Lévi-Strauss, Barthes, Moles y otros - El análisis estructural (Centro Editor de América Latina)...

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  • LOS FUNDAMENTOS DE LAS

    CIENCIAS DEL IIOM5DE

    El anlisis estructural

    Lvi-trauss, Barthes, Moles

    yotros

    Centro Editor de Amrica Latina

  • El anlisis estructural

  • LOS FUNDAMENTOS DE LAS

    CIENCIASDELHOMBDE

    LOS FUNDAMENTOS DE LAS

    CIENCIAS DEL HOMBDE

    El anlisis estructural

    Lvi-trauss, Barthes, Moles

    jotros

    Centro Editor de Amrica Latina

  • Diagramacin: Osear Sammartino,Estela Enecoiz Asesoramiento artstico: Osear Daz Secretarla de produccin: Osear Troncoso Coordinacin y produccin: Natalio Lukawecki, Fermn E. Mrquez

    1991 Centro Editor de Amrica Latina S / Tucumn 1736, Buenos Aires Hecho el depsito de ley Libro de edicin argentina Impreso en: Carbet, La Rosa 1080, drogu, Prov. de Bs. As. Encuadernado en: Haley, Av. Mosconi 640, Lomas del Mirador, Prov. de Buenos Aires. Impreso en junio de 1991 ISBN: 950-25-2028-9

    Introduccin

    Lingstica y antropologa: de la fonologa a Lvi-Strauss

    En 1945, la revista Word, rgano del Crculo Lingstico de Nueva York, public un artculo de Claude Lvi-Strauss que se convertira en hito (y tambin piedra de escndalo) de la historia de las relaciones entre la lingstica la fono-loga y la antropologa francesa. Se trata de "El anlisis estructural en lingstica y en antropologa".1 All Lvi-Strauss sealaba la direccin de una fuerza que recorrera e campo de las ciencias sociales. As como los fundadores de la lin-gstica moderna, Saussure en particular, buscaron la pro-teccin terica de las ciencias sociales y concibieron su ciencia tomando en prstamo ciertas nociones que provienen de ellas, Lvi-Strauss indicaba a la antropologa y la socio-loga un camino que el lingista Trubetzkoy y el Crculo de Praga haban abierto y recorrido parcialmente.

    Se dira que el artculo de Word est recorrido por un casi emocionado entusiasmo, propio del cientfico que cree estar en los albores de una gran revolucin en el conocimiento: "La fonologa no puede dejar de cumplir, respecto de las ciencias sociales, el mismo papel que la fsica nuclear, por ejemplo, ha desempeado para el conjunto de las ciencias exactas. En qu consiste esta revolucin, cuando tratamos de analizarla en sus consecuencias ms generales? N. Tru-betzkoy, el ilustre maestro de la fonologa, nos proporcionar la respuesta a esta pregunta. En un artculo programa [N. Trubetzkoy, "La phonologie actuelle", en Psychologie du lan-

    * gage, Pars, 1933] Trubetzkoy reduce en suma el mtodo fonolgico a cuatro pasos fundamentales: en primer lugar, la fonologa pasa del estudio de los fenmenos lingsticos 'conscientes' al de su estructura 'inconsciente'; rehusa tratar los 'trminos' como entidades independientes, y toma como base de su anlisis, por el contrario, las 'relaciones' entre los trminos; introduce la nocin de 'sistema': 'la fonologa actual no se limita a declarar que los fonemas son siempre miembros de un sistema; ella muestra sistemas fonolgicos concretos y pone en evidencia su estructura' [art. cit., p-

    1 Incorporado, ms tarde, como capitulo II, a Antropologa estructural,

    Pars, Plon, 1958. Traduccin castellana: Buenos Aires, EUD'EBA, 1968.

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  • gina 243]; finalmente, busca descubrir leyes generales' ya sea que las encuentre por induccin o bien 'deducindolas lgicamente, lo cual les otorga un carcter absoluto' [ibid.)^.

    No es exagerado decir que la mirada perspicaz de Lvi-Strauss atribuye a los cuatro puntos de Trubetzkoy y a la fonologa un programa comn, que su actividad de antrop-logo impondr como corriente predominante de la antropofa-gia francesa, sin atisbar por entonces ei debate que se abrira a fines de la dcada del cincuenta y durante buena parte de la siguiente,

    El estudio de las reglas matrimoniales, del sistema de parentesco en sociedades que, de manera polmica y cues-tionada posteriormente desde varios puntos de vista, Lvi-Strauss definir como sociedades fras sin historia' te proporcion un campo de eleccin para desarrollar las hip-tesis comunes a antropologa y lingstica. Concibi a los sistemas de parentesco como sistemas de smbolos, afirmando de este modo la posibilidad y el derecho que asista a la antropologa de desprenderse de lo que Lvi-Strauss deno-mina la "sociologa tradicional", para concebir sus objetos en trminos de relaciones y afirmar la validez de investigar la sociedad, el arte, el matrimonio, el intercambio o e! mito como sistemas de signos, como "sistemas que aspiran tam-bin a la significacin, pero cuyo valor de significacin re-sulta parcial, fragmentario o subjetivo".

    Concebidas las relaciones entre los hombres como relacio-nes significativas en su acepcin estricta (mujeres, objetos y palabras circulan en una sociedad como mensajes, afirmar Lvi-Strauss), la profeca saussuriana2 sobre la constitucin de una nueva ciencia que estudie todos los sistemas de sig-nos (y de la que la lingstica slo sera un campo subordi-nado) parece a punto de comenzar a concretarse. Las prime-ras batallas se libraron, brillantemente, en la antropologa: el anlisis del sistema de parentesco, la descripcin de los mitos y luego de los sistemas culinarios, en los diversos volmenes de Mitolgicas de Lvi-Strauss, demostraron las posibilidades del mtodo estructural (una fonologa de io social y de la cultura) y abrieron, adems, un ancho cauce de polmicas.

    Erigido contra el evolucionismo (de una forma simple hacia otras ms complejas) y contra el difusionismo (de una forma proveniente de un determinado lugar hacia otros, por inter-medio de migraciones, contaminaciones, etc.), la concepcin de

    2 Vase en esta misma coleccin, Szussure y los fundamentos de /a

    lingistica, introduccin, seleccin de textos y traduccin de Jos Sazbn. Buenos Aires, Centro Editor. 1976.

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    Lvi-Strauss seala una invariancia universal, una sustancia dirn sus enemigos filosficos, que atraviesa por diferentes realizaciones. El estudio de las diferencias ( los caris diffe-rentiels de la lingstica) caracteriza precisamente a la antro-pologa: "Es verdad que una disciplina cuyo principal objetivo si no el nico consiste en analizar e interpretar las dife-rencias se ahorra todas las dificultades si slo toma en cuenta las semejanzas, pero automticamente pierde todo medio de distinguir lo general, que pretende alcanzar, de lo trivial con lo cual se conforma".3

    Esta temtica, tpica del pensamiento de Lvi-Strauss, des-cansa entonces sobre dos nociones fundamentales: romo en la lingstica saussuriana y en la fonologa, lo verdadera-mente significativo para definir relaciones entre elementos u objetos son las diferencias, el sistema de relaciones es, a la vez, un sistema semiolgico de oposiciones significa-tivas. Luego, el descubrimiento de las diferencias, es decir de las relaciones y del sistema, descansa sobre el supuesto declarado a veces, tcito otras, dbilmente negado frente a algunos acosos de la invariancia: las formas del mito, las relaciones de parentesco descansan sobre un universal. Detrs de las variantes de un mito o de una prohibicin en el sistema de parentesco yacen "ciertas formas universales de pensamiento y de moralidad", una actividad universal del espritu.

    Algunos de estos temas estn inteligentemente expuestos en el ensayo minucioso y profundo de Lvi-Strauss sobre la Morfologa del cuento folklrico de Propp que se ha incluido en esta antologa. Aunque Lvi-Strauss seala adecuada-mente all el carcter formalista de la empresa de Propp y con justicia afirma que "el formalismo aniquila su objeto", no puede menos que reconocerse en sus crticas y su ex-gesis una simpata intelectual profunda. En efecto, como podr verse en el texto mismo, la tarea de Propp coincide en su punto de partida y en su concepcin general con los cuatro puntos del programa de Trubetzkoy que el mismo Lvi-Strauss lleva como nueva divisa al campo de la antro-pologa. Pero, sobre todo, la concepcin que da origen a las investigaciones sobre la morfologa del cuento est, en Propp, emparentada con la concepcin lvi-straussiana del mito. Lvi-Strauss mismo desarrollar algunos aspectos de esta cuestin.

    Por lo dems, el texto sobre las investigaciones de Propp es rico en definiciones y requiere una lectura, que descubra,

    3 Lvi-Strauss, Antropologa estructural, ed. cast. cit., pg, 14.

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  • por un lado, la importancia que para el desarrollo del pensa-miento semiolgico-estructuralista tuvo, junto con la lingstica saussuriana y la fonologa, el formalismo ruso especialmente a travs de su ms fecundo divulgador en Occidente: Romn Jakobson. En segundo lugar, la fascinacin que ejercen (ei semilogo Greimas tambin lo testimoni) las tipologas for-malistas que prometen al pensamiento y a la investigacin descubrir la razn nica y suficiente de todo un conjunto de objetos cuentos, mitos, costumbres diversos y abigarra-dos en su manifestacin emprica: alcanzar el sistema, llmese ste serie de funciones, modelo de personajes, orden y es-tructura de las transformaciones. Una vez ms, Lvi-Strauss afirma a propsito de Propp que la verdad de los hechos registrados invisible por naturaleza puede ser alcanzada mediante las operaciones que descubren la "estructura in-consciente, subyacente a cada institucin o a cada costum-bre". En el caso de los cuentos populares que descibe Propp, Lvi-Strauss propondr como alternativa al formalismo del autor ruso un conjunto de operaciones que progresiva-mente logren definir un "universo del cuento analizable en pares de oposiciones diversamente combinadas en el seno de cada personaje, quien lejos de constituir una entidad es, a la manera del fonema tal como lo concibe Romn Ja-kobson, un 'haz de elementos diferenciales'."

    Nos hemos detenido especialmente en este artculo de Lvi-Strauss, incluido por lo dems en la presente antologa, por el carcter casi emblemtico de sus temas, sus crticas y sus propuestas para el desarrollo posterior de la semiologa estructuralista. Lo veremos enseguida.

    Barthes: un tribuno de la tendencia

    Protagonista de un escndalo acadmico y extraacadmico a comienzos de la dcada del sesenta por su volumen sobre Racine, acerbamente criticado por Pica;d, Roland Barthes resume en su obra puntos de partida y desarrollos de lo que puede ya hoy denominarse "anlisis estructural" cuyo mtodo y teora sera una compleja y a veces contradictoria "semiologa estructural". Crtico de la vida moderna primero, inteligente crtico de literatura al mismo tiempo, semilogo luego, analista de todos los sistemas de signos, Roland Barthes posee en su haber algunos de los ms perspicaces

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    y arbitrarios anlisis "estructurales": recurdese en Mitolo-gas (1962), en "El mito hoy" ms precisamente, la cap-tacin del significado y el sentido de una imagen: la del negro saludando la bandera francesa, como smbolo de la "imperialit". Y tambin ha producido un conjunto de nocio-nes cambiantes en el lapso de pocos aos, heterogneas y, a veces, confusas en su empleo de criterios o conceptos lin-gsticos y semnticos. El lingista francs Georges Mounin realiza una crtica radical y aguda de ciertos artculos reuni-dos en Mitologas y ms adelante volveremos sobre sus razones.

