La Universidad en El Escenario de Conflicto

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LA UBV Y LA MISIÓN SUCRE EN EL ESCENARIO DE CONFLICTO CONTRA LA UNIVERSIDAD TRADICIONAL (Un esfuerzo de interpretación desde lo existencial)

Contenido: • Introducción • Caracterización (Toda negación no es una afirmación). • El Currículum en el centro de todo. • Marginar para dar la lucha. • Los caminos (Recorridos y aún por hacer). • Bibliografía.

Introducción En un poema de Jorge Luis Borges, llamado El Golem, leemos verso adentro:

(…)

Sediento de saber lo que Dios sabe,

Judá León se dio a permutaciones

de letras y a complejas variaciones

y al fin pronunció el Nombre que es la Clave.

(…)

El simulacro alzó los soñolientos

párpados y vio formas y colores

que no entendió, perdidos en rumores,

y ensayó temerosos movimientos.

(Borges, 1980, pág. 34).

El críptico poema nos refiere la historia de Judá León, un rabí de Praga que ocupado en

“buscar el Nombre”, da con la Clave y crea vida para ser formada, para enseñarle “…

los arcanos/ de las letras, del Tiempo y del Espacio.” (Borges, 1980, pág. 34).

La referencia, lejos de intenciones herméticas, pretende dar figura y analogía, -

entendida esta a la manera aristotélica de identidad de relaciones que, sin querer

explicar, sólo es una imagen del problema-, del proceso que tuvo como resultado la

creación de la Universidad Bolivariana de Venezuela. La perspectiva es desde el

privilegio de la primera persona, desde la existencia como unidad, como nudo desde

donde se concreta un proceso contra-hermenéutico y desde una forma específica de

crítica que se auto-determina primeramente, desde la diferencia y luego hacia la

identidad, dos movimientos que sólo se separan en el análisis, pero que son unidad

dialéctica.

Es fundamental la perspectiva que asumo al hablar de contra-hermenéutica, de

contra-epistemología, en fin, de una posición subversiva e insurgente. Y junto a esto,

cuando me refiero a una forma específica de crítica, marco distancia de derivaciones a

las que podría denominar: crítica como inversión de valores (Nietzsche), como

egocéntrica y relativista (Sócrates, Descartes), como el alcance del conocimiento

(Kant), negación del poder y la razón (Foucault y Círculo de Frankfurt),

fenomenológica (Husserl), entre otras variantes.

La crítica pierde dirección cuando se asume, no sólo en las derivaciones

mencionadas, que son momentos histórico-filosóficos de la comprensión crítica, -

iniciada históricamente por Kant en su Crítica de la Razón Pura (Kant, 1997), pero

lógicamente, desde el solipsismo del “conócete a ti mismo” de Sócrates, como forma

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incipiente del camino cartesiano, pasando por la visión genealógica de elementos

morales en los que Nietzsche basa su inversión de los valores, la epoké husserliana que

arroja en el fenómeno la responsabilidad, hasta los intentos que abrieron paso a

depreciaciones del marxismo, como la propuesta crítica del Círculo de Frankfurt-, sino

también cuando se pretende salva y aséptica.

La postura crítica que se asume, y que configura claramente la subversión e

insurgencia que menciono, es aquella de carácter indiscutiblemente marxista, que

identifica en su acción el centro de su ataque: el desenmascaramiento de las formas ideológicas que ocultan y reproducen el proceso de explotación capital. No

queriendo con esto cerrarme en la acción contra-ideológica, como si se pudiera destruir

el sistema capitalista desde las “ideas” o las formas de falsación de la realidad. No. La

acción que se reivindica en este escrito está esencialmente orientada en la unidad de tres

momentos de mi acción: 1) formar para apoyar la lucha de clase, y 2) participar

militantemente en la lucha de clase y 3) participar en la construcción de la universidad

que apunte en la dirección de la formación del sujeto histórico para la concreción del

socialismo.

Otro concepto importante es el de dialéctica. Para entenderlo, mediante un rodeo

sintético, me referiré primero que nada a la noción de “método”, a la que se opone otra

noción: “movimiento de lo real”. Podría decir entonces que entiendo a la dialéctica

como el método de comprensión y exposición del movimiento de lo real, como

podemos leerlo en el postfacio a la segunda edición de El Capital (Marx, 1975).

Alejándonos diametralmente de las interpretaciones animistas, panteístas y platónicas,

que hablan de la dialéctica como una antipática licencia ideal asumida por los

materialistas contemplativos.

