Letras Negras Digital

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el rojo era un ciego, el negro un sordomudo… Octavio Paz

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Nº3 Revista de Literatura y Arte en general

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el rojo era un ciego, el negro un sordomudo…

Octavio Paz

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jaime torres Mendoza / director

carlos flores revuelta / editor

claudia de los santos / arte y diseño

fernando h. garcía / comunicación y difusión

jaime torres mendoza, julia berenice espinosa, claudia de los santos, carlos flores revuelta

consejo editorial

ediciones línea breve los pinos 100, fraccionamiento las palmas

teléfono 01 878 789 2628 piedras negras, coahuila, méxico

[email protected]

El contenido de los artículos es responsabilidad de los autores. No se devuelven originales

revista digital del taller literario letras negras piedras negras coahuila méxico

Toro Rojo / Pedro León

/ óleo

2 página

Page 3: Letras Negras Digital

Estimado lector, tienes en la pantalla el tercer

número de este esfuerzo de divulgación que busca

primordialmente, abrir espacios a la expresión literaria

de todos aquellos que encuentran en las letras, una

herramienta adecuada para plasmar sus inquietudes y

percepción del existir; este proyecto es prohijado por

los integrantes del taller literario Letras Negras con

sede en Piedras Negras, Coahuila, México.

Letras Negras digital es una revista plural,

incluyente, diversa y sin compromisos, que reitera una

vez más el ofrecimiento de sus páginas a todos los que

deseen participar con obra original, como fue el caso de

Sam Fraga, creador oriundo de Coahuila y radicado en

el Distrito Federal quién gentilmente envió su

colaboración para este número.

Bienvenidos a

Letras Negras digital

Los Editores

3 página

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4 página

en este número

un clásico/ poesía

fábula de joan miró octavio paz — 05

poesía

extravío nocturno constanza gramer — 08

inmemorial liturgia julia berenice — 09

delirio asalia solís - 10

quédate en mi silencio sam fraga paz - 11

encuentro blanca esthela treviño pepi — 12

a ti esperanza cárdenas — 14

versos rojos maría del carmen maqueo garza — 15

navegar para encontrarte jaime torres mendoza — 17

narrativa

un color rojo para martín maría alicia galván muñoz — 23

solo carlos flores revuelta — 26

minificción

minimiedades carlos flores revuelta - 27

adjunto

el color del cine claudia de los santos - 28 para leer julia berenice espinosa estrada - 29 así se habla kaph - 30

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5 página

un clásico

/ poesía

fábula de joan miró Octavio Paz

El azul estaba inmovilizado entre el rojo y el negro. El viento iba y venía por la página del llano,

encendía pequeñas fogatas, se revolcaba en la ceniza,

salía con la cara tiznada gritando por las esquinas, el viento iba y venía abriendo y cerrando puertas y ventanas,

iba y venía por los crepusculares corredores del cráneo,

el viento con mala letra y las manos manchadas de tinta

escribía y borraba lo que había escrito sobre la pared del día. El sol no era sino el presentimiento del color amarillo,

una insinuación de plumas, el grito futuro del gallo.

La nieve se había extraviado, el mar había perdido el habla,

era un rumor errante, unas vocales en busca de una palabra.

El azul estaba inmovilizado, nadie lo miraba, nadie lo oía:

el rojo era un ciego, el negro un sordomudo. El viento iba y venía preguntando ¿por dónde anda Joan Miró?

Estaba ahí desde el principio pero el viento no lo veía:

inmovilizado entre el azul y el rojo, el negro y el amarillo, Miró era una mirada transparente, una mirada de siete manos.

Siete manos en forma de orjeas para oír a los siete colores,

siete manos en forma de pies para subir los siete escalones

del arco iris, siete manos en forma de raíces para estar en todas partes

y a la vez en Barcelona.

Miró era una mirada de siete manos.

Con la primera mano golpeaba el tambor de la luna,

con la segunda sembraba pájaros en el jardín del viento, con la tercera agitaba el cubilete de las constelaciones,

con la cuarta escribía la leyenda de los siglos de los caracoles,

con la quinta plantaba islas en el pecho del verde,

con la sexta hacía una mujer mezclando noche y agua, música y electricidad,

con la séptima borraba todo lo que había hecho y comenzaba

de nuevo.

El rojo abrió los ojos, el negro dijo algo incomprensible

y el azul se levantó.

Ninguno de los tres podía creer lo que veía: ¿eran ocho gavilanes o eran ocho paraguas?

Los ocho abrieron las alas, se echaron a volar y

desaparecieron por un vidrio roto.

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6 página

un clásico

/ poesía

Miró empezó a quemar sus telas.

Ardían los leones y las arañas, las mujeres y las estrellas, el cielo se pobló de triángulos, esferas, discos, hexaedros

en llamas,

el fuego consumió enteramente a la granjera planetaria

plantada en el centro del espacio, del montón de cenizas brotaron mariposas, peces voladores,

roncos fonógrafos,

pero entre los agujeros de los cuadros chamuscados

volvían el espacio azul y la raya de la golondrina, el follaje de nubes y el bastón florido:

era la primavera que insistía, insistía con ademanes verdes.

Ante tanta obstinación luminosa Miró se rascó la cabeza con su quinta mano,

murmurando para sí mismo: Trabajo como un jardinero.

¿Jardín de piedras o de barcas? ¿Jardín de poleas o de

bailarinas?

El azul, el negro y el rojo corrían por los prados,

las estrellas andaban desnudas pero las friolentas colinas se habían metido debajo de las sábanas,

había volcanes portátiles y fuegos de artificio a domicilio.

Las dos señoritas que guardan la entrada a la puerta de las

percepciones, Geometría y Perspectiva, se habían ido a tomar el fresco del brazo de Miró,

cantando Une étoile caresse le sein d’une négresse.

