Leyendo entre líneas: una eterna duda acerca de las certezas

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Nacuzzi discute los problemas suscitados a un investigador que trabaja en un archivo, en la búsqueda de "papeles manuscritos inéditos en repositorios de diversa índole". Se lamenta que los propios investigadores no hayan visto esta practica como "trabajo de campo". Ella sostiene que también los archivos demandan un desplazamiento a un territorio que presenta problemas de acceso y presentación, donde hay interacciones del investigador con otro actores indispensables.

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Foto de tapa: Empedrado, Corrientes, 1964. Hugo Ratier (segundodesde izq.) en el bar de los hermanos Barrios, bolicheros y músicos (deizq. a der. primero f quinto), y un residenre de Isla Maciel informante deRatier (cuarto de izq. a der.). El centro de la atención y protagonista de lafotografía, es el grabador Philips portáril, de cinta, en el cual todos en elcual los artistas locales grabaron innumerables chamamés y, más ade-lante, entrevistas. (Foto y leyenda son gentileza de Hugo Ratier).

Primera edición: Julio de 2002.Editorial Antropofagia.

Hecho el depósito que previene la ley 11.?23.ISBN 987-20018-l-2

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6. Leyendo entre líneas: una eternaduda acerca de las certezasLidia R. Nacuzzi

¡/'romo todo/trabajo d"."*po,{1" búsqueda de viejos papeles nos sitúal-continuamEtüáñü'láñié?esidad de revisar lo establecido, lo sabido,lo aceptado. Por eso mismo comieriea siendo un camino dificultoso de

transitar, para atrapamos luego en nuevos interrogantes, nuevas bús'quedas y terribles dudas, " vacíos donde reinaban certezas"(Farge l99I 96). Quizás en nuestras visitas a este "campo"nos hayamos transformado en experimentados en mares de

papeles de diversas características, con una adormeci de

sorpresa. Pero basta ver la fascinación y el entusiasmo de algunos Ialumnos enfrentados por primera vez a la experiencia de revisar un /legajcl, para revivir nuestras primeras emociones y recuperar nuevamente I

la dosis perfecta de ingenuiáad, asombro, entusiasmo y curiosidad. jLos investigadores de diversas temáticas antropológicas no han visto

claramente contg-l¡3b3lg¡lg 933po" a la bfqgged,a-de-saps!.!^lqgJryr- lcritos inéditos en repositorios de diversa índole. El rabajo de campo era, jpotT"fi.ti.ló;lla;*di.io" "*eoffiLü ó-etnográfica que implicabaun üaslado, preparativos, convivencia con colegas u "otros culturales"en lugares lejanos al de nuestra residencia habitual, entre otras particula-ridades. Aún cuando el acceso a determinados papeles implicaratambién un traslado, por razones administrativas y/o de objedvos de

nuestros trabajos, ese viaje siempre se realizaba a alguna ciudad del in-erior del país o de países extranjeros. Ciertamente, una ciudad no es "elcampo".

Sin e¡qlargo, desde el momento mismo en que terminamos de

cumplir con los pequeños trámites de acceso a uno de esos repositorios

furesentación de un documento de identidad, de una carta de recomen-dación, de un formulario de admisión), hemos llegado g!_c_efnp.g.Ebrul"pr¿o-habet-*ls-ruás*o=meno-s-.largo (en-ilistancia y en requisitos de

rceso), pqrq allí e,s¡amos. Nuestro q¡abajo de q4mpo comienza en l-a,-rg_l"

de referencia de una biblioteca o un archivo, en donde hacemos las pri-

II

/ *r.

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Historios y estilos de troboio de compo en lo Argerffrm

Try.pt'@@, y seguirá luego en la sala de consulta, frente a lmbgajo.s, el-ddruI6 ñ-"rrra-o, a ub íc ar ;¡ r emlgcrdr nu e s rros d atos. Esm

- rareas esrán cierramente impregñ4ffi;;tg; de la actitud de un ar-+l queóloggl de algo de-la ae-un e*fr;agr-tafnilcffi\cúí&'doffiéGl;;vii"jór'rr"úñaóñ no conrribuir a su desrrucción, y

en ellos nuestros informantes se muestran a veces esquivos, a vece$parcos, otras muy verborrágicos, la mayor parte del tiempo yéndose ddtema que nos interesa con insolente facilidad. Pero, ante todo, el trabair

€n el archivo es¡gUBlio. No se realiza en equipo (por lo menos no en ral".tuñffii-áGiffin nuesrros informantes es acrivo. Hay momentcde desasosiego: no aparece ningún papel con información pertinentqmomentos de aburrimiento: debemos leer largos relatos con pacienciaporque prometen aportar algún dato; momentos de impaciencia: esepapel que ayer vimos entre los crros quinientos folios de un legajo, hoy noquiere aparecer. con impaciencia, aburrimiento y desasosiego se tejenuestra repetida presencia en el archivo.

Esa repetida presencia instala ciertos hábitos en nosotros y tambiénnos hace reconocer a nuestros ocasionales compañeros-colegas y a los or,denanzas, referencistas y jefes de sala que administran el acceso a los pa-peles. Adquiriremos cierta tendencia a sentarnos en algún sector o mesade lectura, odiaremos a quienes lo hayan ocupado antes de nuestrallegada, nos sentiremos más cómodos frente a alguno de los jefes de sala,aprenderemos los nombres del personal o les iremos poniendo sobre-nombres a nuestra voluntad. Los colegas pertenecen a dos grandesgrupos: los de siempre y los novatos, y frecuentemente no necesitamosidentificarlos, excepto que hayamos visto algún legajo de nuestro interésen sus manos, por lo que una persona puede pasar a ser (por el númerodel codiciado legajo) "el, 16-4-14" sin más. Enronces, seguiremos atenta-mente sus movimientos (es nuestro competidor, quizás, hasta por el temaque investiga ...), esperaremos con impaciencia que libere el legajo, bus-caremos luego huellas de qué cosas anduvo revisando en é1, para encon-trarnos un día, sin darnos cuenta, enfrascados en una charla con nuestrosupuesto competidor e intercambiando datos sobre los catálogos y le-gajos.

De los ordenanzas y jefes de sala vamos aprendiendo sus maneras ycostumbres. En general son muy amables, pero están los simpáticos y loiindiferentes, los conversadores y los parcos, ros diligenter y lor d"sga-nadm, los bromistas y los serios. Todos contribuyen a hacernos más en-tretenida la jomada en el archivo. Aprenderemos los horarios de cambio

ú

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i

Leyendo enlre líneos

de personal, los de descanso y merienda, lo que es imposible pedirle a

alguno y que otro estará encantado de buscar para nosotros. Así, estable-

ceremos nuestra rutina: nos propondremos revisar una canddad de pa'peles o de legajos por día, acomodaremos nuestto descanso al delpersonal, coreremos secretas carreras entre el pedido de un legajo, eltiempo en que tarda en llegar a nuestra mesa y un café tomado con apuro.

Esto se agrava de manera directamente proporcional a la distancia en

que se encuentra el archivo de nuestro lugar de residencia habitual. Si

vivimos en Buenos Aires y hemos logrado llegar a Sevilla previendo dos

meses para consultar el Archivo General de Indias (Rct), nos sentiremos

en la gloria y en el infierno al mismo tiempo. Descubriremos que esos dos

meses que eran eternos para algunos funcionarios de la corona española

en la Patagonia esperando noticias de Buenos Aires (que iban y volvíanen barco), serán eftmeros para nosotros revolviendo esas mismas cartas y

pedidos. Los legajos son enorrnes, nuestra actividad se torna febril y com'pulsiva, agradecemos el resumen que trae cada carta y cada actuación en

el margen del primer folio. Los ordenanzas nos miran con desconfranza

cuando pasamos muy rápidarnente cada folio y les devolvemos tal pila de

papeles en muy poco tiempo, y con desgano cuando inmediatamente so'licitamos otro legajo de idénticas proporciones iEs cierto que al enffe'garnos el segundo pedido nos ha mirado con sonrisa condescendiente?,

iesa mirada no nos pregunta si revisamos bien lo que devolvimos? o iestáahora él proponiéndonos una carrera a nosotrosl No tenemos rnucho

tiempo para resolver esta cuestión que, al fin y al cabo, quizás sólo esté ju-gando en nuestra imaginación

En algunos archivos nos entregan el legajo en un mostrador, en otrosdebemos buscarlo en un anaquel, en el AGI de Sevilla, lo traen hasta

nuestra mesa de trabajo (pues, a pesar de lo mucho que se habló sobre el

tema, sólo el25 o/o de ese repositorio está digitali?ado). En archivos pro-vinciales más pequeños y de acceso restringido, hasta podemos buscarlospersonalmente en las estanterías. De una u otra forma, allí esta¡B¡x&ente a quesgro'.'-oJr.,_oj: un conjunto de papeles antiguos, escritos conpluma y tinta, doblados de distinta forma o con [a marca de viejos do-

' bleces, tintas casi borradas, anotaciones al margen, a veces en lápiz,

firmas ampulosas o simples, nombres absolutamente ignotos o que fi-guran en los libros de historia, borradores garabateados que conservan lafrescura de lo que se escribió para no perdurar. Algunos de esos papeles

tiene más de 300 años, pero creo que no es sólo su edad lo que los hace

imponentes, sino el conjunto de las características mencionadas.

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I [, .Siempreesconve.nienre@asendm-'-' \--:,hiy=., será nuestra libreta de campo qu".*Ifrdáñl'ffipe,il6sultas, a consignar qué legajos o catálogos ya fueron revisadls, cudcr

_ | hemos dejado de lado después de una somera revisión, qué reprodu-

f ciones de.documentos solicitamos. Estas anotaciones no tienen ,r"a" qc\ ver con el fichado texrual de los fragmlntol gue servirán para nuestra b

¡- i ¡*vesrigaci hbreta, en fichas o direcm-: i menreenelordenad@osrórñailoloclGh

{ cuidá-dos;FueaE'-sirc€der que en medio de una lecrura que ya lleva foliosw--- folios cle lento avance, aparezca una frase conocida. Tál .r., sea un&

forma de expresión común de la época, pero a ellas ya estamos acostun-brados iserá un documento ya leído? Es probable que hayamos leído unacopia en esre u orro archivo. La duda es terrible y sólo podrá disipar*cuando consultemos nuestros apuntes o nuestras fichas que, en casscomo este, generalmente están muy lejos de nosotros. Así, ante la con-vicción de estar fichando por segunda vez un mismo relato y, a la vez, eltemor de dejarlo de lado y no volver a encontrarlo nuevamente, prose-guimos el rabajo definirivarnente atribulados.

Hgf_gS!_9qL,UA! de problemas a lercualea se enfrenra el investi_- ; gador que hace Antropoló*giTIistorña. El primerJde ellos gira en rornoa

lri

tl

,;i

-l qqejp,r de p?p-ql-ej*¿rpeles eüios á i"eütr existÉri¡'¿ffá*tsoDJe-€ de su interés yfp"q,'éiü#';Jñ

ubica?flaifueiir.; v an¡i ^1"

, transñiren, es su crítica textuá- relacionada con la seg

esos papeles.

ocurre una vez

_lo que ellaJ-noscontextual.j tercera'rcuestión, muy

:ó-::-.r-fi-ql[¿"

l. ZQué hay, dónde está?

