Las Premisas Del Japón Moderno.pdf

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7/25/2019 Las Premisas Del Japón Moderno.pdf http://slidepdf.com/reader/full/las-premisas-del-japon-modernopdf 1/25 - - - - -  ' f t •• Wf 'i II lllllltlllll~WJIlIllll Ull1lll •• •• . . , . ..---- . .... -- - 124 125 AP ÓN: SU T IERR A EH ISTORIA DE L OS O GEN E S A L A CA íDA D EL S H OGUNATO TOKUGA WA al esclarecimiento de la naturaleza human a y de lu ni verso, tra tan- do d e encontrar l a razón ú nica qu e ordena l a ma teria ye l espíritu. La cul tur a de la época Muroma chi s e caracteriz ó, ad emás, por la fusión de d iversas tradici ones c ultural es. De sde un pri ncipio, e l sh ogunato trató d e as imila r l a tradició n ari stocrática, para lograr un a ntesi s de é st a co nl a tradición guerr era de l a época a nterior. Fome ntó t ambié n la a similación de la nu eva cultura china de l Im- perio Ming. El Pabelló n d eO r o, co nstrui do en Kitayama (Kioto) en 1397 como casa de desca nso d el s ho o gu n Yoshimitsu , c onstituye uno d e los monument os r epresentativo s d e es ta síntesis (ilustra- ción 6). La guerra de la era de Oonin (1467-1469) y la consecuen- te dispersn d e no bl es y monjes haci a ot ras regiones, e nb us ca de l patrocinio de algún señor , co ntribu a una ma yo r di fusión e nl a provinci a de la nu eva s íntesi s c ultural de M uromachi. A l mis mo tiem po, la cultura de l p oca se e nriqueció al asi- mila r l a tradición popular . Ba jo e  p atrocini o d el shoogun Yoshi- mitsu, Kannam i Ki yotsugu (1333-1384) creó e noo, un nu evo - nero d e arte escé ni co s imbóli co, ap artir del arte rústico llamado dengaku que había gana do p opularidad entre la población aristo- crática capitalina e nl a época anterior. Dzeami Motokiyo (1363- 1443), suceso r d e Kannami, publicó apart e de much as o bras clá- si cas d e n o o , varios tratado s s obre los principi os y métodos d e es te art ee scéni co, e ntre los qu e so bresalen E l lib ro de la trans m isión s ecre - ta d e la flor y E l libr o d e la f lor s up r e ma . Por o tr a part e , mu chas artes  tradicionalejaponesa s d e l a ac tualidad co mo l a jardinea, el arreglo d ef lores, l ac eremoni a de l té y l os poem a s e ncadenados, se originaro n yp erfecci onaron en esta é poca, como resultado de l os v ínculos entre l os no bles, los gu erreros y l ag ent e co mún. La presen cia d ec omercia ntes r ic os d e Kioto y Sakai , co nocidos como 1 12 achisl ~~ .~ _ .c bu rg u eses) , entre los patron es d e artistas y ar tesanos, e s un a e locuente prue ba d ee sta situación. Otra caracter ísti ca d e l ac ultura Muromac hi es l ad e su cre- ciente secularización. El espaci o c ultural ya no s e limitab a a las cortes aristocrát icas og u erreras, ni a l os t emplos . Los v iejos tem- plos, sost enidos po r las renta s d e las hered ades, es taban en deca- denc ia; par a sobrevivi r si n e lp atronaz go d e la corte od e los no- bles, l os t emplos y santuarios, incluyendo el santuario de Ise, tuviero n qu e opta r por una clientel a m ás amplia y pop ular. Bajo e lp atrocinio de ésta, especialmente de los m a c hishuu, surgiero n f e- rias yf iest as a nuales. De a ll íq ue e ra fr ecuente qu e es ta sc elebra- ciones tuvieran característica s m á s so ciales yc omerciale s qu e re- ligiosas. IV. ÉPOC A PR EMODERNA: LAS PREMISAS DEL JAPÓN MODERNO Reunificación de l ps ba jo obun aga ideyoshi R e stabl e c i mi e nto d e lp o d e r ce ntra l po r O d a N a bunaga Hacia mediados del siglo XVI, se destacaron varios señor~s de la guerra, quienes pretendían co~trolar e lp oder centra l m edla~te la ocupació n d e Kioto, qu e seg Ula gozando de esta.t~s d ec pltal. El vencedor en esta lucha no fue ninguno de los viejos senores que haan consolidado s ud omini o f euda l h ereditario, sino C?da No- bunaga, hijo d e un señor menor de la provinci a d e Owan . E lh e- ch o d e que la región s e c aractenzar a e ntonces po r un ~ a lta producti vida d d e l at ierra, ~o que ase?u,raba una base, econ~~Tllc.a firme para la so peraciones militares, quiza ?xplique no S?;O e l tll~nf o de Nobuna ga e nl a ca rrera po rl a hegemol1la, SIllOtambié n lo s t:lUn- fos d es u ss ucesore sT oyotomiJideyoshi Y Tokugaw~ leyasu, quienes era n oriundo s d e la misma región. Como un pnm :r paso hacia e lp oder , e n 1560, Nobunaga derrotó a I~agaw a, se no r d e l ag ue- rra que haa sido considerado como posible  :,encedor e nl a lucha por e lp oder central. Más t ard e, e n 1568~ e~tro a KlOt o~ ustodlan- do al s h oo g un Yoshiaki, quien ante s h abla Ido de un . senor a otro en busca de protección. Sin embargo, un a vez c onsolidado el con- trol e n Ki ot o y sus alrededores , N obunaga expul a l shoog un , dando fin a l sh ogunato Muromachi . Ac t os eguido, Nobunaga obtuvo del t e nn oo el título de ministr o a la Derecha, l o q ue reforzab a s u autorida d. , Ademá s d e lo ss eñores de l ag uerra , l a sf uerza s qu e ma s te- nazmente se resistieron a la volunta d h egemónica de N?buna~~ fuero n l a ss ecta s r eligi osas. Por ello ,e n 1571.' Nobu~aga incendió el templo Enryaku, en e lm onteJiei, viej or ecinto budis ta qu e hast~ entones había constituido el centr o d e la fuer za a rmada.de lo~ ~on . . d o fin aa la fuerza de la vieja aristocraci a re ligiosa. Jes, porue n dvi 1 - En cambio, l ag uerra iniciada en 1570 contra Jonga n yl , et em

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- - - -- -  ' f t•• •W f 'i II • ••l l l ll l l tt l l ll l l ~ W J I l I ll l l lU l l 1 l l l • • • • •• • • •• • • . . , . . . - - - - .. . . . . -- - -

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APÓN: SU TIERRA E HISTORIA

DE LOS ORíGENES A LA CAíDA DEL SHOGUNATO TOKUGAWA

al esclarecimiento de la naturaleza humana y del universo, tratan-

do de encontrar la razón única que ordena la materia y el espíritu.

La cultura de la época Muromachi se caracterizó, además, por

la fusión de diversas tradiciones culturales. Desde un principio,

el shogunato trató de asimilar la tradición aristocrática, para lograr

una síntesis de ésta con la tradición guerrera de la época anterior.

Fomentó también la asimilación de la nueva cultura china del Im-

perio Ming. El Pabellón de Oro, construido en Kitayama (Kioto)

en 1397 como casa de descanso del sho ogu n Yoshimitsu, constituye

uno de los monumentos representativos de esta síntesis (ilustra-

ción 6). La guerra de la era de Oonin (1467-1469) y la consecuen-

te dispersión de nobles y monjes hacia otras regiones, en busca del

patrocinio de algún señor, contribuyó a una mayor difusión en la

provincia de la nueva síntesis cultural de Muromachi.

Al mismo tiempo, la cultura de la época se enriqueció al asi-

milar la tradición popular. Bajo e  patrocinio del shoogun Yoshi-

mitsu, Kannami Kiyotsugu (1333-1384) creó e

noo,

un nuevo gé-

nero de arte escénico simbólico, a partir del arte rústico llamado

dengaku

que había ganado popularidad entre la población aristo-

crática capitalina en la época anterior. Dzeami Motokiyo (1363-

1443), sucesor de Kannami, publicó aparte de muchas obras clá-

sicas de noo, varios tratados sobre los principios y métodos de este

arte escénico, entre los que sobresalen

El lib ro de la transmisión secre-

ta de la flor y El libro de la flor sup rema . Por otra parte, muchas artes

 tradicionales  japonesas de la actualidad como la jardinería, el

arreglo de flores, la ceremonia del té y los poemas encadenados,

se originaron y perfeccionaron en esta época, como resultado de

los vínculos entre los nobles, los guerreros y la gente común. La

presencia de comerciantes ricos de Kioto y Sakai, conocidos como

112 achisl~~ .~_.cbu rg ueses), entre los patrones de artistas y artesanos,

es una elocuente prueba de esta situación.

Otra característica de la cultura Muromachi es la de su cre-

ciente secularización. El espacio cultural ya no se limitaba a las

cortes aristocráticas o guerreras, ni a los templos. Los viejos tem-

plos, sostenidos por las rentas de las heredades, estaban en deca-

dencia; para sobrevivir sin el patronazgo de la corte o de los no-

bles, los templos y santuarios, incluyendo el santuario de Ise,

tuvieron que optar por una clientela más amplia y popular. Bajo

el patrocinio de ésta, especialmente de los machishuu, surgieron fe-

rias y fiestas anuales. De allí que era frecuente que estas celebra-

ciones tuvieran características más sociales y comerciales que re-

ligiosas.

IV. ÉPOCA PREMODERNA:

LAS PREMISAS DEL JAPÓN MODERNO

Reunificación del país bajo obunaga y  ideyoshi

Restablecimi ento del poder ce ntral por Oda Nabunaga

Hacia mediados del siglo XVI, se destacaron varios señor~s de la

guerra, quienes pretendían co~trolar el poder central medla~te la

ocupación de Kioto, que segUla gozando de  esta.t~s de c pltal. El

vencedor en esta lucha no fue ninguno de los viejos senores que

habían consolidado su dominio feudal hereditario, sino C?da No-

bunaga, hijo de un señor menor de la provincia de Owan. El he-

cho de que la región se caractenzara entonces por un~ alta

productividad de la tierra, ~o que ase?u,raba una base, econ~~Tllc.a

firme para las operaciones militares, quiza ?xplique no S?;Oel tll~nfo

de Nobunaga en la carrera por la hegemol1la, SIllOtambién los t:lUn-

fos de sus sucesores ToyotomiJideyoshi Y Tokugaw~ leyasu, quienes

eran oriundos de la misma región. Como un pnm:r paso hacia

el poder, en 1560, Nobunaga derrotó a I~agawa, senor de la gue-

rra que había sido considerado como posible  :,encedor en la lucha

por el poder central. Más tarde, en 1568~e~tro a KlOto ~ustodlan-

do al shoo gun Yoshiaki, quien antes habla Ido de un .senor a otro

en busca de protección. Sin embargo, una vez consolidado el con-

trol en Kioto y sus alrededores, Nobunaga expulsó al

shoogun ,

dando

fin al shogunato Muromachi. Acto seguido, Nobunaga obtuvo del

tennoo

el título de ministro a la Derecha, lo que reforzaba su

autoridad. ,

Además de los señores de la guerra, las fuerzas que mas te-

nazmente se resistieron a la voluntad hegemónica de N?buna~~

fueron las sectas religiosas. Por ello, en 1571.' Nobu~aga incendió

el templo Enryaku, en el monteJiei, viejo recinto budista que hast~

entones había constituido el centro de la fuerza armada.de lo~ ~on

. . do fin así a la fuerza de la vieja aristocracia religiosa.

Jes, poruen dvi 1 -

En cambio, la guerra iniciada en 1570 contra Jongan yl, e tem

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JAPÓN: SU TIERRA E HISTORIA

DE LOS ORÍGENES A LA CAÍDA DEL SHOGUNATO TOKUGAWA

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plo principal de la secta popular de la Verdadera Tierra Pura, en

Ishiyama (Osaka), fue una guerra difícil y cruel que duró diez años,

hasta la derrota del templo.

En 1543, un barco portugués que se dirigía a un puerto chino

naufragó y llegó a la isla de Tanegashima, situada al sur de la isla

de Kyuushuu. El señor de Tanegashima recibió a los náufragos

con hospitalidad, y al darse cuenta de la capacidad de sus armas

de fuego ordenó a sus súbditos que aprendieran de los ibéricos el

método de fabricación del armamento.

Las islas de Japón, señaladas por los cartógrafos europeos de

la época como las islas de oro Gipangu -según el relato poco pre-

ciso de Marco Polo- resultaron no ser El Dorado con que soña-

ban los navegantes; sin embargo, se abrieron nuevas perspectivas

comerciales que atrajeron a los mercaderes portugueses, quienes

llegaban en barcos cargados de armas de fuego y de telas de seda

provenientes de China. También para los misioneros, Japón pa-

reció ser una tierra de promisión. En este sentido, las primeras cartas

entusiastas de Fray Francisco Xavier, cofundador de la Orden de

los

jesuitas,

quien llegó a la punta sur del país en 1549, influyeron

en la formación de esta idea. Después de él, llegaron a Japón un

buen número de misioneros, quienes predicaron no sólo para los

señores y los guerreros sino también para la gente del pueblo, prin-

cipalmente en el suroeste del país y en Kioto y sus alrededores.

Como consecuencia de esta expansión, en 1582, tres señores con-

versos de Kyuushuu le enviaron al Papa, en Roma, una misión

de adolescentes, en representación de la comunidad cristiana del

país, que en ese año se estimó en alrededor de

150 000

fieles.

El éxito del cristianismo entre los japoneses se explica en bue-

na parte por el interés en desarrollar el comercio con la civiliza-

ción ibérica. Aparte de las armas de fuego, las nuevas tecnologías

de navegación, la construcción de barcos y edificios, las técnicas

de impresión tipográfica, los conocimientos de geografía y física,

las informaciones políticas contemporáneas acerca del resto del mun-

do, las ciencias renacentistas e incluso los nuevos sistemas de ra-

ciocinio

y

de valores, despertaron entre los japoneses una viva

curiosidad y gran interés.

Nobunaga, particularmente intrigada por la nueva civilización

traída por los ibéricos, rápidamente adoptó el uso de las armas de

fuego y desarrolló una nueva táctica militar en la que el papel prin-

cipallo jugaba una gran concentración de soldados peones (la in-

fantería) y no los jinetes con pesadas armaduras (la caballería), como

había ocurrido hasta entonces. La batalla de Nagashino, de 1575,

en la que derrotó a los' Takeda, estableció definitivamente su su-

premacía militar. Al año siguiente, Nobunaga ordenó la construc-

ción de un castillo en Adzuchi, como sede del poder central. En

busca de intercambio comercial, así como de protección, llegaban

al castillo de Adzuchi mercaderes chinos, coreanos y portugueses,

quienes fueron siempre bien recibidos. Algunos frailes como Luis

Frois también visitaron a Nobunaga, quien estaba interesado en

fomentar el cristianismo como contrapeso a la influencia vehemente

de las sectas budistas populares.

