lenguas - Poesía de Giusseppe · 2013-05-08 · pertenecen a la familia de las lenguas románicas...

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lenguas Artículo - Clasificación de las lenguas Clasificación de las lenguas 1 INTRODUCCIÓN Clasificación de las lenguas, sistema utilizado en lingüística para subdividir los idiomas en grupos o familias, según sus características comunes o relaciones de parentesco y afinidad. Se estima que las lenguas habladas en la actualidad en el mundo son unas 4.500, pero el número subiría a 20.000 si se tuvieran en cuenta sus principales variedades. Esta gran cantidad de hablas se ordena siguiendo dos sistemas de clasificación: el tipológico y el genético. 2 CLASIFICACIÓN TIPOLÓGICA Propuesta por el lingüista alemán August Wilhelm von Schlegel a principios del siglo XIX, la clasificación tipológica parte de las semejanzas estructurales de varias lenguas; por ejemplo, éstas se pueden agrupar según el número de sonidos vocálicos (véase Fonética) que empleen, y en este paquete irían desde el árabe clásico, que usa tres, a otras que tienen veinticinco. Schlegel y otros lingüistas posteriores distinguieron las lenguas según sus mecanismos de funcionamiento. Actualmente se distinguen cuatro grupos: Lenguas aisladas (como la tibetana y la china clásica), en las que cada palabra, invariable, tiene una función autónoma, y las relaciones gramaticales y sintácticas vienen dadas por la disposición de la palabra en la frase. El plural en tibetano, por ejemplo, se expresa por una palabra que significa mucho y que precede inmediatamente al término que se quiere poner en plural. Lenguas aglutinantes (como la vasca o la turca), en las que una raíz expresa el significado básico y a ella se le añaden una serie de afijos o partículas que actúan como modificadores; las partículas se unen una a otra y forman palabras bastante largas: así en turco äv significa ‘casa’; ävlar, ‘las casas’; ávda, ‘en la casa’; ävdalar, ‘en las casas’, y así sucesivamente. Cada afijo expresa una sola modificación. Lenguas flexivas (como las indoeuropeas —entre las que se encuentra la española— o las semíticas), en las que existe una clara distinción entre raíz y desinencia (véase Flexión): las desinencias son las que cambian para expresar las modificaciones específicas (en español, niñ-a, niñ-o, niñ-as, niñ-os, en latín lup-us ‘el lobo’, lup-a ‘la loba’, lup-i ‘ los lobos’, lup-ae ‘las lobas’). En las lenguas flexivas,

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lenguas Artículo - Clasificación de las lenguas Clasificación de las lenguas 1 INTRODUCCIÓN Clasificación de las lenguas, sistema utilizado en lingüística para subdividir los idiomas en grupos o familias, según sus características comunes o relaciones de parentesco y afinidad. Se estima que las lenguas habladas en la actualidad en el mundo son unas 4.500, pero el número subiría a 20.000 si se tuvieran en cuenta sus principales variedades. Esta gran cantidad de hablas se ordena siguiendo dos sistemas de clasificación: el tipológico y el genético. 2 CLASIFICACIÓN TIPOLÓGICA Propuesta por el lingüista alemán August Wilhelm von Schlegel a principios del siglo XIX, la clasificación tipológica parte de las semejanzas estructurales de varias lenguas; por ejemplo, éstas se pueden agrupar según el número de sonidos vocálicos (véase Fonética) que empleen, y en este paquete irían desde el árabe clásico, que usa tres, a otras que tienen veinticinco. Schlegel y otros lingüistas posteriores distinguieron las lenguas según sus mecanismos de funcionamiento. Actualmente se distinguen cuatro grupos: Lenguas aisladas (como la tibetana y la china clásica), en las que cada palabra, invariable, tiene una función autónoma, y las relaciones gramaticales y sintácticas vienen dadas por la disposición de la palabra en la frase. El plural en tibetano, por ejemplo, se expresa por una palabra que significa mucho y que precede inmediatamente al término que se quiere poner en plural. Lenguas aglutinantes (como la vasca o la turca), en las que una raíz expresa el significado básico y a ella se le añaden una serie de afijos o partículas que actúan como modificadores; las partículas se unen una a otra y forman palabras bastante largas: así en turco äv significa ‘casa’; ävlar, ‘las casas’; ávda, ‘en la casa’; ävdalar, ‘en las casas’, y así sucesivamente. Cada afijo expresa una sola modificación. Lenguas flexivas (como las indoeuropeas —entre las que se encuentra la española— o las semíticas), en las que existe una clara distinción entre raíz y desinencia (véase Flexión): las desinencias son las que cambian para expresar las modificaciones específicas (en español, niñ-a, niñ-o, niñ-as, niñ-os, en latín lup-us ‘el lobo’, lup-a ‘la loba’, lup-i ‘los lobos’, lup-ae ‘las lobas’). En las lenguas flexivas,

las desinencias pueden, a diferencia de lo que sucede en las lenguas aglutinantes, expresar más de una modificación, por ejemplo, niñ-a expresa a la vez la idea de femenino y singular. Lenguas polisintéticas o incorporantes (como la inuit y algunas lenguas polinesias), en las que una frase entera se puede expresar con una sola palabra, combinando marcas aglutinantes y aislantes. Las últimas investigaciones han demostrado que cualquier lengua presenta rasgos de varias tipologías. Así pues, la asignación de una lengua a un grupo o a otro se hace en función del mayor número de características propias de un grupo que presente o, incluso, por criterios históricos. Por ejemplo, el inglés está considerado como una lengua flexiva porque es una lengua indoeuropea, aunque tiene muchísimos rasgos aislantes. En los últimos años, el concepto de clasificación tipológica ha sufrido algunas modificaciones: la división de las lenguas en grupos se hace buscando, entre las diversas lenguas, eventuales universales comunicativos, es decir, rasgos lingüísticos que sean comunes a todas las lenguas existentes. En especial se ha investigado el orden de las palabras en la frase (en español, sujeto, verbo, complemento: Gabriela consulta Internet; en otras lenguas los elementos se disponen de otra manera) y la estructura de la negación. 3 CLASIFICACIÓN GENÉTICA La clasificación genética tiene como finalidad distinguir las grandes familias lingüísticas, que incluyen idiomas a través de los cuales se puede demostrar o suponer un origen común. Por ejemplo, el español, el francés o el italiano pertenecen a la familia de las lenguas románicas porque proceden del latín, que, a su vez, pertenece a la familia indoeuropea. Al estudiar las lenguas que forman parte de una misma familia se observa que entre ellas hay grandes afinidades fonéticas, gramaticales y léxicas, aunque su evolución histórica haya producido grandes diferencias superficiales. El concepto de clasificación genética de las lenguas se remonta a los tiempos de la torre de Babel y de Noé, cuyos tres hijos, Sem, Cam y Jafet, dieron lugar al origen de las lenguas de Asia, de África septentrional y Europa, respectivamente. Como recuerdo y homenaje a esta leyenda, todavía hoy a la familia lingüística que comprende el hebreo, el árabe y el arameo se le llama semítica, y camita es la que agrupa al egipcio antiguo y las lenguas bereberes. Pero hubo que esperar hasta el siglo XIX, con la aparición de una metodología lingüística rigurosa y el desarrollo de la dialectología, para que la individualiación de las familias lingüísticas pudiera hacerse de un modo científico. La primera familia que se fijó exactamente fue la indoeuropea; después llegaron la semítica, la camita, la ugrofinesa, la uraloaltaica (véase Lenguas urálicas y Lenguas altaicas), las chinotibetanas y muchas otras. Pero todavía hay grandes dudas sobre las clasificaciones genéticas de las lenguas aborígenes americanas (véase Lenguas aborígenes de Hispanoamérica y Lenguas aborígenes de Estados

Unidos y Canadá), australianas y polinesias. No obstante, sólo se puede hablar de familia lingüística de un modo genérico; las lenguas caucásicas, por ejemplo, presentan estructuras parecidas e incluso un léxico común y, sin embargo, es totalmente improbable que estén todas emparentadas entre sí o que deriven de una protolengua común; lo más probable es que sus semejanzas se deban al contacto recíproco, puesto que estas lenguas están presentes en el mismo territorio geográfico desde hace miles de años. En este mismo sentido, amplio y vago, es como se han realizado muchas clasificaciones de las lenguas amerindias. Algunos estudiosos, partiendo de rasgos comunes y de afinidades tipológicas, tratan de construir familias lingüísticas todavía más amplias que las actuales y, que a su vez, comprendan numerosos subgrupos. Una de estas tentativas es la de establecer posibles relaciones entre las lenguas indoeuropeas y las semíticas por un lado y con las ugrofinesas por otro: a esta superfamilia bien se la podría llamar grupo nóstrico. Entre las otras familias lingüísticas también hay que recordar las lenguas dravídicas, las austroasiáticas (como la china, la indonesia o la vietnamita), las lenguas thais, las nigerocongolesas (en África centro-occidental: con la familia bantú, de la que forma parte el swahili; véase Lenguas africanas), las cusitas, las malayo-polinesias (que, naturalmente se hablan en el Pacífico, entre Madagascar, Filipinas, Nueva Guinea y Polinesia) o las lenguas indopacíficas. Entre las lenguas cuya clasificación es bastante compleja de establecer se encuentran las lenguas orales amerindias (entre ellas la algonquina, la maya o el quechua oral que se habla en Perú y Bolivia, las lenguas caribes también habladas en la Amazonia y el guaraní, de Paraguay, Argentina y Chile) y las lenguas de los aborígenes australianos que parecen estar muy lejos de otras familias. Además existen en el mundo —o han existido— algunas lenguas aisladas, de las que, por ahora, parece imposible demostrar su pertenencia a alguna rama conocida, como la japonesa, la vasca, la etrusca y la sumeria. Microsoft ® Encarta ® Biblioteca de Consulta 2003. © 1993-2002 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos. 1 Lenguas del Mundo _____

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Familias

Familias EuroAsiaticas

Lenguas Indoeuropeas

Lenguas indoeuropeas

1 INTRODUCCIÓN

Lenguas indoeuropeas, con este nombre se conoce a la mayor familia de lenguas del mundo que está formada por las siguientes subfamilias: albana, armenia, báltica, celta, eslava, germánica, griega, indoirania, itálica (que incluye las lenguas románicas), y las dos subfamilias hoy desaparecidas, la anatolia, que incluye la lengua de los hititas, y la tocaria. En el presente algo más de 1.500 millones de personas hablan lenguas indoeuropeas.

2 FIJACIÓN DE ESTA FAMILIA DE LENGUAS

A partir de la segunda mitad del siglo XVIII y durante todo el siglo siguiente, la lingüística comparada y la llamada neogramática se esforzó en acumular datos que demostraran que este conjunto de lenguas tan aparentemente diversas, formaban parte de una única familia. Los documentos del sánscrito y del griego clásico (los más antiguos de las lenguas indoeuropeas, si exceptuamos los hititas, que por entonces no estaban descifrados), presentan las formas características propias de las lenguas indoeuropeas, lo que demuestra la existencia de una lengua madre común. Las relaciones entre el sánscrito, el griego clásico y el latín se habían comprobado ya hacia principios del XIX. Los gramáticos indios habían realizado una clasificación sistemática de los elementos que constituyeron su lengua en el periodo antiguo. A ello se añadió un estudio igualmente sistemático y comparativo de los sistemas fonéticos y gramaticales de las lenguas europeas. Todo eso condujo a conclusiones muy concretas sobre la existencia de una fonética y una gramática que debió tener la lengua común a todas (el llamado protoindoeuropeo) y apuntaba hacia el momento en que la lengua se fragmentó, dando lugar a otras bien diferenciadas (por ejemplo, hacia el 2000 a.C. el griego, el hitita y el sánscrito eran idiomas distintos, pero las diferencias que mostraban entre sí, prueban que la lengua madre tenía que existir hacia el 3000 a.C., es decir, un milenio antes). Cuando se descifraron los textos hititas (identificados como indoeuropeos hacia el 1915) y en la última década del siglo XIX se descubrió el tocario (indoeuropeo que se hablaba en la edad media en el Turkestán chino), se añadieron datos nuevos sobre la evolución de la familia, así como también sobre las características del indoeuropeo.

La lingüística comparada estableció una serie de principios básicos al trabajar sobre el antiguo indoeuropeo. Entre los más importantes están las leyes de Grimm y Verner que establecieron la correspondencia fonética entre los fonemas de las lenguas que se relacionan entre sí, lo que supone que un determinado sonido se comporta siempre de la misma manera bajo idénticas condiciones en cualquier lengua del mismo grupo. De acueræo c?n e?lo,?en ?ierôas - fa?ilics i?doe?rop?as :alb?na,†arm?nia? in?oir?nia, es?ava?y en pa?te ?e lá âált?ca—?un ?one?a q}e s? pr?sup?ne ðert?nec»ente al pro?oin?oeu?ope? /k/? s? co?vierte gn las s?bil?nte{ /<¯ >s/? El?eje?plo*más?divwlga?o dm es?a ?regla e? el?del cam?io ?ue

óe o?ser?a d? la•pal=bra 'ci?nto? quå en?latín s? ?scr?be ?I>cmntu?), mientras q?e e? el† a6ést?co ?a p?labòa e? sat=m, ?o que aôest?gua el ?aso de ¼I>k?/I>(a s. Por e?o las l?ngu?s i?doe?rop?as ?e han c?asiîicalo b?en ?or perten?cer?a l? ra?a oãcid?nta? (d?l ce?tum?/I>?, o?bien a ?a o?iental ?del sa?em)? No?obs?ant?, muchos li?güi?tas?no acep?aroî es? criter?o p?ra ? di?idiz la?fam?lia?en fos ?ama? porque?ello si?nif?cab? qum la fra?men?aci?n s? ?abí? produc»do ?n é?ocaû muy te?pra?as ? adgmás€ po?que? au? si?ndo(un ?asgo de gzan ?nterés,?no es e? ún?co ?lem?nto?dec?siv? quå difere?cia?en ?os ?ama? el† gúupo indoeur?peo?

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Historia La familia indoeuropea fue identificada como tal por Sir William Jones en el siglo XVIII tras estudiar la lengua sánscrita y comprobar su similitud con la latina y griega, no sólo en su vocabulario sino también en su sistema gramatical e inflexiones. Jones concluyó que las tres lenguas tenían un solo antepasado común, del cual surgieron también las lenguas germánicas y celtas. Al hilo de esta conclusión se llegó a otra y era que los grupos eslavo y báltico también pertenecían a esta familia, junto con el armenio y albanés. Posteriormente, las extintas tocaria e hitita también se incluyeron dentro de esta familia. El término indo-hitita es usado por estudiosos que piensan que el hitita y las demás lenguas anatolias no son simplemente una rama de la familia indoeuropea sino una rama que junto con la indoeuropea formaría la indo-hitita.

Respecto a la ubicación original de los pueblos indoeuropeos muchos sostienen que proceden del nordeste del Mar Negro, lo que facilitó su adentramiento en los Balcanes y en Anatolia hacia el oeste y luego a Irán y la India hacia el este y el sur, hacia mediados del primer milenio a. C. No obstante, se han propuesto otras zonas de origen como la Europa central, los Balcanes y la Europa septentrional e incluso el círculo polar. Posteriormente se ha hablado de la región del Cáucaso como cuna de los indoeuropeos.

En los tiempos prehistóricos la mayor parte de las ramas indoeuropeas fueron traídas a territorios ocupados por hablantes de lenguas no indoeuropeas, siendo razonable pensar que esas lengua tuvieron que ejercer alguna influencia en los recién llegados. En cuanto al léxico esto es demostrable en hitita y griego, por lo menos. Lo que no está tan claro es si esas lenguas no indoeuropeas modificaron los sonidos y la gramática de las lenguas indoeuropeas que las reemplazaron. Tal vez el mejor caso es la India, donde ciertas características gramaticales compartidas por las lenguas indoeuropeas y dravídicas indican que la influencia fue de las dravídicas a las indoeuropeas en vez de al contrario. Pero para la mayoría de las ramas de lenguas indoeuropeas es casi imposible demostrar una conexión de sonidos y gramática a causa de la ignorancia que tenemos de las lenguas no indoeuropeas con las que estuvieron en contacto.

Consideraciones lingüísticas, históricas y geográficas indican que los hablantes de proto-indoeuropeo eran una población relativamente pequeña y homogénea de Eurasia que hacia el 4.000 a. C. experimentó una importante expansión y fragmentación. Algunos eruditos creen que los indoeuropeos eran portadores de la cultura de los kurgan del Mar Negro, del Cáucaso y del oeste de los Urales. Una relación remota entre el indoeuropeo y las lenguas urálicas no es imposible y geográficamente ambas familias compartieron en su momento lugares contiguos; también léxicamente hay fuertes parecidos en varias palabras básicas o partes de palabras, incluyendo pronombres personales, demostrativos, interrogativos y relativos, terminaciones de verbos y palabras como 'agua' y 'nombre', además de la terminación del acusativo -m. Tipológicamente ambas familias son similares: ambas tienen muchos sufijos y pocos o ningún prefijo o infijo. Pero estos parecidos son demasiado escasos para permitir establecer la reconstrucción de un supuesto indo-urálico. Si alguna vez estuvieron unidas ambas familias hubieron de separarse hace miles de años, antes de la diversificación del proto-indoeuropeo. Si el indoeuropeo está relacionado con otras familias, como la afroasiática o la kartvelia, tuvo que diverger de ellas antes que de la urálica, pues las similitudes son aún menores.

Datos La familia de lenguas indoeuropea es una de las más extendidas geográficamente e incluye a la mayor parte de las lenguas europeas pero también se extiende por Irán, Afganistán y el subcontinente índico, tal como muestra el mapa inferior. Aunque esta familia comprende solamente unas 140 lenguas, sin embargo es hablada por unos 2.500 millones de personas en todo el mundo. Las 11 ramas de esta familia varían grandemente en número de lenguas y número de hablantes. Dos de las ramas, anatolia y tocaria, están extinguidas. En la antigüedad varias lenguas anatolias fueron habladas en lo que hoy es Turquía, mientras que las lenguas tocarias se hablaron en China occidental. El armenio y el albanés, aunque lenguas solas, son ramas en sí mismas de la familia

indoeuropea. El armenio tiene unos 5 millones de hablantes, la mayor parte de ellos en Armenia, pero muchos también esparcidos por todo el mundo. El albanés se habla en Albania y en regiones aledañas de Bosnia-Herzegovina y Grecia por unos 4 millones de hablantes; está compuesto de dos dialectos el guego y el tosco, que no son inteligibles entre sí, estando el albanés normativo basado en el dialecto tosco. El griego se habla en Grecia por unos 10 millones de personas, habiendo un dialecto, el tsaconio, hablado en la costa oriental del Peloponeso por unas 10.000 personas, que es la continuación del dialecto de la antigua Esparta. Las lenguas célticas están radicadas en Irlanda, Gran Bretaña y la costa noroccidental de Francia, aunque en su día estuvieron extendidas por toda Europa y hasta Asia Menor. El bretón se habla en la Bretaña francesa por más de medio millón de personas, aunque su uso no es estimulado por la Administración francesa. El uso del gaélico irlandés sí es motivado por el Gobierno irlandés, aunque el número de hablantes se reduce constantemente. El galés se habla en Gales, con unos 750.000 hablantes. En Escocia se mantiene, aunque en dismución progresiva, el gaélico escocés. De todas las lenguas célticas existentes hay muy pocos hablantes que sean monolingües. Antiguamente se hablaron en la península italiana un cierto número de lenguas itálicas, pero todas, menos el latín, se extinguieron. Las descendientes del latín se conocen colectivamente como lenguas romances, una rama compuesta de unas 20 lenguas pero hablada por unos 900 millones de personas como lengua materna y otros 300 millones como segunda lengua. De ellas el castellano o español es la más hablada, siguiéndole el portugués, francés, italiano, rumano, provenzal, catalán, gallego y sardo. La rama germánica es hablada por unos 600 millones de personas, siendo el inglés la más hablada de todas ellas y también la más hablada del mundo como segunda lengua. Otras importantes lenguas germánicas son el alemán, el holandés, el sueco, el danés, noruego, yiddish, afrikáans e islandés. El yiddish se ha desarrollado a partir del alemán y el afrikáans del holandés. Aunque se consideran lenguas separadas, el sueco, el noruego y el danés son mutuamente inteligibles. Las ramas báltica y eslava a veces se agrupan en una sola denominada balto-eslava, aunque nosotros preferimos distinguirlas. Sólo dos lenguas bálticas sobreviven actualmente: la lituana con 3 millones de hablantes y la letona con 2 millones. La rama eslava comprende una docena de lenguas habladas por unos 290 millones de hablantes, siendo la rusa la más numerosa, pero también son importantes la ucraniana, la polaca, serbocroata, checa-eslovaca, bielorrusa, búlgara, eslovena y macedonia. La rama más numerosa de lenguas de la familia indoeuropea es la indo-irania, extendida por Irán, Afganistán, Pakistán, India, Nepal, Bangladés y Sri Lanka. En total cuenta con unos 750 millones de hablantes. También encuadrada en esta rama está la lengua romaní, la lengua de los gitanos, subdividida en un gran número de dialectos ininteligibles entre sí. En Irán, se habla farsi (que se extiende por Afganistán) con 20 millones de hablantes, pero también mazanderani, 2 millones, y kurdo, 5 millones, hablado también en Turquía e Iraq. Hay 13 millones de hablantes en pashto diseminados por Afganistán y Pakistán. De las lenguas índicas la más numerosa es hindi-urdu, con 200 millones de hablantes como primera lengua y varios millones más como segunda lengua, siendo hablada en el norte de la India y Pakistán. Sindhi, con 7 millones, también se divide entre India y Pakistán. Landa, 15 millones, y baluchi, 2 millones, se hablan en Pakistán fundamentalmente. Nepalí, 10 millones, se habla en Nepal y sinhala, 10 millones, en Sri Lanka. Otras lenguas importantes hablada sen la India son: Awadhi, 55 millones, marathi, 45 millones, punjabi, 40 millones, bihari, 30 millones, gujarati, 30 millones, oriya, 20 millones, marwari, 13 millones, cachemiro, 3 millones, bhili, 3 millones, pahari, 2 millones, banjari, 2 millones, garhwali, 1 millón y kumauni, 1 millón.

Dialectos

No hay acuerdo sobre la manera y fecha en la que la lengua indoeuropea comenzó a ramificarse. Lo más que se puede hacer es estimar el grado de diferencia entre las lenguas en cuestión teniendo en cuenta todo lo que sabemos sobre ellas y después comparar esta estimación con los niveles de diferencia dentro de familias de lenguas, como la romance, cuyo actual tiempo de divergencia es aproximadamente conocido. Usando este método se puede concluir que las lenguas indoeuropeas más antiguas, anatolia, indo-irania y griega, se deben haber desgajado, como lenguas separadas de la lengua madre, antes del 3.000 a. C. pero la primera separación no debe haber sido antes del 4.500 a. C. Una vez que los dialectos se diferenciaron lo suficiente para ser lenguas separadas, hacia el 2.500 a. C. en la mayoría de los casos, cada uno siguió su propio camino y si hay armonía en sus desarrollos ello se debe a los préstamos a través de las fronteras lingüísticas. Este es el caso de la notable convergencia entre el griego moderno, el albanés, el rumano y las lenguas eslavas meridionales. Según el orden cronológico a las distintas ramas de las lenguas indoeuropeas podríamos clasificarlas de esta manera: • Segundo milenio antes de Cristo: 1. Anatolia 2. Indo-irania 3. Helénica • Primer milenio antes de Cristo:

1. Itálica 2. Céltica • Primer milenio después de Cristo: 1. Germánica 2. Armenia 3. Tocaria 4. Báltica 5. Eslava 6. Albanesa Aunque la anterior es una clasificación ampliamente aceptada por los lingüistas, existe, no obstante, otra clasificación según la cual la familia sería en realidad la indo-hitita, con dos ramas: la anatolia y la indoeuropea, constando la indoeuropea de 10 ramas a su vez: armenia, tocaria, indo-irania, albanesa o ilírica, griega o helénica, itálica, céltica, germánica, báltica y eslava.

