Martha RiveroReflexionemosReflexionemos

CréditosMartha RiveroAutora

Martha Isabel Ferrara de Lozano Mariana Lozano FerraraIdea original

Claudia LozanoEditora

Gabriela FazDiseño Editorial

El regalo más hermoso que una hija le puede regalar a su madre, es preservar su memoria. Este es el motivo del libro, es un regalo de Martha Isabel quien le regala al lector las palabras de su ma-dre en este libro de reflexiones y consejos de vida.

Paul Ricoeur describe la necesidad del individuo por narrarse a sí mismo y esta es la razón de Martha Rivero, la necesidad de contar a otros sus experiencias de vida. Martha rompe el prototipo de las mujeres de su tiempo y de su clase: no solo se especializó en psicología desde joven, sino que además es una mujer sumamente culta. Es inquieta por naturaleza, jamás la he visto dejar pasar el tiempo, sino tomándolo en sus manos y modificando su vida constantemente. En este libro nos regala una serie de reflexiones que nacen de su programa de radio “Reflexionemos” que transmite la Univer-sidad de Monterrey (UDEM). Martha es una mujer preocupada por su memoria, por dejar parte de ella, lo que Susan Sontag denomina “contra la extinción” es decir que el pensamiento sobreviva al cuerpo. Martha se abre ante su radio escucha y lector para mostrar la intimidad de su pensamiento, como si hablara desde su jardín, el entorno íntimo en el que nacen estas reflexiones. En este libro Martha nos invita a reflexionar sobre el rumbo que tomamos, sobre las decisiones, sobre el dolor y la alegría, sobre la compañía y la soledad, sobre los cambios del cuerpo y sobre la vida misma. Su pensamiento nace a partir de diferentes manifestaciones artísticas y disciplinas, desde estas trincheras Martha nos comparte, nos narra, nos reta y deja siempre una puerta abierta para la reflexión personal. El jardín de Martha es la bella metáfora de su vida: en ambos transcurren las cuatro estaciones y hay tantas plantas en el jardín, como personas queridas en su recuerdo. Martha es una mujer de todos los tiempos, de todas las épocas y por ello sus reflexiones tienen el poder de cambiar vidas.

Claudia Lozano

La vida es un jardín

Desde mi jardín

Mi jardín es el espacio desde el que te hablo de las reflexiones de vida. Tu habitas en el transcurrir del tiempo.

A ti me dirijo para depositar todo el dolor y la alegría de mis momentos. Vaya para ti este legado del transcurrir los días de mi existencia.

Martha Rivero

Índice8 Hacer la tarea

10 Renacer

11 Movimiento

12 Hacer camino al andar

14 Valores

15 Dependencia

16 Tu vida interior

18 Lo que quieres lograr

19 Los tres cochinitos

20 El arte y tú

22 Huracán Alex

23 Abre tus sentidos, vive

25 Lo que buscas está adentro de ti

26 La envidia

27 Pensar, imponer o cambiar

29 Siglo XXI

30 Nuestros amigos

31 Recuento del Alex

33 El trabajo

34 Mi ciudad

35 La ciudad y el agua

37 Las fuerzas naturales y humanas

38 Literatura

40 Estado actual

42 El ocio

43 Caos vehicular

44 Apostarle a la vida

46 Paz interna

47 Contacto personal

48 Hacer lo mejor siempre

50 Existir: un proceso dinámico

51 Replantear valores

52 Navidad

54 Inicioyfindeaño

55 Responsabilidad y vida

57 Mundo virtual

58 Impermanencia

59 Lafiestayeldolor

61 Música

62 Violencia y realidad

63 La vejez

65 Evasión alienante

66 México dinámico

67 Convivenciapacífica

69 ¿Infancia es destino?

70 Existir y caminar al interior

71 Arte que comunica al interior

72 Aceptación

74 Diferentes conceptos de enfermedad

75 Ser y no aparentar

76 Palabras de José Mujica, presidente del Uruguay

78 Momentos

79 Invierno

80 De la adversidad

82 La escuela y la violencia

83 Palabra escrita

84 El arca

86 Dar amor

87 Comunicación no violenta

89 Participación ciudadana

90 Cansancio y espera

91 Vivir es un acto de amor

93 Ser o no ser

94 El pájaro del alma

97 A cada día su propio afán

98 Morir

99 Ochentaañosnoesnada

101 Lo que natura da

102 Sueños

103 Bach y la enfermedad

104 El deber de ser feliz

106 Sálvese quien pueda

107 Serfino

108 Alegría

110 Conócete a ti mismo

111 Obesidad y muerte

112 Violencia: lacra social

114 Mala alimentación

115 Lectura que cambia tu vida

116 Recibir y dar

118 Multiplicar

119 El mal y sus causas

121 El poder de conocerse

122 Un retrato hablado

123 Cambio

125 Está llegando la sangre al río

126 Mojarnos y disfrutar el agua

127 Ambivalencia

129 Delaconfianzaalasabiduría

130 La radio y el radio

133 Decidirunfinal

134 Facundo Cabral

135 Cantar la vida

136 Era del vacío

138 El cine

139 El día en que no nací

140 Cárceles

142 ¿qué puedo yo hacer?

143 Los buenos y los malos

144 Humano

146 El Tiempo

147 Congreso

148 A las universidades e institutos de Nuevo León

8

Mi camino ha sido el de aceptar que soy diferente en cada momento. Esto es muy difícil porque generalmente pertenecemos a un grupo, a una raza, al género humano. Entonces, ¿cómo estoy? ¿estoy libre o estoy atra-pada?

Empecé de niña con la libertad que sentía en las barrancas ¿Qué quiere decir esto? ahí en las barrancas viendo los árboles, bajando por caminos de tierra. Pero, esa libertad no era lo único. Estaba también atrapada en una fa-milia. ¿por qué en una familia atrapada? Pues porque tenía que pensar, tenía que sentir, tenía que ser y tenía que creer en lo que ahí me decían. Pero además de familia, estaba en una sociedad, en una clase en la que e manejaban ideas racistas, cerradas y aunque en cierta manera las criticaba, no decía nada. Me hice otra me perdí a mí.

Tengo unos antecedentes genéticos, un bagaje de células, de genes que viven en mí y que las tengo que seguir quiera o no quiera. Ahí sí, pues bueno, pero cuando me toco adentro pienso que no soy una mercancía, que me tengo que vender o que me tienen que hacer en un trueque:tú me das, he oído mucho en la sociedad en que vivo, frases que son tremendas que dicen “bueno, estoy en la UDEM mientras me caso” o “tener los hijos que Dios quiera” o “para nunca quedarme sola me caso” o algunas otras que me hacen ruido porque significan que tengo que inmolarme, que tengo que hacer el sacrificio, el deber. Yo he podido romper mucho con ellas, porque ante una sit-uación desesperada, me siento fuerte, siento que tengo que salvarme, que tengo que romper un muro, que me impide ver. Tengo que derrumbar catedrales, di-oses, uniones, vínculos mentales, fraternales, toda clase de vínculos.

Ser o no ser es mi pregunta y es mi dilema. Y esta es la tarea.

Hacer la tarea

9

10

Para renacer me apoyo en recuerdos, en personas significativas. Veo al padre, me concilio con la madre. Me voy al mar escribo y ordeno: meto, y saco en armarios, en cajones; limpio: pierdo y gano. Salgo a ver el jardín: las bugambilias. Viajo, estudio, conozco, me relaciono. Me apoyo en la poesía, en los recuerdos: las personas significativas ahí están. Después de esto, rompo. El psicoanálisis me enseña a abogar en el mar interior. Vivo en las primeras relaciones y todo lo de la primer infancia. Viajo por el mundo, conozco lo diferente. Rectifico caminos, necesito estar sola, necesito sentir, añorar, jugar: perder y ganar.

Época de incertidumbre, como vivir en una piel nueva. La escritura, la lectura, la poesía, la música me alimentan y el arte me salva. (1)

Esto para mí, es renacer. ¿Y para ti qué es?

Renacer

(1) Crear un programa abocado al Desarrollo Humano para niños y adolescentes que da sentido al hecho de estar viva.

11

Hago mía mi casa, cuido mi salud, pienso en mi propia muerte. Dolorosamente veo a las personas como son, sin manipular ni hacerlas a mi imagen. Y comienza el camino a la separatividad, que nunca va a acabar. Es decir, libro mi propia guerra, que nunca termina hasta morir.

Tengo chispazos de felicidad, fugaces; quiero cambio, no más tragedia. Pero la comedia no llega fácil. Voy camino a reírme de mí y conmigo. Mi familia se desmueganiza: un hijo se va, una hija está por crecer y el otro, ya se encuentra bien solo. Ahora mis hijos crecieron, ya son adultos. Me rodeo entonces de agua, de tierra, y de aire. El fuego sólo es en tiempo de frío, y es el último porque hay que cortar para brotar en una forma nueva. Soledad con posibilidades de seguir donde quiero estar, fuerza y ánimo para seguir dentro de lo que se está viviendo, con el privilegio de tener libertad para decidir, escoger, pensar y cambiar.

Esto es movimiento.

Movimiento

12

De lo que me pasa o más bien de lo que he llegado a concluir después de mucho meditar, es que lo que permito y propicio de alguna manera.

Yo hago acontecer lo que me pasa, en verdad. Y para poder decir y sentir esto, es que quiero vivir una vida feliz en lo posible y relativo.

No sólo vegetando o siendo testigo, sino actuando, siendo parte de lo que me acontece. Nunca olvido a una amiga que vino de Brasil, ella tenía 75 años y sus palabras sabias me huellaron. Dijo “el peor enemigo del ser humano es la flojera”. Que sabia es esa frase. Cuando dejamos que otros piensen por nosotros, hagan por nosotros, decidan lo que nosotros hacemos y que nos traigan - ya es el colmo - cuando nosotros podemos levantarnos y tomar lo que queremos. Entonces ya perdimos la esperanza de ser… de ser personas. ¿Qué pasa? Pues vegetamos, somos parásitos viviendo “a través de”. Claro, que es más fácil, es más cómodo, no nos gastamos, pero ¿dónde queda el riesgo? ¿dónde queda la aventura? ¿la satisfacción de aprender? ¿de aprender de qué? de los errores de caminar y caerte. De ir por las veredas y hacer camino al andar. El depender a la larga lo pagamos muy caro, volvemos la cabeza y no hemos vivido lo peor que puede pasar a cualquiera.

Hacer camino al andar

13

14

¿Pueden ayudarnos los otros? Como compañía, comprensión, o sea poder meterme en los zapatos de otro y aprender de él para enriquecerme, y hacer mi vida cada día un poco más llevadera, más humana y más esperanzada.

No perdamos tiempo, vivamos cara a nuestro interior, metámonos para conocer quiénes somos, qué queremos ser y qué queremos hacer con este tiem-po que se nos ha dado, veamos es nuestra conciencia la que nos indica cómo queremos vivir para hacer algo por nosotros y por los demás.

Los valores están en tu interior y los haces brillar y manifestarse. ¿No se te hace atractivo trabajar sobre esto? Los valores se introyectan mediante el ejemplo.

Valores

15

El ser humano es totalmente dependiente cuando es pequeño. Y se va desarrollando y va superando esta dependencia. Pero, nunca va a dejar de ser totalmente dependiente. Siempre va a tender hacia eso, pero no lo va a lograr completamente. Y he escuchado decir que toda dependencia se paga caro. Sí es cierto.

Porque lo que yo quiero proponerme lograr, tengo que sacrificar y hacer una decisión personal. En el término que ahora se usa por estar en una sociedad de consumo: se dice que yo pago un precio y también en lo espiritual se utilizan estos términos económicos: yo también pago un precio.

Si he logrado a través de una cierta independencia vivir conciliada con-migo misma, saber qué soy, quién soy y esto lo sé mediante un esfuerzo, un lo-gro, porque me lo propongo y no dependo de otros para sacar adelante mi vida, dentro, muy dentro de mí llevo esta sensación de haber logrado una fuerza, una confianza en mí misma y un valor.

A medida que nos convencemos y que perdemos facultades cuando ya somos mayores, volvemos a necesitar de los demás, no por flojera sino simple-mente porque ya no podemos. Pero esa luz y esa fuerza de la que hablo ante-riormente, la no dependencia interna, el no claudicar, el no dejar nuestra inde-pendencia y nuestra libertad para hacernos responsables de nuestro cuerpo, de nuestra mente y de nuestro espíritu va a seguir ayudando.

Son impresionantes los casos que estamos viendo de la pérdida de la memoria. No se puede dar la independencia, ni la toma de decisiones. Hay que depender totalmente. Y yo me hago la pregunta, si este estado de vida es pro-vocado para quitar responsabilidad o es más cómodo vivir sin memoria, o será una forma de evasión. No lo sé. Pero pienso que esas personas tienen mi respeto como seres humanos que han tomado una opción, una decisión.

Dependencia

16

Esta semana estaba hablando con una amiga, me dijo “oye, yo no sé, yo no tengo vida interior, no tengo tampoco vida espiritual”. Y entonces yo pensé “si tiene, tiene que tenerla, todos tenemos”. Lo que ella me pide es que la oriente para saber exactamente qué es tener vida interior.

Nacemos con ella, crecemos, vivimos pero a veces no la conocemos. No hay ningún ser que no tenga la característica ineludible de estar constituido por un espíritu interior.

¿Y cómo lo conocemos? ¿cómo lo oímos? Y más, ¿cómo lo contactamos y lo sentimos?

Lo más importante es saber que existe y para qué sirve y qué lenguaje utiliza para comunicarse con cada persona. Vivimos en un mundo materialista, veinticuatro horas del día estamos conectados con lo material: lo que se ve, lo que se oye, lo que se siente. Por ejemplo la preocupación por tener dinero y más dinero para comprar, para gastar y así vivir bien y ser felices.

Es probable que la vida interior te esté pidiendo que le hagas caso, que te sientas feliz de estar vivo, eso es vida interior. Que te sientas muy contento de tener salud, eso es vida interior, de ver la salida y la puesta del sol, de oír el canto de los pájaros, de oler el perfume de las flores, de tocar la pielecita o asir la manita de un bebé y escuchar la risa. Esto va a enriquecer la vida interna, es el alimento de tu espíritu.

Entonces mi amiga me contesta, “si eso es vida interior, sí tengo vida interior y vida espiritual”.

Tu vida interior

17

18

Donde está tu corazón, donde está tu pensamiento ahí estás tú. Y te pregunto ¿qué buscas? Pues eso es lo que vas a encontrar.

La vida es dinámica, irremediablemente. Es impermanente, todo cambia y nada permanece.

¿Qué quieres lograr en tu vida? Bueno, pues ahí están tus deseos, tus necesidades, tu corazón, tus logros, que van a seguir cambiando y se van a esfu-mar. ¿qué es lo que tu pretendes tener? ¿en dónde crees que vas a permanecer? Parada, sostenida, sentada. Las alegrías pasan, las vemos desvanecerse. Los su-frimientos se esfuman o convierten en simple realidad o en algo que te deja una enseñanza positiva.

¿Qué buscas? ¿Buscas trascender, dejar algo bueno de ti mientras vivas? ¿Llegar a tu corazón y que se haga más flexible más compasivo, más compren-sivo, menos duro e inflexible para que no se truene? ¿o buscas encontrar un estado en el que te sientas bien, comprometido contigo mismo y con los otros, incluyendo el mundo que te circunda?

Hoy es el día de empezar a cambiar, búscate a ti y encuentra al otro.

Lo que quieres lograr

19

¿A cuál de los tres nos queremos parecer? Esta fábula data del siglo XVIII y narra la vida de tres cochinitos se fueron por el mundo a buscar fortu-na, y que al final pensaron “ya es bueno que nos podamos establecer y edificar nuestra casa” y pusieron manos a la obra. El primer cochinito buscó un lugar blando y edificó con lo que estaba a su mano: paja, fácil de sujetar. Terminó pronto y se fue a jugar. El segundo encontró madera en un bosque, le resultó fácil edificar, al tarminar también se fue a jugar. El tercero pensó “yo quiero edificar con ladrillos”, poniéndole mayor dedicación, edificó su casa en un lugar resistente, con una chimenea muy grande. Los cerdi-tos se pusieron a cantar “¿Quién teme al lobo feroz? ¿Quién teme al lobo feroz?” y el lobo respondió “Soplaré, soplaré. ¡Y la casita derribaré!”. Y así fue, derribó la casita de paja y la de madera. Los cerditos corrieron a la casa de ladrillo, se pusieron a salvo. El lobo se fue a derribar la tercera casa, se subió muy enojado por las paredes y se tiró por la chimenea cayó en un caldero de sopa de nabos. No pudo derribar la tercera casa. En julio del 2010 con el paso del huracán Alex, muchos bulevares, cami-nos, carreteras, edificios y casas quedaron destruidos ¿sobre qué terreno esta-ban edificados?, ¿con qué materiales? Puentes, pasos a desnivel, vados ¿cómo fueron calculados?, ¿con qué resistencia y cuáles materiales usaron? ¿quién los autorizó? y ¿quién los supervisó? Los fraccionadores y constructores, ¿cómo ob-tuvieron los permisos para alterar el orden de la naturaleza? Los paisanos que compraron terrenos en busca de una ilusión, por la ambición, el espejismo ¿qué están pasando en este momento? Y los que se posesionan de cualquier tierra para edificar un tejaban, habiendo dejado el campo, que han venido con el sueño de mejorar, y que, de pronto se quedan sin nada. Y los gobiernos se hacen de la vista gorda. La avaricia no distingue clases sociales: las ilusiones vanas se vienen abajo, el engaño dura mientras aparece la verdad. La corrupción se da por la desmedida ambición por el dinero, por el espejismo de una vida mejor, más fácil, cómoda y sobre todo, “más feliz”... El agua arrastra, lodo, piedras, y además, desentierra muchas cosas oc-ultas. ¿Tú a quién de los tres cochinitos quieres o decides parecerte? Cito a Sara-mago en Ensayos sobre la lucidez “Permítame que le diga, en situación como esta, un Gobierno no gobierna, solo parece gobernar”.

Los tres cochinitos

20

¿Para qué es bueno el arte? Como por ejemplo la pintura, la escultura la arquitectura, la música y otras artes. Para mí vivir es un arte, pero eso ya sería otro apartado. Como lenguaje el arte nos comunica algo que está en otra dimen-sión. En nuestro interno están esas emociones, esas sensaciones, esas ideas que es necesario sacar, que es necesario manifestar y comunicar. Si no lo hacemos, nos vamos deteriorando, enfermando y muriendo en vida. Y a la inversa el arte nos alimenta, nos vitaliza y nos da felicidad, si así lo queremos. El arte está dentro de nosotros y las herramientas para expresarlo las adquirimos con vocación, con voluntad las hacemos vida.

Algunas personas expresan el arte, saben ser activas. Se dice, que genéti-camente poseen un don, y lo manifiestan. Otros, somos muchas veces discípulos, y después, maestros, y unos más son pasivos, porque saben recibir, saben buscar, saben disfrutar las manifestaciones artísticas. Pero ellos no las producen o crean.

Por estar en un nivel elevado el arte es alimento del espíritu y del cuer- po. Se dice vivir es un arte, es cierto, se trabaja y aprende. Y la vida del arte y del artista es un camino seguro que no traiciona, que no abandona, si así tú lo decides.

El arte y tú

21

22

Un día después del Alex nos quedamos pasmados: la vida es imprede- cible, de repente tiene unos acontecimientos fuera de nuestro control que nos sacuden. De niña aprendí en latin SIC TRANSIT GLORIA MUNDI: “Así pasa la gloria del mundo”.

Cuando la tormenta Alex nos dejó lodo, piedras, escombros, inunda-ciones, muertes, dolor, pérdidas materiales y de todas clases, me acordé de algo que antes no podía entender pero ahora he experimentado. Hablando también de frases célebres, en la clase de griego, después de dos años de estudio, lo único que podía decir yo era, como dice San Juan Crisóstomo “Vanidad de Vanidades, todo Vanidad”. Cuanto he sabido indistintamente el agua ha arrasado, ha seguido sus cauces naturales y se ha llevado de encuentro lo que edificaron en su camino. La naturaleza no es respetada, nos la hemos llevado de encuentro, creyendo que podíamos con ella. ¡Pero oh sorpresa! Enfurecida el agua, arrasa, arrastra, de-jando a su paso ruinas, escombros y pérdida de vidas. Y me pregunto ¿qué no va-mos a aprender de esta lección? Que rápido olvidamos lo que más nos conviene aprender. Vanidad de vanidades. ¡Que depresión ver la ciudad arrasada por lodo y piedras! ¡qué pena por la pérdida de vidas! ¡el hambre, el frío, la humedad, el miedo, el pánico y la his-teria! SIC TRANSIT GLORIA MUNDI, vanidad de vanidades, todo vanidad, palabras que cobran vigencia ¿qué perseguimos, qué queremos? y cómo lo vamos a lo-grar. Esto nos dará mucho que pensar.

Nuestras acciones debemos tomarlas con conciencia, pensando en la naturaleza, tomando en cuenta la colectividad, no nada más nuestro deseo in-mediato y nuestro placer, nuestra comodidad. El éxito para poder ser, hacer, y construir nuestras casas en avenidas firmes, en lugares sin peligro, edifiquemos en donde sea legal, con materiales que no engañen.

Nuestra ciudad lleva el peso de la seducción, del engaño, “compra aquí, yo te vendo barato, y aquí está muy bien, toma esta oportunidad…”. Está tam-bién la corrupción, y a ver cómo nosotros respondemos para lograr una vida mejor.

Huracán Alex

23

Una montaña significa millones de millones de años. Está formada por el viento, la erosión, el agua, ¡y cuántas partículas de polvo la forman! Ahí están, ahí las tenemos como testimonio de infinitud. Los parajes desérticos tienen su encanto. Nosotros vivimos entre las montañas, las bellísimas, caprichosas, mon-taraces, escarpadas, icono entrantes y salientes montañas rocosas. Y con la ve-getación en una variedad prodigiosa.

Los primeros habitantes buscaron veneros de agua y aquí hicieron la fun-dación de esta ciudad. Pero estoy segura que se enamoraron de las montañas. ¿Y qué nos queda de ellas para la vida? ¿cómo esas montañas hacen su efecto y su beneficio en nuestro espíritu? ¿cómo nos confortan? ¿cómo nos transmiten belleza y reciedumbre? O no sé, a cada quién una diferente sensación y emoción, si así lo queremos y si así lo proponemos. Acuérdate, tú eres parte de lo que ves y de lo que oyes.

Creo que vivimos alienados, distraídos y medio dormidos. Las montañas se nos ponen delante, se nos interponen como muros y ni así “las pelamos” como dicen los jóvenes. No las contemplamos, no dejamos que su consistencia, su dureza, su resistencia y sus formas caprichosas bellísimas nos penetren.

Pienso que podemos amanecer preguntándonos ¿cómo amanecieron hoy las montañas? ¿y los cerros?, en la tarde y en la noche preguntarnos y vol-tearlas a ver, y esto nos irá influyendo, alimentando y cambiando. Ah, pero yo pienso que nos tenemos que apurar, antes de que ellas sean convertidas en ce-mento o deforestadas o inundadas de fraccionamientos. O que pase que el que voltee para arriba sólo vea rascacielos de metal o vidrio, y que tengamos que ir en un avión para poder ver que hay montañas en Monterrey.

Abre tus sentidos, vive

24

25

¿Buscas a alguien que te sostenga? ¿buscas depender? Qué triste me parece buscar toda la vida con tenacidad y ahínco en el afuera, la verdad, la feli-cidad, el bienestar. Por ejemplo una madre que no existe, o un padre, o un hijo, o alguna otra persona que te va a “hacer feliz”. Esto fácilmente se puede convertir en una obsesión que puede llevarte años para venir a descubrir que lo que bus-cas lo tienes adentro de ti.

La intensión de interiorizarte y de verte, de oírte, y de tocarte, en re-sumen: de conocerte, de conocer quién eres, cómo eres, y en aceptarte, con tus carencias, con tus aciertos y riquezas. O sea, valorarte, quererte a ti para poder querer a los otros. Yo creo que hemos errado la dirección, vamos por el camino equivocado que nos lleva al sufrimiento y a la muerte. ¿Qué tal si hoy mismo nos proponemos ser personas con vida interior? y dejar de buscar en el afuera lo que está adentro de nosotros.

Ya que esta forma de vivir y de ver no nos ha dado resultado, ¿por qué no hacer un esfuerzo para rectificarla? ¿ por qué no cambiar la dirección de los objetivos que antes eran éxito, fama y poder?

¿Qué buscas y a dónde lo vas a encontrar? Reflexionemos.

Lo que buscas está adentro de ti

26

La envidia Hay teorías que estudian la evolución psicológica en el infante, una de ellas es de Melanie Klein que postula que el bebé siente envidia y es a través de la confianza que va adquiriendo, de la seguridad en sí mismo y de experiencias gratificantes y va venciendo la envidia.

Envidia es desear lo que el otro es, tener lo que él tiene, lo que él hace y piensa. En el fondo, es un ser inseguro y temeroso. Si examinamos la envidia ve-mos que es un pozo sin fondo, que nunca vamos a lograr ser y tener lo que el otro tiene. Es imposible, nunca se logra. El bebé va a vencer la envidia, mediante cui-dados, los que recibe de las personas que lo hacen ser amado, que lo confortan, que lo escuchan y que lo atienden. Estos cuidados le proporcionan la sensación de que él vale, de que es valioso, que no necesita desear lo que es imposible. Y se ayuda puede superar esta etapa evolutiva.

Hay casos en los que el abandono, el descuido, la falta de apoyo u opor-tunidades hace que la persona se vuelva y se fije en estados primitivos, entonces ahí se queda estacionado, quiere ser lo que el otro es, lo que el otro piensa y lo que el otro tiene.

