Leccion_18 Regimen Parlamentario.pdf

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CURSO DE HISTORIA CONSTITUCIONAL DE CHILE PROF. EDUARDO ANDRADES RIVAS FONDO DE DESARROLLO DE LA DOCENCIA, DIRECCIÓN DE DOCENCIA DE LA UNIVERSIDAD DEL DESARROLLO, CONCEPCIÓN, 2005 1 VII UNIDAD: El régimen parlamentario a la chilena o pseudo- parlamentario de gobierno: Lección 18: La República parlamentaria y la última fiesta de los caballeros. El régimen en aplicación y sus defectos, las reformas constitucionales. La cuestión Social y las leyes de intención social. En la presente lección estudiaremos el periodo que media entre la victoria parlamentarista en la guerra civil de 1891 y la elección de don Arturo Alessandri como último presidente parlamentario. Analizaremos igualmente las principales características constitucionales del periodo, con especial énfasis en las imperfecciones que caracterizaron su aplicación a la realidad chilena y los graves problemas y contradicciones sociales que surgieron durante el periodo que algunos llamarían la República Veneciana 1 . Durante los 33 años de preeminencia del régimen parlamentario la sociedad chilena evolucionó en medio de tremendos contrastes. Por una parte la brillante sociedad que había surgido tras la victoria sobre Balmaceda se desarrollaba con éxito en medio de los elegantes salones de los magnates santiaguinos y el oropel de los grandes bailes de gala y por el otra, el país comenzaba a experimentar las consecuencias sociales de un régimen de gobierno que carecía de toda sintonía con los apremiantes contrates socio económicos, propios de una sociedad que basaba su desarrollo en la riqueza minera que proveía una sola fuente: el salitre. Es difícil comprender el deslumbramiento de generaciones de nuestros líderes con el espejismo del régimen parlamentario. En alguna medida, puede atribuirse a factores como la admiración por las instituciones jurídico políticas de la Inglaterra victoriana, que extendía su imperio por los cuatro confines del globo. La oligarquía nacional sentía por el régimen británico una reverencia sin límites, al considerarla el perfecto ejemplo de la conducción de un país por parte de una asamblea representativa de las capas superiores y medias de la población. Además la figura de la reina Victoria, personaje de fama casi legendaria, motivaba el afán de emulación en la persona de Presidentes que fueran imparciales, verdaderos árbitros de la moralidad pública y situados en el límite de lo supraterreno, “más allá del bien y del mal”, como potencias celestiales o “que no pudieran hacer el mal” como se decía de la monarquía de las Islas. Asimismo a la tendencia de la aristocracia nacional al frondismo y a la anulación de la autoridad que le disputaba la completa supremacía sobre la maquinaria del Estado, factor que tan bien ha retratado Alberto Edwards. “La revolución de 1891, como conflicto armado, fue un hecho accidental; el cambio que ella trajo, de todas maneras se habría producido. Bajo el gobierno de hombres como Pérez, Pinto o Barros Luco, la revolución que nos llevó del presidencialismo de partido, inaugurado en 1861, al dominio sin control de los círculos oligárquicos, habría sido gradual y pacífica. Balmaceda hubo de luchas, aun con menos fortuna que Montt, contra una ley histórica. La aristocracia, amedrentada por el desorden y el caudillaje, aceptó la reacción 1 Podemos señalar variadas orientaciones bibliográficas acerca del periodo. En la presente lección nos basaremos en las obras de los profesores Carrasco Delgado, Campos Harriet, Heise González y en las siguientes especialmente útiles para el estudio de la época parlamentaria: Castedo Hernández de Padilla, Leopoldo, Resumen de la Historia de Chile, Tomo IV, Primera edición, Editorial Zigzag, Santiago, 1982, Vial Correa, Gonzalo, Historia de Chile (1891-1973), La sociedad chilena en el cambio de siglo (1891-1920), Volumen 1, tomos 1 y 2, Sexta edición, editorial Zigzag, Santiago, 2001 y la completísima crónica de Rivas Vicuña, Manuel, Historia política y parlamentaria de Chile, tomos 1 a 3, ediciones de la Biblioteca Nacional, Santiago, 1964.

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    VII UNIDAD: El rgimen parlamentario a la chilena o pseudo-parlamentario de gobierno:

    Leccin 18: La Repblica parlamentaria y la ltima fiesta de los caballeros. El rgimen en aplicacin y sus defectos, las reformas constitucionales. La cuestin Social y las leyes de intencin social. En la presente leccin estudiaremos el periodo que media entre la victoria parlamentarista en la guerra civil de 1891 y la eleccin de don Arturo Alessandri como ltimo presidente parlamentario. Analizaremos igualmente las principales caractersticas constitucionales del periodo, con especial nfasis en las imperfecciones que caracterizaron su aplicacin a la realidad chilena y los graves problemas y contradicciones sociales que surgieron durante el periodo que algunos llamaran la Repblica Veneciana1. Durante los 33 aos de preeminencia del rgimen parlamentario la sociedad chilena evolucion en medio de tremendos contrastes. Por una parte la brillante sociedad que haba surgido tras la victoria sobre Balmaceda se desarrollaba con xito en medio de los elegantes salones de los magnates santiaguinos y el oropel de los grandes bailes de gala y por el otra, el pas comenzaba a experimentar las consecuencias sociales de un rgimen de gobierno que careca de toda sintona con los apremiantes contrates socio econmicos, propios de una sociedad que basaba su desarrollo en la riqueza minera que provea una sola fuente: el salitre. Es difcil comprender el deslumbramiento de generaciones de nuestros lderes con el espejismo del rgimen parlamentario. En alguna medida, puede atribuirse a factores como la admiracin por las instituciones jurdico polticas de la Inglaterra victoriana, que extenda su imperio por los cuatro confines del globo. La oligarqua nacional senta por el rgimen britnico una reverencia sin lmites, al considerarla el perfecto ejemplo de la conduccin de un pas por parte de una asamblea representativa de las capas superiores y medias de la poblacin. Adems la figura de la reina Victoria, personaje de fama casi legendaria, motivaba el afn de emulacin en la persona de Presidentes que fueran imparciales, verdaderos rbitros de la moralidad pblica y situados en el lmite de lo supraterreno, ms all del bien y del mal, como potencias celestiales o que no pudieran hacer el mal como se deca de la monarqua de las Islas.

    Asimismo a la tendencia de la aristocracia nacional al frondismo y a la anulacin de la autoridad que le disputaba la completa supremaca sobre la maquinaria del Estado, factor que tan bien ha retratado Alberto Edwards. La revolucin de 1891, como conflicto armado, fue un hecho accidental; el cambio que ella trajo, de todas maneras se habra producido. Bajo el gobierno de hombres como Prez, Pinto o Barros Luco, la revolucin que nos llev del presidencialismo de partido, inaugurado en 1861, al dominio sin control de los crculos oligrquicos, habra sido gradual y pacfica. Balmaceda hubo de luchas, aun con menos fortuna que Montt, contra una ley histrica. La aristocracia, amedrentada por el desorden y el caudillaje, acept la reaccin 1 Podemos sealar variadas orientaciones bibliogrficas acerca del periodo. En la presente leccin nos basaremos en las obras de los profesores Carrasco Delgado, Campos Harriet, Heise Gonzlez y en las siguientes especialmente tiles para el estudio de la poca parlamentaria: Castedo Hernndez de Padilla, Leopoldo, Resumen de la Historia de Chile, Tomo IV, Primera edicin, Editorial Zigzag, Santiago, 1982, Vial Correa, Gonzalo, Historia de Chile (1891-1973), La sociedad chilena en el cambio de siglo (1891-1920), Volumen 1, tomos 1 y 2, Sexta edicin, editorial Zigzag, Santiago, 2001 y la completsima crnica de Rivas Vicua, Manuel, Historia poltica y parlamentaria de Chile, tomos 1 a 3, ediciones de la Biblioteca Nacional, Santiago, 1964.

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    autoritaria de Portales; pero, sus intentos vizcanos de independencia, sus hbitos feudales de dominacin, despus de dormitar por algunos lustros, haban comenzado a despertar desde tiempo atrs. Ese poder oligrquico, que sacaba sus fuerzas de la organizacin misma de la sociedad chilena, era el nico capaz de luchar contra la tradicin monrquica, heredera de la Colonia, y que Portales restaur. La poltica de Chile, desde 1849 hasta 1891, se sintetiza principalmente en el conflicto entre dos elementos espirituales orgnicos, ambos pertenecientes al pasado: la aristocracia y la monarqua. Por eso nuestras revoluciones, incluso la de 1891, fueron siempre frondas. Cuando en las angustias del combate final, Balmaceda, como los reyes de la antigua Europa en lucha con el feudalismo, quiso apelar al pueblo, al sentimiento democrtico, los acontecimientos probaron que el infortunado Presidente haba pedido amparo a algo que no exista.2 De las dos fuerzas en pugna una de ellas habra de lograr imponerse y los intentos de la monarqua presidencial que Portales haba creado, no seran suficientemente fuerte como para darle el triunfo: La revolucin de 1891 no fue ms popular que la de 1859. Tampoco lucharon en ella, precisamente la usurpacin y la legitimidad, sino dos formas divergentes del ltimo principio. La Marina, de formacin europea y britnica, empapada en el espritu del constitucionalismo burgus del siglo XIX, y en ntimo contacto con los crculos oligrquicos monttvaristas o radicales, acompa al Congreso; el Ejrcito, ms criollo y tradicionalista, ms fiel al espritu de obediencia pasiva al Jefe visible del Estado, ms espaol y monrquico, en una palabra, acompa, no a Balmaceda, sino al Presidente de la Repblica. Balmaceda, como don Manuel Montt, ser siempre un gran recuerdo. Su nombre pone fin a un periodo histrico: el de la segunda etapa de la Repblica en forma. Dos fuerzas tradicionales, hondamente arraigadas en la sociedad europea, haban sobrevivido en Chile al sacudimiento de 1810; el espritu de jerarqua social, y el de obediencia monrquica. Sobre ellas pudo organizarse y durar un Estado en forma. Desde 1849, estas dos fuerzas unidas hasta entonces, comienzan a luchar entre s y el equilibrio va hacindose poco a poco menos estable. La aristocracia, de da en da ms poderosa e independiente, quiere, al fin, dictar la ley al poder monrquico. En 1861, logra carta de ciudadana, y entonces empieza un periodo de treinta aos, en que el Presidente ya no est solo con su omnipotencia: los partidos, y las mismas fuerzas espirituales de la sociedad le hacen contrapeso. Una crisis sangrienta iba a decidir en forma trgica la vieja contienda.3 La contienda sera la revolucin de la que surgir triunfante la aristocracia, para dar luz a un rgimen que se amoldaba perfectamente a sus necesidades, pero no a las del pas.