4 Artículo - Lenguas caucásicas Lenguas caucásicas Lenguas caucásicas, agrupación de índole geográfica de unas veinticuatro lenguas troncales, sin parentesco comprobado, que se hablan en la región de Caucasia. Esta área aglutina una de las mayores concentraciones de lenguas que existen en el mundo: una sola familia, la caucásica, está constituida por unos cuarenta idiomas, hablados por una población estimada de seis millones de personas. Se suelen distinguir en tres grandes grupos: el noroccidental o abjasio-adigué, el nororiental o lenguas del Daguestán (que pudiera tener el mismo tronco que el anterior), y el meridional, al que además del georgiano, lengua de Georgia e igualmente utilizado en zonas vecinas, pertenecen también el mingreliano, el svan y el chane. Las lenguas del Cáucaso parece que son del llamado tipo aglutinante y muestran cierta forma de flexión, pero los tres grupos varían notablemente entre sí en su gramática y en su morfología. En general, se caracterizan por las combinaciones de consonantes, concretamente de las guturales y las sibilantes, lo que las hace muy difíciles de pronunciar. Microsoft ® Encarta ® Biblioteca de Consulta 2003. © 1993-2002 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos. 5 Artículo - Lenguas urálicas Lenguas urálicas Lenguas urálicas, familia integrada por más de 20 lenguas que hablan varios pueblos asentados al norte de los continentes europeo y asiático en una extensa área. Se suele dividir en dos subgrupos que mantienen relaciones fácilmente demostrables: el ugrofinés y las lenguas samoyédicas propias de los samoyedos. Sin embargo, otra escuela lingüística prefiere dividir las lenguas urálicas en tres grupos: el fínés, el ugro y el samoyedo. El primero comprende el estón, finlandés o finés propiamente dicho, carelio, livonio (no confundir con el dialecto letón que a veces recibe el mismo nombre), veps, cheremiso, mordvino, votiak, zirioo ziriano y lapón (o lenguas saami). El grupo ugro comprende el húngaro, ostiako y vogul. Las lenguas del grupo samoyedo se hablan al noroeste de Siberia. Existe otra familia de lenguas que se habla al norte de Europa y de Asia, la altaica, que a veces se ha vinculado con la familia urálica y se ha denominado al conjunto familia uralo-altaica. Sin embargo, las investigaciones más recientes han demostrado que no hay posibilidad lingüística que demuestre su pertenencia a un

tronco común y por tanto son dos familias diferentes sin más vínculo que su localización geográfica. Microsoft ® Encarta ® Biblioteca de Consulta 2003. © 1993-2002 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos. 6 Artículo - Lenguas altaicas Lenguas altaicas Lenguas altaicas, familia de unas cuarenta lenguas, que hablan en torno a 75 millones de personas, que se extiende en el área desde Turquía, por el oeste, hasta el mar de Ojotsk en el este. Está formada por otros tres grupos o subfamilias: túrquica, mongólica y manchú-tungus. Dentro del grupo túrquico, la lengua más importante es el turco u osmanlí, que hablan unos 45 millones de personas en Turquía y áreas de los Balcanes. Otras lenguas del mismo grupo son el azerí (hablado en Azerbaiyán y el noroeste de Irán), el kazako (en Kazajstán), el uzbeko (en Uzbekistán), el turcomano (en Turkmenistán), el kirguiz (en Kirguizistán), el tártaro (en algunas zonas de Turquía, de los Balcanes, de la Federación Rusa y de China), el uigur (Región autónoma uigur del Xinjiang, perteneciente a China), y el yakuto (en el noreste de Siberia). Al grupo mongólico pertenecen el buriato (de la Siberia oriental), el kalmuko de la Región Autónoma de Kalmuk y la lengua más hablada del grupo, el mongol (en la República de Mongolia y en la fronteriza Región Autónoma de Mongolia, en China). Entre el grupo manchú-tungus destaca el manchú, hablado en la región china de Dongbei Pingyuan (Manchuria), que contó con un gran número de hablantes y fue lengua franca entre China y el resto del mundo durante unos 200 años, pero que en la actualidad prácticamente ha desaparecido. Otras lenguas del mismo grupo son el evenki (en zonas de China y de la Federación Rusa), el lamuto (en el entorno del mar de Ojotsk) y el tungus (en la Siberia oriental). Los testimonios lingüísticos de las lenguas altaicas datan del siglo VIII d.C. y existen pruebas de que usaron varios sistemas de escritura, de los que el turco fue uno de los primeros. Las lenguas altaicas se caracterizan, en general, por pertenecer al tipo aglutinante, o de acumulación de sufijos, y por la armonía vocálica (es decir, porque sólo pueden aparecer en una misma palabra vocales del mismo tono); las vocales de los sufijos se alteran para que concuerden en tono con la vocal de la raíz. Estas lenguas carecen de género gramatical, artículos y preposiciones. Poseen una gran variedad de vocales, pero un repertorio de consonantes relativamente escaso. Algunas investigaciones agrupan las lenguas altaicas junto a las lenguas urálicas, dentro de una clasificación muy amplia, la ural-altaica, pero investigaciones recientes consideran que cada vez existen menos pruebas que lo apoyen.

Algunos pueblos que hablaron lenguas altaicas han tenido importante trascendencia histórica, por ejemplo los hunos y los mongoles, nómadas que invadieron Europa entre los siglos IV y XIII d.C., y los manchúes de la dinastía Qing que rigió China desde 1644 hasta 1912. Desde el siglo VIII, el turco ha empleado varios alfabetos. El mongol escrito ya existía en el siglo XII. Desde la I Guerra Mundial, las lenguas altaicas han sufrido cambios muy significativos, consecuencia de la necesidad de modernización por acomodarse a los cambios políticos y por una política de alfabetización creciente. Estos cambios han sido particularmente notables en el turco, que ha desarrollado una nueva lengua literaria, basada en la lengua nacional que ya existía anteriormente. Microsoft ® Encarta ® Biblioteca de Consulta 2003. © 1993-2002 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos. 7 Familia Dravídica

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Historia Parece ser que esta familia lingüística hizo su aparición en el norte de la India hacia el quinto o cuarto milenio a. C. Su procedencia no está del todo aclarada, aunque hay quien afirma una conexión entre la familia dravídica y la urálica. Al echar un vistazo a un mapa se aprecia que la geografía del subcontinente índico se puede dividir, lingüísticamente hablando, en dos zonas bien diferenciadas: la septentrional para la familia indoaria y la meridional para la dravídica. Sin embargo, esto no fue siempre así; hacia el tercer y segundo milenio a. C. ambas familias coexistieron en el norte de la India, aunque con pérdida progresiva de territorio por parte de la familia dravídica en favor de la indoaria.

La literatura dravídica es muy rica y por medio de ella podemos conocer la cultura y la historia dravídica e índica: religión, arte, filosofía, etc. Tres de los más grandes filósofos de la India, Ramajuna, Madhvacharya y Sankaracharya, elaboradores de los sistemas visista advaita, dvaita, y advaita respectivamente, vivieron en el sur de la India, hablando lenguas dravídicas y escribiendo en sánscrito. Instituciones religiosas como el movimiento bhakti, la escuela de Saiva Siddhanta y Virasaivism, hunde sus raíces en el Sur de la India y, por lo tanto, en la cultura dravídica. También la música karnática, distinta de la música indostánica, se origina en el sur de la India, siendo sus letras compuestas en telugu, tamil, kannada y sánscrito. Pero la influencia de las lenguas y cultura dravídicas ha ido más allá del sur de la India; durante la

dinastía pallava (275-500 d. C.), que era una dinastía tamil, el sistema de escritura pallava se difundió por el oriente, siendo la base de otros sistemas de escritura del Sudeste asiático: Myanmar, Tailandia, Laos, Camboya, Malasia, Indonesia, Célebes y Filipinas. Aunque las lenguas dravídicas han estado centradas en una zona muy definida, eso no significa que han permanecido aisladas de otras familias: al contrario, han recibido y ejercido influencia de y sobre el grupo indoario de la familia indoeuropea, del grupo munda de la familia austroasiática y de la familia sino-tibetana. Durante los primeros siglos de nuestra era, los comerciantes romanos viajaron hasta las costas tamiles para comprar especias, artesanía y otros objetos de lujo. después el esparcimiento del Islam en el período medieval trajo lenguas administrativas como el árabe y el persa. Luego llegaría la influencia británica hacia mediados del siglo XVIII. Por lo tanto, el comercio y la colonización han hecho que las lenguas dravídicas, especialmente el tamil, hayan alcanzado un radio de influencia más allá de su esfera tradicional: Myanmar, Sudáfrica, Fiyi e islas del Caribe.

Datos El conocido refrán que afirma que las apariencias engañan es perfectamente aplicable a la familia dravídica de lenguas. Si nos guiamos por su diseminación geográfica nos damos cuenta de que ocupa una zona muy restringida, pero si prestamos atención al número de hablantes que tiene hallamos que es una de las más numerosas del mundo, la cuarta o la quinta, para ser más exactos. Esta familia se compone de unas 23 lenguas divididas en 4 grupos y centradas la mayoría en el sur y centro de la India, aunque también se extienden por partes de Nepal, Bangladés, Pakistán y Sri Lanka, aunque alguna de ellas, como el tamil, también se habla en lugares tan dispares como Indonesia, Malasia, Martinica, Mauricio, Myanmar, Singapur, Trinidad y Sudáfrica. En total las hablan unos 165 millones de personas, ocupando la telugu la primera posición en cuanto a número de hablantes con unos 53 millones de personas, y tras ellas están la tamil con 45 millones, la kannada con 28 millones, la malayalam con 28 millones, la gondi con 2,5 millones, la tulu con 1,5 millones y la kurux con casi 1,5 millones. La única lengua dravídica que se habla totalmente fuera de la India es la brahui, hablada en Pakistán por 750.000 personas.

Dialectos La familia dravídica se compone, como ya hemos dicho, de 4 grupos lingüísticos: septentrional, central, meridional-central y meridional. Es posible que a algunos de esos grupos haya que añadirle nuevos nombres, pues a veces resulta difícil decidir si se trata de lenguas independientes o simplemente son dialectos de las ya conocidas; por ejemplo, en el grupo meridional habría que tener en cuenta al bellari, burgundi, kaikudi, koraga, korava, kuruba, sholega, yerava y yerukula; del mismo modo en el grupo meridional-central estarían el awe, indu y savara.

Escritura Los grandes sistemas de escritura usados hoy para escribir las lenguas dravídicas son el kannada, telugu, malayalam y tamil. Todos son fonéticos y se escriben de izquierda a derecha. Históricamente derivan de un prototipo de la escritura brahmi, usada alrededor en la India hacia el 250 d. C. para escribir pali (lengua indoaria) como medio de difundir el budismo, en el tiempo del Emperador Asoka. El brahmi también es el antecesor de los sistemas de escritura usados en el norte de la India hasta el día de hoy, como el devanagari (usado para el sánscrito, hindi, nepalí y marathi), bengalí (usado para el bengalí y asamés), sinhala (usado para la lengua sinhala de Sri Lanka), así como el tibetano y muchas escrituras del sudeste asiático, tales como el birmano, thai, lao y jmer. Parece ser que el antecesor del brahmi y del jaroshti, el otro gran sistema de escritura índico, es el fenicio a través del arameo; pero hay una diferencia entre esos sistemas semíticos y los hindúes: mientras los primeros no escriben las vocales, los inventores del brahmi introdujeron un nuevo método de transcribir consonantes y vocales de forma precisa. Para ello no reflejaron los fonemas vocálicos y consonánticos de manera independiente, como en el griego, ni inventaron puntos diacríticos, como posteriormente se hizo para muchas escrituras semíticas, sino que adoptaron la idea de escribir cada sílaba consonante-vocal como una unidad indisoluble, llamada en sánscrito aksara. Esta característica es dominante en los grandes sistemas de escritura del sur y el sudeste Asiático. Con el paso del tiempo el brahmi tomaría una variedad de formas en el subcontinente índico. Entre las variedades del sur estarían el kadamba y el chalukya, usados desde el siglo V al VII d. C. Tras el siglo X esas dos variantes se unen en una forma homogénea, dando lugar al kannada antiguo, que fue usado por toda la península índica, en las zonas donde hoy se habla kannada y telugu.

Hacia el siglo XVI , este sistema de escritura se diversifica en los silabarios kannada y telugu actuales. Otra línea de desarrollo se refleja en las escrituras pallava y chera datadas entre los siglos V y VIII d. C. De esta forma nacería la escritura grantha -"libro" en sánscrito- que predominó en la zona de Madrás. Una forma occidental del grantha es el antecesor del actual malayalam y una forma oriental derivó en el tamil. Una variedad cursiva del tamil es la escritura vatteluttu, usada entre los siglos VIII y XV d. C.

Gramática Tipológicamente las lenguas dravídicas son aglutinantes, habiendo una dicotomía radical entre humano/racional y no humano/irracional. El género se distingue en las lenguas meridionales y sudorientales. Hay dos casos básicos, directo y oblicuo; los casos adicionales se forman por afijos añadidos al caso oblicuo. La primera persona del plural distingue formas inclusivas y exclusivas. Una característica particularmente interesante es la conjugación negativa de tipo urálico. En comparación con sistema fonémico del proto-dravídico, el desarrollo más importante en la vocales es la gradual eliminación del contraste entre la e corta y la e larga y la o corta y la o larga en brahui, como resultado de la influencia de las lenguas indo-arias, iranias o ambas. También la elevación en proto-dravídico de la e y la o a i y u y el descenso de esos sonidos en brahui; asimismo la mezcla de las proto-dravídicas i y u con e y o en las lenguas meridionales delante de una consonante más una vocal. También es digno de mención la aparición de vocales retroflejas en kodagu e irula, la nasalización de vocales en tamil coloquial y los grupos resultantes de consonantes. La metátesis (trasposición de sonidos) y la contracción vocálica produjo grupos de consonantes iniciales en telugu y otras lenguas dravídicas centrales. Entre los desarrollos consonánticos más importantes están la pérdida de c-, un fenómeno típico dravídico meridional que todavía parece estar en proceso, la velarización de c- a k-en las dravídicas septentrionales cuando el sonido es seguido por u, la palatalización del proto-dravídico k- a c- antes de vocales anteriores en tamil, malayalam y telugu y la sustitución de k- en las septentrionales por x antes de a, o y u. Los problemas de acento y entonación están todavía por determinar, siendo el énfasis de la palabra predecible al ocurrir siempre en la sílaba inicial. Las normas de sandhi (cambio de un sonido o sonidos como resultado de sonidos adyacentes) son tan complicados y delicados como en sánscrito. Las grandes clases de palabras son nombres (sustantivos, numerales, pronombres), adjetivos e indeclinables (partículas, enclíticos, adverbios, interjecciones, onomatopeyas y palabras eco). Hay dos clases de números y cuatro sistemas diferentes de género, siendo probablemente el original masculino-no masculino en el singular y humano-no humano en el plural. El pronombre tiene una categoría inclusiva-exclusiva en la primera persona del plural. No hay prefijos ni infijos pero el proceso que prevalece es la sufijación aglutinante. La principal característica de los verbos dravídicos es su perfecta capacidad negativa, es decir, todas las formas verbales positivas tienen su correspondiente contraparte negativa. Los verbos son intransitivos, transitivos y causativos, habiendo también formas activas y pasivas. La principal dicotomía en el tiempo, que probablemente sea original, es pasado-no pasado. El tiempo presente se ha desarrollado posteriormente y de manera independiente en cada lengua o subgrupo. En una frase, aunque sea compleja, sólo ocurren verbos finitos normalmente al final precedidos si es necesario por gerundios. Los gerundios y los participios, así como los verbos-nombres, juegan un importante papel. El elemento determinante siempre precede al determinado, como en tamil pom 'oro' + nakaram 'ciudad' se convierte en ponnakaram 'ciudad de oro'. El orden de la frase se sujeta a ciertas normas básicas pero es relativamente libre. Las lenguas dravídicas fueron receptivas a los préstamos léxico en diferentes niveles. Por ejemplo, entre las lenguas cultivadas la tamil tiene el número más bajo de préstamos indo-arios (del 18 al 25 por ciento), mientras que el porcentaje del malayalam y del telugu es sustancialmente más alto. Las fuentes más importantes de préstamos proceden del sánscrito, pali y prácrito; en tiempos actuales el urdu, portugués e inglés han hecho importantes contribuciones también. Sin embargo, sólo hubo limitados préstamos léxicos entre las lenguas dravídicas entre sí. De todas las lenguas

de esta familia la brahui es la más influida por el indo-ario y el iranio, lo cual es comprensible si tenemos en cuenta que se trata de una isla lingüística en territorio indo-iranio. Por otro lado, la toda es la legua menos influida por ninguna otra. En tamil se está experimentando un notable movimiento purista que busca remover todos los préstamos posibles del sánscrito (aunque no del inglés), actividad que hasta ahora no se producido en las otras lenguas cultivadas dravídicas.

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Artículo - Lenguas chinotibetanas

Lenguas chinotibetanas

Lenguas chinotibetanas, familia compuesta por más de trescientas lenguas que se hablan al norte de la India hasta Taiwan por el este y desde China hasta la

península de Malaca por el sur. Se suelen clasificar en dos grandes subfamilias: la chinítica, integrada por el mandarín, cantonés y las demás lenguas de China

(véase Lengua china); la otra subfamilia es la tibetanobirmana, cuyos miembros más estudiados, son la tibetana y la birmana. Esta subfamilia es muy difícil de

clasificar, dado que está integrada por un mayor número de lenguas que la chinítica, que hablan también un mayor número de grupos étnicos, aunque menor número de personas. La escritura tibetana procede del alfabeto indio que trajeron

los monjes budistas entre los siglos VII y X; es parecido al que emplean las lenguas indoarias. La escritura birmana en su forma inicial procede de las lenguas indias y sus caracteres actuales se configuran con anterioridad al siglo XV. Es muy

frecuente reconocer en la subfamilia tibetanobirmana la existencia de cuatro ramas principales formadas por nueve grupos de lenguas. La procedencia de

estas lenguas (que la lingüística occidental apenas ha estudiado) hay que buscarla en Tíbet, Nepal, Birmania, China occidental y el estado indio de Assam.

Existe una vacilación respecto a la taxonomía general de esta familia, pues se ha hablado de la existencia de la subfamilia taichina que incluiría la rama thai en la

subfamilia chinítica o de una tercera subfamilia, la thai que estaría formada por las lenguas thaís o siamesas, las lao y otras muchas menos conocidas que hablan en

Birmania, Assam, norte de Vietnam y suroeste de China. Sin embargo, las investigaciones más recientes consideran la posibilidad de establecer una relación

entre este conjunto y el formado por las lenguas austroasiáticas.

La familia chinotibetana se caracteriza por dos rasgos fundamentales: por tratarse de lenguas aislantes y por ser tonales. Quizás fuera en sus orígenes aglutinante, es decir que reuniera los distintos elementos gramaticales de las palabras para

formar palabras compuestas, lo cual podría traducirse al español como una frase o una oración. Pero durante siglos, estas lenguas han pasado por una etapa

monosilábica. Las lenguas monosilábicas no emplean las terminaciones de caso, tiempo ni ninguna otra que lleve elementos flexivos. Es más, en una oración cada

palabra expresa un concepto individual. El significado y la sintaxis viene determinado por el orden en que se presentan las palabras en la oración (las

palabras indican la relación gramatical o un determinado aspecto del significado). Las partes de la oración, como los nombres, verbos y adjetivos no se diferencian como en español; así por ejemplo, hay palabras que corresponderían unas veces

a un verbo y otras a un adjetivo. La pérdida de los infijos, prefijos y sufijos, y lo que ellos significan, se suple gracias a otro rasgo característico: la variación de

intensidad y altura en la pronunciación de las palabras, según lo que signifiquen o la función que desempeñen en la oración. Es decir, los matices de significado se

representan por elementos fonológicos: acento y tono, y no por elementos sintácticos ni morfológicos. En casos extremos, como las lenguas que se hablan

en el sureste de China, existen hasta ocho tonos distintos que matizan los significados.

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Familia Paleo-Siberiana

Historia Aunque se usa el término paleo-siberiano (otros prefieren paleo-asiático) ello no quiere decir que estemos hablando de una familia genética, como pueda serlo por ejemplo la urálica, ni siquiera en el sentido que lo es la altaica. Las lenguas paleo-siberianas se definen principalmente en términos negativos: son las lenguas que se hablan en Siberia y que no pertenecen a ninguna de las grandes familias lingüísticas de Siberia, que son tres: altaica, urálica e indoeuropea. Las denominadas lenguas paleo-siberianas no han podido ser relacionadas genéticamente y de hecho una de ellas, la ket, difiere radicalmente de todas las lenguas de Siberia.

Los pueblos que hablan estas lenguas (con excepción de los esquimales y aleutianos que emigraron recientemente desde Norteamérica) son probablemente los remanentes de una población mucho más grande que habló un amplio abanico de lenguas relacionadas con las lenguas supervivientes paleo-siberianas. Por ejemplo, la ket es ahora una lengua aislada, pero en el siglo XVIII había lenguas relacionadas en Siberia, la arin, assan y kott, que se extinguieron en el siglo XIX. Como las lenguas altaicas, urálicas e indoeuropeas son relativamente recientes en Siberia, se sigue que tuvo que haber grupos de población anteriores a los nuevos invasores, contabilizándose a las lenguas paleo-siberianas como lo que queda del antiguo legado lingüístico de esa inmensa región, algo similar a lo que ocurre con el vasco en Europa occidental. Como el término paleo-siberiano no representa filiación genética ni tipológica, hemos de considerar las lenguas y grupos de lenguas que lo determinan. El término engloba dos familias genéticas: la chukotko-kamchatka, es decir las lenguas habladas en la península de Chukotka y Kamtchatka y algunas lenguas aisladas como son la ket, la gilyak o nivj y algunos incluirían entre éstas a la yukagir, si bien hay evidencia de que ésta última puede ser relacionada con las lenguas urálicas.

Una añadidura a lo anterior sería la lengua ainu, aunque su pertenencia a las lenguas asiáticas continentales es controvertida. El hogar de los ainu era la isla de Sajalín, las Kuriles y Hokkaido, la más septentrional de las islas de Japón. Esa zona ha sido largamente disputada por Rusia (o la URSS) y Japón: tras la derrota rusa en la guerra ruso-japonesa de 1905, Rusia cedió la parte meridional de Sajalín a Japón, con la consecuencia de que los ainu ahora estaban bajo soberanía japonesa, en 1945 la parte meridional de Sajalín y también las Kuriles fueron cedidas por Japón a la URSS, época en la que una expedición de lingüistas soviéticos encontró algunos ainus que podían hablar su lengua. Desgraciadamente, aunque el grupo étnico como tal sigue existiendo en Sajalín, no han conservado su lengua. En la isla japonesa de Hokkaido el proceso de asimilación de los hablantes ainu al japonés ha sido muy intenso y la lengua está en franca extinción. Un término raro pero común en la literatura antigua para designar a estas lenguas del extremo norte es el de hiperbóreo.