F sta pregunra se refiere a la localización y accesibilidad de las fuentes.l-La fuenre 'o es exclusivamente un papel manuscrito nunca editado,

aunque por cierto ellos son los más atractivos. Quiero utilizar aquí unconcepto cie /r¿en¿e,que incluye a lgi_d<¿eurnerrtos, rebtos o informes ma-nus-clitgs y a

-aquellos public¿¡-d-rs. En este úrrimo casolffieniei édi-

radas desde hace siglos y muchas de ellas cuenran con numerosasre-ediciones, aunque a veces son de peor calidacl que las originales. La fi-delidad de cada edición es generalmente conocida

"nrr. .oi"gu, qu" ,"-

comendarán usar una de ellas y no las orras. para ubicar "Jt"

tipo d"

at

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Leyendo enire líneos

fuente y la cantidad de ediciones y re-ediciones existentes, son de gran

ayuda,las bibliografías de viajeros, temáticas o regionales iemplo:ayuda,las bibliografías de viajeros, temáticas o regionales (por ejemplo:

íarnobokkfTgsS-,SantólGdiñét fgeI eñtt. At.a$ffi iolecciones de

ii,'

l,,.

frill,j:

i,,::),

ii,i'i'

. ''i,'

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ffi. $ll:

#

ffgel eñtie,documentos de períodos, regiones o personajes particulares (Torres de

Mendoza 1865, Fernández de Navarrete l8Z5'37, l,ockman 1743, Lynch

Arribalzaga l9Z+).El ejemplo clásico de fuente édita muy útil es el relato de viaje de

algún misionero o militar. Pero también hay trabajos de campo emográ'

ficos realizados desde principios del siglo XX hasta la década de 1950 que,

aunque están teñidos por la interpretación que hizo el autor de los datos

disponibles, pueden ser considerados como fuentes. Un ejemplo claro de

esto es la encuesta que, siguiendo la Guía Murdock, aplicaron Bórmida y

Casamiquela a un poblador descendiente de tehuelches en el paraje Gan

Gan de la provincia del Chubut. Aquí, el propio enfoque teórico de la fe-

nomenología nos permite disponer de datos "casi tal como han salido de

los labios del indígena" y qu" conservan "la espontaneidad y la frescura

del rabajo de carnpo" (Bórrnida y Casamiquela I95B'59 155), aunque

deberemos hacer -como en todos los casos- la crítica textual y contextual

a la que nos referiremos más adelante.

Por esto, el trabajo con fuentes muchas veces no se restringe a trabajar

en archivos con documentos manuscritos. Las vicisitudes en Buenos

Aires, relaradas por diarios de la época, de los indios toftrados prisioneros

durante la Campaña al Desierto serán también una fuente de primera

mano. En cambio, no lo son los comentarios de algún geógrafo sobre el

ftinerario de un viajero, las características fisiográficas de los parajes que

recorrió, los hallazgos de nuevas especies faunísticas o florísticas que

realizó, la discusión sobre los topónimos utilizados por el viajero y su

equivalencia con los de la cartografía actual.

Para Necker (1984), la naturaleza de una investigación depende de

nrs elecciones teóricas y de las problemáticas que se plantea el investi-

gaáor p"to también de las fuentes disponibles. En el espacio del imperio

español en Arnérica, se repitieron experiencQi de conocimiento y colo-qización, por lo que existen obras de síntesis sobre las civilizaciones pre-

mlombinas, sobre las estructuras económicas y sobre las estructuras

administrativas del imperio español. Necker también destaca que los re'n¡ltados que se obtengan de una investigación basada en fuentes de ar-

chivo dependen de sorrear la primera de dos dificultades principales (más

¡delante veremos la segunda): encontrdr los documentos. La localización

de dccumentos que han sobrevivido cuatro o cinco siglos puede ser di'

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a-t-a

tr_:

Historios y estilos de troboio de compo en lo Argenlirn

ftcil: hay que conocer las estructuras y jurisdicciones del estado colonialespañol y la historia poscolonial de los estados-nación conformados apartir del siglo XIX para saber dónde buscarlos. Es así como, según hregión de nuestro actual territorio nacional que nos proponganos es-tudiar, deberemos recurrir a repositorios de chire, parag,ray o"Boli r¡u-

Existen guías y catálogos de archivos que se han realizado hace variasdécadas y, por lo tanto, están manüscritos o mecanografiados y puedeaestar incompletos o no contemplar los ítems que nos interesan. Tambiénhay

_catálogos publicados que son más fáciies de leer y, sobre todo,pueden llegar a lugares lejanos al archivo de origen. Algunos archivchan comenzado a digitalizar los documentos

"r..iro, y

-esto facilita su

lectura a través de una terminal de computadora, pero raramente se handigitalizado catálogos que son el inicio de cuarquier búsqueda. En ar-chivos e institutos de investigación de Buenos Aires hay colecciones demanuscriros mandados a copiar en 1824 al Archivo General de Indiasdesevilla (AGI), a la Dirección de Hidrografía de Madrid y a la BibliotecaNacional de Río de Janeiro. Hacia 1930 se realizó orra tanda de copicmecanografiadas en el Rcl. La Recr¡sns delaB¡blbtecaNaciutalpublicó 25tomos entre 1937 y r95r y allí aparecieron muchos documentos que sguardan en el Archivo General de la Nación (AGN). sigue siendo útil,aunque se duda mucho de la calidad de Ia transcripción (cfr. Hara¡i1998) , la colección de obra 1 Documentos relaüvos a Ia H¡snria antiguaymodema. de lns Prwincias del Río de ln ptan publicada por pedro dcAngelis en 1836. Lamentablemenre, el autor vendió a la Biblioteca deRío de Janeiro una cantidad mucho mayor de documentos inéditos q*los que publicó y es por eso que existen las copias mencionadas rnáarriba.

- Existe en la Biblioteca Nacional y en la del ecN uncatóbgo dE d,ok' mentos del Archfuo de

.Indias en seqtilla referentes a la histmia a" ü l"prilti*Argenthw' dos de ellos de r5r4 a 1810 y el rercero de rz?g

" rgzoFueron editados por el Ministerio de Relaciones Exteriorgg los dos pÉ

rneros en 1901 y el tercero en 1910. A veces se encuentra uñ "Repertorbcronológico y alfabético" de los dos primeros romos, editado por la Bliblioteca Nacional en 1906. La consulta de este catálogo du ,r.r" idea dcqué títulos podemos encontrar en el AGI, aunque ras rignat,rras que per-miten ubicar los documentos han cambiado. No está orá"rrudo po, t"-r"fu *Sgbgt:3mente, lo que obliga a una paciente lecrura ¿e i.rn*¿a¿de dtulos que friéclén no tener ningún interés para nosotros.

A

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Leyendo entre líneos

Los repositorios más udlizados en nuestro medio son el AGNT e[ ect. ' -.En el exterior, merecen-mencionarse ademfs elMuseo Navaf de Madrid,

"tSéñi.to Ceográfic*o del Ejército d9_!4q4.d, el Brltlsh MuT-yy, d"

LondiéS,éT=A:lChivo Storico Salesiano de Roma y sq-p3l-d9Jq4q.' P-.S, -ximos a nuestra fronteñ, elArchivó Nacional de Santiagó dé Chile, el

Archivo Histórico de Potosí, el-Archivo Nacional de ESJ¡ae en Sucrq, el .

A.dÑ;*Ó-**;"ld;Asunción delParaguay y la Biblioteca Nacional de

Río de Janeiro. En el interior de nuestro país hay importantes repositorios

cor"o ii Aichivo Histórico de Córdoba, el Archivo Histórico de Tu-c!rn4l, el

-A1c,!rivo del Convento de San Francisco en Río Cua¡to

(Cérdoba), para dar algunos ejemplos.Muchas dependencias públicas pueden sorprendernos ante una inda-

gación sobre el material que archivan. Por ejemplo, la Biblioteca de la Src-

cretaría d"4gryg"l"f-yra, Ganadería, Pqqca y Alimentación de la Nación

ofrE.l*"tñuláo.ü*"tttul, desdé i898ia la actualidad, como: circulares

rqtg@feál óéñSiill"és'tadís-ticás, discursos y conferencias, bole-

t'nes y revistas generg-das-por el organismo y fublicqclgnes recibidas (de

Párques Nácioñales, del Servicio Meteorológico Nacional, de diversos

museos, de las facultades de Agronomía y Veterinaria de todo el país, de

Ia Dirección de Puertos). Algunas escuelas p¡!¡na¡¡qq de la ciudad de

Buenos Aires guardan, desde su fundación en_,el¡!gl-o-xl{r gg.!?$-,-,cg*4&-

rencias, discursos, disposiciones de-l MinlJtéilo d." Educación. Institu-:-H;'-*"¿-Fcióñ6 no gubernameniales de decisivo peso en la economía del país -

tienen mmbién valioso material publicado. Por ejemplo, en los Aa¿le,r-d¿, r 'iina que aparecen desdg 1866, se puede encontrar

tiy-q-y*!g3-r.fq-d-e.*aniniálés,ésft diosdecostosy, éstudios ambientales y i;i.,ciégñófñhálisis políticos, co-

merda-tesficonómicos y también transcripciones de cartas de perso-

najes destacados, relatos de -y-!qj,g-.-o. .dg cggp3.q.?1.--g-ulifg¡es

(p.ir.ipulneqF-&feriAéiáli::Fa*pa- y la- Patagonia) y aq4lgir .d-*e la'cuestión de tierras" y de la "lucha contra el indio"'. Afortunadamente,,ru"TóT?óñ¡,ñtos de papeles aparecen periódicamente y, merced al pa-

ciente trabajo de colegas y especialistas, pueden rescatarse y ponerse a la

consulta de manera ordenada. Uno de los casos más recientes, pte-

*ntado con orgullo en unas jornadas de la especialidad en setiembre de

1000 e s e I del . Archivo H is"gg¡jgg_l "éggl.*4.g!htf 4t"¿¡na u gurado e n

I Agrodezco lo informoción sobre eslos tipos de orchivos o Morino Peleteiro y Victo-

rio Pedrotto.

