la ruta de las arañas por aduriz

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  • 8/2/2019 la ruta de las araas por aduriz

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    GriseldA GarcA, , Ediciones del Dock, 2005.

    Cada libro tiene su lector, su posibilidad de lector. Por eso, cuando uno se topacon un buen libro, se desata algo celebrante, estremecedor: un nimo queremite de inmediato al viejo pacto con la literatura, esa experiencia que reaviva

    la sensacin de que escribir y leer no son actos vanos, sino una fiesta de lainteligencia.

    A GriseldA la conozco desde hace varios aos, a poco de publicar El Arte deCaer, su segundo libro, que no es fcil de olvidar. Bueno, ste es mejor. Ya esun libro completamente maduro en el que la intuicin se hace estilo y el estilo,una maniobra del pensamiento, de la reflexin lrica. "parece" un libro breve, aunque es largo; largo enalcances porque se asemeja a una proclama, a una toma de decisin que seproyecta sobre la existencia. Se abre con tres o cuatro poemas en los que lapasin presente -cuya consistencia se adivina tanto para la vida como para elpoema- se empieza a ver jaqueada por el fin de la juventud, eso que llamamosla tirana del tiempo y que en sus versos aparece y reaparece suavemente atravs de imgenes de la naturaleza.Este me parece un rasgo constitutivo de su estado actual de poesa. El hechode que el poema componga de manera indirecta, a travs de figuracionessugestivas, como si trabajara a la par en diversos planos. En un sentido, laproposicin ideolgica, la idea, que remite al yo concreto del poeta, y en otroandarivel, que es el de primer plano, el de choque con el lector, la imagen quese exime de cualquier cierre conceptual dirigindose hacia un habla abierta,comunicativa, de impacto.En segundo lugar, su libro no es asexuado, una suerte de entelequia intelectualque le teme a la condicin femenina. Tampoco estoy diciendo que sea unabandera de guerra que flamea desde lo beligerante y la fcil inconformidad.Sino que simplemente es as, un libro escrito por una mujer, que solamentepuede escribir una mujer y se inserta en el campo de la literatura por derechopropio, por esa tensin entre concepto y metfora sealada anteriormente.Desde este ngulo, el suceder del juego medio del volumen es riqusimo. Y por eso tal vez, su sintaxis profunda no cesa de emitir seales. Por caso: "lejos,lejos/ los que se mantienen fieles a todo/ menos a s mismos". O bien: "labelleza es un trabajo./ Desde el interior se desborda y sangra/ como jironeshilados por gusanos." O bien: "es preciso siempre/ que algo se nos escape".Una sucesin de convicciones surgidas desde esa zona oscura, donde lo

    carnal y la combustin mental resultan una misma cosa, un estado potico.Tambin creo, que este carcter de gnero ilumina otra destreza de la escritoray que logra evadirla de la categora "femenina" o "feminista": la capacidad decontar historias y obtener de lo puntual un universal compartido. Es decir, unahabilidad para referir situaciones amplias pero a medias, muchas vecesesbozadas desde lo no dicho o lo fragmentario, o en emergencia secreta.

    Aunque al unsono, y aqu para m est el toque, dejando caer lneas, lneasduras, de comentario o meditacin sobre el vivir, o sobre lo que GriseldA juzgaque es el vivir y que ha vivido.

    Al fin y al cabo, qu buscamos en un libro. No un consuelo, no unacoincidencia, sino tal vez un despertar, una visin perforante y despejada de

    eso que denominamos lo real y siempre permanece ms all, casi inasible.Bajo esta luz, su poesa es extraordinariamente inquietante: pone en cuestin

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    los datos de lo convenido. La resignacin, el catre nico, la figura del padre-acaso como doble de cualquier autoridad-, a la mujer avenida a dejarse ir enlos hijos, etc. Por ejemplo, cuando dice: "procrear cuando el Amor/ se vuelveinexpresable/ envilece al Amor", lima el tenaz y comn prejuicio sobre todosentimiento, y aventura los sentimientos. O tambin, cuando declara: "lo mejor

    es lo que ms tarde llega,/ una noche, sin ser esperado", conforme a un elogiode lo inopinado, de la sorpresa, y de lo sorprendente de esta hiptesis, dichosea de paso.Un tercer rasgo que quiero poner de relieve es el que se refiere al ttulo del libroy a sus implicancias. Una amante despierta junto a un soldado en Marruecos.Ha visto y odo sobre numerosas catstrofes. Sin embargo, por fin, se dice:"Bajo el mosquitero de una cama en Tnger/ sigo con la vista la ruta de lasaraas. Me cura el sueo./ Con prpados pesados/ me adormezco al sol,/inmvil quin sabe hasta cundo"Como sugera: las lneas fuertes son "sigo con la vista la ruta de las araas",continuada por el verso "me cura el sueo". Es decir, un pensamiento que sedesprende de la imagen para luego volver a la imagen. En este montaje est,en mi opinin, la sustancia central del volumen (y de este texto denominado"Sobreviviente"), un estilo que hace reflexin de la lrica y lrica de la reflexin.En suma, como si su voz de fondo dijera: frente a todo, contra todo, la vidasigue la ruta de los sueos. Y para GriseldA es un destino seguirla. Un andar que puede ser spero y ardido, pero se aparece como el nico fecundo pararearmar y reescribir la mecnica ruda de las circunstancias.Puede entonces el amo del dolor seguir pegando, hacer de este trnsito unhorror infinito; qu ms da: en las palabras que la imaginacin procrea sedibuja un camino. Puede estar la playa con infinitos muebles abandonados enla arena, y el ocano fulgir como esmeralda inerte; nada: en la bellezaconstruida por el sueo hay un camino, este ejercicio de dacin y prdida quees el poema.

    JavieR AdriZ