LAR exlCO - revistadelauniversidad.unam.mx · Al ternlinai: la danza; que dura cerca de'dos hOl'as,...
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y cuenta cómo se transportael tronco a través de la montaña sin caminos, tarea de lasmás pesadas, que exigía centenares de hombres y largasjornadas ele esfuerzo. "Pero-continúa- desde hace cuatro años es un camión petrolero, destinado al transportede cañerías, el que lleva eltronco a la ciudad." Y me informa que el tronco sobre elcual se va a danzar está ya ensu sitio. Me desilusionan estasmodernizaciones, pero recibocon mucho placer la invitacióna ir con ellos, en la mañanasiguiente, al bosque en quecortarán los bejucos que debenarrollarse alrededor del tronco.
A la mañana siguiente meencuentro con Isidoro y sushombres en la plaza de la iglesia, muy atareados alrededol~
del palo. (En realidad, se hanjuntado dos pinos, por no haberse encontrado uno que fuese lo bastante alto.) Utilizandobejucos -algunos de los cuales tienen más de diez centímetros de espesor- a manerade hilo, hacen enormes puntadas alrededor del tronco:una especie de costura paragigantes. Cuand? acaba unade las lia;nas, la unen a la se-
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MEXICO, MAYO DE 1954
E J E M P LAR $ 1.00
comprender, siquiera en parte,el sentido de esta antigua ceremonia religiosa y el puestoque Iioy ocupa en ]a mentalidad ele los indígenas.
Por feliz casualidad, me encuentro con tres danzantes encasa de uno de los funcionarios del Municipio. Isidoro, eljefe de la danza, es hombre deunos treinta años, muy bajode estatura, de mirada vi V5L ypenetrante. Sus dos compañeros, vestidos de blanco, a latotonaca, hablan español condificultad. Isidoro se pone enseguida a explicarme la importancia que tiene el escoger ycortar adecuadamente el árbol,
, .exlCO
MIEMBRO DE LA ASOCIACION' INTERNACIONAL DE U IVERSIDADES•
Apenas llegada a Papantla,me pongo eh busca de los danzantes. Tengo la intención deseguir todas las operacionesque han de efectuarse antes dela fiesta, con esperanza de
Por Lauretie SEJOURNE
VOLADOR
significado primitivo de estadanza, de innegable origenprehispánico: se ha habladode danzas en honor del sol, deceremonias dedicadas El la fertilidad de la tierra, a las l]uvias . .. Hoy, el· volador esparte indispensable de las fiestas que se celebran en CorpusChristi, en diversos lugares dela sierra de Puebla y en Papantla, Estado de Veracruz.
ORCANO OFICIAL DE LA U. N. A. M.
bres. El quinto danzante se'mantiene en pie sobre' el tambor de madera, ctiyo diálÍletroes de treinta y seis centíme-'tras. Al ternlinai: la danza; quedura cerca de' dos hOl'as, loshombres atados' a' las cuerdasse lanzan al vacío, ponien'do enmovimiento el ctiadriláteió yel ta·mbor. .Las .cuerdas sedesenrollan en espirales cadavez más amplias; hasta que loshombres-pájaros llegan al"suelo. .
MUchas interpretacione-s sehan propuesto para dar con el
ECARAMADOS sobre
un tronco de árbol cuya altura 'varía entrelos veinticinco y' los
treinta metros, cinco hombresejecutan la danza del volador,la más bella e impresionanteentre todas las practicadas porlos indígenas de México.
En lo alto de! tronco se coloca un tambor móvil de 38centímetros de diámetro. Cuatro cuerdas lo unen El un cuarlrilátero de madera, suspendido un metro más abajo, enque están sentados cuatrohombres. Otros cuatro gruesos cables están arrollados altronco entre el tambor y elcuadrilátero,. y atados por lapunta a la cintura de los hom-
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gunda con un nudo, despuésde flexibilizar los dos extremos retorciéndolos. Duranteese recio trabajo, sudorosos,.cÓnversan entre sí, sonriendo,en su lengua de inflexiones taúsuaves q·ue parece la que inventan las madres para hablar.a los niños muy pequeños. Alotro lado de la plaza, dos presos, vigilados por un soldadode fusil y bayoneta, cavan, conincreíble indolencia, el aguj ero en que se ha de afirmar elpalo. .
