va­leroso coronel Körner, atacaban el flanco izquierdo enemigo y lo arrollaban sobre la derecha del mismo, auxiliadas aquéllas oportuna y eficazmente por certeros disparos de la escuadra.

Aquella feliz combinación modificó la situación, for­mándola francamente favorable á nuestra parte. Las •ventajosas posiciones que con toda energía tomaron en

Page 390: La Revolución Chilena

392 G I L J U A N

la altura dos compañías del regimiento Esmeralda has­ta dominar el flanco derecho dictatorial, y el vigoroso impulso desplegado por nuestras tropas en sus dos alas, decidieron la suerte de la jornada.

A las 4 P. M , después de cuatro horas y media de porfiado combate, el enemigo, totalmente derrotado, huyó en completa dispersión, dejando el campo sem­brado de muertos y heridos, y abandonadas en él su artillería y gran cantidad de armas y municiones.

Nuestra caballería persiguió á los fugitivos: los es­cuadrones Libertad y Carabineros, por nuestra izquier­da; los Guías y Lanceros, por nuestra derecha.

En el número de prisioneros, sin contar oficiales y jefes, pasó de 1 , 5 0 c , los más de los cuales solicitaron* y obtuvieron su ingreso á los cuerpos de nuestro ejér­cito, protestando que solo la violencia y la fuerza ha­bían podido obligarlos á formar en las filas dictato­riales.

No ha sido posible obtener datos precisos acerca del número de bajas del enemigo en la batalla de Concón;, pero, según cálculos aproximados y con referencia sólo á individuos de tropa, puede estimarse aquél en cerca de 1 , 7 0 0 , distribuidos, masó menos, por mitades entre­muertos y heridos. Para calcular la inmensidad del desastre, baste decir que, según fidedignas informacio­nes posteriores, de los restos deshechos de aquel so­berbio ejército dictatorial de 1 1 , 0 0 0 ó más soldados,, sus vencidos generales, Barbosa y Alcérreca, apenas-pudieron reunir como 3 , 0 0 0 .

Page 391: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 393

Aquella espléndida victoria nos ocasionó sensibles-pérdidas, si bien inferiores á las del enemigo, y muy inferiores á las que debían naturalmente esperarse,, atendidas las desventajosas condiciones en que, por nuestra parte, se empeñó y se sostuvo la batalla. Muer­tos tuvimos: 2 jefes, 1 7 oficiales y 1 9 7 individuos de tropa. Heridos: 4 jefes, 4 5 oficiales y 4 8 2 de tropa. Desaparecidos: 1 2 2 de tropa, de los cuales muchos-fueron, sin duda, los abogados en los pasos del río. Total de bajas del ejército constitucional: 8 6 9 .

III

Tal fué la brillante victoria de Concón. Si al día si­guiente no llegó el vencedor hasta entrar á Valparaíso, ello se debió á la falta de municiones, principalmente para los cuerpes armados de fusil Mannlicher, los cua­les no tenían más de diez tiros por hombre; falta des­graciadamente insubsanable por el momento, pues eL ¡•arque no pudo, como antes he dicho, acompañar al ejército.

Dejando á los cirujanos de cuerpos y ambulancias y á los capellanes continuar prestando en Concón sus-humanitarios servicios á los heridos de uno y otro ejér­cito, avanzó el constitucional como 1 0 kilómetros en dirección á Viña del Mar, puerta de Valparaíso, y á medio día del 2 2 de agosto acampó en el lugar de Re­ñaca, á fin de reorganizar sus unidades, de dar á la tropa algún descanso y alimento, que harto necesitaba;.

Page 392: La Revolución Chilena

394 G I L J O A N

y de esperar que llegasen las municiones pedidas á Quintero, sin las cuales era de todo punto imposible «1 avance sobre Valparaíso.

Provisto por fin el ejército de municiones, aunque no muy abundantes, despachadas de á bordo de la es­cuadra por la caleta de Concón, se dispuso que se ata­caría á Viña del Mar y á los fuertes que defienden á Valparaíso por esa parte, hasta ocupar aquella plaza. El ataque debía emprenderse al amanecer del día 2 3 , para lo cual se había reconocido la posición que toma­ría la artillería y señalado la dirección que debían lle­var la 2 . a y la 3 . a brigadas, encargadas de atacar suce­sivamente.