Nunca es tarde para crecer, cambiar, madurar. Podemos hacer conciencia en lo que realmente somos, que es suficientemente bueno si así lo vemos y val-oremos lo que tenemos. Olvidemos la idea de que el otro es mejor, ¿mejor para quién? La envidia corroe, acaba con la persona, la entristece, además de ser algo que nunca vamos a obtener. Si no nos faltó atención, démosla a nosotros mismo ahora; si nos faltó cariño, nunca es tarde para querernos. Si nos faltó confianza, en este momento podemos empezar a confiar.

Cuando pequeños nos dan estas bases los que están a nuestro cargo, cuando somos adolescentes y adultos tenemos nosotros mismos que buscar la forma de dárnoslo. Cambiar la forma de concebir el mundo externo.

Me pregunto ¿cómo sería el mundo que vivimos con menos envidia?, con más personas que tienen confianza en sí mismas, que aman, que confían y esperan en sí y en los otros.

27

Me he puesto a pensar qué pienso, y eso trae sus propias consecuen-cias, que debo de poner a mi propia consideración.

¿Qué consecuencias trae el pensar? Pues que tengo opciones, varias. Que puedo cambiar de opinión cuando lo pienso. Lo que no me funciona, lo cambio. Que puedo estar equivocada y me doy cuenta. Y que como todo es im-permanente puede pasar, y venir y puede ser algo diferente y renovador. O sea, que me arriesgo al pensar. Que el pensar es dinámico, que se vale evolucionar, y también estar en la mentira y en el error. Meter patas para poder experimentar y buscar lo que a mí me va ayudando a vivir y a convivir con el otro y los otros.

Muy seguido nos vemos cuestionados por la forma de pensar diferente a la de nuestros interlocutores. Lo más frecuente es tomar una postura a favor de lo que nosotros creemos y pensamos en ese momento. Eso puede estar muy correcto y ser congruente siempre y cuando no lo queramos imponer a la fuerza al otro, eso no se vale. Nos lleva a separarnos, a aislarnos, a la imposibilidad del diálogo y del amor.

No todos pensamos igual, podemos ir cambiando, ir creciendo y mejo-rando, ojalá y así sea. Haciéndonos más abiertos a las ideas contrarias, más re-ceptivos. No es fácil por nuestras propias inseguridades, y por la terquedad, por la obstinación, y por querer imponer al otro, lo mío.

Pensemos qué pensamos, este es un privilegio que debemos aprovechar, hacer conciencia del pensar controlarlo y poder vivir el presente en su plenitud.

Pensar, imponer o cambiar

28

29

Hace tiempo me pregunto qué es lo que está pasando en mi colonia, en mi ciudad, en mi estado, en México y en el mundo en que habito? Por sola intuición sé que siempre que han existido hombres clave que se han puesto a examinar, a buscar los porqués de los comportamientos humanos y sus formas de pensar. Se han puesto a ver qué ha pasado en las crisis y cómo después de sufrir las consecuencias de ciertos criterios y formas de reaccionar, idiosincrasias, mitos, leyendas, creencias, la misma humanidad ha ido experimentando nuevos procesos, acciones comunitarias en favor del crecimiento y desarrollo humano. Pero esto, claro ha llevado su tiempo, ha tenido su precio, su aprendizaje, ha lle-vado consigo vidas y sufrimiento, ha tenido un cambio. Muchos no saben cuándo empezó la descomposición de la sociedad, y no quieren preguntarse por el ori-gen de la corrupción, de esta desigualdad, la injusticia y la pobreza.

Yo digo que empezáramos por cambiarnos a nosotros mismos, adentro, nuestros deseos, ambiciones, ilusiones y apegos. Estar viviendo en el pasado, en los deseos para el porvenir, nos saca de la realidad del momento presente que es lo único que tenemos. Si vamos a vivir cierto tiempo, el que sea, es importante darnos cuenta que estamos con las oportunidades de hacer algo para cambiar nosotros. Vivir haciendo algo por los demás; viviendo el minuto y el segundo sin echarle la culpa al otro. Dicen algunos “esto no nos deja vivir”, nos sentimos impotentes, no sabemos qué hacer ni por dónde empezar.

Si empiezas decidiendo lo que tú vas a hacer, qué vas a cambiar para sentirte en paz contigo, ya estás comenzando el cambio del mundo. Gilles Lipovetsky sociólogo fracés, hace una reflexión: “en el Siglo XX nos tocó una era de obediencia y disentimiento, de expansión y de revolución. Ahora hay nuevas actitudes: indiferencia, deserción, seducción a todos niveles para una sociedad de consumo y generalización de la actitud humanística. Hay nuevas organiza-ciones de la personalidad, nuevas relaciones sociales marcadas por la violencia y sus manifestaciones. Derrumbe y agotamiento de lo que fue La Vanguardia en el Siglo XX, todo debido al individualismo. “Estamos dice Lipovetsky, en la era del vacío”.

Siglo XXI

30

¿ Quiénes son nuestros amigos? Si buscamos tener amigos ¿quiénes son nuestros amigos? ¿los que piensan como nosotros en igualdad y semejanza? ¿los que tienen los mismos valores y los que tienen la misma concepción del bien? Que se asemeje y coincida con nosotros, que sea mi espejo, que me de-vuelva mi propia imagen.

Montaigne decía que la amistad es la fusión de dos voluntades en una misma unidad: moral y espiritual. Y yo digo, y en este caso, ¿quién debe aseme-jarse a quién? ¿yo a mi ó yo a él? Y ya fusionados ¿qué nos va a diferenciar?

¿Quiénes son nuestros amigos? Los que piensan como nosotros, los que se imponen a nuestro pensamiento y a nuestra vida. ¿Para qué quiero tener amigos de ese modo? ¿para someterlos? ¿para tranquilizarme y sentirme bien? ¿para que me tengan?

Me siento mucho mejor si nada me resulta extraño. Mi miedo a lo desconocido se apacigua. Yo construyo, hago cognoscible todo lo que se me pre-senta. Mi sentirme dividida se acaba, se hace pedacitos. Yo eso lo uno, y enton-ces ya logrado esto, hago una fotocopia de mí mismo. Quiero tener amigos para justificar mi fanatismo, los fanáticos se reúnen para compartir el modo de pensar del semejante.

Vuelvo a preguntar ¿quiénes son nuestros amigos? Los amigos a lo mejor son los extraños. A los que no frecuentamos, pero que extrañamos. Amigos son los muertos, que no entendían cuando se morían. Mis amigos son los pobres, los soldados del ejército, los indígenas, los de distinta manera de pensar, ser y actuar, los que me hacen que piense y vea y sea diferente. A lo mejor, mis amigos son los hombres, sin países ni banderas. Los que pertenecen a la raza humana, la amistad es amor. Habrá paz y amistad cuando dejemos de ver al otro, como un enemigo, extraño y empecemos a amarnos para poder amar.

Nuestros amigos

31

Que quedó del Alex en nuestra vida psicológicamente hablando. Pasó el momento del golpe, del espanto, de la emergencia y ahora nos estamos en-frentando a una realidad, quizá llevará tanto tiempo, sobre todo mucho esfuerzo y mucha cooperación para seguir adelante. Para sacar las cosas de nuestra vida y de nuestros semejantes, para que en algo cambie y mejore, es la hora de la ver-dad. Una oportunidad para superar o para quedarnos simbólicamente en el lodo.

Desde el punto de vista psicológico lo tenemos que ver como una pér-dida. Sí, hemos perdido algo, sentimos extrañeza. Algo ha cambiado para cada quien en una diferente forma, probablemente no sabemos realizar y expresar. Lo que podría ayudar es hablar con alguien que nos escuche para desahogarnos, simbólicamente es como si hubiéramos tragado mucha agua y la echáramos para afuera. Hay muchos sentimientos, temores, que hay que canalizar hacia el ex-terior para nosotros verlo de otra manera. Estamos vivos, y ya no estamos con el impacto de la naturaleza amenazante, ahora, tenemos que aprovechar que pensamos y sentimos lo que nosotros mismos decidimos pensar y sentir. Así de fácil, pero así de difícil. Si nunca antes lo hicimos, ahora es el momento, es la oportunidad. No podemos quedarnos pasivos esperando que nos caiga del cielo la bonanza, o a que papá Gobierno nos vuelva a cambiar todo. Hay muchas cosas que mover, que limpiar, que arreglar, que reubicar y que cambiar. La depresión se vuelve un coraje interno y es una agresividad pasiva.

Recuento del Alex

32

33

He pensado mucho qué nos pueda ayudar a sacar la decepción, la desilusión, el descontento, el miedo, la incertidumbre, y hasta la envidia y el de-seo de venganza que podamos tener. Lo primero es estar seguro de que todo pasa, todo es impermanente. Esto que ahora siento y veo de lo que me enfrento como realidad es pasajero, hasta yo soy impermanente, mi existencia es pasa-jera, nadie se ha quedado de muestra, pero mientras esté viva voy a tener que decidir, tomar opciones.

¿Cómo salir de esta situación de pérdida? ¿Cómo moverme positiva-mente pensando que yo soy quien va a hacer que mi problema mejore? Trabajar, eso sí,el trabajo es lo que me va a ayudar a mover y es bueno para el cuerpo y para el espíritu, y distrae a la mente. ¿Qué trabajo? yo escojo, lo más inmediato a mis necesidades, para después seguir con la necesidades de los otros. De mis vecinos, de mis amigos, de los necesitados. Y los que como yo han tenido una pérdida, darnos tiempo para escuchar, para acompañar, para animar. Dando lo máximo que se pueda dar, que es el ejemplo de actos de amor.

Decía mi amiga brasileña, “la peor cosa del mundo es la flojera”. Y mi abuela decía “la gente trabajadora sale adelante”. Y yo digo, por experiencia, ayudar a los demás es lo máximo que puedes hacer para lograr ser feliz y estar en paz.

El trabajo

34

¿Qué es para mí la ciudad? Para mí es un ente, un alguien, es más que una cosa. La ciudad y yo nos llevamos, ella me contiene y yo me dejo sustentar por ella: Vivo, duermo, como y descomo; nazco y muero en la ciudad: me paseo, me alegro. Me preocupo, me ocupo, la gozo, la temo, la amo; la rechazo, me divierte, me proporciona espectáculos de música, de cine, de teatro, de revistas. Cuando me alejo de ella, la llevo en mi recuerdo.

En ella está mi casa, la habito, me da seguridad y alegría y me propor-ciona bienestar. Cuando hay algún suceso triste o de inseguridad, de accidentes, de asesinatos, de secuestros y de atentados. Siento dolor, me da pena y me pre-gunto ¿por qué suceden y cómo podemos cambiar ese intenso dolor de insegu-ridad?, ¿cómo participar con un granito de arena y mejorar? Mi ciudad acaba de ser impactada por un huracán que viene a decir algo. Agua que abrió caminos y veredas, arroyos, cascadas y ríos.

Viene a decir quizá que nuestra ciudad se está edificando sobre arena, sobre montañas, sobre cauces, y que los materiales usados no son firmes ni se-guros, están edificados con dolo y mentira.

Viene a pedirnos que meditemos, que pensemos y que cambiemos. Lo oculto fue mostrado, está en nosotros entenderlo, leerlo e interpretarlo, en otras palabras hacer conciencia. Mi ciudad y yo somos amigos, lo que le pasa a ella, me pasa a mí. Así está la cosa.

Mi ciudad

35

Yo creo que por mucho tiempo vamos a estar unidos al elemento agua en nuestros pensamientos porque nuestra ciudad ha sido impactada. Y porque no es para menos, hemos tenido una experiencia única, aunque no irrepetible: oír, sentir y ver el impacto de la lluvia que cayó sin parar durante más de treinta horas. Avenidas de agua bajando a grandes velocidades, arrastrando piedras y lodo, llevándose lo que encontraba a su paso, y un río revuelto, enojado, gran-dioso, manifestándose en plenitud.

Cuando niña, mi papá hablaba del agua en Nuevo León y lo decía con tan-to orgullo porque él veía una red de ríos, de arroyos, de cascadas, de acequias. En sus márgenes grandes sabinos soberbios, maravillosos, como podemos imaginar el paraíso. Yo vine a vivir en 1950 y hubo 11 años de sequía increíble, había que rezar en ese tiempo para tenerla. Qué paradoja, mucha agua y después .En las civilizaciones del México antiguo el agua era considerada sagrada, el dios Tláloc presidía a la ciudad, en el lugar más importante, dando así un espacio único para este líquido, necesario para cosechar y para la vida.

Nuestro cuerpo está formado por un alto porcentaje de agua, nos gesta-mos en ella porque es vida. Qué importante haber tenido el contacto con el agua durante el Alex, haberla sentido, temido, amado, rechazado y añorado por días y semanas. Creo que debe quedar en nuestro pensamiento para que podamos cambiar nuestro concepto sobre ella. Para dejar nuestra indiferencia y nuestro descuido. Tenemos una gran oportunidad de cambiar la forma de relacionarnos con el agua, pensemos que toda la que cayó está en el subsuelo y se puede aprovechar. La tierra ahora puede producir, está preparada. Los veneros están esperando, cauces y aprovechamiento.

Podemos aprender a respetar los cauces ya que la fuerza de la naturaleza es insondeable. Tenemos que pensar en dónde construimos, es la oportunidad de hacer nuestro mundo autosustentable, favorecer y aprender de la ecología, para vivir con la conciencia de que estamos cooperando, que formamos parte de los que ahora respetamos, amamos y somos los que recién convertidos hacia la conservación y buen uso del agua. Los que por el Alex hemos aprendido a ser sus amigos. Nuestra querida ciudad lo merece y lo está pidiendo.

La ciudad y el agua

36

37

Las fuerzas naturales y humanas Podemos, si así lo queremos, hacer una reflexión de los fuertes impac-tos que experimentamos y que nos están haciendo vivir, pensar y sacar enseñan-zas. La ciudad y el país libran una batalla contra la inseguridad, por un lado, y la naturaleza se ha manifestado con toda su fuerza y poder por el otro.

Lo primero, la inseguridad es causada por fuerzas humanas que chocan buscando el poder, el dinero, la comodidad. Son fuerzas debidas a la ambición, las pasiones y a la búsqueda de lo fácil. Están en una sociedad de la cual for-mamos parte todos, los que la hacemos y la sufrimos. Hace mucho tiempo que se viene gestando, porque no es de generación espontánea, se siembra ahora para cosechar mañana. Es una manera de ver la vida, de actuar y de pasarla, y nuestra sociedad se ha ido configurando con determinadas ideas, con prejuicios, con valores. Y es ver cada quien sólo para sí mismo, como quiera que sea nos está afectando, la estamos sufriendo.

Con el Alex la naturaleza también está dando una batalla para manifes-tarse y también hemos sentido la inseguridad en forma de fuerzas que chocan y el caso en las dos situaciones es no morir, salvarnos. Que no nos lleve la insegu-ridad y que no nos lleve el agua y que no muramos, en el lodo. Esa fuerza se va gestando sin avisarnos y se manifiesta de repente, en el caso de la naturaleza no depende de nosotros, pero sí podemos prevenir, planear, prever. Ser honrados en cuanto al respeto que le debemos a la naturaleza.

Aunque no podemos cambiar su fuerza, su manifestación, sí podemos como humanos guardar la distancia, entenderla, prevenir y aprender de sus en-señanzas. Depende de nuestra responsabilidad y de nuestro compromiso, de es-tar dispuestos a hacer conciencia. Que tanto la inseguridad en nuestra sociedad como la inseguridad en los fenómenos naturales pueda causar menos muertes, menos destrozos y dolor, que son pérdidas innecesarias. Cambiemos nosotros in-ternamente, para enseñar a los niños, para educarlos, para darles ejemplo, para hacer actos de amor con el mundo y con las personas que nos rodean.

¿Tú qué piensas? estamos bajo dos impactos: cultura y naturaleza, ¿qué podemos y que debemos aprender? Te dejo la pregunta.

38

Recién regrese de un llamado Retiro Literario. En donde además de escribir tenías que poner a prueba tu ser completo: la paciencia, el respeto, tu dejar a otro ser, y lo más importante, el dejarte ser a tu mismo.

Es muy entendible, cuando eres capaz de acercarte a un grupo de conoc-idos y desconocidos sacar tus caretas protectoras y usar otros que escojas como en el carnaval. Llevas deseos y miles de expectativas. Todas las ilusiones, los mie-dos y prejuicios que vas a ir sacando a medida que se van dando las convivencias.

Calculando el terreno, sacando el dedito para que no te vaya a machucar toda la mano. Y como este conjunto con personas que vamos a trabajar con la palabra escrita a querer o no, nos tuvimos que ver unos a otros tales como so-mos. Se acabó en determinado momento el defendernos y llegamos a la verdad, pelona o como si dijéramos o no nos dejan decir desnuda.

La palabra escrita, es creo yo es lo más excelso a lo que podemos llegar. Porque ahí sale el espíritu, por la palabra. Se conecta el adentro y el afuera, y es además la forma de que el cerebro donde se gestan todas las percepciones y se reflejan todos los sentimientos y por el que podemos conocer cómo somos.¿Qué sentimientos podemos conocer?, ¿Cómo podemos hacer decisiones?, ¿Cómo contradecirlas o cómo tomar diferentes derroteros?...

Literatura

39

En la escritura comunicamos lo que somos, cómo somos, qué queremos, por eso es lo más importante para llegar a ti mismo. Es tu propio espejo, verte, conocer, y ver al que te comunica lo que es y siente. Hay indudablemente más bella de escribir, hay reglas que aprender, hay computadoras para trabajar en forma mejor y más rápida. Hasta llegar al dominio de la técnica, que te lleva muy lejos si así lo quieres. También, la literatura como contenedora de la palabra puede hacerte sentir como me lo hizo sentir a mí: que es un camino para mejorar tu ser. Y exponerte a un grupo a lo desconocido, a un lugar nuevo, a medir tus fuerzas. Ejercitar tu comprensión, tu capacidad de manejar tus impulsos. Y todo esto te hace crecer, es cierto, pero considero más provechoso es permanecer honesta conmigo misma. Poder exponer mi verdad y dejar que los otros hagan otro tanto. Para lograr confianza y un ambiente sincero.

Mis deseos, y expectativas, ilusiones, miedos, todo lo que me acompaña quedó ahí escrito.

Y tú que me escuchas, piensas que todo lo que vives debe ser escrito. Puedes comenzar a hacerlo hoy.

40

Casi con cada persona que entablo una conversación, me pregunta ¿qué piensas de lo que estás sucediendo? De la inseguridad, de los secuestros, en que en la calle puedas encontrarte entre balazos, o que directamente a ti te quiten el automóvil o la cartera, o te golpeen. Lo que yo pienso es lo mismo que los otros, pero a la vez es diferente.

Si me preguntan qué pienso del origen de este estado de violencia, después de pensarlo mucho, y de serias reflexiones, digo que lo que padecemos en este momento tienen que ser las consecuencias de algo que se hizo o no desde hace mucho tiempo. Esto viene de muy atrás, de no querer pensar, de no interiorizarnos, de no cooperar ni ponernos de acuerdo para buscar lo mejor para nosotros, sí, pero también para los demás.

Para los que formamos la sociedad en un país que llamamos México, hemos creado una sociedad enferma, desigual, injusta, mentirosa, no interesada en el bienestar de todos. Muy interesada, eso sí, en todo lo que es bienestar ma-terial: por el dinero, para comprar comodidad y confort; para tomar parte por lo fácil, lo que no implica compromiso, ni responsabilidad, ni actos de amor.

Por si fuera poco, estamos presos en el consumo tanto de mercancías como de sustancias que nos hagan no sentir, o sentir menos u olvidar. Los narcos las están vendiendo y a veces las consumen, y son los representantes de un es-tado de confusión, de evasión, de mentira y sobre todo de muerte.

Entonces, ¿por qué están sucediendo estos desmanes y atentados? ¿Por qué el dolor, el miedo, la inseguridad? y esta falta de claridad en lo que queremos ser y hacer en nuestras vidas. Es mejor que tú y yo hagamos el esfuerzo de con-testar y ahí comenzar un nuevo camino, pero no olvidar que el humano comete desmanes todos los días y siempre. ¡Dejaría de ser humano!

Estado actual

41

42

Todos nos cuestionamos si hay un antídoto a la violencia, si sobrevi-viremos a ella, y la respuesta puede ser que sí ¿pero cómo? ¿qué nos puede salvar de esta amenaza? Yo contesto, sí, está adentro de cada uno de nosotros y en nuestro interior la solución. Pensar que si yo cambio mi forma de pensar de mí mismo, si me veo capaz de entrar en mí, en mi parte limpia y positiva. Si me acepto y me quiero y confío seré capaz de ver así a los humanos.

Todos tenemos la capacidad de rescatarnos, de superar las experiencias traumáticas, si yo empiezo a creer y a confiar y a vivir cerca de mis hermanos, todo cambiará. Esto estamos tratando de hacer con los niños, que van creciendo, que sigan unos patrones como los que nosotros nos estamos proponiendo. Les decimos, la naturaleza es la fuente de todo bien, comprendámosla, vivamos cer-ca de ella, ayudémosla a rescatarse.

Por otro lado, el arte, puro, sin corrupción, sin manipulación es otra vía de salvación. Aprendamos de la literatura, ahí hay tesoros de vida, ella es una magnífica amiga y compañera; aprendamos del buen cine, del cine de arte, y crezcamos con él.

Cambiemos y contactemos nuestro interior con la buena música, no im-porta cuál sea la que nosotros consideremos como buena música. Hagamos una catarsis aliviándonos con el buen teatro. Pintemos, expresemos lo que somos y pensemos con las artes gráficas formales, usemos las computadoras para hacer-nos sabios, con lo que nos hace bien.

Bailemos, cantemos, hagamos una sola y verdadera poesía de nuestra única e irrepetible vida. Aunque no es conveniente dar recetas, me voy a per-mitir decirles, si ocuparnos nuestro tiempo libre, nuestro tiempo de ocio, en el descansar, cambiar de actividad, divertirnos creativamente, desarrollarnos en lo físico, lo mental y lo espiritual, la vida va a ser menos violenta. Vamos a hacer del mundo convulsionado y confundido en el que vivimos, un lugar de paz.

El ocio

43

Como se dice comúnmente, por razones del destino o porque yo me lo he propuesto así, he tenido mucho tiempo para pensar y encontrarle cuatro pies al gato: la sociedad en que vivo, como todos sabemos, está en crisis.

Cuando transito por las calles, me encuentro entre demasiados vehícu-los, tratando de circular o llegar a un punto determinado. Aunque no lo queramos sentir, pues tenemos mucha presión, tenemos que agudizar los sentidos para no pegarle al otro, se necesita destreza para hacer un viraje. Y a veces pensamos que el otro es un inepto porque hace lo que puede, no lo que nosotros espera-mos. Sale la agresión, las palabras altisonantes, sube la adrenalina y de cualquier forma es una odisea circular después de ejercitar mucha paciencia. Llegamos a donde nos propusimos disminuidos habiendo invertido mucho esfuerzo.

¿Qué hace que estemos así? Podemos pensar que fue el huracán pero eso ya pasó. Creo que hay más mar de fondo. Desde hace muchos años, vengo oyendo que lo más deseable para cualquier persona de cualquier nivel social es poseer un automóvil y manejarlo. Eso es alcanzar un grado de independencia y libertad, es ir a donde quieres en el momento que así lo deseas. Es tener estatus, es poder y además es lo máximo. Las agencias automotrices se han hinchado de dinero: son muy importantes para la economía de cualquier país. Bendito Henry Ford por lo que dejó a la humanidad, pensamos también la estamos sufriendo. Esta ciudad como tantas está sobrecargada de vehículos que contaminan, que causan embotellamientos, que consumen energía, y esta se está acabando.

Ya las calles y avenidas no son suficientes. Carecemos de transporte colectivo no nos hemos ocupado de tenerlo. No es demasiado bueno, no es su-ficiente, no tenemos metro suficiente, no tenemos otro tipo de vehículos. Hay ciudades que tienen resuelto este problema con buen transporte colectivo y no-sotros estamos muy lejos de tenerlo en cuenta y verlo resuelto. Nos está reba-sando este problemática, así lo hemos permitido sin pensar en el futuro. En un garaje hay tantos coches o autos como personas, y en las calles, ¿qué pasa?

Caos vehicular

44

¿Qué pasto de cultivo se necesita para que una sociedad vaya en un proceso de descomposición? Y que un número considerable de sus miembros entre en la dinámica de atentar o procurar destruir su salud, su vida ¿y cuánto tiempo puede llevar este proceso?

La sociedad mexicana tiene bastante tiempo de presentar síntomas de autodestrucción por el uso indiscriminado de sustancias y alimentos, y también por conductas que llevan poco a poco a la muerte prematura, dolorosa para los familiares. Hay factores que lo han facilitado, como son la pérdida del sentido de la vida y como puede ser poner en primer lugar el poder y el dinero, como valores máximos.

Los medios radio, televisión, internet, que son voceros de la sociedad de consumo que entran a los hogares, y quieren convencer a las familias de ser con-sumidores de alcohol, de comida chatarra, de sexo sin control y promiscuidad. Y sobre todo confort antes que fuerza de voluntad. Esa fuerza interna para crecer y resolver los problemas como seres humanos maduros y pensantes.

El mexicano está amenazado en dos sentidos: externamente por el peli-gro de morir violentamente, -tanto los que han colaborado con lo ilícito- e inter-namente porque estamos anestesiados, dormidos, sin tener contacto con lo que nuestra voz interna nos pide y nos señala. Esto nos ha llevado a usar sustancias para no sentir, para no deprimirnos, y para estar contentos, para poder decir lo que llevamos adentro, para despertar en la mañana, para sentirnos mejor en el día. Sustancias, bebidas, pastillas, o comida. Lo que está pasando viene gestán-dose hace tiempo y está llegando la muerte, entonces nos damos cuenta de lo que hemos hecho, aunque no podemos saber cuándo se dé un cambio interno con el que los mexicanos apostemos a la vida.