    La obra literaria (popular o culta, oral o escrita), la imagen grfica (fotografa, televisin, cine, etc., incluidos en este etctera los deportes) son consideradas como un sistema de funciones cuya significacin se descubre en el anlisis Interno, en la descripcin de su estructura y que slo admite la correlacin con "otras semiticas" (es decir con otros sistemas exteriores a la obra misma, concebida adems la sociedad como uno de esos sistemas de signos) una vez que e consideren concluidas las operaciones de anlisis inma-nente.

    Toda una teora de la significacin, estrictamente forma-lista, subyace a la concepcin de Barthes. Al definir a la critica (la "actividad estructuralista", "la semiologa") funda-mentalmente como crtica del significante y no del significado (en una ampliacin de la acepcin lingstica d ambos con-ceptos), Barthes afirma al mismo tiempo que la significacin de un signo o un sistema de signos la imagen, el relato, loo objetos o cualquier otro sistema social radica ms en

    ( la "organizacin de los significantes" que en el "descubri-miento del significado y de la relacin que le une a SM sig-nificante".4

    Una nocin preside la semiologa estructural que Barthes difundir en sus anlisis y expondr en sus muy criticados Principios de semiologa: el sistema de la lengua es el modelo respecto del cual se miden al resto de los sistemas sociales de significacin. Consideradas las prcticas sociales desde este punto de vista, es posible una "gramtica" de la moda, de la publicidad, de la imagen, que se proponga el estudio del "modo de organizacin de sus significantes", reconociendo

    4 R. 'Barthes, Ensayos crticos, Barcelona, Selx Barral, 1967, pg. 330.

    Be trata de en reportaje sobro "Literatura y significacin" publicado on la revista Tel Quel en 1963.

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    JUUlUili.i [jJSiilil

  • al mismo tiempo el carcter incompleto que presentan estos sistemas si se los compara con el de la lengua, su modelo.5

    Son estos sistemas, concebidos como sistemas semiol-gicos imperfectos, los que en la concepcin de Barthes ponen de manifiesto el sentido general de la sociedad en la que se inscriben: invirtiendo las relaciones reales, son los sistemas de significacin los que proporcionan la clave de lo social, los que lo explican. Esta posicin corresponde, en rigor, a mediados de la dcada del sesenta, al momento de marea ms alta de las investigaciones estructuralistas. Posteriormente, y en una segunda generacin de estructu-ralistas, el uso esttico del psicoanlisis y del marxismo desplaza a la semiologa de su papel epistemolgico direc-tivo, sin que sta pierda, no obstante, su colocacin privile-giada en el pensamiento estructuralista.

    Otro principio terico rector es la direccin que se imprimi a las investigaciones estructurales en el sentido de consti-tuirse en bsquedas de la invariancia, del universal que como vimos anteriormente se manifiesta en la realidad fenomnica, detrs de sus apariencias. La constitucin de una "ciencia de la literatura" o de cualquier otro sistema significante depende del desciframiento de estas invariancias. "No es la obra literaria misma el objeto de la actividad estructural: su bsqueda se encamina hacia las propiedades de ese discurso particular que es el discurso literario. Por tanto, toda obra es considerada slo como manifestacin de una estructura abstracta mucho ms general, de a que ella es una de las realizaciones posibles. Desde este punto de vista, esta ciencia se ocupa no ya de la literatura real sino de la literatura posible, en otras palabras: de aquella pro-piedad abstracta que constituye la singularidad del hecho literario, la literaltridad [ . . . ] . Cada texto no ser sino un

    5 " . .A i tomar la moda como objeto de estudio, me di cuenta inme-

    diatamente de que el sistema de la ropa era muy pobre. En cambio, se duplica siempre en un sistema representado que, l s i , es pietrico. Originariamente !a ropa constituye un sistema de signos, pero perma-nece rudimentario y slo comporta pocos significados stas sistemas i.ingisiicos son pobres, y ello es normai, puesto que la funcin del lenguaje es tomarlos a su cargo para hacer con ellos lenguajes poticos, imaginarios, ideologas Cuando el lenguaje entra en juego a ttulo de regulador aparece lo que propiamente 'amamos a moda; interviene ya en el nivel de Ira nomenclatura pero sobre todc en una verdadera retrica que vernos desplegarse en los escritos sobre moda. La moda en el vestir se da como mezclada de lenguaje: no es un sistema semiioKogico puro, y es precisamente esta impureza lo que parece que constituye el objeto de estudio ms interesante". Barthes propone 'luego denominar " t ransl ingst ica" a!l estudio de tales sistemas, en el reportaje publicado en a revista Aetheta, Pars, mayo de 1966, nmero 4.

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    ejemplo que permitir describir las propiedades de la ltera-turidad".6

    Afirmados de la manera ms tajante por un discpulo de Barthes, Todorov, los objetivos del anlisis estructural (de lite-ratura, pero tambin e igualmente de cualquier otro sistema) revelan su matriz filosfica, sin ocultar los rasgos comu-nes que comparte con el pensamiento del gran antroplogo cuya obra est en el comienzo y es inspiracin declarada o tcita de toda la corriente. En efecto, si volvemos por un momento al artculo de Lvi-Strauss en la revista Word que antes citamos, quedar claro el estrecho parentesco que une a los estructuralismos de /a dcada del sesenta con ciertas frmulas tericas de la antropologa estructural. La lingistica como ciencia madre influye no slo sobre los mtodo;; de descripcin y anlisis sino sobre la concepcin del oojeto del anlisis estructural.

    En un artculo sobre "Lingstica y ciencias humanas",7 Nicols Ruwet se interroga sobre la legitimidad del traslado de mtodos, propiciado por Lvi-Strauss, desde la lingstica u las ciencias del hombre. Propone dos respuestas a la cues-tin. En primer lugar, desarrolla la hiptesis cuyo origen sita en las obras de Marcel Mauss y Sgmund Freud de que el hombre se define por la funcin simblica y que por lo tanto la cultura constituye un conjunto de sistemas simb-licos (lenguaje, parentesco, mito, arte, economa). c ' carcter olmblico y la funcin comunicativa de estos sistemas legiti-mara la funcin rectora que asume la lingstica sobre la antropologa y otras ciencias humanas. Esta primera res-puesta de Ruwet deja abierto un debate principal que versa no ya sobre el mtodo sino sobre una concepcin antima-terialista de lo social. Como ella funciona slo a manera de hiptesis, Ruwet reivindica el derecho de la lingstica a generalizar sus mtodos sobre otras ciencias sobre la base del desarrollo metodolgico y epistemolgico que esta disci-plina habra alcanzado: "Los lingistas tuvieron el gran mrito de haber sido los primeros en comprender por dnde era preciso comenzar s se quera emprender un estudio objetivo del hombre. Fueron los primeros que dejaron de poner el carro delante del caballo, y reconocieron que, antes de hacer la historia de un objeto determinado, antes de plantearse pro-blemas de origen, de evolucin., de difusin, antes tambin

    1 Qu'est-ce cue le structiirallsme? volumen colectivo publicado en

    Parts, Ectitions du Seul, 1966. La cita corresponde al trabajo de Tzvetan Todorov, "Pot ique", pg. 102. Hay traduccin castellana en Buenos Aires, editorial Losada,

    7 Fus publicado en Cstructuralicmo v lingistica, Buenos Aires, Nueva

    Vision, 1369.

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  • -

    de explicar los rasgos de un objeto por influencias externas (el carcter de una lengua por la estructura de la sociedad, o el de una ideologa por las relaciones de produccin, etc.), convena circunscribir, definir y describir ese objeto".8

    El modelo lingstico es, pues, el que est presente de ma-nera explcita en ios modelos de anlisis es

  • berto Eco, que veremos enseguida, son una prueba de ello. Tambin en Italia, Delia Volpe y un puado de discpulos suyos realizaron una crtica radical,10 desde el punto de vista de un marxismo de corte filosfico.

    Dada la difusin del mtodo, el anlisis y la semiologa estructurales, tambin los lingistas se vieron constreidos a tomar posicin. Se estaba a favor o en contra. La polmica amenazaba con atravesar todo el campo de.las nuevas cien-cias: antropologa y sociologa, crtica literaria y semiologa, teora de la comunicacin y lingstica, esttica, filosofa y psicoanlisis.

    Algunas de las criticas, contemporneas a los aos de apogeo francs y latinoamericano, merecen ser tomadas en consideracin. El lingista Georges Mounin incluy en su Introduccin a /a semiologa sendas consideraciones crticas a las nociones que, extradas de la lingstica, fueron adop-tadas por el estructuralismo antropolgico y por el anlisis estructural de sistemas significativos sociales. Por la impor-tancia del tema vale la pena citar largamente algunas de sus reflexiones sobre el artculo de Lvi-Strauss en la revista Word, al que nos hemos referido ya: "Lvi-Strauss ha colo-cado la fonologa en el centr de su gran artculo de Word y de la renovacin de su pensamiento por la lingstica. Ahora bien, a travs de Jakobson, solamente conoce manifiestamente el pensamiento de Trubetzkoy por un artculo de 1933 [ . . . ] . De este artculo, Lvi-Strauss extrae las cuatro 'operaciones' que, segn l, definen a la fonologa. Dos de ellas, histrica-mente hablando, no caracterizan a la fenologa como tal y son muy anteriores a ella: el concepto de sistema y la inves-tigacin de las leyes generales. El hecho de que Lvi-Strauss las tome por novedades introducidas por la fonologa muestra hasta qu punto desconoca a Saussure en aquella fecha. La tercera operacin no es ms que una formulacin de la se-gunda: decir que las unidades lingsticas forman sistema, y decir que la fonologa se niega a tratarlas como unidades independientes, sino que, por el contrario, toma como base las relaciones entre los trminos, es exactamente la misma cosa (y todo ello est en Saussure). Pero la primera opera-cin caracterstica de la fonologa consistira en que 'pasa del estudio de los fenmenos lingsticos conscientes al de su infraestructura inconsciente'. Se trata de una lectura com-pletamente falsa: los lingistas siempre han sabido, al contra-

    10 Vase, por ejemplo. F. Remo'tti, Estructura e historia; La antropologa

    de Lvi-Strauss, Barcelona, A. Redondo editor, 1972; G. della Volpe, Critica de la ideologa contempornea, Madrid, A. Corazn, 1970.

