Literatura Infantil - Rumbos

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Grandes letras para pequeños Pensar la literatura como algo destinado a los niños y adolescentes (escribir para ellos, pensando en ellos) es uno de los mayores regalos que la cultura puede hacerles. Con escritores prolíficos y talentosos, y editoriales cada vez más atentas al público, estos libros invitan a pasear por la imaginación infinita de los más chicos. Por Sol Peralta Si los chicos tienen una gran imaginación, los autores de literatura infantil redoblan su trabajo para escribir historias que los sorprendan y los atrapen. Laura Giussani es presidenta de Asociación de Literatura Infantil y Juvenil de la Argentina (ALIJA), cuyo objetivo es la promoción de la lectura desde distintos campos, y tienen una mirada positiva porque considera que ese objetivo se está cumpliendo. “Argentina se destaca porque tiene un buen número de editoriales que publican libros infantiles, con gran producción. Otro buen dato es la diversidad de obras: conviven versiones de los grandes clásicos con reediciones de libros famosos en la década del 80 y textos nuevos, que reflejan problemáticas e intereses actuales”. En un contexto tan prolífico, lo negativo es la hiperconcentración de las editoriales en la ciudad de Buenos Aires, que alberga a más de la mitad de estas empresas, sobre todo a las más grandes. “En este género hay una vasta producción y en los últimos años se nota una gran evolución en cuanto a la venta”, destaca Renata Ceballos, de la Biblioteca Popular La Pajarita de Papel, de Bahía Blanca, especializada en literatura infantil y juvenil. Coincide José Montero, escritor, periodista y guionista de cine, teatro y televisión: “Nunca se ha publicado tanto para chicos como ahora. Incluso muchos autores que se dedican a adultos están escribiendo obras para niños, como Juan Sasturain, Ana María Shua o Marcelo Birmajer”.

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Nota sobre la literatura infantil. Publicada en Rumbos, julio 2011.

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Grandes letras para pequeños

Pensar la literatura como algo destinado a los niños y adolescentes (escribir para ellos, pensando en ellos) es uno de los mayores regalos que la cultura puede hacerles. Con

escritores prolíficos y talentosos, y editoriales cada vez más atentas al público, estos libros invitan a pasear por la imaginación infinita de los más chicos.

Por Sol Peralta

Si los chicos tienen una gran imaginación, los autores de literatura infantil redoblan su trabajo para escribir historias que los sorprendan y los atrapen. Laura Giussani es presidenta de Asociación de Literatura Infantil y Juvenil de la Argentina (ALIJA), cuyo objetivo es la promoción de la lectura desde distintos campos, y tienen una mirada positiva porque considera que ese objetivo se está cumpliendo. “Argentina se destaca porque tiene un buen número de editoriales que publican libros infantiles, con gran producción. Otro buen dato es la diversidad de obras: conviven versiones de los grandes clásicos con reediciones de libros famosos en la década del 80 y textos nuevos, que reflejan problemáticas e intereses actuales”. En un contexto tan prolífico, lo negativo es la hiperconcentración de las editoriales en la ciudad de Buenos Aires, que alberga a más de la mitad de estas empresas, sobre todo a las más grandes.

“En este género hay una vasta producción y en los últimos años se nota una gran evolución en cuanto a la venta”, destaca Renata Ceballos, de la Biblioteca Popular La Pajarita de Papel, de Bahía Blanca, especializada en literatura infantil y juvenil. Coincide José Montero, escritor, periodista y guionista de cine, teatro y televisión: “Nunca se ha publicado tanto para chicos como ahora. Incluso muchos autores que se dedican a adultos están escribiendo obras para niños, como Juan Sasturain, Ana María Shua o Marcelo Birmajer”.