El desarrollo del informe, -más que informe, esfuerzo expresivo-, va a tratar de

transitar en clave historiográfica las distintas facetas en las que desarrollo mi

enfrentamiento al modelo de la universidad tradicional que aún se esconde detrás de

apariencias de novedad, y que al mismo tiempo, tiene en sus rincones, en novedad con

apariencia de caducidad, a la nueva universidad.

Para el desarrollo de este planteamiento voy a distribuir la longitud de lo escrito

marcando hitos con fragmentos del poema de Borges, intercalando acciones cumplidas,

y cosas por hacer. Como perspectiva política y teórica, en el sentido en que Marx y

Engels lo expresan en el Manifiesto Comunista (Marx & Engels, 2007), considero

indigno ocultar mis ideas y propósitos, mi trabajo se orienta en la dirección del

derrocamiento del orden social burgués, porque que sé que con esto, no tenemos nada

que perder más que nuestras cadenas.

(El cabalista que ofició de numen

a la vasta criatura apodó Golem.

Estas verdades las refiere Scholem

en un docto lugar de su volumen)

(Borges, 1980)

Caracterización (Toda negación no es una afirmación) Para entender el nacimiento de la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV),

extrañamente, no basta con conversar con quienes recorrieron sus entrañas en las

oficinas donde empezó como un diseño, o quienes descubrieron sus secretos al ser

decretada en los espacios de PDVSA, al final del paro petrolero del 2002. Sin embargo,

en alguna de esas voces se puede percibir el eco de una idea, quizá la primera que surgió

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de los primeros “rabís” que fueron quedando en el camino: el error de origen fue

concebir a una universidad como la negación de la Universidad Central de Venezuela

(UCV).

La UBV nace en una terrible coyuntura histórico-política. Por una parte, se le

concibe como una universidad popular a ser inaugurada en los espacios del Palacio de

Miraflores, con la sombra de la UCV -ejemplo de una profesionalidad señalada como

“apátrida”- a sólo metros de distancia. Por otra, el conflicto iniciado con el golpe de

abril del 2002 y el posterior paro petrolero, -además de la profundización de las

amenazas de intervención imperial, desde el trabajo sostenido de saboteo con apoyo de

instancias internacionales, como la OEA, la SIP, entre otras, hasta abiertas amenazas de

invasión militar-, aceleran los planes de oficina, las sesudas construcciones imaginarias,

y en menos de seis meses entran en la sede de PDVSA las fuerzas de ocupación

bolivarianas encarnadas en aquellos que tenían la misión de dar cuerpo y calor a una

universidad nueva.

El acto de inauguración de la UBV, en boca de quienes presenciaron el mismo, y

desde una opinión personal, estuvo marcado por un implícito proceso de toma de

conciencia de las magnitudes del problema de la educación universitaria, cuyos

momentos más dramáticos se centran en un evento sencillo: el presidente, en camino al

presidio desde donde decretaría la creación de la UBV, pasa al lado del entonces

ministro de educación, Héctor Navarro, y solicita la información sobre el número

aproximado de excluidos del sistema de educación universitaria. El ministro le acerca

un papel con la cifra aproximada y Chávez dice –esto no resuelve el problema. A

continuación, en cadena de televisión nacional, decreta la creación de la UBV y la

inmediata creación de la Misión Sucre mediante un censo nacional, a realizarse en

todas las Plazas Bolívar de cada municipio del país, y la conformación de una comisión

presidencial compuesta por representantes de diferentes oficinas estatales y PDVSA

bajo la dirección del ministro de educación.

Es necesario levantar la vista un poco más allá de las simples anécdotas.

Efectivamente la universidad y el problema de la educación, por ser ambos de carácter

histórico, tienen orígenes más complejos que la simple exclusión como explicación,

aunque ya al dejar en el camino al concepto de deserción muy en uso en los años setenta

y ochenta, podemos hablar de un avance al respecto. Tenemos que buscar en las

características de la forma específica cómo nos afecta el sistema capitalista mundial, las

formas y resistencias del avance, no sólo de una educación incluyente, sino mucho más

allá, una educación para la clase trabajadora y explotada, para la clase que produce toda

la riqueza en nuestro país, la clase que en virtud de su lugar en el proceso de

producción, no es considerada como objeto protagónico de la formación en ninguno de

los niveles de los distintos subsistemas educativos a menos que sea para profundizar su

explotación y depauperación.

