LCDE027 Ralph Barby - Los Hijos de Las Tinieblas

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Transcript of LCDE027 Ralph Barby - Los Hijos de Las Tinieblas

ISBN 84-02-02525-0

LTIMAS OBRAS PUBLICADAS

EN ESTA COLECCIN

22. - Yo, Lzaro.- Curtis Garland

23. - Las lunas de Yac.- Peter Debry

24. - El agujero en el universo. - Glenn Parrish

25. - Ballet csmico. - Curtis Garland

26. - Epitafio para todas. - Peter Debry

RALPH BARBYLOS HIJOS DE LAS TINIEBLASLA CONQUISTA DEL ESPACIO n. 27

Publicacin semanal.

Aparece los VIERNES.

EDITORIAL BRUGUERA, S. A.

BARCELONA - BOGOTA - BUENOS AIRES - CARACAS - MEXICO

Depsito Legal B. 47.965 1970Impreso en Espaa - Printed in Spain

1.a edicin: febrero, 1971

RALPH BARBY - 1971

sobre la parte literaria

RAFAEL GRIERA - 1971 sobre la cubiertaConcedidos derechos exclusivos a favor

de EDITORIAL BRUGUERA. S. A.

Mora la Nueva, 2. Barcelona (Espaa)

Todos los personajes y entidades privadas que aparecen en esta novela, as como las situaciones de la misma, son fruto exclusivamente de la imaginacin del autor, por lo que cualquier semejanza con personajes, entidades o hechos pasados o actuales, ser simple coincidencia.

Impreso en los Talleres Grficos de Editorial Bruguera, S.A.Mora la Nueva, 2 Barcelona 1971CAPTULO PRIMERO

Cy Sherman hizo chirriar las ruedas de su deportivo Porsche cinco litros, al girar noventa grados para introducirse en el recinto de las Naciones Unidas, ubicado entre las calles 42 y 48 de Nueva York, frente a las aguas oscuras y contaminadas del East River.

Su pase, por favor?

Cy Sherman sac el tarjetn de plstico verde que llevaba escritos unos signos y unas perforaciones que le delataban como producto de una complicada computadora del control de seguridad.

Obtener aquel tarjetn de plstico verde le haba costado mover muchas influencias y mil dlares encima, deba aprovecharlo. Ser un reportero independiente tena sus problemas y sus gastos, pero las compensaciones eran grandes cuando la noticia mereca la pena. El ser libre evitaba que sus noticias especiales fueran devoradas rpidamente por las grandes agencias informativas a cambio de un simple salario. No, Cy Sherman prefera jugar con fuego. Peda fuerte y si la noticia mereca la pena, la venda muy bien, lo suficiente como para que sus colegas de la Prensa asalariada le miraran con envidia. Ellos ya no eran periodistas, deca Sherman un tanto socarrn; eran burguesitos sin voluntad, con mujer, nios, cottage y perro.

Cy Sherman no conoca la vida pacfica. Siempre andaba metido en los y de muchos de ellos haba salido vivo por puro milagro. Algunos, entre dientes, gruan: Pronto llegar tu da, Cy Sherman. Mas, ese da no llegaba y Cy Sherman, a sus treinta aos viva vertiginosamente, apurando los segundos, aunque hacia un mes, todo un mes, que no consegua vender a las grandes agencias lo que l llamaba un megatn, equivalente a noticin en el argot de la Prensa.

Pase, seor Sherman.

El vigilante de la puerta, tras colocar la tarjeta de plstico verde en la pantalla de control, le franqueaba el paso. Segn la computadora de control, todo estaba en orden.

Pis el acelerador. Con gran ronquido, el Porsche cinco litros se introdujo en el recinto de la ONU.

El da haba resultado algo lluvioso. Una lluvia fina y persistente haba mojado los parterres siempre verdes y cuidados del recinto. Al anochecer, la lluvia haba cesado, pero el cielo neoyorquino segua encapotado con nubes bajas. Ello, unido al smog de la polucin atmosfrica, contra la que tanto se haba luchado sin xito, impeda ver las crestas de los gigantes de acero y cemento, Empire State Building, RCA o el modernsimo Black Building, el edificio ms alto de la Tierra, edificado frente a Battery Park, la ltima y ms espectacular obra de arquitectura e ingeniera de la humanidad, terminada en el ao 1982.

En aquella noche de finales de mayo, el recinto de la ONU tena una guardia muy especial. Se haba triplicado el nmero de vigilantes y a ellos se haba unido un grupo de enviados de la NKVD sovitica, la Suret francesa, Scotland Yard y por supuesto el FBI.

Todos teman que la citacin de aquella noche en el piso veintisiete pudiera convertirse en la broma del siglo.

Pese al mximo secreto con que se haba llevado todo el caso, los curiosos se congregaban en la calle.

Para qu se reunirn esta noche en sesin especial? se preguntaban todos.

Abandon el automvil en la zona de aparcamiento y pas al edificio principal. Nuevo control de seguridad. No pasara nadie que no estuviera preparado para ello.

Pronto escuch voces en los ms diversos idiomas del orbe. Algunos hablaban en murmullo apenas audibles, otros rean. Estos ltimos eran los que se tomaban a broma aquella cita en la ONU, hecho por no se saba qu sujetos, pero todos los presidentes, jefes de Estado y reyes de tos pases de la tierra haban recibido la misma invitacin por sus lneas directas telefnicas.

Todo una broma, seguro repeta sir Herald cerca de Sherman mientras se diriga al ascensor.

Y qu ms da reunirse por un asunto u otro? se rea el embajador francs. Siempre estamos metidos aqu dentro.

Camarada Grosenko pregunt uno de los escassimos periodistas que haban podido conseguir una invitacin para aquella reunin especial. Usar su derecho al veto?

No coment responda con voz agria el sovitico, no coment.

Hola, colega. Qu tramoya os trais entre manos los imperialistas con esta reunin de urgencia?

Cy Sherman se volvi. A su lado estaba el representante de la Prensa estatal sovitica.

Eso mismo iba a preguntarte yo, porque seguro que habis sido los soviets. Qu va a ocurrir arriba?

Sherman y Goriev se conocan bien. Ambos eran dos expertos de la Prensa internacional, militando cada uno en su bloque respectivo a uno y otro lado del Teln de Acero.

Cy tena el cabello rubio, abundante y lacio. Frente muy amplia, despejada y ojos grises. Resultaba alto y un tanto delgado, pero la amplitud de sus hombros haca comprender a simple vista que era un hombre atltico.

Por su parte, Goriev tambin era fornido. Pesara unas veinte libras ms que el propio Sherman, siendo de una altura similar. Luca un grueso bigote con guas cadas y su cabello era rizado, negro pero no abundante, pues tenia unas entradas de calvicie muy pronunciadas. Ojos oscuros y dientes pequeos con colmillos agudos como lobo de estepa siberiana. En sus labios finos campeaba una sonrisa eternamente cnica.

Bien, vayamos arriba. Veremos quin miente, colega.

Sherman y Goriev se odiaban cordialmente, aunque muchos que les conocan haban llegado a la conclusin de que en el fondo se estimaban, lo que nadie haba podido comprobar todava y por tanto faltaba demostrar.

La sala de reunin contena ya a gran parte de los miembros all citados, un representante de cada pas y algunos periodistas como observadores. Todos los pases haban enviado a la reunin a sus representantes y a algunos periodistas, pero no crean que fuera a ser un suceso realmente grave.

Sherman y Goriev, como vigilndose mutuamente, pues ambos eran dos expertos de la noticia, se situaron juntos y aguardaron mientras la puerta de la sala se cerraba. Segn la computadora de seguridad, todos los que deban asistir a la reunin haban llegado ya.

Ahora, quin ser el que dirija la orquesta? pregunt Sherman.

De pronto, la luz de la sala se apag sumindola en la oscuridad. Se cortaron los murmullos por un segundo para luego reanudarse, aumentando de potencia.

Se habrn fundido los plomos? pregunt Goriev. No me extraara, este edificio est construido con material imperialista.

Vamos, gorila, no gruas.

Me llamo Goriev, no gorila, yanqui.

Dejemos de discutir. Si algo raro tenemos que presenciar esta noche, ese algo ya empieza a ocurrir. Es inaudito este apagn. Este edificio tiene generadores propios para casos de avera y automticamente se ponen en marcha.

Pues la luz no se hace sonri Goriev al tiempo que encenda un fsforo. Me temo que la Embajada de mi pas va a enviar una nota de protesta por esta broma de mal gusto.

Las linternas no funcionan advirti alguien.

Pronto se dieron cuenta de que nada que fuese elctrico funcionaba. Slo fsforos o mecheros de gas dejaban ver sus pequeas y dbiles llamas, insuficientes para cortar el nerviosismo general que iba en aumento entre los doscientos seres encerrados en aquella sala del piso veintisiete.

De sbito, Cy Sherman se levant de su silla y ms por intuicin que por visin corri hacia los grandes ventanales sorteando mesas y personas, aunque algunos resultaron empujados por su casi tempestuoso avance.

Silencio! pidi con su voz potente y varonil.

Goriev, que haba corrido a su lado tratando de averiguar lo que a su vez haba podido descubrir el periodista norteamericano, pregunt:

Qu vas a decir, colega, algo que corte la inminente histeria general?

Cy Sherman no le contest directamente.

Silencio, miren por los ventanales! No hay ni una sola luz en toda la ciudad, ni siquiera las de los faros de los automviles por las calles. No hay luz elctrica en parte alguna. Clmense y cuiden sus mecheros o fsforos. Por ahora es lo nico que les va a dar luz para que no se rompan las narices.

Muy americano lo que acabas de decir aplaudi Goriev socarrn. Adems de fornido, era un hombre agudo e inteligente.

Mira all!

A la indicacin del- norteamericano, el sovitico mir a travs de las cristaleras. Parpade incrdulo.

Si parece...

Anda, dilo de una condenada vez. Un platbolo volador, un objeto volador no identificado que se acerca hacia nosotros.

Parece increble. Siempre he jurado que los platbolos eran embustes de la Prensa internacional para desviar la atencin de los lectores de los temas que convena cubrir con grueso teln.

Pues ya lo ves, es un platbolo, y te advierto que tambin es el primero que yo veo. Toda la ciudad a oscuras y un platbolo, con un haz de potente luz azul y seis de posicin rojas en la parte inferior, se acerca a nosotros. No cabe duda alguna. Habrn sido ellos los causantes del apagn?

El platbolo se acerc al edificio, disminuyendo la intensidad del foco que brotaba del centro de la redonda plataforma base de un cono.

En la sala de la ONU, los comentarios quedaron cortados por la estupefaccin. Todos los ojos quedaban asombrosamente abiertos en direccin al platbolo coniforme que se haba detenido frente a los ventanales del piso veintisiete del edificio de United Nations Headquarters.

El aparato, con una maniobra perfecta, se aproxim tanto a los cristales que casi los roz, dejando slo una media pulgada de separacin. Inmediatamente despus comenz a abrirse una portezuela que apenas poda notarse en la nave cuando sta se hallaba cerrada.

Apostamos a ver qu clase de bicharraco sale del interior de esa nave?

Sherman, si esto no lo habis preparado los imperialistas como broma, creo que es algo muy serio.

S, creo que tan serio como cuando Armstrong, en el ao sesenta y nueve, pis por primera vez la Luna. Goriev, picado, replico:

O como cuando Gagarin, en el 1961, se situ por primera vez en rbita con el Vostok.