A los ojos de estos primeros visitantes europeos, Kioto apare-

cía como la describen las siguientes palabras de J03.0 Rodrigues:

La ciudad es extremadamente limpia

y

en el medio de cada avenida

amplia hay un canal de agua traída de las excelentes fuentes y arro-

yos. Las calles se barren y en ellas se esparce agua dos veces al día

para conservadas muy limpias y frescas, puesto que cada hombre se

hace cargo de la parte que queda frente de su casa. Como la superfi-

cie está inclinada, no hay lodo y cuando llueve, se seca en muy poco

tiempo. Las casas que están sobre las calles son comúnmente t ien-

das, oficinas y talleres de diferentes

artesanías.

Los espacios para ha-

bitación de la gente y cuartos para los visitantes se encuentran en

el interior.

Algunas calles son muy largas y anchas y en un lado tienen pa-

sajes cubiertos, por los que la gente puede caminar evitando la lluvia

o el sol, o mirando las tiendas. [ ... ]

La ciudad está bien provista de abundantes provisiones como,

por ejemplo, presas de caza, aves del monte, pescados frescos de va-

rios tipos de ríos y lagos, pescados de mares, especialmente en in-

vierno cuando los traen desde el mar del norte de alrededor de nueve

leguas de distancia y del mar del sur, de doce leguas de distancia.

Hay muchas clases diferentes de legumbres y frutas según la esta-

ción. Se les transportan en la madrugada desde los sitios y granjas

cercanos y se venden en los mercados donde se juntan doscientas o

más personas. Además de los mercados donde se venden toda clase

de alimento, hay hombres que ambulan por las calles vendiendo co-

sas y anunciando en voz alta que ofrece esto u otro. En toda la ciu-

dad, hay un gran número de posadas y tabernas que proveen de co-

mida a la gente que viene de afuera; también hay muchos baños

públicos, donde aún ahora un empleado toca una corneta para invi-

tar a la gente a bañarse, pues los japoneses son rriuy amantes del baño.

La gente de Miyako (Kioto) y sus alrededores es ecuánime, cor-

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JAPÓN: SU TlERRA E HlSTORlA

DE LOS ORÍGENES A LA CAÍDA DEL SHOGUNATO TOKUGAWA

129

tés y muy obligada. Se visten bien, son prósperos y son dados a

continuas recreaciones, diversiones y pasatiempos como, por ejem-

plo, salidas de día de campo para apreciar las flores o jardines. Se

invitan unos a otros para banquetes, comedias, obras, farsas y can-

tos de su género. Frecuentemente van en peregrinación y tienen gran

devoción a sus templos. Tanto hombres como mujeres van a orar y

a escuchar sermones en los templos, parece como si fuera algún ani-

versario.

bió su apelli~o por el de judyiwara en 1585; en el año·siguiente

fue gran mimstro y, finalmente, recibió de  ten noo el apellido To-

yotomi. Tomando la lección de Nóbunaga y con e  fin de perpe-

tua~ su I naje, jid:yoshi cedió este cargo en favor de su hijo jide-

yon, quien todavía era menor, permaneciendo en realidad en el

poder como regente retirado (ta iko o).

En el terreno administrativo, adoptó una serie de medidas ra-

d~cales para co.nstruir una sólida base socioeconórnica para su go-

bierno. En pnmer lugar, ordenó el catastro de tierra en todo el

territorio bajo su dominio o de sus vasallos. Mediante este catas-

tro, se consolidó la propiedad de la tierra del campesino contribu-

yente, a:e erándose la disolución de la comunidad patriarcal, y se

estableció además el principio de dominio de un solo señor sobre

un territorio, eliminando la práctica medieval del dominio com-

partido. Al mismo tiempo, se fijó una nueva tasa y se estandarizó

la forma de pago del impuesto sobre la tierra. Por otro lado, orde-

,  1 d d  d

o a caza e espa as , para esarmar a los guerreros locales o

a los .soldados campesinos que no se integraran al servicio de j ide-

YOShlo de sus vasallos, pero además lo hizo con la intención de

establecer una clara diferencia entre el estatus de los guerreros y

el del resto de la población.

jide.~oshi desarr?lló una activa política exterior; por un lado,

promovio el comercio con el extranjero, otorgándole a los nave-

gantes un~ licencia oficia  con sello en tinta roja para certificar que

no eran piratas: po~ el otro, ayudó a establecer, como se puede

ver en e mapa 5, vanas rutas marítimas en los mares de Asia orien-

tal y ~ud?rienta , producto de lo cual surgieron algunas pequeñas

colonias Japonesas en Manila y otros puertos del Sudeste asiático.

Como se ha visto, jideyoshi permitió las actividades de los mi-

sioneros cr.istianos, por lo menos al principio, considerando que

su presencia estimulaba el comercio con los bárbaros del Sur

(nanban) ,

como se llamaba entonces en Japón a los ibéricos. Sin

embargo, en 1587, prohibió repentinamente la predicación cris-

tiana. y .o:?enó la persec~ción de los creyentes. Aparentemente, esta

p.r,ohIbIClO~~st~vo motivada por el temor a la capacidad de cohe-

s~o~del cristiamsmo, que podía constituirse en una fuerza de opo-

SIClOncomparable a la de las sectas budistas populares de la Tie-

rra Pura (Ik~,oo) o.la.~el Sutr~ de la Flor de Loto (Jokke). Por otra

parte,

también existió

el motivo de la duda sobre las verdaderas

intenciones de los misioneros españoles, en particular, de los fran-

Esta prosperidad de las ciudades era consecuencia de la políti-

ca que adoptaban los señores feudales.

Nobunaga, por ejemplo, favoreció el desarrollo de los merca-

dos y de los gremios libres, como una forma de alentar las activi-

dades productivas y comerciales en todo el territorio bajo su con-

trol; ordenó, además, remover las aduanas y reparar los caminos

y los puentes. Estas medidas servían al mismo tiempo para debili-

tar y finalmente someter por la fuerza a ciudades autónomas como

Sakai. Sin embargo, el poderío de Nobunaga no duró mucho. En

1582 fue sitiado en el templo Jonnoo por uno de sus vasallo s cer-

canos, Akechi Mitsujide, y se suicidó.

Kinoshita (más tarde Toyotomi)Jideyoshi, uno de los jefes mi-

litares de Nobunaga, venció la fuerza de los Akechi en breve tiem-

po y se proclamó sucesor de Nobunaga. jideyoshi, nacido en una

familia campesina de la provincia de Mikawa, y cuyo padre había

servido como peón en la infantería de los señores Oda, había he-

cho una rápida carrera militar como vasallo de Nobunaga. Des-

pués de pacificar las fuerzas de oposición en la región de Kinki,

estableció como sede de su gobierno el magnífico castillo-palacio

de Dyurakudai. El castillo de Osaka, construido con aportes de

los señores vasallos en Ishiyama, era el símbolo de su hegemonía.

En 1584, logró concluir la paz con las fuerzas de Oda Nobukatsu,

hijo de Nobunaga, a  obtener el apoyo de Tokugawa Ieyasu, a cam-

bio del control sobre las ocho provincias de Kantoo. Al año siguiente

sucumbieron los Choosokabe de Shikoku, yen 1587 los Shimad-

zu, que controlaban la mitad sur de Kyuushuu; en 1590 fueron

derrotados los

J

oodzoo que dominaban el centro de J onshuu y, fi-

nalmente, el mismo año, los Date y otros señores del noreste de

la misma isla.

Jideyoshi, quien carecía de un prestigioso linaje guerrero, tra-

tó de reforzar su autoridad apoyándose en la figura del tennoo . Así

obtuvo el nombramiento, primero de regente (kanpaku) y luego cam-

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JAPÓN:

su

T1F:RRA E HISTORIA

Mapa 5. Actividades marítimas de los japoneses, siglos

XVI-XVII

_Rutas de naví os c on licencia oficial

o :~

Nagasaki

 

Japón

 u t s de n ví os conect d s

 

ir rnania  

\

o

Molucas

.•.9

DE LOS ORÍGENES A LA CAÍDA DEL SHOGUNATO TOKUGAWA

131

ciscanos, quienes ponían un gran empeño en ganar cada vez más

espacios para la predicación en el país, al que habían llegado ape-

nas en 1584, después de que Felipe ITfue designado rey de España

y Portugal, en 1580.

Por su parte los holandeses, comerciantes en todos los mares

-que por entonces luchaban por su independencia nacional con-

tra la Corona española- trataron de ganar el mercado japonés.

Esta situación, combinada con la noticia de la conquista de las Fi-

lipinas por los españoles, proporcionó fundamentos para la deci-

sión de J ideyoshi. Más tarde, en 1596, las palabras de uno de los

marineros españoles del navío San Felipe, que naufragó a la altura

de Tosa, isla de Shikoku, parecieron confirmar esta sospecha. El

marinero dijo, según lo interpretaron las autoridades japone-

sas, que la Corona española tenía la intención de conquistar mi-

litarmente aJapón, tras la conversión al cristianismo de la pobla-

ción. Consecuentemente, en ese mismo año tuvo lugar una gran

persecución de cristianos, tanto nativos como extranjeros, y Jide-

yoshi ordenó crucificar a 26 de ellos en Nagasaki, al año siguien-

te. Eran 6 frailes franciscanos; 3 jesuitas y 17 laicos japoneses. En-

tre los frailes franciscanos había un novohispano, conocido hoy como

San Felipe de Jesús, puesto que el Papa santificaría más adelante

a todos los mártires.

*

Esta actitud de Jideyoshi se explica, además, por su temor a

encontrar obstáculos y competidores para su plan de expansión re-

gional. Así fue como, al terminar de someter a todo el país, man-

dó misiones a los gobiernos vecinos exigiéndoles el envío de tribu-

tos; tal fue el caso con el rey de Corea, con el gobernador de Goa,

a quien consideró como representante del rey de Portugal, y con

el capitán y gobernador general de las Filipinas en Manila, en tanto

representante de la Corona española. Como el rey de Corea re-

chazó esta exigencia, argumentando que ya era tributario del Im-

perio Ming de China, Jideyoshi, en 1592, ordenó una expedición

a Corea para expulsar a los chinos y demandar el sometimiento

de los coreanos. Después de muchas pérdidas humanas y materia-

les frente a la tenaz resistencia coreana, los invasores llegaron a

una tregua y se retiraron a su país. Al ver que las condiciones de

la tregua no se cumplían, Jideyoshi ordenó una segunda expedi-

• En la pintura mural del siglo XVIII en la Catedral de Cuernavaca, se pre-

senta la escena de la crucifixión y se lee la siguiente leyenda:  Resivenen iapon

[... ] emperador Tay Cosama mando martirizar por [... ] 

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JAPÓN: SU TIERRA E HISTORIA

cien, en 1597, que resultó todavía peor en cuanto a pérdidas, el

agotamiento de los señores enviados y los daños a la población en

general, motivo por el cual fue suspendida en 1598, justo a la muerte

de Jideyoshi.

Cu ltu ra M om oy am a

En la historia cultural, esta época de la reunificación del país y de

grandes acciones político-militares y comerciales se conoce bajo el

nombre de cultura Momoyama, por el nombre del lugar de Kioto

donde Jideyoshi estableció su castillo-palacio Dyurakudai. Una de

las características sobresalientes de esta cultura es el goce de la vida

y los excesos, que llegaron en ocasiones hasta la extravagancia. Por·

otra parte, la presencia de elementos culturales ibéricos cristianos

-los bárbaros del sur (nanban)- enriqueció y dio vitalidad y

exotismo al estilo Momoyama, como se puede apreciar en los biom-

bos nanban de la época (ilustración 7).

Kanoo Eitoku fundó una escuela de pintura mural decorati-

va, que se considera típica de la época, y creó un estilo grandioso,

atrevido y libre, con un uso abundante del oro y la plata como ele-

mentos decorativos. Las nuevas expresiones artísticas surgidas en

la época anterior, tales como el no o , la jardinería, la ceremonia del

té, el arreglo de flores y los poemas eslabonados, llegaron a difun-

dirse ampliamente. Al mismo tiempo, hubo un refinamiento en

el estilo; como por ejemplo, en el caso de la escuela de té fundada

por Senno Rikyuu, quien fuera maestro de arte a la vez que con-

sejero político de Nobunaga y Jideyoshi. El alto a los combates y

la prosperidad de las ciudades estimularon la aparición de nuevas

artes populares, como las danzas extravagantes (ka bu ki o do ri), ini-

ciadas por Okuni, bailarina de la provincia de Idzumo; las baladas

urbanas y el teatro de muñecos con el acompañamiento del

sha -

misen, nuevo instrumento de cuerda proveniente de las islas de

Ryuukyuu. La cultura Momoyama floreció hasta principios del siglo

XVII, cuando Ieyasu consolidó su shogunato en Edo.

Tokugawa Ieyasu y la fundación del

shogunatocn

Edo

Tokugawa Ieyasu fue hijo de un pequeño señor feudal de la pro-

vincia de Mikawa. Cuando era menor, fue enviado como rehén

DE LOS ORÍGENES A LA CAÍDA DEL SHOGUNATO TOKUGAWA

133

al castillo de un señor vecino, con quien su padre había estableci-

do lazos de vasallaje. Participó en la lucha por el poder central como

aliado y competidor de Nobunaga y Jideyoshi.   partir de 1590,

al pactar con Jideyoshi y obtener las ocho provincias de Kantoo,

concentró sus esfuerzos en la consolidación de su dominio y en la

construcción de una base económica más firme. A la muerte de

Jideyoshi, fungió como tutor deJideyori, hijo aun menor de Jide-

yoshi, y ejerció de hecho el poder central. Cuando algunos jefes

militares se opusieron a la hegemonía de Ieyasu, formando una

alianza contra él, terminó derrotándolos en la batalla de Sekiga-

jara, en 1600, y asumió plenamente el poder supremo. En 1603,

obtuvo el nombramiento de shoogun del tennoo y fundó el shogunato

de los Tokugawa, en Edo (Tokio), que duraría más de 260 años.

Finalmente, en la batalla de Osaka, en 1615, Ieyasu atacó aJide-

yori, terminando con el linaje Toyotomi, eliminando así el peligro

·de sublevación de otros señores.

Bajo el gobierno de los tres primeros sho og un Tokugawa, se es-

tablecieron las bases del nuevo régimen feudal centralizado, en vir~

tud del cual todos los señores vasallos tenían que establecer su re-

sidencia en Edo, donde habrían de mantener a sus esposas

principales e hijos herederos. Los señores tenían por obligación el

servicio militar, la ejecución y el financiamiento de las obras de

construcción y, según el estatus de cada uno, el desempeño de fun-

ciones burocráticas en el gobierno central (sinopsis 4).