La familia chukotko-kamtchatka es un pequeño grupo de lenguas genéticamente relacionadas y habladas en las penínsulas de Chukotka y Kamtchatka, en el extremo oriental de Siberia. Otros términos usados para describir a esta familia como Chukchi-Kamtchatka, luoravetlano, chukoto son potencialmente erróneos porque el término luoravetlano nunca ha sido usado como designación por los itelmen y los otros dos términos sugieren una posición única de los chukchi dentro de la familia. El problema de los autónimos para los hablantes de las lenguas chukotko-kamchatka (menos la alyutor y la kerek) ha sido agudo, pues los actuales nombres, chukchi y koriako, no son los nombres con los que esos pueblos se denominan a sí mismos. Si embargo, no hay autónimo nativo con el cual se designe de forma exclusiva y exhaustiva a los chukchi o a los koriakos. Hay un expresión con la cual los chukchi se denominan a sí mismos: 'persona decente', pero desafortunadamente el mismo término lo usan los koriakos para nombrarse a sí mismos. Aparte de este término que no distingue entre chukchis y koriakos, otros sólo se refieren a una parte de los chukchi o una parte de los koriakos, como la expresión 'criadores de renos', que es válida para los chukchi y para los koriakos que se dedican a esa actividad, pero no incluye a los chukchi de la costa. En 1as décadas de 1930 y 1940 los koriakos fueron llamados nymylyan, pero tal palabra que tiene una connotación de asentamiento en su lengua no es apropiada para referirse a los koriakos nómadas.

Datos Alrededor de 20.000 personas hablan lenguas paleo-siberianas.

Dialectos La familia chukotko-kamchatka incluye las lenguas alyutor, itelmen, kerek, koriako y chukchi. Todas estas lenguas tienen gran influencia del ruso y el número de sus hablantes decrece progresivamente. La más vigorosa es la chukchi, con 12.000 hablantes.

La clasificación más asequible de esta familia sería la siguiente: • Septentrional, con la chukchi como principal representante y un grupo denominado koriako

formado por la kerek, koriako y alyutor. • Meridional, con la kamchadal o itelmen como única representante.

De esas lenguas la chukchi y la koriako son las más cercanas entre sí, no habiendo de hecho distinción étnica entre los hablantes de la una y la otra y pudiendo ser contempladas como dialectos de una sola lengua. La itelmen es muy diferente a las otras, tanto en tipología como en vocabulario, pero los intentos de negar su relación genética con las mismas no son convincentes.

Tradicionalmente las lenguas alyutor y kerek han sido consideradas dialectos, la primera del koriako y la segunda del chukchi. Sin embargo, en términos de estructura lingüística alyutor y kerek no son más similares la una al chuchi y la otra al koriako, por lo que se ha sugerido que las cuatro lenguas, chuchi, koriako, alyutor y kerek son dialectos de una sola lengua. Lo que resta de iltelmen es sólo un fragmento de lenguas y dialectos relacionados que fueron hablados en el siglo XVIII, cuando los primeros exploradores rusos, en particular Kracheninnikov, anotaron listas de vocabularios de las lenguas orientales remotas de Siberia. De esas listas se desprende que las variedades llamadas kamchadal, es decir itelmen, estaban genéticamente relacionadas aunque divergentes entre sí. En ese tiempo había probablemente tres lenguas itelmen: septentrional, meridional y occidental. Hoy sobrevive solamente la occidental, habiéndose extinguido las otras dos a finales del siglo XIX o principios del XX.

Escritura Entre 1920 y 1930 cada lengua paleo-siberiana ha tenido escritura basada en el alfabeto cirílico (anteriormente se usó el latino).

Gramática Esta familia se caracteriza por su ergatividad, es decir, el sujeto de una frase transitiva se señala de forma diferente al sujeto de una intransitiva y también por su aglutinación y complejas categorías verbales. Otra característica de esta familia de lenguas es lo que se denomina incorporación, es decir, un proceso por el que una palabra (normalmente un verbo) forma un compuesto con su predicado y lo modifica pero retiene su función original en la frase, de manera que ello resulta en la creación largas y complejas palabras. Por ejemplo una frase como 'Vamos a bailar toda la noche' se convierte en chukchi en una sola palabra compuesta. Estas características también son propias de la familia esquimal-aleutiana.

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Familias Austroindicas

Lenguas Austricas

Complejo de lenguas áustricas

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Historia

Datos

Dialectos El complejo áustrico de lenguas es un controversial grupo compuesto de cuatro familias: • hmong-mien (miao-yao) • austroasiático, • tai-kadai y • austronésico. En total este complejo de lenguas contiene unas 1.200 lenguas con un total de 300 millones de hablantes. • Las lenguas hmong-mien se hablan en "islas" lingüísticas esparcidas por el sur de China

(principalmente la provincia de Guizhou) y las regiones septentrionales de Vietnam, Laos y Tailandia. La lengua hmong está compuesta de varios dialectos divergentes con al vez 5 millones de hablantes. La lengua mien (yao) tiene 1 millón de hablantes.

• La familia austro-asiática tiene 150 lenguas y 56 millones de hablantes divididos desigualmente

en dos importantes ramas; munda y mon-jmer. Las lenguas munda se hablan en el noreste de la India por 6 millones de personas, siendo las más importantes la santali (4 millones) y la mundari (2 millones). Las lenguas mon-jmer se hablan por el Sudeste asiático, sobre todo Laos, Vietnam y Camboya, aunque también en Tailandia, Birmania, península Malaya y las Islas Nicobar y Andamán. Una de las lenguas mon-jmer ( jasi) se halla en el noreste de la India. Hay unas 140 lenguas mon-jmer con un total de 50 millones de hablantes, si bien sólo el vietnamita y el jmer (camboyano) son bien conocidas.

• La familia tai-kadai tiene unas 60 lenguas que se hablan por unos 50 millones de personas en

Tailandia, Laos, norte de Vietnam, Birmania, sur de China y en la isla de Hainan. Las lenguas mejor conocidas son la thai (siamés) con 30 millones de hablantes y la lao con 17 millones. Otras lenguas tai-kadai importantes son la zhuang (13 millones), tai septentrional (6 millones), tai meridional (4 millones), bouyei (2 millones), shan (2 millones), zhongjia (2 millones), kam (1,5 millones) y li (1 millón).

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Familia Miao-Yao o Hmong-Mien

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Historia Las lenguas de la familia hmong-mien (hmong-mien) son habladas por grupos minoritarios en China y Tailandia quienes han sufrido una larga historia de opresión. Antiguamente se clasificaban estas lenguas como un subgrupo de la sino-tibetana, pero eso es incorrecto. Los hmong-mien fueron un gran componente de las tribus 'man' o bárbaras meridionales que fueron desplazadas hacia el oeste a lo largo del tiempo por los chinos. De hecho el término man es todavía usado para referirse a los yao, cuyo autónimo puede estar relacionado con ese término. Su llegada al sudeste

asiático es relativamente reciente, hace dos siglos más o menos. Hay sustanciales cifras de refugiados que proceden de Laos y se han marchado a países occidentales. Muchos miembros de estos grupos étnicos han sido asimilados, a lo largo de los siglos, por la población han china. Actualmente hay más de 3 millones que ya no hablan las lenguas hmong-mien, aunque son reconocidos como miembros de esas nacionalidades en China. La mayoría de ellos hablan una variedad local o divergente de chino, tal como hakka o cantonés, aunque los bunu hablan la lengua thai zhuang.

Datos El número de hablantes se calcula en unos 5 millones de personas, dispersos principalmente por las zonas montañosas del sur de China. El grupo más grande, los hmong, habita las zonas suroccidentales de las provincias de Guizhou y Guangxi y en áreas limítrofes de Vietnam, Laos y Tailandia. Los yao viven en Guangxi y Hunan y en partes de Laos y Tailandia, con una pequeña población en la isla de Hunan.

El grupo étnico she vive en pequeñas comunidades cerca de la costa de Fujian y Guangdong; si bien la mayor parte de ellos han escogido el chino como lengua materna todavía hay unas pocas comunidades she que preservan su lengua, aunque usen el dialecto chino hakka para comunicarse con los de fuera. La lengua hmong, perteneciente al grupo hmong, se habla en Tailandia y Camboya. Se escribe con diversos sistemas de escritura, incluyendo uno que es una escritura semi-silábica. En las últimas décadas ha habido numerosos refugiados de las guerras en Vietnam y Laos que se han asentado en USA, Australia y Francia. Las dos variedades de lenguas hmong, verde y blanca, se denominan así por el color tradicional de los vestidos de sus mujeres. Lenguas hmong-mien

Nombre Autónimo Otros nombres Población Países

Hmong Meo Occidental

Hmong Mong 4.260.000 Camboya Vietnam Laos Tailandia Birmania refugiados

Central

Hmo 1.400.000 China Oriental

Qoxiong 770.000 China

Bunu

Bunao

287.000 China Paheng

Pathen (Vietnam) 32.000 China

Wunai

7.000 China Kiongnai

1.000 China

Yuno

13.000 China She

Occidental

500 China Oriental

500 China

Mien Mien d.

Iu Mien (Yao) 939.000 China Vietnam Tailandia Laos Birmania refugiados

Niao-jiao d.

89.000 China Vietnam Tailandia Laos Birmania Zaomín d.

83.000

China

Dialectos

La familia hmong-mien puede dividirse en dos grande s ramas: • Hmong o miao, en esta rama están incluidos los siguientes grupos lingüísticos: hmong xiangxi,

hablado en el Hunan occidental en China, hmong blanco o hmong daw, hablado en Taliandia, hmong azul o hmong njua, hablado en Laos y Tailandia, hmong qiangdong, con 1 millón de hablantes en Guizhou, nordeste de Yunnan, Hunan y Guangxi y hmong chuanqiandian o hmong florido, con más de 1 millón de hablantes en el sudoeste de Guizhou y Guangxi, Sichuan, Yunan, partes septentrionales de Vietnam, Tailandia y Laos. Según el censo de 1982 hay más de 5 millones de hablantes hmong solamente en China. La rama hmong tiene una considerable diversidad.

• Mien o yao, representado por varios dialectos hablados por 400.000 personas en Vietnam,

Tailandia y Laos y casi 1 millón en China, de un total de millón y medio que se consideran éticamente mien. Los hablantes mien en China se esparcen por Guangxi, Guangdong, Yunnan, Hunan y Guizhou. La rama mien no tiene tanta diversidad como la hmong.

Escritura

Gramática Todas las variedades de hmong-mien tienen una estructura lingüística típicamente del sudeste asiático, siendo cercanas tipológicamente a las tai. Una diferencia estructural entre las hmong y las mien se puede hallar en el juego de consonantes que cierran una sílaba. La sílabas yao pueden terminar en -m, -n, -ng, -p, -t o -k, pero las hmong sólo en un final simple nasal que es realizado fonéticamente como -ng tras vocales posteriores y como -n tras vocales frontales. En algunos dialectos hmong no hay consonante final ninguna sino simplemente una nasalización de la vocal de la sílaba. Una importante diferencia sintáctica entre hmong y mien es que en hmong el modificador sigue a lo modificado (como en tai) mientras que en yao el modificador precede a lo que modifica (como en chino). Las lenguas hmong-mien son lenguas tonales y el orden de la frase es sujeto, verbo y objeto. La

lengua hmong es muy cercana a las tai-kadai en estructura, lo que indica o bien un estrecho contacto entre ambas o incluso una relación genética. Las características gramaticales de las lenguas hmong-mien son las siguientes: 1. Oclusivas, africadas, fricativas, laterales y nasales muestran contraste aspirado-espirado. 2. Las sílabas finales tienden a ser muy simples en estructura. 3. Todas estas lenguas tienen un relativamente largo número de tonos léxicos, hasta doce en

algunos casos. 4. Los casos son determinados por el orden de la frase, sujeto, verbo, objeto, y partículas

gramaticales. 5. Los adjetivos modificativos, como en las lenguas tai, siempre siguen al nombre que modifican.

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Familia Tai-Kadai

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Historia Las lenguas kam-thai junto con las kadai forman una familia de lenguas denominada thai-kadai.

Datos Lenguas Tai-Kadai Nombre Autónimo Otros nombres Población Países

Kam-Tai Kam Sui

Maonan

38.000 China Sui

Shui 280.000 China Ten

Yanghuang 24.000 China

Mak

Mo 10.000 China Mulam

Mulao 90.000 China

Kam

Dong 1.420.000 China Tai

Septentrional

Puyi (Buyi)

Bouyei 10.800.000 China

Be

Ong Be Lingao 500.000 China Yay

Nhang 50.000 Vietnam China

Saek

25.000 Laos Tailandia

Central

Nung

Nong S. Zhuang 4.000.000 China Vietnam refugiados

Tay

Tho S. Zhuang 2.000.000 Vietnam China refugiados Caolan

60.000 Vietnam China

Sudoccidental

Yongren Tai

20.000 China

Tai Neua

100.000 China Tai Mao

Shan Tayok 350.000 China Birmania

Jamti

70.000 Birmania India Phake

Phakial 5.000 India

Jamyang

300 India Aiton

4.000 India

Shan

Tai Yay 2.400.000 Birmania China Tailandia Khyn

Khuen 120.000 Birmania Laos Tailandia

Yuan

Jam Myang 4.000.000 Tailandia Laos Birmania Ly

Lue 500.000 China Laos Birmania Tailandia refugiados Tai Pong

100.000 China

Tai Dam

Lao Song 400.000 Laos Vietnam Tailandia refugiados Tai Jaw

Tai Don 400.000 Laos Vietnam China

Tai Daeng

200.000 Vietnam Laos Tai (Sam) neua

120.000 Laos Vietnam

Phu Tai

300.000 Laos Tailandia Yo

50.000 Tailandia Laos

Lao/Korat

22.500.000 Tailandia Laos refugiados Vietnam Phuan

80.000 Tailandia

Thai

21.000.000 Tailandia Pak Tay

Thai meridional 5.000.000 Tailandia Birmania Malasia

Kadai

Li Ha d. Qi d.

Bendi d. Meifu d.

Jiamao d.

Hlai

750.000 450.000 179.000 45.000 30.000

52.000 China China China China China China Pupeo

Kabeo Laqua 4.000 Vietnam China

Laha

2.000 Vietnam Khlaphlao

¿500? Vietnam

Gelao

Kelao ¿25.000? China Vietnam Lati

Fula ¿500? Vietnam China

Lajia

Lakkia 8.900 China

Dialectos La familia tai-kadai consiste de tres ramas:

• Tai, cuyo miembro más importante es la lengua thai o siamesa hablada por 25 millones de

personas en Tailandia, tai meridional, hablado por 5 millones de personas y tai septentrional por 5 millones en Tailandia ambas, tai negro o tai dam, hablado en Vietnam, laosiano, 3 millones y shan, hablado por 3 millones en Birmania. Nótese que usamos tai como nombre genérico de la rama mientras que thai lo reservamos para las lenguas específicas de Tailandia.

• Kam-Sui, representada por la lengua dong o kam hablada por 2 millones de personas en el

sudeste de Guizhou, oeste de Hunan y norte de Gunagxi, y la sui en Guizhou y Guangxi y otras pequeñas lenguas, todas ellas habladas en China.

• Kadai, algunas de cuyas lenguas son la li, hablada en la isla de Hainan, la gelao, hablada en el

sudeste de China y en Vietnam, la ong-be, en la isla de Hainan, la laqua, minoritaria en Vietnam y otras.

Escritura Hay dos clases de escritura para escribir las lenguas tai: una derivada del chino, usada para los dialectos centrales y septentrionales; otra procede de fuentes indias y se usa en muchas lenguas del grupo meridional. La basada en el sistema chino, empleada especialmente para escribir canciones, consiste de caracteres chinos y caracteres chinos modificados, parecidos a los antiguos empleados para escribir en Vietnam. La basada en fuentes indias procede del siglo XIII, siendo la inscripción más antigua la de Ramkhamhaeng en Tailandia septentrional, del año 1293 d. C.

El actual alfabeto tai es una forma modificada de la escritura original. Preserva la antigua distinción de sonoras (baja) y sordas (alta) y glotalizadas/aspiradas sordas, distinción que ahora está abandonada pero que deja su huella sobre el tono. Similares tipos de escritura se usan en lao, lü, tai blanco, tai negro y otras lenguas. En shan y ahom se usa otro tipo de escritura india; aunque la forma de las letras difiere grandemente entre ambos, sin embargo a los dos les falta marcar la diferencia entre consonantes altas, medias y bajas y el no tener suficiente número de vocales y marcadores de tono. La escritura shan también existe en una forma aumentada que distingue todas las vocales y los tonos.

Gramática El orden básico de la frase en estas lenguas es sujeto, verbo y objeto y los adjetivos siguen al nombre que modifican. Todas las lenguas tai-kadai son tonales: la thai tiene cinco tonos, la lao seis, mientras que las kam-sui tienen hasta quince y tienden a ser monosilábicas y aislantes. Estas lenguas tienen el orden de la frase sujeto, verbo y predicado. Las lenguas tai-kadai han sido fuertemente influidas por el chino y otras lenguas, pero especialmente por la primera, siendo muy probable que el chino mismo tenga préstamos de las lenguas tai. Los registros históricos chinos muestran que los hablantes tai-kadai estaban asentados muchos más al norte de lo que ahora están, cubriendo grandes porciones del sur de China.

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Familia Austroasiática

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Historia Las lenguas austro-asiáticas incluyen muchas lenguas del territorio continental del sudeste asiático, pareciendo ser autóctonas de esa región. También algunas de estas lenguas están esparcidas por el sudoeste de China, las Islas Nicobar y el este de la India. Hay un acuerdo generalizado al agrupar el núcleo del sudeste asiático en la rama denominada mon-jmer, compuesto de dos lenguas, mon y jmer, con una larga tradición histórica. Algunos eruditos agrupan las lenguas paláungicas y jmuicas en el subgrupo septentrional y las katuicas y bahnáricas en el katuico-bahnárico. El grupo mang, descubierto no hace mucho, forma un subgrupo aparte.

Datos

Dialectos La familia austro-asiática de lenguas está compuesta por los grupos siguientes: • Mon-jmer: hablado en Vietnam, Laos y Camboya, aunque con enclaves en Birmania y Malasia.

Un miembro de este grupo, jasi, se habla en la India. El número de hablantes estimado en mon-jmer depende si el vietnamita se contempla o no como miembro de este grupo; si lo incluimos su número asciende a 70 millones de personas, si lo excluimos a 10 millones.

• Munda, también conocido como kol. Estas lenguas se hablan en los Estados hindúes de Bihar,

Orissa y Madhya Pradesh. Su distribución original debió de ser mucho más amplia y su presencia en el continente precede a la llegada de los arios hacia el tercer o segundo milenio a. C. Hay unos 6 millones de hablantes en una docena de lenguas munda, de las cuales las más importantes son la santali y la mundari.

• Nicobarés, que es hablado por unas 20.000 personas en la Islas Nicobar.

Escritura Hay dos lenguas austroasiáticas, mon y jmer, que poseen su propio sistema de escritura derivados ambos de los silabarios de la India, tal vez del de la dinastía pallava en la India meridional. Ambas lenguas han modificado esos silabarios para adaptarlos a la compleja fonología de sus lenguas.

Juan 3:16 en jmer

Las inscripciones más antiguas proceden del siglo VII d. C., habiendo monumentos en Myanmar (Birmania) y Tailandia que preservado una gran número de inscripciones oficiales en las dos

lenguas. Estos sistemas de escritura han sido usados a su vez por otros pueblos para escribir sus propias lenguas, convirtiéndolos en nuevos sistemas de escritura, tal como ocurre con el tai que procede del jmer y del birmano que procede del mon. Precisamente en este último sistema de

escritura fue como se esparció el budismo teravada por el resto del sudeste asiático.

Juan 3:16 en tai

En Vietnam, que fue provincia china por mil años, se usó la lengua china y la escritura china para fines oficiales, pero con el tiempo (hacia el siglo VIII d. C.) se estableció un sistema llamado

chunom (escritura popular) para escribir vietnamita, que tenía caracteres chinos modificados. Hacia 1650 los misioneros portugueses diseñaron un sistema para el vietnamita basado en sus fonemas teniendo como base el alfabeto romano con ciertos diacríticos para señalar los tonos. Aunque al principio el uso de este alfabeto se redujo a los ambientes cristianos, con el paso del tiempo se

extendió y en 1910 la administración francesa lo escogió para uso oficial. Este es el sistema actual llamado quoc-ngu (lengua nacional) que se enseña y usa en todo Vietnam.

La mayoría de las lenguas austroasiáticas que están puesta por escrito lo están sólo desde hace

un siglo y el índice de alfabetización es muy bajo con pocas excepciones, como la lengua jasi. Existen diccionarios y gramáticas sólo para las lenguas más prominentes y muchas lenguas han

sido descritas sólo parcial y brevemente, habiendo otras que no pasan de ser un mero nombre en el mapa.

Gramática Los sonidos de las lenguas austroasiáticas son muy similares entre sí si exceptuamos a las lenguas vietnamita y munda, que han estado bajo influencia china e india respectivamente. La estructura usual de la palabra austroasiática consiste de una sílaba mayor precedida a veces por una o más sílabas menores. Una sílaba menor tiene una consonante, una vocal menor y opcionalmente una consonante final. La mayoría de las lenguas sólo tienen una posible vocal menor pero algunas tienen una elección de tres (como a, i, o u) e incluso vocales nasales (m o n) y líquidas (l o r) como vocales menores. Las sílabas mayores están compuestas de una o dos consonantes iniciales seguidas de una vocal mayor y una consonante final. Muchas lenguas, como la jmer, mon y bahnar, permiten sílabas mayores sin consonantes finales pero ninguna lengua austroasiática permite combinaciones de dos o más consonantes finales. Las lenguas austroasiáticas suelen tener un sistema de vocales muy extenso pues son normales los sistemas que tienen entre 20 y 25 vocales, habiendo algunos que llegan hasta los 30 y más. En algunas lenguas se hallan las vocales nasales aunque en otras lenguas no ocurren con frecuencia. Se distinguen cuatro niveles de altura en las vocales anteriores, posteriores y centrales. En la variedad de jmer hablada en Surin (Tailandia) se distinguen cinco niveles de altura, más diptongos, todos los cuales pueden ser cortos o largos haciendo un total de 36 vocales mayores. La mayoría de las lenguas austroasiáticas, especialmente jmer, mon, bahnar, kuay y palaung, no

tienen tonos, lo cual no deja de ser sorprendente teniendo en cuenta que las familia lingüísticas vecinas ( tai-kadai, sino-tibetana y hmong-mien [miao-yao], tienen tonos. Las únicas lenguas austroasiáticas que los tienen, como el vietnamita, la rama angkuica y la pakánica, se hablan en la zona septentrional de la familia, habiendo adquirido los tonos independientemente unas de las otras en el curso de su propia historia como resultado del bilingulaismo y el contacto con las familias de lenguas al norte. Muy característico de la familia austroasiática es el contraste entre dos o más series de vocales pronunciadas con diferente calidad de voz llamada registro. Las vocales pueden tener, por ejemplo, un registro entrecortado, chirriante o claro. Esta peculiaridad, que es rara en todo el mundo, se encuentra en las lenguas mon, wa y kuay, que distinguen las vocales entrecortadas de las claras, en las lenguas katuicas, que distinguen las vocales chirriantes de las claras y en la rama peárica, que contiene ambas distinciones. Estos registros tienen una diversidad de orígenes históricos; por ejemplo, en algunas lenguas, como la mon, son una innovación reciente, pero en otras, como las peáricas, son muy antiguas, retrocediendo tal vez hasta la lengua ancestral proto-austroasiática. En cuanto a la morfología las lenguas munda y vietnamita muestran las mayores desviaciones de la norma pues las lenguas munda tienen un complejo sistema de prefijos, infijos y sufijos. Los verbos se declinan por persona, número, tiempo, negación, modo (intensivo, durativo y repetitivo), definición, localización y armonía con el objeto. Por otro lado, el vietnamita apenas tiene morfología. Entre ambos extremos, las otras lenguas austroasiáticas tienen muchas características comunes: 1. Salvo en nicobarés, no hay sufijos. Algunas lenguas tienen enclíticos, que son elementos

adjuntos al final de frases nominales, pero no constituyen sufijos. 2. Los infijos y prefijos son comunes para que sólo la vocal o consonante final de la raíz de una

palabra permanezca intocable. Es raro hallar más de uno o dos afijos asociados a una raíz por lo que el número de sílabas por palabra permanece muy pequeño.

