CUENTO XXIX

Lo que le sucedió a una zorra que se tendió en la calle y se hizo la muerta.

Como siempre el Conde Lucanor contándole su vida al pobre Patronio, que estaba más harto de él, que España de Zapatero

El Conde le contó que tenia un “pariente” de quien se burlaba todo el mundo.

Y Patronio, pues empezó a contarle uno de sus cuentos (parece la enciclopedia Larousse).

El cuento iba de que un zorro se quiso comer unas gallinas con tanta exquisitez, que se le hizo de día y se hizo el muerto

Claro, que este no era un zorro vegetariano ni nada de eso ...

He aquí el zorro durmiendo … o haciéndose el muerto. No le he preguntado.

A todo esto, pues la gente lo fue depilan-do, haciéndole las ce-jas, quitándole el sa-rro de la boca … va-mos, como un centro de belleza.

Pero cuando llegó un loco diciendo que el corazón de zorro era bueno para el dolor de corazón, ahí ando bien inteligente la zo-rra, menuda carrera se pegó!!!

Y tras esto, pues Patronio le sacó la tí-pica conclusión.

Y como siempre pasa, don Juan hizo poner estos versos, que en verdad, se los escuchó decir a un viejo de por aquí:

¡¡Soporta las cosas mientras pu-dieras, y véngate solo cuando debieras!!

FIN