No discutamos y veamos qu clase de ser viene a sumarse a esta maraa poltica llamada ONU.

Todos quedaron expectantes. Al fin, una figura apareci en la portezuela.

El que ms y el que menos aguardaba la aparicin de un ser monstruoso, extrao, que pudiera causar terror. Los labios de todos se entreabrieron por la sorpresa.

Ante ellos, un ser con aspecto de terrestre. Bajito, como de metro cincuenta, delgado, con cabello albino, boca pequea y dientas diminutos que casi podan confundirse con las encas. Vesta traje gris, camisa y corbata. No era elegante pero s matemticamente correcto. En su rostro destacaban unas grandes gafas oscuras de montura gruesa que cubra por completo sus ojos y cejas incluso.

Un enano opin Goriev, que al igual que Cy Sherman rozaba los dos metros.

Y fjate qu orejas tiene. Un poco grandes, no te parece, colega?

El sovitico asinti. En efecto, aquel pequeo y extrao personaje que acababa de salir del interior del platbolo tena unas orejas nada comunes. Grandes y puntiagudas como las de un murcilago.

Si no lleva disfraz, es obvio que no pertenece a la Tierra aclar Sherman. Un tipo semejante no lo tenemos especificado en los catlogos de antropologa.

El ser se saba observado, quiz por ello permaneci unos instantes quieto. Sac una especie de pistola algo abultada y muy brillante y oprimi un pulsador colocado en la parte posterior de la misma.

Del can del arma brot un rayo lumnico que fue a estrellarse contra el gran cristal de la ventana, reflejndose en l con un gran resplandor que ceg a todos los presentes, obligndoles a protegerse los ojos con los antebrazos.

Cuando volvieron a abrir los ojos vieron un gran boquete en el cristal que se haba derretido. A travs del boquete se filtr el enigmtico personaje que sali de la nave pasando al interior del edificio de la ONU.

CAPTULO II

El arma que trae no es nada nuevo opin Cy Sherman.

Ivn Goriev, a su lado, ratific:

S, es un tipo de lser ms o menos complicado. Ahora, veamos qu quiere tras su espectacular entrada al recinto de las Naciones Unidas.

Mientras no pida ser miembro permanente, con derecho a veto...

Niev! dijo claramente Goriev. Era sabido que no haba nadie como el embajador marxista para imponer el veto a propuestas y contrapropuestas.

Caballeros, escchenme! la voz son algo metlica, muy estudiada, de pronunciacin lenta. A un oriental le habra sonado a germano y a un occidental, quiz a tibetano. Era imposible determinar el acento de aquel sujeto. Soy embajador de mi pueblo y deben de escucharme.

Alguien en la reunin, al que no era fcil descubrir porque el platbolo slo daba luz al ser que haba brotado de su interior y unas yardas en derredor mediante un foco mvil de luz amarillenta, pregunt en voz alta:

De dnde son, de qu planeta viene?

Somos de la Tierra, como todos ustedes, y exigimos un lugar en ella advirti tajante.

Se elevaron murmullos y comentarios. El propio Goriev se atrevi a preguntar:

Pero, en qu continente residen? Acaso en algn valle encerrado del Tbet?

No es momento de precisar de dnde venimos, el lugar en el que hemos sobrevivido por los siglos de los siglos. Mi pueblo quiere vivir como le corresponde y ustedes nos harn un sitio en la Tierra.

Cy Sherman elev su voz inquiriendo:

El apagn de luz, a qu se debe?

Nueva York se ha quedado sin electricidad porque nosotros lo hemos querido as.

Una demostracin de su poder? sigui preguntando Sherman.

No somos seres indefensos a los que se puede aplastar. Somos fuertes, ms fuertes que todos ustedes juntos. De nuevo se alzaron mltiples comentarios y el ser tuvo que elevar ms su voz para hacerse or. El primer apagn de luz que sufri Nueva York en la dcada de los aos sesenta, segn su calendario, tambin fue una prueba realizada por nosotros.

No se han atrevido a dar seales de vida hasta estar seguros de su poder, no es cierto?

El recin llegado respondi claramente a la pregunta de Goriev.

As es. Hemos seguido la historia de todos ustedes y siempre han aplastado y avasallado al ms dbil. El negro, primero esclavo y luego segregado; el piel roja, materialmente aniquilado como raza; el oriental, sometido por el hambre. No, no ocurrir tal cosa con el pueblo de Yamin.

Yamin? repiti Goriev. Por lo menos sabemos como se autodenominan.

Sherman, a su lado, corrobor:

Es cierto, jams he odo hablar de ese pueblo, pero es obvio que sus platbolos hace mucho tiempo que se dejan ver. Al fin se sienten fuertes y vienen a visitarnos con nfulas de conquistador.

No queremos la guerra, queremos la paz, pero si se hace necesario destruiremos a todo aquel que consideremos nuestro enemigo.

El estirado sir Herald, embajador ingls, inquiri irnico:

Quiere decir que podran contra nuestro poder unificado?

S. Conocemos muy bien su poder, sus misiles nucleares y misiles de proteccin, pero de nada serviran con nosotros y seran destruidos. Somos ms fuertes, pero todava no podemos ocupar el puesto que nos corresponde en la Tierra.

Por qu? pregunt el representante del Japn.

Mientras el yaminita comenzaba a hablar de nuevo, se escucharon algunos dbiles chasquidos. Eran las mquinas fotogrficas que se disparaban. Los flash no funcionaban, pero los que haban tenido la precaucin de cargar sus cmaras con pelculas de alta velocidad podran impresionar al extrao ser, el agujero del ventanal y al platbolo que lo aguardaba y protega detrs.

La juventud de ustedes entre los diez y veinte aos, tanto varones como hembras, en su pubertad estimulan al mximo todas sus glndulas hormonales y producen unos virus que ni sus microscopios electrnicos pueden llegar a revelar, pero que nosotros hemos descubierto y que nos son letales, de modo que a todos los Gobiernos les sern entregadas unas vacunas inocuas en otros aspectos y que debern disolver en grandes cantidades de agua tridestilada, tal como se les especificar en el momento oportuno. Con tales vacunas tratarn a todos los nios, varones y hembras, menores de diez aos.

Quiere decir que ustedes no saldrn a la superficie, es decir, a convivir con nosotros hasta dentro de diez aos, cuando se haya renovado toda la adolescencia?

A la pregunta formulada por Sherman, el yaminita respondi afirmativamente.

Exacto. Esperaremos diez aos, pero mientras, los que tomamos sueros de inmunizacin contra el virus de la juventud de ustedes, iremos controlando la vacunacin masiva y todos los nios que no estn vacunados sern eliminados automticamente.

De nuevo, murmullos de comentarios, voces de protesta.

El embajador alemn elev su voz airada.

En qu forma van a realizar su control?

Tenemos nuestros detectores. Todo nio que no est vacunado ser inmediatamente localizado y aniquilado. El primer ao ser vacunada toda la poblacin mundial menor de diez aos. En los aos siguientes se vacunar slo a los recin nacidos y todo aquel nio que no est vacunado y sea mayor de dos aos, dentro de doce meses ser eliminado como un peligro letal para nosotros los hombres de Yamin.

Goriev ya no se tom a broma todo aquello. Era evidente que estaba molesto por las exigencias y ultimtums del extrao ser.

Y cree de veras que podr eliminar a nuestros hijos, as como as?

No podrn impedirlo. Somos muy poderosos. Lo mejor para ustedes es obedecer. No podrn evitar que exterminemos todo cuanto para nosotros sea peligroso. No se dan cuenta de que les estamos dando la oportunidad para que sobrevivan? Si no les entregramos la vacuna tendramos que exterminarlos a todos, pero no queremos la guerra sino la convivencia.

El embajador francs advirti:

Primero, en nuestros institutos estudiaremos esa vacuna. Haremos las pruebas pertinentes para comprobar que no sean perjudiciales para nuestros nios. Luego, ya hablaremos.

No, no hablaremos luego. Obedecern, eso es todo. . Quiere decir que si nos negamos a vacunar a nuestros nios habr guerra? pregunt Sherman.

Aquellos Gobiernos que se nieguen a vacunarlos sufrirn las consecuencias. Arrasaremos sus ciudades totalmente en un mnimo de tres a la primera advertencia y a la segunda, destruiremos toda la nacin. Seremos inflexibles. No habr piedad y ahora que estn advertidos, aguarden a que les sean suministradas las vacunas y no intenten luchar contra nuestro pueblo. Todo sera intil. Tenemos poder suficiente para arrasar toda la faz de este planeta.

No fue enojo lo que cundi en la sala sino ira, clera contra aquel representante de un pueblo desconocido que trataba de someterlos amenazando con una destruccin total.

Un irlands de dos metros, fornido y con un trax capaz de aplastar al pequeo ser, corri hacia ste dispuesto a capturarlo, a no dejarlo escapar. De este modo podran averiguar dnde se esconda el pueblo de Yamin estudiando sus medios y poderes que quiz no eran tantos como daba a entender aquel alfeique.

Cuando estaba a unos pasos de distancia del yaminita, el irlands se detuvo en seco. Alz los brazos y enfrentado a la mirada del ser que ni siquiera se haba levantado las gafas, prorrumpi en un gran alarido. Su rostro se desencaj a causa de un dolor intenso y con los brazos en alto corri contra los cristales.

Todo el mundo qued boquiabierto por lo que estaba ocurriendo. Era obvio que aquel ser posea un gran poder psquico con el que haba dominado la mente del impetuoso irlands.

Cy Sherman comprendi que el irlands iba a lanzarse contra el gran ventanal para romperlo con su empuje y lanzarse al vaco. Se interpuso en su camino, exponindose a ser embestido por aquel hombre que haba perdido el dominio de s mismo y era impulsado por la mente del yaminita.

Le propin un fortsimo puetazo en el mentn que lo detuvo hacindole tambalear. Luego, un rudo codazo en la boca del estmago lo oblig a doblarse hacia adelante. Por ltimo, con ambos puos, golpe la nuca del irlands que se desplom totalmente inconsciente a los pies de Sherman. En su inconsciencia haba escapado al dominio mental del yaminita.

El ser de las gafas mir a todos, desafiante. No pronunci una sola palabra ms. Haba quedado evidente una parte de su poder. Dio media vuelta, cruz por el agujero del cristal derretido por l y subi al platbolo coniforme. Penetr por la escotilla y tras cerrarse sta, el platbolo se fue alejando sin ruido alguno hasta perderse en la lejana. En la sala reinaba un tenso mutismo.

De pronto, se hizo la luz. Nueva York volvi a vibrar gracias a la electricidad. Los neones centellearon, los ascensores comenzaron a funcionar liberando a cuantos haban quedado atrapados en sus cabinas.

Los faros de los automviles se encendieron e incluso las linternas que minutos antes no haban funcionado. Nueva York volva a ser la de antes, aunque quiz no totalmente. Ahora pesaba sobre ella, mejor sobre el edificio de la ONU que representaba a todo el orbe humano, el ultimtum de aquel alfeique al parecer tan poderoso.

La luz hizo que en la sala se desencadenara una ola de iras y protestas contra aquel ser. Poco a poco, stas menguaron, comprendiendo que el pueblo de Yamin era ms fuerte que ellos.

Muchos fueron los que se aproximaron al cristal fundido para tocarlo con sus propias manos y constatar que no haban vivido una pesadilla sino una desagradable realidad.

