LA SERIE DE ARTICULOS DE RITCHIE CALDER …unesdoc.unesco.org/images/0007/000710/071048so.pdf ·...

16
· Comenzamos en este numero LA SERIE DE ARTICULOS DE RITCHIE CALDER SOBRE-SU RECORRIDO POR EL SUDESTE DE ASIA (Véanse págs. 2 y 6 a 11)

Transcript of LA SERIE DE ARTICULOS DE RITCHIE CALDER …unesdoc.unesco.org/images/0007/000710/071048so.pdf ·...

Page 1: LA SERIE DE ARTICULOS DE RITCHIE CALDER …unesdoc.unesco.org/images/0007/000710/071048so.pdf · viaje escribió una serie de artículos en ... penetró en la selva y los escarpados

·

Comenzamos en este numero

LA SERIE DE ARTICULOS

DE RITCHIE CALDER

SOBRE-SU RECORRIDO

POR EL SUDESTE DE ASIA

(Véanse págs. 2 y 6 a 11)

Page 2: LA SERIE DE ARTICULOS DE RITCHIE CALDER …unesdoc.unesco.org/images/0007/000710/071048so.pdf · viaje escribió una serie de artículos en ... penetró en la selva y los escarpados

Pág. 2. MAYO) 9S2 EL CORREO 01 ;

REDACCION Y ADMINISTRACIONCASA DE LA UNESCO19. Av. Kteber, Parias. 16e

Jefe de Redacción : S M. KofftefEditor Español : Dr J. de benitoEditar Francés : Alexandre LevencisEditor Inelés : R. Fenton

Los artículos firmados expresan la opiniónde sus autores y no forzosamente la de loUnesco o los redactores de ( El Correos.

Imprimerie GEORGES LANG,I 1, rue Curial, Pans.

MC. 52. 1. 60. E.

SUSCRIBASE AL CORREO DE LAUNESCO. Precio de suscripción por1 año (12 números) : 500 fr., 2 dJ-lares o su equivalente. Diríjase direc.lamente a la Unesco en Paris o anuestros representantes en su país, asaber :Alemania : Unesco Vertrieb für Deutsch-

land, R Oldenbourg, Munich.Argentina : Editorial Sudamericana,

S. A., Alsina 500, Buenos Aires.Australia : H. A. Goddard Ltd., 255a

George Street, Sydney.Austria : Wiihelm frick Verlag, 27 Gra-

ben, Vicenal.'Barbados : S. P. C. K. Bookshop, Broad

Street, Bridgetown.Bélgica : Librairie Encyclopédique, 7,

fue du Luxembourg, Bruselas.Birmania : Burma Educational Book

Shop, 551-3 Merchant Street, P. O.Box 222, Rangún.

Bolivia : Libreria Selecciones, Av. 16 deJulio 216, Casilla 972, La Paz.

Brasil : Livraria Agir Editora, RuaMéxico 98-B, Caixa postal 3291,Rio de Janeiro.

Canadá (lengua inglesa) : University01 Toronto Press, Toronto ; (lenguafrancesa) : Centre des PublicationsInternationales, 4234, rue de la Roche,Montreal 34.

eeilán : Lake House Bookshop, TheAssociated Newspapers 01 Ceylon,Ltd., Colombo.

Checoeslovaquia : Orbis, Narodni 37,Praga 1.

Chile. : Libreda Lope de Vega, Moneda924, Santiago de Chile.

eolombia : Emilio Royo Martin, Ca-rrera 9a. 1791, Bogotá.

Cuba : La Casa Belga, O'Reilly 455,La Habana.

Dinamarca : Ejnar Munksgaard Ltd.,6 Norregade, Copenhague K.

Ecuador : Casa de la Cultora Ecuato-riana, Avda-Mariano Aguilera 332,Casilla 67, Quito.

Egipto : La Renaissance d'Egypte,9, rue Adly-Pasha, El Cairo.

España : Aguilar, S. A. de Ediciones,Juan Bravo 38, Madrid.

Estados Unidos : Columbia UniversityPress, 2960 Broadway, Nueva York27, N. Y.

Filipinas : Philippine Education Cu.Inc.. 1104 Castillejos, Quiapo, Manila.

Finlandia : Akateeminen Kirjakauppa 2,Keskuskatu, Helsinki.

Francia : Librairie Universitaire, 26. rueSoufflot, Paris (5.).

Gran Bretaña : H. M. S'. ationery Office.P. O. Bcx 569, Londres, S. E. f.

Grecia : Elefthéroudakis, LibraihoInternationale, Atenas.

Hungria : <&lt; Kultura >&gt;, P. O. B. 149,Budapest 62.

India : Oxford Book & Stationery Co.,Scindia House, New Delhi ; OrientLongmans L'd., Bombay, Calcutta,Madras ; Rajkamal Publications Ltd.,Chowpatty Road. Bombay 7.

Estados Asociados de Cambodia, Laosy Vietnam : K. Chantarith, C. C. R.,38, rue van Vollenhoven, Phnom-Penh.

Indonesia : G. C. T. van Dorp & Co.,ny., Djalan Nusantara 22, Diakarta.

Israel : Blumstein's Bookstores, 35Allenby Road, Tel-Aviv.

Italia : G. C. Sansoni, via Gino Cap-poni 26. Casella Postale 552, Firenze.

Jap5n : Maruzen Co. Inc, 6 Tori-Nichome, Nihonbashi, Tokio.

Libano : Librairie Universelle, Avenuedes Francais, Beirut.

Luxemburgo : Librairie Paul Bruel, 50Srand Rue.

Malaca y Singapur : Peer Chong andC"., P. O. Box 135, Singapur.

México : Libreda Universitaria, JustoSierra, 16, México D. F.

Nigf-ria : C. M. S. Bookshop, P. O. Box174, Lagos.

Noruega : A/S Bokhjornet, Stortings-plass 7, Oslo.

Países Bajos : N. V. Martinus Nijhoff,Lange Voorhout 9, La Haya.

Pakistán : Thomas & Thomas, FortMansions, frere Road, Karachi 3.

Perú : Libreria Internacional del Perú,S. A., Girón de la Unión. Lima.

Portugal : Publicaçoes Europa-America,Ltda., 4 Rua da Barroca, Lisboa.

Pur. rto Rico : Panamerican Books Co.,San Juan 12.

Siria : Librairie Universelle, Damasco.Suecia : A. B. C. E. fritzes Kungl. Hov-

bokhandel, fredsgatan 2, Esto-colmo 16.

Suiza : Europa Verlag, 5 Rámistrasse,Zurich (cantones de lengua alemana).Librairie de 1'Université, rue de Ro-mont 22-24. FribC'urg (cantones delengua francesa).

Tailandia : Suksapon Panit, Arkarn 9,Raj-Damnern Ave., Bangkok.

Tánger : Centre International, 54, rueduStatut.

Turquía : Ubrairie Hachette, 469. Istik-la ! Caddesi, Beyoglu, Estambul.

ü'ni6nSudairicana : VanSchaik'sBook-store Lid.. P. O. Box 724, Pre'oria.

Uruguay : Centro de Cooperación Cien-tífica Dará la América Latina, Unesco.Bulevér Artigas 1320. Montevideo.

Yugoslavia : Jugoslavenska Knjiga,h ! arsala Tita 23/M. Belgrado.

Salvo si se lo prohibe expresamente,podrán reproducirse nuestros articulassIempre que se mencione que son del. Correo de la Unesco>&gt;.

40. 000 KMS A TRAVES

DEL SUDESTE DE ASIA

E N el sudeste de Asia se estádesarrollando una epopeya deproporciones legendarias : la

lucha del hombre contra la pobreza, elhambre y la ignorancia, lucha dura yde avance lento en la cual las NacionesUnidas y sus instituciones especializadasse han unido a pueblos y gobiernos.

En setiembre del pasado año, unamisión patrocinada por las NacionesUnidas salió de Ginebra para realizaruna expedición de 100 días a través deBorneo, Indonesia, Tailandia, Malaya,el sub-continente de la India y elPakistán, con objeto de registrar, enimágenes y palabras, algo de esteesfuerzo colectivo que hoy se lleva a caboen la zona más poblada del globo.

Dirigido por Ritchie Calder, redactorcientífico del « News Chronicles de Lon-dres, el grupo comprendía un técnico deradio encargado de efectuar las graba-ciones (Herbert Steinhouse, de la Cana-dian Broadcasting Co.) : un fotógrafode las Naciones Unidas (Eric Schwab) yvarios operadores cinematográficos.

La Organización Mundial de la Saludconcibió la expedición, en un principio,como la mejor forma de realizar unaencuesta sobre la lucha contra las en-fermedades que aquejan a la poblacióndel sudeste de Asia. Pero apenas seestaba en la primera etapa del plane-amiento, cuando se reconoció que enlas regiones donde campea la miseria laenfermedad no puede tratarse como unproblema independiente, ya que es elresultado directo de la pobreza, de laescasez de alimentos, de la ignorancia yde las condiciones sociales en general.Y estos problemas incumblan también ala FAO (Organización para la Alimen-taci3n y la Agricultura), la UNESCO, laOIT (Oficina Internacional del Trabajo)y otras agencias de las Naciones Unidas.

Ritchie Calder recorrió 40. 000 kilóme-tros en cumplimiento de su misión, queduró dos meses, y como resultado de suviaje escribió una serie de artículos enque plantea en términos vivos el pro-blema de los pueblos que visitó y dacuenta del esfuerzo de las NacionesUnidas por acudir en ayuda de éstos.

En este número (véanse la página 7 yel mapa de la página central) iniciamosla publicación de una selección de esosartículos, en la que Ritchie Calder narrael comienzo de sus jornadas en la islade Borneo-la tercera en extensión delas islas del mundo-y en Java, dondepenetró en la selva y los escarpadosmontes cercanos a Surakarta. En losnúmeros próximos lo seguiremos por elsudeste de Asia hasta llegar a Tailandia,la tierra de las pagodas llenas de color,donde vió cómo se vaporizaba con DDTlos muros del templo del Buda dur-miente, como ejemplo para los dueños decasa que profesaran la religión budista ;y a Birmania, donde visitó la industrialechera de Mandalay, encontrando a lostécnicos del gobierno trabajando enestrecha colaboración con los de la OIT,la FAO y el UNICEF.

En Haldwani, India, no lejos del lugaren que vivió Jim Corbett (autor de <&lt;ManEating Tiger of Kumaon>&gt;), oyó <elsonido del tractor y el estrépito de lasmáquinas excavadoras, que asustaban alos tigres y los rechazaban hacia laselva y encontró a los médicos y a lasenfermeras de la Organización Mundialde la Salud, que hacían sus visitas mé-dicas portando sendas armas de fuego.En el interior del desierto que seextiende al oeste de Pakistán, contemplóla presa del Sind inferior y el proyectode una ciudad que podría albergar a100. 000 habitantes. « Propongo que se lellame Unobad, ya que desde un principioserá proyectada y llevada a cabo con laayuda de los expertos en ayuda técnicaenviados allí por la UNO. dijo el viajero.Finalmente, después de cruzar el famosopaso del Khyber, penetró en Afganistán,donde descubrió « que este pais, durantetanto tiempo inaccessible y celoso de laintervención extranjera de cualquierclase, se está transformando bajo el in-flujo de la ayuda internacional.

Hombres que luchan contra la necesi-dad, contra el hambre, contra la en-fermedad y la ignorancia ; a todos ellospudo ver Ritchie Calder en el sudeste deAsia, y apreciar su participación en elesfuerzo conjunto de pueblos, gobiernosy las Naciones Unidas. En un folletotitulado « El Occidente sale al encuentrodel Orientes.. publicado recientementepor el « News Chroniclex de Londres, elperiodista británico nos ofrece una visiónclara del significado fundamental y elpropósito de su misión. En estos térmi-nos, por ejemplo, plantea Ritchie Calderlos problemas que afectan a los paísesdel sur de Asia :

« En cierta ocasión y a fin de

ahorrar tiempo, tres grupos de estudioprepararon otros tantos mapas paraun programa de televisi :'m de laB. B. C. El propósito era poder mostraral público aquellas zonas que ofrecenun interés especial para la Organiza-ción Mundial de la Salud y aquellasotras que presentan un campo deacción a la Organización para la Ali-mentación y la Agricultura, asi como,por último, las regiones de este globoa las que ha de dedicar su atenciónpreferente la Organización para iaEducación, la Ciencia y la Cultura ;quiere decirse, las zonas donde me-dran la enfermedad, la desnutrición yel analfabetismo.

Pero esa división de trabajo se re-veló innecesaria, ya que el contornogeográfico de las masas enfermas, lashambrientas y las ignorantes esidéntico.