    Esa fronda de los caballeros sera la que protagonizara la direccin (o falta de ella), de los asuntos pblicos chilenos durante ms de tres dcadas. Los hispanoamericanos que no han vivido en Chile, apenas pueden imaginar el espectculo de esa poltica a la veneciana, con sus suaves luchas de saln, entre magnates del mismo rango, no divididos, ni por las ideas ni por los intereses, amigos o parientes en sociedad, dilettanti de la poltica, que distraan los ocios de la opulencia en el juego de los partidos y de las crisis ministeriales. Ningn odio de fondo, ningn principio fundamental que los dividiera, la paz ms absoluta en la Repblica, una total indiferencia en la masa de la opinin, y, entretanto, los gabinetes, como fantasmas de teatro, desfilaban a cortos intervalos, por el escenario de La Moneda. Este orden de cosas no se inici como algunos piensan, en 1891; tena ms antiguo origen, y en los primeros aos del Gobierno de Balmaceda casi adquiri los caracteres de ms tarde. Pero antes de la revolucin exista un rbitro o, por lo menos, la sombra de un rbitro. Se estaba slo en los preludios de la tercera etapa de la Repblica en forma.4 Veremos como fue posible la coexistencia de dos Chiles, y como el primero de ellos fue completamente ciego a las necesidades del segundo.

    2 Cfr. Edwards Vives, Alberto, Ob. Cit. Pgs. 172 y 173. 3 Idem anterior, Pg. 186. 4 Idem anterior, Pgs. 175 y 176.

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    EL RGIMEN Y SUS CARACTERSTICAS Hemos indicado cuales son los antecedentes polticos y psicolgicos del rgimen parlamentario. Veamos ahora cuales son sus principales caractersticas. Basaremos nuestro anlisis en la obra de los profesores Carrasco, Campos y Edwards, ms el contrapunto que no proporciona la evolucin de la obra de don Julio Heise Gonzlez5. El profesor Heise Gonzlez, de quien hemos apuntado su notable evolucin desde posturas crticas a favorables al parlamentarismo sintetiza de esta forma las caractersticas o ventajas del sistema parlamentario6:

    a) La perfecta regularidad jurdica y constitucional: Heise postula como una virtud del rgimen el haber permitido que las instituciones jurdico polticas funcionaran en forma regular e impecable. No hubo enfrentamientos polticos, ni estados de sitio, ni luchas entre sectores sociales. Todos los conflictos polticos fueron resueltos en el marco de las instituciones jurdicas7.

    b) Poder civil y poder militar: Heise apunta a que durante el periodo parlamentario, no hubo movimientos militares que desestabilizaran el rgimen. No hay entonces, un peligro militar frente a la sociedad civil8.

    c) Respeto absoluto por las prcticas parlamentarias: Los presidentes parlamentarios se sometieron enteramente al poder del Congreso y ello evit cualquier forma de enfrentamiento. En efecto, es cierto que los presidentes se someten al parlamento, pero este es uno de los puntos que mayor desconcierto caus en la conduccin de los gobiernos, como veremos al hablar de la rotativa ministerial.

    d) Juego regular entre gobierno y oposicin: La ciudadana se acostumbr, en lo que Heise llama una verdadera escuela de civismo al juego de gobierno y oposicin. La celebracin de elecciones y el respeto de las reglas del juego por parte de todos los principales actores polticos, logr que se aceptara el rol fiscalizador de la oposicin como parte del juego democrtico.

    e) Funcionamiento regular del sistema representativo: El profesor Heise sostiene que durante el periodo parlamentario se practic un rgimen poltico ordenado, respetuoso de la Constitucin y perfectamente compatible con los principios de la democracia representativa.9

    5 Resulta interesante observar la evolucin en la obra de Heise. Desde su conocido curso de Historia constitucional de Chile, Santiago, 1954, Pg. 117, en el que llegara a sostener nuestro pseudo parlamentarismo signific sencillamente la dictadura irresponsable del Parlamento. Mal aplicado produjo un desquiciamiento total de la administracin pblica en sus obras posteriores, como 150 aos de evolucin institucional y su Historia de Chile, el periodo parlamentario, 1861-1925 en dos tomos, sostiene el legado positivo del mismo periodo basndose en ciertos aspectos que estudiaremos en seguida. 6 Cfr. Heise Gonzlez, Julio, 150 aos de evolucin institucional, sexta edicin, Editorial Andrs bello, Santiago, 1989, pginas 92 a 112. 7 Esta afirmacin dista mucho de ajustarse a la realidad, como veremos los enfrentamientos no fueron ahora menos intensos que antes de 1891. Se producen tremendas contradicciones sociales que fueron deliberadamente minimizadas por la clase dirigente. Asimismo el funcionamiento de las instituciones jurdicas y constitucionales deja mucho que desear. El mejor ejemplo de la falta de respuesta a los agudos problemas polticos que estaba presente en el rgimen, se puede sintetizar en la necesidad de convocar a rbitros y tribunales de honor para definir al ganador de tres elecciones presidenciales: las de 1896, 1915 y 1920, el mecanismo constitucional fue completamente incapaz de evitar dichas crisis. Triste realidad que desmiente a lo indicado por Heise. 8 Esta caracterstica olvida que esta haba sido una constante en la vida poltica chilena desde 1831 con el triunfo civilista y pelucn en Lircay. No es propiamente una virtud de los parlamentaristas, sino una distincin propia de nuestra evolucin poltica. Adems olvida que el periodo parlamentario cae de manera estrepitosa precisamente por el movimiento militar de 1924.

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    La opinin definitiva de Heise se contiene en el siguiente prrafo de su obra 150 aos de evolucin institucional: Sobre el caciquismo fue posible asentar gobiernos tan progresistas y ordenados como los de...Riesco y Pedro Montt en la poca parlamentaria. Este resultado se obtuvo gracias a un acuerdo tcito entre las fuerzas urbanas progresistas, -liberales y radicales- y las fuerzas tradicionales del agro, representadas fundamentalmente por el partido conservador.

    Las fuerzas urbanas progresistas impulsaron reformas que significaron incorporar a la vida pblica importantes sectores del proletariado. Basta con recordar las distintas reformas introducidas a nuestro rgimen electoral. A pesar de la filosofa poltica liberal que asignaba al Estado una actitud enteramente pasiva, los poderes pblicos a lo largo del periodo parlamentario dieron vigoroso impulso al progreso material y cultural.

    Chile fue el primer pas de Sudamrica que reform la legislacin espaola que rega desde la poca colonial. Los cdigos de Comercio, Minera y Penal, la Ley Orgnica de nuestros tribunales, la legislacin procesal se aprobaron y sancionaron entre 1861 y 1925. Tambin fueron obra de este periodo la modernizacin de las actividades agropecuarias: se empiezan a practicar la agricultura y la ganadera intensivas que en muchas regiones reemplazarn a la explotacin extensiva. Se organiz una Marina mercante que sirvi al comercio interior y exterior; se realizaron notables avances en la industrializacin del pas. Sobre todo observamos una preocupacin patritica por el desarrollo de la Enseanza pblica: la mujer se incorpora a los estudios universitarios; a travs del Pedaggico se da a los maestros de la Enseanza media una preparacin tcnico profesional; aumenta notablemente el nmero de liceos y escuelas elementales y se introduce el concepto de la obligatoriedad para la enseanza primaria (Ley de instruccin primaria obligatoria).

    El dualismo cultural caracterstico de toda sociedad en desarrollo- llev a las fuerzas polticas de los dos sectores nacionales: el urbano progresista y el rural arcaico a un verdadero acuerdo tcito, en virtud del cual cada uno disfrut de absoluta libertad de accin en sus respectivos dominios. Este acuerdo tcito entre la aristocracia urbana de los profesionales (radicales y liberales doctrinarios) y la aristocracia de los grandes propietarios (conservadores) explica el funcionamiento perfectamente regular del sistema representativo.10

    Heise trata benignamente al periodo fundamentalmente por las razones expuestas, pero no se pronuncia sobre sus principales defectos.

    Por su parte, don Alberto Edwards nos recuerda poniendo nfasis en los aspectos formales e institucionales lo mejor y lo peor del rgimen. Su aparente mantencin de la institucionalidad portaliana y a la vez el inmovilismo y profunda ceguera de los polticos de la poca entre los cuales podra haber habido patriotismo y honestidad, pero ciertamente no estadistas, son las caractersticas que Edwards destaca sobre el rgimen parlamentario, junto con recordar el ambiente de crculos y salones cerrados del poder poltico aristocrtico.

    En 1891, por primera vez en sesenta aos, un Gobierno fue derribado en Chile por la violencia; pero la forma en que se produjo el acontecimiento, le daba ms bien los caracteres de una restauracin de la legitimidad tradicional. Con la antigua clase dirigente haba triunfado el antiguo orden jurdico, y tambin es preciso reconocerlo, el movimiento histrico que desde fines del Gobierno de Bulnes vena acentuando el predominio oligrquico sobre el poder absoluto. Los vencedores, por su parte, se esforzaron en demostrar que haban entendido combatir una tentativa de usurpacin, y que, frustrada esa tentativa, todo quedaba como antes.

    Efectivamente, la Repblica continu estando en forma. El sentimiento legitimista hereditario, que constitua su fundamento espiritual, se haba fortalecido y no debilitado con el desenlace de la

    9 La declaracin resulta tan categrica como inexacta. Para demostrarlo solo debemos recordar los vicios electorales que ya hemos apuntado, el cohecho y las practicas partidistas para controlar las elecciones demuestran que no se respetaba ni remotamente la democracia representativa. 10 Idem Pgs. 111 y 112. Las afirmaciones de Heise son exactas sobre el aumento de la educacin y no se contradicen con lo que diremos sobre la esterilidad de las administraciones de la poca, pues recordemos que don Julio Heise trata como parlamentario el periodo que media entre 1861 y 1891, que nosotros tratamos como la Repblica liberal.

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    crisis; de las fuerzas sociales que sirviendo de fundamento al orden poltico, la una, esto es, el poder monrquico de los Presidentes, debilitado ya desde tiempo atrs, no fue en adelante sino una sombra de s misma; en cambio, el elemento aristocrtico y oligrquico del viejo Chile lleg a la edad de oro de su predominio: por treinta aos iba a dominar sin control. Este fenmeno caracteriza, como antes he recordado, la tercera etapa de nuestra Repblica en forma.

    Nada poda evitar el desquiciamiento de la autoridad presidencial y el de su influencia decisiva sobre el electorado; pero un hecho, a primera vista de orden secundario, contribuy a acentuar la evolucin: ninguno de los grandes prestigios polticos de la poca ocup el solio de Balmaceda; dos de ellos, Irarrzaval y Edwards, dispusieron, el uno despus del otro, de la mayora de los electores de segundo grado; pero ambos se negaron a aceptar la Presidencia; no queran pasar a la historia como ambiciosos vulgares, que habran acaudillado una revolucin sangrienta para llegar al poder sobre miles de cadveres. Se estaba en las horas de exaltacin y desinters que suelen seguir a los grandes trastornos.

    El desenlace de larga lucha entre el presidencialismo y la fronda trajo como consecuencia un periodo de letargia poltica, tal como antes no lo haba conocido la Repblica. Por ms de un cuarto de siglo, todo iba a permanecer inmutable. Si hubiese alguna verdad en la sentencia de que son felices los pueblos sin historia, Chile habra sido entonces el ms feliz de todos.