Colega, le has salvado la vida al bfalo irlands. De no detenerlo se habra lanzado al vaco.

S, eso mismo he pensado yo. Ahora, creo que debemos preocuparnos de dar al mundo la gran noticia, pero con sumo tacto para que no cunda el pnico. Que nadie llegue a pensar que estamos al borde del fin del mundo.

Algunos se aprovecharn de esta situacin opin Ivn Goriev. Por supuesto, en el bloque obrero, quien haga tal cosa ser castigado severamente, pero en el mundo imperialista es muy fcil que salte la chispa de la histeria cuando se sepa todo lo ocurrido aqu.

No creo que sea conveniente hacer distinciones entre los dos bloques en que hemos dividido nuestro mundo. Debemos unirnos para luchar contra un enemigo comn.

En aquel momento se acerc Krotov, un tipo delgado, con unas grandes gafas de gruesos cristales y cabello abundante.

Camarada Goriev, ya he tomado las fotografas con pelcula de alta velocidad. De haber luz hubiera podido impresionar las fotografas lser en tres dimensiones, pero no ha sido posible.

Goriev, con aire de triunfo, pregunt a Cy Sherman:

Has tomado fotografas del extrao embajador, colega?

Goriev haba hecho aquella pregunta porque saba de antemano que Cy Sherman trabajaba en solitario y no le habla visto tirar foto alguna.

No, no tengo instantneas de lo ocurrido ni creo que nadie las tenga. El yaminita ese ha tenido buen cuidado de permanecer siempre a contraluz del foco de su propio platbolo y me temo que a nadie le habr salido una fotografa que pueda considerarse decente. Hasta es posible que el mundo entero, cuando maana lea la Prensa, se carcajee y no crea una sola palabra. Si los Gobiernos acceden a administrar la vacuna de esos seres por temor a ser destruidos, tendrn que mentir diciendo que es una simple vacuna contra la difteria y contra lo primero que se le ocurra al departamento de sanidad gubernamental.

Te crees muy listo, eh?

Lo suficiente. Quera estar presente aqu, pero con los periodistas que hay el noticin no iba a ser exclusivo para m.

Entonces, para qu has venido? pregunt Goriev agresivo, temiendo que le hiciera una jugarreta a escala de la informacin mundial.

Adivnalo, Goriev, t que si de veras eres listo.

Cy Sherman dio media vuelta y se alej. Las puertas haban sido abiertas y el irlands comenzaba a recuperarse recordando apenas lo que haba ocurrido.

CAPTULO III

Ling suspiraba ante el trabajo agotador que estaba llevando a cabo mientras el piloto automtico de control de navegacin conduca el yate Liberty por la costa californiana en direccin norte, bajo las primeras estrellas de aquel veinticinco de junio.

Ling, con los auriculares cubrindole los odos, tomaba nota de los partes radiados que le iban siendo enviados. Alarg su mano y tom la lata de cerveza. Haca calor dentro de la cabina de mando.

Ling era un chino de pura cepa, aunque tanto l como sus padres y abuelos haban nacido en la populosa San Francisco, pero eso s, casndose siempre entre chinos, lo que conservaba la pureza del origen.

Cy Sherman, el propietario del yate Liberty y para el cual trabajaba Ling, siempre haba pensado que el oriental-norteamericano era un sujeto tan eficiente como paciente, pero aquella vez ya se estaba colmando su paciencia.

An con el sabor amargo de la cerveza en su boca, gir el rostro hacia la cubierta. All estaba Cy Sherman, el patrono, en traje de bao tomando los rayos lunares que segn l, bronceaban casi tanto como los del sol.

Frente a l, multitud de peridicos y revistas esparcidos por el piso de madera, revueltas con apuntes, mensajes que el propio Ling le haba entregado tras receptarlos por radio, ya que Sherman estaba abonado a cuatro compaas de detectives privados que cubran toda la Tierra con sus tentculos, pues millones de investigadores privados trabajaban para ellas. Sherman slo tena que pagar una considerable cantidad mensual como abonado y poda preguntar lo que quisiera, pedir o solicitar los informes que precisase que le eran servidos por radio.

Para qu querr saber tanto de platbolos? se preguntaba Ling que comenzaba a pensar que su jefe se haba vuelto loco. Quiz ni una junta de psiquiatras podra componer sus sesos de nuevo, grua en voz baja cuando otro radio, procedente de la compaa de investigacin e informacin que cubra Sudamrica llegaba a sus odos.

Dorothy y Brbara, dos esplndidas bellezas en bikini, molestas por la escasa atencin que su anfitrin les dedicaba, haban acabado por hablar de trapos entre ellas mientras tomaban unos combinados preparados por ellas mismas, pues Cy Sherman haba pedido que no molestaran al bueno de Ling.

Sherman, que haca algunos das andaba metido de lleno en su investigacin, haca poco caso a sus amigas. Sin darse cuenta haba invitado a dos a un tiempo. Esperaba que acabasen arandose la cara, pero se haba sorprendido de lo bien que charlaban.

Cy Sherman devoraba materialmente todas las informaciones sobre ovnis que llegaban a millares. La noticia sobre el extrao ser en el edificio de la ONU se haba extendido por toda la Tierra.

En los primeros das se haba dado un comienzo de pnico, abortado por la serenidad de los jefes de Estado de cada nacin. Luego, ironas y burlas pero, como siempre, haba gente en los jardines o en las azoteas de sus casas atisbando el cielo, buscando platbolos por todas partes, dando informacin a las autoridades respectivas de cada ciudad, de cada pas, y desde las consabidas estrellas errantes a los faroles de la calle vecina, todo eran ovnis, creando un caos entre las autoridades que ya comenzaban a estar hartas del asunto.

Las llamadas se acumulaban y para investigarlas en su totalidad, tal como se haba ordenado mundialmente, habran de pasar meses y meses. En cada nacin, el departamento ocupado del asunto tena un montn de fichas dispuestas para ser investigadas que en el menor de los casos era capaz de sepultar a un regimiento de policas.

Se haba tomado la decisin de dar prioridad a los avisos mltiples y coincidentes, dejando para quin saba cundo los avisos aislados que aseguraban haber visto uno de los tan trados y llevados ovnis.

No se hablaba de otra cosa en toda la Tierra, pero ya eran muchos los que se rean y otros tantos los que comenzaban a aprovecharse de la situacin vendiendo refugios subterrneos prefabricados. Slo haba que efectuar un gran agujero en el jardn con una excavadora. Despus, llegaba un camin gigante con el refugio, lo introduca en la tierra y se recubran con hormign hasta nivel del suelo. El negocio no estaba ya en vender parcelas para pasar el weekend sino refugios antimarcianos, aunque se saba que no era un marciano el extrao visitante de la ONU.

Ling se quit los auriculares y con aire de sueo fue a entregar a su patrn el ltimo mensaje recibido.

Honorable, jefe!

Qu ocurre, Ling, algo importante esta vez?

Unos cuidos cuentan una historia de platbolos.

Curdos?

S, honolable jefe. El mensaje dice que en la Mesopotamia unos cablelos culdos han saclificado cinco de sus mejoles cablas, una pol cada valn de las familias que componen la tlibu nmada, pala que los dioses de los platbolos lespeten sus vidas. Los citados cuidos viven en la llanula de Dogubayazit, junto al lago Van. Agencia MIP. Otlo cuento de platbolos, jefe. Ya sueo con aliengenas y los platbolos voladoles me salen pol las olejas. Cundo se le oculil investigal algo ms ploductivo, ms intelesante y menos abulido?

Dorothy y Brbara haban escuchado la noticia y al or hablar del sacrificio de las cabras, se rieron. Tomaron una parte de su whisky con hielo y siguieron hablando de sus trapos.

A Cy Sherman la noticia no se le antoj tan absurda. Estir sus cejas y puso un cigarrillo entre sus labios. Le prendi fuego y aspir con fuerza. Luego pregunt:

Ling...

Qu, honolable jefe?

Cunto te pago al mes?

Mil cochinos dlales, jefe replic sin ambages, lo que no pareci importar a Sherman que continu:

De esos mil dlares que te entrego, daras quinientos al primer mdico que te encontraras?

Se ha vuelto loco, jefe?

No, claro, no daras tus quinientos dlares, pero, y si ese mdico te dijera que si no tomas unas radiaciones que l puede darte en poco tiempo vas a morirte de cncer? Le daras los quinientos dlares por el tratamiento?

Natulalmente. A qu viene tanto lio?

El chino, con algo ms de diez aos que Sherman, ms bajo de estatura, entrado en carnes, pero terriblemente gil con sus delgadas piernas, qued desconcertado enarcando sus cejas finas y asuradas.

Para esos cabreros curdos es algo parecido. Ellos no daran una de sus mejores cabras a nadie. Son todo su sustento, su medio de vida. A ms cabras, ms riqueza. Sin embargo, han sacrificado cinco de sus mejores ejemplares como ofrenda a un ser superior a ellos al que temen. Prefieren entregar sus cabras y que sean respetadas sus vidas.

Pelo jefe, que estamos casi en el siglo veintiuno.

Aunque nuestra tcnica avance de forma tan espectacular, siempre existirn gentes que ofrecern sacrificio de algo en favor del dios a quien amen o teman. Esos curdos del desierto mesopotmico no mienten. Ellos si han visto los platbolos, de otro modo jams habran sacrificado sus mejores cabras. Precisamente, aquella parte de la Tierra resulta sumamente interesante.

Honolable jefe coment a decir, ponindose ms amarillo de lo que normalmente era, no estal pensando en il a Mesopotamia, veldad?

S, Ling, creo que all est lo que tanto ando buscando y t vendrs conmigo.

Como dilan mis antepasados, antes me coito la coleta.

No digas tonteras, Ling. T no llevas coleta y si no te vienes a Mesopotamia, despdete de tus mil machacantes mensuales y para el trabajo que haces, con dietas pagadas... No creo que nadie te d tanto.

Pelo jefe, il a la Mesopotamia pala challal con unos cablelos... Adems, es absuldo. Ellos hablan visto pasal cientos de aviones, pol qu hablan de saclifical sus cablas pol un pltbolo? Al fin y al cabo, visto desde tiela, no hay tanta difelencia con un glan leactol que vuela a tles veces la velocidad del sonido.

Es cierto, Ling. Si el pltbolo les hubiera parecido un avin ms no habran sacrificado sus cabras, pero seguro que habrn tenido un motivo muy especial para considerar el pltbolo como una nave de un dios o algo parecido.

Y cul es ese motivo? pregunt el oriental yanqui entre escptico y enfurruado.

Los grandes aviones evitan pasar por el macizo del volcn Ararat. De este modo, esquivan posibles corrientes de aire y bolsas. Si la navegacin se hace por encima de los catorce mil metros, desde tierra no podran distinguir si era un avin o un pltbolo. Lgicamente, volara bajo.

Est deduciendo mucho, Pely Masn dijo socarrn, aludiendo al clebre abogado literario.

El pltbolo que ellos vieron sin duda se dirigira al volcn extinto Ararat, donde segn los hebreos se detuvo el Arca de No. Ello quiere decir que para los habitantes de aquellas tierras esa cumbre es medio sagrada, un lugar al que no puede llegar ni un diluvio porque su crter est lleno de nieves perpetuas. Para ellos cualquier suceso que tenga relacin con el volcn puede encerrar algo de sagrado y misterioso. No me extraara que para ellos el pltbolo fuera el Arca de No y su tripulante, No en persona.