En el Asia Sud-oriental, donde viveuna tercera parte de la población delmundo, puede asegurarse sin temor ala exageración que cuatro de cadacinco personas nunca han gozado debuena salud, nunca han comidoadecuadamente y nunca han podidoleer un periódico ni un libro. Im-posible remediar uno de estos males

Ritchie Calder en canoa, dispuesto asortear un rápido en Sarawak. De laexperiencia-emergió empapado, perolleno de admiración por la pericia de

los remeras locales.

sin remediar los otros dos. La saludes imposible sin una buena alimen-tación, ésta sin una salud suficiente,y ninguna de las dos puede mejorarsesin una previa instrucción. Si la me-dicina moderna salva unas vidas dela enfermedad, esas personas quizássobrevivan únicamente para tener quehacer frente al hambre y la inani-ción, a menos que la producciónalimenticia siga una curva de ascensoparalela. Cada segundo que pasa hayuna nueva boca que alimentar.Cuando los niños-un tercio de loscuales muere antes de llegar a lapubertad-sobreviven para'al-canzar la edad del matrimonio, lapoblación se multiplica a interéscompuesto.

Librar de la enfermedad a la co-munidad no constituye tan sólo unarealización en el terreno médico, sino,también, una revolución social. En lasmontañas del centro de Java, alatravesar las aldeas, sus habitantessaludaban el gallardete de las Na-ciones Unidas con gritos de <&lt;j Mer-deka ! ¡Merdeka-¡Libertad ! ji-bertad ! s-Las mujeres nos sonreíandesde sus chozas. Los campesinoshacían señas desde los arrozales. In-cluso el ganado parecía bien man-tenido y atendido. Podríamos com-parar estas localidades con otrasdonde no vimos sino niños andra-josos, mal alimentados, cubiertos dellagas y cuyas madres surgían deverdaderos chamizos, mientras loslabradores parecían agobiados defatiga.

Aquí, en la región de Kulumprogo,la lección de la ONU ha sido bienenseñada y bien aprendida. En algu-nas de sus aldeas la campaña contrala frambesia ha llenado sus pro-p5sitos, y en otras localidades de lazona está desarrollándose con éxito.Asi, la existencia de sus habitantes setransformará como consecuencia dela desaparición de la frambesia, esaterrible enfermedad en la que unaespiroqueta parecida a la de la sí4ìlisse introduce a través de las llagas ylas heridas. Tan espantoso mal setraduce en una muerte lenta y en el

sufrimiento progresivo de quienes lopadecen. En algunos distritos, tres decada cinco personas, tanto viejoscomo j :'Jvenes, son atacados por ella.Se estima que sólo en Indonesia, docemillones de personas sufren de fram-besia. Y, sin embargo, basta la aplica-ción de penicilina para curarla casiinstantáneamente. Los pacientes queacuden al dispensario tienen los piesengarabitados, caracteristicos de laframbesia. Bastará una semana paraque los veamos corriendo y saltando,llenos de optimismo por su curaciónmilagrosa.

Antes de la ocupación japonesa, losmédicos de la isla luchaban ineficaz-mente contra la frambesia medianteel empleo de productos arsenicales.Después de la guerra pudieron aplicarla penicilina. La Organización Mun-dial de la Salud envió a Java espe-cialistas para ayudarlos-primeroun médico británico que se habíaespecializado en la zona del Caribe, ydespués un profesor alemán acompa-fiado de una doctora china expertaen serología y que ya se habla en-trenado en América. Tras de ellosllegaron los recursos, equipos y abas-tecimiento de la UNICEF (FondoInternacional de Ayuda para la In-fancia) y la valiosa ayuda aportadapor los propios médicos y enfermerasindonesios.

En un principio se trataba de unasimple « demostración., pero prontoésta se convirti :) en una verdaderacampaña. Los equipos sanitarios pe-netraron en el interior de Java,inoculando sistemáticamente con pe-nicilina cada enfermo de frambesia que encontraban. La campaña divocomienzo en junio de 1950 y a finalesdel año pasado más de un millón depersonas habían sido examinadas y250. 000 casos de frambesia curados,empleándose en ellos 1. 500. 000 centi-metros cúbicos de penicilina que re-presentaba un costo total de 225. 000dólares. Así, el precio de esta victoriapuede cifrarse en unos dos dólaresper capita, la mitad aportada por laUNICEF y el resto por las autori-dades indonesias. Comparemos estascantidades empleadas en salvar vidas 4humanas con lo que cuesta matar unhombre en una batalla moderna.

Como en el caso del paludismo yla malaria, la lucha contra la fram-besia habrá de tener importantesconsecuencias económicas. Natural-mente, los enfermos no pueden traba-jar, y los grandes arrozales javaneses,dispuestos en bancales, dependen to-talmente de la mano de obra dispo-nible. Ahora, en lugar del letargo yla miseria imperantes en vastas zonasde la población isleña, nos encon-tramos con hombres y mujeresalegres y confiados, dispuestos a com-batir su propio analfabetismo ymejorar en lo posible su suerte.

La campaña contra la frambesia seestá extendido a toda Indonesia, in-cluso a la selva de Borneo, donde losequipos de la UNICEF están aplicandouna idea inspirada en los métodosempleados por los servicios colonialesbritánicos en Sarawak (Borneo sep-tentrional) : los dispensarios flotan-tes. Son éstos embarcaciones del paísprotegidas de la inclemencia deltiempo por una toldilla y equipadascon motor, que pueden penetrar porlas lagunas y remontar los ríos, en unpaís donde los caminos e incluso lossenderos son sumamente escasos.

Las mejoras de este género han depreceder, lógicamente, a otras, y aquíes donde la Unesco viene a desempe-fiar su papel : traer la cultura a quie-nes más precisan de ella, y no sóloalfabetizando, sino aportando al mis-mo tiempo una serie de conocimien-tos que han de permitir a la poblaciónaborigen progresar substancialmente.

De esta manera, la Unesco está lle-vando a cabo en Tailandia un vastoprograma de entrenamiento docente,que no se limita a reformar el anti-guo sistema siamés de educación, sinoque pretende introducir en el pas losprincipios de « educación fundamen-tad.

Igualmente, la Unesco estimula laenseñanza básica en otras nacionesdel Asia meridional, como la India,Ceilán, Indonesia, Pakistán, Birma-nia y Afganistán, colaborando con lasotras instituciones especializadas delas Naciones Unidas, que desarrollanen esos países un esfuerzo paralelo :Organización Mundial de la Salud,Organización para la Alimentación yla Agricultura y Organización Inter-nacional del Trabajo. *

Page 3: LA SERIE DE ARTICULOS DE RITCHIE CALDER …unesdoc.unesco.org/images/0007/000710/071048so.pdf · viaje escribió una serie de artículos en ... penetró en la selva y los escarpados

LA UNESCO MAYO 1952. Pág. 3

El dormitorio de un internado bien dirigido. Atención : a la primera palmadaque dé, todo el mundo debe apoyar la cabeza en la almohada, a la segunda cerrar

los ojos, y a ! a tercera, dormirse profundamente. (L¡tograf'a de Daumier apare-cida en el « Charivari >&gt; del 3 de Febrero de 1946).

UN SIGLO DE SATIRA SOBRE VIEJOS METODOS

..'-_. -DEL"DOMlNE"AL EUUCADOR-.

parva evocar un siglo deeniìeñanza (1805-1905) elMuseo Pedagógico de Pa-

ri : ha presentado una colec-ción de imágenes ; estampas,carícaturas y fotografías. To-das ellas han resultado imáge-nes conmovedoras ; imágenesparecidas a recuerdos de fa-milia, reliquias de una épocaa la vez lejana y cercanísimade la nuestra. En el curso deese siglo la educación, poco apoco, ha conquistado sus dere-chos, pero con tal lentitud yentre tantos odios e hipocre-sías, que ante cada retrato deministro o de dómine el visi-

tante de la exposición no dejaba de enternecersepensando en la suerte corrida por sus abuelos, losniños de entonces, que vestidos de blusa marinerao casaca bordada, calzados con botitas o con zue-cos, fueron de cualquier manera los conejillos deIndias de pedagogos y políticos.

1805-1905. Sin duda fué aquél el siglo del ro-manticismo, del desarrollo industrial, de losgrandes descubrimientos y las virtudes burguesas,y de los primeros golpes de la democracia, y otrasmuchas cosas. Fué sobre todo, para volver a laexposición de que hablábamos, el siglo de los ni-ños olvidados de quienes, poco a poco, volvió ahacerse caso. Primero encontramos documentosoficiales, leyes, decretos, barbas solemnes, dibu-jos graciosos o feroces. ¿Pero donde están losniños ?

No se trata dè los niños. Se trata de la Ense-ñanza, y de las querellas que suscita la cuestiónpolítica y religiosa de la enseñanza. Se trata delos edificios escolares y del profesorado, nunca delos alumnos. Los alumno no son sino cifras, ma-trículas y, sin duda alguna, elementos del presu-puesto. El presupuesto es lo que importa, y másque él, en ese siglo de los sentimientos noble, loaadministración, las relaciones entre la escuela yel Estado, entre los maestros y el gobierno. He

por Georges Fradíer

aquí lo que despierta reacciones apasionadas, nulrelas maquinaciones de la subprefectura y sacude laCámara de Diputados. A justo título. Pero no quedacasi sitio para los niños en ese mundo de adultosdados a la hinchazón retórica.

j Un siglo de progreso ! Más de un educador hadebido quedar reconocido al Museo Pedagógico porrecordar en nuestros días una historia verdadera-mente optimista, que termina, sin bombo ni pla-tillo, en una especie de victoria de la justicia y dela libertad. ¡Pero cuantas bataUas hubo que librarantes de obtener esa victoria ! Los idealislas que,alrededor de 1830, predicaban la enseñanza uni-r----------------------------

versal en el. estilo de unarevolución ya lejana, debíanparecer gentes amantes de lasbromas innocuas. La escuelapara todos... ¡Vamos ! Lasminas reclamaban la mano deobra de los niños, y las fábri-cas las de las niñas. ¡De todoscnodos se los enganchaba sóloa partir de los ocho o losnueve años ; no se les hacíatrabajar más que doce horaspor día y si se les daba delatigazos, era por su bien !El rey Car) os X había adop-tado hacía poco un <&lt;proyectode ordenanza contemplandola generalización de la ins-tru ? c ! ó, I ?. riria para for-

mar a los pueblos en el hábito del orden y en laafirmación de todas las virtudes morales y reli-giosas, >. Pero si se seguía este camino, losutopistas y los revolucionarios arrastrarían prontoal país a las peores aventuras... Porque la cues-lión se planteó en esos términos, con esa ingenui-dad y esa bajeza. Hubo gentes graves, gentesdignas del mayor respeto, que se preguntaron enserio : <&lt;i, Es conveniente dar instrucción alos niños (tóase los hijos del pueblo) ?)) El honi'osodebate se prolongó por espacio de más de veinteaños. En 1850 el ministro Adolphe Thiers. homhrude orden si los hubo, exclamó, en un momento de

furor sagrado : <&lt;Digo y sostengo que la enseñanzaprimaria no debe eslar forzosamente at alcance detodos ; me atrevería a. decir que la instrucción es,según pienso yo, el principio de la comodidad ydel bienestar, y que éstos no se han hecho paralodosa

Profesiones de fe semejantes se repitieron entodas las lengua. s del mundo. Es fácil hoy en díaocultar el rostro, una vez que los <&lt;utopistas>&gt;y los <&lt;revolucionarios>&gt; se demostraron capacesde triunfar. Pero en el fondo todas estas profe-siones de fe se referían a un concepto de laenseñanza compartido por más de un partidariode la escuela obligatoria ; un concepto inocenteen apariencia y que quizá no e-sté tan olvidadocomo se dice : el del Poder Estabiecido, tal comolo expresaran los juristas de Napoleón. La verda-dera función de la enseñanza pública, su verda-dera razón de ser, es servir de apoyo moral alpoder, al que el Estado se incorpora y con elcual se justifica. La escuela al servicio de lasociedad ; el niño al servicio del adulto.

De un modo consciente o inconsciente, la mayorparte de nuestros padres han-venerado esta ideade corte imperial. Contra ella resultaron impo-tentes los defensores más ardientes de la libertad.........---'........"""-'.,.................................."-'.............. u..... LO...,.. .....,....

Cuando se expulsó a l\licheletdel <&lt;Collì'ge de Frange »tuvo por lo menos para con-formarse una litografía deDaumier. Al agradecer alartista su obra, dijo el visto-riador : <&lt;Veo con placer quese aproxima una época enque el gobierno, siendo e :pueblo misma y convirtién-do-se en educador, apelaráseguramente a vuestro ge-nio... >&gt; Como si se pudieraconcebir un gobierno que nopretendiese ser el pueblomismo.

(Sigue en Id pág. 4.)

Page 4: LA SERIE DE ARTICULOS DE RITCHIE CALDER …unesdoc.unesco.org/images/0007/000710/071048so.pdf · viaje escribió una serie de artículos en ... penetró en la selva y los escarpados

Paz. 4. MAYO 1952EL CORREO DE

Gráfico que indica el grado de instrucción de que se gozaba en Francia hacia 1825. La oscuridad de lastintas corresponde al mínimo de instrucción. Un censo de la época demostraba las diferenciasregistradas en el país : por ejemplo entre la Meuse, al noreste, donde había un 26 % de analfabetos,y un departamento del centro-la Correze-donde el 88 % de los niños no sabían leer ni escribir.

Desgraciado, mira a dónde te han ! tevado tus ideas dnarquistas.Has gritado : i abajo la gramática y los maestros ciruela Ii Maldito sea el día en que te di la vida ! (Litografia de Daumier,

junio de 1849.)