Antes de haber vivido plenamente, de habernos comprometido, de hab-er sentido que la vida de adentro se contacta con la vida de fuera y que las dos, aunque difíciles nos pueden hacer ver un México mejor. Para ello tenemos las mejores oportunidades a nuestro alcance: la tecnología, la ciencia, y una con-ciencia que puede hacer que optemos por la verdad, el bien y la belleza.

Despertemos, la vida es siempre un reto. Este es nuestro tiempo. Este es nuestro reto.

Apostarle a la vida

45

46

Dicen que después de la tempestad viene la calma. Pienso que no siempre es así, estoy experimentando no sólo la tempestad afuera a veces de agua, a veces de viento, sino confundida con los medios de comunicación.

Adentro de mi ser hay cierto temor de acabar mis días en forma violenta. No sabemos qué esperar, ni qué nos depara el futuro, por lo pronto hay llanto y crujir de dientes, según reza la Biblia.

No soy una persona que se contente y no haga nada, quiero hacer algo por mi mundo y por tratar de cambiarme internamente aunque sea un poco, para poder sentir que por mí no queda.

Sí es cierto que la guerra y la violencia la sacamos de adentro de nuestro ser, pues nos iremos a oír y ver el espíritu ¿qué nos pide para que hagamos para tener algo de paz y de no violencia?

Paz interna

47

Un mundo, un planeta cada vez más poblado por seres humanos, que se multiplican sin ningún propósito, ni planeación, ni amor. Un usar el cuerpo para la reproducción pero sin querer ese cuerpo, sin planear, sin desear, sin com-promiso ni responsabilidad de transmitir directamente y enseñar lo que es el Ser Humano. Sin guiar los primeros pasos a través del cuidado, de la supervisión, del cariño, de una relación estrecha y con respeto, conocimiento de que este ser va a estar a nuestro cargo mientras puede individualizarse física y emocionalmente. Hacernos cargo hasta que ellos mismos asuman su individualidad. Claro, esto que pienso es un ideal, es una utopía, pero creo por mi ex-periencia saber que hay personas que están en otro nivel y que supuestamente han puesto todo para lograr educar. Los que están trabajando por humanizar el sistema y la cultura y de los que dicen que se puede aprender de los errores y se puede cambiar si uno así quiere. Los que estamos vivos, los que tenemos un nivel de conciencia para captar las necesidades más apremiantes de nuestra cultura, de nuestra sociedad, podemos hacer algo, poner un granito de arena para humanizar el planeta.

Las necesidades actuales que vivimos así nos lo piden: hacernos más compasivos, cooperativos, solidarios, participando en lo que la vida nos presenta como oportunidad para que se empiece a gestar una raza humana que utilice su cerebro, su corazón y todo su ser para salir del atolladero en el que estamos.

No hay excusa, no hay edad, no hay un “yo ya hice” y me zafo de la res- ponsabilidad. Los de más edad podemos seguir trabajando de mil maneras con la experiencia y el ejemplo, los que estamos en la madurez con la energía y la fuerza; los niños aprendiendo su responsabilidad en la medida de sus alcances y posibilidades. No hay que soltar la toalla sino hasta que completemos el círculo de la vida, o sea, hasta el último suspiro.

Contacto personal

48

La ciudad, nuestra ciudad está teniendo eventos culturales conti-nuamente , ¿qué implica que nuestra ciudad nos esté llamando? pues muchas cosas habría que analizar, entre ellas, podemos pensar que es un intento de ele-var nuestro nivel cultural y que disfrutemos de espectáculos mejores. Nosotros casi nunca queremos aprovechar lo bueno: ser actores o participantes nos da algo para comentar, para sentir, para ver y mejorar el nivel cultural.

La ciudad sigue viva, acogiendo visitantes con propósito de traer men-sajes del mundo exterior. Un comentarista decía que lo habían prevenido y habían tratado de advertirle que cómo era posible que lo invitaran a venir a Monterrey si era correr un peligro, y él decía que no le había sucedido nada malo. Que se olvidaba del peligro para disfrutar de lo bello y de lo bueno que esta ciudad le podía ofrecer, sorpresas gratas y que eran muchas, por cierto. Desde que nacemos estamos en peligro de morir, pero hay posibilidad de aprovechar mientras estemos vivos. Las ciudades tienen que pasar por crisis, tienen que enfermarse y llegan a ser violentas, está en nosotros decir que sí, que queremos aprovechar lo bueno, escogiendo lo que nos hace crecer y mejorar en algún sentido. ¿Estamos conscientes de aprovechar bien las oportunidades que esta ciudad nos brinda? ¿o tenemos miedo? ¿o tenemos ese pavor de morir antes de que nos venga la muerte?

Hay que abrir bien los ojos, los oídos y todos nuestros sentidos y estar en contacto con nuestra interioridad. Con seguridad nos sentiremos más solidarios, más decididos a vivir en vez de morir antes de tiempo.

El premio gordo consiste no en dinero, sino en riqueza, en osadía, en conciencia de hacer lo mejor para que la actual situación mejore.

Hacer lo mejor siempre

49

50

En mi larga vida, casi ochenta años, me doy cuenta ahora más que antes, que he vivido cambios constantes. Antes, más que en esta etapa que estoy viviendo, podía creer que lograr algo era llegar a un propósito, acabar algo, cerrar un círculo y era quedarme en el logro, en el propósito, y en la meta.

Ahora veo lo dinámico del existir, estoy plenamente convencida que todo pasa, nada queda. No permanece, no se queda igual, sino que sufre un cambio aunque no estamos entrenados para ello, en cierta manera, y visto con cierta filosofía ese cambio es maravilloso porque nos da un por qué seguir, por qué vivir. Nos presenta retos interesantes, nos vigoriza, y hace que tengamos un propósito por cumplir. Es tan vertiginoso el cambio, que si no nos despabilamos no alcanzamos a subirnos en el tren de la vida o en el avión del amor.

No cabe en esta dinámica quedarnos dormidos, cómodos, estáticos y mucho menos con desinterés y flojera. Se nos puede pasar la felicidad, hacer algo a favor de nosotros mismos y cambiar nuestro mundo.

Existir: un proceso dinámico

51

Entre otros males de nuestra sociedad podríamos tener la idea de que idealizamos, o devaluamos o condenamos a las personas a priori, según el rango que les hemos atribuido, y por supuesto, con prejuicios. De niña me enseñé a poder hablar de esto y de esto no, por ejemplo, lo que se refería a la sexualidad no se podía decir, aunque me vinieran dudas, eso lo tenía que reprimir o negar.

Reprimir es tapar, vetar, y mandar al inconsciente su fuerza, no es solu-cionar o sentir el dolor que causa la verdad y la solución de una duda o la igno-rancia, es recurrir a otro mecanismo de defensa, el de la negación “no existe esto porque a mí no me conviene que exista”, o solamente lo borro y lo niego, porque ahí queda, haciendo estragos en mi psique, y esto me va haciendo una segunda naturaleza que es en el engaño y apariencia.

También van influyendo en que acepte conceptos falsos. Me atribuyo características que no tengo, las aumento o disminuyo a mi conveniencia y tam-bién caigo en ir inventando ideas y cosas que me convienen aunque a la larga no sea así, son patrones de comportamiento que se transmiten de padres a hijos.

Ayer que vi un programa sobre personas que abusan sexualmente de niños y adolescentes, y me puse a pensar cómo los adultos hemos permitido este crimen, que sucede por no creerle a los hijos, y que no se denuncia ¿qué nos dicen estas violaciones en su cuerpo y en su mente?, ¿por qué tenemos el temor al escándalo?, ¿por qué no nos importa más la verdad que conlleva la dignidad y el respeto, y el derecho de los que están a nuestro cargo y a nuestra responsa-bilidad? El adulto que comete este crimen seguirá haciéndolo mientras nuestra sociedad no se lo impida, o bien, mientras vivamos la impunidad.

Tenemos que tener una escala de valores clara, repensar cuáles valores están vigentes y cuáles no funcionan, ver las cosas tal como son, dolorosas y también ver el precio que tenemos que pagar por la verdad. Esto para mejorar nuestra sociedad, nuestra comunidad enferma.

Si seguimos viendo a las personas envestidas de poder como superiores e impunes; si no nos avocamos a fondo de la vida y de las cosas, o si permanece-mos en la ignorancia y entonces asumamos que los niños a nuestro alrededor crecerán resentidos, enojados, violentos, desorientados, como sucede ahora.

Replantear valores

52

Se supone que para el mundo cristiano es un símbolo y un ejemplo de cómo ser humildes, sencillos, amorosos, generosos ¿y qué hacemos en nuestra comunidad de esto? ¿cómo lo estamos interpretando? Pues yo diría botellita de jerez “todo lo que me digas será al revés”.

Nos domina la competencia, la rivalidad, la sociedad de consumo. Nos vuelve locos el exceso de comida y bebida que nos enferma, que nos lleva hasta el hartazgo. Estamos de compras, de regalos, las idas al “otro lado”, las desa-venencias que se suscitan por el dilema de estar dónde y con quién, en dónde la vamos a pasar, qué vamos a arreglar, qué vamos a dar de cena, el tráfico, los amontonamientos, las deudas que contraemos, en fin, la superficialidad en toda su potencia. Y si profundizamos un poco vemos que sí hay una explicación de toda esta locura, pues estamos al final de algo que nunca va a volver: un tiempo que cambia.

Hay que gastar energía para no pensar mucho o para pasarla bien como sonámbulos, hay que cansarnos, agotarnos, exprimirnos porque si pensamos es peligroso, es amenazante, hay que meternos en la sociedad de consumo, en el placer, en el bienestar y en el hedonismo.

Entonces ¿dónde quedó el símbolo de la Navidad? Humildad, sen-cillez, ternura, amor, generosidad, austeridad, pues quedó en el pesebre, en el nacimiento, en los borregos, el buey, la mula, en los pastorcitos, en los reyes ma-gos, y en el ángel que anuncia paz a los hombres de buena voluntad. Ahí queda, y ahí está muy bien. Muy requete bien.

Navidad

53

54

Inicio y fin de año Si ponemos atención a los ciclos marcados por la naturaleza, vamos a entender un poco más de nosotros mismos. De cómo lo externo influye en los pensamientos en lo que hacemos, y también al revés; el pensar se hace vida. En este momento en el jardín hay flores, como que todo ha brotado por última vez en otoño y esto antes de morir con el frío del invierno, para renacer en la primavera nuevamente. El ser humano ha marcado periodos bien definidos, el nuevo año comienza en enero y termina en diciembre, así está establecido. Ese ritmo que seguimos se acaba, decimos “este año se me fue, pasó” las fiestas que ya se anuncian, Navidad y Año Nuevo, son para poner fin a algo y comenzar de nuevo.

¿Qué significa que te desprendas de un año? pues para cada quién es distinto según su interpretación y percepción. Pero es verdad que en cierta forma es un cambio. Así lo hemos condicionado, aunque en realidad es nada más una convención para que nos entendamos unos a otros.

Cada persona sin embargo les da su propia interpretación y son muy di-ferentes unas de otras. Hay quien dice “se acaba un año de mala suerte, de tragedia y el que entra me va a cambiar esta mala racha”, “me va a ir mejor y voy a poner más atención para no volver a cometer los errores que he cometido este año”, o dice “he aprendido y voy a sacar partido de esta enseñanza”, o dice, “ha sido un buen año, me siento dichosa, contenta, afortunada”, “voy a procurar conocer más lo que quiero, hacia dónde me encamino ¿cómo voy a hacerle y echarle ganas para lograrlo?”. El fin de año nos puede ayudar a tener propósitos alcanzables, más ape-gados a nuestras posibilidades y nuestra realidad. Hagamos lo que la naturaleza, florezcamos ahora, para concentrarnos en el interior de nosotros, para pensar, para meditar, y estar como los árboles, con la sabia en su interior para que el año que entra demos hojas sanas, nuevas y brillantes. Y frutos dulces y en su punto.

55

Un camino que ya sabemos recorrer, ya lo hemos hecho algunas veces. Que lleva a conectarnos con nuestro mundo interior y a ser nosotros los que nos damos seguridad.

Al menos creemos que mientras el mundo exterior se debate, compite, roba, extorsiona, amenaza, mata, en el mundo interior nosotros podemos deter-minar ser compasivos, primero con nosotros mismos y con todos los seres que compartimos este lugar llamado tierra. Hacernos responsables, tomar el compromiso de vivir lo que vayamos a vivir lo mejor posible y lograr una paz que implica un esfuerzo, sí, un logro in-terno, que nos puede dar esa seguridad que buscamos. Al menos nos da la sen-sación de que estamos haciendo lo mejor que podamos, y eso lo vamos a sentir adentro como felicidad, como paz, como bienestar. El proceso de búsqueda y de transición es muy importante.

Hay muchas personas entre nosotros que nos dan ejemplo, observé- moslas, cómo silenciosamente trabajan en su interior para adquirir fuerza, ale-gría, buen humor a pesar de todo.

Responsabilidad y vida

56

57

Creo vivir en un mundo que cada día se vuelve virtual. Así es y hacia allá vamos aceleradamente ¿y cómo manejar esta nueva forma de relación con nosotros y con los otros? Pues como lo venimos haciendo, aceptando lo nuevo, por la forma en que se nos vende y promueve, sin pensar en las consecuencias que esto nos va a traer. Yo por ejemplo digo que vivo en lo virtual, en lo digital, pero la verdad no entiendo muy muy bien de qué se trata. Es una modificación que llega a mi ser y a mi pensamiento.

Pero, por otro lado, quiero seguir apegada a lo conocido, a las formas de contacto a las que estaba acostumbrada, no es que me moleste lo otro, lo acepto, pero indudablemente parte de mi cerebro está cambiando ya que es el centro de toda la vida de relación. Mi cerebro es mecánico, físico, químico y muchas otras cosas más a las que no llego, me rebasan. Y estoy en un continuo desaparecer, aparecer, destrucción, construcción. Todo se está convirtiendo en realidad virtual, numérica, informática, digital, puedo claro, tratar de informarme para no seguir en la ignorancia o en caricaturizar todo lo que pasa. Vivir como en una farsa, como en Disney World, para poder ver la realidad en color rosa.

Hay la opción de vivir en un carnaval, todos con máscaras, y persiguiendo la felicidad entre comillas. Y puedo también entrar al canibalismo en donde to-dos nos acabamos hasta la consumación de unos por otros, en forma virtual, claro.

Mundo virtual

58

Así como las estaciones del año cambian, lo estamos viendo ahorita en el invierno, el paisaje y las temperaturas cambian. Nosotros vamos cambiando externamente nuestro cuerpo, que va siendo impermanente, va evolucionando, nunca está igual.

Es una ley evidente, todo cambia y nosotros también. Si vivimos el pre-sente nos podemos dar cuenta cómo pasa, todo pasa, el tiempo también cambia, nada permaneces igual aunque nos empeñemos en verlo así.

El pasado, el ayer, ya no existe como tal, sólo el recuerdo y las experien- cias que dejaron huella y que podemos aprovechar para saber ahora qué nos hizo bien, si algo es bueno para nosotros o no, y esto nos hace conocernos mejor.

El futuro no lo sabemos, no podemos contar con él porque no existe. Nos podríamos equivocar al predecir o esperar algo que no podemos manejar. Sólo el presente, el hoy, el momento que estamos viviendo. Pero tenemos que darnos cuenta con todos nuestros sentidos, con todo nuestro ser interno, y estar alertas, no dormidos o anestesiados. Usar la intuición que todos tenemos, de-sarrollarla al máximo. Creer que adentro de nuestro ser está la fuerza, la verdad nuestra. Que la podemos sacar en forma de creatividad, innovar, atrevernos, ser osados y valientes, sentir la vida hasta sus últimas consecuencias, cambiar lo que ya no funciona, sacar la casta, la alegría, dejar morir lo que debe morir para que pueda renacer. Basta observar las estaciones del año. Vivir el tiempo que vivi-mos, sacar provecho de él.

La naturaleza es sabia, nos da lo que necesitamos, nos cambia. Aprovechemos esa inercia, metámosla al torrente sanguíneo, al corazón, a las venas y a nuestra mente, que es la rectora de nuestra vida. Como pensamos, así vivimos. Darle al presente su lugar preeminente.

Impermanencia

59

Lo que nosotros llamamos el Fin de Año o el Año Nuevo y la Navidad ya pasaron ¡que agigolón, qué locura, cuántas ilusiones! Algunas, muy pocas cumpl-idas, y otras sólo acabaron como las envolturas de los regalos en la basura. No todo lo que pensamos que pasaría sucedió. Los acercamientos se dieron, tam-bién en algunos casos pleitos, corajes y decepciones ¿y qué aprendimos? ¿qué vamos a cambiar para no cometer los mismos errores de creer y esperar lo que no es? ¿cuándo vamos a ser más sencillos, menos exigentes con nosotros y con los demás? ¿cuándo vamos a no aumentar y disminuir la realidad y estar conten-tos con lo que somos y lo que tenemos?

Este tiempo de Navidad y Año Nuevo, las “fiestas” pueden dejar una es-pecie de resaca, de dolor, de pesadez, de mal sabor de boca. O pensar en un cambio, en ver los errores de percepción, y en pensar en un año nuevo con todas sus significaciones. Con toda la resignificación que un año nuevo puede tener.

La fiesta y el dolor

60

61

La música es lenguaje que se comunica por sonidos y está escrita en signos. Escuchada y transmitida por el oído hacia el cerebro, que la decodifica y manda por todo el ser y hace vibrar sentimientos, o sea, se interioriza hasta llegar al espíritu. Se necesita un lenguaje, unas notas para escribir una compos-ición, y además saber un sinnúmero de formas y reglas utilizadas para componer, para tocar y para dirigirla. Por lo tanto, no es fácil interpretar o saber qué quería decir el autor y en qué estado de ánimo se encontraba cuando la compuso. Sin embargo, una de las personas nos dice y transmite algo si así permitimos. De lo contratio, el toque del espíritu a espíritu no se lleva a cabo y escuchamos “esta música no la entiendo” como si se tratara de algo intelectual “me he negado a escucharla y a conocerla” hasta que libremente, sin hacer esfuerzo llegue a nuestra sensibilidad, nos despierte emociones de todas clases: tristes, alegres, tremendas, tiernas.

Así los músicos de la actualidad por fuerza transmiten el mundo acele- rado, ruidoso, estridente, violento y al mismo tiempo lo que el excelso y maravi-lloso se contempla y vive, la verdad, la bondad y la belleza son atributos de la música y esto es lo que hace que vaya a nuestro mundo espiritual. Todo está en que la procuremos. Hay que vivir con ella, hacerla la parte más importante de nuestra vida, hay mucha, para todos los estados de ánimo, y para todas las oca-siones y gustos. Cuando estamos atormentados en el tráfico, una buena música nos ayuda a calmarnos. Es una medicina maravillosa. Un buen autor es amigo en cualquier momento que lo necesitemos. Ahí está para nosotros.

Los jóvenes buscan y se acompañan con la música que les gusta. Con las que se alegran, y en momentos que están más solos tienen necesidad de compañía y lo hacen con la música y sus palabras, que reflejan las emociones y sensaciones y los estados de ánimo que de otra manera no llegarían tan hondo.Se ven comprendidos por la música y por sus palabras. Los adultos parececiera que cambian la música por los negocios, por el deporte, los juegos de azar y so-bre todo por la televisión… otros pasatiempos. A los niños, sin embargo, desde que nacen podemos rodearlos de sonidos de música y hacerlos sensibles a ella. En las escuelas debe haber educación musical, y todo esto quizá, pueda hacer de los humanos seres sensibles, fuertes y no violentos.

Música

62

Violencia y realidad A menudo se escucha hablar de los narcos, que han tomado la ciudad, que tienen amenazados de muerte a todo el que salga de su casa, que viven o tienen arsenales a pocas casas de donde nosotros vivimos, que en la escuela de nuestros hijos hay hijos de narcos. Que en tal plantel educativo hubo balaceras, que mataron estudiantes en el Campus del Tec, decimos y no acabamos de hab-lar del real peligro en que estamos viviendo. Y además no vemos el fin de este problema. ¿Quiénes son esos seres infernales que han dispuesto del lugar en donde vivimos?, ¿qué hace a una persona convertirse en narco?, ¿qué persigue?, ¿qué busca? Pues hay muchísimos y variados motivos, pero el común denominador es la ambición de dinero y poder. Es la falacia de estar convencido que el que tiene dinero lo puede todo, hasta comprar su felicidad, ser el amo de bienes y conciencias. El poseedor de la tierra, la ambición desmedida, el ansia de com-prar, de tener aunque haya que robar y matar. Y quienes tienen esa ambición, pues por desgracia hay demasiadas personas involucradas hipócritamente que ayudan al narcotráfico en mil formas, encubriendo, lavando dinero, negociando, hay muchos intereses creados, es demasiada la gente que ayuda directa o indi-rectamente.

Me hago una pregunta ¿por qué no hemos legalizado algunas drogas? Sabemos que al menos sería un golpe al narcotráfico, pero hay demasiados inte- reses involucrados que no dejan que esto pase. Entonces sería bueno al referir-nos a los narcos, distinguir bien, desenmascarar a los que no aparecen, pero que en la realidad son narcos y que nos tienen en este estado ahora así, que con el Jesús en la boca.

Ser narco es ser satánico, ayudar, cooperar por abajo con ellos, involu-crarte en dinero del narcotráfico. Recibir limosnas, que está siendo pan de cada día y que nos ha llevado a estar en guerra. Unos están focalizados, otros pasan como fantasmas, pero todos tienen como común denominador la ambición.

63

Recuerdo haber oído a mi mamá decir “qué difícil es la vejez” yo era treinta y tres años menor, no comprendía lo que oía. Ahora yo estoy en sus za-patos. Hay muchas cosas que se me hacen difíciles, me siento a veces insegura. Hay momentos en los que pienso mucho para no arriesgarme, me da flojera salir cuando hace mucho frío, o mucho calor, temo caerme y lastimarme y así pienso que los muchos años limitan algo nuestros deseos y movimientos.

Pero en otro sentido estoy convencida que adentro de mí he acumulado una fuerza espiritual que mueve montañas. Ya no sólo el cuerpo, sino que a veces siento como si volara, en espíritu por supuesto. Esa fuerza es como una sabiduría que me hace ver las cosas más claras. Ver hacia lo profundo, resolver los proble-mas en forma distinta, no atorarme en la superficie, creer más en la humanidad, ser más confiada en que las personas que me rodean son buenas, y también tienen su parte débil y perversa.

Sí, la vejez es a veces dura y difícil, y el cuerpo va de picada, se va inca-pacitando, y hay que ejercitarlo, cuidarlo, darle a atención, estar en contacto con él, oírlo, entenderlo y hacer lo que nos pide y comunica. También prevenir en vez de lamentar, y no dejar que se enferme por descuido.

Nosotros poseemos una sabiduría para ser sanos. Pero no le hacemos caso, no escuchamos. Preferimos que el doctor nos de consejos y medicinas. El espíritu con la edad crece al contrario del cuerpo, como si el espíritu fuera des-tinado a no morir y a unirse a una conciencia universal que forma parte de algo excelso.

Creo en la energía psíquica, creo en la vida del espíritu que sostiene al cuerpo y le hace sobrepasar las dificultades. La naturaleza ayuda, el arte acom-paña, todo está en que nosotros seamos fieles a nosotros mismos.

Sintamos el privilegio de estar vivos, no importan los años. Los contamos en forma lineal, pero yo no, ya no. Mi vida es como en espiral, nunca vuelvo a pasar por el mismo punto. Tengo la edad que creo tener, mis retos siguen siendo grandes y difíciles, eso es vivir, pero si quiero, puedo llegar a lo máximo, que es la sabiduría. Ser sabio para vivir.

La vejez

64

65

¿Por qué ya no escucho las noticias, ni las leo en periódico o en la com-putadora?, ¿por qué no comienzo mi día enterándome de muertes violentas, de crímenes, de actos de corrupción, abusos, secuestros y de la violencia que se vive en mi ciudad?

¿Por qué no me quiero llenar de lo negativo y de las exageraciones, los amarillismos, el comercio que se hace del dolor y el sufrimiento humano?, ¿por qué cambio o apago la televisión o la computadora cuando algo está violentando mi ser, mi tranquilidad y mi paz?

¿Por qué busco programas donde se informa de una manera respetuosa, veraz, tomando en cuenta la dignidad del ser humano y sus derechos inaliena-bles?

¿Por qué elijo lo que creo que me da criterio para escoger y me permite adelantar en mi crecimiento?, ¿por qué sigo en el radio y la televisión y en la prensa escrita a personas que están avocadas a dar una información veraz, justa, abierta, valiente para que la verdad sea conocida? y ¿por qué al escuchar y ver algo busco que me haga bien, que me haga crecer, que me haga mejor persona?

¿Por qué mi libertad está en escoger y en determinar lo que quiero para ser mejor persona? Y está en mi mano y en mi dedo el poder cambiar de canal y de apagar y de no comprar la prensa amarillista.

¿Por qué México, mi país y por qué Nuevo León, mi estado está depen-diendo de mi decisión de cambiar internamente, de manifestar mi descontento, de apoyar lo bueno y valioso que hay y de ayudar a mejorar lo que está en mi mano y en mis capacidades para cambiar el estado de cosas que nos está estran-gulando a los que aquí vivimos?

No hay respuestas, solo más preguntas. Reflexionemos.

Evasión alienante

66

Comienzo haciendome una pregunta, si fuimos un gran país en otros tiempos ¿por qué no podemos volver a serlo? El tener curiosidad por descubrir de dónde vengo y qué me antecedió, me ha ayudado a saber cómo soy, y por qué soy así. Me he podido conocer más sacando conclusiones de cómo y quiénes fueron mis antecesores. Mis ances-tros. Por ejemplo, ¿por qué volví a Monterrey que fue fundado por Diego de Montemayor, mi doce veces abuelo? Y si él fue valiente, arriesgado y osado, y también ambicioso, algo de eso heredé.