Podemos entonces dejar de lado las explicaciones anecdóticas, e inclusive,

aquellas que en clave lógica nos tratan de ocultar el problema con las universidades

poniendo a nivel de explicaciones esas razones como la “negación de la UCV”, dejando

claro que el problema de la UCV es el mismo de la UBV, esto es, el lugar histórico que

toman las universidades en países y momentos históricos donde la formación social

imperante es la capitalista.

A finales del año 2003, ya realizado el censo nacional, -el cual arrojó una cifra

por encima de los 400 mil “excluidos” del sistema de educación universitaria-,

conformada la comisión presidencial y concretada en las oficinas dependientes de la

OPSU una incipiente Fundación Misión Sucre, fui incorporado como asesor del

ministerio de Educación Superior (MES) para coordinar un grupo de educadores en

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matemáticas para el diseño de la matemática para la Misión Sucre. Recién el Ministerio

de Educación se había escindido, desde el viceministerio para la educación superior, y

tomado forma de cartera ministerial a cargo de Héctor Navarro, en el Ministerio de

Educación y Deporte queda el profesor Aristóbulo Istúriz.

El novel Ministerio de Educación Superior (MES) fue ubicado en unas oficinas

de la Torre El Chorro, en la antigua sede del Banco Unión. En ese lugar comencé mi

trabajo de coordinar un grupo mayormente conformado por profesores de matemáticas

pertenecientes a la ASOVEMAT y otros compañeros de la Escuela de matemáticas de la

UCV. Los lineamientos iniciales eran diseñar un módulo de matemática para los

programas de formación que iban a implementarse en la Misión Sucre, en la UBV había

iniciado el PIUNI (Proceso de iniciación universitaria) y estaba por iniciarse el

Programa de Formación de Educadores, a cargo del profesor Eduardo Leal.

En la UBV, el PIUNI utilizaba un módulo desarrollado por el profesor Pedro

Alson, llamado “Métodos de Graficación”, producto de más de veinte años de trabajo en

la Escuela de matemáticas y otras facultades de la UCV. El mismo trabajo fue propuesto

por mi persona para ser incorporado en la conformación de una propuesta global de

matemáticas que incorporara además proyectos de aprendizaje, sin embargo, y por

simples diferencias teóricas, el grupo de la ASOVEMAT abandonó el trabajo y fue

adoptado el método para los diferentes programas de formación que serían iniciados el 5

de mayo del 2005 en un acto televisado a nivel nacional.

Antes de esta fecha fui también incorporado a coordinar un equipo para diseñar

la carrera de matemáticas de la Misión Sucre. Pocos meses antes de la inauguración de

los programas de formación a nivel nacional, el MES se llenó de una inusitada vida.

Distintas personas venidas de diferentes universidades del país llenaron las oficinas del

ministerio para poner en claro las diferentes necesidades materiales de cada uno de los

programas diseñados, todos serían presentados al Ministro. En ese período salía Navarro

de la cartera, lo sucedía Fabio Quijada como encargado y al final, Samuel Moncada se

encargaba de la misma.

Esta pequeña narración tiene, en su carácter coyuntural, una relación con lo

estructural desde la perspectiva de elementos que podríamos llamar “existenciales”.

Todo proceso histórico-social está cruzado de infinidad de perspectivas personales, por

ejemplo, el avasallante idealismo hegeliano como referencia del desarrollo del gigante

Estado europeo burgués tuvo su respuesta existencialista en la propuesta cristiana de

Kierkegaard (Kierkegaard, 1984), desde las claves de la angustia, lo mismo sucede con

Sartre (Sartre, 1970) y su reacción al avance instrumental de la racionalidad europea en

relación con la naciente rebeldía latinoamericana y caribeña encarnada en la revolución

cubana. De igual manera, desde la percepción del individuo, al ser la revolución la

negación de lo presente, el alcance de la misma toca las individualidades y penetra las

lecturas que pretenden totalidad.

Lo cierto es que los análisis equivocan el objetivo al posicionarse desde los

simples fenómenos, lo individual oculta la totalidad haciéndonos ahistóricos al estudiar

la historia, el movimiento de lo real debe diferenciarse de la dialéctica para que ésta

asuma su lugar como forma expresiva y metodológica, para que se vuelva cosa humana

y deje de ser licencia espiritual de enfoques materialistas. La materia debe entenderse de

una vez por todas como la necesaria referencia a la producción como principal actividad

humana sobre las que se soportan todas las cosmovisiones, de otra manera tendremos

vacías formas de entender los procesos y con esto, erradas conceptualizaciones para

inútiles acciones.