    Esa inmovilidad existi tambin, aparentemente al menos, en el espritu pblico; pero el viejo silencio de la opinin tom ahora nuevas formas. La gran masa del electorado, indiferente como siempre, puso sus votos en subasta; los elementos directivos de provincias, sumisos antes al poder, se enfeudaron a los diferentes crculos aristocrticos de la capital; cada uno de stos tuvo su clientela invariablemente sumisa. Las elecciones se sucedan a las elecciones, sin que cambiase, sino en insignificantes detalles, el poder relativo de las antiguas agrupaciones oligrquicas que hacan el juego parlamentario de la poltica en los estrados de Santiago.11

    Por nuestra parte hemos preferido una enunciacin detallada de aquellos aspectos que estimamos representativos de la poca y de los cuales desarrollaremos algunos ms latamente: 1) Los vencedores de Concn y Placilla imponen una interpretacin de hecho de la

    Constitucin de 1833 con el objeto de hacer funcionar dentro de su institucionalidad, el rgimen parlamentario que tanto ansiaban.

    2) No se llevan adelante reformas sustanciales a la Constitucin para hacer realidad el nuevo rgimen. Las reformas constitucionales aprobadas en la poca fueron evidentemente adjetivas o secundarias. Los crculos polticos solo se limitan a actuar como si se estuviera en presencia de un rgimen parlamentario, pese a las tremendas contradicciones que presentaba el rgimen con el sistema constitucional imperante12.

    3) El sistema parlamentario funcion entonces con una serie de defectos esenciales que desnaturalizaron sus funcionamiento, tales como la inexistencia de un Primer Ministro y la falta de la facultad de disolucin de las Cmaras polticas por parte del Presidente de la Repblica.

    4) Se anul la autoridad presidencial, buscndose la neutralidad poltica de los Presidentes de la Repblica (salvo en cierta medida don Pedro Montt y el ltimo mandatario parlamentarista, don Arturo Alessandri). No obstante lo cual la fuerza de las cosas algunas veces lograba expresarse a travs del sentir profundo del pueblo: las elecciones presidenciales, no obstante el anodino papel reservado a los mandatarios de la poca, siguieron siendo las ms importantes en el inters pblico.

    11 Cfr. Edwards Vives, Alberto, Ob. Cit. Pgs. 188 a 190. 12 Lo veremos al hablar sobre los defectos del sistema parlamentario y las reformas constitucionales que s llegaron a aprobarse.

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    5) La poltica fue el campo de protagonismo exclusivo del Congreso Nacional, es la edad de oro de los partidos polticos y de la poltica de salones y crculos cerrados de la aristocracia. Al respecto resulta clara la sentencia de Edwards: ...Una vez derrotado el poder presidencial, la oligarqua pudo dominar en paz y entregarse, sin temor de ser perturbada, a sus queridos juegos de dilettantismo poltico. El pas se haba echado a dormir en sus brazos con la misma resignacin inerte con que se sometiera al absolutismo despus de 1830. Seguros de la fidelidad de sus vasallos espirituales, los caudillos de los crculos aristocrticos de Santiago divertan sus ocios en hacer o deshacer alianzas, y en formar o derribar Ministerios, sin ningn alto propsito definido, porque, en realidad, todos esos grandes personajes estaban de acuerdo en el fondo: sus luchas eran de predominio personal o de crculo, no de inters o doctrinas. Por eso no existe en la historia de Chile un periodo ms conservador, en 1918, las cosas permanecan como en 1891. No puede hacer alta historia de esos aos. Las mismas decoraciones aparecen una y otra vez con desesperante monotona. Ningn problema de los que pudieron dividir a los patriarcas fue resuelto ni en uno ni en otro sentido. Los propios balmacedistas, cuando se incorporaron al juego, pasaron a convertirse en un crculo como cualquiera de los otros: la casa azul de Sanfuentes, como la Cueva del oro negro, de don Pedro Montt, como la tertulia de Fernndez Concha, o el saln rojo o el saln verde del Club de la Unin, aquel foro en miniatura de la aristocracia santiaguina. La fisonoma de la clase dirigente conserv, en general, sus caracteres tradicionales; pero no pudo menos de teirse un poco ms en el sentido plutocrtico: los antiguos gobiernos, hasta el de Balmaceda, haban aprovechado su influencia electoral sin contrapeso, para dar entrada en la vida pblica a intelectuales y hombres de administracin sin fortuna ni situacin en sociedad. Esto ya no fue tan fcil despus de 1891. Debajo de los notables provincianos, enfeudados a la oligarqua, se encontraba la masa inconsciente y venal, que no perteneca espiritualmente a nadie, que ignoraba hasta la significacin misma del voto, y cuyos sufragios era necesario comprar.13

    6) El ejercicio de prcticas parlamentarias surgidas del abuso y de la mala poltica de crculos, que se expresaba en las permanentes censuras y la rotativa ministerial, a la que dedicaremos un apartado especial dentro de la presente leccin.

    7) La esterilidad de las sucesivas administraciones: es evidente la disminucin del ritmo de realizaciones pblicas si se compara a todo el periodo con la obra de adelanto material que el pas experiment bajo el ltimo gobierno liberal, el del Presidente Balmaceda. Ello estaba motivado por la inestabilidad ya apuntada antes en las polticas de los sucesivos ministerios. Una lista de seis caballeros asuma el poder, o lo que llevaba ese nombre. Honorables, llenos de buenas intenciones, pero sin ningn programa que realizar, ni ideas muy definidas respecto de los problemas de la Administracin, iban a sentarse por pocos meses en el silln de los Ministros, a firmar maquinalmente los decretos y proyectos de ley, elaborados por una burocracia casi inerte como ellos mismos. Discretos, ponderados, juiciosos, la suprema ciencia poltica de esos hombres de Estado era la de identificarse todo lo posible con la inmovilidad del silln curul de su gabinete. Tenan que desempear un lcido papel, con la caballeresca mesura del que ocupa en la pera un palco principal. Pareca prudente dejar de lado por ahora todo lo que pudiera dividir o perturbar, todo lo que significase innovacin o lucha de intereses. Yo no soy una amenaza para nadie, dijo un estadista de ese tiempo. No hay sino dos clases de problemas en poltica, agreg otro, los que se resuelven solos y los que no tienen solucin. Apenas es necesario agregar que los autores de estas mximas llegaron ambos a la Presidencia de la Repblica.14

    13 Cfr. Edwards Vives, Alberto, Ob. Cit. Pgs. 191 a 192. 14 Cfr. Edwards Vives, Alberto, Ob. Cit. Pgs. 198 a 199. Edwards alude aqu a don Germn Riesco Errzuriz y a don Ramn Barros Luco, sucesivamente.

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    8) Existe una completa despreocupacin por los graves problemas sociales que estaban gestndose tanto en el norte minero como en los crculos de trabajadores de los centros urbanos. Es ms, la actitud casi unnime de los dirigentes parlamentarios ser negar que existiese un problema social: El problema econmico social, llamado entonces la cuestin social, generado por la formacin de un proletariado empobrecido que emigr de la agricultura hacia el norte de la promisoria riqueza salitrera fue considerado con desaprensin e indiferencia por los crculos polticos.15 De ello abundaremos ms adelante.

    9) Hubo, sin embargo, una inicial preocupacin por los problemas sociales, protagonizada por polticos conservadores que, como veremos, generara las llamadas leyes de intencin social.

    10) Existe una abundancia de medios materiales supervit presupuestario: Resulta paradojal, como tantas veces hemos visto en nuestra historia, el considerar que durante este periodo el presupuesto goz de una abundancia de medios fiscales como nunca se haba dado antes en la Repblica. Debe sealarse que se produjo una endmica imprevisin econmica en donde no exista planificacin alguna, polticas a largo plazo o planes de desarrollo de la industria.. Nos dice don Fernando Campos: Los gobiernos del parlamentarismo no tienen ningn principio realizador, ni director ni planificador. Existe como un olvido, como una falta de la ms elemental concepcin econmica.16 No es que los grandes mandatarios que gobiernan en nuestra repblica parlamentaria sean unos imprevisores, unos indolentes. Es que en la poca en que actan, los polticos que los apoyan o los rodean no tienen ninguna otra aspiracin ms concreta: la de la poltica por la poltica. La vida econmica del pas, en aquella poca, descansa: a) en la pasajera riqueza del salitre; b) en la falta de toda iniciativa econmica, de todo plan gubernamental riego artificial, marina mercante, energa motriz, industria pesada, transformacin del espritu de la enseanza-, conceptos totalmente olvidados en aquellos aos del parlamentarismo; c) la creciente desvalorizacin monetaria. Se contina con los planes de obras pblicas ya trazados o empezados en los gobiernos anteriores: es la nica ocupacin de la riqueza salitrera, salvo la de financiar todos los gastos ordinarios del pas. La renta extraordinaria del salitre permiti, desde la poca de Santa Mara, suprimir todas las contribuciones que gravaban la riqueza, dejando slo en pie las aduanas. As, a pesar del salitre y de la relativa economa de la administracin, se producan de cuando en cuando dificultades rentsticas que se salvaban invariablemente con emprstitos. Una reforma del sistema tributario habra sido superior a la fuerza constructiva del rgimen. Cuando la guerra europea paraliz por muchos meses la mayor parte de las salitreras y cerr al mismo tiempo los mercados monetarios de Europa, se hicieron los primeros tmidos ensayos de reforma en el rgimen fiscal. El salitre, con la riqueza, trajo una relajacin de hbitos en algunos afortunados, que abandonando la austeridad tradicional de sus costumbres sencillas, se lanzan por el camino del lujo y de la suntuosidad. Las frecuentes especulaciones burstiles, sin el control que hoy se ejercita sobre ellas por organismos responsables, cimentaban fortunas nacidas al azar o arruinaban a muchos, lo que perturbaba el normal desarrollo de nuestra vida econmica.17

    11) No existen verdaderamente nuevas iniciativas de adelanto material, como se ha dicho en el punto anterior, las escasas obras pblicas fueron ms producto de planes anteriores o del

    15 Cfr. Carrasco Delgado, Sergio, Ob. Cit. Pg. 139. 16 En concordancia con esta lcida descripcin del periodo, en 1910 vera la luz la conocida obra de Francisco Antonio Encina, Nuestra inferioridad econmica en donde denunciaba precisamente la falta de aptitud econmica de la raza y la falta de liderazgo que permitiera sacar partido fructfero de la riqueza del salitre. 17 Cfr. Campos Harriet, Fernando, Ob. Cit. Pgs. 296 y 297.

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    azar. Ejemplo de esto ltimo sern el ferrocarril Arica-La Paz y los magnficos edificios del Museo de Bellas Artes y la Biblioteca Nacional.

    12) Es la poca de inestabilidad de los gobiernos rotativa ministerial 530 cambios ministeriales como veremos en el apartado correspondiente, con una duracin no mayor en promedio a los 4 meses.