Sucedió que, durante toda la noche del 2 2 al 2 3 , se sintió en Reñaca continuo movimiento de trenes del lado de Viña del Mar, y que, al amanecer del 2 3 , pu­dieron en su marcha los jefes de aquellas brigadas con­vencerse de que aquellos trenes conducían numerosos cuerpos de tropas dictatoriales, que iban tomando, y muchos habían tomado ya, excelentes posiciones sobre ¡las alturas situadas á la espalda de Viña del Mar.

Se sabe que esos cuerpos formaban la db'isión dic­tatorial de Concepción, aumentada con otros de los puntos intermedios. Los telégrafos y los ferrocarriles, perfectamente corrientes en toda su extensión, desde Talcahuano hasta Valparaíso, habían permitido á la dictadura concentrar, en menos de 4 0 horas, un nuevo •ejército, más numeroso que el vencido en Concón.

Los jefes de la 2 . a y de la 3 . a brigadas, ante aquella

Page 393: La Revolución Chilena

LA REVOLUCIÓN CHILENA 395

imprevista y difícil situación, resolvieron de común acuerdo, no emprender el ataque ordenado, dando cuenta de lo ocurrido, resolución que hubo de ser aprobada.

No era ya posible, ron efecto, el ataque por aquella parte. Á las dificultades nacidas del número y posi­ciones del enemigo, no bien conocidos, se agregaban las circunstancias de que, para llegar al objetivo, era forzoso pasar sobre la población de Viña del Mar, to­mar los fuertes vecinos y penetrar en Valparaíso vio­lentamente. Sobre ser todo ello no poco peligroso para nuestras armas, sería en todo caso desastroso para aquellas ciudades, como que son sabidos é inevitables ¡los funestos efectos que, para la disciplina y moralidad de un ejército y para la seguridad de las poblaciones, produce la ocupación de éstas á viva fuerza o luego •después de una batalla dada en sus cercanías; y nos­otros no podíamos olvidar que Viña del Mar y Valpa­raíso son ciudades chilenas!

En consecuencia, después de un estéril cañoneo á la vista y por encima de la población de Viña del Mar, •entre nuestra artillería y la artillería del ejército enemi­go en combinación con la del fuerte Callao, y de otro cañoneo, igualmente estéril, entre los fuertes del norte •de Valparaíso y algunos buques de la escuadra, en la cual se creía con eso cooperar al ataque dispuesto para el 2 3 , nuestro ejército, no poco desalentado, volvió en la tarde de ese día al campamento de la Reñaca.

No era conveniente ni posible permanecer allí más

Page 394: La Revolución Chilena

396 G I L J U A N

tiempo en la inacción. Para proveer de víveres y de recursos al ejército y para interrumpir la comunicación por ferrocarril entre Santiago y Valparaíso, interpo­niéndonos entre ambas ciudades, resolví ocupar al día siguiente la población de Quilpué, lo que se ejecutó.

Tenía este movimiento el inconveniente notorio de apartarnos del contacto con la escuadra, base hasta entonces de nuestras operaciones y recursos, y amparo en caso de un2 posible retirada; pero tenía también la incuestionab' • ventaja de inducir al enemigo á dejar sus inexpugnables posiciones de Viña del Mar, sea que se moviera en persecución de nuestro ejército hacia, Quilpué, temoroso de nuestra posible marcha contraía desguarnecida capital, sea que forzosamente se moviera para cerrarnos en la Placilla el camino de Valparaíso,, si llegábamos á tomar esa dirección. En el primer evento, lo esperaríamos en ventajosas posiciones; en-todo caso, evitaríamos las horrorosas consecuencias de una batalla dada en las vecindades ó en las calles de aquella ciudad.

Cortada la línea férrea en el puente de las Cucharas,, entre Viña del Mar y Quilpué, y ocupada esta pobla­ción el 24 de agosto, el ejército permaneció en ella todo el día siguiente, detenido con motivo de un re­conocimiento enviado hacia Limache y de una lluvia que cayó en la tarde y en las primeras horas de la noche.

En Quilpué dejé definitivamente desechado el pro­yectado ataque por Viña del Mar, y después de madura

Page 395: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 397

deliberación adopté un plan de operaciones según el cual marcharía el ejército desde Quilpué hacia el sur por el camino de Marga Marga hasta la hacienda de las Palmas, y tomaría en seguida hacia el poniente el camino de las Cadenas hasta llegar al llano de Peñue-las y lugar de la Placilla, por donde va el antiguo ca­mino que por el Alto del Puerto conduce á Valparaíso, á espaldas de los cerros de Viña del Mar.