Los grandes señores

(daimyoo)

que tenían dominios cuyo pro-

ducto anual oficial era de más de 10 000

koku

de arroz, tenían

la obligación de residir alternativamente en Edo y en el castillo en

su dominio. Los señores debían obtener una autorización previa

para elmatrimonio, la sucesión y la herencia. El shoogun podía abolir,

reducir, aumentar o trasladar el dominio de los señores; además,

disponía del mayor territorio, cuyo producto anual estimado era

alrededor de 4 millones de koku, de los cuales 3 millones eran dis-

tribuidos entre los pequeños señores, vasallos de confianza del shoo-

gun .

Tres cuartas partes del territorio del país fue ocupado por al-

rededor de 270 grandes señores de diferentes dimensiones y estatus

(mapa 5). Existían tres casas que llevaban el apellido Tokugawa,

que habrían de proporcionar un hijo adoptivo al shoogun en caso

de que este último careciera de heredero varón.

• 1 koku

=

180 litros.

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DE LOS ORÍGENES A LA CAÍDA DEL SHOGUNATO TOKUGAWA

135

Como cada shoogun creó nuevos dominios para sus hijos, el nú-

mero de señores emparentados con el sho og un tendió a aumentar,

amenazando las finanzas del shogunato. Entre los grandes señores

había vasallos de confianza, que ocupaban puestos de responsabi-

lidad en el gobierno de

shoogun.

Al contrario, los señores externos,

es decir, aquellos que sucumbieron a Ieyasu en la batalla de Seki-

gajara, estaban marginados de las decisiones políticas del gobier-

no central y se ubicaban dispersos lo más lejos posible de Edo.

Cada señor mantenía, a su vez, a un grupo de vasallos gue-

rreros proporcionándoles parte de su feudo o un estipendio anual.

En principio, los guerreros

(sam urai )

residían en Edo o en la capi-

tal del dominio

y

no podían dedicarse a ninguna actividad pro-

ductiva, sino exclusivamente a los servicios, ya fueran éstos mili- .

tares o civiles cuando tenían amo, o de libre profesión, como

maestros, estudiosos, médicos, etc., cuando no tenían amo.

El shoogun obtuvo la legitimación de su poder por parte del ten-

noo, y a cambio garantizó un estipendio anualy la protección del

monarca y de su corte de aristócratas. Éstos fueron concentrados

en Kioto y puestos bajo la vigilancia de un funcionario del

shoogun.

Bajo el shogunato, cada secta budista o shintoísta estuvo orga-

nizada jerárquicamente, con un templo o santuario principal a la

cabeza y capillas rústicas en las aldeas. Los principales templos

y

santuarios conservaron sus dominios o recibían un estipendio anual.

Más tarde, el gobierno del sh oogun exigió que cada habitante

se afiliara a una u otra secta budista o, eventualmente, shintoísta,

para establecer así el control ideológico. Esto lo veremos más

adelante.

Una vez asegurada la supremacía político-militar del shoo gun

sobre los demás señores, Ieyasu y sus sucesores trataron de afian-

zar aún más el régimen mediante el control social, a través de un

sistema de estatus y el fortalecimiento de la base económica. Se-

gún el sistema de estatus, la población total (de alrededor de 26

millones, en 1721) fue dividida en cuatro categorías: los g~erreros

(10%), los campesinos (80%), los artesanos y los comerciantes

(10

  ) ,

y dos pequeñas categorías especiales: la suprema, confor-

mada por el tennoo y los nobles, y la ínfima, compuesta por los lim-

piadores, los curtidores, los rastreros, los verdugos, los artistas, las

prostitutas y otros intocables llamados et a y jin in . En principio, no

se podía cambiar libremente deestatus, ni desempeñar ocupacio-

nes que no correspondieran a lo establecido; para cada estatus se

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136

JAPÓN: SU TIERRA E HISTORIA

asignaba un área de residencia y se prohibía el matrimonio y la

adopción entre los diferentes estatus, sin previo permiso oficial.

El

shoogun

estableció reglamentos particulares para cada estatus,

como fue el caso del reglamento para los guerreros o del reglamento

para el

tennoo

y su corte.

Los campesinos, que constituían la base tributaria del shogu-

nato, ocupaban la segunda categoría después de la de los guerre-

ros. Para fortalecer la base económica, el gobierno del shoogun adoptó

una serie de medidas que incluían, por ejemplo, la reclamación

de tierras y patrocinó grandes obras de irrigación, además del con-

trol de las inundaciones. Gracias a estas obras, la vasta planicie

de Kantoo llegó a producir importantes cantidades de arroz, jun-

to con otros cereales y oleaginosas. Con el propósito de conservar

una base tributaria estable, el shogunato de Edo promovió aún más

la política de consolidación de las unidades domésticas de produc-

ción agrícola, apoyando de esta manera a los pequeños campesi-

nos

(Jonbyakushoo )

como contribuyentes.

El decreto del shoogun de 1643, que prohibió la compra-venta

de tierras, y otro posterior que prohibió la subdivisión de las par-

celas, ilustran claramente la preocupación del gobierno por man-

tener un número estable de campesinos-contribuyentes. Además,

para asegurar el pago de impuestos, cuya tasa era alta, el gobier-

no adoptó el estricto y severo sistema de la responsabilidad colec-

tiva para todos los contribuyentes de una aldea, comprometiendo

como último responsable al jefe de aldea, para asegurar el cumpli-

miento del pago de los impuestos. En esa misma línea, para facili-

tar el cálculo de las finanzas del gobierno, se estableció el sistema

de estimación del producto anual promedio de la tierra en koku de

arroz, fijando determinadas tasas de conversión para distintos pro-

ductos. Este sistema permitió, por lo menos teóricamente, evaluar

los feudos en términos productivos y unificar el criterio impositi-

vo, sin recurrir al mecanismo de mercado que podía minar el fun-

damento de la economía feudal.

En 1649, el shoogun Iemitsu decretó el reglamento sobre la vida

de los campesinos. El siguiente fragmento ilustra cómo el gobier-

no feudal trató de asegurar su base tributaria a través de la difu-

sión de la ética confuciana, que enfatizaba la piedad filial y la res-

ponsabilidad familiar:

Deben tener amor profundo y respeto hacia los padres. Este amor

DE LOS ORÍGENES A LA CAÍDA DEL SHOGUNATO TOKUGAWA

137

se manifiesta, en primer lugar , en cuidados para que no se enfermen

y conserven la salud. Pero lo más agradable para los padres es que

el hijo no se emborrache, que no comience riñas y que se comporte

bien; que los hermanos convivan amistosamente, los mayores prote-

jan a los menores y los menores obedezcan a los mayores. Los que

observen lo dicho, recibirán benevolencia de las deidades, termina-

rán sin perturbaciones el camino de la vida, madurarán bien sus gra-

nos en el campo y la cosecha para ellos será buena. Siempre deben

comportarse bien y debidamente; tratar de vivir con comodidad por-

que si la persona es pobre, aunque quiera atender bien a sus padres,

no podrá hacerla. (Michiko Tanaka, Movimientos Campesinos en lafor-

mación del Japón Moderno,

p.

94.)

En lugar de la comunidad patriarcal, que entró en decadencia

bajo el impacto del nuevo régimen de la tierra basado en los cam-

pesinos contribuyentes, se consolidó la familia patriarcal como uni-

dad de producción y consumo.

Todavía a fines del siglo anterior, aun entre los guerreros, la

posición de la mujer en la familia era relativamente independien-

te, en particular si contaba con algún patrimonio propio. El pa-

dre jesuita Luis Frois señala en su tratado

Cu lturas com paradas de

Europa y Japón en 1585, lo siguiente:

En Europa, la hacienda es común entre los casados; en Japón cada

parte tiene la suya separada y a veces la mujer presta dinero a su

marido con alto interés. UoseffFranz Schiitte, Kultur-Gegensatze Europa-

Japan, p. 1 24 . 

No obstante, la estabilización de la sociedad bajo el orden feu-

dal jerárquico, reforzado con las normas confucianas de las rela-

ciones humanas, junto con la alienación casi completa de las mu-

jeres de la vida pública afectó profundamente el estatus social de la

mujer de la clase guerrera. Según la enseñanza confuciana de

la época la mujer debía practicar tres formas de obediencia: cuan-

do niña a los padres; cuando adulta al marido

y

cuando vieja, al

hijo. Mientras la mujer adúltera era castigada con la muerte in-

mediata, el marido podía e incluso debía mantener a varias con-

cubinas aparte de la esposa legítima, para asegurar el nacimiento

de un hijo, ya que el linaje de señor feudal o guerrero podía des-

continuarse si no había un hijo heredero.

Las mujeres campesinas, comerciantes, artesanas o artistas

mantuvieron una .situación relativamente mejor, en comparación

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138

JAPÓN: SU TrERRA E HlSTORIA

con la de las mujeres de la clase gl.lerrera. Sin embargo, la asimi-

lación de las costumbres y de la ideología guerrera entre las fami-

lias campesinas y comerciantes acomodadas contribuyó a que las

mujeres trabajadoras del campo y la ciudad también pasaran a ocu-

par una posición inferior.

La economía de los grandes dominios tendía a la autosuficien-

cia, por lo menos en un principio. Cada señor trató de fomentar

la agricultura y la producción local de los bienes de primera nece-

sidad. Sólo el excedente de arroz, una vez satisfechas las necesida-

des del dominio, era enviado a Osaka, donde agentes comerciales

del

shoogun

y de los señores se hacían cargo de su venta y almace-

namiento. Osaka constituyó el mercado central donde se concen-

traban también otros productos regionales como el papel, la cera

vegetal, los textiles y diversos productos artesanales. El gobierno

del shoogun controló también otras ciudades y puertos de impor-

tancia económica como Niigata, principal puerto sobre el mar de

Japón; Kioto, que en esta época se destacaba como un centro tex-

til refinado y de artesanías de lujo, aparte de ser la sede del

tennoo,

y Nagasaki y Jirato, puertos exclusivos para el comercio exterior

oficial.

La po lítica de  aislamie nto de l país»

y

el des ar rollo

de l co mercio ex ter io r

La política de aislamiento del país , que constituyó uno de los

principios políticos del gobierno de los Tokuwaga, significó el mo-

nopolio por parte de éstos de las relaciones exteriores, especialmente

del comercio exterior. Con excepción de los señores de Tsushima

y Satsuma, de Kyuushuu, quienes controlaban el comercio con Co-

rea y Ryuukyuu respectivamente, ningún señor podía participar

directamente en el comercio con el extranjero. Todo contacto con

el exterior se restringía a Nagasaki y al principio también aJirato,

ambos puertos localizados en Kyuushuu, y un número limitado

de comerciantes con licencia especial participaban en el comercio

con los chinos y los holandeses, los cuales desplazaron a los portu-

gueses, después de que a éstos se les prohibió la llegada aJapón.

Los primeros shoogun tenían gran interés en promover el co-

mercio exterior, que tan buenas ganancias producía. Bajo las con-

diciones monopólicas, el volumen de importación de telas de seda

y de otros artículos de lujo fue en aumento hasta alrededor de 1680.

DE LOS ORÍGENES A LA CAÍDA DEL SHOGUNATO TOKUGAWA

139

A cambio de ello, Japón exportaba plata y cobre, cuya produc-

ción también estaba controlada por el gobierno del sho ogun , por lo

que hubo un marcado interés en mejorar las técnicas extractivas

y de refinamiento de estos metales. En 1610, Ieyasu envió una mi-

sión a Nueva España, encabezada por Tanaka Katsusuke, comer-

ciante de Kioto, para establecer relaciones comerciales y también,

aparentemente, para obtener conocimientos sobre el método de

amalgamación de la plata desarrollado en esas tierras. Tres años

después Date Masamune, uno de los señores externos más gran-

des, que tenía dominios con un producto anual estimado de 560

mil

kok u

de arroz, envió una misión a Roma, vía Nueva España,

aparentemente con el tácito consentimiento de Ieyasu. Esta mi-

sión, de más de 20 guerreros, iba encabezada por J asekura Tsu-

nenaga (1571-1622) y la guiaba el franciscano Luis Sotelo. J ase-

kura logró obtener una audiencia del Papa Paulo V, pero tuvo que

regresar a Japón en 1620 sin lograr los objetivos fundamentales

de su misión: reanimar el comercio, que era la meta del señor Date

y establecer un nuevo episcopado en el noreste del país, que era

lo que buscaba Sotelo.

El interés de Ieyasu por el extranjero y por el comercio con

éste, quedó vivamente registrado en el relato de Will Adams, un

piloto inglés que llegó a la costa japonesa como náufrago y fue he-

cho prisionero, aunque más tarde se convirtió en vasallo y conse-

jero de Ieyasu en materia de asuntos exteriores, con el nombre ja-

ponés de Miura Andyin. He aquí lo que escribió acerca de su

primera audiencia con Ieyasu:

Entonces él me preguntó si nuestro país estaba en guerra~ Le .con-

testé que sí estaba en guerra contra los españoles y portugueses,

estando en paz con todas las demás naciones. Luego me preguntó

en qué creía. Dije que creía en el Dios que creó el cielo y la tierra.

Me hizo varias preguntas más sobre las cosas relacionadas con la re-

ligión y otras, como por ejemplo, por qué ruta llegamos al país. Al

obtener un mapa del mundo eptero, le señalé que llegamos a través

del estrecho de Magallanes. El lo dudó y pensó que yo le mentía.

Así de una cosa a la otra, me quedé a su lado hasta la media noche.

Al ser interrogado sobre qué mercancías llevamos en nuestro barco,

le mostré todo. Al final cuando él ya estaba a punto de irse, le comu-

niqué nuestro deseo de ,establecercomercio, como losespañoles y por-

tugueses ya lo hacen. El me respondió algo, pero no lo entendí. Or-

denó que me llevarana la prisión. Dosdías después me llamóde nuevo

1 I I I I I I I il

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140

JAPÓN: SU TIERRA E HISTORIA

e

inquirió sobre las cualidades

y

condiciones

de

nuestros países,

de

las guerras y las paces, de las bestias y ganados de todas las clases,

y

de los paraísos. Pareció que estuvo satisfecho por mis respuestas

a todas sus preguntas. Sin embargo, fui enviado de nuevo a la pri-

sión, aunque esta vez mi alojamiento fue en otro lugar

y

mejor. (Coo-

per,

They carne toJapan,

p. 115.)

La adopción de la polí tica de ai slamiento, a pesar de lo atrac-

tivo del comercio transpacífico, se explica por el temor hacia una

acción conquistadora, oculta tras la actividad misionera, y la posi-

bilidad de que los señores subordinados formaran una alianza con

los extranjeros en contra del shoogun. La rebelión de decenas de

miles de campesinos cristianos en Shimabara y Amakusa, en el oeste

de Kyuushuu, en 1638-1639, reforzaron aún más la convicción acer-

ca del riesgo político del cristianismo. El shoogun Iemitsu vio, no

sin razón, una amenaza potencial en la gran capacidad de resis-

tencia y cohesión de los campesinos rebeldes, unidos bajo la ban-

dera de la cruz y temió una intervención extranjera en favor de

ellos; sin embargo fue más bien la fuerza del shoogun la que solicitó

el apoyo de los cañones de un barco holandés para atacar el casti-

llo de Jara, en la referida rebelión. La expulsión de los conversos

japoneses que no quisieron abandonar la fe engrosó el número de

las pequeñas colonias japonesas en las islas Filipinas y en las cos-

tas indochinas (se señalan en el mapa 4), aunque con el tiempo

estas colonias desaparecieron, disolviéndose entre la masa de la po-

blación local.