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    rio de los filsofos y los gramticos puristas, qu ioda la actividad lingstica [ . . . ] no puede describirse en trminos de procesos conscientes, sino de hbitos. Por tanto, no ha existido ciencia lingstica anterior a la fonologa que se haya dedicado al estudio de los fenmenos lingsticos conscientes. Adems nada semejante aparece en Trubetzkoy, ni en el ar-ticulo de 1933 ni en sus Principes de phonologie [ . . . ] . Es curioso que la conjuncin, en el pensamiento de Lvi-Strauss, entre Freud y Trubetzkoy se produzca gracias a un lapsus tectionis. Pero se trata realmente de un lapsus q j c se sita en el centro del manejo que Lvi-Strauss va a hacer de los conceptos de la lingstica. Fuera de esto y es precisa-mente a lo que Lvi-Strauss concede mayor importancia todo lo que toma prestado de la fonologa, el concepto de estructura (o de sistema) y el de oposicin, no tienen nada de especficamente lingstico, como lo haban visto bien Saussure y Trubetzkoy" "

    Se ha citado con cierta extensin este texto que merece una lectura cuidadosa. Como el mismo Mounin lo manifiesta, las conclusiones que de l puedan extraerse no deben ser directamente proyec.adas en un juicio sobre la antropologa lvi-straussiana considerada tanto en sus aplicaciones al tra-bajo de campo como a la indagacin terica. Lo que s seala el texto de Mounin y ello parece fundamental para carac-terizar una manera muy "estructuralista" de operar con los conceptos extrados de otros sistemas os la tendencia a un uso desprejuiciado siempre, incorrecto o abusivo muchas veces, de nociones y categoras provenientes en este caso de la fonologa, en otros del psicoanlisis o del marxismo. En Barthes, esta concepcin eclctica e instrumental alcanza un grado que slo ms tarde ser igualado por algunos de los integrantes del grupo Tel Quel respecto del marxismo: las nociones que son precisas y unvocas en un campo pasan a integrar un sistema metafrico donde es ms lo que se sugiere mediante una palabra que lo que sta efectivamente designa. Memorables y agudos al respecto son los seala-mientos que realiza Mounin en su ensayo "La semiologa de Roland Barthes". La lingstica estructural se ha visto en la obligacin de luchar para no ser incluida, ni complicada, en una empresa terica que no reconoca como propia.

    Desde otro punto de vista, Umberto Eco en La estructura ausente,'2 se plantea la crtica del ncleo central de la "fl lo-

    " G. Mounin, Introduccin a la semiologa, Barcelona, Anagrama 1970 pQ. 230-1. ' ' '

    " U. Eco, La struttura assente; IntKdumone alia riceroa semiologica Miln, Bompiani, 1968, 3? ed. (Hay traduccin casteHana).

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  • sofa" de Lvi-Strauss que el estmcturalismo semiolgico no hizo sino heredar. Eco analiza cuidadosamente ciertos temas del estructuraiismo como mtodo: la definicin de ia estruc-tura, su no pertenencia al orden emprico, su carcter de sistema cuya cohesin interna se revea al estudie de las transformaciones que descubren propiedades similares en sis-temas diferentes. Aborda luego la pregunta sobre la univer-salidad de ias estructuras, cuestin sobre la que Lvi-Strauss tambin se interroga y responde afirmativamente.

    De all Eco pasa a interrogarse sobre si esta universalidad es atributo de la estructura considerada como categora del conocimiento o de la estructura como propiedad de lo real. Cmo se responda a esta pregunta, que en general es sosla-yada por el estmcturalismo, es decisivo.

    "En este punto afirma Eco entra en la escena de la reflexin estructural un personaje que ninguna metodologa hubiera aceptado jams porque pertenece al universo de la filosofa especulativa: el Espritu Humano. [ . . . ] En verdad, los modelos estructurales haban aparecido como cmodas verdades de razn, tiles para hablar de modo homogneo acerca de fenmenos diferentes. Pero, qu fundaba la univer-salidad de estas verdades de razn? Evidentemente, una suer-te de isomorfismo entre las leyes del pensamiento que inves-

    t; tiga y las de las conductas investigadas [ . . . ] . Qu sig-nifica entonces estudiar los mitos? Significa individualizar un sistema de transformaciones de mito a mito que demuestre cmo en cada uno de ellos se vuelven a recorrer algunos cami-nos fundamentales de pensamiento, spanlo o no los construc-tores de mitos. Sea lo que fuere lo que los mitos pretenden contar, ellos slo repiten la misma historia. Y esa historia es la exposicin de las leyes del espritu sobre las que los mitos se basan. No es el hombre quien piensa los mitos, sino qu*3 ios mitos piensan a los hombres; mejor an: en el iusgo de posibles transformaciones recprocas, los mitos se piensan entre s".'3

    Una tendencia muy fuerte- -Jet pensamiento actual desde la sociologa al marxismo y el psicoanlisis est contenida en las tesis que Eco critica. El idealismo filosfico en una versin que, como otras veces antes en su historia, invoca a la ciencia, acecha a los estructuralismos. Sin embargo, en la actualidad, la polmica parece haberse aquietado. Desde el propio campo del estructuraiismo se oyen voces de cr-

    13 u. Eco, op. ctt., p-g. 295-6. Vase, en general, todo e| capitulo

    titulado "Seconda oscillazione: realt ortolgica o modelo operativo" pg 285 y sigs.

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    tica: Roland Barthes juzga con casi irnica distancia su mi-lltanca de los ltimos diez aos; en antropologa las aguas quieren volver a su curso y dar un descanso a esa disciplina que de pronto se convirti en vedette; los destacamentos ms vanguardistas como el grupo reunido en torno de la revista Tel Quel son vapuleados por otros estructuralistas o ex estructuralistas. Hoy, casi podra decirse, nadie quiere reconocerse como tal. Queda en pie, no obstante, adems de algunos agudos anlisis concretos, el efecto revulsivo que sobre zonas de las ciencias humanas, la teora de la comu-nicacin, la semiologa, oper el anlisis estructural de los aos sesenta.

    Silvia Niccolini

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  • Seleccin de textos

    Elseo Vern

    El anlisis estructural en Ciencias Sociales

    En la actualidad, e! empleo del trmino "estructura" es lan frecuente en las ms diversas disciplinas, que una oncuesta de los usos, resultara una tarea enorme y poco econmica. En buena parte de los casos su empleo responde ms a ciertas vagas necesidades psicolgicas (entre ellas la moda) que al uso consciente de un trmino para denotar cierta clase de entidades con relativa precisin. "Estructura", "sistema", "totalidad", "configuracin", son conceptos inter-cambiables para muchos autores. Analizaremos aqu algunos aspectos generales del amado "mtodo estructural", que es uno de los enfoques en ciencias sociales donde el concepto de estructura resulta relativamente unvoco y determina principios de anlisis generalizabas.

    1. Teora de la comunicacin y el concepto de estructura

    Distinguiremos, en primer lugar, entre "estructura" y "mo-delo de estructura" o "modelo estructural". Designaremos como estructura una entidad objetiva, un objeto de la realidad social, y como "modelo estructural" la construccin concep-tual (en el plano del lenguaje cientfico)' elaborada con el fin de servir de instrumento para detectar o recortar, en lo real, una estructura. Cuando el interpretante o prototipo de

    ' Salvo aclaracin explci ta, emplearemos en este captu'o e! trmino "mode lo" en e1! plano de la conceptualizacin cientfica. En un sentido ms amplio, cabra utilizarlo con referencia a otra conceptualizacin, y hablar entonces, por ejemplo, de las ideologas como "mode los" que ciertos grupos elaboran de las estructuras sociales. Lvi-Srauss (El pen-samiento salvaje, Mxico, FC'E, 1964, cap. 15) emplea el trmino sin ma-yores aclaraciones en ambos sentidos. Su distincin entre modelos "cons-cientes" e "Inconscientes" (ibld, pp. 253-54) incluye los dos sentidos a la vez puesto que eii carcter consciente o inconsciente del modelo se refiere a los grupos sociales, y un modelo que es inconsciente para los miembros de un grupo social dado, puede ser precisamente aquel que reconstruye el investigador que estudia dicho grupo.

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  • un modelo dado es una estructura, llamamos a este modelo estructural.

    Parece posible distinguir dos lneas o perspectivas, asociadas a dos empleos bastante distintos de "estructura". Esta diferencia se manifiesta al precisar qu tipo de modelo estructural construyen una y otra. La primera corresponde a una tradicin que podramos llamar fsico-organicista de la estructura y se caracteriza por elaborar modelos energf/cos; en ella desempea un papel importante la influencia de las ciencias biolgicas, por intermedio sobre todo de la nocin de organismo. La segunda deriva de la teora lingstica contempornea. Se halla al mismo tiempo estrechamente aso-ciada a posteriori con el desarrollo de la teora de la comunicacin, y llamaremos a sus modelos informacionales. Distinguimos entonces, en resumen, dos denotaciones de es-tructura: 1) una entidad que ha sido determinada mediante la aplicacin de un modelo energtico; 2) una entidad que ha sido determinada mediante la aplicacin de un modelo de comunicacin. Ms all de esta diferencia, el concepto de es-tructura denota por lo general referido tanto a un sistema energtico como a un sistema de comunicacin el aspecto relaciona! del sistema.

    En un modelo energtico, los elementos componentes del sistema son representados en el modelo por variables sus-ceptibles de ser caracterizadas por una variacin cuantitativa entre lmites localizables sobre una escala numrica. Cada variable admite entonces una serie de valores, entre un m-ximo y un mnimo. Esto vale tambin para las relaciones. Ge-neralmente, stas se enuncian como variaciones en los valores de una variable, asociadas a variaciones en los valores de otra u otras variables. Estos modelos comprenden conceptos tales como fuerza, tensin, atraccin, rechazo, equilibrio y desequilibrio, guanta de energa, etc. Todas estas varia-bles pueden integrar relaciones causales. A veces se com-binan metforas de sistemas mecnicos, elctricos o termo-dinmicos, con conceptos biolgicos tales como adaptacin y homeostasis. Es un aso tpico el de los modelos de la corriente funcionalista en sociologa, representada por Ma-linowski, Parsons, Merton, Levy y muchos otros. Ejemplos obvios son el de la teora del campo de Kurt Lewin y la es-tructura de la personalidad en el psicoanlisis. En esta pers-pectiva, entonces, los modelos que se emplean en ciencias sociales para determinar estructuras son extrados (implcita o explcitamente) de las ciencias fsicas o biolgicas y la estructura es una metfora de las relaciones de un sistema fsico u orgnico. El carcter de totalidad atribuido a la en^

    22

    ildad as descrita y algunas de las reglas sobre el comporta-miento de la misma (por ejemplo, el clsico principio de que una modificacin en un sector del sistema afecta a a tota-lidad y que sta, en tanto es estructurada, no puede ser obte-nida por la suma de sus partes componentes)' intentan tra-ducir la intuicin segn la cual el sistema posee mecanismos de regulacin que lo asemejan al organismo vivo.3

    Un modelo estructural de procesos de comunicacin, en cambio, enuncia las relaciones sntctico-semnticas del sis-lema. Estas relaciones no pueden expresarse en trminos nergticos ni cabe interpretarlas, pc,r se, como relaciones de causalidad. En cuanto a los valores atribuibles a estas variables, si bien muchos lingistas y tericos de a comu-nicacin ponen en duda que todo cdigo deba ser necesa-riamente binario, la lgica bivalente parece proporcionar el lenguaje ms adecuado y econmico para enunciar dichas relaciones.