En ejecución de este plan, abandonamos á Quilpué al amanecer del 26 de agosto, y á medio día, acampa­mos en las Palmas, donde se nos incorporó el escua­drón de Húsares, escapado de la guarnición dictatorial de Limache, con 1 4 jefes y oficiales y 3 1 0 hombres de tropa, al mando del sargento mayor don Tulio Padilla.

En la tarde de aquel día, tomadas las convenientes medidas de seguridad, emprendimos la marcha hacia las Cadenas, calculando que la batalla se daría en la mañana siguiente; pero llegó luego la noche, fría y tenebrosa: en medio de la oscuridad, tenían nuestros soldados que marchar silenciosamente, por senderos boscosos y quebrados, cruzando arroyos y terrenos ce­nagosos. Rendidos de sueño y de fatiga muchos que­daron rezagados, dormidos entre los árboles. Fué aque­lla la marcha más penosa de toda la campaña. Ella nos obligó á postergar un día más la batalla.

Sin embargo, durante esa triste noche, nuestra ca­ballería, á las órdenes del comandante don Rodolfo Ovalle, sorprendió una partida del regimiento dictato rial de Cazadores á caballo compuesta de 7 5 hombres,

Page 396: La Revolución Chilena

398 G I L J U A N

á quienes hizo prisioneros. Con excepción de 1 2 ó 1 4 , . todos los demás solicitaron y obtuvieron su incorpora­ción al ejército constitucional.

El día 2 7 se acampó en las Cadenas, donde fueron reincorporándose los rezagados de la noche precedente,, y donde todos comieron y durmieron.

Los ánimos se habían recobrado y el entusiasmo renacido con la expectativa de la batalla que, á la ma­ñana siguiente, se daría indefectiblemente en los veci­nos campos de la Placilla, á diez kilómetros de dis­tancia.

En las alturas de aquélla, había la víspera elegido el enemigo posiciones inmejorables, después de abando­nar las que antes ocupaba sobre Viña del Mar.

IV

Cierra por el norte el llano de Peñuela un cordón de cerros con algunos contrafuertes de aguda cresta, en forma de cuchilla, que cruzan hacia el sur, bajando hasta perderse en el ocaso. Al pie de aquellos cerros-están las casas de la Placilla, y, por el lado de éstas, sube en dirección al noroeste el antiguo camino ca­rretero que de Santiago conduce al alto del Puerto y á Valparaíso.

En las alturas de aquellos cerros, con frente al sur, y abarcando un espacio de tres á cuatro kilómetros, ex­tendía su línea de combate el ejército dictatorial, á uno y á otro lado del indicado camino carretero. Al

Page 397: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 399

oriente de éste, sus posiciones dominaban una serie de boscosas quebradas de difícil atravieso. Un poco al poniente del mismo, la derecha enemiga ocupaba la parte superior de uno de los expresados contrafuertes por cuya cresta ó cuchilla se dibuja otro camino, más-angosto y menos traficado que el anteriormente in­dicado.

Según informaciones fidedignas obtenidas en Reña­ca y confirmadas en Quilpué poruña comisión de dis­tinguidos caballeros, que allí contaron prolijamente el número de carros con tropas que pasaban en cada trea y el número de hombres que contenía cada carro, pue­de establecerse que el ejército dictatorial reunido en, las alturas de la Placilla no bajaba de 1 4 , 0 0 0 hombres.

El ejército constitucional, que iba á atacarlo en las ventajosas posiciones descritas, no pasaba de 1 0 , 0 0 0 ,

tomadas en cuentas las bajas de Concón y las incorpo­raciones de dictatoriales verificadas después de aquella batalla y en las Palmas.

Reconocidas el 27 de agosto las posiciones enemi­gas, provoqué una reunión de nuestros jefes de briga­das y comandantes de cuerpos, la cual tuvo lugar aquel día, entre siete y ocho de la noche, en la casa de las Cadenas, con el objeto de concertar el plan de ataque.