La sustitución de los portugueses por los holandeses en el in-

tercambio comercial se debió a.que estos últimos separaban clara-

mente los asuntos espirituales de los negocios; además, los holan-

deses habían surgido como una nueva nación mercantil marítima

-después de obtener la independencia de España en 1581- lo

que los convertía en los principales aportadores de la civilización

occidental, moderna y vigorosa a los ojos de los japoneses.

A pesar de la prohibición oficial, se seguían descubriendo in-

termitentemente a cristianos ocultos, quienes aceptaban severos cas-

tigos como la muerte y el destierro, con un espíritu de martirio

que impresionaba mucho a las autoridades japonesas. En conse-

cuencia, en la década de 1660 se adoptó el sistema del registro anual

de la afiliación religiosa de toda la población, a la vez que se die-

ron a conocer los decretos del shoogun que establecían un orden je-

rárquico dentro de cada secta religiosa. Las sectasbudistas popula-

DE LOS ORÍGENES A LA CAÍDA DEL SHOGUNATO TOKUGAWA

141

res, otrora la más importante fuerza de oposición ante el poder

central, se convirtieron en los instrumentos principales de este con-

trol religioso, que obligaba a toda la población a pertenecer a una

u otra secta, en principio budista. Los sospechosos, los que habían

sido cristianos y sus parientes hasta el octavo grado, debían pisar

imágenes sagradas de Jesús o de la virgen para demostrar que no

eran creyentes. Para viajar fuera de los límites de las aldeas cerca-

nas, al principio era necesario llevar una carta del monje residente

de la aldea y, más adelante, una de las autoridades aldeanas don-

de se certificaba que el viajero no era cristiano y donde se señala-

ba su domicilio y el destino de su via je.

Para abastecer con alimentos y artículos básicos a la numero-

sa población urbana, el

shoogun

y los señores fomentaron el comer-

cio y la industria artesanales en la capital y en las ciudades con

castillos. Le otorgaban concesiones y licencias de monopolios a di-

f~rentes gremios, a cambio del suministro estable de bienes y, a

difer:ncia de los campesinos, comerciantes y artesanos, no paga-

ban impuestos regulares. Bajo tales condiciones, la población ur-

bana creció, atrayendo el excedente de la población campesina.

Así fue como hacia fines del siglo XVII aparecieron grandes ciu-

dades con cientos de miles de habitantes, como Osaka y Kioto,

cuya función era fundamentalmente económica, convi rtiéndose en

centros tanto artesanales como comerciales. Con el crecimiento de

Edo como una gran ciudad de casi un millón de habitantes, el mer-

cado nacional giraba alrededor de dos polos: Osaka y Edo. Al prin-

cipio, Osaka constituía el polo más importante y sus comerciantes

se destacaron como agentes financieros de los señores, pero más

tarde Edo cobró una mayor importancia económica.

Des arrollo

soc ioeconámi co

y cul tural

en el siglo

XVIU

y

la s po líticas del

shoogun

Agricultura y ec onomía de mercado.

La política de colonización y habi-

litación del campo alcanzó su límite hacia fines del siglo XVII. A

partir de entonces, el esfuerzo por aumentar la producción se con-

centraba en el aumento de la productividad por unidad de tierra.

En diferentes regiones, los ro onoo ,  campesinos experimenta-

dos , desarrollaron técnicas y sistemas de cultivo novedoso s en for-

ma independiente utilizando, por ejemplo, nuevas herramientas

que mejoraban la productividad agrícola, como el azadón denta- .

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142

JAPÓN: SU TIERRA E HISTORIA

do para el labrado profundo y el  trillador de mil dientes  que

hacía el trabajo de varias personas por lo q ue lollamaban el  tumba-

viudas , ya que su actividad había sido hasta entonces la ocupa-

ción que se le destinaba a las mujeres necesitadas. Los libros chi-

nos sobre agricultura, que en aquel entonces se importaban, eran

difundidos con el apoyo oficial, pero además comenzaron a escri-

birse otros libros nuevos como una forma de registrar y divulgar

los métodos e instrumentos que ofrecían mejores resultados; tal es

el caso, por ejemplo, de la

Co lec ción com pl eta de ob ra s so bre a gricultura

de Miyadzaki Antei (1667).

A partir de fines de siglo XVII surgieron nuevas tendencias en

la agricultura y en la economía rural en general, que indicaban

una mayor integración a la economía de mercado. Por un lado,

en las regiones de Kinki y Tookai primero, y posteriormente en

otras, se propagó el uso de fertilizantes comerciales como sardinas

secas, el bagazo del prensado de aceite, excremento humano (de

los centros urbanos), etc., que sustituían a los abonos vegetales;

por el otro, fueron divulgados nuevos cultivos, especialmente in-

dustriales, como el algodón, las oleaginosas, las moreras para la

cría de gusanos de seda y las hortalizas en las cercanías de los grandes

poblados, al igual que las semillas mejoradas de arroz, cebada, soya

y otros cultivos tradicionales. También se desarrollaron las indus-

trias domésticas rurales de textiles y alimentos; así, los campesi-

nos vendían parte de su trabajo o el de su familia a los comercian-

tes o empresarios de su propia aldea o de las ciudades cercanas.

Por otra parte, también comenzó la especialización regional de la

producción, como por ejemplo, el algodón en Kinki y la costa del

Pacífico central; la cría de gusanos e hilados de seda en las provin-

cias montañosas de Kai, Shinano, Koodzuke y Shimotsuke; la pro-

ducción de junco para esteras en la región del mar Interior, etc.

Los productos, tanto agrícolas como industriales, se concentraban

en los mercados de Edo y Osaka para su redistribución.

Al comienzo del shogunato premoderno, sólo un número limi-

tado de mercaderes, ligados con el

sho ogun

o con los señores pode-

rosos, participaba en este comercio a larga distancia. Un caso típi-

co es el de la casa Koonoike, que se inició como productora de

sak e

fino con un nuevo método de refinamiento, en la aldea de Kco-

noike, estableció tiendas en Osaka y llegó a vender

sake

en Edo.

Más tarde estableció el' servicio de cabotaje para el transporte de

carga y de los señores del oeste y de su cortejo, que iban y venían

DE LOS ORÍGENES A LA CAÍDA DEL SHOGUNATO TOKUCAWA

143

para cumplir con la obligación de la asistencia alternada. El paso

siguiente fue la operación de casas de cambio en Edo y Osaka y

el financiamiento de grandes obras de habilitación de la tierra.

Hacia fines del siglo XVII aparecieron nuevos comerciantes,

basados más bien en el consumo masivo de la población urbana

en expansión. La casa Mitsui, por ejemplo, surgió en 1673 como

la tienda de textiles Echigoya, en Edo. Extendió sus filiales tam-

bién hacia Osaka y Kioto, y luego operó casas de cambio. Por

la diferencia del metal-moneda (Edo a base del oro; Osaka, plata)

y por la necesidad de giros para las transacciones diferidas o de lar-

ga distancia, su papel adquirió gran importancia.

En el cuadro 2 se puede apreciar que ya para 1736 se había

conformado un mercado nacional de considerable tamaño con dos

centros principales, uno de los cuales era Osaka.

Si bien la introducción de cultivos comerciales mejoró el nivel de

vida material de la población rural, también creó la necesidad

de dinero y la consecuente dependencia de los comerciantes o de

los empleadores. Además, con la reducción de la autosuficiencia

económica de los hogares y de las comunidades a causa de los cul-

tivos comerciales, el abastecimiento de los alimentos básicos se con-

virtió en un importante problema. Sin embargo, el gobierno feu-

dal se preocupó principalmente por asegurarle el abastecimiento de

comestibles a la población urbana. En consecuencia, en los años

de malas cosechas derivadas de desastres naturales como las se-

quías, las bajas temperaturas en verano o las inundaciones, se pro-

dujeron hambrunas en diferentes regiones. En estos años, los cam-

pesinos necesitados acumulaban deudas con los prestamistas, los

comerciantes o los campesinos ricos, que entonces se apropiaban

de las tierras a través del embargo. Se dio así la concentración de

la tenencia de la tierra, a pesar de la prohibición oficial de la trans-

ferencia, con lo que surgió una nueva clase de terratenientes.

Cu ltura Guen roku. A partir de la fundación del shogunato en Edo, el

neoconfucianismo de Zhuxi fue adoptado como la ideología ofi-

cial. Ieyasu le ordenó a J ayashi Radzan la fundación de una aca-

demia oficial en Edo, para educar a los hijos de los señores y gue-

rreros. Un buen guerrero

(samurai)

debía manejar bien tanto las

armas como las letras. Los grandes señores siguieron este ejemplo

y patrocinaron las academias de estudios confucianos en las ciu-

dades con castillos. Algunas de esas academias se destacaron por

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144

JAPÓN: SU TIERRA E HISTORIA

CUADRO 2

IMPORTACIÓN EN EL PUERTO DE OSAKA EN)

736

Art ícu lo

Lu gar de or zgen ( P rovin cia)an tida d

Pr ecio

(kanY

Arroz

Semilla de

colza

Papeles

Tela de

seda

Tsumug

Tela de

algodón

blanqueada

Lino

39 742 560

(litros)

23 194620

836900

(metros)

80500

11 783910

356 471

8638

6884

1 458

5 172

1 073

Dewa, Satsuma, Koochi, Idzumi,

Ise, Shima, Owari, Mikawa,

Tootoomi, Mino, Mutsu, Ecchu,

Echidzen, Echigo, Kaga, Noto,

Tango, Inba, Idzumo, Jarima,.

Bien, Bichuu, Bingo, Aki, Suoo,

Nagato, Kii, Awadyi, Shikoku,

Chikudzen, Chikugo, Budzen,

Bungo, Jidzen Jigo

Bungo, Bidzen, .ligo, Chikugo,

Bichuu, Bingo, Idzumi, Koochi,

Settzu, Ecchu, Iwami, .larima,

Suoo, Kii, Awadyi, Awa, Sanuki,

Chikudzen, Budzen, Jyuuga,

Satsuma, Tshushima

Suoo, Bungo, Yamato , Settsu,

Musashi, Mino, Mutsu, Tamba,

Iwami, Jarima, Bichuu, Bingo,

Aki, Nagato, Kii, Sanuki, Iyo,

Tosa, Chikudzen, Chikugo

Koodzuke, Kaga, Tango, Kai,

Yamashiro, .litachi, Echidzen

190 Shinano, .litachi, Yamashiro,

Shimoosa, Musachi, Karniosa

DE LOS ORÍGENES A LA CAÍDA DEL SHOGUNATO TOKUGAWA

145

CUADRO 2

(Continuación)

Art ícu lo Cantidad

L ug ar de ori gen (Provincia)

Precio

(kanf 

Tela de

algodón

962 327

Tapete de

junco

616298

(piezas)

3 597

1 167

2

374

1 246

1 966

3 493

Yamato, Yamashiro, Idzumi,

Koochi , Settsu, Bichuu, Sanuki

Bingo, Tanba, Oomi, Bidzen,

Bichuu

Satsuma, Echidzen, Iwami, Aki,

Jidzen, Yamashiro, Musashi ,

Hida, Mutsu, Dewa, Echuu ,

Ecigo, Tanba, Inba, Bidzen , Iyo ,

Chidkudzen, Chhikugo, Jigo

Awa, Settsu

695 Yamashiro, Iga, Yamato, Ise,

Owari, Oorni, Mino,

Tanba,

Kii,

Jyuuga

Awadyi, Bidzen, Jarima, Koochi,

Yamato, Idzumi, Settsu, Suoo,

Kii, Awa , Iyo, Bungo, Budzen

Musashi, Iwami, Aki, Tadyima,

Shinano, Shimotsuke, Dewa,

Wakasa, Echidzen, Bingo, Bungo,

Inba

Cera

vegetal

354885

(kg)

Musashi , Koochi, Yamato,

Idzumi, Settsu, Kai , Jitachi,

Koodzuke, Shimotsuke, Mutsu ,

Jarima, Bidzen, Bichuu, Bingo,

Aki

463

Settsu , Mutzu, Dewa, Echigo ,

Aki, Bidzen, Bichuu, Bingo,

Nagato, Kii, Sanuki, Iyo,

Chikudzen, Chikugo, Budzen,

Bungo

Índigo 1 800 150

Awa, Musashi , Kamiosa,

Shirnoosa, Jitachi, Bingo, Suoo,

Nagato, Kii , Awa, Iyo,

Shoodoshima, Tosa, Chikudzen,

Chikugo, Bungo, Jidzen, Jyuuga,

Tsushima

a U nidad de peso. 1 kan ~ 3.75 kg. También sirve como unidad de dinero

en la moneda de cobre.

b

Tela de seda de calidad inferior con hilo de seda anudado.

r Fertilizantes.

Fuente: Ooishi y otros, Nijon   p. 71.

elaborado

839820

Tabaco

1 609834

Hez de la

prensa de

aceite'

2

802 206

Sardinas

secas'

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146

JAPÓN: SU TIERRA E HISTORIA

una gran actividad intelectual, con lo que estimularon el surgimiento

de diferentes escuelas no ortodoxas de confucianismo, como la es-

cuela de Wang Ynagming desarrollada por Nakae Toodyu

(1608-1648) y la escuela fundamentalista de Itoo Dyinsai y Yama-

ga Sokoo (1622-1685). Este último, pensador independiente, ela-

boró el fundamento moral para la existencia del estatus

samurai.

En su obra

El camino del samurai

escribió:

La ocupación del samurai consiste en reflexionar sobre su propio modo

de vida; ofrecer servicio leal a su señor, si tiene amo; profundizar

la fidelidad en la amistad, y, antes que nada, dedicarse al cumpli-

miento del deber de acuerdo con su posición. En la vida de cada quien

es inevitable involucrarse con obligaciones entre padre e hijo, her-

mano mayor y menor y marido y mujer. Aunque éstas son las obli-

gaciones morales básicas para todos los hombres sobre la tierra, los

campesinos, artesanos y comerciantes no disponen de tiempo libre en

sus ocupaciones y, por lo tanto, no pueden actuar siempre de acuerdo

con el Camino ni llevar una vida ejemplar. El samurai está exento de

las ocupaciones de los campesinos, artesanos o comerciantes y pue-

de confinarse a sí mismo para practicar el Camino. Si alguien en los

tres estratos del común t ransgrede los principios morales, el

samurai

lo castiga, para mantenerlos en alto.

Para el samurai en lo externo no basta con saber las virtudes mar-

ciales y civiles, sino hay que manifestarlas. Por lo tanto, externamente,

debe estar siempre listo en lo físico para servir a la primera llamada

e internamente debe cumplir con el Camino entre señor y súbdito,

amigo y amigo, padre e hijo, hermanos mayor y menor y marido

.Y mUJer.