Nos queda una tarea por realizar: romper el molde de la discusión, levantarnos

de la superficie, las causas últimas tienen dos elementos fundamentales, uno, el método

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de estudio, la dialéctica, tiene que descender de su sitial incomprensible y bajar hecha

herramienta humana para la comprensión del movimiento de lo real. Dos, lo material

como caracterización de las formas esenciales de acción de lo humano, no supone un

problema ontológico, o epistemológico, es simplemente dirigir nuestro estudio a las

formas sociales de transformar lo natural para el sostenimiento de la vida, lo material

señala el principal escenario que condiciona las distintas formas que toma la actividad

humana, entre ellas sin duda, la universidad.

Tal vez hubo un error en la grafía o

en la articulación del Sacro Nombre;

a pesar de tal alta hechicería

no aprendió a hablar el aprendiz de

hombre

(Borges, 1980, pág. 35)

El Currículum en el centro de todo La universidad como concepto puede figurarse como creación ingenua, como el

Golem del poema que marca los momentos del presente esfuerzo de síntesis. Los

conflictos en su interior siempre son comprendidos en términos, o superficialmente

coyunturales –entendiendo a lo coyuntural erróneamente como una suma de

parcialidades morales, superficialidades políticas, de fracciones-, o reducida a simples

gestiones desde lo psicológico, esto es, “lo que piensan sus autoridades”. Sin embargo,

tales aproximaciones superficiales, tocarán el objeto sin saberlo, se alejarán de lo

esencial sin admitirlo, en fin, serán la puesta en escena de los acostumbrados círculos y

rodeos.

Durante mi trabajo en el MES en la coordinación de los grupos, surgieron serias

críticas al trabajo de diseño de las distintas mallas curriculares, la repetición de prácticas

tradicionales, la concepción de currículum parecía ser el centro del asunto. Una

alternativa para la educación dirigida a los sectores “excluidos” no consideraba en su

diseño que quién asistiría a las aulas eran también amas de casa, trabajadores que

llegaban a sus casas en la noche con fuerte cansancio, personas que sólo disponen de un

corto tiempo para estudiar, sin que el principal problema sea resuelto: las dinámicas del

trabajo en una sociedad explotadora son el primer obstáculo para impedir el acceso del

trabajador a procesos de formación y estudio.

Lo que queda oculto en todos los procesos de análisis, es que el esquema de

producción capitalista permite solamente a un sector de la sociedad el acceso a los

procesos que se están desarrollando en la UBV y la Misión, dejando claro que es

fundamental la destrucción de este sistema para poder desarrollar nuevas prácticas y

nuevas propuestas curriculares.

Es prioritario, para entender el lugar de las universidades en el sistema

capitalista, entender la genealogía del concepto de universidad, no sólo su movimiento

dialéctico presente, también su desarrollo histórico. El proceso histórico que la trae a

América durante la expansión capitalista, la génesis del currículum como aporte del

calvinismo, en el siglo XVI, a la estructuración de una corporación exportable e

íntimamente ligada a las conquistas capitalistas, el currículum como forma de

organización de la actual mercantilización de la educación. Sólo desde esa perspectiva

quedará en evidencia que los principales problemas de la universidad están en la

actualización de sus orígenes históricos, están además ligados a su pacto histórico con el

capitalismo mundial, no se trata de innovar como crear torpes copias, Golems, se trata

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de entender el estrecho vínculo del currículum, como escenario de lucha clasista, con el

proceso mundial de la lucha de Clases.

En una oportunidad pudimos concertar una cita con el entonces ministro de

educación superior Samuel Moncada. En la reunión estuvieron presentes Guy Vernáez,

Arturo Reyes, Pedro Alson y mi persona. Hicimos una exposición de la problemática

curricular, sin entrar en los detalles de la lucha de clases, dejando en claro que lo que

estábamos diseñando era una segunda forma de exclusión al profundizar la primera, esto

es, estábamos comprometiendo un proceso democratizador, aún no declaradamente en

conflicto con la educación universitaria tradicional, sino más bien orientada a sectores

de clase media que podían acceder en las cercanías de sus hogares a los beneficios de la

municipalización. Pero que con diseños curricularmente “frondosos” estábamos sacando

de nuevo a los trabajadores y desempleados de las aulas de clase.