    El estudio del cdigo y de las reglas de combinacin para la composicin de los mensajes constituye, de acuerdo con la Clasificacin elaborada por Morris ' y por Carnaps el campo de la sintctica; si el estudio incluye consideraciones acerca del referente, se trata de la semntica; todo anlisis que tome en consideracin uno o ms de ios restantes compo-nentes del sistema de comunicacin (fuente, destino, emisor, receptor o canal) forma parte de la pragmtica. Los modelos Informacionales son modelos sintcticos, semnticos o prag-mticos de un sistema de comunicacin. En el llamado "es-tructuralismo" el campo de la estructura corresponde a la ilntctica y/o a la semntica.

    1 Vase E. Nagel, "Wholes, sums and organic uni ts" en G. Lerner

    (d.), Parts and wholes, Glencoe, Free Press, 1963. > He aqu algunos ejemplos tpicos de lo que denominamos "modelos

    norgt icos" en ciencias humanas: "El esfuerzo represivo del sistema Ce no necesita ser tan grande como

    la energa de carga del sntoma, pues la intensidad de la represen-Ilicin se mide por la contracarga empleada, y el sntoma no se apoya lelamente en la contracarga, sino tambin en la carga instintiva con-dvnsada en l y emanada del sistema Inc." (S. Freud, Obras completas, Madrid, Ed. Biblioteca Nueva, 1948, voi. I, p. 1072).

    "Equi l ibr io es el principio por el cual un sistema tender a perma-necer en un estado d a d o . . . a menos que, y hasta que, sea perturbado por alguna influencia exterior al sistema" (T. Parsons, "An approach to lycological theory in terms of the theory of act ion" , en S. Koch (ed ), lychology. The study of a scence, Nueva York, McGraw-Hil l, 1959,

    WOl. 3, p. 631). "Tensin es un estado de una regin, relativo ai estado de otra

    legin, e involucra ciertas fuerzas en los l imites de 1a regin" (K. lowln, Principies ct topological psychotogy, Nueva York, McGraw-Hlil, 1016, p. 175).

    ' Ch. Morris, Signs, language and hehavior, Nueva York, Prentice-Hall, l(H6. (Hay trad. castellana).

    ' R narnap, lntroduction to semantics, Cambridge, Harvard University Pross, 1946.

    23

  • En todo sistema de comunicacin pueden determinarse, en un nivel, procesos energticos (los "trenes" de energa elc-trica en una computadora o los procesos acsticos en una comunicacin verbal entre personas) y en otro plano, pro-cesos de transmisin de informacin. Estos ltimos definen al sistema como siendo de comunicacin, y lo distinguen de otro tipo de sistemas. En todo sistema de comunicacin estn presentes una "infraestructura" energtica y una "superes-tructura" informacional6. En este sentido, dicha "superestruc-tura" podra ser considerada como la "forma de la energa". Vale decir, slo hay transmisin de informacin cuando la energa no se distribuye al azar en el canal.

    Desde el punto de vista pragmtico (que corresponde al concepto saussuriano del "habla") un proceso de transmisin de informacin puede ser considerado como una serie tem-poral de aconteceres de un cierto tipo (por ej., sonidos)". Estos hechos que tienen lugar en una secuencia no se pro-ducen al azar, sino que manifiestan formas de organizacin, es decir regularidades. En un sistema de comunicacin y para determinado tipo de aconteceres, el proceso de transmisin de informacin en un perodo de tiempo dado, supone una desviacin sistemtica con respecto al azar de dichos acon-teceres. Esta desviacin est determinada por 1) el cdigo: no todo elemento que aparezca en un momento dado en el canal forma parte del sistema, sino slo un cierto repertorio finito'; 2) las reglas de combinacin de los elementos para la formacin de los mensajes, es decir, la sintaxis. Estos elemen-tos estn asociados, por un conjunto de funciones, a los con-tenidos semnticos transmisibles. Este es el campo de la estructura: los elementos (signos), definidos por sus relacio-nes y las operaciones entre ellos que determinan la desvia-cin con respecto al azar de la serie temporal de aconteceres (sonidos vocalizados por el aparato fonador, por ejemplo), y explican los mensajes transmitidos. Todo aquello que, en la serie temporal, se produce al azar, lo llamamos "ruido". La determinacin de la estructura es, pues, el procedimiento para comprender las regularidades de una serie informacional de aconteceres. As, los hechos concretos del "habla" para emplear la terminologa de Saussure se explican por el "sistema de la lengua".

    6 Cf. para este punto, G. G. Granger, Pense formelle et sciences de

    l'homme, Pars, Montaigne, 1962 y J. Zeman, "Conception 'materialista et conoeptlon idaliste de la notlon d' lnformation", Recherches Internatlo-a/es, V (29); 98-104 (1962).

    7 Ct. N. Wiener, Cytfernetics of control and communicatlon in the

    human and the machine, Nueva York, MiT & Wiley, 2da. edicin, 1961, pp. 8-9.

    24

    De aqu en adelante hablaremos entonces de "estructura" pura designar una entidad delimitada mediante la aplicacin do un modelo destinado a determinar los aspectos sintctico-uemnticos de un sistema de comunicacin, con el ,fin de comprender la naturaleza de los mensajes resultantes.e

    2. Saussure: antecedentes del mtodo estructural y programa de la semiologa

    Al distinguir, dentro de los "hechos de lenguaje", lengua y habla {langue y parole) y al hacer de la primera el objeto iocial por excelencia de la lingstica, Saussure se constituy n uno de los fundadores del estructuralismo en ciencias so-Clnles. Al mismo tiempo, su concepto del "sistema de la l ingua" comprende la primera elaboracin de un modeio Structural adecuado a un objeto la lengua que es una estructura.

    El Cours nos muestra con claridad el proceso que lleva dul fenmeno social considerado en su aspecto ms inme-diato o fenomnico (lenguaje), al descubrimiento de la estruc-tura (la lengua). Para lo que aqu nos interesa, la aportacin do Saussure puede considerarse en los siguientes puntos:

    1) La unidad constitutiva de la lengua es el signo. Esta es In entidad lingstica que slo existe "por la asociacin del significante y el significado"; "cuando se retiene uno solo de natos elementos, ella se desvanece" .

    2) El sistema de la lengua es un sistema de signos. Este Hlstema est, pues, constituido por entidades puramente rela-cinales: cada signo no es ms que una funcin que se esta-blece entre dos rdenes (del significante, grfico o acstico) y del significado (conceptual). Si se imaginaran estos rdenes "antes" del sistema de funciones en que consiste una lengua, nlo se los podra concebir como carentes de forma: sera Imposible distinguir unidades dentro del continuo acstico o

    " Los lingistas, por ejemplo, tratan de construir mode'os que permitan tUtriucir as formas "correctas de los mensajes que pueden emitirse en In lengua considerada y llenado el caso, que permitan la construccin ilo mquinas que puedan producir mensajes "correctos" . La sintaxis es ttl estudio de los principios y procesos mediante los cuales se constru-vni las proposiciones en lenguajes particulares. La Investigacin sintc-llcn de una lengua dada, tiene por ^nal idad la construccin de una (irnmtica que pueda ser entendida como un dispositivo de cierto tipo iliistinado a producir las proposiciones dei lenguaje que se analiza". (N. Cliornskv. Syntatic structwes, S-Gravenhage, Mouton & Co, 1957, p, 11).

    ' F. de Saussure, Cours de linguistique genrale, Pars, Payot, 49 edi-(iln, 1949, p. 144. (Hay trad. castellana)".

    25

    MMt

  • conceptual. El sistema de signos es el sistema de segmenta-cin correlativa de ambos rdenes, de modo de obtener ele-mentos combinables,

    3) La asociacin significante ,/ significado en un signo par-ticular es arbitraria, esto es, no existe ninguna conexin natural entre significante y significado. La necesidad slo aparece al nivel del sistema.

    4) Hay dos dimensiones relacionadas en el sistema de la lengua: una "vertical", entre Se y So, que denominamos ordi-nariamente significacin; sta es la relacin entre los dos rdenes. Pero existe al mismo tiempo una dimensin "hori-zontal", al nivel de cada uno de los rdenes, por la cual cada unidad significante y cada unidad de significado se deter-mina exclusivamente por diferencia con respecto a las restan-tes unidades en cada plano: la lengua aparece as como un sistema de diferencias. Esta dimensin "horizontal" es lo que Saussure llama valor. El valor no se confunde, pues, con la significacin. "Puesto que no hay imagen vocal que responda ms que otra a aquello que tiene a su cargo decir, es evi-dente, incluso a priori, que jams un fragmento de lengua podr estar fundado sobre otra cosa, en ltimo anlisis, que sobre la coincidencia con el resto". "Arbitrario y diferencial son dos cualidades correlativas" '. El signo puede represen-tarse, empleando los clsicos grficos de Saussurs, de la manera e,guente;

    \r?\ 10

    F de Saussure, op. clt., p. 163.

    26

    Esta dimensin vertical es la nica operante en la nocin tradicional de smbolo, definido como una relacin no con-vencional entre Se y So. La "conciencia paradigmtica" como ha llamado Barthes a la perspectiva estructuralista en contraste con la "conciencia simblica" " pondra en cambio do manifiesto la estructura de un sistema de signos, es decir, de unidades constituidas cada una por una relacin arbitraria. Aparece entonces un sistema de relaciones, que podemos expresar en e! siguiente repertorio cannico de permutaciones, para un sistema mnimo de dos signos:

    So

    Se! Se! Se,

    : So, : Se, : So,.

    Se2 Soi Se2

    : So2 : So2 : Sox

    Esta concepcin de la lengua como un sistema de diferen-clis, cuyas unidades son en consecuencia formas y no sus-tancias, es el ncleo histrico del estructuralismo. El principio diferencial vale tanto para el plano del significante ("aspecto materia!", er la terminologa de Saussure) como para el del Klgnficado ("aspecto conceptual") aspectos ambos que ma-nifiestan la "realidad puramente negativa" de las unidades del Istema como asimismo para la totalidad del signo, funcin ntre ambos rdenes y "nico hecho positivo" del sistema do la lengua. "En la lengua, como en todo sistema semiol-glco, lo que distingue a un signo, he aqu todo lo que lo constituye"."

    11 R. Barihos. "'L'imaginatian du signe". Argumento 6 (27"28) : 118-120

    11982). 11

    F. do Saussure, op. clt.. p. 168. El subrayado os mo.

    27

  • Saussure extiende en efecto estas caractersticas, que nos-otros podemos considerar propias de una estructura, a todo sistema de signos adems de la lengua, con lo cual no slo contribuy a formular el primer anlisis estructural en las ciencias sociales, sino adems a anticipar el programa que posteriormente ha desarrollado, entre otros, Claude Lvi-Strauss. Este ha recordado el famoso prrafo de Saussure en el cual se enuncia el campo de una ciencia en aquel mo-mento inexistente: "La lengua es un sistema de signos que expresan ideas y comparable por ello a la escritura, al alfa-beto de los sordomudos, los ritos simblicos, las formas de cortesa, las seales militares, etc. Ella es tan slo el ms importante de dichos sistemas".