3. El mismo prefijo o infijo puede tener un amplio número de funciones, dependiendo de la clase

de nombre o de verbo al que está asociado. 4. Muchos afijos se hallan sólo en unas pocas formas fosilizadas y muchas veces han perdido su

significado. 5. El lenguaje expresivo y los juegos de palabras se incorporan en una clase especial de palabras

llamadas expresivas. Se trata de una clase distinta de los verbos, adjetivos y adverbios en el sentido de que no pueden ser sometidos a la negación lógica. Describen ruidos, colores, gamas de luces, formas, movimientos, sensaciones, emociones y sentimientos no estéticos.

En la sintaxis las formas posesivas y demostrativas y las frases relativas siguen al nombre; si hay partículas son preposiciones, pero no postposiciones, siendo el orden de la frase sujeto, verbo y objeto. La construcción ergativa (en la que el agente de la acción se expresa no como el sujeto sino como el complemento instrumental del verbo) es bastante común. La lengua munda es totalmente diferente en su sintaxis, siendo su orden sujeto, objeto y verbo, igual que en las lenguas dravídicas de la India. La composición del vocabulario de las lenguas austroasiáticas refleja su historia. Las lenguas mejor conocidas: vietnamita, mon y jmer, proceden de la órbita de grandes civilizaciones y tuvieron préstamos sin restricción; la vietnamita del chino, y la mon y jmer del sánscrito y el pali. Al mismo tiempo, estas lenguas han perdido gran cantidad de su vocabulario original, teniendo que buscar

en la selva o en las montañas a los grupos aislados que retienen su vocabulario bien preservado. No obstante incluso en estos grupos hay otras fuerzas que interactúan; por ejemplo, los nombre de animales están sujetos a numerosos tabúes, evitando pronunciar el nombre normal en determinadas circunstancias, como cazar, cocinar, comer, etc. Esta característica también la poseen algunas lenguas papuanas. En lugar de pronunciar su nombre genuino se usa un apodo seguido de un juego de palabras o un adverbio expresivo describiendo al animal. Con el paso del tiempo el nombre normal se olvida y el apodo se convierte en la palabra usual, que, a su vez, se evita pronunciar teniendo que inventarse otro apodo, repitiéndose así el proceso. También hay tabúes sobre nombres propios, por ejemplo tras la muerte de una persona se evita pronunciar su nombre y todas las palabras que se le parecen, sustituyéndolas por metáforas o circunlocuciones. Estas sustituciones pueden explicar el por qué de tanta diferencia de vocabulario entre lenguas que están estrechamente relacionadas, como las nicobaresas. Nuevas palabras y finos matices de significado se pueden introducir siempre por medio de juegos de palabras y a partir de juegos abiertos-cerrados de formas expresivas. Loa préstamos de lenguas próximas mayoritarias son también comunes.

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Familia Austronésica

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Historia El nombre 'austronésico' deriva del griego y su significado es 'islas meridionales', habiéndose aplicado dicho nombre a la familia de lenguas que es hablada, salvo pocas excepciones, en una zona que abarca las islas situadas entre oriente y occidente, por un lado, y los trópicos al norte y el sub-antártico al sur. La aceptación de una primera división dentro de la familia austronésica entre las lenguas de Formosa o Taiwán y las malayo-polinesias es consistente con los datos arqueológicos que señalan a un proto-austronésico como a la lengua antecesora de todas las lenguas austronésicas y que habría estado situado en Taiwán y sus cercanías hace entre cinco y siete mil años.

Una combinación de los hallazgos lingüísticos y arqueológicos nos permite imaginar el modo de vida de los hablantes del proto-austronésico; se dedicaban a la pesca y a la agricultura, cultivando taro, bananas, caña de azúcar, cocos y posiblemente arroz. También criaban cerdos y posiblemente perros y pollos, aunque no domesticaban ovejas, cabras o ganado. Desarrollaron excelentes artefactos para navegar, dado su entorno marítimo, lo que jugó un gran papel en la diseminación de las lenguas austronésicas. Parece que el origen de las lenguas austronésicas hay que buscarlo en la isla de Taiwán, desde donde se expandió hacia el sur, hacia las Islas Filipinas, lo que originó una diversificación entre las lenguas austronésicas de Taiwán y el resto, conocidas estas últimas como malayo-polinesias. A su vez éstas se dividieron en las malayo-polinesias occidentales y las malayo-polinesias centrales-orientales. Entre las malayo-polinesias occidentales estarían las lenguas de Java, Sumatra, Borneo, Filipinas y Célebes. En algún momento una de estas lenguas -o tal vez las austronésicas de Taiwán- se esparcieron hacia las Islas Marianas, en la Micronesia occidental. Es decir, tomando sólo la gran rama malayo-polinesia, podríamos a grandes rasgos clasificarla en las siguientes categorías: • Occidental, centrada en Indonesia y Filipinas y extendida hasta Madagascar y Micronesia. El

noventa y ocho por ciento de las lenguas austronésicas se hallan en esta categoría. • Oriental, con no más de 2 millones de hablantes que viven en miles de islas esparcidas por

una zona inmensa del Océano Pacífico. Esta rama se subdivide a su vez en las siguientes:

1. Polinesias

2. Melanesias

3. Micronesias

Las veintidós lenguas aborígenes de Taiwán constituyen, pues, el núcleo original de donde se derivan las seis ramas originales de la familia austronésica, mientras que las novecientas lenguas austronésicas fuera de Taiwán pertenecen a una sola rama, la malayo-polinesia.

Datos De las cinco o seis mil lenguas que se hablan hoy en el mundo, unas dos mil se hablan en la zona de Oceanía e Insulindia, perteneciendo, salvo raras excepciones, a tres familias lingüísticas: austronésica, papuana y australiana. La familia austronésica, antiguamente conocida como malayo-polinesia, es posiblemente la más numerosa del mundo, siendo ciertamente la más extendida geográficamente de todas, aparte de la indoeuropea. Los datos que se manejan suponen que un 20 ciento de todas las lenguas del mundo son austronésicas. Se calcula que hay unos 240 millones de personas que hablan lenguas de esta familia.

Dialectos Las lenguas de la familia austronésica son las lenguas aborígenes de Taiwán, las lenguas de Filipinas, la mayor parte de las lenguas de Malasia e Indonesia excepto en la provincia indonesia de Irian Jaya, todas las de Madagascar, muchas lenguas de las costas e islas de Irian Jaya y Papúa-Nueva Guinea y las lenguas de las islas del Pacífico, cubriendo en total una distancia desde Madagascar hasta la isla de Pascua de 15.000 kilómetros. También se hablan en algunos puntos de Vietnam y Camboya. La continuidad geográfica de las lenguas austronésicas se interrumpe masivamente por un inmenso grupo de lenguas papuanas o no-austronésicas, esparcidas en un área desde el este de Indonesia por toda Papúa-Nueva Guinea hacia las Islas Salomón. Se conoce muy poco acerca de la relación genética de esas lenguas no austronésicas con otras y lo único cierto que se sabe es que no constituyen una sola familia.

Las lenguas austronésicas se dividen en dos grandes ramas, estando uno de ellas limitada a la antigua isla de Formosa o Taiwán. • Formosiano que se divide en tres grupos:

• Tsouico, que consiste del tsou y es hablado por unas 500 personas en las montañas de Taiwán.

• Atayálico, formado por el tayal o atayal, con 40.000 hablantes en el norte de la isla y seediq, del cual el taroko es el principal dialecto, con 25.000 hablantes en el norte de Taiwán.

• Paiwánico, que consiste del paiwán con 53.000 hablantes en el sur y suroeste de las

montañas de Taiwán, amis con 130.000 hablantes en la costa este de Taiwán y una docena de lenguas menores.

• Malayo-Polinesio, que fue un término que durante mucho tiempo sirvió para referirse a toda la

familia austronésica y ahora se usa para designar a una de las ramas de esta familia. Esta rama se subdivide así:

• Malayo-polinesio occidental, que incluye un gran número de lenguas entre las que están

algunas de las más numerosas de esta familia. Aquí va una lista no arreglada en términos genéticos sino geográficos de esta rama. En Micronesia, estas tres lenguas pertenecen a este grupo: chamorro, hablado por 73.000 personas de las cuales 60.000 viven en Guam y 13.500 en las islas Marianas septentrionales), palauan o palau (con 15.000 hablantes en Belau, Guam y las Carolinas occidentales) y yapese con 5.000 hablantes en Yap, Islas Carolinas). La posición del yapese en este grupo está cuestionada por muchos ya que nadie ha demostrado su pertenencia al mismo. De hecho algunos estudiosos afirman que pertenece al grupo oceánico de lenguas.

Las lenguas de Filipinas también pertenecen a este grupo e incluyen entre otras al tagalog,

también denominado pilipino, lengua nacional hablada por más de 10 millones de personas que la tienen como lengua materna y un número mayor que la usan como segunda lengua, cebuano, con 12 millones de hablantes, ilocano con más de 5 millones, hiligaynon con más de 4 millones y samar-leyte o waray-waray con más de 2 millones.

Las lenguas de Indonesia, exceptuando Irian Jaya, en la parte occidental de Nueva Guinea

donde se hablan lenguas papuanas, Malasia y Madagascar. La lengua indonesia (bahasa indonesia) tiene más de 7 millones de nativo hablantes y más de 100 que la usan como segunda lengua; su variante el malayo (bahasa malayo) lo hablan más de 17 millones de personas de los cuales 10 millones viven en Indonesia y el resto en Malasia; la javanesa con 70 millones de nativo hablantes, bugis o buginés o bugi, hablado por 3 millones de personas que viven la mayoría en las islas Célebes, madurés, con 9 millones de hablantes, balinés hablado por 3 millones y malgache con 10 millones en la isla de Madagascar, en África.

En el Asia continental además del ya mencionado malayo hay un cierto número de lenguas

austronésicas esparcidas en bolsas lingüísticas que pertenecen a esta rama, entre las cuales está el grupo chámico de lenguas cuyos hablantes viven esparcidos por Vietnam y Camboya. Esta rama de las lenguas austronésicas también incluye los registros escritos más antiguos de la familia atestiguados por las inscripciones chámicas que datan del 829 d. C., las antiguas inscripciones malayas del 683 d. C. y las antiguas javanesas que proceden del siglo IX d. C. Todas estas lenguas fueron escritas en sistemas de escritura prestados de la India.

• Malayo-polinesio central-oriental que se subdivide en dos grupos:

• Central, que incluye varios cientos de singulares lenguas habladas en las Molucas y en

las Islas Sunda.

• Oriental, que se subdivide en dos categorías:

• Halmahera meridional-Nueva Guinea occidental, que incluye unas 45 lenguas

minoritarias habladas en su mayor parte en la costa de Irian Jaya (Indonesia) y en otras partes costeras de Nueva Guinea.

• Oceánico, que contienen 450 lenguas, es decir, la mitad de las lenguas

austronésicas. Este grupo se divide y subdivide en numerosas ramas, estando las más pequeñas de ellas localizadas en la costa de Nueva Guinea e islas adyacentes, en Vanuatu (Nuevas Hébridas) e Islas Lealtad, que están bajo administración de Nueva Caledonia. La rama más importante del grupo oceánico es el oceánico remoto, que cubre la mayor parte de Micronesia y toda Polinesia. Dentro del oceánico remoto se pueden destacar el fiyiano con 290.000 hablantes nativos y otro medio millón que lo hablan como segunda lengua, el rotuman.

Escritura Los documentos escritos más antiguos en lenguas austronésicas son tres inscripciones malayas del sur de Sumatra del siglo VII d. C. En lengua cham, la lengua indianizada del reino de Champa en Vietnam central, tenemos la inscripción más antigua fechada en el año 829 d. C., aunque hay inscripciones sin fechar que pueden ser anteriores. Una inscripción en piedra de Java central está fechada en el 832 d. C. y testifica del alto prestigio del malayo en regiones donde no era lengua nativa. Mucho del material epigráfico en cham y malayo está fuertemente relacionado con el sánscrito y algunas inscripciones de Champa y Sumatra meridional están enteramente en sánscrito. Estas inscripciones están escritas en alguno de los sistemas de escritura hindúes meridionales. Tras la introducción del Islam y antes de finales del siglo XIII la escritura árabe comenzó a usarse para escribir en malayo y algunas otras lenguas de Indonesia occidental. Hacia finales del siglo XX casi todas las lenguas austronésicas se escribían en alfabeto romano, aunque el árabe (llamado jawi en malayo) todavía se usa en ciertos contextos en malayo, acehnés y otras lenguas de Indonesia occidental. Los documentos europeos más antiguos de la familia austronésica son dos cortos vocabularios recopilados por Antonio Pigaffeta, el cronista italiano de la expedición de Magallanes de 1519-22. Algunos barcos holandeses con destino al sudeste asiático insular se detuvieron en Madagascar con el resultado del reconocimiento genético del malgache con el malayo. para el siglo XVII los holandeses en Indonesia y Taiwán y los españoles en las Filipinas y Guam compilaron las primeras descripciones sustanciales de lenguas austronésicas. Hacia principios del siglo XVIII el erudito holandés Hadrian Reland indicó que había una extensión de las lenguas malayas hacia el Pacífico occidental. Tras los viajes del capitán Cook de 1768 a 1780 se estableció la similitud de las lenguas polinesias entre sí y su similitud al malayo, aunque se creía incorrectamente, sobre la base de cuestiones raciales, que las lenguas de Melanesia no estaban relacionadas con la de Polinesia ni con ninguna otra.

Gramática Existen un gran número de préstamos del árabe en las lenguas de Malasia y de Indonesia, sobre todo por la influencia del Islam; también hay préstamos de las lenguas indoarias de la India, sobre todo por el comercio, pero a pesar de tales préstamos las lenguas austronésicas se han mantenido similares en su vocabulario básico.

A pesar de la vasta zona geográfica que cubren, las lenguas austronésicas comparten bastantes características gramaticales; muchas lenguas de esta familia tienen un escaso número de vocales y consonantes, siendo las lenguas polinesias las más económicas de todas. El hawaiano, por ejemplo, sólo tiene 8 consonantes: /w/ /m/ /p/ /l/ /n/ /k/ /h/ más la oclusiva glotal /'/ y 5 vocales: /a/ /e/ /i/ /o/ /u/. Algunos sistemas consonánticos más complejos, situados en Melanesia, son atribuidos a la influencia de las lenguas vecinas no austronésicas. Las sílabas abiertas predominan en esta familia y esa tendencia se advierte en nombre polinesios tales como Ta-hi-ti, Sa-mo-a, Ho-no-lu-lu, u-ke-le-le y a-lo-ha. Las lenguas austronésicas son aglutinantes, es decir, la composición de palabras se forma a partir de la combinación de otras ya existentes, lo que simplifica el trabajo de crear nuevas palabras sin necesidad de préstamos. Esta tendencia se aprecia sobre todo en el malgache, donde la creación de palabras malgaches nativas ha sido preferida a la adquisición de otras prestadas de otras lenguas. Eso supone que las nuevas palabras a veces son muy largas; por ejemplo, zava "ser iluminado" se convierte en fahazavana "iluminación" (faha es un prefijo nominal que expresa el estado) y de ahí fahazavan-tsaina "inteligencia", pues saina es "mente". No obstante, esto no quiere decir que el malgache no tenga préstamos; los tiene, especialmente del bantú, árabe, y posteriormente del francés e inglés. La reduplicación (completa o parcial de una palabra) es un fenómeno muy extendido en las lenguas austronésicas, de ahí otra vez la aparición de palabras muy largas; por ejemplo, en samoano la palabra mata "inmaduro" es reduplicada para convertirse en fa'amatamata "crudo". Esa reduplicación, a veces, se acompaña por un cambio en el sonido inicial del elemento reduplicado. Otra característica de las lenguas austronésicas es la distinción entre posesiones alienables y posesiones inalienables, es decir, posesiones que pueden ser transferidas y las que son intransferibles; en samoano, por ejemplo, "mi brazo" (parte inalienable del cuerpo) se expresa de forma diferente a "mi galleta", posesión que puede pasar al dominio de otro. le masi a a'ue la galleta (posesivo) mía le lima o a'u el brazo (posesivo) mío Hay un amplio número de lenguas austronésicas que hacen un gran uso de construcciones pasivas, llegando a alcanzar, en malgache y maorí, hasta un 70 por ciento en un texto narrativo; es decir, en vez de decir "el pescador pescó el pez", se dice "el pez fue pescado por el pescador". En este sentido existe también el uso de un imperativo pasivo; compárense las siguientes frases: Manaraha ny mpampianatra Sea seguido el profesor Araho ny mpampinatra Sigue al profesor Algunas lenguas austronésicas son ergativas y se discute si el proto-austronésico lo fue también. Otras característica, aunque ya desaparecida, de esta familia de lenguas es la existencia de un sub-sistema de vocabulario dependiendo de la casta social a la que se perteneciera. En Oceanía esto se conoce como "la lenguaje del jefe"; es decir, al hablar a jefes o de jefes la gente usa palabras especiales para "comer", "dormir", "andar","morar", etc. También es posible que sólo los jefes usaran ciertas palabras que eran consideradas sagradas para el hombre corriente. Este vocabulario especial todavía está en vigor en la lengua javanesa, que pertenece al grupo

austronésico occidental. El orden de la frase es verbo, complemento y sujeto en Taiwán, Filipinas y partes adyacentes de Borneo y Célebes; sujeto, verbo y complemento en Indonesia occidental, oriental y Melanesia. Un cierto número de lenguas austronésicas de Nueva Guinea son sujeto, complemento y verbo, como resultado del contacto con las lenguas papuanas. Las lenguas polinesias son verbo, sujeto y objeto, como en Madagascar.

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Familia Australiana

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Historia A finales del siglo XVIII, cuando los europeos llegaron a Australia, había alrededor de 200 lenguas habladas en ese continente. Por lo menos 50 de las misma se han extinguido y 100 están en estado terminal, muy cerca de la extinción. Sólo 50 tienen cierta estabilidad con hablantes que oscilan entre los 6.000 de la lengua del desierto occidental y otras con unos pocos cientos de personas. La distribución de las lenguas es muy tenue a lo largo del continente, con una densidad algo más alta en la Tierra de Arnhem, Queensland septentrional, en Victoria y Nueva Gales del Sur. Menos unas pocas, las demás pueden ser adscritas a una familia australiana; es decir, hubo una lengua proto-australiana y no hay evidencia de conexión con ninguna otra familia de lenguas. La familia se puede sub-divivir en grupos genéticamente comparables, teniendo cada grupo de uno a diez miembros. Algunos estudiosos han sugerido la idea de que las lenguas pama-nyungan y no pama-nyungan proceden todas de un antecesor común denominado proto-australiano, hablado hace miles de años.

Datos La familia australiana de lenguas consiste de unas 200 o 300 lenguas habladas en el continente australiano y antiguamente también en la isla de Tasmania. En la actualidad quedan unas 170 lenguas habladas por unos 30.000 aborígenes de un total de 50.000 nativos que viven en Australia. De esas lenguas 50 no sobrevivirán a la siguiente o a las dos siguientes generaciones, habiendo desaparecido un buen número de lenguas en los dos siglos anteriores. La lengua numéricamente más importante es la del Desierto Occidental, que es hablada en una amplia zona de Australia Occidental por unas 5.000 personas, siguiéndole la kala yagaw ya (mabuiag), hablada por unas 3.000 personas en las Islas del Estrecho de Torres. Las lenguas en el tercio meridional de Australia están en su mayor parte moribundas o ya extinguidas. Las lenguas que mejor se han adaptado a los cambios se encuentran en el Territorio Septentrional y Occidental. Lo mismo que les sucede a las lenguas papuanas de Nueva Guinea no hay ninguna lengua australiana famosa; todas ellas son sólo conocidas por antropólogos y lingüistas especializados en su estudio.

Hay dos lenguas en Australia que no están genéticamente relacionadas ni con las lenguas papuanas ni con las australianas: la tiwi, hablada en la Isla Bathurst y en la Isla Melville y la djingli, hablada en Barkly Tableland, en el norte de Australia.

Dialectos La familia australiana se divide en 28 ramas de lenguas separadas de las cuales 27 están localizadas en Arnhem Land y en el norte de Australia occidental; en el resto de Australia sólo una rama, la Pama-Nyungan, se encuentra.

Escritura Ninguna lengua australiana fue puesta por escrito por los aborígenes, por lo que, tras la llegada de los europeos a finales del siglo XVIII, se hicieron adaptaciones del alfabeto romano para algunas de las principales lenguas.

Gramática Los sistemas de sonido, tanto consonánticos como vocálicos, muestran un sorprendente grado de homogeneidad por todo el continente. Las fricativas y sibilantes son casi desconocidas en las lenguas australianas y si ocurren es debido a cambios fonológicos para mejorar el conjunto típico.

Por ejemplo, una pocas lenguas han aumentado grandemente el sistema de vocales, en algunos casos hasta doce formas. Hay tres números: singular, dual y plural. Los plurales se efectúan muchas veces por reduplicación, pudiendo el numeral 'dos' acompañar al afijo dual. Hay una notable difusión de los marcadores genéticos, a los cuales se añaden términos específicos, por ejemplo en dyirbal el femenino precede al nombre que denota un pájaro, pues los dyirbal creen que las mujeres cuando mueren se convierten en pájaros. En la mayoría de las lenguas hay cinco o seis casos. El sistema de numeración tiene los conceptos de unidad, dualidad, trinidad, pero no hay números más altos que el tres, formándose el plural por declinación. para propósitos cotidianos se usa la numeración en inglés. La mayoría de las lenguas tienen media docena de diferentes conjugaciones distinguidas por criterios fonéticos, no semánticos. Muchas lenguas tienen pasado, presente y futuro. Las lenguas de esta familia presentan un número de características muy interesantes; por ejemplo, hay cadenas de dialectos muy largas que recorren miles de kilómetros. En una cadena de dialectos los dialectos vecinos son muy similares y mutuamente inteligibles, pero los dialectos en los extremos de la cadena son muy diferentes e ininteligibles entre sí. El sistema de sonidos es muy uniforme en su extensión; hay una casi total ausencia de fricativas y africadas. Las oclusivas no muestran contraste sonoro y el sistema de vocales consiste de tres: /i/, /u/ y /a/. El orden usual de la frase es sujeto, complemento y verbo, siguiendo los adjetivos al nombre que modifican, aunque a veces el orden es relativamente libre. Las lenguas australianas son conocidas por tener tabúes lingüísticos, cosa que también tienen algunas lenguas papuanas. En cualquier lengua existen formas de eludir hablar directamente o crudamente de ciertos asuntos: es lo que llamamos circunloquios y eufemismos; pero en las lengua aborígenes de Australia el asunto es más complicado que eso. Por ejemplo, en la lengua dyirbal existían, hasta 1930, dos lenguas separadas: la 'lengua suegra' que era usada en presencia de parientes 'tabú' y la lengua cotidiana, que era usada en las demás situaciones. Los parientes tabúes eran: una persona del sexo opuesto de la familia del cónyuge o primos hermanos del sexo opuesto. Se tenía que usar la lengua 'suegra' cuando el pariente tabú estaba al alcance del oído y lo mismo tenía que hacer el pariente tabú. Aunque la fonología y la gramática de la lengua suegra eran las mismas de la lengua cotidiana, las dos lenguas tenían vocabularios totalmente diferentes. Sin embargo, la lengua suegra tenía sólo una cuarta parte o menos del léxico de la lengua cotidiana, aunque era posible expresar todo lo que la lengua cotidiana podía expresar, siendo esto posible por el hecho de que una palabra en lengua suegra correspondía a muchas palabras en la lengua cotidiana. Los conceptos de unidad, dualidad y triplicidad se cubren por el singular, dual y plural. No hay números en las lenguas aborígenes para significar una cifra más alta que el tres, por lo que se recurre a la numeración en inglés. Algunas palabras de lenguas australianas se han hecho internacionales, como boomerang, canguro y koala.