LA LECCIOI\ DE HISTORIA.-i Cómo, imbécil, no sabes el nombre de los tres hijosde Dagoberto ! Pero entonces no sabes nada... ¡entonces es que deseas ser toda

tu vida un ser inútil a la sociedad !(Litografía de Daumier publicadil en el « Charivaris det 3 de Marzo de 1846.)

ESPERA, ESPERA... ¡Te voy a dar yo maestro de escuela ! Obra de Daumier,1846. Poco a poco el látigo y la férula, que en otros tiempos fueran símbolosde la función educadora, se convierten en objetos de museo. La disciplinafundada en el temor cobra un matiz de amor y de comprensión del mundo infantil,

Cuando la enseñanza universal

parecía cosa de locos...

(Viene de la ptJg. 3.)

a hacer frente a sus responsabilidades con digni-dad, y a los segundos a ganarse la vida. Los pri-meros se convertirían en buenos magistrados,buenos oficiales y buenos patronos. Los segundosen hábiles obreros, soldados obedientes y proleta-rios optimistas. Los primeros, encerrado en esoscuarteles cuya atmósfera siniestra han evocadotantos novelistas, de Balzac a Daudet, nutrirían sumente con el griego y el latín, la gramática y laretórica. Los otros, conjuntamente con rudimen-tos de lectura, escritura y cálculo, recibiríanalgunas lecciones de mora). Todos crecerían y seformarían en el respeto a la autoridad y el cultode las glorias nacionales.

Pero al finalizar el siglo, el progreso no consistíaciertamente en combatir ese culto ni ese respeto,sino en acabar con las injusticias más flagrantes,ampliar los programas, renovar los métodos, pre-miar más a la inteligencia que a la fortuna yal entusiasmo que a la docilidad. El progresoconsistió en abrir las ventanas al mundo, en dejarque entraran con progresiva audacia el sol y elviento en las clases ; e ! viento, porque era la modahablar de « vientos de libertad>&gt;. Poco a poco elaustero profesor, temible funcionario imperial oreal, y el maestro de escuela, funcionario muni-cipal generalmente humillado por el alcalde ylas otra autoridades, de : ; ; aparecieron para dejarsitio al educador, que era un personaje nuevo enaquel escenario. Poco a poco se descubrió el ros-tro del niño... Ya no hubo. instintos que dumar,

cráneos que atiborrar de conocimientos, animalesque transformar por fuerza en ciudadanos razo-nables. El niño era, de ahora en adelante, un serdigno de respeto ; una personalidad y un carácterdignos también, en lo sucesivo, de estudio y aten-ción delicada ; un individuo a cuyo desarrollohabía que ayudar y no poner trabas, capaz tam-bién de virtudes que debían guiarse, en vez deimponérselas como cuando se domestica a un ani-mal. El niño, para decirlo en pocas palabras, serevelaba como persona, y con esta revelación, porlo menos psicológica, nacía una pedagogía nueva.

Hubo entonces esa aurora todavía brumosa, esosprimeros pasos torpes que recuerdan los papelesamarilleantes y las enternecedotas fotos de hacecincuenta años. Varios adultos demostraron con) a experiencia viva que la memoria mecánica noes toda la inteligencia. Demostraron también queuna « experiencias vate por diez lecciones reci-tadas. He aquí los primeros mapas, las primeraslecciones de cosas, y las primeras figuras en loslibro. He aquí unos patios de recreo que por finno parecen patios de prisión, unos maestros queno se parecen ni a Napoleón III ni al Coco yunas maestras que, desafiando el ridículo y elescándalo, se entregan a ejercicios gimnásticos.Aquí vemos también unos alumnos alegres quese dedican a la jardinería y a la explotaciónrural. Para ellos el siglo parece terminar con undecorado idílico.

Por lo demás, los decretos y las leye se suce-den para reglamentar en todos sus detalles laenseñanza primaria, v secundaria, la enseñanza

técnica y profesional, las escuelas normales y loscursos para adultos. Pero los textos de la ley noexpresan la evolución capital, que era una evo-lución de la costumbre. La escuela, desde enton-ces, existía para el niño, y no el niño para laescuela (es decir para la clase social, el partidoo la confesión).

Se dirá que en 1905 semejante evolución nohabía llegado a completarse todavía, ni en Europani en el mundo. Sin duda alguna. Pero los pro-gresos llevados a cabo en pocos lustros fueron pro-digiosos. Nadie se atrevería a afirmar que desdeentonces han continuado producir endose con elmismo ritmo, inspirados por la misma fe. En 1850,Victor Hugo reclamaba a la Cámara de Diputados,en un discurso famoso «... una enseñanza públicainmensa, impartida y reglamentada por el Estado...las puertas de la ciencia abiertas de par en par atodas las inteligencias. Donde haya un espíritu,donde haya campo, que haya también un libro.¡Que no veamos un ayuntamiento sin su escuela,una ciudad sin su liceo o una capital de provinciasin su facultad !) >

¡Desde entonces, cuálltas escuelas se han fun-dado y cuántos libros se han distribuido, aunqueno en todos los sitios ( (donde hay campo)) ! Peropara minones de inteligencias las ( (puerta dela ciencia >&gt; apenas si se han entreabierto. y senos dice en 1952 que la mitad de la población delmundo es analfabeta. Decididamente, la batallapor la enseñanza universal no se ha ganado toda-vía, ni mucho menos. (Cfíc/x de Ly Lur".)

Page 5: LA SERIE DE ARTICULOS DE RITCHIE CALDER …unesdoc.unesco.org/images/0007/000710/071048so.pdf · viaje escribió una serie de artículos en ... penetró en la selva y los escarpados

LA UNESCO MAYO 1952. Pág. 5

La « Gramática en imágenes)), 1863. Uso del adjetivo :« confiado por una familia desolada a un amigo severopero justo por haber sido perezoso, goloso y mentiroso))

En cuanto a mí, yo insisto sobre todo en emplear con mis alumnos la fuerza de la razón, y todos me idolatran.Preguntádselo, ! iy ven'ia que no hay uno solo que se atreva a deciros lo contrario ! (Litograíía de Daumieraparecida en el « Charivaris de 1847.)

« ¿Qué adjetivo podría cal. ificar mejor a este colegialque el adjetivo feo ? Esta niñita, que piensa así, dicea su hermano : « Miraaeseniñofeo. quéridicutoesM.

Fotografía tomada en la Escuela Normal de Coutances en 1905, (sacada de unálbum de la época). Son escasos los documentos del siglo XIX que se refierana la instrucción dada a las niñas ; y esta carencia no hace más que reflejar lastendencias de una época que descuidaba por completo la educación femenina.

Eran pocas las chicas jóve les que seguían en cursos privados lecciones defrancés, de acuarela, de costura y presentación personal, de música o de tapi-cería. Las hijas del ! pueblo tenían derecho sólo a las salas del asilo, o lostalleres en que aprendían una costura utilitaria y un poco de cálculo y lectura.

Page 6: LA SERIE DE ARTICULOS DE RITCHIE CALDER …unesdoc.unesco.org/images/0007/000710/071048so.pdf · viaje escribió una serie de artículos en ... penetró en la selva y los escarpados

Pág. 6. MAYO 1952EL CORREO

Aspectos de la ciencia

EL ENIGMA

DEL AIRE

LA LUCHA

CONTRA LA

ENFERMEDAD

LA A atmósfera que envuelve a latierra es una capa benéficaque no sólo sostiene el alientode la vida en el hombre y en

otros animales, sino que constituyeademás un escudo protector contralos agentes letales que llueven delespacio sobre nuestro planeta. Porun verdadero milagro, nuestra at-m :'esfera abunda en el oxígeno dis-pensador de vida que todos necesi-tamos para respirar. ; La atmósferade otros planetas, en el caso de quela tengan, está compuesta por ca-pas de gases extraños que ahogan,como el metano y el amoníaco. Siexisten en ellos animales capacesde respirar, la química de su orga-nismo debe ser totalmente insos-pechada para nosotros.

Si no fuera por el aire, los nume-rosos meteoros que rasgan el cielonocturno con su brillo fugaz re-rmltarían proyectiles mortales y te-iriblemente destructores. Estos frag-mentos de piedra fría, que se lanzana nuestro planeta con una velocidadcien veces superior a la de una balade rifle, llegan a calentarse tanintensamente en su fricción con elaire, que por lo común se quemano se evaporan completamente antesde tocar tierra. De los millones quetropiezan con la atmósfera todoslos días, sólo habrá de vez encuando uno lo suficientementegrande como para sobrevivir a tadesintegración completa. En esecaso, el proyectil puede caer en latierra con efecto espectacular y aveces destructivo.

Aún más importante que la pro-

Uno de los hechos más sorpren-dentes de la atmósfera es la rá-pida disminución de la presión quese produce al elevarse uno, resul-tado directo de la compresibilidadde los gases bajo el peso de las ca-pas. que tienen encima. A principiosdel siglo XVIII, el astrónomo inglésHalley describió estas variantes depresión : si se asciende cinco kiló-metros y medio, la presión que seencuentre será la mitad de la queexiste al nivel del mar ; el subirotros cinco kilómetros y medio lahará bajar a la cuarta parte de lacantidad inicial, y asi sucesiva-mente. Pero más tarde se descubrióque esta variación, tan sencillacomo regular, ocurria sólo en lasregiones más bajas de la atmósfera.

Comparada con la troposfera, laestratosfera que la sucede está llenade calma y de paz. El hombre hapodido explorar únicamente sus ca-pas más inferiores, pero hace muypoco ha logrado enviar cohetes degran altitud que la han atravesadoe incluso han logrado llegar a laionosfera. Sólo la visitar. algunanube ocasional, la cola de los me-teoros y los restos atómicos dejadospor los rayos cósmicos.

Los estudios realizados sobre laforma en que los sonidos se re-flejan en la tierra al volver a éstade la estratosfera han dado a laciencia amplios datos sobre esta re-gión. Dichos experimentos indicanla existencia de capas en la estra-tosfera superior donde se registrauna temperatura elevada, cosa quetambién indican los rastros lumi-

nosos de un me-teoro.

La ionosfera hasido bien investi-gada h a s t a unaaltitud de 800 kiló---......... _,.... : L.......... ^,."ð

tección mecánicaofrecida por laatmósfera es la de-fensa óptica queésta nos brinda. Laatmósfera pue--'-____1--------.. : IIde hacerlo a causa, de la formaciónde un gas llamado ozono, que segenera por la acción de los can-dentes rayos ultra-violeta presentesen la luz del sol. El oxígeno ordi-nario se compone de moléculas,cada una de las cuales tiene dosátomos de ozono. Las moléculas deeste elemento, por otra parte, sonestructuras transitorias, constituida.cada una por tres átomos de oxí-geno. Estas moléculas se crean enla región situada a una distanciade 15 a 40 kilómetros de la tierra,pero si se las confinara al nivel deésta, sujetas a la presión que allise produce, ocuparian un espaciomuy poco superior a dos milímetros.Esta película de gas es todo lo queexiste entre nosotros y la muertepor exposición a los rayos del sol.La vida terrestre está suspendida dehilos bien tenues por cierto.

¿. Hasta qué altura se extiende laatmósfera, y cuáles son su estruc-tura y condición a diversos niveles ?Puede decirse que, con excepciónde la parte directamente accesibleal hombre-durante tanto tiempoatado a la tierra-hasta comien-zos de este siglo, nuestro conoci-miento de la atmósfera era muygeneral y vago. Con el advenimientodel aeroplano pudieron alcanzarsealturas hasta de 18 kilómetros, yllega a más del doble lanzando glo-bos de experimentación con instru-mentos para registrar datos diver-sos. En 1898 el meteorólogo francésde Bort describió y dió nombre a,dos capas atmosféricas bien defini-das : la troposfera, que se extiendedesde la superficie de la tierra hastauna altitud de cerca de doce kiló-metros, y la estratosfera, que eseextiende desde este punto haciaarriba. Casi un cuarto de siglo des-pués, al estudiar la forma en quelas ondas de radio lanzadas al es-pacio vuelven a reflejarse sobre latierra, Kennelly en Estados Unidosy Heaviside en Inglaterra recono-cieron la existencia de una regióntodavía más elevada llamada la io-nosfera, que empezaba a ochentakilómetros de distancia de la tierray se extendía perceptiblementehasta unos 3. 000.

La troposfera, que es el ambienteque respiramos y en el que trans-curre nuestra existencia, es la re-gión tumultuosa del viento, lasnubes y las tormentas. Casi las cua-tro quintas partes del aire cercadel nivel del mar son nitrógeno, ycerca de la quinta restante, oxígeno.El argón, gas químicamente inerte,y el bióxido de carbono, consti-tuyen entre ambos menos del unopor ciento del aire, y ta. centésimaparte del conjunto se compone delos demás gases raros e inertes y desimples rastros de hidrógeno y ozo-no. Además de estos componentespermanentes del aire, hay en éstecantidades variables de vapor deagua, polvo y bacterias.