Jefe, yo no silvo.

Sherman parpade.

Que no sirves para qu?

Los pies se me hielan muy plonto en invielno y como veo que tiene el plopsito de subil a ese volcn nevado, yo no puedo il.

Como gustes, me buscar a otro para que lleve las cmaras y la radio porttil. Ah, precisamente pensaba darte una prima de dos mil dlares si sala bien este trabajo, pero en fin, otro se llevar el extra.

No tan aplisa, jefe. Bscale unas botas aplopiadas pala la nieve.

Sherman aspir el humo de su cigarrillo. Ley una vez ms el mensaje y luego orden:

Quiero todos los datos que puedas obtener sobre el volcn Ararat, un mapa de aquella zona y dos billetes de avin para Ankara.

Nada ms, honorable jefe? pregunt ligeramente burln.

S, contrata por radio a un helicptero a reaccin en el aeropuerto de Ankara. Vamos a necesitarlo.

S, jefe. Mir a las dos chicas y pregunt: Qu hacemos con ellas?

Hablis de nosotras? inquiri Dorothy.

S. Ling me deca que acaba de recibir un parte de que se avecina rpidamente un tifn hacia la costa californiana.

Las muchachas brincaron de sus hamacas, corriendo a refugiarse.

Vamos, Ling, vamos, hay que llegar a San Francisco cuanto antes.

Ya lo has odo, Ling. Hay que poner rumbo a San Francisco.

S, jefe. Mujeles temel a un tifn lo mismo que a un latn y Ling temel a los pies helados. Suspir. Otla vez no dil mensaje y nunca cmele calne de cabla. Beeee!

CAPTULO IV

El piloto turco del helicptero que haban rentado en el aeropuerto de Ankara tom tierra en la aldea de Dogubayazit.

A bordo iba cargado todo el equipo de alta montaa con que Cy Sherman se haba provisto para arremeter contra el crter del volcn del monte Ararat o Agri-Dagi, como tambin lo llamaban.

En la aldea les observaron con curiosidad.

El jefe de polica local se acerc a recibirles hablando primero en turco con el piloto y luego en un chapurreado ingls con Sherman.

Bien venidos a Dogubayazit.

Ando buscando un gua experto. Pagar bien.

Un gua, para dnde, mster? "Queremos subir a lo alto del Ararat.

El jefe de polica, rollizo y con un grueso bigote recortado, sonri.

Lo lamento, pero no encontrar ningn gua que pueda llevarlo a la cumbre.

Por qu?

Dgame, qu va a buscar all arriba en aquel perdido paraje donde habitaron los ms egregios antepasados mesopotmicos?

Sherman minti para no entrar en detalles ni delatar su inters.

Estoy escribiendo un libro sobre el Arca de No. Segn los judos est all arriba, sepultada bajo unos cuantos pies de nieve.

Otros han subido antes y nada han encontrado de la tan trada y llevada arca. Las gentes que habitan este lugar, tanto turcos, iranes, armenios o diablos que viven all donde se levantan tempestades y arremeten los truenos. No, nadie se arriesgara a subir, ni por un milln de dlares. Slo un hombre se re de los demonios y los dioses. Es un armenio ateo, indgena de aqu y que conoce la regin palmo a palmo. Resiste la nieve como nadie.

Y dnde est ese hombre?

Se llama Anatol, pero llegan tarde.

Tarde?

Ling, tras Sherman, mir preocupado al polica turco. No le haca ninguna gracia la idea de ascender a la cumbre de aquel volcn maldito sobre el que pesaban tantas leyendas sin un gua aceptable que los condujera.

Anatol fue contratado hace cuatro das por dos soviticos.

Dos soviticos? repiti Sherman sorprendido.

S, dos soviticos. Uno alto y fuerte como un toro y otro delgado, con grandes gafas. Se les ha ocurrido ascender al volcn para averiguar una historia sobre unos cabreros curdos, una historia que yo mismo transmit como curiosa. No crea que llegara tan lejos. Al parecer les choc que unos cabreros sacrificaran cinco de sus mejores cabras. Por supuesto, yo no creo eso de los platbolos que dicen, pero ellos se han empeado en subir al Ararat donde no van a encontrar ms que nieve y tormentas, pero, all ellos, es su dinero.

S, all ellos acept Sherman, molesto. Se le haban adelantado y no caba duda de que se trataba de Ivn Goriev y su fotgrafo.

Por lo visto, Goriev haba tenido la misma corazonada o razonamiento que l pese a las miles de millas que les separaban.

Por supuesto, la noticia, a travs de Armenia y como poco importante, le haba llegado antes a Goriev que a l, por eso le llevaba cuatro das de ventaja, cuatro das que slo el helicptero poda acortar.

Bien, gracias. Nos limitaremos a dar un vistazo con el helicptero sobre el crter.

Como gusten, pero no van a hallar el Arca de No. Despus de tanto tiempo, si es que alguna vez existi, ya se habr descompuesto totalmente.

Cy Sherman, molesto, rebati:

No lo crea, oficial. Se sorprendera del tiempo que se conservan las cosas metidas en la nieve.

El piloto crey oportuno indicar:

Al atardecer ser imposible volar hacia el Ararat. Ser, mejor emprender el vuelo al amanecer. A partir de la una de la tarde se desencadenan tormentas peligrosas para la navegacin area.

De acuerdo, pasaremos la noche aqu. Por cierto, como curiosidad, me gustara charlar con los cabreros curdos.

No estn por aqu. Andan cerca del lago Van y no va a encontrar un coche que les lleve.

No me es necesario un coche, con el helicptero llegaremos en seguida. Ya que escribo sobre esta regin ser bueno que me informe sobre el modo de vida de los indgenas.

Gracias a las fogatas de los cabreros curdos, desde el aire los localizaron con facilidad. No parecieron muy contentos al ver tomar tierra al vibrante helicptero.

Cy Sherman se mostr amigable con ellos y gracias al piloto turco empleado como intrprete, consigui que le relataran cuanto saban sobre los platbolos que se dirigan al gran monte Ararat, un lugar temible segn ellos.

Honolable jefe, sel mejol espelal a que el gua leglese del volcn pala conducilnos a nosotlos.

Ni lo suees, Ling. Hemos de ganarles la mano a ese astuto Goriev.

Nos lleva cuatlo das de ventaja.

Eso no es nada. Estar arriesgando el pellejo haciendo escaladas porque no tendr dinero suficiente o no se le habr ocurrido dirigirse a Ankara y contratar este helicptero. Lo que hemos de hacer es no descuidarnos la emisora de radio, la cmara fumadora ni las pelculas vrgenes.

Y mucha lopa pala tapalnos, jefe. Aliba hace mucho flo, est todo nevado. Yo empiezo a tilital.

La noticia de los curdos era cierta y coincida con los razonamientos que el propio Cy Sherman se haba hecho. No caba duda. En la cumbre del Ararat poda haber una buena pista respecto al extrao yaminita.

El Gobierno de cada nacin haba recibido la temida vacuna en unos camiones especiales que haban sido abandonados en un lugar determinado. Despus, una llamada telefnica haba indicado el emplazamiento exacto del camin. A los extraos seres no se les haba vuelto a ver ni haba habido forma de comunicarse con ellos.

A la maana siguiente, el helicptero a reaccin, a ms de ochocientos kilmetros hora, se dirigi hacia la cumbre del Ararat elevndose rpidamente en el aire.

Pasaron por el Kucuk Agri-Dagi o pequeo Ararat, mil doscientos cuarenta metros ms bajo que Su hermano mayor. Al llegar cerca de la cumbre de ste, redujeron la velocidad.

All van tres hombres seal el piloto mostrando una vertiente del volcn, repleta de nieve y hielos" eternos, una vertiente por la cual, en el ao 1848, en su ltima erupcin, haba resbalado la ardiente lava devorndolo todo a su paso.

Aunque no se les puede distinguir claramente, no cabe duda, son Goriev, su reportero y el montaero Anatol. Por lo visto desean llegar esta misma maana a lo alto del borde del crter.

Palece que ellos nos han visto tambin a nosotlos, honolable jefe.

Estn saludando con la mano advirti el piloto turco, pero no parecen estar en ningn aprieto.

Vamos a dar una vuelta sobre el crter.

El helicptero se elev por encima del gran Ararat y Cy Sherman pudo ver el crter, repleto de hielo y nieves que deban de ocultar mltiples crteres inferiores por los que en su da brotara violenta la lava, las rocas y los gases sulfurosos

No se ve nada de particular. Cmo piensa investigar el lugar donde se supone est el Arca de No? inquiri el piloto.

Cy Sherman se sonri. Pens que desde el helicptero no poda ver bien lo que deseaba. Haba que descender ms hacia el interior del crter y all se formaban remolinos de viento demasiado peligrosos para la navegacin area.

Buscaremos. Ahora nos dejar sobre la cresta del crter, cerca de donde estn llegando los tres hombres. Bajaremos con todo el equipo y usted se marchar. Dentro de cuatro das, a esta misma hora, vendr a recogernos con el helicptero, ya que no llevamos vveres para ms.

Como gusten.

Ling...

Qu, honolable jefe?

Cirrate bien el anorak, vamos a tomar tierra. Se volvi y vio un bulto humano con anorak, capucha, manoplas y gafas. De no saber que era Ling, no hubiera podido reconocerle. Sonri y no dijo nada ms.

El helicptero vol sobre la cresta del volcn extinto para regresar al punto donde haban visto a los tres hombres que se hallaban prximos a escalar aquel lugar. En un pequeo llano, tom tierra.

Cy Sherman y Ling, con todo el equipo protegindoles contra el riguroso fro de la cumbre, descendieron al suelo cargados con la tienda de campaa, los sacos de dormir, vveres, la pequea emisora y fumadora y las pelculas. El piloto del helicptero les salud con la mano y comenz a elevarse.

A unas cincuenta yardas comenzaron a aparecer las cabezas de Anatol, Goriev y el fotgrafo de ste, cuando surgi lo imprevisto, lo sorprendente.

Del interior del crter del volcn Ararat (Cy Sherman no pudo comprender desde qu punto exactamente, pues lo haba credo ver todo nevado) surgi un platbolo volador silencioso pero poderoso en su vuelo.

El helicptero haba tenido que realizar una maniobra hacia el centro del crter para escapar a un remolino de vientos

y poder as regresar. Cuando divis al platbolo, ya era tarde.

Del platbolo brot un rayo lser que alcanz de lleno al helicptero, convirtindolo en una terrorfica bola de fuego que se precipit al interior del crter.

Cy Sherman, ante la aparicin del platbolo, haba empujado a Ling entre unas rocas escapando a la visibilidad del guardin del platbolo que haba convertido en cenizas al helicptero que deba sacarlos de aquel inhspito lugar al cabo de cuatro das. El piloto turco haba muerto, ya no podan contar con l.

Los otros tres escaladores, al divisar el platbolo, haban hecho otro tanto, escondindose rpidamente entre la nieve y las rocas para no ser descubiertos y aniquilados tambin.

La nave coniforme, a pleno da, se elev sobre el centro del crter desafiando a los ms duros vientos. Permaneci unos instantes quieta, suspendida en el aire como constatando que nadie ms poda estar all cerca. Por ltimo, con un prolongado silbido, comenz a descender hacia el interior del crter.

Cy Sherman se arrastr sobre la nieve para acercarse al borde interior del crter mientras Ling, asustado, le segua.