Me sorprende la poca curio-. sidad que los dánzantes handespertado. Durante' la operación de los bejucos; que hadurado varias horas, sólo algunos indios que van al mercado, y los niños que salen de laescuela, se han detenido P?run instante. El volador es, S111
embargo, la clave de las fiestasen Papantla, y se anunci". ílrOfusamente. en toda la Repú··blica y hasta en los EstadosUnidos. Nunca hubiera imaginado vedettcs más humildes V
borrosas. Cualquier torero oactriz de tercer orden se atraería los honores de la población mientras que los danzantes pasan del todo inadvertidos.
Dfsde la mañana, a pesardel insoportable calor, no hanbebido nada. Ya hemos dejadobastante atrás la hora del almuerzo, y advierto que nopiensan en comer. Invito aIsidoro a tomar un bocado enuna cantina en que me he refugiado por la mañana paraevitar la insolación, y ".ceptacon toda sencillez.
Isidoro se muestra absolutamente escéptico en 10 quetoca a las creencias y tabús relativos a la danza, y mientras10 escucho llego a sentir ciertodespecho, como si me negaraalgo que me debía. (Mis conversaciones con sus compañeros me confirman luego esamisma indiferencia, racional einesperada.) Después de reflexionar bien en lo que lepregunto, Isidoro contesta conlentitud y precisión: "Sí, ya-sé lo que usted quiere decir ...Precisamente en un libro queme han dado, dicen que 'todoeso' era, en otro tiempo, asunto muy delicado ... Parece quehabía que ayunar doce díasantes de la danzá y doce díasdespués ... No, todo eso yase ;tcabó. .. (Se echa a reírde buena g-an?) Solamente elf1UC no tiene qué con'er se queda con el estómago vacío ...Dicen también que no se podia volar si no se usaba el palollamado volador y si no se letransportaba v se le clavabaen el suelo cori bp.zos de hombres ... En realidad. las desgracias ocu rrían porque ponían a cualquiera para jefe dela danza. .. Con un buen or-
ganizador no puede ocurrirnada. Mire usted, hace dosaños; U))o de los muchachos sefué CQn una muchacha .al acaba~ de? bailar ... Todos sintieron miedo, es verdad, perono _pasó .absolutamente nad~.
Y así, poco a poco, se da unocuenta de que 10 que se decíaera falso."
. Me llena de contrariedadtanta lógica y le hago una pregunta más, con la esperanza deque no todo se haya perdido;"Pero ustedes sacrifican todavía un pollo en el agujero, antes de plantar el tronco, ¿ verdad?" "¡ Qué va!" -exclamaIsidoro -con seriedad-o 'íl.<)spollos están. muy caros ... Siel jefe municipal nos da uno,sí, 10 matamos; pero no vamosa pagarlo de nuestro bolsillo."Y es ése uno de los ritos másconocidos y del cual se hablamucho.
Al anochecer, vaya casa deJsidoro para ver su traje dedanzante, que yo desearía comprar para el Jnstituto Nacional Indigenista. Es una casitade madera, de una sola habitación, con paredes tapizadasde cartelones de cines, y pisode tierra. Allí está también sumujer, una ¡'üña de quince adieciséis años, más bien fea,y su hija de dieciséis meses.El traje, que Isidoro mismo haconfeccionado, es de raso rojo,todo recamado de perlas y lentejuelas .. El gorro, cónico, como el de las hadas, está recubierto de espejitas redondosy flores de cera y coronadode un gran abanico de papelplateado. Multitud de cintasde colores cuelgan de la punta y flotan graciosamente asu alrededor.
Isidoro, me habla con orgullo de sus viajes y sus proyectos. Ya fué contratado aMéxico y a Laredo y se lesofrece <{hora ir a Tijuana."Siempre tuve el presentimiento de que llegaría el díaen que pudiera ir fácilmentede un lugar a otro. Y se hacumplido." Le pregunto cómollegó a hacerse danzante, y meexplica: "Me gustó siemprela fiesta. Primero fuí músicoen la banda de mi pueblo;luego intervine en varias danzas, pero ninguna me gustó,y decidí hacerme volador. Hice un aprendizaje de un año,y al cabo de este tiempo pedía mi maestro que me deiarabailar sobre el t".mbor. 'Noquiso.. Yo tenía unas ganastan irresistibles de bailar, queesa negativa. me enfermó. Mequedé veinte días en cama conuna fuerte fiebre, sin que pudieran descubrir la causa delmal. Una vez curado, tuve unsueño: estaba viendo bailar. yme invadía una desesperac~ón
sin límites porque sabía quenunca iba a bailar yo mismo.