    "Se puede, pues, concebir una ciencia que estudie la vida de los signos en el seno de la vida social ( . . . ) ; la llamare-mos semiologa (del griego semeion, 'signo'). Nos enseara en qu consisten los signos, qu leyes los regulan. Puesto que no existe todava, no puede decirse lo que ser; pero tiene derecho a la existencia y su lugar est determinado por anticipado. La lingstica es slo una parte de esta cien-cia general, las leyes que descubrir la semiologa sern aplicables a la lingstica y sta se encontrar as conectada con un dominio bien definido en. el conjunto de los hechos humanos".13

    Sin duda la tradicin saussuriana encierra, en germen, una fuerte tendencia a la "reificacin" de las estructuras, que puede llevar a considerarlas como objetos existentes con inde-pendencia tanto de los procesos concretos de comunicacin como de la reflexin (cientfica o no, individual o social) sobre dichos procesos. No debe olvidarse sin embargo que las es-tructuras, como "objetos sociales", son "redes de relaciones" que tienen dos tipos de existencia, ambos inseparables de! ejercicio de alguna praxis: 1) un tipo de existencia "inma-nente" o "latente", en las relaciones sociales de comunica-cin (la lengua slo existe en la actualizacin emprica de los innumerables actos de habla); 2) un tipo de existencia "explicitada", en la medida en que la conceptualizacin en el seno de alguna praxis social, cientfica o extracientfica enuncia dictios sistemas de relaciones, en cuanto tales, en un modelo.

    v' Ibld., p. 33.

    28

    3. Accin y comunicacin

    En la sociologa contempornea sobre todo en la co-rriente funcionaiista predominan los modelos energticos. El anlisis de la accin social parece exigir la intervencin de una conceptualizacin "energtica" del hecho social. Uno de los ejemplos ms tpicos es el modelo general de todo "sistema de accin" y ei paradigma de los "problemas fun-cionales" de tal sistema, elaborados por Parsons, en los cua-les desempea un papel fundamental la dea organicista de homeostasis. Por otro lado, en cambio, la conciencia progre-siva de que la dimensin cultural de la accin social exige la elaboracin de modelos de otro gnero y no admite una conceptualizacin "energtica" es obra, en gran medida, del llamado "estructuralismo" y se inicia con los notables pro-gresos de a lingstica contempornea, que actualmente se Incorporan a la teora de la comunicacin derivada de la tec-nologa del control y el anlisis de los sistemas de informa-cin. Con todo, el problema fundamental de a relacin entre procesos de accin y procesos de comunicacin contenido en la distincin de Wiener entre energa e informacin fue ya planteado por varios de los socilogos que elaboraron las bases tericas de la sociologa contempornea, particular-mente por George H. Mead."

    La preocupacin principal de Mead es comprender cmo la significacin se incorpora a la interaccin para dar eri-gen al hecho humano social: la accin se vuelve social en la medida en que la relacin estmulo-respuesta ec mediatizada por el fenmeno del sentido, a travs del aprendizaje. ! i En las ciencias sociales de los pasos anglosajones, a preocu-pacin predominante ha sido el problema de la gnesis del sentido, y las contribuciones ms importarles para su solu-cin se ubican en el contexto del conductlsmo. La tradicin europea continental particularmente la de la sociologa fran-cesa, preocupada ms por la "Gasificacin" del hecho social en cuanto tal, que por referir lo social al plano de! compor-tamiento, ha asimilado ms rpidamente la perspectiva de la lingstica estructural. De ah que sea en el contexto de a so-ciologa francesa donde se ha manifestado ms claramente lo que podernos llamar las leyes de los fenmenos semiolgicos

    ,4 Se observar que la prolongacin de los anlisis de Mead en a

    nbra de Charles Morris permaneoi ajena a los desarrollos de la lingistica estructural.

    15 Para el problema del aprendizaje, cf. E. Vern "Comunicacin y

    trastornos mentales: el aprendizaje de estructuras", Acta Psiquit. Pslcol. Amr. t a i . , 10 (2) : 77-65.

    '

    29

  • considerados como sistemas ya constituidos, susceptibles de un anlisis estructural en el plano sincrnico.

    El anlisis lingstico ha sido de esta manera tomado como modelo para comprender la naturaleza de la dimensin sig-nificante de los hechos sociales. Ms all del lenguaje y de los productos con l construidos, que integran la comunica-cin social de mensajes lingsticos (lo cual en parte corres-ponde al orden de la superestructura, que Lvi-Strauss llama de las "estructuras concebidas"), los restantes sistemas se-miolgicos o bien estn asociados a la afectividad bajo la forma de sistemas de valores o preferencias, o bien estn asociados las regularidades de la accin, pero en cualquier caso slo existen empricamente bajo la forma de sistemas de operaciones de conducta. A partir del principio segn el cual una unidad semiolgica se constituye por diferencia, es decir, slo incorporada a un campo sintctico-semntico, el anlisis estructural se preocupa por enunciar los principios metodolgicos para el estudio riguroso de estas estructuras, fenmenos socio-culturales por excelencia. El anlisis estruc-tural se presenta, pues, como el instrumento para comprender aquellos hechos q je la existencia social "ha impregnado de significacin" segn la expresin de Lvi-Strauss 16. Esta frase, un tanto vaga, puede ser traducida en una frmula ms pre-cisa: el fenmeno del sentido es la expresin misma del carcter social de la conducta.

    Desde este punto de vista metodolgico, lo esencial es tomar en cuen*ci con todo rigor que si bien en los modelos energticos las relaciones entre variables son interpretables en trminos de causalidad, esta categora es inaplicable a los sistemas semiolgicos per se: los modelos estructurales de un sistema de comunicacin slo comprenden relaciones lgicas."

    Por una parte, ello permite evitar el error, cometido con frecuencia, de aplicar conceptos energticos a la dimensin semiolgica o cultural de la accin social; por otra pone en evidencia, con toda claridad, que ninguna explicacin causal puede ser puramente estructural. Si no se diferencian con claridad, en la accin social, los procesos conceptualizados energticamente y los procesos de informacin, ello puede llegar a ubicar las variables independientes en el plano de

    " C. Lvi-Strauss, "Lecon, inaugrale" en la ctedra de Antropologa Social del Collge de France. Reproducida como introduccin en la Antropologa estructural, Bs. As., Eudeba, 'XS.

    17 C . la distincin entre relaciones de caisalidad y relaciones de

    Implicacin en 'Piaget, introducthit l'Eptstwilogie gntique, Pars, Presses Universitaires de France, 1950, vol. 3, ;i. 129-272, a propsito de la explicacin en psicologa y sociologa.

    30

    los sistemas semiolgicos, en forma explcita o implcita. As, por ejemplo, en la teora de Parsons, rotulada paradjicamente "teora de la accin", predomina la explicacin de la con-ducta por ios sistemas de ideas y valores, y stos parecen adquirir por momentos ms realidad que la conducta misma. Una delimitacin rigurosa de los sistemas semiolgicos defi-n ios por operaciones formales que en ltima instancia co-rresponden a la lgica, pone de manifiesto que no tiene sentido atribuir a esos sistemas, per se, efectividad causal alguna, salvo en la medida en que las estructuras se hallen incorporadas, como sistemas latentes de relaciones, a confi-

    ( guraciones de conducta. Y en este caso, a menos de asumir explcitamente una hiptesis espiritualista, ninguna explicacin causal de esta inmanencia en la conducta de un sistema de sentido, puede tomar a ste ltimo como variable inde-pendiente. ,8

    La autonoma relativa que los "sistemas de significacin" parecen adquirir en una perspectiva estructuralista debe ser, pues, cuidadosamente interpretada. Por una parte, ella hace posible la elaboracin y aplicacin de modelos que admiten, con resultados positivos como se ha visto claramente en la sociologa del parentesco axiomatizacin y formalizcin. En segundo lugar su carcter de modelos que slo contienen relaciones de implicacin para emplear la terminologa de Piaget pone de manifiesto el plano donde realmente apa-rece la causalidad sociolgica: en la convergencia de la accin y la informacin, convergencia que remite a su vez, para ser explicada a falta de otro plano que pueda ser aceptado en una perspectiva cientfica a las "bases ma-teriales de la sociedad", vale decir a la praxis social. En tercer lugar, a la vez que proporciona un mtodo para e anlisis de los fenmenos que Marx llam de la superestruc-tura, ofrece por esta misma razn un instrumento para ela-borar una teora rigurosa de la relacin entre infraestructura y superestructura. El concepto de estructura parece ofrecer, indirectamente, un medio de poner de manifiesto toda forma de idealismo sociolgico y al mismo tiempo la posibilidad de eliminar todas las versiones ingenuas de un determinis-mo lineal.

    Yo dira que la explicacin sociolgica, desde este punto de vista, comprende dos momentos. El primer momento nos

    " Buena parte de los anlisis sociolgicos, sobre todo los de la tradicin funcionallsta, puede tal vez reducirse a un modelo extrema-damente simple: "los miembros de tal grupo social hacen tal o cual cosa, porque las normas nstitlolonalizadas en dicno grupo son tales y cuales".

    31

  • lleva del comportamiento empricamente observable a las estructuras; el segundo debe dar cuenta de la relacin entre qu! y stas, y nos conduce entonces de la accin social a a praxis material. No debe creerse que el primer mo-mento coincide con la habitual "explicacin por las normas": el sentido que los actores atribuyen a sus conductas sociales (asociado a un sentimiento de obligacin), sentido que puede o no estar institucionalizado en un cuerpo normativo, no nece-sariamente coincide con el "sentido" de esas conductas reve-lado por la determinacin de la estructura.

    En el plano psicolgico, las investigaciones del Centro de Epistemologa Gentica de Piaget parecen proporcionarnos algunas indicaciones acerca de por qu, desde un punto de vista general, hay relaciones de somorfismo entre las opera-ciones lgicas y la accin prctica del organismo, en el pro-ceso de manipulacin y transaccin con el medio ambiente material. Y aunque la relacin entre infraestructura y super-estructura tal vez pueda entenderse como relacin de signi-ficacin " la lingstica contempornea nos ha enseado que estas relaciones son mucho ms complejas de lo que puede imaginar cualquier teora determinista ingenua.

    Con igual cautela debe analizarse el problema de los alcan-ces del mtodo estructural en sociologa. Me limitar, en este sentido, a unas pocas observaciones que creo fundamentales.