Por

Ira M. Freeman

metros, pero hay pruebas de queésta, que es la más exterior de to-das las regiones de la atmósfera,llega perceptiblemente a tener cua-tro veces esa altitud antes de aban-donar su avance por los espaciosinterplanetarios. A una altura así,el aire debe estar mucho más enra-recido que el mejor vacío quepodamos producir en el laboratorio.

Al medirse la forma en que lasondas de radio vuelven a la tierraha quedado demostrado que hayvarias capas de átomos ionizados,o parcialmente desgarrados, en laionosfera, lo cual explica el nombredado a ésta. Tanto la estructuracomo la composición de esta regióncambian continuamente en respues-ta al influjo de la intensísima radia-ción solar, de los rayos cósmicos yde los átomos electrificados del es-pacio exterior. Además, hay prue-bas de la existencia de vientos vio-lentos y tempestuosos que tienenvarias veces la velocidad de los peo-res ventarrones registrados en lasuperficie de la tierra.

Aún más sorprendentes son lasindicaciones que se tienen de quelas temperaturas en la ionosfera seelevan a 1. 500 grados Celsius, locual no quiere decir, sin embargo,que un objeto que llegue a seme-jantes alturas se queme y quede in-mediatamente reducido a pavesas.Por el contrario, hay que recordarque la temperatura es sólo una me-dida de la velocidad con que semueven los átomos o moléculas deuna sustancia (véase el articulo ti-tulado <&lt;Los átomos en acción &, en< : EI Correo"de Febrero, 1952). Apesar de sus altas velocidades, laspartículas de estas capas superioresde la atmósfera no pueden impartirgrandes cantidades de calor, ya queen las capas más altas apenas hayun átomo por cada kilómetro cú-bico de espacio.

Hay muchos fenómenos atmosfé-ricos por investigar todavía, y nu-merosos problemas que no han ha-llado aún solución. Los cohetes quealcanzan grandes alturas puedenenviar automáticamente a los ob-servadores apostados en la tierramensajes de radio con datos sobretemperatura, presión, intensidad delos rayos cósmicos, radiación solar,etc. Hasta pueden recoger muestrasde aire a diversas alturas. Todosestos datos resultarán valiosos paracontestar preguntas sobre el origen,estructura y composición de la at-mósfera, y pueden llegar a. hacerposible, en última instancia, la pre-dicción a largo plazo de las condi-ciones y estado del tiempo en nues-tro planeta.

m lector que desee tener mayorinformación sobre este tema puebleesctib. ir a la ÐiL'isiÔn de Vul. qariza-riÔn de la Concia, Unesco, 19, avo-, we Kléber, Paris-16" (France), quele enuiará gratuitamente una biblio-!)/'Ulíll sobre <dA AlmÔsferll>&gt;.

LA noche estaba oscura como bocade lobos, y la hora no era lo máspropicia para avanzar por un pan-

4 tanto de mangle. Las raices de cada unode estos arbustos, levantándose por sobreel agua, parecian una araña gigantescao un pulpo petrificado.

El ruido del motor alarmaba a losanimales del pantano. Un chapuzón.Una fuga precipitada por las ramas dealgún árbol. El batir de unas alas queno se ven. Un grito. Un chillido largoe irreal...

Esta no era hora-ni desde luego,lugar-para andar de excursión. Peroel dispensario flotante que cruzaba enese momento el pantano tenia una citaineludible. Tenía que estar en el ama-rradero de la aldea próxima antes deque los pescadoressalieran al amane-cer hacia las redesque tenían tendi-das en el delta.

No puede pedirsemejor ejemplo delas dificultades deorden práctico, y de1.... n""'+' ; n Mn 7001'>'la cantidad de recursos que hay quecrear para vencerlas en la lucha delhombre contra la enfermedad, que el deestos dispensarios Sotantes.

En Sarawak, y no sólo en Sarawaksino en todo Borneo, que en extensiónes la tercera isla del mundo, uno de losproblemas más serios para las autori-dades encargadas de una campaña desalud es el de las comunicaciones. Antesde que lo-ciencia médica pueda prestarayuda a las gentes, debe llegar a ellas,empresa prodigiosa en una isla de pan-tanos, selvas y remotas, muchas vecesinexploradas, tierras altas. Hay muy po-cos caminos, o aún senderos o sendas.En toda la colonia de Sarawak, que per-tenece a la Corona británica-cerca deunos 80. 000 kilómetros cuadrados-haysólo unos 760 kilómetros de caminos, delos cuales sólo 100 merecen verdadera-mente el nombre de tales.

La única via de transporte que queda.por lo tanto, es la navegación. Pero elagua significa aqui aviesas corrientescostaneras, canales pantanosos y rápi-dos en plena selva. Tan azaroso modo deviajar ha convertido a los dayaks en te-mibles barqueros. El nombre de cdayaksdel mar>&gt;, con que se distingue a deter-minado grupo de los de <&lt;tierra,., seaplica a gentes que viven muy lejos deaquel, como signo recordatorio de queel primer contacto que el mundo exte-rior tuvo con los hombres de Borneo fuésiendo éstos piratas cuya pericia paramanejar sus frágiles esquifes de tierraen pleno mar y su afición a rebanarcabezas los convirtió en el terror de lasrutas comerciales de Oriente.

La civilización, por consiguiente, tieneque seguir en Borneo las rutas de labarbarie y adentrarse en las partes re-motas del pais por via acuática. ElFondo Británico de Desarrollo Colonialy Protección Social ha dado 78. 000 librasesterlinas para instalar dos dispensa-rios fijos y dieciséis flotante. Los dis-pensarios de rio son <&lt;perahu>&gt; nativosmovidos por motores situados fuera dela embarcación.

) or Ritchie Calder

Ilustraciones de Eric Schwab,

fotógrafo de las N. U.

CON L

S A L U

Estos 16 dispensarios se encuentranactualmente en pleno funcionamiento. Aintervalos regulares de dias, semanas omeses, patrullan extensiones fijas delrio, con objeto de que sus amarres y<&lt;horas de consulta>&gt; sean conocidos detodo el mundo.

La tripu : ación de tres personas-unayudante de hospital, un subalterno yun botero, todos oriundos de Borneo-se va abriendo paso con la embarcaciónpor los pantanos y los rios. Tienen queestar sin falta en el sitio y dia. fijadosde antemano porque las gentes recorrenlargas distancias para encontrarlos,llevando a cuestas a sus enfermos mu-chas veces. El sonido del motor de estaembarcación que lleva el alivio y a vecesla salud a sitios remotos es como un..-<&lt; tam-tam)) mo-

derno que convo-cara a las gentesde muchas leguas ala redonda.

El tratamientoque se da a los en-fermos consiste enmedicaciones sim-

""1... 9-1"\< :"...,.. oito ñc.pies : jarabes para la tos, aceite C1ehígado de bacalao, remedios para el estó-mago, emplastos, ungúentos e inyeccio-nes de arsénico (para la enfermedad dela piel conocida con el nombre de fram-besia).

El ayudante de hospital hace el diag-nóstico y administra las medicinas, perosi se encuentra con alguna dolencia querequiere cuidados médicos o tratamientode hospital, el dispensario se transformaen una ambulancia de río, que trans-portará al paciente al hospital máscercano.

La vida de estos <&lt;hombres que luchancontra la enfermedad está llena de tri-bulaciones y de peligros. Las embarca-ciones son estrechas, y las medicinas yel equipo médico tienen prioridad enellas, con las consecuencias que son desuponer para la comodidad personal delos que viajan. El calor y la humedad, elsol ecuatorial y el baño de vapor queuno se da en la selva se aproximanmucho a mi idea del infierno.

Supongo, por lo demás, que uno hade acostumbrarse con el tiempo al hedorrepugnante de las aldeas de pescadoresdonde se seca o pudre la pesca, y alvaho que despide el limo de las orillas.

El que dispensa medicinas y cuidadosefectúa la mayor parte de su trabajo enla orilla del río, pero a menudo se lellama a las chozas de los enfermos queno puedan dejar el lecho-chozas queparecen estar en el aire, elevadas porsobre el pantano y sostenidas por so-portes.

Los dispensarios han tenido un éxitoindiscutible. De 36. 000 personas que seatendieron en ellos el primer año, sepasó el segundo a 165. 000. Y este métodode estación flotante de socorro médicoes el que ha de usarse en la campañade vacuna antituberculosa que ha deindiciar en breve el Servicio Médico Co-loaial con la ayuda de la OrganizaciónMundial de la Salud y de la UNICEF.También se lo está adoptando en el

Page 7: LA SERIE DE ARTICULOS DE RITCHIE CALDER …unesdoc.unesco.org/images/0007/000710/071048so.pdf · viaje escribió una serie de artículos en ... penetró en la selva y los escarpados

-

í. f e a

..

Borneo Indonesio, al sur, en la campaflacontra la frambesia patrocinada porestas dos Organizaciones.

Otra empresa sin precedentes en ellugar, que realiza el Gobierno con laayuda de las Naciones Unidas, es elprograma de salud de la madre y elniño. Los elementos necesarios para ellalos proporciona la UNICEF, y los exper-tos la Organización Mundial de laSalud.

Olive Warren, una enfermera inglesaque participa de ella, ha actuado en milempresas difíciles, con la UNRRA enItalia y con la Organización Interna-cional de Refugiados en los camposdestinados a éstos, pero probablementeninguna ha sido más dura que ésta deluchar con resistencias de orden real-gioso, con la superstición, y con lasprácticas primitivas que se siguen paralos partos en el Borneo ecuatorial.

Miss Warren, junto con una compa-ñera suiza llamada HuIda Wenger, quees especialista en enfermedades de ni-ños, empezó a preparar a las chicas deBorneo como enfermeras capaces deatender salas de hospital. La UNICEF,por su cuenta, proporcionó equipo paralas salas de maternidad y de niño, asícomo leche condensada.

Pero la tarea de Miss Warren consis-tía también en tomar las medidas nece-sarias para que parteras calificadas lo-graran introducirse en los hogares paraatender a las madres. Esto resultabadifícil, particularmente entre los ma-layos que habitan la costa, que sonmahometanos y a los que se supone queno pueden atender más que sus curan-deras, que reciben honorarios tradicio-nales : un pollo, dos <&lt;sarongs>&gt; y unascuantas agujas. Las prácticas de éstásson crudas y antihigiénicas.

Pero aún ésto va cambiando lenta-mente. En números cada vez mayores,

las mujeres malayas van acudiendo alas clínicas prenatales, y consientenmuchas veces en ir al hospital paratener allí su niño, o en recibir a lasparteras modernas, que llaman aba-dans>&gt; ; aunque generalmente, a últimomomento se echan atrás, cediendo a losreproches de sus mayores.

Las mujeres chinas no padecen deesos escrúpulos, y las dayaks están pre-paras con frecuencia para hacer largosviajes al hospital por los senderos de laselva y por el río, en canoa. Esto ocurrecasi siempre cuando se dan cuenta deque hay algo que no marcha bien.Naturalmente, las incomodidades y aza-res de su recorrido empeoran su estado.

La única solución eficaz de este pro-blema está en hacer uso de parteras quesean naturales del lugar.

Con una de estas nuevas ebedans>&gt; ycon Miss Warren fui a casa de una delas mujeres a punto de dar a luz. Labedan salió en bicicleta con su valijanegra, utensilio ideado y suministradopor la UNICEF, donde hay de todo loque se pueda necesitar en estos casos.Miss Warren y yo la seguimos en unejeep>&gt; que, a cierta distancia de lacasa, tuvimos que abandonar, haciendoel resto del camino a pie.

La casa estaba inmaculadamente lim-pia, tributo a la instrucción prenatalque la madre recibiera. El niño naciósobre el piso de bambú, cubierto contela de saco y papel chino. Por entre lasparedes de cañas atisbaban caras cu-riosas.

Cuando el niño anunció su presenciaen este mundo de la ruidosa maneraacostumbrada, lo acostaron sobre siete<sarongs de colores vivo. 5, dobladossegún el ritual del caso. Cada dia. sequita uno de ellos, hasta que al octavoel niño se encuentra acostado en laestera, al lado de su madre.

Su cuna diurna es un sarong doblado

en forma de triángulo y que tiene unnudo en la punta. Esta cuna cuelga deuna cuerda, y el niño queda así a cu-bierto de los roedores o insectos quepudieran hacerle algún daño.

Volviendo a las cbedans., hay que decirque se trata de chicas resistente yvalientes, que a la luz de las antorchaso lámparas de acetileno traen niños almundo entre el croar de las ranas enel pantano, el ruido de las lagartijasy los gritos de las lechuzas. Todo loque pueden hacer la OrganizaciónMundial de la Salud o la UNICEFes iniciarlas en su tarea. Lo demásdepende de ellas mismas : la lentademolición de las supersticiones locales,la emancipación de las madres de losmétodos primitivos que representantodo un culto de la muerte, y la per-suasión y preparación de otras chicascomo ellas que colaboren en la tarea.

El ejemplo es, en este caso, el mejormaestro. Cuando los cbuenos espiritus : >de la ciencia moderna puedan vencerel temor de los cmalos espíritusa quedomina a los habitantes de Borneo,la medicina habrá triunfado y quedarátriunfante.