    13) No se logra la libertad electoral. En efecto, junto con reconocer que la intervencin electoral del Presidente de la Repblica desapareci del todo, no es menos cierto que no se logr la trasparencia de los procesos electorales, debido al surgimiento de nuevos vicios como el cohecho o compra de los votos y el caciquismo electoral. Don Alberto Edwards reserva un juicio particularmente descarnado para la prctica del COHECHO: En Chile, por tradicin hereditaria, un cargo pblico, un asiento en las Cmaras, equivala a un ttulo de nobleza; y el patriciado no ahorraba el dinero por conseguirlo. El cohecho electoral alcanz proporciones monstruosas: hubo senaturas que costaron un milln. Y stas sumas se derrochaban, las ms de las veces, sin que en ello intervinieran el fanatismo ideolgico, ni propsitos de lucro personal. El patricio chileno quera atvicamente ser el dueo de casa, como ya lo mostrara en 1810. Esta pasin poltico-social, superior a los partidos, que hizo las frondas desde la Independencia hasta 1891, se manifestaba ahora en la forma de sacrificios pecuniarios inauditos, que la sicologa primitiva de las dems clases sociales comenz a interpretar ms tarde como un negocio de baja ndole. En verdad de las cosas, y salvo raras excepciones, se trataba de gentes que en todo pensaban, menos que en lucrar con la poltica: era un fenmeno super burgus. Compraban asientos en la Cmara por los mismos motivos que sus padres compraron ttulos bajo la Colonia. A veces intervena tambin la pasin religiosa (sobre todo entre los conservadores), o un patriotismo sincero. La dominacin oligrquica, cada vez ms teida de plutocracia, se fund, pues, espiritualmente, durante la tercera etapa de la Repblica en forma, en un sentimiento hereditario colonial, que se manifestaba por el orgullo dominador o la vanidad poltica del patriciado y por la sumisin a las viejas jerarquas del electorado consciente. En cuanto al elemento popular, introducido por la legislacin en la poltica, pero incapaz de ejercer la soberana que le otorgan los tericos y las constituciones, slo obr indirectamente, por su venalidad que, encareciendo las elecciones, robusteci las fuerzas plutocrticas de la oligarqua.18 El profesor Carrasco Delgado ha sintetizado adecuadamente esta prctica: Durante esta tercera etapa de vigencia de la Constitucin, desaparecer la intervencin electoral de los Presidentes, pero se reemplazar por el desarrollo de los denominados vicios electorales, el principal de los cuales fue el cohecho.19 Conjuntamente con el cohecho surgira el CACIQUISMO POLTICO: la viciosa prctica en que incurran los lderes polticos de provincias que se transformaban en verdaderos seores feudales de la poblacin electoral de su rea de influencia. As, los oligarcas santiaguinos deban contar con el apoyo de estos caciques, que concedan su favor a quien les prometa mayor cantidad de ventajas, a fin de obtener los votos que controlaban20.

    18 Cfr. Edwards Vives, Alberto, Ob. Cit. Pg. 192. 19 En su obra ya citada el profesor Carrasco agrega un dato de notable utilidad. Los desproporcionados gastos electorales de los polticos aspirantes al parlamentos iran en aumento progresivo en conjunto con el aumento del censo electoral: en 1875 contaba el pas con 106.194 inscritos en los registros electorales, en 1887, eran 134.119 y hacia 1912 eran 290.234. Cfr. Carrasco Delgado, Sergio, Ob. Cit. Pg. 140. 20 Es conocido el caso de un cacique del sur, don Augusto Smitmans, diputado durante tres legislaturas sucesivas, por Angol y Traigun, sin cuyo concurso no era posible que triunfase ningn candidato a Senador por dicha zona.

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    14) Las relaciones internacionales experimentaron un retroceso. Los graves conflictos con nuestros vecinos provocaron un agudo desgaste de esfuerzos diplomticos. Lo estudiaremos detalladamente ms adelante.

    15) La gran preocupacin, que motiv copar gran parte de las sesiones de los cuerpos legislativos sera un tema esencialmente secundario, pero elevado a la categora de sacrosanto dogma de la poca, lo que demuestra la pobreza de iniciativas de bien pblico en la poca parlamentaria: Se trataba de la polmica por la convertibilidad del billete de banco. Un juicio particularmente duro sobre el problema apuntado lo proporciona don Fernando Campos: Desde la poca de don Anbal Pinto, y salvo un corto periodo de tres aos, el pas vivi bajo el funesto rgimen del papel moneda. Las frecuentes crisis que con este motivo se producan se remediaban siempre con nuevas emisiones que, rebajando el valor del circulante, hacan conveniente el endeudamiento, impidiendo al mismo tiempo la formacin de capitales de ahorro y el desarrollo de un crdito sano, azotando a los que vivan de sueldos, salarios y rentas fijas, a la clase media en masa, a los oficiales del ejrcito y a los obreros mismos. Si la clase media se haba consolidado poltica y culturalmente, no lo estaba econmicamente, de manera que distaba de ser un gran elemento moderador de la sociedad al estilo europeo o norteamericano. La impotencia del rgimen parlamentario para solucionar este problema, que determin en gran parte los grandes movimientos obreros de principios de siglo, fue un factor determinante de su fracaso. 21

    El juicio del historiador resulta muy certero en su conclusin no obstante que desde el punto de vista econmico resulta controvertible sostener que el rgimen de billete no convertible sea la causa del empobrecimiento de la clase media o responsable de la prdida del valor de la moneda. En efecto, el rgimen del papel moneda no convertible ser la base de la economa mundial desde las Conferencias de Breton Woods de fines de la dcada de 1960 y se ha preferido referir el valor de las diversas monedas al nivel de la actividad econmica de cada pas, antes que al arbitrario factor de la produccin minera de oro de un pas determinado, como ha dejado en claro el acuerdo para la adopcin del Euro en la mayor parte de los pases de la Unin Europea. Sin embargo el dedicar toda la atencin al problema apuntado resultaba claramente excesivo y en tal sentido tiene razn la crtica de Campos Harriet. La dirigencia poltica se dividira para siempre entre oreros y papeleros, los primeros partidarios de la conversin forzosa del dinero emitido por los bancos al padrn oro y los segundos partidarios de la inconvertibilidad. El diletantismo poltico de nuestros dirigentes encontrar en esta cuestin su ms pattica expresin.

    LOS PRESIDENTES PARLAMENTARIOS O LOS PRESIDENTES NEUTRALES

    Resulta interesante observar la obra de los siete Presidentes parlamentarios. Formularemos una muy breve sntesis de los principales aspectos de cada una de sus administraciones. Decimos administraciones y no gobierno debido al carcter de neutrales de tales mandatarios. Falta en ellos todo tipo de elemento dinmico y conductor, para poder hablar de Gobierno. Son en consecuencia, meras administraciones, aunque algunas de ellas hayan dejado alguna obra de mrito, ms por las cualidades personales de honradez y patriotismo de los mandatarios que por ningn programa coherente de gobierno. Con brillantez, don Bernardino Bravo, el gran sistematizador de la historia poltica del siglo XX, denomina a los mandatarios del periodo los Presidentes Neutrales.

    21 Cfr. Campos Harriet, Fernando, Ob. Cit. Pg. 297.

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    Como consecuencia de la victoria de los partidos en la revolucin de 891 surge una nueva imagen del presidente: el presidente parlamentario, neutral frente a los partidos. Esta etapa comienza con Jorge Montt en 1891 y termina con Arturo Alessandri en 1924. Se invierte la relacin presidente-partidos. Ya no es el presidente quien llama a los partidos al gobierno sino que los partidos se imponen al presidente a travs del parlamento. Se entiende que la permanencia de los ministros en sus cargos no dependen de que cuenten con la confianza del presidente, sino de que tengan el respaldo de la mayora parlamentaria. En consecuencia, quien elige a los ministros no es el presidente sino los dirigentes de los partidos, que componen la mayora en el parlamento. As pues la constitucin o la cada del gabinete ministerial depende de los acuerdos entre los dirigentes partidistas que forman la mayora. Junto con la libre designacin de los ministros, el presidente pierde tambin otros dos factores que le daban cierta superioridad sobre los partidos: el poder electoral y la posibilidad de designar a su sucesor. Tanto el manejo de las elecciones como la designacin y eleccin de presidente quedan entregados por completo a los partidos, es decir, a la oligarqua formada por sus dirigentes. De esta suerte, bajo el rgimen parlamentario llega a su apogeo el gobierno de partido. En consecuencia el presidente queda reducido al papel de jefe de Estado, casi sin funciones de gobierno. Lo propio de l en esta poca no es realizar algo sino abstenerse: no interferir en el juego de los partidos, permanecer neutral frente a l. Nada refleja mejor esta caracterstica presidencial que el famoso lema del presidente Riesco: no soy una amenaza para nadie. Pero ni el presidente ni el sentir general se avinieron a esta situacin, Mientras los presidentes intentaron por diversos medios recuperar la direccin del gobierno, las elecciones presidenciales fueron las que despertaron mayor expectacin, como si el presidente fuera todava el jefe del gobierno.22 Podemos matizar la opinin de Bravo Lira sobre los intentos presidenciales por recuperar su autoridad. Tanto en el caso de don Germn Riesco, como en el de don Ramn Barros Luco, el perfecto presidente neutral, segn el propio Prof. Bravo Lira, no hubo intencin alguna de alterar las reglas del juego impuestas por los partidos al presidente, quien permaneca esttico en el palacio de La Moneda, observando a la distancia los acuciantes problemas que ocupaban al pas, pero no a los dirigentes de los crculos partidarios. Es completamente exacto, en cambio, el juicio sobre la frase de Riesco: No soy un peligro para nadie. En efecto, en estas escuetas palabras se esconde precisamente el papel que el parlamentarismo permiti desempear a los presidentes de la poca, unos olmpicos espectadores que desde el nimbo ultraterreno del segundo pido del palacio presidencial contemplaban con ojos aristocrticos pero por entero ablicos, el devenir poltico del pas, en cuya conduccin tenan vedada toda participacin, so pena de romper el dogma parlamentario y caer irremisiblemente en la hereja, como, veremos en la siguiente leccin, lo que le ocurri al ltimo de ellos, don Arturo Alessandri Palma. Pobre descripcin en efecto, de los presidentes de la paz veneciana. Digamos por afn de justicia que el rgimen careci de uno de los males ms extendido en el hemisferio, el del caudillismo populista. No fueron estos presidentes ejemplos del poltico irresponsable, que tan frecuentemente apareca entre nuestros vecinos. Eran ms bien grises representantes de la aristocracia ms refinada y por ello tambin, decadente que copaba la conduccin del Estado. Edwards nos recordar al respecto: Por acuerdo unnime de los partidos, el capitn de navo don Jorge Montt, jefe de la Escuadra constitucional fue elegido Presidente de la Repblica. Conviene dejar aqu constancia de un hecho, familiar a todos los chilenos, pero que difcilmente ser credo fuera de nuestras fronteras: en esta eleccin nada hubo que, ni de cerca ni de lejos, oliera a caudillaje, ni mucho menos a

    22 Cfr. Bravo Lira, Bernardino, El Presidente en la historia de Chile, Editorial Universitaria, Santiago, 1986, Pgs. 63 y 64.