También he aprendido que como ley de gravedad, lo que sube, cae. Y eso nos ha pasado a los mexicanos, que en algún tiempo fueron poderosos y grandes en sus logros. Esta misma tierra de donde nos alimentamos, esta región, esta luz, este sol y estas estrellas les llevaron a alcanzar la sabiduría, a llegar a lo espiritual, a adivinar, predecir, a lograr un desarrollo humano y también manifestaciones artísticas, a la abstracción y a la simbolización.

Somos de esta tierra, aquí nacimos, aquí vivimos y morimos, es intere- sante ver en qué estado de desorientación, de angustia, de miedo, de peligro estamos. ¿Cómo hemos llegado a imitar las costumbres, los vicios, las trampas del mercado de consumo? ¿Cómo nos han podido seducir y convencer con fala-cias? Podemos y quisiéramos sacar partido a nuestro Ser Mexicanos que tienen un pasado glorioso y que han podido llegar a la espiritualidad, a la verdad, a la belleza y a la bondad como bienes supremos.

¿Y qué hay que hacer sobre los demás valores? Es cierto, encuentro en mis antepasados errores, caídas, luchas, logros y decepciones, pero eso es lo humano.

Todos somos impermanentes, dinámicos y siempre en cambio. Sería provechoso pensar en nuestro México que fue grande, en su cultura, ¿y por qué no podemos volver a serlo si así nos lo proponemos cada uno de los mexicanos?Las palabras que escuché “que fuimos grandes en el pasado” ¿por qué no po-demos volver a serlo?

México dinámico

67

Deseamos convivir pacíficamente -ya la guerra nos cansó- tanto en las familias como en las naciones y en la vida particular, pero no sabemos cómo lo-grarlo. En España tras la dominación y la invasión de los árabes en el Al-Andalus, conviven moros, judíos y cristianos enriqueciéndose mutuamente. Eran amigos, vecinos y no había mayor problema de estar unos con otros. Me pregunto ¿sería posible de verdad ese paraíso?, ¿Podremos los mexicanos y los estadounidenses vivir en paz? Estoy por decir que en algún tiempo y en algún lugar se está dando este inter-cambio. Los habitantes están buscando lo mejor para sí mismos y para la comu-nidad, buscan vivir mejor. Cada quien trae su historia, sus experiencias y su forma de matar moscas, pero nadie quiere destruir ni acabar con lo que ya está. Si acaso solo mejorarlo, enriquecerlo. No revolucionan pero sí evolucionan. Se está dando respeto, apertura y bastante tolerancia. Existen los que han vivido desde siempre y desean conservar tradiciones, estilos de vidas, fiestas y costumbres tradicionales. Hay quienes llegaron hace tiempo, se han adaptado pero no han dejado de ser lo que son en esencia, sólo que más tranquilos, menos avorazados. Siguen llegando buscadores de paz y felicidad, es especialmente notable cómo se contagian del ambiente. Cómo se ponen a trabajar para educar, mejorar, para hacer mucho por los que no tienen para que alcancen un nivel más digno y hu-mano. Estoy hablando de varias nacionalidades de creencias distintas, de niveles sociales, de razas, de diferentes pieles y edades. Para mí que en el ambiente prevalece el arte, en todas sus manifestaciones, la estética, el orden dirigido, la libertad de creencias y respeto por el diferente.

Con mucha libertad se puede ser confiado, no temer, sólo ser precavido. Hay oportunidades para crecer y aprender en todos los campos y aspectos. Existe una inercia y movimiento cultural social que arrastra sin presión o coacción. Algo que tiene este lugar es que es una ciudad pequeña, nos da ejemplo de cómo era el Al-Andalus de los siglos pasados. Y esta ciudad está en su mejor momento para dar un ejemplo al mundo.

Este lugar es San Miguel de Allende, Guanajuato, edificado en subsuelo de cuarzo –eso dicen- cuna de nuestra Independencia y de múltiples héroes que dieron su vida por la libertad. Y que en nuestro convulsionado y confundido mun-do es un lugar de magia y encuentro.

Convivencia pacífica

68

69

Se ha dicho que la infancia es un periodo muy importante para que se formen nuestros rasgos de personalidad, Freud apunta: “Infancia es Destino”. Se inician los miedos, la angustia ante determinados estímulos y también la confi-anza básica.

Poder tener una certeza de que el otro puede entendernos, responder ante las necesidades que en la vida se van presentando, la confianza, la primera fuerza que adquirimos para seguir evolucionando y creciendo internamente.

El bebé depende totalmente de su madre o sustituto, solo no puede sub-sistir, sin otro se muere: si ese otro no lo cuida, no lo alimenta, no lo cambia. Y más allá de eso: si no lo entiende, si no entiende qué quiere, si no sólo acaricia, su crecimiento es deficiente, no se desarrolla normalmente, no madura.

Pero si se dan las condiciones, hay un camino abierto hacia la otra afir-mación, que es “yo quiero” “yo puedo” y esto después traerá la iniciativa “Yo soy”, “yo voy a hacer eso”, “yo voy a determinar esto”. Esto lo lleva a ser una persona laboriosa, trabajadora, que se responsabiliza, que se compromete y se entrega. Entonces está preparada para llegar a tener una identidad, saber quién es, qué quiere, cómo lo puede lograr y hasta dónde puede no hacerse daño a sí mismo, ni a los demás. Este logro es signo de madurez, que lleva a poder ser fiel a uno mismo y a los demás, para ya en el próximo periodo o etapa desprenderse, dar, ser gen-erativo. Pasar las experiencias, verlas más claras, transmitirlas, lo que ha logrado de serenidad, de amor, lo que podemos llamar sabiduría, sabiduría de vida que es la que mayor paz, tranquilidad y la felicidad que esto nos da. Parececiera como si esta teoría fuera una utopía, pero es tan real, que si queremos vamos viviendo esas etapas que son verdaderos logros, esa fuerza interior que sentimos y logra-mos.

Si es cierto que infancia es destino, un humano nos da el “imprinting”, el sello, deja la huella de cómo poder desarrollarnos, deja la capacidad de amor. Seremos cada uno de nosotros quienes trabajemos nuestras dependencias, y lo-gremos ser creativos, innovadores, responsables de nosotros, de nuestros con-géneres y del mundo y el universo que nos rodea. Les invito a investigar sobre la teoría de Erik Erikson Ocho Etapas Evolutivas.

¿Infancia es destino?

70

¡Que importante es en la vida saber para qué somos buenos, qué nos gusta y este es un conocimiento de nosotros mismos para buscar la felicidad genuina, que es como un chispazo que cambia dejando una sensación de paz y bienestar.

Qué gratificante es pasar la vida haciendo lo que te gusta, hacer lo que te gratifica internamente, lo que te hace sentir a gusto, lo que te da la sensación de que vales y ver los resultados. A medida que vas experimentando diferentes estados, sensaciones, deseos, sabes qué es lo mejor para ti, esto si tomas la vida con profundidad.

Si te das cuenta que es importante capitalizar lo aprendido de ti mismo, que todo va cambiando, que todo es impermanente y que está en ti sacar una lección de superar una etapa en donde te encuentras, para preparar la que sigue.

Claro que tienes que lograrlo, es un conocimiento que implica esfuerzo, se va pagando un precio, el de aprender con esfuerzo, de superar las cosas que se te presentan, que tú lo decides. Y que automáticamente se va a convertir en logro, en un sentir, estar contenta contigo, con tu cuerpo, con tu mente y con tu espíritu.

Es una corriente interna siempre cambiante, desaparece, se transforma, trae nuevos logros y así vamos adquiriendo destrezas para vivir más conectados por dentro. Hay veces que nos engañamos, cuando no hay contacto verdadero con el ser que somos. Cuando vivimos alienados, tentaleando como ciegos, sin dar en el blanco, podemos pasar así la vida entera. Y esto por supuesto, produce vacío, un vacío de falta de contacto, de anestesia psíquica, y por la vida vamos como fantasmas.

Es un camino de la existencia nuestra, y es una oportunidad de conocer-nos mejor, por el exterior al interior. Y viceversa. Saber para qué somos buenos, hacerlo y con ello lograr un sentimiento de bienestar para después transmitirlo a los demás y lograr un mundo mejor.

Existir y caminar al interior

71

Arte que comunica al interior

Sabemos que existe arte en lo que nos rodea. La palabra la usamos como meta a alcanzar: decimos también el arte de vivir, es decir, que la misma vida se puede convertir en arte, cuando hay unión de cuerpo, mente y espíritu. Creando, utilizando herramientas para lograr que el vivir de frutos. Se manifieste, se contacte en forma consciente e inconsciente con la naturaleza, con los seres humanos, con los animales, con las plantas, y trabajando en favor del cosmos del planeta, y de nuestro microcosmos. Hay ciertos requisitos o condiciones para que la vida resulte una obra de arte.

Hablando en sentido figurado, en lo individual, tener conciencia es saber para qué vivimos, dar sentido al existir, otra es, qué queremos hacer de acuerdo a lo que somos y podemos capitalizar y aprovechar de las experiencias, valorar lo que somos, lo que queremos, y que las metas y lo que hacemos sean congru-entes.

Hay quien cree que la verdadera obra de arte se logra con la muerte, y es válido, otros piensan, que en la vida nunca vamos a lograr la perfección ya que todo está en continuo cambio y evoluciona. Cuando estamos, ya no estamos, pasamos a algo diferente.

El arte más que para entenderlo, es para sentirlo, pasarlo de lo externo a lo interno, para simbolizar, lo concreto se eleva a lo abstracto y hay una cor-respondencia adentro afuera, pero en forma simbólica, que es propia del ser humano. El arte de vivir es estar, ver, tocar, sentir, transformar, jugar, sentirse in-merso, viviendo cada minuto y segundo de la existencia en el momento pre-sente. Sentirse uno mismo.

72

Aceptación Cuando estamos con alguien más o en grupos surgen difer-encias de opinión y distintos puntos de vista. Frente a las opiniones opuestas tenemos dos caminos, resistirlos o abrazarlos. Si los resistimos provocaremos un conflicto entre el yo y el otro, y si los aceptamos los podemos integrar como agentes dinámicos y originaremos una transformación alquímica en el interior del yo.

En todos mis juicios sobre ti, hay un juicio sobre mí mismo, si pienso que tengo yo la verdad y tú no, crearé una separación, un sufrimiento que se instala en mi vida. Y lo mismo sucede si te doy la verdad pero yo no la poseo. En la reali-dad, los dos tenemos una parte de verdad y una parte de ilusión.

Si acepto tu experiencia como cierta, también veo desde dónde estoy yo, tus percepciones y las mías son válidas desde donde las vemos. Si podemos esta-blecer primero la igualdad, los dos tenemos validez entonces el conflicto, la com-petencia, la rivalidad, no permanecerán entre nosotros. No necesito sentirme igual, no necesito cambiarme, ni vivir según tus premisas, ni querer cambiarte a mi criterio. Para amarte debo aceptarte tal como eres y esto es tan profundo como aceptarme a mí misma tal como soy.

Esto lleva años de esfuerzo, de introspección, silencio, experiencias dolo-rosas para aprender, y en deseo caminar en la vida hacia la aceptación de tí y del género humano. Lo principal es permitir respetar lo que sientes, lo que piensas, aún cuando no me guste o no esté de acuerdo. Cada quien debe aprender de su propio dolor. No responsabilizarse del dolor ajeno, de las experiencias ajenas, de los pensamientos y sentimientos. Yo me responsabilizo de lo mío y tú de lo tuyo. Nos respetamos.

El acuerdo nunca es la única opción, sino respetar nuestras experiencias, sentir que el otro nos acepta tal como somos. Esto nos motiva a adoptarnos el uno al otro a no imponernos ni dejar que se nos impongan. Aceptar nuestras diferencias es honrar a la humanidad y bendecir mutuamente la experiencia que compartimos. Cuando se aceptan las partes, el todo empieza a tomar forma y re-sulta más fácil comprender y apreciar el significado de las partes. Un mundo que pretende conseguir un acuerdo encontrará conflicto y sectarismo. Un mundo que proporciona un espacio seguro a la diversidad encontrará la unidad esencial.

73

74

Comenzaremos por considerar cómo sentirnos bien con nosotros mis-mos, el doctor Jorge Carvajal dice “en la soledad, el silencio, estar con uno mismo cada día”, es maravilloso pasar minutos con nosotros, este es el comienzo de la meditación, es tender una puerta hacia la verdadera salud, es acceder al altar interior, al ser de adentro.

Se recomienda poner el despertador veinte minutos antes de levantarse, para no robarle el tiempo a las ocupaciones, si dedicas no el tiempo que te sobra, sino los primeros minutos de la mañana, cuando estás fresco, descansado, sin preocupaciones. Ese tiempo o pausa te va a recargar porque en esta pausa habita el potencial del alma.

¿Cómo podemos vivir y sobrepasar la angustia? La angustia se vence o domina cuando entras a tu interior, cuando te aceptas como eres y te reconcilias contigo mismo. Cuando no somos lo que queremos ser, se produce angustia.

Vivimos a veces en el “debo ser”, “debería ser”, y no somos. Y esto pro-duce estrés, que es el mal de la época en que estamos viviendo, ¿y qué produce estrés? la competitividad, el querer ser perfecto, o mejor que los demás: imitar, ser algo único y mejor.

Si quieres ser único, sé tú mismo, no copies. Se original, auténtico, no seas fotocopia de nadie. El estrés perjudica el sistema inmunológico. Cuando el estrés te permite estar alerta, despierto en las crisis y aprovecharlas como una oportunidad para emerger a un nuevo nivel de conciencia, entonces podemos decir que el estrés es una ayuda, es un detonante para crecer en todos sentidos. Hay que dosificarlo y estar consciente, hasta dónde y qué tanto.

Diferentes conceptos de enfermedad

75

Estábamos hablando sobre la salud: mental, física y espiritual. Ahora vamos a hablar de ser y no aparentar, ser en vez de tener. Darle un tiempo de cada día a nuestro cuerpo, ejercitarlo, dedicarle lo que éste te pide en favor de tu salud. Darle tiempo a la mente, aprender algo de provecho para ti mismo. Al espíritu contactarlo y entrar adentro, estar con nosotros mismos, y sacar nuestra verdad y nuestra esencia, conocernos cada día.

Tenemos que aceptar la enfermedad porque somos humanos. El fracaso y el éxito son dos maestros, cuando eres aprendiz debes aceptar la lección de la enfermedad, e incorporarla en tu vida. La enfermedad es causa de que cada vez más personas sufran de ansiedad.

La ansiedad es un sentimiento de vacío, que a veces se convierte en un hueco en el estómago, una sensación de falta de aire. Es un vacío existencial que viene cuando buscamos con insistencia en los acontecimientos externos, cuando necesitamos múltiples apoyos que son muletas, apoyos externos, cuando no in-sistimos y persistimos en la búsqueda interior.

El no aceptar la soledad, el no convertirnos en nuestra propia compañía, da por resultado el vacío que tendemos o buscamos llenar con cosas, con pose- siones que no nos dejan más que un vacío que va en aumento.

Cuando aceptamos nuestras emociones positivas y negativas, cuando conociéndolas las transformamos y las hacemos fluir para que no se estanquen y podamos transformarlas, canalizarlas para que lleguen de nuestro corazón a la cabeza.

Lo que existe es amor, pero éste toma forma de temor, y es destructivo. El amor que por miedo se aferra, se apega, sobreprotege a otros, amor tóxico, destructivo, o bien, un amor creador desprendido, libre, que produce salud, bienestar en unos momentos y en otros, lucha, fuerza y logro.

Ser y no aparentar

76

En el conocimiento y la cultura no solo hay esfuerzo, sino también pla- cer. Con el conocimiento y con la cultura sucede que puede llegarse al éxtasis. Dónde investigar, estudiar y aprender ya no es un esfuerzo, sino es puro gozo.

¡Qué bueno que estos manjares estuvieran a disposición de mucha gente!, ¡Qué bueno sería si en la canasta de la calidad de vida que El Uruguay puede ofrecer a su gente, hubiera una buena cantidad de consumos intelectu-ales! No porque sea elegante, sino porque es placentero, porque se disfruta con la misma intensidad con la que se puede disfrutar un plato de tallarines. No hay una lista obligatoria de las cosas que nos hacen felices. Algunos pueden pensar que el mundo ideal es un lugar repleto de shopping centers, En ese mundo la gente es feliz porque todos pueden salir llenos de bolsas de ropa nueva, y de cajas de electrodomésticos. No tengo nada contra esa visión pero no es la única posible, también podemos pensar en un país donde la gente elije arreglar cosas en lugar de tirarlas, elije un auto chico en lugar de un auto grande, elije abrigarse en lugar de subir la calefacción. Despilfarrar no es lo que hacen en las sociedades maduras.

Vayamos a Holanda, se ven las ciudades repletas de bicicletas, ahí se van a dar cuenta de que el consumismo no es la elección de la verdadera aristocracia de la humanidad. Es la elección de los que prefieren las novedades y son frívolos.

Los holandeses andan en bicicleta, las usan para ir al trabajo, pero tam-bién para ir a los conciertos, a los parques. Porque han llegado a un nivel en el que su felicidad cotidiana se alienta tanto de consumos materiales como intelec-tuales. Hasta aquí José Mujica Presidente del Uruguay.

Palabras de José Mujica, presidente del Uruguay

77

78

Momentos Cada vez me convenzo más que no es el lugar, ni es el día, ni la hora, ni lo que me rodea, sino que es lo que traigo adentro, lo que soy, y llevo conmigo a donde voy lo que le da tono a mi vida. Antes el afuera me influía en forma au-mentada o disminuida. Por ejemplo el domingo era mejor que el lunes. Porque yo esperaba ese día cosas mejores, más novedosas, me hacía ilusiones, expecta-tivas, que a veces se cumplían y otras no tanto. Y dependía mucho de eso.

También ha habido unas horas en las que sentía más influida por el am-biente, por ejemplo el atardecer, cuando se acaba la luz, el sol se va, me hacían sentir más la necesidad de buscar con quién empezar a pasar la oscuridad. Res- pecto a las horas, las semanas, y a los años, pasaban a veces lentos y otras a prisa. Eran fáciles o difíciles. Pienso que hubo un cambio en la percepción de este tiempo y del espacio.

Creo que ha de influir que ahora, día y noche estoy conectada conmigo misma, me llevo a donde voy, me siento acompañada por mí misma y así me comunico y estoy más en contacto con todo lo que me rodea. No hay demasiada distancia, ni demasiada cercanía, las cosas y las personas están a distancia más conveniente y manejables.

Al estar en un lugar, que antes era el paraíso, lo nunca visto y que me producía un placer exagerado, esto me sacaba de mí. Sí, era placer aumentado. Las cosas que me daban problemas, por lo contrario, disminuían mi ser, mi au-toestima y eran determinantes en el estado de ánimo por tiempo prolongado. Lo que ahora es como entrar y salir de una ola que me sumerge pero me vuelve a sacar con su mismo impulso.

El estar en contacto con mi interno, el llevarme como compañía insepa-rable, el no perderme tan seguido, ha cambiado mi percepción.

Ahora hay belleza, más tranquila, más serena, más vivible, más fácil de sentir y transmitir. Más natural.

79

Pasa el invierno que deja huellas que se ven y que se sienten, arrasa con mucho de lo estuvimos viendo crecer durante más de veinte años. El frío ha quemado hasta dejar hojas y tallos que son ahora agua, fetidez y mal olor. Lo erguido se cayó, lo que significaba crecer y multiplicarse se paró, esta muerto. Todo lo tropical no resistió la helada, pero lo natural de la región sufrió bastante en su follaje y tiene señales de que con el tiempo retoñará. Los grandes árboles con sus troncos están de pie, siguen vivos.

Qué lección para nosotros que podemos hacer un símil y aprender. Hay circunstancias en el camino que no son muy atractivas y bellas, no son durables, no son definitivas. Porque esa belleza se funda en su debilidad y viene algo fuerte y se las lleva de encuentro, no resisten. Hay otros acontecimientos, otras cosas con las que nos topamos y a las que estamos apegados, que son más resistentes pero que se debilitan en apariencia y vuelven a brotar.

Y por último hay ideas, sueños, deseos por los que podemos valorarnos más y que seguirán en pie, aunque sufriendo reformas y cambios.

Parte de la vida se nos va en preocuparnos por lo superficial, bello pero frágil, del que no nos hace ser personas. Otra parte cambia, siempre, pero algo permanece. Lo que es inherente a ti, lo que te lleva por la vida creciendo y ma-durando, pero eso sí, con esfuerzo, con verdad y valentía.

Y por último ¡qué maravilloso sería lograr darle valor y cumplir con tus metas escogidas por ti! con el compromiso de cuidarte, valorarte, comprome-terte y estar dispuesto a cumplir para lo que fuiste hecho. Eres único e irrepeti-ble.

Y desde el punto de vista práctico ¿qué se puede hacer con el jardín? Hay varias opciones, dejarlo a su suerte, reformarlo siguiendo las enseñanzas recibidas, cambiarlo, empezar desde cero ó esperar a que brote, quitar lo seco y formar un jardín nuevo, renacido.

Está en nosotros la decisión, la moneda está echada, está en el aire, de nosotros depende ese jardín y también lo que escogemos para el jardín secreto interior y personal destino.

Invierno

80

Como que en estos momentos de violencia, de confusión, de miedo, de desánimo y con los cambios atmosféricos, hace falta encontrar adentro de nosotros algo que sea luz, que nos calme, que nos oriente y nos haga seguir ade lante construyéndonos y creciendo ¿y por qué no haciéndonos una vida mejor que la que teníamos?

Ante la violencia algo que ayuda es la no violencia, en actos y en la comu-nicación con nosotros y con el otro. Hemos sido educados y hemos aprendido lo que nos han comunicado que está plagado de violencia, de segregación. Deci-mos “esto vale, esto no”, “esto es bueno, esto es malo”, “esto es egoísta”, “esto es correcto y esto es incorrecto”.

Al que juzgo con mi juicio lo condeno en lo moral y lo anulo, lo separo, lo hago un objeto que merece castigo o en su defecto premio. Así es la sociedad en que vivimos, así se maneja. Yo pongo en duda que sea de naturaleza o de esen-cia, y que este determinante sea decisivo para comportarnos.

Hay mucho aprendido, hay mitos. Si eres bueno mereces premio, si eres malo, castigo; esto nos hace jueces implacables, injustos, y a vec-es descontamos, apartamos y escindimos. Pero podemos desaprender la forma violenta, creo que es la no violencia que implica una forma posi-tiva, amorosa y compasiva de vernos a nosotros mismos y a los demás.

La comunicación no violenta es una integración de pensamiento y de len-guaje, es una comunicación con nuestra propia naturaleza, con lo que nos gusta, lo que nos da alegría y que nos hace ser mejores, entonces, debemos intentar expresarnos con un lenguaje de vida.

No es fácil cambiar los patrones recibidos en la niñez, en una sociedad que así lo determina. Pero creo que es momento de decidirnos a hacer cambios, a no lamentarnos, a echarle la culpa de todo a los otros, es momento de volver-nos descubridores de la luz y de la vida de nosotros y de los demás. Se gana más con miel que con hiel.

De la adversidad

81

82

¡Qué importante que es razonar sobre la violencia que nos amenaza del amanecer al anochecer! y encontrar un antídoto. La mayoría pensamos que la solución es la educación. Pero educar es conducir, y entonces nos preguntamos ¿a quién? ¿a qué? ¿cómo? ¿enseñar cómo, quién enseña? Pues a mí lo primero que se me ocurre es a los niños, desde el preescolar.

Entonces la familia y la escuela son las instituciones idóneas para educar en concordancia y colaboración, para lograr hacer personas responsables de sí mismas y del mundo que les rodea.

Se requiere ver qué es lo que pide el momento en que estamos viviendo, con los las exigencias de un mundo globalizado, con medios de comunicación diferentes. No es la escuela sólo para enseñar como actualmente se piensa, sino, es hacer responsables a las personas del uso del conocimiento y de su capaci-dad de reflexión. La información la podemos tener ahora mediante los medios electrónicos, todo está ahí. Pero esa información se tiene que organizar, graduar, sistematizar y valorar para que funcione en bien de la vida aún cuando es respon-sabilidad personal la forma en la que la usamos.

La escuela de acuerdo con la familia y la comunidad debe enseñar éti-ca, prohibiciones, y alentar a la aportación creativa para organizar y proteger el medio ambiente. También la escuela debe dar un criterio para racionalizar, para comprender y manejar todo a nuestro bien. Dar al niño y al adolecente la capaci-dad de reflexionar ante la sociedad de consumo en la que vive.

Las crisis nos hacen pensar en cómo podemos cambiar lo que nos está destru- yendo. En el siglo XXI la escuela ya no es la dueña total del espacio y del tiempo, porque el Internet ya no tiene barreras, es precisamente la escuela la que debe de controlar los medios globalizados. Porque debemos aprender desde la infancia, el uso de la responsabilidad en la computadora y en el teléfono celu-lar que tanto tiempo nos ocupa.

La escuela será el espacio encargado de encaminar a la reflexión y la responsabilidad de cómo aprender, cómo seleccionar la información valiosa no la contradictoria y también la pluralidad a la que nos llevará a la selección. Necesi-tamos una escuela que no sólo informe, sino que nos haga reflexionar con crite-rio propio que conlleve un compromiso de vida.

La escuela y la violencia

83

En alguna ocasión habíamos conversado sobre la lectura. Leer para mí es como comer, es nutrirme. En una lectura escogida y deseada por mí, en-cuentro palabras, frases que me dicen mucho, que me enseñan y enriquecen como este párrafo de Ivan Klima quien dice: “el amor debe ser comparado con la creación de una obra de arte. Que el amor también exige imaginación, to-tal concentración y la combinación de todos los aspectos de la personalidad humana, que son abnegación por parte del artista y absoluta libertad. Pero por sobre todo, con la creación artística, el amor exige acción. Vale decir, ac-tividades y comportamientos y no rutina. Así como atención permanente a la naturaleza intrínseca del compañero, un esfuerzo por comprender su in-dividualidad y respeto por él. Y finalmente tolerancia, se necesita toleran-cia, conciencia de que uno no debe imponer su propia visión o ideales al compañero o compañera. No interponerse en el camino de su felicidad.”