Honolable jefe, adonde va? Plefielo pasal flio a que me asen como al tulco se.

El helicptero, despidiendo humo todava, era una masa negra de hierros retorcidos sobre la nieve, pero Cy Sherman pudo ver lo que le interesaba. El platbolo descendi hasta el fondo del crter. Despus, casi tocando la nieve con su panza, comenz a deslizarse en direccin norte, introducindose por una especie de alero rocoso cubierto de nieve. Aquel lugar, desde el aire, era invisible, ya que slo poda verse la nieve que lo cubra. Sin embargo, se poda penetrar por debajo como lo estaba haciendo en aquellos momentos el platbolo vigilante y/destructor.

Cuando la nave desapareci en las entraas de la tierra, lleg junto a Sherman el sovitico Goriev que lo reconoci al instante.

Sherman! Hola, colega, no podas ser otro!

Pues cuando me dijeron que un curioso se dispona a ascender al Ararat para comprobar lo dicho por unos cabreros curdos, rpidamente pens en ti.

Esos puercos te han dejado sin helicptero. Qu piensas hacer ahora?

Lo mismo que t, Goriev. Seguir adelante.

Hum, yo tengo un gua para bajar al interior del crter, lo cual no es nada fcil como ests viendo. Las paredes son como cortadas a pico y totalmente de hielo. Habr que practicar rapel.

S, y tu gua Anatol nos llevar a todos abajo.

A todos? se rio Goriev. Al gua lo he contratado yo, debiste decirle al del helicptero que te depositara abajo. Ahora no te encontraras en un aprieto con tu compaero.

Vas a perder mucho tiempo caminando por el crter, Goriev, con el peligro de ser descubierto y aniquilado, en cambio yo s exactamente el lugar por donde ha desaparecido el platbolo.

Lo sabes, por dnde se ha ido? Si nos hacemos socios compartiremos los beneficios. Correcto?

Goriev gru, pero extendi su mano protegida por las manoplas. Ambos estrecharon sus diestras confirmando el pacto.

Y bien, ahora que Anatol nos guiar, por qu lugar ha desaparecido el platbolo? Abajo deben de haber docenas de crteres menores.

Te lo dir cuando estemos abajo, Goriev. No voy a correr riesgo de que nos olvides aqu arriba.

No te fas?

Tanto como t de m, Goriev respondi cnico y astuto a un tiempo. Ahora, hay que acampar en un lugar seguro y escondido. Si nos descubren somos hombres muertos.

De acuerdo, descenderemos en la noche con sumo cuidado. Estudiaremos con Anatol el sitio ms idneo para el descenso, claro que si tenemos una mejor idea del lugar donde ha desaparecido el platbolo, nos ahorraremos camino dentro del crter que, como vers, es muy grande.

El gua armenio se les acerc y Cy Sherman seal un lugar del crter. Anatol lo observ con atencin y asinti con la cabeza, hablando inmediatamente en ruso, pues desconoca el ingls. Goriev tradujo:

Dice que el sitio que le has mostrado es bueno para el descenso. Algo peligroso, pero podremos conseguirlo.

Bien, entonces acamparemos. Comeremos y descansaremos. La noche se presenta dura para todos indic Sherman.

Los cinco hombres iniciaron la marcha, hollando aquellas nieves eternas con sus pesadas botas impermeables y termostticas.

CAPTULO V

Krotov y Ling se llevaban bastante bien. Por su parte, Anatol era un tipo solitario y hurao. Como saba que durante la noche deba de realizarse el descenso y habra peligrosidad, se durmi con una rapidez que dej asombrado al pobre chino, cuyos dientes no dejaban de castaetear pese a que ni los astronautas que trataban de llegar a Marte iban tan bien cubiertos.

Para qu quieres la emisora, colega?

Sherman respondi a Goriev claramente.

Para que cuando averige lo ms interesante pueda enviar al mundo mi mensaje. As, me adelantar a todos en la noticia.

Por qu no se me ocurrira a mi traer un emisor? Luego reaccion preocupado. Si conectas la emisora, esos que estn en el crter pueden captar la onda radiada y darn con nosotros fcilmente,

No. no creo que sea el momento idneo para enviar el mensaje. Primero hay que averiguar ms sobre los yaminitas, esos desconocidos que han surgido de sbito con pretensiones de conquistadores.

Est bien, conecta el receptor. Por lo menos nos divertiremos escuchando algo hasta que llegue la noche.

Cy Sherman puso en marcha el receptor de onda corta y manipul en el dial hasta encontrar un boletn de informaciones. Era el de la BBC de Londres.

Todos los Gobiernos de la Tierra se muestran cautos y silenciosos con respect a la tan trada y llevada vacuna Yamin, pero el Reino Unido, como ya ha dejado bien claro en das anteriores, rechaza totalmente la vacuna y ningn nio britnico ser tratado con ella.

Goriev observ:

Parece que los britnicos no dan el brazo a torcer.

Sherman opin a su vez:

Despus de todo, el sujeto del platbolo, salvo dejar sin luz a Nueva York, no ha demostrado suficiente poder como para que todas las naciones de la Tierra los teman.

S, en cierto modo yo opino lo mismo. Estoy aqu para dar la noticia sobre esos sujetos y cuando el Kremlin descubra el emplazamiento de los yaminitas no va a quedar ni rastro de ellos.

Y luego, a elevar una estatua al gran Goriev, el arriesgado salvador de toda la humanidad.

Los imperialistas slo queris dinero dijo despreciativo.

Cre que vosotros slo querais igualdad, comunidad. Despus de todo, ni Marx, Lenin o Stalin son iguales a sus semejantes, puesto que tienen estatuas a ellos dedicadas. Una cosa se da de bofetadas con la otra.

Los imperialistas tendrais que hacer un monumento al dlar. Es vuestro dios y sois esclavos de l.

Ser mejor que no discutamos y escuchemos la radio.

Camuflados en la cresta abrupta y circular del crter, dejaron que transcurrieran las horas.

Al atardecer, una tormenta los cubri materialmente de nieve. No es que hubiera nevado, sino que la ventisca haba arrastrado la nieve de otros lugares para sepultarles a ellos bajo un blanco y fro manto.

Los restos del helicptero no tardaran en desaparecer totalmente bajo las nieves eternas del Ararat. Nadie volvera a encontrarlo jams y en la base de Ankara se preguntaran qu haba ocurrido con l.

Al oscurecer, levantaron el campamento y caminando entre el doble abismo, pues a derecha e izquierda se abran las paredes perpendiculares recubiertas de dursimo hielo, avanzaron encordados para resistir el glido viento que los azotaba tratando de barrerlos de las heladas crestas que un da fueran fuego lquido. Al fin, llegaron al lugar idneo para el descenso.

El montaero Anatol prepar las clavijas; haba que hacer rapel.

Ling dijo:

Yo no sabel.

Si no sabes, te quedas aqu arriba le advirti Sherman.

Goriev fue el primero en iniciar el descenso y debido a sus prcticas en el ejrcito sovitico lo hizo con soltura, los saltos fueron bastante perfectos, llegando al interior del crter sin novedad en un par de minutos.

Krotov le sigui ms preocupado y torpe. Su mochila golpe contra las paredes, tan heladas como cortantes y ello le libr de estrellar su cara, incluidas las gruesas gafas. Al fin, consigui llegar abajo.

.Vamos, Ling, ahora te toca a ti.

Yo no sabel, tenel mucho flo. Mil dlares son pocos pol jugalse el fsico.

Por lo menos tienes un consuelo, Ling. Si te rompes las narices, no vas a tener que recoger muchos pedazos coment irnico, aludiendo a lo chato que era.

Sherman crey oportuno trasladar a su mochila todo el equipo delicado dejando los vveres en la mochila de Ling.

Este salt de una forma que hel la sangre de sus compaeros, que le vieron deslizarse por la cuerda a velocidad de vrtigo y calent la sangre del pobre Ling.

Un tirn de Anatol de la cuerda de seguridad logr frenar la cada de Ling que, junto con Krotov, eran los nicos que haban utilizado la cuerda de seguridad.

Cuando Ling se vio abajo, le brillaron los ojos y rio abiertamente.

Es ms fcil de lo que yo clea.

Goriev, a su lado, ya recuperada el habla del susto, mascull:

Si no llega a ser por las gruesas manoplas que llevas te quedas sin manos, condenado oriental.

En efecto, al deslizarse de aquella forma, Ling se haba comido las manoplas reforzadas y tambin parte del anorak de cuyo interior haba salido plumn.

El salto de Cy Sherman result el ms perfecto.

Anatol, con una tcnica ms rudimentaria, ms autodidacta en aquellas disciplinas del alto montaismo, baj seguro y sin tropiezos.

Cuando los cinco hombres estuvieron en el fondo del crter reemprendieron la marcha abrindola esta vez Cy Sherman que saba el lugar hacia donde deban dirigirse, ya que haba visto desaparecer por l al platbolo de los yaminitas como un enorme crustceo bajo las rocas marinas.

Goriev, con su peso, hundi una capa de nieve que cubra uno de los crteres menores que componan el interior del gran crter y a punto estuvo de precipitarse hacia el interior del mismo. Slo Dios saba hasta dnde hubiera llegado en aquella cada hacia el centro de la Tierra.

Sherman se arroj al suelo inmediatamente, estirando sus piernas hacia atrs para equilibrar su peso. Agarrando a Goriev por una de sus manos, lo sujet para que no fuera engullido por la sima.

Ambos hombres se miraron en silencio. Sobre ellos, perfilado por la cresta del gran volcn, un cielo tachonado de brillantes estrellas.

Sherman tir con fuerza y Goriev sali del peligro. Sherman no aguard a que le diera las gracias.

Miren, ah est la gran entrada indic Krotov.

Ya veo el platbolo dijo Ling. Ahola velemos como nos leciben sus honolabies moladoles. Mejol caelles simpticos; no habel escapatolia.

Cierra el pico, Ling, y acerqumonos con cuidado. Hemos de entrar ah sin ser descubiertos. De momento hay un gran silencio.

No haba luz. Slo la argente luz de la luna reverberaba en el hielo y en la nieve, haca que los cinco hombres pudieran ver, habituados ya sus ojos a la noche.

El platbolo, unas cincuenta yardas hacia el interior y por debajo del saliente rocoso, pareca tan quieto y fro como los hielos del Ararat.

Goriev repar en seguida en un detalle significativo.

Ah dentro no hay hielo.

Deben tener climatizacin general. Esos seres deben de protegerse con una tcnica avanzada.

Krotov, busca un buen lugar desde el que lanzar las primeras fotografas. Esta ser la gran noticia del mundo y la fotografa saldr a travs de la agencia TASS.

Sherman no se preocup demasiado por ello. El tena ya preparada su fumadora y tom unos brevsimos planos de la entrada al reducto de los yaminitas, ya que intua que all dentro debera filmar cosas mucho ms interesantes y que asombraran al mundo.

Vayamos con cuidado. Si nos descublen nos achicalan como al helicptelo record Ling mirando en derredor asustado.

Krotov, para buscar un mejor plano, se introdujo bajo el saliente rocoso. Los dems le siguieron, ms de pronto ocurri la tragedia.

Se escuch un chasquido prolongado, un chasquido que dur segundos y semej durar siglos.

Krotov lanz un alarido infrahumano que hall mil ecos dentro del crter.