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    imposicin militar. El ejrcito vendedor estaba dirigido por oficiales de ocasin, improvisados en la juventud civil, y su verdadero jefe fue un tcnico alemn. El espritu de la Marina no poda ser menos militarista. El capitn Montt, hombre modesto, desprovisto de ambiciones, profundamente civilista, y, a pesar de su apellido, sin filiacin poltica muy determinada, hubo de resignarse contra su voluntad a aceptar la Presidencia, cuando se convenci de que su nombre era la mejor solucin posible en el momento. Los partidos queran un Jefe de Estado imparcial, ajeno a sus luchas y querellas, una especie de rey parlamentario. El nuevo Presidente supo desempear este papel pasivo, pero no fcil, con el tacto y la lealtad constitucional de un monarca ingls del siglo XIX. El Presidente de la Repblica, como elemento de influencia poltica y electoral, desapareci por completo durante su Gobierno. En una guerra civil como la de 1891, sin montoneras ni barricadas, que se desarroll ordenadamente entre dos ejrcitos regulares, y en la cual venci, puede decirse, el civilismo armado, no hubo lugar para el caudillaje. La actitud del capitn Montt, como jefe del Gobierno de Iquique, se haba impuesto al respeto de los polticos que desde all dirigan la revolucin, y la comn confianza de todos ellos le llev a la Presidencia, contra su voluntad, como ya se ha dicho. Si se excepta a don Pedro Montt, no he conocido un hombre de ms espritu pblico, pero tampoco ninguno ms indiferente en poltica partidista; la sociedad oligrquica chilena haba encontrado a su Reina Victoria.23 Con todo, hemos de destacar un ltimo factor que caracteriza a estos mandatarios: la esterilidad material de sus administraciones, incapaces de llevar adelante las obras de progreso que exiga el pas. Veremos que el total de las obras destacables puede sintetizarse en menos de un prrafo de estas explicaciones. Examinaremos brevemente los aspectos ms importantes de sus respectivas elecciones con algunas referencias a sus antecedentes personales y luego sus principales obras o iniciativas concretadas bajo su periodo en La Moneda, como debera decirse con propiedad. Por ello no usamos la expresin gobierno sino administracin por faltar en estos Presidentes la direccin dinmica de los asuntos del Estado. Y en estricto rigor parecera ms adecuado hablar de administraciones pues con cada Presidente las corrientes polticas presentes en el gobiernos distaban de tener continuidad y por ello no puede hablarse de una misma y sola administracin. Los mandatarios de la poca fueron: 1) Jorge Montt lvarez, 1891-1896 2) Federico Errzuriz Echaurren, 1896-1901 3) Germn Riesco Errzuriz, 1901-1906 4) Pedro Montt y Montt, 1906-1910 5) Ramn Barros Luco, 1910-1915 6) Juan Luis Sanfuentes Andonaegui, 1915-1920 7) Arturo Alessandri Palma, 1920-192424

    23 Cfr. Edwards Vives, Alberto, Ob. Cit. Pgs. 189 y 190. La afirmacin de Edwards comparando a Jorge Montt con la soberana de Inglaterra de la poca no puede ser ms acertada. La actitud del primer mandatario emulaba en todo al papel desempeado en la Gran Bretaa por su soberana, Victoria. Incluso las caricaturas polticas de la poca representaban a Montt con los trajes de viuda real rodeado de la corte de pretendientes que encarnaban a los principales lderes polticos del Congreso. 24 Por su importancia el periodo de don Arturo Alessandri ser analizado en la siguiente leccin, pero debemos dejar en claro que durante los primeros cuatro aos de su periodo no existen diferencias sustanciales con el mandato de los dems Presidentes que le antecedieron, antes bien, su periodo fue uno de los ms improductivos de toda la etapa parlamentarista. Asimismo, debe apuntarse que hemos sealado el trmino de su administracin en 1924, pues en ese ao se desploma el rgimen parlamentario debido a los golpes

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    Un marino y seis abogados, todos ellos salvo Alessandri, pertenecan a los crculos de la sociedad aristocrtica santiaguina, tanto as que entre Errzuriz y Riesco, se verificara un traspaso del poder familiar pues ambos eran primos hermanos, como parientes eran tambin don Jorge y don Pedro Montt. Nuestro anlisis obedecer a la siguiente estructura: en primer lugar una breve semblanza del mandatario, las circunstancias de su eleccin y los principales hitos de su administracin o administraciones: I.- LA ADMINISTRACIN DE DON JORGE MONTT LVAREZ (1891-1896): SEMBLANZA DEL PRESIDENTE: Naci en Casablanca el 26 de abril de 1845. Hijo de don Antonio Montt y doa Mara lvarez. Cas con Leonor Frederick, con descendencia. Miembro de una familia unida a los destinos de la Repblica desde haca muchos aos25, el Presidente Montt, haba sido un oficial profesional de la Armada sin la menor figuracin poltica antes de la Guerra Civil. Don Jorge Montt se distingui en la Guerra contra Per y Bolivia como oficial tctico, su competencia profesional era incuestionable. Y junto con tal condicin, otra cualidad natural le caracterizaba, y le convertira en el perfecto candidato parlamentario a ocupar La Moneda en el primer gobierno de tal cuo: su completa y sincera falta de ambicin. Montt, debemos recordar siempre, no era un poltico, sino un marino dedicado a la cosa pblica, lo que en la poca era muy distinto. Su nica empresa poltica fue mantener unidos a los bandos polticos parlamentaristas desde su papel de Presidente de la Junta Revolucionaria de Iquique.

    A los dos aos de subir al poder, la reaccin balmacedista lo golpe de frente, centralizando en l odios que abarcaban a toda una gama poltica. Se le colg el falso sambenito de ser hijo ilegtimo;...se le imagin tonto y cabeza dura. Hombre inteligente y limpio, don Jorge Montt acept estoicamente el chaparrn, mientras partidos, prohombres de saln, prensa y Congreso se entregaban a la multitudinaria tarea de gobernar al pas a gusto de las mayoras parlamentarias.26 Perteneci al llamado Curso de los hroes de la Escuela Naval: Prat, Condell, Latorre, Uribe y el propio Montt. Completemos la semblanza indicacin la notable probidad y austeridad personal del Presidente, dej La Moneda en completa modestia y sus allegados debieron auxiliarse regalndole una vivienda pues ni siquiera contaba con casa propia27. ELECCIN PRESIDENCIAL DE 1891: Terminada la intervencin electoral presidencial, las elecciones deban celebrarse en un clima de completa paz social y as ocurri. La mayora de dos tercios fue obtenida por los grupos Liberales y Radicales agrupados en la Alianza Liberal y el tercio restante fue para el partido Conservador que recobraba as una representacin electoral de la que haba estado injustamente privado durante la Repblica Liberal (salvo el periodo de don Anbal Pinto). Estos grupos parlamentarios exploraron distintos nombres entre los cuales figur don Ramn Barros Luco, pero terminaron decantndose por un hombre que estaba situado por encima de cualquier bandera poltica y cuya actuacin en los dramticos das del conflicto civil haba estado ms all de toda polmica.. Las elecciones celebradas el 18

    militares de septiembre. Es cierto que Alessandri retornara victorioso al poder en 1925, pero este ltimo periodo no presencia la restauracin del rgimen parlamentario sino el nacimiento del nuevo rgimen presidencial. 25 Aunque sin parentesco directo con la familia directa de los otros dos Montt presidentes. 26 Barros Van Buren, Mario, Ob. Cit. Pg. 524. 27 Lo que recuerda muy honrosamente a don Anbal Pinto Garmendia, el mandatario que ganara la Guerra. ste otro, tambin vencedor de la guerra civil, compartira su mismo destino.

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    de octubre de 1891 dieron como resultados 255 electores para don Jorge Montt que fue elegido sin contendor. El primer Presidente parlamentario resultaba as ungido por unanimidad de todas las fuerzas polticas, un promisorio pero a la vez engaoso comienzo para el sistema que durante treinta y tres aos conducira los destinos del pas. PRINCIPALES HITOS DE LA ADMINISTRACIN MONTT LVAREZ: 1) Durante su mandato la Marina se reforz hasta llegar a ser la primera fuerza armada del

    Continente, incluyendo a los Estados Unidos. Y a nivel mundial nuestro poder naval ascendi al dcimo lugar en podero. Ello fue consecuencia, no de una desmedida aficin del Presidente a las compras de armamento y buques sino la natural consecuencia de la modernizacin de la flota, el testimonio de gratitud de los parlamentaristas triunfantes a la Armada que les haba dado el triunfo en 1891 y al empleo de los enormes recursos provenientes del salitre.

    2) El clima de paz entre los partidos dur menos de un ao, ya en 1892 (tal como haba previsto Balmaceda en su proftico testamento) estall la crisis entre liberales y conservadores por la designacin de los Consejeros de Estado, en donde la mayora liberal haba impuesto slo nombres de dicha tienda poltica. Esto dio origen a la renuncia del Vicepresidente de la Cmara, un conservador, y asimismo comenzaron las censuras de los gabinetes, Montt tendra 12 como veremos en su oportunidad. El Presidente prescinda de toda intervencin activa en el gobierno, acatando el inconfortable papel que reservaba la interpretacin parlamentaria de gobierno a los primeros mandatarios.

    3) En 1894 los balmacedistas, merced a las amnistas dictadas a instancias del mismo Montt, volveran a la vida poltica y formaran el llamado Partido Liberal Democrtico. Paradojalmente sus buenos resultados en las elecciones empujarn a los ex balmacedistas a abandonar todo rastro de presidencialismo, y al poco tiempo se haban acomodado perfectamente al juego impuesto por el parlamentarismo.

    4) Se crea el Consejo de Defensa Fiscal, antecedente directo del actual Consejo de Defensa del Estado. Lamentablemente con las mismas caractersticas que conserva dicho rgano pblico hasta hoy, su excesiva dependencia poltica del gobierno de turno, que le hacen un ente sumamente parcial en la adopcin de las polticas jurdicas de su accionar.

    5) Se fund la Corte de Apelaciones de Valparaso. 6) Se ratificaron y sancionaron diversas reformas constitucionales, ninguna de las cuales, sin

    embargo, afect o modific aspectos de fondo del sistema poltico, como se estudiar en su momento.

    7) Obra del partido conservador y bajo la seera conduccin de don Manuel Jos Irarrzaval, se dicta la Ley de Comuna Autnoma: esta legislacin que don Manuel importara desde Francia y que haba sido largamente discutida por la ltima legislatura bajo el mandato de Balmaceda, se transformar en ley en la primera poca del parlamentarismo. Luego de largos aos bajo la dependencia del gobierno central (toda la vigencia de la carta de 1833 hasta ese momento) las Municipalidades recobraron su tradicional libertad y autonoma, con lo cual retorn el sistema de eleccin democrtica de los regidores y alcaldes y su plena autonoma de competencias. Sin embargo gran parte de los propsitos de bien pblico de la ley se frustraron al no concederse al mismo tiempo la imprescindible autonoma financiera a los entes municipales. Al final, esta autonoma solo permiti a los municipios hacerse cargo de las tareas de aseo y ornato de las ciudades, muy pobre resultado para una ley que haba generado las ms altas expectativas.