Qué difícil llevar a la práctica este camino hacia la felicidad propia y de la de otros. Porque vivimos en una sociedad consumista en donde nos hemos abandonado en manos del destino o de la suerte, como si se tratara más de una lotería. Yo te regalo esto material para demostrarte mi cariño. Entonces, no es un acto de creación hecho con dedicación y esfuerzo.

El amor no es como un objeto de consumo que acaba en la basura. Si quer-emos hacer de la vida una obra de arte, es preciso crear, imaginar, trazar, cuidar, estar concentrados y hacer nuestro acometido en plena libertad, sin tantas atadu-ras. Es soltarnos a emprender una aventura y admitir el precio que debemos pagar, no podemos quedarnos pasivos. Debemos salir de la rutina, tomar en cuenta las necesidades del otro, del compañero o compañera que es diferente a nosotros, con distintas necesidades, en esta interacción siempre seremos dos entes, que busca-mos lo mismo, en diferente estilo y forma, esto mismo que nos une es la búsque-da de la felicidad, como apunta Zygmunt Bauman en su libro “Vida de Consumo”. Echémosle ganas, mucho esfuerzo y creatividad.

Palabra escrita

84

El arca Una de las formas de disfrutar el tiempo de ocio creativamente, es viendo cine de arte. En el siempre hay mensajes que nos alimentan y propor-cionan conocimiento del mundo y de nosotros mismos. El cine es considerado como el séptimo arte, es una fuente de vida y de placer por lo que representa. Es una historia contada en tal forma que te convence y te puede ayudar a pasar el tiempo aprendiendo y disfrutando de sus aportes. Un grupo de personas que nos reunimos para ver cine de arte es-cogimos la película El Arca Rusa del director y poeta Aleksandr Sokurov. Es muy original en su planteamiento, nos invita a convertirnos en fantas-mas para poder penetrar los espacios y los muros; para a veces aparecer y otras no, según se necesite. El recorrido es en San Petersburgo, en el Her-mitage, el teatro Mariinsky, y finaliza en el Palacio de Catalina II La Grande.

Lo maravilloso es abordar los tesoros que en esos lugares viven, pero de una forma nueva, renacida. Es recorrer la historia y retrotraerla o sea, traer el pasado al presente y vivirlo nosotros. Es penetrar el retrato y tener contacto con el personaje, apreciar con un profundo contacto de vida, lo pasado y lo ya muerto. Es revivir la música poder oler los solventes del óleo, tocar las formas como las toca un ciego y contar los pasos que faltan para llegar. En el grupo de cine, éramos seis fantasmas inquisidores, curiosos, inci-sivos, tremendamente interesados en saber todo, ver todo, leer todo, y oír todo. El director como lo dije, es un poeta, su mundo está más allá del nuestro, está en otra dimensión, en la abstracción desde ahí nos invita a ver la vida, a abordarla en forma de espíritu, o de fantasma, o de magia. Este juego es posible, además apetecible, penetrar en la vida, entrarle con ganas de saber, entrarle y desapa-recernos a veces con la fantasía. Atravesar lo material, los muros, para entender-nos más, conocer lo que adentro tenemos, y conocer a fondo a los que hemos tenido la suerte de conocer y tratar.

Yo pienso, no necesitamos ir a Rusia, que esto sería maravilloso, desde luego, podemos aquí, ahora, atender la invitación de Sokurov de convertirnos en fantasmas, de penetrar y abarcar los tiempos, los espacios, las historias, las geo- grafías y así vivir intensamente el momento presente haciendo de nuestra vida un poema, un arte.

85

86

Qué casualidad pero nos sentimos bien con los actos que contribuyen a hacernos nacer, ser y sentir bien a los demás. Al estar conectados con nuestro es-píritu y con el del otro, no se da la violencia, que es una desconexión de nuestro interior. La violencia es actuar impulsivamente, sin pensar, sin razonar.

Escogemos el mundo que queremos vivir, pero, si nos alienamos en el afuera, nos desconectamos del espíritu. No nos desconectare-mos por nuestra naturaleza que tiende a la unión, sino por la educación recibida: tolerar, disfrutar de la violencia, desconectar nuestra parte compasiva. Mitos como este nos enseñan que somos malos, egoístas, que todo es lucha entre el bien y el mal. La idea de un Dios vengativo, castigador, opresor, dominador, ha convertido a los miembros de la sociedad en objetos, con juicios morales: bueno, malo, correcto, incorrecto, y su consecuencia: “y este merece castigo” o “este merece premio”.

La comunicación no violenta es una integración de pensamiento y len-guaje, en comunicación con nuestra propia naturaleza, con lo que es divertido, no es pesado, y los resultados de la comunicación con la no violencia no son inmediatos, porque pasan por un proceso.

Tenemos que aprender cómo conectarnos y expresar un lenguaje de vida, aprender a entender el mensaje del otro, hay dos preguntas que podemos contestar “¿qué tenemos de vida o vivo en nosotros?”, “¿qué podemos hacer para tener una vida más hermosa y maravillosa?”.

¿Qué hacemos para estar en contacto con la vida, con las necesidades que te-nemos y que sentimos? Si estamos acostumbrados a ver la vida en todos, vamos a dejar de apegarnos a lo que digan los otros. Tenemos vocabulario para nombrar nuestros sentimientos para describir lo que hay de vida en nosotros. No analizar, sino ser genuinos, espontáneos en la expresión de nuestros sentimientos reales.

Lo que hay de vida en mí es estar viva y así, puedo practicar el amor y la comunicación no violenta.

Dar amor

87

Por azar del destino me topé con un fascículo del Dr. Marshall Rosen-berg, que habla de la comunicación no violeta, que creo interesa en este mo-mento que vivimos. Esta comunicación está basada en la espiritualidad que cada persona tiene como elemento constitutivo de su ser.

Habla de que el amor no es sólo lo que sientes. No es un sentimiento, sino lo que practicas y manifiestas, lo que intentas con lo que sientes y entregas; lo que haces de ti mismo hacia el otro, es una entrega honesta de la vida misma y de lo que hay en ti en este momento.

Marshal nos ilumuna con un ejemplo muy interesante: cuando en el saludo preguntamos ¿cómo estás? puedes contestarme “estoy bien” pensando en la salud del cuerpo, pero al decir “estoy bien” puedes pensar en tu espíritu, en tu luminosidad, y en la luz que el que saluda tiene y en la vida, en la energía luminosa que los dos tenemos, y contactarnos a ese nivel.

Qué maravilla que en este saludo penetremos el ser al decir ¿qué hay de vivo en ti y en mí? si recibimos y damos el don del otro y el nuestro estamos practicando el amor. No juzgamos, no condenamos, sí nos podemos meter en el interior del otro, meterme en sus zapatos se llama empatía, y podríamos empe-zar por la comunicación no violenta en concepto, en idea, en palabra.

Comunicación no violenta

88

89

¿En qué momento el pensamiento mágico tomó posesión de nuestro vivir, de nuestro hacer y nuestro sentir?, ¿en qué momento empezamos a poner el piloto automático?, y cómodamente esperamos que todo venga, se haga y se produzca porque así lo deseamos, o porque alguien decida por nosotros.

La experiencia nos demuestra que no es por deseo o por magia que la vida trascurre, que hay diferentes estadios o etapas, y que somos nosotros quienes decidimos y tomamos las opciones de cómo queremos ser, que somos los gestores y dueños de nuestra vida, e incluso de nuestra propia muerte.

Hay una gran diferencia entre lo que nosotros imaginamos, en lo que deseamos y en lo que soñamos despiertos. Porque miles de factores intervienen, pero es cierto también que aunque nos cueste trabajo, dolor, esfuerzo, podemos lograr, si así lo queremos, algo bueno para poder seguir adelante.

En esta época en que vivimos hay mucha decidia y desinterés, tendemos a lo más fácil y cómodo por un individualismo exacerbado, por tener un yo in-flado, engrandecido y por supuesto, por tener una voluntad bastante aminorada.

Pensamos que la capacidad de sacar la vida adelante depende más del afuera que del propio ser interno, que te dice y grita “¿qué es lo bueno para ti para realizarte como ser humano?” todo lo externo nos seduce, el consumismo nos atosiga, “compro, luego existo”. Y así no podemos llegar muy lejos, viene el vacío que no podemos llenar con más cosas, viene la depresión que es coraje a la vida y a ti mismo.

Si no eres tú quien decide y elige, el que trabaja, al que le cuesta ganarse el respeto, la justicia y la tranquilidad de conciencia por hacer lo mismo para los demás, entonces buscarás un culpable, alguien que sea el quien decide y hace las cosas por ti.

Todo en la vida es impermanente, todo evoluciona, cambia, aparece y desapa-rece, pero que esto no me tome desprevenido, dormido, anestesiado. Seamos todos conscientes de que somos factores impermanentes del universo, pero muy importantes, sin nosotros, sin nuestra participación no se puede, hacemos falta para Nuevo León, para México y para el mundo.

Participación ciudadana

90

De lo que escuchamos más en nuestras relaciones con los otros seres, es esto “estoy cansada o cansado” y es de esperarse. Hay un bombardeo, un alud de estímulos, actividades, deseos, expectativas, metas y exigencias. Hay una competitividad, ser el mejor, tener más, figurar, estar dentro, ser muy solicitado o solicitada, estar en el punta de la tecnología que va a pasos jamás alcanzables. Su objetivo es crear necesidades, exprimir hasta lo imposible. Ya no es un celu-lar, son varios. La mente en espera y el deseo de comunicarse virtualmente, con alguien ¡qué importa! Y de extrañar y echar de menos las llamadas. El automóvil particular, uno por persona, nos quita tiempo y energía, las calles nunca van a poder contener los autos en circulación.

Esto influye y conlleva a un gasto de energía, si quieres algo quieres tener algo nuevo, algo que ahora no tienes, esto es competencia feroz, y además te provoca ir a más partes, participar en más eventos, inventar más viajes. Las com-pras de pánico, aunque no lo necesites y no lo quieras. Sólo por inercia, para amontonar más cosas, para tirar si hay buena suerte; si no, para acumular y hacer tu vida más pesada. Y asistes a eventos, por compromiso, porque tengo que ir, porque me conviene. Esto te vacía, no quedas bien contigo, que es lo principal. Y si, pongamos por caso, me siento a ver la televisión, tengo que aguantar las cosas que no me descansan, veo lo que me dan. Para pasar el rato, me apuro, me rio, lloro aunque no quiera. Y así, en automático, voy pasando la vida, voy evadi-endo, sólo corriendo y llegando tarde a donde no quiero llegar. Entonces, esto me produce cansancio… ¿cómo no he de estar así? si yo no participo, no decido, no pongo un hasta aquí o un límite.

Claro que estás cansado o cansada, tú te dejas llevar, tú te lo buscas, no tienes voluntad de parar, porque se ha hecho en ti una segunda naturaleza: te hace falta el picante, la droguita mental, el speed que te está llevando de encuen-tro.

Te estás enfermando de la mente, que en este momento es como una brújula descompuesta que no apunta a ningún punto cardinal y el cuerpo resp-inga, se enferma y esto demuestra las fallas en sus órganos vitales, de que sí estás cansado, que ya no puedes más, estás a punto de estallar. Y si estalla por dentro, la persona tiene que evadirse, tiene que buscar afuera, engañarse al no ver y aceptar que es por no hacerse cargo de su cuerpo, de su mente, de su descanso, de su sueño y de su vida.

Cansancio y espera

91

Me pregunto si lo que hablo en el radio tiene validez ¿y para quién? Si es válido hacerlo, ¿qué fin tiene y qué fin tendrá? Y me contesto, su validez, y la razón de seguir está dada por mí misma. Y en este preciso momento que la vida me pone en charola de plata esta oportunidad, esta aventura de hacer algo que me gusta, que se me da, que puedo, lo que menos tengo en cuenta es el futuro.

Los resultados y lo que pueda darse en el tiempo, en el porvenir, no me interesa tanto como en el ahora, que es lo que cuenta, es como la metáfora del pescador, que echa su red sin saber qué sucederá. Además de pensar y sentir, hay que ponerlo en palabras. Hay que contactarse con el espíritu interior. Capi-talizar experiencias, ser honrada conmigo misma, no utilizar la conveniencia, ni lo más fácil. Todo esto ya es ganancia, es aventura que te mueve y te lleva lejos.

Los momentos de duda y de incertidumbre son parte del camino, y sí los tengo. El creer en ti misma, el darte ánimo para transcribir lo que piensas y sientes es actuar, es contacto y llegará a ser amor. Nos hace mucho bien conver-sar y saber cómo piensan y sienten los otros. Respetar, ser tolerante, ampliar el mundo de la comunicación, llegar a la conclusión que aunque cada quien tiene su propia y personal forma de ver la vida, hay, si así lo queremos, riqueza y crec-imiento en la conversación.

Los radioescuchas son como fantasmas, no los conozco, ni los veo, pero tampoco me los trato de imaginar, sin embargo, son humanos, también quieren saber, crecer, son dignos de mi respeto y admiración.

¡Qué atrevimiento y valentía, qué fuerza interior es la comunicación! Las palabras, los conceptos, los valores pueden hacer la diferencia de vivir o no vivir. De comprometerte o sólo vegetar. De dejar algo de ti antes de morir. Si haz abier-to caminos en tu vida, si has sobrepasado las pruebas, si has llegado a una edad avanzada, creo que es un privilegio y lo menos que puedes legar a la humanidad es el hecho de haber sido fiel a ti mismo: ser para lo que fuiste concebido, hacer realidad tus metas, tus fantasías, tus deseos de comunicar.

Me digo, “Martha, sigue tratando de comunicar lo que tú eres, lo que tienes, y lo que sueñas. Tu meta, vivir intensamente, tu meta, morir, des-prenderte, dejar para seguir viviendo”.

Vivir es un acto de amor

92

93

A veces es difícil darnos cuenta que estamos metidos en un pozo pro-fundo, en donde la capacidad de movernos o accionar es limitada. Y que so-mos nosotros mismos porque así los decidimos, los que nos situamos ahí, sin ser conscientes totalmente, claro está. Sin pensarlo mucho y siendo arrastra-dos y seducidos por lo que nos rodea, pero más bien, por lo que es más fácil, por lo que es seguir como borregos a los otros y por lo que menos molesto es. Además de ocupar a nuestra mente, y de tener el reconocimiento de los demás, por pertenecer a un grupo y estar comunicando por los que piensan en lo mismo, que no con los diferentes.

Nos importa mucho ser líderes en algo, destacar, competir, seguir a al-guien y elevar ídolos hasta lo más alto, tirarlos, bajaros según sea necesario para eregir a otros. También tener mucho y más, comprar hasta agotar existencias: usar y tirar, innovar, cambiar, no aquerenciarnos con nada, ni con nadie: como las mariposas que andan de flor en flor, o apegados y sin soltar.

Reafirmarnos tozudamente, sostener y defender ante todo nuestras con-vicciones, nuestras creencias, sin que cambie nunca algo. Sin cuestionarnos, sin querer ver que absolutamente todo cambia. Que el mundo evoluciona, que lo que sube cae, que no hay nada permanente. Todo y siempre es, y al momento ya no es, es otra cosa. Que la vida es hacer una opción cada instante, es sentir la inercia, es vivir el momento externo y el sentir el interno. Captar la energía y la fuerza para seguir adelante, a lo que sigue. Es caminar hacia la muerte del cuerpo y es unirse al espíritu universal que no muere, creo.

Pero a eso no nos enseñaron, lo material es tan importante que nos tiene capturados, como una segunda naturaleza de humo de ilusión. Sin este espejis-mo no podemos seguir adelante, por eso estamos en lo profundo de un pozo, en donde sí recibimos luz. Esa luz está adentro de cada ser humano, se puede si así se quiere ver. Hacer el impulso por salir y por encontrar nuevamente el camino, por tener libertad de decisión y de movimiento, por encontrarlos en el adentro, para tener la fuerza en este mundo convulsionado cumplir con lo que queremos para nosotros y para los demás, y para ayudar a la naturaleza a recuperar algo de lo que ha perdido. El precio de la libertad es caminar, saber estar contigo mismo y en el camino encontrarte con muchos más.

Ser o no ser

94

Ya en varias ocasiones he insistido en la importancia de estar contacto con nuestro ser interno, el poeta serbio Mijail Snunit lo expresa maravillosa-mente en El pájaro del alma:

“Hondo, muy hondo dentro del cuerpo habita el alma, nadie la ha visto nunca. Pero todos saben que existe y no sólo que existe, saben también qué hay en su interior. Dentro del alma, en su centro, está de pie sobre una sola pata un pájaro, el pájaro del alma. Él siente todo lo que nosotros sentimos”.

Explica que cuando alguien nos hiere, el pájaro del alma vaga por nuestro cuerpo, por aquí, por allá, en cualquier dirección aquejado de fuertes dolores. Cuando alguien nos quiere, el pájaro del alma da brincos, yendo y viniendo adelante y atrás. Cuando alguien se enoja con nosotros se encierra en sí mismo, silencioso, triste. Y cuando alguien nos abraza, el pájaro del alma que habita hondo muy hondo dentro del cuerpo, crece, crece hasta que llena todo nuestro interior, a tal punto, le hace bien el abrazo.

Dentro del cuerpo, hondo muy hondo, -apunta Snunit- habita el alma, nadie la ha visto pero todos saben que existe. Hasta ahora no ha nacido hom-bre sin alma, porque el alma se introduce en nosotros cuando nacemos y no nos abandona ni siquiera una vez mientras vivimos. Como el aire que el hombre respira desde su nacimiento hasta su muerte.

Seguramente quieres saber de qué está hecho el Pájaro del Alma. ¡Ah! es muy sencillo: está hecho de cajones y que no se pueden abrir así nada más. Cada uno está cerrado con una llave muy especial, el Pájaro del Alma es el único que puede

El pájaro del alma

95

abrirlos, y como todo lo que sentimos tiene su propio cajón, el Pájaro del Alma, tiene muchísimos. Un cajón para la alegría, uno para la tristeza, uno para la envidia, y otro para la esperanza. Un cajón para la decepción y uno para la desesperación, uno más para la paciencia. También hay un cajón para el odio, y otro para el enojo. Un cajón para la pereza, uno para nuestro vacío, un cajón que casi nunca abrimos, donde se guarda el secreto más oculto. Y hay más cajones, puedes añadir todos los que quieras.

A veces el hombre puede elegir y señalar al pájaro qué llaves girar y qué cajones abrir. Y a veces, es el pájaro quien decide. El hombre desea escuchar tranquilamente, pero el pájaro abre en cambio, abre el cajón de la impaciencia, y el hombre se impacienta. Porque el pájaro del alma no siempre es obediente, a veces causa penas, de todo esto podemos entender que cada hombre es dif-erente. Hay que escuchar atentamente al pájaro, porque sucede que el Pájaro del Alma nos llama y nosotros no lo oímos, ¡qué lástima! Él quiere hablarnos de nosotros mismos, quiere platicarnos de los sentimientos que encierra en sus cajones, hay quien lo escucha a menudo, hay quien rara vez lo escucha, y quien lo escucha sólo una vez. Por eso es conveniente que ya tarde, en la noche, es-cuchemos al pájaro del Alma, que habita en nuestro interior. Hondo, muy hondo, dentro del cuerpo.”

Hasta aquí Snunit, poeta, capaz de crear un cuento para enseñarnos el contacto con nuestro interior, para poderlo visualizar más fácil, porque estamos oyendo y tocando el alma del niño que todos llevamos dentro.

96

97

En diferentes formas y en muchas ocasiones escuchamos que la vida no es fácil de vivir, cuando somos jóvenes pensamos que todo lo podemos y que es fácil, dicen los jóvenes “es panal, es barco”.

Ahora yo digo, que vivir es bastante complicado, ya que al menos en mi caso, aprendí que hay una forma de hacer las cosas, una forma de llevarme con las personas y de emitir juicios a diestra y siniestra. Y resulta que ahora descubro y tengo que admitir que aunque así lo creía y admitía, pues no es así. Como ahora en este momento, estoy constatando tengo que corregir, mejora o cambiar para lograr algo mejor.

Veamos la relación importantísima con mi propio cuerpo, antes la llevaba fácil, sin pensar que es mi vehículo para circular en la vida, una maquinaria per-fecta, sabia; que hay que cuidar, darle mantenimiento, ejercitarla y sobre todo, el cuerpo habla: hay que estar atento para interpretar lo que nos dice.

Muchas veces el cuerpo grita, hay que darle lo que pide. Sí, pero con límites, a veces lo malinterpretamos y lo desvielamos, lo destruimos o lo descar-rilamos. Esta es una tarea de por vida. No es tan fácil.

Otro aspecto son las relaciones con el otro, que pasan por muchas etapas. Al principio son indispensables para subsistir física y emocionalmente. Aunque nos separaron de la madre, necesitamos quien nos cuide, y de el imprin-ting humano. Necesitamos recibir y este recibir se va a convertir en recibir y dar. Pero si me fijo en cómo doy, ¿doy con tranquilidad? ¿ó me he acostumbrado a dar y exigir? ¿soy demandante o manipulador? ¿ó me vuelvo avaro en mi dar? ¿ó necesito demasiado para tirar y desperdiciar? Puede ser…

El otro, mi congénere es un objeto que me da satisfacción, que me pro-porciona lo que necesito, pero llega un momento en que es cansado manipular al otro, querer llevar la vida de los otros. Eso me impide ver que yo tengo que mejorar y cambiar para que mi cuerpo y mi espíritu crezcan y mejoren y no sólo emitan juicios morales.

Si, la vida no es fácil hay que estar en actitud de cambiar y corregir, la vida no surge sola, se da y no hay que obligarla, ni hacerle violencia, se hará más fácil si dejamos a cada día su propio afán.

A cada día su propio afán

98

En este mundo en que vivimos y en nuestra sociedad no es permitido pensar ni hablar de la muerte: “!ay ni digas!, !cállate es tabú!”. Es un acto contra fóbico y mágico, como si al pensar o mencionar el tema llamáramos o provocára-mos al desastre y a la mala fortuna, a lo innombrable.

Creo que cada vez es más evidente que no hay alguien que se haya que-dado de muestra, en el transcurrir de los días nos vamos a separar, vamos a decir adiós y a dejarnos ir.

Todas las personas, sin distinción de clases y edad, mueren, aún cuando continuamente nos impiden hablar de la muerte, como un intento de tapar el sol con un dedo.

Una forma en la que me preparo es imaginando el momento de mo-rir: pensar en el proceso de cuando ya no nos late el corazón, de cuando ya no respiramos, de cuando ya la sangre no corre por las venas. El estar conectado con ese corazón, con esa respiración y ese correr de sangre por las venas, sentir el cuerpo, conocerlo, oírlo, y en otras palabras, tener contacto con tu adentro, con el cuerpo que te contiene, que es tu vehículo en esta vida.

Este contacto te lleva al conocimiento, a valorar y hacerte cargo de tu cuerpo es llegar a vivir con conciencia. Hacerte cargo de ti mismo físicamente y espiritualmente, no sé por qué se niega esta responsabilidad, se disimula y no se prepara el final. Nadie va a morir contigo, tú vas a pasarlo totalmente solo, es inevitable. Debe ser un hecho en plena conciencia y aceptación. Sabiendo que es intransferible y personal.

Yo no me he muerto, no tengo la experiencia, pero sí tengo en vida la seguridad de que no me voy a llevar nada de lo material, que mis buenas obras y mis errores, me han enseñado mucho. Así como en vida tengo contacto y me relaciono con mi cuerpo que es impermanente, sólo yo me puedo ayudar a ese desprendimiento estando en plena conciencia, contactada con mi adentro y en paz. Si el adentro me grita y no le hago caso, si no platico, dialogo, a la hora del trayecto en la muerte, voy a estar contactada con el afuera, distraída, alienada, preocupada y con miedo de que la muerte venga y quizá sea muy difícil despren-derme de mi cuerpo, de mis cosas, de mi gente y de todo lo que ocupa mi ser y mi mente.

Morir

99

Solo estamos acostumbrados a contar el tiempo línea, ¿será esa la re-alidad? ¿ó nos hemos puesto de acuerdo para entendernos, para consensuar? Yo creo que el tiempo es instituido de acuerdo a los movimientos de la tierra y de los astros, es un acuerdo.

El tiempo no se ve, no se toca, pero sí podríamos decir que es psicológ-ico, lo vivimos. Nacemos, crecemos, nos desarrollamos, nos reproducirnos, vivi-mos, gozamos, penamos, jugamos. Pero llega un determinado momento en que ya no figuramos. No aparecemos.

Yo estoy muy sensible a esto ya que en este año es mi ochenta aniversa-rio. Momento de pensar, de recordar, de agradecer y hacer un pequeño balance, para saber cómo me encuentro. Por más que hago, no puedo más que ver todo bueno, positivo. Claro está, a base de compromiso, de responsabilidad conmigo y con los demás.

Mucha lucha para crecer un poquito, para sacar de adentro lo que ver-daderamente soy, para cumplir en mi lo que nadie puede hacer, ya que no es reemplazable, conocer más quién soy y cómo soy, no para juzgarme, o conde-narme o castigarme por lo que soy realmente, sino llegar a la compasión, al acompañamiento de mi misma y a no forzarme a ser lo que no puedo, no querer el cambio de inmediato, sino llegar a la comprensión, a la paciencia, y mejorar algo aunque sea muy un poquito y que el cambio sea día con día.

Ochenta años puede ser mucho o puede ser poco, según se vea. El he-cho es que todavía estoy viva, eso sí, estoy segura. Y eso quiere decir que cada minuto, y que cada segundo es una oportunidad para seguir adelante, con ale-gría, siendo valiente, sacando mi casta y lo mejor que tengo para ayudarme y acompañar a los demás. Puede ser poco, no lo sé, pero eso no lo considero im-portante.