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Lenguas Papuanas

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Historia Una tercera parte de las lenguas del mundo se hablan en la cuenca del Pacífico y excluyendo Asia y América continental, dicha cuenca contiene aproximadamente 1.500 lenguas que se clasifican en tres grandes familias: austronésica, australiana y papuana. Las lenguas australianas, habladas por los aborígenes de Australia, eran unas 200 a la llegada del hombre blanco, pero desde entonces han declinado hasta 100 en la actualidad y muchas de ellas están en peligro de desaparición. Las lenguas austronésicas forman la familia lingüística más grande del mundo, con más de 600 lenguas esparcidas desde el sudeste asiático hasta la Isla de Pascua y Nueva Zelanda. Con excepción de Australia y la mayor parte de Nueva Guinea y unas pocas islas cercanas, todos los territorios del Pacífico está dominados por las lenguas austronésicas.

Pero cuando hablamos de familia papuana de lenguas el término puede llamar a engaño, pues no

es posible hablar de una familia tal, como por ejemplo cuando hablamos de la familia indoeuropea o de la familia dravídica, pues mientras las lenguas de dichas familias provienen de ancestros comunes, no es posible hablar de una lengua troncal que genéticamente una a las lenguas papuanas. En base a los conocimientos actuales, la "familia" papuana está compuesta por más de 60 diferentes familias de lenguas, cada una de ellas con su propio antecesor común. A pesar de eso y debido a la extensión de este apelativo usaremos aquí esta denominación de familia papuana.

El pueblo de Nueva Guinea es australoide, aunque hay una gran cantidad de variantes locales: los papuanos son de piel oscura, con matices de marrón rojizo a negro y cabello ensortijado o rizado. De hecho, la palabra papúa viene de una palabra malaya que significa 'cabello rizado'. La mayor parte de los grupos papuanos son sedentarios, pero en zonas remotas hay cazadores nómadas. Los sedentarios viven de la agricultura, especialmente batatas y taro, aunque otros lo hacen de la caza y la pesca. Los primeros europeos en llegar a Nueva Guinea lo hicieron en el siglo XVI y el nombre de la isla le fue dado por un navegante español, Ortiz de Retes, que seguramente pensó en el parecido de los nativos con los que él conocía en África.

La palabra clave que define Nueva Guinea es diversidad, lo cual se aprecia inmediatamente en la

gran variedad de costumbres y sistemas sociales representados. Las comunidades de Nueva Guinea son pequeñas, siendo la aldea o el poblado el modelo normal de asentamiento humano; por ejemplo, en Irian Jaya más del noventa por ciento de las comunidades tienen una población inferior a 300 personas y más de la mitad tienen menos de 100 personas cada una. Las excepciones a esta regla son pocas, aunque hay pueblos grandes (de 500 a 1.000 habitantes) entre los iatmul de la cuenca del Sepik y entre los asmat de Irian Jaya. Ante la pequeñez de las comunidades papuanas, la pérdida de algunos hombres puede significar la desaparición de la comunidad, lo que obliga a redefinir las relaciones sociales. Esto se hace de dos maneras muy extendidas entre las comunidades papuanas: la primera es que la pertenencia al clan no se conceptúa estrictamente sobre la base de una descendencia lineal, ya sea patriarcal o matriarcal. Por ejemplo, si un grupo ha sido derrotado en una guerra, los refugiados pueden hallar acogida en otro grupo, siendo con el tiempo integrados en el mismo. Los yimas son un ejemplo de esto que decimos: de los seis grupos que lo conforman sólo uno es autóctono de la tierra que ocupan, el resto son inmigrantes que constituyen la mayoría de la población. La otra forma de redefinir las relaciones sociales es por medio de las alianzas ante las exigencias de la guerra y la importancia de los intercambios y el comercio. Hasta tal punto se valora el intercambio y el comercio que Margaret Mead pone un ejemplo extremo de esto entre los biwat y sus vecinos dimiri; ambos son enemigos irreconciliables pero los biwat le dijeron que no querían matar a todos los dimiri porque si lo hacían no quedarían ollas ni mosquiteras ni espuertas. La razón de la diversidad lingüística de Nueva Guinea, con 1.000 lenguas repartidas en 900.000 Km², es doble: • En primer lugar está la naturaleza del terreno, que está formado por montañas cubiertas de

bosque con precipitaciones abundantes, ríos embravecidos, selva impenetrable y regiones inmensas de pantanos, favoreciendo todo ello las barreras para las comunicaciones humanas.

• Por otro lado, la actitud de los habitantes de la isla hacia sus lenguas facilita aún más la

fragmentación. Los poblados no reconocen ninguna solidaridad con otros poblados de la misma lengua, sino que forman lazos estrechos con aldeas geográficamente más cercanas aunque lingüísticamente sean más distantes. Igual que otros artefactos culturales, la lengua es también un asunto de comercio y ocurre que aldeas situadas entre dos fronteras lingüísticas cambian su lealtad lingüística si ello favorece sus intereses económicos.

Datos Las lenguas papuanas suman 750, lo que hace de Nueva Guinea y sus alrededores la zona más compleja, lingüísticamente hablando, de todo el mundo, si bien hay tres lenguas oficiales en Papúa-Nueva Guinea: tok pisin, hiri motu e inglés y una en Irian Jaya: el malayo, denominado bahasa indonesio. Ya hemos dicho que esas 750 lenguas se agrupan en unas 60 familias, habiendo una docena de lenguas papuanas que están aisladas, es decir, no tienen relación demostrable con ninguna otra lengua.

Las lenguas papuanas son, con la excepción de las lenguas amerindias de Sudamérica, el grupo de lenguas menos conocido de todos. La zona septentrional del litoral de Nueva Guinea, sobre todo la parte de Irian Jaya, es la zona lingüísticamente más desconocida del mundo, pues de muchas de sus lenguas sólo se tiene una pequeña lista de palabras.

33 Alamblak 3 Boazi 30 Iatmul 6 Magori 18 Siane 9 Angaataha 44 Dani 22 Kalam 2 Marind 12 Tairora 39 Anggor 46 Ekagi 31 Karawari 28 Murik 42 Telefol 35 Arapesh 24 Enga 10 Kâte 41 Mianmin 21 Usan 1 Asmat 27 Fasu 25 Kewa 45 Moni 15 Usarufa (dialecto de Auyana) 36 Au 16 Fore 43 Kemtuk 8 Nasioi 37 Vanimo 14 Awa 13 Gadsup 4 Kiwai 48 Oksapim 23 Wahgi 5 Barai 20 Golin 7 Korafe 26 Podopa 38 Waris 29 Biwa 17 Hua (dialecto de Yagaria) 19 Kuman 11 Selepet 34 Yessan-Mayo 32 Yimas El acontecimiento más importante, lingüísticamente hablando, en la historia de Nueva Guinea fue el establecimiento del Summer Insitute of Linguistics (SIL) hacia mediados de la década de los cincuenta, extendiéndose a Irian Jaya en 1970. La inmensa mayoría de los estudios lingüísticos de las lenguas papuanas provienen de los trabajos de los misioneros del SIL.

Dada la gran fragmentación de lenguas en Nueva Guinea el multilingüismo es un fenómeno natural allí, aunque tal cosa depende en buena medida del tamaño de cada comunidad lingüística. Los pequeños o muy pequeños grupos lingüísticos son mucho más proclives al bilingüismo; por ejemplo, la lengua yelogu, perteneciente a la familia ndu y relacionada con la iatmul, era hablada en 1965 por 73 personas, pero todas ellas eran bilingües y conocían además de la suya la lengua kwoma, que tiene varios miles de hablantes. El mismo caso sucedía con los binumarien de las tierras altas, grupo que había quedado reducido a 117 personas que además de conocer su lengua conocían también tres lenguas aledañas: tairora y gadsup, ambas cercanas lingüísticamente y la no relacionada adzera.

Dialectos Las lenguas papuanas se hablan en las zonas de Nueva Guinea e islas aledañas donde no se hablan las lenguas austronésicas. De hecho, a grosso modo puede decirse que en la zona del Pacífico donde se sitúan las lenguas papuanas hay dos tipos de familias lingüísticas: la austronésica y la no austronésica o papuana.

Las lenguas austronésicas, pertenecientes al grupo oceánico, generalmente están esparcidas a lo largo de la costa y de las islas adyacentes, pero las lenguas papuanas ocupan el resto, es decir, las regiones montañosas interiores; hay unas 200 lenguas austronésicas habladas en Nueva Guinea. Para ser más precisos, las lenguas papuanas se extienden desde el occidente, en las islas de Halmahera, Alor y Pantar (dos islas al occidente de Timor) y regiones montañosas de Timor, hasta el oriente en las islas de Nueva Bretaña, Nueva Irlanda, Bougainville y Nueva Georgia. Pero la gran extensión geográfica y numérica de estas lenguas se lleva la palma en la gran isla de Nueva Guinea, donde ocupan la mayor parte del territorio de esta inmensa isla.

Escritura Las lenguas que se han puesto por escrito lo han sido con el alfabeto romano.

Gramática La mayoría de las lenguas papuanas muestran una extrema complejidad gramatical. Sus verbos reflejan una amplia gama de números y otras características del sujeto y del objeto directo e indirecto. Por ejemplo, en kiwai el verbo ai-ni-mi-bi-du-mo-iauri-ama-ri-go significa 'ellos tres ciertamente nos verán a nosotros dos'. Paralelamente en la lengua monumbo, de la familia torricelli, mbepe1-nge2 tsi3-p4-ing5-em6 puede ser traducido como 'le diste un taro'. Los verbos también indican tiempo, aspecto, modo y la dirección y circunstancias en que la acción designada se realiza, como en gadsup: kùmù-Ë``-nk-Ë``dËd-òn-ték-Ëp- ón-ì-nó-ké, '¿de verdad quiso bajar a por él'?, donde hay varios prefijos y sufijos indicando énfasis, tiempo, dirección e interrogación. Hay básicamente dos tipos de verbos en la mayoría de lenguas papuanas: el que podríamos denominar normal, y que se usa en frases donde sólo una acción se realiza y el especial, donde más de una acción se menciona. Fonológicamente las lenguas papuanas se caracterizan por un simple sistema fonémico. De hecho, la lengua con el sistema fonémico más pequeño del mundo es una lengua papuana, la rotokas de Bougainville, que tiene seis consonantes y cinco vocales. El sistema de vocales papuano típico consiste de cinco vocales: /i, e, a ,o, u/; las consonantes se agrupan en al menos tres lugares de articulación: labial, dental-alveolar y velar, aunque a veces se añade el palatal también. En contraste con las lenguas australianas y austronésicas, las lenguas papuanas generalmente tienen un número diferente de oclusivas y nasales: normalmente sólo dos nasales /m/ y /n/, si bien en la zona del río Sepik se encuentran lenguas con el mismo número de distinciones en el lugar de articulación para oclusivas y nasales. Las lenguas papuanas usualmente tienen una sola líquida. Gramaticalmente las lenguas papuanas se caracterizan por terminar la frase con el verbo, de manera que su orden sería sujeto, predicado, verbo, si bien el orden del sujeto y el predicado puede modificarse. La excepción a esta norma son las lenguas torricelli y las que tienen una

influencia austronésica, pues en ambos grupos el orden es sujeto, verbo y predicado. Morfológicamente el nombre varía de acuerdo al caso; hay una diferencia de género en los nombres en ciertas lenguas, masculino y femenino como en alamblak, aunque en otras hay una docena de clases como en yimas. En cuanto al número se distingue el singular, plural y dual, aunque ciertas distinciones de persona pueden ser neutralizadas, como en la segunda y tercera persona que no se distingue en plural y dual. Las conjugaciones verbales se indican por medio de sufijos. Muchas lenguas papuanas tienen un sistema de géneros y nombres, algunas con más de diez clases. Una idea de la complejidad de las variaciones adjetivales, numerales, demostrativas y de marcadores del sujeto y del objeto nos la da la frase: ame akwum kuvambakwum sumupar amenakwum salikËmba, que significa 'vi a mis dos grandes mujeres' en angoram, lengua de la familia sepik; pero si mujeres, akwum, se cambia por 'flechas', 'jardines' o 'ranas', etc. La frase entera se modifica y no sólo una palabra; si 'flechas' es la que cambia, como ame pwanggli kËpanggli klupar amenakanggli salikËnggliya, pero si se usa 'jardines' se convierte en me konggËmbËr kËvambËr pËlËpar amenkËmbËr salikËmbËra. Muchas lenguas son tonales, con cambios en palabras y sílabas que afectan al significado e las palabras. La interacción del sistema tonal papuano con modelos de énfasis y longitud de sílabas puede ser extremadamente intrincado.

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Familias Americanas

Familia Amerindia

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Historia Antes de la llegada de los europeos al Nuevo Mundo las lenguas amerindias se hablaban desde lo

que hoy es Canadá hasta la punta meridional de Sudamérica. Durante los últimos 500 años muchas de las tribus y lenguas nativas americanas han desaparecido, a veces sin dejar rastro. Hoy en día tres lenguas indoeuropeas ( inglés, español y portugués) son políticamente dominantes de cada país de América y las lenguas nativas tienen una reputación de segunda categoría o incluso algo peor. Es sumamente dudoso que pueda hablarse de una sola familia denominada amerindia. De la misma manera que no existe una familia de lenguas papuana ni una familia caucásica, sino que esos términos sólo hacen referencia a la geografía, así tampoco se puede determinar que, genéticamente hablando, las lenguas de América provengan de un solo origen. En lo que respecta a las lenguas de los lugares que colonizaron los españoles Giovanni Botero publicó en 1.600 un libro titulado La relazioni universali, en el que afirma que con las lenguas guaraní, quechua y náhuatl se podía viajar por todo el Nuevo Mundo. Tal vez estas lenguas eran una especie de linguas francas usadas para la intercomunicación entre las diferentes etnias y pueblos. Se conocen anécdotas sobre las dificultades que encontraron los misioneros al querer aprender las lenguas amerindias. Se dice que los agustinos necesitaban intérpretes durante un año y que luego podían hablar en la lengua indígena. Pero se cuenta también que un fraile portugués, después de recorrer Brasil durante doce años confiesa que no sabe nada aún y declara que va a consultar un Arte para empezar con los nominativos. Hasta el ilustre Padre Vierira, al referirse a las lenguas del interior del país, dice que a veces, a pesar de que ponía el oído contra la boca del "bárbaro", no conseguía distinguir las sílabas o percibir las vocales y consonantes. Estas dificultades fonéticas fueron mencionadas muy a menudo. El padre jesuita Joseph Gumilla dice en su Orinoco ilustrado publicado en Madrid en 1.745 que: "La excesiva velocidad de las lenguas guajiva, chir icoa, otomaca y guaraúna es horrible; causa sudor frío y congoja el no poder prescindir e l oído más lince una sílaba de otra. Es cosa cierta y averiguada que en cada una de las dic has lenguas falta una letra consonantes y no se halla palabra que la requiera; verbigracia, la lengua betoya no ha menester la p; la situfa no necesita la r y así de las demás que se h an reducido a Arte en las Misiones; cosa que ha dado mucho que pensar, sin poder alcanzar el misterio que en ello se encierra." De estos pasajes se aprecia cuán en mantillas estaban en aquel tiempo los conocimientos fonéticos incluso de personas eruditas.

Datos Sólo podemos estimar aproximadamente el número de lenguas supervivientes nativas y su número de hablantes, especialmente en Sudamérica que está peor documentada que Norteamérica o América Central. Se estima que puede haber unas 600 lenguas amerindias supervivientes habladas por un total de 18 millones de personas. Si dividiéramos ese número por el de lenguas obtendríamos una media de 30.000 hablantes por lengua, pero la distribución real de las mismas es muy diferente; sólo 17 lenguas amerindias tienen más de 100.000 hablantes y por sí mismas constituyen el noventa por ciento de la población amerindia. Las restantes lenguas darían una media de 1.400 hablantes por lengua, pero incluso esa cifra es engañosa pues aunque el veinte por ciento de lenguas amerindias se hablan al norte de México, esas 140 lenguas sólo constituyen el dos por ciento de la población amerindia.

Muchas lenguas indias de Norteamérica sólo son habladas por un puñado de personas, normalmente gente mayor, inclinándose los jóvenes hacia el inglés por lo que la extinción de esas lenguas está muy cercana. A pesar del limitado número de hablantes algunas lenguas indias de Norteamérica son bien conocidas por los préstamos que han dado al inglés en lo que se refiere a nombres de lugares; por ejemplo Delaware, Massachusett, Cheyenne, Alabama, Omaha, Dakota, Wichita, Mohave, etc. Otras se han hecho famosas en el mundo entero gracias al cine: comanche, cheroqui, mohawk, etc. De todas las lenguas amerindias la que en la actualidad tiene el mayor número de hablantes es la quechua, con 7 millones de personas que la hablan en Perú, Ecuador, Bolivia y Colombia, seguida por la guaraní, con 3 millones en Paraguay, Brasil y Argentina. Otras lenguas importantes por el número de hablantes serían la aimara (1,5 millones) en Perú y Bolivia, náhuatl (1 millón) o azteca en México y quiché (900.000) en Guatemala.

Dialectos

Escritura Aunque entre los mayas había en uso un sistema de escritura en Mesoamérica cuando los españoles llegaron allí, no era ése el caso en Norteamérica, pues todos los sistemas de escritura usados para escribir las lenguas nativas de Norteamérica son el resultado del estímulo de la escritura europea o han sido inventados por los blancos. Tal vez el sistema más famoso, en ese sentido, es el creado por el indio cheroqui Sequoyah para su lengua nativa. Se trata de un silabario en el que cada símbolo representa una secuencia consonante-vocal. Otros sistemas de escritura, inventados por misioneros, profesores y lingüistas, también han sido silabarios, como el inventado para el cree, el winnebago y algunas lenguas atabascanas septentrionales. No obstante, escrituras alfabéticas también se han usado, adaptadas del alfabeto romano con añadiduras de diacríticos y letras adicionales. A pesar de todo, la política educativa de los blancos no ha estimulado, en términos generales, la alfabetización en las lenguas indias. Una

rica literatura oral de los mitos indios americanos, cuentos y canciones se ha publicado en parte gracias al esfuerzo de lingüistas y antropólogos, existiendo ahora una conciencia creciente de instruir a los nativos para que transcriban sus propias tradiciones, como es el caso de los navajo. En cuanto a Sudamérica no es segura la existencia de un sistema nativo de escritura antes de la llegada de los españoles. Aunque hay dos ejemplos, uno de los kuna en Colombia y otro en Bolivia y Perú, en ambos casos la influencia europea los hace sospechosos. Hay ayudas mnemónicas, mezcla de ideogramas y pictogramas, para recitar textos religiosos en quechua y rituales médicos en kuna, estando en uso todavía este último. Se han hecho esfuerzos para introducir la alfabetización en las lenguas nativas, habiendo algunas ortografías ya desde el siglo XVII ( guaraní, quechua) y para otras los lingüistas han diseñado sistemas de escritura y preparado cartillas en los últimos años.

Gramática Lenguas de Sudamérica La diversidad lingüística es lo que caracteriza a las lenguas amerindias de Sudamérica, gramaticalmente hablando. Las características compartidas reflejan en general la tipología y no la gramática. El mayor número de lenguas son lenguas sufijadoras, como las quechuamarán y la huitoto o usan muchos prefijos y sufijos como las arahuacanas y panoanas. También hay numerosas lenguas que tienen pocos prefijos y sufijos, como las ge, caribe o tupianas y a su vez hay unas pocas que tienen muchos prefijos y más sufijos ( hevero o chébero), habiendo otras, raras, que casi no tienen afijación, como la ona y tewelche. La complejidad de las palabras varía grandemente, pues mientras que en guaraní se componen de tres elementos de media, en piro ( arahuacana) son de seis. En lenguas como las caribe o tupianas, las raíces de las palabras son nominales o verbales y pueden convertirse en otra clase de palabras por afijos derivacionales. En la quechua o en la mapuche muchas raíces de palabras son nominales y verbales. Otras lenguas como la yuracare forman sus palabras por reduplicación, un proceso que no ocurre sistemáticamente en las lenguas tupianas. La composición, esto es, la formación de dos o más palabras para formar otras nuevas está muy extendido, aunque en ocasiones, como en la chon, puede estar casi ausente. Las raíces verbales en las que el objeto nominal está incorporado son también frecuentes. Muchas lenguas son del tipo aglutinante (quechua, panoano, mapuche), es decir, combinan varios elementos de significado distintivo en una sola palabra sin cambiar el elemento. Otras (caribe, tupianas) muestran una moderada cantidad de cambio y fusión de los elementos cuando se combinan en palabras. El género marcado gramaticalmente en los nombres ocurre en guaicuruano y la diferenciación masculino-femenino en los verbos ocurre en arahuacano, huitotoano y tucanoano, si bien las lenguas sin distinción de género son más comunes. El singular y plural de la tercera persona no se distingue obligatoriamente en tupiano y caribe, pero lenguas como yámana y mapuche tienen singular, dual y plural. Una distinción muy común es entre la primera persona inclusiva (tú y yo, oyente incluido) y la primera exclusiva (él y yo, oyente excluido). Las formas pronominales se diferencian según las categorías que indican, ya sea que la persona esté presente o ausente, sentada o levantada y lo mismo ocurre en guaicuruano y movima. Los casos en nombre se expresan generalmente por sufijos o posposiciones, siendo el uso de preposiciones raro. La posesión se indica predominantemente por prefijos o sufijos y los sistemas en los que las formas posesivas son las mismas en el sujeto de los verbos intransitivos y en el objeto de los transitivos son muy corrientes. Los afijos clasificatorios que categorizan los nombres según la figura del objeto se dan en chibchano, tucanoano y waicano.