El viento dio la vuelta a la página del llano, alzó la cara y dijo,

¿Pero dónde anda Joan Miró?

Estaba ahí desde el principio y el viento no lo veía: Miró era una mirada transparente por donde entraban y

salían atareados abecedarios.

No eran letras las que entraban y salían por los túneles

del ojo:

eran cosas vivas que se juntaban y se dividían, se abrazaban y se mordían y se dispersaban,

corrían por toda la página en hileras animadas y multicolores,

tenían cuernos y rabos,

unas estaban cubiertas de escamas, otras de plumas, otras andaban en cueros,

y las palabras que formaban eran palpables, audibles y

comestibles pero impronunciables:

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7 página

un clásico

/ poesía

Octavio Paz (México, D.F. 1914-1998) Ensayista y poeta mexicano. Es uno de los grandes poetas hispanos de todos los tiempos. Escritor fecundo. Su obra abarca varios géneros, textos poéticos, el ensayo y traducciones. Fundó y participó en innumerables revistas, como Taller, Plural y Vuelta. Recibió premios como el del Príncipe de Asturias, el Premio Cervantes, el de Tocqueville y el Premio Nobel, en 1990.

no eran letras sino sensaciones, no eran sensaciones sino

Transfiguraciones.

¿Y todo esto para qué? Para trazar una línea en la celda de

un solitario, para iluminar con un girasol la cabeza de luna del campesino,

para recibir a la noche que viene con personajes azules y

pájaros de fiesta,

para saludar a la muerte con una salva de geranios, para decirle buenos días al día que llega sin jamás

preguntarle de dónde viene y adónde va,

para recordar que la cascada es una muchacha que baja las escaleras muerta de risa,

para ver al sol y a sus planetas meciéndose en el trapecio

del horizonte,

para aprender a mirar y para que las cosas nos miren y entren y salgan por nuestras miradas,

abecedarios vivientes que echan raíces, suben, florecen,

estallan, vuelan, se disipan, caen.

Las miradas son semillas, mirar es sembrar, Miró trabaja

como un jardinero y con sus siete manos traza incansable —círculo y rabo,

¡oh! y ¡ah!—

la gran exclamación con que todos los días comienza el

mundo.

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8 página

poesía

extravío nocturno Constanza Gramer Recuerdas el beso que nos mordió los labios

y la sangre como río desbordado

rompiendo la piel vasta de ausencias obligadas.

Respiramos los sueños que inventamos cada noche para amarnos

envueltos por el negro luminoso donde termina el día,

cómplice de amantes y cobijo de la luna

que iluminaba tu rostro. Cerramos los ojos

para encontrarnos en la caricia urgente

que nos encendió la piel,

tus manos dibujaron en mi espalda la forma del deseo; abismo

donde extraviamos la razón y las palabras;

el silencio se rompió en murmullo de jadeos, único lenguaje que entendieron los sentidos;

mi pecho fue desierto humedecido por tus labios

y tus brazos el refugio de mis ansias contenidas.

Sendero incansablemente recorrido fue tu cuerpo pegado a mis labios,

camino que se entrega a los pasos solitarios

del amante arrebatado de caricias nuevas

fue mi cuerpo contenido por tus manos. En espera de la desmayada luz del día

dos cuerpos extasiados,

abrazados por el momento inevitable, abrigados con la promesa de lo incierto,

respirando la agonía del encuentro.

Constanza Gramer (Piedras Negras, Coahuila). Es licenciada en administración de empresas y promotora cultural. Ha publicado el libro Selene y otros cuerpos, colaboradora en la revista Historias de entretén y miento y en la antología conmemorativa del vigésimo aniversario de esa publicación. Es integrante del taller literario Letras Negras.

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9 página

prosa poética

inmemorial liturgia Julia Berenice I

Mientras tus manos pasean por mi piel, tus osados deseos

encuentran destinos tibios. Venéreo sabor pruebo en tus

labios y reconozco de otras vidas su textura. Fascinan las apariciones luminosas en tus pupilas y el torrente de

palabras rojas que salen de tu boca como la sangre

derramada en un pacto. Desterrados ya del edén

desciframos el misterio: dioses somos en el encuentro; sacra contra natura; espíritus conjugados en una ínfima

eternidad.

II

Te acomodas en el cauce natural de mi cuerpo. Columpias

tu ímpetu en mi exaltada respiración. Lugar absoluto la existencia, que resguarda tus piernas embravecidas, como

potros en batalla. Escudo en esa cruzada es mi voz, que

impugna los sonidos malditos que acechan salvajemente en

la oscuridad de nuestros miedos. Te abrazo y poseo todas las imposibilidades. Somos todas las historias. Somos

posesión de las almas sofocadas que codician aliento de

vida en uno de nuestros besos. Seremos mañana esas

mismas almas extraviadas, sólo hoy el calor perpetuo de nuestra alianza declara la verdad de los tiempos.

Julia Berenice (Saltillo, Coahuila, 1983). Estudió letras españolas en la UAdeC. Es autora del poemario Realidades del tiempo. Ha publicado en las revistas Historias de entretén y miento y La humildad premiada. Forma parte del taller literario Letras Negras.

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10 página

poesía

delirio Asalia Solís Ansío ver morir esa noche

y junto a ella su duelo

entre sábanas azules

y envuelto en la soledad adormece el pensamiento

mas luego en la oscuridad

se desliza la intención

y retrocede en el tiempo.

Vocifera altanero indómito y descontento

no puede perder la razón

tras ese frágil recuerdo

que lo sacude en las noches cuando ya todo es silencio

sube la línea ascendente

y luego entrelaza su cuello.

Entonces frágil al viento

gira su dorso exultante

para avivar el recuento de aquellas horas nocturnas

en que presa del frenesí

bebió la fuente sagrada que pertenecía a otro dueño.

Delirio de ser esclavo cautivo de la evocación

amante de la figura

entre sábanas azules

ensortija el desamparo confinado a su destierro.