Ya lo ha hecho, en Sarawak, en elcaso de la lepra. El leproso es en Bor-neo, como en todas partes, el deste-rrado trágico de la sociedad. Al primersíntoma de la siniestra mancha roja enla piel, se lo expulsa del medio en quevive. Hace solamente unos pocos años,se iba para no regresar jamás a vivirentre los suyos. Pero hoy en día hayleprosos que vuelven, curados, al senode su hogar.

Desde Kuching, la capital de Sara-wak, a la selva, nos encontramos conun gran cartel que reza « Leprosería delRajah Sir Charles Brookeo. Esto escuanto puede verse desde la carretera.No existe ninguna,'a11a ni ningún muro

que separe a los leprosos del resto delmundo, pero entre el arbolado, a lolargo de un río, se extiende una seriede aldeas que dependen de una admi-nistración común, poseen su hospital yvarios dormitorios colectivos.

Desde que comenzara a funcionar en1929, cuando la lepra era una enferme-dad endémica en el país, se procuróque los leprosos no se sintieran <&lt;anor-males. Asi, practican el comercio, po-seen sus centros de reunión y tienenabsoluta independencia de acción. Secasan y tienen hijos, pero apenas éstosnacen son separados de sus madres, antesde que puedan contagiarse.

Aquí, las drogas e milagrosas >&gt; delOccidente han obrado verdaderos mila-gros. Aplicando semanalmente unainyección de sulfona puede detenerse eldesarrollo de la lepra, aun cuando nodevolverse la salud a los miembros yaafectados. De todas maneras, ha de vi-gilarse durante tres años a los pa-cientes, continuando durante los mismosel tratamiento prescrito.

Los médicos que combaten contralas enfermedades en Sarawak son ape-nas un puñado-nueve en total parauna zona más vasta que Inglaterra yel País de Gales juntos-. Los estu-diantes locales han acudido al llama-miento de ayuda que se les dirigiera.Algunos de ellos fueron enviados al ex-tranjero para seguir cursillos de especia-lización, pero, a pesar de todo, se pa-dece una gran escasez de elementohumano para combatir el mal. El ca-mino del progreso sigue siendo desbro-ladO en Sarawak por un exiguo grupode e adelantados>&gt; que luchan heroi-camente contra la selva, la ignoranciay la superstición.

Tanto este articulo como los otros deRitchie Calder que aparecen en laspágs. 8 a 11 son « copyrighta y su repro-ducción está prohibida.

Page 8: LA SERIE DE ARTICULOS DE RITCHIE CALDER …unesdoc.unesco.org/images/0007/000710/071048so.pdf · viaje escribió una serie de artículos en ... penetró en la selva y los escarpados

LA LUCHA CONTRA LA IGNORANCIA(CONTINUA RITCHIE CALDER)

UNA ESCUELA DE

BAMBU, ILUMINADA

POR LINTERNAS

CONTRA EL VIENTO

igota es una niña de escuela que viveen la selva. Tiene doce años y es lamayor de cuatro hermanos-tres

niñas y un varón-que viven en la mis-ma casa que su padre, madre, sus dosparejas de abuelos y 200 personas más.

Todos ellos son <dayaks, o sea caza-dores de cabezas, sólo que ya no las cazan :por el contrario, hacen una vida muchomás pacífica que las naciones que los con-sideran poco civílízados y son mucho másmoràles que algunos que deploran las cos-tumbres paganas de esta tribu.

Sigota vive en lo alto de los árboles, enuna de las llamadas <&lt;casas largase, cons-truída sobre soportes que sostienen unaplataforma de planchas de bambú másgrande que un campo de <&lt;football>&gt;. Lachoza se extiende todo a lo largo de estaplataforma y es, en realidad, una habita-ción interminable con biombos de hojasde plátano que separan en parte a lasdiversas familias que la habitan.

Quizá la <¡casa largan parezca una ideacuriosa a los que viven fuera de Borneo,pero un inquilinato o un rascacielos deEstados Unidos parecerían igualmente cu-riosos a una chica como Sigota. Todo de-pende de que se considere la < : casa larganhorizontal o vertical.

Anoche compartí la habitación de Sigo-ta y los suyos. Dormí sobre una estera depaja, en el piso desigual, hecho de cañasde bambú, y debo decir que, luego de pa-sar un dia en la selva, dormí profunda-mente. Por una vez no me hicieron mellalos movimientos de los animales en la sel-va que se extendia abajo, a nuestros pies,ni oí los gritos y chapuzones de los rep-tiles y las aves de presa.

Esta mañana nos despertó un coro degallos que cantaba debajo de nuestras ca-mas, porque en el espacio que media entreel piso de estas habitaciones y el suelolos pollos crecen hasta convertirse en ga-

llos, y los cerdos esperan el momento de lamatanza, aprovechando de los desperdiciosde toda la casa, que simplemente se tiranpor entre las planchas de bambú. En una<&lt;casa larga>&gt; donde vivan los dayaks sedesconocen los refinamientos de la sani-dad moderna.

Pero la vivienda no deja por ello deestar limpia siempre. Esto es en sí todauna proeza, ya que el agua ha de seracarreada desde el rio que se precipitapor un barranco a bastante distancia dellugar.

Y la primera tarea del día para Sigotaera precisamente ésa : la de traer agua delrío. No disponia para ello de un balde ouna jarra, sino de una docena de botellasde bambú, simples secciones de caña enque el nudo de la planta hace de fondo.

Al llegar al río la primera preoccupa-ción de la niña fué tomar su baño matu-tino, cosa que hizo lanzándose a los rápi-dos del rio con su « sarong con el que sesiguíó envolviendo y que lavó al mismotiempo que se bañaba. (El lavado es unaoperación sencilla en el Borneo ecuatorial,ya que el sarong se le había secado en elcuerpo antes de estar de vuelta en sucasa). Luego Sigota se limpio. los dientesfrotándolos con. un pedazo de corteza decoco, cuyos pelos hacen bien las veces decerdas.

Terminadas sus abluciones matinales,llenó las botellas de bambú que traía conel agua fresca del río. Pero una de lasbotellas se estaba derramando, y la niñallamó a un botero, que dejó su canoa, semetió en la selva como una exhalación,tomó su cuchillo curvado, afilado hastapoder competir con cualquier navaja, yde dos simples cortes dejó lista otra sec-ción de caña de bambú. Unas pocas pasa-das de cuchillo y la caña estaba raspaday limpia ; todo ello en menos de un mi-nuto.

El pizarrón estaba iluminado por una linterna contra el viento, y cada alumno teníafrente a sí una pequeña lámpara de pabilo a la luz de la cual debía leer sus

libros y sacar sus cuentas.

Sigota llenó de agua su botella nuevay la ató con una cuerda a una arcazónque llevaba a la espalda. Con esa posturaperfecta que los profesores de gimnasia sepasan horas tratando de inculcar a susdiscípulas-la espalda recta y la cabezaechada hacia atrás-la niña volvió a subira su casa aérea.

Su madre, en cuclillas, soplaba con unapantalla el fuego de un brasero de car-bón en que se estaba cociendo el. arroz.Este arroz, con un revuelto de verdurascondimentado con pimienta muy picantey una banana de un racimo recién arran-cado en la selva, c'onstituian el desayunode Sigota, con el que bebía el jugo de uncoco pequeño, recién perforado al efecto.

La directora del grupo de Sigota lallamó y ella tomó un canasto parecido auna pequeña cesta de pescadores, endonde llevaba semillas de arroz, y se unióa sus compañeras. También me uní yo aellas.

Bajamos por el tronco de árbol que hacelas veces de escalera entre la <&lt;casa larga>&gt;y el suelo-tronco lleno de profundas inci-sicnes para apoyar el pie-y nos echamosa andar el sendero de la selva.

Siembra con exorcismos

Una vieja excéntrica encabezaba elgrupo mascando una bola de lim5n, arecay tabaco rojo, que le hab : a ennegrecidoya los dientes y convertido la boca en unaespecie de sangrante cuchillada escarlata.La mujer murmuraba todo el tiempo,comunicándose con los espíritus que, porser tan vieja, no podrían hacerle ningúndaño.

La función de esta mujer. consistía envigilar los auguríos. Quizá Sigota y suvivaz amiga Sengos, que iban caminandotan gazmoñamente (no hay que mostrarsedemasiado desenvuelto frente a los tras-gos) esperaban oir el grito del tbukango,ya que una vez oído este pájaro tendríanque volverse todos y abandonar la siembrade arroz por el día.

Pero ningún mal augurio cruz :) nues-tro camino en el largo trecho que hubi-mos de'recorrer por la selva, llena de

vapores calientes, hasta llegar al plantío.Consistía éste de unos pocos acres de

terreno en la selva alta, que los habi-tantes de la aldea habían facultado comotal talando los árboles mayores y pren-diendo fuego a la maleza y las plantasde bambú. En el suelo no cultivado seamontonaban las cenizas.

En medio de este espacio abierto habíaunas cañas de bambú que, plantadas ver-ticalmente, sostenían un techo de paja yuna plataforma en la que se h. ablan depo-sitado varios objetos, una hoja. de plá-tano cubierta de alimentos y una botellade bebida hecha con arroz fermentado.Al espíritu al que estaba dedicado estealtar le gusta una comida completa acom-'pañada de bebida fuerte, y el todo ro-ciado con agua de las botellas de bambú.Uno de los deberes de Sigota y de suamiga Sengos consiste en llenar conti-nuamente estas botellas de agua frescapara aplacar et calor continuo de la jor-nada. El agua se trae de una corrienteen lo alto de la colina, en un frágil acue-ducto de cañas de bambú cortadas endos y sostenidas en el aire por horquetasde ramas, cañería tan sencilla comosatisfactoria.

Pero la vieja Señora de los Augurios,haciendo caso omiso de este altar per-manente, se fué a uno de los extremosdel claro convertido en plantío, al bordemismo de la selva, y preparó otro altarde cañas muy finas, de unos noventa cen-tímetros de altura cada una, que cubriócon hojas verdes. Siempre en cuclillas,puso en una hoja que parecía una ban-deja verde un poco de comida y un,puñado de arroz de los cestos que traíacada uno de los sembradores, afiadiendoluego otro poco de la nuez de betel quehab a estado mascando. Luego, por espa-cio de una media hora, reprendi :' ! y tratócon lisonja, alternativamente, al Espíritudel Arroz, hasta que finalmente pareciólograr alguna suerte de garantía de éste ehizo señas a los demás de que podíacomenzar la siembra.

Este ritual cotidiano tiene gran impor-tancia, porque si el Espíritu envia malosaugurios o deja que alguna serpiente queno corresponda (aunque sea inofensiva)

Page 9: LA SERIE DE ARTICULOS DE RITCHIE CALDER …unesdoc.unesco.org/images/0007/000710/071048so.pdf · viaje escribió una serie de artículos en ... penetró en la selva y los escarpados

cruce el plantío, los habitantes de la aldeaabandonarán para siempre el claro de laselva, por más trabajos y fatigas que leshaya costado prepararlo.

La siembra es una operación muy sim-ple. Los hombres del grupo recorrieron elcampo haciendo agujeros en éste convaras puntiagudas, y las mujeres y lasnidas los siguieron arrojando, con infaliblepuntería, una pulgarada de semillas dearroz en cada agujero. Los hoyos quedanal descubierto, como una invitación paralos pájaros (otra buena razón para apla-car al Espíritu del Arroz, entre cuyasfunciones figura la de vigilar a los pája-ros ladrones).

Sigota y Sengos, como buenas niñas de

escuela que son, reían de algún chiste quesólo ellas entendían (de mí probable-mente) mientras se aplicaban a su trabajode sembradoras. Trabajaron toda la ma-dana al calor de aquet claro, hundiendola cabeza en el agua de vez en cuandoo bebiendo en el callo del acueducto.

Al caer el so ! verticalmente-un sol queparecia concentrarse en aquel rincón des-cubierto de la selva con la intensidad deun cristal de reloj-el capataz de lafaena llamó a descanso, y todos nos reti-ramos a la sombra bienhechora de laselva. Bienhechora... aunque con la hu-medad ardí'ente de un baño turco.

Bait e) gomero

De vuelta a la aldea encontramos aBait, amigo de Sigota, que como ella tienedoce años y va también a la escuela. Elmuchachito volvia solo a su casa despuésdo su faena, que consiste en hacer inci-siones en los árboles de goma. Desde porla mañana temprano había estado ha-ciendo con su « parang, un pesadocuchillo curvo, cortes en espiral en lostroncos de cada árbol, y con la destrezaque caracteriza a los obreros de aquellasregiones haba llegado a crear en cadatronco un arroyuelo por el que caía ellíquido, blanco y espeso, a un taz5n. Loque recogiera esa mañana lo traia élmismo para volcarlo en unas latas acha-tadas en donde la savia del árbol se soli-

difica hasta adquirir la consistencia deuna pasta.

Su trabajo de la tarde consistiría entrabajar y amasar esa pasta en láminas, ycolocarlas en una prensa, separando cadauna con un trozo de muselina de algo-dón. La humedad que quede en la pastase pierd'e al prensarse ésta, y las láminasse pasan por una máquina aplanadora yse ponen a secar hasta que vengan loscomerciantes chinos y compren el pro-ducto.