La calidad de vida, la fuerza interna del espíritu, el seguir enamorado de lo que veo, oigo y toco y huelo. De lo que conmigo muere y renace. Es verdad, no son ochenta años, es la inteligencia, es la sensibilidad, el corazón, la compasión, la paciencia, y el compromiso de lo que es existir y esto me da y me ofrece la vida.

Ochenta años no es nada

100

101

Los fenómenos naturales que en el mundo están sucediendo pueden darnos mensajes que podemos aprovechar grandemente, en lo material y en lo espiritual.

Primero viene el huracán que deja desolada a la ciudad, pero también deja agua en el subsuelo. Después viene la helada que arrasa con lo que no es nativo y nuevamente la ciudad sufre una purga, una limpia.

El frío quema las plantas ornamentales y los árboles que no resisten ¿cuál es la moraleja? pues que la naturaleza es sabia, se enoja, se potencializa para quitar lo que le ponemos a su paso, y la obstaculizamos, no la ayudamos a fluir.

Tenemos que admitir que en la naturaleza hay destrucción para construir. Ella habla, y está en nosotros entender lo que nos dice. Yo por ejemplo, entendí lo que tanto se está diciendo, y pidiendo y comprobando: las montañas deben cuidarse, respetarlas, no deforestarlas, o poblarlas; el que construye en ellas se atiene a las consecuencias.

Sobre la vegetación, me quedó la intención de dejar de sembrar árboles y plantas que no sean de la región. En primer lugar salen solas y resisten los fenómenos naturales, pero además se ven hermosísimas, florecen, dan sombra, adornan y perfuman. También dan diversidad a la ecología. Afortunadamente hay personas que contribuyen a propagar la flora de nuestro estado, existen li-bros y publicaciones que nos enseñan a seguir este programa que ayuda a la sus-tentabilidad y a la ecología, que va a retardar la destrucción de nuestro planeta.

Y pensemos que lo nativo, lo que natura da, es lo que ella sabiamente nos proporciona para que con nuestra inteligencia y nuestra bondad aproveche-mos para ser sanos, más felices, de participar con ella. Tenemos mucho mucho que aprender, no podemos aburrirnos, la vida es una maestra milagrosa.

Lo que natura da

102

Quiero hablar contigo, ahora, de como un artista, un poeta puede lle-gar a predecir las consecuencias que trae a la humanidad el descuido, el mal-trato, la depredación de la naturaleza, el exterminio o la guerra.

Me refiero a un director de cine japonés Akira Kurosawa que en su vejez produce una obra de arte llamada Yume que quiere decir “sueños”, una de las películas más bellas que se pueden ver, en donde tienes que poner todas tus facultades para que llegue a tu ser total.

Esta película filmada en 1990, trata un tema aún vigente, más ahora que Japón está viviendo una de las pruebas más tremendas y dolorosas. Un golpe a su orgullo, después de haber tocado los dinteles de la gloria y a pasar de lo más alto a escasez de alimentos y agua que están racionados, sucedió en un abrir y cerrar de ojos. Estos sueños que salieron de la mente de un gran artista están divididos en episodios, muestra cómo las malas intervenciones en la naturaleza nos pueden traer serias consecuencias en todo el universo.

Kurosawa nos muestra que aunque bellas y maravillosas, estas fuerzas pueden terminar en muerte. La guerra lleva a esta muerte sin sentido y está re- presentada por un perro que racionaliza, capta, y no se traga la idea de que morir por la patria es un valor. Y así como empezó con la historia en la niñez, termina con dos sueños de personas de edad avanzada, una con Van Gogh, y la otra que se llama los molinos de viento en donde hay una procesión fúnebre con músicos alegres que da optimismo y alegría.

En Yume o Sueños, los árboles son personajes que denuncian haber sido cortados, talados, mutilados. Los volcanes hacen erupción, así como las plantas nucleares explotan por fallas y descuidos, ahí se está jugando el futuro de la humanidad. Ya Kurosawa vio claro en sus sueños, nosotros debemos rectificar nuestras relaciones con la vida del cosmos y debemos cuidar, sembrar y no de-struir.

Hago mis mejores votos para que entendamos el mensaje y para que los que sufran penurias puedan convertirlas en vida, no dinero y éxito materiales, sino a la vida primitiva, cerca de la naturaleza. Les recomiendo esta película origi-nal, y visualmente pasmosa y creativa.

Sueños

103

Como entrega sorpresiva llegan a mi correo electrónico escritos y men-sajes como este que deseo compartir, para saber qué piensas, si estás de acuerdo y si puedes sacar algo en beneficio tuyo:

Según Bach medico inglés, la enfermedad es un conflicto entre la per-sonalidad y el alma. Es por un lado, lo que te caracteriza y por otro lado lo que caracteriza a tu espíritu.

Dice el escrito “muchas veces, - eso quiere decir que no es determinante o que sea siempre - el resfrío fluye cuando el cuerpo no llora, el dolor de gar-ganta obstruye, taponea cuando no es posible comunicar nuestras aflicciones. El estómago duele y arde cuando no conseguimos sacar la rabia. La diabetes in-vade cuando duele la soledad. El cuerpo engorda cuando la insatisfacción aprie- ta. El dolor de cabeza aprieta cuando las dudas aumentan. El corazón está débil cuando el sentido de la vida parece terminar. Las alergias aparecen cuando el perfeccionismo se vuelve intolerable y nos domina. El pecho oprime, aprieta, cuando el orgullo esclaviza. La presión sube cuando el miedo aprisiona. Las neu-rosis irrumpen cuando el niño interior tiraniza. La fiebre arde cuando las defen-sas rompen las fronteras de la inmunidad. Las rodillas duelen cuando tu orgullo no se doblega. El cáncer mata cuando te cansas de vivir” ¿y los dolores callados cómo hablan en tu cuerpo?

La enfermedad no es mala, te avisa que te estás equivocando de camino. Quizá estés de acuerdo en simbolizar, y en unir lo que te pasa con lo que tú haces y piensas. Si así lo admites ¿qué puedes cambiar? ¿cómo puedes unir tu cuerpo y tu espíritu para aprender de tus experiencias? Si algo aquí expuesto te puede ayudar a mejorar, o a mejor entenderlo, adelante, te deseo suerte.

Bach y la enfermedad

104

Me siento feliz cuando encuentro que alguien más hace proposiciones o asiente en lo que yo vengo conversando con ustedes radioescuchas. Y esto es el caso de un libro que me acaban de regalar que se llama La euforia perpetua sobre el deber de ser feliz, de Pascal Bruckner, un filósofo y escritor francés, pe-riodista contemporáneo que explora los mitos de nuestra sociedad.

Bruckner comenta ¿cómo es posible que la sociedad de consumo haya llegado tan de prisa, esto es, desde la década de los 70 al triunfo del consu- mismo?, los temas son “Abajo el aburrimiento”; “Vivir sin pausa” y “Disfrutar sin estorbos”. Esto se aplica más al camino de la mercancía que al amor a la vida. Respecto al hambre y la sed, todo debe estar al alcance inmediato, mientras que los sentimientos, el corazón y los deseos tienen sus propios ritmos, sus in-termitencias, aparecen y desaparecen, tienen su propio tiempo, no quieren la satisfacción inmediata. Esto se hizo para liberar de prohibiciones y tabús, fue muy bueno y fue tomado por la publicidad, se liberó no de nuestro amor, cariño y amistad, sino de nuestro ilimitado apetito de compra, o de nuestra capacidad de apode- rarnos sin restricción de todos los bienes. Es absurdo criticar al consumo, es el lujo de niños mimados –dice él-, no exige otras formalidades más que de las ganas y el dinero. Nos divertimos mucho, porque como en la moda adoptamos apasionadamente lo que nos pro-ponen, pero lo hacemos como si hubiéramos nosotros elegido.

Dice Charles Fourier “un placer no se refuta a golpes ni a prohibiciones, sino absorbiéndolo y sustituyéndolo por otro mayor y mejor”. Dice irónicamente “¿les repugna tanto el consumismo como a esos borregos que patean los su-permercados y los grandes almacenes y centro comerciales? Pues invéntense nuevos placeres, nuevas tentaciones. Pero por favor, no dejen de quejarse, esos son placeres irrefutables, no tienen límite”.

Nos podemos preguntar – y ojalá y lo hagamos- ¿cómo es posible que la sociedad de consumo haya llegado tan de prisa, cuarenta años, desde la década de los 70 al triunfo del consumismo? y ¿en qué hemos contribuido tú y yo?

El deber de ser feliz

105

106

Es curioso lo que está pasando en la sociedad en que vivimos, dedicada a buscar y a vivir en el afuera, en lo material. Todo el Siglo XX y lo que va XXI ha sido una búsqueda continua de valores materiales. El progreso, la industrializa-ción, la persecución del poder y del bienestar económico. Regímenes han subido y han caído. Por ejemplo el petróleo, tan utilizado, está a punto de ya no ser fuente de energía. Nos ha tocado como humanos que nacemos comprobar la ley de la gravedad: lo que sube, cae, baja.

Esta es una época muy interesante para vivir, nos estamos dando cuenta que estamos pagando un precio demasiado alto. Ver y comprobar, que aunque buscando algo mejor para la humanidad, estuvimos equivocando el rumbo, ya que en lugar de lograr mejorar las condiciones humanas, estamos metidos en un mundo injusto, desigual, en donde no todos tienen las mismas oportunidades de realizarse, para vivir una vida digna, para alcanzar las metas, para poder ser humanos, con lo que esto implica.

Se nos fue mucho tiempo en ilusiones, en irrealidades, en perseguir y adorar al becerro de oro. Hemos vivido anestesiados, para no ver, para no sentir, para no involucrarnos para no comprometernos con lo que tiene valor, lo que nos puede dar satisfacción y paz interior. Seamos fieles a nuestro llamado interno, nos grita pidiendo ser escuchado, y seamos también fieles a nuestra conciencia.

Lo que estamos viviendo y sintiendo de violencia no inició recientemente, viene de mucho tiempo atrás, y ahora aparece como realidad espeluznante. La pregunta en cuestión sería, ¿qué hemos hecho para educar a los que no tienen la posibilidad?, ¿qué podemos cambiar de nuestra manera de pensar, indiferente, negativa, egocéntrica?

Vi una serie de pinturas que me sobrecogió. En la primera la bandera mexicana está brillante, radiante; en la segunda es una bandera más opaca, y mutilada; en la tercera la bandera aparecen separados el escudo y sus colores; y en la cuarta, solo quedan vestigios y polvo, de lo que fue, el símbolo de un país. México: está hecho añicos, pulverizado.

¿Qué piensas de lo que está pasando? y sobre todo, ¿qué podemos cam-biar? ¿cómo podemos participar para llamarnos humanos solidarios? Yo digo, que lo conveniente sería dejar el miedo en el closet.

Sálvese quien pueda

107

Muchas veces me he preguntado a mí misma ¿cuál es la diferencia entre ser fino de alma? con buenos sentimientos, el que no hiere a los demás, el que no comente injusticias de palabra, ni de obra. El que es limpio y fino de corazón, como un niño sin malicia, inocente. Por cierto, que esto es lo que se ha perdido en nuestra sociedad y en nuestra comunidad. Ya que es sociedad está enferma y dañada, no presta importancia más que a poseer y no a ser sino a tener.

Ser como describo es difícil pero se puede. Y aunque no sea la persona rica, puede ser muy fina, ya que se es fino de adentro, y esto se refleja en el afuera. Conozco gente que aunque no tiene bienes materiales, es muy fina. Otra cosa es fingir ser fino, adquirir externamente modales y modas que aparentan ser finos, y esa simulación no dura, sale a relucir el cobre, como comúnmente decimos, enseñamos cómo somos de verdad. Habría que entender al que por circunstancias de vida no tiene; la verdad nada pasa, si somos tolerantes y com-prensivos.

Ojalá enseñáramos a nuestros niños, los educáramos a ser finos de alma, para que esto no salga como violencia, como descontento, y como rebeldía.

La educación se aprende con el ejemplo, y desde que abrimos los ojos estamos como esponjas absorbiendo lo que hay a nuestro alrededor. Vivamos la finura de sentimientos, quitemos los miedos a vivir honestamente y sincera-mente con valentía y pasión. No fijándonos sólo en los modales externos, a veces fingidos e hipócritas, sino en no hacernos daño a nosotros, ni a los demás.

¿Qué piensas tú?

Ser fino

108

La sola palabra es armónica, suena bien, bonito, repica. Dice Séneca: abrázala y ámala, te procurará abundante placer si sabes cómo hacer uso de ella. Esto es lo decisivo, saber hacer uso de ella, de la alegría. Saber cómo hacer, con una nueva conciencia de nuestro tiempo y de nuestro espacio.

Vivimos en una sociedad frenética y obsesionada por el trabajo. Cen-trada en la productividad, la ganancia y el poder. Y esto a veces nos quita alegría, porque nos preocupamos, nos hace vivir repasando, acordándonos y viviendo el pasado y el porvenir, no el presente. Qué sería lo que nos aminoraría las neu-rosis, las ilusiones y nos pondría a usar y disfrutar el momento presente. De ver, oír, oler, gustar, tocar; de estar integrados con una realidad que puede hacernos experimentar alegría, contento.

Muy seguido me retrotraigo al momento y espacio en que estoy vivien- do: hago un esfuerzo, no digo que no, por no irme, por no preocuparme, por no evadirme. Porque dicen que la imaginación es la loca de la casa, hay que ponerla en su lugar, hay que apreciarla, eso sí, tratarla bien, sin permitir que nos lleve de encuentro.

¿Por qué digo que sólo en el presente y no en el pasado o en el futuro la alegría es genuina, natural, que fluye y hace bien? No cuando la buscamos, o la tenemos fingida o arreglada. Porque cuando vivimos el momento estamos uni-dos, conectados con la voluntad, con la mente y el corazón. Porque disfrutamos de lo que nuestros sentidos nos comunican. Porque la alegría es interna brota y fluye cuando todo nuestro ser está alerta, despierto y unido. Esto tan maravilloso no puede ser continuo y siempre, es repentino, como una luz que brilla y se paga. Es una quimera pensar que la alegría es continua, aunque sí conozco algunas personas que nacieron alegres y se les da naturalmente, pero casi todos tenemos días y momentos. Creo que lo importante es estar conscientes de que la alegría depende de nosotros, ya lo dice Cicerón: “saber hacer uso de la alegría”.

Si nos dejamos llevar por la amargura, el desánimo, la envidia, los celos, vamos a tronchar y matar la alegría, seamos responsables de procurar esa linda y armónica palabra: alegría.

Alegría

109

110

Conócete a ti mismo La vida es un aprendizaje continuo: conocernos y conocer a los otros nos lleva a saber quiénes somos, hacia dónde vamos y a saber cuál es el sentido de estar vivos.

Pienso que esta profundización, nos va a enseñar que hay un proceso de autoconocimiento, en el que aprenderemos más cuando nos equivocamos en el camino, porque para rectificar, apelamos a nuestro ser unido, fuerte, a nuestro corazón dispuesto, para admitir y rectificar, para disculpar y comprender y así cambiar.

Si en el caminar nos va todo muy requetebién, esto nos infatúa, nos llena de orgullo y de soberbia, incluso nos puede dar una falsa idea de lo que so-mos. En la vida hay subidas y bajadas; felicidad y dolor; camino fácil y vericuetos difíciles. El caso es, que vivimos, cambios, estamos en movimiento continuo y ojalá así lo entendiéramos y sintiéramos. Pues si todo cambia, si nada es perma-nente, no podemos empeñarnos y ser obstinados en aprisionar, en tener, en no desprendernos de cosas, de personas, de ideas y de bienes o también de males. Hasta nuestro propio cuerpo cambia continuamente hasta convertirse en polvo y en algo distinto.

Entonces, ¿qué nos tiene tan preocupados?, ¿qué nos mantiene con esa sensación de estar atorados y enlodados, con demasiados fardos arrastrando, sopesando, cargando. Uno de los mejores aprendizajes que podemos adquirir es que somos humanos, y como tales comentemos errores. Por ejemplo, cuando nos arriesgamos a dejar el miedo y el perfeccionismo, nos permite liberarnos de la opinión de los demás.

Como humanos podemos aprender a no tropezar con la misma piedra, a adquirir la sabiduría de tropezarnos con piedras nuevas, en el camino andado, en el riesgo, en la osadía del vivir. Si aprendemos que somos humanos, frágiles y fuertes, cambiantes, seres inteligentes, y con el corazón bien puesto, traba-jadores, bien intencionados, con tropiezos, entonces hasta la muerte, hasta el último suspiro, estaremos aprendiendo de todo y de todos.

111

Nuevo León sufre una enfermedad callada, que socava, mina y acaba con la vida de sus habitantes, ocupa el primer lugar de la República en el número de niños obsesos. Estar gordo, tener sobrepreso o ser obeso es una verdadera enfermedad cuyas consecuencias y futuro puede ser fatal tanto para el individuo, como para la sociedad. ¿Qué pasa con la persona que está desbalanceada en su peso? es can-didato a la diabetes, a la hipertensión, afecciones al hígado, al corazón, solo por referirnos a la salud física; desde el punto de vista emocional y psicológico lleva a la disminución de la autoestima, a la depresión y a sentirse mal. Estamos cay-endo en una trampa, no ponemos atención a esta enfermedad, y vamos a sufrir las consecuencias en un futuro no muy lejano. Hemos aceptado pensar y hacer conciencia y hemos permitido a industrias trasnacionales que dominen el mer-cado y los medios de comunicación.

La mayoría de los programas de niños crean la necesidad de consumir alimentos chatarra y obtenerlos a como dé lugar; ya que les entran por la vista, por el oído y por el gusto, por la sal, el azúcar, la grasa que contienen, los hacen alimentos adictivos. Estos productos son de bajo valor nutricional y a la larga producen aumento de peso, anemia por la mala alimentación, entre otros pro-blemas de salud.

Hasta ahora las leyes no han sido congruentes ni consistentes ya que hay muchos intereses económicos detrás de todo esto. Los dos lugares clave para poner atención son: la escuela, que vende o permite que los niños estén con-sumiendo alimentos chatarra y la venta de refrescos con edulcorantes, exceso de azúcar, colorantes y sustancias nocivas. Esto no se ha resuelto ni terminado. Y el segundo lugar es la casa, donde los padres de familia, compran o les dan el dinero para comprarlos. ¿A dónde más queremos llegar? ¿Hasta cuándo vamos a hacer conciencia de esta amenaza de enfermedad?

No sólo a los adultos que somos responsables de esta lacra, sino lo más grave, que es a los niños, al nacer el niño debe exponerse a un mundo mal ali-mentado, lleno de lo que no lleva a ninguna vida, más que de dolor y de una muerte prematura. Nuevo León es el primer lugar de niños obsesos, ¿qué puedes hacer hoy tu para cambiar esto?

Obesidad y muerte

112

Como encontrar el hilo negro de la situación que vivimos desde hace ya tiempo en esta ciudad de Monterrey, en los municipios aledaños y en todo el estado de Nuevo León.

Según dicen que la violencia no estalló antes gracias al pacto de no agresión entre el narcotráfico y el Gobierno que permitió pasar la droga como Pedro por su casa, libremente, hacia su destino en el país vecino y nadie dijo nada. Y no nos enteramos de nada, nos hicimos de la vista gorda. También, ante el lavado de dinero y el reclutamiento de todos los jóvenes que no trabajan ni estudian. Por ejemplo, los que salen de la Tutelar de Menores reciben como muestra unos pocos de miles de pesos para empezar a trabajar. Ya que como dicen los reclutados, es preferible vivir unos meses como zares o reyes y no mu-chos años en la miseria moral y material: “aunque nos maten”.

Sí, estamos viviendo una sociedad enferma que no quiere, ni puede ad-mitir su participación y responsabilidad en el momento que estamos viviendo. Más bien padeciendo, y que parece no tener un fin inmediato sino que todavía parece arrastrar muchos más dolores, sufrimientos y muerte.

Hablando con una persona, me comunica que sí hay jóvenes que están unidos para educar, para rehabilitar a los jóvenes en drogadicción, alcoholismo y en pandillerismo. Y la juventud que quiere comenzar una nueva vida, cuenta con ellos.

Como por ejemplo: Uno a Uno, Paz, Nacidos para Triunfar, Rehilete Colectivo, Promoción de Paz, Crecer, Mesa de Paz, Fortaleza, La Bola, Pueblo Bici-cletero, A Través del Arte, Trabajo con Pandillas. Todos promoviendo la paz, otros también trabajan en la tutelar de menores y en la cárcel de menores. Trabajos también en centro de Adicción. En estas ONGs, organizaciones no gubernamen-tales y colectivas se mueven en un activismo de jóvenes a jóvenes, en la preven-ción de la violencia.

Sí, se está haciendo lo posible por educar, pero pensemos que la solución es que todos los mexicanos, nos unamos para lograr una fuerza invencible.

Violencia: lacra social

113

114

Se escucha “hay una amenaza que puede ser una bomba de tiempo si no ponemos el remedio ahora”; ya lo he tratado anteriormente con ustedes pero creo que es tan importante, que no está de más insistir. Nuevo León ocupa ahora el honroso primer lugar de toda la República en obesidad, un problema que sigue, ya que no han sido suficientes las medidas tomadas.

Por lo visto, el encargado de salud del estado no ha podido: los padres no quieren, y los niños sí quieren comprar lo que se les ofrece por donde pasan: productos chatarra y refrescos con sustancias que hacen daño, que engordan. Y a veces resultan adictivos, como pongamos por caso, la sal, azúcar, la cafeína, la grasa, entre muchos otros.

Solo los padres de los niños podrán impedir el daño, porque se supone, se interesan por cuidar su salud, deben cuidarlos mientras se puedan hacer re-sponsables. Los padres son la autoridad que da dinero, que educa, que aconseja y vela por los menores, son quienes deben dar ejemplo, poner límites a la co-mida como un deseo de satisfacción inmediata. Desgraciadamente en los súpers vemos carritos atestados de productos nocivos que no ayudan a llevar una dieta balanceada, sana, nutritiva, con vitaminas, minerales y todo lo que el cuerpo necesita para tener un equilibrio y energía.

Si esta generación no despierta ni reacciona, la próxima será de niños enfermos desde sus primeros años. Y si llegan a la madurez, lo harán de forma dolorosa, con problemas y daños en su salud, no habrá institución que pueda solventar los gastos de tanta enfermedad.

Hasta en las instituciones que guardan la salud de los neoloneses, se ven los despachadores de chatarra: parecen de primer mundo,con vivos colores, con las tecnologías de avanzada, guiñándole el ojo al que pasa para que no resista la tentación de hambre que le despiertan estos productos nocivos, que ya están produciendo estragos.

Los padres piensen ¿qué les enseñan a comer a sus hijos? acuérdense, se educa, por el ejemplo, al darles el dinero para comprar, entérense a dónde va a parar ese dinero y si es para bien, o para mal. Hablen en los lugares públicos, pongan quejas, combatan esta amenaza de muerte. Es ahora o nunca cuando deben prevenir para no lamentarse en el futuro.

Mala alimentación

115

El otro día escuché por esta misma frecuencia un programa que me en-cantó, en todos los sentidos. Lo que se dijo, cómo se dijo, es lo que se dice “salió redondo” el programa.

Se trataba de hablar de la lectura: si leemos, qué tanto leemos, qué leemos, de la lectura como acompañante de vida. Una de las reflexiones que dis-fruté es esta: que así como decimos que vivir es cada minuto que nos pasa y que hace nuestra historia, leer es vivir con la imaginación, la creación, la fantasía que hacen “otra vida”, una más abstracta, simbólica, y creativa. No solo de pan vive el hombre, es cierto, hay mucho más qué descubrir, qué alcanzar para sacarle todo el jugo, la carnita al “ser humano”. Hay pocos lectores, es cierto, habría que enseñar a los niños el placer, lo divertido e interesante que es volverse lector.

Si de niño tuviste esa experiencia, es probable que toda tu vida busques esa compañía, enriquecimiento, y que prefieras esa opción entre tantas que se te presentarán. Seguramente con los medios de comunicación actuales, eres lec-tor, pero ¿qué lees? Decimos “la lectura cambia tu vida” porque penetra hasta lo más hondo y te hace ver de otra manera lo que te rodea, además, para escribir tienes que leer, no puedes escribir sin haber leído. Si las lecturas son tu com-pañía, jamás podrás aburrirte, tu espíritu estará bien alimentado y fuerte, para lo que venga.

Nunca es tarde para intentar abastecer tu imaginación, tu creatividad con tu propio mundo interno y externo creado por la lectura. Las palabras de otros ali-mentan las tuyas, y entonces saldrán a borbotones. También podrás hacer otras lecturas: en la naturaleza, en los acontecimientos de tu vida. Esta es otra lectura, poesía, vida interior, arte. Es interesante pasar tu tiempo cerca de quienes han escrito, innovado y sentido para que lo disfrutes.

Una mente curiosa y abierta, buscará contactarse con quienes han in-vestigado, innovado, descubierto y propuesto. Una mente conservadora cuidará ante todo no alterar sus rutinas, de no alterar sus convicciones, sin embargo, am-bas encontrarán en la lectura el placer de comunicarse con el otro. Una persona vivirá encerrada, alienada, distraída, no leerá en lo que ve, en lo que oye, en lo que siente. Otra, en cambio, será lectora en lo que pasa en su vida, oirá, podrá entender, sacar conclusiones y opciones múltiples. Y podrá sentir y experimentar hasta decir como Neruda, confieso que he vivido, que he leído.

Lectura que cambia tu vida

116

Pasaron por televisión una entrevista con el mexicano Mario Molina, Premio Nobel 1995. Hace público un programa -que ya lleva varios años impar-tiendo en el país- que trata acerca de cómo enseñar la ciencia a niños, adoles-centes y profesionales.