Asalia Solís (Piedras Negras, Coahuila, 1980). Estudió una carrera comercial. Se desempeña como responsable de la Biblioteca Digital y Enlace, en la revista Buena Noticia. Pertenece al taller literario Letras Negras

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11 página

poesía

quédate en mi silencio Sam Fraga Paz

Entre Perlas y violines…

Quédate en mi silencio y sé

como el susurro de las viejas locomotoras al llegar a su destino.

Nube que pasas por este cielo gris detén un poco tu paso y derrama en mí

sombra y aguas de mujer extasiada.

Todos se han marchado al final

siempre pasa en este barco viejo,

las ratas, los polizontes, las rameras.

Nadie puede decir de color es el alma,

los ojos de los perros para ti silencio ciego, incoloro y frío.

Pinta tu piel, rasga tus labios

sumerge tu cuerpo en el más

profundo de los abismos, abismo de mujer.

Sam Fraga Paz (Monclova, Coahuila, 1977). Radica actualmente en la ciudad de México, D.F. Ha participado en talleres de poesía en la Universidad Nacional Autónoma de México y en la Universidad de Guadalajara; publica sus trabajos poéticos en diversos sitios de la red, como: www.myspace.com/niger77

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12 página

poesía

encuentro Blanca Esthela Treviño Pepi Busqué quien comprendiera

mis más ocultos sentimientos,

un tú que conmigo escuchara

la canción del viento al amanecer.

Deleitarnos con la hermosura del arco iris,

nubes rosadas vestidas de púrpura cuando tiñen de carmesí con su sombra

el espejo del río bajo los pies.

Transparencia diáfana del agua,

libélulas de alas irisadas

exquisitez del aroma de rosas escarlatas entreabiertas:

la región encantada del amor.

El enamorado no deja de amar intuye el peligro que le acecha:

perdería su alma en el universo si lo hiciera.

Almas marcadas

en el principio y para siempre con la llaga de la soledad.

El amor, dominio superior

a cualquier atadura visible

arroja del espíritu resignación y pesadumbre,

rebasa el destino trazado. Embrujo, sortilegio: vivir lo inverosímil.

Escapa a la mirada lo que la intuición

del amor ve con claridad. Conforta la aflicción en cada corazón

vislumbra la realidad más allá de las formas

con penetrante lucidez.

Los sentimientos evolucionan… cosas del amor.

El amor no entiende razones no hace preguntas ni da respuestas

desata con palabras tersas

los nudos inclementes que oprimen el corazón.

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Blanca Esthela Treviño Pepi (Piedras Negras, Coahuila, 1937). Titulada en administración de empresas por el Tecnológico de Piedras Negras. Se dedica al periodismo. Obra suya ha sido reunida en los colectivos Co incidencias, relatos desde la frontera e Historias de entretén y miento, antología de poesía, narrativa y teatro. Forma parte del taller literario Letras Negras.

13 página

poesía

El agua bajo los puentes

murmura los secretos del amor cúpulas sagradas reciben la caricia de la brisa

palmeras se mecen suavemente bajo el sol.

Fiesta de nubes con alas de fuego

derrama su magnificencia:

las quietas y atrevidas aguas del río

se colorean de púrpura encendida.

Una línea carmesí en la distancia separa las aguas de los cielos.

¿Qué hay más allá?

Asomarse al abismo de la grandeza

descubrir la profundidad de lo incognoscible atracción y vértigo.

Palpar juntos la orilla del paraíso.

Rosas rojas se desprenden de sus tallos al convertirse en mariposas escarlatas,

las espinas han quedado atrás.

El corazón vehemente sigue buscando un alma gemela

aunque jamás la encuentre.

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14 página

poesía

a ti Esperanza Cárdenas Durmiéndose el sol en el valle llegas tú trayendo un pedazo

de sol bermejo contigo.

Con paso firme y pausado te acercas,

te entrego mi perla más preciada,

tú la cuidas con esmero le hablas y en cojines

de albas nubes la sostienes.

Tranquilo tu porte, tu voz de

aguas serenas, el perfume de

rosa fresca y tu eterna sonrisa

callada dibujan la silueta de la discreción de un desierto.

Siempre con un consejo bajo la

manga y una palabra de aliento que refresca como

la brisa, volviéndote

aún más confiable.

Cómo no agradecerte esas tardes

donde tu llegas

trayendo un pedazo de sol bermejo contigo

y yo me voy.

Así han desfilado los años, tiempo transcurrido sin darnos

cuenta, tiempo escondido en

el cerrojo de la puerta por

una eternidad.

Esperanza Cárdenas (Nueva Rosita, Coahuila). Es doctora en economía latinoamericana por la Universidad de Toulouse-Le Mirail, en Francia. Textos de su especialidad aparecen en publicaciones de El Colegio de México y la Universidad Autónoma de Coahuila. Integra el taller literario Letras Negras.

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poesía

versos rojos María del Carmen Maqueo Garza

Guillermo Ortiz Collazo: A partir de ahora a los mexicanos también nos matan coches-bomba. Pasas a la historia como el primer médico que pierde la vida por el terrorismo, hecho pedazos al acudir a dar auxilio a un desconocido en la calle.

Julio 15, 2010 De rojo se pinta mi país, de rojo.

Ya nada es sólo blanco, ya nada es sólo verde.

El rojo salpica las vidas, las conciencias,

los selectos círculos sociales.

Tiñe bolsillos, carteras,

el traje nuevo del incorruptible

que se postra de hinojos en el templo.

Rojos son los cuentos infantiles, las canciones de cuna;

rojas las calles, rojos los parques.

Rojo cada estruendo, cada sobresalto,

a partir de la hora cuando nos volvimos

rehenes de nuestro propio miedo.

Rojo el color del dinero fácil

que todo compra, el que mancha

las manos más pulcras.