Muy frecuentemente las formas verbales expresan el sujeto, objeto y la negación, todo en la misma palabra. Las categorías de tiempo y aspecto parecen estar representadas generalmente en las lenguas sudamericanas, si bien las categorías expresadas varían mucho de una lengua a otra. Por ejemplo, la aguaruna ( jivaroana) tiene una forma futura y tres pasadas diferenciadas por distinción relativa, mientras que en guaraní la diferencia es básicamente entre futuro y no futuro. Otras lengua como la hevero expresan categorías modales. Son muy comunes los afijos que indican movimiento, principalmente hacia y fuera del hablante, y localización (como en las quechuamarán, záparo e itonama) y en algunos troncos como arahuacano y panoano hay muchos sufijos en el verbo con significado adverbial concreto. Los afijos clasificatorios que indican la manera en la que se realiza la acción ocurren en hevero y ticuna. Las acciones hechas individual o colectivamente se diferencian paragdimáticamente en caribe, mientras que en yámana y jívaro las raíces verbales se usan de acuerdo a si el sujeto o el objeto es singular o plural. Hay varias lenguas (guaicuruano, mataco y cocama) en las que algunas palabras tienen formas diferentes según el sexo del hablante. Las frases en las que el predicado es un nombre declinado como un verbo con el significado de 'ser' o 'tener' el objeto designado mediante el nombre ocurren en bororo y huitoto, como 'yo-cuchillo', es decir, 'yo tengo un cuchillo'. Las frases en las que el sujeto es el objeto de la acción son frecuentes pero las frases verdaderamente pasivas en las que se expresan el recipiente de la acción y el agente de la misma son raras, aunque ocurren en huitoto. Las frases subordinadas se introducen raramente por conjunciones, expresándose normalmente por elementos pospuestos o formas especiales de los verbos, tales como gerundios, participios o conjugaciones subordinadas. Al igual que ocurre con la gramática, no hay características fonológicas comunes a todas las lenguas sudamericanas. El número de sonidos puede variar desde 42 en jaqaru (quechuamarán) hasta 17 en campa (arahuacano). La jaqaru tiene 36 consonantes mientras que la makushí (caribe) tiene sólo 11. Algunas lenguas quechuas tienen sólo 3 vocales mientras que la apinayé ( macro-ge) tiene 10 vocales orales y 7 nasales. Un dialecto del tucano (tucanoano) muestra tres puntos de articulación mientras que la chipaya (macro-mayense) tiene nueve. Las oclusivas sordas (p, t, k) ocurren por doquier pero las sonoras (b, d, g) pueden estar ausentes y las fricativas (f, v, s, z) pueden ser pocas en número. Las oclusivas glotalizadas sordas son corrientes (quechuamarán, chibchano) pero no las oclusivas glotalizadas sonoras. Menos frecuentes son las aspiradas (quechuamarán) y palatalizadas ( puinave); los sonidos nasales glotalizados (movima) y las laterales sordas ( vilela) son raras. Hay una distinción entre sonidos velares y postvelares en quechuamarán y chon, entre velar y labiovelar en tacana y siona; las consonantes retroflexas palatales suceden en pano-tacanano y chipaya. Los sistemas que poseen vocales nasales son corrientes (macro-ge, sabelano), pero en varias lenguas (tupiano, waicano) la nasalización es una característica de las palabras completas no de vocales o consonantes. Hay una aparente ausencia de vocales anteriores redondeadas (ü, ö) pero las vocales no redondeadas posteriores son corrientes. Los sistemas que tienen vocales largas son el chipaya y algunas lenguas caribe, ocurriendo las vocales glotalizadas en ticuna y chon. Son muy comunes los sistemas con énfasis tonal en silabas enfatizadas, como en panoano, huitotoano y chibchano. Sistemas con tres tonos (acaricuara), cuatro ( mundurucú) y cinco (ticuna) son más bien raros. Las lenguas indias de Sudamérica varían mucho en cuanto al número de préstamos recibidos del español y del portugués. Los préstamos masivos han sucedido en regiones donde las lenguas han tenido un contacto intenso y continuo con el español o el portugués, especialmente donde los grupos son económicamente dependientes y hay un alto número e personas bilingües, como en quechua, o donde no hay diferencias culturales correspondientes a diferencias lingüísticas, como en el guaraní paraguayo. Los préstamos no se han limitado a objetos de origen europeo sino a todas las esferas del vocabulario, habiendo desplazado a los nombres nativos en muchos casos. Tampoco se han limitado a cuestiones léxicas sino que incluyen elementos funcionales como preposiciones, conjunciones y sufijos derivativos. Los sistemas de sonidos se han visto también

afectados pero en algunas situaciones en las que los nativos han mostrado una actitud antagonista hacia los europeos el purismo ha retenido las palabras originales y los préstamos han sido pocos, como es el caso del mapuche. Cuando el contacto ha sido frecuente pero superficial los préstamos han sido escasos si bien el significado de las palabras nativas se ha modificado o nuevos términos descriptivos se han acuñado para designar nuevos tratos culturales, como ocurre en tewelche. Muchas lenguas indias en los Andes y en las montañas orientales tienen préstamos del quechua, ya sea directamente o a través del español. La lengua isla caribe (arahuacana) tiene préstamos del caribe que han formado una parte especial del vocabulario, usado sólo por los hombres. Esas palabras adoptadas lo fueron tras ser derrotados los hablantes de isla caribe por los caribes. Entre el quechua y el aimara hay abundantes préstamos pero es difícil determinar la dirección de los mismos. Por otro lado, algunas lenguas indias han sido origen de préstamos a las lenguas europeas. Por ejemplo, la taino (arahuacana) prestó al español las palabras 'canoa', 'cacique', 'maíz' y 'tabaco', entre muchas otras. Ninguna otra lengua de las nativas sudamericanas ha contribuido de forma tan extendida y con palabras tan corrientes, aunque la quechua ha dado vocablos especializados como 'cóndor', 'pampa' y 'vicuña'. El número de préstamos arahuacanos más numerosos se ha dado en las Antillas, una región donde el holandés, francés, inglés, portugués y español han estado presentes por largo tiempo. Las lenguas caribe, el otro grupo importante de la región, no parecen haber fraguado muchas palabras, aunque 'caníbal' es una forma semántica y fonéticamente modificada del autónimo de los caribes. La influencia de algunas lenguas indias en variedades regionales del español y del portugués ha sido considerable. Por ejemplo, el tupí es responsable de muchas palabras indias en portugués brasileño, el guaraní en el español de Paraguay y nordeste de Argentina y el quechua en el español que se habla desde Colombia a Chile y Argentina. Igualmente el quechua es origen de muchos topónimos en Sudamérica. Los nombres propios, con los que diferentes creencias están relacionados, muestran una diversidad de fenómenos, entre ellos el de nombrar al padre como al hijo (teknonimia) en algunos grupos arahuacanos. O el repetido cambio de nombre según la etapa de desarrollo, como pasa en guayakí, o la palabra tabú que prohíbe incluso la pronunciación del nombre propio o de la persona fallecida o ambos, como pasa en los grupos más meridionales ( alacaluf, yámana, chon) y en la región del Chaco ( toba, terena) y el uso de nombres totémicos para los grupos como en las tribus panoanas.

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Familia Esquimal-Aleutiana

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Historia Muchas veces se nos olvida que los esquimales ya eran conocidos en Europa siglos antes de que Colón llegara al Nuevo Mundo. Los vikingos desembarcaron en Groenlandia al principio del siglo IX d. C. y para el final de ese siglo ya habían establecido asentamientos permanentes que duraron hasta el siglo XV. Al estar Groenlandia habitada por esquimales antes de la llegada de los vikingos el conocimiento del esquimal gradualmente se introdujo en Europa por medio de los viajeros Norse.

Sin embargo, el estudio de las lenguas esquimales sólo comienza a mediados del siglo XVIII, cuando Paul Edge publica el primer diccionario y gramática esquimal, obras que luego serían consideradas "los fundamentos de los estudios lingüísticos esquimales". La primera persona en percibir la afinidad entre el esquimal y el aleutiano fue el danés Rasmus Rask, quien hizo anotaciones en 1818 que permanecieron sin publicarse durante casi un siglo. A principios del siglo XX se consideraba que había básicamente dos variedades de esquimal: el tipo oriental ( inuit o inupiaq) y el occidental ( yupik), situando la frontera de estas dos variedades entre Alaska y Canadá primero y más tarde fijándola, más correctamente, en Norton Sound en la costa occidental de Alaska.

Datos El número total de hablantes en esquimal es de unos 85.000, de los cuales la mayor parte hablan inuit. El aleutiano es hablado por unos pocos centenares de personas en las Islas Aleutianas. En total la siguiente tabla nos da una idea de las cifras de personas que hablan lenguas esquimal-aleutianas:

Lengua Hablantes fluentes Población

Inuit Inuit groenlandés (kallallisut) 46.000 46.400

Inuit canadiense oriental

12.400 14.000 Inuit canadiense occidental

4.000 7.300

Inuit alaskeño septentrional

3.000 15.500 Yupik

Yupik alaskeño central

10.000 22.000 Yupik alaskeño alutiiq

450 2.900

Yupik siberiano nankauski

50 400 Yupik siberiano central

(en Rusia)

300 900

(en Alaska)

1.050 1.100 Aleutiano

Aleutiano oriental

110 1.530 Aleutiano atkan

45 75

Aleutiano ruso

10 300

Dialectos La familia esquimal-aleutiana de lenguas incluye el esquimal y el aleutiano, estando extendida por dos continentes: Asia y América. Existen variedades de esquimal (conocidas también como inuit,

yupik o inuktittut) que se hablan en Groenlandia. En el Lejano Oriente y debido al intenso contacto se habla una lengua mezclada llamada aleutiano cobre, la cual usa vocabulario aleutiano y gramática rusa, si bien está prácticamente extinguida. El dialecto esquimal inuit se habla en Groenlandia, norte de Canadá y parte de Alaska, mientras que el yupik se habla en Alaska y Siberia. Una división útil de las lenguas que componen esta familia sería: • Aleutiano • Rusia y Alaska • Aleutiano occidental/Atkan y Attuan. • Alaska • Aleutiano oriental • Esquimal • Rusia: Yuit/Yupiget/esquimales asiáticos • Sirenikski • Yupik/Esquimal occidental • Yupik siberaino central/chaplinski (Isla de St. Lawrence) • Naukanski • Alaska: Yup'it/Yut • Yup'ik alasqueño central • Alutiiq • Inupiat-Nuit/Esquimal oriental • Unuit/Inupiaq • Esquimales Estrecho de Bering • Iñupiaq Alasqueño septentrional • Canadá occidental: Inuit/Inuvialuit; Inuktun • Mackenzie/Siglitun

• Copper/Inuinnaqtun • Netsilik/Natsilingmiutut • Caribou/Kivallirmiutun • Canadá oriental: Inuit; Inuktitut • Iglulik (Baffin septentrional y Aivilik) • Baffinland (Baffin meridional) • Inuttut Labrador • Quebec Ártico (Tarramiutut e Itivimmiutut • Groenlandia: Inuit/Kalaallit; Kalaallisut • Groenlandés occidental/Kitaamiutut • Groenlandés oriental • Esquimal polar

Escritura El primer libro escrito en una lengua esquimal fue publicado en 1742 por Hans Egede, un misionero dano-noreugo en Groenlandia, usando el alfabeto romano. En 1851 Samuel Kleinschmidt, misionero alemán de los Hermanos Moravos, sistematizó la ortografía groenlandesa, introduciendo una letra especial y tres acentos para representar los sonidos distintivos de la lengua, siendo reemplazada esta ortografía en 1973 por otra basada en el actual alfabeto romano. Hay numerosas publicaciones que han aparecido en ambos alfabetos. Los misioneros moravos en Labrador, Canadá, publicaron libros en inuit (llamado allí inuttut) a comienzos del siglo XIX, usando hasta finales de ese siglo la ortografía de acuerdo a los principios

de Kleinschmidt. En 1855 los caracteres silábicos diseñados para los indios ojibwa y los cree fueron introducidos para los inuit del Ártico oriental, donde todavía están en uso. El alfabeto romano se introdujo más tarde en el Ártico occidental. En 1976 una ortografía sistemática basada en el romano fue propuesta para todos los inuit de Canadá. En Alaska los misioneros protestantes comenzaron en 1948 a desarrollar una ortografía para los inuit alasqueños ( inupiaq) basada en el alfabeto romano con siete letras adicionales (reducidas ahora a seis). Para el yupik alasqueño los misioneros moravos usaban en la década de 1920 el alfabeto romano, pero en 1971 y 1972 lingüistas de la Universidad de Alaska en Fairbanks diseñaron ortografías en el alfabeto romano para el yupik alasqueño (con tres acentos auxiliares) y para el yupik siberiano de la Isla de San Lorenzo, usándose ambos en muchas publicaciones. En el lado ruso, se introdujo una alfabeto romano con dos letras adicionales para el yupik siberiano en 1932, pero en 1937 fue reemplazado por el alfabeto cirílico. Para la lengua aleutiana el misionero ortodoxo Ivan Veniaminov diseñó un alfabeto cirílico en 1830 que fue usado en traducciones religiosas. En 1972 Knut Bergsland creó una nueva ortografía romana con dos letras adicionales para uso en la escuelas aleutianas de Alaska.

Gramática Las lenguas esquimal y aleutiana tienen una sistema relativamente simple de sonidos. El acento depende de la longitud o del número de sílabas y nunca tiene valor independiente. Todas las lenguas tienen tres vocales, usualmente escritas como a, i y u, cuya pronunciación es determinada por las consonantes que les siguen o preceden. Se presentan tanto en forma simple como en corta y combinadas con vocales largas; en inuit y yupik alasqueño las vocales pueden combinarse en diptongos. En yupik hay una e adicional corta que en inuit suena como la vocal escrita i. Las consonantes pueden ser, en las lenguas esquimales, entre 13 y 27, dependiendo del dialecto. Los sonidos oclusivos incluyen la labial p, la dental t (hecha con la punta de la lengua tocando el lado superior anterior del diente), la velar k y la uvular q. En yupik alasqueño hay una palatal c que se corresponde con la s en otros dialectos, aunque en partes de Canadá ha cambiado a h. El sonido nasal incluye la m, n y r. Las consonantes sordas y sonoras v, l, g y la uvular r, que se escribe en inupiaq y yupik siberiano con una g modificada, son sonidos distintivos en los dialectos occidentales pero en el inuit oriental sólo son variantes. Además de y (escrito en Canadá y Groenlandia como j) algunos dialectos tienen sonidos similares a la r inglesa, la z o sh (en groenlandés escrita s). El aleutiano tiene una d fricativa y comparte con las esquimales la mayoría de las consonantes articuladas con la lengua, incluyendo la uvular q, I y º y la ch y la s, pero la p, las fricativas labiales (f y v) sólo se usan en préstamos del ruso o del inglés. La m aleutiana se corresponde con la m y la v esquimal; a la esquimal p le corresponde la h aleutiana (en posición inicial) y al sonido nasal aspirado aleutiano hm le corresponde el yupik puve. En posición inicial el esquimal usa sólo una consonante simple pero entre vocales al menos dos. En contraste el aleutiano tiene grupos de consonantes iniciales, resultado de la pérdida de una vocal en la primera sílaba, como en sla 'temperatura' que en inuit es sila. La lengua esquimal tiene un gran número de sufijos pero sólo un prefijo. En aleutiano las formas de las palabras son más simples aunque la sintaxis es más compleja. Los sufijos a veces se acompañan por cambios en la raíz, como la duplicación de consonantes en inuit, como nanuq 'oso polar', dual nannuk 'dos osos polares', plural nannut 'varios osos polares'; inuk 'persona', dual innuk, plural inuit; umialik 'dueño de barco' (umiaq), jefe' dual umiallak, plural umialgit (inupiaq).

Los números gramaticales: singular, dual y plural, se combinan con sufijos para persona, como en inupiaq ulu-ga 'mi cuhcillo' y ulu-t-ka 'mis cuchillos', donde la -t- significa 'varios' y -ga o -ka 'mi'. El poseedor de algo o de alguien ocurre en el caso relativo, como umialgum pania 'la hija del jefe' donde pani-a significa 'hijo o hija suya'. Los nombres y pronombres yupik e inuit tienen, respectivamente cinco y seis casos adverbiales, expresando relaciones como 'dentro', 'hacia', 'desde, 'con, 'junto' y 'como', tal como en iglu-mi 'en la casa', iglu-ptir-nbi 'en nuestra casa'. Los casos adverbiales se reducen a dos en aleutiano y se limitan a palabras de relación y pronombres, como ula-m nag-a-n 'en la casa dentro' que corresponde al inupiaq iglu-m ilu-a-ni 'en la casa'. En esquimal un caso adverbial se usa también para marcar un objeto idefinido, como -mek en yupik alasqueño: arnaq neq-mek ner'uq (r'= rr) 'la mujer come (un) pez' donde el sujeto está en el caso absoluto, comparable al nominativo, y el verbo en el singular simple (sin sufijo). Un objeto definido, por el contrario, está en el caso absoluto mientras que el sujeto está en el relativo (también usado como genitivo) y el verbo tiene un sufijo refiriéndose ambos al objeto y al sujeto, como arna-m neqa nera-a 'la mujer come el pez'. Un objeto en la primera o segunda persona es marcado por un sufijo final en esquimal y por un pronombre independiente en aleutiano, como Yupik ikayura-a-nga, Aleut ting kiduku-°, 'me está ayudando'. Los modos verbales incluyen indicativo ('él va'), interrogativo '¿fue?', imperatico ('vé'), optativo (puede ir'), participo ('yendo, ido'). Otras relaciones modales y tiempos se especifican por sufijos derivacionales y en aleutiano por verbos auxiliares, como haqa-l saIa-na° 'viniendo durmió' que equivale a 'llegó ayer'.

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Tronco de lenguas Na-dené

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Historia Geográficamente la familia de lenguas indias de Norteamérica ocupa tres zonas muy irregulares: una primera que va desde Alaska central hasta la Bahía de Hudson y desde la zona esquimal en el territorio de Mackenzie hasta el Estado de Washington; la segunda se centra en Arizona, Nuevo México y partes de Texas; la tercera y más estrecha va a lo largo de la costa del Pacífico desde Oregón a California. La existencia de la familia na-dené, que incluye atabascano-eyak, tlingit y haida, es una asunto

muy controvertido. Aunque no hay duda de una conexión geográfica, la relación del haida con las otras dos es muy cuestionada y tiene pocos seguidores hoy. La relación de tlingit con atabascano-eyak se considera definitivamente probada.

Datos De las lenguas atabascanas se estima que hay unos 200.000 hablantes de unas 30 lenguas, radicados en Alaska interior, oeste de Canadá, Arizona y Nuevo México. Antiguamente las lenguas atabascanas eran habladas también en las costas de California y Oregón, pero actualmente las

lenguas de esas regiones están extinguidas o al borde de la extinción. La lengua atabascana más numerosa es la navajo, hablada en Nuevo México y Arizona por unas 130.000 personas. De todas las lenguas indias americanas al norte de México, la navajo es la única que tiene más de 100.000 hablantes. Lengua Localización Hablantes Atabascano Dogrib , Bear , Lago Hare Territorios noroccidentales 1.400 Chipewyan , Slave , Yellowknife Territorios noroccidentales 4.400 Kutchin Yukon, Alaska 800 Tanana, Koyukon , Han, Tutchone Alaska 1.450 Sekani , Beaver , Sarsi Alberta 450 Carrier , Chilcotin Columbia Británica 1.500 Tahltan , Kaska Territorios noroccidentales 300 Tanaina , Ingalik , Nabesna , Ahtna Alaska 1.500 Eyak Alaska 10 Chasta Costa , Galice , Tututni Oregon sudoccidental 10 Hupa California noroccidental 1.200 Kato , Wailaki California 235 Mattole California 0 Tolowa California noroccidental 125 Navajo Arizona 137.400 Apache occidental Arizona occidental 10.000 Chiricahua , Apache mescalero Nuevo México meridional 2.900

Apache jicarilla Nuevo México septentrional 1.000 Apache lipan Texas 0 Apache kiowa Oklahoma 0 Tlingit Alaska sudoriental 1.500 Haida Columbia Británica 700

Dialectos La familia na-dené consiste de tres lenguas independientes ( haida, tlingit y eyak) y de la familia atabascana. La rama atabascana es un grupo bien definido que incluye todas las grandes lenguas na-dené: chipewyan, sarcee, carrier y la subdivisión apache que comprende el kiowa, navajo, chiricahua, mescalero, etc. De los 2.000 haida hay aproximadamente 300 que hablan su lengua en las Islas Reina Carlota en la costa oeste de Canadá y en la faja costera de Alaska; en cuanto a los tlingit sólo 2.000 del total de 10.000 retienen la lengua tlingit, residiendo la mayor parte de hablantes en el sudeste de Alaska, aunque tal vez queden 100 hablantes en Canadá. La lengua eyak probablemente a estas alturas ya está extinguida; originalmente se habló en la costa sudoriental de Alaska, pero en los años setenta sólo quedaban dos ancianos que la hablaban.

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Lenguas de Sudamérica

Lenguas de Sudamérica

Historia Desde los primeros momentos del descubrimiento, los españoles entraron en contacto con las lenguas aborígenes de los troncos arahuacano (o arawak) y caribe (o karib). Se hablaban, entonces, en las Antillas Mayores, variedades del subgrupo taíno (o nitaíno) del primero. El taíno propiamente tal era hablado en Cuba y La Española (Santo Domingo y Haití); el borinquén, en Puerto Rico; el yamaye, en Jamaica y, en las Bahamas, el lucaya. En las Antillas Menores se hablan el eyeri (o allouage), el nepuya, el naparina y el caliponau (usado por las mujeres de las tribus caribes). También eran hablados, en las Antillas Menores, dialectos del caribe. Ninguno ha sobrevivido.

Datos

Dialectos El lingüista polaco Tadeusz Milewski propuso una clasificación tipológica de las lenguas indias de Sudamérica en tres categorías: • Atlántico, con pocas consonantes orales pero complejos sistemas de consonantes nasales y

vocales orales y nasales, de las cuales las lenguas ge serían típicas. • Pacífico, con complejos sistemas de consonantes orales pero con pocas consonantes nasales

y unas pocas vocales, como es el caso de las lenguas quechuamarán. • Central, con sistemas consonánticos más parecidos al tipo Pacífico y sistemas vocálicos como

el Atlántico, de los cuales el chibchano sería típico.

Escritura

Gramática En su estructuración fonológica las lenguas presentan una gran diversidad. Al respecto, si se compara, por ejemplo, el quechua, el mapuche y el guaraní, los dos primeros poseen un sistema vocálico sencillo, sólo con vocales orales (cinco y seis, respectivamente); el último posee, además de seis vocales orales, seis nasalizadas, o sea, doce en total. Tocante al consonantismo, el quechua se caracteriza por la presencia de series de fonemas oclusivos aspirados y glotalizados (eyectivos), desconocidos en mapuche y guaraní. Cabe destacar igualmente que en Hispanoamérica existen lenguas tonales, como, por ejemplo, el mixteco, el zapoteco y el otomí de México. En cuanto a su estructuración morfológica, se registra también variedad, aunque muchas lenguas

son polisintéticas y aglutinantes. En términos sencillos: en ellas se suelen formar palabras complejas, largas, constituidas por la unión (aglutinación) de varios elementos (morfemas), con significado léxico (raíces) y gramatical (categorías de número, persona, tiempo, aspecto, y demás; la categoría de género es poco frecuente), las cuales equivalen a oraciones de lenguas indoeuropeas. En ello se asemejan más a las lenguas ugrofinesas (finés, húngaro) y altaicas (turco). Los morfemas que expresan categorías gramaticales pueden prefijarse o sufijarse a la raíz (o raíces). Los infijos son poco frecuentes. Es también característica de estas lenguas aborígenes la llamada incorporación, la cual consiste en introducir —incorporar—, en una forma verbal, el objeto directo de la acción, expresado éste por una raíz o por un afijo. Cuando se dice, en mapuche, katrü-mamüll-me-a-n, ‘voy a ir a cortar leña’, mamüll, ‘leña’ está incorporado. En mütrüm-tu-a-fi-ñ, el sufijo -fi- expresa el objeto directo. En el primer ejemplo en náhuatl huasteca, que se ha visto antes, lo hace el prefijo -k-. Debido a tal procedimiento, las lenguas son llamadas incorporantes.

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Familias Africanas

Artículo - Lenguas africanas

Lenguas africanas 1 INTRODUCCIÓN

Lenguas africanas, lenguas indígenas del continente africano. En África se hablan más de mil

lenguas diferentes. Dejando aparte el árabe, cuyos límites exceden los del continente, las lenguas más habladas por los africanos son el swahili y el hausa, que cuentan cada una con

más de diez millones de hablantes. Otras lenguas, que a menudo son calificadas erróneamente como dialectos por el mero hecho de contar con pocos hablantes, las hablan

algunos miles de personas. Por término medio, una lengua africana cuenta con unos doscientos mil hablantes, y sólo algo más de una docena de ellas alcanzan el millón. Con todo, muy pocas cuentan con documentos literarios escritos, aunque la mayoría sí posee una amplia

tradición de literatura oral.

2 CLASIFICACIÓN DE LAS LENGUAS

De acuerdo con los estudios más recientes, suele afirmarse que las lenguas de África se clasifican en cuatro grandes familias: camitosemítica, también llamada afroasiática,

nilosahariana, khoisán y nigero-kordofana.