Ha vuelto después de vivir en el extranjero, para dar lo que recibió aquí, lo bueno, lo valioso, de lo que es importante transmitir para hacer de este mundo un lugar mejor para vivir.

Según entendí, este programa se está aplicando en escuelas de siete es-tados de la República, con buenos resultados, comprobados. Sólo se necesitan doscientos pesos al año por alumno y la capacitación de maestros, para hacer de la ciencia una materia vivencial, un experimento de los fenómenos naturales y formular todas las preguntas posibles para investigar a fondo.

Esto de que hagamos preguntas de lo que entra por nuestros sentidos, que cuestionemos y que hagamos investigación profunda, es viejo como la luna. Lo hicieron los griegos y resulta que ahora se está proponiendo como una posibi-lidad de cambiar la forma de educar, de enseñar y de humanizar la vida de niño, adolescentes y profesionales.

Mario Molina, es un ejemplo a seguir, él dice que primero recibió y fue muy curioso, preguntó, se cuestionó y averiguó el origen y fondo de lo que no sabía. Fue inquieto, se movió, caminó y llegó muy alto. Es un sabio internacional-mente reconocido y ahora vuelve a su patria, a dar todo lo que por su voluntad y esfuerzo ha investigado, para devolverlo en forma de un programa de educación, una guía para trasformar el aprendizaje de la ciencia. Aunque deja su puesto en lo encumbrado, para volver a ayudar en su país, no ha hecho más que lo que debemos hacer todos los humanos: devolver lo que no nos pertenece, dar lo que nos dieron, lo que nos encomendaron, no somos más que depositarios.

Sería bueno que los políticos, los de la iniciativa privada, los universi-tarios, todos lo que hemos recibido bienes espirituales o materiales, hiciéramos lo que nuestro compatriota Mario Molina, educar, trasformar y ayudar.

Recibir y dar

117

118

Hay momentos en que sentimos que algo importante grande sucede dentro de nuestro espíritu. ¿por qué? porque simplemente lo sentimos. Hoy me anunciaron la muerte de quien me ayudó a crecer y ser. En vida de él y ahora después de la muerte, que acaeció en julio pasado.

Le pedí en momentos de dolor, de confusión, de intenso coraje disfra-zado que me ayudara y me tendió su mano. Recibí comprensión, y fue capaz de hacer todo lo que estuvo de su ser para que yo pudiera sentir el calor, la recied-umbre, la verdad dicha en momentos oportunos, las aclaraciones pertinentes y también pudo enseñarme por dónde él buscaba su refugio, su paz, su silencio, su lucha para poder sobrepasar los terremotos y tsunamis internos.

En pocos días me introdujo a la selva, a la música de marimba, a Tania Libertad y su voz que transporta y transforma lo más íntimo del alma.

Y así, como esos detalles, fue sembrando en mí, semillas, plantas, árbo-les, con paciencia, deseo de ayudar y amor y fuerza. Que en treinta años yo no me había dado cuenta que ahí estaban dando fruto, multiplicándose y haciendo de mi vida un vergel. Nunca lo volví a ver. Y eso ahora lo valoro porque es la base algo que está en mí y no tiene precio. Es un verdadero amor. En lo que esta pala-bra tiene de indescriptible, de intraducible, de mágica y de misteriosa. Lo que un día recibí de otra persona, lo que esa persona se propuso darme con amor, su de-seo de aliviarme, de acompañarme, de hacerme crecer como humano ahí queda, y se va transformando. No por la dependencia, no por la necesidad, menos por la manipulación ni el manejo. Queda en tierra fértil, produce, cosecha y se propaga. Ahora no me queda más que una gran lección, hacer con otros lo que recibí, sembrar y que los que reciben se encarguen de cuidar y de acrecentar el amor. La moraleja es “haz el bien” olvídate que lo hiciste, con esto sólo dejaste a la persona libre, responsable y llena de amor.

Multiplicar

119

Cuando visitas otras ciudades te das cuenta que puedes circular por las calles sin ningún pendiente, que hay menos inseguridad, entonces, esto te hace pensar ¿cuál es el origen y motivo de que aquí en nuestro estado, y en nuestro municipio y en esta ciudad lleguemos a la violencia y al crimen?

Hace mucho tiempo se ha venido preparando esto, es una de las conse-cuencias de la desigualdad tan marcada que existe en la sociedad en que vivimos. No todos tenemos acceso a los bienes económicos, ni a la educación. Mientras unos tienen oportunidades para vivir humanamente, la mayoría no puede pre-tender, ni mejorar, ni obtener lo que sus sueños o deseos le dictan. El grave prob-lema es que vivimos un tremendo individualismo: “A mí me importa obtener y vivir en el placer”, “comprarme todo lo que quiero”, “darles a mis hijos mucho dinero, mandarlos al colegio más caro, comprarles ropa de marca y llevarlos de vacaciones a los lugares más concurridos y de moda”.

Esto por supuesto no está mal, pero tendríamos que pensar en darle algo bueno a los que no tienen ni lo mínimo, ni trabajo, ni estudio. Con poco de buena voluntad podríamos cambiar nuestra forma de pensar individualista y hedonista.

Ahora, yo no creo que la inseguridad y la violencia se aminoren ni se aca-ben mientras cada uno de los que vivimos en Nuevo León y en México no cam-biemos y no nos propongamos hacer algo positivo por los niños, por los jóvenes, cuyo destino es acabar en el narcotráfico y en la drogadicción.

Es tiempo de cambiar, de hacer lo que podamos por nuestra sociedad. Meditemos, pensemos y hagamos algo. Si el dinero es el dios, si vinimos al mun-do para ser ricos, no esperemos que nuestra vida sea feliz, ni segura, ni en paz. Tenemos que poner un granito de arena para que esto mejore.

El mal y sus causas

120

121

Platicaba con un amigo de lo que se necesitaría para que la sociedad mexicana se convirtiera en solidaria, democrática y de conocimiento. Con menos diferencias económicas, educativas, etcétera.

Creo que hay factores importantes a considerar en el pasado: México desde sus orígenes ha tenido un gobierno con poderes políticos y religiosos jerár-quicos. Su constitución social es el dominio de los fuertes sobre los débiles. Hay fuerzas paternalistas y maternalistas que son autoridad y que deciden, que man-dan. Y hay otros que obedecen sin cuestionar, sin poner de sí mismos, sin dere-cho a réplica. Se cree en un dios que hace todo, que decide todo. Sin nosotros participar ni esforzarnos.

Se obedece a un poder religioso que tiene siempre la verdad, que dice a todos lo que tienen que creer y qué hacer. Y en esto se fomenta el rebaño que sigue sin condición al que lo lleva. Esto lo arrastramos del pasado. Hemos vivido con una dictadura de partido más de setenta año, una generación completa. En donde ni se vota ni se elige. Sólo se permite que los gobiernos y sus partidos de-cidan y hagan los acuerdos sin que nadie les estorbe. No hay consenso político, no hay agenda nacional, no hay ley. Tenemos como vecino además, al país que manda, que domina al mundo, que tiene como principal negocio la venta de ar-mas. Por mucho tiempo hemos tenido la mirada dirigida al norte.

Es tiempo que nos veamos hacia adentro, que arreglemos nuestras cosas, que planeemos qué queremos ser y cómo lo podemos lograr, para sentirnos respon-sables de nuestros actos. Que al fin somos nosotros, que al fin vamos a escoger, a decidir, a planear y a cambiar el rumbo de nuestro destino. Usemos la tecnología para bien, rompamos con el pasado en lo que este tiene de obsoleto y hagamos de México una sociedad de conocimiento. Ya otros países han estado bajo el régimen militar, sabemos las consecuencias, nosotros hemos sentido lo que es la dictadura de partido, si eso queremos… pues vamos a tener eso. Pero nada tiene que ver con el conocimiento.

Sería bueno que los políticos, los de la iniciativa privada, los universi-tarios, todos lo que hemos recibido bienes espirituales o materiales, hiciéramos lo que nuestro compatriota Mario Molina, educar, trasformar y ayudar.

El poder de conocerse

122

Una de las películas que se dieron en el Festival de Cannes en el 2011 es la de Woody Allen. Se llama Midnight in Paris, en donde que hace una crítica a los norteamericanos que llegan con todo el dinero del mundo. A conquistar la ciudad. A consumir a los que se dedican a atrapar a los turistas y que venden hasta lo que no es imaginado. Los pone como ignorantes culturales, hedonistas, ingenuos y que llegan al absurdo y a dejarse pasar por tontos.

Paralelo a este mundo está otro profundo, espiritual, que también ha seducido a los grandes que ahí se han –como quien dice- cuajado o formado. Y que al ahondar en su espiritualidad nos han dejado un legado de conocimientos, de ciencia, de arte. Pintores, músicos, escritores, mecenas de los artistas, ben-efactores de la humanidad.

¿Cuántos seres humanos viven y han vivido en París?

Woody Allen a la vez que retrata la ciudad con su arquitectura maravillo-sa, su río, los parques, las plazas y avenidas. Indudablemente bellas, para disfru-tarlas al máximo. También se va a lo obscuro, a lo subterráneo, a lo inconsciente, al recuerdo y al mundo de los fantasmas. A los que murieron pero que están vivos en nuestro recuerdo. No sólo los norteamericanos se comportan como los pinta el director. En todos lados se cuecen habas, hay turistas pero también hay viajeros. Unos se llenan de lo material, de objetos, de cosas, de comida y de bebida. Y otros, los que van a buscar y encuentran el espíritu universal, lo más excelso a que pueda llegar un humano. Lo sensible, lo generoso, lo más elevado y que con su expe-riencia de vida Woody Allen los pone “los dos Parises”

Creo que no habrá quien logre verse en el espejo, y poder y aceptar su posición materialista, consumista. Pero también podrán ver que ahí está el arte, los hechos plasmados, pintados y escritos. Podemos viajar y encontrar el espíritu y el legado de hombres y mujeres que ahora viven gracias a que lo revivimos no-sotros en el recuerdo.

Podría yo preguntarte, hablando otra vez yo de las películas, querido ra-dioescucha. Cuando escoges una película ¿qué te propones encontrar en ella? Pues eso vas a encontrar y tú puedes verte o no verte en el espejo que te ponen.

Un retrato hablado

123

Cambiar nuestra mente para percibir de otra forma. Comienzo con una cita de marco Aurelio dice: “El universo entero es cambio, y la vida en sí misma no es sino como uno la percibe, la aprecia” y otra cita de Buda “lo que somos hoy viene de nuestros pensamientos de ayer y nuestros actuales pensamientos con-stituyen nuestra vida futura. La vida de cada quien es una creación de su mente”.

Los acontecimientos del mundo nos afectan solo a través de las inter-pretaciones que hacemos. Entonces si podemos controlar nuestras interpreta-ciones, podemos controlar el mundo. Se podría admitir que no hay realidad, solo percepción. Esto se escribe y se enseña en cursos y en libros de autoayuda.

Hay personas que han pasado su vida con resentimientos, dolor psíqui-co, enojos y de repente se dan cuenta que su percepción puede tener muchas distintas interpretaciones y que probablemente las han generalizado, o aumen-tado, disminuido y han equivocado su manera de percibir.

Por ejemplo, problemas de relación con personas allegadas o cercanas, con familiares, por los que hemos malgastado energía en percepciones negati-vas. Y otro ejemplo, personas que por mucho tiempo han perseguido la riqueza y la fama y que admiten que estas traen más ansiedad, más avaricia y no paz ni felicidad.

Nada es miserable a menos que así lo pienses, y por otro lado, nada trae la felicidad a menos que te propongas ser positivo en el pensamiento. Que diver-sifiques, que amplíes las opciones.

Todo tiene dos lados. Uno positivo, esperanzador, conciliador y el otro negativo, sin esperanza, trágico y catastrófico. El universo es cambio, enton- ces debemos percibirlo así, esto nos lleva a fluir, a pasar, a esperar siempre algo bueno, algo mejor, aprendamos a cambiar nuestras mentes y así todo parecerá nuevo, distinto.

Tanto Marco Aurelio como Buda vivieron hace muchísimos años, y en-tonces esa idea de que la vida es lo que cada quien percibe estaba vigente. Lo importante es aplicar esto, de que puedo percibir diferente.

Cambio

124

125

Hace mucho tiempo oí un dicho popular “ya está llegando la sangre al río” y para mí era algo tan lejano, pues como un cuento de terror, como una ley-enda, algo que existe pero que no lo veo. El significado de este dicho podria ser “vamos de mal en peor”. Probablemente nació cuando los soldados guerreaban en los campos y en los ríos y éstos se pintaban de rojo de la sangre de los muer-tos.

Aquí en Monterrey los ríos no corren, ni se pueden pintar de rojo sus aguas. Pero la sangre está pintando los pavimentos de nuestras calles y nuestras casas. Mueren muchos seres humanos, algunos inocentes, otros que andan en el negocio del narcotráfico y algunos más que aprovechan que el río está revuelto y que hay ganancia de pescadores.

Tenemos la espada de Damocles apuntada. No sabemos lo que nos pueda tocar, ni dónde, ni cuándo. Pero no tiene para cuándo aminorarse. Los escándalos están a la orden del día. Esto es lo que nos está dando la imagen de que cómo estamos, de qué hemos permitido, de hasta dónde hemos callado y otorgado.

En Colombia pudieron parar y modificar el narcotráfico, uniéndose los ciudadanos, haciendo un frente solidario. Esta semana, como todas, la prensa, la radio, la televisión difunden la corrupción política, las trampas, los abusos, los engaños, la infracción a la ley, a la moral, a la falta de responsabilidad personal, el hedonismo, el placer llevado hasta sus límites.

No hay un líder que convenza, hay intentos fallidos que no han durado, que se encienden y se apagan en poco tiempo. Lo que nos pasa es serio y no po-demos saber hasta dónde va a llegar… más bien, si sabemos, llegará hasta donde cada regiomontano o mexicano permita. No es cuestión de hacerse el sordo, desentendido o dormido. Es una tarea común, solidaria, urgente, es un cambio de conciencia, estar seguros que algo podemos y debemos hacer por México. Por todos los niños, por todos los adolescentes para que la situación mejore. Para que cada quien crea que puede responsabilizarse de sus actos.

Tu radio oyente puedes empezar hoy, haciendo la lucha por entender mejor la situación de hoy. Y salir de eso que dicen “¿qué puedo hacer yo si la cosa está tan mal?” Pues busca tu lugar y encuentra.

Está llegando la sangre al río

126

Mojarnos y disfrutar el agua Me gusta mucho hablar de lo cotidiano, de lo que está en mi presente, en mi diario caminar. Y ahora quiero hablarte del tiempo y de la naturaleza. Cuando afuera llueve sentimos que algo está pasando, y esto cambia nuestra percepción.

Para algunos la lluvia es amenazante, dicen “te puedes enfermar”, “te puedes resbalar”, “y puedes chocar” y de hecho aquí en Monterrey hay mucho choques. Esto te pone en alerta, te cambia, te altera. Para otros, la lluvia trae bonanza, es una bendición, que el agua es vida, es riqueza, la necesitamos y no podemos subsistir sin ella. Si nos mojamos, pues no importa.

Hagamos consciente de cómo nos comportamos por los cambios climáti-cos que no dependen de nosotros pero que sí nos influencian, nos hacen cambiar y nos determina. Podemos pensar que la naturaleza es más sabia y que ella nos da lo que necesitamos. Por otro lado, de nada sirve temer, no vamos a cambiar el curso de lo que pasa con nuestro deseo y voluntad.

¿Cómo a sacarle partido a lo que sucede? Es cierto que vivimos en una región semidesértica, es un clima extremoso y eso nos condiciona. También he escuchado que el tema obligado de muchas conversaciones es el clima, se dice casi siempre en forma de queja ¡ay qué frío! ¡ay qué calor! Total que no estamos conformes, o será también que al no tener de qué hablar más importante una buena forma es ponernos en contacto con el otro a través del clima.

Ahora es impredecible el cambio. Lo hemos provocado con la depre-dación y descuido de la riqueza del planeta. Vamos a tener que hacernos más fuertes, más honrados y veraces, más responsables de cómo ayudamos a la natu-raleza. De cómo vemos lo que no depende de nuestra voluntad. Sí es muy impor-tante lo que hacemos o dejamos de hacer a favor del planeta. Cómo manejamos la energía, cómo hacer buen uso del agua, dejar de usar el automóvil, volver a caminar, andar en bicicleta. Y sobre todo, sembrar árboles para que llueva… y podamos mojarnos como cuando éramos niños desobedientes, encantados de disfrutar el agua.

127

No cabe duda de que el ser humano es ambivalente, es un ser que se encuentra divido. Dice San Pablo en la Epístola de los Galatas “porque lo que la carne desea, es opuesto al espíritu. Y lo que el espíritu desea es opuesto a la carne”. ¿Por qué esto se opone el uno al otro? Para que no hagas sólo lo que quieras, para que hagas y pienses lo que es bueno para ti y para los demás.

En la sociedad actual y en el mundo que vivimos materialista se da total crédito a la comodidad, a darse gusto, al placer, a la acumulación de bienes, a tener cosas y a pasarla bien. El espíritu, pues bien gracias. Aunque todo ser hu-mano tiene una voz interna que le grita, que le pide, pero esto no se entiende, no se oye, y no se hace caso, se calla.

¿Qué podemos hacer con la ambivalencia que está en la base e inher-ente a nuestro ser humano? Si vamos a vivir con ella toda la vida. A veces nos molesta, nos produce dolor, es muy incómodo tener dos lados, dos tendencias encontradas que nos jalonean. Ya Freud decía Eros y Tanatos: instinto de vida, de conservación, e instinto de muerte y destrucción.

Mientras no nos conozcamos bien a nosotros mismos, y admitamos con honradez y veracidad cómo somos, cómo estamos adentro, cómo tenemos in-stintos, tendencias al mal, a la autodestrucción, mientras pretendamos vernos sólo lo bueno, o sólo lo malo, no vamos a manejarlo.

Cada uno de nosotros somos responsables de saber decidir qué quer-emos, hacer de nuestro destino. Pero, para no vivir a la deriva, presos de una ambivalencia feroz, pues nos hace falta la dirección y la participación de nuestro espíritu. La fuerza de la verdad, de nuestro adentro, de la contraparte que nos jala a la vida, al amor, y hacia toda la naturaleza y al universo. Esto que suena tan elevado y tan imposible no se logra fácil. Es un proceso que conlleva dolor, meditación acerca de nuestros actos. Ensayo y error, cometer faltas y aprender de ellas. No es sólo la carne, sino nuestro mundo lleno de información falsa, de materialismo, de amoralidad, de poder y de dinero.

No podemos quitar la ambivalencia, pero sí podemos tratar de ser más espirituales y dejar que nuestro adentro hable. Oírlo y actuar más de acuerdo con él.

Ambivalencia

128

129

Los aguacates no maduran con golpes, se hacen sazones con el tiempo, su tiempo de madurar. Los seres humanos a veces nos damos golpes, nos trope-zamos muchas veces con la misma piedra muchas veces. No aprendemos de la experiencia, esto nos haría madurar. Lo interesante es que no hay edades deter-minadas o exactas, no todos maduramos física y psicológicamente igual.

Podríamos decir que cada quien trae una herencia, un código genético o una historia. Si entendiéramos esto, tendríamos más respeto a la individualidad, más paciencia y comprensión. Si los padres de familia entendiéramos que cada uno de nuestros hijos es diferente, único e irrepetible. Con responsabilidad de desarrollar sus facultades. Y esto, saber que cada quien puede poner de su parte para lograr lo que quiere. Y nosotros, permitírselo, acompañarlo en sus metidas de pata, sus equivocaciones, tenerle confianza, creer que como humano tiene que arriesgarse, aventurarse, y no tenerlo bajo nuestra férula, oprimido, cautivo de nuestro miedo.

Hay un enfermo orgullo que nos hace creer que nuestros hijos deben aparecer como perfectos, maravillosos, sólo por ser nuestros. Para eso tapamos sus fechorías, no hablamos directamente con ellos, nos hacemos los desenten-didos, y hay una máxima que dice “la verdad nos hará libres” y alguien podría añadir, “la verdad no peca pero incomoda”. Llegar a la verdad no es fácil, implica una fuerza interna, un vencerte a ti mismo, no ser disimulado, ni incómodo ni flojo. Promover tu propia madurez, día a día.

Hay teorías psicológicas, por ejemplo la de Erik Erickson, a mí me gusta mucho. Pone la vida como un ciclo, con etapas que se van cumpliendo. Cuando esas etapas maduran, te dejan una huella indeleble, y pasas a la siguiente etapa que lleva a pasar a la siguiente y así sucesivamente.

Al nacer, el primer año de vida adquirimos la confianza básica, que nos lleva a la autonomía de los dos años y ésta a la iniciativa. Después en la época de la escuela, la laboriosidad, de ahí, a la identidad en la adolescencia, a la intimidad en la madurez que te da la vida de pareja. Después, en la edad madura, la genera-tividad, dejar de ti en este mundo. Y si todos estos valores se efectúan en tu ser, llegas a la sabiduría.

De la confianza a la sabiduría

130

Estamos celebrando noventa años de que empezó una nueva forma mediática de comunicarnos. Primero en Monterrey y luego en la capital.

Yo recuerdo que de niña aprendí a ver el radio como el medio más im-portante para disfrutar la música, para enterarte de lo que pasaba en el mundo y alrededor, para deleitarte con la poesía, con la lectura de obras literarias famo-sas. Con programas dedicados a los niños como Cri Cri el Grillito Cantor, que llenó mi infancia. Y culebrones como Anita de Montemar y el Monje Loco, de suspenso y terror…y en la noche. El radio lo era todo. Había un lugar especial para reunirse y oír. Mi papá pegaba a veces el oído para escucharlo y que nada ni nadie lo interrumpiera. Por cierto, él traba-jaba para distribuir aparatos de radio Crosley, todavía me acuerdo. Por otro lado mis tíos hermanos de mi madre, inauguraron la XEWy la XEQ; así que vengo de familias radiofónicas. Esto estoy hablando de los años 30’s y los 40’s.

Por eso mismo ahora me interesa comentar acerca sobre de cuál es el fin de la comunicación en el radio, cuáles son sus alcances y si la radio actual cumple con la misión tan elevada de ayudar al ser humano, a eso, a crecer, a realizarse como tal, enriqueciendo su imaginación y su creatividad.

La comunicación por radio ha tenido altas y bajas, aparece y casi desa-parece, pero siempre hay seguidores, personas que viven a través de ella. Y creo que como todos los medios de comunicación, ahora está y debe estar más viva que nunca.

Dispuesta a decir la verdad, a llenar la vida de los que la escuchamos y a llenarnos de música, de opciones, para que podamos hacer juicios críticos de lo que oímos y aceptar o disentir para formar nuestro propio criterio. El radio tiene una función social y como la misma vida está evolucionando. Está avocada a hacer pensar, razonar, imaginar como fenómeno humano que es.

La radio y el radio

131

Para escucharlo debemos utilizar el oído y lo desarrollamos. El radio nos debe educar, tocar adentro y hacer que saquemos lo que somos y tenemos, que nos manifestemos, porque eso es educar: sacar.

¿Qué es lo que la radio nos da? ¿Sólo lo que queremos y pedimos o nos da placer? ¿O nos debe dar lo que necesitamos para mejorar y crecer como seres humanos?

Su misión es comunicar, transmitir, mejorar y hacer crecer, si no lo hace pierde la oportunidad para la que fue inventada. También debe divertir, hacer que tengamos momentos agradables, pero esto, balanceado con la espirituali-dad. No sólo va dirigido a la hormona, sino a la neurona. Por medio de las pala-bras y por medio de la música.

Los alcances de la radio son infinitos, maneja el sonido, y el silencio. Se siente con él por todo el cuerpo, por todos los sentidos y por el espíritu. Y va a las masas, por lo tanto tiene una responsabilidad y un compromiso. Si la radio se avoca a vender, a dar noticias manipuladas, verdades a medias, a ser amarillista, a exacerbar la sexualidad, a fomentar el chisme, su misión está empobreciendo a los radioescuchas, a México como nación.

Soy una persona que nació cerca del radio. Y estoy tratando de vivir y de morir cerca de él. Por eso, por eso, por eso mismo te estoy hablado a ti, ahora radioescucha.

132

133

Este verano, cosa inusual porque no es la época del año en donde sue-len suceder los decesos por propia voluntad de quitarse la vida o suicidarse. Digo esto, porque en estos últimos meses, en nuestra ciudad, para ser más exactos en nuestro municipio de San Pedro hay familias en duelo, muy muy tristes por esa pérdida de seres queridos. Y pienso que porque no pudieron hacer por ellos todo lo que hubieran querido, o porque aunque quisieron no pudieron, o porque desde hace mucho tiempo ya se venía venir este acabar con sus vidas ellos mis-mos, y esto por no poder encontrar la solución más idónea para resolver sus problemas de seguir adelante.

Quizá acudieron a especialistas en salud mental o quizá no. A lo mejor fueron con ministros o sacerdotes a pedir ayuda o a otras personas. Pero al no poder tomaron esa decisión drástica de la que no tiene vuelta y de la que no se puede regresar.

Yo sólo pienso en el dolor, la angustia, quién sabe por cuánto tiempo algo pavoroso no encontrar el sentido a la vida, no encontrar el camino para seguir viviendo, y no encontrar seguramente la forma de confiar, de creer y de esperar y de amarse a sí mismo.

Lo que tienen en común estos cuatro casos es que las personas muertas estaban en la edad madura, alrededor de los cuarenta años. Cuando te haces esas preguntas básicas de la existencia: ¿Quién soy? ¿Para qué estoy en este mundo? Y si no te las puedes contestar a ti mismo, es seguro que no encuentres el por qué seguir viviendo.

La sociedad en que vivimos, los medios que vemos y oímos todos los días no nos van a poder ayudar a saber ser, ni a dar ejemplo a los demás del sentido de la existencia.