    En primer lugar, corno lo sealamos, a lingstica propor-ciona los modelos para el anlisis sistemtico de una sucesin de hechos empricos en la medida en que estos hechos pue-den conceptuallzarse como procesos de transmisin de Infor-macin. Ahora bien, debe observarse que aun si nos limitamos al lenguaje verbal en la serie auditiva, el grado de determi-nacin con que un comportamiento cualquiera se ajusta al modelo de la lengua es variable: el comportamiento lingstico verbal encierra varios niveles de determinacin. El deterni-nismo es mximo en el plano de la infraestructura material constituida por las unidades fonolgicas, y decrece a medida que pasamos a unidades "ms grandes", que comprenden estructuras sintcticas complejas y estn, ya, asociadas a significados. Esto quiere decir que, desde el punto de vista sintctico, la libertad del usuario aumenta, a medida que ascendemos en los niveles de complejidad de las unidades '. Con respecto a este problema, la consideracin esencial con-siste en observar que el "coeficiente de indeterminacin" de la conducta comuncaconal con respecto a las restricciones

    " R. Barthes, Seminario, oole Pratique des Hautes tudes, 1962-63, 20

    R. Jakobson y M. Hall'le, Fundamentis of language, S-Gravenhage| Mouton & Co., 1956. (Hay trad. castellana).

    32

    enunciadas en el modelo del sistema es un valor siempre relativo, y no absoluto. En ol caso de la conducta verbal, la libertad del usuario aumenta en razn directa de la comple-jidad de las unidades desde el punto de vista sintctico, pero tal vez la misma conducta, "indeterminada" con respecto al modelo de la sintaxis, pueda resultar "determinada" si cons-truimos un modelo, no ya de las restricciones sintcticas, sino de restricciones semnticas2'. Afirmar que los ndices de probabilidad que podemos atribuir a la aparicin de ciertas unidades o combinaciones en secuencias comunicacionales dadas, es relativo al nivel de anlisis de que se trata (i. e., ni tipo y grado de complejidad de las unidades), es enunciar, de otra manera, el principio metodolgico del "determinismo" M su vez estrechamente vinculado al principio segn el cual un la comunicacin humana no hay ruido absoluto. M

    Este problema es pertinente con respecto a la cuestin de la posibilidad de aplicar el anlisis estructural a fenmenos de las "sociedades industriales". Con toda legitimidad, las limitaciones de un modelo determinista o mecnico aplicado a estas sociedades pueden parecer mucho mayores que en las sociedades reducidas que estudia el antroplogo (que es quien, predominantemente, emplea modelos mecnicos). Lo dicho antes permite sugerir que esta cuestin no debe plantearse en trminos de posibilidad o Imposibilidad abso-luta, sino en trminos relativos. Por un lado, la distincin entre modelos mecnicos y estadsticos no es irreductible". I os primeros corresponderan a los modelos estructurales en ol sentido definido en este trabajo, es decir, aquellos en los cuales las relaciones enunciadas tienen una probabilidad Igual a 1. En los segundos, las relaciones tienen siempre una probabilidad inferior a uno. Pero como acaba de sealarse, todo modelo mecnico supone reas de indeterminacin, que lo son con referencia al nivel de anlisis para el que ha sido construido el modelo.

    Podemos tratar de formular de otra manera lo que se acaba de indicar. El fundamento de este coeficiente relativo de inde-terminacin de la conducta, con respecto a un cierto modelo del sistema de comunicacin, es el hecho de que cualquier comportamiento comunicacional en una situacin social con-creta integra una multitud de sistemas semiolgicos que ope-ran simultneamente. Toda conducta social resulta de la

    " Que es el tipo de modelos que busca construir Lvi-Srauss. '" f. E. Pittenger, Ch. Hockett y J. J . Danehy, The iirst five minutes.

    A sample of microscopio interview anatyss, Nueva York, Paul Martineau, 1060, pp. 232-234 y 239-240.

    '" C. Lvl-Strauss, Antropologa estructural, cit., p. 271.

    33

  • convergencia de una multitud de campos semnticos. De esto resulta que, para cualquier nivel de anlisis en que nos col* quemos, se tratar siempre de combinar modeles mecnicos y estadsticos.

    Sea como fuere, en la medida en que el mtodo efectiva- mente se adapta a las caractersticas propias de los sistemas semiolgicos, ha de permitir un enfoque ms riguroso sus-ceptible de formalizacin de la accin social como proceso de comunicacin. Al mismo tiempo, puede aclarar el uso de las varias tcnicas existentes, aplicadas al estudio de los ma-teriales lingsticos, tcnicas que cerno el anlisis de con-tenido o la categorizacin de entrevistas tratan de siste-matizar dk nos materiales. Al usar estos instrumentos, emplear un anlisis estadstico sin hacer intervenir, en algn plano, un modelo mecnico de la estructura, sera olvidar que dichos materiales son fragmentos de un campo semntico que en cada caso es preciso descubrir.

    (1963) [De: E. Vern, Conducta, estructura y comunicacin, Buenos Aires,

    Editorial Tiempo Contemporneo, 1972. La Editorial Tiempo Contempo-rneo ha autorizado gentilmente la reproduccin de este texto-]

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    Claude Lvi-Strauss *

    La estructura y la forma

    (Reflexiones sobre la obra de Vladimir Propp)

    A menudo se suele acusar de formalistas a los partidarios del anlisis estructural tanto en lingstica como en antro-pologa. Pero esto significa olvidar que el formalismo existe nomo una doctrina independiente, de la cual se aparta el astructuralsmo, aunque sin renegar de su deuda en razn de las actitudes bien diferenciadas que ambas escuelas adop-tan con respecto a lo concreto. Al contrario del formalismo, ni estructuralismo se niega a oponer lo concreto a lo abstracto y a conceder a ste ltimo un valor privilegiado. La forma no define por oposicin a una materia que le es extraa; pero In estructura no tiene, an contenido distinto: es el contenido mismo, aprehendido en una organizacin lgica concebida como propiedad de lo real.

    La diferencia merece profundizarse mediante un ejemplo, f'.n la actualidad nos es posible hacerlo gracias a a publiea-r.ln, en traduccin inglesa, de una obra ya antigua de Viadi-nilr Propp, cuyo pensamiento tuvo muchos puntos de contacto ion el de h eocueia formalista rusa durante su breve perodo lo expansin, aproximadamente de 1915 a 1930.'

    Svatava Pkkova-Jakobson, autora de la introduccin,

  • sidad de Indiana prestaron un inmenso servicio a las ciencias humanas al publicar en una lengua accesible a nuevos lec-tores una obra casi completamente olvidada. En efecto, en el ao 1928, fecha de la edicin rusa, la escuela formalista se hallaba en plena crisis, oficialmente condenada en Rusia y sin comunicacin alguna con el exterior. En sus obras siguien-tes, Propp mismo habra de abandonar el formalismo y el anlisis morfolgico para dedicarse a investigaciones hist-ricas y comparativas sobre las relaciones de la literatura oral con los mitos, los ritos y las instituciones.

    Sin embargo, el mensaje de la escuela formalista rusa no habra de perderse. En Europa, el Crculo Lingstico de Pra-ga ya desde el principio lo haba recogido y difundido; a partir de 1940, aproximadamente, la influencia personal y la enseanza de Romn Jakobson lo hicieron conocer en Esta-dos Unidos. No es mi propsito insinuar que la lingstica estructural y el estructuralismo moderno (en el seno de la lingstica y fuera de ella) no son ms que una prolongacin del formalismo ruso. Como ya dije, ambos se distinguen de ste por la conviccin de que, si bien un poco de estructu-ralismo aleja de lo concreto, mucho estructuralismo recon-duce a lo concreto. Sin embargo y aunque su doctrina no pueda de ningn modo denominarse "formalista" Romn Jakobson no perdi de vista el papel histrico de la escuela rusa y su importancia intrnseca. Al exponer ios antecedentes del estructuralismo siempre le reserv un lugar privilegiado. Quienes lo escucharon con posterioridad a 1940 han quedado indirectamente marcados por esa lejana influencia. Si, como escribe Pirkova-Jakobson, el autor de estas lneas parece haber "aplicado y desarrollado el mtodo de Propp" (p. Vil), no puede haberlo hecho de manera consciente, ya que el libro de Propp le fue inaccesible hasta la publicacin de dicha traduccin. Pero, por intermedio de Romn Jakobson, le haba llegado parte de su sustancia y de su inspiracin.

    Es de temer sin embargo que, aun hoy en da, la forma en que ha aparecido la traduccin inglesa no facilite la difusin de las deas de Propp. Agrego que su lectura se hace engo-rrosa por las erratas de imprenta y por oscuridades que tal vez existan en el original, aunque se dira que ms bien pro-ceden de la dificultad que tuvo el traductor para encontrar

    Folklore, and Ungustics, pp. X + 134, octubre de 1958. De Morfologa del cuento popular hay traduccin castellana.

    Sobre la escuela formalista rusa, vase V. ErNch, Russan Formallsm, Mouton & Co., La Haya, 1955 [hay traduccin castellana]; B. Tomashevsky, "La nouvelle cole 'histolre littralre en Russie", en Revue des tudes Slaves, V I I I , 1928.

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    ol equivalente exacto de la terminologa del autor. No resulta pues intil seguir la obra cuidadosamente intentando conden-sar sus tesis y conclusiones.

    Propp comienza con una breve exposicin histrica del problema. Los trabajos sobre los cuentos populares consisten sobre todo en compilaciones de textos; los estudios sistem-ticos an son escasos y rudimentarios. Para justificar esta situacin algunos invocan la insuficiencia de los documentos; el autor rechaza esta explicacin ya que, en todos los ctros mbitos de! conocimiento, los problemas de descripcin y de clasificacin se plantearon muy pronto. Por otra parte, eso no impidi que se discutiera el origen de los cuentos popu-lares, y sin embargo "slo se puede hablar del origen de un fenmeno cualquiera una vez que ha sido descripto" (p. 4).

    Las clasificaciones corrientes (Miller, Wundt, Aarne, Vese-lovsky) tienen una utilidad prctica: tropiezan con la misma objecin de que siempre es posible encontrar cuentos que correspondan a varias categoras. Y eso es cierto tanto si la clasificacin considerada se funda en los tipos de cuentos, como si se basa en los femas que desarrollan. En efecto, la delimitacin de los temas es arbitraria: no se inspira en un anlisis real, sino en las intuiciones o en las posiciones teri-cas de cada autor (las primeras, por regla general, mejor fundadas que las segundas, observa Propp, pp. 5-6 y 10). La clasificacin de Aarne suministra un inventario de temas que presta un gran servicio a los investigadores, pero la delimita-cin es puramente emprica, de modo que la ubicacin de up cuento en determinada rbrica siempre sigue siendo aprp-ximativa.

    La discusin de las ideas de Veselovsky es particularmente Interesante. Para este autor, el tema puede descomponerse en motivos, a los que el tema slo agrega una operacin unifi-cadora, creadora, destinada a integrar motivos que constitu-yen elementos irreductibles. Pero en ese caso, observa Propp, cada frase constituye un motivo, y el anlisis de los cuentos debe llevarse hasta un nivel que actualmente llamaramos "molecular". Sin embargo, no puede decirse que exista algn motivo no descomponible, ya que un ejemplo tan sencillo como "un dragn rapta a la hija del rey" comprende por lo menos cuatro elementos, cada uno de los cuales es permu-table con otros ("dragn" con "hechicero", "huracn", "dia-blo", "guila", etc.; "rapto" con "vampirismo", "adormeci-miento", etc.; "hi ja" con "hermana", "novia", "madre", etc.; por ltimo, "rey" con "prncipe", "campesino", "sacerdote", etc.). Se obtienen as unidades ms pequeas que los motivos y que, segn Propp, no tienen existencia lgica independiente.

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  • Nos hemos demorado en esta discusin porque en la afirma-cin de Propp, slo a medias cierta, se halla una de las principales diferencias entre formalismo y estructuralismo. Ms adelante retomaremos el asunto.