El fotgrafo se retorci al quedar en medio de una cortina invisible de poderossimos rayos electrnicos. La corriente de alta tensin alcanz de lleno al joven reportero sacudindolo para carbonizarlo despus. Sus ropas se incendiaron en parte.

Cuando Krotov cay al suelo, Sherman comprendi que automticamente la cortina invisible de alta tensin se haba cortado, y dijo:

Todos adentro, ahora es el momento!

Goriev, Ling y el propio Sherman corrieron cruzando la mortfera lnea.

Anatol, que no entenda la lengua de Sherman, se haba quedado afuera protegido tras una roca. Mir el cuerpo carbonizado de Krotov y tuvo miedo de seguir adelante.

Tras aquella cortina de proteccin, cruzaron otra de aire clido y climatizacin cuando comenzaron a encenderse unas luces rojas intermitentes y ululaba una sirena de alarma.

No escaparemos! advirti Goriev, disgustado y resentido por la violenta muerte de su colaborador.

Quietos, arriba las manos! advirti de pronto en ingls un tipo que les sali por un agujero a la derecha del refugio.

En su mano portaba una pistola semejante a la que el ser del platbolo utilizara en su vista al rascacielos de la ONU.

El sujeto tena una gran semejanza con el visitante de la ONU, estatura pequea, albino, enjuto. Sin embargo, vesta una especie de uniforme pardo y no llevaba gafas como las que haban protegido los ojos del visitante de la ONU.

En aquel instante, Sherman, Goriev y Ling pudieron ver los ojos ms extraos que hubieran imaginado. Eran ms grandes de lo normal, verdosos y divididos en celdillas exagonales como un panal de abejas, como constituyendo una multitud de pupilas.

Malditos, habis matado a mi fotgrafo!

Goriev avanz amenazador hacia el yaminita y ste le apunt con su arma.

Quieto! orden con su voz metlica.

Cy Sherman entr en accin, salvndole nuevamente la vida.

En dos zancadas y saltando como un felino, golpe la mano armada del extrao ser, dejndolo desarmado. Inmediatamente, le propin un fortsimo puetazo que lo lanz contra una roca dejndolo inmvil.

Honolable jefe, el malciano palece muelto.

S, Ling, creo que se ha partido la cabeza con la roca, pero no sabemos si es marciano o qu.

Goriev semej despertar de una pesadilla y se pregunt en voz alta:

La alarma est dada y si ese tipo ha muerto, nos van a ejecutar a nosotros. Has trado armas, Sherman?

No. Soy periodista y no un polica o militar, pero lo mejor ser que nos deshagamos del cadver.

Cmo?

Cogi el cuerpo del yaminita como si careciera de peso y lo arroj sobre los restos del fotgrafo sovitico. De nuevo se produjo la descarga. La cortina invisible de alta tensin haba sido colocada de nuevo, impidiendo el paso.

El montaelo almenio se ha ido coliendo indic Ling sealando hacia el exterior.

En efecto. Anatol corra entre las rocas buscando el lugar ms idneo para escapar del crter. Ya tena suficiente con lo que haba visto.

Ese tipo dar la alarma a todo el mundo indic Goriev.

Qu importa? inquiri Sherman encogindose de hombros. La alarma ya est dada aqu dentro y como no nos escondamos vamos a pasarlo mal.

La climatizacin era perfecta, aunque haba un exceso de calor para lo que ellos estaban acostumbrados. Estara justo o quiz sobrepasando los treinta grados Celsius y comenzaron a sudar dentro de sus ropas.

La alarma haba cesado, ya no funcionaba ninguna sirena ni las luces rojas se encendan con intermitencia. A medida que avanzaban hacia el interior de aquella gruta volcnica, vean menos hasta llegar a una absoluta oscuridad tras pasar junto al platbolo en cuyo interior no pareca haber nadie.

Dnde diablos estaremos? se pregunt Goriev.

Mejol sela encendel una lintelna apunt Ling.

Ni pensarlo, nos descubriran inmediatamente. En esta oscuridad sera como decirles: Estamos aqu replic Sherman.

Siguieron avanzando tanteando las paredes, cuando de pronto escucharon un fuerte ruido metlico, un chasquido que estremeci a los tres hombres.

Es una puerta que se ha cerrado detrs de nosotros observ Goriev.

Tengo la impresin de que hemos cado en una ratonera gru Sherman, realista.

Seln canbales los yaminitas9 pregunt Ling preocupado.

Goriev se apresur a tantear las paredes, viendo que no haba salida posible. Tanteando se encontr con las manos del propio Cy Sherman que palpaban la recia puerta de acero, cuyo marco estaba encajado en la roca.

Una trampa. Me temo que esos seres ven en la oscuridad con sus extraos ojos y nos han estado observando hasta que nosotros mismos nos hemos metido aqu. Slo han tenido que cerrar la puerta para capturarnos.

Me molesta que me tomen por una simple bestezuela gru Goriev, sacando ua linterna que encendi iluminando la extraa celda.

La roca era negra y dursima, por lo que no haba que pensar en araarla para practicar un boquete por el cual escapar. En cuanto a la puerta, resultaba demasiado slida como para pensar en derribarla sin tener una pequea carga de plstico como ayuda.

Goriev, me temo que hay que aceptar los hechos y pedirle a Dios, como Ling, que no sean canbales.

No me importa que se me coman despus de muerto, lo que s me importa es que me maten gru Goriev.

Es necesario que sepan que somos hombres de paz y no de guerra, que no llevamos armas con nosotros.

Crees que nos estarn viendo y escuchando, que tienen micrfonos y cmaras ocultas?

Es muy posible. Son mtodos muy usuales a ambos la dos del Teln de Acero, por qu no iban a emplearlos esos seres?

Desde luego.

Me duele la cabeza se quej Ling despojndose del roto y caluroso anorak tras arrojar las manoplas al suelo.

El oriental fue el primero en llevarse las manos a la cabeza. Despus, Goriev y Sherman le imitaron. El dolor fue en aumento. Ignoraban a qu era debido, slo saban que la cabeza les dola ms y ms.

Ling, incapaz de soportarlo, se derrumb doblando las rodillas. Sus ojos s cerraron, sumindose en la inconsciencia.

Maldita sea, detengan eso, detnganlo! aull Goriev, mas de nada le vali.

Sherman, con el intenso dolor que atenazaba su crneo, fue de un lado a otro de aquella celda volcnica. Agarrndose a la pared con los dedos, resbal por ella hasta caer al suelo, donde se sumi en un profundo sueo.

Goriev, a poca distancia de l, ya haba perdido el sentido.

Unos pasos se escucharon al otro lado de la puerta de acero.

CAPTULO VI

Cy Sherman sinti su cerebro despejado de pronto. No haba dolor en l y adquiri conciencia de que haba despertado. No se le ocurri formular la clsica pregunta: Qu ocurre? Dnde estoy?

Record cuanto hiciera antes de perder el conocimiento. El platbolo, Krotov muerto, el yaminita, la celda, la fuga de Anatol.

Sin abrir todava los ojos, pues tuvo la impresin de ser observado de cerca, lleg a la conclusin de que no le dola nada absolutamente.

Quiso moverse con cuidado y slo lo consigui con las piernas, sus manos estaban apresadas.

Abri los ojos lentamente. La celda estaba iluminada por un foco, que a modo de linterna alguien llevaba en su mano. Frente a l haban cinco de aquellos extraos seres con ojos de mltiples iris verdosos que en nada se parecan a los humanos.

Aquellos sujetos deban de pertenecer al cuerpo de seguridad, pues llevaban armas lser ms potentes que las pistolas, a excepcin del que estaba ms adelantado y que portaba una pistola lser colgada de una correa-cinto. Todos ellos tenan el cabello abundante y albino, magros de aspecto y bajitos. Vestan uniforme pardo y mostraban sus bocas entreabiertas con unos dientes tan diminutos que casi se confundan con las encas.

No, decididamente no parecan canbales a juzgar por su dentadura.

Antes de que se pronunciara una sola palabra, vio a Ling que comenzaba a moverse en el suelo y a Goriev que abra ya los ojos.

Los tres llevaban algo muy parecido a una camisa de fuerza, que les inmovilizaba no slo las manos sino tambin los brazos.

Forz los brazos para desprenderse de aquella atadura mezcla de nylon y acero, pero result intil.

Todas sus pertenencias haban sido registradas minuciosamente y slo les haban dejado el calzado y los pantalones. Cy agradeci que hubiera una buena climatizacin.

Dnde diablos estoy? pregunt Goriev entre gruidos.

Sherman respondi:

Para un ateo como t no hay diablos ni infiernos.

Goriev resopl. Adquiri consciencia de que estaba .apresado en aquella especie de camisa de fuerza y quiso sacrsela intilmente.

Ling, que despert tambin, ni siquiera lo intent. Mir a un lado y a otro, asustado, y al ver que sus compaeros de aventuras se encontraban en las mismas circunstancias, se resign.

Mientlas hay vida hay espelanza, dice un plovelbio chino.

Goriev mascull:

Yo cre que era un proverbio rabe.

No importa de donde sea, lo que interesa ahora es lo que va a sucedemos y stos nos lo van a decir, verdad?

El que pareca el oficial del quinteto habl por primera vez y lo hizo en forma tajante.

Si ofrecen resistencia sern exterminados. Esas son las rdenes que tengo.

Y si somos buenos chicos? pregunt Sherman irnico.

Vamos a viajar. La hija de Yamin quiere interrogaros personalmente.

La hija de Yamin, y quin es ella? pregunt Goriev.

Equivale a una reina para ustedes.

Y Yamin? inquiri Sherman.

Es nuestro dios. Ahora, levntense, nos varaos. El viaje es largo.

El viaje, hasta dnde? inquiri Ling.

El oficial no respondi.

Los tres hubieron de ponerse en pie y salir con sus sujeciones de nylon y de acero que les inmovilizaban los brazos. Aquellos seres, al parecer, haban adquirido consciencia de su inferioridad fsica. Tanto Sherman como Goriev habran terminado con ellos sin dificultades de no utilizar stos sus armas.

Salieron de la celda.

El individuo del foco gradu la luz del mismo y les ilumin el camino. El norteamericano se convenci de que aquellos seres vean en la oscuridad, o por lo menos se desenvolvan en las tinieblas como ellos bajo la luz del sol.

Gracias al proyector vieron que la gruta era muy grande. Sin embargo ellos, por pegarse a la pared y tantearla, se haban metido en la celda como unos perfectos idiotas, como un topo deslumbrado por el sol de medioda.

Por aquella amplia gruta que haca las veces de hangar podan desplazarse los platbolos aunque fuera lentamente. Al fin, el foco se pos sobre una enorme pared de slido y bruido acero que reflej los fotones.

La pared comenz a correrse hacia un lado, franquendoles el paso. Goriev opin:

Los platbolos deben de salir por ah para llegar a la entrada de esta gruta volcnica.

Al otro lado de la monumental y recia puerta de acero, con un grosor de unas cincuenta pulgadas y capaz de resistir el embate de las rocas y proyectiles, vieron una nave grandiosa que se perda hacia el fondo. Sherman pens que aquella sala no pareca totalmente natural. Posiblemente, los yaminitas la habran excavado para sus intereses particulares, pues all dentro haba toda una flotilla de platbolos que se acercara a la veintena.

Esto debe de ser su cuartel general.

