Las Patronas: Experiencia de labor...

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Migración y Comunidad ET 3/6 enero-junio 2016 80 ISSN:2007-9729 URL: www.espaciostransnacionales.org Miguel Angel Orozco Arroyo E l fenómeno de la migración involucra a personas que han salido de sus lugares de origen, ya sea expulsadas o por decisión propia, en busca de mejores condiciones de vida. Existen dos formas de desplazamiento de la población de su lugar de origen a otro: de forma legal y de forma ilegal; la migración de carácter ilegal se convierte en un especial problema de los países con altos niveles de pobreza o grandes problemas de inseguridad interior, Estados con pocas probabilidades de desarrollo económico y empleo formal. El estudio de la migración es por sí mismo complicado; no hay datos que permitan mediciones concretas. Las cifras no formales no permiten determinar el número de personas que viajan de un país a otros ni tampoco el número de migrantes que se quedan en el camino. Un estudio académico requiere trabajar con datos incompletos o aproximados y, sobre todo, con investigación de campo y observación participante. De acuerdo con datos de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), la situación esta cambiando pues “Méxi- co ha dejado de ser visto como un `país de tránsito y ahora las personas que huyen de la violencia del TNCA lo consideran como un país de `asilo” 1 . Nuevamente nos topamos con la falta de datos que puedan reflejar cual es el número de migrantes que se quedan a vivir en México. Una de las fuentes para obtener información son las organizaciones que atienden a población migrante a lo largo de las diferentes rutas migrantes. Algunas de ellas han conformado la Red de Documentación de las Organizaciones Defensoras de Migrantes (REDODEM), logrando documentar el número de personas migrantes que visitaron alguna de las organiza- ciones en su tránsito hacia Estados Unidos. De acuerdo con los datos obtenidos semestralmente por la REDODEM, durante el primer semestre de 2015 se registraron 17,805 visitas ya sea para recibir algún alimento, descansar, recibir atención médica o simplemente para tener alguna orien- tación sobre el camino a seguir. Para el segundo semestre de 2015, el registro arrojó en total 12,516 personas registradas. Las Patronas: Experiencia de labor humanitaria. Miguel Angel Orozco Arroyo * Resumen: Desde muchas voces pueden contarse tantas anécdotas después de visitar a Las Patronas, una organización social ubi- cada en Amatlán de los Reyes, Veracruz. Es personal y única, la forma de ver, sentir y escuchar los testimonios de cada una de las mujeres, quienes dejan gran parte de su vida por servir a aquellos que necesitan un alimento en su camino: los migrantes. Este es un relato de la visita a esta organización que apoya a las personas migrantes. Abstract: From many voices can be told so many anecdotes after visiting the Patronas, a social organization located in Amatlán de los Reyes, Veracruz. It is personal and unique, the way to see, feel and listen to the testimonies of each of the women, who leave much of their lives to serve those who need food in their path: migrants. This is an account of the visit to this organization that supports migrants. * Maestro en Estudios Sociales, Universidad Autónoma Metropolitana, México. E-mail: [email protected] 1 Un dato que refleja lo anterior es el aumento de personas refugiadas en México: en 2015, 3,424 personas presentaron una solicitud, de las cuales 949 fueron reconocidas como refugiados; hasta septiembre de 2016, 5,944 personas han solicitado la condición de refugiado y 1,746 han sido reconocidas, lo que muestra un aumento de casi 100% en menos de un año.

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ISSN:2007-9729 URL: www.espaciostransnacionales.org Miguel Angel Orozco Arroyo

El fenómeno de la migración involucra a personas que han salido de sus lugares de origen, ya sea expulsadas o por decisión propia, en busca de mejores condiciones de vida. Existen dos formas de desplazamiento de la población de su lugar de origen a otro: de forma legal y de forma ilegal; la migración de carácter ilegal se convierte en un

especial problema de los países con altos niveles de pobreza o grandes problemas de inseguridad interior, Estados con pocas probabilidades de desarrollo económico y empleo formal.

El estudio de la migración es por sí mismo complicado; no hay datos que permitan mediciones concretas. Las cifras no formales no permiten determinar el número de personas que viajan de un país a otros ni tampoco el número de migrantes que se quedan en el camino. Un estudio académico requiere trabajar con datos incompletos o aproximados y, sobre todo, con investigación de campo y observación participante.

De acuerdo con datos de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), la situación esta cambiando pues “Méxi-co ha dejado de ser visto como un `país de tránsito y ahora las personas que huyen de la violencia del TNCA lo consideran como un país de `asilo”1. Nuevamente nos topamos con la falta de datos que puedan reflejar cual es el número de migrantes que se quedan a vivir en México.