Para Mariana Vera, editora jefa de la sección infantil y juvenil de Random House Mondadori, una de las editoriales trasnacionales de mayor peso en la Argentina, el salto se ubica puntualmente en el sector juvenil. “En los últimos años es sorprendente el crecimiento de los libros para adolescentes. Se disparó con Harry Potter y continuó con la saga Crepúsculo, de Stephenie Meyer. Las librerías acompañan este cambio con un espacio especial, fuera de la sección de infantiles”, apunta.

El desarrollo de esta industria cultural recibe un gran impulso de la Comisión Nacional Protectora de Bibliotecas Populares (CONABIP), que hace grandes compras al igual que las escuelas. En las currículas no se incluyen obras de ficción como texto obligatorio, aunque se sugieren géneros y temáticas.

[…] "¡Qué sensación más extraña! –dijo Alicia–. Me debo estar encogiendo como un telescopio.Y así era, en efecto: ahora medía sólo veinticinco centímetros, y su cara se iluminó de alegría al pensar que tenía la talla adecuada para pasar por la puertecita y meterse en el maravilloso jardín. Primero, no obstante, esperó unos minutos para ver si seguía todavía disminuyendo de tamaño, y esta posibilidad la puso un poco

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nerviosa. “No vaya consumirme del todo, como una vela”, se dijo para sus adentros. “¿Qué sería de mí entonces?”. E intentó imaginar qué ocurría con la llama de una vela, cuando la vela estaba apagada, pues no podía recordar haber visto nunca una cosa así. [...] Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas, de Lewis Carroll.

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Las nuevas olas

¿Qué encuentran los chicos a la vuelta de la página? “Desde hace algunos años se observa que los libros infantiles incluyen temáticas sociales y económicas y, de este modo, la posibilidad de soñar con un futuro distinto. Los libros introducen valores sobre el comportamiento en sociedad y también trabajan temas como la separación de los padres”, dice Karina Fraccarolli, directora de Editorial Comunicarte, de Córdoba.

Emiliano Vuela, escritor y docente de lengua y literatura de Bahía Blanca, también considera que “la literatura infantil afortunadamente se ha abierto a un montón de temáticas que antes eran tabú. Hoy incluso aparecen el cuerpo, la sexualidad, la muerte, la soledad y las realidades sociales complejas y son muy bien recibidas por los chicos que, sin renunciar a los relatos tradicionales, se animan y disfrutan de estos textos”. La realidad social es el elemento central de la película –próxima a estrenarse– Caídos del mapa, basada en la exitosa saga de María Inés Falconi de Quipu Ediciones. Marité Schmidt, directora comercial de Quipu, comentó que la colección está compuesta por nueve novelas que tocan temas de la realidad, como el exilio a Europa durante la crisis de 2001 o la actividad cartonera. “Pero también notamos que los chicos están buscando historias con terror y misterio, algo que había pasado de moda pero está resurgiendo”, dijo. Esta tendencia está muy marcada y, en consecuencia, los vampiros son los protagonistas de la colección más vendida de RHM: Medianoche, de Claudia Gray. “Es un tema muy pedido porque le gusta a ambos sexos”, dijo Vera.

La escritora cordobesa Perla Suez, licenciada y profesora en Letras Modernas, fue una de las fundadoras del Centro de Difusión e Investigación de Literatura Infantil y Juvenil. Es autora de Dimitri en la tormenta, Un golpe de buena suerte y Tres pajaritos, entre otras publicaciones. Suez describe la tendencia que observa en la literatura para adolescentes: “Se empieza a visualizar otro estilo cuando surge una propuesta que se enlaza con la tradición fantástica argentina. Me refiero por ejemplo a La saga de los confines, de Liliana Bodoc, donde hay transgresión a los modelos habituales que se dan en nuestra literatura juvenil”.

[…] Vagaron durante muchas horas hasta que por fin, encontraron un claro donde sus ojos descubrieron la maravilla más grande que jamás hubiesen podido imaginar: ¡una casita hecha de dulces! Los techos eran de chocolate, las paredes de mazapán, las ventanas de caramelo, las puertas de turrón, el camino de confites, ¡un verdadero manjar! Hansel corrió hacia la casita diciendo a su hermana: “¡Ven Gretel, yo comeré del techo y tu podrás comerte las ventanas!”. […] Hänsel y Gretel (La casita de chocolate), de Jacob Grimm.