En su corazón, conservar el Camino de paz, pero sin olvidar sus

armas listas para su uso. Los tres estratos de la gente común lo toma-

rán como maestro y lo respetarán. Siguiendo su enseñanza, distin-

guirán lo fundamental de lo secundario.

Hacia fines del siglo

XVII

y comienzos del

XVIII,

destacados

estudiosos confucianos como AraiJakuseki y Muroo Kyuusoo ac-

tuaron como consejeros cercanos a los

shoogun.

Desde allí enfatiza-

ron la importancia de la educación como recurso del gobierno. Arai

Jakuseki, por ejemplo, estableció el reglamento del buen gobier-

no, basado sobre el código moral confuciano, para los intendente s

y los funcionarios locales, y el

shoogun

Yoshimune fomentó la edu-

cación popular como parte de su política de reforzamiento del sho-

gunato.

 

I

DE LOS ORÍGENES A LA CAÍDA DEL SHOGUNATO TOKUGAWA

147

En torno a la era Guenroku (1688-1703), tuvo lugar un im-

portante avance en los diferentes campos del conocimiento y de

las artes, destacándose Seki Takakadzu, en las matemáticas; Kai-

bara Ekken, en la botánica; Kecchuu, en los estudios filológicos

del japonés antiguo y de los dialectos; Arai Jakuseki, en los estu-

dios críticos y positivos de la historia y la Escuela de Mito -esta-

blecida por Tokugawa Mitsukuni, señor de Mito y nieto de leya-

su- inició la elaboración de la

Gran Historia deJapón

y la compilación

de las fuentes históricas, que eran indispensables para esta gran-

diosa tarea. A pesar de la extrema restricción de los contactos con

el exterior, los conocimientos científicos de Europa occidental se

asimilaban a través de los libros traducidos y publicados en chino

y también a través de los médicos de la factoría holandesa en Na-

gasaki.

Aparecieron también importantes producciones l iterarias

y

ar-

tísticas en las que se advierte una fuerte influencia de la burguesía

urbana. Partiendo dela tradición de los poemas encadenados, Mat-

suo Bashoo creó una nueva forma breve de poesía, el

[aiku,

que

comprimía en sólo 17 sílabas la imagen concreta del mundo cir-

cundante, a la vez que el estado anímico del autor en un momento

dado. A diferencia de los poemas encadenados que se componían

más bien para la diversión refinada, el

jaiku

de Bashoo tendía a

tener un tono melancólico. Bashoo realizó numerosos viajes de con-

templación a lugares históricos y de gran belleza natural.

Sendas

de Oku

constituye un diario poético de uno de sus viajes al noroeste

del país .

¡Ay, yerbas del verano

Eso es todo lo que queda

del sueño de los héroes.

(Traducción de Octavio Paz. Bashoo,

Sendas de Oku,

UNAM,

1957,

p. 58).

Este comentario del poeta acerca de lo efímeras que son las

hazañas humanas lo produjo al visitar en pleno verano las ruinas

donde, un siglo atrás, los señores de la guerra habían combatido

por el poder. Bashoo tuvo como patrones a los comerciantes urba-

nos

 choonin)

acomodados, quienes lo invitaban a presidir las reu-

niones de poemas encadenados.

Por esta época comenzaron a aparecer escritores profesiona-

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148

JAPÓN: SU TIERRA E HISTORIA

les, quienes podían vivir del sueldo de dramaturgos para uno o va-

rios teatros (ya fuera el de muñecos, ningyoodyoorun, o el kabuki,

una lujosa forma de teatro que combina elementos del drama y

la revista) como Chikamatsu Mondzaemon, o el pago d~ los dere-

chos de autor, como Ijara Saikaku. Estos autores profesionales es-

cribían sus dramas y novelas inspirándose en los acontecimientos

de su época y en los recientes sucesos históricos. Chikamatsu n~:

ció en 1653 como hijo de un guerrero. Cuando su padre perdió

el empleo por quedarse sin amo, él y su madre se trasl~daron a

Kioto para servir en las casas de la nobleza,. donde. Chlk~matsu

asimiló la cultura clásica japonesa. En el comienzo, destaco como

autor de piezas históricas para el teatro de muñecos y luego para

el

kabuk i,

pero su fama quedó establecida cuando en 1684 se

conoció su primer drama de citadinos (choonin),  Joble su icid io de amor

e n S one d za k i. Según Chikamatsu, el requisito fundamental.del dra-

ma de citadinos es la existencia y el desarrollo de los conflictos en-

tre el sentimiento y la obligación . Dob le suicidio de a mor en Ten-

noamidyima, la mejor pieza de este género, es un. buen eje~plo d.e

cómo las múltiples obligaciones de cada personaje son tan ineludi-

bles que al transformarse en conflictos sin solución orillan a los pro~

tagonistas al doble suicidio, a pesar de la buena voluntad de cas.1

todos los involucrados.

Dyijee, el protagonista de Dob le su icid io de amor en Tennoamidyi -

ma es dueño de una papelería en Osakay está profundamente ena-

morado de una cortesana, Kojaru, de Sonedzaki, el barrio de to-

lerancia. Tajee ~s un comerciante rico que compite por ell~ y que

está a punto de pagar por su libertad, a pesar de que K.oj~~u no

lo quiere. Osan, la esposa de Dyijee, se percata de la aflicción de

. su marido y teme por su vida, ya que sólo la muerte podía ser so-

lución para los enamorados. Decide entonces escribirle a Kojaru:

 La tristeza de ser mujer la compartimos. Le ruego que haga un es-

fuerzo inhumano por cortar con él, para salvarle la vida .

Kojaru le responde:

 Aunque el señor me sea más importante que yo misma o que mi

vida, ante la obligación humana frente a usted, juro cortar con él .

Al enterarse, a través del hermano mayor de Kojaru, que ésta

ya no tiene interés en él, y que está a punto de entregarse a Tajee,

DE LOS ORÍGENES A LA CAÍDA DEL SHOGUNATO.TOKUGAWA

149

Oyijee se enfurece y la incrimina por su deslealtad. Osan, p'0r el

temor que le provoca la decisión de morir que ha tomado Kojaru ,

revela lo de las cartas y le pide a su marido que pague por la liber-

tad de la cortesana, y ofrece vender sus pertenencias para comple-

tar el dinero. En ese momento llega el padre de Osan quien, enoja-

do por el trato que está recibiendo su hija, la divorcia y se la lleva

a su casa por la fuerza. Dyijee, que es hijo adoptivo, se siente arrin-

conado por el daño irreparable que le ha causado a su familia adop-

tiva. Kojaru también se encuentra en una situación sin salida. Los

dos se escapan de los ojos vigilantes del patrón de Kojaru, para se-

guir el camino del doble suicidio. Aun entonces a Kojaru le preo-

cupa romper el juramento que le ha hecho a Osan de no llevar

a Dyijee a la muerte. Para apaciguar el desprecio, el enojo y los

celos, los dos se cortan el cabello, a la manera de los monjes, a

fin de estar libres de las ataduras mundanas y mueren separados

el uno del otro.

Otro escritor destacado de la época fue Ijara Saikaku, quien

nació en

1642,

y fue hijo de un comerciante de Osaka. Trabajó

como comerciante durante los años del auge inicial del capital co-

mercial bajo el shogunato Tokugawa. Al principio su nombre ad-

quirió fama como el de un poeta extraordinariamente prolífico, y

desde 1684 mantuvo la primacía de una altísima productividad:

23 500 pequeños poemas en 24 horas. A los 41 años se convirtió en

novelista y siempre mostró un interés insaciable por todas las facetas

de la condición humana:  No hay nada más simpático que el ser

humano, y mi interés hacia él crece de día con día . A sus ojos,

toda la gente, sin importar su situación social o su profesión, valía

lo mismo:

La mente humana no es distinta entre todas las personas. Si alguien

lleva la espada larga, es un guerrero; si el gorro de pico, sacerdote

shintoísta; si la ropa negra, bonza; si el azadón, campesino; si el ha-

cha de mano, artesano; si el ábaco, comerciante. Hay que saber que

el oficio de cada familia tiene valor.

Saikaku abarcó en su obra de ficción tres temas principales:

la vida amorosa de los hombres y las mujeres; la ridiculez de los

guerreros que tratan de guardar las apa~ienci~s .sacrificando.los dic-

tados del sentimiento, y la tragicomedia cotidiana de la vida cal-

culadora de los habitantes de las ciudades. Su primera novela,

La

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150

JAPÓN: SU TIERRA E HISTORIA

vida amorosa de un hombre, publicada en 1682, constituye una paro-

dia de Cuentos de Guendyi. La novela trata de los 54 años (alusión

a los 54 capítulos de la obra clásica) de las aventuras amorosas de

Yonosuke, comerciante, príncipe de la era Guenroju, desde su pri-

mer amor, a la edad de 7 años, hasta su partida en una embarca-

ción hacia la Isla de las Mujeres, a los 60 años. En esta y otras

novelas amorosas; Saikaku pone a la luz el motivo primario de la

vida de los hombres: Eras.

En sus obras sobre este tema, como El almacénfamiliar? perpe-

tuidad deJapón y El munao de los cálculos, Saikaku describió con hu-

mor y simpatía las múltiples y variadas situaciones de la vida de

los comerciantes, afirmando la virtud de la riqueza honestamente

ganada. A través de estas obras, se puede visualizar el animado

barrio comercial de Naniwa (Osaka) a fines del siglo XVII:

Desde el puente de Naniwa, hacia el oeste, se divisa el panorama de

miles de tiendas de mayoreo, cuyos techos se juntan uno con otro,

y la blancura de los muros de sus almacenes luce más que la nieve

del amanecer. Las montañas de costales se mueven tiradas por los

caballos, haciendo un ruido tremendo igual al de un trueno. Flotan,

como hojas de sauce caídas sobre el río, un sinnúmero de lanchas,

que van y vienen entre los grandes barcos y las orillas. Los vendedo-

res de arroz son robustos y vivaces, como bambúes del bosque. Las

páginas de los libros de contabilidad se agitan por el movimiento y

las cuentas del ábaco vuelan como granizo; el ruido del conteo de

las monedas resuena como un trueno, y el viento favorable para los

negocios hace que se levante la antepuerta. [... ] iNi jon Ko ten bu ng aku

tai kei, vol. 48, p. 42.)

Sobre el origen social y el ciclo de la vida de los comerciantes,

Saikaku se expresó así:

Aunque de origen humilde, si les llega el momento, podrían ser pa-

trones y andarían con sus gorros doblados y sus palos y harían car-

gar a sus acompañantes mudas de calzado, todos son hijos de los la-

briegos de Tsu o Idzumi. Los primogénitos se quedan en las casas

y los hijos menores llegan a la ciudad como aprendices. Mientras son

unos mocosos, les toca hacer mandados; una vez que ya se han cam-

biado dos o tres mudas de uniformes, han llegado a usar los escudos

familiares y han adoptado el peinado que usa un joven comerciante,

acompañan al patrón a oír música o a ver teatro no o y a pasear en

lancha. Aprenden a escribir en la arena y también a sumar y restar

J E

LOS ORÍGENES A LA CAÍDA DEL SHOGUNATO TOKUGAWA

151

con el ábaco, mientras cuidan a los niños. Rápido pasa el tiempo,

y de nuevo cambiarán de peinado para salir a cobrar a los clientes.

Cuando llegan a ser oficiales menores, comienzan a emprender sus.

propios negocios, quedándose con la ganancia si la hubo y apuntan-

do las pérdidas en la cuenta del patrón. Al fin llega el momento de

independizarse, pero aun queda pendiente la reposición de la pérdi-

da. Aunque el patrón acepte la conciliación, sólo llegarían a ser ven-

dedores ambulantes. Muchos siguieron este camino, pero algunos si

llegaron a ser millonarios. Todo depende de la conciencia de ca-

da uno.

(Ib id em.)

Saikaku y Chikamatsu expresaron ampliamente la ética y la

estética de la clase comerciante, que comenzó a acumular poderío

económico, pero cuya participación política fue muy limitada.

Esta misma clase patrocinó la cultura epicúrea y barroca de

los barrios de las cortesanas, así como las diferentes artes para el

entretenimiento y el adorno de la vida, como por ejemplo las mo-

das en el peinado y las prendas de vestir, la decoración interior

y los bailes y cantos de salón. Este florecimiento cultural urbano

se conoce bajo el nombre de cultura Gueroku, por haberse pro-

ducido principalmente en la era Guenroku. Al mismo tiempo, bajo

la protección de los señores feudales, el arte y la artesanía se di-

fundieron y florecieron más allá de las tres principales ciudades,

en las ciudades con castillos de la provincia.

Reforma de la era de Kioojo

A partir de mediados del siglo XVII, el gobierno del shoogun co-

menzó a tener dificultades financieras debido a los gastos ocasio-

nados por las grandes obras, que incluyen la construcción del san-

tuario Tooshoo en Nikkoo -donde Ieyasu fue venerado como

deidad- y los gastos suntuarios de los señores, mediante los cua-

les se distinguían sus rangos. En suma, los grandes gastos ocasio-

naban el aumento del egreso anual, con el agravante de que el in-

greso anual no se acrecentaba al mismo ritmo. El aumento en la

producción agrícola durante el siglo XVII no siempre se tradujo

en el incremento de impuestos, ya que el estrato medio situado entre

el pequeño campesino contribuyente y el señor, y que estaba re-

presentado por los comerciantes locales, los prestamistas y los te-

rratenientes -los cuales frecuentemente financiaban las obras de

irrigación y de colonización- hacía suyo el excedente de la pro-

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152

JAPÓN: SU TIERRA E HISTORIA

ducción. Además, la burocracia feudal se dejaba sobornar por la

población, la cual trataba de obtener una baja estimación de su

cosecha durante la vista anual. Por otra parte, el comercio y la in-

dustria en expansión todavía no se tomaban lo suficientemente en

cuenta como fuentes de ingresos por la vía de los impuestos.

El comercio exterior provocaba la salida de importantes can-

tidades de plata y cobre del país a cambio de la importación de

telas de seda, dando lugar con ello a la escasez de metal para mo-

nedas, con la consecuente tendencia deflacionaria, lo que condujo

a una baja en los precios del arroz, que afectaba a la clase guerre-

ra. Para resolver esta dificultad financiera, AraiJakuseki, en cali-

dad de consejero del

shoogun

Ienobu, reorganizó la burocracia del

shogunato, especialmente a nivel local, y limitó el monto de las im-

portaciones, fomentando la producción doméstica de telas de seda,

de medicinas, etc.; por otro lado, sustituyó la exportación de me-

tales por productos marinos secos, ingrediente culinario muy apre-

ciado en China.