Una de las fuentes para obtener información son las organizaciones que atienden a población migrante a lo largo de las diferentes rutas migrantes. Algunas de ellas han conformado la Red de Documentación de las Organizaciones Defensoras de Migrantes (REDODEM), logrando documentar el número de personas migrantes que visitaron alguna de las organiza-ciones en su tránsito hacia Estados Unidos.

De acuerdo con los datos obtenidos semestralmente por la REDODEM, durante el primer semestre de 2015 se registraron 17,805 visitas ya sea para recibir algún alimento, descansar, recibir atención médica o simplemente para tener alguna orien-tación sobre el camino a seguir. Para el segundo semestre de 2015, el registro arrojó en total 12,516 personas registradas.

Las Patronas: Experiencia de labor humanitaria.

Miguel Angel Orozco Arroyo *

Resumen: Desde muchas voces pueden contarse tantas anécdotas después de visitar a Las Patronas, una organización social ubi-cada en Amatlán de los Reyes, Veracruz. Es personal y única, la forma de ver, sentir y escuchar los testimonios de cada una de las mujeres, quienes dejan gran parte de su vida por servir a aquellos que necesitan un alimento en su camino: los migrantes. Este es un relato de la visita a esta organización que apoya a las personas migrantes.

Abstract: From many voices can be told so many anecdotes after visiting the Patronas, a social organization located in Amatlán de los Reyes, Veracruz. It is personal and unique, the way to see, feel and listen to the testimonies of each of the women, who leave much of their lives to serve those who need food in their path: migrants. This is an account of the visit to this organization that supports migrants.

* Maestro en Estudios Sociales, Universidad Autónoma Metropolitana, México. E-mail: [email protected]

1 Un dato que refleja lo anterior es el aumento de personas refugiadas en México: en 2015, 3,424 personas presentaron una solicitud, de las cuales 949 fueron reconocidas como refugiados; hasta septiembre de 2016, 5,944 personas han solicitado la condición de refugiado y 1,746 han sido reconocidas, lo que muestra un aumento de casi 100% en menos de un año.

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Sin embargo, algunas organizaciones no tienen un regis-tro del número de personas atendidas pues ocupan sus acti-vidades en la preparación y entrega de la ayuda para las per-sonas migrantes. Esto lo pudimos observar durante la visita a esta organización que se encuentra en un lugar ubicado a escasos metros de las vías por las cuales pasa el tren que transporta personas migrantes hacia E.U.A.

Una narrativa participante

Las Patronas es un grupo conformado por mujeres que lanzan alimentos a los migrantes del tren de carga conocido como “La Bestia”2. Por décadas, los migrantes han utilizado la ruta del tren para cruzar México y llegar a Estados Uni-dos y es a finales de los años 90 cuando empiezan a crearse albergues y casa de atención al migrante sobre esta ruta; sin embargo, la ayuda prestada en la comunidad de La Patrona inició hace unos años.

El nacimiento de la organización fue a partir de la con-frontación de dos de sus integrantes, las hermanas Romero, con un migrante que iba en el tren; éste, al ver a las herma-nas con una caja de leche y una bolsa de pan, les gritó que tenía hambre y ellas le arrojaron su bolsa de pan. Posterior-mente la propuesta de hacer un “lonche” para los migrantes fue de la mamá de ellas comenzando a preparar frijoles, arroz y tortillas, embolsándolas en porciones individuales y lanzándola a los migrantes mientras el tren iba en marcha. Desde sus inicios, tomaron de su gasto y de sus propias despensas para completar mayores cantidades de comida.

Al llegar a la organización encontramos un notable te-mor en las personas; preguntan con desconfianza de dónde vienes, qué buscas o a quién? Llegan poco a poco las mu-jeres y comienzan a incorporarse a sus actividades. Miran a los extraños con cierto temor y a la vez con normalidad. Las visitas se han incrementado a partir del documental El tren de las moscas hecho por alumnos del Tecnológico de Monterrey.

Nos recibe la señora Julia. Platicamos con ella sobre cuál es el objetivo de nuestra visita y nuestro interés por entre-vistar a las fundadoras de la organización. Se impacienta mientras esperamos a sus compañeras para consultarlo en grupo; son muy ordenadas, no sólo en el rol de las comidas, también en todas las decisiones.

Después de un buen café de olla y un pan de dulce, poco a poco las integrantes de la organización se apoderaron de todo el espacio, en un principio vacío. Del pequeño dormi-torio salieron algunos migrantes ahí refugiados. El lugar se invadió de niñas y niños que acompañan a las Patronas en sus actividades. Las mujeres empezaron a distribuir sus tareas en la cocina y la logística para la recolección de pan y tortillas. Uno de los voluntarios se encarga de recoger las cajas de pan y pasteles donados por la panadería del pue-blo, pero habrá que ver si no está ocupado en otra actividad o si ya está en camino por el pan… también verificar si la camioneta tiene gasolina.