'il iLe conté este s,~leño a mImaestlp y él me dijo: 'Quiere1
clecir que tienes que llegar a.,~er un gran danzante.' Pocos ¡
,\ dias después, baila,ba yo sobrel' un tronco de diecinueve metros de. altura. N o ,sentí.a ningún temor, ninguna emoción.Era como si bailara en tierra."
Ha puesto a su hija sobresus rodillas y le habla con vozbaja y amahle. No es nada jactancioso. Es una buena p("rsana que cumple su extrañaartesanía con amor y aplicación. "Muchas .veces me dicenque debo dejar este trabajo,pero por nada en el mundodejaría de bailar ... No es nada' peligroso ... y además, sep:lga bien .. ." He calculadoque gana por cada danza, pocomás o menos, el doble de supaga diaria de carpintero.
Animada por el relato desu sueño-revelación, trato deaveriguar si sabe el significado que puede tener el volador. Me asegura que no tiene significado alguno y quetampoco 10 conocía su maestro; "Si no, me lo hubiera dicho" . Yo insisto, sugiriendo )ahipótesis de que ese juego podía atraer la lluvia o hacermás fértil la tierra y él seecha a reír ruídosamente repitiendo: "No ... no ..." Mesiento avergonzada. Tengo laimpresión de haber preguntado a una joven madre si ("sverdad la historia de la cigüeña.
A la mañana siguiente laplaza se ve invadida por uncamión-mastodonte provisto deuna grúa y una muchedumbrede diablos negros cubiertos decascos, guantes y. "overoles"que vienen de un campo petrolero. Mientras el conductor del camión hace patétícosesfuerzos para colocarse enlugar tan estrecho, desnivelado y rodeado de los frágilespuestos del mercado, alcanzoa ver por fin a los danzantesen actitud de creyentes: estántodos delante del árbol ejecutando pasos de danza. Josétoca la flauta y el tambor eJsidoro rocía rítmicamente eltronco con aguardiente. Estaceremonia está destinada a dejar contento al tronco yatraerse su benevolencia.
El garfio de la grúa agarrabrutalmente el palo, que adquiere desde ese momento eltriste aspecto de un animal enlazado. Se eleva por el aire y,a consecuencia de una malamaniobra, viene a colocarse sobre Jos puestos del mercado.Todo el mundo grita y los vendedores abandonan precipitadamente sus barracas, quequedarían aplastadas comocastillos de naipes si el tronco cayera sobre ellos. Una
~NfVE~rI~*D¡.DE :Mf:XICO:-\ I l., . iI ipieza de 'la 'g¡'Ú~ se qui~bra, yel tronco .rued\1 "p<1jr :jtierra,pero! s¡n que haya cjld~Taciasque Ikinentar. Hay eY.le::volver
.1a empezar. '/ ..:
, El trenca está otr~ ~z at~do a la¡ cadena. Veo..a ISíf1"oro,el libre pensador, corriendo,con su boteJ.!a de aguardienteen la mano, para arrojar unaúltima bendición al agujero.El tronco, ya muy en lo alto,tiene el miserable aspecto deun cuerpo enfermo, y mirocon inquietud la curva que hace la juntura de los dos árboles. La concurrencia sigue lasmaniobras como un. númerode circo cuando se sabe quehay peligro de muerte ... Derepente, se escucha un siniestro crujido: el tronco se hapartido en dos. Consternacióngeneral.
Al otro día, a las ocho, encuentro al grupito en plenotrabajo. Isidoro, con asombrosa energía y presencia deánimo, ha decidido componerlos dos troncos. Han trabajado hasta altas horas de la noche, y al alba ya estaban otravez en la tarea. "No he dormido nada ... tengo la impresión de haber estaclv velandoa un muerto", me dice. Yagrega satisfecho: "Pero estaremos listos .. ." Me pregunto. llena de aprensión, cómo podrán bailar con ese cansancio, y le dig-o, para coñfortarlo, lo que he oído a los turistas: es vidente que nadieviene a Papantla sino paraverlos. Me mira sonriendo,como un niño a quien consuelan con un caramelo.
Los dos troncos están otravez juntos, y las lianas otravez arrolladas: vuelve a aparecer el camión-mastodonte.La maniobra durará tres horas, al cabo de las cuales eltronco volverá a quebrarse.Isidoro parece abrumado, perocuando una muchacha amigale dice riendo: "Ya ves, yo tehabía dicho que se rompería",él le contesta, como si adivinara la respuesta que ella deseaba: "Entonces eres tú laque nos has echado el mal de'. "OJO.