**tti

&.SociedadRuralsobre

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Hislorios y estilos de troboio de compo en lo Argenlim

1998 para re¡guardar documentación del Juzgado de Paz de esa ciudad'cuyos latálógos se pueden consultar por il¡grge-_g_( Caggiano et al. ZCffr.'/

_--'-¡¡' L,os üfósitorios de papeles manusóllÑgé"éiáh""te ordenan los pa-

peles por temas (en un senddo muy amplio), por lugares geográficos y por

fecha. La forma de acceder a ellos es consultando catálos*' . que están organizados por grandes.seqcion-es que pueden contemplar d

_.r-.,{A aspecro político-geográfico (en elRc)por-Audienc¡as: de Charcgs.-de

:-- Buenos Aires, etc.) o el político-i-lministrativo (en el-.Ag por @biernEPñ:iodo Colonial, GoEG mdpe 166-l ndepend ie nte, Hacienda,

Justicia, etc.). Dentro de estas divisiones encontraremos un ordena-miento temático y luego cronológico, por ejemplo f'Cqre¡Londencia den lo, gobemadorei', ñn-t760,-t76i-tne, ínlil95,;ETry

--1

1 77S-1?8óJ 78 ú 7$, -f78 i -11 g \ "lr. Si .'tá*-ó' buscándo infu-mación sobre los avatares de la fundación del Fuerte de Nuestra Señora

,,de[ Carmen en el río Negro, deberemos revisar esos expedientes sobre

i"familias pobladoras e incidencias" porque seguramente las incidencirencerrarán contactos con los indios de la zona y, además, una rápidtmirada nos dirá que al comienzo de la instalación del fuerte la pro-ducción de informes y papeles era mucho más abundante que después dc1783. Un tema que figura en los catálogos del Rct "Fortificaciones, per-

trechos de guerra y situados de tropa" puede atraer muestra atención Ébuscamos información sobre la frontera de Buenos Aires. Se encontraráallí, para frnes del siglo XVIII abundante cantidad de material sobre dFuerte de Santa Teresa, en la costa norte de la actural República ddUruguay, y sólo algunos papeles de 1800 sobre la frontera de BuencAires. Por cierto, los que clasificaron esos papeles usaron una lógica dife-rente de la nuestra: los fortines de la línea sur de Buenos Aires no eranverdaderas fortiftcaciones. Además, seguramente por razones adminbtrativas, la mayor parte de los papeles coddianos referidos a la línea dcfrontera de Buenos Aires que no reflejan situaciones de conflicto abierm

rL con los indígenas quedaron aquí.

L" urygp-agúgLo3fuba y pojl_gggl_ggo_g*fco facilita las cosas end

'"ñA¿" á" que-tacilsiaú" dilü:apslgi

'oloo tres

- --%

[errñr A veces, un legajo guarda sólo la copia de un enonne expedienr\ -,-Jiudicial realizada por el mismo escribiente. Rápidamente, entonces, txthabitua¡emos a las formas particulares que ha impreso a su escritr.¡re

I- Ou'as *'eces, los expedientes guardan carras 4ygllggsgbdas por algunat- autoridad: un Virrey, un SuperintendentE, úñSecretario. Generalmente

É

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Leyendo enire líneos

renenlr )s, enrónces, como,rla telegrafista d.I .u_'e¡a d" IqlLqll-l€E.l-solounu pdrte de la comespgWilen gste caso,-la-qugse-¡ecibió¡Perohabiiádñiiniiiraciones muy ordenadas, y es dable esperar que encon-

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i

t

tremos en algún otro legajo, el archivo de

enviada y podamos que ss .hab&.,¡ligEdg:caq_13

lectña-de utáTñ" .o*o: "Señor Virrey: Contestando a sus oficiqs del 4

v rT" jñildóffi...", que despierta grandes interrogantes sobre

el contenido de las mencionadas cartas.

Si tenemos mucha suerte, algunas cartas dirigidas a un superior,r."g!- nt. . t l: -,--^- --:-:^-^^ ^-^^--^-l^l^- ^l -^-:ro-ro1*' Jiuntan diarios de diversas misi:--juntan dE¡ios de diversas 4i¡lgq-eÁ-.enqomendadas. aI= rernüe¡rte.l , ,n"¡{)

ñtoñ*t, pr¡-t"-or é"t*ñóáide tediosos y l3lg.o-s¡9lgg9s-de-rumbps,-di' . 1- ' , -ireccióndel "alguaasl*; -;ff*,,

----ry#terenclas qlas*pgjganas, los g¡-upps, el"lugaLdonde"loss.rLcuentran' lgs **l

^';ón;ffiffi';ü'";Us. Eso es, en definitiva, lo que "*u*k1 ct',-:,**

brlscandor,descripciones de "otros" h".bq!-p8{-rcs.bgail. Si un diariof:> I -bñ*"dor¡d.scripciones d. "oi@. Si un diario"f:> 1 -de cuareniá.6líéFffiffiñffiTélo dos de ellos con estos datos, nos senti- {.r *i,,!

remos en la gloria. En este senddo, no dejamos de ser carroñeros como j t. . ¿ "

nuestros colegas arqueólogos: un fragmento aquí, otro por allá, otro un --r- *--.

3rño después en otra visita al mismo archivo o, aún, a otro archivo.

T" ogq-lg-igrP-g¡sa

-s,Lbbjetd'd""lJgdlo*d j¡[grucja¡lgseruSÉssproniatmarwalares,

" l" q,r" sg:gll1lap¡rqle-ta d"foI1^1.lggje-hg-iryJe o el autor-rle los

pap:lqs encuestión: relator, viaje¡-o-o--qqc¡t!renre' - ' - l-Úle¡et"pló rn,ry pattiiulái de las expectativas {üe puede despertar

sóto el título de un diario será esclarecedor.Sablo 4gu-r*liloto de la Real

Armada española, emprendió,.-un-.y$j-e po-r g!g?-C-" -g.qiql d"$,"- Iql

Miguel del Monte hasta Cármen de -Patagones

en 1781, El diario que

n@ó5;ilff 6'Jó-Zizj:Hf, tnre-r-Pilo-mdc*la

$d-Ar,"mada; voy a*hiiéidéliñGeiiéáá'?é Br.r".tot Avres, hasta los

6tablecimie"toi"Ñ,ñliosenTá-Tf stl"Ffr ffi.ffif póT*crffi nisióil'üel"

ErcéGñiGiñóSenorViiiev;a?i.'á".o"d,riil''áiiü"tnOid-¡-in¿a;;0entr{ar al cacique Lorenzo, tratar con éste, y sus aliados las paces, y ins'

6-..iáñái tu campaña". Si"unó.üégá i'éiia refeiénciá iónócirjiidó otrbs

diáñf que se ilffiEan desde "los Establecimientos" del río Negro, y no

pone demasiada atención a la referencia respecto de "tratar las paces"

¡rorque, justalnente, está buscando datos de los indios que andaban por la

región del Fuerte del río Negro, en-rprenderá la lectura tratando de llegar

rápidamente con el viajero al destino final; Carmen de Patagones (o el

Fuefte del río Negro) ' La decepción será grande: cuando esperamos en-

Itr r-? :

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Hisioriqs y estilos de iroboio de compo en lo Argen+rm

contrar alguna descripción de grupos o caciques, una frase casi al 6¡,¡unos dejará frustrados:

/ A hs 2 t/z diuké Ia bandera del fuerte de Nuestra Señora delCarmen, J d. poco rato Ia población, cuya vista nos causó tal con-suelo, que de goTo de c)erme ya libre, J segtro de In barbarie detantos infieles, y diferentes naciones por donde había transitado, se

- . me cayeron las lágrimas de gozo (Zizur [1781]).

A esto siguen algo más de rres folios conpña'prolija descripción de kinstalaciones del Fuerte y termina el diarjo. Nadajsobre los caciques queestaban en rqlación con el Fuerre,, nada sbbrg nombres de di6ñnGerlp*lñá'iil. Ñi-i" .""r,.ion a lab "*rer"r,i.r r,áff* b;i' J"nj"'ñdn¡tiansitádcí" parece capaz de despertarnos algún interés. Hasta que, p'crr

una cuestión metodológica, emprendemos la lectura atenta y minuciosadel diario que, al principio, traerá grandes confusiones por la cantidad denombres de caciques y su supuesta pertenencia étnica, por la entrada rsalida de escena de varios personajes, incluídas tropas enviadas desde eiFuerte hacia Sierra de la Ventana, lugar en el que Zizur permanece 5üdías realizando üatativas con los indios. cincuenta días de trarativas rEson nada despreciable, y allí estaremos tratando de aclarar el panorarnade nombres y personajes, borroneando cuadros y esquemas, agrupandcindios por "amigos" y "enemigos". El texto ha comenzado a hacerse com-prensible, ya no lamentamos la falta de información sobre 1o que buscá-bamos y estamos encantados con el cúmulo de datos sobre orrascuestiones. Por esta vez, hemos logrado quitarnos las anteojeras.

A rítulo de ejemplos, mencionaré algql_p--C_d_e]pS.tipos de papeles quemás Conrúnmenle Áq erlcgenrran en-los archivos. f-ai"cécfulas de éñdmienda son docunrentos mediante iéi-c"iiés se le*ótoi$bá-? un per-ññájede participación notoria en la conquista de .rna=región, uno ovarios grupos de indios respetando su unidad étnica para que se ocupande su evangelización, a cambio de lo cual percibía el tributo que por lastierras que ocupaban le hubiera correspondido al Rey. Comúnmente lle-vaban como anexo el padrón de indios encomendados, con referencia asu sexo, edad y pertenencia étnica. En estos papeles es importante des-tacar el rol del propio beneficiario: "sabemos que quienes eran recom-pensados con rales mercedes reales probablemente hayan tenido unanotoria participación en los avatares de la conquista, reconocimiento delos territorios y fundación de las ciudades", que debió influir en la infor-

23t

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Leyendo enire líneos

mación que el futuro encomendero proporcionaba sobre la zona y los ha-

bitorrt", q,," se le iban a otorgar (Schaposchnik 199 1 : 24) . Muchas veces

"ru.r rrrrrrgr"didas las recomendaciones de la legislación indiana que su'

gería no fiagmentar a las unidades autóctonas, como también era ig-

io.udo q.r" "l

ororgamienro que hacía el Rey no incluía la cesión de

territorios.Atiapu@f-!"4'ennercaeia*9_c3,To-,áo,". .,r"r,do luZá"tidad d" pobludo;;;;ti;;t va es mínima v se busca :

6."#To r*,-, iupüértá*"r,ié empbténtadós. En el rrans- -*"ñ-¿". .¡;.*"6-an* él grupo óriginal pued" .rtut totalmente di-

vidido y vuelto a repartir (cfr. Cruz 1990'92) '

? ocumentos que Presentaba -" ¡gffi -9.l9pl4-te¡da-e-alguna, alra m.ar-qed. red.'Cánsistía

".r rr.t,¡"lq!-ó dg-l-qt accio¡es bélic^.l- -e "qrr[qqga{as..qs9' h,abt^ :

llevado a cabo .i-lu .o"luirta y colgnizagú¡¡ realizado por él mismo -

" iantidad variable de testiggs-que el

interesado había eiágido previamente y que corroboraban sus dichos.