De la cámara que atrapa verdades

se torna el lente rojo

antes de estrellarse en mil pedazos.

Rojo el color de la tinta del poeta

que se niega a apagar su voz

mientras augura: “larga vida a la esperanza”.

Quiero dormir, el rojo penetra hasta mis sueños

más íntimos. En una noche de verano

lo transpiran mis poros, mancha la almohada.

El rojo se halla suspendido en el aire que todos respiramos. Nace el niño, llora,

lo primero que entra a su ser, una gran bocanada

de rojo absoluto, ineluctable

para la vida que le toque vivir, sea larga o corta,

un albur, ya nadie puede predecirlo.

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poesía

Neruda, tú escribes versos tristes, yo escribo versos rojos,

para afirmar: “Puedo escribir los versos más rojos esta noche”,

y cada mañana, y todas las tardes. Puedo también llorar

lágrimas rojas, y terminar diciendo:

“…Aunque sea éste el único color que mi país me causa,

y estos los últimos versos que le escribo.”

María del Carmen Maqueo Garza (Torreón, Coahuila). Reside en Piedras Negras desde 1984. Es médico pediatra. Ha publicado Una flor en el camino y aparece en el libro colectivo Co incidencias, relatos desde la frontera, Mariposas en las manos (próximo a publicarse). Columnista de varios periódicos del estado. Integrante del taller literario Letras Negras.

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poesía

navegar para encontrarte Jaime Torres Mendoza

Para Julia Berenice, hermosa de mis sueños

Navegar es atravesar los sueños en un barco tirado por palomas y encontrar la paz, allá, donde concluye el mar su canción azul

He salido una y otra vez de este recinto de soledad y no

logro encontrarte. Pero sé que estás ahí, en algún sitio más

allá de las fronteras del reino. Lo dice esta memoria de ti

que he sostenido desde hace mucho tiempo, cuando el recuerdo del futuro te trajo hasta mí en las olas del aire y el

timbre de tu habla se instaló en mis oídos como una

canción de gratas sensaciones. Por eso hoy, en el delirio de

mi incertidumbre y mi tristeza, he venido a esta bahía de arena donde construí, con el sólo impulso de mis sueños,

una flota de barcos hechos especialmente para surcar el

mar de tierra y polvo que me circunda y encomendarles la tarea de ir en tu busca. Bajo el sol de este día, he soltado

las amarras de cada embarcación para que naveguen y

traten de encontrar el sitio donde permaneces escondida de

mí. Cada uno, bautizado con su propio nombre, lleva la consigna de volver el tercer día de la tercera semana del

tercer mes de cada año para rendir cuentas de su misión.

Cada uno lleva también alguna insignia de mi casa para que

reconozcas los signos de quien te busca y te rindas, quizá, ante ellos porque tienen, como encargo, hablarte de la más

absoluta de las verdades de este mundo: mi amor por ti.

Si alguno de ellos atraca en tu puerto, recíbelo; lleva

noticias de mí y será el único que no regresará a esta bahía de donde ahora los despido: será la inequívoca señal de que

te ha encontrado en algún rincón del cosmos y me dará la

certeza de que tu presencia en mi vida no ha sido una ilusión. Aguardaré entonces el momento en que nuestros

caminos vuelvan a coincidir y te miraré a los ojos y

escucharé tu voz y moriré en silencio para resucitar en el

siguiente instante en que tu corazón empiece a palpitar con el mismo ritmo que el mío. Al escuchar ese compás, sabré

que la espera, por fin, ha terminado.

I Eternal Esta barca fue construida con las primeras flores amarillas

que crecieron a la orilla de los caminos del reino, cuando la

estación florida arribó con su alegría de luz. Su rumbo es el

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18 página

poesía

Este, donde los caminos más largos se tienden sobre las

olas de un mar de tierra finísima y parecen no agotarse nunca. Va en esa dirección porque es allá donde he visto el

horizonte alumbrarse por las tardes con un resplandor de

algarabía. Tal vez sean tus ojos abiertos los que ponen esa

luz y abrigo la esperanza de que, al dar contigo, desees contemplarme desde aquella distancia, hoy para mí,

inalcanzable. Esta embarcación lleva la insignia de mis ojos

eternos, los que te buscan incansablemente en las

profundidades del universo. Cuando te encuentres con esa mirada, sabrás lo que es la eternidad; sólo ella puede

albergar la grandeza de mi amor por ti, Hermosa de mis sueños.

II Ilusoria

La embarcación más grande de mi flota está hecha de

sueños. No tiene existencia en la vida real pero es la mejor dotada para enfrentar cualquier desafío que le imponga el

mar. Fue construida en largas noches de insomnio bajo la

luz fría de la luna. Está incapacitada para navegar pero no

necesita rozar el mar seco de mi memoria; flota en el aire arrullador de las tardes anaranjadas que adornan las horas

previas destinadas al descanso. Su gran insignia es la

dimensión inconmensurable de los sueños fraguados en

cada instante del tiempo en que pienso en ti. Reconócela por la gama melodiosa de los colores que puse en su

superficie con el pincel más fino de mis posesiones. Esta

barca es la única que no atracará en un puerto levantado por esfuerzo humano; mancillaría su intención. Lo hará en

tu alma, el día en que tus ojos se abran para mí, Sueño de mi alma. III Luciérnaga

La insignia de este barco es una luna bordada en oro

—luciérnaga fugaz entre el cúmulo de estrellas que nos

miran desde arriba— en la parte más visible de su proa. Él mismo es una luna en cuarto creciente destinado a navegar

por el cielo. Su misión es cruzarlo entero porque sé que

navegar es atravesar los sueños en un barco tirado por

palomas y encontrar la paz, allá, donde concluye el mar su canción azul. La señal de su llegada será el batir de alas y el

timbre risueño de una melodía de palomas que cantarán tu

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poesía

nombre en las notas de un orfeón que escribí para ti. Su

música te anunciará el arribo de esta nave que sale hoy a buscarte entre las estrellas mientras mis ojos eternos

apagan su luz para no obstaculizar su travesía. Cuando esté

contigo, sube a bordo y espera el momento en que mi

camino logre cruzar el tuyo en este mapa cósmico que trazó Dios para encontrarnos algún día, Corazón tierno.