El

shoogun

Yoshimune (1716-1751) continuó la política de re-

forzamiento del shogunato, política que posteriormente se conoce-

ría como la Reforma de la Era de Kioojo (1716-1735). Nombró como

asesores y funcionarios de alta responsabilidad a individuos de ta-

lento, sin importar su rango, y para aliviar las dificultades finan-

cieras del

shoogun

obligó a los señores a aportar hasta un 10% de

sus ingresos anuales a cambio de la suspensión temporal de la asis-

tencia alternada en Edo. Ordenó también la cancelación de las deu-

das de los campesinos a los terratenientes-prestamistas y la devo-

lución a sus dueños originales de las tierras embargadas o vendidas.

Esta última medida le creó problemas de financiamiento a los pe-

queños campesinos necesitados, porque se redujo radicalmente la

oferta de préstamos. Como consecuencia, se produjeron una serie

de levantamientos campesinos, en demanda de la abolición de tal

ordenanza. A partir de este momento, Yoshimune optó por la coop-

tación del estrato medio rural de terratenientes, comerciantes y

prestamistas y ya no trató de suprimirlo.

A partir de la reforma, se generalizó el sistema de la tasa fija

de impuesto. Según este sistema, la aldea debía pagar una canti-

dad invariable de impuesto anual, independientemente de la ex-

tensión de los cultivos y de las condiciones de la producción, y sin

la necesidad de recibir la inspección oficial anual sobre la cosecha.

Al adoptar este sistema, se llevó a cabo una nueva revisión de las

DE LOS ORÍGENES A LA CAÍDA DEL SHOGUNATO TOKUGAWA

153

tierras, para fijar el producto anual promedio, que serviría como

base para el cálculo de los impuestos. La medida dio sus frutos:

el impuesto anual total se incrementó momentáneamente. Sin em-

bargo, a la larga, este sistema favoreció también al campesinado,

especialmente a los terratenientes, puesto que el aumento de la pro-

ductividad de la tierra dejaba un excedente disponible. Hasta la

década que va desde 1756 hasta 1765, el impuesto anual sobre la

tierra que obtenía el gobierno del

shoogun

aumentó, tanto en tér-

minos absolutos como relativos. Pero más adelante se estancó e

incluso fue disminuyendo gradualmente

y

nunca se pudo recuperar

el monto alcanzado en aquella década, a pesar de los esfuerzos de

los gobiernos feudales.

Dos fueron las razones principales para que no aumentara el

ingreso de los señores feudales por concepto de los impuestos so-

bre la tierra: primero, la creciente protesta campesina bajo la for-

ma de peticiones, fugas colectivas, demandas por la fuerza y des-

trucción de propiedades, y segundo, el crecimiento del estrato medio

rural de campesinos ricos

(goonoo),

que acumulaba tierra por com-

pra o embargo, establecía comercios e industrias y, además, de-

sempeñaba frecuentemente alguna función administrativa en el go-

bierno local o del dominio. Desde el punto de vista del señor feudal,

estos campesinos ricos desviaban el excedente agrícola que debía

destinarse a los impuestos.

Para prevenir los levantamientos campesinos, el shoguríato es-

tableció severos castigos, que incluían la pena capital para los lí-

deres, y fomentó la denuncia, premiando a los denunciantes. No

obstante esto, los movimientos populares de protesta aumentaron

en número y extensión. Es así como en la década de 1780, en coin-

cidencia con varios desastres naturales, la protesta campesina al-

canzó su máximo (gráfica 1).

Para hacer frente a la formación del nuevo estrato medio ru-

ral, estrechamente relacionado con el mercado, el shogunato optó

por la política promercantil de Tanuma Okitsugu, consejero per-

sonal del

shoogun

Iejaru entre 1767 y 1786, según la cual debía ha-

cerse un aumento en el cobro de impuestos y en el pago de las li-

cencias por actividades comerciales e industriales, a cambio de una

mayor libertad y de la puesta en práctica de una política de fo-

.mento mercantil. El shogunato contrató a los comerciantes ricos de

las grandes ciudades como asesores financieros, lo que dio pie para

el soborno de los funcionarios del

shoogun,

puesto que la contrata-

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154

JAPÓN: SU TIERRA E HISTORIA

GRÁFICA 1

PROMEDIO ANUAL DE MOVIMIENTOS CAMPESINOS EN CADA

DÉCADA  1590-1911

70

__ Movimientos campesinos

2 ---- --- Excluyendo de I pleitos aldeanos

3 --- Excluyendo de 2 shüso hyakusho ikki

no concretados, o sin determinar.

60

50

 

O~ ~I ~ ~I __

1590 1601 1701 1801 1901

ción oficial implicaba un gran beneficio. Esta política también ace-

leró la penetración de la economía de mercado en el campo, di-

fundiendo la subocupación campesina, como en el caso del trabajo

a domicilio bajo el control del capital comercial, especialmente de

la industria textil. Por otra parte, el aumento de las actividades

DE LOS ORÍGENES A LA CAÍDA DEL SHOGUNATO TOKUGAWA

155

no agrícolas produjo el alza de los salarios de los jornaleros agríco-

las; esto hizo poco rentable la explotación empresarial de las gran-

des extensiones de tierra, motivando que éstas se arrendaran en

pequeñas parcelas a los campesinos, e incluso comenzó a haber par-

celas abandonadas, cuando su productividad era baja. Consecuen-

temente, se produjeron éxodo s rurales y se le dio preferencia a los

cultivos comerciales en vez de a los de granos. Así, en años de mala

cosecha, escaseaba el alimento y los gobiernos feudales tenían que

distribuir víveres para combatir el hambre y aplacar los motines

de arroz, no sólo en las ciudades sino en las zonas rurales integra-

das en la producción comercial.

ProbLema s interno s

y

externo s

en el sh og un ato To kugawa tardío

Al llegar al poder en 1787, el shoogun Ienari dest itu yó a Tamuna

Okitsugu y nombró como consejero mayor a Matsudaira Sadano-

bu, quien inició la Reforma de la Era de Kansei en ese mismo año,

en medio de un gran motín en las ciudades de Edo y Osaka causa-

do por el alza en los precios del arroz. El objetivo fundamental de

la reforma fue el del reforzamiento del shogunato, y las medidas adop-

tadas tuvieron características básicamente conservadoras. Se de-

cretó el ahorro y la frugalidad y se fomentaron la agricultura y las

artesanías campesinas; se trató de restringir las actividades comer-

ciales e industriales rurales, fortaleciendo el control de los gremios

autorizados en las grandes ciudades; se intentó detener el éxodo

rural, regresando al campo a la población urbana desempleada y

marginal; hubo un esfuerzo por difundir las enseñanzas confucia-

nas entre la población campesina y, finalmente, se combatieron

las corrientes alternativas dentro del confucianismo, mediante la

prohibición de las heterodoxias. Estas medidas conservadoras, sin

embargo, no tuvieron éxito, ya que no era posible el regreso a la

economía autárquica ni tampoco la recuperación del antiguo modo

de vida. Tan sólo se causó un impacto negativo entre los medios

intelectuales y artísticos de las ciudades.

Durante las eras de Bunka (1804-1817) y Bunsei (1818-1829),

el shogunato concentró sus esfuerzos en el fortalecimiento de las ba-

ses financieras, mediante el desarrollo de las actividades producti-

vas en general y la integración del estrato medio rural al servicio

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156 JAPÓN: SU TlERRA E HISTORIA

de la burocracia feudal local. En la región de Kantoo, donde se

ubicaba Edo y donde el

shoo gun

tenía grandes extensiones de tierra

bajo su dominio directo, surgieron varios centros comerciales y una

red de mercados locales. Los terratenientes y empresarios rurales

(goonoo),

quienes tenían interés en el reconocimiento oficial de sus

derechos

de jacto

y en la reglamentación de las transacciones mer-

cantiles, colaboraron con el gobierno feudal cumpliendo con las

funciones locales de gobierno. '

Los

señores

feudales también trataron de fortalecer la econo-

mía de sus respectivos dominios, valiéndose de estudiosos con am-

plios conocimientos prácticos sobre agronomía, industria, asuntos

militares, etc., que se empleaban como asesores en los gobiernos

de los diferentes dominios. Entre éstos destacan Jonda Toshiaki

y Satoo Nobujiro, quienes recomendaron una política económica

mercantilista hacia afuera y el fomento de la actividad agrícola in-

dustrial dentro de cada dominio.

Pr es ion es des de af uera .

Durante la segunda mitad del siglo XVIII co-

menzaron a darse cambios en cuanto a las relaciones internacio-

nales en Asia, Como se ilustra en el mapa 6, Inglaterra desplazó

a los portugueses y a los holandeses y comenzó a penetrar en la

India, la cual llegaría a constituirse en una de las fuentes de acu-

mulación originaria de capital más importantes para la revolución

industrial británica. Por otra parte, el Imperio ruso se extendió

hasta llegar a las orillas del océano Pacífico; en Asia Oriental esta-

bleció su frontera con el Imperio Ching de China, y en América

ocupó Alaska. En varias ocasiones, llegaron exploradores rusos a

las costas de Japón, comunicando el deseo del zar de establecer

el intercambio comercial. Incluso, en 1768 se abrió una escuela

de lengua japonesa en Irkutsk, un poblado sobre el lago Baikal.

Para mantener una guarnición en el lejano Oriente, amén del ac-

ceso a puertos que no llegaran a congelarse, Rusia necesitaba del

suministro de alimentos y la protección de los náufragos.

Esta expansión europea en Asia, en particular la rusa, causó

inquietud entre los japoneses, que por ese entonces se dedicaban

a los estudios holandeses

(rangaku).

Jayashi Shijei, por ejemplo, re-

comendó explorar y colonizar Jokkaidoo, una de las cuatro islas

principales de Japón ubicadas en el norte del país, que estaba ha-

bitada entonces por los ainu, y en la parte sur, en el dominio de

Matsumae, se estableció un reducido número de colonos y comer-

DE LOS ORÍGENES A LA CAÍDA DEL SHOGUNATO TOKUGAWA

157

ciantes japoneses. En 1785, por orden del

shoogun,

Mogami Toku-

nai exploró Jokkaidoo y, más tarde, las islas Aleutianas. A partir

de entonces, se intensificaron las actividades comerciales y coloni-

zadoras de los japoneses en esta región (mapa 6). Los ainu, des-

plazados de su territorio original, se replegaron hacia regiones in-

hóspitas y su sociedad comenzó a sufrir las consecuencias: reducción

demográfica, diferenciación social interna, mestizaje y asimilación

cultural, y aunque se rebelaron contra la penetración japonesa, como

lo prueba el último levantamiento de 1789 en Kunashiri, fueron

reprimidos por la fuerza militar de la guarnición del norte, insta-

lada allí para prevenir la expansión rusa. En 1792, el enviado es-

pecial de Rusia, Laksman, llegó al puerto de Jakodate en Jokkai-

doo solicitando el establecimiento de un intercambio comercial lo

cual fue rechazado al igual que otras propuestas hechas en ese en-

tonces por misiones de otras potencias europeas.

Desde principios del siglo XIX, embarcaciones inglesas y fran-

cesas empezaron a aparecer en las aguas de Asia Oriental y, oca-

sionalmente, algunos naúfragos llegaban hasta las costas japone-

sas, En 1808, por ejemplo, después de la capitulación de los Países

Bajos ante Napoleón, un buque de guerra inglés llegó abruptamente

a Nagasaki, bajo el pretexto de que lo perseguía un barco holan-

dés. Gran Bretaña intentaba aprovechar el momento para despo-

jar a los holandeses de Asia. La respuesta del shogunato a esta si-

tuación fue el reforzamiento de la defensa costera y, en 1825, ordenó

atacar cualquier barco extranjero que intentara acercarse. El man-

tenimiento de tales refuerzos en la guardia costera agregó nuevos

gastos a los

señores

feudales.

La verdadera situación del país frente a las potencias europeas,

que expandían su dominio colonial en India, el sudeste asiático,

el Pacífico del norte y China, y que avanzaban rápidamente tanto

en el terreno económico como en el político y militar, era prácti-

camente desconocida. Solamente un pequeño número de funcio-

narios del shogunato y los estudiosos, quienes habían tenido acceso

a la literatura en holandés y mantenían contacto con los comer-

ciantes y médicos extranjeros en su segregada residencia de Naga-

saki, pudieron percatarse de la gravedad de la situación e insistie-

ron en la necesidad de obtener más conocimientos acerca de

Occidente.

Problema s do mésticos.

Durante la década de 1830, las hambrunas se

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.8

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o

'é?

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m:

LOS ORÍGENES A LA CAÍDA DEL SHOGUNATO TOKUGAWA .

159

sucedieron año tras año; la de

1836-1837

en particular, afectó a

gran parte del país y acabó con cientos de miles de vidas. Tuvie-

ron lugar numerosos movimientos populares, tanto en las ciuda-

des como en el campo, que exigían alimentos y la reducción de

los impuestos. Como puede observarse en la gráfica 1, esta década

marcó un nuevo récord de los levantamientos campesinos. Se in-

crementó el número de ataques a las propiedades de los especula-

dores con el arroz y de los prestamistas y en ocasiones los rebeldes

llegaron incluso a destruir esas propiedades, según ellos injusta-

mente acumuladas, en nombre de la Deidad que Repara el Mun-

do. La rebelión de los pobres, que tuvo lugar en la ciudad de Osa-

ka

en

1837,

bajo elliderazgo de OoshioJeijachiroo, excomisionado

de la policía de la ciudad y seguidor de la heterodoxia confuciana

de Wan Yan-rning, representó en este contexto un primer y signi-

ficativo cuestionamiento público de la legitimidad del shogunato.

En ese mismo año, la tripulación de  barco estadunidense

Morrison trató de desembarcar, bajo el pretexto de devolver a

algunos naúfragos japoneses y proponer el establecimiento del co-

mercio. No obstante, el

sho ogun

ordenó rechazar a estos extranje-

ros y, en

1839,

encarceló a Watanabe Kadzan, a Takano Chooei

y a un grupo de estudiosos que criticaron la política exterior ofi-

cial del aislamiento y señalaron la necesidad de establecer relacio-

n 'S exteriores y promover los estudios sobre Occidente, para po-

der enfrentarlo. A pesar de la severa persecución contra este grupo,

1\'nÍan sus partidarios aun dentro de los funcionarios del shogunato.

I :n contraposición, surgieron entonces grupos ultraconservadores

o nucionalistas radicales de la Escuela de Mito y de la de Jirata, que

nbogaban por la política de rechazo a los extranjeros y por la nece-

sidad de venerar al tennoo como el alma del  país divino .