El sábado, por la mañana,llega un nuevo tronco. Es unpino de veintiocho metros queha servido ya para bailar enotra ciudad. Esta vez son muchos los curiosos reunidos enla plaza. pues hace dos díasque la danza debió comenzar.Extranjeros, fotógrafos degrandes periódicos que van deun sitio a otro con aire de autoridad, periodistas... Grupos de personas se detieneniunto al agujero en que se hade clavar el árbol, y siemprehay alguno que explica confidencialmente a un amigo losrituales misteriosos y bárbaros
(Pasa a la pág. 17)
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UNIVERSIDAD DE MEXICO
demás. En este género de literatura encontramos las siguientes expresiones:
Hombres, dejad la maldad . ..
Evitad el precipicio,mis deudos )1 mis amigosy vengan a ser testigosde mi afrentoso suplicio.
Padres, por vuestros hijos,velad en su educacióny evitar!is la ocasióncon cuidados tan prolijos,pues que la prostitución
al crimen los llevaráy Dios os castigarási dáis mala educación.
Puú la ley 1IIe ha cast'igadopor vivir a ?,iellda slte/ta
Sirva, amigos, de escarmiento,los que me venís a ver,pues ya van a fenecermis 1'11aldf!des y mi vir'ioen un terrible supliciodonde fin he de tener, ,
Hombre que vienes a ver?lIl'por una curiosidad,
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advierte que la maldadeste fin es el que tiene.Si sacar part-ido quieresde mi muerte, te aco'l/sejoljlte le veas el/ esle espejo.\' f¡ l/yas la lila/a ocasión,
y para concluir, ell la despedida de"El desgraciado Antonio Lozano", selee:
Adiós, hombres descarria.dos,adiós, her'/11,anos y allligo.l';teman de Dios los castigosy no seréis fusilados,
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LADOR(Viene de la pág. 2)
que ejecutan los danzantes:"¿ V es? Van a matar un polloy rociarlo con aguardiente".También están allí las autoridades municipales. Me a¡seauran que el Alcalde está enfermo por culpa de las infinitas reclamaciones que le hanhecho los turistas descontentos. Las maniobras del camión serán hoy aún más difíciles que los días precedentes, pues ha llovido, y las enormes ruedas patinan en la tierra pegajosa.
Al fin, el tronco ya estáalzado, e Isidoro, descalzo ycon un pañuelo rojo en la cabeza, empieza a trepar sobreél, como un pirata que escalara el mástil de un barcopara enarbolar en él su pabellón.
Las cuatro de la tarde. Cielo nublado, y una breve llovizna de tiempo en tiempo. Elcalor es sofocante, y se sienteuno como en un baño turco.Llegan los amigos danzantesy me cuesta quedarme seriaviéndolos disfrazados con susbellos trajes. Los curiosos botines de color amarillo anaranjado, muy puntiagudos,que llevan todos, y que mehabían sorprendido desde elprimer momento, resultanfrancamente extraños junto alpantalón de raso rojo. A laspocas palabras que me diceIsidoro, advierto que está algobebido, y con verdadera emo-'ción 10 veo dirigirse a tomarotro trago á. la pequeña cantina del lugar.
Al fin, cuatro danzantes comienzan a subir por el palo ycada uno va a sentarse a unlado del cuadrilátero. Manipulan durante largo rato lascuerdas, que acaban por atarse a la cintura. Le llega luegosu turno a Isidoro. Nunca lohabía visto tan en forma. Anda en venlao con mucho aplomo; ya está muy lejos de serel obrerito humilele y feo. Setrepa con agilidad a las tablasque sostienen el tronco por lapase; pide un cortaplumas,
vocon qu~ se raspa los botines,sonriendo, y empieza a subir.
Ya en lo más alto, se sientacon mucha soltura en la diminuta plataforma. Arregla 'lascintas de su bonete para queno' lo molesteri y se pone atocar el, tambor y la flauta.Siempre sentado, se echa enseguida atrás, hasta tocar conla cabeza del cuadrilátero demadera. Se levanta y se inclina sobre el lado próximo, yasí sobre los cuatro lados. Eldanzante que está bajo su cabeza cuando él se inclina, srextiende entonces sobre la tirade madera, que tiene diez centímetros de ancho, con la despreocupación de quien estuviera acostado en su cama.No puedo olvidar que se encuentran a 28 metros de altura, y siento vértigos.