Y no es simplemente concebir a lo curricular como una cuestión de

administración escolar u organización y gestión de contenidos. Es una totalidad de

prácticas y alcances que deben estar en franco vínculo con concepciones políticas

claras. La universidad revolucionaria debe entender que el principal enemigo está en la

forma en que se organiza ella a sí misma desde lo curricular, su principal enemiga es su

esquema de funcionamiento, su organización y estructura, la forma en que el poder se

distribuye, su relación con lo “comunitario” –lo comunitario como ocultación del

conflicto de clases-, su ilusión de ser un “medio de producción” (¿?).

Es necesario entender que la universidad se organiza como medio de

reproducción ideológico, que el desarrollo de sus actividades, investigación, extensión y

docencia, como se instrumenta en la “ley de universidades” –en el caso específico de

nuestro país-, sólo es posible en la relación de vínculo con la explotación capitalista,

que sus medios de “autonomía” financiera y económica son la prolongación de las

dinámicas de “quema” de capital excedente, que su producción intelectual, en el marco

de leyes de patente, formas de convenio internacionales, conformación de cofradías

intelectuales, son orientadas, exclusivamente a sistemas de desarrollo de tecnologías –

básicas o sociales- para profundizar los mecanismos de explotación.

Por estas razones sólo podemos entender como universidad revolucionaria a

aquella que niega estos procesos y relaciones y apoya la lucha contra la explotación

capitalista y contra la forma más evolucionada de ésta, la cual toma lugar en el

momento imperialista del desarrollo de los mercados. Una universidad revolucionaria

debe orientar sus fuerzas formadoras y creadoras en ésta dirección, que no es otra, sino

la dirección de las luchas clasistas al lado de la clase proletaria.

Tenemos así una labor grande por desarrollar, al entender nuestra relación en lo

interno del sistema capitalista, entender la estructuración de la producción material de

nuestra específica formación social, reconstruir la historia propia desde el desarrollo de

los procesos de rapiña capitalista y entender así nuestro lugar en la lucha histórica al

lado de los explotados en el mundo. Tal labor debe repercutir en la dinámica de

discusión para la construcción de un currículum contra-capitalista, negador de la

educación repetidora que justifica lo injusto, debe ponernos en el camino,

principalmente político antes que epistemológico o axiológico u otra forma de

reducción teórica, y tomar las riendas de los impactos en nuevas visiones

epistemológicas, ontológicas, axiológicas; pero antes, cambiar la realidad material y

apoyar en esa dirección.

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Algo anormal y tosco hubo en el Golem,

ya que a su paso el gato del rabino se

escondía. (Ese gato no está en Scholem

pero, a través del tiempo, lo adivino.)

(Borges, 1980, pág. 35)

Marginar para dar la lucha Hasta ahora hemos señalado dos momentos importantes de la acción para

concretar atisbos de la universidad para la lucha. Necesitamos una caracterización clara

de la sociedad venezolana para entender el lugar de la universidad revolucionaria, y en

ese marco, entender los compromisos clasistas de construcciones de apariencia neutral.

Un ejemplo ya comentado atrás: el currículum. Pero ahora, surge una pregunta. ¿Cómo

es la universidad para una sociedad que debe trascender a la sociedad actual? En pocas

palabras: ¿Cómo anticipar lo que no podemos concebir en totalidad? Pienso que el

principal criterio podemos tomarlo del principal proceso en el que estamos envueltos:

La lucha de clases.

Aquí se concreta un elemento fundamental de la perspectiva existencialista,

desde la piel, la sensibilidad. En un escrito publicado en Aporrea, en el vínculo

http://www.aporrea.org/educacion/a55593.html, hago referencia a la marginación, al

proceso de objeción, sobre todo desde el escenario tradicional de validación

universitaria que está conformado por: la empresa privada, los colectivos de

investigación, los sectores intelectuales de derecha, entre otros. El señalamiento de la

universidad que toma el camino de acompañar a la clase en su lucha vendrá de los

sectores aliados a los pactos empresariales, a los sectores que defienden la educación

como privilegio de la clase explotadora.

En el año 2005, en junio, soy encargado de la presidencia de la Fundación

Misión Sucre. Y es vital tal experiencia, ya que la misma está marcada por los primeros

avances de la “universidad forajida”, aquella que a diferencia de la histórica universidad

tradicional, no es decretada por el poder del Papa, o de reyes, o por feudatarios ni

poderes burgueses, no. La universidad que me toca presenciar es la que nace en un

ambiente de estudio, en un colegio, una guarnición militar, en algún espacio desocupado

de la Asamblea Nacional, o del Hospital Clínico Universitario –una universidad contra-

universitaria-, como también fue la Aldea Universitaria “Héroes de Canaima” enclavada

en los terrenos de la antigua facultad de educación de la Universidad de Carabobo, o la

Aldea “Teniente Hugo Rafael” en los espacios ocupados por estudiantes y profesores en

la tristemente célebre sede de Fetra-Carabobo, filial de la CTV golpista.