Estamos viviendo en una sociedad de miembros muy enfermos de avari-cia, de poder, de amor al dinero. Y lo que produce esto es el vacío. Vivimos la era del vacío, que estos hermanos hoy muertos no pudieron llenar con nada.

Cuando no estamos en contacto con lo vivo, con lo bello, con la naturale-za, con seres vivos y nos rodeamos de muerte, pues la muerte llama la muerte. Personalmente sé que es sirviendo a los demás como llenamos la vida de algo que valga la pena. Reflexionemos y hagamos algo por nosotros y por los demás.

Decidir un final

134

En memoria de un gran ser humano, deseo transcribir y comentar con-tigo sus palabras de vida y esperanza: Facundo Cabral. Ya murió físicamente, ya descansó de su dolor y sufrimiento que llevó por cierto con elegancia y donaire. Utilizando su filosofía y esa percepción de que todo tiene dos lados y que de-pende de ti como la veas y como la sientas.

Habla sobre la vida y sobre la muerte, y dijo “no estás deprimido, estás distraído porque crees que perdiste algo. Lo que es imposible, porque todo te fue dado. No hiciste ni un solo pelo de tu cabeza, por lo tanto no puedes ser dueño de nada. Además la vida no te quita nada, te libera de las cosas, te alivia para que vueles más alto, para alcanzar la plenitud. De la cuna a la tumba es una escuela. Por eso, lo que llamas problemas son lecciones”. Y sobre la muerte: “No perd-iste a nadie a nada. El que murió simplemente se adelantó porque simplemente para allá vamos todos. Las cosas perdidas simplemente no te pertenecían o no te hacían bien. Y es mejor que las hayas perdido. Hay que sustituirlas por otras que te hagan bien. Lo mejor del que se fue es que murió y que te dejo el amor que sientes dentro de tu corazón. Lo mejor de lo que perdiste de cosas es que te dejaron una experiencia”. Habla sobre el éxito: “Haz sólo lo que amas y serás feliz. El que hace lo que ama está benditamente condenado al éxito que llegará cuando deba lle-gar. Porque lo que debe ser será y llegará naturalmente. No hagas nada por ob-ligación ni por compromiso, sino por amor. Entonces habrá plenitud y en esta plenitud todo es posible y sin esfuerzo, porque te mueve la fuerza natural de la vida. La que me levantó cuando cayó el avión con mi mujer y mi hija, la que me mantuvo vivo cuando los médicos me diagnosticaban tres o cuatro meses de vida”.

Por último habla sobre la libertad y la felicidad: “Dios te puso un ser hu-mano a cargo, y eres tú mismo. A ti debes hacerte libre y feliz, después podrás compartir la vida verdadera con los demás. Recuerda, amarás al prójimo como a ti mismo. Concíliate, reconcíliate contigo. Ponte frente al espejo y piensa que esta criatura que estás viendo es obra de Dios y decide ahora mismo ser feliz, porque la felicidad es una adquisición”.

Así habló Facundo Cabral y así nosotros si queremos podemos seguir su filosofía y ejemplo de vida.

Facundo Cabral

135

El mes de julio de este año el mundo mediático sufrió un impacto con la muerte violeta, injusta, artera e inesperada del gran comunicador, cantautor, poeta y hombre de paz Facundo Cabral. Los que lo mataron lo elevaron a héroe. Paradójicamente le evitarnos el sufrimiento que llevaba por el cáncer de vejiga. Cosas de la vida.

Facundo decía “cuando un pueblo trabaja, Dios lo respeta” pero “cuan-do un pueblo canta, Dios lo ama”. Él trabajaba y el cantaba y se sentía amado. Era un hombre con defectos, con enemigos personales, que en el fondo lo envi-diaban porque era arrojado, por su compromiso, la entrega y fuerza para vencer las adversidades, el dolor, la muerte de sus seres queridos. Cuando perdió a su esposa e hija en un accidente aéreo, pudo adoptar como nuevo hijo a un ser que estaba destinado a morir abordado. Él lo tomo como hijo, sostuvo su educación, y por último lo hizo heredero de su fortuna material y espiritual, igual que los que lo escuchamos y tratamos de vivir sus palabras y lo que dicen sus canciones.

Y esa frase famosa que dice “no estas deprimido, estas distraído. Dis-traído de la vida que te puebla. Delfines, bosques, mares, montañas, ríos”. Y dijo “No caigas en lo que cayó tu hermano, que sufre por un ser humano. Cuando en el mundo hay más de seis mil millones”.

A mí me dice mucho lo siguiente: “Además, no es tan malo vivir solo. Yo la paso bien, decidiendo a cada instante lo que quiero hacer. Y gracias a la soledad, me conozco”. Algo muy importante y fundamental para vivir.

Si pensamos en lo que está pasando en el siglo XXI, de violencia, de-sastres naturales, cambios de fortuna, también tenemos que pensar que hemos sido contemporáneos y hemos coexistido con seres excepcionales que nos dan ejemplo como Facundo, que nos acompañan en el camino y nos inspiran la paz y el amor.

En otra ocasión retomaremos a este personaje que vivió y murió ha- ciendo bien.

Cantar la vida

136

La humanidad pasa por diferentes formas de enfrentar y sacar adelante la vida. No sólo es el mismo reto ni son las mismas estrategias. Nos encontramos en la era del vacío, para llenarlo está a nuestra disposición el consumismo, la idea de que el dinero es indispensable para poder subsistir y llegar a lograr la felicidad. Eso se cree y es la ley. Ha sido adoptado como lo cierto, es la verdad única.

Si lo pensamos bien, es una verdad a medias. Lo material si te da bienes-tar, te produce placer, pero esto no está completo porque no sólo somos cuerpo, ni sólo somos sensoriales, ni sólo somos materiales. Da la casualidad de que ten-emos espíritu. Que el vacío no se llena ni con cosas, ni con comida ni con lo mate-rial.

El vacío es espiritual, es vida interna, es algo que no se ve ni se toca. Es algo que se siente, se intuye, nos habla con su propio lenguaje.

¿Qué entendemos o que tenemos por función simbólica? Pues las metá-foras, que son significados y son cosas, de personas concretas con vida. Por ejem-plo, el agua H2O se ve se siente, purifica, lava, se mueve, etc. Adentro de nuestro ser podríamos simbolizarla, como que lava las penas, las culpas. Y si adentro sientes un malestar porque te sientes manchado o sucio, vas y con agua te lavas y te sientes limpio. Así es como se comunica el adentro y el afuera. Por eso hay símbolos universales adoptados por la humanidad.

Aunque podamos y de hecho estamos equivocados en la forma de llenar nuestro vacío, debemos equilibrar el manejo de lo material y de lo espiritual que tenemos olvidado, hecho a un lado, sin oírlo ni entenderlo.

Ser humanos unidos en cuerpo y en espíritu.

Era del vacío

137

138

El cine puede, si así lo percibes, llegar a lo profundo de tu ser. Hasta tocar tu espíritu y dejar en ti huella. Penetra por la vista y el oído y dijéramos es sensual pero se vuelve sensible.

En un festival de cine de arte, invitado a mostrar lo mejor de su produc-ción actual y su pensamiento fue el país de Corea. Quiero transmitirte radio-escucha, algo de lo que el arte en forma sencilla pero grande puede regalarte.

Muestra la vida de dos personas, una pareja muy mayores, y campesinos y de cómo transcurre su vivir. Los trabajos cotidianos, que pueden ser los de todos los campesinos del mundo. Cuidar, desplazarse por caminos, estar en con-tacto con la tierra. Y resistir los cambios e inclemencias de la naturaleza. Trabajar y trabajar. Pero ¿cómo lo hacen? ¿Cómo luchan? ¿Cómo pasan su tiempo? Y aquí es donde el director pone su mejor cosecha y su filosofía.

Resulta que el protagonista tiene como compañeros y amigos a dos per-sonas, su esposa quien siempre le está diciendo qué hacer y qué no hacer. Y un buey, viejo y medio enfermo, pero a quien él ama. Y lo que la palabra amar sig-nifica, o sea, tiene actos de amor hasta donde él puede y entiende. Con el buey se relaciona como con una persona amada, sabiendo que esta amistad va a tener que terminar, así le dicen los médicos. Pero lo disfruta y le da lo mejor de él. Y el buey le responde haciendo el mayor esfuerzo en su mutuo acompañamiento. Se les ve a los dos acompasados, unidos en el tiempo y el espacio y es –entrecomi-llas- mientras dure.

Pero también el protagonista se prepara para el futuro, no se estaciona en este amor. Adopta a un nuevo buey que acaba de nacer en su granja y que resulta ser una monserga. Rebelde, bronco, indomable, pero que hay que do-mesticar, enseñar, preparar para cuando así se requiera. Y poder seguir en la vida hasta el final. No quedarse atorado en el recuerdo de lo que fue un cariño.

Esta película llamada Old Partner (viejo socio) deja una grata sensación y la convicción de que haciendo lo que hagamos, pero con amor, este será el motor para vivir bien. Y esta sensación de éxtasis, de élan, y a la vez de fuerza y esfuerzo no nos empantanará ni nos dejará atorados. Que hay que tener la vista puesta hacia otros amores, y hacia lo que nunca debe acabar mientras vivamos, nuestra capacidad de confianza, de fe y de esperanza.

El cine

139

¿Qué es nacer? Comúnmente es el acto de salir del vientre de la madre, respirar y ser separado de ella. Pero, el arte tiene una peculiar y única concepción y una percepción al decir que naces simbólicamente en tu acontecer.

Lo que vi en un film de Florian Cossen, llamado El Día Que No Nací, es esto: siempre celebramos el cumpleaños o días que venimos al mundo, llamado tierra. Psicológicamente ¿cuándo se nace? ¿Hay algún tiempo y en el espacio? ¿Hay algún acontecimiento que pueda determinar este nacimiento?

Hemos oído mucho: renacemos, esto es volver a nacer. Pero es difícil oír “el día que no nacimos” ¿entonces, qué quiere decir? Poder estar vivo, nacido, pero no haber nacido ¿a qué?, ¿qué aspectos son indispensables para decir que el individuo es responsable, libre, avocado y llamado a decidir, a escoger, a saber qué quiere y cómo lo quiere alcanzar.

Nacemos dependientes de otros, no pedimos venir al mundo, nos trajer-on por su voluntad. Nos cuidaron para sobrevivir. Transmitieron lo indispensable para estar en sociedad: reglas, religión, moral, etc. Y fuimos determinados por lo que nos rodeó.

Pero un día hay algo inesperado o fortuito nos llama a querer saber a cuestionarnos ¿quiénes somos?, ¿qué queremos lograr ser, alcanzar a ser no-sotros mismos con esfuerzos, con dolor, experimentando, metiendo patas, sacándolas, aprendiendo qué camino tomar? Poniendo nuestro ser para nacer, para manifestarnos con todo lo que poseemos, con todas nuestras fuerzas inter-nas. Queremos y somos dinámicos, cambiantes, libres hasta el punto que se pueda sin llevarnos de encuentro a nosotros mismos, ni llevarnos de encuentro al respeto y la libertad del otro, caminamos.

La tesis del director de la película “El Día Que No Nací”, es que sí podem-os un día por cualquier circunstancia, querer tomar nuestra vida en las manos y preguntarnos por nuestra esencia. Para contactarnos con nuestro interno, para conocernos mejor y darnos la oportunidad de experimentar y de tener muchos nacimientos psíquicamente. Hablamos entonces de que sí se puede tener todos los días un nacimiento, y celebrarlo y sentir la vida por todos los poros, sobre todo al respirar.

El día en que no nací

140

La Ciudad, esta ciudad está en un conflicto evidente, no está sana, ha-bita en ella, una sociedad enferma ¿pero enferma de qué?

Vamos a pensar, la salud de un pueblo nunca se ha debido a su pureza, dice el pensador francés André Comte-Sponville. Pureza étnica se refiere sola-mente a la capacidad de absorber las mezclas y las impurezas. Y a mantener entre todos, un equilibrio vivo pero inestable.

Menos ocupado en destruir al otro, que en familiarizarse con él. En acli-matarse con él, en gestionar finalmente de forma que se dé el equilibrio inesta-ble. Palabras para mí muy sabias, implican verdades de peso, como aceptar que como humanos no podemos ser perfectos.

Somos muy vulnerables, hay en nosotros una tendencia a destruir al otro: lo estamos sintiendo y padeciendo. Nuevo León es un estado formado por personas de aquí y de otros puntos del globo. Empezando por los fundadores que venían de allende los mares, entonces, no hay una pureza de raza o étnica. Somos mezcla lo que tiene ventajas y desventajas.

Se trae de otros lados virtudes o vicios, que van a dar salud o enferme-dad social, como dice Comte: La salud, la de Nuevo León con la capacidad de ab-sorber las mezclas, las impurezas y mantener entre todos un equilibrio inestable. Pero este equilibrio inestable debe de ser vivo, debe de pensar en no dañar al otro, en no destruirlo, comprenderlo, ponerse en sus zapatos, saber el porqué. Un equilibrio inestable quiere decir respetar, abrirse al otro, crecer con la misma estabilidad.

Nuevo León ha estado dividido por clases económicas, por niveles de educación, por creencias, por quienes se creen los poderosos, quienes se sienten mejores que los demás. Y en momentos, podemos dar el ejemplo de dejar la comodidad, de pensar con el que piensa y sentir con el que vive como tú, en esta tierra.

Como vamos a aceptar el equilibrio inestable? ¿Cómo haremos para tra-tar de ayudar a educar a los que quieren y no pueden? ¿Cómo dar trabajo a los que quieren trabajar? ¿Cómo compartir algo de lo que hemos recibido para que no se llenen más las cárceles?

Cárceles

141

142

¿qué puedo yo hacer? Estos días pasados de zozobra y pena, me han impedido escribir, me refiero a la muerte de cinecuenta y dos personas al interior de un casino de la localidad. Siento tanto dolor, desesperación e impotencia. Pienso en los que per-dieron a sus seres queridos: tantas personas atrapadas y entrampadas, porque cayeron en una trampa sin salida, para morir irremediablemente.

Los que esperaros afuera, con la esperanza de volver a ver, a revivir sus seres allegados, hijos, madres, amigos. Todo esto es la locura y me saca de mis cabales. Ha llegado a nivel mundial, así como pasó en el guardería ABC ¡el mundo entero recibió la noticia! …pasa a ser parte de su vida ¡Otra vez México en pri-mera plana, con muertes innecesarias, injustas, tontas, locas, corruptas.

Pero aquí no acaba el asunto. Viene el Presidente para poner el país de luto, a tratar de averiguar y lo que sale son toneladas de corrupción. Prebendas, arreglos sucios, ilícitos, sale la mentira, los abusos del poder, las ganancias con fines personales, sin importar a dónde quieren llegar, perjudicando a los demás. Todo esto pasa ante nuestros ojos, sin hacer nada. Cada quien zafándose de su responsabilidad, echándole la culpa a “los malos”, diciendo aunque queramos “no podemos hacer nada” o simplemente con la pregunta ¿qué puedo yo hacer? sin que pase algo.

Créanme siento nausea, ganas de vomitar lo descompuesto y podrido. El espectáculo de fuego, el dolor infinito y desesperado de tantas personas. Tam-bién de los que hicieron este crimen, y de estos malhechores, de sus padres y de sus familias. Pregunto ¿qué va a pasar con ellos en el futuro? ¿Por qué no buscamos justicia, por qué no buscamos darles la oportunidad de regenerarse, de renacer? No de buscar venganza por el error que cometieron.

Y los casinos, que están ganando mucho dinero con las personas que no pueden parar de apostar, y que producen tanto dolor en tantas familias. Es muy difícil salir claros, salir del infierno en que vivimos. Pero reafirmo en mí el deseo personal de cambiar, involucrarme, y decir la verdad de lo que creo y siento y así poder continuar viviendo.

143

Algunas veces me pregunto si lo que aprendí de niña ha cambiado en su forma de verse y aplicarse. Hasta en los cuentos asegurábamos la división de los personajes y lo hacemos así también en las personas: los buenos y los malos.

Ahora creo que es un error esa división. ¿Por qué? Porque no hay alguien totalmente bueno ni totalmente malo, Montaigne decía: “que la maldad se debe menos al contenido del acto, que a la orientación de la voluntad” y Kant antes que él dijo: “es la intención la que define nuestras acciones”.

Ser malvado no es solamente hacer el mal sino es hacerlo con cono-cimiento de causa. Hago el mal porque voy a hacer el mal porque voy a sacar algo bueno para mí. Hacemos un bien para satisfacer nuestro egoísmo, nuestro he-donismo, nuestro placer y comodidad. Ninguna persona hace lo prohibido como robar y matar porque quiere hacer el mal. Lo hace para tener dinero, o para eliminar al que odia. Y el terrorista que mata es por una causa que él cree justa. Ser malvado es querer el mal por el mal.

Pero, nosotros vivimos pensando y haciendo acciones para nuestro pro-pio y único bien. Situamos el amor a nosotros mismos por encima de la ley moral. En vez de tender a la felicidad como es legítima. Lo que en mi conciencia sé que es mi deber lo salto, lo cambio a mi propia conveniencia.

Los hombres hacen actos malos cuando someten la verdadera felicidad a una ilusión, a una mentira, a un deseo. Cuando someten el amor al prójimo, al amor que sienten por sí mismos. Y no tienen en cuenta lo ajeno, más que en la medida en que su propia comodidad no queda comprometida.

“¡Qué hueco y lleno de basura está el corazón humano!” decía Pascal, “porque solamente está lleno de sí mismo”. Y sigue la cita “Los hombres no son malvados, son malos y se creen buenos. Canallada es egoísmo con buena con-ciencia y mala fe. Los canallas son millones en este momento, y están muy con-vencidos de su inocencia”.

Yo pienso, valdría más un egoísta lúcido y que se reconozca responsable de lo que es, que un egoísta satisfecho de sí mismo y convencido de su justo derecho. ¿Tu, qué piensas?

Los buenos y los malos

144

Como ser humano que soy, he pasado gran parte de mi vida en en-sayo y error. Esto es como vulgarmente decimos “metiendo patas y sacándolas” a veces. Tropezándome con las mismas piedras hasta entender, y otras veces no he entendido. ¿Por qué?... pues porque no entiendo.

Es humano tener aciertos y desaciertos, pero no es tan humano no aprender de la experiencia. Ir por la vida como un ciego sin ver por dónde. Una persona que no se arriesga porque tiene miedo, quiere sólo seguridad, tener todo. Como dicen “tomando todo por los pelos”. Dirigido y manipulado. Esto es comprensible en una etapa, pero no es factible no darnos cuenta que si las cosas no resultan es porque algo anda chueco, no anda bien dentro de nosotros. Es cómodo echarle la culpa a algo, algo externo, a los demás.

Es difícil y doloroso ver con ganas de encontrar la verdad y rectificar nuestra percepción. Dice un dicho “si algo suena es que el río lleva agua”. Si en Nuevo León y en México hay evidencia de que no estamos bien en la política, en lo social, en lo religioso, en lo espiritual, en la ética, y en la moral, en las in-stituciones en las que hay corrupción, desintegración o abuso. Pues entre todos debemos unirnos para hacer algo y cambiar esta situación.

Ya no podemos ser humanos a medias, sordos, ciegos, anestesiados, in-diferentes. Urge llevar a cabo acciones para llegar al cambio en nosotros, y esto será ejemplo y motivación para los niños, los jóvenes y todos los que vivimos en este país.

Tenemos que preguntarnos ¿para qué vinimos a este mundo? Para po-der ser felices, sí, para disfrutar, para desde luego para aprender de las expe-riencias. Para comprender los errores en los demás, sí, pero para tener com-pasión de ellos. Para participar en la educación de los otros, para hablar cuando tenemos que hablar, para callar y a veces guardar silencio. Para escucharnos a nosotros y escuchar a los demás.

Seguro iremos cometiendo faltas, es humano. Pero también es humano conocernos más a nosotros mismos, y conocer a los que forman nuestro país, nuestro estado. Y esta ciudad y el mundo nuestro, llamado Tierra.

Humano

145

146

El tiempo no existe, es psicológico, y es una forma de entenderlo y darnos a entender. Sin embargo influye demasiado en todos. Estamos siempre conectados con él. Determina la vida entera.

Medimos en tiempo, en años, semanas, meses, horas, minutos y segun-dos. Nuestra existencia empieza en tiempo y se nos acaba el tiempo. Morimos irremediablemente. Afuera del espacio, no se rige igual. Se sale del espacio y es otra cosa.

Seguido me conecto con el hecho de pensar ¿qué estoy haciendo con mi tiempo?

Sí, lo estoy aprovechando. Sí estoy consciente de ello. Para mí aprove-char el tiempo es darme cuenta de que vivir es gozar. Aprovechar, darme la posi-bilidad de dejarme llevar por lo que la vida me presenta, lo inesperado. Si dis-fruto una puesta o una salida del sol, verlo, sentirlo, extasiarme en ese especial momento, ese instante, o si no percibo que un árbol ha crecido, ha cambiado en las diferentes estaciones, o la carda, y que han cambiado el color de sus hojas, no me he dado la oportunidad de ver cómo esos pequeños cambios enriquecen mi vida.

Las neurosis están a la orden del día, cada uno de nosotros puede hacer una elección de cómo queremos pasar nuestro tiempo, del hecho que somos personas compuestas de cualquier espíritu y este se alimenta de lo que entra por los sentidos, se interioriza, se hace luz, tranquilidad, y paz, ternura, compasión.

Pasar momentos, tiempo en la contemplación, en la meditación, combinándola con el trabajo físico, mental, espiritual, nos equilibra. No nos po-demos aburrir y para lograrlo, no necesitamos dinero. Nos puede convertir en seres humanos contentos, ricos en afectos, más fortalecidos, para lo que la vida nos ofrece y también nos transforma en personas más felices.

El Tiempo

147

Así como estamos recibiendo noticias de muertes, violencia y cor-rupción, en semanas pasadas pudimos escuchar un análisis y el esfuerzo que tenemos que hacer para que estos males sociales se puedan ir procesando.

Para lograr sembrar algo, y que en el tiempo futuro tengamos paz en los niños, en los jóvenes, y en la sociedad que forma México. Porque los invitados, perso-nas que han dedicado su vida a salvar el planeta desde los diferentes aspectos: político, religioso, espiritual, psicológico y ecológico, vinieron como invitados a nuestro estado, a hablar sobre sus experiencias, sus puntos de vista, trayendo una voz de otros lugares del planeta y nos enseñaron de cómo están inmersos en el trabajo de amor hacia la humanidad.

Es maravilloso ver cómo hay personas interesadas, comprometidas, en que se logre la paz en una sociedad más digna, más honesta, menos dedicada a buscar su comodidad y sus intereses personales. Trajeron ideas de apertura y de aceptación, indispensable para la paz y para el crecimiento personal. Nos dieron ejemplo, acudieron a un llamado. Nuevo León está sufriendo pruebas, crisis y acontecimientos que nos hacen vivir pensando en cómo podemos sobrevivir. Vi-enen de diferentes puntos del globo a darnos esperanza, a decir que si queremos lograr paz, tenemos que trabajarla, desde adentro, cambiar, pensar, hacer un es-fuerzo, buscar justicia, educar, compartir, comprometernos, hacer por los demás lo que quisiéramos que hicieran por nosotros. Sembrar para cosechar.

La tarea no está fácil, está muy difícil. Porque va en contra de todo lo establecido y de lo que la mayoría ha pensado que es lo mejor. Y que nos está destruyendo porque es un pensamiento ególatra, cómodo, que no trasciende a los demás.

Me pregunto, si el oír los mensajes y ver el ejemplo nos va a mover el pensamiento y el corazón. Si el dolor puede quitar el odio, la venganza, el desear el mal a alguien. Son loables intentos de hacer algo para cambiar el afuera y so-bre todo el adentro. Si no se logra, pues tendremos que caer todavía más bajo para entender.

Por mi parte creo en mí misma, creo que necesito seguir hasta el final aprendiendo. Y busco personas como yo, que estamos dispuestas a morir -si es necesario- para dejar un mundo mejor.

Congreso

148

El Ingeniero Salvador Alva es el nuevo rector del Tecnológico. Para Monterrey es un acontecimiento que merece un lugar preeminente, ya que el Tec es un semillero de los futuros ciudadanos mexicanos de padres y madres de familias profesionistas, directores de empresas.

Para ser más claro los futuros mexicanos que pueden y deben compro- meterse a cambiar el rumbo de nuestra patria México. Esto es por lo que reciben la evolución presente en todo lo vivo, es lo que nos hace pasar de un Instituto Tecnológico, muy escaso en humanidades a otro enfoque que pone por meta al ser humano. Con espíritu unitario, que desea llegar a ser integro, a salvarse y salvar a otros. A ser feliz y hacer felices a los que habitan una misma casa, el planeta.

En mi familia hubo hermanos que fueron de los primero estudiantes fun-dadores del Tec. Mis padres los mandaron a estudiar a esta ciudad por considerar que no había mejor lugar dentro de sus posibilidades.

Hubo quien pudo aprovechar a México para sacarle la carnita y lo mejor que para lo que una vida cómoda y desinteresada le podía dar. Y hay también los que no pueden y siguen ahí atorados. Resulta ser que a México lo forman más de la mitad de pobres que no han sido educados para salir adelante con su esfuerzo y esperanza. Hay una verdad que dice: “si tú te olvidas de las necesidades del otro, y de su crecimiento, no vas a poder disfrutar de tu bonanza. A la larga, tu felicidad y bienestar los deseas compartir con personas felices y esforzadas.”

El nuevo rector tiene el compromiso de aprovechar la experiencia que le han dejado los años, de cambiar la raíz de lo que ya no funciona, de ser va-liente para reconocer como cabeza sus fallas y omisiones, de ser honesto hasta la médula si es que se puede ser tanto.

¡Qué paquete! Si el Tecnológico se propone formar además de buenos tecnócratas, seres humanos, sensibles a las necesidades del momento, otro gallo va a cantar. ¡Suerte y mucha luz compañero!

A las universidades e institutos de Nuevo León

149