    8) Nueva ley electoral: Los municipios se encargaran de practicar las inscripciones de los ciudadanos y de la supervisin de los procesos electorales.

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    9) Se dict una ley de Conversin metlica, que pretenda retornar al patrn bimetlico de nuestra moneda, suspendido en 1878. Sin embargo la conversin, fijada en un nivel mucho ms bajo que el original (un peso de 16 peniques) y, por lo tanto, ya fuertemente castigada respecto de lo que en justicia proceda (volver al peso de 48 o 44 peniques) no logr mantenerse. El prestigio de la moneda metlica y su valor mucho ms elevado que el que se reconoca en el papel, hicieron que la ciudadana corriera a cambiar los billetes por oro y plata, con lo cual la masa monetaria se contrajo y el sistema se vino abajo. La inconvertibilidad debi volver a establecerse en 1898 tras escasos tres aos de convertibilidad.

    10) Se dictaron 4 leyes sucesivas de amnista para los derrotados en 1891: una en el mismo 1891, dos parciales en 1893 y una general en 1894. Con ello se sepultaban jurdicamente las rencillas de la Guerra Civil se eliminaban de la discusin poltica. Por desgracia la divisin y los odios provocados a nivel personal tardaran medio siglo en desaparecer. Nadie poda anticipar que la fractura en la sociedad sera tan profunda.

    11) Se da a conocer en Chile la encclica del Papa Len XIII: Rerum Novarum (Sobre las cosas nuevas) que dara inicio a la llamada DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA y tendra una amplia repercusin en Chile, como veremos al tratar la Cuestin Social.

    12) Tras su mandato, el presidente Montt, se reintegr a la Armada como Vicealmirante, viaj a Europa y a su vuelta en 1897 fue designado Director General de la Armada, en donde realiz una notable tarea de adelanto, cargo que ejerci hasta 1913. De 1915 a 1918 fue alcalde de Valparaso. Falleci en Santiago en 1922.

    II.- LA ADMINISTRACIN DE FEDERICO ERRZURIZ ECHAURREN (1896-1901) SEMBLANZA DEL PRESIDENTE: El siguiente Presidente parlamentario comparta con el anterior su origen en una familia ligada a los destinos de la Repblica. Naci el 16 de noviembre de 1850. Hijo del Presidente Federico Errzuriz Zaartu y de doa Eulogia Echaurren Garca-Huidobro. Estudi en el Colegio de los Padres Franceses, (Sagrados Corazones) y en la Universidad de Chile, donde se titul de abogado. Cas con doa Gertrudis Echenique, con descendencia. Una estupenda semblanza del Presidente Errzuriz Echaurren es la que ha formulado en su Historia Diplomtica don Mario Barros Van Buren, consignamos sus principales prrafos:

    Menos caudillo que su padre, haba heredado toda su sagacidad poltica, su simpata personal, su resolucin y su conocimiento de los hombres. Aristcrata de viejo cuo, colchagino por los cuatro costados, fue el ltimo mandatario exclusivo y excluyente en materia social y poltica.

    Su inteligencia y su cultura eran las mismas que las de su padre, con un poco ms de pulimento internacional debido a algunos viajes. Presidente moderado y administrador, no era lgico esperar de l, en el Chile de 1896, lo que se esper de su padre en 1871. El primer Errzuriz tena como deber principal, al asumir el poder, despertar a sacudidas el Chile portaliano que Prez haba narcotizado. En cambio, el segundo Errzuriz, aprisionado por la camisa de fuerza del parlamentarismo, deba consagrar sus energas a mantener una mayora parlamentaria que le permitiera no crear algo, que era pedir lo imposible, pero s mantener al menos el impulso formidable que Balmaceda haba impreso al ritmo de Chile, impulso que ya no contaba con alma propia.

    Le toc gobernar en un ambiente de pasiones desbocadas, de politiquera ciega y de una tensin internacional verdaderamente dramtica... Dios quiso que en 1899 nuestra patria estuviese gobernada por un excelente administrador, que prefera la paz a cualquier precio antes de jugarse en una aventura cuto

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    resultado no era capaz de percibir. ltimo vasco ntegro en el mando, arrastr a Chile tras su forma mental: honrado, austero, valeroso, prefiri cargar con el desprestigio antes que jugar al caudillo arrebatado.28

    En contrario escribe don Manuel Rivas Vicua: La administracin Errzuriz, mirada despus de un cuarto de siglo, no tiene ningn relieve. Es la obra de un hombre que busc la primera magistratura para satisfaccin de su vanidad... Hbil en la intriga poltica, conocedor de los hombres y sutil para manejarlos, nunca mostr Errzuriz hijo, una comprensin definida de las necesidades pblicas, ni ideas claras, ni conceptos que llevar a la prctica.

    No le gustaba tener colaboradores que le superaran en mritos; tan pronto como destacaba alguno de sus ministros, se burlaba de ellos, les adornaba con algn espiritual sobrenombre que lanzado en su tertulia de confianza no tardaba en popularizarse, ridiculizando a la vctima. Slo Walker Martnez logr imponerle respeto con sus antecedentes y condiciones. Gustaba de la tertulia chismosa y no abandonaba sus aventuras galantes, generalmente ordinarias.

    Le entretena improvisar hombres, que desnudos de mritos slidos, no le resultaban y a los cuales abandonaba en seguida, con algn sarcasmo. Tena odios y antipatas que no ocultaba y, al contrario, cultivaba con esmero y deleite.

    Pocos amigos le quedaron fieles en los ltimos das de su administracin y de su vida. Baj al sepulcro en medio de honores pblicos, pero no le acompa al sentimiento nacional.29

    De acuerdo a sus crticos fue un hombre ambicioso, corrupto y libertino, cargo este ltimo no completamente infundado. Para sus partidarios, el adalid de la paz y el patriotismo. Su gestin se caracteriz por su realismo y sentido comn. ELECCIN PRESIDENCIAL DE 1896: Los comicios de 1896 estuvieron lejos de representar la perfecta regularidad de las instituciones de que nos habla don Julio Heise. En efecto, pese al disminuido papel que se le asign a los Presidentes en el Parlamentarismo, las elecciones presidenciales seguan considerndose el gran acto electoral de la democracia chilena. Surgieron dos candidaturas no del todo opuestas en lo doctrinario, aunque s en lo personal. Dos liberales se disputaban el silln presidencial. Por una parte el liberal doctrinario don Vicente Reyes Palazuelos, hombre de gran talento pero escasa fortuna. Anticlerical destacado, era apoyado por el grueso del partido liberal y por los radicales, que formaran la llamada Alianza Liberal. Finalmente era un firme partidario de la Conversin metlica (orero en la jerga popular). Sus partidarios le tenan verdadera veneracin, se le dio el ttulo popular de Presidente Moral de la Repblica, lo que atendidos los resultados no resultaba tan injustificado. Frente a Reyes, se encontraba don Federico Errzuriz Echaurren, liberal moderado, vinculado a una familia catlica, aunque sin serlo l personalmente30. De tendencia orera su candidatura estaba patrocinada por papeleros (partidarios de la inconvertibilidad del billete de banco). Cont con el apoyo de su grupo de liberal, ms los balmacedistas o liberales democrticos y del poderoso partido de la Iglesia, el Conservador31. Para ganarse su apoyo, prometi reformar el Consejo de Instruccin (que defenda el Estado Docente, al que los conservadores se oponan) y reconocer efectos civiles al Matrimonio religioso con su sola inscripcin ante el registro civil. Juntos los partidos tras su candidatura se agruparon en la Coalicin liberal-conservadora. Errzuriz fue proclamado por la llamada Convencin del Cerro32 y se impuso fcilmente a

    28 Cfr. Barros Van Buren, Mario, Ob. Cit. Pgs. 558 y 559. 29 Cfr. Rivas Vicua. Manuel, tomo I, Ob. Cit. Pg. 68 y 69. 30 Cfr. Castedo Hernndez de Padilla, Leopoldo, Resumen de la Historia de Chile, 1891-1925, tomo IV, Editorial Zigzag, Santiago, 1982, pgs. 130 y 131. 31 Es indiciario de la habilidad poltica de Errzuriz el haberse sabido atraer a los conservadores, que olvidaron que era hijo de don Federico Errzuriz Zaartu, el gran traidor a la Iglesia en el siglo XIX. 32 Por haberse realizado en el teatro del Santa Luca.

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    don Pedro Montt y a don Ramn Barros. La razn de su triunfo radica en su gran comprensin de las caractersticas de la poca. En efecto, Errzuriz, al contrario de sus contendores, comprendi que el poder de la convencin radicaba en los caciques electorales de provincias a los que mim y otorg todo tipo de favores. Mientras que Montt y Barros eran los tpicos polticos parlamentarios que no hacan ms poltica que la de los salones. Definidas las candidaturas se organizaron grandes demostraciones populares en Santiago, hubo desfiles y mtines. El 25 de junio de 1896 se produjo la eleccin de compromisarios o electores de Presidente, Errzuriz obtuvo 143 y Reyes 139. Pero en el mismo proceso, Errzuriz haba logrado algo increble, el cohecho de dos electores de Reyes que una vez electos cambiaron su preferencia y votaron por Errzuriz33. En medio de las ms graves acusaciones de fraude los aliancistas impugnaron la eleccin y solicitaron la calificacin por el Congreso Pleno. Asimismo, hicieron uso del Art. 127 de la Carta de 1833 para impedir que los cuatro parientes (3 hermanos y un primo) directos de Errzuriz pudieran votar en la calificacin definitiva. Las cosas pasaron a mayores, los debates sobre lo que deba entenderse como negocio personal de los diputados (para evitar el voto de los parientes de don Federico), se agriaron al punto de que no fue posible que se llevara adelante la votacin. El sistema parlamentario probaba as su pobreza institucional. Para resolver el impasse, a propuesta de don Manuel Recabarren, lder radical, debi de nombrarse un tribunal de honor34 que calificara la eleccin sin intervencin del Congreso, lo que burlaba burdamente la Constitucin35. El tribunal de honor anul seis electores de Errzuriz y 5 de Reyes. Con ello quedaban 137 para Errzuriz y 134 Para Reyes, pero ninguno de los 2 lograba la Mayora Absoluta y de todas formas el Congreso deba elegir. En dicha eleccin logr imponerse Errzuriz por 62 votos contra 60 de Reyes. Y ello gracias al voto de los cuatro parientes que al final emitieron igualmente su preferencia por don Federico. La eleccin haba sido un gran baldn para el prestigio de la Repblica Parlamentaria. Y en medio del escndalo, don Federico Errzuriz debera asumir la Presidencia. Un ltimo hecho vendra a enturbiar la asuncin al mando de Errzuriz: la ceremonia de traspaso del mando debi realizarse en el Saln de Honor de la Universidad de Chile, pues el Congreso Nacional se haba incendiado el ao 1895. El pueblo vio en esta circunstancia un mal augurio. Don Federico falleci antes de cumplir su mandato36. PRINCIPALES HITOS DE LA ADMINISTRACIN ERRZURIZ ECHAURREN: 1) El Presidente mantuvo una poltica estrictamente parlamentaria en el nombramiento de sus

    ministros, con 11 cambios totales otros tantos parciales de gabinetes. Slo se mantuvo firme en no nombrar ministros radicales, los grandes adversarios a su candidatura presidencial.