IV Brisa

Es un bajel que lleva a bordo mi felicidad. Su insignia es el viento suave que anticipa la tormenta. Está construido de

material ligero para que pueda navegar sin oposición al aire

arrullador, umbral de la violencia que seguirá después. No tiene rumbo; irá a donde las fuerzas de la naturaleza lo

lleven pero a cada impulso del viento renovará sus ganas de

encontrarte. Tiene la encomienda de susurrar tu nombre

para que se diluya en un silbido que el viento se encargará de distribuir como melodía entonada por los ángeles de

Dios. Si a tus oídos llega el eco de esa canción, sigue su

timbre, te llevará al sitio exacto donde esta nave encallará

entre los acantilados de los cerros altos del reino. Ahí espera mi llegada; me reuniré contigo el tercer día de la

tercera semana del tercer mes del siguiente año, cuando las

flores amarillas que crecen a los lados de mi camino, me

lleven al altar de sueños en que florece tu existencia, Altar del cielo.

V Tormenta Es la más sólida de las embarcaciones que constituyen mi

flota. Está lista para resistir todas las pruebas y enfrentar

con éxito los embates de cualquier fuerza destructiva que a

su paso encuentre. Su estampa es atemorizante. A pesar de eso, este barco es el más vulnerable. Y lo es porque su

insignia principal es el miedo. No será, sin embargo,

devastada por ninguna fuerza que provenga del exterior.

Su destrucción vendrá de su propio interior, cuando pase el tiempo y no encuentre huella de ti. Entonces alojará, como

pasajero, a la desesperación y esa emoción interna se

volverá inconmensurable y nada detendrá su derrumbe:

sólo tú, si logras descubrirla antes de que el miedo aniquile sus resguardos, Ilusión de mis noches.

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poesía

VI Figurata

El perfil de su figura se estampa en el telón del cielo. Cruza con calma la distancia azul que, por las tardes, toma coloración amarilla y cobre. La insignia que porta su velaje

es el silencio, ese duende que se impone en mí cuando tu

lejanía se vuelve espina clavada en mi alma. Le he impuesto la tarea de pasearse frente a ti para que puedas atisbar lo

doloroso que es apagar mi voz; esta voz que no se cansa de

pronunciar tu nombre. Su rumbo de navegación es el Oeste

donde, dicen, moran los silencios. Por eso va en esa dirección; allá podrá gritar tu nombre sin que nada le

imponga muros a estas ganas que tengo de llamarte a cada

instante, Alondra mañanera.

VII Abismo

Su insignia es la incertidumbre. La reconocerás porque sus

entrañas guardan esa trampa de ramajes donde anidan las certezas no cumplidas. Lleva en el timón un cúmulo de

tristezas que le impiden flotar con soltura en los oleajes

altos. Parece que sucumbe a cada instante. Y así es. La

insignia que lo define, lo mantiene por debajo del nivel de una vida que no es. ¿Quién eres? ¿Dónde estás? ¿Qué

piensas? son apenas algunas de las grietas que se abren en

mi alma y me arrastran al abismo de lo que no sé. Este

barco conduce a la tristeza y a la melancolía. Si te encuentra, destrúyelo; será el mejor acto de caridad que te

impone su existencia; luego guarda su recuerdo para que

un día otro barco logre zarpar desde esta bahía donde muero,Ternura inalcanzable.

VIII Tristeza

Es el único de mis barcos que navega sobre mar. Pero no es el océano de sal por el que hace la travesía sino un mar

todavía más inmenso producto de mis lágrimas derramadas

en silencio. Este lleva la insignia de la tristeza. No puedo

encontrarte y eso me hunde en ese abismo donde mora la desolación. Si es esta nave a quien le toque la fortuna de

salirte al encuentro, sabrás que yo la envío porque tu

memoria guarda la imagen de mis ojos sin la luz impuesta

por la alegría; mis ojos, hermosa, los que viste a la orilla de un camino cubierto de flores amarillas una tarde de

primavera en que el sol doraba tu estampa en mi mirada,

Gota de agua soñada.

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21 página

poesía

IX Horizonte

La embarcación más grande que mis manos construyeron es ésta. Navega hacia el Norte, la dirección de las

desgracias. Lleva como insignia la distancia, ese abismo

profundo y oscuro que es para mi alma un auténtico

conjuro. Distante estás, por eso te busco a través de este barco inmenso, capaz de cruzar la línea deslumbrante del

horizonte e ir más lejos de él y rescatarte de esa lejanía que

te tiene presa. Ausente de mí como estás ahora, intentará

reducir el horizonte haciéndote visible en la sombra abrumadora de lo inalcanzable. Si tiene éxito, embárcate en

él y la distancia será un puñito de polvo disolviéndose en la

laguna de mis ojos donde tocará puerto el Horizonte, Pasión secreta.

X Duelo

Esta barca lleva mi dolor como insignia. Mi eterno duelo por la pérdida de un amor que no puedo alcanzar con nada, tu

amor, hermosa. Me duele tu ausencia, tu fugacidad, tu ser

inalcanzable. Me duele saberte en algún sitio sin mí. Por eso

esta barca tiene también como color distintivo el negro. Con ella quiero esconder mi pena porque también me duele que

sepan de mi amor hecho de sueños y de ciudades

imaginadas en las que nunca estaré contigo. La gran

esperanza de esta nave es encontrarte y que tus ojos, tan llenos de luz, le cambien esta tinta que ensombrece mi

alma, Lucecita mía. XI Palabra

La embarcación que tienes ante tus ojos no está hecha de

ningún soporte material. Es la portadora de la palabra, la

insignia que más aprecio, porque me permite nombrarte en el rigor del tiempo que se escapa. Con ella he inventado el

mundo a mi alrededor. Le he designado un atributo a cada

cosa y he definido su esencia. Pero lo esencial es tu

nombre. El mundo está lleno de ti porque eres mi primer pensamiento cuando el sol, con su calidez paternal, me

acaricia el rostro cada mañana. Esta barca tiene el encargo

de inscribir tu nombre en cada puerto a donde llegue y dar

cuenta de que te busco en cada instante del tiempo en que te sueño, Fruta matutina.

