Las Razones Sociológicas Del Graffiti (2)
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Las Razones Sociológicas del Graffiti.
Mtro. Oliver Bárcenas Cruz
Partiendo del supuesto de campo de Bordieu, y relacionando con el concepto de campo
artístico podemos encontrar un hilo conductor conceptual bajo el cual podemos analizar la
construcción simbólica, social y cultural que realizan los jóvenes artistas del graffiti o arte
urbano como últimamente se le ha definido.
Un campo se define entre otras cosas definiendo apuestas e intereses específicos, que son
irreductibles a las apuestas y a los intereses propios de otros campos y que no son
percibidos por nadie que no haya sido construido para entrar en el campo (cada categoría
de intereses implica la indiferencia a otros intereses, otras inversiones, destinados así a ser
percibidos como absurdos, insensatos, o sublimes, desinteresados).Para que un campo
funcione, es necesario que hay apuestas y personas dispuestas a jugar el juego, dotadas del
habitus que implica el conocimiento y el reconocimiento de las leyes inmanentes del juego,
de las apuestas. (Bourdieu, 1986).
Los jóvenes graffiteros definen sus intereses y apuestas partiendo de una necesidad de
expresión colectiva como grupo, pero también de una necesidad individual de imprimir en
los muros la vivencia familiar, la denuncia social, el entendimiento personal de la realidad
que se torna complicada por la falta de trabajo, acceso a la educación básica, media o
superior, la falta de apoyo institucional a la cultura y la falta de espacios de expresión, o a
veces simplemente los sentimientos humanos como el amor, la tristeza o la felicidad.
Es en el espacio público, en los no lugares de los que nos habla Marc Aúge (1992) donde
los jóvenes reflejan el campo artístico que están desarrollando y el habitus que acompañan
sus expresiones graficas.
A nivel Latinoamericano podemos ver que hay un boom de esta expresión siguiendo las
viejas tradiciones de cada país; en México el legado prehispánico de las grandes
civilizaciones, siempre fue acompañado de murales en las grandes ciudades, la vida
pública fue estuvo a la par de los murales de la Gran Tenochtitlan de los Aztecas, los
dinteles mayas, entre otros. Posteriormente y tras el proceso de la colonia, la independencia
y la revolución en México, se busco a través del muralismo impulsado por José
Vasconselos, un proyecto de Estado que llevará a la construcción de la identidad mexicana,
encargo que llevaron Rivera, Orozco y Siqueiros, a los edificios gubernamentales,
escuelas, universidades, edificios sindicales y al mismo espacio público, murales que
plasmaron la historia del pueblo mexicano, en los procesos históricos antes citados.
Después con la migración mexicana a los Estados Unidos, los Pachucos, Chicanos y
posteriormente los Cholos, llevaron a las calles de los Ángeles, California esta expresión
reflejando el sentir de reapropiación de las culturas prehispánicas, con una fuerte carga
espiritual vinculada con la virgen de Guadalupe, en la búsqueda de la creación de la tercera
nación pues, como ellos se autodefinen, ni son de aquí, ni son de allá, son un mestizaje más
de los que se quedaron entre dos fronteras.
En países hermanos podemos encontrar la constante entre las apuestas de la creación de
estos campos artísticos, retomando al igual que los jóvenes mexicanos el ejemplo de los
antepasados o en algunos casos las lucha políticas y sociales que hubo contra las dictaduras
o los regímenes militares, el caso del graffiti Chileno, el cual hace una nueva lectura de las
expresiones gráficas que se desarrollaron, recogiendo el testigo de los muralistas chilenos
contrarios al régimen de Pinochet.
Ya llegada la modernidad, la apuesta de los jóvenes muralistas o graffiteros, empieza por
un sentir contrario a lo establecido, una contracultura que lleva a una gráfica más violenta,
empezando con los llamados tag´s o bombas que al principio solamente reflejaban un
malestar social, llenando las grandes urbes de firmas de los graffiteros, la banda o crew,
surgiendo así el llamado graffiti ilegal, posteriormente y en un entendimiento de los jóvenes
de retomar las expresiones de los murales, se empezaron a realizar murales o piezas más en
forma, llegando así el proceso de comprensión tanto de la sociedad como de ciertos
gobiernos progresistas de la importancia de apoyar esta expresión, así los jóvenes artistas
empezaron a pedir permiso para hacer murales más en forma, el surgimiento de los
primeros festivales vinculados a la escena del Hip Hop y el momento en el que ahora nos
encontramos de crew´s más organizados, con una estética más definida y la puesta en
escena de festivales internacionales como el Meeting of Styles, el cual se ha hecho a las
tarea de llevar al espacio público los estilos de los diferentes jóvenes artistas de América,
Europa, Asía y el Medio Oriente. Sin embargo aunque ya hay un reconocimiento y apoyo
tanta de la sociedad y de los gobiernos, existe un debate entre los mismos graffiteros legales
e ilegales, en los cuales se plantea que el hecho de institucionalizar o permitir el apoyo del
Estado, empresas o Universidades rompe con el espíritu contestario de este movimiento
grafico; afortunadamente el debate se lleva de una manera pacífica y el campo de batalla o
ring de lucha son los muros, dejando de lado la violencia que algunas veces existió entre las
bandas.
Con este punto me gustaría cerrar pues si bien el graffiti surge en las colonias populares, los
barrios bajos donde la presencia de la delincuencia organizada, el narcotráfico y las
adicciones esta presente, el graffiti ha sido una importante herramienta para romper muchos
círculos viciosos y anomias sociales, contribuyendo a reestructurar comunidades, aminorar
los problemas entre las bandas, cambiando en muchas ocasiones las pistolas por las latas,
posicionándose en muchas ocasiones como un habitus de vida que genera una economía
creativa, y un sustento económico para los jóvenes artistas que han encontrado en el graffiti
un estilo de vida.
Auge, Marc. (1992), “Los no lugares: Espacios del anonimato. Una Antropología de la
sobremodrnidad”, Ed. Gedisa, Barcelona.
Bourdieu, Pierre. (1986), “Las formas de capital”. J. Richardson, Ed. Handbook of Theory and
Research for the Sociology of Education (New York, Greenwood). En Richardson, J. Manual
de Teoría e Investigación en Sociología de la Educación, Greenwood, Nueva York.