Expuse en dicha reunión que, atendidas las fuerzas y posiciones del enemigo, conocidas de los asistentes, según lo declararon, creía yo que el ataque debía diri­girse por la cuchilla del cerro situado al poniente del

Page 398: La Revolución Chilena

. 4 ° ° G I L J U A N

•camino principal, sobre la derecha dictatorial, cuchilla que consideraba espugnable y era para mí la llave de las posiciones enemigas; que, á mi juicio, las fuerzas de la izquierda enemiga, situada hacia el oriente del mismo camino, podían considerarse inutilizadas ó per­didas si lográbamos formar las posición de la referida •cuchilla, pues dichas fuerzas, atendida la naturaleza del terreno quebrado que ocupaban, no podrían opor­tuna y eficazmente avanzar ni proteger con sus fuegos su flanco derecho, cabeza de su línea geneal de com­bate; que el ataque, así dirigido, decía ser ejecutado por dos brigadas, escalonadas á unos 5 0 0 metros de distancia, quedando la otra al cuidado de la artillería y como reserva, para emplearla en caso necesario; por último observé que era preciso no olvidar que nuestra infantería solo disponía de 1 5 0 tiros por plaza, lo cual, aconsejaba llevar el ataque con la mayor rapidez y la mayor enerjía posibles, de manera que los fuegos de infantería se rompiesen á no más de 3 0 0 á 4 0 0 metros, siendo conocida la propensión del soldado á no estre­char las distancias y á gastar de lejos gran cantidad de municiones cuando se ve protejido por cualquier acci­dente del terreno.

Tal fué el plan de ataque sometido por mí á la con­sideración de los jefes asistentes á la expresada reu­nión, sobre el cual abrí discusión á fin de que cada uno hiciera presentes las observaciones que pudiera Sugerirle.

Todos estuvieron conformes en considerar dicho

Page 399: La Revolución Chilena

T A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 401

26

plan como el más conveniente, con lo cual dispuse que se llevara á efecto en todas sus partes. Seguidamente indiqué al jefe de Estado Mayor, coronel Körner, que procediese á desarrollar el plan, esto es á señalar él respectivo rol de las brigadas, lo que aquél hizo gráfi­camente, diseñando con carbón sobre el suelo mismo de la sala de reunión las posiciones del enemigo y la marcha que deberían ejecutar cada una de las brigadas y cada uno de los cuerpos de nuestro ejército eñ el ataque acordado.

Entre 4 y 5 de la mañana del viernes 28 de agosto, el ejército constitucional dejó su campamento de las Cadenas y marchó á tomar sus posiciones de combate. Á las 7 . 3 0 A. M. el enemigo rompió, desde las alturas del norte, sus fuegos de artillería sobre nuestros cuer­pos que avanzaban por el llano de Peñuelas, fuegos que no tardó en contestar nuestra artillería, una vez colocada en sus posiciones. Á poco rato, se rompieron por una y por otra parte los fuegos de infantería y el combate se hizo general.

En la orden del día se había indicado que el Cuar­tel General ocuparía en la batalla las posiciones corres­pondientes á la 3 . A brigada destinada á reserva; pero, luego noté que la i . a , encargada de llevar el ataque sobre la derecha enemiga por la cuchilla de cerro si­tuada al poniente del camino carretero, lo hacía des­viándose hacia la izquierda dictatorial, mientras que la 2 . a , encargada de marchar á 5 0 0 metros á retaguar­dia de !a i . a , llevaba su verdadera dirección sobre aque-

Page 400: La Revolución Chilena

4 0 2 G I L J U A N

lia cuchilla, exceptuado el regimiento Atacama, que se cargó demasiado á nuestra izquierda.

En vista de ello, llevé hacia el poniente la coloca­ción del Cuartel General y fui á situarme frente á la derecha enemiga, en una altura, desde la cual despa­ché sucesivamente á diversos ayudantes con órdenes reiteradas para que la 3 . a brigada de reserva enviase refuersos á la 2 . A , que era la única que atacaba al ob­jetivo, ó sea, la indicada cuchilla ocupada por la dere­cha dictatorial, de donde ésta hacía vivísimos fuegos de artillería y de infantería.

Los ayudantes regresaban anunciándome que la 3 . a

brigada ó reserva había también empeñado combate por la misma parte que la i.a, bajo la dirección del coronel Körner, sobre la izquierda enemiga, lo que im­portaba una alteración del plan general adoptado.

Sin refuerzos oportunos, los cuerpos de la 2 . A briga­da que atacaban el objetivo comenzaron á encontrarse en serias dificultades: les era imposible continuar avan­zando, al paso que, según podía notarse, el enemigo reforzaba su posición, haciendo visibles preparativos para rechazarnos por esa parte.

En tal situación, que comenzaba á hacerse crítica, sin reserva de infantería que poder oportunamente en­viar en auxilio de aquella 2 . A brigada, resolví emplear con ese objeto la caballería, á riesgo de resultar ésta sacrificada, extraordinaria medida que, lo reconozco, solamente circunstancias extremas pueden aconsejar.