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poesía

XII Esperanza

Es la única que no se echará a la mar. Permanecerá en mi bahía para cuando una de las otras interrumpa su regreso.

Será ella quien me permitirá realizar la travesía hasta la

orilla del mar donde te encuentres. Por eso su insignia es la

esperanza, la que nunca he perdido, la que jamás haré a un lado para seguir buscándote y esperar el momento en que

tu amor me otorgue el definitivo sí que nos reúna en el

reino. Seguiré aguardando, como esta pequeña barca,

anclado en este puerto de arena y polvo hasta el día en que uno de mis barcos no acuda a la cita que tiene conmigo el

tercer día de la tercera semana del tercer mes de cada año.

Ese será el gran día, por fin, Luz de mi pensamiento.

Esta es mi flota. Reconócela por las insignias que

portan: son las de mi casa, son las que hablan de mí, soy

yo. Ha salido ya en tu busca. Desde esta orilla del tiempo la veo partir a la hora del crepúsculo. Soy un navegante de

sueños que se ha quedado anclado para soñar tu llegada.

Ojalá que el momento feliz llegue pronto porque, sin ti, me

estoy muriendo, Resplandor.

Jaime Torres Mendoza (San Juan del Cohetero, Coahuila,1955). Es Músico, narrador, pintor, escritor, editor; intelectual de fuerte raigambre y una de las mentes más preclaras que han nacido en tierra coahuilense. Autor de innumerables libros de poesía, narrativa y ensayos.

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narrativa

un color rojo para martín María Alicia Galván Muñoz Cuando Martín entró a primer año de secundaría, escogió

como taller, el de Artes Plásticas del cual yo era titular; lo

primero que me preguntó, fue:

-¿Voy a aprender a pintar con óleo?

-¡Claro que sí! -contesté- pero hasta que estés en

tercero, primero tienes que aprender teoría, a dibujar y a

pintar con otras técnicas.

Era un jovencito de trece años, larguirucho y

desgarbado, de cabello liso y rebelde, que él peinaba muy

“ahí se va”, pero simpático y amable.

De mis alumnos más cumplidos, siempre atento, interesado. muy creativo y cuando tenía oportunidad me

hablaba de los grandes deseos que tenía de hacer un

cuadro al óleo para regalárselo a sus padres.

-Ya quisiera estar en tercero- me decía.

Platicaba mucho conmigo y así me enteré que vivía en

el ejido, que su papá era jornalero en un rancho y que su

mamá se dedicaba únicamente a atenderlos.

-Papá hizo nuestra casa con sus propias manos -decía-,

y mamá tiene un jardín muy bonito,

Quiero pintar un paisaje, un atardecer, pero con nuestra

casita en primer plano, así como la tiene mi mamá, llena de macetas con flores, quiero también dibujar las mecedoras

donde nos ponemos a platicar por las tardes.

-Cuando esté en tercero, mis papás cumplirán veinte

años de casados, ¿sabe?, yo tardé en llegar ¡cinco años!, mis papás creían que ya no iban a tener hijos.

Pero aquí estoy, -decía riéndose- y quiero darles de

regalo en su aniversario, ese cuadro.

Así será, te lo prometo- le contestaba yo.

Lo que más me llamaba la atención de Martín era que

siendo de un ambiente tan sencillo, pues seguido tenía que

corregir su vocabulario, tuviera gustos tan refinados y una gran imaginación y creatividad, además combinaba muy

bien los colores teniendo un sentido nato de la composición

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narrativa

y el equilibrio. En fin, de esas personas que lo único que

hace el maestro es mostrarles el camino.

Cuando pasó a tercer año, el primer día llegó con la

fotografía de su casita en el campo.

Y me dijo:

-ahora si maestra, estoy listo, haré lo que usted me diga-.

Y empezó la tarea: canvas, dibujo, correcciones, y por

fin, el color.

Le di la lista diciéndole donde los comprara, llegó con todo, menos el color rojo, que no encontró.

Hizo hasta donde pudo sin usar ese color hasta que

tuvo que suspender. Después de varias clases y de la bús-queda sin resultado del color rojo, me dijo:

-Maestra, ¿que puedo hacer?, ¡estoy detenido!-

Le dije de otra papelería donde podría encontrarlo, y…

nada.

Otro día, cuando salí de mi trabajo, me fui a las tiendas

de Eagle Pass y le compré el color rojo, que tanto

significaba para él.

Era invierno, y el día amaneció grajeando y muy frío, hubo mucho ausentismo en clase, los pocos alumnos que

asistieron lo único que querían era estar cerca del nuestro

pequeño calentador.

Llegó Martín en su maltratada bicicleta como siempre, el pantalón levantado, amarrado con no se qué para poder

pedalear, lleno de lodo y temblando de frío, por su cara de

tristeza me di cuenta que seguía sin encontrar el color rojo.

Cuando se sentó, en su restirador deposité el tubo del

color que tanto deseaba para continuar con su paisaje.

Quedó tan asombrado y emocionado que no acertaba a

levantar la cabeza, cuando por fin me miró, sus ojos estaban llenos de lágrimas.

Para mí, fue la más hermosa manera de darme las

gracias.

El día de la exposición de trabajos a fin del año escolar,

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narrativa

Martín me presentó a sus papás.