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Comics en la Feria

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Desde el 11 hasta el 30 de julio se va a realizar la Feria del Libro Infantil y Juvenil, en el Centro de Exposiciones de la ciudad de Buenos Aires (Av. Figueroa Alcorta y Av. Pueyrredón, CABA) y los menores entrarán sin cargo. “Se la piensa como un programa para las vacaciones de invierno, con presentaciones, talleres y espectáculos, entre libros objeto para bebés, cuentos, novelas para jóvenes y material informativo y didáctico. Dura tres semanas para que también puedan disfrutarla quienes visiten Buenos Aires en vacaciones”, dijo Gabriela Adamo, directora ejecutiva de la Fundación El Libro. Muchos bibliotecarios y docentes de pueblos en medio del campo viajan hasta la Ferias gracias a la ayuda de CONABIP y se dedican a elegir obras especialmente para sus vecinos. “Por ejemplo, nos piden un libro con letras muy grandes para un nene que tiene problemas en la vista o una historia sobre la llegada de un hermanito para una nena que tiene a la mamá embarazada”, cuenta Schmidt.

La vedette de la Feria va a ser el comic, el subgénero de mayor crecimiento. Adamo resaltó el interés que despierta desde hace unos años. “Vamos a realizar por segunda vez el festival de la historieta: dos días dedicados a encuentros entre autores y fans del género. Va a dar una charla Marv Wolfman, un gran historietista de los Estados Unidos”, dijo.

Atentas a estos giros, las editoriales grandes están incorporando comics a sus catálogos. RHM publica una serie de historietas de Chanti, el humorista de Rumbos, que acaba de presentar Mayor y menor 4 y hacia fin de año va a lanzar Facu y Café con Leche. “Nic es un fenómeno de venta en este segmento”, afirma Vera. “Nosotros no le publicamos historietas sino una colección de novelas con el personaje de Gaturro, que ya lleva vendidos 300 ejemplares, una cifra enorme para cualquier saga”.

[...] El diente quedó balanceándose en el hilo, colgado del poste. Pero todas las penas tienen sus compensaciones. Camino de la escuela, después del desayuno, Tom causó la envidia de cuantos chicos le encontraron porque la mella le permitía escupir de un modo nuevo y admirable. Fue reuniendo un cortejo de rapaces interesados en aquella habilidad, y uno de ellos, que se había cortado un dedo y había sido hasta aquel momento un centro de fascinante atracción, se encontró de pronto sin un solo adherente y desnudo de su gloria. [...] Las aventuras de Tom Sawyer, de Mark Twain.

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Desde el otro lado del papel

Para los autores de literatura infantil, las ideas surgen de todos lados. “Para mí el trabajo con la memoria es muy importante y es lo que me seduce. Hay vivencias que no se pueden omitir y creo que es enriquecedor que los chicos las conozcan, puesto que son ellos los que pueden construir otra realidad”, cuenta Suez. “A veces una idea surge por un recuerdo que estaba dando vueltas en mi cabeza o algo que escuché, pero lo principal es el trabajo posterior de experimentación y elaboración. Los personajes se van haciendo con la historia, no están separados de ella y se construyen a medida que la máquina de ficción va teniendo una estructura y una lógica; es así como aparece la verosimilitud de lo que se cuenta. Después viene el lector que es el que termina de construirlo todo”, describe.