    33 Es el caso del elector Pedro Nolasco Pea como con algo de crueldad recuerda Vial Correa, Gonzalo, Ob. Cit. Pg. 24. En contrario, don Manuel Rivas Vicua, en su Historia Poltica y Parlamentaria de Chile, sostiene que los dos electores, elegidos por la provincia de Concepcin, eran independientes y que Reyes se neg a pedirles expresamente su apoyo, por lo que al final ambos sufragaron por Errzuriz. Cfr. Rivas Vicua, Manuel, Historia poltica y parlamentaria de Chile, tomo 1, Ob. Cit. Pg. 42. 34 Cfr. Rivas Vicua, Manuel, Ob. Cit. Pg. 43. 35 Esta situacin se volvi a repetir en 1915 y 1896. 36 Como indica Rivas Vicua, la situacin se repiti en 1906 con Pedro Montt y el ao 1920 con Alessandri, quien dej caer la piocha de OHiggins, como veremos en su oportunidad. Cfr. Rivas Vicua, Manuel, Ob. Cit. Pg. 45 y 46.

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    2) En 1898 se desplom la convertibilidad. El pas volva as, debido a la falta de solidez de su economa, al rgimen del billete inconvertible.

    3) Se inicia el crecimiento desmedido de la administracin pblica, consecuencia del malgasto de los dineros provenientes del salitre. Los gabinetes hicieron crecer los empleos pblicos que se convirtieron en moneda pagadora de favores polticos.

    4) Se produjo el Abrazo del Estrecho, con el Presidente Argentino, Julio Roca. Junto con ello se distendi el ambiente blico con el vecino pas37.

    5) Se inici la construccin del alcantarillado en Santiago. 6) Se construy el estanque del lago Peuelas para dotar de agua potable a Valparaso, obra de

    ingeniera que an hoy se utilizada para el mismo fin. 7) Agotado por los esfuerzos que debi realizar para asegurar la paz con Argentina y Bolivia,

    por la implacable oposicin interna y aquejado de un mal incurable, Errzuriz falleci antes de completar su mandato. Fue el primero en hacerlo desde don Jos Toms Ovalle en la remota poca de la organizacin de la Repblica. Falleci en Valparaso, de una trombosis cerebral el 12 de julio en julio de 1901. Asumi el poder como Vicepresidente el Ministro del Interior, Anbal Zaartu. A l lo correspondera convocar y presidir las siguientes elecciones presidenciales.

    III.- LA ADMINISTRACIN DE GERMN RIESCO ERRZURIZ (1901- 1906) SEMBLANZA DEL PRESIDENTE: Don Germn Riesco Errzuriz , nacido en Rancagua el 28 de mayo de 1854, hijo de don Mauricio Riesco y de doa Carlota Errzuriz Zaartu, hermana del Presidente Errzuriz Zaartu y del arzobispo Crescente Errzuriz Zaartu. En 1880 cas con doa Mara Errzuriz Echaurren, hermana del segundo presidente del mismo apellido. Se educ en el Seminario Conciliar y en la Universidad de Chile. Se recibi de abogado en 1875. Ejerci la carrera judicial llegando a ser Fiscal de la Corte Suprema, pero sin pasar por la judicatura. Elegido Senador por Talca en 1900 dedic su atencin a la reforma de las leyes de procedimiento, trabajo cuyo fruto se ver durante su gobierno. Falleci en Santiago en 1916. Don Mario Barros Van Buren, nos indica que junto a Jorge Montt y Barros Luco, don Germn Riesco fue el Presidente ideal para el parlamentarismo. Un jurista que fue mero juguete del Congreso y de los partidos porque nunca entendi nada de poltica. Don Germn Riesco era un magistrado probo y austero. De familia acogedora y de recia estirpe espaola, no tena ms preocupaciones que su trabajo judicial, su bufete, que diriga ms que explotaba, y su hogar. Hombre bueno y tranquilo...38

    Nos recuerda don Manuel Rivas Vicua con motivo de su asuncin al mando: Los curiosos anotaban: Lleg a ser ministro de la Corte Suprema sin haber sido nunca juez. Fue senador sin haber sido diputado. Llegaba a la Presidencia de la Repblica sin haber sido jams Ministro de Estado. Y algn malicioso aada: No es amenaza para nadie. Ni siquiera para los malos?.39 Vial afirma sobre el Presidente Riesco: Careca ste de vanidades, ambiciones y

    pasiones. No le gustaban el mando ni la poltica. De carcter ms bien dbil, se dej envolver por el

    37 Todas estas materias se estudian en el acpite de las relaciones internacionales. 38 Cfr. Barros Van Buren, Mario, Ob. Cit. Pg. 599. 39 Cfr. Rivas Vicua, Manuel, Ob. Cit. Pg. 72.

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    parlamentarismo y abdic el poder interno en sus caudillos, el jefe balmacedista Juan Luis Sanfuentes sobre todos. Sanfuentes hizo de l casi un ttere.40

    El balance de su presidencia lo ha resumido magnficamente don Leopoldo Castedo: Tanto el juicio histrico, ciertamente escaso de suyo, como el de sus contemporneos, han sido severos con Germn Riesco. Salvo los pocos panegiristas que lo defendieron, como siempre sucede, en los discursos de cementerio, o se preocuparon despus por ensalzarlo, cual es el muy humano y respetable de su hijo de igual patronmico, los ms entre estos juicios coinciden en sealar la culminacin durante su presidencia del ejercicio del poder por la oligarqua en su exclusivo beneficio, sazonado con un malabarismo bizantino y de alianzas y coaliciones entre las cuales lo importante era sola y precisamente la disputa del mando por facciones apenas diferenciadas entre s en lo esencial. Las consecuencias fueron, de acuerdo con estos mismos juicios, el deterioro de la situacin econmica; el recrudecimiento de la inmoralidad administrativa y, de suyo, la mayor dimensin de la crisis moral que enunciaron al comienzo del decenio Mac-Iver y al final del mismo Valds Cange, y la fisura, cada vez ms profunda, en las relaciones de clase, con la cadena tpica de conflictos y represiones que recrudecer con Pedro Montt.

    En lo que todos coinciden, sin regatear elogios, es en el manejo, difcil en grado sumo, de las relaciones exteriores y el xito personal e histrico que entraaron los Pactos de Mayo con la Repblica Argentina. Otro atributo positivo, rara vez mencionado, atae a la precaria situacin econmica personal de acuerdo con la establecida tradicin, de Germn Riesco al cesar en sus funciones.41

    ELECCIN PRESIDENCIAL DE 1901: Hacia el trmino de la presidencia de Errzuriz, se proclam por nacionales y conservadores, la candidatura de don Pedro Montt. Sin embargo, tal postulacin resultaba un tanto precipitada. La campaa demostrara que haba existido una falta de preparacin de la misma. Fue la candidatura de la Coalicin. Los liberales de gobierno y los democrticos (balmacedistas) se desprendieron de la candidatura de Montt y decidieron tratar con la oposicin. As se reconstitua la Alianza Liberal. A inicios de marzo de 1901 se reuni la Convencin en el Congreso Nacional y surgieron varios nombres, como los de Fernando Lazcano, Ramn Barros, Augusto Matte e incluso el de Riesco, pero en ltimo lugar. Sin embargo, quien definira la cuestin presidencial, sera don Claudio Vicua. Perfecto conocedor de las sensibilidades polticas de la poca supo escoger al candidato que lograra aglutinar a todos los grupos dispersos. As, la Convencin acogi la candidatura por aclamacin. Tmido y algo distante, Riesco ensay las palabras de agradecimiento, que quedaron grabadas en el pueblo: La unificacin del partido liberal no es una amenaza para nadie.42 Esta frase se perpetu en la memoria colectiva y defini el talante del nuevo mandatario, que pasara a la historia como el hombre que no era una amenaza para nadie!. Y en efecto, no lo fue ni siquiera para sus enemigos. No es una amenaza para nadie, sigui repitiendo el eco popular. Y as era este hombre blando, sin odios, nuevo en la poltica, elegido por el destino en tan excepcionales circunstancias para tan alto cargo, bajo los mejores auspicios. Una impresin de tranquilidad produjo este acuerdo; la lucha no fue reida; triunf Riesco por una inmensa mayora. Su trato amable, modesto, afectuoso, sincero, llano le conquistaba adeptos por doquiera.43 Un punto importante es el desempeado por don Federico Errzuriz, su primo y cuado en la candidatura Riesco. Algunos sostendran que en sus habituales intrigas y

    40 Cfr. Vial Correa, Gonzalo, Ob. Cit. Pg. 28. 41 Cfr. Castedo Hernndez de Padilla, Leopoldo, Ob. Cit. Pg. 313. 42 Idem anterior, Pg. 71. 43 Idem.

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    maniobras, el Presidente habra favorecido la candidatura de su pariente. Don Mario Barros Van Buren, sigue esta tesis, pero la verdad parece haber sido otra.

    Rivas Vicua nos recuerda:la lucha de la convencin haba terminado, pero no termin la lucha de influencias familiares ante el Presidente Errzuriz, que vena desarrollndose en los ltimos tiempos de su administracin. El Presidente recibi con sumo disgusto la candidatura de su cuado, no ocult sus preferencias por el seor Montt.44 En el mismo sentido, don Gonzalo Vial afirma: Cuado de Errzuriz Echaurren, no le debi Riesco la Primera Magistratura. Al revs, don Federico ya muy enfermo- se molestara con la postulacin y con el chisme de que l estaba secretamente tras Riesco.45 Los resultados de la eleccin arrojaron 184 electores para Riesco, 83 para Montt, y 12 no votaron. En consecuencia, don Germn fue proclamado electo por el Congreso Pleno. PRINCIPALES HITOS DE LA ADMINISTRACIN RIESCO ERRZURIZ: 1) Los males del parlamentarismo se demostraron en toda su intensidad con Riesco. La

    rotativa ministerial alcanz niveles dramticos y el sistema poltico no logr la menor estabilidad gubernativa. En total 19 cambios ministeriales.

    2) Se observa una corrupcin generalizada en la administracin. Es el difcil contubernio entre los intereses polticos de los lderes parlamentarios y la actividad del Estado. Es la poca en que empieza a hablarse de crisis social y moral de la Repblica46.

    3) Obra Internacional47: a. En 1902, Se promulgaron los Pactos de Mayo, con Argentina, por medio de los

    cuales, un largo periodo de paz se abrira entre ambos estados. b. El mismo ao se dicta el laudo Arbitral de Eduardo VII de Inglaterra que

    declar la demarcacin de la frontera entre Argentina y Chile segn el tratado de 1881 y el Protocolo de 1893.

    c. En 1904, se firm el Tratado de Paz con Bolivia. 4) Obra Jurdica:

    a. Se promulg el Cdigo de Procedimiento Civil, por ley N 1.552 de 30 de agosto de 1902, obra impulsada personalmente por el Presidente Riesco. Esta gran ley, monumento jurdico vigente (aunque con reformas) hasta hoy, reemplazaba a las antiguas leyes indianas y espaolas en vigencia. Con l perda vigor la Partida III.

    b. En 1906 por ley N 1.853, se promulg el Cdigo de Procedimiento Penal. Esta ley, cuya dictacin, puso trmino a la vigencia de la Partida VII subsistira por casi un siglo y fue la base de la justicia criminal en el siglo XX.

