Les supersticions basades en el bé i el mal
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Transcript of Les supersticions basades en el bé i el mal
MARINA FERNÁNDEZ, SUSANA GALLARDO, LAIA LARRUY Y SANDRA PIQUÉ
¿Qué cree la población respecto a este tema?
Las supersticiones
• Tocar madera • Pata de conejo • Apagar las velas de un soplido • Decir “Jesús” o “Salud” cuando alguien estornuda • Encontrar un trébol de cuatro hojas • Ritual de las bodas • Cruzar los dedos • Tirar monedas a un pozo o una fuente
Buena suerte
• Romper un espejo • El número 13 • El gato negro • Derramar la sal • Pasar por debajo de una escalera • Que te echen un mal de ojo • Dejar las tijeras abiertas • Abrir el paraguas bajo techo • Levantarse con el pie izquierdo
Mala suerte
¿Qué son?
1. HISTORIA DE LAS SUPERSTICIONES
Superstición procede del término latino superstites, el cual deriva de
super (arriba) y stare (estar). Los guerreros que salían vivos de las
batallas eran llamados superstires, ya que habían sobrevivido a sus
compañeros y estaban, por tanto, por encima de ellos. De igual modo, las
supersticiones que hoy conservamos están por encima de sus épocas, de
ahí que hoy nos parezcan tan extrañas y, a menudo, absurdas.
Podemos ver la superstición como un mecanismo de defensa o como una
expresión externa de las tensiones y la ansiedad que el hombre ha ido
soportando a lo largo de su evolución.
Los orígenes de muchas de las supersticiones que aún conservamos son
reliquias de otras culturas más antiguas que la nuestra. Toda superstición
evoluciona a raíz de algo.
La mayoría de las supersticiones nacieron durante la Edad Media, en una
época en la cual el analfabetismo, la pobreza, las enfermedades y la
muerte estaban a la orden del día. En esta situación, el fuego y sobre
todo la religión, se convierten en los únicos medios capaces de acabar
con el sufrimiento y purificar el cuerpo y alma, con lo que se convierten en
la principal fuente supersticiones.
Sin embargo, la mayoría de las supersticiones derivadas de la religión
católica tiene su origen en las religiones primitivas anteriores a ellas, en
las cuales se creía que la magia ofrecía un poder sobrenatural que
protegía frente a los malos espíritus.
2. TIPOS DE SUPERSTICIONES
Napoleón temía los gatos negros y Sócrates el mal de ojo. A Julio
César le aterrorizaban los sueños. Enrique VIII aseguraba que la
brujería le había inducido a casarse con Ana Bolena. Pedro el
Grande experimentaba un terror patológico cuando tenía que
cruzar puentes. Samuel Johnson siempre iniciaba la entrada o la
salida de un edif icio con el pie derecho.
Podemos encontrar dos t ipos de supersticiones, que nos pueden
conducir a la mala suerte o a la buena suerte.
2.1 Supersticiones de mala suerte
Romper un espejo Se originó mucho antes de que existieran los espejos de vidrio.
En el siglo VI antes de Cristo, los griegos habían iniciado una
práctica de adivinación basada en los espejos y l lamada
catoptromancia, en la que se empleaban unos cuencos de
cristal o de cerámica l lenos de agua.
El cuenco de cristal l leno de agua se revelaba el futuro de
cualquier persona, cuya imagen se reflejara en la superficie del
mismo.
Los pronósticos eran leídos por un «vidente». Si uno de estos
espejos se caía y se rompía, la interpretación inmediata del
vidente era que la persona que sostenía el cuenco no tenía
futuro o que su futuro le reservaba unos acontecimientos tan
catastróficos.
En el siglo I, los romanos adoptaron esta superstición
portadora de mala suerte y le añadieron un nuevo matiz, que es
nuestro signif icado actual. Sostenían que la salud de una
persona cambiaba en ciclos de siete años. Puesto que los
espejos reflejaban la apariencia de una persona —es decir, su
salud—, un espejo roto anunciaba siete años de mala salud y
de infortunios.
El número 13
El origen de esta superstición se remonta a un banquete en el
Valhalla, en el que fueron invitados doce dioses. Loki, el
espíritu de la pelea y del mal, se coló por las buenas, con lo
que el número de los presentes l legó a trece. En la lucha que
se produjo para expulsar a Loki, Balder, el favorito de los
dioses, encontró la muerte.
Ésta es una de las primeras referencias escritas al infortunio
relacionado con el número trece. Desde Escandinavia, la
superstición se difundió a través de Europa, en dirección Sur.