    En el caso de Joseph Bdier, Propp le reconoce el mrito de haber distinguido, en el seno de los cuentos populares, entre factores variables y factores constantes. Los invariantes constituiran las unidades elementales. Sin embargo, Bdier no pudo definir en qu consisten esos elementos.

    El estudio morfolgico de los cuentos se mantuvo en estado rudimentario, porque se lo descuid en beneficio de las inves-tigaciones genticas. Muy a menudo, los presuntos estudios morfolgicos se reducen a tautologas. El ms reciente (en la poca en que Propp escriba), el del ruso R. M. VolKov (1924), no demostrara nada, salvo "que los cuentos similares se pa-recen" (p. 13). Ahora bien, un buen estudio morfolgico es la base de toda investigacin cientfica. Adems, "en tanto no exista estudio morfolgico correcto, no puede haber inves-tigacin histrica" (p. 14).

    Como seala Propp al comienzo del segundo captulo, toda su empresa parte de una hiptesis de trabajo, que es la exis-tencia de los "cuentos de hadas", encarados como una ca-tegora especial entre los cuentos populares. Al comienzo de la investigacin, los "cuentos de hadas" son definidos empricamente como los agrupados entre los nmeros 300 y 749 de la clasificacin de Aarne. El mtodo se define de la siguiente manera.

    Sean los enunciados: 1) El rey da al hroe un guila, que lo lleva a otro reino. 2) Un anciano da a Sutchenko un caballo, que lo traslada

    a otro reino. 3) Un hechicero da a Ivn una barca, que lo conduce a

    otro reino. 4) La princesa da a Ivn una varita mgica, de la que

    salen mancebos que lo trasladan a otro reino.

    Estos enunciados contienen variables y constantes. Los personajes y sus atributos cambian, no asi las acciones y las funciones. Los cuentos populares se caracterizan por atri-buir acciones idnticas a personajes diferentes. Son los ele-mentos constantes los que se retendrn como base, siempre que se pueda demostrar que el nmero de esas funciones es finito. Ahora bien, parece que stas se repiten con mucha frecuencia. Puede afirmarse entonces "que el nmero de fun-ciones es asombrosamente pequeo comparado con el n-

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    , mero muy elevado de los personajes; eso explica la dualidad de aspectos en los cuentos populares. Son extraordinaria-mente multiformes, pintorescos, coloridos; y, sin embargo, notablemente uniformes y recurrentes" (p. 19).

    Para definir las funciones, consideradas unidades consti-tutivas del cuento, se eliminar primero a los personajes, cuyo papel se umita a "sostener" las funciones. Una funcin se denotar simplemente por un nombre de accin: "interdic-cin", "huida", etc. En segundo lugar, una funcin debe definirse teniendo en cuenta el lugar que ocupa en el relato: un casamiento, por ejemplo, puede tener funciones diferentes, segn su papel. A actos idnticos se adscriben significaciones diferentes, e inversamente: slo se puede decidir acerca de esto ubicando el acontecimiento entre los dems, es decir, situndolo en relacin con sus antecedentes y consecuentes, lo que supone que el orden de sucesin de las funciones es constante (p. 20), con la reserva como se ver en seguida de que existe la posibilidad de ciertos desplazamientos, que constituyen, sin embargo, fenmenos secundarios: es la excep-cin a una norma que siempre debe poder restituirse (p. 97-98). Se admite, asimismo, que cada cuento, considerado indi-vidualmente, nunca pone de manifiesto la totalidad de las funciones enumeradas, sino slo algunas, sin que se modi-fique P\ orden de sucesin. El sistema total de las funciones, cuya realizacin emprica posiblemente no exista, parece pues ofrecer, en el pensamiento de Propp, el carcter de lo que actualmente se llamara una "meta-estructura".

    Las hiptesis precedentes entraan una ltima consecuen-cia, que se verificar ms adelante, aun cuando Propp re-conozca que, a primera vista, parece "absurda.. . y aun brbara": considerados desde el punto de vista de la estruc-tura, todos los cuentos de. hadas se reducen a un nico tipo

    I (P. 21). I Para dar trmino a las cuestiones de mtodo, Propp se I pregunta si la encuesta destinada a verificar o a invalidar I su teora debe ser exhaustiva. En caso afirmativo, sera prc-I ticamente imposible conducirla hasta su trmino. Ahora bien, | si se admite que las funciones constituyen el objeto de la

    encuesta, sta podr considerarse finalizada a partir del mo-mento en que se advierta que su prosecucin no conduce al descubrimiento de ninguna funcin nueva; con la condicin, por supuesto, de que la' muestra utilizada sea aleatoria y como "impuesta desde afuera" (p. 22). Coincidiendo con Durkhem sin duda involuntariamente, Propp subraya: "no es la cantidad de documentos lo que importa, sino la calidad del anlisis" (id). La experiencia prueba que un cen-

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  • tenar de cuentos ofrecen un material ampliamente suficiente. En consecuencia, se emprender el anlisis con una muestra formada por los cuentos numerados del 50 al 151 en la reco-pilacin de Afanasiev,

    Analizaremos ms rpidamente el inventario de las funcio-nesimposible de detallar que constituye la'materja del captulo III. Cada funcin se define de modo somero, luego SU abrevia en un solo trmino ("ausencia", "interdiccin", "violacin", etc.), y por ltimo se le da un signo de cdigo: letra o smbolo. Asimismo, para cada funcin Propp distingue "especies" y "gneros"; a veces las primeras estn subdivi-didas en "variedades". El esquema general del cuento de hadas se establece entonces como veremos a continuacin.

    Una vez expuesta la "situacin inicial", un personaje se ausenta. Esta ausencia entraa una desgracia, ya sea directa o indirectamente (por la violacin de una interdiccin o la obediencia a un mandato). Aparece un traidor, se informa sobre su vctima y la embauca con intencin de perjudicarla.

    Propp analiza esta secuencia en 7 funciones, codificadas con las primeras letras del alfabeto griego, a fin de distin-guirlas de las siguientes, codificadas con maysculas roma-nas y diversos smbolos. Estas 7 funciones son, en efecto, preparatorias en un doble sentido: comprometen la accin y no estn umversalmente presentes, ya que algunos cuentos comienzan directamente por la primera funcin principal, que es la accin misma del traidor: rapto de una persona, robo de un objeto mgico, herida, encantamiento, sustitucin, asesinato, etc. (pp. 29-32). De esta "traicin" resulta una "carencia", a menos que la situacin inicial se, encadene directamente con el estado carencial: se percibe la carencia y se solicita a un hroe que la remedie.

    Luego hay dos orientaciones posibles: que la vctima se convierta en el hroe del relato, o que e! hroe sea distinto de la vctima y la socorra. La hiptesis de la unicidad del cuento no se ve invalidada, puesto que ningn cuento se refiere a los dos personajes a la vez. Nunca hay, entonces, ms que una nica "funcin-hroe", que uno u otro tipo de personajes puede indiferentemente "sostener". No obstante, hay una alternativa entre dos secuencias: 1) Llamado al hroe-buscador, su partida en cumplimiento de la misin. 2) Alejamiento del hroe-vctima, y peligros a ios que se encuentra expuesto.

    El hroe (vctima o buscador) encuentra a un "bienhe-chor", voluntario o involuntario, solcito o reticente, inme-diatamente caritativo o al principio hostil. Pone ai hroe a

    prueba (en formas muy diversas, que pueden llegar hasta el combate singular). El hroe reacciona negativa o positiva-mente, por sus propios medios o gracias a una intervencin sobrenatural (mltiples formas intern.edias). La obtencin de una ayuda sobrenatural (objeto, anUneJ, persona) es un rasgo esencial de la funcin del hroe (p. 46).

    Una vez trasladado al lugar en que ha de intervenir, el hroe emprende la lucha (combate, encuentro, juego) con el traidor. Recibe una ma> Sa de identificacin (corporal o de Otro tipo), el traidor e derrotado y se anula la situacin carencial. El hroe emprende el regreso, pero es perseguido por un enemigo, del que escapa gracias a la ayuda que recibe, o valindose de una estratagema. Algunos cuentos terminan con el retorno de! hroe y su casamiento subsi-guiente.

    Pero en otros cuentos en ese momento se comienza a "ojecuter" lo que Propp- llama una segunda "partida"; todo reoomienza, traidor, hroe, bienhechor, pruebas, socorro sobrenatural; despus, el relato se orienta en una nueva direccin Es preciso, entonces, introducir en primer trmino una serie de "funciones bis" (pp. 53-54), seguidas luego por nuevas acciones: el hroe regresa disfrazado; se le impone una tarea difcil que cumple con xito. Entonces es recono-cido y el falso hroe (que haba usurpado su lugar) queda desenmascarado. Por ltimo, el hroe recibe su recompensa (esposa, reino, etc.) y el cuento concluye.

    El inventario que se acaba de resumir inspira a su autor varias conclusiones. En primer lugar, el nmero de funciones es muy lim tado, 1 en total. En segundo lugar, las fun-ciones se Implican "lgica y estticamente" unas a otras, -se articulan tctes sobre el mismo eje, aun cuando dos funciones cualesquiera nunca se excluyan mutuamente (p. 58). En cambio, ciertos funciones pueden ser agrupadas en pares ("prohibicin" - "violacin"; "combate" - "victoria"; "perse-cucin" - "liberacin", etc.), y otras en secuencias, como el grupo: "traicin" - "pedido de socorro" - "decisin del hroe" - "partida para la bsqueda". Los pares de funciones, las secuencias de funciones y las funciones independientes ee organizan en un sistema invariante: verdadera piedra de toque que permite apreciar cada cuento particular y asignarle su lugar en una clasificacin. Cada cuento recibe, en efecto, BU frmula, anloga a las frmulas qumicas, que enumera, en el orden nattiral de sucesin, las letras (griegas o roma-nas) y los smbolos que sirven para codificar las diversas funciones. Puede agregarse a las letras y smbolos un expo-nente, que denota una variedad en el seno de una funcin

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  • especfica. Sea, por ejemplo, para un cuento simple resu-mido por Propp, la frmula;

    a1 &1 As B ' C f H'-I* K f F cuyos once signos se leen en este ordon: "Un rey, padre ce tres hijas" - "las que yendo de paseo" - "se demoran en un jardn" - "son raptadas por un dragn" - "pedido de socorro" - "(tres) hroe(s) se presenta(n)" - "su bsqueda" -"combate(s) con el dragn" - "victoria" - "liberacin de las princesas" - "regreso" - "recompensa" (p. 114).

    Una vez definidas las reglas de la clasificacin, Propp dedica los captulos siguientes (IV y V) a resolver tres difi-cultades. La primera, ya sealada, se refiere a la asimilacin especiosa de una funcin a otra. Por ejemplo "la prueba que el bienhechor impone al hroe" puede estar relatada de modo tal que se hace imposible distinguirla de "la asigna-cin de una tarea difcil". En casos parecidos, la identifi-cacin no se realiza teniendo en cuenta el- contenido intrnseco de la funcin que es ambiguo, sino en relacin con el contexto, es decir, con el lugar que corresponde a ia funcin incierta entre las que la rodean. Inversamente, un enunciado, equivalente en apariencia a una sola funcin, ouede recubrir dos de ellas, que son realmente distintas; por ejemplo, cuando la futura vctima se deja "embaucar por el traidor" y se encuentra, simultneamente, "violando una interdiccin" (pp. 61-63).