4 ,Lossumariosttenían también una cantidad de testigos que respondían

Ít .ttitr". cuestionario sobre al

nible. Generalmenre los testigós tenían diferente pertenencia social y

.flkurul que queda evidenciada rápidamente porque aparece la mención

de su edad, sexo y ocupación. I4s-4eSlaqEiqngs son informes q!¡e brinda -

una persona (religioso, mitiafpóUtador o indio) sobre alglr beg-bp de

imporiancia que lo tuvo comonrotagonista o testigq. Pueden e-star es- -

tñctüñdas en base a pregunras o ser un relato que hace el declarante,

pero en ambos casos son anotados por un escribiente y refrendadas por

-un funcionario de rango más elevado'

) @'aP4dode-qnqTY44 , por

,tno lvarios funcionarios sob¡.e-:

a

akl"a;ueitió" u t.*Iu". o modifi_car. Asi, pueden encontrarse varios-9..- - __,papéléiftéLiailói é" mómenros muy cercanos sobre una misma cuestión

.o*o pot ejemplo:da convenienciá o no dgmantenqr- qna reducciónie -li-- r:^- -..,, ^ l^ f-^-to.o .lo R,,o-ns Aires.Temhién havinformes -JTambién hayj4b¡mes

d"!6;ii6lffi*-por virreyes y gobernadores al terminar sus funciones

-éffu-uGfestino, que describen sus acciones de gobierno más destacadas

rorr-ro la, expediciones de reconocimiento y visitas realizadas, la relación

con jurisdicciones limítrofes, la solución de problemas de tropa y abaste'

cimientos, la relación con los nativos, el manejo de la Real Hacienda y

otras cuentas. Esos informes tienen genefalmente una breve intro-

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Hislorios y estilos de troboio de compo en lo Argentirm

ducción con respecto a cómo era la situación de esas cuestiones al inicrm,., de su período.'! : i. I.o--c. d.iado-s.o- relaciones. de. viaie"{levaban un minucioso relato de ho

avatares de misiones encomendadas para fines diversos, desde el conoo-miento de un nuevo territorio hasta una expedición punitiva contra hrgrupos nativos. 'A_y99_e¡¡g11atade diariosde rnrsio-ne-r-o*9 gg¡ás¡ya¡¡al¡mell¡eb;-v¡t-t, hu]''-u_raj9-rsc d9 g.o-das_ la¡- nacionalidade-, q*1".-..., *distintos fines diversas regiones del actrral rerrirorio

""lion"¡. Los grupoe.nativos aparecen aquí como objeto de las acciones de los misi'neros ccomo una curiosidad más junto con el clima, la flora y la fauna de laregión descripta.

O ü1cy}-rpffinrei*iciados por las más variadas cuesriones: incidenerentre barcos dedic._?Cos a la pesca de la ballena, ave=_r-iggg9S.[_dr_tg'g-hd;¡;;ta'óoiéChñ, ii"rladio de pqe_blos,

"rtudo ¿.dj_;U;s, sirua-

cioneg en loi piésidior, prórrogas á" ..r.o*i"rra"r, .i.u.iá" de..r*, d*hospedá.ie para viudas y huérfanas, presenraciones de comercianre, conquejas diversas, defectos en la consrru.iio.t d* lr-c"o¡rJ ¡;-g;""ouAires, excesiva mata'zá de ganado vacuno, rendiciones de cuentas y re-

. laciones de gasiói de los más variados tipos.I )

- La¡ carta¡ son papeles que pare-cen,poco importanres\ si se los con-

sidera unitariálnente. Pero a veces sorprenden por la inforgraci_ó_¡_queproporcionan. Se refieren a'heehoíque ocurrieron mrt;r;;;ente almomenro en que se escriben, pon informa_c-iongq.qgqg.q_qr_al_sl4ltqu 3 unsuperior o pedidos de tales inflormalp_lres.,Mu.h^ veces se reiterandmólén caltañucñv;ia;l mlñ;;;t . de orro, y también suelenaparecer cartas con contenidos casi idénticos enviadas en un mismo día adistintos destinatarios para dar a conocer algún hecho, ya sea rutinario ofuera de lo común.

I I. La c!!y9a textual y_ co-ntexrgal_

p n todos los casos, nuestro principal problema es queJebemos leerl-en_t1e líneas buscanrlq infornr¿reló¡ sobre qqm_as_p"in_tn, dilo .*,papeles no_ !¡e¡gg 9-s9¡ros especialm".,t". ñiffin funcionario, infor-mante o testigo tuvo intencióñ de dilcribirTa organización étnica o cómoentendían su identidad los grupos con los que se encontraba. No obs-tante' esto sí fue una preocupación para algunos misioneros (necesitabanentender si todos hablaban una misma lengua, por ejemplo), para al-

2{0

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Leyendo enlre líneos

gunos encomenderos (debían delimitar los grupos que pretendían recibircomo merced) o para viajeros que, en su afán descriptivo, ejercitaban su

intuición mucho más que el verdadero conocimiento de los grupos.

Como afirma Necker (1984) al referirse a la segunda gran dificultadque enfrenta una investigación basada en fuentes de archivo: los docu-

.

mentos rdra qJez ofrecen respuestds a las preguntas tal como han silo famu- i

IadaslPor ejemplo: no es frecuente encontrar listas de parientes o -descripciones del sistema de propiedad. Normalmente, la masa de pa-peles con la que se enfrenta el investigador es considerable, pero los datosestán dispersos y esto obliga a largas búsquedas. La situación-..est'--agravadüIg\tg los redactores de esas fuentes provenían de otra, .ul- i

turas ¡rJran inrródutidq fistorsiones -que tienen que ver con su cosmo-visión p-articular en el regis*o de acciones, relaciones,..costumbres, etc.

dadespn determinados momentos. Por ejemplo, putg hp-glggla $ftadd€L

":@tU¡*cg1grarr eatgi{q4 &p-apglgr--p}re las ,,iclsit,rdes de las re-duicioqggjgsuítices ¡{5ie¡e-ras y la Colonia dófSacrameñtóy 1os sucesivos

camb6s de administración de la corona portuguesa a la española y vice-versa, debidos a hechos bélicos, acuerdos de paz, disposiciones eclesiás-

dcas, etc. La mayor cantidad de esos papeles no tendrán un uso cierto que

se condiga con el volumen que ocupan, pero para ese momento resultó im-

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Historios y estilos de troboio de compo en lo Argenlinc

autógrafa, si es una copia, si existen varias copias de la misma, si presenFalteraciones, interpolaciones o falsificaciones (Fernández 1992: 89)-Muchas veces podemos resolver estas cuestiones sólo después de largr-tiempo de estar en contacto con diversos documentos relativos a urtema en cuestión. Al principio, entonces, nos limitaremos a tener encuenta cuestiones más generales como la coherencia entre la fecha deiescrito, su contenido, el destinatario y el firmante. La crítica-lñGñexige-lálTñiyoroT¡etlvidad'¡e.impiiilTJ-üé*ntificacióncoñef peíxa-miento e intencióñés dé-l-eryp{-v adenftarse "en el nie-ilñ eñqülél-aurcrge-d;énvú&' -Fé*fiá¿ i. tggz, g9) :- A mi enrender, "rá*üiti* *-tema debe ampliarse para considerar tam!!_(¡i !g*i div,er.sos-conte¡gn4.re

1 . er¡vugly_e1 !q{e__"S.ó" social que es el resq,ltgdsds-,r¡na-rransaccioüli consg3nlg4gl,gdlyid"g frente a la realidad normariva (Levi 1993). Asú

siguiendo parcialmente a Bensa (1996) rendremos en cuenra el cu:urrxlr*, {-gvn@n (atendiendo a incoherencias, incomprensiorr.r, áiñ-

siones que pudo haber producido el escribiente, sea un tribunal, un filn-. cionario, un militar, un misionero, un etnógrafo), el c_g1g glara] o &*:,r'.r-" relaciones sociales que puede poner en evidencia un escrito, .lCgW

r.--;- t.. -._-,__* : ,-,, de los-situacry1-9j-fu9iatl9¡_-fu.e91;gs que revelará diferentes posiciones en [u

_ sociedad, el contexto tg.füor-Sl que indicará cambios para un mismo rewn-1, considerado en lárgoi períodor, y el c.o_n¡g¡rg delas carnpos del dkcurso ryrcpuede mostrar los propósitog..gfi.'9.i-g]es, los Pargicglaw

f^

!.(t'.1 ii

--- qtt

(españoles o indios), las acciones qiñ se eqcqpqn a ese mar€oof,e**¡¡srque-e-s aceptado pqr,gqdgs y lo qgz@Q algunos c_gmparren.

No podemos esperar el mism$ ripo d"_fqb¡m*iOn de un expedienmjudicial que de un diario de viaje.Noístamos hablando de calidad de imformación, s ino de co$enidos*dis¡intos*imp j¿e-s ros por e llipoje_dm!.nlento, que habremos discernido analizando los campos del discurso r dcontexto de enunciación. Cada uno tiene, a su vez, datos que habú qolcsopesar según el interés que guiaba el momento en que fueron prgrüu-cidos, cons id e rando él Con G i ró'c ulniráf' ü&¡e_hqr dia r ioia

" u ifiln o,*

esóf ió!,nários_añ*iÉp'.il¿i:rcál_l?á&-"el-mi'm;téin;;h;ñ"G'red;uy-!-"J haya¡¡gregado.deseripeiones..de-lugarsq--q lJ[ggs¡aae_s qqe-conmúmucho después del viaje que relara, En el caso de expedientes ¡ucli-=ñr"habrá que analizar el motivo del proceso y la situación (en su gnarru,

social, ante el acusado, ante el tribunal) de cada declarante o tesrigc.. em

decir: el contexto'de las situaciones sociales precisas.Aún dé-tjéircs téñéién-éüéñfá qüil-ñf¿üest6ñós que no se es€rúhml

no todo lo que sucede en un rribunal aituáI,-iróiéjérirpló, queda r:mr

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Page 17: Leyendo entre líneas: una eterna duda acerca de las certezas

Lrc rrucsLIUs PIULag()lllslas se nan PercUgO Bara Sle_mpte-e¡ IOS relatos que i ;A,,t -estamor byc-9ando,Eñtonces, renemos por lo menos dolrandes lñitá:z \ j,ciones: lo que no sd escribe y lo que no se guarda -// - ,*'z

Los mismós áurorcGe los papeles q-lrc vamos encontrando, pueden \'/rr

Leyendo entre líneos

trado en las versiones taquigráficas. En esta época donde lo que tras- ,

miten las imágenes es tan importante, un ejemplo reciente nos mostró los . jigestos comprometidos que captó una cámara en un tribunalz¿l,os g"rtoJ-lrnÁ'rde nuestlos prot?gonisr", ,. hu., perdido pararsie_mpp:qr loIeláñ q[E. ,n"'. t:

valorar de manera diferente un mismo hecho. Una ponencia reciente en ' ^d

nuestra mirada que suponemos aún más crítica, igualmente defectuosas. \;t'-¡iV^^.,1L^*^- .^^^)^

-:^ ^^--l-^ ^l l^ l^ --i-^J- ,-,-- : : I r r N ,;Y aquí hemos tocado urlgg¡qg¡q¡is lgglqg, el

un encuentro de especialistas, nos ha mostrado cómo un mismo evento .-'\I€(un tratado de paz firmado ent¡e e-l gohier¡p-n-agio!üGTanairctes-en, , oali-1B?0I-f[AAocüm9¡Gdo de mánera {i-f91en_te en Cária" dé sáGrtlotesii"s,\"*,preuias al acuÉrdo, en un artícrrlo É;i,rtlísrico, en ól f,ropíórrexto-del,l '

-' 'prevras al acuerdo, en_gLq{ggrl-o*fgl99ls-rjgo, en el popidTeifto-d-elii...',,}

trátai6!?ñilñ?lato literario (Parer'%ürh'.' y T"-"g"i"i-200ry f ñAü-' )' .- :-'

toiás pudÍeññA-üliñilñdñtinros inrereses puesros en juego, el!-fféIde la fe ün-iniSmo heóhb y ótras cues-

!-,-."tstionéióómo el e.lereQío d-el"poder y el prbyecto de país en coñÍñéáiórt

. ú. rnX*\'exrslente nacrá ró/u. )

LaJia-]oiác-ro.r6*ferentes sobre algunos hechos aparecen aún enrrelos mismos papeles de archivo, aunque todas nos puedan parecer, desde .,Ct.