En aquella nave no haca falta la linterna del gua. Haban grandes focos suspendidos del techo y Sherman pens que se debera a alguna razn. Pronto la comprendi. All haba gente trabajando, reparando o dejando en perfecto estado de navegacin a los platbolos.

Son como nosotros se sorprendi el sovitico.

S, Goriev. Esos mecnicos, electricistas o lo que sean, no son de su raza, sino de la nuestra.

Pasaron cerca de los platbolos y fueron observados por algunos de aquellos especialistas, mas no hallaron amistad, ni siquiera hostilidad en sus rostros, slo unas miradas perdidas que a Sherman le hicieron temer lo peor.

Creo que estn sometidos dijo en voz baja.

Goriev, a su lado, pregunt:

Esclavos?

Algo as, pero sin cadenas.

Les habrn lavado el cerebro?

Eso pienso yo. Los yaminitas tienen un gran poder mental, lo han demostrado ya.

Recuerdo al irlands al que salvaste la vida.

S, y nosotros mismos hemos perdido el conocimiento. Es posible que se deba a su gran poder mental.

Si es as, seremos peleles en sus manos.

No te desanimes tan pronto, colega. Ignoramos todava hasta qu punto son poderosos mentalmente. Quiz estn captando telepticamente cuanto hablamos o bien su poder, dentro, de lo que cabe, sea limitado. Si es as, nos queda alguna esperanza de salir de sta.

Yo quieto salil como sea, honolable jefe. Me siento humillado, jams ningn antepasado mo se vio dentlo de una camisa de fuelza.

Fue intil hacer seas con el rostro a aquellos especialistas que cuidaban de los platbolos. Los miraban y luego volvan sus caras indiferentes para proseguir su trabajo.

Sherman supuso que aquellas grandes naves estaban preparadas para que en ellas trabajaran y habitaran aquella especie de esclavos de su raza, que a juzgar por su aspecto fsico deban ser anglos, norteamericanos o germanos.

Sus captores, sin pronunciar palabra, los condujeron a una especie de andn ferroviario con un nico, grueso y bien perfilado carril que se adentraba en un tnel, una galera ms de aquel volcn extinto.

Paralelo al andn haba detenido un pequeo tren monocarril que ms pareca las vagonetas de atraccin de Disneylandia.

El pequeo tren se compona de cuatro unidades, cada una de las cuales tena dos asientos biplazas. Sherman supuso que el funcionamiento seria elctrico, con motores independientes en cada unidad con sus correspondientes ruedas de traccin.

Los asientos eran bajos como los de un coche de frmula uno y todo el techo y los costados estaban cubiertos por un grueso plstico transparente.

Los plsticos se elevaron automticamente y el oficial de seguridad orden:

Sintense adentro. Vamos a emprender el viaje. La hija de Yamin aguarda.

Ling se acomod en uno de los asientos. Sherman y Goriev lo hicieron en los dos de atrs de su pequeo vagn de cuatro plazas. Despus, la carlinga plstica los encerr totalmente. Su vagn era el segundo en direccin al tnel. Los yaminitas armados se distribuyeron en las restantes unidades de aquel extrao tren miniatura que habra hecho las delicias de muchos nios norteamericanos, pero a sus tres pasajeros actuales no les haca maldita la gracia.

El pequeo monocarril se puso en marcha, introducindose en el oscuro tnel y en forma descendente. La velocidad fue en aumento.

Debemos diligilnos al infielno. No me extlaala vel al diablo en pelsona.

Esperemos que este pequeo tren tenga buenos frenos coment Goriev. A juzgar por las vibraciones debemos rodar a ms de cuatrocientos kilmetros por hora y me hace temblar pensar que se pueden alcanzar estas velocidades en las entraas de la Tierra.

Esta civilizacin, ignorada por nosotros, parece muy perfeccionada tcnicamente.

S. Cuando salgamos a la superficie, por dnde circularemos? Que yo sepa, nadie ha dicho jams haber visto un tren semejante por Mesopotamia.

Goriev, tengo la impresin de que todo el viaje se realizar por el interior de la Tierra. Los yaminitas me estn pareciendo una especie subterrnea.

Como los mulcilagos? pregunt Ling.

Os habis fijado en sus orejas? Son muy parecidas a la de los quirpteros.

Es cierto admiti Goriev. Tendrn radar como los murcilagos?

Podra ser, por ello pueden caminar tranquilamente en la oscuridad.

Y sus extraos ojos? inquiri el sovitico en medio del ruido ensordecedor que produca la rpida marcha del monocarril.

Ignoro todava sus propiedades, es posible que ms adelante nos enteremos de ellas, pero estoy seguro de que la luz que a nosotros nos es imprescindible, a ellos no les hace ninguna falta. Por ello, bajo la tierra, estamos en inferioridad de condiciones.

Una infeliolidad a la que aadimos estal aplesados en estas camisas de fuelza. No nos queda ms que llolal, mucho. Pol qu me oflecela mil dlales ms pol acompaal-le? Ojal me hubiela vuelto soldo en aquellos momentos.

Siguieron hablando de sus posibilidades de salvacin, ya qu pensar en escapar era un sueo, una utopa. Volveran a ver alguna vez la luz del sol? Cy Sherman comenzaba a dudarlo y Goriev, ms pesimista, temi acabar convertido en un esclavo ms de aquella extraa y desconocida civilizacin.

CAPTULO VII

Al fin, el viaje concluy. Aquel tren en miniatura, de pequeos vagones con gran movilidad subterrnea, quiz partiendo del principio de las vagonetas de las minas, de gran articulacin debido a su escasa longitud, entr en un largo andn iluminado, por lo que Cy Sherman dedujo que all haban hombres no yaminitas trabajando como esclavos, ya que era evidente que a ellos la luz no les haca falta alguna.

Ling se haba dormido. Sherman no estaba en situacin de poder observar su reloj de pulsera, pues aquella especie de camisa de fuerza le mantena las palmas de las manos pegadas a la espalda y manos y brazos se le haban entumecido por la incmoda posicin.

Parece que estamos llegando, la velocidad se reduce dijo Goriev.

Cuntas horas habremos viajado por las entraas de la Tierra? pregunt Sherman incapaz de responderse, ya que a aquella velocidad y con las vibraciones propias del pequeo tren se haca imposible calcularlas.

Quin sabe? Seis, diez, quince horas. Lo ignoro, slo s que estoy reventado. Esta maldita camisa de fuerza me ha dormido los brazos.

Con las horas de viaje y la fuerte velocidad que hemos llevado, sin detenernos en parte alguna, me hace presumir que hemos viajado algunas miles de millas.

Miles de millas, pero, en qu direccin?

Quiz nunca lo sepamos. Lo mismo hemos podido estar dando vueltas que habernos situado bajo el suelo de Mosc.

Y por qu no bajo el suelo de Washington o Nueva York? No vayas a olvidarte, colega, de que el platbolo apareci en Nueva York y no en Mosc.

El pequeo tren subterrneo se detuvo al fin y los yaminitas armados fueron los primeros en descender del mismo. Levantaron la carlinga plstica del vagn de los prisioneros y stos salieron no sin antes avisar a Ling.

Hemos llegado.

Adnde, honolable, jefe? inquiri bostezando. He tenido una holible pesadilla.

Me temo que no ha sido un sueo, Ling. Vamos.

Escoltados, caminaron en la direccin que el oficial yaminita les indicaba mientras pasaban junto a complejas instalaciones en las que no se lean rtulos de PRIVADO ni SECRETO. Era obvio que de all no poda escapar ningn secreto. Toda la maquinaria e instalaciones parecan pertenecer a una factora nuclear y Sherman no crea que se tratara de una pila atmica, aunque era muy posible que la electricidad que all se consuma para todo fuera producto de una pila atmica subterrnea.

Te has fijado, Sherman? Parece que estemos en una fbrica de bombas termonucleares.

S, sa es la impresin que -a m me da, y ellos tienen la seguridad de que hasta aqu no puede llegar ningn espa. Si estamos nosotros es en calidad de prisioneros. No creo que haya* forma de escapar vivos de aqu.

Y para qu querrn construir bombas nucleares? Es sta la forma con la que tratarn de amenazar a nuestro mundo?

Es muy posible, pero fjate, Goriev, toda la tcnica que se utiliza aqu no parece provenir de otras civilizaciones ni planetas lejanos. Todo sigue los mtodos de nuestra tcnica, es ms, los rtulos estn en ingls.

S, es extrao. Es como si el material hubiera sido fabricado en los Estados Unidos o Inglaterra.

O en Rusia, querido Goriev, simplemente que han utilizado el ingls como idioma comunitario aqu abajo. Seguramente todos estos hombres que trabajan aqu y que evidentemente pertenecen a nuestra sociedad, alemanes, judos, ingleses, norteamericanos o rusos, hablarn ingls.

S, creo que ests en lo cierto, pero, cmo diablos habrn podido reducirlos en tal forma que trabajan y trabajan y no se preocupan de nada ms? Ni siquiera se muestran furiosos por nuestra presencia.

S, estn totalmente dominados. Nadie los vigila y no llevan nada que los sujete. Por lo visto, la atadura de sus mentes, ese bloqueo que les habrn hecho con una especie de lavado de cerebro, es ms que suficiente.

En direccin contraria vieron venir a dos hombres de edad avanzada, que Sherman juzg seran cientficos. Charlaban animadamente con la mujer que caminaba entre ellos.

Cy Sherman tuvo que admitir que la chica era un hermoso ejemplar de hembra de su propia especie. Alta, rubia, vesta botas plateadas de media caa y una falda cortsima.

El busto destacaba erguido bajo el jersey. Llevaba los brazos desnudos y su piel deba de ser suave como la propia seda. La boca era de labios ligeramente carnosos y color cereza y los ojos grandes y un tanto rasgados le recordaban el anhelado azul celeste del cielo, un azul que all, en las entraas de la Tierra, no poda verse ms que en las pupilas de aquella mujer.

Eva, debes comprender que el sistema de circuitos de la computadora ha de estar a punto de...

Aqullas fueron las nicas palabras que Sherman pudo escuchar al llegar a la altura del tro. Los dos sabios no parecieron fijarse poco ni mucho en los prisioneros, pero Sherman tuvo la impresin de que su mirada se haba cruzado con la de aquella esplndida belleza, una mirada en la que haba visto vida y no idiotez como en la de los otros hombres utilizados como esclavos por los yaminitas.

Sherman tena la impresin de que, aunque fugaz, haba intercambiado una mirada de inteligencia con la desconocida, que a juzgar por la conversacin que llevaban deba de ser un personaje importante all dentro.

Has visto, colega? Esa chica es de las nuestras.

La tendrn tambin como prisionera trabajando aqu abajo?

Sera irnico que no trabajaran obligados.

Quin sabe. Pronto desvelaremos todos los misterios. Ellos mismos se encargarn de hacerlo, a menos que nos conviertan en idiotas perennes y nos dediquemos el resto de nuestros das a barrer en estas naves la suciedad que tiren los otros.

A barrer? repiti Goriev, molesto.

Acaso entiendes algo de fsica superior, de la dinmica atmica y sus aplicaciones prcticas? Desengate, Goriev. Aqu todo el mundo trabaja en algo especfico. No hemos visto a nadie haciendo el zngano.

Fueron introducidos en una sala y all les hicieron aguardar breves instantes hasta que una puerta corredera, de bruido acero, se abri para dejar paso a uno de aquellos seres, que se encar con ellos observndolos fijamente con sus extraos ojos.

Bien venidos al pas de Yamin.