Al iniciarse la era cristiana, estaba ya bien establecida en los
países mediterráneos. Entonces la creencia fue notablemente
reforzada, tal vez para siempre, por la cena más famosa de la
historia: la Últ ima Cena.
Cristo y sus apóstoles eran trece. Menos de veinticuatro horas
después de esta cena, Cristo era crucif icado.
Los mitólogos han considerado la leyenda nórdica como una
prefiguración del banquete cristiano. Trazan paralelos entre el
traidor Judas y Loki, el espíritu de la contienda, y entre Balder,
el dios favorito que resultó asesinado, y Cristo, que fue
crucif icado.
El gato negro
El temor a los gatos, especialmente a los negros, surgió en
Europa durante la Edad Media, particularmente en Inglaterra.
Los gatos callejeros eran alimentados a menudo por ancianas
pobres y solitarias. Cuando se propagó en Europa una oleada
de histeria, en la que muchas de esas mujeres carentes de
hogar fueron acusadas de practicar la magia negra, los gatos
que les hacían compañía —especialmente los negros— fueron
considerados culpables de brujería por asociación de ideas.
En Francia, mil lares de gatos eran quemados mensualmente
hasta que, en la década de 1630, el rey Luis XIII puso fin a
esta vergonzosa práctica.
Dado el largo tiempo durante el cual los gatos negros fueron
sacrif icados en toda Europa, es sorprendente que el gen del
color negro no se hubiera extinguido en esa especie.
Derramar la sal
Para los romanos, la sal era un elemento tan valioso para
condimentar las comidas como para curar heridas, y por tanto
no es de sorprender que el acto de derramar tan precioso
ingrediente l legara a ser equivalente a un mal augurio.
Pasar por debajo de una escalera El verdadero origen de la superstición nada tiene que ver con
la precaución. Una escalera apoyada en una pared forma un
triángulo, f igura considerada desde largo tiempo, por muchas
sociedades, como la expresión más común de una trinidad de
dioses.
Siglos más tarde, seguidores de Jesucristo se adhirieron a la superstición
de la escalera, interpretándola a la luz de la muerte de Cristo. Puesto que
se había apoyado una escalera en el crucifijo, ese útil se convirtió en
símbolo de maldad, traición y muerte. Pasar por debajo de una escalera
llamaba al infortunio.
Abrir el paraguas bajo techo La primera noticia que se tiene de esta superstición es en el siglo XVIII en
Inglaterra, donde creían que daba mala suerte porque entre el paraguas y la
casa hay mucha negatividad, ya que ésta protege a sus habitantes y no tolera
ninguna otra protección. Si alguien lo abría bajo techo, supuestamente esa
persona moría antes de que acabase el año.
Se trata de una superstición no muy lejana, ya que el paraguas llegó a Europa
a principios del siglo XVII. Esta simbología proviene de las sombrillas
orientales, consiste en un accesorio que proyectaba divinidad. Se interpretaba
que al bloquear el reino de la luz del sol, y se consideraba como un desafío
hacia los dioses, quienes querían que los hombres buscaran cobijo y
protección bajo el techo de sus casas. Entonces, cuando nos encontrábamos
dentro de una casa, estábamos bloqueando la luz divina. Y al abrir el paraguas
dentro de ésta casa, es considerado por los dioses como una doble
provocación a la dignidad de éstos, como si les diésemos la espalda.
Dejar las tijeras abiertas
Unas tijeras que descuidadamente han quedado apuntando a una persona,
indican que si ésta es una persona soltera, nunca va a casarse; y si es casada,
será objeto de infidelidad.
Cuando unas tijeras caen al suelo, la persona a la que dirigen su punta, está
siendo señalada como víctima de un mal o desgracia inmediata.
Tradicionalmente las tijeras son atributo de Átropos, una de las tres Parcas
romanas o Moiras, encargada de cortar el hilo de la vida, así que de alguna
forma los objetos cortantes dirigen el destino. Y son símbolo de muerte
inmediata.
A pesar de que las tijeras sean un elemento maléfico, pueden servir en algunas
ocasiones para cortar las energías negativas. Desde esa condición conjuran al
mal de ojo y abiertas en cruz junto a una puerta, impiden la entrada de las
brujas.
Mal de ojo
En la antigua Roma, los hechiceros profesionales especializados en mal de ojo
eran contratados para ejercer sus sortilegios contra los enemigos de una
persona. A todos los gitanos se les acusaba de tener ese poden siempre
temible, que también estaba difundido a través de la India y el Oriente Próximo.