En

1841,

bajo iniciativa de Midzuno Tadakuni, el consejero

111;lyOI rincipal del

sho ogu n

Ienobu, comenzó la llamada Reforma

( 1 (, 1   Era de Tenpoo. Midzuno ordenó una frugalidad estricta para

los guerreros y la gente común, y trató de reglamentar hasta los

III(¡Smínimos detalles de la vida cotidiana, para reprimir así la fri-

volidad y e  consumo excesivo que habían caracterizado, según él,

LIs d{Tadas anteriores. Para la Era de Tenpoo, las deudas acurnu-

I.ulns de los señores ascendían a grandes sumas de dinero, que en

(1(uxioncs eran varias veces el monto de sus ingresos anuales. Para

1 SI 

Vt 

este problema, el

shoogun

decretó la cancelación de las deu-

doiS, 111dida que provocó el retiro de la colaboración de los comer-

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160

JAPÓN: SU TIERRA E HISTORIA

ciantes, que eran sus financieros. Acto seguido, Midzuno ordenó

la disolución de los gremios de comerciantes oficialmente autori-

zados, los cuales controlaban la red de distribución nacional, por

considerarlos responsables del alza de los precios que afectaba a

los guerreros, que vivían de estipendios fijos . Por otro lado, inten-

tó controlar directamente a los nuevos comerciantes y empresa-

rios rurales mediante el registro y el control administrativo. Para

mejorar las finanzas del

shoogun,

recurrió a préstamos forzosos de

los comerciantes y acuñó monedas de baja ley, lo que produjo un

efecto inflacionario. Para frenar la inmigración de la gente pobre

hacia las ciudades, prohibió la entrada de trabajadores temporales

a Edo y obligó a los vagabundos y a los desempleado s a trabajar

en talleres-reclusorios o a abandonada ciudad ..Midzuno trató, ade-

más de fortalecer la base económica y político-militar del shoguna-

to mediante la consolidación y expansión del dominio directo del

shoogun en Kantoo, haciendo que se les devolvieran tierras de su do-

minio a los pequeños señores de la región, lo que creó una oposi-

ción dentro de la misma clase gobernante. Ya para 1843, Midzu-

no tuvo que abandonar su puesto en el gobierno.

Más o menos en la misma época, se llevaron a cabo reformas

administrativas de índole económica en diferentes dominios. Al-

gunos grandes dominios de los señores externos ubicados en el su-

roeste del país, por ejemplo Satsuma, Chooshuu y Tosa, lograron

fortalecerse como consecuencia de la exitosa aplicación de esas re-

formas. En estos dominios, surgió un nuevo liderazgo moderniza-

dor de tendencia mercantilista, que integró a los comerciantes y

a la clase media rural en la tarea de expandir la producción bajo

el monopolio comercial del dominio. También se intentó fomen-

tar la producción agrícola mediante la colonización de nuevas tie-

rras y obras de infraestructura agrícola. El dominio de Satsuma,

en particular, gozaba de una situación financiera privilegiada, por

su monopolio del azúcar proveniente del reino de Ryuukyuu, país

tributario del señor de Satsuma. La estructura del gobierno del do-

minio se caracterizaba por ser una de las más conservadoras, ya

que aún existían guerreros locales con residencia en el campo, tal

como se practicaba en la época medieval. Sin embargo, frente a

lo que fueron las dificultades financieras de la clase sarnurai en otros

dominios, estos guerreros rurales se mantuvieron estables. Las fre-

cuentes visitas de ingleses, franceses, rusos y norteamericanos a

las islas de Ryuukyuu, para llevar a cabo un intercambio comer-

m: I.OS ORÍGENES A LA CAÍDA DEL SHOGUNATO TOKUGAWA

161

cial limitado con una tácita autorización del

shoogun

-aun antes

d ' la apertura oficial del país- ofrecieron la oportunidad de acu-

mular una mayor experiencia en cuanto a las relaciones exteriores

y obtener conocimientos sobre Occidente. Bajo las condiciones del

aislamiento, el shogunato y algunos otros dominios del sudoeste em-

prendieron la tarea de modernizar las fuerzas armadas, adoptan-

do algunos elementos de la tecnología industrial militar del Occi-

dente y obteniendo conocimientos a través de los libros holandeses,

como por ejemplo, para la construcción de altos hornos para la fun-

dición del acero.

La noticia de la derrota del Imperio Ching en la Guerra del

Opio de 1840, sacudió a los dirigentes del shogunato. En 1842, fi-

lialmente fue abolido el decreto del rechazo indiscriminado de las

embarcaciones extranjeras, emitido en 1825, y en su lugar, se de-

nó la facilitación del abastecimiento de agua y combustible in-

dispensable a todo barco que se acercara a la costa, para evitar

1;1

provocación de enfrentamientos militares. Esta política  blan-

cln  del shoo gun fue criticada, entre otros, por los nacionalistas ra-

rlirn lcs

de la Escuela de Mito, y los activistas

protennoo

agitaron

,11.1vieja nobleza de la corte y lograron que se decretara el edicto

d,'1

trn noo

acerca de la defensa costera en 1846 y 1850.

( 'ul tu ra

Kasei. La expansión de la economía de mercado y los con-

, , ucnics cambios sociales derivados de ella, constituyeron el tras-

huu lo de la llamada Cultura Kasei (Kasei se forma tomando las

ill.d),(s terminales de las eras de Bunka y Bunsei, 1804-1829), cuya

1111nu-ristica fundamental fue la divulgación de diferentes elementos

Iuluu-a lcs entre las masas populares, tanto urbanas como rurales.

1,()~mnocimientos sobre la lectura, la escritura y el cálculo se di-

luudicron ampliamente, mediante la enseñanza impartida por maes-

11

iS

aldeanos, que podían ser monjes residentes, funcionarios al-

d llllOS u otras personas educadas. Según un cálculo, la

,dlll >etización a mediados del siglo XIX alcanzó a más de la mitad

111'

In

población masculina.

I :n aquella época comenzaron a publicarse libros para consu-

11111pnpular en grandes tirajes; por ejemplo, obras de ficción

di' SII) ) ) Kyooden y diarios de viaje humorísticos e ilustrados de

1I uppcnsha Ikku, que tuvieron gran éxito. El grabado multico-

1111polirromo en madera, que alcanzó un importante desarrollo

I

1111H('gunda mitad del siglo XVIII, especialmente sobre el tema

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162

JAPÓN: SU TIERRA E HISTORIA

del mundo flotante (ukiyo), y que reflejaba la vida frívola de las

grandes ciudades, durante el período Kasei diversificó sus temas

abarcando fantasías, noticias de actualidades, costumbres y paisa-

jes renombrados. Entre los famosos grabadores anteriores a Ka-

sei, puede mencionarse a SudzukiJarunobu, Kitagawa Utamaro

y Tooshuusai Sharaku, y del período Kasei, a Andoo Jiroshigue

y Katsushika Jokusai (ilustración 8).

En la segunda mitad del siglo XVIII surgieron dos nuevas co-

rrientes de estudios: los estudios holandeses, desarrollados funda-

mentalmente por el fuerte interés hacia las ciencias occidentales,

y los estudios nacionales. En 1774, un grupo de médicos japone-

ses tradujo el libro de anatomía Taj el anatomí a, pues los impresio-

nó la precisión de los informes acerca de los órganos del cuerpo

humano, que verificaron comparando con un cadáver al que le efec-

tuaron la autopsia. Al mismo tiempo, el interés por los elementos

autóctonos de Japón hizo surgir los estudios nacionales. Kamono

Mabuchi (1697-1769), quien estudió la Co lecció n d e los d iez m il p oe-

mas , y Motoori Norinaga (1730-1801), quien estudió C ró ni ca a nti-

gua , C uen to s d e G ue nd yi

y otras obras clásicas, sostuvieron que antes

de la influencia budista y confuciana existió una cultura japonesa

autóctona, libre del adoctrinamiento religioso o moralista. Por su

parte, Sugae Masumi (1754-1829), quien viajó ampliamente y re-

gistró las costumbres y los dialectos locales, señaló la conservación

de esos elementos autóctonos en la cultura popular. J aniwa J okki-

chi (1746-1821), un filólogo ciego, compiló y publicó la Gra n col ec-

ción de obras clásicas en j a ponés . A pesar del intento oficial de repri-

mir las nuevas corrientes de estudio e imponer la ortodoxia

confuciana, éstas se difundieron a partir del período Kasei, no sólo

entre el estrato guerrero o el de los comerciantes prósperos, sino

también entre el estrato medio rural. Jirata Atsutane (1776-1843),

sucesor de Motoori, contó con una amplia red de discípulos y se-

guidores en diferentes regiones, quienes predicaron la reivindica-

ción de la tradición cultural autóctona y la restauración del poder

del t ennoo como gobernante real.

En el período Kasei, la enseñanza confuciana se divulgó am-

pliamente en el estrato medio urbano y rural. La Escuela del Co-

razón .(S hingaku) , ética burguesa sincrética basada principalmente

en el confucianismo, tuvo a principios del siglo XVIII una gran difu-

sión entre la gente acomodada y emprendedora de todo el país.

Ninomiya Kindyiroo, quien era de origen campesino, a fines del

DE LOS ORÍGENES A LA CAÍDA DEL SHOGUNATO TOKUGAWA

163

shogunato asesoró a muchas aldeas y dominios feudales en la reor-

ganización social y recuperación de la economía agrícola, mediante

la implantación de la austeridad, el ahorro y la laboriosidad. Ni-

nomiya representa un ejemplo de asimilación y aplicación prácti-

ca de esta ideología en las condiciones de hambruna y éxodo rural.

En la misma época surgieron nuevas religiones P?pulares, ta-

les como las

Konkoo-kyoo , Oomoto-ky oo

y

Tenri -Kyoo.

Estas le ofre-

cían refugio a la gente pobre, aplastada por las hambrunas o las

quiebras originadas por las condiciones del mercado, y les prome-

tían el fin cercano de sus sufrimientos y la renovación del mundo

(yan aoshi). Estas nuevas religiones compartieron algunas caracte-

rísticas comunes: el sincretismo religioso, que se ve en la incorpo-

ración de elementos 'del budismo, el taoísmo, el confucianismo, y

particularmente, el shintoísmo popular; la orientación hacia solu-

cionar problemas aquí y ahora, y el que sus fundadores, de un ori-

gen social común, sufrieran el deterioro económico y desgracias

familiares antes de llegar a la iluminación.

Las dificultades socioeconómicas de las últimas décadas del sho-

gunato Tokugawa se destacaban por el aumento de las expectativas

de la población, resultado de una mejora paulatina de su nivel de

vida real, y creaban una mayor tensión social derivada de las ham-

brunas y los levantamientos campesinos. Estas mismas condicio-

nes propiciaron el surgimiento de un sinnúmero de nuevas reli-

giones populares con sus prácticas curativas religiosas y la difusión

de peregrinaciones masivas.

Los fundadores de las nuevas religiones -por ejemplo, Naka-

yama Miki quien fundó Tenri -Kyoo- solían tener constituciones

físicas débiles, que los hacían especialmente sensibles frente a las

tensiones que se producían dentro de sí y a su alrededor. En sus

prédicas comúnmente se expresaban los anhelos de liberación del

pueblo, colocado en una camisa de fuerza bajo el shogunato Toku-

gawa tardío. Nakayama Miki, quien vivió durante 28 años una

vida ejemplar de ama de casa de una familia campesina rica e in-

lustriosa, como instrumento de reproducción y fuerza de trabajo,

ni ser poseída por la deidad de origen, predicó la salvación para

aquellos con una vida de trabajo honesto. En su comunidad ideal,

('\ hombre y la mujer, unidos por el amor mutuo, constituían el

pilar del mundo.

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164

JAPÓN: SU TIERRA E HISTORIA

Fin del   aisl am ient o

y

el mo vimi ento ant ishoogun

Llegada de Perr y

y

terminaci ón forzosa del   aislam iento' ', Después de ane-

xarse un vasto territorio mexicano en 1848, Estados Unidos co-

menzó a colonizar California, donde se había descubierto oro, y

a desarrollar una mayor actividad en el Pacífico. Los barcos nor-

teamericanos llegaban a las costas de Japón, atraídos por el mer-

cado chino

y

por la caza de ballenas. Los barcos de vapor que co-

menzaban a navegar por el océano requerían de un frecuente

abastecimiento de carbón, para lo cual eran muy convenientes como

base las islas japonesas. En esta época, antes del establecimiento

de las relaciones oficiales niponorteamericanas, hubo intercambio

de naúfragos, pues era frecuente la llegada de naúfragos europeos

o estadunidenses. Mientras que los funcionarios del

shoogun

empe-

zaban a convencerse de la necesidad de aprender otros idiomas oc-

cidentales, aparte del holandés, algunos naúfragos japoneses re-

gresaron a su patria con nuevos conocimientos. J ohn Mandyiroo,

un joven naúfrago japonés, por ejemplo, hizo estudios de navega-

ción en Massachussetts y regresó a su país con el cargo de oficial

de marina en un barco estadunidense. Otro caso muy interesante

fue el de trece náufragos japoneses que fueron recogidos por un

barco, aparentemente de piratas, y abandonados en la península

de Baja California en

1841.

Pasaron varios años en el puerto de

Mazatlán y en otros lugares, y seis de ellos lograron regresar a su

patria. El capitán J atsutaroo y otros dejaron algunos de los primeros

testimonios del México independiente, que se publicaron más tar-

de como memorias: Na uf ragio dejatsutaro o, Cuentos so bre México y otros.

Enjunio de

1853,

el comodoro Mattehew C. Perry

(1794-1858),

al mando de cuatro buques de guerra a vapor, se presentó en U ra-

ga, pequeño puerto cercano a Edo, y le entregó al gobierno del

shoogun

una carta oficial del gobierno norteamericano, en la que

se exigía el establecimiento de relaciones. En el mismo año, la mi-

sión rusa encabezada por el comandante en jefe de la Flota del

Lejano Oriente, Putyatin , llegó a Nagasaki exigiendo lo mismo.

Ante esto, e consejero principal del shogunato, Abe Masajiro, trató

de lograr la unidad política señalando las circunstancias críticas

para la soberanía nacional, hizo consultas con e  tennoo y su corte

y pidió, además, la opinión de los señores feudales. No obstante,

ni los unos ni los otros estaban preparados para afrontar una reali-

dad internacional crítica y carecían de la información necesaria.

111 : I.OS ORÍGENES A LA CAÍDA DEL SHOGUNATO TOKUGAWA

165

Estas consultas sólo sirvieron para aumentar la autoridad del ten-

1/00 y debilitar la hegemonía del

shoogun.

En enero del año siguiente, Perry regresó por la respuesta, en-

cabezando una flota de SIete buques de guerra. El shogunato tuvo

q.u,efirmar e Tratado de Amistad niponorteamericano bajo la pre-

sien de las armas. En seguida firmó tratados similares con Gran

Bretaña, Rusia y los Países Bajos. Entretanto, el shogunato trató

de reforzar la defensa nacional mediante la construcción de fortifi-

caciones costeras, la creación de un ejército moderno con nuevas

armas de fuego, el establecimiento de academias navales y escue-

las.de estudios  bárbaros (occidentales). Ta~bién adoptó una

sene de reformas político-administrativas para promover hombres

  e  

t.al~nto y centralizar las decisiones. En algunos dominios con

rruciativa como Mito, Satsuma, Chooshuu, Jidzen también se lle-

varon a cabo reformas militares y se construyeron altos hornos

y

plantas para la producción de armamento.