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1.

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f,lÍIiIItin.

¡f¡iüt

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nos.pgrmite ver otras muy obvias. Hay muchos matices e¡¡fg=d.-¡Ss&r" ver/leer y el "no poder" ñr/leer pero creo que antes o después lass&r" ver/leer y el "no poder" vErpropias fuentes destñbanéstñ imposibilidades y podemos acceder a mi-radas menos prejuiciosas aunque tarnpoco demasiado ingenuas. Sin em.bargo, cieflq_&qqjg_lnCenludad es qggglgh-+ara-esrudiar algunascuestiones sobre las que mucho se ha escrito, cory*qpel liqlgp!9.!A_9!asi-ficación étnica de la región pampeanp.patagi_úa (cfr. Nacuzzi 1998).

Sobre E6Tlregión y ese tema, el estado de la cuesrión es francamenteconfuso. Lgq qrltores _q9gbqg9!9u!9jsbr_-e_ elp_A.rgeqlqr_ ha!_9etSg{enadglla c_ggqgigr_V es nece ario pasal po-1v_rylas erapas d9-le9r-gqy d9,_an-ál,isis ideloidgtoiqgeol.r¡1n¡@llegáia-Cómp.eq{érsulp_r*óp_ue-stqey-poderfempeza-r a discutirlas. Asilás cosiléslJejercicio impregna de talmanera !.-,-__

.:2 En

,l998, en uno de los oudiencios de un iuicio orol y público que se eslobo filmo-

do, dos de los inlegrontes de un lribunol se intercombioron seños cuondo debíonvolor uné cuestión de procedimiento. Los imógenes fueron mostrodos inmedioto-mente en muchós noticieros delodo el poís y provocoron reocciones que llevorono lo onuloción de todo lo octuqdo y ol inicio de un nuevo juicio con otro tribunol.

243

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Hisiorios y estilos de iroboio de compo en lo Argentim

nuestra actividad intelectual que la lectura de las fuentes se ve fuene-mente influenciada por las clasificaciones propuestas y nos encontramostra t ando d e dirimir a c u á I d e. los €f ug9*s_llg-g*pl gpanel-esot'auf oref (c(>rres ponde rán,lp¡ jnd¡os_eli (cfr.

ñq"..*'"lffiti'"descanso ante tantos límites interétnicos dudosos, .o.r,u.,o,

".*grupos no muy convincentes, gentilicios y topónimos no confiables) en_sayar una solggiq!_ppy{glttusando .para resolver el rema de quiéneshabitaban una pequeña área de esa gran región- un ,,vojebyl;io_de

:!:g'.. O sea, utilizar los nombres que aparecían en los do6"nt*-v"tue ra_lg_g¡ggrs o de c aciq üqs -( ge n e ralme n tfiü i ps?á_tal_rcgión',"indios de tal cacique", "fulanolque'-, indios tales"). BL"roi-couihn" l1q¡$ I I 3) ñ;; pño""'

"rilir";-;;ngétal,-caciqg-e-_-de*"!9's-,indiostales").8quien propone utilizar uri7ocabüIario de

. "rpTo porqy: argumenta' reiiriéndose a ciertos vestigios arqueológicos,

q u d{r} v-qca b I o.9- ¡e-qp-q n d e n solo ocasi onahe ue_ a_Lq q u e pre te n d e n des-gúD ul aplicar un rérmino, q,r"du or.ur..iá" JTiñ^ii6?E;uctr*hipótesis y cristalizada nuesrra curiosidad porque quedamos eximidos deir más allá con nuestro pensamiento. un estado de ia cuestión imponente(por lo mucho que se ha escrito o por la autoridad de quienes lo hu.,

"r-crito) nos pone en peligro ante la lectura de los papeles de archivo.[gg-'drery*gs quq qlHr-stempre*srr gn¡rdi¿, siempre alertas, haciendo

:1¡]!rl!3qe-q!-e^li4---e-ietsis-re-_{t!9;r, filtpl*_4:.e_tgtjelyeú_leetlCuánto del conocimienro no b"rááo en füéñés se-{!!g*9-t"g.td"e*J"qu9 iniéryreümói -?'l-Fgii_¡¡ra.Topolilii

(lq8/i-j i ¡ll ór lil*pt, ¿"'-"conocimien¿o ñó-6ásrad=ó fuentes" incluye lu, oúserua.iones del

mundo que hace un investigador, los resultados de sus propios estudiosdel pasado, los resultados de la investigación de oüos y ür rerultudo, d.la investigación en el campo de otras disciplinas, siemp.e en torno a untema dado' Por lo tanro, queda englobado bajo ese rótulo todo lo escritohasta ahora para un tema y un área propuestos, lo leído, lo sabido, lo tra-dicional.rente aceptado. Es un concepio que resurta muy apropiuáo pu.ureferirse de una manera concisa a todo lo que no proviene de iuentes deprimera mano que puede ser un caudar considerable de información. Re-sulta útil también para evaluarr poÍ urr lado, la información que propor-cionan otros trabajos y, por el otro, la que uno mismo está- proporcionando. Por ejemplo: isobre la base de qué tipo de fuente esroyargumenrando sobre algún tema en particularl, ise esián filtrando en mi. deducción datos del conocimiento no basado en fuentesl

2{4

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Leyendo enlre líneos

Hay cuestiones que se encuentra. fu..,.@i J

primeras e.xpliegsignes que se propusie.Sñicrffide ellas, no siempre ba.J ,

sadas en fuentes de piiñCra rnañ6 Bte problema se su*á (o contribuye) -

;

a la mirada prejuiciosa del propio investigador a la que hice referencia j

antes. Una de estas cuestiones es la del nomadismo en Patagonia y el {-Jhecho @rtab¡F*eryaazadp¡es. He deJüdo a'este tema un largo artículo (Nacuzzi 1991), pero quiero destacar una no-table situación de ceguera muy particular en la lectura de las fuentes con-cemientes a é1.$ay yn? e¡gedi9!ól lue.esruvo en la cosra patag-ónica enl1535, al mando dÑirnon áe Aióázaba. Juan de Mori y Álo.tsoVééilor, iintegiáñt€1ilé-Ilimi;ma;¿alizaron3éndos ñhios déI"AéCñ6ár¿6-én e I !

,u, J" lu !é-iüálp"rovíñcia de chubu; y a.lr-*;d#dleleungs,¡a!¡bs jque encontrarqn. Eiorrelátolfleron publicados dq I 94 I )or la Reclisl'a de _\,

ln Fjbl¡otncaNrc¡aytl. No puedo precisarlo .on .fuiud, p"ro?ñ eialgún momento entre L976 y i977 cuando leí por primera vez y fichéambos relatos. Mi ficha ffiñf*-

en este río tutwmos cuatro indias y un indio aiejo gente muybestial no tenían qué comer sitw un granílla cono simiente de

acelgas 1 éste tostado y molido con unos guijanos b comían así en

poluo y tw comían otrd cosc sino cuando mataban algwta ovejalnscuales lwy muchas en esta tiena sfuw que son muJ bravas y conatmucho en este mísmo ría tomo;mos unanansd" que naía un inlios[sic] y venía de caza con ella porque con estas mtmsas mntan ellas

las bravas a donde hq agun" cuanún vienen a beber (Mori t 153511941:447)

Esto nos sirvió (Boschín y Nacuzzi 1979: 18-19) para sugerir posiblesactividades de molienda para un grupo que, entonces, nglglÍgjansk )zadolsg.lggiels¡lg:qlrl3, más la práctica de caza con señuelo que noj"puróiíu

en las de'ñffiñes etnográficas tradicionales, basadas en re-latos del siglo XIX. Era un gran avance que nos parecía algo desafiante.Sin embargo, no hubo (ni la esperábamos) ninguna respuesra de los etnó-grafos que le'habían dado esencia a estos grupos "cazadores superiores".Más de doce años después, por azar, tuve nuevamente entre mis manos lapu bl igrc ióIL*d e lq Büliote ciNálion a l. tá . i t u

" o-ér t

"Eu 9.o ¡¡ffi i-ño

pude comprender cómo no había registrado en su momento el dato queaparecía en los dos renglones que seguían. Ningún colega tampoco había

245

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Historios y esiilos de trobojo de compo en lo Argentirn

subsanado el error. sólo pude atribuirlo a mis propios prejuicios que mÉdejaron leer sin comprender lo que leía: @

en este río tomamos cuatro indias y un indio viejo gente rruqbestnl no rcnían qué cuner sino un granillo como simiente deacelgas y éste rcsndo y molida con unos guijanos lo comímt así enpolvo y no comínn otre cosa síno cunndo nataban algma ovejalnsaules hq muchas en esta tiena sino que son muy brauas y correnrrutcho en este mismo río tomanws Ltnf,t nnnsq. que taía un indiosfsic] y venía de cazl" con elln porque con estas mansas matrm elbsIas braqtas a donde l-y oyr* cu¿ndo uíenen a beber y el indio que Iatrdía se rcs fue por pies y porque era de noche esta ovejallevaba decarga cirrco anobas. (Mori t 1 5 3 5 I 19 4 I : 407, el desacado es mía)

i- El cronista Juan de Mori está hablando de g_u,anaqp-q._c,ar.gados. Habíai muchas más inferencias para hacer respecto de los curodoi"r .tom-ades ..-

lll. Los datos que podemos obtener

\ /oy o utilizar en esra sección ejemplos de mi propia experiencia de in-¡ V vestigación en temas y problemas acerca de las sociedades grzadoras

f dS l ? qp

" - Pjlegggu: Po r u n I ado, porq u e,

" rá nüiEffi ffi üid*"-

terminados aspectos y, por el otro, porque quiero exorcizar una vez más,los fantasmas que deambulan sobre Pampa-Patagonia, ese "desierto" ha-bitado por pueblos simples, poco carnbiantes, escasos en número, pobresen fuenres pjrra su estudio, tanro que nos preguntamos si¡¡q hallar;;osu.t " dtr-i er-tp f ¡e_p3pgl*

Lln papel prorr..iüt. de un archivo nunca ha sido leído por última- vez. Tamp=oco.-podremos afirmar que el relato de un viaie ya no tiene. n ada-mál para _dec_irtr.-os.-Ef ñátu ral Que c aiiüieri nuéItffifrilt", a"

investigación porque las preguntas iniciales producen otras nuevas,porque varían nuestros interrogantes buscando nuevos objetivos oporque según la etapa de la investigación que encaremos seremos más omenos incisivos con determinadas cuestiones. con estos cambios, va-riará nuestra mirada sobre el documento o el conjunto de papeles que es-temos ña.rejáldó,- * ;g*ga.á;';iió¡ que no parecían- de interés,emprenderemos nuevas búsquedas en el archivo o en otro campo.