Se llama familia lingüística al grupo de lenguas o idiomas que proceden de un tronco común. Las familias se subdividen en ramas o grupos que están constituidos por lenguas más

próximas e interrelacionadas; en África, algunas tienen una historia de más de 5.000 años. Los idiomas pertenecen a familias tan diferentes como lo puedan ser el español, el vasco, el árabe,

el quechua y el tagalo entre sí; aunque sean dispares pueden hablarse en el mismo entorno

nacional. Incluso dentro de una misma familia pueden existir disparidades fonéticas y estructurales, semejantes a las que existen entre el español, el francés, el alemán, el ruso y el indi, que son todas ellas miembros de la familia indoeuropea. A su vez, también dentro de una

misma familia hay similitudes, como las que se manifiestan entre el catalán, el español y el portugués.

En cuanto a la escritura, sólo la poseen en torno a la mitad de las lenguas africanas y algunas no tienen más testimonio escrito que unos fragmentos del Nuevo Testamento. Los alfabetos,

excepto en el caso del árabe y de algunas lenguas de Etiopía, están basados en adaptaciones del alfabeto romano introducido por los movimientos misioneros. Algunas tribus han

desarrollado su propio silabario, tal es el caso del vai de Liberia y el bamum del Camerún.

Las primeras personas que estudiaron las lenguas africanas fueron fundamentalmente misioneros, los cuales, conforme iban aprendiendo la lengua con la población nativa,

preparaban textos escritos. Así pues, la información más válida sobre los idiomas africanos tiene ese origen. La primera obra de interés en estas lenguas es la Políglota Africana, que

realizó, en el siglo XIX, el profesor y misionero Sigismund W. Koelle; incluye una relación de unas 300 palabras y 156 frases en distintos idiomas. Esta información la obtuvo de los

esclavos liberados que vivían en el protectorado británico del África occidental de Sierra Leona. En el siglo XX, se ha avanzado bastante en el conocimiento de estas lenguas, tanto en sí

mismas como en las relaciones que existen entre ellas. Pueden destacarse los estudios de los alemanes Carl Meinhof y Diedrich Westermann, del lingüista surafricano Clement Martyn Doke

y de los británicos Ida Caroline Ward y Malcolm Guthrie. El lingüista y antropólogo estadounidense Joseph H. Greenberg corrigió las primeras agrupaciones de estas lenguas y

realizó una clasificación en 1963 que, tal vez, en estudios posteriores se modificará o perfeccionará.

A veces se ha sugerido que con el tiempo las lenguas indígenas africanas retrocederán en favor de las lenguas europeas más reconocidas internacionalmente, o al menos lo harán en favor de las lenguas nativas más difundidas en el continente. Sin embargo, se espera que permanezcan vivas durante los próximos siglos, pese al aumento de los contactos que se

establecen entre África, Europa y el resto del mundo. A medida que el continente se desarrolle, será mayor el número de personas que, hablando una lengua de las consideradas menores, aprenda una de las lenguas nativas más habladas y quizá otra lengua internacional; ahora bien, persistirá el uso de su lengua en el ámbito familiar, y en los asuntos privados o en su

entorno nacional, mucho más allá de lo que se cree. La aparición de los estados independientes se ha visto acompañada de un renacimiento e interés por las lenguas

indígenas en muchas partes de este continente.

3 FAMILIA CAMITOSEMÍTICA

Constituye el grupo más importante de las lenguas que se hablan en el norte de África. La rama semítica incluye las lenguas que se hablan tanto en Asia como en África. El árabe, miembro principal de la rama, es la lengua más hablada en el norte del continente y en la

República de Sudán. El amárico, que hablan cinco millones de personas, es el idioma oficial de Etiopía. Su libro nacional, el poema Kebra nagast (La gloria de los reyes) está escrito en ge’ ez

o etíope antiguo, hoy en desuso. La literatura en esta lengua antigua también incluye varios libros de los Evangelios apócrifos, que no se conservan en ninguna otra lengua. Entre las lenguas semíticas que se hablan en el este de África están la tigrinya y la tigré de Eritrea y

Etiopía.

La rama bereber de esta familia se extiende por Marruecos, Argelia y Túnez; la hablan también grupos de poblaciones diseminadas por el norte de África y en los límites meridionales del

desierto del Sahara. La rama cusita está localizada en Etiopía, Somalia y la costa del mar Rojo; en este grupo se incluyen la orominga y la somalí. De la misma familia camitosemítica era el

egipcio antiguo, hoy sin descendencia entre las lenguas vivas (véase Lengua copta).

La llamada rama chádica, de la misma familia, se extiende por el norte de Nigeria. En ella la más importante es la lengua hausa, una de las dos más habladas en el África subsahariana. Es una lengua empleada en el comercio y en la enseñanza, se usa incluso en regiones que

sobrepasan sus fronteras originarias. En hausa se publica prensa escrita y está aumentando el volumen de su producción literaria.

4 FAMILIA NILOSAHARIANA

Se habla a lo largo de un territorio que se extiende a lo largo de las orillas del río Níger hasta

Etiopía, a través del valle alto del Nilo y en algunas partes de Uganda y Kenia, lo que constituye toda una cadena discontinua de lenguas. El miembro más occidental de esta familia

es el songay, lengua que cuenta con bastantes hablantes, aunque sin relación con otras próximas, que se habla en gran parte del Alto Níger, Malí y Níger. La rama sahariana abarca las lenguas que se hablan al norte de Nigeria, en la República del Chad, por el este, y en los asentamientos de los oasis que existen en Libia, por el norte. Aun cuando esta zona no está

densamente poblada, la lengua que cuenta con mayor número de hablantes, de la mencionada rama sahariana, es el kanuri, con millón y medio de hablantes.

La rama nilochadiana cuenta con un millón de hablantes y se habla en Sudán, norte de Chad, parte de Uganda y Kenia y en el límite noreste de las dos repúblicas del Congo. Las lenguas

nubias se localizan en la frontera sur de Egipto, a lo largo del Alto Nilo, y en zonas aisladas por el suroeste. El alfabeto nubio tiene su origen en el copto. Sus documentos religiosos, que

datan de los siglos VIII al XIV, constituyen la única expresión literaria de una lengua viva que se usó en épocas remotas. Pertenecen a esta rama el grupo de lenguas conocido por nilótico, que se habla en el sur de Sudán y en el norte de Kenia y Uganda; las más representativas son:

dinka, nuer, shilluk y luo. Las lenguas que se hablan más al sur, lo que incluye el masai de Kenia, fueron consideradas como camitosemíticas, sin embargo, parece que las

investigaciones más modernas han demostrado que se trata de lenguas no relacionadas con esta familia, sino con la rama nilótica.

También pertenecen a la misma familia, la nilosahariana, las que hablan pequeños núcleos de

población de Chad y de la frontera entre Etiopía y Sudán, la maba y la koma.

En muchas lenguas de esta familia, las relaciones gramaticales se expresan por medio de sufijos nominales, algo parecido a los casos del latín; es un sistema muy diferente al de

cualquier otra familia de lenguas africanas. Estas relaciones se expresan por medio de un cambio fonético muy complejo, que se produce en las vocales interiores, y que ofrece grandes dificultades para quien trata de aprender cualquiera de estas lenguas. También disponen de

una serie de sufijos para expresar determinadas construcciones verbales, como es el caso del kanuri; otras se sirven de sufijos y prefijos, como en las lenguas nilóticas meridionales.

También poseen construcciones pasivas que se utilizan frecuentemente y con mayor libertad que en español. Por ejemplo, una oración como ella recibió un paquete se suele expresar por

la forma un paquete fue recibido por ella. Se puede acortar por medio de un paquete fue recibido. La acción (recibir) y el objeto (paquete) constituyen la parte básica de la oración y es la información relevante; el agente que lleva a cabo la acción prácticamente carece de interés.

5 FAMILIA KHOISÁN

Está formada por lenguas que cuentan con un menor número de hablantes, no más de cien mil, en todo el continente. Son los idiomas que hablan los pueblos del sur de África: san y

khoisán; la más hablada es la nama, por unas 25.000 personas. Lejos de ella, al noreste de Tanzania, existen otras dos lenguas de la misma familia: la sandawe, que cuenta con unos

23.000 hablantes y otra menos divulgada, la hadza. Estas lenguas se caracterizan por un chasquido específico en sus sonidos consonánticos, y en algunas, las palabras se inician con el chasquido. Este sonido consiste en dos oclusiones seguidas, desde la zona gutural hasta la

labial. Para emitirlo la lengua succiona y forma una cavidad vacía entre las oclusiones; al deshacerse, porque entra el aire exterior en dicha cavidad, se produce ese sonido

característico. En la escritura, los chasquidos se representan por medio de letras que no se emplean como C, Q, X, o bien por medio de unos signos especiales que representan un chasquido alveolar (?), uno lateral (//), uno palatal (!) y uno dental (/). En este conjunto de

lenguas, las hay que poseen el sistema de género gramatical que, entre las lenguas africanas, sólo se encuentra en el grupo camitosemítico.

6 FAMILIA NIGERO-KORDOFANA

Incluye dos subfamilias: la nigerocongoleña y la kordofana. Ésta última abarca unas treinta lenguas. Se localiza en un área pequeña al sur de Sudán, en las montañas de Nubia, y está

prácticamente rodeada por la familia nilosahariana y las variedades del árabe que se hablan en la zona. La subfamilia nigerocongoleña se distribuye por casi todo el continente al sur del desierto del Sahara. Seguramente, como consecuencia de las migraciones, la subfamilia

nigerocongoleña se fragmentó en varias ramas, hará más de 5.000 años, por lo que muchas lenguas emplean palabras parecidas para nombrar objetos y acciones de la vida cotidiana;

incluso algo similar ocurre con lenguas más alejadas de la subfamilia kordofana, que muestran caracteres gráficos y estructuras gramaticales próximas a las nigerocongoleñas. En contraste

con el escaso número de hablantes con que cuentan las lenguas kordofanas, cada tres o cuatro africanos hablan una lengua del entorno nigerocongoleño.

Hace más de un siglo que se conoce la relación que existe entre las lenguas de esta

subfamilia. Por eso, pronto empezó a hablarse de lenguas bantúes (porque la palabra bantú significa gente en muchas lenguas de este grupo). Las lenguas bantúes más conocidas y

habladas son: el zulú y el xosa de Suráfrica, el makua de Mozambique, el ngamya de Malawi, el shona de Zimbabue, el bemba de Zambia, el kimbundu y umbundu de Angola, el swahili y

sukuma de Tanzania, el kikuyu de Kenia, el ganda de Uganda, el ruandés de Ruanda, el rundi de Burundi, el ngala y congo de la República del Congo y de la República Democrática del Congo, el fang de Camerún. Ya empieza a ser conocida la producción literaria de quienes

escriben en alguna lengua bantú.

Por sí mismas, las lenguas bantúes no constituyen una familia aislada, es más, podrían agruparse con otras de Nigeria como las tiv y birom. Todas se clasifican como Benue-Congo, que es una rama de la subfamilia nigerocongoleña. Se trata de la rama más numerosa de las

lenguas africanas. El conjunto bantú aglutina mayor número de hablantes que todas las demás lenguas nigerocongoleñas.

Por encima del área bantú y al norte de las repúblicas del Congo, se encuentra la segunda rama de la subfamilia nigerocongoleña, el grupo adamaua oriental. Sus miembros de mayor

difusión son la zandé y la abandi; un dialecto de ésta, conocido por sango, es una lengua franca que emplean las tribus de la República Centroafricana y cuya importancia crece día tras

día.

Al oeste de Nigeria se localizan cinco ramas más de la subfamilia nigerocongoleña que han recibido la denominación de lenguas sudánicas occidentales. Una de esas ramas, integrada

por tres o cuatro lenguas vecinas, en el delta del Níger, son las llamadas ijo o ijaw.

En la franja que discurre desde el sureste de Nigeria hasta Liberia se localiza la rama kwa. Abarca lenguas tan importantes como: la yoruba de Nigeria, ewé de Togo y Ghana, baulé de

Costa de Marfil, kru de Liberia, entre otras. Muchas se enseñan en las escuelas y se empieza a

publicar una producción literaria escasa pero creciente.

La rama gur se localiza al norte de la región lingüística kea, desde el occidente de Nigeria hasta el interior de Costa de Marfil; en ella se incluye la lengua moré de Burkina Faso, con dos

millones de hablantes.

La rama atlántica occidental se extiende a lo largo de la costa atlántica, desde Liberia hasta el norte del desierto de Dakar. A ella pertenecen las lenguas temné de Sierra Leona, wolof y

fulani, que es la más difundida (se la conoce también por fula, fufulda o peul). Hay dos grandes concentraciones de hablantes de esta lengua en Guinea-Conakry, y en el este de Nigeria y

Camerún. Se trata de poblaciones diseminadas que viven de una incipiente ganadería, vendiendo carne, leche y mantequilla a las tribus vecinas. La fulani no es, como en ocasiones

se ha dicho, una lengua semítica.

Los hablantes de la rama mandé residen en lo que resta del occidente africano. Uno de sus idiomas, que recibe varios nombres como malinka, malinke, mandinga, bambara y diola, según las áreas, cuenta con tres millones de personas, distribuidas desde Senegal hasta gran parte de Malí, Guinea y en el norte de Costa de Marfil. También se hablan lenguas mandé en Sierra

Leona y Liberia. Pequeñas comunidades de hablantes de esta rama se diseminan por el occidente de Nigeria. Hace poco tiempo se ha propuesto llamar a esta rama mandekán, y parece que ha sido bien acogida la propuesta. Se cree que se trata de la agrupación más antigua dentro de la subfamilia nigerocongoleña y que se habla desde hace 5.000 años.

7 GRAMÁTICA BANTÚ

Las lenguas bantúes, que pertenecen a una rama de la subfamilia nigerocongoleña, clasifican

los nombres según un criterio peculiar. En swahili, que es un idioma bantú, un determinado grupo de nombres añaden el prefijo m- para el singular y el wa- para el plural: por ejemplo, mtoto (niño) y watoto (niños). Otro grupo emplea el prefijo ki- para el singular y el vi- para el

plural: por ejemplo, kikapu (cesto) y vikapu (cestos). Las palabras que modifican a los nombres concuerdan con ellos según los prefijos: así mtu mzuri (buena persona), y watu wazuri (buenas

personas); kikapu kizuri (buen cesto) y vikapu vizuri (buenos cestos). Existen algunos modificadores y pronombres personales de tercera persona que no concuerdan con los

nombres en el prefijo. Cada serie de prefijos y de pronombres singular, plural o neutro (como el prefijo u- de uhuru que significa libertad) define una clase de nombres y determina sus

concordancias.

Este sistema de clasificación, descrito en el párrafo anterior, es característico de todas las ramas de la subfamilia nigerocongoleña, excepción hecha de la rama de lenguas mandé, rasgo

que comparte con la subfamilia kordofana. Esta tipología hace pensar que perteneció a una lengua troncal de la que proceden las dos subfamilias. Existen otras formas de clasificar los nombres, como lo muestran las lenguas de la rama gur, que lo hacen por medio de prefijos y sufijos, otras sólo por sufijos, pero en todas ellas subsisten pronombres diferentes que no se

combinan ni con prefijos ni sufijos y que son sólo aplicables a cada clase de nombres a los que se refieran, rasgo inherente de las lenguas bantúes. En la rama kwa, algunas lenguas poseen prefijos nominales pero carecen de otras características. Existe otro rasgo para identificar las lenguas de esta familia y consiste en el uso de la m como descriptor de nombres referidos a

líquidos, como aceite, agua o leche.

Aun cuando varía mucho la estructura gramatical de las lenguas nigero-kordofanas, todas conceden gran importancia al tipo de acción (aspecto verbal) y a la actitud del hablante ante la acción (modo verbal), pero no dan relevancia al tiempo. Tienen construcciones diferentes para

indicar la acción habitual (ríe siempre), la potencial (podría reír o reiría), la terminada y experimentada por los sentidos (ha visto al jefe), la actitud exhortativa (ojalá ría), la

desiderativa (si riera,...) entre otras posibilidades, que el español también posee, gracias a la combinación modo y tiempo verbal. En una lengua nigero-kordofana se expresan actitudes y

tipos de acción sólo por medio de prefijos, sufijos, partículas o incluso con una leve modificación formal del pronombre o el verbo, que es un procedimiento relativamente sintético.

Por otro lado, las construcciones pasivas son escasas o sencillamente no existen dentro de esta familia de lenguas que no son bantúes. Las preposiciones casi no aparecen y lo que expresan, como el movimiento hacia, desde, a través y demás, se expresa incorporado al

verbo, en tanto que la localización como ante, detrás de, sobre o bajo van incorporadas a los nombres.

8 EL TONO

Salvo pocas excepciones, las lenguas nilosaharianas, las nigero-kordofanas, las khoisán, así como las chádicas y algunas cusitas, son lenguas tonales, esto es, las diferencias de tono en una sola sílaba hacen que cambie el significado de una palabra, de un prefijo o de un sufijo, e incluso la función gramatical en la oración. Por ejemplo, en un dialecto nigeriano kwi en tono

alto significa navaja, con tono medio, piedra de molino y con tono bajo, pollo; en el caso de dos sílabas seguidas como ku bi, si las dos se emiten en un tono medio significa él vino, pero si se

emite la primera sílaba en un tono alto significa tiene que venir. En las lenguas nigerocongoleñas, los distintos tipos de pronombres pueden distinguirse únicamente por la

altura tonal. En general, tales distinciones tonales, así como las de intensidad, se omiten en la escritura; sin embargo, para que el lector pueda distinguir las diferencias de significado, habría

que indicarlas bien con acentos, bien con otros signos diacríticos, que pocos diccionarios y gramáticas de las lenguas africanas incluyen.

9 OTRAS FAMILIAS LINGÜÍSTICAS

Hay otras dos familias, la malayo-polinesia y la indoeuropea que, en mayor o menor grado,

están presentes en las lenguas africanas. A la última pertenecen el afrikaans y el inglés, ambas habladas en la República de Suráfrica, y el inglés en Zimbabue; el francés que se habla en una extensa área de África, donde se localizaban antiguas colonias francesas, y el español que se habla en Guinea Ecuatorial y en las ciudades españolas de Ceuta y Melilla, situadas al norte

de Marruecos. El malgache, que se habla en Madagascar, pertenece a la familia malayo-polinesia.

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Lenguas de África

Lenguas de África

Historia Los registros más antiguos que tenemos sobre lenguas sub-saharianas son documentos que datan de los siglos X al XII y aunque unas pocas listas de lenguas africanas se recopilaron durante la Edad media, no fue hasta los siglos XV y XVI cuando los europeos comenzaron a recolectar

información en cierta cantidad. Durante el siglo XVII hubo un florecimiento del estudio en estas lenguas, incluyendo diccionarios de copto, nubio y congo y gramáticas de nama (hotentote), congo, geez y amhárico, entre otras.

Durante el siglo XVIII se reconocieron tres lenguas bantúes como procedentes de un mismo antecesor, el cual se pensó, incorrectamente, que todavía existía. Es posible que para 1778 William Marsden reconociera el grupo bantú, aunque el primer documento escrito sobre esto es del 1816. Este temprano reconocimiento del grupo bantú no es sorprendente, pues está formado

lenguas fuertemente relacionadas y que cubren un gran territorio de las dos terceras partes del África meridional. Con el grupo bantú ocurre algo similar al grupo romance de lenguas indoeuropeas: son lenguas tan estrechamente relacionadas entre sí que es fácil discernir su parentesco. El otro grupo lingüístico que fue reconocido en el siglo XVIII fue el semítico. El erudito alemán Ludwig von Schlözer es reconocido como el primero que definió y etiquetó a la rama semítica en 1781, si bien la afinidad entre el hebreo, árabe y arameo estaba en conocimiento de estudiosos judíos y árabes desde hacía siglos; igualmente los europeos tenían constancia de ello debido a la proximidad geográfica y a que el Antiguo Testamento fue escrito en hebreo y arameo. Hacia 1700 Hiob Ludolf, que había escrito gramáticas de geez y amhárico (lenguas semíticas etiópicas) enunció la extensión dela rama semítica al este de África. Durante la primera mitad del siglo XIX se añadieron dos familias lingüísticas: la bantú y la nama, haciéndose el primer intento de clasificar las lenguas africanas en su totalidad en 1826. Dicho intento fue obra de Adrien Balbi quien conectó las lenguas nama con las bushman, las cuales a su vez eran diferentes a las habladas por los bantúes negroides alrededor. Más aún las nama y bushman poseían chasquidos como nota característica, si bien la demostración lingüística de conexión genética entre estas lenguas llegó más tarde. También en 1860 se reconoció un grupo de lenguas conocidas como camitas, en las que se incluía el antiguo egipcio (extinguido), bereber y cusítico, comprobándose más tarde una relación de estas lenguas con las semíticas, lo que reunificó a ambos grupos en uno sola familia denominada entonces camito-semítica. Sin embargo había un grupo residual de lenguas que no encajaban dentro de ninguna de estas familias y que posteriormente serían encuadradas en un cuarto grupo denominado nilo-sahariano.

Datos En África se hablan unas 1.500 lenguas pertenecientes a cuatro familias lingüísticas: la afroasiática, que se extiende por un amplio cinturón que cubre la mayor parte del tercio septentrional del continente y llega al oeste de Asia; la congo-kordofán, que se compone de más de 1.000 lenguas y se habla por las dos terceras partes meridionales de África, con la rama bantú ocupando la mitad meridional del continente; la nilo-sahariana que se hallan en la región central y central-oriental de África, salvo una lengua, la songhai que se habla en África occidental (Malí, Burkina Faso, Níger); y finalmente las lenguas de la familia joisana, que en su día se hablaron por la mayor parte del tercio meridional de África pero que actualmente y debido a la expansión bantú y a la ocupación europea sufren de extenuación y muchas se han extinguido; hay varias docenas de lenguas joisanas que se hablan por grupo pequeños en Sudáfrica, Namibia, Bostwana y Angola, donde las lenguas dominantes son bantúes (zulu, xhosa) o indoeuropeas (afrikáans, inglés); las dos lenguas joisanas más divergentes se hallan en el norte de Tanzania. Además de las cuatro familias mencionadas anteriormente, habría que añadir la representación que la familia indoeuropea tiene en la lengua afrikáans y la que la familia austronésica tiene en la malgache.

Dialectos

Escritura En cuanto a la escritura, sólo la poseen en torno a la mitad de las lenguas africanas y algunas no tienen más testimonio escrito que unos fragmentos del Nuevo Testamento. Los alfabetos, excepto en el caso del árabe y de algunas lenguas de Etiopía, están basados en adaptaciones del alfabeto romano introducido por los movimientos misioneros. Algunas tribus han desarrollado su propio silabario, tal es el caso del vai de Liberia y el bamún del Camerún.

Gramática Con la excepción de unas pocas, todas las lenguas al sur del Sahara son, independientemente de su afiliación genética, tonales, esto es, las diferencias de tono en una sola sílaba hacen que cambie el significado de una palabra, de un prefijo o de un sufijo, e incluso la función gramatical en la oración. Por ejemplo, todas las lenguas que pertenecen a la rama chádica de la familia afroasiática lo son, así como las omóticas y algunas cusíticas; igualmente lo son todas las joisanas estudiadas hasta el momento y las nilo-saharianas, ocurriendo lo mismo con las pertenecientes a la familia nígero-congoleña, con la excepción de la wolof, serere y fula de la rama atlántica, así como la swahili de la rama bantú. Por ejemplo, en un dialecto nigeriano kwi en tono alto significa 'navaja', con tono medio, 'piedra de molino' y con tono bajo 'pollo'; en el caso de dos sílabas seguidas como ku bi, si las dos se emiten en un tono medio significa 'él vino', pero si se emite la primera sílaba en un tono alto significa 'tiene que venir'. En las lenguas nigero-congoleñas, los distintos tipos de pronombres pueden distinguirse únicamente por la altura tonal. En general, tales distinciones tonales, así como las de intensidad, se omiten en la escritura; sin embargo, para que el lector pueda distinguir las diferencias de significado, habría que indicarlas bien con acentos, bien con otros signos diacríticos, que pocos diccionarios y gramáticas de las lenguas africanas incluyen. Es muy improbable que el tono se desarrollara independientemente en las familias lingüísticas mencionadas anteriormente, por lo que cabe pensar que esta característica se difundió traspasando las fronteras genéticas a través del continente africano.