Montero apela a la memoria pero usa un disparador de la realidad: “Siempre parto de un dato concreto para empezar a escribir: algo que me pasó, una noticia del diario o algo que me contaron. Por ejemplo, en una

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oportunidad encontré una llave puesta del lado de afuera de la puerta de un departamento de la costa. Como nadie atendía el timbre decidí sacarla y tirarla hacia dentro, por debajo de la puerta, pero me quedé pensando en qué hubiera pasado si la veía deslizarse de nuevo hacia fuera. Muchos años después, lo recordé y escribí Veinte pisos de terror (ganador del Premio Sigmar, la editorial infantil más importante del país, que acaba de cumplir 70 años)”.

La dedicación que tienen los escritores a la hora de plasmar historias para chicos, debe aplicarse del otro lado al elegir un libro para un niño, tanto si lo hace un bibliotecario, un docente o un familiar. “Aun cuando se buscan libros para nenes muy chiquitos, hay que ser cuidadoso con la calidad. Si además se necesita un libro con fines pedagógicos o informativos hay que verificar que sea fiable y adecuado para la edad del lector. Tanto las imágenes como el texto deben tener valor estético y riqueza”, enfatiza Giussani.

Recuadro 1: Para llevar a la librería

A la hora de elegir un libro, nada mejor que una lista confeccionada por los expertos en literatura infantil. Cuando el regalo es para un nene o una nena que ya lee, hay que tratar de no dejarse llevar sólo por el brillo de las ilustraciones y elegir a los autores más respetados del género.

Entre los clásicos y los más nuevos (y buenos), para nenes y adolescentes, están:

María Teresa Andruetto, Alicia Barberis, Adela Basch, Elsa Bornemann, Ray Bradbury, Graciela Cabal, Canela (Gigliola Zecchin), Liliana Cinetto, Sandra Comino, Julio Cortázar, Roal Dahl, Laura Devetach, Laura Escudero, María Inés Falconi, Roberto Fontanarrosa, Lilia Lardone, Ricardo Mariño, José Montero, Graciela Montes, Renato Peralta, Luis María Pescetti, Cecilia Pisos, Horacio Quiroga, María Cristina Ramos, Graciela Repun, Gianni Rodari, Gustavo Roldán, Silvia Schujer, Fabián Sevilla, Fernando Sorrentino, Robert Stevenson, Juan Sebastián Tallón, Esteban Valentino, Julio Verne, Javier Villafañe, María Elena Walsh y Ema Wolf.

Recuadro: La Pajarita de Papel

La Biblioteca Popular La Pajarita de Papel, de Bahía Blanca, se creó en 1989 con el material donado por Maryta Berenguer. Comenzó con un servicio ambulatorio, mediante las valijas viajeras, para salvar la falta de bibliotecas que había entonces. Estos bolsones se siguen enviado a los pueblos, con en aquella época, con 30 o 40 libros seleccionados para el lugar de acuerdo a las edades de los chicos asociados a su interés. “Nuestro lema es ir en busca de los lectores, encontrarlos”, enfatiza la bibliotecaria Renata Ceballos.

Recuadro: Los clásicos

Hans Christian Andersen, los hermanos Jacob y Wilhelm Grimm, Lewis Carroll o Charles Perrault, siguen entre los preferidos de los niños. “Lo que transforma a una historia en un clásico son los valores que trascienden en el tiempo, aun en épocas y contextos de lectura muy distintos”, define Laura Giussani, presidenta de ALIJA.

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Lo importante es buscar versiones de escritores conocidos sobre estas obras. La persona que hizo la adaptación tiene que tener trayectoria en la literatura o ser recomendada por el librero, tal como ocurre con las traducciones. Hoy en día hay versiones que son “edulcoradas”, como las define Perla Suez, o disruptivas con respecto al original.

“Sobre el cuestionamiento a algunas de estas obras, por considerarlas crueles, considero que la gente se asusta mucho de esto pero poco de las imágenes que aparecen delante de la vista de los chicos. Hänsel y Gretel o Pulgarcito eran chicos de la calle, claro, pero es llamativo que horroricen más sus desventuras que las de los niños que hoy en día están pidiendo monedas en un semáforo”, reflexiona Giussani.

(Publicada en Rumbos, julio 2011)