26

Page 21: Leyendo entre líneas: una eterna duda acerca de las certezas

Puede sorprendernos' por ejemplo, la cantidad de referencias al uso de

,r.g"tul", pu* dirrirrro, ftrr", q"t iontiene el conocido relato de @tS"Musters cuando por mrry.o,'otiao f'ubiéramos anticipado qt'e esoldá6s

ffi;;. Si"o t "-"t leído un papel, cualquiera sea, buscando algo en

;;;;1"t, no debemos dar por seguro que no tiene datos sobre esa

.".rri.¿".Másbiendebemos'"fl"*io*u'sobrequétemaseranobjetodenuestras preguntas primordiales cuando lo leímos (por primera o por

o"i"irl"ll- Siguiendo con el ejemplo de Musters: cuando lo leímos por

primera vez.3-l1e-s*ll3-pleqJupaciórt era encont'an-ellímtie entre e[ grrpo - '

ie "tehuelchó, d"inori.l'y'el de "¡e.!ru9!ch*es dgJlgt" y su forma de sub- i

kffi,k ;.**o;;"ñ.i,,"; ;o;4¿¡ ";;traban los difeiéñtes'

;;;;;;;*Tádért;;;;;ii;u¿reláciéñ huui" 'ñt*""ltos'

cómó Í qué 1

cazffia¡;tu-átes-"'"-*.*ri+qgt:JlOiqtoi*tilévábáñ-á-óábó(Boschínv1Nacuzzilg?9).¡r," ,.e¡-lá" l";;; f';;'"ü;a; ro*g*T4le,: tt- t-

Leyendo entre líneos

propia producción y sus reposicionamientos puede verse en un artículo

..,,t4.¡

':' ,..-,

ffi :iü+,e="rl+ryir*f,-:,HHii:::1m:*XlT.'i*1 983-85). Lajerce¡+{ee$rasucedtq cuanaa me l¡;;óÁ; fNu.rrrri 199i)' Ya sabí? con certeza qqe us*an di tes

o.o"Á -rnfirnrliTAr esta cuestión V detefmfnaf pof.,r."deros, pero me interesó prof"ndil@: I

i"aíl to' sus carac-tg{stic?!' emplaza-

;;dffitó" d"l un" "" que loi,taFa" v, tamlii¡¡, gup c-o¡-s'g¡qían

"r"rl¿"6ffi¡.¡" g,rañacos y yeguas qu1 les ponla casj -unsello ide nti-

ni".tip-tÑree-. ghqbíamgsdeierminado en eI trqbajo an'

terior. Por supuesto' .u¿u "iu ¿é estás lectural ttrut'o acompañada por

ü-iño*¿" y/o lu..-l..tura de orras fuentes. una reflexión sobre mi

reciente (Nacuzzi 2000)'---Ái

"".¡Aranfoitio.totul, la búsqueda de documentos inéditos

,ou-,. t" región se hizo más intensa. Había algunosñdrcioS.rle_trexis-

,""áma¡W todo, en una obra de historia re-

;;o,'n itnti"leql=UqQ.-ut Ís:z-4:L-l!y N'qg' En el resto de la

ii,.r"r"r" ñü;ñ." *trr""i", ma6;¡i: "iéitüEan a una decena de

;;;;;; lJrro.ido, v reiteradamente citados para las más disímiles

.olrtiorr"r.'f'q "-!

49-N encontré predominantemente-diarig-,1,V :ryettá "i¿"

r z z a has ta- finEide e s a;Ét¿' s¿ti- dd:cmEl*g*-ls"-{&-,"'t"i16ñ ,"¿q p¡' hm!:iÍ:Tl-i1,i9 de éI.o P'-T:pj:1:'.1""tales testimonios.*

P.r;Ñ,elóLlos -diarios de Francisco.+.-Yjgdl9, instalado desde lfp

..*u d" U á"r"*Uóó"á-üñiéI tio Ñg.o, -" lot que abarcan períodos

,r'rá, lur*o, y relatan duestiones más diversas: estado de la tropa y los po-

247

Page 22: Leyendo entre líneas: una eterna duda acerca de las certezas

Historios y estilos de iroboio de compo en lo Argenlim

bladores, deserciones y/o toma de prisioneros, transacciones y en-cuenrros con los indios, información sobre reconocimiento de parajes oexpediciones diversas, datos que proporcionan ex,cautivos de los indio6,pedidos al Virrey, situación patrirnonial, avances en la construcción delfuerte y las viviendas. Estos diarios dejan la sensación de brindar un altogrado de detalle de los inconvenientes, avances, logros y pequeños fra-casos cotidianos de un emplazamiento que va creciendo desde la nada ycon muchas dificultades.

Otrosdiar¡g! r9!qq los de Basilio Villarino y Pabl:r ?izutspn relaros deexpediciones, "rpu+@ camiñ6lliñ-s de comuni-cación que tambien dffiinirt**io" rnuy v@altratocolil-os-indios ji¿tqueunofuül"enrrest¿áiñ?éTéAiffi ñdrilias;óñe rüñ16d;iiGñtos, millas y estado del tiempo, El diario de Zizur,como ya dije, resulta un muy buen ejemplo de cómo un documento queparecía tener pocos datos que contribuyeran a responder las preguntasque me formulaba acerca de mi tema central de interés proporcionó, sinembargo, rulr qtsdqlq_&_analisirmuy_úrili

En mi primera aproximación al mencionado relato, mi interés estabace ntrado en.'qlju_gar de

describía de manera alguna. E-kglglg tqglla en emocionadas palabras

4galiyto por habe r d ivis ado I u b*á. * ?"i-Fu;rts*Ii u es trl slñóii-a.tCarmen y en una minuciosa descripción de las construcciones que con-formaban ese emplazamiento y sus terrerlos circundantes. Una leglura

el Fuerte del Carnien, sus hr

- más minuciosa, me permitió enterarme de laserarme de las razones _dSldiyiS*r.l}mani-fes todglgr el. pilo-to 26[ las traiariuas e n las qgq, habiapartici

bggSgg, lcómo describiría Zizures y los indios que lo visitaban? No Ic

las tratativas en las clue había oarticioado. la

lascigE]rffi:irif ñsap:qs-tffi .-h"bg_gggdo, las jglllas y_reuniones que lo desvelaron. En su diario,Zizur no realiza ninguna referenCia á-Clñ;tióñésfireffian el tratado de

cantidad de

han hecho otros viajeros y no muestra ninguna simpatía hacia los grupooindígenas. Su actitud es de temor o de desprecio, según las lluctuacionesde las tratativás.

Sin embargo, d*dladges un documento importante,para el estudio de otras cuestiones C en este tlpo

paz y las discusiones cotidianas en torno a ese telna v al viaie a BuenosAires que l_g_ptwg¡s¡ al caci*q.qg-_C.alpjs*ri para

"Átñíilürr" io"-itVirrey, supuestamente con el fin de tratar el intercambio de cautivos. Noruvo ninguna inquietud ñ'rifiiñi6iiüiñ;ffi Cf6idrlá'tüffffiomo lo

de relatos: ,l.a organización territorial de los grupos étnicos de las sierras(Y

2{8

Page 23: Leyendo entre líneas: una eterna duda acerca de las certezas

Leyendo entre líneos

de Buenos Aires, sus relaciones interétnicas con los de las Salinas y el li-

óiil-áiláñtic,ffi nor te dJñ ñiison.lr,i.;Jrea-des - B preóiffi ñte élob¡-errvo

de llevar a buen fi' raátl.'asf,.i,az conélñ.iq.re Lorenzo Calpisqui, lo

que hace queZizur proporcione abundantes datos sobre las relaciones

politi.u, y ü, "liur,ru, "tr"

lo, grupos de la Pampa y, lateralmente' sobre

il;rtbl.r identidades érnicas de algu.tos de sus interlocutores. Esios

,.*", ," fueron imponiendo como preguntas y terminaron haciéndose

imposibles de soslayar. El diario que no contenía los datos esperados,

furO " ser una pieza clave para replantear eltema de las identidades ét-

nicas y para proponer nuevos temas como el de los cacicazgos duales que'

aunque aparecía en otras fuentes, había permanecido invisible ante mis

lecturas.Detodasmaneras'elrelatoterminódeadquirirsuvalorrealantela

posibilidad de compararlo con otro documento del mismo período. Se

;;;; ggo diu.io d. Ugt, pero de.Er.{rcisco de Viedma' Abarca el

lapso compre'dido e.,iiá6ñii ai.i*rUt. a" ";fr- Affiñel cual di'

u"rro, "Áirarios

de Viedma visitan en tres bportunidades las tolderías

del mismo cacique Lorenzo calpisqui con el objeto de tratar el rescate de

cautivos, y de comprar ganado' Ahora quedaba probada la efectiva co-

.,"*iOn j.'lo, grupo, de sierra de la Ventana con el Fuerte (y más tarde se

reforzaría cor,-,luios d. oro diario de Villarino) y se hacía posible ampliar

las bases para susrenrar el análisis de los problemas_ sugeridos y multi-

plicar las preguntas planteaclas' En fin, adenás de brindar datos rele-'uurrr"r, .l iuro d"t diutio d" Zízut tomóentidad propia y posibilitó un tipo

d. ur,áiri, que fue fundamental para mi tema central de investigación

(Nacuzzi i998). ':::,j

Acabo de sintetizar aquí un proceso de retroalimentación -Y rept":l .:teamiento- d.lai pr{gunGs a-a Fs i)característicur'¿" É;A-m que se produjo en el I i'

;;il ;;".io;A;;erca?é-lálidenddades étnicas en el norte de Pa-

tagonia, pero es el más simbólico por la manera en que se fue dando y la

fuerza que adquirió'Otros tle loi papeles que a veces asombran por la información que pro'

por.io,ru,', trl rqq-9a{gq-gtqqtq-c-9-!di?¡9l}9ltg P-9:y9-dll.1-Uu$ttce',or", u .utgo del Fuerte del Carmen' Tienen la ventaja de estar

refiri¿ndólé?liechói qrie han ocuiii{ó muy cercanamente en el tiempo,

con lo que poclemos co.tfiar bastante en la exactitud de lo que relatan'

Muchas veces se reiteran informaciones en cartas sucesivas o se escriben,

249

Page 24: Leyendo entre líneas: una eterna duda acerca de las certezas

.¡ \\

Historios y estilos de troboio de compo en lo Argenlino

en un mismo día, diferentes cartas a destinatarios diversoq. Con ellas es

posibte conformar nuestro propio diqd-o de acontecimie_ntos, cqrroborar-hechos que s--mérrc-iónalTl p-asl en expediéñtes, diariog. sumarios uotras qartas e ir armando qgeg-s,i1lot-tompec.abezasc-a€lara¡¡doiiiü-aüonesque aparecen, en principio, un tanto contradictQr,i.As.

Veámos ahóra cón (üé¡lpo de iriteriogantes y dific encon-tenemos los . Como cada legajo de la

delaqN Cóffiva los papeles sueltos y, por lo tanro, no esrán or-por fecha, a medida que se avanza en su revisión va cambiando

la interpretación de algunas cuestiones. Un ejemplo muy útil de estoscambios es el de cómo se fue- pr_e,q9n-tando. el asun_to de la muerte del ca-cique Julián.