La organización cuenta con un par de cuartos en el fren-te y que abarcan la fachada a primera vista; en ella, una

2 Se le conoce como “La Bestia” o “El tren de la muerte” al ferrocarril de carga que viaja desde el sur de México hasta los Estados Unidos y que transporta mercancías, atravesan-do los estados de Chiapas, Oaxaca, Puebla y Estado de México. A partir de este último, la ruta migrante se divide entres: Ruta del Golfo, Ruta del Centro y Ruta del Pacífico.

Las Patronas, Amatlán de los Reyes, Veracruz. Miguel Orozco, 2016.

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ventana sirve como mostrador de una pequeña tienda que tiene algunas cosas como refrescos, papas y galletas. En la parte trasera esta el patio que sirve de espacio para el empaquetado de alimentos para los migrantes. Al lado izquierdo se encuentra una pequeña oficina, al fondo un dormitorio con algunas literas y justo al lado los baños, regaderas y lavaderos. Al lado derecho se puede obser-var la cocina, donde concurren todas las integrantes de la organización, la cual usan no sólo para preparar los alimentos que repartirán, también para platicar de sus ac-tividades diarias y para preparar el almuerzo de sus hijos y de los visitantes. Todo confluye en un espacio pequeño.

Durante seis años, las patronas repartieron alimentos con aportaciones de sus propios bolsillos. En 2011, des-pués de la visita de un grupo de alumnos del Instituto Tec-nológico y de Estudios Superiores de Monterrey, se han visto provistas de los víveres necesarios para hacer los alimentos: arroz, frijoles, jitomate, cebolla, pan, tortillas. Los productos son donados por algunos negocios locales e incluso por los dueños de grandes empresas a los que han conocido en diversos eventos. Al 2016, llevan más de quince años de recibir apoyo de jóvenes, familias, de otras organizaciones civiles y vecinos de la comunidad.

Cercana la hora del paso de la Bestia comenzamos a preparar la entrevista con las “meras meras”, las mujeres que recolectan, cocinan, empaquetan y entregan alimentos y después vuelven a su rutina de madres, esposas, hijas y estudiantes. Junto con Rosa, Bernarda, Julia y Guadalupe iniciamos una entrevista grupal de cómo habían iniciado su trabajo con los migrantes y cómo sortearon, durante más de quince años, diversas trabas de índole económico y social. La gente del pueblo, familiares y sus mismos esposos argu-mentaban que cómo iban a tratar con inmigrantes, que era una forma de “darles chance” y que “iban a meter las patas”, según sus palabras. Se crearon situaciones de celos y des-confianza las cuales devinieron, como es el caso de Rosa, a la separación. El trabajo voluntario puede unir familias, pero en ocasiones también puede separarlas.

En la salita, a un lado de la tienda, escuchamos las histo-rias de los inicios de su trabajo voluntario; comenzó a entrar el olor a arroz recién cocinado y a frijoles de olla, empezó a sentirse hambre. Las Patronas se emocionan al volver a con-tar su historia; de cómo, por obra de Dios, se quedaron del otro lado del tren y miraron que los migrantes tenían hambre. La señora Antonia se integra a la charla; nos cuenta cómo ha crecido el número de migrantes y de su preocupación porque

ante eso no les alcanza el alimento. Cuando se queda sin víveres y escucha a los migrantes gritar pidiéndole algo para comer, se le hace un nudo en la garganta. El sueño de la gente de salir de sus países para construir una casa y alimentar a sus familias es para ellas una motivación muy grande.

La idea de su trabajo también ha ido cambiando. Al principio los vecinos del poblado pensaban “son un grupo de mujeres que no tienen nada qué hacer”. Se

Las Patronas, Amatlán de los Reyes, Veracruz. Miguel Orozco, 2016.

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han hecho rumores incluso de que las iban a meter a la cár-cel por ayudar a personas ilegales. La percepción ha cambia-do, poco a poco han conocido la labor de la organización. Han dado pláticas en escuelas para difundir su labor, y de esa forma también han obtenido recursos y víveres para los migrantes.

Algunos empresarios también apoyan la causa. El señor Bue-no, de Chedraui, envía un poco de frijol y arroz, y el dueño de Maseca dona harina, la cual es procesada en la tortillería del lugar. Sin embargo requieren dinero para cubrir otras ne-cesidades como gasolina para la camioneta, jitomate, sal, es-pecias, bolsas… todo está caro y todos los días se hace comida.

Cuando iniciaron no vieron la necesidad de conformarse le-galmente como una asociación civil y tampoco la ven ahora; la organización ha salido adelante con el apoyo y solidaridad de mucha gente, de su capital social. La licuadora rompe la narración. Se reanuda con las historias más crudas que han visto: mutilados, heridos y enfermos. Para ellos, han logra-do el apoyo del gobierno y en el Hospital de Córdoba o en la pequeña clínica de la comunidad los han podido atender.