El reloj pulsera de Bait y la estilográ-fica que llevaba prendida a un bolsilloconstituyen buena prueba de las ganan-cias que los aldeanos han obtenido en el<&lt;boom>&gt; del caucho, prosperidad cuyas con-secuencias llegan hasta el fondo de laselva. Esa riqueza se traduce, igualmenteen los motores que acoplan a sus canoasy en los receptores de radio y hasta losgeneradores eléctricos que usan. En unade las « casas largase donde vivenlos habitantes de la región me sorprendióver una bicicleta, pues no existe, que yosepa, ninguna pista a través de la selvadonde se pueda circular con ésta.

Tras del almuerzo, que no difiere de sudesayuno más que en la raja de pifia quesu madre la trajera de la selva, Sigotatenia otras faenas que hacer ; por ejem-plo atender a su hermanito y sacarlo adar un paseo a lo largo de la explanada,llevándolo sujeto a un costado del cuerpo.

Ambos relevaron después a otra herma-nita de Sigota, que había estado variashoras espantando con una caña de bambúlos pollos y gallinas que se acercaban parapicar en el arroz puesto a secar en unasesteras. Desnudo por completo, el chi-quillo de un año reía y se divertia de loniño blandiendo una caña tres vecesmayor que él y asustando a las tercasaves.

Al despertar su madre de la siesta,Sigota emprendió un trabajo más serio.Tenía que desgranar parte de la últimacosècha de arroz, vareándola hasta hacerlesoltar la cascarilla que, con una buenacantidad de granos, caía por los insterti-cios de las planchas de bambú para ali-mentar abajo a las aves de corral con-centradas alli. Como premio a su trabajo,la niña chupaba un trozo de caña.

Al llegar la noche Sigota continuabatodavía trabajando, moliendo el arroz porel primitivo procedimiento de frotarlo- entre dos pesados trozos de madera.

¿Y la escuela ? Porque dijimos queSigota era una escolar. Pues sí, todavíale queda la escuela. Ha estado trabajandodesde las siete de la mañana, pero å lassiete d'e la tarde, cuando comienza a aso-mar la luna ; se une a una procesi5n delinternas contra el viento y linternas debolsillo, donde se encuentra con Sengos yBait y una docena más de « escolares')- algunos de veinte años-vestidos consarongs de colores vivos.

Todos bajan juntos a su escuela, que sehalla instalada en una choza con techo depaja quinchada. El pizarrón está alum-brado por una linterna contra. el vientocuya luz queda periódicamente debilitadapor una nube de polillas. Cada alumnotiene frente a si una pequeña lámparade pabilo a la luz de la cual debe leersus libros y sacar sus cuentas.

El ABC, ruido misterioso

Y comenzaron a leer al unísono : <Unhombre vió un tigre... >&gt; : No puedo alcan-zar la última rama del cocotero... >&gt; <&lt;Mipadre fué hoy al mercados.

Sigota es una de las mejores alumnas,y se la hizo decir sola : <Mi madre estáncansada. Y esto me apenan.

El maestro, que se llama Ibrahim binMantili y tiene 45 años, estaba vestidocon un pijama blanco. Me mostró conorgullo el certificado que lo acredita comomaestro provisional. Sus calificacioneseran de « cuatros en lengua malaya y« treso en inglés. No tendrá conocimientosmuy extensos, pero por lo menos hatraído el alfabeto y las primeras opera-ciones aritméticas a estos dayaks de laselva, y gracias a él Sigota, Bait y susamigos quieren ahora aprender cosas nue-vas. Aunque ello signifique tener que ir ala escuela en la impenetrable nochede la selva, noche poblada de ruidosextrañísimos... sin olvidar el de las letrasdel alfabeto que los escolares recitan envoz alta.

En la expedición que realizara porcuenta de las Naciones Unidaspara estudiar las condiciones devida en el sudeste de Asia, RitchieCalder hizo 40. 000 kilómetros derecorrido. Las estrellas y las líneasblancas marcan en el mapa elcamino que siguiera desde lasespesas selvas de Sarawak hastalas heladas y yermas montañasy lIånuras de Afganistán. En estaregión viven unos ochocientosmillones de hombres, en su mayorparte ciudadanos de nacionesnuevas que han obtenido suindependencia terminada la segun-da guerra mundial. La mayor partede esos hombres son pobres yno hacen otra cosa que existir,sin reservas de riqueza o alimentosque leo. salven de la mera subsis-tenca. No sólo son pobres debienes terrenales, sino que elanalfabetismo reina entre ellos yla tradición, la costumbre, la reli-gión o el miedo los empujan aseguir vivienao como sus antepa-sados. Las enfermedades de todaesa zona son endémicas y causanfrecuentemente fuertes epidemias.Pero en cada jornada CalderviÓ"-gente despierta ante las posi-bilidades de una vida mejor ydispuesta a colaborar con elOccidente en la empresa deelevar el nivel de vida de untercio de la población del mundo.

Page 10: LA SERIE DE ARTICULOS DE RITCHIE CALDER …unesdoc.unesco.org/images/0007/000710/071048so.pdf · viaje escribió una serie de artículos en ... penetró en la selva y los escarpados

Pág. 10. MAYO 1952 EL CORREO DE fA

Estos campesinos javaneses, tan listos como ahorrativos.« planta M pescado con el arroz y lo cosechan conjun-tamente con el grano.

Saludan a Supraptor como a un viejo amigo y acompañan sus canciones con extraños instrumentos,con los que se obtienen curiosos efectos : con cañas huecas de bambú de diversos tamaños, por

ejemplo, se producen sonidos parecidos a los de un contrabajo.

LA LUCHA CONTRA

LA ENFERMEDAD

(CONTINUA RITCHIE CALDER)

Los estribillos del maestro cantor seguirán dando vueltasen la cabeza de los trabajadores rurales tiempo después

de haberse marchado aquél.

UN MAESTRO CANTOR"QUE

SOLO USA CINCO TONADAS

HE aquí la historia de Supraptor elcantor. Tengo que llamarlo asipara distinguirlo de Supraptor el

trabajador social y de todos los otrosSupraptor que no tienen nombres quelos distingan. Ni apellidos si vamos alcaso, porque <&lt;Supraptor>&gt; es un apodo.

De cualquier modo, el apodo de« cantora le va muy bien a este per-sonaje, ya que su sistema para enseñara los trabajadores rurales a mejorar susmétodos y obtener cosechas sûperioreses cantar sus instrucciones y hacer queaquéllos coreen, por ejemplo, los estri-billos en que se elogian las excelenciasde los abonos verdes.

Esto es <&lt;educaci jn fundamental>&gt; enla más sencilla y colorída de sus formas :

tan sencilla como las rondas infantiles,tan práctica como un manual agr. cola(que en cualquier caso los campesinosno sabrlan leer) y tan pintoresca yobsoleta como la figura de un trovadormedieval.

Supraptor el cantor es ingenieroagrónomo titulado, pero al mismo

tiempo es un hombre de pueblo, quecuando la ocasi5n lo requiere puededejar de lado sus conocimientos librescoscon la misma naturalidad con que sequita la chaqueta y se enloda hasta : lacabeza en los arrozales en que se metepara prestar ayuda a los campesinos.

<&lt;Vd. debe ver y desde luego oír-aSupraptor>&gt;, me dijo, al serme presentadoen Djakarta, el Dr. Van der PIoeg, con-sejero técnico de la F. A. O. ante elGobierno de Indonesia. e : Es el funciona-rio regional del Servicio de ExtensiónAgrícola, pero los métodos que empleason curiosísimos."

<&lt;i, Poco ortodoxos, quiere usted decir ? >&gt;<&lt;Todo lo contrario : tradicionales. Ya

verá Vd. , me respondio el Dr. Van del'Ploeg.

Lo qae ha hecho Supraptor es volvera los principios fundamentales, comodebe hacer todo hombre a quien intereseel cultivo de la tierra. Para ello empleacinco aires que, según me dicen, consti-tuyen la base de toda la música java-nesa, aires cuyo origen se pierde en lasedades y que todo el mundo conoce. Aestas músicas el cantor les pone letra.Algunas veces su letra es digna de unacancijn de « music-hall, por la ironíafácil y directa que campea en ella :

<&lt; El granjero de IndonesiaEs un hombre muy sencilloQue hace siempre lo que el Gobierno

[le dice que haga... >&gt;(Grandes carcajadas y silbidos.)

Pero otras son instrucciones :<&lt; Si queremos del suelo rendimientoDespués de tanto escuerzo y suri-

[miento,Tenemos que plantar arroz en jilasy de abono emplear pilas y pilas.Las semillas hay que seleccionar ;y siempre la maleza desbrozar...Mas eso ya sabéis que es viejo

[cuento. >&gt;

Y asi sigue, tonada tras tonada,improvisando, buscando la expresión quepueda conquistar a cada público raral,pero volviendo siempre a su lección yexplicando en versos que se repitenperiJdicamente oimo deben escoger lasemilla no en el granero sino en lasmazorcas que vayan madurando, ycu les son las leguminosas que debenemplearse como abono verde. En otraocasiJn cantará versos relativos a lairrigaci5n de la tierra, dando consejossobre la mejor época y manera depreparar los canales. Y así sucesiva-mente, mientras sus estribillos siguendando vueltas en la cabeza de los traba-jadores rurales tiempo después dehaberse marchado el maestro-cantor.

Acompañamos a éste en su recorridopor las montañas que rodean a Sara-karta, visitando los nuevos centros degranjeros y labradores, asi como loscentros de extensa'm rurales, que en eldistrito en que presta servicios Suprap-tor son diez. Los locales de estos centrosconstituyen un espectáculo reconfortantecon el colorido y la vida de los cartelesque adornan sus paredes, carteles queaunque primitivos segun m yos cánones ysistemas de ayuda visual en uso en elOccidente, tienen allá un efecto inme-diato, por ser precisamente el tipo decosa que un campesino analfabeto de lalocalidad poder a ponerse a dibujar sisintiera la necesidad de expresarse.

. En sus ratos libres los labradores acu-den al local para reunirse con sus com-pañeros, tomar té, comer arroz y, unavez por semana, recibir instrucción sobreel cultivo del suelo. Todos ellos saludan aSupraptor como a un viejo amigo. Lamúsica con que se acompanan en sus

cantos esta. a cargo de extraños instru-mentos, con los que se obtienen curiososefectos : con cañas huecas de bambú dediversos tamaños, por ejemplo, se pro-ducen sonidos muy parecidos a los deun contrabajo.

Nunca he visto ninguna <&lt;clase>&gt; quese divirtiera m ís que aquélla integradapor campesinos de « sarong)) y turbante.Cuando no cantaban a coro, beb : antazas y tazas de té a grandes tragos, ofumaban cigarros de hoja. Y nunca hevisto alumnos m ís atentos que los querodeaban al experto en irrigaci6n delsuelo al mostrar éste cómo cada unopod : a ayudar a los demás al planearcon esp_ritu cooperativo la disposiciónde sus terraplenes.

En una mesa llena de arena, en laque se haz an modelado las ondula-ciones y accidentes del terreno dondetrabajaban todos esos campesinos y enque éstos podian reconocer fácilmentesus propios plant_os de arroz, el instruc-tor les mostró cómo apilando la tierrao nivelándola y desviando la corrientede agua, pod : an administrar con eco-nom a tanto el agua como la tierra,impidiendo la erosi6n y evitándose laangustia de ver c6mo se desmoronabanlos terraplenes.

En esa ocasi5n Supraptor no hizo otracosa que ofrecer a sus. oyentes unextracto de la experiencia de siglos ysiglos de irrigaci 5n y labranza, experien-cia que ha producido esos monumentosde ciencia agron 5mica que son losterraplenes javaneses dedicados a laplantaci jn de arroz. Digo monumentos*deliberadamente, después de haber visi-tado, en la misma región, el templo deBorobadour, una de las maravillas delmundo. Es éste un templo indú (re-cuerdo de la época en que el imperioindo se extend'a por el archipiélagohasta Bali) en el que cientos deimágenes de Gautama contemplan alvisitante desde sus nichos y « stupass alborde de una gran pirjmide recargadade ornamentos. Pero estos terraplenesde piedra inanimada no me hicieron nila mitad de la impresi5n que causaronen mi los « borobadours" vivos, o sea losterraplenes para el cultivo del arroz, quese alinean de arriba a abajo hasta llegara la cima de las colinas. Cada pie desuelo cultivable-y algunas veces losbordes no tienen más que un pie de

ancho-da todo lo que tiene que rendiren arroz, y la distribucbn de agua queinunda cada terraplén para alimentarel plant : o no puede ser más ingeniosa.

Y a menudo los plantío producenmás que arroz porque estos campesinosjavaneses, tan listos como ahorrativos,<&lt;plantan>&gt; pescado con el'1. rroz y lo<&lt;cosechan>&gt; conjuntamente con el grano.Al inundar los terraplenes de aguaechan en ésta los pececillos reciénnacidos, y al extraerla, unos tres mesesdespués, los peces que han estado apas-tando>&gt; entre el arroz tienen ya eltamaño de una sardina grande, que esel preferido por los javaneses. El pes-cado así recogido es una fuente vital deproteína para los campesinos, que sealimentan principalmente de arroz, ytanto Supraptor como los demás fun-cionarios del Gobierno estimulan ahoraa aquéllos a aumentar la producci :'m depescado. Todos ellos suministran a loscampesinos, con este objeto, cientos detoneladas de Rececillos recién nacidos.