. -Eñ¡;imer término, apareció un sumario o "sumaria información" ini-I ciado en el Fuerte del Carmen el 1l de junio de 1788. Allí queda con-

signado que el cacique Julián y otro inAOeS¡e¡an'ffiióneros en un barcoen la desembocadura del río Negro y que por lo menos el cacique estabaengrillado, que se tiran al agua para escapar, que los balean desde cu-bierta y luego los persiguen en un bote, por lo que Julián muere acuchi-

Ilado y el otro alcanza la costa y escapa. Uno de los declarantes dice quereconoció a Julián en el agua por su voz y otro que, ya muerto el cacique,lo reconoció por su "barba, estatura y gordura". Las preguntas que suscita

l- este sumario son muchas. Entre ellas: ipor qué estaba prisionero el ca-

I cique?, icómo logra escapar si estaba engrilaáol, ipor q,rC tanto ensaña-

\ miento en la persecución que termina en la rnuerre de Julián?, lcómo es

i posible dar crédito al declarante que afirma haber reconocido al caciquelSor su vozl

El segundo documento referido a esta cuestión que se encontró,aclaró algunas de las preguntas y agregó detalles de interés. Se trata deuna carta; fechada el 30 de julio de 1788, del Viney Loreto a Tomás JoséGil, Comandante del Establecimiento del Río Negro. En el.la hacemención a que recibió dos "oficios" del 9 y el 20 de junio y otros docu-mentos (seguramente el sumario) y resume el contenido de esos papeles:el cacique Julián Camelo había llegado al puerro de San José (al sur delFuerte del Carmen) con dos indios y dos "chinas", no demostró satis,facción con los obsequios que recibió, lo que sumado a "los demás in-dicios de infidencia que dio", bastaron para que el Comandante de ese

puefto tomara prisioneras a las cinco personas y las remitiera al, Fuertedel Carmen, y luego a Buenos Aires, a bordo de una embarcación, que

Juli;án y uno de los indios se escapan, muriendo en el intento el primero

rff

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Leyendo entre líneos

,,de resultas de la providencia tomada para alcanzarlos", que el otro indio

muere a bordo "sin señal de herida ni otra alguna de haber sido con vio-

lencia", que las "chinas" llegaron a Buenos Aires y que con ellas había

sido remitido bajo arresto y en esa condición permanecía, el Subteniente

Bernardo Durán que estaba a cargo de los prisioneros y de la embar-

cación cuando sucedieron los hechos. Este documento aumenta la lista

de interrogantes: itantasaña-en la persecución pa'a no terminar alTes-

tadoscomsDu¡án?, ise produce por la mismarazlnla misteriosa muerte

del indio que quedó a bordo? Si la respuesta es afirmativa, quedan en evi-

dencia otras cuestiones, como el abuso del poder del comandante hacia

sus subordinados y de ellos hacia los indios que se hacen evidentes en los

difusos motivos para el arresto de cinco personas, en la muerte de Julián,

en la extrema preocupación para encontrar al indio que finalmente

escapa, en la inexplicada muerte del tercer indio, en la prisión de Durán.

El tercer documqnto que apareció es una de las cartas que menciona

la pieza a'nterior, la det 20 de junio de 1?88, dirigida al Virrey Loreto, fe-

chada en el Fuerte del Carmen y fir$Sdapqr sqlomandaarc' Tomás

Jgglg*d. La misma refiere que el9 de junio le anunciaba el envío de los

cinco prisioneros a cargo de Durán, pero que ahora le remite el sumario

que lo pondrá en conocimiento de la muerte del cacique Julián y los

h".ho, a que se hacen referencia más arriba. Relata que dispuso inmedia-

tamente una partida al mando de Lázaro Gómez hacia la orilla sur, en

busca del indio fugado. Su remor es que ese indio avise de la muerte del

cacique Julián y su gente intente algún tipo de venganza y, por lo tanto,

ha tomado,,las providencias que me han parecido más oportunas alTe-

gladas a l4s pocas fuerzas con que me hallo". Aquí aparecen las contra'

áicciones que se reiteran frecuenternente en los diversos papeles

revisados: tienen pocas fuerzas defensivas, hay temor, pero matan a un

cacique en un hecho"confuso y que parece debido a[ arrebato de un

oficial muy celoso de las órdenes recibidas o muy temeroso de los castigos

previstos.El cuarto documento es una carta del comandante del Puerto de san

José, Francisco Lucero, a su colega del Fuerte del Carmen, Tomás Gil, fe'

chada el le de junio de 1788. Aquí nos enreramos de las circunstancias y

los motivos del arresto de Julián y las otras cuatro personas. Julián apa.

reció en San José el 21 de mayo para' según le expresó a Lucero, cono-

cerlo, saber "si erabueno, para después traer sus toldos" y avisarle que un

cacique llamado Sapa quería robarle vacas. Esta advertencia llena de

desconfianza a Lucero, pero a pesar de todo lo obsequia con pan' vino y

251

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Historios y estilos de trobojo de compo en lo Argentim

came salada. Julián se disgusta por la falta de aguardiente y yerba y btilda de "Capitán malo, pobre". A esto se suma que la gente de San Joaéidentifica ganado robado enrre los que lleva Julián, por lo que el arrestodel cacique se hace inminente, sobre todo porque Lucero recuerda haberoído decir a uno de los comandantes anteriores del Fuerte del carmen"que este indio con su gente, es el que robó una porción de ganado eneste Río Negro". Finalmente, transcribo una frase que podría explicar al-gunas de las acciones que sucedieron al fugarse Julián: "en su custodia vaencargado el subteniente de Granaderos Don Bernardo Durán, pre-venido de que no debe omitir precaución alguna para su seguridad, hastaentregarlo a Ud.".

El quinto documento es del 7 de agosro de 1ZSZ (casi un año antes).En él se relara un robo de ganado realizado por los indios del caciqueJulián camelo en el Puerto de san José. Previamente, en una escaramuzaentre cinco indios y tres blancos, uno de los últimos le dispara "un tiio depistola a quemarropa al cacique Julián, que lo dejó muerto". Esto sucedeel 18 de julio. El 30 de julio, cuando salen a recoger el ganado disperso,encuentran el cuerpo del indio muerto y le llevan la cabeza al coman-dante del Fuerte, Pedro Burriño, quien escribe: "por lo desffgurada queestaba no pude conocer fijamente si era la del cacique Julián, pero creoserá la de é1, por haberle visto igual recado de montar, y por el modo deaccionar de que me informó el que lo mató". A esta altura, con dos*W iden tifi c?dg .e4-ambr:geasot-ea¡]_ttnlq impre-ciSión (por su voz "en el agua", por el "modo de accionar" y un .recádo

de, por el "modo de accionar" y un "recado deffi tar") parece inp_9*b!e.:!af -a.leúo"-crédfuo,-a-€sr€6.€ap€les y se acu-*qlqlillc::.9"bc,+i-én-19jti9'3-d*J"xalide¿-de@eva-

. luando. La muerte en sí del cacique o la aparente existencia de dos- eátñúes con el mismo nombre deja de preocuparnos para poner seria-

mente en duda el coll$g*_.dgig que uno ha ido acumulando lenra-.: mente dñ"r.. .rñ;óuñG;--*

-

Sin embargo, la aparición de un sexto (y úldmo?) papel nos permirepensar que la"gug$lgg_X:Wdedggffidar. Esra vez se rrára de una de-claración romada "al indio Carlos, alias Juancho", de la gente de JuliánCamelo, en el Fuerte del Carmen el2 de sepriembre de lZ8?. El indio nohace mención a que su cacique haya muerto cuando le preguntanquiénes participaron de distintos ataques y robos, aunque da nombres decaciques y de indios que intervinieron. A una de las preguntas, respondeafi rm:rndo que " un if,üq qltq gt_agf o¡-_ ú!gq_¡1q19_t!g . _e-n -San -José seIlanaba Guetechunque". Parece, entonces, que éste es el que confun-

ln

Page 27: Leyendo entre líneas: una eterna duda acerca de las certezas

Leyendo entre líneos

diero{r Jgglglián los 4el Fuerte de San José. Entonces podemos volver a

a.ttñinueua@ asunto, restablecer la crono-logía que habíamos delineado y pensar, por lo menos hasta que no apa-rezca otro papel que nos indique lo contrario, que todo se ha puestonuevamente en orden.

Tomemos otroejemplo más para il@is conlos papeles de archivo. kte es elde unQ carta cpnsiderada como Ung-plgzg-ais@-Icue nunca es tal porque siemprbestd presentes datos e informa-ciones que ya conocemos de otras fuentes) V el anélirb dSlgg*d?lgg qgg nosofrgce. Ella puede dar mucha más información que el hecffiu"tuuGt q*se refiere o que la origina. El ejemplo que presento es un manuscrito de 15

renglones firmado por Florencio de Jesús Núñez (uno de lor Qoggnúllgdel Fuertg del Carmen), dirigidaálTiñey AFredondo. Tiene como.rerIrlcentral comúnicar que los indios dq la:gp g_s_qáq$nquilos:

Excelentkimo Señor

Desde eI 27 de octubre del año amterior; que salió con 25hombres el Alferez de Dragones Don Bemabé 7-ermerio en segui-

miento de los indios Tegtelchus que le robaron los caballos delP vsw &-SgJgi¿í hdsüt-€L¡ r

" t "'rrt*ñira.ffil l **o,

rumor de ellos ryila b anda deltrr--i lor de to banda del noii, cott-tinúan con buenilrnnrúar"J fit4 día ha llegado el Caci4ue V iejo,tiy& g 4yg, olü-:e, el que me ha diclw, que l^a exp edíción de

Sahn¿s que salió de esa Capital, se ha retirsdo sín nouedad, y que

el Maestre de Campo, o Commtdante de elln, hn rescatado 10

cwiuwa k¡s-Gaeiqaa-Qatpísqis y denws q" fil¿n" á-A¡rüsalilw a wawr con é1.

Dios guarde a Vuestra Excelencia rrutchos años. Fuerte delCarmen Río Negro 27 de enero de 1792.

Irúbrica]

Además del objeto principalde la carta que es el de informarque hacetrgs rneses gqzan de !r ilidad respecto de los indios, hay otros datosde interés en la profia?áital

- que huha-uiBiarldg de 25 l¡grnbres que tolnsi ¡llguryuepresaliacontra

253

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Historios y estilos de lroboio de compo en lo Argenlino

- los indios que les robaron caballos,

- en el Puesto San Javier;- que esos indios son identificados por la gente del Fuerte como "te-

guelchus"

- que habitaban la orilla sur del río Negró.

- Los de la orilla norte parecen perrenecer (para el que escribe) a ouogrupo

- con el que "continúa" la buena armonía.

- Huy un Cacique Viejo con lugar de residencia en el arroyo Sauce

fGrande],- é1 proporciona información sobre una expedición desde Buenc

Aires a las Salinas y los tratos que ha realizado su Comandante res-catando cautivos, lo que indica

- que las expediciones a Salinas renían otros objerivos aparte del derecoger sal, y

- que hay una buena comunicación entre los grupos del SauceGrande y los de Salinas.

- Menciona a los caciques Calpisquis, por lo que suponemos que haymás de uno, y a otros caciques de los que no da nombres (es decirque fue un grupo de caciques),

- que fueron a Salinas al encuentro de la expedición con el evidentefin de negociar, por lo menos, el asunto de los cautivos.