Y hablando de las preocupaciones, una de ellas es con-tar con donaciones para pagar pequeños gastos como la luz, el gas, la gasolina de la camioneta… porque también atienden a los que vienen cansados o enfermos. Se quedan en un pequeño dormitorio, al fondo, donde se encontraban dos refugiados que fueron extorsionados en su camino.

Cuando escuchan que el tren se detiene más aba-jo, ellas van a la parada a darles de comer. Al fi-nal les dan las gracias y ellas se sienten satisfechas.

Pero ¿Cuántos lonches? ¿Cuántas raciones se entre-gan por día? me preguntaba. La se-ñora Guadalupe nos contó que en una ocasión intentaron llevar un control; una fundación mexicana les pidió contar las raciones de pan, tortilla y agua. El primer tren pasa-ba con quinientas personas, pero lo hacían más trenes: el segundo con trecientas y en la noche ciento cin-cuenta migrantes más. Cuando el flujo de migrantes sube ellas corren a hacer o a empacar más comida.

Quieren que todos los migrantes alcancen algo de comer. Le llaman a la hermana de Tierra Blanca (al-gunas paradas antes) para pregun-tarle qué tan cargado viene el tren. Habían preparado veinte o treinta kilos de frijol, pero la hermana les avisa que viene otro tren cargado, así es que comienzan a cocinar otro

tanto de arroz y frijol. Caen rendidas después de tres ollas de veinte kilos de arroz. El pan se acabó; se coope-ran para salir a comprar más.

Antes tenían mucho trabajo, pero ha bajado la migra-ción. De la parada de Tierra Blanca, en el mismo estado, el tren hace hasta cuatro horas, tiempo suficiente para preparar otra bandeja de arroz. Empaquetan además, todo el pan de dulce, los pasteles, el pan de agua… son

Empaquetado de alimentos, Las Patronas, Amatlán de los Reyes, Veracruz, Miguel Orozco, 2016.

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ISSN:2007-9729 URL: www.espaciostransnacionales.org Miguel Angel Orozco Arroyo

los últimos recursos para no dejar que los migrantes se queden sin un alimento.

Muchas actividades se realizan en conjunto con igle-sias y grupos religiosos. Uno de ellos es la Caravana de Madres Centroamericanas, un grupo de mujeres, madres, sacerdotes y organizaciones que van hacia el norte en busca de migrantes desaparecidos; visitan albergues para buscar algún registro de sus familiares hasta llegar a la frontera. Ellas se llenan de satisfacción cuando saben que la caravana ha encontrado a sus hijos, hermanos, esposos, padres o algún familiar. Mientras explican su relación con la caravana se escucha, a lo lejos, un tren pasar. Es una locomotora que “baja”, es decir, va por carga hacia el sur. Cuando los trenes “suben” comienzan a pitar desde antes de pasar por la comunidad. Las Patronas tienen un rol para llamar a Tierra Blanca con el fin de saber a qué hora pasará la Bestia pero la experiencia les permite recono-cer cuando un tren viene con migrantes hacia el norte.

Las Patronas reconocen la importancia de su trabajo pero también reconocen la situación de inseguridad que afecta a los migrantes en su recorrido; justamente nos en-contramos a un joven salvadoreño que había sufrido un intento de secuestro y esperaba la resolución del Instituto Nacional de Migración, sobre su solicitud de visa huma-nitaria. También hay personas que vienen enfermas o han sido mutiladas por el tren y han tenido que bajar para bus-car atención médica. Así, para este tipo de casos se cons-truyó un dormitorio pequeño en cual habían dos literas y una cama individual, apenas para albergar a 5 o 6 personas.

El reconocimiento a su trabajo ya es grande pues la gen-te viene de muy lejos a visitarlas y a conocer ésta expe-riencia: España, Argentina y Estados Unidos, por ejemplo. Estos visitantes valoran mucho sus acciones y comienzan a llegar periódicamente, es decir, también los voluntarios ocupan una parte de su tiempo para trasladarse hasta Amat-lán de los Reyes y apoyar la labor de las patronas, al me-

nos por unos cuantos días.

La vida de las patronas ha cambiado desde que rea-lizan estas actividades de asistencia a los migrantes Ahora son invitadas fre-cuentemente a dar pláticas para contar su experiencia lo cual las llena de motiva-ción. La señora Guadalupe platica que ella antes estaba en casa haciendo su queha-cer y que ahora, está ocupa-da haciendo labores para las personas que sí lo necesitan.

Finalizó la entrevista. Les pedí la oportunidad de apoyarlas a hacer la comida y entregarla a los migran-tes y accedieron. La señora Bernarda me dijo que vería

Entrega de alimentos, Las Patronas, Amatlán de los Reyes, Veracruz. Miguel Orozco, 2016.