Aqui, en la regencia de Surakarta,hemos podido ver algunos de los fer-mentos introducidos en la vida social yeconómica de esta poblaci5n rural, quetan duramente trabaja, al dársele unalibertad poLtica, que valora enorme-mente ; al realizarse en Sil seno cam-pañas por el mejoramiento de la salud,que han logrado disminuir el atroztributo pagado en vidas humanas acausa de tantas enfermedades y pestes ;y al lucharse contra el analfabetismo einfundirse a esos hombres el deseo im-perioso de mejorar su bajo nivel de vida.

Quizá lo ims característico de estepueblo esté resumido en el ejemplo deun centro de rehabilitación para heridosde guerra, del que Silpraptor el trabaja-dor social est í justamente orgulloso. Allivimos a mujeres y hombres hacer, conuna pericia que todos ellos han adqui-rido a fuerza de empeño y de constancia,los brazos y piernas artificiales que lesfaltaban : no patas de palo sino brazosy piernas de aluminio, con movimientosy articulación copiados cuidadosamentede modelos traidos de fuera.

Un pueblo que canta su propia sal-vación práctica, y una serie de mutiladosque reparan sus cuerpos al par que susmentes, ofrecen sin duda al mundoescéptico de nuestros días una inspira-ción digna de conocerse por doquier.

Page 11: LA SERIE DE ARTICULOS DE RITCHIE CALDER …unesdoc.unesco.org/images/0007/000710/071048so.pdf · viaje escribió una serie de artículos en ... penetró en la selva y los escarpados

MAYO 1952. Pág. 11

LA LUCHA CONTRA LA MISERIAILALUCHACONTRALAMISERIAI UNOS GNOMOS HUMANOS

MUEVEN MONTAÑAS CON SUS BRAZOS

COMO los gnomos de algún cuentosobrecogedor, aquellos cuerpos co-brizos cavaban y ahondaban en el

barro resbaladizo del fondo de la zanja,o ccrr : an como hormigas por la oscilanteescalera de bambú, tan larga como unade salvamento para incendios. Eran loscampesinos que habitan las colinas porentre las que corre el río Progo, dedi-cados a construir un canal.

Segui con los ojos el increíble es-pect : í. culo desarrollado al rayo del sol,hasta que las reverberaciones me impi-dieron continuar mirando, y los mús-culos me empezaron a doler por so-lidaridad con los obreros que seentregaban a aquel esfuerzo. Era comosalir repentinamente del siglo XX yvolver a la época remota en que seconstruyeron las pirámides de Egipto.En la misma forma, con las mismasherramientas primitivas, deben haberabierto los esclavos de Babilonia el canalde Hillah, que desvi5 el curso del Eu-frates. Y campeones del esfuerzo muscu-lar idénticos a éstos deben haber hechoposible la construcci'n de un templo tanfabuloso como el de Borobadour.

No hay exageración en lo que digo.Los campesinos de Java están abriendoun canal de noventa kilómetros deextensión sin otra cosa que sus propiosmúsculos y una serie de zapapicos, palasy formones. La única contribución dela era de la máquina es la de un par debombas de petr Jleo, no mas grandes queel motor de un coche, que se usan paraevitar las infiltraciones en la represa debarro con la cual se retiene las turbu-lentas aguas del Progo hasta que dentrode poco tiempo corran por todo el canal.Fuera de esas bombas de petróleo, todoel trabajo se hace con carne, con sangrey con hierro primitivo.

Cuando tropiezan con roca, los obrerosno emplean dinamita, en primer lugarporque no disponen de ella y ensegundo lugar porque la mano de obraes más barata que los explosivos ; hacenuso de martillos y formones y cuñas,deshaciendo con ellos la roca hastareducirla a trocitos lo suficientementepequefios para que se pueda llevarlos amano en pequefias cestas. El capatazcfreci) de repente 75 rupias (alrededorde diez dólares) a los que extrajeran delsitio una roca de dos metros cúbicos. Elobrero que acepto la oferta empez5inmediatamente a trabajar la roca con

su formón, trabajo que le llevaria todauna semana. Y asi una obra que unamáquina de palear, o una excavadora yunas pocas barras de dinamita podríallevar a cabo en pocos días. cuesta mesesde esfuerzo terrible a cientos de campe-sincs. En un año, los que trabajaban eneste canal avanzaron menos de tres kiló-metros y medio.

Lo notable del caso es que no se trataaquí de esclavos de Babilonia, sino detrabajadores rurales libres que luchanpor obtener todavía mayor libertad en laempresa que ellos mismos han iniciado.Estcs hombres querían plantar arroz, yno'pudieron imaginar un modo másduro de lograr su propósito. En las mon-tafias en que viven a unos 50 kil5metrosde Jogjakarta, primera capital de la Re-pública de Indonesia, la vida es másdificil todavía que en el llano. Abajo hayarroz, plantado en las terrazas circularesde los javaneses, terrazas que semejanlas filas de asientos de un estadio. Aquíhay cocos y casabe.

Pero para tener arroz hay que disponerde agua, y el río Progo corre fuera de laselevadas tierras de esos campesinos. Delotro lado del río, un holandés dueño deuna plantad : n había construido una re-presa y obtenido agua para sus plantío.Allí estaban los arrozales que los cam-pesinos de este lado del Progo queríanccpiar.

Todos ellos se reunieron y decidieronabrir el canal que les traería el aguanecesaria. El Gobierno intervino luego ; yaunque no podía dar a los campesinosmáquinas y material, pUdo proporcionar-les consejo y un plan de trabajo segúnel cual su proyecto de irrigación localpasaría a formar parte de un proyectomayor, por el que el rio llegaría a regarmás de 10. 000 hectireas de terreno. Asise hará, efectivamente. Los habitantesde las aldeas de cada zona, trabajandocooperativamente, proporcionan los vo-luntarios que se necesitan para la obra,voluntarios que se incorporan al grupo amedida que éste va avanzando por lasdiversas zonas. El Gobierno ha enviadoun grupo permanente de obreros, que essólo una. fracción de los que se necesitan.Por tanto, lo que importa en primerlugar es contar con el esfuerzo personalde los trabajadores de la región.

Los expertos en ayuda técnica enviadosa Indonesia por las Naciones Unidas noshablan instado a ver este trabajo, a

pesar de que la Organizaci : 5n Interna-cional no hubiera intervenido para nadaen él. Y es que aún cuando se hubierasolicitado su ayuda, las Naciones Unidasno habrían podido hacer nada-en elsentido material-por colaborar en surealización. La ayuaa técnica se limitaa dar consejo. y con él la limitada can-tidad de material necesaria para de-mostrar en la práctica. las ventajas deéste ; no proporciona nunca la maqui-naria requerida para llevar a cabo ningúnproyecto. Y en este caso tampoco podíahacerlo el gobierno de Indonesia.

Es significativo y estimulante lo queocurre cuando una comunidad, libre delfardo terrible y desmoralizador de unaenfermedad que respeto a pocos, como laerupcjjn cutínea-contagiosa-queha asolado durante tanto tiempo la re-gi5n, y llena del incentivo de su libertadrecién adquirida se dispone a producirmejores alimentos, hacer u'Q de nuevosmétodos de cultivo ya probado y almismo tiempo crear, por medio de laeducaci : n y las campañas contra elanalfabetismo, los instrumentos de sufuturo bienestar.

El Gobierno presta toda la ayuda yestvmulo posibles a las cooperativas quese forman y a los movimientos orga-nizados para constituirlas, tanto si setrata de las de crédito, que se encargande encontrar los medios y los producto-res, como de las de venta, que se en-cargan de procurar los productos yvenderlos.

El alcance de estos movimientos nosllega con toda su fuerza cuando pensa-mos en la explotación que durante siglosse ha hecho del trabajo de los campe-sinos. Para obtener semillas, éstostenían que pedir dinero a los prestamis-tas chinos. Si pedian por ejemplo 100rupias, tenían que pagar quince por mesde interés, sin lograr amortizar en nadala cantidad original al cabo de todo unaño. Pero la cosa no paraba ahí. Al ger-minar las semillas en el criadero, ellabrador, su mujer y sus hijos trabajabande sol a sol para transportarlas, almá-cigo por almácigo. Cuando la cosechaempezaba a madurar en los camposinundados de agua, el campesino proce-día a desecarlos. En este momento elprestamista, que al mismo tiempoactuaba de agente de los vendedores aearroz, parecía en escena formulandouna oferta por el arroz verde ; la mitad

de lo que éste costaria una vez maduroy cosechado. Desde que el trabajadorrural necesitaba dinero desesperada-mente para pagar los intereses del prés-tamo y alimentar a los suyos, le eraforzoso aeptar esa oferta. Y todavíaten : a que cuidar y recoger la cosecna,tcdo para que el prestamista se embol-sara los beneficios de ésta.

Las cooperativas de crédito podránayudar al campesino en este sentido. ElGobierno puede ayudarlo también pro-porcionándole mejores semillas, proce-dentes de estaciones especiales de culti-vo, y enviándole expertos en direcciónaàministraci' : n de cooperativas. Por lopronto, ha iniciado cursos de extensi5nrural y un sistema destinado a estimulara los trabajadores rurales a mejorar yextender sus <&lt;stocks>&gt; de ganado.

Todo ésto se realiza al mismo tiempoque el resto de las actividades del pro-grama : la preparaci5n de trabajadoressociales y de funcionarios encargados devigilar la salud en las aldeas : las cam-pañas para mejorar la nutrici : n y acabarcon las enfermedades, las escuelas (quea veces reciben tres turnos de discipulosal día) y la educación de los adultos.

Un pa's viejo tiene, de este modo, vidanueva. Los javaneses se cuentan entrelos trabajadores rurales más minuciososdel mundo. La plantaci : n según los ac-cidentes del terreno es cosa que enten-dieron mucho antes de que se la men-cionara en los textos de agricultura, yen sus plantío cubiertos de agua seensayj por primera vez la pesqueríatierra adentro, haciéndose crecer simul-táneamente arroz y peces.

Por la importancia que ésto tiene paraque los campesinos de otros rincones delglobo puedan contar con una fuenteecon : mica de la proteína que tanto ne-cesitan, la Organización de Alimentaci5ny Agricultura ha enviado a Java estu-diantes de paises muy alejados de ésta,hasta del Caribe. Y los profesoress eneste caso han sido los campesinos anal-fabetos que, de la experiencia secularque poseen, han podido extraer unaayuda técnica positiva que prestar aotros hombres de otras tierras..

Aquellos <&lt;gnomos>&gt; del canal del Progoson. pues, simb5licos. Para abrirse pasohacia el siglo veinte, no hacen nada másni nada menos que mover montañas conlas manos.

Los campesinos de Java están abriendo un canal denoventa kilómetros de extensión sin otra cosa que suspropios músculos y una serie de zapapicos, y palas.Al tropezar con roca, no emplean dinamita, porque lamano de obra es más barata allí que los explosivos.

Los cuerpos cobrizos corrian como hormigas por laoscilante escalera de bambú, tan larga como una deincendios. Parecía una escena de la construcción de laspirámides de Egipto. La única contribución de nuestraépoca de la máquina era un par de bombas de petróleo.

Nu hay carga demaSiado pesada para esta campesina de Borobadour, localidad dtii él JélVéI CentraL ün vendedor indonesio de jauias en camino al mercado de lo isla de Java

LA UNESCO

Page 12: LA SERIE DE ARTICULOS DE RITCHIE CALDER …unesdoc.unesco.org/images/0007/000710/071048so.pdf · viaje escribió una serie de artículos en ... penetró en la selva y los escarpados

DESDE comienzos de nuestro siglo, el Occidente haexplorado el mundo en busca de tesoros artísticos,recogiéndose el botín más insignificante como si

una quiebra inminente exigiera con urgencia un in-ventario. En esos inmensos dep5sitos de civilizacionesque son, en la ciudad moderna, los museos, se hanguardado con todos los cuidados del mundo esas obras,separadas bruscamente de su clima, del pueblo que lascreara y de la función a que estaban destinadas. Laelaboración de esas nuevas colecciones artísticas hasido resultado de un trabajo minucioso, realizindosetodos los esfuerzos y poniéndose toda la atenciónposible para que la riqueza que ellas constituian seconservara y transmitiera a las generaciones venideras.

Siendo clientes serios de los museos como somos, nosha sorprendido la diferencia de calidad existente entrelos sencillos objetos domésticos expuestos en ellos ylos objetos de que hacemos uso en la actualidad. Sipensamos que, antes de ir a parar a una vitrina, todosesos objetos estaban en venta en un mercado cual-quiera, tendremos derecho a preguntarnos a qué sedebe la pérdida de calidad y de belleza producida ennuestra vida cotidiana. ¿Se ha intentado acaso, paraembellecerla, un esfuerzo similar al que nos ha permi-tido abrir tantos y tan magnificos museos ? ¿No es tannecesario como urgente establecer un lazo concreto

entre el museo y la ciudad, el arte y la industria, labelleza y la utilidad ?