El primer cónsul norteamericano, Townsend Harris

(18~~-1878),

quien se estableció en Shimoda en

1856,

exigió la con-

dusI.on ?el Tra~ado de Comercio

y

la apertura de más puertos,

y

presiono al gobierno de Edo con mayor determinación cuando le

llegó la noticia de la conclusión del Tratado de Tienshin entre e

Impe~io C,hing y Gran Bretaña y Francia. El gran consejero IiNao-

suke

fir m ó

el Tratado de Comercio

y

Amistad mutua en junio de

1859, a.pesar de la objeci.ón del

tennoo.

Bajo este tratado, Japón

pro~etIO la apertura de cmco puertos, además de Edo y Osaka,

y la h?ertad de comerci.o. Era un tratado desigual, puesto que re-

( ()n~Clala ex~rat~rntonedad p~ra los extranjeros; el gobierno ja-

pones ~o podía fijar aranceles sin previo acuerdo de  gobierno nor-

Il'amencano y , además, no podía revisar el tratado por su propia

voluntad. Sobre la base del principio del  trato al país más favo-

recido , cláusula que también se aplicaba unilateralmente en be-

IIdlCIOde las potencias euroamericanas, se concluyeron tratados

<Ir naturaleza similar en el mismo año con las demás potencias.

,1

[uirtur a

de pu ertos

y

rest ruc turación económica . En

1859,

al iniciarse el

I

umercio ext.erior en los puertos de Nagasaki, Jakodate Ookkai-

d()o) y Yokojarria, se produjo un aumento en la demanda de ali-

uuntos, hilos de seda, té, semillas , huevecillos de gusanos de

~ C 'c 1 a , etc., lo que provocó el auge de algunos cultivos y manufac-

I11as, pero también causó escasez de bienes de consumo e insu-

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166

JAPÓN: SU TIERRA E HISTORIA

mas para la producción doméstica y el alza de los precios de los

granos. Más tarde, cuando comenzó a importarse algodón de me-

jor calidad y en mayor cantidad, la producción doméstica de este

cultivo bajó radicalmente, al punto de que prácticamente desapa-

reció en el curso de unas décadas (cuadro 2). Se desencadenó una

gran inflación, principalmente a causa de la especulación moneta-

ria, ya que en Japón el valor relativo de la plata en relación con

el oro era cinco veces mayor que en el exterior, aparte de que el

reacuñamiento de monedas y la emisión liberal de papel moneda

terminó por acentuar, aún más, la inflación.

La escasez de víveres y el alza de precios en los bienes de con-

sumo básico (cuadro 3) atacaron duramente a las masas popula-

res de las ciudades y a las zonas de agricultura comercial, espe-

cialmente a aquellas de la cría de gusanos de seda. Otro grupo social

que se vio particularmente afectado fue el de los samurai de bajo

ingreso; en suma, creció el descontento social contra la política del

shogunato.

Por otra parte, los intentos del shogunato por controlar el desa-

rrollo del comercio exterior, a través de medidas como la que de-

.cretaba que los cinco principales artículos de exportación (granos,

aceites, cera vegetal, telas e hilos de seda) debían ser exportados

sólo a través de los mayoristas de Edo, fueron vanos, ya que hubo

que abandonar esa política a causa de la protesta de los extranje-

ros y la resistencia de los comerciantes locales. Por el contrario,

la cornercialización interna se reorganizó rápidamente en función

de la exportación a través de Yokojama. Además, surgieron nue-

vos mayoristas y corredores, que comenzaron a establecer control

sobre los pequeños productores y los comerciantes locales.

Mov im ient o antishogun . Cuando el shogunato concluyó los tratados

desiguales sin el consentimiento del

t ennoo,

hubo una fuerte reac-

ción de parte de los nacionalistas radicales. Hubo asesinatos polí-

ticos, como el de Ii Naosuke, y se produjeron muertes de extranje-

ros frecuentemente por motivos mínimos, como ofensas no

intencionales a las costumbres japonesas. El shogunato trató de res-

tar fuerzas a la oposición acercándose al

tennoo

por medio del ma-

trimonio de Kadzunomiya, hermana menor del tenn oo Koomei, con

el

shoogun

Ieshigue.

Por su parte, algunos grandes señores externos consideraron

la crisis del shogunato como la oportunidad para extender su influen-

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168

JAPÓN: SU TIERRA E HISTORIA

cia y tomaron la bandera

protennoo,

como justificación de su de-

sobediencia al shoo gun. Las actividades antiextranjeras radicales

de Chooshuu y Satsuma tuvieron como objetivo provocar conflic-

tos con los extranjeros para crearle dificultades al shogunato. Por

otro lado, las expediciones punitivas de las potencias contra estos

dominios, terminaron por hacer que éstos fueran conscientes de

que para enfrentar militarmente a las potencias, antes que nada

era menester modernizar las fuerzas armadas, establecer la indus-

tria y, especialmente, constituir un estado nacional centralizado.

A

continuación veremos cómo Ernest Satow, el primer diplo-

mático inglés con un perfecto dominio del japonés, observa y ex-

plica las consecuencias de esta expedición naval en su memoria Un

diplomático en el Japón Meidyi.

Las noticias del exitoso resultado de nuestras operaciones navales y

de la conclusión de un convenio con el Príncipe de Chooshuu fueron

transmitidas de inmediato a nuestros representantes en Yokojama.

Éstosno perdieron el tiempo y visitaron al gobierno del Tycoon (S/LOO-

gun) para constatar su aparente complicidad conChooshuu, comoque-

dó comprobado mediante las copias de las órdenes provenientes de

Kioto, que Ito nos ha entregado. Su explicación era endeble y los

representantes no tuvieron ninguna dificultad en obtener de los mi-

nistros el consentimiento para pagar cualquier indemnización de gue-

rra que pudiera deber Chooshuu, o para además abrir un puerto en

el mar Interior, para el comercio exterior [... ] El objetivo principal

que él [elcónsul general inglésR. Alcock]buscaba era obtener la san-

ción del Mikado

(tennoo)

para los tratados, con el objeto de poner fin

a la agitación contra el comercio exterior llevada a cabo por losseño-

res hostiles en nombre del Mikado, desde la apertura de los puertos.

Ahora que Satsumu y Chooshuu, los dos líderes de la oposición, han

sido llevados a entrar en razón, él pensaba que para el gobierno del

Tycoon sería cosa fácil-si deseaba sinceramente cumplir con lasobli-

gaciones del tratado- afianzar su autoridad y obligar a todo el país

a aceptar la nueva política de relaciones internacionales. Fijar una

indemnización tenía únicamente el fin de proporcionar un medio de

presión sobre el gobierno del Tycoon, para procurar la ratificación

de los tratados por parte del Mikado y, en consecuencia, ampliar las

relaciones comerciales.

En medio de todo este proceso, en 1864, el shoogun ordenó la

movilización de una expedición punitiva contra Chooshuu, como

forma de demostrar su autoridad frente a las potencias extranje-

DE LOS ORÍGENES A LA CAÍDA DEL SHOGUNATO TOKUGAWA

169

ras. No obstante, ninguno de los señores estuvo dispuesto a lan-

zarse en serio a una guerra y la expedición fue suspendida por la

muerte de Ieshigue.

Mientras los Estados Unidos y Rusia estaban ocupados por

las guerras y los problemas en otras latitudes, Inglaterra y Francia

intensificaron su intervención en los asuntos deJapón. Napoleón

III

trató de establecer la influencia francesa, mediante el apoyo fi-

nanciero y la asesoría política al shogunato. En efecto, algunos fun-

cionarios buscaban poner en práctica un proyecto absolutista bajo

el shogunato modernizado. Por su parte, el gobierno inglés, que pro-

movía el liberalismo económico, favorecía más bien la oposición

al shogunato.

En el siguiente extracto de la carta de Saigó Kichinosuke (Ta-

kamori) a Okubo Ichidzoo (Toshimichi) -ambos principales di-

rigentes del movimiento

antishoogun-

se puede apreciar cómo am-

bas potencias trataban de influir sobre el curso de la transformación

política. Saigoo da un informe sobre el contenido de su conversa-

ción con Satow:

Le dije que quería discutir acerca de la solución a los problemas ja-

poneses que proponían los franceses, a lo que Satow respondió que

él quería lo mismo. Le señalé que en opinión de los franceses, Japón

debe tener un gobierno único y concentrado, como en todos los paí-

sesoccidentales, y que hay que privar a los señores de sus poderes.

Antes que nada sería deseable la destrucciónde losdominios de Shoo-

shuu y Satsuma, y que todosse unieran en esto. Le pregunté qué pen-

saba de esta propuesta. Satow entonces respondió que el resultado

de tal acción podía preverse a través de los dos intentos anteriores

de someterlos; que un gobierno que solo no logró someter a Choos-

huu, seguramente no podría quitarle los poderes a todos losseñores.

Le pregunté cómo sepuede auxiliar a una gente tan débil, y no

recibí respuesta. Dijo que no era posible discutir eso, pero que cuan-

do comenzaron a hablar públicamente de ello ya se habrían tomado

las medidas para ayudar al gobierno y derrotar a losseñores. Se dice

que en dos o tres años sejuntaría el dinero suficiente, se adquirirían

máquinas y, con la ayuda francesa, se declararía la guerra. Los fr an-

ce se s entonces en via ría n sus tropas de ap oyo .

Sería peligroso para los seño-

res

si no hub iera otr a potencia para apoyar los .

Sin embargo, si se supiera

la noticia de que Inglaterra también enviaría las tropas para prote-

gerlos, las tropas auxiliares francesas no podrían moverse. Dijo Sa-

tow que, por lo tanto, era necesario llegar a un acuerdo firme de an-

temano. La idea inglesa es que el soberano de Japón tiene qu·

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170

JAPÓN: SU TIERRA E HISTORIA

controlar el poder del gobierno y que los señores deben estar sujetos

a él, y que debe establecerse una constitución política seria, similar

a la que existe en los demás países [... ]

A pesar de que esto fue lo que ellos declararon respecto del em-

perador de Japón, en Kioto, Su Majestad no comprende ni acepta

que esto sea así y sigue sosteniendo la idea de que la admisión de

los extranjeros contamina la capital. Puesto que este estado de cosas

no es deseable, Satow continuó, hay que establecer una forma bien

definida de gobierno frente a todos los países y sostener relaciones.

En caso de que se deseara consultar con Inglaterra, se ofreció para

servir gustosamente como intermediario, y dijo que estaría dispues-

to a conseguir el auxilio que yo le había solicitado. Yo le respondí

que

la transformación política deJapón esuna tarea quenos correspondea no-

sotros, y que nos daría vergüenzafrente a los extranjeros solicitar ayuda ajena.

La posibilidad de una intervención extranjera alarmó a algu-

nos dirigentes nacionalistas moderados -entre ellos Sakamoto

Ryooma- quienes hicieron esfuerzos por unificar las fuerzas   n 

ti shoo gun de los señores, de los samurais revolucionarios dedicados

a la causa nacionalista con las de la burguesía urbana y rural que

simpatizaban con la causa.

La reestructuración de la producción y la reorganización de

la distribución causaron desajustes en determinados sectores de la

población; además, el alza de los precios golpeó a mucha más gen-

te tanto en las ciudades como en el campo. El aumento de los gas-

tos militares y el frecuente vaivén de señores y funcionarios resul-

taron en un incremento de los impuestos y servicios, en particular,

del transporte. Éste fue otro factor que incrementó el descontento

popular. Así, en menos de una década, a partir de la apertura de

los puertos antes de la caída del shogunato, aumentó el número

de levantamientos campesinos y motines de arroz, llegando a su

máximo en

1886

(gráfica

1).

En estas circunstancias, el nuevo y último sho ogu n Tokugawa,

Keiki, trató infructuosamente de reconciliarse con el

tenn oo,

pero

bajo la presión conjunta de las fuerzas

an ti shoogun,

que incluían

también a la nobleza de la corte, el

tennoo

dio la orden secreta de

derrotar a la fuerza del sh oog un. A pesar de que Keiki renunció al

título de sho og un y 1e devolvió el poder al tenno o en diciembre de

1867, estalló una guerra civil entre las fuerzas antishoogun y una

'parte de la armada del sh oo gu n, encabezada por Enomoto Takeaki

y los señores

pr oshoogun

del noreste del país. En enero de 1868

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172

JAPÓN: SU TIERRA E HISTORIA

se declaró la Renovación Meidyi y, en febrero de 1869, terminó

la guerra civil con la caída del fuerte de J akodate, la base de la

fuerza

prosl lOogun.

En el verano de 1868, las principales ciudades y carreteras en-

tre Kioto y Edo se vieron envueltas en un movimiento popular de

éxtasis conocido como Eedyanaika , una especie de gran carna-

val que se extendía como llama en llano seco. Aún cuando existen

pruebas de que hubo manipu~ación por pa~te de algunos astutos

dirigentes

ant ishoogun

como Sa~g~oTakamon,.?o .hay duda de que

la caída del shogunato fue recibida con gran Jubilo por las masas

de la población. Las peticiones hechas po.r los c~mpesino.s rebel-

des de Aidzu o de la isla de Oki, en ese mismo ano, permiten en-

trever cuáles eran algunos de sus anhelos: la reducción de los im-

puestos a la mitad, la cancelación de las deudas y la participació~

en el autogobierno local. Cuál fue la suerte re~erv~da a :os moví-

mientos campesinos en la nueva etapa de la historia sera el tema

a desarrollar en el siguiente ensayo de este libro.

DE LA MODERNIZACIÓN A LA GUERRA

Omar Martínez Legorreta

LA APERTURADEJAPÓN: LASPRESIONES

INTERNAS

Y

EXTERNAS

El Japón de finales de la época Tokugawa constituía una sociedad

en proceso de cambio. Todos los esfuerzos políticos y de control

social realizados por los shogunes Tokugawa para mantenerse en

el poder fueron cada vez menos efectivos, principalmente porque

éstos no pudieron entender que la sociedad no había permanecido

estática durante todo el tiempo que duró su gobierno El shoguna-

to no había sido capaz de encontrar una solución a agobiantes pro-

blemas económicos que no entendía, como tampoco de controlar

cambios sociales que no aprObaba/La olítica de aislar al Japón

de todo contacto con el extranjero había tenido éxito en evitar que

los enemigos políticos internos se aliaran con las potencias extran-

jeras -lo que era muy común en esa época en otras partes del mun-

do-, pero no había podido evitar el contacto con ideas extran-

jeras.

Durante más de dos siglos el shogunato había mantenido la

práctica política de que el emperador reinaba, pero el shogún era

el que verdaderamente gobernaba/ Como hemos visto en la parte

anterior, durante todo ese período se había ido desarrollando una

oposición contra el gobierno de los Tokugawa, pero no fue sino

hasta mediados del siglo XIX cuando aparecieron varias líneas ideo-

lógicas de ataque contra el shogunato, mismas que se aprovecha-

ron para lanzar los primeros ataques frontales/De esas líneas, los

líderes renovacionistas pusieron énfasis sobre todo en una: la teo-

ría de la restitución del poder a la institución del emperador, cuyo

gran poder y prestigio habían sido usurpados indebidamente por

173