La universidad forajida es la universidad de la clase, la que en un futuro debe ser

gestionada para formar en las horas de descanso laboral en una sociedad donde se

produzca, no para enriquecer, sino para satisfacer necesidades. Donde el desarrollo de

las capacidades productivas no comprometa al trabajador, sino que se traspongan en

espacio del ocio formativo, del desarrollo de la conciencia humana. Pero es forajida

porque se concreta en el centro de nociones y visiones dominantes, en el marco de una

supuesta “excelencia”, en el falso escenario moral de una “autonomía” reaccionaria,

desfigurada por la ideología de la producción capitalista como fin del desarrollo del

conocimiento.

La universidad nueva, la revolucionaria, será decretada desde el poder proletario.

Revisará como propia, y a la vez superada, la historia de las formaciones sociales y los

medios de producción como el soporte material de la toma del poder y de su conciencia.

Finalizada mi labor en la Fundación Misión Sucre, soy de nuevo incorporado al espacio

de la UBV de donde fui traído. Y, al pasar por la coordinación de Proyecto y Pasantía,

llegué a desempeñarme como Coordinador nacional de Estudios Políticos y Gobierno,

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desde donde pretendo, en compañía de profesores militantes y estudiantes preclaros,

concretar la incorporación a los espacios de la UBV a el nivel de conciencia logrado por

los estudiantes de las Aldeas y de diversas organizaciones de lucha, facilitando el

acercamiento entre universidad y Clase organizada, para la lucha desde la formación, el

debate y la intervención en los espacios de lucha política.

¿Por qué di en agregar a la infinita serie

un símbolo más? ¿Por qué a la vana

madeja que en lo eterno se devana, di

otra causa, otro efecto y otra cuita?

En la hora de angustia y de luz vaga,

en su Golem los ojos detenía.

¿Quién nos dirá que sentía Dios, al

mirar a su rabino en Praga?

Los caminos (Recorridos y aún por hacer). De la estructura, separada ahora entre informe específico y musculatura

expresiva, disecamos el siguiente esquema que marca una trayectoria de vida en el

proceso reciente de la historia de la universidad en Venezuela:

• Participación en el Ministerio de Educación Superior como asesor en el área de

matemáticas para la Misión Sucre (2003-2004).

• Incorporación a la UBV como profesor del trayecto PIUNI. (2004-2005).

• Nombramiento y ejercicio como Presidente de la Fundación Misión Sucre, en un

espacio de acuerdo entre el Ministro Samuel Moncada y el entonces Rector de la

UBV Andrés Eloy Ruiz, con la finalidad de regresar a mi situación de docente

de la UBV una vez terminada mi gestión. (2005-2006).

• Reincorporación a la UBV en la Coordinación de Proyecto y Pasantía. (2006-

2007).

• Participación en la Dirección de Estudios Avanzados a cargo del Diplomado de

Actualización Docente y en el equipo editor del primer número de la revista

“Diálogo de Saberes”. (2007-2008).

• Nombramiento del Consejo Directivo de la UBV como Coordinador Nacional

del PFG de Estudios Políticos y Gobierno. (2008- ).

Lo anterior, entendido como continuidad, apunta a la consolidación de una

experiencia en el desarrollo histórico del concepto de universidad, tema en el cual he

desarrollado mi formación, concepto que incorporo al más amplio del lugar de la

universidad como factor coadyuvante de la lucha de Clases y en el que se confunden mi

labor y mi militancia. Suficiente he hablado de mí.

Lic. Luis Enrique Millán Arteaga

C.I.: 10.502.739

Prof. UBV

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Bibliography Borges, J. L. (1980). Nueva Antología Personal. Barcelona: Editorial Bruguera.

Kant, I. (1997). Crítica de la Razón Pura. Bogotá: Ediciones Universales.

Kierkegaard, S. (1984). El Concepto de la Angustia. Barcelona: Editorial Orbis.

Marx, C. (1975). El Capital. Crítica de la Economía Política. México: Fondo de Cultura

Económica.

Marx, C., & Engels, F. (2007). Manifiesto Comunista. Caracas: Ocean Sur.

Sartre, J.-P. (1970). Crítica de la Razón Dialéctica. Buenos Aires: Editorial Losada.