Bajo este concepto de la unión de lo bello y lo útilquisiéramos referirnos a una civilizaciön campesinadesarrollada hasta principio de este siglo de unamanera aislada, al abrigo de los <&lt;fiords>&gt; y los valles deNoruega. Dejemos bien en claro, sin embargo, quenuestra intención no es proponer que los artistascopien estas artes decorativas para realizar sus obrasactuales. Aquellas tuvieron su idioma, y nuestras obrasdeben tener el nuestro. Nada más estéril que esas artesque, negando el momento en que vivimos, se refugianen la imaginación de los tiempos pasados.

Cuando las duras tierras de las campiñas noruegassurgieron de los glaciares, parece que no se les dispu-taron nunca a los antecesores directos de los actualespaisanos. Los benedictinos y los ciste ; : cienses de lossiglos X y XI no hicieron otra cosa que invadir almas,almas que hicieron cristianas, y la dominación danesase contenta con imponer tasas a sus vecinos. Ser-vidor y amo de su suelo, el campesino noruego setransformo, en casi todos los casos, en hibil carpinteroy ebanista. Tallando encinas, abedules, hayas y abetos,construyó con todas esas maderas todos los edificios

(Sigue en la pazo 14)

Pág. I 2. MAYO I 952 EL CORREO D

Page 13: LA SERIE DE ARTICULOS DE RITCHIE CALDER …unesdoc.unesco.org/images/0007/000710/071048so.pdf · viaje escribió una serie de artículos en ... penetró en la selva y los escarpados

LA UNESCO MAYO 951. Pág.) 3

Page 14: LA SERIE DE ARTICULOS DE RITCHIE CALDER …unesdoc.unesco.org/images/0007/000710/071048so.pdf · viaje escribió una serie de artículos en ... penetró en la selva y los escarpados

My.) 14. MAYO 1952 EL CORREO DI

La casa noruega aparece como un libro siempre abierto en que el campesino,fatigado de sus labores, deja posar su atención y sus pensamientos. La decoraciónde la casa, que cubre muebles, paredes y a menudo techos, puede compararse

con las páginas iluminadas de los manuscritos de la Edad Media, en las que sereunía la belleza, las enseñanzas espirituales, el buen humor y la alegría del vi-vo colorido a la tortura de los pacientemente entrelazados almócárabes.

EL GUSTO POR LA PINTURA DECORATIVA

ESTA PATENTE EN TODOS L. OS R I NCON ES

(Viene de la pág. 12.)de que consta la granja, y confeccionó también conellas tanto sus grandes muebles labrados como suscucharas de sopa. El largo invierno y la nieve hicieronde la casa el refugio de la vida familiar y contribuye-ron al desarrollo de la belleza decorativa de cadaobjeto. El arte campesino es un arte invernal ; laspinturas y esculturas llevan casi siempre fecha de losmeses oscuros y trios.

La madera abundante habia de ser el material básicode todas estas artes, y la casa y su mobiliario conver-tirse en el sustento de la vida de estos campesinos.

Si estudiamos la evolución de la arquitectura, de laescultura y de la pintura, que están estrechamenteunidas, descubriremos que lo que ha permitido su de-sarrollo artístico es la aparición de la chimenea. Enefecto, hasta fines de la Edad Media (en algunas re-giones mucho tiempo después) el fuego, amigo y ene-migo de la casa, ocupaba el centro de la pieza princi-pal, y el humo, antes de escaparse por un agujeropracticado en el techo, ennegrecía las paredes y looscurecía todo. La decoración de esta época era única-mente profiláctica ; signos mágicos y cabezas de dragóngrabados o tallados en la madera cortada a escuadra.Los días de fiesta se colgaban de las paredes las tapi-cerías confeccionadas por las mujeres, que suavizabancon su gama de colores vegetales la tosca rusticidad dela madera en bruto. Estas tapicerias de personajesbíblicos o decoraciones geométricas se basaban en unatécnica tradicional, que se ha perpetuado hasta nues-tros días, y en el interior de Noruega hemos halladoviejas campesinas que, en la actualidad, partiendo dela lana en bruto, la hilan, tiñen, y luego tejen en elarcaico telar de madera.

La chimenea había de cambiar totalmente laatmósfera de la pieza común. Al reemplazar al humo,la luz había de permitir que se cubriera muebles yparedes con decoraciones permanentes. En un prin-cipio, el simbólico ornamento geométrico va a hallarsegrabado en cofres, en aparadores, en los respaldos delas camas ; luego una pintura de capa uniforme ha decubrir la madera esculpida, y por último la pintura seha de convertir en el elemento esencial del decorado,permitiendo, por las facilidades técnicas que ofrece,reproducir escenas biblicas o familiares.

Las evoluciones detalladas no han tenido lugar comoes evidente ni al mismo tiempo ni en el mismo lugar.Asi, mientras la región de Voss, al oeste del pais, se hamantenido fiel a la decoración geométrica grabada, lapintura decorativa ha conocido un desarrollo asom-broso en las provincias de Télémark y de Hallingdal,donde se le ha dado el nombre de <&lt;Roseinaleri>&gt; (pin-tura de rosas) sin duda porque el motivo fundamentalde este estilo de decoración son los grupos florales.

Los « pintores de rosas>&gt; se convirtieron pronto enartesanos hibiles. Iban de granja en granja ofreciendosus servicios, y la pobreza les obligaba a veces a cam-biar de provincia, lo cual renovaba los estilos regio-nales. Eran pintores de obra y, además, artistas. Secuenta de Olav Hanson, pintor de rosas de Telemark,que era un gran bebedor de : aquavitx (el aguardientelocal, extraído de la patata) pero sus obras dan pruebade una mano firme, cualidades precisas de observacióny un gran sentido del « humouro. Cuando dejaronlas composici5nes de ñores, los pintores ejecutaron enlos cuadros de puertas y armarios verdaderas pinturas

con imágenes tomadas de las biblias ilustradas y dela iconografía religiosa de la época, alternando lasescenas del Antiguo Testamento con otras contempo-ráneas de bodas y libaciones. El bestiario héraldicotambién proporcionó motivos a estos pintores, pero sutema más persistente es, sin embargo, la figuraecuestre del campesino visto de perfil.

La técnica de todas estas pinturas es siempre muyelemental ; un dibajo hábil con el pincel y un coloridoplano, de tonos vivos. No se busca nunca la perspec-

El gusto por la pintura décorativa esta patente entodos los rincones.

tiva, ni el efecto de relieve entero. El sujeto está tra-tado lo más sencillamente posible.

Las inscripciones ocupan, por su caligrafía, un sitiode honor entre las flores y los arabescos, y para cadafamilia las fechas de los cofres matrimoniales hacenlas veces de partidas de casamiento.

El estudio de los estilos de estas pinturas no permitegeneralizar, ya que todos ellos se mezclan sin crono-logía, pero sin embargo pueden percibirse dos grandesfuerzas directrices en ellas ; la primera, activa, es lapermanencia de ciertos motivos en la ejecución y enel espíritu, como por ejemplo la del ciclo agrario,continuamente recomenzado y que permitirá, en el do-minio decorativo, encontrar motivos prehistóricosmágicos junto a motivos romanos en los muebles delsiglo XIX ; la segunda, pasiva, es la introducción re-tardada y lenta de los estilos europeos, que poco apoco vienen a integrarse al fondo común, aunque sinlograr destruirlo nunca.

La decoración de la casa, que cubre muebles, paredesy a menudo techos, puede compararse con las páginasiluminadas de los manuscritos de la Edad Media, enlas que se reunían la belleza, las enseñanzas espiri-tuales, el buen humor y la alegría de los colores.

A principios del siglo XIX existió en el fiord deIfardanger un « pintor de rosas>&gt; llamado GunnarAnfinsen Arekel, hijo de campesinos pero que por serjorobado, y demasiado débil físicamente, no podía de-

dicarse a las faenas del campo. El pastor de la comarcale enseño rudimentos de dibujo y de latín, y Gunnarse hizo pintor de cofres. La tradición establece quecuando una muchacha se casa, le regalen sus padresun gran cofre para guardar la ropa blanca de suajuar. Este cofre, que a menudo es antiguo, se repintacon colores vivos, consignándose cuidadosamente en ellado interno de la tapa el nombre de la novia y lafecha de la boda. Además de su oficio de pintor, Gun-nar debió desempeñar, para poder ganarse la vida, elde panadero, el de encuadernador y el de fabricantede cerillas, ya que aún en esa época los artistas casinunca vivian de lo que pintaban. Hemos visto unretrato de Napoleón pintado por Gunnar Arekel inspi-rándose en una estampa del general que un marinollevó consigo a Hardanger. Es interesante ver cómo losrecuerdos de viaje traidos a su tierra por los marinoshan ejercido a veces influencia sobre el arte campe-sino. Los adornos de los jaeces de los bueyes, hechosde <&lt;cauris>&gt;-concha africana que sirve de moneda-son prueba de ello.

En un jarro grande de cerveza, que databa de 1699y que fué reparado y vuelto a pintar, Gunnar Arekeldejó sentada su elemental filosofía de la vida ; « Cuantote sientes a la mesa del festejo, piensa en tu muerte,porque el que hizo este jarro murió en la guerra delos cinco años*.

El objeto de amor, presente en toda civilización deorden tradicional, sea la almadreña bambara delAfrica, cuyo simbolismo ha destacado Marcel Griauleconcienzudamente, bien los cofrecillos de los Alpes, o loszuecos holandeses, es, en Noruega, el predecesor de laplancha de hierro, un utensilio llamado <mangletres.Trátase de una plancha estrecha, de unos sesenta cen-timetros de largo, con un mango en forma de caballo.La utilidad de este objeto no basta sin duda para ex-plicar toda la variedad decorativa a que da lugar :pero la interpretación de su minuciosa caligrafía deformas decorativas y de motivos figurados nos enseñaque es nada menos que da carta de petición de mano')del campesino. La psicología mas elemental nos harácomprender que la confección de un objeto como éste,trabajo largo y paciente si los hay, requerirá del novioun verdadero examen de conciencia de su amor y suvoluntad de casarse. Más tarde, el cmangletre>&gt;, utili-zado en la casa o bien colgado de la pared, recordaråa marido y mujer la dulce época de los esponsales.

En pocas palabras, toda esta arte rural contiene unaenseñanza de la vida, superior a los estudios de estiloo de estética ; y apoyándose en ella, intimamente ligadacomo esta a los objetos usuales aunque sustentada porsímbolos, los campesinos noruegos, a causa o a pesarde su aislamiento, lograron crear toda una civilizaciónregionalista que la industria debia envenenar en loscomienzos de nuestro siglo.

En nuestros días, en que hemos asistido al divorciodel arte y la utilidad en los objetos domésticos ; en quepara satisfacer las exigencias de la publicidad hemosdejado las calles vacías de belleza ; en que nuestrasresidencias no cuidan de otra cosa que de la como-didad material, y los aviones inscriben en el infinitodel cielo de estío marcas de jabón, de fideos o deconservas, es hora ya de abandonar nuestros apaciblescaballetes para dar al hombre prisionero de la mecá-nica y la técnica un medio seguro de liberación y dealegría : la belleza espiritual del arte.

Page 15: LA SERIE DE ARTICULOS DE RITCHIE CALDER …unesdoc.unesco.org/images/0007/000710/071048so.pdf · viaje escribió una serie de artículos en ... penetró en la selva y los escarpados

, UNESCO MAYO 9S2. Pág.) S

Varios niños admiran una vieja granja noruega en el Museo al Aire Libre deBygdy, dedicado al arte folklórico.- . ---'-','.'_.-.-..-. v-

-.Un cuarto de huéspedes-reservado también para recién casados-en una casa de

campo. La decoración data de 1828.

Detalle de una tapicería en que se representa la Adoración y que data de 1625.En estos trabajos manuales luce la imaginación de las mujeres noruegas.

Pintura en azules sobre un aparador de madera, en que se revela la influencia delas porcelanas chinas.

Otra puerta de aparador, que luce tallas del siglo XVIII. Esta pieza fué halladaen Drammen, centro de fabricación de pipas de barro.

Una vieja silla de Telemark. Reservado al jefe de la familia, el mueble fué sacadode un solo tronco de árbol.

Page 16: LA SERIE DE ARTICULOS DE RITCHIE CALDER …unesdoc.unesco.org/images/0007/000710/071048so.pdf · viaje escribió una serie de artículos en ... penetró en la selva y los escarpados

Foto Copyright A. H. WlLSE (Oslo)

UN CASAMIENTO

A LOMO DE CABALLO

Por espacio de siglos, los campesinos de Noruega se han casadomontados en sendos caballos, costumbre que en ciertas partes delpaís se mantiene hasta el día de hoy. En esta escena una novia noruega,con su traje de bodas típico, ricamente bordado, parte de su casaantes de la ceremonia. Las bridas del caballo están enjaezadas conconchas africanas traídas a Noruega por marineros escandinavos.El arte decorativo, rico en simbolismo, desempeña una parte impor-tante en la vida cotidiana de las gentes de Noruega. (Véase la pág. 12)