    Una segunda dificultad procede de que en el cuento, una vez analizado en cuanto a sus funciones, subsiste una mate-ria residual, a la que no corresponde ninguna funcin. Este problema preocupa a Propp, que propone dividir dicho residuo en dos categoras no funcionales: por un lado los "enlaces", por el otro las "motivaciones".

    Muy a menudo los "enlaces" consisten en episodios que sirven para explicar cmo un personaje A se entera de lo que acaba de hacer un personaje B, conocimiento indispen-sable para que, a su vez, pueda entrar en accin. Con mayor frecuencia, el enlace sirve para establecer una relacin inmediata entre dos personajes, o entre un personaje y un objeto, en tanto que las circunstancias del relato slo hubie-ran hecho posible una relacin mediata. Esta teora de los enlaces tiene doble importancia: por un lado, porque expiica emo puede haber funciones aparentemente, ligadas en el relato, aun cuando no se den en sucesin; por otro, porque

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    permite reducir Sos fenmenos de triplicacin a una funcin nica, pese a los enlaces que no tienenyei carcter de fun-ciones independiantes, sino que slo sirven para posibilitar la triplicacin (pp. 64-68).

    Las motivaciones son "el conjunto de razones y fines en virtud de los cuales actan los personajes" (p. 68). Pero en los cuentos es frecuente que las acciones de os personajes no ostn motivadas. Por eso Propp lega a la conclusin de que las motivaciones, cuando existen, pueden ser el resul-tado de una formacin secundaria. En realidad, ia motiva-cin de un estado o de una accin adopta a veces la forma de un verdadero cuento, que se desarrolla en el seno del cuento principal, y que puede adquirir una existencia casi independiente: "como todo lo viviente, el cuento popular slo engendra formas que se le parecen" (p. 69).

    Las 31 funciones a las que se reducen todos los cuentos de hadas estn como se ha visto "sostenidas" por cierto nmero de personajes. Cuando se clasifican las funciones segn sus "soportes", se descubre que cada personaje concentra varias funciones en un "campo de accin" que lo caracteriza distintivamente. De este modo, las funciones: "traicin" - "combate" - "persecucin" forman el campo de accin del traidor; y las funciones "traslado del hroe" -"eliminacin de la carencia" - "salvamento" - "consecucin de una tarea difcil" - "transfiguracin del h i roe" definen e campo de accin del agente mgico, etc. De este anlisis se deriva que, igual que en el caso de lao funciones, el nmero de personajes del cuento es limitado. Propp conserva 7 personajes: el traidor, el bienhechor, el agente mgico, el personaje oculto, el mandante, el hroe y el usurpador (pp. 72-73). Existen otros personajes, pero proceden de los "enlaces". Entre cada protagonista y cada campo de accin la correspondencia es rara vez univoca; el mismo protago-nista puede intervenir en varios campos, y un mismo campo puede ser compartido por varios protagonistas. Por ejemplo, el hroe puede prescindir de un agente mgico, si l mismo est dotado de un poder sobrenatural; y, en ciertos cuentos, el agente mgico asume funciones que, en otros casos, corresponden al hroe' (pp. 74-75).

    Si el cuento debe concebirse como un todo, no es posible, sin embargo, distinguir partes en l? Reducido a su frmula ms abstracta, el cuento de hadas es definible como un desarrollo cuyo punto de partida es una traicin y el punto de llegada un casamiento, una recompensa, una libe-racin o un alivio, y cuya Vansicin se efecta a travs de

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  • una serie de funciones intermediarias. Propp designa un .,'ijunto de esta ndole co^ un trmino que el traductor

    ingls denomina nove y que nosotros preferimos Mamar, en francs, par*.'-y con la doble acepcin de divisin principal de un re' do, y de partida en el sentido de partida de cartas o de e'jdrez. Se trata, en efecto, de ambas cosas a la vez, puesto que como se vio hace un momento los cuentos que comprenden varias "partidas" se caracterizan por la recurrencia no inmediata de las mismas funciones, dei mismo modo que en las sucesivas partidas de cartas peridicamenle se vuelve a barajar, cortar, distribuir, anunciar, jugar, recoger, es decir se repiten las mismas reglas a pesar de los datos diferentes.

    Un cuento puede englobar varias partidas; y acaso estas partidas no constituyen otros tantos cuentos diferentes? Tal pregunta slo puede contestarse una vez analizadas y defi-nidas, desde un punto de vista morfolgico, las relaciones entre las partidas. Las partidas , pueden continuarse; una partida puede insertarse en otra, cuyo desarrollo interrumpe provisoriamente, sin dejar ella misma de estar sujeta a inte-rrupciones "ael mismo tipo; a veces se inician dos partidas simultneamente y una queda suspendida poco despus hasta la finalizacin de la otra; dos partidas sucesivas pueden admitir una misma conclusin; ocurre, por ltimo, que algu-nos personajes se desdoblan, y la transicin de uno a otro se efecta merced a un signo de reconocimiento.

    Sin entrar en detalles, slo se sealar aqu que, para Propp, hay cuento nico pese a la pluralidad de las par-tidas cuando existe una relacin funcional entre esas partidas. S estn lgicamente disociadas, el relato se analiza en varios cuentos distintos (pp. 83-86).

    Despus de haber presentado un ejemplo (pp. 86-87), Propp vuelve a los dos problemas formulados al comienzo de la obra; relacin entre cuento de hadas y cuento popular en general, y clasificacin de los cuentos de hadas encarados como categora independiente.

    Ya hemos visto que el cuento de hadas no es sino un relato que explcita funciones cuyo nmero es limitado y cuyo orden de sucesin es constante. La diferencia formal entre varios cuentos resulta de la eleccin, efectuada por cada uno, entre las 31 funciones disponibles, y de la even-tual repeticin de ciertas funciones. Pero nada impide que se elaboren cuentos en los que acten hadas, sin que el relato se conforme a la norma precedente: es el caso de los

    La palabra partie significa en francs "pa r te " y "par t ida" . (N. del T.)-

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    cuentos fabricados, de los cuales encontramos ejemplos en Andersen, Brentano y Goethe. A la inversa, puede respetarse la norma sin la presencia de hada alguna. El trmino "cuen-to de hadas" es, pues, doblemente impropio. A falta de una definicin mejor, Propp acepta, no sin vacilar, la frmula "cuentos con 7 protagonistas", ya que piensa haber demos-trado que esos 7 protagonistas forman un sistema (pp. 89-90). Pero si algn da llegara a darse a la encuesta una dimen-sin histrica, convendra en tal caso utilizar el trmino "cuentos mticos".

    Una clasificacin ideal de los cuentos podra estar fundada en un sistema de incompatibilidades entre las funciones. Ahora bien, Propp admiti un principio de implicacin rec-proca (p. 58), que supone, por el contrario, una compatibilidad absoluta. Entonces y por uno de esos arrepentimientos de los que su obra ofrece tantos ejemplos, reintroduce la incompatibilidad, limitndola a dos pares de funciones: "com-bate con el traidor" - "victoria del hroe", por una parte; "asignacin de una tarea difcil" - "consecucin", por la otra. Estos dos pares se encuentran tan rara vez en el seno de la misma "partida" que los casos contrarios a la regia pueden considerarse excepciones. En consecuencia es posi-ble definir cuatro clases de cuentos: los que utilizan el primer par; los que utilizan el segundo; los que utilizan los dos; los que descartan uno y otro (pp. 91-92).

    Como el sistema no revela ninguna otra incompatibilidad, deber continuarse la clasificacin segn las variedades de funciones especficas, presentes en todas partes. nicamente dos funciones ofrecen esta universalidad: "traicin" y "caren-cia". Los cuentos se distinguirn, pues, segn las modalidades que asumen estas dos funciones en el seno de cada una de las cuatro categoras precedentemente aisladas.

    El problema se complica an ms cuando se emprende la clasificacin de los cuentos de varias "partidas". No obstante, el caso privilegiado de los cuentos de dos "parti-das" permite, segn Propp, resolver la contradiccin aparente entre la unidad morfolgica de los cuentos de hadas, postu-lada al comienzo de la obra, y la incompatibilidad de los dos pares de funciones, introducida al final, como si ofreciera la nica base posible de una clasificacin estructural. En efecto, ciuando un cuento comprende dos partidas, una de las cuales incluye e! par "combate" - "victoria", y la otra el par "tarea difcil" - "consecucin", estos dos pares se sitan siempre en el orden que hemos citado, o sea, "com-bate" - "victoria", en la primera partida, y "tarea difcil" -"consecucin", en la segunda. Adens, las dos partidas

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  • estn funcicnalmente ligadas por medio de una funcin inicial, comn a ambas (p, 93). Propp descubre en esta

    . estructura una suerte de arquetipo del que derivaran todos los cuentos de hadas, ai menos en lo concerniente a Rusia (p. 93).

    Integrando todas las frmulas tpicas, se obtiene una frmula cannica:

    H J I K 4 Pr-Rs-L A B C f D E F G Q Ex T W

    L M J N j Pr-Rs ce donde se extraen fcilmente las cuatro categoras fun-damentales, que corresponden, respectivamente, a:

    1) primer grupo -f- grupo superior + ltimo grupo; 2) primer grupo + grupo inferior + ltimo grupo; 3) primer grupo + grupo superior -f grupo inferior

    + ltimo grupo; 4) primer grupo -f ltimo grupo. Por lo tanto, el principio de unidad morfolgica queda a

    salvo (p. 95). El principio de sucesin invariable de las funciones tam-

    bin queda a salvo, con la reserva de la permutacin de una funcin (L): "pretensiones de un usurpador", en posicin final o en posicin inicial, segn la opcin entre los dos pares incompatibles: (Hl) y (MN). Propp admite, adems, otras permutaciones de funciones aisladas, e inclusive de secuen-cias. Esas permutaciones no cuestionan la unidad tipolgica y el parentesco morfolgico de todos los cuentos, ya que no implican diferencia de estructura (pp. 97-98).

    Lo que ante todo llama la atencin en la obra de Propp es el vigor de as anticipaciones con respecto a los desa-rrollos ulteriores. Entre nosotros aqullos que abordaron el anlisis estructural de la literatura oral alrededor de 1950, sin conocimiento directo del intento de Propp anterior en un cuarto de siglo, volvern a encontrar en l, no sin asombro, frmulas y veces frases enteras iguales a las que ellos emplearon; sin embargo, estn seguros de no habrselas tomado en prstamo. La nocin de "situacin inicial", la comparacin de una matriz mitolgica con las reglas de la composicin musical (p. 1), la necesidad de una lectura simultneamente "horizontal" y "vertical" (p. 107), el empleo constante de la nocin de grupo de sustituciones y de transformacin para resolver la antinomia aparente

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    entre la constancia de la forma y la variabilidad del contenido * (psssirn), el esfuerzo al menos esbozado por Propp para reducir la especificidad aparente de las funciones a parejas de oposiciones, el caso privilegiado que ofrecen los mitos al anlisis e