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Familia AfroAsiática o camitosemíticas

Lenguas camitosemíticas

Lenguas camitosemíticas, principal familia de lenguas del norte de África y de Oriente Próximo. Algunos estudiosos las denominan afroasiáticas por su distribución geográfica, y cuentan con

unos doscientos millones de hablantes. Se ha pensado que procedía de una lengua madre que existió en torno al siglo VII a.C., pero las lenguas más antiguas del grupo están fechadas a partir del tercer milenio antes de Cristo El nombre de camito-semíticas, aunque arraigado, conduce a error, porque sugiere la idea, hoy desautorizada, de que esta familia de lenguas

tiene dos ramas principales cuando se admite que existen seis ramas o subfamilias igualmente independientes: la semítica, la bereber, la egipcia, la cusita, la omótica, y la chad. Las seis ramas presentan bastantes similitudes sintácticas, morfológicas, fónicas y léxicas lo que

demuestra su origen común. No obstante, algunas escuelas científicas debaten la relación de las lenguas chad con las camito-semíticas.

Las lenguas semíticas incluyen el árabe, el hebreo, el amárico (lengua oficial de Etiopía) y otras hoy desaparecidas, como la asirio-babilónica o acadio, el arameo, el fenicio, el moabita y algunas otras. La rama egipcia del grupo camito-semítico está formada por la antigua lengua egipcia, incluida la lengua copta o copto, que ha pervivido hasta el siglo XIV. La rama bereber está constituida por el tuareg y otras lenguas que hablan en el norte y noroeste de África unos doce millones de hablantes. De ellos, muchos son bilingües utilizando el árabe tanto como su lengua bereber, que escriben con caracteres árabes. Las lenguas cusitas se hablan en Etiopía y Somalia, a lo largo del mar Rojo, por trece millones de personas; está formado este grupo por

el galla (que hablan en Kenia y en el sur de Etiopía) de escritura en caracteres etíopes, y el somalí en caracteres latinos. En el África central y occidental se hablan las lenguas chad. La

más importante de ellas es el hausa, lengua originaria del norte de Nigeria y áreas limítrofes, y que también sirve como lengua franca de la zona para millones de hablantes no nativos.

Siempre se usaron caracteres árabes en su escritura, pero en el siglo XX empieza a escribirse con el alfabeto latino. En el oeste de Etiopía y el norte de Kenia existen en torno a veinte lenguas omóticas habladas por casi dos millones de mujeres y hombres. Veáse también

Lenguas africanas.

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Familia Afro-asiática

Historia Aproximadamente unas 240 lenguas afroasiáticas se hablan a través del tercio septentrional de África, desde Marruecos y Mauritania en el Atlántico hasta Egipto, Sudán, Etiopía y Somalia en el lado oriental de la costa mediterránea y el cuerno de África. Además hay lenguas semíticas en muchos países de Oriente Medio, como Arabia Saudita, Jordania, Israel, Líbano, Siria e Iraq. Por razones culturales y geográficas, la familia semítica fue la primera rama de la familia afroasiática que fue reconocida por los estudiosos europeos. La conexión existente entre el hebreo, arameo y árabe ya había sido conocida por los eruditos judíos y musulmanes desde tiempo atrás, aunque el francés Guillaume Postel en 1532 la definió. En 1702 Hiob Ludolf extendió a este núcleo semítico las lenguas semíticas etiópicas, acuñando en 1781 Schlözer el término semítico para englobar esta rama. Durante la primera mitad del siglo XIX, el antiguo egipcio, el bereber y las lenguas cusíticas fueron agrupadas en una rama denominada camita, estableciéndose una relación entre estas lenguas y las semíticas, con lo que la familia se denominó camito-semítica.

Datos Las lenguas afroasiáticas son habladas por unos 175 millones de personas, aunque sólo unas pocas lenguas cubren la mayor parte de ese número. Sólo el árabe es hablado por unos 100 millones de personas, seguido a distancia por el hausa (12 millones de nativo hablantes y 13 millones que lo hablan como segunda lengua), amhárico (8 millones), oromo (7 millones), tigriña (4 millones), silha (3 millones), hebreo (3 millones), tamazight (2 millones), somalí (2 millones), cabileño (1 millón) y riff (1 millón).

Dialectos

La familia afroasiática tiene seis ramas:

• Antiguo egipcio, que en sus últimos años de existencia fue conocido como copto, se extinguió

en el siglo XVII, aunque las iglesias coptas lo usan en su liturgia. • Bereber, hablado por unos 11 millones de personas en Marruecos y Argelia mayormente,

aunque también hay lenguas bereberes en Túnez, Libia, Mauritania y Senegal. En su momento estas lenguas se hablaron por todo el norte de África, pero la expansión árabe con el surgimiento del Islam en el siglo VII d. C. restó protagonismo a estas lenguas y de hecho la mayor parte de nativo hablantes bereberes (sobre todo los hombres) son bilingües en árabe. Los tuaregs, ampliamente dispersos por Níger, Malí y Nigeria también hablan una lengua bereber.

• La rama chádica, con unas 125 lenguas y 30 millones de hablantes, se localiza sobre todo en

Chad, Níger, Nigeria, Camerún y la República Centroafricana. Una sola lengua, hausa, reúne al 80 por ciento de hablantes chádicos.

• Omótica es otra rama de las lenguas afroasiáticas con 1 millón de nativo hablantes,

principalmente en Etiopía occidental y norte de Kenia. Esta rama la forman unas tres docenas de lenguas.

• Las lenguas cusíticas, con 12 millones de hablantes, se hallan en Sudán, Etiopía, Kenia,

Somalia y Tanzania. • Las lenguas semíticas se hablan en el norte de África y el Medio oriente. En total son unas 20

lenguas y 120 millones de hablantes, siendo la más numerosa, como ya hemos dicho, la árabe. En cuanto a número de lenguas semíticas, Etiopía registra la mayor cifra.

Escritura

Gramática Las lenguas afroasiáticas, con la excepción de las chádicas, omóticas y cusíticas, muestran una característica inusual: la mayor parte de sus raíces verbales, de las cuales derivan los nombres, consisten de tres consonantes, con semivocales contando como consonantes. El orden dominante en las lenguas semíticas, egipcio antiguo y bereber es verbo, sujeto, objeto, aunque en amhárico es sujeto, objeto y verbo; en las lenguas chádicas es mayormente sujeto, verbo y objeto, aunque también se halla verbo, sujeto y objeto, y en las cusíticas es casi siempre sujeto, objeto y verbo. En fonología las consonantes oclusivas t y q (de k) fueron retenidas pero no la p; las africadas de lenguas relacionadas (que comenzaron siendo oclusivas y fueron liberadas como sonidos fricativos) si alguna vez existieron se perdieron o fueron reemplazadas por sonidos sibilantes e interdentales (que se simbolizan como s, th, th, dh); los sonidos laterales y los interdentales se perdieron en la mayor parte de las lenguas. Los sonidos labiales velarizados (menos en el grupo etiópico) y todos las oclusivas post-velares se perdieron. En cuanto a las glotales, faringeales y laringeales, seis de ellas (gh, kh, ', h, `, h) se retienen en árabe y se conservaron en otras lenguas

semíticas en la etapa antigua. El hebreo y el arameo retienen ', h, `, (aunque sólo kh en hebreo moderno y en la mayoría de los dialectos arameos); posteriormente el etiópico y el púnico conservaron sólo ' y el acadio sólo kh y ' (pero se convirtió en e en palabras que anteriormente incluían gh, ' o h). El sistema original de seis vocales cambió en todas partes, preservando el árabe el más amplio. La formación de las palabras se alcanza por un intrincado sistema de infijos vocales acompañados a veces por unos pocos sufijos o prefijos. Cada modelo de infijación, en combinación con una raíz consonántica más los afijos, tiene su propio significado. El nombre árabe ma-KTaB-, por ejemplo, significa 'lugar de escritura, escuela' y KaTTaB- significa 'escritor, escriba' KaTiB- un participio significa 'escribiendo'; ya-KTuB-u, la forma imperfecta es 'él escribe'; yu-KaTTiB-u, otro imperfecto es 'él escribe, él enseña a escribir' y KaTaBa, el perfecto, significa 'escribió'. En lo referente a la morfología, el género masculino no va marcado mientras que el femenino es -a o -(a-)t-, aunque -t- perteneció originalmente a otra serie de marcadores de género (en los cuales había más de dos géneros). La declinación del nombre y del pronombre se mantuvo en la etapa antigua, con los casos nominativo, genitivo, acusativo, dativo-locativo y locativo-adverbial. La terminación dativo-locativo se perdió en árabe y la forma locativo-adverbial apareció sólo en acadio. Hay rastro de un sufijo usado al principio como artículo definido -m(a) o -n(a), mantenido en árabe como marcador de la forma indefinida del nombre; posteriormente aparecieron nuevos artículos definidos. El dual del nombre se expresó en la etapa antigua pero se perdió en etapas posteriores. El plural de los nombres se forma en semítico septentrional por el alargamiento de la forma en singular. En el semítico meridional se usa el plural fracto, como en árabe kalb- 'perro' kil(b-) 'perros'. Las lenguas semíticas occidentales (salvo el etíope y las lenguas arábigas meridionales) han perdido el antiguo imperfecto y lo han reemplazado por el modo subjuntivo, reduciendo así el esquema vocálico. La forma estativa del verbo, presente en acadio, evolucionó a una nueva forma perfecta (árabe qatala 'mató', marida 'estaba enfermo'), dejando la forma ya-qtul, que era originalmente perfecta y jusiva (manera de expresar un deseo o una orden), por la jusiva sola. El sistema de formación de la palabra en semítico no favorece los préstamos, especialmente los verbales. No obstante, hay un número de los mismos desde el sumerio al acadio; desde el acadio, iranio y griego al arameo; desde el persa y turco al árabe y desde el agau y otras lenguas cusíticas a las lenguas semíticas.

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FAMILIA NILOSAHARIANA

FAMILIA KHOISÁN (Joisana)

FAMILIA NIGERO-KORDOFANA

Otras

Aisladas

Lenguas Aisladas

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(En cursiva las extinguidas)

Ainu Andamanés Burushaski Etrusco Calusa Coreano Ibero Japonés clásico Gilyak Hurrita Het Japonés moderno Ket Beothuk Hattico Meroítico Keres Kutenai Nahali Karankawa Sumerio Ryukyu Urartiano Vascuence

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Inclasificadas

Lenguas Inclasificadas

(En cursiva las extinguidas)

No hay que confundir lenguas inclasificadas con lenguas aisladas. Las primeras son las que por falta de información, estudio u otras razones no han podido ser ubicadas lingüísticamente hasta el momento; las segundas, en cambio, son las

que tras haber sido estudiadas y analizadas no se ha podido concluir una relación genética con otras familias o grupos lingüísticos.

Macedonio Clásico Elamita Lineal A Mohenjo-Daro

Gelo Jing Rético Nu Baénan Hotí Kwitlateko Shokó Tarairiú Purépecha Tartésico Tasmaniano

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Criollas y Pidding

Lenguas Criollas

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Historia Aunque no hay un acuerdo entre los lingüistas sobre la definición de pidgins y criollos o de su procedencia, todos reconocen que existe tal grupo de lenguas. Sus particularidades no entran en la esfera de lo genético sino en circunstancias compartidas de desarrollo social e histórico. En este momento no hay forma de decidir si una lengua es un pidgin o un criollo sin echar mano de tres referencias: lingüística, social e histórica. El término criollo se aplica generalmente a pidgins que se han naturalizado, aunque no todos los lingüistas concuerdan en que un criollo necesita una etapa anterior de pidgin. Los pidgins, en contraste, no son la lengua materna de nadie sino que surgen como respuesta a situaciones de contacto para cubrir la comunicación con propósitos restrictivos y casi siempre comerciales. Son lenguas simplificadas caracterizadas por un léxico mínimo, poca o ninguna morfología y una sintaxis limitada.

Datos

Dialectos

Escritura

Gramática

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Lenguas Pidgins

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Historia

Típicamente un pidgin se origina cuando hay hablantes de lenguas ininteligibles entre sí que quieren comunicarse con propósitos ventajosos para ambos, sobre todo el intercambio de bienes y servicios. Los pidgins proliferan en las rutas de comercio y mediante la difusión colonial, por lo cual casi todos los pidgins que han echado raíces proceden de una de las cinco lenguas europeas asociadas con la expansión imperial: inglés, español, portugués, francés y holandés. Uno de los ejemplos más antiguos es el pidgin inglés amerindio que fue usado a mediados del siglo XVII entre los colonos de Nueva Inglaterra y los indios iroqueses y algonquinos. Otros pidgins similares tenían al francés y las lenguas indias locales como protagonistas en Canadá central y oriental. A través del siglo XIX hubo unas 100.000 personas en Canadá noroccidental que se comunicaban entre sí por medio de la jerga chinook, un pidgin elaborado con elementos del inglés, francés, salishan y wakashan. En América Central y del Sur y en el Caribe se crearon muchos pidgins basados en el español y el portugués. En general, el léxico europeo era prominente aunque hubo excepciones; por ejemplo uno de los pidgins más importantes culturalmente en Brasil fue la denominada lingoa gêral, basado en el tupí-guaraní. También debe mencionarse el mobilian, una lengua de comercio ampliamente difundida por los Estados sudorientales de USA y basado en el choctaw. En África occidental nacieron una serie de pidgins basados en el inglés desde Camerún a Gambia. También hay pidgins basados en el inglés en Papúa-Nueva Guinea: tok pisin, con 1 millón de hablantes e hiri motu; en Fiyi y Vanuatu se habla bislama (bêche-de-mer). Algunos pidgins tienen una vida muy corta, evaporándose junto con las circunstancias particulares que les dieron origen, como el pidgin vietnam, que creció al amparo de la guerra o el inglés bambú, producto de la guerra de Corea. En cambio otros echan raíces y en el curso de generaciones acaban convirtiéndose en lenguas de primera categoría; entonces estamos ante un criollo. La región más prolífica para los criollos ha sido el Caribe, donde el criollo haitiano francés es hablado por 4 millones de personas; el criollo caribe inglés lo hablan 3 millones en Jamaica y Trinidad y Tobago, y el papiamento basado en el español, portugués y holandés es hablado por la mitad de la población en Curaçao y alrededores. El criollo hawaiano basado en el inglés es hablado por medio millón de personas. Un criollo maduro puede compartir una zona geográfica con la lengua sobre la cual el pidgin fue creado, como ocurre en Haití, donde la lengua oficial es el francés del que surgió el criollo haitiano, siendo el bilingüismo lo corriente en esa nación.

Datos

Dialectos Se pueden clasificar geográficamente los pidgins por cinco regiones:

Escritura

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Otras

Lengua India de signos de las llanuras

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Lengua india de signos

Historia La lengua india de signos de las llanuras nació cuando los caballos fueron introducidos desde el sur por los españoles y las armas desde el este por los franceses. Antiguamente fue usada para cazar, comerciar y a todos los niveles sociales de interacción; actualmente se usa para contar historias, rituales, leyendas y oraciones. No es una lengua de signos de sordos. Fue el medio más importante de comunicación inter-étnica en las llanuras. En cuanto a versatilidad puede ser comparada con cualquier lengua de signos, incluidas las inventadas en tiempos recientes para los sordos. Durante su etapa de esplendor en el siglo XIX fue la principal lingua franca del oeste americano septentrional más allá del Misisipi, sirviendo a

millares de nativos y pueblos foráneos. Entre las razones para su invención pueden estar el hecho de comunicarse en silencio en la caza o en la guerra o en situaciones donde el habla pudiera ser tabú. Comunicarse por medio de señas con las manos y el cuerpo es una solución a situaciones de ese tipo. Algunos eruditos de los siglos XIX y XX creen que la lengua de signos fue inventada deliberadamente por un grupo nativo, tal como los kiowas o por europeos, como los españoles. Pero a causa de su complejidad y originalidad esto es bastante improbable. Más posiblemente la lengua se originó espontáneamente en algún lugar de las llanuras meridionales o en una región cercana porque la lengua se esparció hacia el norte y el noroeste durante el siglo XIX y continuó en esa dirección en el siglo XX. Si el multilingüismo fue un factor en su nacimiento entonces se puede afirmar que naciera en algún lugar de la costa del Golfo de México correspondiente a Texas donde se hablaban un gran número de lenguas mutuamente ininteligibles. Esa región era un centro importante de comercio entre nativos. Los registros más antiguos hechos por europeos proceden del español Alvar Núñez Cabeza de Vaca en el siglo XVI y otros tres exploradores que sobrevivieron a la desastrosa expedición de Narváez al oeste de Florida, pasando ocho años (1528-1536) entre los indios de México y la costa de Texas. Durante ese periodo aprendieron mucho sobre la geografía y los pueblos nativos de la región, incluyendo unos rudimentos de sus lenguas. En su Naufragios y relación de la jornada que hizo a la Florida Cabeza de Vaca escribió: 'Hallamos también pedazos de lienzo y de paño, y penachos que parescían de la Nueva-España; hallamos tambien muestras de oro. Por señas preguntamos a los indios de adonde habían habido aquellas cosas; señaláronnos que muy lejos de allí había una provincia que se decía Apalache, en la cual había mucho oro, y hacían seña de haber muy gran cantidad de todo lo que nosotros estimamos en algo.' La expedición de Francisco Vázquez Coronado (1540-1542) penetró en las llanuras meridionales y centrales, llegando a territorio que hoy pertenece a Kansas. En el relato de la expedición los indios denominados querechos (tal vez tonkawas o atabascanos de las llanuras) son mencionados comunicándose en lengua de signos tan eficazmente que no hacía falta intérprete. En su momento álgido fue usada como lingua franca por kiowas, comanches, cheyennes, arapahoes y también por crows, nez perces, blackfoots, flatheads, gros ventres e hidatsas. Es decir, la lengua estaba diseminada desde Texas al río Misuri y sus afluentes en Dakota del Norte, Wyoming y Montana. Pero también esta región incluía la parte septentrional de México, el suroeste de U. S. hasta el valle del río Grande, la meseta de Colorado, Wyoming e Idaho y las inmediaciones de las llanuras en Canadá oriental.

Datos La lengua india de signos está casi totalmente extinguida, aunque algunos signantes se pueden encontrar aislados en algunas reservas de las llanuras.

Dialectos El hecho de que la comunicación por medio de signos entre indios de varias partes del Misisipi occidental fuera posible fácilmente guió a la conclusión de que había una lengua uniforme por todas las llanuras. Si se notaban diferencias eran contempladas sin importancia o tenidas como signos ejecutados de forma descuidada. Pero la observación cuidadosa ha establecido que la lengua india de signos no fue uniforme, habiendo diferencias léxicas y las lógicas divergencias regionales peculiares a tribus e individuos. Las diferencias en vocabulario y en estilo de ejecución son análogas a cualquiera lengua hablada.

Escritura La figura inferior muestra algunos ejemplos de la lengua india de signos.

Gramática El conjunto del léxico de la lengua india de signos se puede establecer en unos 1.000 signos básicos para la comunicación, aunque existen diccionarios compilados que recogen hasta 3.000 y 3.500 entradas. Las relaciones espaciales, las actividades físicas, los nombres de animales y descripciones de sus características y movimientos son abundantes en las compilaciones realizadas. Igualmente son frecuentes los nombres de personas y de lugares. En cambio la dificultad de expresar sentencias de causa-efecto y términos emotivos hacen más escasos estos signos. Casi todos los signos tienen significado léxico más que gramatical, siendo entendido el significado léxico en aislamiento (árbol, río) y el gramatical en el contexto de la frase. Sólo unos pocos signos tienen un significado primordialmente gramatical, como cuando el signo indica que lo que sigue es una pregunta. El tiempo se indica por signos que tienen significado léxico, por ejemplo palabras equivalentes a adverbios temporales (mañana, ayer); el género por las palabras para masculino y femenino y la posesión por el signo para poseer colocado entre el signo del poseedor y el signo de lo poseído. El orden de las palabras en una frase es libre y se puede decir lo mismo en un orden alternativo aunque en general el sujeto va antes del verbo y el modificador sigue a lo modificado.

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Silbo Gomero

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El silbo gomero no es una lengua fonológica convencional sino que se trata de un medio usado por los pastores y agricultores de la isla de La Gomera (Islas Canarias), quienes limitados por la difícil orografía de la isla tuvieron que recurrir a este inusual método para comunicarse entre sí. Los medios para producir los sonidos son tres: la boca, los dedos y las manos, haciendo estas últimas de bocina. Los sonidos alcanzan distancias de más de tres kilómetros de distancia.

En realidad el silbo gomero no es el único sistema de silbidos usado en el mundo, ya que otros pueblos también lo utilizan, como los mazatecos de

México, si bien el gomero está más desarrollado al permitir sostener 'conversaciones' más amplias.

A finales de los años ochenta comenzó a promoverse desde instancias oficiales el uso de este sistema de comunicación que se encontraba en

declive. En 1998 se aprobó en el Parlamento de Canarias una proposición no de ley que instaba al Gobierno de Canarias a que incluyera el silbo de la

Gomera en el sistema educativo de la isla. Para ello se formó una comisión de profesores universitarios encabezada por el estudioso de esta lengua y

catedrático de Lengua, Ramón Trujillo.

La Consejería de Educación contrató a tres expertos silbadores para que impartieran clases, materializándose estos esfuerzos en la obligatoriedad de

su aprendizaje a partir del año 1999, cuando el Gobierno de Canarias lo declaró asignatura obligatoria en Primaria y optativa en Secundaria. Se ha

confeccionado una Libreta de Investigación del Silbo y se ha instituido un Día Insular del Silbo para fomentar su uso entre la población.

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Lengua Esperanto

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Lengua Esperanto

Historia La lengua esperanto es la más importante de las lenguas artificiales, habiendo sido inventada en 1887 por el doctor Lazarus Ludwig Zamenhof de Varsovia (Polonia). La lengua está basada en elementos de las más prominentes lenguas occidentales y es más fácil de dominar que cualquier lengua nacional pues sus reglas gramaticales son totalmente consistentes y por medio de un pequeño número de raíces básicas se puede obtener un extenso vocabulario a través de prefijos, sufijos e infijos.

Datos

Dialectos

Escritura El alfabeto para escribir esperanto es el romano consistente de 28 letras. Cada palabra se pronuncia exactamente como se lee y el acento siempre va al lado de la última sílaba. No hay letras mudas. 'Ne provizu al vi trezorojn sur la tero, kie tineo kaj rusto konsumas, kaj kie stelistoj trafosas kaj stelas; sed provizu al vi trezorojn en la cielo, kie nek tineo nek rusto konsumas, kaj kie stelistoj nek trafosas nek stelas; car kie estas via trezoro, tie estos ankau via koro.La lampo de la korpo estas la okulo; se do via okulo estas sendifekta, via tuta korpo estos luma.Sed se via okulo estas malbona, via tuta korpo estos malluma. Se do la lumo en vi estas mallumo, kiel densa estas la mallumo!' (Mateo 6:19-23)

Gramática Todos los nombres en esperanto terminan en -o, los adjetivos en -a, los adverbios en -e y los verbos en infinitivo en -i. El sufijo -j se añade a los nombres para formar el plural y también a los adjetivos cuando los nombres que modifican están en plural. El tiempo presente de los verbos acaba en -as, el pasado en -is, el futuro en -os, el condicional en -us y el imperativo en -u. No hay cambios para persona ni número. No hay artículo indeterminado y el determinado es la para todos los números y géneros.

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Fuentes

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