    5) Se producen los primeros disturbios sociales que marcarn violentamente la poca48: a. La huelga de estibadores de Valparaso de 1903. b. El mitin de la Carne en 1905 c. La de los trabajadores ferroviarios de Antofagasta en 1906.

    6) Inicia el tendido de los tranvas entre San Bernardo y Santiago.

    44 Idem. 45 Cfr. Vial Correa, Gonzalo, Ob. Cit. Pg. 28. 46 Idem, Pgs. 29 y 30. 47 Todas estas materias se estudian en el acpite de las relaciones internacionales. 48 Estos hechos sern analizados en la seccin sobre la Cuestin Social.

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    7) Tiene lugar el terremoto de 1906 en Valparaso. El sismo destruy varias provincias desde Aconcagua hasta Concepcin. Murieron ms de 4.000 personas y la ciudad puerto de Valparaso qued en el suelo. Las consecuencias econmicas fueron mayor endeudamiento del fisco en los mercados internacionales y la consabida emisin de papel moneda inconvertible, con lo que la presin inflacionaria se hizo inmanejable.

    IV.- LA ADMINISTRACIN DE PEDRO MONTT Y MONTT (1906-1910) SEMBLANZA DEL PRESIDENTE: Naci en Santiago en 1846. Fue hijo de don Manuel Montt Torres, tambin Presidente de la Repblica y de doa Rosario Montt Prado. Estudi en el Instituto Nacional y luego Derecho en la Universidad del Estado. Se recibi de abogado en 1870. Cas con doa Sara del Campo Yvar, sin descendencia. Durante su vida acumul todo tipo de honores y cargos pblicos. Fue dirigente del partido nacional o Montt-varista. Presidente de la Sociedad Catlica de Educacin. Diputado Suplente, diputado titular, Presidente de dicha Cmara, Senador por Cautn y Santiago y Presidente de la Repblica. Vctima de un derrame cerebral, falleci en Bremen, Alemania adonde haba viajado para recuperar su salud, el 16 de agosto de 1910.

    Nos dice Mario Barros: Su fama de hombre enrgico y la conciencia que exista de que abominaba del rgimen parlamentario de gobierno, le cerraron el paso a la Presidencia de la Repblica en 1901. La aristocracia y los partidos no quisieron encontrarse nuevamente frente a una crisis de poderes como la de 1891, pese a que el buen criterio y la simpata general de que gozaba don Pedro Montt le alejaban un tanto de la figura de Balmaceda.

    Hijo de don Manuel Montt y heredero de casi todas las buenas cualidades de su padre, no quiso sin embargo, echar mano de estos ttulos para abrirse camino en poltica. Su partido, el nacional, era una brillante pero pequesima minora hacia la fecha en que se le ungi Presidente. Su gran arma de ataque y defensa fue su prestigio personal.

    Gran viajero, recorri Europa varias veces. Su cultura notable, su facilidad para los idiomas y su maravilloso poder de asimilacin, nada comn en su casta, le permitieron obtener de estas giras muchas experiencias tiles para nuestro pas.

    Su presidencia, llamada a ser una de las ms brillantes de nuestra historia, si se considera la personalidad del mandatario y la confianza nacional, si se considera la personalidad del mandatario y la confianza nacional que el pueblo deposit en l, qued malograda por el rgimen y por la mala suerte. Se inici entre las ruinas del horroroso terremoto de 1906. Todo su plan de obras pblicas, verdadera sed vocacional de su estirpe, se vino al suelo. La crisis econmica no le permiti afrontar la conversin monetaria, y la crisis poltica, congnita al sistema, le impidi disciplinar los frentes internos.

    Cuando su trabajo y su tesn le permitieron ordenas las finanzas haban transcurrido tres de sus mejores aos de gobierno...

    Pero el excesivo trabajo y, sobre todo, la amargura de la oportunidad perdida, minaron su salud. Tuvo an el placer inmenso de ver a su patria prestigiada en el exterior, en uno de los ltimos lampos de brillo del Chile viejo, durante la celebracin del Centenario de la independencia de Argentina, donde viaj presidiendo la delegacin de Chile. Pero no alcanz a ver las fiestas centenarias de su propia patria.49

    Consignemos finalmente la opinin y juicio de don Leopoldo Castedo: Posea una personalidad recia, proclive a las posturas apodcticas y, por ende, definida por un criterio prctico y reacio a la discusin. La imagen de un hombre de voluntad probada que iba al grano, cuando se dilapidaba tanta energa en palabras, haba afirmado su prestigio. Adems se le consideraba sueo de una gran cultura y de una capacidad de accin multifactica. Atributo de aqulla era su conocimiento del griego, el francs, el ingls y el

    49 Cfr. Barros Van Buren, Mario, Ob. Cit. Pgs. 630 y 631.

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    alemn. Prueba de la otra, su labor en la Comisin de Hacienda, sus tareas a cargo del recin creado Ministerio de Industria y Obras Pblicas.

    De corto pelo canoso en plena juventud, mirada penetrante y resoluta, su figura cuadraba con la imagen en un burgus profesional y eficiente, en contraste con el aire de gentleman, cuidadoso de su persona y de sus modales, que identificaba a Germn Riesco. Como orador, Pedro Montt era catapulta incontenible y rapidsima, que trizaba los nervios de los taqugrafos del Congreso. No es difcil colegir, a la vista de estos atributos, su capacidad para definir posiciones. Se le admiraba o se le aborreca, con pasin en ambas posturas.50

    Los juicios, tanto los contemporneos como los histricos a posteriori sobre Pedro Montt, han sido extremados y discrepantes. Por cierto que entre los panegricos se cuentan todos los discursos de cementerio y las necrologas laudatorias, incluidas no pocas de quienes fueron sus tenaces enemigos, entre los que se destacaron Arturo Alessandri y Alfredo Irarrzaval. Entre los enjuiciadores adversos foguean adjetivos tremendos: ...hombre torpe, obcecado, testarudo y orgulloso, n solo manch su gobierno con la matanza de Iquique, sino que despilfarr inconsistentemente centenares de millones en obras irracionales...La regeneracin administrativa que haba prometido, de la que haba hecho una bandera de combate y de calumnia contra el Presidente Riesco, result una burla sangrienta.

    Entre los defensores ms fogosos de su accin poltica figur siempre el diputado por Valparaso y futuro historiador y ensayista Alberto Edwards...Francisco A. Encina lo consider ..respetuoso, como su padre, no slo de las leyes, sino de los reglamentos...; ...comparta los ensueos del progreso nacional de Balmaceda....

    Concuerdan, sin embargo, detractores y panegiristas, en sealar la funcin que a Pedro Montt correspondi en la teora de Encina acerca del pndulo que oscila de Presidentes activos a Presidentes Pasivos y viceversa- como el ms destacado de los primeros en los tres decenios del parlamentarismo activo.

    Mucho se ha dicho y escrito acerca de un hado adverso que sell sus ltimos aos, especie de mala ventura que los supersticiosos asociaban, durante las semanas postreras de actuacin, con la visita oficial a la Argentina y su encuentro con el Presidente Jos Figueroa Alcorta, que tena fama de jetattore.51 ELECCIN PRESIDENCIAL DE 1906: Las criticas circunstancias polticas en que finalizaba el gobierno de don Germn Riesco llevaron a los lderes partidarios a celebrar sendas convenciones que definiesen a los candidatos: En 1901, la Alianza Liberal haba proclamado y vencido con la candidatura de don Germn Riesco, ahora. Transformada en Unin Nacional con fecha 27 de abril de 1906, proclamara a don Pedro Montt y Montt, quien antes haba sido candidato de la Coalicin. Participaban de su candidatura el partido nacional, que l lideraba, los liberales doctrinarios y los radicales. La Coalicin, reunida en la convencin del 10 de mayo de 1906, proclam la candidatura de don Fernando Lazcano Echaurren, senador liberal moderado, apoyado por los liberales democrticos, los liberales no monttinos, y estimado por los conservadores, que lo transformaron en su candidato oficial. Sin embargo, una fraccin importante de dicho partido adhera a la candidatura de Montt52, y otra que seguira las rdenes de la directiva miraba tambin con simpata a Montt, por lo que se les conoci como lobos de dos pelos. Lo interesante es que ello debilitaba muchsimo el poder de los conservadores en la lid que seguira y demostraba que la candidatura monttina era verdaderamente transversal a todas las

    50 Cfr. Castedo Hernndez de Padilla, Leopoldo, Ob. Cit. Pg. 315. 51 Idem, Pgs. 340 y 342. 52 Eran llamados montanas.

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    fuerzas polticas, las cuales cifraban en l sus esperanzas de regeneracin del sistema poltico imperante. Las elecciones llevadas a efecto dieron el triunfo por mayora absoluta de electores a Montt quien se impuso a Lazcano por 164 electores del primero contra 97 del segundo53. El Congreso Nacional le proclam Presidente. Su gobierno se iniciaba as en medio de las mejores intenciones. Las mejores, salvo una... Ya hemos aludido al incidente en la toma del mando de Errzuriz Echaurren. Lo mismo ocurrira ahora. Habiendo sido sometido el Congreso Nacional a severos daos, debidos al terremoto de 1906, la ceremonia de toma del mando fue realizada en el Colegio de los Sagrados Corazones. Ello se interpret como un mal augurio, que a la postre se hara realidad. PRINCIPALES HITOS DE LA ADMINISTRACIN MONTT Y MONTT: 1) Obra Poltica:

    a. Gobern con su partido, el nacional y los liberales democrticos. Aunque igualmente nombr ministros de los dems partidos en sus numerosos gabinetes. Aunque lo intent, al igual que don Germn Riesco, fue incapaz de controlar la rotativa ministerial.

    b. El Congreso Nacional era mayoritariamente contrario a sus polticas, lo que hizo que la tensin poltica entre el Presidente y el Parlamento se elevara, aunque sin llegar a una crisis.

    c. El Presidente Montt intentara legtimamente introducir reformas que moderaran los excesos del parlamentarismo: Don Pedro Montt, uno de los mandatarios ms ilustres de este periodo, que lleg a la Moneda representando las primeras reacciones frente a los aspectos negativos del gobierno de gabinete, siempre actu como un poltico imbuido en la idea de un gobierno parlamentario. Sus sinceras convicciones polticas no le impidieron denunciar algunas corruptelas del sistema. ...Si es cierto que ha habido esterilidad, ella ha provenido de la manera como han entendido el cumplimiento de sus deberes algunos seores diputados: frustrar las sesiones por falta de numero; dar exagerado desarrollo a ciertos debates... ...Todos sistema tienen inconvenientes que es menester corregir conservando sus ventajas. El sistema parlamentario no est exento de esta ley general, y es deber nuestro corregir sus defe