Tal como me los había imaginado, una pareja de seres humildes, pero nobles y bondadosos, vestidos con sencillez

y un poco avejentados por el trabajo duro, pero llenos de

un gran orgullo por su hijo.

Cuando el bellísimo paisaje, hecho con tanto amor y dedicación, estuvo en sus manos, la madre rompió en llanto

abrazando a Marín y el padre, hombre rústico acostumbrado

a esconder sus emociones, tratando de disimular sus

lágrimas en silencio, tomó la mano de su hijo apretándola fuertemente junto a su corazón.

María Alicia Galván Muñoz (Piedras Negras, Coahuila). Es licenciada en lengua y literatura españolas, también es diseñadora de interiores. Participó en el volumen colectivo Co incidencias, relatos desde la frontera. Forma parte del taller literario Letras Negras.

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narrativa

solo Carlos Flores Revuelta Una vez más solo con mis fantasmas, ansiando recobrar

la fe en la vida mientras te desdibujas en mi mente como

la bruma al despertar el alba. Aquí estoy solo, henchido

de febriles deseos buscándote en la nada, removiendo recuerdos lacerados por el tiempo, obcecadamente

construidos de caricias maltrechas y agotados por el olvido.

Solo, una vez más terriblemente solo, deseando como

siempre y anhelando como nunca la embriagante humedad de tus rojos labios, la tersa tibieza de tu excitada piel,

la cadencia incesante de tu aliento.

Solo, inmerso en mi soledad cierro los ojos buscando

con los recuerdos reconstruir los ardientes caminos recorridos en tu deseado cuerpo, como fallido intento por

recobrar lúbricas sensaciones ya vividas, de atrapar los

aromas, sabores y humedades perdidos, empecinado en rehacer experiencias muertas por el hastío, abatidas por el

vacío eco de estériles te amo.

Solo, inevitablemente solo como en un principio, cuando

surgiste de la nada saciando en esa nada tu soledad sin compromisos, vacía de ataduras y entregada a los sentidos;

cuando irrumpiste en mis solitarias quietudes despertando

mi deseo de ahoyar el receptivo surco de tu piel para

depositar en él la simiente de la vida.

Solo y desolado como en aquella partida cuando

intentando tu alivio no reparaste en el daño que causabas.

Solo, desolado, como en aquel retorno tuyo con quimérica convicción de amor y nuevos bríos, que en

compartido ímpetu nos fundieron en perenne encuentro de

cimas y oquedades, recorridos incesantes de pieles

ardientes, de libidos arrebatadamente exaltadas, de encendidas caricias sin restricciones ni remilgos, de agitadas

acometidas de cuerpos en frenesí provocadoras de

exultantes torrentes de liquidas fusiones bajo un celestial

concierto de jadeos.

Solo muy solo después de los delirios, cuando el tiempo

atemperó los arrebatos descubriendo la futilidad de las

palabras proferidas.

Solo, más solo que en ese entonces, cuando surgiendo de la nada inquietaste para siempre mi inocua soledad.

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minificciones

Carlos Flores Revuelta (Saltillo, Coahuila, 1953). Promotor cultural, historiador y logófilo. Autor de los libros Palabras, frases y hechos, Minimiedades, y en coautoría, Piedras Negras, reseña histórica y protagonistas. integrante del taller literario Letras Negras.

minimiedades Carlos Flores Revuelta ExploradorExploradorExploradorExplorador

Recorro presuroso la geografía de tu cuerpo desesperando

por adentrarme en la conocida hondonada.

BelicosoBelicosoBelicosoBelicoso

Agotado y maltrecho por la batalla me retire cabizbajo

planeando una nueva acometida.

CumplidorCumplidorCumplidorCumplidor

Cuando la dinosauria despertó, el dinosaurio aún estaba ahí.

Usos del lenguajeUsos del lenguajeUsos del lenguajeUsos del lenguaje

En stricto sensu, los polvos iberos causan polución.

AbatidoAbatidoAbatidoAbatido

Tus reiterados desdenes y negativas me impidieron levantar cabeza.

SSSSímbolombolombolombolo

Eres mi himno emocional, cada vez que te escucho me

pongo firme.

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adjunto

/ el color del cine

Claudia de los Santos

ROJO AMANECER -1989 /MÉXICO Director: Jorge Fons Rojo Amanecer es una película basada en uno de los episodios más dolorosos de la historia reciente de México, el movimien-to estudiantil de 1968. Reunidos en la Plaza de las Tres Culturas de Tlaltelolco el 2 de Octubre de ese año, en lo que pre-tendía ser una pacífica manifestación de las ideas revolucionarias que en todos los aspectos de la vida política y social expre-saba la juventud no sólo en México, sino en el mundo, termina con la terrible y excesiva represión por parte de un gobierno autoritario y absolutista que buscaba dar al mundo una falsa imagen de paz y control a diez días de iniciarse los Juegos Olímpicos en nuestro país. El asesinato de cientos de jóvenes ahí reunidos es sin duda uno de los actos más terribles y vergonzosos en la historia reciente de México, que Jorge Fons retrata fielmente en la historia de una familia de clase media que habita uno de los edificios del multifamilar Tlaltelolco testigo y víctima de esta represión. SORGO ROJO - 1987 / CHINA Director: Yimou Zhan Ópera prima del director de origen Chino Yimou Zhan, Sorgo Rojo es una historia que se desarrolla en 1930 en China. Una joven mujer es vendida por su padre en casamiento a un productor de vino de sorgo enfermo de lepra. La joven se ena-mora en el trayecto a su boda de uno de los sirvientes de la destilería; es ese amor y los campos de sorgo los que recrean una trágica historia en la vida rural china de comienzos del siglo XX. El film está acompañado de un relato en off, la voz del nieto de los protagonistas, que cuenta la historia de amor y muerte de sus abuelos. Sorgo Rojo es una obra de arte en-marcada en el color rojo al cual Yimou le da desde la primera esce-na, un carácter protagónico en la película, adquiriendo una importan-cia simbólica y dramática a lo largo de la historia. ROJO PROFUNDO – 1975 / ITALIA Director: Dario Argento Una vidente con la capacidad de leer la mente de las personas, capta los pensa-mientos de un asesino en una conferen-cia sobre fenómenos psíquicos, éste al verse descubierto, decide matarla. Un pianista es testigo del crimen y decide investigar junto con una reportera, de esta manera se ve envuelto en una serie de asesinatos y empieza a preguntarse por qué el asesino puede seguir sus mo-vimientos tan de cerca. Considerada uno de los mejores trabajos del director italiano. Con escenas muy explí-citas de los crímenes, y acompañadas de una escalofriante melodía infantil, Rojo Profundo es una película que mantiene el suspenso, la intriga y el terror desde la primera hasta la última escena.