Una recepcin muy espectacular objet Sherman aludiendo con un gesto a la camisa de fuerza que les aprisionaba.

Los seres que los custodiaban, como si hubieran recibido una orden mental de aquel .que acababa de aparecer y que semejaba un mandatario entre ellos, les quitaron aquellas prendas que les haban reducido a la total impotencia.

Me siento mejol, mucho mejol, pelo blazos no obedecel bien. Estoy como un mueco.

Los tres movieron por unos instantes sus brazos, dormidos y doloridos.

Esto es otra cosa. Ahora, cundo nos devolvern nuestras pertenencias?

Goriev se asombr ante la frialdad de Sherman al pedir lo que les perteneca cuando sus vidas estaban en peligro o quiz caminaban hacia una esclavitud total, fsica y mental.

Aquel ser hizo como si no hubiera escuchado la pregunta de Sherman y dijo:

No pueden escapar de aqu, es intil que lo intenten. Slo conseguiran que los exterminsemos.

Lo tendremos en cuenta, pero, qu piensan hacer con nosotros?

Lo decidir la hija de Yamin.

Y cundo ser eso?

Pronto, seor Sherman, muy pronto.

Vaya, al parecer conoce nuestros nombres.

S, nosotros estamos informados de todo, no lo vayan a olvidar y usted tampoco, seor Goriev, o prefiere que le llamemos camarada Goriev?

Hasta se han informado de nuestra ideologa poltica?

De todo, incluso de que Ling es su criado, seor Sherman.

Cliado no, ayudante corrigi el propio Ling.

Exacto, yo no tengo criados. Ling es mi ayudante a cambio de un generoso sueldo.

Que nunca ms vel agreg Ling tristemente.

Tambin sabemos que ustedes, seor Sherman y cama-rada Goriev, son importantes en su civilizacin. Son dos famosos informadores de sus respectivos bloques ideolgicos.

Goriev y Sherman se miraron, sorprendidos. Fue el norteamericano quien observ:

Acaso tambin tienen arriba esclavos como los que trabajan aqu debajo?

Por primera vez, aquel ser sonri suficiente; pareca halagado.

No vamos a explicarles cul es nuestro poder, no obstante les recordar que ustedes estuvieron en el rascacielos de la ONU la noche en que yo les hice una visita para comunicar al mundo de ustedes cules eran nuestras rdenes.

De modo que era usted exclam Goriev.

S. Mi nombre es Tamon y recuerdo que ustedes estaban all en la ONU. Usted, seor Sherman, salv a un hombre de lanzarse contra la ventana y en consecuencia de precipitarse al vaco.

Es cierto. Tienen ustedes mucho poder mental, pero creo que no tanto como dan a entender.

De nuevo, Tamon sonri suficiente.

Pronto se dar cuenta de que est en un error. La verdad es que le crea ms listo, seor Sherman. Slo tiene que ver a quienes trabajan aqu en plena sumisin y orden, gentes de su mismo pensamiento. Nuestro poder es totalmente incomprensible para ustedes. Deben de someterse, eso es todo.

Van a convertirnos a nosotros tambin en esclavos? inquiri Goriev agresivo.

No soy yo quien decide.

La hija de Yamin, acaso? pregunt Sherman.

S, ella gobierna nuestro pueblo. Ella conseguir que, al cabo de milenios, encontremos el paraso prometido.

Y cul es el paraso? pregunt Goriev.

Tamon respondi sin prisas.

La hija de Yamin ser quien les informe de cuanto deban saber.

Me est dando en las narices que su paraso es la tierra, es decir, la capa superior del globo terrqueo, los continentes en que nosotros vivimos ahora.

Es usted buen observador, seor Sherman, sin embargo, los continentes que ustedes habitan, no son ningn paraso. Multitud de especies pisccolas, aves y mamferos, han desaparecido. Practican la exterminacin total de cuanto consideran no les produce un beneficio inmediato. Incluso, la vegetacin ha resultado daada, el agua de los ros, el mar junto a las- costas. Hasta han contaminado la atmsfera, que se hace irrespirable por la polucin, no han hecho ustedes un paraso del lugar donde viven.

Sin embargo, tengo la impresin de que ustedes tas ya-minitas se han aprovechado de nuestra tcnica. La maquinaria que he visto parece fabricada por hombres como nosotros y no como ustedes.

Tamon sonri de nuevo, satisfecho.

Es cierto, pero no ha sido fabricada arriba, sino aqu abajo. Lo que hemos hecho a lo largo del ltimo siglo es apoderarnos de sus hombres de ciencia ms cualificados, de sus sabios, de sus especialistas en todas las materias. Ustedes han avanzado mucho en la tcnica, tanto que se sorprenderan al saber que nuestros platbolos son construidos por sabios de su raza. Sin embargo, en sus respectivos pases no han logrado avanzar tanto.

Por qu? inquiri Goriev.

Muy sencillo. Los sabios mejores desaparecan de sus lugares de trabajo. Los soviticos crean que tos secuestraban los norteamericanos y viceversa. Otro tanto ocurra con ingleses, alemanes, etctera. Aqu abajo trabajan en equipo hombres de todas sus razas. No hay pelea ni resentimientos entre ellos.

Porque estn idiotizados advirti Sherman.

Algo as. Nosotros nos preocupamos de que slo piensen en su trabajo y es asombroso el rendimiento que obtenemos. Avanzamos mucho ms aprisa que ustedes y, por supuesto, inventos que en sus pases no conseguiran adelante por falta de dinero, sabios o algn metal adecuado, aqu s se llevan a cabo. A nosotros, obtener los ms puros metales nos cuesta muy poco. Dominamos el interior de la Tierra, nuestras minas son de un rendimiento del cien por cien. No nos falta de nada.

Les falta el sol de la superficie, les falta vivir arriba con la naturaleza propia de-nuestro planeta azul.

Tamon hubiera querido replicar agriamente, pero en aquel momento pudo escucharse un suave y largo pitido con unas interrupciones que les son a contrasea.

La hija de Yamin va a recibirles. No olviden que son sus prisioneros. Una sola orden suya y sern exterminados.

Tamon se puso en marcha. Sherman, Goriev y Ling le siguieron y tras ellos, los guardias yaminitas armados.

Se introdujeron por un largo pasillo iluminado con distintas clases de focos. Sherman supuso que haba luces de infrarrojos y ultravioleta. La temperatura ambiente rayara en los treinta grados, demasiado calurosa para Cy Sherman e incluso para el sovitico Goriev.

Al final del pasillo haba una gran pared de mrmol que cubra el corredor por completo. Era un bloque de mrmol entero en el que se haban cincelado bajorrelieves, una pared que result una monumental puerta de ms de cinco pies de grosor, capaz de resistir cualquier embate, y que comenz a levantarse para dejarles paso.

Al cruzar su umbral se encontraron en una descomunal sala subterrnea donde la vista era incapaz de descubrir el techo, ya que en lo alto se oscureca totalmente. Era como estar bajo la bveda del cielo nocturno, un cielo sin luna y sin estrellas.

La sala pareca circular, pero en un lado se estrechaba y se perda en una gran galera por la que discurra un caudaloso ro subterrneo que cruzaba pegado a una de las paredes para desaparecer luego por otra. Sherman tuvo la impresin de que aquel ro tena gran importancia en la vida de los yaminitas.

En una de las paredes se levantaba el trono propiamente dicho que al mismo tiempo era el altar de los sacrificios a su dios Yamin. Unas escalinatas descendan a una pista de plata bruida. Despus, el trono y altar y finalmente la gran pared de fino mrmol blanco con bajorrelieves.

En aquella especie de retablo estaban incrustadas las ms sorprendentes gemas y, en medio, el gran dios, el dolo, totalmente de oro. Pesara toneladas y era realmente sorprendente.

CAPTULO VIII

Si es el Sol! exclam Goriev.

En efecto asinti Sherman en voz baja. El Sol del que carecen es su dios, por ello quieren recobrarlo subiendo a vivir a la superficie de la Tierra.

La hija de Yamin se hallaba sentada en el trono. Era una mujer de largos cabellos blancos, magra de aspecto. No se poda decir que sus ojos fueran bonitos, pero s grandes. Su rostro ajado les hizo pensar que ya era vieja.

A su derecha haban dos hembras yaminitas, stas s eran jvenes. Poda advertirse en su busto erguido, en su figura grcil y en la tersura de su piel. A la izquierda, dos varones. Los extraos ojos de todos estaban fijos en los prisioneros capturados.

Tamon se aproxim a la escalinata y por la inclinacin de su cerviz, Sherman dedujo que el rgimen era monrquico medieval o quiz faranico. Lo que resultaba evidente es que all no exista democracia alguna.

Volvieron a percatarse de que los yaminitas no hablaban entre ellos, al menos en las clases ms elevadas y cultivadas, de mayor poder mental.

Extranjeros, estis ante la hija de Yamin,, sus dos hijos varones y sus dos hijas hembras. Arrodillaos!

Ling se apresur a obedecer. Goriev gru entre dientes, amenazador, y Cy Sherman replic en voz bien alta, que hall ecos en aquella enorme sala:

Somos prisioneros, no esclavos. Jams me he arrodillado ante nadie y jams lo har.

Los extraos ojos de Tamon brillaron de forma inusitada. Los hombres de la guardia apuntaron a los prisioneros con sus armas.

Honolable jefe, cleo que vamos a tenel que lecolel muy poco tlecho desde aqu hasta el infielno y todo pol mil malditos dlales mensuales.

La hija de Yamin, desde su trono labrado en platino puro y con incrustaciones de diamantes tan grandes que haran refulgir los ojos de tos joyeros ms importantes de la Quinta Avenida neoyorquina o del ms ambicioso sultn de la India, alz su mano.

Los lsers se elevaron hacia el cielo, si es que aquella bveda que no poda verse por la altura, muy superior a los trescientos pies y sumida en la ms completa oscuridad, se poda llamar cielo.

Eres arrogante, extranjero, y tu compaero Goriev muy violento.

Seola, yo sel muy pacfico.

Cllate, imbcil mascull Goriev.

Con su voz metlica, pero ms aguda que la de Tamon, la reina de aquel pueblo subterrqueo habl de nuevo:

El simple hecho de haberos introducido en nuestros dominios para espiarnos debera costaras la vida.

Quieren decir que no van a ejecutarnos? pregunt Sherman abiertamente.

Goriev se apresur a aadir:

Venamos en son de paz. No traamos armas.

Lo s, no traais armas y, sin embargo, un hombre de mi pueblo muri.

Tambin muri mi compaero en el campo de alta tensin que protege la entrada de esta cueva indic Goriev.

Olvidemos lo ocurrido. El pueblo de Yamin no quiere la violencia ni la guerra.

Por qu van a perdonarnos la vida? pregunt Sherman siempre inquisitivo. Supongo que hay un motivo. No les creo capaces de la piedad.

La piedad es signo de debilidad, Sherman replic la hija de Yamin desde su trono bajo el monumental sol de oro puro que semejaba suspendido en el aire y que debera estar sujeto a la pared por su parte posterior con gruesas vigas capaces de soportar tanto peso.

Y para qu creen que les vamos a servir? Acaso intentarn idiotizarnos para hacernos trabajar como a los otros prisioneros que tienen?

No. Podramos hacerlo, claro, pero vosotros no nos servirais de nada en ese aspecto. No sois cientficos, ni siquiera especialistas en ninguna rama