Desde otros papeles ya conocidos y sin hacer intervenir fuentes se-cundarias, polglq$jgregar a los datos que proporciona la carta, estosQT¡OS:

- que el Puesto SanJavier estaba a rrnos 15 km al oeste del Fuerte, enla orilla sur del río y al borde de ia antigua laguna del Juncal (con loque queda resuelto el interrogante de cómo llegaron a robar ca-ballos tan fácilmente los de la orilla sur);

- que fuS¡al'¡t"el ¿urante e¡e g'CItrlg{tsi3 jgl_lCgre unamejor relación con los grupos de la orilla norte;

- por lo tanto, no es raro que el problgg-r*a_h-arasido_conlosindios dela "banda sur";

- también se individualizaba a los del sur cgryr_o "tegg-glchus" o "ti-quelchus", diferenciándolos de los del norte o "puqrptut" desde lospri@rog contac!9j_de,Francisco de Viedma con los habitantes dela desembocádüá d¡frío ñégroTl?79) ;

8

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Leyendo entre líneos

- el arroyo Sauce Grande aparece en documentos nrás antiguos (por

lo menos hasta 1783) como territorio del cacique Negro, lo que

hace que surjan interrogantes acerca de posibles cambios en los l"-gares

-[a y Co*"ri.iciónEntre los grupos del sur de la actual pro'

vincia de Buenos Aires y el este de la de La Pampa era muy buena,

por 1o que no es raro que el cacique Viejo esté tan bien informado;

- "los" Calpisquis puede hacer referencia a dos¡g¡lggnel3aclqu#sierra de la !!n!ana (en realidad, Calpisqui v CayYpilqui), que co-

nocemos a travéJfrldiario de Zizur de- 1-?8-1-, por lo que se podría

1 $), u po n e r-quirqt á n e j eñé ruló-IáftFa t u ra po!..1g-rrF-&o,s-desde¡ace

'.'-i,/ t más d{diez año\aunque 'por el misnro diario- sabenros que puede

>l* t estar rehriéndod a Calpisqui y strs caciques más allegados;

- los caciques esperaban la llegacia de las expediciones desde Buenos

Aires e iban a su encuentro desde sus lugares habiruales de asenta-

miento, si "los ealpisquis" iban desde sierra. de la Ventana, los

"dernás" lo harían desde diferentes puntos cercanos' o había

muchos caciques en la mencionada sierra.

(englobando aquí a milimres, y -diiles). Tendrernosr-94--

tonces, un doble ÍaDalo

*!*

<a i':'t

1'g/:

--r '. i.- i.L./)'^

Q <.'4g-.'-f ;

Por lo expuesto, vemos que la carta nos permite realizar Lrece infe' I lf :r- :..

rsnclAr y, en relación con otros documentos. producir ocho observa- i I :- -.ciones (ampliaciones, comentarios, interrogantes o corroboraciones) | { o *. C

affionales. Éñna es pt "i i :J-añffiue no ha sido rni propósito buscar un ejemplo impactante. En' "- -, o

general, es posible realizar un ejercicio de esta naturaleza con cual- - Ú

quiera de las cartas producidas desde o hacia el Fuerte del Carmen,

aunque no siempre en cuestiones relacionadas con los indios de la

región.-"Á,o, son ejemplos muy explícito, d{11.*o se p¡.eseuta"]¿-infsrmaei¿n-1. / l^

en los papeles, cuál es la caliclacl deJS-¡15¡na y de qué manera es posible i 'J,

, t'

pone?laalE¡slieve,-ii-ñái'-a-fiá de ñ ota y trlnstolm;g$1ffiáGs f i (.'.t

,itiilffifr'fre¡tigncoñ. eGJéñio de disecciódilE¿*$!É!-de-l i' ' ' -rriÍo pe4 qfuggngtón. El e¡ercicio de diseccióñáT?ada renglón d"-| i :" :,."@selellugard@"lf ;',"l

d" .udu uno i. ffiroragonistas y, como a@ i i" -q,-el de ó6Tñvador. pó;erse en el Gar del o@tro i i'- li , iel de observadOr. Ponerse en eL lugar del otro eS tambren parte cte nuesúo I i "f'ofiÍo,lEñGn los papeles no tenenmsü{ solo tipo de "otro", el indio. En

ellos, los protagonista, son otros"'otros":\ los funcionar]g1de la colonia

/.**entresacar datos acerca

Page 30: Leyendo entre líneas: una eterna duda acerca de las certezas

Historios y estilos de troboio de compo en lo Argentino

el dehE ta

dátosaportan al tema que estamos investigando, pero otrosse muestran con tal fuerza (ya sea por lo originales o por 1o reiterados)que se imponen como temas posibles -o aún necesarios- para encararuna nueva investigación. El tema así delineado puede estar conectado anuestro interés del momento, ser complementario a é1, o totalmentedistinto y, por 1o tanto, más atractivo. Esto no es diferente a lo queocurre en otras especialidades de la Antropología: como los vestigiosarqueológicos o los datos de entrevistas etnográficas, los papeles de ar-chivo y su contenido de viejos aconteceres señalan nuevos rumbos a lainvestigación.

También sucede que entre la historia que intentamos reconstruir apa-

- recen ecosAqgAg_h!$prias. Ni los caciques ni los funcionarios espa-

s Rol"r qúliJ*ffi- "iios

rienen una rrayecroria conocida con_ seguridad. Sin embargo, los papeles también nos van proporcionando

i- datos que arman sus vidas públicas y privadas de maneraifr:aerürntaria,. -.-*.. _-. *_ _: _^-- mañera que-estllíSdá'a-ttñ:mñmo's motivos que mediatizan las res-

puestas a muchas de nuestras preguntas, los propios avatares de la con-servación de los documentos. Muchas veces aparecen datos que nobuscábamos sobre algunos de ellos, sobre todo del lado español: la viudade uno de nuestros protagonistas (hasta el momento personaje de unconjunto de hombres-funcionarios de vida privada inexistente) reclamauna pensión al mismo tiempo que aparece otro reclamo de su cuñada y

--uR tercero de su suegra. Fsta histqria palald3 nqs-etram, aleiaja fadgañn.:gg**lf,q!SJrqi,! &!¡ss_'i" "nde.i-r.rte"Éq.\La cuesrión puede oCüpái buena parte de un legajo

(pedidos, denegaciones, nuevos reclamos, intervenciones de testigos,etc.) y aún continuar en oüos legaios no necesariamente ordenados co-otros legajos no necesariamente ordenados co-

de

\fJlr!

:

:--

f rrelativamente. Tendr"*o, ..ránces una historia en suspenso quepuede volver a s-o.rp¡cndcmas--tms-g:]os...üñ3i*'aüñ'ffiquizás

_(wt fin) esten'ros -lg!g ema. peroéiempre podremos anotar un par de renglones que sinteticen cómo siguela historia porque, sin duda, los primeros datos no quedaron sóro ennrrestra memoria y lelltgqg!.*dedicado algunos renglones en nuestrasfrúas de las horas d" tedio. p*ñ;ceA¿r, ;in

"*S"rrg", q"éil;;-

rér€ari más noticias de la cuestión y por mucho tiempo quedemos pre-guntándonos cómo debió seguir.

a

Page 31: Leyendo entre líneas: una eterna duda acerca de las certezas

Leyendo enlre líneos

Estas historia paralelas quedan allí como trasfondo de telenovela,episodios casi perdidos que encierran retazos de las vidas privadas de loshombres de la conquista. otras veces nos dan el indicio inicial de argúnhecho que nos inreresa conocer: la viuda de Basilio Villarino reclamadesde La Coruña que le envíen los efectos personales de su difrrntoesposo "muerto en una incursión punitiva a los indios pampas'. No-sotros sabemos que existió una incursión de ese tipo a principios de1 785, pero desconocemos quiénes fueron sus jefes ni desde dónde salió.Ahora, aunque no nos interese conocer cuáles eran los efectos perso-nales de Villarino, el reclamo de la viuda nos da noticias que van com-pletando la información sobre "la incursión a Sierra de la Ventana,'.Muy plonto otros papeles nos pondrán al tanto de que casi todo elgrupo de*ñrñEió-naiios óipa"ól"r-qu"-ffiii.ipá_ ¿é iá fundación delFuerte del Carméñ en el río Negro muró ..r

"ra intenro y luego apare-

ceún relatós-más detaliaáos de la iniursión en sí y de su, .o.r"".u"r,.imenlál relaciones de [os iq{ros con el Fuórie.

lV. Para resum¡r

¡ os papeles son diftciles de encontra!, Si los encontramos debemos .

Ltener presente que no fuerori eseriros para responder a nuestras pre-guntas. Si responden a algunas de nuestras preguntas, igual debemos des-confiar de nuestra propia mirada sobre ellos. No parece una perspectivahalagüeña pero es, ciertamente, un desafío interesante. Una investi-gación que no tiene cierras dosis de incertidumbre y desasosiego noparece tal.

Si somos buenos trabajadores de campo y algunas veces levantamos lacabeza de entre legajos y catálogos y observamos el paisaje, encontra-remos advertencias muy útiles sobre lo que se puede esperar acerca deltipo de papeles, [a intencionalidad de quienes los escribieron, la moti-vación de quienes los guardaron y la perspectiva que perdura sobreciertos hechos de la conquista. En una pared interna, a pocos metros dela entrada principal del Archivo General de Indias de sevilla (ver foto),encontraremos escrita sobre mármol una de las visiones posibles. la delcons-ig9gpgior,.dsVttip-l--.q.pur"qui"@-"mental" de una "epopeya misionera" que guarda los "nombrñinsignéJdét@", los de "los misiánero; p:páñoGlQire jffcmi.iod" uñ d"rti.ñ.iuá.rái Ft"luu.t; iñ"ñ;iJór,i* a. eiistolerisa"-

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Hislorios y estilos de iroboio de compo en lo Argentino

charyla heredad.{-el mundo a orienre y occidente bajo el s.rg3a*dg*lacrr¡f. [a larga escaléñ,*tambiéii ?e-"mEffidl-, @G6éilos encarardespués para llegar a la sala de consulta servirá alternativamenre para ha,cernbs sentir extraños ante un lugar sagrado, para tranquilizar nuesftaconeiencia rapaz de buseadores de asuntos sobre los indios, esos adora-dores del demonio, o para aventar una vez más las voces que nos hacendudar sobre lo que podemos encontrar en ese "tesoro documental".

3 Agrrudezco o lo Dro. Berto Ares de lo Escuelo de Estudios Hispono Amerlconos deSsillo su coloboroción poro delerminor el significodo de lo siglo COR que oporee en roio sobre lo leyendo principol. Proboblemente: Chrisfus Orbe RegnorflQislo reino sobre el mundo).

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Leyendo entre líneos

Agradecimientos:A Cora V Bunster y Miguel Angel Palermo, p'or la lectura del manus-

crito, sus sugerencias y su aliento.

Ploco de mórmol que se encuenlro en el holl de lo entrodo hobifuol ol A'rchivo Gene-

rol de lndios en Sevillo. lro ploco oct po un lugor cenirol en lo pored contiguo o lo

puerto de edrodo, o no mós de un melro de lo mismo, y no hoy ningÚn otro iipo de

recordolorio u homenoie similor que lo ocompoñe. Fotogrofío de lo outoro, tomodo

en moyo de1997.

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