En la Edad Media, los europeos temían tanto padecer sus efectos, que
cualquier persona que tenía una mirada desviada o presentara cualquier
anomalía, o el hecho de reflejarse en la pupila de un ojo y quedarse atrapados
en ella, a menudo eran sacrificadas en la hoguera.
Antiguamente se atribuía al mal de ojo enfermedades de origen desconocido.
Lo echaban las brujas, los gitanos, los gafes y los bizcos y afectaba a los niños.
Para protegerse de ello, se dice que hay que llevar ajos, oro y plata, ojos de
cristal azul y herraduras.
Levantarse con el pie izquierdo
El pie izquierdo siempre ha sido impopular y signo de mala suerte, desde el
hecho de levantarse hasta el de acostarse con él. El origen de esta superstición
es muy antiguo. Empezamos a verlo en Petronio que menciona: «Empachados
con tanta decoración, nos disponíamos a penetrar en el triclinio, cuando un
esclavo encargado de esta función especial, gritó: 'Primero con el pie derecho,
señores'. Al instante temimos que alguno de nosotros ya hubiera transgredido
la orden de atravesar el umbral de esta manera. Después todos avanzamos un
paso con el pie derecho ».
Seguidamente San Juan Crisóstomo también se refiere al pie izquierdo con
estas palabras: «Yo mismo salía poniendo primero el pie izquierdo y esto... es
una señal de mala suerte».
Todo cuando se refiere al pie derecho es favorable y, por el contrario,
desfavorable en cuanto al pie izquierdo. Trae mala suerte poner primero el pie
izquierdo en el suelo al levantarse de la cama. Si por error se comete este
hecho, se puede contrarrestar la mala suerte haciendo la señal de la cruz tres
veces y volviéndose a acostar para levantarse más tarde apoyando primero
sobre el suelo el pie derecho.
Cuando se sale de casa trae mala suerte empezar a caminar con el pie
izquierdo. Para subir o bajar escaleras se debe empezar con el pie derecho. Al
embarcar o desembarcar hay que poner primero el pie derecho porque es de
mal agüero hacerlo con el izquierdo. Se dice que si se entra en casa ajena con
el pie izquierdo se trae la mala suerte a sus habitantes. Cuando la novia sale
de casa para ir hacia la iglesia debe poner primero el pie derecho; en caso
contrario tendrá disgustos en su matrimonio.
2.2. Supersticiones de buena suerte Tocar madera En Europa, durante la Edad Media, los cristianos aseguraban
que la superstición de tocar madera se originó en el siglo I, y
procedía que Cristo fue crucif icado en una cruz de madera.
Tocar madera en señal de esperanza era supuestamente un
sinónimo de la plegaria de súplica, y equivalía a decir: «Señor,
haz que mi deseo se haga realidad.»
Otras culturas reverenciaban diferentes t ipos de árbol, a los
que dirigían plegarias y tocaban. Para los egipcios el árbol
sagrado era el sicomoro, y para las antiguas tr ibus germánicas
el árbol predilecto era el fresno. Los holandeses se adhirieron
a la superstición de tocar madera, mas para ellos el t ipo de
madera carecía de relevancia; lo que si importaba era que la
madera estuviera sin barnizar, sin pintar y sin tal lar, y que
careciera de cualquier adorno.
Pata de Conejo Dicen que la persona que persigue la buena suerte, debiera
l levar consigo la pata de un conejo. Históricamente, la pata de
conejo poseía poderes mágicos. En Europa, la suerte atribuida
a una pata de conejo, se debe a una creencia arraigada en un
antiguo totemismo, porque el hombre, que se adelantó al
darwinismo en varios miles de años, pensaba que descendía de
los animales. Cada tribu tenia un animal como mascota.
Los celtas, por ejemplo, creían que este animal pasaba tanto
t iempo bajo t ierra, porque mantenía una comunicación secreta
con el mundo subterráneo de los númenes. Así que el conejo
disponía de una información que a los seres humanos les
estaba negada. Y el hecho de que la mayoría de los animales,
entre ellos el hombre, nazcan con los ojos cerrados, en tanto
que los conejos l legan al mundo con los ojos abiertos de par en
par, les confir ió una imagen de sabiduría. En realidad, es la
l iebre la que nace con los ojos abiertos porque el conejo lo
hace con los ojos cerrados.
Apagar las velas de un soplido
Fue en la Baja Edad Media alemana donde surgió la idea de colocar en
las tartas de cumpleaños tantas velas como años cumplían los niños más
una. Para dejar atrás los años cumplidos y pasar a los siguientes, se
debían apagar todas las velas de un solo soplido.