Después de haberse inclinado hacia los puntos cardinales,Isidoro se pone ele pie y bailaacompañándose siempre conel tambor y la flauta. Da grandes taconazos, que resuenana lo lejos, y se echa de prontoatrás con gran fuerza manteniéndose en un pie. Da saltosa gran altura sobre fa plataforma. Se mueve siempre conla mayor desenvoltura. Al cabo de hora y media de danza,los hombres sentados en elcuadrilátero se lanzan al vacíoy llegan a tierra girando alrededor del tronco como avesgigantes.
Es evidente Cjue se trata deuna danza simbólica y religiosa que debió estar fuerte¡Tiente enlazada a un sistemade pensamiento desaparecido,acerca del cual sólo nos cabehacer hipótesis. Para analizarlo, debemos por fuerza separarlo de su contenido vivo,que ignoramos, y así nuncalograremos otra cosa que hacer la autopsia de un cadáver.
Sin embargo, un fenómenointeresante- de señalar -común sin duda a otras mani-
festaciones de la cultura indígena mexicana- es su puestoen la sociedad actual. Y es Cjuesorprendemos esta antigua ceremonia en un momento detransición, que es importantecaptar. Después de siglos devacío espiritual, llega a nosotros bajo una forma que, aunque asombrosamente pura, está como flotando en él aire,pues, desarraigada de lascreencias originarias, no hapodido echar todavía nuevasraíces en la vida actual. No esimposible que algún día, a iniciativa de un dinámico empresario que asista por casualidada ese espectáculo, el voladorse modifique y se transformeen un número de circo o decabaret. Entonces, cuando sele arranque definitivamentedel pasado y se le integre enla vida actual, nadie se inquietará ya por averiguar su ioentidad.
Origen análogo podemosimaginar para muchas denuestras diversiones. Tal ocual religión, prohibida a raízde un cambio cultural, se encuentra de pronto al margende una sociedad, en que nuevas creencias han venido areemplazarla. El pensamientodestronado, aislado cada vrzmás, se va debilitando hastaser una sombra de sí mismo,y muchas veces una caricaturade lo que fué en otro tiel11po.Los ritos pieroen rl sign~fi
cado que los había hecho na..cer, y prolongan su vida sinalma hasta el fin, o hasta qucencarnan en un nuevo cuerpode pensamiento. Es probablemente el camino seguido porel toreo. Ceremonia religiosadensa de significado, debió pa-'sal' por un largo período decrisálida después de habrrcaído en manos de quienes, almargen de la filosofía dirigente, quisieron continuar
honrando a dioses vencidos,Prro así separada dl'l conjunto, una creencia, un ritual acaban, tarde o temprano, pormorir. Hubo sin duda, en lacorrida de toros, un mOlllentode tr:lI1sición durante: el cuale:stos juegos, vaciados ya de sucarga simbólica, había pasadoa ser marginal; es decir, queno ,lo practicaban sino unasgentes que estaban situadas enlo más bajo de la escala socialy que lo conservaban por superstición: por ignorancia,Los que estaban en lo alto,cuando lo conocían, debíanconsiderarlo como una reminiscencia bárbara. Si en esemomento un etnólogo, o cualquier otro detentador de latradición, hubiese especuladosobre los orígenes del toreo,se habría sorprendido sin dudapues nadie conocía ya el significado de ese juego. Mastarde a alguien se le ocurrióalgún día insertarlo en su propia sociedad, y el torero pasó,de aldeano desnutrido, a personaje mimado por las multitudes, La antigua ceremoniaadq-uirió así nuevo esplendor.
Cuando el volador, que nupuede clesaparecer por su extraordinaria calidacl, se transforme en número de ci reo, nadie pensará tampoco en susantecedentes religiosos. J.:I futuro I siríoro ser::1 un señorIllUY hien pagado, :L quien rodeará la mayor :Idmiraciún ylos más cxquisitos cuidados,Se k :11lllllciar:t COi1l0 cj ecutantc del nÚ!llero 11I;IS peligroso, y l'n cl inst:í1l1l' ,'n quclIeguc :tI l'xtT('1110 del palo-donde súlo P(TIlla nl'l"('1':'1unos minutos, protegido porlas redes- la orquesta (1L-.jar:·(de tocar, y Sl' harfl alrc(kdordel astro un si lencio emocionante, subrayado ]Jor un n'doble dc tambor, , ,
Cuando Isidom Inj(') deltronco, la Illuchedumbn' s,había dispersado ya, y sólounos niños se acercaron ruidosamente a él para hacerlebromas, ..