Ordené, pues, que los escuadrones de Húsares Cons-

Page 401: La Revolución Chilena

LA REVOLUCIÓN CHILENA 403

titucionales, Guías y Lanceros, á las órdenes de sus respectivos comandantes, Padilla, Solar y Vergara avanzaran rápidamente á reforzar á nuestros infantes, subieran á la altura por la cuchilla tantas veces indicada y atacaran en ella al enemigo con energía suprema. Ordené á la vez que los escuadrones Libertad, Grana­deros y Carabineros siguieran en refuerzo.

No hubo necesidad de ésto. Los tres primeros escua­drones nombrados, al galope de sus caballos, cruzaron el llano y remontaron la cuchilla, cayendo, sable en mano, sobre el enemigo, con bizarría y denuedo ver­daderamente extraordinario.

Esa audaz carga de caballería decidió la suerte de la batalla. Fué un recio golpe en la cabeza. De los defensores de aquella terrible posición, los que no ca­yeron bajo el sable, huyero desconcertados y deshe­chos. Entre los cadáveres aparecieron los de los gene­rales dictatoriales don Orozimbo Barbosa y don José Miguel Alcérreca.

Poco después, á las 1 0 . 3 0 A. M., la derrota se ha­bía pronunciado en toda la línea. El ejército dictato­rial huyó, poseído de espanto, y se deshizo para no re­hacerse jamás.

Las bajas en esta batalla fueron mucho mayores que en la de Concón: llegaron á 5 , 0 0 0 y más, entre muer­tos y heridos de una y otra parte, en la forma y si­guiente.

Constitucionales.— Muertos; 4 jefes, 1 8 oficiales y 4 6 3 individuos de tropa. Heridos: 8 jefes, 7 5 oficiales

Page 402: La Revolución Chilena

404 G I L J U A N

y 1 , 0 4 1 de tropa. Desaparecidos de tropa: 1 9 1 . To­tal: 1 , 8 0 0 .

Dictatoriales.— Muertos: 9 4 1 individuos de tropa. Heridos de id.: 2 , 4 2 2 . Total: 3 , 3 4 3 .

No ha sido posible precisar el número de jefes y ofi­ciales dictatoriales muertos y heridos en la Placilla.

Dos horas después de la batalla, nuestros cuerpos, ya reorganizados en el Alto del Puerto, descendieron á Valparaíso, cuya plaza, fuertes y cuarteles ocuparon sin resistencia en medio de las aclamaciones popu­lares.

V

Componíase el cuartel general en campaña del si­guiente persona': secretario, don Gaspar Toro; audi­tor de guerra, don Abraham Koning; capellán mayor, don Francisco Lisboa; ayudantes, los sargentos ma­yores don Gustavo Adolfo Holley, don Juan de Dios Olivares y don José María Barahona y los capitanes don Nemesio Dávila Baeza y don Juan Antonio Orrego González.

Agregados al personal de planta: el teniente coronel don Sinforoso Ledesma, el sargento mayor don Julio B. Sanhueza y capitán don Alfredo Irarrázaval Zañar-tu. Antes de la Placilla, fué también agregado como ayudante el sargento mayor don Miguel A. Padilla.

El sargento mayor don Guillermo S. Toro, agrega­do igualmente al cuartel general, pasó en la batalla de

Page 403: La Revolución Chilena

L A R E V O L U C I Ó N C H I L E N A 40j

Concón al regimiento Atacama y allí murió comba­tiendo valerosamente.

Al enumerar aquí á los componentes del Cuartel Ge­nera1, me complazco en declarar que todos ellos cum­plieron dignamente sus deberes, así mis ayudantes como los señores secretarios, auditor y capellán men­cionados, los cuales desempeñaron también las fun­ciones de verdaderos ayudantes, transmitiendo mis órdenes á los jefes de brigadas y de cuerpos durante las batallas.

Si á algunos debiera mencionar particularmente sería al capellán don Francisco Lisboa y capitán don Juan Antonio Orrego González, cuya actividad y cuyo celo se distinguieron, antes de la campaña, en la prepara­ción del equipo del ejército, y durante la campaña, en importantes y variados servicios.