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/ para leer

Julia Berenice Espinosa Estrada

LAS BUENAS CONCIENCIAS de Carlos Fuentes

Carlos Fuentes, Las buenas conciencias, Fondo de Cultura Económica, México, 1959, 191p.

Carlos Fuentes, reconocido escritor mexicano, nos introduce en una historia en la que se encuentra implícita una fuerte crítica a las so-ciedades conservadoras.

La novela Las buenas conciencias es una representación de la decadencia de los valores de las sociedades contemporáneas que tienen que resguardarse en normas que no son propias de su tiem-po.

La obra transcurre en una ciudad de provincia durante la época

post revolucionaria, una etapa de reconstrucción de México, de reor-ganización de las instituciones; un tiempo en el que las antiguas costumbres se añoran y a la vez las esperanzas renacen.

La novela no fue escrita re-cientemente, sin embargo, como todas las grandes obras de arte, es intemporal. Es uno de esos textos en los que siempre encontramos seme-janzas con nuestra realidad y a veces nos encontramos a nosotros mismos. Jaime Ceballos es el pro-tagonista. Rodeado de una sociedad enmarcada en una doble moral, con una vocación de agradar a la mayoría. El joven es la personificación de la represión y sin embargo, de la necesidad natural de ser distinto a todo lo que le pare-ce repugnante, quizá porque ve reflejado su propio futuro

en esos actos. Es el ser distinto con ganas de cambiar todos los pa-radigmas. Es el ímpetu de rebeldía que enferma en la juventud y que tal parece es inevitablemente sanado por el tiempo.

El fondo de la historia es crudo. Se muestran constantes juicios

de valor, injusticias y lapidaciones por parte de quienes dicen ser buenos cristianos. Se revive la impotencia de quienes se saben en un mundo de anacronismos. Surge un escenario envuelto en prejui-cios, culpas y sacrificios.

A través de las letras que ofrece el escritor, se percibe una suce-

sión constante de imágenes, de sonidos, de atmósferas. Parece lle-gar de pronto el olor de la madera húmeda y vieja de las iglesias y se aparece otras veces el aroma de las frutas que el autor nos des-cribe en manos de vendedores ambulantes. Se escucha el murmullo de la gente en una fiesta del pueblo, celebrando la Semana Mayor en el calor de la multitud, viviendo una breve muerte por asfixia para luego resucitar en la cercanía del santo festejado y en el gozo que trae consigo la fe.

En conclusión, una obra literaria sumamente valiosa, que aviva la

imaginación y sacude la conciencia.

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/ así se habla

Kaph

La suerte del norteño es la misma del cabrito: o se convierte en cabrón, o lo chingan por tiernito.

Existen variantes del español mexicano usadas en los estados norte-ños (fronterizos) de México, la principal diferencia con otras regiones del país radica en el uso de una entonación o acento lleno de con-tracciones de palabras, del uso de un lenguaje informal, familiar, distendido, plagado de vocablos coloquiales que lo aleja de todo tipo de retórica, eso es, el norteño simple y sencillamente habla con un lenguaje directo, llano, franco, golpeáo.

Y se mencionan variantes del español porque en este vasto terri-torio fronterizo se pueden encontrar a primera vista dos grandes áreas de habla fácilmente diferenciada, el Noroeste con los estados de Baja California, Sonora y Chihuahua, y el Noreste que comprende los estado de Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas; baste un ejemplo sencillo, para decir La muchacha del espectáculo va a ir de compras, los del Noroeste dirían: guashia la mushiashia del shiow que se vair de shiapin a Los Ángeles, pués; mientras que los del Noreste dirían: Ira namás compa, la mutchatcha del tchou se vair de tchopin a Iglepás; es de esta última región, la del Noreste, de la que nos ocuparemos en este espacio. MODISMOS

•Guacha a esa morrilla, nomas pérate que guache mi troca. (fíjate en la muchacha, deja nada más que vea mi camioneta) •¡Ah chingáo! •¡Adió! (apoco) •¡Ah chiuáa! o ¡Ah chiguagua!, (indica sorpresa) •Ijue la chingáa! (Hijo de la chingada, enfado o lo mismo que la anterior) •Se la baña, compa (exagera, mi amigo) •Picha las chelas (patrocina las cervezas) •Está todo revorujado (Esta todo revuelto, hecho bolas) •¿Dónde parquéo la troca? (Donde estaciono la camioneta) •Me calan los zapatos (me lastiman) •Tráete unas sodas (ve por unos refrescos)

PALABRAS

norteado. Atontado, abobado; perdido en el rumbo, desorientado.

canastear. Pedir, vivir de los demás. chanza. Oportunidad, guasa, broma empelotarse. Enamorarse perdidamente. lepe. Persona de corta edad. guaripa. Sombrero de palma. güerco. Niño guzgo. Que se come todo con apetito voraz. puchar. Americanismo (push) empujar. tabarete. Puesto callejero, estanquillo en la acera.