Decir “Jesús” o “Salud” cuando alguien estornuda Se debe a que el estornudo era el principio de muy diversas enfermedades y
por eso se pedía a Dios que apartase el peligro de cualquier infección.
También se dice que era para evitar que entrara el demonio a través de la
boca.
Encontrar un trébol de cuatro hojas
Han sido muchas culturas las que le han dado este poder mágico a los tréboles
de 4 hojas durante todas las épocas. En el antiguo Egipto se acostumbraba
regalar un trébol para bendecir la unión de una nueva pareja, como un símbolo
de amor eterno. A los niños se les colgaba el trébol como un talismán, para
protegerlos del mal. Desde el punto de vista simbólico, una antigua leyenda le
da un significado divino al trébol de 4 hojas. Según esta mística historia, el
trébol de 4 hojas era una planta que crecía en abundancia en el Paraíso donde
habitaban Adán y Eva. Al ser desterrados del Edén, Eva tomo un pequeño
trébol de 4 pétalos, y lo llevó consigo para que le mostrara ante sus ojos, a los
demonios invisibles, seres maléficos que de otra forma ella no podría ver. Este
trébol le otorgó protección y bendición, frente a los terrores del mundo. Más
adelante, después de la venida de Cristo, se le dio la simbología de la Santa
Cruz, como un símbolo de la naturaleza, que bendecía con amor y prosperidad.
Cada hoja del trébol tiene una simbología especial:
El primero es para la esperanza
El segundo es para la fe
El tercero es para el amor
El cuarto para la suerte.
3. ¿QUÉ OPINA LA POBLACIÓN? Durante el trabajo hemos realizado una serie de encuestas para saber que
opina la población sobre las supersticiones. Hemos tenido en cuenta público de
todas las edades, pero en concreto hemos cuestionado a jóvenes de entre 14 y
18 años, ya que nos parecía interesante saber que opina la gente de nuestra
edad.
Eres supersticioso?
NO44,64%
SÍ55,36%
En este gráfico podemos ver representado el porcentaje de gente que se
considera supersticiosa. Tal como indica el gráfico circular, no hay mucha
diferencia entre los dos puntos de vista. Esto nos lleva a la conclusión de que
no hay una opinión fija, sino que hay variedad de ideas.
Algunas personas a las que les hemos hecho la encuesta no se decantaban
por ninguna de las dos respuestas, sino que opinaban que eran supersticiosos
para las cosas que daban buena suerte, o eran supersticiosos para las cosas
que daban mala suerte.
Mala suerte
22,35%
11,76%4,71%5,88%12,94%
14,12%11,76% 16,47%
GATO NEGROESCALERAROMPER ESPEJOMARTES 13PARAGUASBUDÚPIE IZQUIERDODERRAMAR SALERO
Este gráfico nos muestra cuáles son las supersticiones que auguran mala
suerte más conocidas. El porcentaje nos indica cuáles son las que la población
opina que son ciertas. Las que tienen un número más alto de certeza son:
-Pasar por debajo de una escalera
-Romper un espejo
-Abrir un paraguas bajo techo
Seguidas de las más conocidas, destacan el hecho de cruzarse con un gato
negro y la práctica de vudú.
Nos ha parecido muy interesante que tan solo un 5,88% crea que levantarse
con el pie izquierdo de mala suerte, cuando esta es una expresión muy común
en el habla coloquial.
Buena suerte
22,33%
11,65%
0,97%
13,59%
16,50%
12,62%7,77%
14,56%
PISAR MIERDAESTRELLA FUGAZTOCAR MADERATIRAR MONEDA FUENTETREBOL 4 HOJASLENCERIA ROJASOPLAR VELASJESÚS AL ESTORNUDAR
Por último, hemos realizado un gráfico que muestra las supersticiones que
auguran buena suerte más conocidas.
Cuesta diferenciar una en concreto, ya que la mayoría tienen el mismo
porcentaje de credibilidad. En cambio, podemos destacar que no es muy
creíble para la población encuestada no cree que decir “Jesús” o “Salud”
cuando una persona estornuda pueda dar buena suerte, aunque la mayoría lo
dicen cuando se encuentran en tal situación. También destaca por su poca
credibilidad el tirar monedas en una fuente o en un pozo, mientras que es una
acción que realiza mucha gente.
Como conclusión de estos gráficos podemos decir que la mayoría de
supersticiones las realiza la población sin siquiera darse cuenta, mientras que
las que se cree que son reales no se llegan a cumplir casi nunca.