No necesito encarecer aquí, por haberlo ya hecho en el cuerpo de este parte, las revelantes cualidades de actividad, de pericia y de valor que tanto enaltecen al jefe del Estado Mayor, coronel don Emilio Körner. Sus distinguidos servicios y su abnegada consagración á la causa constitucional, lo hacen digno de señalados merecimientoss y lo recomiendan á la consideración del Supremo Gobierno y á la consideración de los chilenos.

Cúmpleme también recomendar particularmente á los señores jefes de brigadas y comandantes de cuer­pos. Todos ellos cumplieron su deber con inteligencia y bizarn'a, haciéndose dignos de la confianza deposita­da en ellos y del honor que han alcanzado.

Page 404: La Revolución Chilena

406 G I L J U A N

No terminaré este parte sin hacer especial mención del coronel don Adolfo Holley y del señor don Joa­quín Walker Martínez. Uno y otro abandonaron en Iquique las funciones que allí desempeñaban respec­tivamente de Ministros de Guerra y de Hacienda, ante la Excma. Junta de Gobierno. Uno y otro quisie­ron compartir los riesgos y las penalidades de la cam­paña, formando parte de la expedición y prestando su cooperación en ella.

Tocó al señor Holley después de la ocupación de Valparaíso, la tarea de ir á ocupar la provincia de Co­quimbo y disolver las numerosas fuerzas dictatoriales que allí había, lo que llevó afortunadamente á cabo sin efusión de sangre.

El señor Walker Martínez acompañó al cuartel ge­neral.en las batallas de Concón y de la Placilla, apre­surándose en ésta á transmitir una orden, por esponta­neidad suya, que no por pedido mío.

Con el corazón profundamente contristado evoco aquí el recuerdo de los señores jefes,oficialesysoldados que en Concón y en la Placilla rindieron sus pre­ciosas vidas en defensa de nuestras instituciones, de­jando en mísera orfandad á sus desconsoladas familias. Invoco ese triste recuerdo, fiado, señor Ministro, en que habréis de interceder en favor de los deudos que­ridos de aquellos ilustres muertos, á fin de que en todo tiempo y con liberalidad reciban de los representantes de la nación la merecida recompensa que la nación les debe,

Page 405: La Revolución Chilena

LA REVOLUCIÓN CHILENA 407

Fío igualmente en que tampoco faltarán la protec­ción y el auxilio á que tienen derecho los que aun su­fren de dolorosas heridas y los que, á consecuencia de éstas han quedado inválidos para el resto de sus días. El amparo de la ley debe alcanzar hasta ellos de mo­do que jamás puedan con razón lamentar su suerte y el día que concurrieron á verter su sangre generosa en servicio de la República.

VI

En la noche misma que se siguió á la victoria de la Placilla, el dictador don José Manuel Balmaceda aban­donó en Santiago el palacio de la Moneda para escon­derse en ignorado asilo, donde, tres semanas más tarde, él mismo había de poner fin á su atormentada vida.

A la ocupación de Valparaíso se siguió la de la capital, donde en la tarde del 3 1 de agosto hicieron su entrada el Gobierno Provisional y el Cuartel General. Toda la República quedó en pocos días pacificada y sometida á las nuevas autoridades, encargadas de res­tablecer en ella el orden constitucional.

Antes de terminar, séame permitido señor Ministro, hacer votos por que jamás el patriotismo chileno vuelva á verse en la dolorosa pero imprescindible necesidad en que se ha visto, de hacer cruenta guerra á un tirano para poder todos gozar los bendecidos frutos de la paz y de las libertades públicas.

Que la cruel experiencia de lo pasado aproveche en

Page 406: La Revolución Chilena

408 G I L J U A N

E. DEL CANTO

lo futuro y lleve á todos el profundo convencimiento de que nada ni nadie podrá en Chile sobreponerse al derecho y á la ley, bien representados por la vo­luntad nacional. Son ellos los que deciden del triun­fo. Porque, si las últimas victorias se han debido á la pujanza del ejército constitucional, su pujanza se ha debido, sin duda, á estar él compuesto de abnegados patriotas, defensores voluntarios y entusiastas de la causa del derecho y de la libertad; al paso que sus ad­versarios eran hombres forzados, inconscientes ó sobor­nados, puestos al servicio de la tiranía.

La opinión nacional, que contrariaba á los últimos y quebrantaba sus ánimos, comunicaba á los primeros aquella invencible energía moral que los impulsó á las corrientes del Aconcagua y á las alturas de Concón y la Placilla.

La causa era nacional: el triunfo corresponde á la nación.

Santiago, á 1 5 de diciembre de 1 8 9 1 .